35.2.estudios Canarios, 50-51 (2006-2007) - Vol. II

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CON EL PATROCINIO

DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LA LAGUNA


(CONCEJALÍA DE CULTURA)
ESTUDIOS CANARIOS
ANUARIO DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS

L-LI
[2006 - 2007]
VOL U M E N 11

2008
ESTUDIOS CANARIOS
ANUARIO DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS
E N LA UNIVERSIDAD D E LA LAGUNA

Director
EDUARDO AZNAR VALLEJO

Secretaria
JOSEFA DORTA LUIS

Consejo Editorial

RosARio ÁLVAREZ MARTÍNEZ JUAN HERNÁNDEZ BRAVO DE LAGUNA


MATILDE ARNAY DE LA RosA VICTORIA MARZOL JAÉN
ESPERANZA BELTRÁN TEJERA JUAN FRANCISCO NAVARRO MEDEROS
ANDREA BRITO ALAYÓN CONSTANZA NEGRÍN DELGADO
DoLORES CoRBELLA DíAz JuAN RAMóN NÚÑEZ PESTANO
MIGUEL DELGADO DíAZ JosÉ JAIME PASCUAL FERNÁNDEZ
FERNANDO EsTÉVEZ GoNZÁLEZ MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ MARTÍN
SEBASTIÁN NICOLÁS DELGADO DíAZ ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA
FRANCisco GoNZÁLEZ LUis ANA VIÑA BRJTO
CARLOS EMILIO GONZÁLEZ REIMERS WOLFREDO WILDPRET DE LA TORRE

Consejo Asesor

MAURO S. HERNÁNDEZ PÉREZ (Universidad de Alicante, España)


REINHARD ScHNETTER (Universidad de Giesen, Alemania)
MARiA JosEFINA TEJERA (Universidad Central de Venezuela)
FRANCISCO MARCOS MARiN (University ofTexas at San Antonio, EEUU;
Universidad Autónoma de Madrid, España)
EMELINA MARTíN AcoSTA (Universidad de Burgos, España)
MARCOS MARTÍNEZ HERNÁNDEZ (Universidad Complutense de Madrid, España)

Ni la dirección ni su Consejo Editorial se identifican necesariamente con las opiniones de


los autores, quienes asumen la total responsabilidad de los conceptos vertidos
en sus trabajos en virtud de la libertad intelectual que cordialmente se les brinda;
en consecuencia no se mantendrá correspondencia alguna sobre estos aspectos.
Para suscripciones, peticiones de envío e intercambios dirigirse a:
INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS
Bencomo, 32, Apartado núm. 498
38201 LA LAGUNA- TENERIFE
Tel.: 922 250 592
Fax: 922 251 530
Web: www.iecan.es e-mai1: [email protected]

ISSN 0423-4804

Impresión y encuadernación: Nueva Gráfica S.A.L.


Depósito Legal: Tf. 203-1958
ÍNDICE

FÍSICA, QUÍMICA Y MATEMÁTICAS

Juan Antonio García Cruz, Observaciones astronómicas y cálculos ma-


temáticos en el viaje de Louis Feuillée a las Islas Canarias en
1724 ································································································ 509
Francisco González de Posada, Ortega ante la teoría de la relatividad.... 549

Dominga Trujillo Jacinto del Castillo, Enrique Moles Ormella: La Con-


vergencia Europea de la Química Española................................... 571

HISTORIA

Juan Manuel Bello León, Primeras obras públicas en Canarias: caminos,


puertos y abastecimiento de agua en el siglo XVI........................... 595

Justo Hemández, En torno a la vida y a la obra de Chil y Naranjo (1 831-


1901): nuevas aportaciones............................................................ 619

LITERATURA

Roberto García de Mesa, Las vanguardias literarias y el cine en Cana-


rias: «Escándalo», poema inédito de Domingo López Torres........ 631

Arcadio Pardo, Los años de Fernando González en Valladolid. La inmer-


sión castellana en su poesía........................................................... 643

MEDICINA Y FARMACIA

María Remedios Alemán Valls, Emilio González Reimers, María del Mar
Alonso Socas, Beatriz Alonso Álvarez, Francisco Santolaria Fer-
nández y Juan Luis Gómez Sirvent, Hepatitis crónica por el Virus
C: Datos epidemiológicos recientes relativos a Canarias ............. 657
ESTUDIOS CANARIOS

E. González Reimers, J. Ve lasco V ázquez y M. Ama y de la Rosa, Estima-


ción de la estatura a partir de medidas transversales de la tibia en
la población prehispánica de Canarias.......................................... 669

Justo Pedro Hemández González, El Doctor López Canario y sus comen-


tarios al De temperamentis de Galeno (1565) ............................... 677

Emilio González Reimers, MatildeAmay de la Rosa y J. Velasco Váz-


quez, Líneas de Harris y estatura en la población prehispánica de
Tenerife preservada en el Instituto Cabrera Pinto (La Laguna) .... 689

MUSICOLOGÍA Y ETNOMUSICOLOGÍA

Rosario Álvarez Martínez, La música en la parroquia de Nuestra Señora


de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife (15 00-1900)............. 697

Lothar Siemens Hemández, Antonio Oliva y Torres, compositor tinerfeño


del siglo XVIII (*ca. 1758-tpost. 1793) ........................................... 741

Roe Laseca, Cuando la música nada entre las nubes. Claves interpretati-
vas para una aproximación a la obra de Guillermo Lorenzo ........ 771

Jesús Arias Villanueva, Claudia Ammirato: un músico italiano en Cana-


rias.................................................................................................. 803

TECNOLOGÍA Y CIENCIAS APLICADAS

S. Delgado, L. Rodríguez-Gómez, L. Vera, F. Díaz, J. Rodríguez, M.


Álvarez y G. Martel, La reutilización del agua depurada en Ca-
narias. ¿Expansión o estancamiento?............................................ 819

S. Delgado Díaz, R. Villarroel López y E. González Cabrera, Tratamiento


avanzado de las aguas residuales de Santa Cruz de Tenerife: Bio-
rreactores de membrana................................................................. 829

RECENSIONES

Alejandro Rodríguez-Refajo (Manuel González Sosa, Segunda Luz, La


Laguna, 2007).-María del Carmen García Martín (Manuel Gon-
zález Sosa, Segunda Luz, La Laguna, 2007).-Adelaida Ríos Cruz
(Melchor López, Fama del día, seguido de Escrito en Arrieta, La
Laguna, 2006).-Iván Cabrera Cartaya (Domingo Rivera, Yo, a
ÍNDICE

mi cuerpo y otros poemas, Barcelona, 2006).~Carlos Rodríguez


Morales (Lorenzo Santana Rodríguez, El secreto de los Lercaro.
Criptojudaísmo en el arte canario, [La Laguna], 2007).~Carlos
Brito Díaz (Lilica Voicu-Brey, Alejandro Cioranescu: Biografia
intelectual de un comparatista, La Laguna, 2006).-Alejandro
Rodríguez-Refajo (Iván Cabrera Cartaya, Cariátides, Huelva,
2007)............................................................................................... 843

CRÓNICA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS

ACTAS Y MEMORIAS

Acta de la Junta General Ordinaria celebrada el 25 de abril de 2006........ 861

Acta de la Junta General Ordinaria celebrada el 18 de octubre de 2006 ... 867

Acta de la Junta General Extraordinaria celebrada el 22 de noviembre de


2006 ································································································ 869
Acta de la Junta General Ordinaria celebrada el 20 de marzo de 2007 .. ... 872

Acta de la Junta General Ordinaria celebrada el 9 de julio de 2007 .......... 876

Memoria del año 2006 ................ ......................... ... ... ..... ........ ... ... ............. 879

Memoria del año 2007 ...... ................................ .. ..................... .. .... ........ .... 882
F Í S I C A, QU Í M I C A Y M A TE M Á T I C A S

Observaciones astronómicas y cálculos


matemáticos en el viaje de Louis Feuillée a las
Islas Canarias en 1724

JUAN ANTONIO GARCÍA CRUZ

Resumen. En 1724 Louis Feuillée fue enviado a las Islas Canarias por la Academia
Real de Ciencias de Francia para, entre otros objetivos, determinar la verdadera
posición del Primer Meridiano y del meridiano del Pico de Tenerife. Alcanzar, de
forma satisfactoria, tales objetivos pasaba por aplicar los procedimientos canóni-
cos establecidos por la Academia. Debido a circunstancias desfavorables, Louis
Feuillée no pudo aplicar tales procedimientos para determinar la longitud geográ-
fica de ambos meridianos y se vio abocado a utilizar procedimientos trigonométri-
cos que involucran la forma y el tamaño de la Tierra. En este artículo presentamos
un análisis de los datos y procedimientos de cálculo utilizados por Feuillée y otros
miembros de la Academia, en especial lo expuesto por 1'Abbé De La Caille en el
Extrait. Exponemos varias razones por las que tardó tanto en darse noticia pública
de la relación del viaje de Louis Feuillée. Entre ellas y, como la más importante,
consideramos la posibilidad de que el debate sobre la forma y tamaño de la Tierra
retrasara una decisión de la Academia sobre la publicación de los datos derivados
del viaje de Louis Feuillée.
Palabras clave: Meridiano del Pico, Primer Meridiano, Tamaño y forma de la
Tierra.

Abstract. In 1724 Louis Feuillée was sent to the Canary Islands in an expedition
organized by the France Royal Academy of Science to establish the true positions
of the First Meridian and the Peak's Meridian at Tenerife. In order to accomplish
that mission, Louis Feuillée needs to apply the canonical procedures established
by the Academy. Due to unfavourable circumstances he can not apply those pro-
cedures and have to use trigonometric methods which are strongly dependant on
the shape and size of the Earth. In this paper we analyze the data and procedures
used by Louis F euillée and others members of the Academy, mainly by 1'Abbé De
510 ESTUDIOS CANARIOS [2]

La Caille in his Extrait. We also outline sorne reasons why the public notice and
data derived from the Feuillée's joumey was not early published by the Academy.
Perhaps one of the main reason were that at that time the Academy's debate on the
size and shape of the Earth could have delayed the final decision to publish the
relation derived from the Louis Feuillée's joumey.
Key words: The Peak's Meridian, First Meridian, Shape and Size ofthe Earth.

Los OBJETivos

Durante más de un siglo de su existencia, la Academia Real de Ciencias


de Francia envió varias expediciones científicas a diferentes partes de la
Tierra, con el objeto de realizar observaciones astronómicas que permitie-
ran la mejora de la navegación y la geografía. Una de estas expediciones
fue el viaje que el padre Louis Feuillée realizó a las Islas Canarias en 1724.
Louis Feuillée visitó las Islas Canarias entre el 23 de junio, fecha de su
llegada a la Isla de Tenerife, y el 1O de octubre de 1724, fecha de su partida
desde la misma isla. Su estancia en Tenerife fue interrumpida por un breve
viaje a la Isla de El Hierro realizado entre el1 Oy el22 de agosto, con para-
das en las islas de La Palma a la ida y en La Gomera a la vuelta.
A su regreso a Francia escribió una diario del viaje 1 que envió a la
Academia y que nunca se publicó (Feuillée, [1724, Ms 38]). En la intro-
ducción al diario y, en diferentes lugares, se da cumplida cuenta de los ob-
jetivos del viaje. Se nos informa que por Orden Real emitida en Versalles
el 22 de enero de 1724 se elige y ordena al padre Louis Feuillée para que
se desplace a las Islas Canarias,

... fundamentalmente a la Isla de El Hierro, al efecto de que realice allí, si-


guiendo los informes de la Academia de Ciencias que le serán transmitidos por
el señor abad Bignon, consejero de Estado ordinario, las observaciones necesa-
rias en relación con la posición más exacta de los meridianos, lo que será muy
ventajoso para perfeccionar la navegación y de mucha utilidad para todos los
países (Feuillée, 2006: 438).

1
Existen cuatro ejemplares del diario (Homet, 1982: 258). Para este trabajo he utiliza-
do los citados en la bibliografía. El primer ejemplar corresponde con el manuscrito 38 (Ms
38) que aparece, en edición facsimilar y traducción española, en la obra Pasión y Aventura
en la Ciencia de las Luces, Tomo II, A. Herrera Piqué (editor), Cabildo de Gran Canaria,
2006. La traducción de este manuscrito es obra de Dulce María González Doreste y Anto-
nio Álvarez de la Rosa. Para el segundo manuscrito, Fr 12222, he utilizado una versión en
micro filmina.
[3] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 511

Antes de transcribir la orden real, el padre Feuillée ha aclarado de qué


meridianos se trata:

... realizar allí observaciones que determinaran inmediatamente la diferencia


de longitud entre la isla de El Hierro y el Observatorio Real de París, así como
para establecer la situación de esta isla y la del pico de Tenerife, por donde la
mayor parte de los geógrafos hacen pasar el primer meridiano del mundo, sin
conocer exactamente su situación (Feuillée, 2006: 437).

En otro lugar de la misma memoria encontramos de nuevo referencia


reiterada a los objetivos:

Después de haber realizado las observaciones en la isla de El Hierro se despla-


zará, si es posible, a la isla de Tenerife, donde algunas cartas marinas emplazan
el primer meridiano, para determinar su situación. Allí medirá la altura del
Pico, tan célebre entre los navegantes, y realizará los estudios astronómicos
y físicos pertinentes. En el viaje de ida o en el de vuelta, intentará pasar por
Cádiz para determinar el extremo occidental del Mar Mediterráneo, cuya parte
oriental ha sido ya fijada por sus propias investigaciones y las del Señor Cha-
zelles (Feuillée, 2006: 439).

En resumen, el objetivo principal del viaje era determinar la posición


más exacta de los meridianos tanto de la isla de El Hierro como del pico
de Tenerife, pero también medir la altura del pico y determinar el extremo
occidental del Mar Mediterráneo utilizando la posición de la ciudad de
Cádiz. La expedición es una empresa de la Academia Real de Ciencias que
desde su fundación tiene como objetivo el perfeccionamiento de la Geo-
grafía y la Navegación, configurándose este viaje como uno más, aunque
quizás sea el más importante, de entre los que ha auspiciado y patrocinado
desde finales del siglo xvn y comienzos del xvm. Como empresa que es
de la Academia de Ciencias a ella corresponde definir los objetivos que
habría que alcanzar, como así mismo afirma el padre Feuillée al comienzo
de su relación del viaje, donde se señala a los señores Cassini y Maraldi 2
como autores de los mismos y que se hace llegar al padre Feuillée a través

2
Jacques Cassini (1677-1756), también conocido como Cassini le fils o Cassini 11, y
Jacques Philippe Maraldi (1665-1729), primo hermano del anterior. Ambos realizaron ope-
raciones de triangulación en Francia conducentes a la obtención de la medida de un grado
de meridiano terrestre.
512 ESTUDIOS CANARIOS [4]

del abad Bignon (Feuillée, 2006: 438). Para resaltar la importancia de esta
empresa se hace referencia a la ordenanza de Luis xm, dictada en 1634,
que obligaba a los geógrafos franceses a hacer pasar el primer meridiano
por la isla de El Hierro, señalándose que hasta la fecha no ha sido posible
determinar la posición precisa de esa isla en relación con los meridianos
más célebres como por ejemplo el de París (Feuillée, 2006: 439).
Es en esta misma introducción donde encontrarnos la razón por la que
se ha elegido al padre Feuillée para tal empresa. Se afirma que es una
persona habituada a los viajes y experta en observaciones astronómicas, y
corno matemático del Rey ha dado ya pruebas de su capacidad y de su rigor
en las observaciones astronómicas y físicas con motivo de sus diversos
viajes a Levante y a las Islas Occidentales.
Además de matemático del Rey, el padre Feuillée es un experto viajero
y muy hábil observador astronómico. Pero, sobre todo, es un gran cono-
cido de la Academia, pues el propio Jacques Cassini (Cassini le fils) ha
realizado extractos de los informes del padre Feuillée, que han sido publi-
cados en el anuario de la Academia, ya sea corno histoire o corno memoire,
sin que haya pasado mucho tiempo entre la entrega de los informes, por el
padre Feuillée, y su publicación en el anuario de la Academia. Así, en 1704
se publica el extracto del viaje realizado a Levante los años 1700-1701
(Cassini le fils, 1704); en 1706 el correspondiente al viaje a la Martinica
efectuado en los años 1703-1704 (Cassini le fils, 1706); en 1709 el corres-
pondiente al viaje a las Indias Occidentales en los años 1704, 1705 y 1706
(Cassini le fils, 1709). En 1714 se publicaron dos informes firmados por
el mismo Jacques Cassini que corresponden a los viajes a las Indias Occi-
dentales y que ampliaba a los anteriores. Vernos que no transcurrió mucho
tiempo entre, por un lado, la realización de las observaciones y finalización
de los viajes y, por otro lado, la publicación en el anuario de la Academia
del correspondiente informe o extracto. No ocurrió lo mismo con el viaje
de Louis Feuillée a las Islas Canarias en 1724.

LA RELACIÓN O DIARIO DEL PADRE FEUILLÉE Y EL ANUARIO


DE LA ACADEMIA REAL DE CIENCIAS

La primera referencia, al viaje y a las observaciones realizadas por el


padre Feuillée, apareció en el anuario de la Academia correspondiente al
año 1742, publicado en 1745. Allí, en Histoire, hay una breve nota del Se-
cretario de la Academia (M. Le Secretaire, 1745), e informes, en Memoires,
[5] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 513

de los señores MaraldP (M. Maraldi, 1745) y Le Monnier le fils 4 (M. Le


Monnier le fils, 1745). La segunda referencia es el extracto realizado por
1' Abbé De La Caille5 y publicado en el volumen de Memoires de 1746 (M.
l'Abbé De La Caille, 1751). Nos encontramos con que no solo no se pu-
blicó la relación o diario del padre Feuillée relativa a este importante viaje
sino que los informes y notas de la Academia, que lo citan, se publican en
1745 y 1751, cuando han transcurrido 21 años en el primer caso y 27 en
el segundo desde la realización del viaje. Parece mucho tiempo para hacer
públicos los resultados de un viaje científico con objetivos tan importantes
y trascendentes, pues no debemos olvidar la importancia otorgada a esta
expedición respecto de lo que debería suponer para la mejora de la navega-
ción, la geografía y el comercio.
El Secretario de la Academia se limita a hacer una exposición muy bre-
ve sobre los datos presentados en las memorias de Maraldi y Le Monnier
le fils sin entrar en detalle sobre los mismos, y sin aclarar las discrepancias
existentes entre ambos. Termina remitiendo al lector interesado a examinar
con detenimiento las correspondientes memorias.
La memoria de Maraldi (M. Maraldi, 1745) fue presentada a los miem-
bros de La Academia el 23 de junio de 17426 y publicada en el anuario
correspondiente. Trata de la diferencia de meridianos entre el Observatorio
Real de París, la Isla de El Hierro y otros lugares geográficos. Consta de
diez páginas y es en las tres primeras donde encontramos las referencias
al viaje de Louis Feuillée. La fuente para la elaboración de esta memoria,
según el propio Maraldi, es una carta remitida por el padre Feuillée a M.
Cassini fechada el20 de febrero de 1725 y unas notas manuscritas elabora-
das por su tío J.P.Maraldi, tomadas de las observaciones del padre Feuillée.
También encontramos aquí una posible explicación a por qué no se publicó

3
Giovanni Domenico Maraldi (1709-1788), sobrino de Jacques Philippe Maraldi.
Astrónomo, ingresó en la Academia en 1731. Editor de la célebre publicación de la Aca-
demia Connoissance des Temps. Fue asociado ordinario de la Academia y trabajó en el
Observatorio de París.
4
Pierre Charles Le Monnier (1715-1799). Hijo de Pierre Le Monnier. Astrónomo, in-
gresó en la Academia en 1735. Pensionaire ordinaire de la Academia en 1749.
5
Nicolas Louis De La Caille (1713-1762). Astrónomo, Profesor de matemáticas en
el Collége Mazarin, ingresó en la Academia en 17 41, realizó mediciones geodésicas en el
Cabo de Buena Esperanza y con G.D. Maraldi y C.F. Cassini de Thury (1714-1784) parti-
cipó en la triangulación de Francia que proporcionó como principal resultado los mapas de
Francia de 1744 y 1745.
6
El padre Feuillée murió en 1732 y había regresado de las Canarias a finales de 1724,
así que la primera noticia pública de su viaje se produce diecisiete años después de haber
finalizado el viaje.
514 ESTUDIOS CANARIOS [6]

la relación o diario del padre Louis Feuillée. Maraldi sugiere que tanto J.
Cassini como el propio tío de Maraldi, con el fin de no disminuir el honor
que correspondía al padre Feuillée, no habían publicado en las Memoires
de l 'Académie el diario remitido por éste, esperando a que se realizara la
correspondiente publicación. Sin embargo, con el transcurso del tiempo se
había corregido la diferencia de meridiano entre París y la isla de El Hierro
en la Connoissance des Temps y en la tabla de longitudes y latitudes que
M. Desplaces colocó al final del último tomo de las Ephémérides. Además,
añade Maraldi, en la relación de los viajes del padre Laval, se encuentra
una observación del primer satélite de Júpiter, realizada en Funchal capital
de la Isla de Madera y por el padre Feuillée en Marsella que, según las
observaciones comunicadas por Le Monnier, arrojan una duda de 2° 28'
entre la diferencia de meridianos de París y de la Isla de El Hierro. Así que,
de alguna forma, esta memoria de Maraldi intentaba devolver el honor que
correspondía al padre Feuillée por sus inéditas observaciones.
La memoria de Le Monnier (M. Le Monnier le fils, 1745) fue presenta-
da a los miembros de la Academia el 5 de septiembre de 1742 y apareció
en el mismo volumen que la memoria de Maraldi. Lleva por título general
Sur la longitude deL 'Isle de Bourbon, y consta de siete páginas donde se
presentan cinco informes, siendo los dos últimos, que abarcan las cuatro
páginas finales, los dedicados a los resultados del viaje de Louis Feuillée.
De su lectura se deduce que ha utilizado la memoria remitida por el padre
Feuillée a la Academia. Es en esta memoria donde se transcribe la orde-
nanza de 1 de julio de 1634, del Rey Louis xm, relativa al establecimiento
del Primer Meridiano en la parte Occidental de las Islas Canarias. En una
nota en el margen (Le Monnier le fils, 1745: 351) se resalta la importancia
de determinar la longitud geográfica del Pico de Tenerife pues es de gran
importancia para corregir las rutas estimadas en la navegación. Así mismo
propone a la Academia que comunique a los navegantes las observaciones
que él mismo realiza en esta memoria relativas a la posición de determi-
nados puntos geográficos que resultan de gran importancia para la nave-
gación. Termina incluyendo una tabla de longitudes y latitudes de diversos
lugares que tiene la particularidad de referir, las longitudes, al primer me-
ridiano situado en la costa occidental de la isla de El Hierro.
Por último tenemos el extracto del diario elaborado por De La Caille
(1 'Abbé De La Caille, 17 51). Aparece en el anuario de año 1746, publicado
en el año 17 51. Es un documento extenso pues consta de veintidós páginas
y se acompaña de un mapa de las Islas Canarias grabado por J. Ingram,
basado en los datos del diario. Se organiza en una introducción y ocho
artículos de la forma siguiente:
[7] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 515

Avertissement. Relation abregée de la route du P. Feuillée (Article 1). Obser-


vations faites a Cadiz (Article u). Observations faites a Laguna, dans l'isle
de Ténériffe (Article m). Observations faites au pie de Ténériffe (Article IV).
Observations faites a l'isle de Fer (Article v). Observations faites a l'Orotava
(Article vi). Calcul des positions du pie de Ténériffe, de l'isle de Fer, de l'isle
de Palma, al'égard de l'Orotava (Article vn). Remarques sur les isles Canaries
(Article VIII).

En lo que sigue nos referiremos a este documento con el título abrevia-


do de Extrait. El Extrait se puede considerar como la posición oficial de la
Academia7 sobre el viaje del padre Louis Feuillée. Está basado en el diario
de éste, y en él, 1' Abbé De La Caille rehace todos los cálculos del padre
Feuillée utilizando, según sus propias palabras, métodos más simples y
exactos. No consta que fuera leído en ninguna sesión de la Academia como
sí ocurrió con las memorias de Maraldi y Le Monnier le fils.
Antes de profundizar en los informes anteriores y en el propio diario
del padre Feuillée, veamos cuál era el estado de la cuestión relativo a las
coordenadas geográficas que tendría que determinar el viaje del padre L.
Feuillée.
Los académicos Maraldi y Le Monnier le fils presentan en sus memo-
rias un balance de la cuestión. En el anuario correspondiente, se hace re-
ferencia tanto al conocimiento geográfico antiguo relativo a las Canarias
como a otro más actualizado. Entre el primero cabe destacar la posición
de París a 24°, al oriente del primer meridiano, posición que M. de la Hire
redujo a 20° 30', también al oriente, en sus tablas astronómicas publica-
das en 1687 (M. Le Monnier le fils, 1745). Este último dato se basa en
dos informes. El primero está formado por las observaciones astronómicas
realizadas en la isla de Gorea y el segundo parte de los diarios de navega-
ción de los mejores pilotos, que sitúan la isla de El Hierro muy próxima
al meridiano que pasa por la isla de Gorea. Sin embargo, al ser la latitud
de la isla de Gorea 13° más baja que la de la isla de El Hierro y mediar
por tanto una distancia considerable entre ambas, los pilotos podrían haber
cometido un error importante al estimar la diferencia de longitud entre las
dos islas. Es interesante resaltar esta combinación de dos fuentes diferen-
tes, una la científico-astronómica y otra los diarios de navegación, para

En el anuncio introductorio leemos: «Ii remit [Feuillée] a son retour a 1' Académie,
7

une Re1ation sort amp1e de son voyage, mais elle n'ajugé apropos d'en pub1ier que l'extrait
suivant, qui contient généralement toutes les observations telles qu'elles ont été faites, &
résultats des calculs pour les réductions nécessaires ... On a refait ici absolument tous les
calculs» (l'Abbé De La Caille, 1751: 129-130).
516 ESTUDIOS CANARIOS [8]

establecer las coordenadas geográficas de un punto. La primera se basa en


unos procedimientos y cálculos establecidos por la comunidad científica
como válidos, mientras que la otra se fundamenta en la habilidad personal
y en la experiencia de los pilotos. Sin que se haga mención explícita de
ello, la primera observación es sin duda la derivada del viaje al Cabo Verde
y otros puntos de África y América efectuado en 1682 y auspiciado por
la Academia (Varin, des Rayes y de Glos, 1729). Además, Le Monnier le
fils nos informa que M. Delisle, en 1700, redujo la cifra a 20° al Occidente
de París mediante un cálculo realizado sobre un triángulo que tiene sus
vértices sobre el Cabo Verde, la isla de Sal y la isla de El Hierro, del que
se conocen sus lados, es decir las distancias entre los puntos geográficos,
siendo conocida también la longitud del Cabo Verde, respecto a la isla de
El Hierro, igual a 0° 33 '.
La memoria de Maraldi hace referencia a otra observación, en este caso
náutica, relativa a la exacta posición de las Canarias. Allí se afirma que los
marinos holandeses que siguen las cartas náuticas de P. Goos y van Keulen
encuentran las islas Canarias 30 leguas más al Oriente que lo esperado por
tales cartas. Si suponemos que las leguas son leguas marinas de Francia, es
decir de 20 en grado de círculo máximo, tendríamos una diferencia de 1o
42' (30sec28°:20) más orientales que lo esperado. Esta observación situaría
la posición de la isla de El Hierro próxima a los 18° al Occidente de París.
De todo lo anterior se deduce que existen tres procedimientos puros
para establecer la posición de un punto geográfico: por cálculos astronómi-
cos, por procedimientos trigonométricos o mediante la estima de la posi-
ción por hábiles pilotos y marinos. Qué duda cabe que se pueden combinar
entre ellos para producir métodos que podríamos llamar mixtos.
En cuanto a la localización del primer meridiano, éste se encontraría
entre 20° 30' y 18° al Occidente de París. En términos náuticos significa
una variación entre el meridiano más próximo y más lejano de 40 leguas,
suponiendo esférica la Tierra.
Louis Feuillée presenta en su memoria datos relativos a la posición
geográfica de los siguientes puntos: Cádiz, La Laguna, la ciudad de La
Orotava, el Pico de Tenerife, un punto situado en la mitad de la isla de La
Palma y la villa de la isla de El Hierro. En las conclusiones del Extrait, Re-
marques sur les isles Canaries (Article vm), leemos que las posiciones de
las ciudades de Cádiz, La Laguna y La Orotava se consideran bien deter-
minadas en longitud y latitud. Sin embargo, no así las del Pico de Tenerife
ni la de la villa de la isla de El Hierro. Se considera que las observaciones
no se han realizado con toda la precisión necesaria ni en las circunstancias
[9] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 517

más favorables 8 • Sin embargo, la incertidumbre sobre la posición del Pico


es poco considerable, dada su vecindad con la ciudad de La Orotava. No
ocurre lo mismo respecto de la verdadera situación del primer meridiano.
Todo lo que se puede concluir con certeza es que el meridiano, que está
a 20° de longitud occidental respecto de París, pasa por la isla de El Hie-
rro, sin que podamos señalar el punto verdadero por el cual pasa. Aunque
no expresado de forma directa, se nos está informando de que el padre
Feuillée no ha cumplido satisfactoriamente los objetivos principales de
su viaje, pues no ha podido determinar la verdadera posición no sólo del
meridiano que pasa por el Pico sino tampoco la del primer meridiano que
pasa por la isla de El Hierro. En ningún otro lugar del Extrait, 1' Abbé De la
Caille fundamenta su conclusión. Sin embargo, la relación o diario del via-
je, remitido por el padre Feuillée, proporciona abundantes datos relativos
a observaciones astronómicas y cálculos matemáticos que podrían ayu-
dar a determinar las verdaderas posiciones de todos los puntos geográficos
encomendados. ¿Dónde está pues el problema? ¿Por qué no se considera
que los resultados no son lo suficientemente válidos? Los datos básicos,
constituidos principalmente por las observaciones astronómicas de los sa-
télites de Júpiter y de la altura meridiana del Sol, aportados por el diario
o relación del viaje del padre Feuillée, fueron utilizados por Maraldi, Le
Monnier, 1' Abbé De la Caille para obtener las coordenadas geográficas o
diferencias de longitud entre los puntos encomendados y el observatorio de
París. Mostraré cómo tales elaboraciones particulares difieren en los pro-
cedimientos, incluso hay datos derivados de observaciones astronómicas,
obtenidos por el padre Feuillée, que fueron posteriormente recalculados
por 1' Abbé De La Caille.
No presentaré todos los cálculos realizados sino que mostraré un ejem-
plo de cada uno de los que son relevantes para ilustrar los procedimientos
empleados. Cuando exista alguna discrepancia en procedimiento o en re-
sultado lo haré notar.
Dado que lo fundamental en el viaje del padre Feuillée era determinar
la verdadera posición de los dos meridianos y que utilizó como estación
intermedia la ciudad de La Orotava, haré una exposición de cómo se calcu-
laron las coordenadas de esta ciudad, del Pico de Tenerife y de la villa de la
isla de El Hierro 9 por el padre Feuillée y por Maraldi, Le Monnier le fils y

«... n' ont pas été faites avec toute la précision nécessaire, ni dans les circonstances les
8

plus favorable» (l'Abbé de La Caille, 1751: 150).


9
No mostraré los cálculos relativos a Cádiz, La Laguna y un punto de la Isla de La
Palma, al no añadir nada nuevo a los anteriores respecto de los procedimientos de cálcu-
518 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

l'Abbé De La Caille, tal y como se refleja en el manuscrito que constituye


el diario del viaje y en las memorias de la Academia publicadas en los años
1745yl751.

LAS INSTRUCCIONES Y LOS PROCEDIMIENTOS

Una cuestión clave: además de las instrucciones sobre lo que tenía que
medir, ¿disponía el padre Feuillée de instrucciones sobre cómo hacer las
mediciones?
Para arrojar alguna luz sobre esta cuestión habrá que retroceder hasta
fines del siglo xvn a una de las principales expediciones auspiciadas por la
Academia de Ciencias. En 1729 se publica por la Academia el volumen vrr
de las memorias correspondientes a los años 1666 a 1699. En la segunda
parte de ese volumen encontramos las observaciones realizadas en uno de
los más importantes viajes científicos de los patrocinados por la Acade-
mia: el viaje de Varin, des Rayes y de Glos al Cabo Verde y a las islas de
América. En esta memoria se incluyen las instrucciones elaboradas por la
Academia y que constituyen todo un protocolo científico para la realiza-
ción de las observaciones astronómicas, conducentes a la determinación
de la longitud y latitud geográficas. Pues bien, tal y como se deduce de la
lectura del manuscrito del diario, las instrucciones fueron seguidas por el
padre Feuillée en su viaje de 1724.
En primer lugar, y una vez llegado al lugar donde se realizaran las ob-
serva~iones, se ha de establecer una estación de observación. El cálculo de
la latitud del punto geográfico de observación es un problema nada simple.
Para tal fin se dispone de dos métodos: mediante la altura de la Polar o me-
diante la altura meridiana del Sol. En este viaje se descartó el primero pues
no hay ninguna observación registrada por el padre Feuillée de la altura
de la estrella Polar. Quizás sea debido a que en nuestra latitud la estrella
está a menos de un tercio del ángulo que forma el cenit con el plano del
horizonte y por lo tanto la medida queda bastante afectada por la refracción
de la atmósfera. El método utilizado por el padre Feuillée es el del cálculo
de la altura meridiana del Sol. Para tal fin, se ha de disponer de una línea
meridiana trazada sobre el suelo del lugar de observación y de un reloj que
permita determinar el mediodía solar aparente o verdadero. Veamos qué

lo empleados. Tampoco haré hincapié en el procedimiento para calcular la altura de una


montaña en La Laguna y el Pico del Teide para no extender innecesariamente este estudio.
Remitimos al lector interesado a la bibliografía.
[11] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS,MATEMÁ TICOS EN EL VIAJE ... 519

dicen al respecto las instrucciones redactadas por J. D. Cassini para el viaje


a África y América de Varin, des Rayes y Glos, realizado el siglo anterior
y que marcó un hito en cuanto a las exploraciones científicas auspiciadas
por la Academia Real de Ciencias de París:

Habiendo llegado al lugar donde se van a realizar las observaciones, y habien-


do elegido un sitio conveniente desde donde observar el cielo y colocados en
situación los instrumentos, fijar los péndulos en la posición en la que fueron
verificados antes de la partida, y puestos en movimiento a la hora aproximada
del día, tómense varias alturas del borde superior o inferior del limbo solar,
espaciadas en dos, tres o cuatro horas antes del mediodía. Al instante en que se
toma las alturas, se observará la hora, minuto y segundo indicada por uno de los
relojes y se anotará en el registro. Se esperará hasta la tarde cuando el mismo
limbo solar retome a la misma altura en la que el instrumento fue previamente
ajustado, y en tal instante se anotará de nuevo la hora, minuto y segundo indi-
cada por el mismo reloj. Se comparará la hora de la mañana con la de la tarde
y la diferencia dividida por dos y sumada a la hora de la mañana proporcionará
la hora, minuto y segundo que el reloj señalaría al mediodía aparente. [ ... ] Una
vez que se ha ajustado el reloj según la manera explicada, se podrá trazar exac-
tamente la línea Meridiana, marcando la sombra que cualquier cuerda, tensada
a plomo, arroja sobre el suelo al instante del mediodía aparente que será co-
nocido por el reloj. [ ... ] Se tomarán lo más frecuente que se pueda las alturas
meridianas del Sol y de las Estrellas fijas, para poder concluir la altura del Polo
[ ... ].Cuando haya que hacer observaciones de las inmersiones y emersiones
de los satélites de Júpiter se deberá asegurar, por observaciones recientes, del
estado del reloj y se deberá verificar por observaciones subsiguientes[ ... ]. Las
observaciones más apropiadas para la determinación de las longitudes son las
inmersiones y emersiones del primer satélite de Júpiter de su sombra (Varin,
des Rayes y de Glos, 1729).

Estas instrucciones fijan los procedimientos canónicos para la deter-


minación de la latitud y de la longitud geográficas. El primero es la ob-
servación de la altura meridiana del Sol o de una estrella fija, por ejemplo
la estrella Polar. Para la longitud el procedimiento canónico lo constituye
la observación de los eclipses, inmersiones y emersiones de los satélites
de Júpiter. Este último consiste en observar, en el lugar del que se quie-
re determinar la longitud geográfica, el tiempo aparente en que ocurre el
fenómeno astronómico. Si se dispone de la misma observación en erOb-
servatorio origen, por ejemplo el Observatorio Real de París, entonces se
tiene la diferencia de tiempo entre ambos. Con este dato y asumiendo que a
una hora corresponden 15° de longitud se tiene la equivalencia que permite
520 ESTUDIOS CANARIOS [12]

determinar la longitud del lugar deseado respecto del observatorio origen.


En ambos procedimientos es clave determinar la hora local aparente o ver-
dadera. Como vemos, los procedimientos canónicos de la Academia son
procedimientos astronómicos puros.
Otro problema que debe resolver el observador es la determinación de
la declinación solar, pues el cálculo de la latitud geográfica, mediante la
altura meridiana del sol, requiere del conocimiento de la declinación solar
para el lugar de observación. Este es el primer cálculo que expone el padre
Feuillée en su diario. Sólo aparece una vez en todo el manuscrito y justo
al principio, como si quisiera dejar claro el procedimiento empleado para
todos los demás cálculos similares. Es importante que nos fijemos en el
mismo pues otro de los miembros de la Academia, 1' Abbé De La Caille,
realizó el mismo cálculo para cada observación de la altura meridiana del
sol, obteniendo resultados ligeramente distintos de los del padre Feuillée.
Esta variación, además del procedimiento seguido como luego veremos,
hace que los cálculos de 1'Abbé De La Caille difieran de los obtenidos por
el padre Feuillée.

El27 de mayo encontramos la siguiente anotación en el diario del padre


Feuillée (Feuillée, [1724, Ms 38]: 39):

Je commencai mes observations pour le calcul du vray lieu du soleil

1724 9' lüd 19' 57" 3' 7d 50' 37"


may27 4 24 53 25 25
2 5 13 22 3 7 51 2
3 7 51 2
10 27 22 20
1 2 9
2 6 15 24 Lieu vray du soleil a Cadix

Con este cálculo el padre Feuillée ha determinado el valor A, verdadero


lugar del Sol sobre la eclíptica para el27 de mayo de 1724, día de la obser-
vación. Ha utilizado las tablas relativas al movimiento medio y aparente
del Sol que publicó en su obra de 1714 (Feuillée, 1714). De la tabla Des
Epoques des moyens mouvemens du soleil obtiene para el año 1724 y 27 de
mayo: la longitud media (9' 10d 19' 57"+ 4' 24d 53' 25" = 2' 5ct 13' 22")
[13] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 521

con la salvedad de que cada 30d (grados)= 1' (signo del zodiaco y estos
acaban en 12, volviendo al principio). También obtiene el valor lugar del
apogeo, para la misma fecha (3' 7d 50' 37"+ 25" = 3' 7d 51' 2").
Calcula ahora la anomalía media = longitud media - lugar del apogeo
= 10' 27d 22' 20". Con ese último valor halla la ecuación del Sol (para este
signo es aditiva) y la suma a la longitud media, obteniendo el verdadero
lugar del Sol= 2' 5d 13' 22" +Id 2' 9"= 2' 6d 15' 24". En la última suma
ha cometido un error, en vez de sumar 9" con 22" ha sumado 2" con 22",
simplemente se ha movido dos líneas en un despiste, que inexplicablemen-
te no ha corregido. Ha obtenido el verdadero lugar del Sol para tiempo
medio no para tiempo real o aparente 10 • Sin embargo, aquí terminan sus
cálculos.

polo norte
celeste

Figura 1

La Figura-1 muestra el modelo geométrico utilizado para determinar la


declinación solar (8): arco del meridiano celeste que tiene como extremos
la posición del Sol sobre la eclíptica y el punto de intersección del meridia-

10 Además ha utilizado los datos para la posición de París, cuando Cádiz se encuentra,

por sus tablas, a 32' 42" al occidente. Otro ajuste que olvidó realizar. Hay otro error en los
datos, pues la cifra 9~ lOd 19' 57" no es correcta. En la tabla referida aparece para el año
1724la cifra 9s lOd 18' 36". Por más que reviso la tabla no encuentro la causa del error.
522 ESTUDIOS CANARIOS [14]

no celeste con el ecuador celeste, punto A de la Figura-l. El Sol se mueve


con movimiento no uniforme sobre la eclíptica y recorre 360° en un año.
Los 360° se distribuyen por igual en los doce signos zodiacales, corres-
pondiendo a cada uno 30°. El lugar del Sol (A) se mide sobre la eclíptica,
empezando en 0° en el punto de corte de la eclíptica con el ecuador celeste,
correspondiente al equinoccio de primavera, comienzo del signo Aries. El
ángulo que forma la eclíptica con el ecuador celeste (E), oblicuidad de la
eclíptica 11 , es un valor que varía muy lentamente y puede ser considerado
como constante para un período de tiempo suficientemente largo. El ángu-
lo que forma el meridiano celeste que pasa por A y el ecuador celeste es
de 90°. Luego aplicando al triángulo esférico, formado por el Sol, el punto
A y el equinoccio vernal, una conocida fórmula de trigonometría esférica
tenemos:

sen o sen A
sen 8
sen E sen A
sen E sen 90° sen 90°
~ Logsen8 = LogsenE + LogsenA - Logsen90°

Interesa expresar la relación mediante logaritmos para entender mejor


el cálculo que sigue en el diario. Este continúa así:

Analogie pour trouver la declinaison du soleil aCadix le 27 may


S. T ................................................................................ .
Sinus de la distance du soleil au plus proche Equinoxe 66ct 15' 24" 996158
Sinus de l'Obliquité de l'Ecliptique............................... 23ct 29' O" 960040
Sinusdeladeclinaisondusoleil .................................... 2lct23'30" 956198

S.T. significa sinus total y corresponde con el sen 90°. En el margen


derecho de la línea debería aparecer el valor 10. Este valor corresponde
con el Log sen 90°, y es igual a 1O cuando se utilizan tablas de logaritmos
y razones trigonométricas en las que el radio del círculo está dividido en
10 10 partes.
La siguiente línea corresponde con Log sen 66° 15' 24" = 9.96158.
El verdadero lugar del sol, A, ha sido calculado antes y corresponde con
2'6d 15' 24" = 66° 15' 24", dado que cada signo del zodiaco abarca 30°.

11
El padre Feuillée y 1' Abbé de La Caille utilizan para la oblicuidad de la eclíptica los
valores 23° 29' y 23° 28' 30", respectivamente. Este es otro punto de discrepancia entre
ambos astrónomos.
[15] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... "523

La siguiente línea corresponde a Log sen 23° 29' O"= 9.60040.


Si efectuamos 9.96158 + 9.60040 obtenemos la cifra 19.56198. Si res-
tamos 1O, que corresponde a Log sen 90°, tenemos la cifra que aparece en
la última línea a la derecha, es decir, 9.56198. El Antilogsen(9.56198)= 21 o
23'30".
En la siguiente página corrige la altura meridiana del borde superior
del Sol del error del instrumento, de la refracción menos la paralaje y del
semidiámetro del Sol, obteniendo el valor que pasa a denominar altura
meridiana del Sol corregida. Estos cálculos no vuelve a repetirlos en todo
el diario, dando por hecho que el lector a partir de estos cálculos, inferirá
que los similares se realizan de la misma forma.

LA DETERMINACIÓN DE LAS COORDENADAS GEOGRÁFICAS DE LA CIUDAD DE LA


ÜROTAVA

Latitud de la ciudad de La Orotava

El padre Feuillée realiza el25 de agosto tres observaciones de la altura


del borde superior del Sol en horas de mañana y tarde. A las 9 horas 53
minutos y 29 segundos obtiene para el borde superior del Sol: 58° 4' 55".
Esta misma altura es observada a las 13 horas 42 minutos y 51 segundos.
Con dos mediciones más de la altura del borde superior del Sol llega a de-
terminar que el verdadero mediodía se produce a las 11 horas 48 minutos y
18 segundos del reloj utilizado. Al día siguiente realiza mediciones equiva-
lentes obteniendo para el verdadero mediodía la cifra 11 horas 46 minutos
y 17 segundos. Con esta y la cifra anterior determina que el reloj retrasa
en un día 2 minutos y 1 segundo. Así que ya dispone de un ajuste para el
reloj de péndulo utilizado. Sabe a qué hora del reloj se produce el paso
del Sol por el meridiano del lugar, verdadero mediodía local. Sin ningún
otro ajuste adicional, realiza siete observaciones de la altura meridiana del
borde superior del disco solar los días 26, 27, 28, 29, 30 de agosto y 1 y 2
de septiembre. Cada observación tiene el siguiente formato, siendo esta la
correspondiente al26 de agosto:
524 ESTUDIOS CANARIOS [16]

Altura meridiana del centro del Sol corregida12 : 71 o 55' 2" (a)
Declinación solar septentrional 13 : 10° 18' 29" (o)
Altura del Ecuador: 61°36'33"(a-o)
Altura del Polo (latitud): 28° 23' 27" (<p = (90°- (a- o))

Por el total de observaciones tenemos:

Fecha Latitud
26 agosto 28° 23' 27"
14
27 agosto 28° 23' 48"
28 agosto 28°23'35"
29 agosto 28°23'38"
30 agosto 28° 23' 24"
1 septiembre 28° 23' 34"
2 septiembre 28° 23' 41"

Para determinar la "verdadera latitud" Feuillée calcula el promedio 15


entre las observaciones menor y mayor, obteniendo: 28° 23' 32" para la
latitud de la ciudad de La Orotava.
Veamos qué hacen 1' Abbé De La Caille, Maraldi y Le Monnier le fils.
De La Caille utiliza s~is de las alturas meridianas del centro del Sol. No
utiliza la correspondiente al 26 de agosto. Aunque no lo dice, debemos
pensar que es porque Feuillée anotó esa observación como dudosa. Con
las restantes como datos básicos rehace los cálculos utilizando valores pro-
pios para la declinación solar (8) calculados para cada día, suponiendo la
oblicuidad de la eclíptica igual a 23° 28' 30" (Feuillée utilizó, como hemos
visto, para tal valor la cifra de 23° 29 '). De esta forma, 1'Abbé De La Caille,
obtiene un valor de la latitud de la ciudad de La Orotava igual a 28° 23' 2",

12 El dato obtenido por observación y lectura directa del instrumento se corrige res-

pecto del error del instrumento utilizado (un cuarto de círculo), de la refacción menos la
paralaje y del semidiámetro solar.
13
Que suponemos calculada por el padre Feuillée para cada observación meridiana
según las tablas correspondientes. Este dato será modificado posteriormente por 1'Abbé de
La Caille en su Extrait.
14
Este dato es seguramente erróneo. No es consistente con la afirmación de que hay
sólo 17" de diferencia entre el dato menor y el mayor, y si en lugar de 48" colocamos 8" se
obtiene aproximadamente el promedio dado por Le Monnier le fils.
15
La diferencia 17", la divide por dos y el resultado, 8 ", lo suma a la menor latitud.
[17] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 525

promedio de las seis observaciones y no como hace Feuillée promediando


sólo las extremas. Hay una diferencia de 'i2 minuto entre el valor calculado
por el padre F euillée y el calculado por 1'Abbé De La Caille, diferencia que
aumenta a casi 1 minuto si consideramos el redondeo realizado por el pa-
dre Feuillée en otro momento en que considera que la latitud de la ciudad
de La Orotava es de 28° 24' 16 •
Tenemos aquí un cambio en el procedimiento. Mientras 1' Abbé De la
Caille utiliza el promedio de todas las observaciones no dudosas, el padre
Feuillée sólo promedia los valores extremos. Además, cada dato corres-
pondiente a la altura meridiana del Sol ha sido calculado utilizando un
valor diferente de la declinación solar. Por ejemplo, el27 de agosto en La
Orotava: el padre Feuillée da como valor de la altura meridiana del centro
del Sol corregida el valor 71 o 33' 21 ".A tal valor suma la declinación sep-
tentrional90 57' 9" y obtiene 61° 36' 12", cuyo complemento 28° 23' 48"
es la altura del polo en La Orotava. L' Abbé De La Caille, al valor 71 o 33'
21" suma el valor 9° 56' 36", declinación solar que ha calculado, y obtiene
un valor que restado de 90° proporciona 28° 23' 15" para la latitud de La
Orotava.
Maraldi 17 utiliza otras fuentes 18 que ya hemos citado. Con esa informa-
ción, y no con la de la memoria del padre Feuillée, proporciona para la ciu-
dad de La Orotava una latitud igual a 28° 24' 21 ". De su breve exposición
no podemos concluir el procedimiento por el cual llega a este valor.
Le Monnier le fils promedia las siete observaciones del padre Feuillée y
obtiene como valor para la latitud de la ciudad de La Orotava 28° 23' 30",
casi igual a la obtenida por el padre Feuillée promediando sólo los valores
extremos. Pero aquí el procedimiento es distinto y es el mismo que el se-
guido por l'Abbé De La Caille. Además no excluye, como hace l'Abbé De
La Caille, el dato dudoso del 26 de agosto.
Aunque los datos correspondientes a la observación astronómica corre-
gida son los mismos, el proceso de cálculo difiere de un astrónomo a otro,
obteniendo cada uno un valor distinto para la latitud de la ciudad de La

16
« ... pour eviter les fractions dans les calcut on la suposée de 28° 24'» (Feuillée,
[1724, Ms 38]: 302).
17
«Nous trouvons aussi dans le meme endroit des notes de mon oncle la latitude de
l'Orotava déterminée par les observations duP. Feuillée, de 28d 24' 21 ", & celle de l'Isle
de Fer de 27d 47' 53"» (Maraldi, 1745: 123).
18
Las notas de Jacques Philippe Maraldi son utilizadas para deducir todos los datos
presentados salvo el relativo a la longitud de la ciudad de La Orotava. Para este utiliza la
carta enviada por Feuillée a Cassini, fechada el 20 de febrero de 1725.
526 ESTUDIOS CANARIOS [18]

Orotava. La siguiente tabla resume los valores dados por cada astrónomo
a esta latitud:

Autor Latitud de la ciudad de La Orotava


Maraldi 28° 24' 21"
Feuillée 28°23'32"
Le Monnier 28° 23' 30"
De La Caille 28° 23' 2"

Longitud de la ciudad de La Orotava

El procedimiento canónico para la determinación de la longitud geo-


gráfica es el denominado de la media de los eclipses de los satélites de Jú-
piter19. Tal procedimiento se ha puesto en práctica en anteriores viajes por
Europa y América, siendo el preferido por los miembros de la Academia
tal y como consta en las instrucciones generales (Varin, des Rayes y de
Glos, 1729: 437), principalmente del primero de los satélites, pues frente a
la rareza de otros fenómenos astronómicos, como por ejemplo los eclipses
de luna, estos son muy comunes y ocurren cada dos días 20 •
El procedimiento consiste en observar la inmersión o emersión del pri-
mer o segundo satélite de Júpiter y comparar la hora de la observación con
la tomada para el mismo fenómeno en el Observatorio Real de París o en
otra posición geográfica de longitud conocida. Tres elementos son impor-
tantes para el correcto desarrollo del procedimiento. Primero, disponer de
un instrumento óptico que permita la precisa observación de los satélites,
es decir, la existencia de un telescopio o catalejo óptico. Segundo, un reloj
que permita anotar la hora, minuto y segundo de la observación. Por último,
una tabla de Efemérides astronómicas relativas, en este caso, a los satélites
de Júpiter. Esto último ha sido una de las empresas más importantes de J.D.
Cassini quien, desde la segunda mitad del siglo xvrr, se ha embarcado en el
proyecto de elaborar unas tablas precisas para la observación de los fenó-
menos astronómicos, entre otros los eclipses de los satélites de Júpiter.

19
«La méthode de déterminer les longitudes des lieux de la Terre para le moyen des
Eclipses des Satellites de Jupiter. .. » (Varin, des Rayes y de Glos, 1729: 431).
20
El primer satélite tiene un período de revolución de 1 día y 18,5 horas aproximada-
mente, mientras que el del segundo es de 3 días 13 horas. Es decir, cada dos días observa-
mos un eclipse (García Franco, 1947: r, 294).
[19] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 527

Veamos el funcionamiento del procedimiento en manos del padre Feui-


llée para la longitud de la ciudad de La Orotava. Tras ajustar el reloj me-
diante observaciones del paso meridiano del disco solar los días 25 y 26 de
agosto, tal y como se especifica en las instrucciones generales ya citadas,
realiza dos observaciones de la emersión del primer satélite las noches del
26 de agosto y 2 de septiembre que compara con las mismas realizadas en
el Observatorio Real de París.

Fecha Hora local Hora en París Diferencia horaria


26 de agosto 7h 10' 31.5" 8h25' 34" lh 15' 2.5"
2 de septiembre 9h 7' 37" lOh 22' 46" lh 15' 9"

Promedia las diferencias horarias obteniendo lh 15' 5" Yz de diferencia


horaria entre la ciudad de La Orotava y el Observatorio de París (Feuillée,
[1724, Ms 38]: 269). Esto es equivalente a una longitud geográfica de la
ciudad de La Orotava igual a 18° 46' 22" Y2 al oeste de París.
Maraldi utiliza el mismo procedimiento y datos de hora local ligera-
mente diferentes: 7h 10' 38" y 9h 7' 47" para los días 26 de agosto y 2 de
septiembre respectivamente. Obtiene para la longitud de la ciudad de La
Orotava la cifra 18° 44' 22" al oeste de París.
Le Monnier le fils emplea exactamente los mismos datos que el padre
Feuillée para las dos emersiones del primer satélite de Júpiter, pero ajusta
la observación media a 1h 15' 5" % , obteniendo para la longitud de la
ciudad de La Orotava la cifra de 18° 46' 26" Yz. Por último, l'Abbé De La
Caille ajusta el reloj, con los datos aportados por el padre Feuillée, los días
26, 27 de agosto, 1 y 2 de septiembre. Con los nuevos tiempos establece la
siguiente tabla para la emersión del primer satélite de Júpiter:

Fecha Hora local Hora en París Diferencia horaria


26 de agosto 7h 10' 33" 8h 25' 34" lh 15' 1"
2 de septiembre 9h 7' 40,5" 10h 22' 43" lh 15' 2" Yz

Obteniendo como promedio el valor de lh 15' 1"% que equivale a 18°


45' 26" para la longitud de la ciudad de La Orotava. Tenemos como tabla
resumen de los cuatro valores para la longitud de la ciudad de La Orotava
la siguiente:
528 ESTUDIOS CANARIOS [20]

Autor Longitud de la ciudad de La Orotava


Maraldi 18° 44' 22"
De La Caille 18° 45' 26"
Feuillée 18° 46' 22" Yz
Le Monnier 18° 46' 26" Yz

Aquí las discrepancias no provienen de haber utilizado los autores un


procedimiento diferente para hallar el promedio, sino de una revisión de
los datos de observación y de los cálculos subsiguientes.
Como resumen de lo expuesto, el Extrait de 1'Abbé De La Caille abun-
da en la revisión y ajuste de los datos básicos, provenientes de las obser-
vaciones del padre Feuillée. Incluso el dato correspondiente a la hora de la
emersión del satélite relativa al 2 de septiembre proviene de un promedio
entre dos observaciones, una de Maraldi y otra de Cassini realizadas en
el Observatorio Real el 2 de septiembre y que difieren en 6 segundos de
tiempo (1' Abbé De La Caille, 17 51: 146).

VERDADERA POSICIÓN DEL PICO DE TENERIFE Y DEL PRIMER MERIDIANO

Es en este punto donde el padre Louis Feuillée se aleja de los procedi-


mientos canónicos, astronómicos puros, fijados por la Academia y emplea
procedimientos derivados de la trigonometría plana. Como no es posible
establecer una estación de observación en lo alto del Pico, utiliza como tal
una posición lo más cercana posible. Es esta la razón de haber elegido y ser
tan meticuloso en la determinación de la verdadera posición de la ciudad
de La Orotava. Su proximidad al Pico hace del lugar una estación de obser-
vación ideal, hecho reconocido por los miembros de la Academia21 •
El procedimiento seguido por el padre Feuillée consiste en utilizar la
verdadera posición de la ciudad de La Orotava, calculada por él mismo, y
mediante el cálculo de las diferencias en longitud y latitud entre la ciudad
y el Pico establecer la verdadera posición de este último. Como veremos,
esto se puede hacer de dos formas distintas, pues así son los procedimien-

21
«L'ineertidumbre sur le pie de Ténériffe est peu eonsidérable, paree que eette monta-
gne est sort voisine de la ville de l'Orotava ... » (1' Abbé De La Caille, 1751: 150). «Les ob-
servations réitérées faites a l'Orotava, ville située dans l'Isle de Ténériffe, par le P. Feuillée,
donnent tres-exaetement la différenee en longitude entre Paris & le Pie de Ténériffe ... »(Le
Monnier le fils, 1745: 351).
[21] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 529

tos seguidos por Feuillée por un lado y l'Abbé De La Caille por el otro.
Frente al procedimiento puramente astronómico (altura meridiana del dis-
co solar para la latitud y eclipse de uno de los satélites de Júpiter para la
longitud, que no tienen en cuenta el tamaño de la Tierra), los procedimien-
tos indirectos que van a poner en juego nuestros astrónomos sí dependen
de esto último.
Ambos procedimientos requieren del conocimiento de la distancia entre
la ciudad de La Orotava y el Pico. El padre Feuillée ha calculado tal distan-
cia en 11094 toesas 22 , además ha calculado que la línea que une el Pico con
su estación en la ciudad de La Orotava forma con la meridiana del lugar
un ángulo de 30° 9'. Fijémonos en el triángulo ACB (Figura-2). El punto A
representa la posición del Pico; el punto B, la posición de la ciudad de La
Orotava y el punto C es un punto situado sobre la meridiana de la ciudad de
La Orotava, es decir, la línea BC está en la dirección Norte-Sur. En dicho
triángulo, AC es la diferencia de longitud entre la ciudad de La Orotava y
el Pico, mientras que BC es la diferencia de latitud.
Feuillée utiliza el teorema del seno de la trigonometría plana para re-
solver el triángulo ACB. De esta forma calcula AC = 5572 toesas y BC =
9593 toesas.
Mostramos uno de los cálculos como ejemplo del quehacer matemático
de la época, junto a una transcripción actualizada:

22
Aunque de La Caille cuestiona lo forma de hacer de Feuillée, utiliza ese dato en sus
cálculos. No tiene otra alternativa. Esta cifra la ha obtenido el padre Feuillée al determinar
la altura del Pico, donde ha empleado como diámetro del ecuador terrestre el valor 6538594
toesas. Con este último valor se asume implícitamente que la Tierra tiene forma esférica.
Aunque la medida de la altura del Pico era uno de los objetivos del viaje, para no extender-
nos en demasía en este trabajo, no entramos en el detalle del mismo y referimos al lector
interesado a consultar el trabajo de Montesdeoca (2006).
530 ESTUDIOS CANARIOS [22]

Cálculo del padre Feuillée Transcripción a notación moderna


3
Como AB seno totaF es a CA seno de 30ct AB/sen 90° =CA/sen 30° 9'= 11 094/CA
9', del mismo modo 1109424 toesas son a [la expresión de cálculo simplificada,
un cuarto término que dará CA en toesas. para entender mejor lo que sigue es
CA= 11094 sen 30° 9'/ sen 90°]
30ct9' ..................... L. 9.7009334
11093 t. 4 p. 10 p. 71. L. 4.0450853 Log (30° 9') = 9.7009334
suma ..................... L. 13.7460187 Log (11 093t. 4p. 1Op. 71. )= 4.0450853
S. T....................... L. 10 Suma de log = 13.7460187
5572 t.=5758 pasos .... resta L. 3.7460187 Log (sen 90°) = 10
Resta= 3.7460187
Antilog (3.7460187) = 5572 toesas
= 5758 pasos

De igual forma calcula el lado BC = 9593 toesas= 9913 pasos. Toesas


y pasos son medidas de longitud, como necesita transformarlas en medi-
das angulares, es decir grados, minutos y segundos de arco, Feuillée uti-
liza la equivalencia de 60000 pasos por grado de círculo máximo de la
esfera, asumiendo implícitamente que la Tierra tiene forma esférica. La
forma esférica de la Tierra tiene como consecuencia que todos los grados
de meridiano son iguales, no así los grados de paralelo, estos disminuyen
en tamaño según nos alejamos de la línea ecuatorial, único paralelo que es
círculo máximo de la esfera. Luego no hay problema en convertir la dife-
rencia de latitud, establecida en 9913 pasos, en medida angular: 60' /60000
= x /9913. Obtiene 9' 54" 46"' 4/5 para la diferencia de latitud.
Por lo tanto, la latitud del Pico es la de la ciudad de La Orotava menos
ese valor calculado, dado que la ciudad de La Orotava es más septentrional
que el Pico. Tenemos pues que la latitud del Pico es 28° 14' 5" 13"' 1/5 25
(Feuillée, [1724, Ms 38]: 287).
El cálculo de la longitud del Pico requiere así mismo de la conversión
de la diferencia de longitud, AC=5758 pasos, en grados, minutos y segun-
dos de arco. Veamos cómo se enfrenta al problema Louis Feuillée:

... Puesto que tomamos los grados de longitud sobre círculos paralelos al ecua-

23
Seno total = sen 90° = radio del círculo, con el radio dividido en l QID partes.
24
En el original se utiliza 11093 toesas 4 pies 1Opulgadas 7 líneas. He utilizado la cifra
11094 para abreviar, pero en los cálculos se utiliza el valor dado por Feuillée.
25
Curiosamente Feuillée utiliza una cifra redondeada para la latitud de la ciudad de La
Orotava, 28° 24', en vez de 28° 23' 32 ", mientras que no redondea para nada la diferencia
de latitud entre el Pico y la ciudad de La Orotava.
[23] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 531

dor y que los círculos van siempre disminuyendo de tamaño conforme se acer-
can al polo, están compuestos de 360 grados al igual que los círculos máximos
de la esfera, pero de menor número de leguas por cada grado. De ello se deduce
que para reducir en grados los pasos que AC tiene de diferencia de longitud en-
tre el Pico y La Orotava, primero hay que buscar una media paralela (moyenne
parallele) entre la latitud del Pico y la latitud de La Orotava. En segundo lugar
hay que hacer la analogía siguiente mediante la cual obtendremos un número
de pasos en leguas mayores, las cuales, reducidas a grados, darán AC, conocida
en grados, pero desconocida en pasos geométricos (Feuillée, [1724, Ms 38]:
286; Feuillée, 2006: 540).

Feuillée necesita transformar AC (L ), dado en pasos, a una latitud me-


'P
dia <p, en pasos equivalentes sobre el ecuador (LJ Esto se hace mediante
la expresión Le= L'P sec<p, equivalente a Le= L'P /sen(90°-<p). Esta última
expresión permite y facilita el cálculo mediante las tablas de logaritmos.
Pero antes es necesario calcular la «media paralela entre la latitud del Pico
y de La Orotava». Es decir, el valor de <p de la última fórmula. Veamos los
cálculos de Feuillée.

Cálculos de Feuillée (Feuillée, [1724, Ms 38]: 288)


28 ct 14' 5" 13 "' 1/5. Sinus Compl. et la Latitude du Pie ......... L. 9.9449831
28 ct 24' ............. Sinus Compl.de la Latitude de Lorotava ... L. 9.9443092
Somme ..................................................................................... L.19.8892923
Moitie de La somme et sinus compl. De 28ct 19' 4" 801170 ..... L. 9.9446461 12
Cálculos en notación moderna
Log sen (90-28° 14' 5" 13"' 115) = 9.9449831
Log sen (90-28° 24') = 9.9443092
Suma = 19.8892923
Mitad de la suma = 9.94464615
Anti Log sen 9.94464615 = 61°40'56"30"'
90°-61° 40' 56" 30'" = 28° 19' 3" 29"'
(el anti log sen lo he calculado utilizando las tablas de Brusi de 1814)

Feuillée utiliza la siguiente expresión para el cálculo: Si <p 1 y <p 2 son


dos latitudes conocidas, entonces cos 2 <p = cos<p 1 cos<p 226 • Lo que hace es
hallar, no una latitud media proporcional, sino que calcula directamente
una media proporcional del factor que va a utilizar en los cálculos. De esta

De cos2cp = coscp 1 coscp 2 se sigue que 2 log sen(90°-cp) = log sen (90°-cp 1) + log sen
26

(90°- <p 2 ). Este es el fundamento de los cálculos de la última tabla.


532 ESTUDIOS CANARIOS [24]

manera transforma los 5758 pasos que vale AC en 6540 27 pasos 3 pies 6
pulgadas 654/664 de leguas mayores, es decir, sobre el ecuador. Ahora, ya
está en disposición de transformar AC en grados, mediante la equivalencia
siguiente 60000 pasos: 60' = 6540 ... : x (pues hay 60000 pasos en 1 gra-
do de círculo máximo). Obtiene para x la medida angular de 6' 32" 26"'
115. Esta es la diferencia de longitud entre La Orotava y el Pico (Feuillée,
[1724, Ms 38]: 289).
Por lo tanto, la longitud del Pico28 , al estar más al oeste que la ciudad
de La Orotava, es (18° 46'22" 30'") + (6'32"26"'1/5) = 18° 52' 54" 56"'
115 al occidente de París.
Resumiendo: para calcular la posición del Pico utiliza una estación
próxima, la ciudad de La Orotava, al no ser posible establecer una estación
en el lugar requerido. Al estar ambas localizaciones muy próximas, consi-
dera el triángulo ACB como un triángulo plano, y la Tierra como si fuera
una esfera para convertir las medidas longitudinales en angulares.
Veamos cómo procede 1'Abbé De La Caille en su Extrait. Los cálculos
se encuentran en elArticle vn del Extrait (1' Abbé De La Caille, 1751: 147).
Utiliza los datos suministrados por el padre Feuillée, es decir, distancia
entre el Pico y la ciudad de La Orotava igual a 11 094 toesas (cifra re-
dondeada), diferencia de latitud 9593 toesas y diferencia de longitud 5572
toesas. Es decir, da por buena la aproximación de Feuillée de considerar el
triángulo ACB como un triángulo plano. Pero al transformar las medidas
longitudinales a angulares utiliza otra equivalencia. Veamos:

... done ce pie est plus sud que l'Orotava de 9593 toises ou de 10' 8", & plus
occidental de 5572 toises ou de 6' 37", en supposant que le degré de latitude
est de 56850 toises, & celui de longitud de 50500 toises, a peu pres tels qu'ils
doivent etre selon les demieres mesures de la Terre (1 'Abbé De La Caille,
1751: 147).

De La Caille considera que la Tierra no es una esfera perfecta sino que


tiene forma «elipsoidal» 29 • Así que no necesita realizar las conversiones
que hace Feuillée sino que utiliza los valores correspondientes (las últimas
medidas de la Tierra según su texto) a la variación del grado de latitud y de
longitud según nos alejamos de la línea ecuatorial.

275758 sec (61 o 40' 56,5")"" 6540.


28Este dato es mío. No he encontrado en el manuscrito ninguna anotación que propor-
cione directamente la longitud del Pico con respecto al Observatorio de París.
29 Una consecuencia importante de que la Tierra tenga forma «elipsoidal» es que tanto

el tamaño de los grados de longitud como los de latitud son desiguales.


[25] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 533

Concluye para el Pico las siguientes coordenadas: Latitud 28° 12' 54"
y Longitud 18° 52' 3".

Latitud de la villa de la isla de El Hierro

El12 de agosto llegan a la isla de El Hierro. Feuillée se queja de las nie-


blas tan espesas que trae a la isla el viento y que impiden ver el cielo, sobre
todo durante la noche. El 14 de agosto logra ver el Sol algunos minutos
próximos a las 1Ohoras de la mañana y por la tarde a las mismas alturas del
disco solar de la mañana, lo que aprovecha para determinar el verdadero
mediodía por el reloj de péndulo. Esta determinación es importante para
saber cuándo es el mediodía solar y así poder calcular la altura meridiana
del sol. Ese día no hay observaciones de la altura meridiana del sol. Así
que pienso que no fueron posibles tales observaciones. Sí lo hace el15, 16
y 17 de agosto. Obtiene para la altura del polo en la villa de la isla de El
Hierro los valores 27° 47' 54", 27° 48' 5" y 27° 4 7' 3 8", respectivamente.
Con estas tres alturas puede determinar la latitud de la villa de la isla de El
Hierro:

La diferencia entre la menor y mayor de estas alturas es 27", la mitad 12" y la


añadí a la menor altura hallada y dio para la verdadera o más segura altura del
polo 27°47' 51" (Feuillée, [1724, Ms 38]: 267).

Este es un ejemplo del poco cuidado que presta a los cálculos el padre
Feuillée. La «mitad de 27» es 13'5 que, sumado a la menor de las alturas,
27° 47' 38", nos proporciona 27° 4 7' 51' Y2 , que sólo es medio segundo
mayor que la señalada por Feuillée. Por otro lado, si hubiera sido consis-
tente, al sumar 12 a la menor altura hubiera obtenido 27° 47' 50" que no
coincide con la anotada. Además, consigna los cálculos en lugares dispa-
res. Por ejemplo, el anterior lo es el 2 de octubre, y no el 17 de agosto,
fecha a la que corresponde la última de las observaciones de la altura me-
ridiana del Sol para la villa de la isla de El Hierro.
De La Caille vuelve a corregir los cálculos de Feuillée y, con los datos
de las observaciones y las declinaciones solares corregidas, obtiene las
alturas meridianas siguientes: 27° 47' 26", 27° 47' 28" y 27° 47' 2" para
los días 15, 16 y 17 de agosto respectivamente. Luego calcula el promedio
entre ambas obteniendo para la latitud de la villa de la isla de El Hierro
el valor 27" 47' 20". Otra imprecisión, esta vez de De La Caille, pues el
promedio entre las alturas meridianas daría exactamente 27° 47' 18" 2/3,
534 ESTUDIOS CANARIOS [26]

que podría aproximarse a 27° 4 7' y 19", pero no a la cifra anotada por De
La Caille.
Le Monnier promedia las tres observaciones del padre Feuillée, que
según él solo difieren entre ellas de 1O" a 30" y obtiene 27° 4 7' 50" para la
latitud de la villa de la isla de El Hierro. Aquí encontramos otro resultado
inexacto, pues el promedio de las tres observaciones de Feuillée arroja el
valor de 27° 47' 52" 1/3.
Maraldi, según los datos suministrados por Feuillée a su tío, aporta
como latitud de la villa de la isla de El Hierro 27° 47' 53", resultado que
esta más próximo al promedio de las tres observaciones dadas por el padre
Feuillée.
La siguiente tabla muestra, por autor, los valores sobre la latitud de la
villa de la isla de El Hierro:

Autor Latitud villa de la isla de El Hierro


Maraldi 27° 47' 53"
Feuillée 27° 47' 51"
Le Monnier 27° 47' 50"
De la Caille 27° 47' 20"

De nuevo, como ocurriera con la latitud de la ciudad de La Orotava, es


1' Abbé De La Caille el que corrige a la baja la latitud.

Longitud de la villa de la isla de El Hierro

La intención clara de Louis Feuillée es determinar la longitud de la villa


de la isla de El Hierro mediante el procedimiento canónico basado en los
eclipses de los satélites de Júpiter. Así el 14 de agosto se vuelve a quejar
de la dificultad que encuentra cada día para poder observar en esta isla los
satélites de Júpiter, motivada porque el cielo raramente se descubre por la
noche (Feuillée, [1724, Ms 38]: 188-189). Según sus propias palabras esto
le obligó a tomar otra ruta, que consiste en utilizar la posición del Pico de
Tenerife, cuyas coordenadas ha calculado ya, y determinar a partir de estas
la de la villa de la isla de El Hierro. A las cinco de la tarde del 14 de agosto,
divisa el Pico de Tenerife:
[27] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 535

No hay que dejar escapar estas ocasiones, sobre todo cuando son muy raras.
Instalé mi instrumento30 sobre su soporte. Puse la aguja imantada sobre el O
de la brújula, cuya línea norte y sur estaba perpendicular al anteojo fijo del
semicírculo. En esta situación apunté con el anteojo móvil hacia el extremo del
Pico de Tenerife. Hecha la operación, encontré que el Pico se situaba hacia el
este del norte de la brújula en 71° 12' (Feuillée, [1724, Ms 38]: 189; Feuillée,
2006: 502).

Los siguientes días comprueba la medida, al ver de nuevo el Pico, en-


contrando el mismo valor de su primera observación. Ahora necesita el
valor de la declinación del imán. Para tal fin, debe trazar una línea meridia-
na31 en el lugar de observación. Esto es posible el día 17 ya que, según sus
propias palabras, el Sol apareció con todo su esplendor. La variación del
imán hacia el noroeste es de 6° 36'. Así que ya tiene el ángulo que forma
la visual desde la posición en la villa de la isla de El Hierro, el Pico de
Tenerife y el meridiano que pasa por la villa de la isla de El Hierro: 71 o 12'
-6° 35' = 64° 37' (resta 6° 35' en vez de 6° 36', de nuevo otra imprecisión
inexplicable).
El 18 vuelve a Tenerife, abandonando la isla sin poder utilizar el pro-
cedimiento de los eclipses de los satélites de Júpiter para determinar la
longitud de la villa. A pesar de que la distancia es considerable, entre el
Pico y la villa de la isla de El Hierro, como para considerar el triángulo
plano, Feuillée utiliza el mismo procedimiento trigonométrico que ya puso
en funcionamiento para determinar la longitud del Pico de Tenerife.

30
«El medio círculo ... tenía más de un pie de diámetro provisto en el lugar de las ali-
dadas de dos buenos anteojos, uno fijo sobre su diámetro y el otro móvil. El medio círculo
está dividido en 180 grados y cada grado en minutos por líneas transversales. En el medio,
lleva una brújula dividida exactamente en 360° y su aguja en muy viva. Esta brújula me ha
servido para observar la variación del imán en varios lugares» (Feuillée, 2006: 502). Esta
es la única vez que el padre Feuillée proporciona una descripción tan detallada de uno de
los instrumentos empleados.
31 «... había colocado una piedra de nivel sobre la que suspendí una bala de mosquete
en el extremo de un hilo muy fino, precisamente a la hora del mediodía, señalada por mi re-
loj (aparee el sol). Marqué dos puntos de sombra a favor de la sombra del hilo y sobre esos
puntos apliqué una regla y tracé una línea meridiana sobre la que puse mis dos brújulas.
Dieron igualmente la variación al noroeste de 6° 36'» (Feuillée, 2006: 504).
536 ESTUDIOS CANARIOS [28]

Figura 2

Considera el triángulo AGE (Figura-2), donde A es la posición del Pico


de Tenerife y E es la posición de la villa de la isla de El Hierro. Los lados
GA y GE son respectivamente las diferencias de Latitud y Longitud entre
el Pico y la villa de la isla de El Hierro.
El cálculo de GA es simple, pues ya ha determinado las latitudes de
ambas posiciones. Así que tiene GA = LC =LB- CB = 36'- (9' 54" 46"'
4/5) = 26' 5" 13 "' 1/5 que es la diferencia de latitud entre el Pico y la villa
de la isla de El Hierro. Esta diferencia equivale en pasos geométricos a
26087 32 •
Para el cálculo de GE, utiliza la siguiente relación trigonométrica sobre
el triángulo EGA:
GA: sen (25° 23') = GE: sen (64° 37')

32
26087 = 93600 · 600001216000 (para el cálculo en pasos ha redondeado la diferen-
cia de latitud a 26').
[29] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 537

Cálculo del padre Feuillée Transcripción a notación moderna


[la expresión del cálculo para entender
mejor lo que sigue, es
GE = 26087 sen 64° 37'/ sen 25° 23']

Log (64° 37') = 9.9559089


Log (26087) = 4.4163076
64d37' ............ L. 9.9559089
Suma de logaritmos
26087 pasos ... L. 4.4163076
igual a 14.3722165
surna .............. L. 14.3722165
Log (25° 23') = 9.6321255
25d23' ............ L. 9.6321255
Restando tenernos 4.7400910
54970 ............. resta L. 4.7400910
Antilog (4.7400910) = 54970

Por idénticos procedimientos a los seguidos en la transformación de


pasos en medidas angulares para la determinación de las coordenadas del
Pico, Feuillée llega a los siguientes valores:

Diferencia de longitud33 entre el Pico y la villa de la isla de El Hierro: 54970


pasos que equivale a 1o 2' 15" 47"' 5"".
Diferencia de latitud entre el Pico y la villa de la isla de El Hierro: 26087 pasos
que equivale a 26' 5" 13"' 1/5.
Latitud 27° 47' 51" (Feuillée, [1724, Ms 38]: 267).
Longitud34 : 19° 55' 10,5" 13"' 17'"'.

De La Caille, por su parte, procede a determinar la diferencia de lon-


gitud entre la villa de la isla de El Hierro y el Pico de Tenerife. A tal fin,
considera el triángulo esférico (Figura-3) cuyos vértices son F, la villa de
la isla de El Hierro, T el Pico de Tenerife y P el Polo (Norte). El arco FP es
62° 12' 40" (colatitud de la villa de la isla de El Hierro), el arco PT es 61°
47' 6" (colatitud del Pico de Tenerife ), el ángulo PFT es 64° 37', calculado
desde la ciudad de la isla de El Hierro. Mediante trigonometría esférica se
determina el ángulo FPT, que es la diferencia de longitudes entre el Pico y
la villa de la isla de El Hierro, y que es igual a 1o 1' 42". Si ahora se añade

33
Al calcular la media paralela entre la latitud del Pico y de la villa de la isla de El
Hierro, Feuillée utiliza como latitud de la última posición el valor 27° 48' 5". Este valor es
el mayor de las tres observaciones. Otra imprecisión o descuido inexplicable.
34
Deducida a partir de los siguientes datos: Longitud del Pico (18° 52' 54,5" 26"' 1/5)
+ difde lontitudentre el Pico y la villa de la isla de El Hierro (1° 2' 15" 47'" 5"").
538 ESTUDIOS CANARIOS [30]

esta cantidad a la longitud del Pico determinada en el apartado anterior, se


llega a que la longitud de la villa de la isla de El Hierro es 18° 52' 3" + 1o
1' 42" = 19° 53' 45" al occidente de París. Si ahora añadimos 8', que según
el mapa de Feuillée35 es lo que se aleja la costa occidental de la villa de la
isla de El Hierro, tenemos finalmente para la costa occidental de la isla de
El Hierro una longitud igual a 20° 1' 45" al occidente de París. Así que el
Pico de Tenerife está 1o 9' 42" al oriente de la costa occidental de la isla de
El Hierro, mientras que la ciudad de La Orotava se encuentra alejada, en la
misma dirección, 1o 16' 19".

Figura 3

En una nota a pie de la página 147 del Extrait 1' Abbé de La Caille nos
indica que los cálculos que aparecen en el Article VII ( Calcul des positions
du pie de Ténériffe, de l'isle de Fer, de l'isle de Palma, al'égard de l'Oro-
tava) no son los del padre Feuillée que aparecen en su Relation, sino que
son del autor del Article y que han sido realizados de una forma más simple
y más susceptible de exactitud.
La trigonometría esférica introducida por 1' Abbé De La Caille tiene
como fin evitar los errores que se cometerían si utilizamos la trigonometría
plana. Sin embargo, esta última es mucho más compleja en sus fórmulas
y cálculos, sobre todo en una época en la que los cálculos derivados de las
fórmulas trigonométricas sólo se podían realizar mediante el uso laborioso
de las tablas de los logaritmos.

35 Mapa que no se adjunta al manuscrito Ms38. Sin embargo aparece en el manuscrito

Fr 12222. Este mapa es el que he utilizado para la figura-2 del presente trabajo.
[31] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 539

Maraldi afirma haberse servido de las notas manuscritas de su tío 36 y sin


más nos presenta los siguientes datos:

La Orotava está 0° 6' 32" al oriente del Pico de Tenerife.


El Pico de Tenerife está ¡o 2' 15" al oriente de la isla de El Hierro (sin especi-
ficar localización exacta, mas suponemos se refiere a la villa).
Así que La Orotava está 1o 8' 47" al oriente de la isla de El Hierro.
Si ahora añade estas cifras a la longitud, 18° 44' 22", calculada para la ciudad
de La Orotava, tenemos que la diferencia entre los meridianos de París y la isla
de El Hierro es 19° 53' 9".

Le Monnier le fils considera que las observaciones realizadas por el


padre Feuillée en la ciudad de La Orotava sitúan con bastante precisión la
posición del Pico de Tenerife, situándolo en una longitud de 18° 53' O" al
occidente de París. Sin embargo, se queja37 de no poder establecer con tan-
ta precisión la longitud de la isla de El Hierro, ya que el padre Feuillée ha
observado únicamente la latitud y el ángulo que forma el Pico con el plano
del Meridiano 38 . Así que procede a rehacer los cálculos, sin decir cómo, y
obtiene 1o 1' 17" 12 para la diferencia en longitud entre los meridianos del
Pico y de la villa de la isla de El Hierro.
Luego la villa de la isla de El Hierro está a 19° 54' 17" 12 al occidente
de París. Este último cálculo es mío, lo que Le Monnier le fils proporciona
es la longitud de la costa occidental añadiendo a los datos de que dispone,
8' :4 para la distancia entre la villa y la costa occidental de la isla de El
Hierro, obteniendo finalmente que la longitud de París respecto del Primer
Meridiano es igual a 20° 2' 12 (el resultado exacto de tales operaciones
arroja 20° 2' 32" 12).
Las tablas siguientes resumen, por autor, los valores de longitud para el
Pico y la villa de la isla de El Hierro.

36
«... nous nous servirons de que1ques notes manuscrites de mon oncle, qu'il dit avoit
tirées des observations duP. Feuillée» (Maraldi, 1745: 122).
37
«Mais paree que nous ne pouvons établir avec autant de précision la longitude de
l'Isle de Fer ou le P. Feuillée n'a observé uniquement que la latitude & l'angle qu'y formoit
le Pie de Ténériffe avec le plan du Méridien ... »(Le Monnier le fils, 1745: 351).
38 Se refiere al ángulo que forma la visual al Pico desde la villa de la isla de El Hierro

con el meridiano que pasa por esta última localización.


540 ESTUDIOS CANARIOS [32]

Autor Longitud Pico de Tenerife


Maraldi 18° 50' 54"
De La Caille 18° 52' 3"
Feuillée 18° 52' 54" Yz
LeMonnier 18°53'0"

Autor Longitud villa de la isla de El Hierro


Maral di 19° 53' 9"
De La Caille 19° 53' 45"
LeMonnier 19° 54' 17" Yz
Feuillée 19° 55' 10" Yz

CoNCLUSióN

Louis Feuillée no cumplió de forma satisfactoria ninguno de los dos


principales objetivos encomendados por la Academia Real de Ciencias. El
éxito de la misión pasaba por ceñirse a los procedimientos canónicos esta-
blecidos por la Academia para la determinación de la longitud, mediante la
observación de los satélites de Júpiter, y de la latitud mediante la observa-
ción de la altura meridiana del Sol. Es decir, por procedimientos puramente
astronómicos, procedimientos que habían sido establecidos y empleados
de forma satisfactoria desde el último cuarto del siglo xvn por las diferen-
tes expediciones científicas auspiciadas por la Academia. A pesar de esto,
los miembros de la Academia utilizaron los datos básicos suministrados
por la relación o diario del viaje del padre Feuillée para calcular las posi-
ciones geográficas de los dos meridianos.
Repasemos lo hecho por el padre Feuillée y los miembros de la Aca-
demia, en especial 1'Abbé De La Caille, por ser el informe más amplio
y el que podemos considerar como posición oficial de la Academia. En
cuanto a la operación de ajuste del reloj, tan importante como los siguien-
tes procedimientos, Feuillée se somete a lo dispuesto en las instrucciones
generales de la Academia. Respecto a la determinación de la latitud geo-
gráfica, Feuillée se ciñe también al procedimiento canónico y realiza varias
observaciones de la altura meridiana del disco solar a las que somete a las
correcciones pertinentes, de las cuales ya he hablado en su momento. Así,
para cada estación de observación obtiene varios valores de la altura meri-
[33] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 541

diana y procede a determinar el promedio entre los valores extremos como


mejor estimación del verdadero valor de la latitud. Por otro lado, 1' Abbé
De La Caille y Le Monnier le fils utilizan la media de todas las observacio-
nes como mejor estimación de la latitud. Ambos usan el sentido común y
sabemos que la media muestral es un estimador insesgado del parámetro.
Luego el procedimiento más apropiado es el empleado por 1' Abbé De La
Caille y Le Monnier le fils, y no el utilizado por el padre Feuillée. Aquí
hay una diferencia clara en la estimación de la latitud a pesar de haberse
sometido el padre Feuillée al procedimiento canónico.
Otra cuestión es la determinación de la longitud geográfica. Para Cádiz,
La Laguna y La Orotava el padre F euillée utiliza el procedimiento de los
satélites de Júpiter, que es el procedimiento canónico establecido por la
Academia. Esta es la razón de la afirmación de 1' Abbé De La Caille, al
considerar que tales posiciones están bien determinadas, no así las corres-
pondientes a los dos meridianos, pues en estos casos, longitud del Pico y
de la villa de la Isla de El Hierro, el padre Feuillée utiliza procedimientos
trigonométricos. Sobre esto último es coincidente con Le Monnier le fils:
ambos consideran que la posición del Pico no ofrece muchas dudas, dada
su proximidad a la ciudad de La Orotava. Al mismo tiempo, 1' Abbé De
La Caille califica la labor del padre Feuillée de poco precisa y afirma que
los cálculos de los meridianos, que realiza en el Article vn de su Extrait,
son cálculos propios y hechos de forma más simple y más susceptible de
exactitud que los que presenta el padre Feuillée en su relación. ¿En qué
consiste la exactitud a que se refiere 1' Abbé De La Caille? Si revisamos
los cálculos relativos a la posición geográfica de los dos meridianos por el
padre Feuillée, por un lado, y 1' Abbé De La Caille por el otro, observamos
que la diferencia entre ambos radica en una consideración diferente de la
figura y tamaño de la Tierra.
El procedimiento astronómico es independiente del tamaño de la Tierra,
pero no ocurre lo mismo con el procedimiento trigonométrico. Este último
sí depende fuertemente del tamaño del planeta. Hemos visto que para el
padre Feuillée la Tierra es esférica y utiliza unos valores de conversión de
medidas longitudinales en angulares que corresponden con esa concep-
ción, aunque hace constar su conocimiento de la forma esferoidal alargada
hacia los polos (Feuillée, [1724, Ms 38]: 130) al remitimos a las memorias
publicadas por la Academia (M. Cassini, Í719 & J. Cassini, 1720), en las
que J. Cassini expone su concepción «elíptica» de la figura de la Tierra.
Esta consideración de que la Tierra tiene forma esférica constituye para
1' Abbé De La Caille una falta de exactitud. Además, el padre Feuillée uti-
liza trigonometría plana para resolver los dos triángulos de la Figura-2.
542 ESTUDIOS CANARIOS [34]

En el caso del primer triángulo, el que tiene por vértices la ciudad de La


Orotava y el Pico, no hay objeción, pues la proximidad del Pico y la ciudad
de La Orotava permite considerar el triángulo como plano sin que el error
sea considerable. Sin embargo, el segundo triángulo que involucra el Pico
y la villa de la isla de El Hierro, debido a su tamaño, hace que 1' Abbé De
La Caille opte por utilizar trigonometría esférica en su resolución. Emplea
además valores de conversión de magnitudes longitudinales en angulares
que tienen en cuenta la forma «esferoidal» de la Tierra. Para 1' Abbé De
La Caille el modelo imperante de la Tierra es el derivado de la expedición
conjunta hispano-francesa al Perú y a Laponia para dilucidar la polémica
sobre si la Tierra es sphéroide oblong o sphéroide applati. Tenemos pues
que, frente a una concepción esférica por parte del padre Feuillée, 1' Abbé
De La Caille antepone una Tierra en forma de sphéroide applati, conside-
rando que no es una esfera exacta sino que su forma esférica se achata en
los polos.
La forma y tamaño de la Tierra es uno de los grandes problemas cientí-
ficos que se plantea la Academia desde fines del siglo xvn hasta casi media-
do el siglo xvnr39 • La importancia que tiene la resolución de este problema
en el viaje del padre L. Feuillée se pone de manifiesto en palabras del pro-
pio Cassini:

Orla mesure de la Terre est la base & le fondement de ces deux sciences [Geo-
graphie & Navigation]. Car ayant déterminé par les Observations Astronomi-
ques la longitude & la latitude des divers lieux de la Terre, il est necessaire de
connoitre la grandeur des degrés pour pouvoir les réduire aune mesure certai-
ne, & avoir la veritable distance entre ces lieux ; & réciproquement connois-
sant les veritables distances entre divers lieux de la Terre par des operations
geometriques ou par des mesures itineraieres, il est necessaire, pour les réduire
en degré, d'en sc;avoir exactement la valeur (M. Cassini, 1719: 248).

Lo que Cassini plantea es la necesidad de disponer de un factor de


conversión entre medidas longitudinales y angulares. Tal factor de conver-
sión pasa por conocer qué figura y qué tamaño tiene la Tierra. Las conse-
cuencias que tiene esto para los cálculos del padre Feuillée han sido puestas
de manifiesto en aquellos momentos en los que ha convertido diferencias
de longitud y latitud dadas en pasos, medida longitudinal, a grados, minu-
tos y segundos, medida angular.

39
Para un estudio detallado del planteamiento y evolución del problema remitimos al
lector interesado a las obras de Lafuente y Mazuecos (1987) y Brown (1979).
[35] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 543

El viaje del padre Feuillée se produce en el mismo momento en que está


en litigio la forma y tamaño de la Tierra. Por un lado, están los partidarios de
J. Cassini que consideran al planeta un sphéroide oblong, como una elipse
alargada hacia los polos. Tal concepción se deriva de la interpretación de
mediciones empíricas realizadas durante el primer cuarto del siglo xvm por
diversos miembros de la Academia. Frente a esta concepción está la teórica
de los seguidores de su principal valedor, I. N ewton, que consideran que la
Tierra tiene forma de sphéroide applati, es decir forma esférica achatada
por los polos. Esta polémica no será resuelta hasta después de realizada la
doble expedición al Perú y a Laponia para medir un grado de meridiano en
ambos sitios y determinar cuál de las concepciones era la correcta.
No deja de ser significativo que la publicación oficial de la Academia
sobre las observaciones realizadas en esos viajes y la conclusión sobre la
forma de sphéroide applati se produzca en 1749 (Bouguer, 1749),justo dos
años antes de la publicación de la memoria de 1' Abbé De La Caille sobre
el viaje del padre Feuillée. La relación de fechas apoya mi hipótesis, pues
la publicación de Bouguer es el resultado de los informes presentados en
diferentes sesiones de la Academia los años 1744 y 1745 40 , apareciendo el
Extrait de 1' Abbé De La Caille en el anuario de la Academia correspon-
diente a 1746 que se publica en 1751.
Al no poder realizar determinaciones de longitud utilizando procedi-
mientos astronómicos puros, en los que no es necesario asumir el tamaño
de la Tierra, debido a que las condiciones no le fueron favorables, y tener
que cambiar a procedimientos trigonométricos, la relación del viaje del
padre Feuillée se vio inmersa en el centro de la polémica sobre la verda-
dera forma y tamaño de la Tierra. Así que los miembros de la Academia
no tomaron la decisión de publicar un informe amplio del importante viaje
del padre Feuillée hasta haber resuelto la polémica de la figura y tamaño
de la Tierra.
Por otro lado, la memoria remitida por el padre Feuillée a la Academia
y que ha llegado hasta nosotros en su formato manuscrito adolece además
de errores de cálculo y de rigor, incluso en momentos muestra descuidos

40
Así consta en la certificación de Granjean de Fouchy, secretario perpetuo de la Aca-
demia Real de Ciencias que acompaña a la publicación de M. Bouguer: «Extrait de Regis-
tres de 1' Académie Royale des Sciences. Des 16 & 29 Novembre 1748. Monsieur Bouguer
ayant lü en plusiers seances des années 1744 & 1745 le rapport des observations faites au
Pérou pour déterminer la figure de la Terre, 1' Académie a jugé cet ouvrage digne d' etre
donné au Public & a décidé qu'il seroit imprimé comme fait par son ordre. En soi de quoi
j'ai signé le présent certificat. A París ce 30 Avrill749. Signé, Granjean de Fouchy, Sécré-
taire perpetuel de 1' Académie Royale de Sciences».
544 ESTUDIOS CANARIOS [36]

inexplicables, como ya he señalado. Quizás fue redactada con mucha prisa,


al regreso del viaje a finales de 1724 y no pudo realizar una revisión de la
misma. Es posible que esta sea la causa, un intento último de mejorar la
relación, de la carta enviada el 20 de febrero de 1725 a J. Cassini que cita
Maraldi en su memoria y que junto con las notas de su tío J.P. Maraldi
constituyen la fuente de los datos que este presenta en su informe a la
Academia en 1742. Recordemos que, en el Extrait, 1' Abbé De La Caille
se queja de que el padre Feuillée ha sido poco cuidadoso e inexacto en
sus cálculos. Respecto al procedimiento empleado para calcular la latitud
es necesario determinar primero la declinación solar para el lugar de ob-
servación. Ya he señalado que este es justo el primer cálculo que presenta
el padre Feuillée en su diario, como ejemplo ilustrador y que, además de
contener un error numérico, de ninguna manera sigue el procedimiento es-
tándar tal y como se puede comprobar en los manuales al uso de la época,
entre los que destacamos el del propio padre Feuillée (Feuillée, 1714: 665-
696) y el más completo y actualizado debido a J. Cassini (Cassini, 1740:
10-14); este último utilizado por 1'Abbé De La Caille al rehacer los cálcu-
los del padre Feuillée tal y como afirma en el Extrait, y como ya señalé en
su momento, el cálculo del padre Feuillée contempla el lugar verdadero del
Sol para tiempo medio y no para tiempo real, como es preceptivo.
En cuanto al procedimiento para determinar la longitud, procedimiento
de los satélites de Júpiter, este pasa por determinar el verdadero tiempo
en que ocurre el fenómeno tanto en el lugar de observación como en el
observatorio de referencia. Aquí también 1' Abbé De La Caille introduce
correcciones y afirma que ha recalculado tales tiempos y que estos difieren
de los del padre Feuillée (1' Abbé De La Caille, 1751: 130).
A mi juicio la explicación de por qué no se publicó el diario del padre
Feuillée fue debido a los diversos factores señalados. Entre ellos y para
mí el más importante fue el cambio de modelo cosmográfico de la Tierra,
desde la concepción esférica al sphéroide applati. Louis Feuillée no vivió
lo suficiente, pues murió en 1732, para ver resuelta la polémica y publicado
su informe. Sin embargo, los miembros de la Academia valoraron en su
justa medida los datos básicos de las observaciones astronómicas por él
aportadas y las utilizaron para recalcular las posiciones geográficas de los
lugares por él visitados y redactar el informe final del viaje materializado
en el Extrait de 1' Abbé De La Caille.
[37] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y CÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE ... 545

REFERENCIAS

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sieurs Bouguer, & de la Condamine, de l 'Académie Royale des Sciences,
envoyés par ordre du Roya Pérou, pour observer aux environs de l 'Equa-
teur, París, Chez Charles-Antaine Jombert, Libraire du Roy.
BROWN, L. A., 1979. The Story of Maps, Nueva York, Dover Publications Inc.
CASSINI, M., 1719. De la grandeur de la Terre et de sa figure. Mémoires de l'Aca-
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[CASSINI, J.], 1720. De la grandeur et de la figure de la Terre. Suites des Memoires
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CASSINI, M., 1740. Tables astronomiques du soleil, de la !une, des planetes, des
etoiles fixes et des satellites de Jupiter et de Saturne; avec l 'explication &
l'usage des ces mémes tables, París, De l'imprimerie Royale.
CASSINI le fils, M., 1704. Extrait des Observations Astronomiques, que le R.P.
Feüillée Minime a faites en Levant pendant les années 1700 & 1701, rap-
portées par. Memoire de l 'Académie Roya/e des Sciences, Année 1702:
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CASSINI le fils, M., 1706. Extrait des Observations faites a la Martinique par le P.
Feüillée en 1703 & 1704. Comparées aux Observations qui avoient été déja
faites en cette Isle par Mrs des Rayes & du Glos. Et a celles qui ont été fai-
tes en meme tems a l'Observatoire Royal. Memoire de l'Académie Royale
des Sciences, Année 1704: 338-345.
CAssiNI le fils, M., 1709. Extrait des Observations faites aux Indes Occidenta-
les en 1704, 1705, & 1706 par le P. Feüillée Minime, Mathematicien du
Roy; comparées a celles qui ont été faites en meme temps a l'Observatoire
Royal. Memoire de l'Académie Royale des Sciences, Année 1708: 5-16.
Éloge de M. 1' Abbé De La Caille, 1764. Histoire del 'Académie Royale des Scien-
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É1oge de M. Mara1di [J.P], 1731. Histoire de l 'Académie Royale des Sciences,
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FEUILLÉE, L., 1714. Journal des observations physiques, mathematiques et botani-
ques: faites par l 'odre du roy sur les cótes Orientales de l 'Amerique Me-
ridionales, & dans les Jndes Occidentales, depuis l'année 1707 jusques en
1712, París, Chez Pierre Giffart.
FEUILLÉE, L., [1724, Ms 38]. Voyage aux Jsles Canaries ou Journal des observa-
tions Physiques, Mathematiques, Botaniques e Historiques faites par ordre
546 ESTUDIOS CANARIOS [38]

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FEUILLÉE, L., 1724, [Fr 12222]. Voyage aux Isles Canaries ou Journal des observa-
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de Sa Majesté, París, Bibliotheque National.
FEUILLÉE, L., 2006. Viaje a las Islas Canarias o Diario de las observaciones físi-
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Antonio Á varez de la Rosa. En A. Herrera Piqué (ed.), Pasión y Aventura
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LA CAILLE, M. L' Abbé De, 1751. Extrait de la Relation du voyage fait en 1724, aux
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LAFUENTE, A. y A. MAZUECOS, 1987. Los Caballeros del punto fijo. Ciencia, políti-
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de l'Isle de Bourbon, Histoire de l'Académie Roya/e des Sciences, Année
1742: 112-115.
[39] OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS YCÁLCULOS MATEMÁTICOS EN EL VIAJE... 547

Liste de Messieurs de 1'Académie Royal e des Sciences, depuis 1' etablissement de


cette Compagnie en 1666 jusqu'en 1733. Histoire de l'Académie Royale
des Sciences, depuis 1686jusqu'a son Renouvellement en 1699. Tomen,
París, Chez G. Martin, J.B. Coignard fils & H.L. Guerin, rue S. Jacques.
MARALDI, M., 1745. De la différence des Méridiens entre l'Observatoire Royal
de Paris, l'Isle de Fer & quelques autrex lieux, Mémoires de l'Académie
Royale des Sciences, Année 1742: 121-130.
MARALDI, M., 1749. Connoissance des Temps pour l'année 1750 au méridien de
París, París, De l'Imprimerie Royale.
MoNTESDEOCA, A., 2006. «Notas sobre la determinación de la altura del Teide he-
cha por Feuillée». En A. Herrera Piqué (ed.), Pasión y Aventura en la Cien-
cia de las Luces. Tomo n: 581-596.
Tablas de los logarithmos de los senos, tangentes, y secantes, suponiendo el ra-
dio dividido en 100000000 de partes 41 , 1814, Barcelona, en la imprenta de
Antonio Brusi.
Too LEY, R. V., 1979. Dictionary of Mapmakers. Map Collector Publications
Limited. Tring, Hertfordshire.
VARIN, DEs RAYES y DE Gws, Mrs., 1729. Voyages au Cap Verd, en Afrique & aux
Isles de 1' Amérique, Mémoires de 1'Académie Royale des Sciences, depuis
1666jusqu'a 1699. Tome vn, partie n: 431-459.

Mi agradecimiento al personal de la Biblioteca Central de Marina y


Museo Naval (Madrid), por su inestimable colaboración en la búsqueda de
la bibliografía que ha posibilitado este trabajo.

41
Hay un error en la cifra. El radio del círculo está dividido en 10 10 partes como fá-
cilmente se comprueba por simple inspección de las tablas en el valor correspondiente a
logsen90° que es igual a 10.
Ortega ante la teoría de la relatividad

FRANCISCO ÜONZÁLEZ DE POSADA

Resumen. Se concreta el pensamiento de Ortega y Gasset sobre la Física de su


tiempo, basado en tres ideas clave: a) la creencia es la función vital que inspira la
ciencia -por tanto, ésta es una «forma de creencia»-; b) la Física es la «ciencia
por excelencia»; y e) la teoría de la Relatividad de Einstein es «el hecho intelectual
de más alto rango que el presente puede ostentan>. Se describe la historia de los
conceptos, los comentarios, las actitudes y los juicios valorativos de Ortega frente
a Einstein, analizando especialmente el ensayo El sentido histórico de la teoría de
Einstein y su análisis sobre la «crisis de fundamentos» del siglo xx centrado en el
ensayo Bronca en la Física.
Palabras Clave: Ortega y Gasset, Einstein, relatividad, historia.

Abstract. Ortega y Gasset's thinking on Physics ofhis time is specified, it is based


on three fundamental ideas: a) belief is a vital function that inspires science -so,
science is a «form of belief»-; b) Physics is a «science par excellence»; and e)
Einstein's theory of relativity is «the intellectual fact of the highest order that
the present time can show». History of concepts, comments, attitudes and value
judgements of Ortega against Einstein is described, analysing specially the essay
El sentido histórico de la teoría de Einstein and his analysis about the «fundamen-
tal crisis» ofxx century centred in the essay Bronca en la Física.
Key words: Ortega y Gasset, Einstein, relativity, history.

HE TENIDO la dicha de ver sentada ante mí en diferentes ocasiones a María


Rosa Alonso desde el año 94 del pasado siglo en que comenzamos la tarea
de recuperación de la memoria de Blas Cabrera Felipe, sobre todo en Ca-
narias. Durante unos diez años, hemos dictado en Tenerife cursos de Cien-
cia y Filosofía desde la perspectiva de la Cosmología, tratando de manera
específica las especiales relaciones de Ortega y Zubiri con las revoluciones
de la Física del siglo xx y en múltiples ocasiones esporádicas sobre dife-
rentes materias específicas.
Especialmente recuerdo las presencias de María Rosa y nuestras con-
versaciones posteriores en dos momentos: uno, en la Real Sociedad Econó-
mica de Amigos del País de Tenerife con motivo del Homenaje al Excmo.
Sr. D. Antonio González González, organizado en colaboración con el Cen-
550 ESTUDIOS CANARIOS [2]

tro Científico-cultural Blas Cabrera de Lanzarote, preludio de la Academia


de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote, en el que se presentó el libro de
«Homenaje» editado por esta Institución; y, otro, en el tan entrañable como
solemne acto académico en el Cabildo de Tenerife en que la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo concedió a Rafael Arozarena su Medalla
de Honor, con mayúsculas, otorgándome a mí el honor, con minúsculas,
de hacer de laudador del poeta, artista y científico, ese día henchido de
felicidad. ¡Cómo no iba a citar a Ortega utilizando algunas ideas suyas
como referente para glosar al autor de Mararía!, y ¡cómo no se me iba a
presentar María Rosa Alonso, una vez más, radiante de felicitad intelectual
por el recuerdo a su maestro, por las reiteradas referencias a Ortega, para
contarme, de nuevo, su condición de discípula del filósofo español! Yo
también, en la distancia temporal, me siento discípulo de don José al que
he dedicado especiales atenciones.
En esta ocasión deseo colaborar en el merecido homenaje que se brinda
a María Rosa Alonso contribuyendo con un tema de permanente actualidad
filosófica y de constante reflexión científica, Ortega y la Física, cuyo ensa-
yo «El sentido histórico de la teoría de Einstein» está considerado como un
«clásico» de Filosofía de la Ciencia.
Por lo que respecta al contenido, este trabajo constituye un recordatorio,
y consecuentemente un anticipo, de una tarea anterior pendiente de mayor
envergadura: la edición del libro La Física del siglo xx en la Filosofia de
Ortega, expresión de un ciclo de cinco conferencias de título «La Física
del siglo xx: su presencia en la obra de Ortega» en el Instituto de España,
Madrid, del25 al29 de octubre de 1999, y posteriormente un curso de 15
lecciones en la Facultad de Física de la Universidad de La Laguna de título
«La Física del siglo xx: Física y Matemática en la obra de Ortega y Gas-
set», del 15 al 19 de noviembre de 1999. Puede comprenderse la especial
relación que tiene con esta isla de Tenerife.
Por lo que respecta a su naturaleza consiste prioritariamente en dejar
manifestarse al propio Ortega por mediación de sus escritos sobre Einstein
y la relatividad. Así, se exhibe un panorama diacrónico de referencias del
filósofo español sobre las teorías del físico alemán. Y se hace -tras unas
consideraciones iniciales, con otras centrales y con el complemento final
de una breve referencia a su también importante ensayo «Bronca en la Fí-
sica»- en síntesis extrema y sin apenas detalles ni comentarios.
[3] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 551

PRIMERA PARTE. IDEAS BÁSICAS

l. LA CIENCIA: FORMA ESPECIAL DE CREENCIA

Suele decirse que Ortega escribió mucho y acerca de casi todo. Pero no
es frecuente oír -y menos ver escrito- algo de él relativo a la ciencia.
Lo primero que debe decirse, por mi parte claro, es que sobre ésta escribió
mucho y que lo hizo de ordinario con altura filosófica y bella narración
sociológica y periodística.
A lo largo de su extensa vida de escritor, y con diferentes enfoques ya
que no parece que en los asuntos de ciencia se leyera mucho a sí mismo,
ofreció distintas perspectivas usualmente interesantes y sólo algunas veces
de modo inapropiado.
Entiendo que su concepción más rica y más elaborada de ciencia es
aquella que la considera como una forma especial de creencia. En una
de sus obras más lúcidas, redactada en plena madurez, En torno a Gali-
leo (1933), escribiría: «Una cosa es el conocimiento mismo, la ciencia, en
tanto que hecho, pero otra es conocer (o al menos saber) cuál es la función
vital que la inspira y la moviliza. Así la ciencia es una forma especial, una
manifestación de otra función más decisiva y básica: la creencia».
Como complemento de lo anterior interesa destacar otra idea orteguiana.
El hombre pasa de una fe (científica) a otra fe (científica) y se encuentra en
una situación difícil «mientras dura el tránsito, mientras vive en dos creen-
cias, sin sentirse instalado en ninguna, por tanto en sustancial crisis».
Y aquí se encuentra Ortega, y con él su generación, y sobre todo la
filosofía, y en ésta, la filosofía primera (o lasfilosofias primeras): la me-
tafísica, la cosmología, la naturaleza de la materia (el problema del ser y
de la realidad), si éstas fueran tan fácilmente separables como acabo de
escribir. Y esa crisis, precisamente, se manifiesta y desarrolla en el ámbito
de las ciencias de la Naturaleza, principalmente en el de la física. Y nuestro
filósofo no se sitúa al margen de la crisis ni de sus consecuencias: se instala
en la crisis y desde ella, aunque pretenda observarla y tratarla desde fuera,
reflexiona con luz brillante.
En las primeras décadas del siglo xx tienen lugar, a mi juicio, las ma-
yores y más sorprendentes revoluciones de la historia del pensamiento, y
tienen lugar precisamente en el ámbito de lo ya considerado, ante todo y
sobre todo,fisica: las revoluciones relativistas, restringida y general, y la
revolución cuántica (nombre que en medida importante integrará las suce-
sivas revoluciones generadas en tomo a la física atómica, la física nuclear
y la física de partículas elementales y altas energías); revoluciones que van
552 ESTUDIOS CANARIOS [4]

a modificar radicalmente las interpretaciones, las concepciones y las res-


puestas que se dan a los problemas clásicos de la Filosofía de la Naturaleza
(¿o Física?): la constitución de la materia, la estructura y dinamicidad de
lo real y el origen, la evolución y la configuración del Cosmos. La física
detrae estos temas de la filosofía, de tal manera que los acapara, ni siquiera
los comparte; y la filosofía parece que renuncia (o se ve impelida a renun-
ciar) a ellos. ¿Totalmente? ¿Definitivamente?
Ortega se forma y concibe y elabora su pensamiento en las primeras dé-
cadas del siglo, coincidentes con la génesis y el desarrollo de estas revolu-
ciones. Y no queda al margen, penetra en ellas, las interpreta y, en diferen-
tes modos y momentos, las integra en su peculiar filosofía. De nuevo, pues,
Ortega; ¡otra vez Ortega!. .. pero ahora desde una perspectiva diferente y de
interés relevante: la de la física.

2. LA FÍSICA: CIENCIA POR EXCELENCIA

Otras ideas pueden destacarse ahora.


En primer lugar, se puede afirmar que Ortega prestó una atención es-
pecial a la ciencia en general y a la física en particular desde su juven-
tud, como puede comprobarse fácilmente leyendo su correspondencia con
Unamuno, con el recuerdo complementario de su estancia en Alemania,
precisamente en los años en que se difunde la Relatividad especial, y con-
secuente conocimiento del idioma alemán, cuestión de significativo interés
en el tema que nos ocupa.
En segundo lugar, hay que expresar su alta consideración (diré prime-
ra1 -correspondiente a las tres primeras décadas del siglo a las que ahora
nos referimos-) sobre la física, que puede sintetizarse en las reiteradas
expresiones orteguianas siguientes: «la física, la ciencia por excelencia»,
«la ciencia física, la maravilla máxima de la mente humana», «la ejempla-
.ridad del pensamiento físico frente a todos los demás usos intelectuales»,
«la gloria de Occidente», «la gran aportación de Europa a la civilización
humana», etc., etc.
Y en tercer lugar, hay que constatar el 'olvido de las ideas de Ortega'
en la redacción de la 'constitución europea', elemento político de suma
actualidad. Para el filósofo español he aquí, como complemento de las ex-
presiones del párrafo anterior, su síntesis radical sobre la esencia última

1
En los años 30 prestará más atención, como se verá en próximos parágrafos, al «pro-
blema de los fundamentos».
[5] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 553

de Europa, lo característico universal e histórico de lo europeo: «Europa=


Ciencia; todo lo demás le es común con el resto del planeta»; o mejor aún:
«Europa es la física moderna».
Tampoco conviene olvidar, en esta presentación del ensayo de Ortega
sobre Einstein, algunas notas, aunque sean expuestas también de mane-
ra exageradamente sintéticas, relativas al momento en que se escribe, es
decir, acerca del contexto del año 1923 en el que se publica El tema de
nuestro tiempo y con él, a modo de apéndice, «El sentido histórico de la
teoría de Einstein».
Primera. Einstein, aparte de haber sido laureado con el Premio Nobel
de Física en 1921, se encuentra en la cima mundial del pensamiento. Con-
secuencias del éxito de sus revoluciones intelectuales, presupuestamente
correspondientes -¿propias?, ¿limitadas?- al ámbito de la física, se con-
sideran las contribuciones de los conocidos, entre otros muchos, nuevos
importantes focos de filosofía: el Círculo de Viena, el operacionalismo de
Bridgman y diferentes ámbitos de filosofía de la ciencia, entre ellos la me-
todología de Popper.
Segunda. España (aparte de las entonces figuras consagradas de Torres
Quevedo y de Cajal) está alcanzando un incipiente nivel de proyección
europea de la naciente ciencia que se realiza en el Laboratorio de Inves-
tigaciones Físicas (Cabrera, Palacios, Del Campo, Moles y Catalán), que
tanto colaborará en la consideración de la época como de edad de plata de
la cultura española, incluyendo en ésta la ciencia.
Tercera. Einstein visita España en febrero y marzo.
Cuarta. Blas Cabrera publica su Principio de relatividad, editado por
la Residencia de Estudiantes, y presenta a Einstein en la Real Academia
de Ciencias. La asistencia a los actos de Einstein en la capital de España
facilitará el encuentro de Cabrera con Ortega, que concluirá en una cre-
ciente amistad y en la posterior colaboración de Cabrera en la Revista de
Occidente. Ortega traduce al español alguna conferencia de Einstein y se
relaciona con él; lo más conocido es la excursión que realizan conjunta-
mente a Toledo.
Con estos escuetos pero variados conjuntos de consideraciones marco,
parece que estamos en condiciones de enfrentamos con «El sentido histó-
rico de la teoría de Einstein», que -conviene recordarlo- ocupa lugar
entre los comentarios considerados clásicos en la recepción (impacto) y
difusión inicial (reacciones) de la teoría de la relatividad2 •

2
Puede verse, por ejemplo, la selección de L. Pearce Williams, Einstein et al., La teo-
ría de la relatividad, Madrid, Alianza, 1973.
554 ESTUDIOS CANARIOS [6]

3. LA RELATIVIDAD: EL HECHO INTELECTUAL DE MAS ALTO RANGO QUE EL PRESENTE


PUEDE OSTENTAR

Llama la atención la deslumbrante entrada del ensayo: «El hecho in-


telectual de más alto rango que el presente puede ostentar». Aunque esto
pudiera considerarse una obviedad a la altura de 1923, sorprende tanto
elogio en Ortega.
Cabe preguntarse: ¿Era la primera vez que en sus escritos se refería a
Einstein? La respuesta es negativa. Lo había hecho en diferentes ocasio-
nes. Veamos algunas, por su interés, sin que podamos ni siquiera hacer
unos breves comentarios.

SEGUNDA PARTE. REcoRRIDO HISTÓRico

4. PRIMERAS LOAS A EINSTEIN

En «Musicalia»3 , 1921, había escrito: «Mas dentro de nuestra propia


cultura varía, según las épocas, el coeficiente de popularidad de sus pro-
ducciones. Hoy, por ejemplo, vivimos una hora en que es extrema la impo-
pularidad de cuanto crean el sabio y el artista representativos del momento.
¿Cómo podrán ser populares la matemática y la fisica actuales? Las ideas
de Einstein, por ejemplo, sólo son comprendidas, no ya juzgadas, por unas
docenas de cabezas en toda la anchura de la Tierra.
El porqué de esta incomprensión tiene, a mi juicio, sumo interés. Se le
atribuye de ordinario a la dificultad de la ciencia y el arte actuales. «¡Son
tan difíciles!», se dice. Si llamamos difícil a todo lo que no comprende-
mos, no hay duda que lo son; pero, en tal caso, nada hemos explicado. En
un sentido más concreto solemos decir que es difícil lo que es intrinca-
do, complicado. Pues bien; en este sentido es falso atribuir una peculiar
dificultad a la ciencia o al arte que hoy hacemos. En rigor, las teorías de
Einstein son sumamente sencillas, por lo menos más sencillas que las de
Kepler o N ewton.
En el «Prólogo» a Teoría de la relatividad de Einstein y sus fundamen-
tos físicos, de Max Bom\ 1922, escribió:

3
El Espectador, m; OC-II, 236.
4
OC-VI, 307.
[7] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 555

La teoría de la relatividad es, entre las nuevas ideas, la que ha ingresado


con más estruendo en la atención del gran público. [... ] La docilidad de la
estrella remotísima a la meditación de un hombre será siempre el hecho
ejemplar en que el espíritu popular renueva su fe en la ciencia.
Las ideas de Einstein llegan a nosotros ungidas por esa recomendación
estelar. Con un radicalismo intelectual tan característico del tiempo nuevo
[... ]rompe el genial hebreo con la forma milenaria de nuestras intuiciones
cósmicas. Nada podía garantizamos mejor que entramos en una nueva épo-
ca. Muy pronto una generación aprenderá desde la escuela que el mundo
tiene cuatro dimensiones, que el espacio es curvilíneo y el orbe, finito. [... ]
La teoría de la relatividad -este nombre es, acaso, lo menos afortunado de
ella- lleva un germen, no sólo una nueva técnica, sino una nueva moral y
una nueva política. La teoría copemicana fue, como es sabido, el principio
educador de la Edad Moderna.

Y en el «Prólogo» a La decadencia de Occidente, de Oswald Spengler5,


1923:

¿Qué es la obra de Spengler? Ante todo una filosofía de la historia. Los


que siguen la publicación de esta Biblioteca habrán podido advertir que la
física de Einstein y la biología de Uexkül coinciden, por lo pronto, en un
rasgo que ahora reaparece en Spengler y más tarde veremos en la nueva
estética, en la ética, en la pura matemática. Este rasgo, común a todas las
reorganizaciones científicas del siglo xx, consiste en la autonomía de cada
disciplina. Einstein quiere hacer una física que no sea matemática abstrac-
ta, sino propia y puramente física.

No me resisto a reproducir un juicio de Ortega del propio año 1923


sobre los científicos españoles. En «Para una topografía de la soberbia es-
pañola (Breve análisis de una pasión)»6 :

Por esta razón es nuestra raza de tal manera misoneísta. Aceptar, desde
luego, una novedad nos humillaría, porque equivale a reconocer que antes
no éramos perfectos, que fuera de nosotros quedaba aún algo bueno por
descubrir. Al español castizo toda innovación le parece francamente una
ofensa personal. Esto lo advertimos a toda hora los que nos esforzamos por
refrescar un poco el repertorio de ideas alojadas en las cabezas peninsula-
res. La teoría de Einstein se ha juzgado por muchos de nuestros hombres
de ciencia no como un error -no se han dado tiempo para estudiarla-,

5
OC-VI, 309.
6
OC-IV, 464.
556 ESTUDIOS CANARIOS [8]

sino como una avilantez. Cuando yo sostengo que el siglo xx posee ya un


tesoro de nuevas ideas y nuevos sentimientos, sé que casi nadie se parará a
meditar con alguna precisión sobre el contenido concreto de mis afirmacio-
nes; en vez de esto se produce en tomo a mis palabras una sublevación de
irritadas soberbias que me divierte mucho contemplar.

5. UNAS BREVES CONSIDERACIONES EXTRÍNSECAS ACERCA DEL ENSAYO DE 1923

En «El sentido histórico de la teoría de Einstein» glosa Ortega la obra


fundamental del físico judeo-alemán. Dejando a criterio del lector la crítica
intrínseca del ensayo, conviene apuntar algunas consideraciones comple-
mentarias.
Primera. La referencia del propio Ortega a la naturaleza de ejemplo de
El tema de nuestro tiempo y como expresión máxima de éste.
Segunda. El ensayo orteguiano, por su singularidad y perspicacia, como
se ha recordado, adquirió la condición de «clásico» entre los textos de aná-
lisis de la relatividad. De aquí la relevancia práctica del mismo.
Tercera. Una necesaria observación crítica. Ortega tiene conciencia de
originalidad, y así lo expresa claramente: «por vez primera, se subraya: a)
cierto carácter ideológico que lleva en sí; y b) contradice las interpretacio-
nes que hasta ahora solía hacerse de ella»; y, según él, además, presenta
«una interpretación filosófica del sentido general latente en la teoría físi-
ca de Einstein». Especialmente exhibe como nota más determinante de la
teoría el absolutismo, destacando así una llamativa contradicción con su
nombre -relatividad-. Insiste Ortega: «notas que no han sido señaladas
antes». ¡Bueno!, no viene mal un pequeño tirón de orejas a nuestro filósofo,
que vale también como respuesta -en nombre de los científicos españoles
de la época- al juicio recogido en el último párrafo del apartado prece-
dente. En 1917 había publicado Cabrera ¿Qué es la electricidad?, editado
por la Residencia de Estudiantes, dedicando una gran atención a las teorías
de la relatividad. Sin entrar en mayores detalles -ni hacer referencias a
otros científicos españoles- reproduciré unos párrafos del físico canario,
harto significativos, de su ensayo de 1920 «Las fronteras del conocimiento
en la Filosofía Natural» 7 :

7
Conferencia pronunciada por Bias Cabrera Felipe en la Facultad de Filosofía y Letras
de Buenos Aires el4 de noviembre de 1920. Fue publicada en Verbum 14, no 55, págs. 264-
277, y reproducida en Tribuna Española (Argentina). Pueden verse textos y comentarios en
F. González de Posada, Blas Cabrera ante Einstein y la Relatividad, Madrid, Amigos de la
Cultura Científica, 1995; F. González de Posada y D. Trujillo Jacinto del Castillo, Blas Ca-
[9] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 557

[... ] la teoría de la relatividad[ ... ] se ha constituido en bien escaso tiempo


como una construcción de lógica intachable [... ] ha surgido como la úni-
ca posibilidad para resolver contradicciones fundamentales entre nuestra
concepción del mundo y la experiencia[ ... ] La teoría que tiene por base el
postulado de invariancia absoluta de las leyes naturales ha surgido robusta
y extensa en menos de dos años [... ]Esta invariancia supone atribuir a las
leyes naturales el carácter de verdades absolutas, que parece en contrapo-
sición con el principio filosófico de relatividad del conocimiento, que en
último análisis ha sido el incentivo del pensamiento de Einstein8 •

Cuarta. El objetivo de Ortega consiste en «filiar la nueva especie»; es


decir, «descubrir el sentido histórico de la teoría de la relatividad, lo que
ésta es como fenómeno histórico».

6. BREVES COMENTARIOS

Dada la importancia que Ortega concedió a este trabajo y a la que pos-


teriormente se le ha dado al mismo en el marco de los tratadistas de la
Relatividad, me limitaré de hecho a ofrecer una reelaboración del propio
texto de Ortega destacando algunas de sus expresiones en un sentido ex-
clusivamente pedagógico con la intención de que el amable lector se anime
a dirigirse directamente al interesante ensayo del filósofo español.
En resumen, se trata aquí de un modesto trabajo que puede considerarse
de naturaleza docente, de fijación y organización de unas ideas de Ortega,
en síntesis apretada y con pocos comentarios 9 .

brera: Vida y pensamiento, Santa Cruz de Tenerife, Asociación Cultural Cabrera y Galdós,
2005; y F. González de Posada, «Blas Cabrera y Albert Einstein», Discurso Académico no
14, Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote.
8
En el Discurso Académico citado en la nota anterior, también en nota de pie de pági-
na, escribí: «La realidad era absoluta para Newton y, en consecuencia, nuestro conocimien-
to relativo. Si la Naturaleza es relativa y nuestro conocimiento es "exacto" (de esa realidad
relativa) entonces nuestro conocimiento es absoluto. Tres años más tarde escribiría Ortega
en su breve ensayo ya citado "El sentido histórico de la teoría de Einstein" que una nota
destacada de dicha teoría era, precisamente, su absolutismo en el ámbito del conocimien-
to».
9 Estas notas sintéticas corresponden a la conferencia «El sentido histórico de la teoría

de Einstein», dictada en el Instituto de España el día 27 de octubre de 1999 en el marco del


ciclo de título «La Física del siglo xx: su presencia en la obra de Ortega» que desarrollé
en el Instituto durante los días 25 a 29 y que fueron recogidas en cinta. Posteriormente
fueron distribuidas en un curso de 20 lecciones dictado en la Universidad de La Laguna
558 ESTUDIOS CANARIOS [10]

El juicio de Ortega sobre su ensayo

En el prólogo, «Advertencia al lector», de 1923, manifiesta Ortega las


siguientes notas relativas a su ensayo.
l. Es un apéndice, una cuestión concreta conexa con la doctrina ex-
puesta en El tema de nuestro tiempo.
2. Es el apéndice que le interesa sobre todos, éste: «El sentido histórico
de la teoría de Einstein». Se siente especialmente satisfecho, gozoso; se
recrea en él.
3. Considera que presenta brevemente una interpretación filosófica del
sentido general latente en la teoría física de Einstein.
4. Tiene conciencia de originalidad. Así, afirma que, «por vez primera»,
se subraya: a) cierto carácter ideológico que lleva en sí la teoría de la rela-
tividad; y b) que su visión contradice las interpretaciones que hasta ahora
solían darse de ella.

El juicio valorativo de Ortega sobre Einstein y la Relatividad:


su «sentido histórico»

l. A modo de saludo considera a la teoría de la Relatividad como «El


hecho intelectuaP 0 de más rango que el presente puede ostentar».
2. Es una teoría, es un cuerpo de pensamientos que nace en un alma, en
un espíritu, en una conciencia, y por ello cabe distinguir si es verdadera o
errónea 11 •
3. No pretende estudiarla, explicarla, criticarla ni justificarla, sólo «fi-
liar la nueva especie». Y con este carácter pretende:
a) Descubrir el sentido histórico de la teoría de la relatividad, lo que
ésta es como fenómeno histórico;
b) Hacer ver que sus peculiaridades acusan ciertas tendencias específi-
cas del alma que la ha creado. (Puede recordarse aquí la primera parte de la
tan recordada expresión orteguiana del «Yo soy yo ... »).

en noviembre de 1999 de título «La Física del siglo xx: Física y matemática en la obra de
Ortega y Gasset».
10
El uso de negritas es mío.
11 No hay ninguna teoría física «verdadera». La voz no está utilizada correctamente.

Las teorías son «aproximaciones», o «modelos», construidas con conceptos (humanos); se-
rán más o menos correctas, más o menos útiles, mejores o peores representaciones de la Na-
turaleza. Las ciencias buscan certidumbres, seguridades, no verdades. (Ideas y creencias).
[11] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 559

e) Pero dado que «No es obra de un solo hombre, sino resultado de la


colaboración indeliberada de muchos, precisamente de los mejores 12 , la
orientación que revelan esas tendencias marcará el rumbo de la historia
occidental». (Y completar la expresión iniciada en el párrafo anterior con
el « ... y mi circunstancia» )1 3 •
4. Señala lo evidente y trivial, que el triunfo de esta teoría influirá sobre
los espíritus, imponiéndoles determinada ruta, para así mejor destacar su
sentido histórico: «Lo interesante es lo inverso: porque los espíritus han
tomado espontáneamente determinada ruta, ha podido nacer y triunfar la
teoría de la relatividad» 14 .
5. Prolonga sus líneas más allá del recinto de la Física, subrayando las
tendencias generales latentes en ella para descubrir una sensibilidad nueva,
«antagónica de la reinante en los últimos siglos» 15 •
En resumen, para Ortega la teoría de la relatividad es síntoma inicial de
una nueva sensibilidad, manifestación germinal de un tiempo nuevo.

Las tendencias generales de la Relatividad

Las tendencias profundas que afloran en la Teoría de la Relatividad,


según Ortega, y que facilitan su filiación, son: 1a. Absolutismo; 2a. Pers-
pectivismo; 3a. Antiutopismo o antirracionalismo; y 4a. Finitismo.
Ortega quiere ver otras dos: a) El discontinuismo en/de lo real; y b) La
supresión de la causalidad. Pero estas dos notas son ajenas a la teoría de la
relatividad y pertenecen a la física cuántica, a cuyo desarrollo contribuyó
Einstein eficazmente, pero nunca acabó por aceptarla.
A continuación destacaré algunas ideas, con expresiones suyas, relati-
vas a cada una de las tendencias que detecta.

12
El uso de negritas es mío.
13
Palabras de Ortega: «Una generación es [ ... ]un nuevo cuerpo social íntegro, con su
minoría selecta y su muchedumbre que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con
una trayectoria vital determinada» y «La generación, compromiso dinámico entre masa e
individuo».
14
Mi juicio, obviamente, es otro: Porque ha triunfado en la física, porque sus predic-
ciones matemáticas se han confirmado en la Naturaleza, unas tras otras, con colosal éxito ...
ha triunfado. El uso de negritas es mío.
15
Esta sensibilidad nueva es, por tanto, de Edad, de época, de siglos ... no de generación
en sentido estricto orteguiano.
560 ESTUDIOS CANARIOS [12]

1 a. Absolutismo
«La realidad relativa ... es la única que hay, ... a la vez que relativa, [es]
la realidad verdadera, ... la realidad absoluta».
Para la física de Einstein nuestro conocimiento es absoluto; la realidad
es relativa.
La nueva teoría tiene tendencia absolutista en el orden del conoci-
miento.
Es inconcebible que esto no haya sido desde luego subrayado por los
que interpretan la significación filosófica de esta genial innovación 16 •

2a. Perspectivismo 17
El espíritu provinciano ha sido siempre, y con plena razón, considerado
como una torpeza. Consiste en un error de óptica.
La ciencia moderna [la física] padecía un agudo provincianismo. La
geometría euclidiana que sólo es aplicable a lo cercano, era proyectada
sobre el Universo.
La apariencia es una cualidad objetiva de lo real, es su respuesta a un
sujeto.
Tiempo y espacio vuelven, contra la tesis kantiana, a ser formas de lo
real.

3~ Antiutopismo o antirracionalismo
La concepción utópica es la que se crea desde «ningún sitio» y que, sin
embargo, pretende valer para todos( ... ). En el espectáculo cósmico no hay
espectador sin localidad determinada. Querer ver algo y no querer verlo
desde un preciso lugar, es un absurdo.
La propensión utópica ha dominado en la mente europea durante toda
la época moderna.
Lo más grave del utopismo no es que dé soluciones falsas a los proble-
mas -científicos o políticos-, sino algo peor: es que no acepta el proble-

16
Esto está subrayado por Cabrera con absoluta claridad. Puede verse: B. Cabrera Fe-
lipe, «Las fronteras del conocimiento en la Filosofía Natural», Verbum 14, no 55 (1920),
264-277; y mi brevísimo discurso «Bias Cabrera y Albert Einstein», Academia de Ciencias
e Ingenierías de Lanzara te, 2005. Es posible que no estuviera subrayado por aquellos filóso-
fos «profesionales» que «interpretan la significación filosófica de esta genial innovación».
17
Tiene especial interés en destacar que «desde 1913 expongo en mis cursos universi-
tarios esta doctrina del perspectivismo: en El Espectador, 1 (1916), aparece taxativamente
fonnulada. Sobre la magnífica confirmación de esta teoría por la obra de Einstein, véase el
apéndice».
[13] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 561

ma-lo real- según se presenta; antes bien -desde luego, a priori-, le


impone una caprichosa forma.
La desviación utopista de la inteligencia humana comienza en Grecia
y se produce dondequiera llegue a exacerbación el racionalismo. La ra-
zón pura construye un mundo ejemplar -cosmos físico o cosmos políti-
co- con la creencia de que él es la verdadera realidad y, por tanto, debe
suplantar a la efectiva. La divergencia entre las cosas y las ideas puras es
tal, que no puede evitarse el conflicto. Pero el racionalista no duda de que
en él corresponde ceder a lo real. Esta convicción es la característica del
temperamento racionalista.
La experiencia física es un compuesto de observación y geometría. La
geometría es una cuadrícula elaborada por la razón pura; la observación es
faena de los sentidos. Toda ciencia explicativa de los fenómenos materiales
ha contenido, contiene y contendrá estos dos ingredientes.
¿Debe ceder la observación a las exigencias de la geometría o la geome-
tría a la observación? Decidirse por lo uno o lo otro significa pertenecer a
dos tipos antagónicos de tendencia intelectual. Dentro de la misma y única
física caben dos castas de hombres contrapuestos.
Una de dos: o la materia cede a la geometría o ésta a aquélla.
Hasta ahora el papel de la geometría, de la pura razón, era ejercer una
indiscutible dictadura.

4a_ Finitismo
«[Esta es la tendencia] más clara y patente».
Mientras el pasado utopista lo arreglaba todo recurriendo al infinito en
el espacio y en el tiempo, la física de Einstein -y la matemática reciente
de Brouwer y Weyl, lo mismo- acota el Universo. El mundo de Einstein
tiene curvatura, y, por tanto, es cerrado y finito. Por todas partes, en el sis-
tema de Einstein se persigue al infinito. Así, por ejemplo, queda suprimida
la posibilidad de velocidades infinitas.
Súbitamente, en la física y en la matemática, empieza una marcada pre-
ferencia por lo finito y un gran desamor a lo infinito.
Hay evidentemente en esta propensión al finitismo una clara voluntad
de limitación.

A modo de nota final

En el ensayo de Ortega se hace referencia final a otras dos caracterís-


ticas fundamentales de las concepciones revolucionarias de la física del
562 ESTUDIOS CANARIOS (14]

siglo xx pero que no pertenecen a las teorías de la relatividad. Escribe:


«Otros dos puntos fuera necesario tratar para que las líneas generales de
la mente que ha creado la teoría de la relatividad quedasen completas».
También en síntesis apretada, serían éstas: a) Discontinuismo en/de lo real;
frente al punto de lo continuo que domina el pensamiento de los últimos
siglos, este discontinuismo triunfa a la par en la biología y en la historia; y
b) Tendencia, la «más grave de todas» a suprimir la causalidad «que opera
en forma latente dentro de la teoría de Einstein» 18 •

7. ALGUNAS REFERENCIAS POSTERIORES

Y después de la publicación del ensayo, 1923, ¿qué tallas referencias


de Ortega a la teoría de la relatividad y a Einstein? Haré una selección de
citas, sin tampoco extenderme en comentarios. Que hable él. Veamos un
reducido número de ejemplos suficientemente significativos.
En «Las atlántidas» 19 , 1924: «El imperativo de pulcritud mental hace
que nuestro tiempo parta en toda ciencia -y tal vez no sólo en ciencia-
de la pluralidad que es el hecho. La geometría se ha pluralizado. La física
de los quanta y de Einstein es discontinua y pluralista; la biología se ha
instalado en el pluralismo».
En «La resurrección de la mónada» 20 , 1925: «Me envía Hermann Weyl
un folleto que estos días saldrá al comercio en Alemania. Se titula: ¿Qué
es la materia? Hermann Weyl es uno de los heráclidas, uno de los gigantes
de nuestra generación, que con Einstein, Eddington, Bohr, Miss, etc., anda
afanado en construir un nuevo cosmos físico. Pues bien, en el folleto de
Weyl se llega a la sorprendente conclusión de que la nueva física conduce
a una idea "inmaterial" de la materia, cuya expresión más adecuada sería
la mónada de Leibniz».
Más adelante: «La física es por esencia relacionalista, palabra insopor-
table, pero que expresa más exactamente lo que Einstein sugiere con el
equívoco término "relativista"».
En «La Metafísica y Leibniz»21 , 1925: «[ ... ] vivía en Zurich un sabio
de estilo antiguo, Francisco Brentano, arrojado de su cátedra de Viena. De

18
No es correcta esta afirmación, de ninguna manera. Aquí hay una notable desinfor-
mación y la confusión consiguiente.
19
OC-III, 303.
20 OC-III, 340-1.
21
OC-III, 433.
[15] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 563

este hombre ha nacido toda la profunda reforma filosófica que hoy comien-
za a imponerse en el mundo. En 1917, cerca de los ochenta años, murió,
o como dicen los chinos mejor, "saludó al mundo". El día antes trabajaba
todavía en unos argumentos sobre la teoría de la relatividad, publicada
por Einstein en 1916. En Toledo tuve ocasión de descubrir a Einstein esta
ejemplar figura de pensador, que por las mismas razones que a mí, le había
permanecido oculta, no obstante habitar en la misma ciudad».
En Mirabeau o el político 22 , 1927: «La definición es la idea clara, es-
tricta, sin contradicciones; pero los actos que inspira son confusos, impo-
sibles, contradictorios. La política, en cambio, es clara en lo que hace, en
lo que logra y es contradictoria cuando se la define. Recuérdese el dicho
de Einstein a propósito de la geometría, que es un puro sistema de defini-
ciones. "Las proposiciones matemáticas, en cuanto tienen que ver con la
realidad, no son ciertas, y en cuanto que son ciertas no tienen que ver con
la realidad". La física se parece mucho a la política, porque en ambas lo
real ejerce su imperativo sobre lo ideal o conceptual». Estas palabras de
Einstein, de Geometrie und Erfahrung, las repetirá en La idea de principio
en Leibniz23 •
En «Vicisitudes en las Ciencias»24 , 1930: «La realidad no se compone
de letras matemáticas -tal fue el error de Galileo-. Lo que pasa es que
el físico usa la matemática como un instrumento más para sistematizar sus
observaciones.
Esta es la actitud de Einstein. De lo que resulta que hoy, cuando más
matemática y más complicada se emplea en física, es cuando la matemá-
tica tiene menos intervención sustantiva por sí en la física. De ser en rigor
un principio de la "realidad" física, ha pasado a ser un nuevo instrumento
de la "teoría" física, como el nonius y la balanza. No manda, sino que
obedece».

8. EN LA ETAPA QUE CONSIDERA DE «CRISIS DE FUNDAMENTOS» EN Y DESDE LA


FÍSICA

La definitiva física cuántica (Heisenberg, 1925ss; Schrodinger, 1926;


etc.) se instala -se impone, podría decirse- de manera asombrosa y ra-
pidísima, y «se consagra» finalmente con las concesiones anormalmente

22
OC-III, 618.
23
OC-VIII, 105.
24
OC-IV, 67.
564 ESTUDIOS CANARIOS [16]

prontas del Premio N obel de Física de 1932 a Heisenberg, en solitario, y de


1933, conjuntamente, a Schrodinger y Dirac. Las revoluciones cuánticas
suponen otras nuevas concepciones acerca de la Naturaleza, probablemen-
te más drásticas si cabe, que unidas a las relativistas perpetúan ampliándola
la denominada «crisis de fundamentos» que trata Ortega especialmente en
la década de los 30. Sigamos exclusivamente con las referencias a Einstein
y a la relatividad.
En «¿Por qué se vuelve a la Filosofía?»25 , 1930: «Los principios físi-
cos son el suelo de esta ciencia.[ ... ] cuando hay que reformarlos [... ] hay
que salirse de ésta. [... ] los físicos se viesen obligados a filosofar sobre su
ciencia, y en este orden el hecho más característico del momento actual es
la preocupación filosófica de los físicos. Desde Poincaré, Mach y Duhem
hasta Einstein y Weyl, con sus discípulos y seguidores, se ha ido consti-
tuyendo una teoría del conocimiento físico debida a los físicos mismos.
[... ] mientras la filosofía misma exageraba su culto a la física como tipo de
conocimiento, la teoría de los físicos concluía descubriendo que la física
es una forma inferior de conocimiento; a saber: que es un conocimiento
simbólico. [... ]
La física no es más que correspondencia simbólica. [... ]
En cierta ocasión solemne resumía Einstein la situación de la física, en
cuanto modo de conocimiento, con estas palabras (1918, discurso a Planck
en sus sesenta años): «La evolución de nuestra ciencia ha mostrado que
entre las construcciones teoréticas imaginables, siempre hay una en cada
caso que demuestra decididamente su superioridad sobre las demás. Nadie·
que se haya penetrado bien del asunto negará que el mundo de nuestras
percepciones determina prácticamente sin equívocos qué sistema teórico
hay que elegir. Sin embargo, no hay ningún camino lógico que conduzca a
los principios de la teoría"».
Más adelante26 : «También aquí nos ofrece la nueva física el ejemplo
más claro y conocido. Para Galileo, la misión de la física consistía en des-
cubrir las leyes especiales que rigen sobre los cuerpos, "además de las
leyes generales geométricas". De que estas últimas imperaban en los fe-
nómenos corpóreos no se le ocurrió dudar ni un momento. Por ello no se
ocupó en disponer experiencias que demostrasen la docilidad de la natu-
raleza a los teoremas euclidianos. Aceptaba de antemano, como cosa por
sí misma evidente e ineludible, la jurisdicción superior de la geometría
sobre la física -o diciendo lo mismo en otra forma-, creía que las leyes

25
OC-IV, 101.
26
OC-IV, 103-4.
[17] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 565

geométricas eran leyes físicas ex abundantia o en grado eminente. Para mí


el punto de más enérgica genialidad en la labor de Einstein está en la deci-
sión con que se liberta de este tradicional prejuicio: cuando observa que los
fenómenos no se comportan según la ley de Euclides y se encuentra con el
conflicto entre la jurisdicción geométrica y la exclusivamente física, no va-
cila en declarar ésta soberana. Comparando su solución con la de Lorentz,
se advierten dos tipos mentales opuestos. Para explicar el experimento de
Michelson, Lorentz resuelve, siguiendo la tradición, que la física se adapte
a la geometría. El cuerpo tiene que contraerse para que el espacio geomé-
trico siga intacto y vigente. Einstein, al revés, decide que la geometría y el
espacio se adapten a la física y al fenómeno corpóreo».
En La rebelión de las masas, (1930) 27 : «[ ... ]cosa similar acontece en la
ciencia. En un par de lustros, no más, ha ensanchado ésta inverosímilmente
su horizonte cósmico. La física de Einstein se mueve en espacios tan vas-
tos, que la antigua física de Newton ocupa en ellos sólo una buhardilla28 •
Y este crecimiento extensivo se debe a un crecimiento intensivo en la pre-
cisión científica. La física de Einstein está hecha atendiendo a las mínimas
diferencias que antes se despreciaban y no entraban en cuenta por parecer
sin importancia [... ] N o subrayo que la física de Einstein sea más exacta
que la de Newton, sino que el hombre Einstein sea capaz de mayor exacti-
tud y libertad de espíritu29 que el hombre Newton».
Más adelante 30 : «Newton pudo crear su sistema físico sin saber mucha
filosofía; pero Einstein ha necesitado saturarse de Kant y de Mach para
poder llegar a su aguda síntesis. Kant y Mach -con estos nombres se
simboliza sólo la masa enorme de pensamientos filosóficos y psicológicos
que han influido en Einstein- han servido par liberar la mente de éste y
dejarle la vía franca hacia su innovación. Pero Einstein no es suficiente. La
física entra en la crisis más honda de su historia y sólo podrá salvarla una
nueva enciclopedia más sistemática que la primera».

27
OC-IV, 166.
28
De Ortega: «El mundo de Newton era infinito; pero esta infinitud no era un tamaño,
sino una vacía generalización, una utopía abstracta e inane. El mundo de Einstein es finito,
pero lleno y concreto en todas sus partes; por lo tanto, un mundo más rico de cosas y, efec-
tivamente, de mayor tamaño».
29
De Ortega: «La libertad de espíritu, es decir, la potencia del intelecto, se mide por
su capacidad de disociar ideas tradicionalmente inseparables. Disociar ideas cuesta mucho
más que asociarlas[ ... ]».
30
OC-IV, 219.
566 ESTUDIOS CANARIOS [18]

En «Historia como sistema» 3 1, 1935: «Cuando salimos de esta beatería


científica que rinde idolátrico culto a los métodos preestablecidos y nos
asomamos al pensamiento de Einstein, llega a nosotros como un fresco
viento de mañana. La actitud de Einstein es completamente distinta de la
tradicional. Con ademán de joven atleta le vemos avanzar recto a los pro-
blemas y, usando del medio más a mano, cogerlos por los cuernos. De
lo que parecía defecto y limitación en la ciencia hace él una virtud y una
táctica eficaz».

9. EN EL REGRESO A LA PENÍNSULA IBÉRICA

Concluido su autoexilio en Argentina, e instalado primero en Lisboa y


finalmente en Madrid, las referencias a Einstein y a la relatividad conti-
núan siendo frecuentes. Veamos sólo algunos ejemplos.
En La razón histórica32 (Lisboa, 1944): «La validez que tiene la opinión
del intelectual reside precisamente en que no es su opinión particular. El
teorema que descubre el geómetra, la "teoría de la relatividad" que descu-
bre Einstein no es del geómetra ni es de Einstein. El autor es sólo el prime-
ro a quien la nueva opinión se impone por su evidencia, por su verdad».
Más adelante 33 : «Nótese que lo más contradictorio de la tradicional no-
ción de "verdad lógica" es que resulte ser sólo una verdad práctica, para
usos menores y temas próximos. Le ha pasado como a la Geometría tradi-
cional o de Euclides que hoy vale sólo para cortas distancias, pero es falsa
si se quiere hacer de ella una geometría de largo alcance, lo que llamó ya
Einstein una Ferngeometrie».
En «Sobre un Goethe bicentenario» 34 , 1949: «El ejemplo más sencillo
y claro de ello nos aparece en la más gloriosa creación científica de este
siglo: la teoría de la relatividad. Galileo había dado la mejor definición de
la física diciendo que consiste en medir todo lo que se puede medir y hallar
los medios para medir lo que no se puede medir. Física es, pues, medida.
Pero ya el propio Galileo vio que nuestras medidas someramente relativas.
Son relativas en orden a su precisión, y son relativas porque solo pueden
medir un movimiento relativamente a otro u otros. Esto equivale a negar la
posibilidad de la física, si se entiende ésta utópicamente y desde pretensio-

31
OC-VI, 22.
32
OC-XII, 270.
33
OC-XII, 312.
34
OC-IX, 567.
[19] ORTEGAANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 567

nes absolutas. Nadie hasta Einstein se atrevió a mirar de frente este hecho
negativo y en vez de llorar sobre él, a hacer precisamente de su negatividad
nada menos que el principio positivo de toda la física».
Avanzando 35 : «Y aquí tienen ustedes la gran tarea goethiana en que, a
mi juicio, comienza a entrar Europa: la construcción de una civilización
que expresa y formalmente parte de las negatividades humanas; comen-
zando por la lógica, que está en grave crisis; siguiendo por la matemáti-
ca, que también lo está; avanzando por la física -ante cuya situación de
peligro el propio Einstein nos ponía en guardia hace pocas semanas- y
acabando por la política».
En El hombre y la gente36 , 1957: «Por ejemplo: el mundo que nos des-
cribe la física, es decir, la ciencia ejemplar entre las que el hombre tiene
hoy a su disposición, el mundo físico tiene, sin duda, realidad; pero ¿cuál
o qué grado de realidad? NI que decir tiene: una realidad de las que he
llamado presuntas. Basta recordar que la figura del mundo físico por cuya
realidad ahora nos preguntamos es el resultado de la teoría física y que
esta teoría, como todas las teorías científicas, está en movimiento: es, por
esencia, cambiante porque es cuestionable. Al mundo de Newton sucede
el mundo de Einstein y de Broglie. La realidad del mundo físico, al ser
una realidad que con tanta facilidad y velocidad se sucede y suplanta a sí
misma, no puede ser sino realidad de cuarto o quinto grado. Pero, repito y
bien entendido, realidad. Entiendo por realidad todo aquello con que tengo
que contar. Y hoy tengo que contar con el mundo de Einstein y de Broglie.
De él depende la medicina que intenta curarme; de él, buena parte de las
máquinas con que hoy se vive; de él, muy concretamente, el futuro mío, de
mis hijos, de mis amigos -puesto que nunca en toda la historia el porvenir
ha dependido tanto de una teoría, de la teoría intra-atómica».
En ¿Qué es filosofía? 37 , 1957: «"crisis de principios" [... ] crisis no es
sino cambio intenso y hondo[ ... ] crisis actual de la física[ ... ] De aquí que
los físicos se viesen obligados a filosofar sobre su ciencia, y en este orden
el hecho más característico del momento es la preocupación filosófica de
los físicos. Desde Poincaré, Mach y Duhem hasta Einstein y Weyl, con
sus discípulos y seguidores, se ha ido constituyendo una teoría del conoci-
miento físico debida a los físicos mismos».

35
OC-IX, 569.
36
OC- VIl, 142.
37
OC-Vll,302-3.
568 ESTUDIOS CANARIOS [20]

Más adelante 38 : «Pero así como Einstein, según vimos, hace de la mé-
trica empírica y por tanto relativa ~es decir, hace de o que se considera
a primera vista una limitación y hasta un principio de error precisamente
el principio de todos los conceptos físicos~, así también la filosofía, me
importa mucho subrayar esto, hace de la aspiración a abarcar intelectual-
mente el Universo el principio lógico y metódico de sus ideas. Hace, por
tanto, de lo que puede parecer un vicio, un loco afán, su destino rigoroso y
su fértil virtud. Extrañará a los más disertos en materia filosófica que a ese
imperativo de abarcar todo le llame principio lógico. La lógica ~invetera­
damente~ no conoce más principios que el de identidad y contradicción,
de razón suficiente y del tercio excluso. Se trata, pues, de una heterodoxia
que ahora no más deslizo y como anuncio. Ya veremos cuando le llegue
el tumo el sentido grave y las razones enérgicas que esta heterodoxia con-
tiene».
Avanzando 39 : «¿De qué le hubiera servido a Galileo la verdad de Eins-
tein? La verdad sólo desciende sobre quien la pretende, quien la anhelaba y
lleva ya en sí preformado el hueco mental donde la verdad puede alojarse.
Un cuarto de siglo antes de la teoría de la relatividad se postulaba una física
de cuatro dimensiones y sin espacio ni tiempo absolutos. En Poincaré está
ya el hueco donde Einstein se ha instalado ~como el propio Einstein hace
constar a toda hora~».
Y finalmente 40 : «Y ahora ~entre paréntesis~ me permito hacer notar
que la teoría determinista, así, sin más hoy no existe ni en filosofía ni en
física. Para apoyarme al paso en algo, a la vez, sólido y breve, óigase lo
que dice uno de los mayores físicos actuales ~el sucesor y ampliador de
Einstein, Hermann Weyl~ en un libro sobre lógica de la física publicado
hace dos años y medio: "De todo lo dicho se desprende cuán lejos está hoy
la física ~con su contenido por mitad de leyes y de estadísticas~ en posi-
ción para aventurarse a hacer defensa del determinismo"».
En Origen y epílogo de la filosofía 41 , 1960: «Al oprimir Keplero duran-
te un apasionante trabajo de años esas circunferencias sobre los datos de
Tycho que de ellas divergían, las circunferencias se ablandaron, se alarga-
ron un poco y resultaron las ilustres elipses de que ha vivido la humanidad
hasta Einstein».

38
OC-VII, 338.
39
OC-VII, 392.
40 OC- VII, 432.
41
OC-IX, 379-80.
[21] ORTEGA ANTE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 569

En Investigaciones psicológicas42 : «Cuando una ciencia se halla en


crisis radical y se intenta su reforma, se hace obra de carácter filosófico.
Hacer física es partir de ciertos principios dados y usar de ciertos métodos
que de ellos se derivan, es, por decirlo así, pisar sobre el territorio físico
y avanzar por él. Pero reformar la física es precisamente descalificar los
principios que definen su territorio e imponer otros nuevos, es, por tanto,
salirse de la física y apoyarse en un terreno neutro más profundo que aquel
en que las ciencias se particularizan. Así la transformación de la física que
va unida al nombre de Einstein es un acto intelectual a la vez de físico y de
filósofo. Bastaría para hacerlo sospechar la circunstancia de que las premi-
sas psicológicas que han podido llevar a corregir la tradicional abstracción
del espacio y tiempo como entidades entre sí independientes, se hallan
exclusivamente en la historia de la filosofía y de la matemática, no en la
historia de la física. Mientras es para Newton el espacio una realidad abso-
luta y por sí, es para Kant43 un mero ingrediente relativo que, sólo unido al
tiempo y a la materia posee realidad objetiva».

10. «BRONCA EN LA FísiCA»

No deseo concluir este esbozo acerca de la presencia de Einstein y de su


teoría de la relatividad en la obra de Ortega, con naturaleza de presentación
del interesante ensayo «El sentido histórico de la teoría de Einstein», sin
dedicar unas líneas a otro breve ensayo de título sugerente, «Bronca en la
Física», publicado en el prestigioso periódico La Nación de Buenos Aires,
en 1937, en cuatro números.
«Bronca» fue el vocablo que utilizó Ortega para caracterizar la situa-
ción de la física en los años treinta. Y con la única pretensión de mostrar a
un autor más completo en el plano de la fundamentación filosófica de los
problemas capitales de la física, quiero destacar este nuevo ensayo junto al
que formalmente se presenta ahora.
Conviene señalar que este breve ensayo es directo, sin rodeos ... , aunque
no pueda decirse que sin adornos ni metáforas: es un ensayo de Ortega.
Mezcla o reúne en él temas propios de la relatividad con otros propios de
la fisica cuántica; no los ha diferenciado resueltamente en su concepción
en el sentido de distinguirlos, separarlos, aclararlos y aclararse. Sólo deseo

42
OC-XII, 348.
43
Debe decir, sin duda, Einstein.
570 ESTUDIOS CANARIOS [22]

enumerar y enunciar los problemas que destaca el filósofo. A mi modo de


ver son cuatro problemas, y lo son de envergadura.
Primer problema. Se refiere a la Cosmología, trata de la interpretación
o conocimiento del Universo. ¿En qué consiste la Física?: ¿En observación
y de ella, mediante inducción, obtener la imagen del mundo? O más bien,
¿se concibe a priori y se deduce formalmente el ser y el funcionamiento
del Cosmos?
Segundo problema. Acerca del tipo de conocimiento. El conocimiento
de la Física cuántica es simbólico. ¿Es esto verdadero conocimiento?
Tercer problema. El que denomina «dualidad irracional» entre conoci-
miento de la materia y conocimiento de su comportamiento.
Cuarto problema. La física se reduce a pura geometría o cinemática,
pero ha dejado de ser física. Señala el descaro de la hipótesis de universo
homogéneo. Este problema se une al primero.
En resumen, Ortega dedicó una atención especial a la ciencia de su
tiempo, y de modo relevante a la teoría de la relatividad y a su creador.
Enrique Moles Ormella:
La Convergencia Europea de la Química
Española*

DOMINGA TRUJILLO JACINTO DEL CASTILLO

Resumen. En una primera parte se justifica el tema elegido desde la perspectiva


de los eventos y publicaciones relativas a Blas Cabrera en los que he participado
como introducción a los eventos dedicados a Moles, «padre de la Química espa-
ñola», concluyendo que nuestro Bias Cabrera fue un científico completo y más
universal gracias, entre otros -por supuesto- a Enrique Moles. En la segunda
parte se construye una cronología biográfica de Moles en la línea de loas diferen-
tes exposiciones realizadas sobre su figura. La tercera parte, propiamente origi-
nal, se dedica a resaltar -justificándolo- el importante papel desempeñado por
Moles en el proceso considerado como de convergencia europea de la Química
española.
Palabras clave: Enrique Moles, Blas Cabrera, historia de la química.

Abstract. In the first part, the subject chosen is justified from the point ofview of
the events and publications relating to Blas Cabrera in which I have participated as
an introduction to the events devoted to Moles, «the father ofSpanish chemistry»,
concluding that Blas Cabrera was a complete scientist and more universal thanks
to, among others, -of course- Enrique Moles. In the second part, a biographical
chronology ofMoles is constructed along the lines ofthe different exhibitions that
have been set up on him. The third part, is devoted to emphasising -and justify-
ing- the important role played by Moles in the process which is considered to be
European convergence of Spanish Chemistry.
Key words: Enrique Moles, Blas Cabrera, history of Chemistry.

PRIMERA PARTE. EN TORNO AL TEMA ELEGIDO

Debo dedicar una primera atención al sentido de mi intervención, o si


se quiere a razonar acerca de la elección del tema de ingreso en esta pres-
tigiosa institución cultural.

* Texto de la conferencia de ingreso pronunciada en la sede del Instituto de Estudios


Canarios el día 24 de marzo de 2006.
572 ESTUDIOS CANARIOS [2]

¿Por qué dedico mi inicial y solemne contribución al Instituto de Estu-


dios Canarios a Enrique Moles, un español de Barcelona, químico?
Primero. Llevo 12 años trabajando en el conocimiento y la difusión de
la figura del eminente físico canario Blas Cabrera Felipe, habiendo par-
ticipado en la recuperación de la memoria histórica de Blas Cabrera em-
prendida por Amigos de la Cultura Científica, asociación cultural de la que
es fundador y presidente el profesor Francisco González de Posada, de-
sempeñando papeles que, modestia aparte, pueden considerarse relevantes.
Deseo recordar algunos hitos de este quehacer.
l. En 1995, a instancias de Amigos de la Cultura Científica, se celebró
la «Conmemoración en Canarias del L Aniversario de la muerte de Blas
Cabrera» (México, 1 de agosto de 1945) con una Exposición sobre la vida
y la obra de Blas Cabrera exhibida en la Casa de la Cultura «Agustín de
la Hoz» en Arrecife, el Castillo de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria
y en el Museo de las Ciencias y el Cosmos de La Laguna; varios ciclos de
conferencias y el Congreso itinerante «Blas Cabrera: su vida, su tiempo, su
obra» en las islas de Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife. Fui secretaria del
Comité Organizador de las actividades y coautora del libro-catálogo de la
Exposición (Véase figura adjunta).
2. Promovido por Amigos de la Cultura Científica y con la colaboración
del Cabildo de Lanzarote, el Ayuntamiento de Arrecife, también en 1995,
dedicó un Monumento en bronce, obra del escultor Andrés Lasanta, a Blas
Cabrera, que se inauguró el 20 de mayo, coincidiendo con la fecha de su
nacimiento en Arrecife, con unos actos considerados «I Jornadas Blasca-
brerianas» que continúan celebrándose anualmente, con un acto institucio-
nal ante el Monumento con descubrimiento de una placa y ofrenda floral de
las instituciones: Ayuntamientos y Cabildo de Lanzarote, Dirección Insular
del Gobierno en Lanzarote y, en algunos años, el Gobierno de Canarias.
3. El material de la exposición dio lugar, mediante la firma de un Con-
venio entre el Cabildo de Lanzarote, institución patrocinadora, y Amigos
de la Cultura Científica, responsable de la organización de las actividades
culturales, a la creación del durante diez años prestigioso «Centro Cientí-
fico-cultural Blas Cabrera», del que fui Secretaria-coordinadora desde su
creación hasta su cierre en diciembre de 2004.
4. He colaborado en la edición de la Serie n (14 volúmenes) de las
«Obras Completas Comentadas de Blas Cabrera: Sus libros», y participa-
do como coautora del ensayo introductorio del primer volumen de esta co-
lección «En torno a Blas Cabrera Felipe», titulado Blas Cabrera y Enrique
Moles. La teoría de los magnetones y la magnetoquímica de los compues-
tos férricos. (1912-1913), patrocinado por la Universidad de La Laguna,
[3] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 573

donde se recogen los trabajos que realizaron conjuntamente Blas Cabrera


y Enrique Moles en el Instituto Politécnico de Zurich en el verano de 1912
y que continuaron en Madrid, en el Laboratorio de Investigaciones Físicas
que dirigía Cabrera. Este trabajo, tiene significado de hito para la ciencia
española de la primera mitad del siglo xx que uno y otro van a simbolizar
en sus respectivos campos: la Física y la Química españolas.
5. Me es grato recordar que ayer tuvo lugar la presentación en el Ateneo
de La Laguna del volumen 2 de la colección de la Asociación Cultural
«Cabrera y Galdós» que preside Juan Pedro Castañeda, de título «Blas
Cabrera: vida y pensamiento» del que soy coautora junto con el profesor
González de Posada.
Segundo. Ya he citado al químico Enrique Moles y lo he hecho desde
mi condición de coautora del volumen 1 de las Obras Completas de Ca-
brera, en 1995. Muy pronto entré en contacto con la obra de Moles y en
su papel de primer colaborador de Blas Cabrera me ha atraído su figura y
he trabajado intensa y extensamente en la recuperación y difusión de la
obra científica y avatares humanos de don Enrique mediante las siguientes
exposiciones:
l. Exposición y catálogo «Enrique Moles, químico español, primer co-
laborador de Blas Cabrera» que se exhibió en el considerado «Museo de la
Física y la Química españolas de la primera mitad del siglo xx» de Arreci-
fe, en el Centro Científico-cultural Blas Cabrera, inaugurándose en 1997,
con motivo de la recepción de parte importante del legado de Enrique Mo-
les. Bajo los auspicios del profesor González de Posada y mi coordinación
fue realizada como comisario por el profesor e historiador Francisco A.
González Redondo.
Preludio de esta exposición puede considerarse la que preparó el profe-
sor Augusto Pérez Victoria, discípulo de Moles, titulada «Enrique Moles,
químico» que fue exhibida en el conjunto denominado «Homenaje a la
Cultura Científica Española», en el Palacio del Marqués de Beniel en Vé-
lez-Málaga, Universidad Internacional de Verano de la Axarquía (Costa
del Sol Oriental), en julio de 1988, bajo los auspicios de Amigos de la
Cultura Científica.
2. Libro-catálogo de la exposición «Enrique Moles: farmacéutico, quí-
mico y artista», exhibida por primera vez en Madrid, en la Real Academia
Nacional de Farmacia, el último trimestre de 2005 en el contexto del am-
bicioso programa «Homenaje a las grandes figuras de las Ciencias Far-
macéuticas: Obdulio Femández y Enrique Moles». Puede destacarse que
también se pudo contemplar una extensa muestra de su obra artística con
la aportación especial de su nieta Beatriz Moles Calandre.
574 ESTUDIOS CANARIOS [4]

En el edificio en el que hoy se encuentra la Real Academia de Farmacia,


estuvo ubicada la Facultad de Farmacia de la que Moles fue profesor unos
veinte años.
3. Colaboración en el artículo «Enrique Moles Ormella (1883-1953):
Farmacéutico, químico y artista», publicado en el volumen LXXI, número 3,
de los Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia en 2005.
Tercero. Dada la naturaleza canaria de Blas Cabrera y mi condición de
química, he entendido que mi contribución al Instituto de Estudios Cana-
rios podría ser referida precisamente al «Padre» de la Química Española:
Enrique Moles.
En resumen, desde otra perspectiva, puedo afirmar que nuestro Blas Ca-
brera fue un científico completo y más universal gracias, entre otros -por
supuesto- a Enrique Moles Ormella.

SEGUNDA PARTE. CRONOLOGÍA BIOGRÁFICA DE


ENRIQUE MOLES ÜRMELLA (1883-1953)

Tras la justificación del tema, mediante la exhibición de una parte de mi


más reciente currículum científico-cultural, debo ofrecer una biografía del
personaje, que el equipo en el que estoy integrada (profesores Francisco
González de Posada, Augusto Pérez-Vitoria y Francisco A. González Re-
dondo) hemos establecido como «marco de referencia», empeñados como
estamos en su difusión.
Hemos hecho la síntesis biográfica que se expone a continuación me-
diante sucesivos ligeros retoques en los catálogos de las exposiciones «En-
rique Moles, químico» (Vélez-Málaga, 1988), «Enrique Moles, químico
español, primer colaborador de Blas Cabrera» (Arrecife, 1997) y «Enrique
Moles: farmacéutico, químico y artista» (Madrid, 2005).

l. DEL NACIMIENTO A LOS DoCTORADOS EN MADRID, LEIPZIG


Y GINEBRA (1883-1916)

Enrique Moles nace el 23 de agosto de 1883 en la entonces Villa de


Gracia, lindante con Barcelona e incorporada más tarde a ésta. Fue el cuar-
to hijo de Pedro Moles Aldrich y de María Ormella Figuerola, fallecidos
ambos durante su infancia.
En 1900 termina con brillantez sus estudios de bachillerato en el Cole-
gio Ibérico, adscrito al Instituto de Barcelona.
[5] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 575

En la Universidad de Barcelona obtiene el título de Licenciado en Far-


macia en 1905, con Sobresaliente y Premio Extraordinario. Caso poco fre-
cuente, compaginó tan brillantes estudios con buenos trabajos de dibujo y
pintura.
Se traslada a Madrid para realizar la tesis doctoral, obteniendo en 1906,
el Doctorado en Farmacia.
En 1907 consigue su primer puesto docente como Profesor Auxiliar en
la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona.
Pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigacio-
nes Cientificas (JAE) en la Universidad de Münich (1909) y luego en la de
Leipzig, obtiene (1910) el título de Doctor en Ciencias Químicas en el
Instituto del Pro f. Wilhelm Ostwald y publica en alemán su primer trabajo
en colaboración con C. Drucker, «Gasloslichkeit in wiisserigen Losungen
von Glycerin und Isobuttersiiure» (Solubilidades de gases en mezclas de
agua con glicerina y ácido isobutírico). Esta estancia marca el cambio en
las ocupaciones de Moles, de la Farmacia a la Química.
A su regreso a Madrid, en 1910, se le nombra Jefe de Sección en el La-
boratorio de Investigaciones Físicas (uF) de la JAE que dirige Blas Cabre-
ra. Moles introduce en el LIF la enseñanza de la Química Física en España
con un curso teórico-práctico que continuó hasta 192 7, al incorporarse esta
asignatura al plan de estudios de la Sección de Químicas en la Facultad de
Ciencias. Según el profesor Pérez-Vitoria, las actividades docentes y de la-
boratorio realizadas posteriormente por el grupo de estudiantes de química
que realizaron este curso fueron una demostración práctica de la eficacia de
las enseñanzas de Moles en él, primero de su clase que se dio en España.
Ell de julio de 1910, toma posesión como Profesor Auxiliar de Quími-
ca Inorgánica de la Facultad de Farmacia de Madrid.
En 1912 es pensionado por la JAE en Alemania y en la Escuela Po-
litécnica Federal de Zurich con Pierre Weiss. Aquí investigarán durante
el verano Cabrera y Moles, iniciando una intensa relación científica con
un programa de investigación en Magnetoquímica que desarrollarán a su
vuelta a España.
Es pensionado de nuevo por la JAE, 1915, para estudiar en las Universi-
dades de Ginebra y Berna con Ph. A. Guye y G. Kehlsohütter en el que será
su principal campo de investigación a partir de este momento: la determi-
nación de pesos atómicos por métodos físico-químicos.
En Ginebra nace su único hijo, también Enrique Moles.
Obtiene en 1916, con la tesis «Contribución a la revisión del peso ató-
mico del bromo», el Doctorado en Ciencias Físicas en la Universidad de
Ginebra, de cuya Facultad de Ciencias se le nombra «Privat-docent». Guye
576 ESTUDIOS CANARIOS [6]

promueve a Moles para la Cátedra de Química Física que había quedado


vacante en la Universidad de Baltimore (usA).

II. EN EL LABORATORIO DE INVESTIGACIONES FíSICAS 'DE CABRERA'


HASTA LA CÁTEDRA EN LA FACULTAD DE CIENCIAS (1917-1927)

En 1917 regresa a España con su mujer y su hijo. Continúa la tarea


iniciada con Guye en Ginebra sobre determinación de pesos atómicos, for-
mando los primeros equipos de la «Escuela de Madrid».
El que ya era «triple Doctor», en 1920, obtiene la Licenciatura en Cien-
cias Químicas en la Universidad de Barcelona, y el Doctorado en la de Ma-
drid, ambos con Sobresaliente y Premio Extraordinario, siendo el título de
su tesis «Revisión físico-química del peso atómico del flúor. Contribución
a la química del mismo elemento».
Aún tiene tiempo de dedicarse a una imprevisible actividad literaria,
publicando en 1921 -2 ediciones- el Epistolario de Carlota de Federico
Schiller, traducción del alemán y con prólogo de E. Moles y R. Marquina.
Dicta un curso en Barcelona -junto a Blas Cabrera- en el Instituto
de Química Aplicada en 1924. El Ayuntamiento de dicha ciudad le otorga
el «Premio Pelfort».
Su prestigio, desde el primer regreso europeo, alcanzó tales niveles que
en fecha tan temprana como 1913, siendo sólo Auxiliar, se le designó como
vocal «competente» titular del tribunal que debía juzgar la cátedra de Aná-
lisis Químico de la Universidad Central y desde entonces en numerosos
tribunales de oposiciones a Cátedras de Universidad.
El 25 de mayo de 1926 es invitado a Italia por la Accademia N azionale
dei Lincei e imparte una conferencia en el Instituto Químico de la Univer-
sidad de Roma. Impresionados, la Accademia le otorga -en 1927- el
«Premio Cannizzaro».
Obtiene por oposición -a la que se presenta con 4 Doctorados y 140
trabajos de investigación-, en 1927, la Cátedra de Química Inorgánica de
la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid.
Ese año fue pensionado junto con Miguel Catalán para realizar estudios
en los laboratorios de Física y Química de Francia, Alemania, Dinamarca
y Holanda. Les acompañan Lacasa y Sánchez Arcas, arquitectos elegidos
para construir el edificio del Instituto Nacional de Física y Química (el
«Rockefellen>), centro continuador del LIF, que dirigiría también Blas Ca-
brera.
[7] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 577

Ill. DE «EL TRABAJO ALEGRE Y LA ALEGRÍA TRABAJADORA»


AL EXILIO (1928-1939)

Al llegar a la Facultad de Ciencias en 1928, Moles cambia el panorama


de la enseñanza teórico-práctica en todas las asignaturas de las que fue
encargado e instituye las Tesinas de fin de Licenciatura, de las que dirigiría
más de 30.
Es elegido Presidente de la Sociedad Española de Física y Química en
1929. La Sociedad y sus Anales incrementan notablemente su prestigio y
alcanzan niveles de mayor reconocimiento.
En 1930 es invitado por la Institución Cultural Española de Buenos
Aires y pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios para dic-
tar cursos en varias Universidades de Argentina y Uruguay, recibiendo los
nombramientos de Académico y Profesor Honorario.
Acumula en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central la Cáte-
dra de Química Teórica (hasta 1934).
Forma parte como Vocal de la Junta Constructora de la Ciudad Univer-
sitaria de Madrid en 1931, a la que también pertenecieron Bias Cabrera y
Julio Palacios.
El 6 de febrero de 1932 se inaugura el Instituto Nacional de Física y
Química ~el popular «Rockefellen>-. Moles ya había sido nombrado
Director de la Sección de Química Física enjulio de 1930.
Es Vocal del Patronato -junto a Menéndez Pidal, Unamuno, Ortega,
etc.- de la Universidad Internacional de Verano (u.r.v.) de Santander,
creación original y valiosa de la República española (Blas Cabrera sería
Rector de esta Universidad durante los años 1934-1936).
Moles organiza en la u.r.v., en 1933, la primera reunión monográfica
científica anual, dedicada en esta primera ocasión a la Química. Participan
en ella eminentes especialistas, de ellos tres Premios Nobel. Sirvió de re-
unión consultiva preparatoria del Congreso Internacional de Química, que
se celebraría el año siguiente.
Es Vocal del Consejo Nacional de Cultura, institución que reorganizará
la enseñanza en España a todos los niveles.
El 28 de marzo de 1934 lee su discurso de ingreso en la Academia
de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, sobre el tema «El
momento científico español 1775-1825». El discurso de contestación le
corresponde a Blas Cabrera.
Del5 all1 de abril de 1934 se celebra en Madrid el IX Congreso Interna-
cional de Química Pura y Aplicada, el primero tras la guerra de 1914-1918.
Ésta, unida a la crisis económica mundial, ocasionó numerosas dificultades
578 ESTUDIOS CANARIOS [8]

y retrasos que sólo la energía, el entusiasmo y el buen hacer del Secretario


General, Enrique Moles, podían superar.
En ese año se le nombra Vicepresidente de la Unión Internacional de
Química, se le concede la Gran Cruz de la Orden de la República española
y el Grado de Oficial de la Legión de Honor francesa; y acumula la Cátedra
de Electroquímica y Electrometalurgia.
Actúa como Embajador cultural en Portugal junto a América Castro en
1935, invitado por el Instituto de Altos Estudios.
En el levantamiento militar de julio de 1936 (y durante la guerra civil),
Moles era Director accidental del «Rockefellem (por encontrarse Cabrera
en Ginebra, desde donde se desplazaría a Santander para desempeñar su
rectorado veraniego); lo protegió por todos los medios contra los bombar-
deos -haciendo ondear la bandera de USA- y los «buscadores de edifi-
cios» para uso militar, con el fin de que continuara al servicio de la inves-
tigación.
A instancias del gobierno, a finales de año, se traslada a Valencia con
otros universitarios para seguir laborando en la recién creada «Casa de la
Cultura», en mejores condiciones que en la asediada capital de España.
Permanecerá allí hasta diciembre de 193 7, cuando le ordenan el desplaza-
miento a Barcelona.
Se le nombra, en 1938, Director General de Pólvoras y Explosivos de la
Subsecretaría de Armamento y, en circunstancias excepcionalmente difíci-
les, demuestra una vez más sus dotes de organizador, incluida la protección
al máximo de personas, industrias y medios de producción.

IV. DE PARÍS A LA CÁRCEL Y AL FINAL DE SU VIDA (1939-1953)

A finales de la Guerra Civil, en febrero de 1939, Moles se exilia, como


fue haciendo durante la contienda y al final de ella el 50% del profesorado
universitario.
Se instala en París, ayudado inmediatamente por colegas tanto france-
ses como de diversos países de Europa y de la América española. Coincide
con Cabrera, que se había exiliado en 1936.
En octubre es nombrado «Maitre de Recherches» en el CNRS (Centro
Nacional de Investigación Científica). Su situación tanto personal como
profesional está resuelta.
En 1940 recibe invitaciones para integrarse en diversas Universidades
(Montevideo, Münich, Londres, Bogotá, etc.), que no acepta, ya que quiere
regresar a España para investigar en su país.
[9] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 579

Trabaja en proyectos industriales cuyos resultados son ofrecidos alGo-


bierno español a través del Consulado en París. Recibe la adhesión de la
Europa científica (Holanda, Bélgica, Francia, Suiza, etc.), que solicita al
Gobierno español, sin éxito, su reposición en la Cátedra.
Es nombrado Jefe de Trabajos de Investigación en el CNRS en Septiem-
bre de 1941 y recibe una subvención de la Fundación Lootruil de la Aca-
demie des Sciences.
En diciembre, crédulo y de buena fe, regresa a España. Va provisto de
su pasaporte, de certificados de las autoridades españolas en París garan-
tizando -exigencia del gobierno de Franco- «su conciencia limpia y su
pasado honrado». Todo inútil: es detenido en la misma frontera y encarce-
lado en Torrijas.
Obtiene la libertad condicional en Febrero de 1942, pero es detenido
nuevamente en la noche del12 al13 de abril y encarcelado en Porlier. Acu-
sado a lo largo de tres juicios, el fiscal pide la pena de muerte. La condena
final es de 30 años de reclusión mayor.
El 22 de diciembre de 1943 es puesto en libertad condicional por haber
cumplido los sesenta años y tenerse en cuenta su labor científica -los
resultados de ella fueron publicados en el extranjero- y organizativa lle-
vadas a cabo, ambas, en la cárcel.
Ingresa, en 1944, como investigador en el Instituto de Biología y Sue-
roterapia (mvs) de Madrid, en el que continuará trabajando como Jefe de
Sección hasta su fallecimiento.
En 1946 inicia los trámites burocráticos para recuperar sus derechos
civiles y legalizar totalmente su situación.
La empresa Energía e Industrias Aragonesas, S.A. le nombra asesor técnico.
Se le concede pasaporte, en 1950, con lo que puede salir al extranjero y
dictar una serie de conferencias en Bruselas, Copenhague, Ginebra y París,
invitado y calurosamente acogido por las respectivas Sociedades químicas
nacionales.
Se cancelan todos sus antecedentes penales en 1951, pero no es re-
puesto en ninguno de los escalafones a los que pertenece -catedrático de
Universidad, investigador del Instituto Nacional de Física y Química (en
ese momento c.s.r.c.)-.
Sigue siendo Secretario-Ponente de la Comisión Internacional de Pesos
Atómicos de la Unión Internacional de Química, pero no recupera su sillón
en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid.
Es invitado por la Facultad de Farmacia de La Habana y por la Acade-
mia de Farmacia de Cuba para dictar una serie de conferencias, empren-
diendo el que iba a ser su último viaje al extranjero.
580 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Fallece de una trombosis cerebral el30 de marzo de 1953. «Una vícti-


ma más del corazón helado por una de las dos Españas, citadas por Antonio
Machado» (A. Pérez-Vitoria).

TERCERA PARTE. EL PAPEL DE MOLES EN LA


CONVERGENCIA EUROPEA DE LA QUÍMICA ESPAÑOLA

Concluido mi compromiso de difundír la vida y la obra de tan eminente


químico español, deseo finalmente llamar la atención de ustedes sobre un
tema concreto: el papel de Enrique Moles en la convergencia europea de
la química española. 1

l. CONSIDERACIONES GENERALES

Moles representa en la química española de la primera mitad del siglo xx


el papel de «hacedor de ciencia química», de nueva ciencia, no limitándose
a enseñar lo que han investigado otros allende nuestras fronteras. E integra
su «hacer química» -nueva- en los canales de conocimiento científico y
difusión europeos, logrando una cierta convergencia de la química españo-
la con la mundial. Su incorporación a Europa se produce aproximadamente
en el año 1910. Forma parte del Laboratorio de Investigaciones Físicas que
dirigía Blas Cabrera después de sus primeras estancias como pensionados
en el extranjero por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones
Científicas (JAE) y será de los primeros que dispondrá de un programa de
investigación de larga duración.
Enrique Moles fue elevado a finales de los ochenta a la categoría de
«padre de la química española» mediante la dedicación con su nombre de
la titularidad del Premio Nacional de Química.
Moles pertenece a la generación que constituye la denominada «edad
de plata de la cultura española» (1910-1936), posterior sucesivamente a las
de Cajal, Torres Quevedo y Rodríguez Carracido, y a la de Fages Virgili
y Casares Gil. Son de la de Bias Cabrera Felipe, Ángel del Campo, José
Giral y Obdulio Fernández.

1
Fundamento las ideas que expondré a continuación en un reciente trabajo (de mo-
mento inédito, pendiente de pronta publicación) del Profesor González de Posada, de título
«Ángel del Campo y Enrique Moles: pilares de la renovación de la química española»,
presentado en la Real Academia Nacional de Farmacia.
[11] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 581

Y aquí conviene destacar que la integración en Europa durante la déca-


da de los veinte correspondió especialmente al trío Ángel del Campo, Ob-
dulio Fernández y Enrique Moles, cuya presencia en los diferentes foros,
sus trabajos y su solvencia humana y científica permitieron el importante
logro de que se celebrara en España, en Madrid, en 1934, el rx Congreso
Internacional de Química Pura y Aplicada, primero desde que se inició la
Primera Guerra Mundial. Por sus numerosas estancias en el extranjero, su
amplio conocimiento de idiomas, sus relaciones científicas con los colegas
europeos y los múltiples reconocimientos recibidos se convirtió en el artí-
fice principal de tan excepcional evento.

2. LA ETAPA DE CONVERGENCIA EUROPEA DE LA FÍSICA Y LA QUÍMICA


ESPAÑOLAS 1910-1936: ENRIQUE MOLES

Con el Laboratorio de Investigaciones Físicas que dirige Blas Cabrera,


en el que se encuentran Enrique Moles y Ángel del Campo, se va a iniciar
una etapa que se culminaría en tiempos de la República con el Instituto Na-
cional de Física y Química, instituciones que se integran en aquella época
que se ha resuelto denominar edad de plata de la cultura española. Por
lo que a la ciencia afecta podría denominarse, con palabras más actuales,
etapa de convergencia europea de la física y química españolas que «se
hacen» en estos centros de Madrid.
Aunque sea sólo para que el contexto quede claro, debo reiterar lo tan-
tas veces escrito. En la generación anterior existieron dos figuras de ex-
cepcional relieve, frutos de sí mismos, sin antecedentes patrios: Santiago
Ramón y Cajal y Leonardo Torres Quevedo. Pero ellos fueron solitarios,
dueños de sí mismos, focos desde sí y por sí, en las líneas básicas. Con la
«Escuela de Cabrera» estamos hablando de ciencia organizada2 •
Se había logrado y consolidado un nuevo momento científico español
1910-1936 en el ámbito de la química, que se inicia: a) con la publicación
por Del Campo, Urbain (director del Laboratorio de la Sorbona, París) y
Scal del «Estudio espectrográfico de las blendas. Investigación acerca de
la Blenda de 'Picos de Europa'. Presencia del germanio en la misma» en la
Revista de la Real Academia de Ciencias, en Anales, en Chemiker-Zeitung

2
Se consideran de lectura recomendable las Actas de los I, IL JI! y IV Simposios «Cien-
cia y Técnica en España (1898-1945): Cabrera, Caja!, Torres Quevedo», celebrados en
Lanzarote y editados por González de Posada, González Redondo y Trujillo Jacinto del
Castillo, Madrid, Amigos de la Cultura Científica.
582 ESTUDIOS CANARIOS [12]

y Comptes Rendus, en 1909; y b) la de Cabrera y Moles de 1912 «La teoría


de los magnetones y la magnetoquímica de los compuestos férricos» en
Anales de la Sociedad Española de Física y Química; y concluye con el
inicio de la guerra civil enjulio de 1936. Los pilares de esta renovación de
la química fueron Ángel del Campo y Enrique Moles.
Un conjunto de acontecimientos cruciales avalan esta convergencia eu-
ropea. Recordemos algunos: 1) El descubrimiento de los multipletes en el
espectro del manganeso por Catalán trabajando pensionado en el Laborato-
rio de Fowler en Londres 3 ; 2) La venida de Einstein a España en 1923 4 ; 3)
La donación por la Fundación Rockefeller del edificio del Instituto Nacio-
nal de Física y Química5 ; 4) La «entrada triunfal» de Cabrera en Europa en
19286 : a) Ingreso como Académico en la Academia de Ciencias de París; b)
Integración en el Comité Científico de las Conferencias Solvay; e) Secreta-
rio del Comité Internacional de Pesas y Medidas; y 5) La celebración del IX
Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada en Madrid en 19347 •
Este último acontecimiento manifiesta expresamente la presencia espe-
cífica de la Química española en Europa. Serán Ángel del Campo, Obdulio
Fernández y Enrique Moles quienes demostrarán la convergencia europea
de nuestra química con la organización del citado Congreso Internacional
de Química Pura y Aplicada en Madrid, primero que se celebraría desde el
inicio de la Primera Guerra Mundial.
En los momentos finales de la Ilustración, hubo ciertamente un mo-
mento histórico español1775-1825 -título del Discurso de Moles en su
ingreso en la Academia de Ciencias, de auténtica química nueva hecha por
españoles y/o en España, momento histórico que está caracterizado por la
independencia de los creadores, ya que fueron tareas personales en sole-
dad, individuales-.
Con Moles, y Del Campo, se asiste a un nuevo momento histórico es-
paño/1910-1936, considerado en general, como se ha señalado, edad de
plata de la cultura española.

3
J.M. Sánchez Ron, Miguel Catalán. Su obra y su mundo, Madrid, CSIC, 1994.
4
F. Gonzá1ez de Posada, E las Cabrera ante Einstein y la Relatividad, Madrid, Amigos
de la Cultura Científica, 1995.
5
J.M. Sánchez Ron, «El Instituto Nacional de Física y Química. La Fundación Rocke-
feller en España». Mundo Científico 183 (1997), págs. 855-862.
6 F. Gonzá1ez de Posada, Blas Cabrera: fisico español, lanzaroteño ilustre, Madrid,

Amigos de la Cultura Científica, 1994.


7
Como especialmente significativo puede considerarse la edición de los 9 volúmenes
de las Actas de dicho Congreso.
[13] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 583

Esta nueva etapa, por lo que respecta al ámbito de la química, puede


caracterizarse por la europeidad, expresada en tres notas: una, programa
de investigación, que será duradero; otra, el trabajo en equipo; y tercera, la
creación de escuela (masa crítica de discípulos).
En este nuevo momento todos fueron, sobre todo, españoles: de Cana-
rias (Blas Cabrera), de Cuenca (Ángel del Campo), de Barcelona (Moles),
de Santiago de Cuba (Giral), de Paniza, Zaragoza (Palacios), de Zarago-
za (Catalán), de Pedro Bernardo, Ávila (Duperier), de Burgos (Obdulio
Fernández), etc., pero todos, sin excepción -insisto-, y radicalmente,
españoles. Y desde esta españolía todos pretendieron situarse en la capital
de España, y los que se vieron abocados al exilio -Cabrera, Moles, Giral
y Duperier- suspiraron en todo momento por el regreso.

3. UNAS NOTAS ACERCA DE LA PERSONALIDAD DE MOLES

Parece conveniente, aunque sea fugazmente, ofrecer un retrato humano


de Enrique Moles, uno de nuestros químicos convergentes europeos, tal
como lo hemos hecho en otros trabajos con algunas expresiones significati-
vas: primera, con una frase tan corta como clara; segunda, otra debida a su
director, nuestro Blas Cabrera, que lo conoció perfectamente, dirigiéndolo
durante unos 25 años; y tercera, por un estudioso de su obra que escribió
sobre él después de fallecido: Berrojo. He aquí, pues, un escueto retrato
harto fiable.
«Muy inteligente, nada listo» (Expresión popular considerada muy
ajustada).
«Pertenece Moles a aquel tipo de hombres hechos para ser blanco de los
más encontrados sentimientos; no por casualidad sino como lógica conse-
cuencia de su actividad» (Cabrera, 1934).
«Siempre estuvo rodeado de amistades profundas e incondicionales y
de malquerencias que sobrepasaban todos los límites posibles en una men-
te normal» (Berrojo, 1980).

4. CoNTRIBUCIONES CIENTÍFICAS MÁS DESTACADAS DE ENRIQUE MoLES

Sus principales publicaciones científicas se refieren especialmente a la


determinación de pesos atómicos y moleculares y consistieron priorita-
riamente en: Afinar métodos para conseguir valores progresivamente más
exactos (destacando un nuevo enunciado del «Método de las densidades
584 ESTUDIOS CANARIOS [14]

límites»), efectuar correcciones a métodos y medidas de otros (manifestan-


do un intenso espíritu crítico científico), realizar revisiones (y más revisio-
nes) de resultados propios y ajenos, perfeccionar las medidas, y contribuir
a la mejora de las Tablas de Pesos Atómicos.
En la idea de resaltar la característica de convergencia con Europa, debe
asimismo recordarse su condición de Secretario de la Comisión Internacio-
nal de Pesos Atómicos.

5. EL PASO A LA HISTORIA DE LA QuíMICA ESPAÑOLA DE ESTE MOMENTO


QUÍMICO ESPAÑOL 1910-193 6 POR EL QUEHACER DE MOLES

¿Cuáles son las notas caracterizadoras de esta etapa? Las destaco desde
la perspectiva de la biografía de Enrique Moles.
1a. Existencia de programas de investigación que durarán largas etapas:
primero, magnetoquímica (dirigido por Cabrera) y, después, personalmen-
te, determinación de pesos atómicos.
23 • Existencia de laboratorios de investigación de cierta calidad, que
Moles encontró en el Laboratorio de Investigaciones Físicas que dirigía
Cabrera.
33 • Trabajo en, y creación de, equipos de investigación en dichos labo-
ratorios para el desarrollo de los programas.
4 3 • Un patriotismo español relevante en toda la generación, indepen-
dientemente del color político que en unos u otros pudiera prevalecer,
puesto de manifiesto antes, durante y después de la guerra civil.
53 • Establecimiento temprano de relaciones científicas con figuras euro-
peas de primer nivel, como Ostwald (191 O) en Leipzig y Guye ( 1915-17)
en Ginebra.
6a. Publicación de trabajos científicos en revistas internacionales, desde
1910.
7a. Obtención de dos doctorados europeos: Química (Alemania) y Fí-
sica (Suiza).
sa. Presencia internacional, en concreto en las Conferencias de la IUPAC,
en la condición de Secretario del Comité Internacional de Pesos Atómicos,
y como principal artífice y secretario general del IX Congreso Internacional
de Química celebrado en Madrid.
Y 93 , como testimonio especialmente significativo, la acogida en París,
durante los años de su exilio, «mantenido» inicialmente por sus colegas
químicos extranjeros.
[15] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 585

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de la Cultura Científica, Madrid: 15-27.
588 ESTUDIOS CANARIOS [18]

Fig. l. Libro-catálogo de la Exposición.

Fig. 2. Fachada de la Casa de los Arroyo, sede del Centro Científico-cultural Bias Cabrera.
[19] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 589

UNIVERSIDAD DE LA

FRANCISCO CO:>iZALEZ DE POSADA


DOMI:>iGA TRCJILLO JACINTO DEL CASTILLO
Bias Cabrera Felipe
y BLt\S CABRERA:
Enrique Moles Ormel!a VIDA Y

ASOCIACióN CunrRALCABimRA Y GI\I.DÓ:S

Fig. 3. Volumen 1 de la Sección n. Fig. 4. Portada del libro.

REALAC~DEMl~ 'iACIO'f.\L DE fAR\lAUA


fU'\D'-C!Ó'iJO~f: f'~~.-I.Rt:SCIL

'-MlGO\DlL\CrLTL"RACf.(Sl!HCA
\("IDC""JH"(lt,(<A'I I'(,L~IHti"DbLI'"Z.\00"

Fig. 5. Portada del Catálogo de la Fig. 6. Portada del Catálogo de la


Exposición. Exposición.
590 ESTUDIOS CANARIOS [20]

Fig. 7. Barcelona, 1899. Época Bohemia. Fig. 8. Leipzig, 1910.

ES ILLE
flltAC:KtMt.OS UE SU COUtl!.SFOlU)l:NCI~ CON
CA.MtO'tA) DUMliT!' LA fro("A, DE SU HOVJAXJ;;O

TI!ADI.ICCIÓI' DIRECTA D&LALIBIÁN POR


ENRIQUE MOLES y RAFAEL MARQ.UINA

MADRID

Fig. 9. Edición de «Primavera de Amor» de


Schiller. 1921.
[21] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 591

Fig. 1O. Moles junto al Dr. Argell, Fig. 11. En el Laboratorio de Investigacio-
Barcelona 1924. nes Físicas de la JAE. 1925.

Fig. 12. Recepción en La Plata, Argentina, Fig. 13. Reunión de Química de la u.I.V.,
1930. Santander. 1933.

Fig. 14. Ingreso en la Academia de Ciencias. Fig. 15. Grado de Oficial de la Legión de
1934. Honor francesa.
592 ESTUDIOS CANARIOS [22]

Fig. 16. Fachada principal del Instituto de Física y Química, «Rockefeller». 1932.

Fig. 17. En el exilio, París, 1941. Fig. 18. Investigando en el laboratorio de


IBYS. Madrid.

Fig. 19. Conferencia en la Facultad de Farmacia de la Habana.


[23] ENRIQUE MOLES ORMELLA: LA CONVERGENCIA EUROPEA ... 593

Fig. 21. Celebración delIX Congreso In-


ternacional de Química Pura y Aplicada.
1934.

Fig. 20. Placa situada a la entrada del «Ro-


ckefeller».

Fig. 22. Leonardo Torres Quevedo. Fig. 23. Santiago Ramón y Cajal.
594 ESTUDIOS CANARIOS [24]

Fig. 24. Misión química española en Alemania 1928.


(1) Dr. Ángel del Campo, (2) Dr. Enrique Moles, (3) Dr. Obdulio Femández.

Fig. 25. Autorretrato de Moles.


H I S T o R I A

Primeras obras públicas en Canarias: caminos,


puertos y abastecimiento de agua en el siglo xvi 1

JUAN MANUEL BELLO LEÓN

Resumen. En este trabajo se intenta poner de relieve los esfuerzos que realiza-
ron los conquistadores y repobladores del Archipiélago para levantar las primeras
obras públicas que se construyeron durante el siglo XVI. Se intenta definir el con-
cepto de «obra pública», cómo se financiaron estos trabajos y quiénes fueron sus
responsables. Finalmente se eligen el trazado de los caminos, la construcción de
los puertos y las primeras obras de canalización de aguas como modelo de lo que
fueron aquellas obras públicas.
Palabras clave: Historia obras públicas. Canarias siglo XVI.

Abstract. This article tries to emphasize the outstanding effort carried out by the
conquerors and first settlers of the Canarian archipelago in the endeavour to erect
the first public works during the sixteenth century. The concept of «public work»
is given due relevance and questions such as the sponsorship and the ultimate
responsibility of institutions and individuals are also taken into account. As pro-
totypical examples of those public works, attention is focused specially on the
design of roads and paths, the building of ports and the first water canalization
works.
Key words: History public works, Canary Isles, sixteenth century.

1
Este trabajo es la versión íntegra de una conferencia impartida el 29 de noviembre
de 2004 en un Seminario organizado por la Fundación Betancourt y Molina. Se presenta
ahora la versión de la conferencia sin añadir ni quitar nada al texto expuesto en 2004, por lo
que he de advertir al lector que es probable que, desde entonces, hayan llegado a nuestras
bibliotecas numerosos trabajos que pueden matizar y corregir lo aquí expuesto.
596 ESTUDIOS CANARIOS [2]

INTRODUCCIÓN

La edición de una conferencia de divulgación como la que aquí se pre-


senta, y que en su día formó parte del Seminario Ingeniería y Arquitectura
en Canarias en el siglo XVI, corre el riesgo de carecer del rigor que se le
debe exigir a todo trabajo de investigación histórica. No obstante, a reque-
rimiento de los organizadores de las jornadas, me he animado a presentar
por escrito el conjunto de reflexiones que planteé a los que escucharon mi
exposición pública, advirtiendo que se trata de una labor en la que quedan
aún muchas cosas por hacer a pesar de los abundantes y buenos trabajos
en los que se trata de analizar el esfuerzo de la sociedad canaria por dotar-
se de unas infraestructuras que dieran respuesta a las necesidades de una
sociedad que se incorporaba a la economía y cultura occidental en unos
momentos de tránsito entre el mundo medieval y el moderno.

l. LA DEFINICIÓN DE OBRAS PÚBLICAS

El transito entre la Edad Media y la Moderna transcurrió en medio de


una expansión europea caracterizada, entre otras cosas, por el impulso que
los nacientes Estados dieron a los recursos necesarios para afrontar obras
que hoy consideramos de carácter público. Las mejoras en el suministro
urbano de agua mediante la construcción de sistemas de conducción que
la llevaran desde lugares distantes, o la captación de manantiales subterrá-
neos, el gusto por las fuentes, que combinaban tanto la disponibilidad de
agua para un gran número de habitantes de las ciudades, como las ideas
artísticas que se van imponiendo. La canalización de ríos y construcción
de embalses que hicieran más útiles los cursos fluviales para la navegación
o para la obtención de energía; la construcción de puentes de piedra que
sustituyan a viejas estructuras de madera, la construcción o ampliación de
muelles, creando lugares de atraque artificial que dieran cobijo a la cre-
ciente navegación oceánica, y sobre todo el esfuerzo por dotar al enorme
imperio que comenzaron a formar los Reyes Católicos de un sistema de
fortificaciones abaluartadas, son los mejores ejemplos de los cambios que
se estaban operando en las técnicas y en las formas de afrontar las nuevas
necesidades de la civilización occidentaF.

2
Consideraciones generales y una amplia bibliografía sobre estas cuestiones pueden
verse en las obras Los ingenios y las máquinas. Ingeniería y obras públicas en la época de
Felipe 11, Madrid, 1998; E. Martínez Ruiz (dir.) Felipe JI, la Ciencia y la Técnica, Madrid,
[3] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 597

Uno de los primeros problemas que me gustaría recordar -y que ha


sido planteado por otros historiadores- es el de la definición, más o me-
nos precisa, de a qué llamamos obras públicas. Y no porque el lector carez-
ca de un concepto que «grosso modo» le ilustre sobre los que son las obras
públicas -o de fomento, como también se les llama- ni porque preten-
da, para lo que es mi propósito, buscar una definición extremadamente
precisa. El problema viene dado por tratar de definir lo que son las obras
públicas en el marco de los siglos xv y XVI, donde las peculiares formas
de gobierno y funcionamiento de la administración, condicionan cualquier
acción a la hora de afrontar tareas que hoy competen de forma exclusiva a
todo Estado moderno 3 •
Sin ánimo de extenderme sobre cuáles deben ser los elementos que
constituyen una obra de carácter público, conviene tener presente que en
las sociedades medievales y primeros siglos de la moderna, el concepto
encierra realidades que hoy no forman parte de aquellas obras que se con-
sideran de interés general y se destinan a uso público. En las Islas, al igual
que en el resto del reino, correspondía a la Corona afrontar la decisión de
realizar este tipo de obras, pero las instituciones dependientes del monarca
carecían de los instrumentos idóneos para hacerlas. La renuncia que el rey
y los concejos hicieron a favor de algún intermediario de los avatares que
implicaba levantar una obra pública no era más que aceptar que cualquier
otra manera de promover la gestión de las obras hubiera sido más lenta,
costosa y menos eficaz -o, simplemente imposible- por no contar con
los medios burocráticos y financieros necesarios4 •

1999; y Tecnología y sociedad: las grandes obras públicas en el Europa Medieval, XXII
Semana de Estudios Medievales (Estella, 95), Pamplona, 1996.
3 El debate ya se planteó a finales del siglo XIX cuando se crea el Cuerpo de Ingenieros

Civiles, y se ha mantenido entre numerosos historiadores. Sobre esta cuestión puede verse
el viejo estudio de P. de Azola y Minondo: Historia de las obras públicas en España, Ma-
drid, 1979 (especialmente el estudio introductorio que hace Antonio Bonet Correa). Para
comprobar la importancia y necesidad de estudiar la historia de las obras públicas -o de la
historia de la ingeniería en general- puede verse el artículo de J. A. Femández Ordoñez:
«La CEHOPU. Necesidad de los estudios históricos de las obras públicas», en Actas del Semi-
nario Puertos y fortificaciones en América y Filipinas, Madrid, 1985, págs. 23-40
4
Las obras públicas no eran una excepción en la forma que las instituciones afrontaron
su administración. Basta acercarse a todo lo ocurrido con el cobro y gestión de los im-
puestos para comprobar que entre la Hacienda Real y los contribuyentes siempre se erguía
la figura de un intermediario que se comprometía a recaudar , tramitar y percibir todo lo
relacionado con los ingresos de la Corona. Entre la abundantísima bibliografía sobre este
asunto puede verse el trabajo de M. Á. Ladero Quesada: La Hacienda Real de Castilla en
el siglo xv, Universidad de La Laguna, 1973.
598 ESTUDIOS CANARIOS [4]

Esto me lleva a tratar, también, otros dos problemas inherentes a la defi-


nición de lo que consideramos obras públicas. El primero es aquel que trata
de establecer quién es el responsable técnico del trazado y ejecución de la
construcción, ya que en las sociedades del periodo analizado la línea que
separaba las funciones del arquitecto de las del ingeniero eran aún difusas,
de tal forma que pasará tiempo para que cada uno de ellos se consagre a las
tareas que hoy le son propias de su formación técnica.
En el caso de Canarias ese problema también se reflejó, ya que fue habi-
tual que se hicieran cargo de las obras lo que García Tapia5 denomina como
«ingenieros-arquitectos prácticos», es decir, personas que aún careciendo
de estudios teóricos de ingeniería ni teniendo conocimientos de arquitec-
tura, eran capaces de emitir un juicio -basado en la costumbre y en la
tradición de su oficio- razonado sobre la obra que se pretendía realizar.
En las Islas, tan sólo cuando la Corona decidió acometer un «plan integral»
de fortificaciones -y eso no sucedió hasta las últimas décadas del xvr- se
recurrió a ingenieros cuya formación les permitía trazar y diseñar edificios
basándose en sus amplios conocimientos de matemáticas, geometría, geo-
grafía, ciencias naturales, etc.
Un buen ejemplo de esas circunstancias lo tenemos en los problemas
que encontraron los concejos insulares para disponer de personal especia-
lizado en las tareas de buscar, extraer y distribuir el agua a los vecinos de
ciudades como La Laguna. Es conocido como el Cabildo de la villa-capital
tuvo que recurrir a un perito traído desde Gran Canaria -aunque de origen
andaluz- para asesorarse en la forma e itinerario que han de seguir las
conducciones de agua desde sus fuentes hasta la ciudad. Es evidente que
las tareas cotidianas de mantenimiento e inspección de las fuentes y cana-
les podían afrontarlos los cañeros del concejo, pero cuando se trataba de
operaciones de mayor envergadura se requería la presencia de un técnico,
que sin llegar a ser ingeniero o arquitecto, pudiera garantizar el buen fin
de las obras.
Aún más importante que el primero fue el segundo de los problemas a
los que antes aludía, especialmente porque este no encontró nunca -o lo
hizo con muchas dificultades- solución. Evidentemente me refiero a la
financiación de las obras, problema para el que se intentó buscar fórmulas
de lo más variadas, pero que casi siempre terminaban por hacer recaer so-
bre algunos habitantes de pueblos y ciudades el peso de la obra que se iba
a realizar sobre su jurisdicción.

5
N. García Tapia: Ingeniería y arquitectura en el Renacimiento español, Valladolid,
1990.
[5] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 599

En las Islas, para financiar los proyectos de fortificaciones, de cons-


trucción de muelles, de canalización de aguas o apertura de caminos, se
utilizaron procedimientos muy variados, dependiendo de las circunstan-
cias económicas de cada concejo, de la envergadura del proyecto o de la
implicación directa de la Corona. Dicho esto, hay que recordar que a lo
largo del siglo lo más frecuente -como en otros lugares del reino- fue
recurrir a licencias extraordinarias concedidas por el monarca para que el
concejo pudiera obtener mediante sisa o repartimiento el dinero necesario.
El origen y fundamento teórico de estas imposiciones son bien conocidos,
recayendo uno (la sisa) en el consumo de productos básicos (vino, aceite,
etc.) y otro (el repartimiento) sobre el nivel de riqueza de cada uno 6 •
Cuando todo el sistema impositivo ordinario y extraordinario utilizado
no bastaba para afrontar la financiación de las obras, los concejos pro-
motores de la edificación tuvieron que recurrir a otro tipo de estrategias
para obtener lo necesario. El Archipiélago tampoco fue una excepción, y
basta poner dos ejemplos para comprobarlo. El primero que quiero men-
cionar corresponde a los medios empleados para financiar la construcción
de un nuevo muelle en Santa Cruz de La Palma7 . La primera infraestruc-
tura portuaria de la ciudad se había edificado en la década de los veinte
del siglo XVI, siendo financiada con un repartimiento entre los vecinos de
100.000 maravedís, una aportación de los propios del concejo y una parti-
cipación -por valor de 50.000 maravedís- en las penas de cámara. Pero
esta fórmula que había sido útil para la construcción de las rudimentarias
infraestructuras, no era suficiente en la década de los setenta cuando se
decide acometer las obras de un nuevo muelle y se necesita a un ingeniero
que trace y dirija las obras. Entonces Felipe n concede licencia al concejo
palmero (antes lo había hecho al de Tenerife y al de Gran Canaria) para

6
La fiscalidad municipal y el empleo de los recursos económicos de los concejos,
entre otras cosas, en la construcción de obras públicas han sido profusamente estudiados
por muchos de los miembros de la Sociedad Española de Historia Económica. Basta poner
el ejemplo de los numerosos trabajos de los profesores Antonio Collantes de Terán y Denis
Menjot para comprobarlos. Sobre el origen concreto de las sisas es útil ver el panorama
general que presentan J. Hinojosa Montalvo y J.A. Barrio Barrio: «Las sisas en la goberna-
ción de Orihuela durante la Baja Edad Media», Anuario de Estudios Medievales, 22 (1992),
págs. 535 y sigs. Referencias a las sisas y repartimientos empleados en las Islas para la
construcción de alguna fortaleza o para las obras necesarias destinadas al abastecimiento
de agua pueden verse en la obra de E. Aznar Vallejo: La integración de las Islas Canarias
en la Corona de Castilla (1 478-1526). Aspectos administrativos, sociales y económicos, La
Laguna, 1983 (vid. págs. 52-53 y 114-115).
7
Véase F.G. Martín Rodríguez: Santa Cruz de La Palma. La ciudad renacentista, San-
ta Cruz de Tenerife, 1995 (sobre todo págs. 221 y sigs.).
600 ESTUDIOS CANARIOS [6]

que pueda comerciar con la venta de 500 esclavos negros a lo largo de tres
años. A partir de entonces las licencias son vendidas en los dos mercados
esclavistas más importantes del momento, Lisboa y Sevilla, confiando en
poder recaudar la cantidad necesaria.
El otro ejemplo está relacionado con la apertura y «adobo» de caminos,
competencia que en teoría era propia de los Cabildos insulares, y que en
algunos casos, como en Tenerife, dejó en manos de particulares ante la
imposibilidad de costear su trazado. Una buena muestra se dio en el caso
del aprovechamiento que el concejo de Tenerife hizo de las licencias de
exportación de madera, ya que en ocasiones contempló la posibilidad de
concederlas a cambio de que el beneficiario abriera los caminos para sa-
carla8. Dos buenos ejemplos se dieron en el sur de la isla; el primero en
1514 en la zona de Agache, cuando se acuerda dar licencia de corte de
madera a aquellos que estén dispuestos a hacer el camino para su acarreo,
y el segundo en 15121, en Güímar, cuando los regidores argumentan que a
cambio de la licencia «han de hacer un camino, que es muy provechoso a
la isla y se excusan costas» 9 •

2. CAMINOS

La investigación sobre los caminos, su trazado y formas de construcción


en los reinos hispanos han avanzado notablemente en los últimos años. El
prestigio de las calzadas romanas o la importancia del Camino de Santiago
en la creación de villas y ciudades -además de cauce de penetración de
corrientes culturales- o el renovado interés por conocer la construcción
de los numerosos puentes que mejoraron las comunicaciones terrestres a
finales de la Edad Media, han permitido que se publiquen en los últimos

8
Como veremos luego, estos caminos formaban parte de un sistema de transporte te-
rrestre muy importante en Tenerife que conectaban las zonas de bosque y medianías con las
localidades costeras.
9
E. Serra Rafols y L. de la Rosa Olivera: Acuerdos del Cabildo de Tenerife, vol. m
(1514-1518), La Laguna, 1965. Acuerdos del28 de julio de 1514, pág. 34; y Acuerdos del
Cabildo de Tenerife, vol. IV (1518-1525), La Laguna, 1970, acuerdo de 21 de marzo de
1521, pág. 85. En cualquier caso, no es el único ejemplo de cómo el concejo deja en manos
privadas la apertura de los caminos en las islas. Véase, por ejemplo, la situación que se dio
con la apertura del camino que comunicaba el ingenio azucarero de Taganana y La Laguna,
donde fueron los propietarios de Benijo, Afur y Taganana los que corrieron con los gastos
y dotación de la mencionada obra (vid. E. Aznar Vallejo: La integración ... , ob. cit., pág.
333).
[7] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 601

años -tras el pionero estudio de Menéndez PidaF 0- excelentes trabajos


apoyados en una amplia cartografía, fotografía y prospección arqueológi-
ca11. En lo que a Canarias se refiere, aunque el panorama no es tan prome-
tedor, hay que señalar que también se han aportado estudios, especialmente
para la isla de Tenerife, donde el profesor Juan R. Núñez Pestano -en
colaboración con otros historiadores- ha realizado el que, por ahora, es el
mejor estudio sobre el sistema de comunicaciones terrestres empleado en
Canarias durante el Antiguo Régimen 12 •
A mediados del siglo xrx, en un conocido pasaje de su Diccionario Geo-
gráfico-Histórico, Pascual Madoz describía el lamentable estado en el que
se encontraban los caminos en el Archipiélago. Así, tras disculpar al go-
bierno central de su responsabilidad en el retraso del trazado viario -no
en vano él formaba parte de la oligarquía que llegó a gobernar el reino- el
que sería ministro de Hacienda decía que los

... caminos se halla en las Canarias en el peor estado: la precisión de haber de


cruzar elevadas y difíciles cord. para comunicarse de un pueblo a otro hace ab-
solutamente imposible la construcción de caminos interiores en todas las islas
sin la inversión de crecidos capitales, que no se conseguiría amortizar jamás,
porque son muy poco importantes las especulaciones comerciales, corta tam-
bién la afluencia de estrangeros, y ninguno el transporte de prod. de la tierra.
Las pobl. más importantes de todo el archipiélago, las más ricas en agricultura,
las que encierran la poca ind. y comercio que en el terr. existe se hallan sit. en
la misma costa, o poco separadas de ella, lo que proporcionan a sus hab. trans-
portar por el mar más comodamente y con menos gastos los art. sobrantes. De

10
G. Menéndez Pida!: Los caminos en la Historia de España, Madrid, 1951.
11
En estos momentos la bibliografía que estudia la red de caminos y sistemas de trans-
porte terrestre de nuestro país a finales del medievo y comienzos de la Edad Moderna alcan-
za proporciones considerables. A modo de orientación cito varios trabajos en los que, a su
vez, se incluyen amplios repertorios bibliográficos al respecto. Son los casos de El camino
de Santiago y la articulación del espacio hispánico (Estella, 1993), Pamplona, 1994; Les
Communications dans la Penínsule Ibérique au Moyen Age, París, 1981 (recoge las actas
de un congreso celebrado en Pau en 1980); «Caminos y comunicaciones terrestres en el
mundo ibérico», monográfico incluido en el Anuario de Estudios Medievales, 23, 1993; y
R. Serrera: Tráfico terrestre y red vial en las Indias españolas, Madrid, 1992.
12
J.R. Núñez Pestano y M. Amay de la Rosa (coord.): Estudio histórico del Camino
Real de Chasna, Madrid, 2003. Del mismo autor puede verse la voz «Caminos reales»,
publicada en Enciclopedia Canaria, Tomo III, La Laguna, 1994, págs. 742-746. Para Gran
Canaria es muy útil el libro de C. Moreno Medina: Los caminos de Gran Canaria, Las
Palmas, 1997.
602 ESTUDIOS CANARIOS [8]

aquí el que todos los caminos, incluso los mismos de las cap. de las islas, sean
de herradura, y en no pocos puntos inaccesibles hasta para las caballerías. 13

Mas adelante reiteraba su impresión del sistema viario cuando al re-


ferirse a los caminos que conectaban La Laguna con Santa Cruz y otras
localidades insiste en que la mayor parte de ellos eran «malísimos, pedre-
gosos y desiguales» y aunque considera que el denominado camino de los
Rodeos, que comunica todo el norte de la isla, es cómodo en verano, «en
invierno hay lodazales molestos y pedregosos, bien fáciles, por cierto de
composición con la sencilla y poco costosa operación de dar salida a las
aguas» 14 •
Del pasaje de Pascual Madoz y de nuestros actuales conocimientos so-
bre la red viaria terrestre en las Islas se deducen dos cosas. La primera,
la escasa calidad que presentaban las vías de comunicación durante todo
el Antiguo Régimen; la segunda, que todavía a mediados del siglo XIX se
mantenía el trazado y las características -como luego veremos- de la red
creada en los orígenes de la colonización. En un espacio geográfico como
el Archipiélago en el que el mar permite un medio de transporte más rápido
y voluminoso que el terrestre, no debe extrañamos que los caminos, arrie-
ros o carreteros, tardaran tanto en desarrollarse. Y es que existen numero-
sos testimonios de cómo durante siglos las comunicaciones entre distintos
puntos de una misma isla se desarrollaron a través de unos contactos de
cabotaje que permitieron el intercambio de personas y mercancías en una
orografía realmente ingrata para el trazado de los caminos.
En cualquier caso, y al margen de esta realidad, lo cierto es que todas
las islas tuvieron que crear un entramado viario que permitiera conectar los
distintos pueblos entre sí y las zonas de producción agraria con los lugares
de salida de los excedentes generados por una agricultura orientada hacia
la exportación. Sólo de la conexión entre las diferentes zonas agrícolas y
de estas con los puertos y ciudades de redistribución pudo surgir un tráfico
mercantil a mayor escala que trajera crecimiento, desarrollo y población a
unas islas que se incorporaban a la Europa moderna. Así pues, voy a dete-
nerme en una breve descripción del entramado viario que se creó en Tene-
rife durante el siglo XVI, ya que para esta isla, además de poseer magníficos
estudios, contamos con abundante documentación que permiten aproxi-

13
P. Madoz: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesio-
nes de Ultramar, Madrid, 1845-1850 (He utilizado la edición y el estudio específico para
Canarias realizado por Ramón Pérez Gonzá1ez, Valladolid, 1986). Ver págs. 66 y sigs.
14
Idem, pág. 134.
[9] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 603

marse a la realidad de la que fue una de las mayores empresas públicas del
siglo: dotarse de caminos que hicieran viable la colonización de la isla.
El profesor Núñez Pestano 15 señala que entre los siglos xvi y XIX el sis-
tema viario de Tenerife se fue configurando mediante la combinación de
antiguas rutas empleadas por los aborígenes con los nuevos caminos que
se fueron creando a medida que la expansión del poblamiento y las nuevas
necesidades económicas lo requerían. A partir de esa realidad distingue
al menos cuatro grandes sistemas de caminos: a) los caminos reales, que
tomando como punto de partida La Laguna, conecta a todos los pueblos
de la banda norte y parte de los del sur de la isla; b) los caminos llamados
de banda a banda, es decir los que comunican el norte y el sur a través de
cordillera dorsal; e) los caminos de mar a cumbre, que enlazan las media-
nías con puertos y embarcaderos costeros, y d) los caminos de cresta, que
permitían llegar, recorriendo el filo de las cumbres, desde La Laguna a
Taganana o hasta el Portillo, en Las Cañadas. De entre todos ellos voy a
detenerme en una breve aproximación de los dos que requirieron un mayor
esfuerzo económico y técnico a lo largo del siglo xvi: los caminos reales y
los de mar a cumbre.
En las Islas, y en otras partes del reino, el camino real era aquel que
desde el punto de vista del interés público y de su importancia y utilidad,
atrajo siempre la mayor atención e inversión por parte de las autoridades.
El trazado y la ruta de estos caminos podía variar en función del territorio
y de las directrices económicas de la región en la que se emplazaba, pero
en todos los casos se caracterizaba por responder a la voluntad política de
los representantes de la Corona y los concejos, y por aspirar a comunicar
de forma razonable y cómoda -generalmente mediante el uso de carre-
tas- a todas las localidades que se iban creando a medida que avanzaba la
ocupación del espacio de cualquier región 16 •
En el caso de Tenerife, el tramo más importante y al que se dedicó una
mayor atención a lo largo del periodo analizado, fue el que comunicaba
La Laguna con Santa Cruz. El origen del mismo hay que buscarlo en las
disposiciones tomadas por el Adelantado, Femández de Lugo, a la hora de
ordenar la creación de vías de comunicación que permitiesen la conexión
de Santa Cruz, La Laguna, La Orotava, Icod y Daute. Su trazado ha sido

15
J.R. Núñez Pestano y M. Amay de la Rosa: Ob. cit., págs. 72-73.
16
Sobre esta cuestión es interesante consultar el artículo de M•.L. Pérez González:
«Los caminos reales de América en la legislación y en la historia», Anuario de Estudios
Americanos, LVIII-! (2001), págs. 33-60.
604 ESTUDIOS CANARIOS [10]

descrito por varios viajeros e historiadores 17 , destacando en todas las oca-


siones el interés del concejo en el mantenimiento y reparo de los distintos
obstáculos que jalonaban su desarrollo. Desde La Laguna, el camino real
continuaba su trazado por la comarca de Tacoronte-Acentejo hasta llegar
al valle de La Orotava. Este camino, conocido como camino real de la villa
-del que aún se conserva parte de su trazado- es uno de los más antiguos
de la isla ya que aparece mencionado en las actas del concejo como «ca-
mino alto de Tahoro» desde 1498, y su trazado aprovechaba antiguos sen-
deros de los aborígenes siguiendo las faldas de la cordillera dorsaP 8 • A este
camino original se uniría pocos años después un segundo ramal que uniría
La Laguna con las tierras cerealeras de Tacoronte con la villa capital y con
La Orotava 19 . La importancia del mismo se puede valorar mejor si tenemos
en cuenta que parte de este camino sería uno de los pocos que reunió las
condiciones necesarias para el tránsito de las carretas, si bien se tuvo que
esperar a 1525 para que alguno de sus tramos alcanzara la anchura sufi-
ciente como para que pasaran por él dos en ambos sentidos20 . Por lo demás,
toda la comarca de Tacoronte-Acentejo hasta llegar a Santa Úrsula y la
Cuesta de la Villa estaba atravesada por múltiples senderos que discurrían
por abruptos barrancos y acusadas pendientes, lo que los hacía inútiles para
el tránsito de carretas e imposibles cualquier tipo de pavimentación21 •
La red viaria del valle de La Orotava a lo largo del siglo xvr estaba
constituida por los caminos que la conectaban con La Laguna y con los
núcleos de población de la comarca, Los Realejos y el Puerto de la Oro-
tava. La situación del valle, a mitad de camino entre La Laguna y uno de
los principales puertos de la isla -Garachico-, así como la necesidad de
madera por parte de los numerosos ingenios allí establecidos, convertirán
a la comarca en un cruce de caminos, aunque, como siempre, de desigual
importancia, ya que son muy pocos los que permiten el tránsito de las ca-
rretas. El trazado de estos caminos interiores del valle ya fue ordenado por

17
A. Cioranescu: Historia de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz, 1976, tomo 1, págs.
208-215.
18
E. Serra Rafols: Acuerdos del Cabildo de Tenerife, 1 (1497-1507), La Laguna, 1949,
pág: 7 (cabildo de 9-m-1498) y pág. 10 (cabildo de 25 -vn-1498).
19
La construcción de este nuevo camino se inicia en 1517 cuando el concejo enco-
mienda las obras a los regidores Guillén Castellano y Las Hijas. Véase J.R. Núñez Pestano
y M. Amay de la Rosa: ob. cit., pág. 79.
20
L. Rosa Olivera y M. Marrero: Acuerdos del Cabildo de Tenerife, v (1525-1533), La
Laguna, 1986 (véase documento n° 56, cabildo de 22-xn-1525).
21
Puede verse una descripción de estos caminos en la obra de M. Rodríguez Mesa:
Historia de Santa Úrsula, Santa Cruz de Tenerife, 1992, págs. 86-88.
[11] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 605

el Adelantado antes de la reformación del repartimiento, estando su cons-


trucción muy vinculada a la dotación de madera para los ingenios. De entre
ellos, quizás el más importante era el que unía el núcleo de La Orotava con
el del Realejo Alto -el llamado camino de La Luz, del que también se
conserva parte de su trazado- y que discurría por los actuales barrios de
La Perdoma y La Cruz Santa hasta Los Realejos. Este camino tuvo mucha
importancia durante el repartimiento ya que muchas de las tierras entrega-
das en la zona comprendida entre ambos pueblos se distribuyeron a un lado
u otro del camino, es decir hacia la costa («camino de la mar») o hacia la
montaña («cara la sierra» )22 •
Conforme nos alejamos de esta línea del tráfico terrestre insular y de
las zonas especializadas en la producción cerealística, las comunicaciones
se hacían cada vez más difíciles. Irregular y penosa era, por ejemplo, la
ruta que enlazaba el valle de La Orotava con la llamada Isla Baja, es decir
esa amplia comarca que va desde Icod a Buenavista. A pesar del rango
económico y el nivel de población que durante el siglo XVI alcanzaron lo-
calidades como Garachico e Icod, las comunicaciones por tierra quedaban
prácticamente interrumpidas por la penosísima y accidentada travesía del
escarpe de Tigaiga y montes de La Guancha, además del peligroso camino
que discurría por la línea de costa -el Callao-, ya que durante buena
parte del año se veía azotado por las inclemencias del oleaje. El grado de
incomunicación terrestre entre estas dos grandes áreas, que en ningún caso
eran marginales dentro de la Islas, obligó a mantener vínculos marítimos
de cabotaje aprovechando las numerosas caletas del norte de Tenerife.
La tardía y lenta colonización del sur de Tenerife -a excepción del
valle de Güímar- propició que los caminos desde la villa capital hacia los
pueblos de aquellos lugares tardaran en definirse 23 • Durante buena parte
del siglo XVI las necesidades del escaso número de habitantes de los térmi-
nos de Abona y Adeje, junto al aprovechamiento estacional de los pastos
para el ganado, fueron cubiertos con los antiguos senderos utilizados desde
la época aborigen. Referencias a la existencia de antiguos caminos -al
igual que para el valle de La Orotava- se pueden encontrar ya en las datas
del repartimiento. Así en 1505, don Diego, considerado como el mencey de
Adeje, obtuvo 30 fanegas en el mencionado lugar, junto a los caminos que

22
J.M. Bello León: «El reparto de tierras en Tenerife tras la conquista (1496-1522): el
modelo del valle de La Orotava», en Historia.Instituciones.Documentos, 7 (1990), págs.
1-30
23
C.R. Pérez Barrios: Las redes de comunicación terrestre en Arana (Tenerife). Preca-
riedad viaria, Santa Cruz de Tenerife, 2004.
606 ESTUDIOS CANARIOS [12]

lo comunicaban con Abona, o en 1516 Cristóbal de Valcárcellas recibe en


Los Cristianos, junto al barranco y camino de Adeje.
En el escaso panorama viario que presentaba el sur de Tenerife había
una excepción de gran importancia en la red de comunicaciones insular.
Me refiero al llamado «camino de Nuestra Señora de Candelaria» utiliza-
do desde los orígenes de la colonización debido al culto que se desarrolló
hacia la referida imagen. Quizás se puede comprobar la importancia que
el concejo insular dio a este camino si observamos que en sus actas o en
sus expedientes de obras públicas se encuentran numerosas referencias a la
composición y reparación del mismo 24 .
Como ya he dicho, además de este anillo de caminos reales, Tenerife
-y otras islas- contaron con un conjunto de sendas que conectaban entre
si los núcleos de población que se iban creando a lo largo de su geografía.
Un caso bien estudiado es el de la comarca de Tegueste, donde se localizan
desde fechas muy tempranas dos caminos que, procedentes de La Laguna,
llegan al interior de la comarca. El primero, conocido en el siglo xvr como
el de Las Peñuelas, partía de la Villa de Arriba en dirección hacia el actual
camino de Las Gavias, para luego descender, tras pasar por el afloramiento
rocoso llamado Las Peñuelas, hasta el antiguo núcleo de Tegueste. Desde
la ermita de San Marcos el itinerario discurría paralelo al barranco Aguas
de Dios hasta llegar a Tejina y terminar su recorrido en dirección a la Pun-
ta del Hidalgo. El segundo camino partía del convento franciscano de La
Laguna en dirección al paso de Las Canteras, para luego descender hacia
Pedro Álvarez y terminar en el núcleo de Tegueste25 .
El conjunto de caminos reales y de sendas interiores se completaba en
la isla de Tenerife con los llamados caminos de mar a cumbre. Como su
nombre indica, se trataba de vías que aprovechaban la abrupta orografía,
las barranqueras o las cuestas de pendientes más suaves para trazar cami-
nos que unían las tierras altas con los puertos y caletas por las que salían
los productos agrícolas propios de las zonas de medianías. La configura-
ción de estos caminos de saca fueron también muy importantes para el
traslado de la madera -son los llamados arrastraderos- que se obtenía en
los montes de la isla.

24
Archivo Municipal de La Laguna. Fábricas Públicas, F-1, no 18 (año 1633); no 22
(1657), n° 41 (1755); F-III, n° 5 (1715), n° 7 (1777) y n° 29 (1782).
25
F. Báez Hemández: Un modelo de organización del espacio a raíz de la conquista:
la comarca de Tegueste (1497-1550). Memoria de Licenciatura inédita, Universidad de La
Laguna, 2004.
[13] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 607

Todos los caminos de Tenerife, y del conjunto de las islas, tuvieron que
enfrentarse a varios problemas -no sólo orográficos- a lo largo de su
construcción. El primero, que ya se ha insinuado, es aquel que se deriva de
la escasa financiación que los concejos destinan a la apertura y manteni-
miento de los caminos. Recordemos lo que ya se dijo páginas atrás, cuando
presente algunos ejemplos de cómo el concejo dejó en manos de particula-
res la apertura de nuevos caminos, especialmente de aquellos cuyas obras
pagaba con la licencia de exportación de madera. Y todo ello a pesar de
que a lo largo del siglo xvr se dictan una serie de ordenanzas26 que tratan de
establecer las características que ha de reunir los caminos de la isla, fijan-
do el ancho mínimo, el trazado a lo largo de las cuestas, la protección del
camino, etc. El caso es que las propias actas del concejo tinerfeño insiste
una y otra vez en que el sistema de composición de los caminos es poco
duradero, la mayor parte de ellos con un empedrado ineficaz ante la ame-
naza de fuertes lluvias y jalonados por numerosos socavones que impiden
el tránsito de personas y carretas. El segundo problema, también presente
desde los orígenes de la colonización, fue el de la usurpación de terrenos
junto al trazado de los caminos, lo que obligaba a los usuarios a hacer un
rodeo para evitar atravesar las fincas de los usurpadores, y a los concejos
a velar y definir de la forma más precisa posible el trazado de los caminos,
exigiendo su vallado o cercado, e imponiendo sanciones a todos los propie-
tarios que pretendían extender sus bienes a costa del camino27 •

26
J. Peraza de Ayala: Las ordenanzas de Tenerife y otros estudios para la historia
municipal de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1976 (vid. Título vm, págs. 120-122). Las
ordenanzas de Gran Canaria no recogen ningún precepto semejante para los caminos de
aquella isla. Véase F. Morales Padrón, Las Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria,
1531, Las Palmas, 1974.
27
Pueden verse varios ejemplos en E. Serra Rifols y L. de la Rosa Olivera: Acuerdos...
IV, ob. cit. 26, 47, 71. Tenerife no es un caso aislado. Puede verse un ejemplo en la isla de
La Palma donde los Monteverde usurparon los caminos que iban a las ermitas de Santa
María y San Miguel, en Tazacorte y Los Llanos (vid. E. Aznar Vallejo y otros: Documentos
Canarios en el Registro General del Sello (1518-1525), La Laguna, 1991, documento no
280, 17 de junio de 1521).
608 ESTUDIOS CANARIOS [14]

3. PUERTOS

Coinciden viajeros, economistas, geógrafos e historiadores en que los


puertos y las infraestructuras que se crean en tomo a ellos, constituyen
una plataforma idónea para el impulso a toda la producción -agraria o
industrial- de la ciudad, comarca o región en el que se localizan las ins-
talaciones portuarias. Eso que parece tan obvio y comúnmente admitido,
es aún mas evidente en un territorio como el archipiélago canario, donde
la insularidad nos ha obligado siempre a buscar y aprovechar aquellos lu-
gares de nuestra geografía que pudieran ser idóneos para la exportación de
nuestros productos y desde luego -como ha sido muy habitual en nuestra
historia- para la importación de todo tipo de género agrícola o industrial.
Nuestros puertos han configurado durante varios siglos los modos de vida
de muchos pueblos costeros, dejando huellas aún visibles en su trazado
urbano, en su poblamiento y en su desarrollo económico. Una naturaleza
en muchos casos ingrata para levantar escolleras o diques de atraque y ne-
cesidades defensivas de un territorio fragmentado y alejado de la metrópoli
motivaron, también, que nuestras costas fueran elegidas por ingenieros,
cartógrafos, naturalistas o comerciantes para tratar de evaluar el compor-
tamiento de las mareas, de las corrientes, de los vientos dominantes, etc.
y con ello hacer frente a uno de los más importantes y costosos problemas
a los que se enfrentaron durante generaciones las autoridades que gober-
naron el Archipiélago. Y es que la necesidad de contar con lugares en los
que abrigar las embarcaciones ante la amenaza militar o metereológica y
la construcción de unas obras portuarias -aunque fueran muy rudimenta-
rias- constituyeron un pesado lastre económico para los siempre merma-
dos recursos financieros con los que contaban las Islas.
Una larga tradición historiográfica ha fijado su atención en el estudio
de los puertos y la red de comunicaciones que generó el intercambio de
todo tipo de mercancías. La importancia histórica de numerosos puntos
del litoral hispano han propiciado estudios que van desde el análisis de
los conocimientos técnicos con los que contaban para la edificación de
las infraestructuras portuarias, hasta los productos de intercambio o las
comunidades de comerciantes que participaban en ellos28 • Canarias tam-

28
De nuevo, la bibliografía que se ocupa de los puertos hispanos y de la construcción
de sus infraestructuras a lo largo del periodo aquí estudiado, alcanza proporciones conside-
rables. Como orientación (además de las obras señaladas en la nota no 2) voy a citar varios
trabajos en los que el lector podrá encontrar múltiples referencias al respecto. Así M.A.
Suárez Garmendia: «La construcción de muelles en los puertos de la Costa de la Mar de
[15] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 609

poco ha quedado al margen de esta corriente historiográfica ya que, tanto


los principales puertos insulares como los considerados como secundarios
dentro del Archipiélago cuentan con trabajos que han puesto de relieve su
origen y evolución29 •
Hasta tiempos recientes, en las Islas, al igual que en otras partes del
reino, la existencia -y posterior evolución- de las instalaciones portua-
rias y los núcleos de población que se generaron en tomo a ellas han esta-
do marcados siempre por las condiciones impuestas por las características
metereológicas y orográficas que se dan en nuestras costas. A este deter-
minismo geográfico se añadieron -como luego veremos- decisiones de
carácter político que orientaron desde las primeras décadas del siglo xvr las
mejoras introducidas en radas y abrigos naturales hacia los que hoy son los
principales puertos del archipiélago, el de Santa Cruz de Tenerife y el de
Las Palmas de Gran Canaria.
En cualquier caso, de los informes de ingenieros, actas del cabildo
-especialmente de Tenerife- o relatos de viajeros se deduce que el nú-
mero de lugares que contaban con buenas condiciones naturales para las
maniobras de transporte de personas o mercancías era muy elevado. Basta
con repasar la cartografía histórica30 o con leer los acuerdos del concejo

Castilla la Vieja al final de la Edad Media», Anuario del Instituto de Estudios Marítimos
Juan de la Cosa, vol. VII (1988), págs. 11-34; Puertos españoles en la Historia, Ministerio
de Obras Públicas, Madrid. 1994; A. Guimerá Ravina: «Puertos y ciudades portuarias (ss.
xvr-xvm): una aproximación metodológica», en Litoral em perspectiva histórica. Sécs. XVI a
xvm, Universidade do Porto, 2002, págs. 285-305; J.M. Delgado y A. Guimerá Ravina: Los
puertos españoles: historia y futuro (siglos XVI-XX), Madrid, 2000.
29
Enumerar los trabajos realizados sobre los puertos canarios también sería prolijo, así
que de nuevo me limitará a ofrecer algunas referencias sobre los puertos más importantes.
Sobre Santa Cruz son imprescindibles las obras de A. Cioranescu: Historia de Santa Cruz
de Tenerife, Santa Cruz, 1977 (especialmente vol. r) e Historia del puerto de Santa Cruz
de Tenerife, Santa Cruz, 1993. Para Las Palmas es básica la obra de F. Martín Galán: Las
Palmas, ciudad y puerto: cinco siglos de evolución, Las Palmas, 2001 (2a ed.); para conocer
los orígenes del muelle de Santa Cruz de La Palma es fundamental el trabajo de Fernando
Gabriel Martín citado en la nota no 6. Una buena orientación sobre los puertos menores
en los artículos de A. Mederos Martín y G. Escribano Cobo: «Fondeaderos y puertos de
La Gomera y El Hierro», Anuario de Estudios Atlánticos, no 44 (1998), págs. 429-471; y
«Puertos y fondeaderos de la isla de La Palma», en XIV Coloquio de Historia Canario-Ame-
ricana, Las Palmas, 2002, págs. 385-409.
30
En las Islas, al igual que en otros lugares, el hecho de que aparezcan recogidos un
número tan grande de caletas y fondeaderos en la geografía insular responde tanto al de-
seo de controlar la entrada y salida de productos, sobre todo vedados, y con ello evitar el
contrabando, como a una tradición presente en todas las descripciones y representaciones
cartográficas de la costa, que suele llevar a los autores a mencionar todos los lugares en los
610 ESTUDIOS CANARIOS [16]

de Tenerife para darse cuenta de que los requerimientos exigidos por los
navíos que frecuentaban el Archipiélago en las primeras décadas del siglo
XVI eran mínimos. Era suficiente con cualquier playa donde pudieran varar
las embarcaciones, generalmente de escaso calado. Cuando el casco de
éstas era grande y transportaba una carga pesada bastaba con alejarse unos
pocos metros para paliar los inconvenientes de la ausencia de diques de
abrigo o rompeolas.
Así pues, es conocido por los historiadores que hablar de puertos en los
siglos finales de la Edad Media y comienzos de la Moderna es referirse, en
general, a lugares que carecen de la infraestructura artificial que conocemos
con el nombre de muelle. Aún contando con apoyos naturales en el litoral,
lo habitual fue que el puerto, como ya he dicho, no fuera sino un lugar de
desembarco y almacenamiento de mercancías. Y eso fue así tanto para las
regiones que habían desarrollado toda una red de intercambios comerciales
como para localidades situadas en rutas secundarias. Por ejemplo, en el
mundo Mediterráneo -uno de los casos mejor estudiados- Barcelona,
aunque contaba con proyectos desde abril de 1434 y con un ingeniero (Es-
tacio Alexandrino) responsable de las obras desde 14 77, tuvo que esperar
a las últimas décadas del siglo XVI para verse dotada de un muelle artificial
con ciertas garantías para el atraque de navíos de mayor porte31 • Valencia,
situada a varios kilómetros de la costa desarrolló las obras de infraestruc-
tura portuaria, en tomo al núcleo de Vilanova del Grau, a partir de 1483,
cuando Fernando el Católico impulsó el primer proyecto de envergadura
para construir un auténtico puerto32 , mientras que Sevilla, pese a su astille-
ros y a sus amplios privilegios que favorecieron el establecimiento de una
población especializada en los oficios marítimos, también tuvo que esperar
a las primeras décadas del siglo xv -coincidiendo con el comienzo de

que pueden arribar las embarcaciones que se acercan a la costa, ya fuera buscando refugio
después de su travesía o con intenciones de ataque. Al respecto puede verse la obra de R.
Suárez Sánchez: Representación del mar y la montaña en la cartografía histórica de Astu-
rias, Universidad de Valladolid, 1999.
31
J.F. Cabestany i Fort y J. Sobrequés i Callicó: «La construcció del port de Barcelo-
na al segle XV», Cuadernos de Historia Económica de Cataluña, n° vu (1972), págs. 41-
113.
32
J. Hinojosa Montalvo: «Ciudades portuarias y puertos sin ciudades a fines de la
Edad Media en el Mediterráneo Occidental», en Tecnología y sociedad: las grandes obras
públicas ... Ob. cit. págs. 263-287.
[17] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 611

la edificación de su gran catedral- para ver como se construía el primer


muelle de la ciudad33 •
Hechas estas consideraciones generales, me gustaría volver a recordar
que no va a ser objetivo de esta conferencia tratar de hacer una síntesis de
la evolución histórica de los puertos insulares. Además, como ya he dicho,
Canarias cuenta con abundante bibliografía al respecto, sobre todo para
los dos puertos que actualmente concentran el mayor volumen de tráfico e
intercambios. Por mi parte, simplemente voy a tratar de presentar algunos
ejemplos de las obras que se emprendieron para hacer más accesibles unos
fondeaderos naturales que por las características geográficas y climáticas,
o por el apoyo político, pudieron dotarse de unas precarias instalaciones.
Eso si, infraestructuras generalmente de madera y perecederas, lo que obli-
gó a su periódica reconstrucción y, por ende, al consiguiente endeudamien-
to de las administraciones públicas.
En el caso de Tenerife, una de las primeras referencias a la necesidad
de construir un muelle se encuentra a comienzos del siglo xvr cuando los
regidores acuerdan trazar unas obras en la caleta de La Orotava -hoy
Puerto de la Cruz- con el fin de dar salida a los excedentes agrarios que
se iban obteniendo en el valle 34 • Durante toda la decimosexta centuria el
pequeño núcleo de población allí establecido -mucho antes de la funda-
ción oficial del pueblo- iría creciendo al amparo del pequeño fondeadero
y de las labores de carga y descarga. Estas primeras construcciones, de
las que desconocemos su envergadura, fueron luego reforzadas cuando en
1599 se decide la edificación de un «cubelo» que serviría de baluarte para
la defensa de la entonces llamada caleta del Burgado35 •
Un poco antes de la decisión del concejo sobre el puerto de La Orotava
se documentan las primeras obras que se emprendieron para acondicio-
nar uno de los desembarcaderos de Santa Cruz. En este caso, dejando en

33
A.M. Berna! Rodríguez y A. Collantes de Terán Sánchez: «El puerto de Sevilla, de
puerto fluvial medieval a centro portuario mundial (siglos xiv-xvn)», en I Porti como Im-
presa Economica, Istituto di Storia Economica F. Datini, Prato, 1987, págs. 779-824.
34
E. Serra Rafols y L. Rosa Olivera: Acuerdos del Cabildo de Tenerife, 1, La Laguna,
1949, véase documento no 672 (cabildo de 7-xn-1506). Según Ruiz Álvarez este es el de-
nominado «Puerto Viejo» que se encontraba en la ensenada del barranco de San Felipe y
colindante con la dehesa de La Caleta. Se le llamó así por contraposición al que luego se
llamaría Puerto Nuevo (junto a la actual Plaza del Charco) que sustituyó al anterior cuando
aquel fue anegado por un aluvión. Véase A. Ruiz Álvarez: «Síntesis histórica del muelle
del Puerto de la Cruz o La Orotava», Anuario de Estudios Atlánticos, no 19 (1973), págs.
403-431.
35
D. Darias Padrón: «El origen de la villa de La Orotava y de su puerto», Revista de
Historia, no 3 (1929), y no 4 (1930).
612 ESTUDIOS CANARIOS [18]

manos de Francisco Medina y del portugués Fernando de Castro la tarea


de construir un muelle en la homónima caleta del citado lusitano, entre la
ermita de la Consolación y la playa de la Carnicería. En 1508 el encargo de
«adobar» el puerto se traslada a Juan Grande, en este caso del desembar-
cadero conocido como la caleta de Blas Díaz36 • Pero es entre 1521 y 1525
cuando culmina la decisión que había tomado Cabildo para que Santa Cruz
fuera el principal puerto de la Isla, y para ello desplegará toda su influencia
política enviando a un mensajero a la Corte para insistir -entre otras co-
sas- en la necesidad de hacer un muelle para el reparo de los navíos y el
control de tráfico con Indias37 • La obra, de la que desconocemos su factura,
se debió realizar ya que se conocen referencias a reparaciones efectuadas
en años posteriores. Así, en la sesión del concejo de septiembre de 1549 se
alude a que se ha hecho un muelle de cantería que ha servido para el abrigo
de los navíos que llegan a Santa Cruz38 , pero él mismo no resistió mucho
tiempo ya que en 1562 se elaboraba un informe que recomendaba rehacer
el muelle debido a que los construido era inservible39 •
En el caso de Gran canaria, la isla contó desde los inicios de la con-
quista y colonización con dos fondeaderos que reunían condiciones muy
aceptables para el refugio de los navíos que se acercaban a su costa. Me
refiero a los puertos de Gando y Las Isletas, puntos de atraque asociados,
además, a la polémica sobre la estancia o no de Cristóbal Colón en el real
de Las Palmas durante su primer viaje de Descubrimiento40 • Las caracte-
rísticas y condiciones técnicas estos lugares a principios del siglo XVI nos
son desconocidas, pero lo cierto es que tanto uno como otro se dotaron de
instrumentos que mejoraban las condiciones de los primitivos surgideros.
Con toda probabilidad, a Gando llegó una de las carabelas colombinas
(La Pinta) con la finalidad de solucionar los problemas técnicos que sufría
la embarcación, lo que indicaría la presencia en aquel lugar de materiales
y obreros cualificados capaces de solucionar los problemas. Y Gando fue
durante el siglo XIV y xv el lugar de las primeras arribadas de mallorquines
y andaluces que llegaron a la isla, dotándose, ya desde 1460, de una torre

M. Perdomo Alfonso y J.A. Padrón Albornoz: El puerto de Santa Cruz de Tenerife a


36

través de su historia, Santa Cruz de Tenerife, 1982 (véanse págs. 35 y sigs.).


37 L. Rosa Olivera y M. Marrero: Acuerdos ... ob. cit., pág. 414 (peticiones presentadas

ante el rey por el regidor Juan de Agnirre, con fecha de 24 de abril de 1526). En parecidos
términos en pág. 419, con fecha de 1527.
38
M. Marrero, Ma. Padrón y B. Rivero: Acuerdos ... ob. cit., pág. 239.
39
Archivo Municipal de La Laguna, Fábricas Públicas, F-I, documento no l.
40
Véase A. Tejera Gaspar: Los cuatro viajes de Colón y las Islas Canarias (1492-
1502), Santa Cruz de Tenerife, 1998.
[19] PRJMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 613

y pozos de aguada que favorecieron la defensa y el desembarco por aquel


lugar. Por su parte, Las Isletas era un lugar resguardado y muy favorable
para el desembarco de materiales y personas; y así lo entendieron los dis-
tintos capitanes de la conquista que ordenaron su utilización para todas las
operaciones. Pero a diferencia de Gando, Las Isletas carecía de los recur-
sos hídricos y de madera en su entorno más próximo que facilitaran los
trabajos necesarios para la reparación de cualquier navío. Y sin embargo,
conquistada la Isla, el puerto de Las Isletas se convirtió en de mayor im-
portancia de Gran Canaria, favorecido por el hecho de su proximidad a la
villa capital y por la decisión del concejo insular que dotó a la zona de un
camino real que la comunicaba con el centro urbano a través del barrio de
Triana, de fortificaciones que garantizaron su defensa y de políticas que
favorecieron el doblamiento de una zona que, entonces, era semidesértica.
El resultado, aunque no muy optimista durante el siglo XVI, permitió la edi-
ficación de almacenes y mesones que sirvieron de infraestructura mínima
a las operaciones de carga y descarga que allí se efectuaron.
En cualquier caso, para el siglo xvr el muelle que contó con una mayor
y mejor infraestructura portuaria fue el de Santa Cruz de La Palma. Afortu-
nadamente hoy en día contamos con una abundante documentación que ha
permitido a los historiadores conocer las distintas fases por las que atrave-
só la construcción del mismo, de tal forma que disponemos de información
sobre el coste de la obra, la nómina de trabajadores que intervinieron en
ella, la descripción técnica de su trazado, los enfrentamientos políticos que
se generaron en tomo a su construcción y el ingeniero responsable de todo
el proyecto, que no es otra el conocido y estudiado Leonardo Torriani 41 •
Uno de los aspectos que guarda mayor relación con las infraestructuras
y con la elección de una caleta o fondeadero como lugar de atraque, es
aquel que está relacionado con la construcción naval. Por los datos que hoy
conocemos, en las Islas se desarrollo desde los inicios de la colonización
una incipiente industria vinculada a la construcción de navíos, dado que se
documentan algunas referencias a los carpinteros de ribera y calafateado-
res, además de contar con abundante madera para el casco y la arboladura
de las embarcaciones42 . En este sentido, una de las mayores empresas fue

41
El mejor estudio sobre la construcción de este muelle se encuentra en el trabajo de
Fernando Gabriel Martín ya citado en la nota no 6. Sobre Torriani no hace falta reiterar
los numerosos trabajos que se han dedicado a su estancia y trabajo en las Islas. Basta con
recordar la tercera edición de su libro: Descripción de las Islas Canarias (Introducción y
notas de Alejandro Cioranescu), Santa Cruz de Tenerife, 1999.
42
V éanse M. Lobo Cabrera: «Construcciones y reparaciones navales en Canarias en
los siglos xvr y XVII», Anuario de Estudios Atlánticos, n" 31 (1985), págs. 345-374; V. Suá-
614 ESTUDIOS CANARIOS [20]

la acometida entre comienzos de 1590 y finales de 1591 por don Luis de la


Cueva y Benavides. Se trata del proyecto de construcción de una flota de
navíos -seis fragatas y un galeón de 400 toneladas- con las que el Capi-
tán General pretendía hacer frente a las habituales amenazas de corsarios y
piratas43 • Dado que el modelo elegido -la fragata- se trataba de una em-
barcación novedosa en el conjunto de la amplia tipología naval existente,
y al hecho de que se proyectaran navíos de gran porte (más de 250 tonela-
das cada uno) parece razonable suponer que nos encontrábamos ante unas
infraestructuras y unos medios técnicos más amplios de los que pudieran
ser necesarios para la tradicional construcción de pequeñas embarcaciones
destinadas a la pesca o el comercio de cabotaje.
La decisión de afrontar la construcción de semejante flota en el Archi-
piélago se justificaba aludiendo al hecho de que su construcción en las
Islas rebajaría el coste de su producción, al evitar el desplazamiento de
los barcos desde los astilleros peninsulares, al hecho de disponer de los
materiales necesarios y a que la mano de obra sería más barata en las Islas.
Como en otras ocasiones, y por las mismas circunstancias, el lugar elegido
para el desarrollo del proyecto es la caleta de San Marcos, en Icod de los
Vinos. Pese a contar la zona con varios carpinteros de ribera, madera y brea
suficiente como para llevar a buen término la empresa, y a que los concejos
insulares se vieron obligados a contribuir con un elevado porcentaje de los
gastos que acarreaba la construcción de las fragatas, lo cierto es que tan
sólo una de ellas llegó a navegar, quedando el resto a medio terminar por
falta de aparejo, artillería y dotación económica para el mantenimiento de
su tripulación.

4. ABASTECIMIENTOS DE AGUA

Afirmar que el agua y su abastecimiento fue, ha sido y seguramente


será uno de los mayores problemas a los que se ha enfrentado la sociedad
canaria es una obviedad para los que aquí vivimos que no por ser conocida
deja de tener importancia desde el punto de vista del trabajo del historia-

rez Grimón: Construcción naval y tráfico marítimo en Gran Canaria en la segunda mitad
del siglo XVIII, Las Palmas de Gran Canaria, 1993.
43
Véase L. Femández Rodríguez, A. Larraz Mora y E. Alfara Hardisson: «Las fragatas
de don Luis de la Cueva: un proyecto fallido de defensa naval del Archipiélago canario»,
en A. Bethencourt Massieu (coord.) Coloquio Internacional Canarias y el Atlántico, 1580-
1648, Las Palmas de Gran Canaria, 2001, págs. 233-260.
[21] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 615

dor. Y es que desde hace mucho tiempo, el agua se ha convertido en un


controvertido asunto de luchas políticas y económicas que se fundamentan
en cuestiones históricas que muchas veces han generado debates tan esté-
riles como la ausencia continuada de recursos hídricos.
Por mi parte no voy a detenerme en asuntos tan complejos y discutibles
como los relat1vos a la posesión y disfrute del agua, o sobre los condiciona-
mientos físicos y climáticos que en las Islas -como en cualquier lugar-
han planteado serios desafíos a los habitantes del Archipiélago. Y aunque
para situar al lector trataré de plantear algunas cuestiones relacionadas con
los repartimientos de aguas a principios del siglo XVI, intentaré detenerme
un poco más en los esfuerzos de los canarios de aquella centuria, ante las
irregularidades de las precipitaciones y la casi total ausencia de cauces
equiparables a los ríos, en desarrollar alternativas que les permitiera ase-
gurar un mínimo de agua, especialmente para el consumo. Veremos que,
siguiendo situaciones parecidas de otras regiones hispanas 44 , los canarios
del siglo XVI tuvieron que recurrir a la construcción de presas, pozos y alji-
bes, o al diseño de redes de canalización y distribución45 •
Uno de los primeros, y quizás más importante reto a la hora de acercarse
a los problemas derivados del abastecimiento de aguas es el de preguntarse
en qué medida y de qué forma actuaron los oficiales municipales de nues-
tros concejos insulares en las cuestiones relacionadas con el uso y abastecí-

44
Son conocidas las mejoras que durante los reinados de Carlos v y Felipe n se intro-
dujeron en las obras destinadas a garantizar el abastecimiento, sobre todo de las grandes
ciudades. El inicio del Canal Imperial de Aragón, la construcción de monumentales acue-
ductos en Oviedo y Teme!, o el singular y novedosos ingenio ideado en Toledo por Juanelo
Turriano para conducir el agua desde el Tajo hasta el pie del Alcázar, son sólo algunos de
los mejores ejemplos. Un panorama general y bibliografía sobre este asunto pueden verse
en el libro Obras Hidráulicas en América colonial, Ministerio de Obras Públicas, Madrid,
1993, o en algunos de los artículos incluidos en la obra El agua en la Historia, Instituto de
Historia Simancas, Valladolid, 1998.
45
Seguramente por las especiales características que presenta la administración de las
aguas en el Archipiélago o por la compleja trama histórica que ha conducido a su privatiza-
ción es por los que su análisis y estudio ha estado presente en numerosos trabajos de investi-
gación. Sirvan de orientación, sobre todo porque se dedican a su análisis en el siglo xvi, los
siguientes trabajos de F. Quirantes González: El regadío en Canarias, 2 vols., Santa Cruz
de Tenerife, 1981; J. Peraza de Ayala: «El heredamiento de aguas de La Orotava. Notas y
documentos para un estudio histórico-jurídico de las aguas en Canarias», en Estudios de
Derecho Administrativo especial canario (Heredamientos y Comunidades de aguas), vol.
m, Santa Cruz de Tenerife, 1969, págs. 43-94; J.M. Rodríguez Yanes: El agua en la comarca
de Daute durante el siglo XVI, Santa Cruz de Tenerife, 1988; J.R. Núñez Pestano: «Regadío,
abasto urbano y propiedad del agua en Tenerife a fines del Antiguo régimen», en Strenae
Emmanuelae Marrero Oblatae, tomo n, La Laguna, 1993, págs. 169-200.
616 ESTUDIOS CANARIOS [22]

miento del agua. Sin entrar en el análisis de las posibilidades de actuación


política -que dependían de usos y costumbres, composición del concejo,
recursos, etc.- lo cierto es que durante la decimosexta centuria las autori-
dades concentraron sus preocupaciones en el cuidado y preservación de los
recursos hidrológicos disponibles, en la atención a la salubridad del agua
y en la manera en que se habría de conseguir la traída del agua desde sus
nacientes hasta los núcleos de población para su posterior distribución.
La primera de las cuestiones a la que hago referencia está relacionada
con la consideración de los manantiales de agua como un bien público.
Esta realidad -al menos durante las primeras décadas del siglo xvr- se
pone de manifiesto en las actuaciones del Adelantado o el reformador Ortiz
de Zárate cuando entre 1505 y 1506 conceden al municipio de La Laguna
las aguas de Tegueste, la llamada fuente del Gobernador, la de los Berros y
la de Juan Fernández, mientras que en Gran Canaria es el agua de la sierra
de Tejeda la que fue concedida para los propios del concejo 46 En segundo
lugar, la protección del agua como bien general hace indispensable que los
concejos se vean obligados a proteger montes y bosques, evitando los abu-
sos en la tala indiscriminada de árboles que pusieran en peligro los nacien-
tes. A ello se une una batería de ordenanzas que afectan a la prohibición
de ensuciar las aguas, conservación de canales, imposibilidad de modificar
los cauces mediante la construcción de tapias, o la negativa tajante ante
apropiaciones indebidas.
Donde los concejos afrontaron el mayor gasto para la provisión de
aguas fue en la construcción y mantenimiento de los kilómetros de cana-
les que conducían el agua desde sus nacientes, habitualmente manantiales
o arroyos, hasta los núcleos habitados. Para nuestro periodo de estudio
conocemos muy pocos ejemplos de los gastos que ocasionaron el alumbra-
miento de las aguas, así como los métodos empleados para la obtención de
la misma. Hay una excepción en Gran Canaria, donde la obtención de las
aguas de Tejeda obligaron a horadar cuatro leguas el subsuelo hasta llegar
al manantial, elevándose el coste de las obras a más de 250.000 marave-
dís47. Y aunque no es el único caso, lo cierto es que lo que predomina en la
documentación es la apertura de pozos para conseguir agua, si bien apenas
sabemos nada sobre los sistemas empleados para su construcción. Alejan-

46
E. Aznar Vallejo: La integración ... ob. cit., págs. 109 y 243-245.
47
E. Aznar Vallejo: La integración ... ob. cit., pág. 244.
[23] PRIMERAS OBRAS PÚBLICAS EN CANARIAS 617

dro Larraz48 , tras estudiar las formas y tipos de viviendas en las islas en las
décadas iniciales del siglo XVI afirma que el interior y el brocal de los po-
zos se revestían de mampostería, y que su profundidad variaba en función
del tipo de suelo y -como es obvio- del lugar en el que se encontraba el
agua. En todo caso, lo normal era que todas las viviendas dispusieran de un
pozo, generalmente situado dentro del llamado corral, y que debido a las
dificultades y elevado coste de su construcción fuera habitual compartir su
uso entre varias viviendas.
Gracias a la abundante documentación disponible, uno de los casos me-
jor conocidos para el siglo XVI sobre las obras y el esfuerzo emprendido
destinado al abastecimiento urbano es el de La Laguna. Como en cualquier
ciudad de nueva creación el agua fue el primer y más importante problema
al que se tuvo que enfrentar el concejo, y por ello, además de la apertura
de pozos, se acometieron las obras necesarias para conducir el agua desde
los nacientes hasta la plaza principal. Desde 1512, y tras un periodo en el
que se arriendan las obras de infraestructura, el concejo decide traer las
aguas mediante caños de barro, siguiendo un sistema mixto de transporte
consistente en el uso de canales por el suelo que luego habrán de elevarse
sobre esteos hasta llegar a la calle Santi Espíritus (hoy San Agustín), y des-
de allí mediante atanores o canales bajo tierra distribuirla a otras partes de
la ciudad. A partir de ese momento, y a lo largo de todo el XVI los regidores
discutirán una y otra vez sobre los mecanismos a emplear para financiar las
obras y sobre los métodos para el transporte del agua49 •
La necesidad de almacenar el agua como medio de disponer de este
recurso en épocas de escasez, o para trasvasar y unificar varios cursos en
un solo caudal para aumentar su eficiencia, obligó a la construcción de tan-
ques y albercas desde los orígenes de la colonización. Uno de los primeros
ejemplos que conocemos -de 1508- procede del acuerdo entre Pedro
López de Villera, gran propietario en Tegueste, y el cantero Lope Femán-
dez, en el que éste último se compromete a construirle una acequia que

48
A. Larraz Mora: La vida cotidiana en Tenerife a raiz de la conquista (1497-1526). La
vivienda: tipología y sistemas constructivos (Memoria de Licenciatura inédita) Universidad
de La Laguna, 1996 (véanse págs. 217 y sigs.).
49
Sobre todas estas cuestiones son fundamentales los trabajos de J. M. Rodríguez Ya-
nes: La Laguna durante el Antiguo Régimen. Desde su fundación hasta finales del siglo XVII,
La Laguna, 1997 (sobre todo vol. n, págs. 637-685); y Ma. I. Navarro Segura: La Laguna
1500: la ciudad-república. Una utopía insular según «las Leyes de Platón», La Laguna,
1999. También está bien estudiado en Tenerife otro caso, el de la comarca de Tacoronte.
Véase N. Pérez García: Tacoronte. Antiguas conducciones de aguas (siglos XVI-XIX), Taco-
ronte, 2003.
618 ESTUDIOS CANARIOS [24]

recoja el agua procedente de varios cursos50 • El documento especifica que


la construcción estará hecha, preparada y honda como para recibir hasta
cuatro azadas de agua, teniendo unas dimensiones de dos pies de ancho 51 •
Desde entonces existen numerosas referencias a la construcción de depó-
sitos, especialmente en las grandes haciendas azucareras, muchas de las
cuales llegaron a tener hasta dos estanques con los que aumentar el caudal
disponible o reconducidos con el fin de utilizarlos en aceñas e ingenios52 •
Por lo que se refiere a las técnicas empleadas para realizar estos estan-
ques, suponernos que, en general -aunque no tenernos constancia docu-
mental- responden al modelo denominado de gravedad, es decir, aquel
en el que la presión del agua se contrarresta con una sólida cimentación
que daba origen a muros de considerable grosor en la base del depósito.
En cuanto a los materiales utilizados, señalar que predominan las obras de
mampostería, con el uso de cal, arena y piedra, aunque también se ha docu-
mentado el empleo de madera para la construcción de pequeños depósitos,
corno los que poseían los Ponte en sus tierras de Icod o Jerónimo Valdés
enAdeje53 •

50
E. González Yanes y M. Marrero Rodríguez: Protocolos del escribano Hernán Gue-
rra. La Laguna, 1508-1510, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1958. Véase docu-
mento n° 997 (13-XI-1508).
51
Intentar traspasar las medidas de capacidad o de superficie a nuestro sistema métrico
decimal es una tarea compleja debido a que su valor era distinto según las regiones, los usos
y las costumbres de cada localidad. En todo caso, puede verse una aproximación al valor de
estas medidas en la obra de M. Lobo Cabrera: Monedas, pesas y medidas en Canarias en el
siglo XVI, Las Palmas de Gran Canaria, 1989.
52
B. Rivero Suárez: El azúcar en Tenerife, 1496-1550, La Laguna, 1990 (véanse págs.
110 y sigs.).
53
P.M. Martínez Galindo: La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XVI,
La Laguna, 1998 (véanse págs. 114 y sigs.).
En tomo a la vida y a la obra de Chil y Naranjo
(1831-1901): nuevas aportaciones

JusTo HERNÁNDEZ

Resumen. En este trabajo se han estudiado varias aportaciones historiográficas


novedosas que conciernen tanto a la vida como a la obra del médico y antropólogo
de Telde. Han sido analizados tres puntos fundamentales: l. Su pronta recepción
de los evolucionismos darwinista y haeckeliano, contándose entre los primeros
autores españoles que los asimilan; 2. Que no fue excomulgado por el Obispo
de la diócesis; y 3. La polarización ideológica con la que el propio Chil sesgó su
pensamiento científico y sus descubrimientos.
Palabras clave: Chil; Evolucionismo darwinista y haeckeliano; excomunión.

Abstract. In this work several new historiographic contributions conceming both


the life and the work of the physician and anthropologist from Telde have been
studied. Three main points have been analysed: l. His prompt reception ofthe dar-
winist and haeckelian evolutionisms, being one of the first Spanish authors who
assimilate them; 2. He was not excommunicated by the bishop ofthe diocese; and
3. The ideological bias ofhis scientific thinking and his discoveries.
Key words: Chil; Darwinist and haeckelian evolucionisms; excommunication.

INTRODUCCIÓN

Pretendo con este trabajo repasar algunos aspectos de la vida y de la


obra del gran teldense, que hasta cierto punto podrían considerarse como
novedosos. Se trata de los siguientes: l. Su pronta recepción de los evolu-
cionismos darwinista y haeckeliano, contándose entre los primeros autores
españoles que lo asimilan; 2. Que no fue excomulgado por el Obispo de la
diócesis; y 3. La polarización ideológica con la que el propio Chil sesgó su
pensamiento científico y sus descubrimientos. Una vez analizados, termi-
naremos con una breve conclusión.
620 ESTUDIOS CANARIOS [2]

LAS DOCTRINAS DE DARWIN Y HAECKEL EN ESPAÑA

Para entender cómo y por qué Chil recibió con agrado y positivamente
los postulados de estos autores, conviene tener en cuenta la excelente cali-
dad de su formación académica. En efecto, sin olvidar su bachillerato en el
Seminario Conciliar de Las Palmas (1843-1847) y, sobre todo, sus estudios
de medicina en la Sorbona (1848-1858), cuando París era la capital cientí-
fica de Europa y hasta cierto punto, en algunos aspectos, también filosófi-
ca. Son los años en que culminan las contribuciones de la llamada Escuela
de París, que convertirán a la anatomía patológica en una nueva disciplina,
a las que acompañan las obras de una pléyade de grandes cirujanos y de
grandes fisiólogos y, especialmente, de los pioneros de la prehistoria como
Broca y Quatrefagues que, de ordinario, solían proceder de la medicina.
No es de extrañar, por eso, que la tesis doctoral de Chil versara sobre un
tema urológico, es decir, quirúrgico 1•
Pero, además de tener en cuenta el sustrato donde se asentaba la forma-
ción de Chil, no debemos olvidar que estamos en el punto álgido del posi-
tivismo científico y naturalista. Por eso, El origen de las especies (1859),
y también los demás libros de Darwin, no sólo triunfaron inmediatamente
por su interesante contenido sino porque el positivismo pedía en ese mo-
mento es~ tipo de obras. Cabe recordar, en este sentido, que la primera
edición de El origen de las especies, de 1.250 ejemplares, tirada el 24 de
noviembre de 1859, se agotó ese mismo día.
Este ambiente positivista en el que estaba inmerso Chil, la originalidad
de las nuevas doctrinas y la inclinación de nuestro autor por la arqueología
prehistórica y la antropología física, le convencieron de la utilidad de los
evolucionismos darwinista y haeckeliano para ese tipo de investigaciones,
que luego aplicaría al estudio de los yacimientos de origen guanche.
Una cita sobre Chil, tal vez poco conocida, nos pone en conocimiento
de esos hechos. En el apéndice n de sus Heterodoxos titulado España antes
del Cristianismo, escribe Menéndez y Pelayo que en relación a los oríge-
nes míticos de las Islas Afortunadas «en los tiempos modernos estos mitos
y viajes fabulosos han ejercitado la sagacidad del Dr. Chil y Naranjo». Y
en nota a pie de página subraya:

Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias, por


D, Gregario Chil y Naranjo, doctor en Medicina y Cirujía, etc., etc ... Las Pal-

1
J. Hernández, «Gregorio Chil y Naranjo», en: Diccionario Biográfico Español, Ma-
drid, Real Academia de la Historia, en prensa.
[3] ENTORNO ALA VIDA Y ALA OBRA DE CHIL Y NARANJO (1831-1901): ... 621

mas de Gran Canaria, 1876-1891. Tiene utilidad, como obra de consulta, esta
enciclopedia, de la cual se publicaron tres tomos en folio que apenas pasan de
la Conquista. Es grande el caudal de noticias y documentos que recopiló el
Dr. Chil; pero la parte científica está viciada por un materialismo sectario que
valió a su autor la censura episcopal, y la parte histórica está escrita con fiera
saña contra los conquistadores, cuya obra civilizadora no puede negarse con
declamaciones huecas 2•

El ilustre polígrafo achaca a Chil su materialismo. ¿Por qué? Por su


evolucionismo tanto darwinista como haeckeliano.
Sabemos que Chil regresó a España en 18593, por lo que probablemente
no llegó a conocer en ese momento la edición inglesa del libro de Darwin.
Pero sí cuando fue vertida al francés. Se conservan en El Museo Canario
varias obras de Darwin en francés que pertenecieron a don Gregario. Por
eso, pensamos a partir de estos indicios que la recepción del darwinismo
por parte de Chil fue temprana y, desde luego, anterior a la publicación de
la Introducción (1876) a sus Estudios históricos donde defiende los evo-
lucionismos darwinista y heackeliano. Y puedo decir que fue uno de los
primeros autores españoles que aceptaron el evolucionismo darwinista4 •
Este dato tiene un gran valor, porque Chil no se encuentra en el centro inte-
lectual de España que era Madrid sino en Las Palmas de Gran Canaria.

Su RELACIÓN CON EL OBISPO

La historiografía tradicional sobre Chil ha venido aceptando pacífica-


mente y sin discusión dos importantes hechos biográficos: su excomunión
y su pertenencia a la masonería. Sin embargo, no he encontrado ninguna
fuente primaria documental que pueda avalarlos. Voy ahora a analizarlos
pormenorizadamente.
Dicha historiografía nos dice que a causa de la publicación de la Intro-
ducción (1876) a los Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos,
auténtico e indiscutible opus magnum de Chil, éste fue excomulgado por
el Obispo de Canarias, don José María Urquinaona y Bidot (t1883). Pero
realmente no he encontrado ninguna bula, rescripto o documento del Obis-
po donde conste tal excomunión, hecho que el Derecho Canónico exige;

2
M. Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Tomo vm, Santander,
Aldus, 1948,pág. 152,n. 3.
3 J. Hernández, op. cit.

4
T. F. Glick, Darwin en España, Barcelona, Península, 1982, pág. 32.
622 ESTUDIOS CANARIOS [4]

pues ningún documento relativo a esa pena canónica existe en el Archivo


de la Diócesis de Canarias, ni tampoco en su Archivo secreto. Tampoco
hay nada al respecto en el Archivo de la Parroquia de San Juan Bautista
de Telde, donde el insigne científico fue cristianado. Y en su certificado de
bautismo no consta ninguna incidencia relacionada con dicha pena.
Por otra parte, la Carta Pastoral que Urquinaona escribió para prohibir
la lectura del libro a los fieles, no menciona en ningún momento la palabra
excomunión. Es más, sólo se afirma que se condena dicha obra, pero en
modo alguno a su autor: «tal es condenar el error y sustraerlo de las manos
de los fieles» 5 • Es más, el Obispo manifiesta su preocupación por esta con-
dena a un libro de un miembro de una familia tan importante de la ciudad
de Las Palmas, lo que abunda en que condena al libro y no a su autor: «con
gran pena de Nuestra alma tomamos hoy la pluma para condenar una obra,
que ha empezado á publicarse en esta Ciudad: varios son los motivos que
por este concepto Nos lastiman el corazón, y no es el menor de ellos lo
sensible que podrá ser nuestra condenación á una familia muy distinguida
de este vecindario» 6 .
Además, tenemos el testimonio de Olivia Stone, que conoció a nuestro
Chil, durante su estancia en Las Palmas, en el que piensa que no fue exco-
mulgado: «su libertad de pensamiento ha hecho que resulte molesto para
el clero local y, aunque creo que no ha sido exactamente excomulgado
por defender ideas darwinistas, sus relaciones con la Iglesia no son muy
buenas» 7 •
A estos datos estrictamente documentales tenemos que añadir que a
lo largo de la Historia de la Iglesia ningún científico en cuanto tal ha sido
excomulgado por un libro de carácter científico, por más que en él se inclu-
yan sentencias que puedan contradecir algunas verdades de la fe católica.
Y tenemos el ejemplo prototípico de Galileo Galilei, el cual con su obra
genial, aun haciendo tambalearse todo el edificio de la exégesis bíblica
tradicional, fundada prácticamente en el sentido literal de la Sagrada Es-
critura, nunca fue excomulgado. La praxis de las autoridades eclesiásticas

5
J. M. Urquinaona y Bidot, Carta Pastoral que e! Ilustrísimo y Reverendísimo Señor
Don José María de Urquinaona y Bidot, Obispo de Canarias y Administración y Adminis-
trador Apostólico de Tenerife dirige al Clero y Fieles de ambas Diócesis, con motivo de la
obra, que ha empezado a publicarse en esta ciudad con el título de «Estudios Históricos,
Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias»; prohibiendo su lectura, Las Palmas,
Imprenta de Víctor Doreste y Navarro, 1876, pág. 4.
6
!bid., pág. 3.
7
O. M. Stone, Tenerife y sus seis satélites, vol. n, Las Palmas, Ediciones del Cabildo
Insular de Gran Canaria, 1995, pág. 13.
[5] EN TORNO ALA VIDA Y ALA OBRA DE CHIL Y NARANJO (1831-1901): ... 623

ha sido siempre condenar las ideas pero no al autor. Esta praxis suponía
la prohibición de la lectura a los fieles de la obra afectada, cosa que hizo
Urquinaona; y era lo que debía hacer según tal praxis. Y, en realidad, la ex-
comunión es la pena más fuerte a la que el Derecho Canónico puede acudir,
pero no para autores de libros que puedan presuntamente menoscabar la fe,
sino para aquellas personas que han cometido gravísimos delitos como un
aborto o la violación del secreto de confesión, entre otros.
Y nada tiene que ver con una excomunión ni su expulsión del domicilio
de su tío canónigo don Gregario Chil y Morales ni los problemas que tuvo
nuestro Chil para contraer matrimonio. En efecto, la orden por la que Chil,
viudo por primera vez, se vio obligado a abandonar dicha casa, dictada por
Urquinaona8, obedece al Derecho Canónico entonces vigente. Tenemos que
retrotraemos a esa época sin caer en anacronismos. En 1876, una persona
que había escrito un libro en el cual se vertían sentencias que contradecían
verdades de fe, si no se retractaba de tales sentencias, era considerada un
«pecador público». Y esto es lo que le ocurrió a don Gregario, pues nunca
se retractó. Al convertirse en «pecador público» podía causar escándalo el
hecho de que viviera con su tío, un prestigioso canónigo de Santa Ana.
Al verse obligado a abandonar la casa de su tío, nuestro Chil decidió
volverse a casar. Pretendió contraer matrimonio canónico con la señorita
Rosenda Isabel Amalia Suárez Tascón. Desgraciadamente, el párroco co-
rrespondiente se negó 9 • El motivo fue el mismo: el matrimonio canónico
de un «pecador público», al ser un acto público, era causa de escándalo.
Nuestro Chil acudió al Obispo. Sabemos la respuesta y las condiciones que
le puso Urquinaona para acceder a su matrimonio canónico por un oficio
que el Cónsul de España en Funchal (Madeira) envió al Ministerio de Es-
tado: «el señor Obispo le exigió que dejara de pertenecer á algunas de las
sociedades de que forma parte, que se retractara de ciertas afirmaciones
que hace en sus 'Estudios' y que públicamente hiciera penitencia, sin cuyo
requisito Su Señoría Ilustrísima nunca permitiría que se celebrase su pro-
yectado enlace» 10 • En suma, lo que le pide Urquinaona es que se retracte
para que deje de ser «pecador público», pues de ese modo podría celebrar-
se su matrimonio canónico sin causar escándalo. No obstante lo dicho,

8
J. Bosch, Don Gregario Chil y Naranjo. Su vida y su obra, Las Palmas de Gran Ca-
naria, el Museo Canario, 2003, pág. 96.
9 !bid., pág. 96.
10
J. M. Alzola, «La excomunión impuesta al doctor don Gregorio Chil y Naranjo,
fundador del Museo Canario, por el obispo don José María Urquinaona», Almogarén, 18
(enero 1996), pág. 216. En este artículo se incluye el oficio del Cónsul, del que he tomado
los textos que cito.
624 ESTUDIOS CANARIOS [6]

desde el punto de vista tanto teológico como canónico, juzgamos como


abusiva la actitud de Urquinaona impidiendo el matrimonio de Gregorio
Chil y Naranjo. El derecho a contraer matrimonio canónico es un derecho
fundamental de todo católico si no existen impedimentos; y en el caso del
gran médico teldense no los había. Le bastaba al Obispo, para evitar el
escándalo al que antes hemos aludido, acudir a una figura contemplada en
el Derecho Canónico: el matrimonio secreto.
Pero no cejó en su empeño nuestro Chil. Siguiendo el consejo del pres-
bítero y licenciado en Derecho Civil y Canónico don Emiliano Martínez
de Escobar 11 , don Gregorio optó por contraer matrimonio canónico en otra
diócesis, es decir, fuera del ámbito de la jurisdicción de Urquinaona. El
consejo es canónicamente impecable y vuelve a demostrar que nuestro
Chil no estaba excomulgado. En efecto, el excomulgado no puede reci-
bir ningún sacramento, por lo que don Emiliano jamás hubiese dado ese
consejo a don Gregorio si hubiese estado excomulgado, porque según el
Derecho Canónico no podría contraer matrimonio canónico en ninguna
diócesis del mundo.
Pero ¿qué pasó en Funchal y cuáles fueron las consecuencias? Gregorio
Chil y Naranjo contrajo matrimonio canónico en su Catedral el19 de junio
de 187 6 12 • Lo relata el oficio del Cónsul que lleva fecha de 21 de septiem-
bre de 1876: el Vicario General de Madeira «había recibido un oficio del
Señor Obispo de Canarias preguntando si era cierto que aquí hubieran cele-
brado su matrimonio canónico don Gregorio Chil Naranjo y doña Rosenda
Suárez Tascón y dudando que dicho acto hubiese podido tener lugar por ser
ambos Señores vecinos de Las Palmas y carecer de la indispensable autori-
zación de aquel Prelado. Este Vicario General contestó que efectivamente
el citado matrimonio se había celebrado en la Sede Catedral de Funchal,
cumpliendo todos los requisitos legales y de acuerdo en todo con lo que
ordena el Sagrado Concilio Tridentino y la Constitución Diocesana, del
mismo modo como se han celebrado muchísimos otros matrimonios entre
extranjeros que residieron aquí temporalmente y de igual manera como se
celebraron los contraídos por diferentes españoles que aquí estaban emi-
grados en los años 1867-y-68, sin que hasta ahora se haya hecho reclama-
ción alguna por no haberse exigido la autorización del Señor Obispo de
la Diócesis de donde pertenecían. A esta comunicación ha contestado el
Señor Obispo de Canarias en términos sumamente duros, pero en un oficio
muy bien escrito y con gran copia de datos, según me han asegurado, para

11
J. Bosch, pág. 97.
12
!bid., pág. 97.
[7] ENTORNO ALA VIDA Y ALA OBRA DE CHIL Y NARANJO (1831-1901):. 625

demostrar que se ha faltado a los Sagrados Cánones y Leyes de la Iglesia


por no haber estado los contrayentes avecindados en esta Diócesis el tiem-
po prescrito por dichas Leyes. El Señor Obispo concluye citando el caso,
muy parecido al de que ahora se trata, de un matrimonio celebrado en esta
ciudad que fue declarado nulo por su Santidad a instancia de uno de los
antecesores de Su Señoría Ilustrísima en Canarias, y amenaza con acudir a
Roma si inmediatamente no se declara nulo el matrimonio contraído por el
Señor Chil y Naranjo con doña Rosenda Suárez y Tascóm> 13 •
A Urquinaona le asistía la razón, pues el matrimonio canónico de nues-
tro Chil era nulo ipso iure por un defecto de forma, como se explica en
el oficio del Cónsul. En efecto, los contrayentes debían permanecer un
mínimo periodo de tiempo en esa nueva Diócesis antes de celebrarse el
enlace, cosa que no hicieron. Dicho periodo es exigido por el Derecho
Canónico para dar tiempo a que tengan lugar las proclamas matrimoniales.
Urquinaona aplicó la ley canónica dictando la sentencia de nulidad el 9
de abril de 1877 14 • Con todo, aunque Urquinaona tenía razón, bien podía
haber subsanado dicho defecto de forma en una ceremonia privada y es-
tando presentes los contrayentes. De todas formas, un mes más tarde, el
9 de mayo de 1877, se celebró el matrimonio secreto en casa de la novia,
oficiado por el Licenciado don Domingo Cortés y Santmartí, abogado de
los Tribunales del Reino, canónigo doctoral de la Santa Iglesia Catedral de
Canarias, provisor y Vicario General del Obispado, después de practicadas
las diligencias de estilo y dispensadas las tres proclamas prevenidas por el
Santo Concilio de Trento 15 • De nuevo insisto en que si nuestro Chil hubiese
estado excomulgado, dicho matrimonio no hubiera podido celebrarse.
La historiografía también ha venido sosteniendo pacíficamente que don
Gregario Chil y Naranjo era masón, al igual que su primera mujer doña
Alejandra Jaques de Mesa y Merino 16 • Y realmente este hecho sí que era
motivo de una excomunión latae sententiae, esto es, automática, por el
mero hecho de estar inscritos en una secta masónica. Se ha dicho que am-
bos pertenecían a la logia La Afortunada. Sin embargo, sus nombres no
aparecen inscritos en el listado de los pertenecientes a dicha logia. Por
tanto, debe sostenerse que no eran masones 17 •

13 J. M. Alzola, págs. 218-221.


4
1 J. Bosch, pág. 100.
15
!bid., pág. 100-101.
16 J. M. Alzola, pág. 211.
17
Comunicación personal del profesor Manuel de Paz, gran especialista en la masone-
ría canaria, quien consultó el listado de dicha logia.
626 ESTUDIOS CANARIOS [8]

PüLARJZACIÓN IDEOLÓGICA

En el imaginario de los autores canarios de los últimos siglos, que de


los aborígenes canarios se han ocupado, ha estado presente de un modo
más o menos consciente el pensamiento relativo a su pertenencia al linaje
de los atlantes, los habitantes de la Atlántida platónica. Es evidente que la
existencia de este supuesto continente no es ni más ni menos que un mito
del maestro de Aristóteles. Pero a pesar de serlo, no son pocos los cana-
rios que han defendido dicho origen. Uno de los primeros será el clérigo
ilustrado tinerfeño Viera y Clavijo, que en una síntesis superadora no sólo
hace del guanche un personaje heroico -«este linaje de héroes atlánticos»,
dice- sino que también le aplica las cualidades del «buen salvaje» rousso-
niano. Veamos:

Que los antiguos canarios fuesen una nación original y de costumbres simples,
semejantes a las de los héroes y patriarcas, es fácil convencerlo, porque, cual-
quiera que pase mentalmente los ojos por sus usos, ideas, ceremonias y modos
de pensar; que examine su gobierno y su religión; que compare su tenor de vida
con el de los primeros hombres, no hay duda tendrá la satisfacción, y aun el
placer, de encontrar la naturaleza en toda su simplicidad y primera infancia 18 •

Mas pase que un ilustrado caiga en esta debilidad mitológica. Pero lo


que es desconcertante es que todavía en la tardía fecha de 1859, en plena
era positivista, el erudito palmero Antonio Rodríguez López siga soste-
niendo el origen atlántico de los aborígenes, basándose en unas inscripcio-
nes halladas en una cueva de la isla de La Palma. En una carta dirigida a la
Real Academia de la Historia nos dice, entre otras cosas, que

Admitida la existencia de la Atlántida de Platón, es evidente que estas islas son


reliquias de aquella famosa tierra, lo que se corrobora con la perfecta semejan-
za de las momias encontradas en Tenerife, [Gran] Canaria y ésta de La Palma,
con las célebres momias de Egipto, de cuya gente se pobló la Atlántida. Ahora
bien, este origen que se atribuye á los primitivos isleños de las Afortunadas
¿no quedaría clara é infaliblemente ratificado si se descubriese en los carac-

18
F. Estévez, «Determinar la raza, imaginar la nación (El paradigma raciológico en la
obra de Chil y Naranjo)», El Museo Canario, LVI (2001), pág. 337.
[9] ENTORNO ALA VIDA Y ALA OBRA DE CHIL Y NARANJO (1831-1901): ... 627

teres, que acompaño, semejanza con los antiguos egipcios, cuando no puedan
extraerse las palabras que sin duda forman los signos? 19

Chil y Naranjo, a pesar de haber abrazado el positivismo -recordemos


que estudió Medicina en La Sorbona-, mantendrá elementos residuales
de estas ideas. Así, en el primer volumen de sus Estudios (1876) pretende

colocar( ... ) los conquistadores frente a frente de los conquistados, para com-
parar unos con otros, y corroborar lo que desde un principio he dicho y venido
repitiendo, ya por mí mismo, ya transcribiendo las relaciones de los que me
han precedido en la historia de los Guanches: que fueron unos pueblos grandes
en su pequeñez, dignos en su aislamiento; sabios en su forzosa ignorancia, y
modelos de moralidad, de juicio y de legalidad, sin conocer el Cristianismo,
sin haber tenido filósofos, y sin poseer Códigos escritos 20 .

Partiendo de este substrato como «idea a priori» no le será difícil a Chil


elaborar una estructura identitaria extracientífica del pueblo original cana-
rio instrumentalizando los métodos científicos en boga en ese momento; en
otras palabras, sometiendo el mito atlántico a una rigurosa positivización,
pero sin suprimirlo completamente. Primero, los propios de la arqueología,
analizando diversos instrumentos líticos e infiriendo que son semejantes
a los encontrados en yacimientos franceses. Esto le servirá para defender
la coexistencia en las Canarias de una cultura paleolítica y otra neolítica.
Pero la clave llegará con el descubrimiento del hombre cuaternario de Cro-
Magnon en 1868. Será ahora cuando aplique la antropología física y el
paradigma raciológico a los guanches, sosteniendo que sus cráneos -des-
pués de haber estudiado un buen número de ellos-les hacían pertenecer a
la raza de Cro-Magnon de la época del Dolmen, predominando entre ellos
la dolicocefalia occipitaF 1• De este modo la raíz europea de los guanches
quedaba demostrada.
Por otra parte, además de identificar raza y cultura, presupuesto cier-
tamente falaz, aplicó el evolucionismo a la explicación de sus doctrinas,
sintiéndose atraído por Haeckel, al que cita en sus trabajos, defensor de un
evolucionismo de corte dogmático, de mucha menor categoría científico-
biológica que el propugnado por Darwin. Chil defendía, como la mayoría

19
Tomado de M. S. Hemández, La Cueva de Be/maco. Mazo-Isla de La Palma, Es-
tudios Prehispánicos 7, Madrid, Dirección General del Patrimonio Histórico, Gobierno de
Canarias, 1999, pág. 136.
2
° Citado por F. Estévez, pág. 340.
21
F. Estévez, !bid., pág. 343.
628 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

de los científicos de la época, que el hombre de Cro-Magnon procedía del


mono. Sin embargo, preciso es señalar aquí que Darwin nunca sostuvo tal
aserto, sino que el mono y el hombre eran primos, es decir, procedían de un
ancestro común. La defensa del evolucionismo por parte de Chille servirá
para distanciarse todavía más del posible origen africano de los guanches,
pues nuestro médico siempre defenderá que la raza de los guanches es
europea, afirmación vindicativa frente a Madrid, pues las autoridades na-
cionales contaban con Canarias sólo como un centro de operaciones para
sus expansiones coloniales en África.
En este sentido, Fernando Estévez señala lo siguiente:

Para Chil era evidente que los negros tenían un «grado bajísimo de civiliza-
ción». Y según él, este estado deriva forzosamente de un desarrollo encefálico
débil, alojado en una caja craneana reducida. Asumiendo plenamente las tesis
raciológicas, Chil también se convenció de que «en la actualidad existen en el
centro de África agrupaciones de hombres cuya masa encefálica no ha adqui-
rido el desarrollo necesario para alcanzar las más sencillas nociones, fuera de
las rudimentarias que poseen, reducidas a las de la propia conservación. Si de
repente no les alumbra la antorcha de una civilización, que en periodo más o
menos largo desenvuelva aquellas inteligencias infantiles, habrán de pasarse
muchos años antes que lleguen siquiera al grado de cultura que tenían las tribus
más atrasadas de las Américas al ser visitadas y subyugadas por los españo-
les. Pero yo sé también ~continúa Chil~ que no basta sólo que a esos seres
humanizados se les suministren ideas, que se les revelen los más sencillos
conocimientos, sino que es indispensable que antes su mismo cerebro sufra
las modificaciones necesarias para que la caja ososa se desarrolle de un modo
conveniente». Siendo ésta la cuestión, Chil concluye en buena lógica, que ésta
no es la obra de un día, tampoco la de un siglo. Pero ésa no fue una apreciación
partidista de Chil; fue la «verdad» científica que legitimó la colonización euro-
pea de África: aun llevándoles la civilización, la raza negra no está preparada
para asimilarla22 •

Finalmente, Chil defenderá la unidad racial del pueblo guanche con


estas palabras:

Yo sustento la opinión de la unidad de la raza en el Archipiélago, que es la raza


peculiar Guanche, que pudo ser la de Cro-Magnon, la raza del Dolmen; por
eso al hablar de los aborígenes de estas Islas, he hecho aplicación de la palabra
genérica Guanche; pero siempre con el cuidado de expresar la Isla, cuando les
he nombrado con referencia a determinado territorio, evitando así la confusión

22
F. Estévez, lb id., págs. 333-334.
[11] ENTORNO ALA VIDA Y ALA OBRA DE CHIL Y NARANJO (1831-1901): .. 629

que forzosamente resultaría al llamar puramente Canarios a los de la isla de


Gran Canaria; pues los no muy versados en la historia ni en esa clasificación,
los podrían confundir con los habitantes de las demás Islas, llamados también
Canarios, como naturales de las Islas de canaria o del Archipiélago Canario 23 •

En suma, Chil, mediatizando su obra científica, de gran valor, crea el


concepto de canarismo y de canariedad, es decir, una raza y un territorio,
lema similar al Blut und Boden del pangermanismo y de todos los demás
nacionalismos.

CoNcLUsióN

La historiografía tradicional debe someterse al método histórico, rigu-


rosa y científicamente aplicado, esto es, atenido estrictamente a las fuentes
primarias. Según el método histórico el insigne médico, paleopatólogo,
antropólogo físico, historiógrafo y fundador de El Museo Canario, fue uno
de los primeros darwinistas en España, no fue excomulgado, no fue masón
y es el auténtico creador de una identidad nacional canaria.

23
Tomado de A. J. Farrujilla de la Rosa. AB INITIO (1342-1969). Análisis historiográfico
y arqueológico del primitivo poblamiento de Canarias, La Laguna, Artemisa, pág. 348.
L 1 T E R A T u R A

Las vanguardias literarias y el cine en Canarias:


«Escándalo», poema inédito
de Domingo López Torres

ROBERTO GARCÍA DE MESA

Resumen. El poeta Domingo López Torres (Santa Cruz de Tenerife, 1910-1937)


es una de las más relevantes personalidades de la literatura de las vanguardias
históricas en Canarias. Este artículo presenta un poema suyo, inédito hasta hoy,
claramente influido por el cine, examina las relaciones entre el cine y la poesía de
vanguardia en Canarias y aclara la figura de la persona citada en el poema, la actriz
Anny Ondra (1902-1987).
Palabras clave: Domingo López Torres, surrealismo en Canarias, poesía y
eme.

Abstract. Poet Domingo López Torres (Santa Cruz de Tenerife, 1910-1937) is one
of the most important figures in the avant-garde literature of the Canary Island.
This paper presents an unpublished poem, written under the influence of the cin-
ema, examines the relationship between cinema and avant-garde poetry in Canary
Islands, and explains the personality of the actress Anny Ondra (1902-1987).
Key words: Domingo López Torres, surrealism in Canary Islands, poetry and
cinema.

GRACIAS A la difusión de su obra poética y ensayística llevada a cabo, sobre


todo, por uno de sus compañeros de generación, Domingo Pérez Minik, así
como al esfuerzo crítico realizado por un conjunto de investigadores enca-
bezados por Andrés Sánchez Robayna 1, el poeta y crítico Domingo López

1
Pérez Minik recogió parte de la obra del poeta en sus libros Antología de la poesía
canaria.!, Tenerife (1952) y Facción surrealista española de Tenerife (1975). En 1981 co-
menzó la recuperación de su obra inédita, con la publicación de Lo imprevisto, así como un
632 ESTUDIOS CANARIOS [2]

Torres (Santa Cruz de Tenerife, 1910-1937) está considerado hoy con ra-
zón como una de las figuras pioneras y más destacadas de la literatura de
las vanguardias históricas canarias. No sólo se convirtió en el contrapunto
revolucionario más radical de la generación de Gaceta de Arte, sino que
fue posiblemente, junto a Pedro García Cabrera, uno de los intelectuales
militantes más activos de la izquierda en aquellos momentos en las Islas.
Todo ello, como sabemos, le costaría la vida durante la guerra civil. En el
verano de 1936 es apresado y encarcelado primero en un barco-prisión y
más tarde, en septiembre del mismo año, en la prisión de Fyffes. En febrero
de 193 7 es conducido por las brigadas del amanecer a la bahía de Santa
Cruz de Tenerife y allí es arrojado al agua encerrado en un saco.
Domingo López Torres derivó en la poesía hacia un surrealismo com-
prometido con la revolución proletaria y los conflictos de su tiempo. En
este sentido, su poesía va evolucionando desde una visión del paisaje del
sur, agreste, humanista, en Diario de un sol de verano (1929) -en con-
sonancia con el que reivindicaba Pedro García Cabrera en su ensayo «El
hombre en función del paisaje» (1930), texto ideológico del espíritu de la
revista Cartones (1930)-, hasta preocuparse por una estética estrecha-
mente vinculada al surrealismo, que, sin prescindir de la imaginación y de
lo grotesco, no dejaba de señalar problemas sociales, como la invasión de
las plagas de langosta, el uso de la libertad individual, la subversión de las
costumbres burguesas a través de la liberación sexual, etcétera.
El poema inédito titulado «Escándalo» no se encuentra recogido en la
ya citada edición de las Obras completas de Domingo López Torres que,
en 1993, llevaron a cabo los profesores C. B. Morris y Andrés Sánchez
Robayna, hasta ahora los principales especialistas en la obra del ensayista
y poeta canario. El poema en cuestión lo hemos encontrado en el Fondo
Pedro García Cabrera que custodia la Biblioteca Municipal de Santa Cruz
de Tenerife, con la signatura Ms 719 (9). Probablemente fue un obsequio
del poeta al autor de Líquenes, a quien le unía una estrecha amistad. El poe-
ma no está fechado, pero creemos que pertenece al último período de su
obra, en concreto al comprendido entre 1933 y 1936. Pese a tener algunos
antecedentes en Diario de un sol de verano («Siempre en la playa, siem-
pre», fragmentos 7, 17, 25), en lo que respecta a su estilo y estructura sólo
hay, en realidad; dos poemas que se le asemejan: «Catástrofe» y «Aquella

estudio más detallado de su obra; véase la bibliografía recogida en las Obras completas del
autor, ed. de C. B. Morris y A. Sánchez Robayna, Santa Cruz de Tenerife, Aula de Cultura,
1993, págs. 59-61.
[3] LAS VANGUARDIAS LITERARIAS Y EL CINE EN CANARIAS 633

enorme plaga». Los tres son textos de raíz surrealista. Veamos algunas de
esas semeJanzas.
«Catástrofe» se publica en el número 1 de la revista A la nueva ventura
(Valladolid), en la primavera de 1934. Su objeto temático es el deseo, pero
en un plano íntimo, propio de las fantasías sexuales de un joven. En el caso
de «Escándalo», si bien se acerca al mismo concepto genérico, no es igual
en lo que respecta a cómo se articula, ya que todo se produce en una sala
de cine. El deseo de una pareja queda exteriorizado y, por ello, sufre las
consecuencias de la moral burguesa: la intervención de la fuerza pública,
mientras otras parejas aplauden probablemente en favor de los amantes,
generando una especie de estado de protesta contra la hipocresía de esa
moral y de rechazo que orilla la desobediencia civil. La situación recogida
en el poema pone de manifiesto el concepto surrealista de deseo como un
eficaz recurso para demoler las buenas costumbres de la clase imperante.
Resulta evidente el acercamiento expresivo de estos dos títulos, «Catástro-
fe» y «Escándalo», y su capacidad de generar una expectativa imprevista.
También Agustín Espinosa y Emeterio Gutiérrez Albelo utilizaron esta im-
pronta cinematográfica y urbana amenazante que, además de surrealista,
tiene mucho de grotesco y de expresionista.
Por su parte, el poema «Aquella enorme plaga», publicado en el número
34 de Gaceta de Arte (marzo de 1935), se aleja de los otros dos textos que
hemos visto en lo que se refiere al tema, pues parece aludir a una enorme
plaga que asola los campos. En este sentido se acerca a otra conocida com-
posición del autor, «Poema de la langosta». Este tipo de plagas afectaba
a todos los estratos y era una situación muy temida por una sociedad que
vivía fundamentalmente de la agricultura.
«Aquella enorme plaga» se aproxima a «Catástrofe» y a «Escándalo» en
dos aspectos. Por un lado, en que también participa de lo grotesco y de lo
surreal; por otro, en la morfología de su estructura. Los tres poemas, como
hemos comentado desde el principio, tienen una apariencia similar, ya que
presentan dos interpretaciones del mismo hecho que se complementan en
dos secuencias a través de la imaginación interior y de la realidad externa.
Espacialmente poseen una peculiaridad, y es que si bien en «Escándalo»
y en «Aquella enorme plaga» estas dos secuencias aparecen divididas por
un asterisco (que es, tal vez, un simple recurso tipográfico añadido por el
editor), en el caso de «Catástrofe» lo que hay es una separación en blanco
mayor sin el citado asterisco entre el final del texto más poético y la acla-
ración (y que hubiera podido admitir igualmente un asterisco divisorio).
La estructura consta de una primera parte compuesta por el cuerpo del
poema en sentido estricto, con un lenguaje de tipo surreal, onírico y deli-
634 ESTUDIOS CANARIOS [4]

rante, seguida de una parte complementaria, a manera de coda, que intenta


fijar una breve reflexión acerca de un acontecimiento que parece haberse
producido realmente, esto es, la «anécdota», que toma la apariencia de una
observación o de una nota explicativa (y que podría verse, también, como
la apostilla del ensayista comprometido). La verdadera intención de esta
técnica que el poeta emplea en estos tres poemas, como se puede ver, es la
de reflejar las dos visiones: la del mundo surreal y la del real. De este modo
parece que Domingo López Torres participa del lenguaje de vanguardia y
de la ficción, pero no se aleja del compromiso humanista en el que milita.
El17 de mayo de 1933, en un artículo publicado en La Tarde, titulado «El
surrealismo», el poeta precisamente apuesta por vincular el movimiento
artístico francés al socialismo científico y comprende la necesidad de con-
ciliar ambas esferas.
Por otra parte, este poema que comentamos, «Escándalo», viene a su-
marse a la corriente o tendencia que vincula la poesía al cine y que dio
cuantiosas obras de arte de vanguardia en las décadas de 1920 y 1930. Este
vínculo se ha convertido ya en una tradición que aún perdura, pero, eso sí,
desprendida de la emoción inicial por tan extraordinario invento y perfec-
tamente asumida por los creadores siguientes2 •
Como señalarían en su momento Cocteau, de Torre y, más recientemen-
te, Morris 3 , entre otros, los primeros pasos del cine fueron aclamados por
los creadores de las vanguardias, quienes lo consideraron como poesía vi-
sual, en movimiento, como una nueva forma de poesía. En España, Gómez
de la Serna, García Lorca, Salinas, Aleixandre, Alberti, Diego, Buñuel, Gi-
ménez Caballero, por citar algunos ejemplos, relacionan con frecuencia el
«cinema» con la poesía. Esta vinculación creadora se acentuó, sobre todo,
en los tiempos del cine mundo; además, aparecían otras manifestaciones
artísticas nuevas, que dieron pie a los escritores a pensar que estaban ante
nuevos objetos poéticos, ante una nueva época. Escribir sobre el cine o

2
Esta vinculación entre el cine y la literatura en la vanguardia canaria ha sido estudiada
por F. G. Martín en artículos como «Cine y fotografía en Gaceta de Arte» o «El cine y la
vanguardia en Canarias», así como por M. Pérez Corrales en su libro Agustín Espinosa,
entre el mito y el sueño. Para el contexto general español, véase C. B. Morris, This Loving
Darkness. The Cinema and Spanish Writers, 1920-1936, Oxford, Oxford University Press,
1980, entre otros.
3 Véase Jean Cocteau, «El arte y la revolución: el cine, poesía de hoy», La Prensa,

Santa Cruz de Tenerife, 16 de febrero de 1933; Guillermo de Torre, Literaturas europeas


de vanguardia, Madrid, Caro Raggio, 1925 (y ed. de J. L. Calvo Carilla, Pamplona, Urgoiti
Editores, 2002), y C. B. Morris, op. cit.
[5] LAS VANGUARDIAS LITERARIAS Y EL CINE EN CANARIAS 635

sobre eljazz, por ejemplo, significaba participar de la vanguardia y de las


novedades de este período.
En Canarias la nueva corriente levantó pasiones literarias desde todos
los géneros. Lo más habitual era que los autores elaboraran artículos o en-
sayos acerca de tal o cual film proyectado. En muchos casos se perseguía
una vinculación ideológica entre el que escribía y la película comentada;
en otros, solía ser un signo de interés cultural o de snobismo. Todos ellos
reseñaban algunas de las virtudes y de los defectos de las proyecciones
cinematográficas, y analizaban su novedad y las técnicas empleadas, así
como sus contenidos. En las Islas, autores como José María Benítez Tole-
do, Agustín Espinosa, Ernesto Pestana, Juan Manuel Trujillo, Claudio de
la Torre, Víctor Doreste, Agustín Miranda Junco y Domingo López Torres,
entre otros, participaron de esta nueva crítica, fundamentalmente a través
de ensayos o artículos.
El teatro de vanguardia en Canarias tampoco fue ajeno a esta tendencia.
En el teatro de García Cabrera (Proyecciones 4 ) y en el de Espinosa (La
casa de Tócame Roque5) hay breves menciones. En el primer caso -dato
en el que, por cierto, hasta este momento nadie ha reparado-, en el tercer
cuadro triple, durante una conversación entre el Esposo y la Esposa, se
hace alusión a unas estampas de cine de las cajas de cigarrillos y a que los
hijos se han ido precisamente al cine. Por su parte, en La casa de Tócame
Roque, en el cuadro segundo del acto tercero, el personaje Julio menciona
las «estúpidas películas americanas». Pérez Corrales ha relacionado este
rechazo del personaje con la crisis que produce el cine sonoro y las pelícu-
las comerciales de la industria americana.
Fernando Gabriel Martín, por su parte, ha destacado tres novelas de
carácter cinematográfico durante este período: Charlestón (Santa Cruz de
Tenerife, 1928), de José María Benítez Toledo; El turismo en Tenerife.
Flor de los campos, novela cinematográfica (La Orotava, 1929), de Alfre-
do Fuentes (seudónimo de Francisco Dorta), y Los guanches en el cabaret
(Santa Cruz de Tenerife, 19286 ), de Elfidio Alonso. La primera de ellas es
la que mejor se adapta a este modelo, puesto que en su epílogo señala las
verdaderas intenciones de su autor: adaptarla cinematográficamente. La

4
Pedro García Cabrera, «Proyecciones», en Obras completas, tomo IV, ed. de R. Fer-
nández, Madrid, Gobierno de Canarias, 1987, págs. 123-177.
5
Agustín Espinosa, «La casa de Tócame Roque. Farsa surrealista» (1934), en sus Tex-
tos (1927-1936), ed. de A. de Armas y M. Pérez Corrales, Santa Cruz de Tenerife, Aula de
Cultura, pp. 324-337.
6
Reeditada en 1998 por el Ateneo de La Lagnna (Tenerife ).
636 ESTUDIOS CANARIOS [6]

segunda, de peor calidad, también parece tener las mismas intenciones,


según explica su prólogo. Por su parte, la novela de Elfidio Alonso utiliza
el cine, pero como referencia intertextual.
En lo que respecta a la poesía, destacamos los textos de Agustín Es-
pinosa y de Emeterio Gutiérrez Albelo como claros exponentes de esta
corriente en la que se alude de forma directa o indirecta al cine. El primero
de estos dos autores es el que con mayor madurez asume la poeticidad de
este nuevo arte. Son numerosas las alusiones al cine en sus textos críticos.
Pondremos dos ejemplos programáticos. En 1932, a través de la revista de
los alumnos del Instituto Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria,
Hoja Azul, en su número 1, Espinosa propone la tarea de realizar «poesía
deportiva y poesía cinematográfica». El 10 de febrero de 1933 afirma con
rotundidad que el cine es el «arte del porvenir» en un artículo publicado
en Avance y titulado «Un coleccionista en el cine». En el caso de la obra
poética propiamente dicha de Agustín Espinosa, las referencias al mundo
del cine y la gran fuerza visual tanto de la prosa de Lancelot, 28°-7° ( 1928)
como de la de Crimen (1934), especialmente en esta última, han sido seña-
ladas con detalle por sus críticos y estudiosos.
No es menos importante, probablemente por su poeticidad pura, al
margen de disquisiciones teóricas, la aparición de los pocos, pero esencia-
les poemas que dedicó Emeterio Gutiérrez Albelo al cine, concretamente
«Rapto de Greta Garbo», «Minuto a Brigitte Helm», «Film vampiresco»
y «Zumo de Charlot», todos ellos publicados en el libro Romanticismo y
cuenta nueva, en 1933. Fernando Gabriel Martín ha analizado la vincula-
ción de estas composiciones con el cine mudo y con las actrices aludidas,
con los mitos femeninos de la pantalla, que tanto interés suscitaban entre
los escritores de este período. Incluso llega a considerar el libro de Gutié-
rrez Albelo como un «cinéfilo poemario». Este aspecto de la obra de Albelo
ha sido igualmente objeto de comentario por parte de diversos conocedores
y analistas de su obra.
Además de estos dos casos llamativos, el de Agustín Espinosa y el de
Emeterio Gutiérrez Albelo, las referencias al cine en la poesía en Canarias
no se agotan sólo con ellos, pues -y aunque sea de manera tangencial-
se dan asimismo en otros poetas de este período como Agustín Miranda
Junco, Ramón Feria, Eduardo Westerdahl, Pedro García Cabrera, Josefina
de la Torre, Juan Ismael, etcétera.
Hasta aquí hemos señalado de forma muy sintética la importancia del
cine como objeto poético en la creación de vanguardia, especialmente en la
canaria, con el fin de establecer una necesaria vinculación del poema «Es-
cándalo» con esta tradición. Pero antes convendría recordar que el único
[7] LAS VANGUARDIAS LITERARIAS Y EL CINE EN CANARlAS 637

texto sobre cine que escribe Domingo López Torres es una reseña titulada
«Expresión de 'Gaceta de Arte'. Un film René Clair», publicada por prime-
ra vez en el diario La Tarde el26 de enero de 193 3. Se refiere al film Viva la
libertad (A nous la liberté, 1931 ), que obtuvo una nominación en lo que se
llamaba entonces «mejor decoración» para los premios «Üscars» de 1932.
Esta película se estrenó, con muy buena crítica, en Santa Cruz de Tenerife
el20 de enero de 1933, en el cine Parque Recreativo. Como ha señalado
Fernando Gabriel Martín, el interés de Domingo López Torres por el cine
es limitado, y ello queda demostrado, no sólo por sus comentarios críticos
acerca de que reduce la percepción interior o de que roba a la pintura su
narratividad, sino también porque sus textos sobre el particular se limitan
a este artículo que citamos y a alguna opinión contenida en los ensayos
«Psicogeología del surrealismo», «Aureola y estigma del surrealismo» y
«En el Ateneo. ¡a Exposición Colectiva de Arte Surrealista» 7 •
Después nos quedaría el citado poema «Escándalo», que hemos recupe-
rado ahora. Desde este punto de vista, el texto presenta dos características
esenciales: de un lado, el gusto por la sensualidad y por la exaltación de
una musa del celuloide, Anny Ondra, que cita en el poema, y de otro, las
relaciones sociales o los acontecimientos que pueden suceder en el interior
de las salas de cine.
Anna Sophie Ondráková (Polonia, 1902-Alemania, 1987) es considera-
da como la primera cómica femenina del cine checo. Bajo el seudónimo de
Anny Ondra se convirtió en una de las primeras estrellas del cine de la an-
tigua Checoslovaquia que conquistó Europa, rodando películas en Berlín,
Viena, París y Londres. A los diecisiete años entró en el mundo cinemato-
gráfico. Sin embargo, el descubrimiento de su talento se debió al director
Premysl Prazsky, quien la contrató en 1919 para protagonizar su película
La dama de pie pequeño, tras verla actuar en uno de los teatros de Praga.
Pero fue el director de cine Carl Lamac quien supo ver su talento cómico,
contratándola para muchas de sus películas. Se adaptó con éxito al cine
sonoro y en la década de 1930 ya era una de las más populares estrellas
de la cinematografía europea. Anny Ondráková actuó también en varias
películas de la primera etapa de Alfred Hitchcock, como The Manxman
(1929) y La muchacha de f:ondres 1 Chantaje (Blackmail, 1929). En 1933
se trasladó a vivir a Alemania, al contraer matrimonio con el campeón de
boxeo alemán Max Schmeling. Junto con el director de cine Carl Lamac,
fundó en Berlín la asociación Ondra-Lamac-Film, que se mantuvo feliz-

7
En Gaceta de Arte, núm. 13 (marzo de 1933) y núm. 19 (septiembre de 1933) y La
Tarde, 17 de mayo de 1935, respectivamente.
638 ESTUDIOS CANARIOS [8]

mente hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Aunque en 1942


volvió a Praga para trabajar en la comedia Hemos heredado un castillo,
Anny Ondráková rodó su última película en 1952. Su retiro de las pantallas
se debió a motivos similares a los de Greta Garbo: la pérdida de la belleza
y el desencanto. Falleció a la edad de 84 años.
Para Fernando Gabriel Martín, gran parte de los nuevos ídolos de la
modernidad que influyeron en los creadores vanguardistas provienen fun-
damentalmente del cine. En Canarias no fue diferente. Señala cuatro gran-
des grupos que representa este tipo de influencias: 1) Charlot, 2) Mary
Pickford, 3) el cine ruso y 4) el cine surrealista. Si atendemos al sentido de
la clasificación referida, la figura de Anny Ondra encajaría en el segundo
grupo, como actriz-mito que se idealizaba. Según las carteleras de cine en
la prensa diaria del momento, hemos podido observar un dato muy inte-
resante que quizá nos oriente con mayor precisión en lo que a la fecha de
creación del poema «Escándalo» se refiere. El22 de abril de 1933 se estrena
en el cine Royal Victoria de Santa Cruz de Tenerife la comediaKiki (1932),
de Carl Lamac, protagonizada por Anny Ondra, con notable éxito. Pero,
curiosamente, el fin de semana que va del 12 all4 de mayo, coinciden en
cartel la proyección de esa película de Anny Ondra y el reestreno de Viva la
libertad, en el cine Parque Recreativo, el film que tanto fascinó a Domingo
López Torres unos meses antes, en enero de 1933. Esta coincidencia pudo,
a lo mejor, propiciar la creación del poema «Escándalo». Lo que sí hemos
advertido es que el público cinéfilo de Santa Cruz de Tenerife gustó de ver
en pantalla a una de las más hermosas actrices del cine europeo.
Pese al formidable encanto de Anny Ondra, la crítica y la literatura en
Canarias parecen interesarse más por otras divas del cine como la citada
Mary Pickford o también Greta Garbo, Marlene Dietrich, Joan Crawford,
Brigitte Helm, etcétera. De todas formas, en lo que respecta a la elección
de tal o cual mito del celuloide, como es de suponer, lo que más llegaba a
influir eran los gustos personales.
Probablemente Domingo López Torres pensara, al igual que también lo
hiciera Emeterio Gutiérrez Albelo en sus poemas «Rapto de Greta Garbo»,
«Minuto a Brigitte Helm» o «Film vampiresco» (acerca de la actriz Joan
Crawford), en la idea que exponía Miguel Pérez Perrero, en 1931, en La
Gaceta Literaria, acerca de que con frecuencia se iba al cine para admirar
a tal vedette o a tal o cual estrella. N o cabe duda de que en los momentos
en los que el joven poeta compone «Escándalo», participa también de las
fantasías sexuales que recorrían aquellos tiempos y de su delectación en las
proyecciones cinematográficas.
[9] LAS VANGUARDIAS LITERARIAS Y EL CINE EN CANARIAS 639

El segundo aspecto que comentábamos aludía a las relaciones sociales


dentro de las salas de cine. Como podemos imaginar, serían muchos los
textos que en esta época comentan anécdotas que nos llevan a la vida real
o imaginaria de las proyecciones. Un caso muy interesante, y que proba-
blemente sea muy vinculable al de «Escándalo», es el poema de Gutiérrez
Albelo «Rapto de Greta Garbo». En ambos textos existe una reacción ciu-
dadana. Si bien en el de López Torres actúa la fuerza pública y aplauden al-
gunos espectadores de las últimas filas probablemente por el acto de trans-
gresión sexual, en el segundo protestan porque han recortado la imagen de
Greta Garbo de la pantalla y piden la devolución de las entradas. En los dos
casos, la moral burguesa ha sido «pisoteada» por el deseo y la sexualidad,
generando reacciones de conflicto, de oposición y de crisis.
El telón de fondo de estos atisbos de conservadurismo no fue otro que el
miedo a que la población encontrara en el cine un medio más convincente
de desobediencia civil ante la moral burguesa, que el que ostentaban las
otras artes, además de ser una eficaz herramienta para el fomento de una
educación «degenerada», como se le llegaba a denominar. En Europa, en
países como Alemania, Francia o Rusia, se tomó conciencia del influjo
del séptimo arte en la población y se realizaron films que conmovieron
al mundo intelectual, tanto por sus ideales revolucionarios como por sus
valores imaginarios o por su interés por la libertad. La única crítica que,
como queda dicho, hace Domingo López Torres de una película, Viva la li-
bertad, de René Clair, es un ejemplo de la posición política revolucionaria
que adopta su autor en un momento dado ante estos conflictos. En el poema
«Escándalo» también se palpa una respuesta de rebeldía.
Para concluir estas breves notas aclaratorias quisiéramos apuntar, a
modo de recapitulación, que este poema surrealista con tintes expresio-
nistas forma parte probablemente del ciclo poético del autor que va desde
1933 hasta su muerte en 1936 -ya que sólo resulta posible vincularlo en
estilo y estructura a los dos poemas mencionados que escribió entre esos
años-, y que, en lo que respecta a la tradición temática, ha quedado inser-
tado en la poesía de vanguardia escrita acerca del cine, con las precisiones
correspondientes que hemos señalado.
A continuación, y como colofón de estas observaciones, damos a cono-
cer el poema junto a la reproducción del manuscrito original mecanogra-
fiado.
640 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Escándalo

Perdidos en la noche de aquel cine,


más allá de las últimas butacas,
muy cerca de los goces y venturas,
tú y yo, por las aceras de la gente,
en un film que no acaba y siempre empieza.
Recuerdo que Anny Ondra eran tus pechos,
tus ojos y tus labios,
que andaban dislocados
por todos mis pasillos interiores.
¡Qué júbilo y qué gritos!
Así entramos en el mundo de los velos
que inventó la pantalla y los suspiros.

*
Ayer fueron sorprendidos en un cine de esta
localidad, pisoteando la moral burguesa, dos
novios, en un estado tal de limbo y desver-
güenza, que tuvo que intervenir la fuerza
pública. Otras parejas aplaudían desde las
últimas butacas.

D. L. T.
[11] LAS VANGUARDIAS LITERARIAS Y EL CINE EN CANARIAS 641
Los años de Fernando González en Valladolid.
La inmersión castellana en su poesía

ARCADIO pARDO

Resumen. Gran parte de la vida del poeta canario Fernando González (1901-1972)
transcurrió en Valladolid, tras sufrir una «depuración» política a causa de sus ideas
republicanas. En este artículo se examina biográficamente ese importante período
de su vida y de su obra, sus actividades literarias y docentes, y se estudia la signi-
ficación de Castilla y el paisaje castellano en su producción poética.
Palabras clave: Fernando González. Biografía. Castilla y lo castellano en su
obra poética.

Abstract. After having been 'purged' politically for his republican views, the Ca-
narian poet Fernando Gonzá1ez (1901-1972) spent much ofhis life in Valladolid.
This important period in his life and work in terms ofboth his literary and teaching
activities is examined in this paper. A study of the significance of Castile and the
Castilian 1andscape in his poetic production is also included.
Key words: Fernando González. Biography. Castile and the Castilian landscape
in his poetic work.

l. FERNANDO GüNZÁLEZ EN VALLADOLID

Es probable que Fernando González se estableciese en Valladolid con


su esposa Rosario Fuentes en los meses que siguieron al fin de la guerra
civil. Él había sido depurado y separado de su cátedra por su participación
en las actividades del partido Izquierda Republicana que dirigió Manuel
Azaña y por haber pretendido anteriormente la diputación en el Congreso
en 1931 1, y Rosario tenía destino como catedrática de Francés en el Insti-
tuto de Enseñanza Media «José Zorrilla» de Valladolid, donde fui alumno
suyo desde octubre de 1939 a junio de 1946. Empiezan entonces los largos
años de residencia vallisoletana del matrimonio 2 •

1
Teresa Inmaculada Jiménez Betancort, «Dos apuntes sobre Fernando González »,Le-
tras a Telde, 2001, pág. 16.
2 Hay error en la cronología establecida por Lydia Alonso Quesada y Victoriano San-

tana Sanjurjo, «Muestras para una cronología biobibliográfica de Fernando González», Le-
644 ESTUDIOS CANARIOS [2]

Fernando era catedrático de Lengua y Literatura Españolas desde que


ganó las oposiciones en 1930, y no pudiendo ya ejercer en la enseñanza
oficial, lo hizo como profesor en una Academia fundada y dirigida por
otro catedrático depurado, e igualmente en un colegio de Peñafiel al que
Fernando acudía periódicamente.
Mi profesor de Lengua y Literatura Españolas fue desde 1941 Narciso
Alonso Cortés, quien me aconsejó enseñara mis poesías a Fernando Gon-
zález. Rosario Fuentes me concertó una cita en su casa con su marido. La
tarde dell Ode octubre de 1944, que es la fecha que figura en la dedicatoria
del ejemplar de Piedras blancas que me regaló, cuando yo estaba aún en
quinto curso de aquel bachillerato de siete y reválida, entré por primera
vez en su casa de la Avenida del Generalísimo número 3, piso 3. 0 , adonde
iba a regresar múltiples veces, amparado ya en una limpia amistad. Era
aquél un piso realmente envidiable, amplio, muy soleado, y el despacho-
biblioteca de Fernando con unas vistas espléndidas sobre la arboleda del
Campo Grande. Pero inmerso el matrimonio en su condición de personas
no gratas al régimen, las posibilidades estéticas de la casa no fueron moti-
vo de gozo.
Fernando puso desde mi primera visita su biblioteca a mi disposición y
Rosario me facilitaba lecturas francesas. Me regaló ella por entonces una
antología de Paul Verlaine y una edición de Les Fleurs du mal, la primera
que tuve en mis manos y que todavía conservo.
En mis visitas Fernando me leía poemas de Juan Ramón, de Manuel y
Antonio Machado, de Tomás Morales, de Rubén Darío, de Eduardo Mar-
quina, y de otros. Me regaló un ejemplar de la Segunda antolojía poética.
Me prestó una edición de Las rosas de Hércules, que de tan leída y ma-
noseada tenía la encuadernación deshecha y las páginas sueltas y un tanto
ajadas. Me leyó la «Oda al Atlántico» y cuando leía se notaba en él una
emoción no disimulada. Además de Las rosas de Hércules, puso en mis
manos libros de Alonso Quesada, de Saulo Torón, de Chorra Madera. Yo
fui probablemente entonces el joven peninsular con mayor familiaridad
con la poesía canaria, conocimiento ampliado por los poetas colaboradores
de Mensaje que publicaba Pedro Pinto de la Rosa, nombres a los que se

tras a Telde, 2001, pág. 36, donde suponen, en la referencia 1930, que Fernando y Rosario
se conocieron en Valladolid en ese año. Sus relaciones empezaron bastante antes, como
dan fe los poemas recogidos en Hogueras en la montaña, publicado en 1924, «La canción
fervorosa», «Mutuo amor» y «Corazón tembloroso», en los que el poeta declara su amor a
Rosario nominalmente.
[3] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 645

fueron añadiendo otros de la generación posterior como Carlos Pinto Gro-


te, Pedro Lezcano y Arturo Maccanti.
A pesar de su desacuerdo con el régimen, Fernando fue acogido en
Valladolid por gente de muy diversa ideología política y pudo frecuentar
reuniones con las personalidades locales. Solía asistir a una especie de ter-
tulia que reunía el poeta Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña, en la Librería
Santarén, hoy desaparecida, de la que era gerente. Era éste declaradamente
adicto al régimen, lo cual no impedía una sana y larga amistad entre ellos.
Quisieron hacer en colaboración una antología monumental de la poesía
española que concibieron como una gran obra de consulta; Nicomedes se
encargó de la Edad Media y Renacimiento, y Fernando de la poesía moder-
na, pero el proyecto no llegó a realizarse. Sé que, al irse definitivamente,
Fernando cedió sus fichas a Nicomedes, hoy también ya fallecido. Tuvo
amistad igualmente con los poetas Francisco Pino, José María Luelmo
-a quien dedicó la serie «Cuenca del Duero» de Ofrendas a la nada-,
Francisco Javier Martín Abril, Luis López Anglada, Manuel Alonso Alcal-
de, compañeros estos últimos de las aventuras de Halcón, y con escritores
como Francisco de Cossío. Le conocieron y trataron otros poetas jóvenes
de mi edad como Luis López Álvarez y Eusebio García González.
En cambio no fue Fernando González el creador de las «Mañanas de
la Biblioteca» 3, sino Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña, en 1955. Se ce-
lebraban estas lecturas poéticas -que todavía siguen celebrándose en la
actualidad- en la biblioteca de la Casa de Cervantes. Los jóvenes leíamos
nuestros versos, y alguna vez leyó poemas suyos Fernando (el 2 de agosto
del mismo año de la fundación), siempre dispuesto a participar en reunio-
nes y recitales.
Como la situación de depurado político se prolongaba, y por ello mis-
mo la pérdida de la esperanza de ser reintegrado en su cátedra, Fernando
decidió hacer la licenciatura de Derecho. Durante algunos cursos se le vio
en los pasillos de la Facultad charlando con otros estudiantes en vivo con-
traste entre la apariencia de los jóvenes y la suya siempre elegante y que
en aquel ambiente parecía algo intemporal. Pero nuevos fieles a su amistad
surgieron entonces de aquellas conversaciones de la Universidad. Ya licen-
ciado, Fernando actuó como abogado en algunos casos de la Audiencia.
Había en él una manifiesta y reconocida cordialidad y una fuerte amar-
gura interior. Era de trato fácil, de conversación siempre interesante, y se
mostraba afable, sonriente, con simpatía no fingida. En cambio confesaba,
en el recogimiento de su vivienda, el dolor que pesaba sobre él por su si-

3 Como se lee en Teresa Inmaculada Jiménez Betancort, op.cit., pág. 15.


646 ESTUDIOS CANARIOS [4]

tuación de perseguido. Vestía con elegancia y cierta suntuosidad colonial,


como de rico indiano que no era, sin ningún descuido en la apariencia, tan
contraria al «torpe aliño indumentario» de Antonio Machado. En casa solía
cubrirse con una especie de chapska rusa, y temía los fríos y las heladas de
la meseta, que le provocaban trastornos respiratorios. Me recibía en su des-
pacho-biblioteca, que era realmente su refugio íntimo y, sentados en tomo
a la mesa camilla, me hablaba de poetas, de poesía, de su isla, de «todos
estos años» de amargura que le iban quebrantando la salud, con Rosario a
veces con nosotros, que me impresionaba porque, mientras charlábamos,
ella hacía punto y leía al mismo tiempo un libro francés. En cierta ocasión
entré en su despacho, y Fernando me dijo que me sentara mientras él escri-
bía algo en una mesa contigua. Cuando terminó me leyó el escrito, que era
el poema «Agradecimiento» que encabeza Ofrendas a la nada, donde apa-
rece tal como se creó, sin modificación alguna. Lo escribió de modo fluido,
sin interrupciones, como si el poema existiera ya hecho en su mente.
Rosario y él eran personas de excepcional generosidad, que compren-
dían muy bien mi situación de chico de familia desvalida, y me ayudaron
para entrar como becario en el Colegio Mayor de Santa Cruz, pudiendo
así iniciar la carrera universitaria que sin su protección no hubiera podido
realizar. Más tarde, ya licenciado y habiendo residido en Ruán tres cursos
como lector, Rosario me orientó en las oposiciones y me ofreció los con-
sejos adecuados. Me queda aún en la conciencia la sombra de no haber
sabido agradecerles su acogida, su ayuda y su amistad. Pero ya integrado
en la enseñanza española en Francia y en las universidades francesas, y una
vez ellos ausentes de Valladolid, nuestros encuentros cesaron. Creo que
les vi por última vez en el verano de 1964, cuando Rosario ya estaba muy
enferma, en una visita en la que se respiraba el abatimiento y la tristeza4 •
En mi libro Travesía de los confines 5 hay un poema titulado «A usted no le
vi irse» que se refiere, sin nombrarlo, a él.
En la presentación que figura al frente de la edición facsímil de la re-
vista Halcón 6 he recogido la historia de la creación de la revista por Luis
López Anglada y Manuel Alonso Alcalde, con los que yo formé el núcleo

4
El Instituto de Enseñanza Secundaria «San Isidoro» de Madrid me facilita las fechas
de toma de posesión y de cese de Rosario Fuentes en ese centro: ingresó el 7 de septiembre
de 1962, y la fecha de cese es el 2 de octubre de 1968. Sin embargo, a pesar de la fecha
inicial de 1962, el matrimonio mantuvo su casa algo más tiempo en Valladolid. La fecha del
cese corresponde a la de su jubilación. Rosario falleció en 1970.
5
Travesía de los confines, Valladolid, Colección Tansonville, 2001.
6
Halcón, revista de poesía, Valladolid 1945-1949, Valladolid, Fundación Jorge Gui-
llén, 2003.
[5] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 647

primero y al que integramos poco después a Fernando. Enseguida fue él


realmente el alma de la revista, a la que dio nuevo formato y a la que atrajo
muy diversas colaboraciones. En cambio sí fue Fernando el creador de la
colección Halcón de libros de poesía7 , amparado por la protección econó-
mica de Pablo Puente Paz, gerente entonces de la Imprenta Sever-Cuesta,
a quien se debe recordar por su franca comprensión. Con un tesón que en
todo correspondía con la firmeza de su carácter, Fernando fue publicando
nuestros libros y los de otros poetas que él seleccionaba, hasta reunir die-
ciocho títulos. Algunos de esos poetas publicados en la colección Halcón
son nombres representativos de la poesía de posguerra: Rafael Montesinos,
Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Vicente Gaos, Gabriel Celaya, Rafael
Morales, entre otros, y los canarios Pedro Lezcano, Pedro Perdomo Acedo
y el mismo Fernando, que incluyó en la serie su último libro, Ofrendas a
la nada. La colección publicó mi primer libro, Un tiempo se clausura, el
volumen 5, con prólogo de Fernando, en 1946.
Los ejemplares no vendidos se los llevó consigo a Valencia, donde vi-
vió con su hijo hasta su muerte. Después he sabido que los libros sueltos
se han vendido y se venden en las ferias que se suelen celebrar en abril y
mayo. En alguna de sus cartas de entonces se mostraba dolido por la acti-
tud de incomprensión hacia él de poetas y profesores de la ciudad que no
aceptaban su republicanismo independiente.
Fernando solía ir a Madrid de tarde en tarde y ver a los poetas de en-
tonces en el café Gijón. Organizó una presentación en Valladolid del grupo
de Garcilaso y albergó unos días en su casa a José García Nieto y a María
Teresa, a Rafael Montesinos y a Charles David Ley, aquel pintoresco his-
panista inglés integrado en la «Juventud creadora», y también una reunión
con los jóvenes poetas de la ciudad.
Las relaciones de Fernando González con sus contemporáneos de ge-
neración fueron casi inexistentes. Situado en la estela del modernismo,
de Rubén Daría, de Tomás Morales, que era para él el poeta cenital, y de
la poesía intimista canariomachadiana, la poética de los componentes del
27 le era totalmente ajena, coincidiendo en esto con Antonio Machado.
Tuvo amistad con Dámaso Alonso y admiró Hijos de la ira, libro del que
me leyó algunos poemas en cuanto se publicó, en una de mis visitas a su
casa. En otra ocasión me dijo que al leer los versos de Rafael Alberti en-
seguida se veía su ascensión en el poema. Los otros poetas de aquel grupo
no aparecieron casi nunca en nuestras conversaciones. Había en Fernando

7
En la cronología establecida por Lydia Alonso Quesada y Victoriano Santana Sanjur-
jo, op. cit., pág. 38, en las referencias 1945 y 1946, hay errores que conviene rectificar.
648 ESTUDIOS CANARIOS [6]

De izda. a dcha., Fernando González, Eusebio García González, Nicomedes Sanz y Ruiz de
la Pena y Arcadio Pardo. (Valladolid, 1955)

Lectura de Fernando González en «Las mañanas de la biblioteca». El segundo por la izda.,


Fernando González; el tercero, Arcadio Pardo; el quinto, Nicomedes Sanz y Ruiz de la
Peña. A la dcha., sentada Rosario Fuentes, esposa de Fernando González.
(Valladolid, 2 de agosto de 1955)
[7] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 649

González algo así como un apartamiento voluntario de Guillén, de Salinas,


de Aleixandre, de Lorca, de Gerardo Diego y de los demás, a pesar de que
algunas composiciones de Piedras blancas y de los libros anteriores llevan
dedicatorias que parecen denotar, si no amistad, al menos respeto. En la
sección «Cuadernillo», de Ofrendas a la nada, incluye una breve estrofa
dedicada a Dámaso Alonso que se refiere a Hijos de la ira:

Por el río de sus versos


va la Belleza desnuda
en una barca sin remos. (Pág. 57)

Dámaso vino a Valladolid para participar en un ciclo dé conferencias


de la universidad sobre novela picaresca. Yo ya le conocía desde hacía
algunos pocos años. Visitó a Fernando en su casa y había entre ellos cierta
complicidad política. Sé que Dámaso le habló de incluirle en su libro Poe-
tas españoles contemporáneos, que luego se publicó en la editorial Gredos
(1952), y que Fernando accedió a enviarle una foto suya que debía ir in-
cluida al frente del capítulo a él dedicado; pero aquel libro se publicó sin
que éste figurase en él.
Con motivo de la muerte de su padre, pudo obtener Jorge Guillén per-
miso del gobierno para venir a Valladolid; Fernando me invitó a acom-
pañarle a casa de la familia de Guillén para saludarle. Jorge Guillén nos
recibió en el jardín-huerta de las afueras donde había vivido su infancia y
adolescencia. Estuvimos sentados frente a frente los tres durante un par de
horas, y más que curiosidad por nosotros, preguntaba Guillén por la poesía
joven de España, a lo cual Fernando iba contestando con bastantes datos.
Aquella conversación no permitía entrever un interés real del uno por la
obra del otro. Después de aquel primer encuentro yo vi a Guillén una vez
en Florencia y otra en París y no creo que aquella visita le dejara un recuer-
do durable.
Aparte de algunos viajes a Madrid, Fernando hizo dos salidas de la
península: una a Canarias, la otra a la universidad de Grenoble. El primero
en 1963. La cronología de Lydia Alonso Quesada y Victoriano Santana
Sanjurjo recoge con detalle la estancia en Gran Canaria y su participación
en diferentes actos y organismos. Recuerdo el fervor con que Rosario me
contaba aquel viaje y cuánta resonancia tenía el nombre de Fernando Gon-
zález en la isla. Me contaba que algunos poetas que no habían podido verle
antes, acudieron al aeropuerto para saludarle y despedirse de él. Arturo
Maccanti me dijo una vez que él fue uno de aquellos últimos visitantes.
650 ESTUDIOS CANARIOS [8]

El segundo viaje fue a Grenoble y se debió, una vez más, a la abnega-


ción de Rosario. Había conservado ella relaciones amistosas ya antiguas
con el entonces rector de la universidad de esa ciudad, y consiguió que
éste invitara a Fernando a que diera unas conferencias en el departamento
de español y portugués. Fernando aceptó, aunque un tanto desorientado
sobre lo que debía de hacer. Volvió encantado de su actuación más bien
improvisada y me contó que el responsable del departamento, el catedrá-
tico Bonneville, le había cumplimentado ampliamente. Según lo que me
contó Fernando, sus charlas se centraron en recuerdos de poetas que él
había conocido. Rosario y Fernando aprovecharon este viaje para visitar
París y Versalles.
Pasaban los años y Fernando seguía destituido y privado de su cátedra,
y sospechaba él que su expediente ya no sería revisado nunca, por pérdida,
olvido o desidia. Pero la ocasión llegó con la venida a Valladolid como
conferenciante, en uno de los ciclos que organizaba la Facultad de Filoso-
fía y Letras, del catedrático de la Central de Madrid Joaquín de Entramba-
saguas, a quien Fernando debió pedir tratase de averiguar en qué situación
se encontraba su expediente que, a su juicio, era el único que nunca había
sido revisado. Un ejemplo más de sincera amistad entre el poeta castigado
por el régimen y una persona adicta al mismo que había sido en los pri-
meros años de posguerra ministro de Educación. La gestión de Entram-
basaguas debió ser eficaz porque por fin en el curso 1956-57 Fernando
fue incorporado de nuevo al escalafón. Se le destinó primero a Astorga y
poco después a Valladolid, en el Instituto «Núñez de Arce» (1957-62) y el
«José Zorrilla» (1962-64) hasta su traslado a Barcelona primero (Instituto
«Infanta Isabel de Aragón», 1964-65) y a Aranjuez después; finalmente ob-
tuvo la cátedra en el Instituto «Calderón de la Barca» de Madrid (1967 -68),
desde donde pasó a situación de jubilación voluntaria en 1968.
Teresa Inmaculada Jiménez Betancort ofrece al final de su trabajo «Fer-
nando González: Humanidad y poesía» 8 , un soneto inédito que el hijo del
poeta, Fernando González Fuentes, incluyó en el recordatorio del falleci-
miento. El soneto se titula «La visita». Recuerdo que por aquellos años me
sorprendió a mí encontrar publicado en el Boletín de la Asociación de Ca-
tedráticos de Instituto un soneto cuyos versos no recuerdo pero que en el
momento de la lectura me parecieron escritos con el tono y la manera pro-
pios de Fernando González. El soneto venía firmado por Fernando Gutié-
rrez, probablemente por error. No he conseguido recuperar el ejemplar de

8 Teresa Inmaculada Jiménez Betancort, «Dos apuntes sobre Fernando González», Le-

tras a Te/de, 2001, pág. 21.


[9] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 651

aquel Boletín, pero si alguien lo encuentra no estaría de más cotejarlo con


el que recoge Teresa Inmaculada Jiménez Betancort. Es posible que sea el
mtsmo.

2. LA INMERSIÓN CASTELLANA EN SU POESÍA

La repulsa

Los años de residencia de Fernando González en Valladolid (1939 a


1964, o sea, veinticinco años) constituyen el período más largo de super-
manencia en un lugar. Comprenden desde los 38 a los 63 de su edad, es de-
cir, la época de madurez como hombre y como poeta. En Valladolid sufrió
su condición de extraterrado, y en Valladolid fue donde escribió el mejor
y último de sus libros, Ofrendas a la nada (1949), así como los poemas
posteriores que figuran al final de Poesías elegidas 9 •
Los residuos modernistas que todavía se encuentran en Piedras blan-
cas (1933) desaparecen, la expresión se despoja, y si es cierto que el tono
intimista de su obra perdura en cuanto a temas, hay en Ofrendas ... un rigor
de lenguaje y una anexión de la realidad de su entorno geográfico que per-
miten indagar la «castellanía» de su obra final.
Es vivencia que se manifiesta en dos direcciones: un sentimiento de
repulsa de su entorno, por una parte, como hombre que añora el sur natal
y sufre de los rigores de la meseta, y hasta podría decirse que el entor-
no castellano contribuye a fortalecer su angustia de hombre perseguido,
a pesar de la acogida abierta, sin recelos y amistosa que le ofrecieron sus
coetáneos de la ciudad. Pero también una aceptación de paisajes, de luga-
res, de memoria de sitios vistos detenida o fugazmente que se infiltran en
los poemas con claridad. De esa oposición debe derivar el sentimiento de
majestuosa soledad que aflora alguna vez:

En esta serenidad
de tristeza contenida,
¿qué es lo que infunde a mi vida
su trágica majestad?
(«Otro mundo», pág. 30)

9
Poesías elegidas, selección y prólogo de Joaquín Artiles, Las Palmas de Gran Cana-
ria, Cabildo Insular, 1966.
652 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Alguna vez aparece una nota que le acerca a la mentalidad del 98: la
inmovilidad de la tierra caída como en un letargo definitivo. Pero nunca la
captación de la belleza castellana en su horizontalidad, en su grandeza, en
su espiritualidad, en su vastedad. La añoranza de la tierra natal es una de
las constantes de la poesía de Fernando; en el poema dedicado «A Montia-
no Placeres» en Hogueras en la montaña se lee:

Montiano: aquí, sentado


frente a la gran llanura castellana,
pienso en la tierra nuestra ...

Fernando y Rosario solían pasar algunas vacaciones en Belmonte de


Campos (Palencia), invitados, creo, por su amigo Teodosio Pastor, a quien
dedicó el poema que lleva el nombre del pueblo como título y que ya tra-
duce desde la primera estrofa la hostilidad hacia su entorno:

Belrnonte tiene un castillo


y una torre sin cigüeña ...
en su contorno amarillo
dormita un pueblo y no sueña.
(«Belrnonte de Campos», pág. 83)

Y también en estos otros versos del mismo poema:

aquí sólo tienen vida


los perros locos del viento. (Ibid.)

La memoria regresa a la isla natal y al mar, pero ahora en pleno contras-


te con lo adusto castellano:

Y pienso en el oceano
que ahora mis ojos no ven,
corno en mi infancia, cercano:
yo soy de un pueblo lejano
a donde no se va en tren. (Id., pág. 84)

Tierra luminosa, viva, fecunda hasta en la muerte y en los muertos,


venerada en su lejanía y exaltada en puro contraste con la vivencia actual
de la desolación:

¡Es una tierra encendida


de sol, de aromas, de amores,
[11] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 653

con tal prodigio de vida


que hasta los muertos dan flores! (lbid., pág. 84)

en contraste también con el «islote» al que el amor le ha traído y que oculta


el lugar donde transcurre su vida:

a este desierto islote me ha traído


(«Abandonado del amon>, pág. 41)

Quizás se pueda afirmar que la identificación de Castilla con la muerte


tiene un aliento noventayochista. Fernando me decía que, en lo que se re-
fiere al entorno, Antonio Machado en sus poemas «va al paisaje», mientras
que «yo atraigo el paisaje a mí». Sí es cierto que la actitud contemplativa
de los poemas de Campos de Castilla se muda en Ofrendas a la nada en
una angustiosa negación absolutamente opuesta a toda comunión con lo
que le rodea. Un poema breve exhala ese grito también descamado como
la tierra:

Castilla me ofrece tierra


para abrirme sepultura,
y yo no quiero morir
al aire de esta llanura,
en una noche de hielo
trasverberada de luna.
(«Castilla me ofrece tierra», pág. 90)

Grito que aparece igualmente en otro lugar, en versos en que el rechazo


de la tierra presente y sus rigores atrae la voluntad de morir lejos, allí «a
donde no se va en tren»:

¡Morir bajo el sol un día


tan bello ¡quién lo tuviera!
y no entre una niebla fría,
como la muerte me espera!
(«La mañana dormida», pág. 26)

Distingue a F emando González de los poetas anteriores o coetáneos


suyos, en lo que al entorno se refiere, el hecho de que el paisaje castellano
aparece casi siempre como causa y testigo del íntimo sentido de dolor, de
ausencia, de destierro, de muerte. Es el paisaje interlocutor al que el poeta
increpa o, en todo caso, que el poeta «atrae a sí» acusándole de sus atribu-
654 ESTUDIOS CANARIOS [12]

tos hostiles: la niebla, el frío, el aire de la llanura, la tierra-sepultura, los


perros locos del viento, el pueblo que dormita. En los poetas contemporá-
neos y en los anteriores, Unamuno incluido, el paisaje se hace concepto, y
aun considerando los entusiasmos que puede provocar la contemplación,
ese paisaje es exterior, se objetiviza, se describe, es fuente de emoción.
Fernando sufre inmerso en el paisaje en el que sólo ve soledad, muerte, frío
desde la cima de la edad.

Inflexión hacia la interiorización del paisaje castellano

Pero hay también en los poemas de esta época, coincidiendo en su es-


critura con éstos provocados por un entorno desdeñado y doliente, otros
en los que el poeta va integrando los elementos del paisaje hostil en otra
visión serenada, reflexiva y sin hosquedad; en ellos el paisaje viene man-
samente a tomar asiento en la visión, si no con ternura, al menos con pre-
sencia aceptada.
La ordenación de los poemas de Ofrendas ... denota esa tendencia, apa-
reciendo en su parte final los reunidos bajo la denominación «Cuenca del
Duero», aunque uno de los ya citados, «Belmonte de Campos», encabeza
la sección con ecos de tremenda rebeldía.
Si es cierto que la cosa existe sólo cuando es nombrada, hay que ver en
los pocos poemas de «Cuenca del Duero» la aceptación de que el paisaje
castellano se hace realidad y que el entorno inmediato cobra vida cuando
los nombres se incorporan, y sitios y nombres se hacen palabra:

Por este valle del Duero,


camino de Peñafiel...
(«Camino de Peñafiel», pág. 87)

Hay que ver ahí una manifestación de la inmediatez. Los lugares y per-
sonas -aunque muy lejanos en la historia- entran poco a poco en la
amistad del poeta que los hace confidentes suyos:

pues soy amado y amante


en Peñafiel del Infante
don Juan Manuel.
(«En Peñafiel», pág. 88)

La luna aparece escasamente en estos poemas. Más arriba se han citado


ya unos versos de repulsa ante la idea de morir en esa tierra
[13] LOS AÑOS DE FERNANDO GONZÁLEZ EN VALLADOLID 655

en una noche de hielo


trasverberada de luna.

Ahora la luna se cambia en objeto de contemplación, interviene en la


escena y es testigo del abandono del poeta, aunque muy alejada de la ciu-
dad «tan bella bajo la luna» de Machado:

La luna de Castilla
brilla tan alta,
tan alta brilla,
como una monedilla
que a mí me falta.
(«La luna de Castilla», p. 88)

Esta evidente aceptación del elemento castellano inmediato, entrevis-


to y visto en los desplazamientos al colegio de Peñafiel, no sólo atenúan
aquella repulsa anterior, sino que se insinúan en el poema hasta llegar a
cierta complicidad emocional en el fluir vital del poeta:

Entre Tudela y Sardón


corre un arroyo que corre
también por mi corazón.
(«Arroyo Valcorba», pág. 86)

que también tiene lejano parentesco con el verso de Campos de Castilla:

conmigo vais, mi corazón os lleva.

Joaquín Artiles ha incluido como poema final de Poesías elegidas el


titulado «Por tierra de pinares», posterior a Ofrendas ... El sentimiento de
hostilidad reaparece, pero amansado ya, más distanciado, más reflexivo,
porque la voz se ha acallado y recogido en la propia intimidad:

con esta voz que es sola y para solas


(«En tierra de pinares», Poesías elegidas, pág. 193)

Este poema debe de haber sido escrito cuando Fernando no veía aún
la posibilidad de evadirse definitivamente de las tierras «donde al silencio
está el vivir cautivo». Los primeros versos de ese poema final son de gran
belleza, de alta perfección métrica y merecen ser recordados porque en
656 ESTUDIOS CANARIOS [14]

ellos se reúnen la expresión del dolor del hombre que ha sido y sigue sien-
do un perseguido, y la añoranza de su tierra oceánica:

En tierra de pinares
mi corazón desangra su resina
entre los viejos pinos tutelares,
blanca y amarga como sal marina,
porque yo soy un hijo de los mares. (lbid.)

Se encuentra en esos momentos Fernando en la cima de la vida y de su


obra desde donde puede considerar, con igual «serena majestad», la juven-
tud lejana y el futuro amenazador:

Y aquí mi frente cana


hacia la tierra su altivez inclina
en oblación de sencillez humana,
y en su serena majestad hermana
la hermosa juventud que está lejana,
y la decrepitud, que se avecina. (lbid., pág. 194.)

Espero que estas notas contribuyan a precisar algunos datos biográficos


referidos a la estancia de Fernando González en Valladolid y sean, por ello,
de alguna utilidad 10 • Por otra parte, en lo que se refiere a su poesía, no me
ha parecido carente de interés señalar la impronta en ella de la convivencia
con Castilla. Este otro acercamiento puede contribuir a ampliar el horizon-
te de su poesía. Su relación con Castilla, como se ha dicho, es de repulsa,
pero también de incorporación y aceptación de elementos del entorno que
llegan a ser de complicidad, como el arroyo Valcorba que «corre 1también
por mi corazón». Este hombre atípico por su generosidad absoluta, por su
apariencia aristocrática en la ciudad, por su independencia respecto a toda
tendencia actual (garcilasismo, espadañismo, tremendismo, existencialis-
mo, poesía de compromiso, poesía de religiosidad), por su total carencia de
partidismo literario, y que vivió lo más de su vida en la ciudad castellana,
ha dejado un recuerdo de inteligencia, de fidelidad y de entereza que per-
dura en todos los que le conocimos 11 •

10
Sobre la influencia de Fernando González en Valladolid, pueden verse las páginas
que dedica a él, a la revista Halcón y a nuestra colección de libros Isabel Paraíso, La litera-
tura en Valladolid en el siglo xx (1939-1989), Valladolid, Ateneo, 1990.
11 Quiero agradecer a Andrés Sánchez Robayna la iniciativa de su invitación para que

dejara yo escritos mis recuerdos de aquella época.


MEDICINA y FARMACIA

Hepatitis crónica por el Virus C:


Datos epidemiológicos recientes relativos a
Canarias

MARÍA REMEmos ALEMÁN V ALLS, EMILIO GoNZÁLEZ REIMERS,


MARÍA DEL MAR ALONSO SocAs, BEATRIZ ALoNso ÁLVAREZ,
FRANCISCO SANTOLARIA FERNÁNDEZ y JUAN LUIS GóMEZ SIRVENT

Resumen. La hepatitis crónica causada por el VHC es en el momento actual la


principal causa de hepatitis crónica, cirrosis y hepatocarcinoma en la mayor parte
de los países desarrollados, siendo la primera indicación de trasplante hepático en
Europa y Estados Unidos, y probablemente por su curso silente, quede aún un ele-
vado número de pacientes por diagnosticar. Esta enfermedad constituye, por tanto,
un grave problema de salud pública a escala mundial. La principal vía de trans-
misión es la parenteral, siendo menos frecuente la sexual y vertical. En Canarias,
al igual que en el resto de España, la prevalencia media de infección crónica es
entre 2 y 3%. Esto supone una cifra global de aproximadamente 800.000 personas
infectadas en el territorio español. Un problema añadido es la coinfección por el
Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), ya que éste acelera la progresión a
cirrosis y a enfermedad hepática terminal.
Palabras clave: VHC, hepatitis crónica, co-infección VIH.

Abstract. Chronic hepatitis C virus infection: recent epidemiological dates from


the Canary's Islands. Chronic hepatitis C virus infection (HCV) is in this moment
the major cause of chronic hepatitis, cirrhosis and hepatocarcinoma in developed
countries, being the first indication ofhepatic transplantation in Europe and Unit-
ed States. Probably because of its silent evolution, many people are still without
diagnosis. As an emerging disease, it has reached epidemic proportions, and has
become an important public health problem. The main transmission route is the
parenteral one, sexual and vertical transmission being less important. Prevalence
658 ESTUDIOS CANARIOS [2]

of chronic HCV infection in The Canary's Islands and continental Spain is be-
tween 2 y 3% (approxirnately 800000 persons). An additional problern is the co-
infection with the human irnrnunodeficiency virus (HIV) and is associated which
rnay accelerate progression to cirrhosis and end-stage liver diseases faster.
Key words: HCV, chronic hepatitis, co-infection HIV.

INTRODUCCIÓN

El virus de la hepatitis C (VHC) es un virus ARN que pertenece a la


familia de los flavivirus, que fue identificado por primera vez en el año
1989. Es alrededor del año 1970 cuando se consigue aislar el virus de la
hepatitis A y el virus de la hepatitis B, haciéndose entonces más evidente
la existencia de un nuevo agente de transmisión parenteral, distinto a los
conocidos hasta ese momento, y que era el responsable de la mayoría de las
hepatitis asociadas a transfusiones. Se denominó, mientras no se consiguió
su aislamiento, virus de la hepatitis no A no B. Fue al final de la década de
los 80, cuando gracias a la tecnología del ADN recombinante, se aisló ese
nuevo agente que se denominó VHC (Choo, 1989).
Este virus se caracteriza, por un lado, por una alta tasa de mutabilidad,
conociéndose actualmente 6 genotipos distintos del VHC con una desigual
distribución a nivel mundial y un gran número de subtipos, y por otro, por
su alta frecuencia de paso a la cronicidad tras la infección inicial (55-85%
de los casos, de los cuales un 20% evolucionan a cirrosis entre 20 y 30 años
después de la infección, de los que entre un 1-5 % anual desarrollará un
hepatocarcinoma). La principal vía de transmisión es la parenteral, siendo
menos frecuente la vía sexual y vertical, quedando un porcentaje pequeño
de sujetos en los que se desconoce el mecanismo de transmisión.
Con las actuales pruebas diagnósticas ha disminuido de forma impor-
tante el número de infecciones por VHC ligadas a transfusiones sanguíneas
en el mundo occidental, pero aún siguen existiendo altas tasas de transmi-
sión y por tanto de nuevas infecciones por VHC en países no desarrollados,
según esto, probablemente en un futuro próximo existirán diferencias apre-
ciables en la prevalencia de pacientes infectados y de hepatopatías secun-
darias al VHC entre países desarrollados y no desarrollados. En cuanto a
los síntomas clínicos, la infección aguda cursa de forma asintomática en la
mayor parte de los pacientes. Solo un 15-25% presentan manifestaciones
de hepatitis aguda. La curación espontánea de la misma oscila entre el15-
45%, quedando el resto con una infección crónica, con síntomas inespecí-
[3] HEPATITIS CRÓNICA POR EL VIRUS C: DATOS EPIDEMIOLÓGICOS ... 659

ficos como astenia o molestias en hipocondrio derecho, y más raramente,


con manifestaciones sistémicas como la crioglobulinemia mixta.
La hepatitis crónica causada por el VHC es en el momento actual la
principal causa de hepatitis crónica, cirrosis y hepatocarcinoma en la ma-
yor parte de los países desarrollados (Lauer, 2001 ), siendo la primera in-
dicación de trasplante hepático en Europa y Estados Unidos, y probable-
mente por su curso con escasa expresividad clínica, quede en el mundo un
elevado número de pacientes por diagnosticar. Esta enfermedad constituye,
por tanto, un grave problema de salud pública a escala mundial, con alta
prevalencia en determinados zonas como ocurre en algunos países de Afri-
ca donde la prevalencia puede ser mayor del 5% e incluso mayor del 10%.
La OMS estima el número de personas infectadas en el mundo en unos 180
millones (Lauer, 2001 ), siendo en España la prevalencia media de infec-
ción crónica entre 2 y 3%, lo que supone una cifra global de aproximada-
mente 800.000 personas infectadas, de las cuales el 80% permanecen aún
sin diagnosticar. El genotipo más frecuente en nuestro país es el 1, seguido
por el 2 y 3. La incidencia en Canarias es similar a la del resto de España
(2-3%), según datos preliminares de prevalencia de la infección crónica
por VHC realizado en las capitales de provincia de nuestro archipiélago.

INFECCIÓN CRÓNICA POR VHC EN PACIENTES COINFECTADOS

Un problema añadido a la infección crónica por VHC es la coinfección


por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), demostrándose en
distintos estudios que la presencia de infección por el VIH acelera la his-
toria natural de la infección crónica por VHC en términos de progresión
a cirrosis y enfermedad hepática terminal (Benhamou, 1999; Benhamou,
2001 ), de tal forma que, en el momento actual, una de las principales cau-
sas de muerte en nuestro medio de pacientes coinfectados por VHC y VIH
(Soriano, 2001) es la hepatopatía por VHC. En nuestro hospital en los años
2005 y 2006 murieron 19 pacientes con infección por el VIH (13 estaban
coinfectados por el VHC) y de éstos, 11 muertes (57%) fueron de cau-
sa hepática relacionada con el VHC. La coinfección por ambos virus se
presenta de forma predominante en el colectivo de pacientes usuarios de
drogas por vía parenteral (UDVP). Esto es así porque ambos virus compar-
ten la misma vía de transmisión, estimándose que la tasa de infección por
VHC en los pacientes UDVP que presentan infección VIH oscila entre 60
y 97% (Thomas, 1996; Del Romero, 2000). En un estudio epidemiológico
660 ESTUDIOS CANARIOS [4]

retrospectivo (Alonso, 2000) sobre las características de los 626 pacientes


con infección VIH controlados en el Hospital Universitario de Canarias
(H.U.C.) entre los años 1985 y 1997, se vio que de los 467 (74.6%) pa-
cientes a los que se les pudo hacer serología de VHC (a partir de 1991),
230 (49.3%) teníanAc VHC positivos, y que además el87.8% de los VHC
positivos eran ADVP. Por otro lado, el 90.8% de los pacientes ADVP era
VHC positivos. A diferencia de lo que ocurre en la península donde el
40-50% de los pacientes VIH positivos están coinfectados por el VHC, en
Canarias en los últimos años se ha visto un descenso de la prevalencia de
coinfección coincidiendo con un aumento de incidencia de infección por el
VIH de transmisión sexual (homosexual y heterosexual), con disminución
del contagio vía parenteral en adictos a drogas.

PREVALENCIA DE INFECCIÓN CRÓNICA POR VHC EN PRISIONES

Un lugar de alta prevalencia de infección crónica por VHC son las pri-
siones, por lo que desde hace unos 2-3 años se lleva a cabo una campaña
de diagnóstico de la misma en las cárceles españolas con el fin de intentar
poner tratamiento a este colectivo de difícil control de forma ambulato-
ria y así disminuir la prevalencia y, por tanto, disminuir la aparición de
nuevos casos. En la Prisión de Tenerife II, situada en el municipio del
Rosario de esta isla, a final de mayo había 1423 internos (91% hombres),
de los que 407 (28,6%) tenían serología positiva para VHC, y 77 (5,4%)
tenían serología positiva para el VIH, y de estos últimos, 71 (92%) eran
coinfectados por VIH y VHC. Estos datos coinciden con lo publicado en
otros estudios donde se describe una incidencia de infección por VHC en
cárceles españolas de 33% en el año 2005, siendo la edad más frecuente
la comprendida entre los 30 y 40 años (37%) (Memoria 2005, DGIP). La
Sección de Infecciones del H.U.C. se ha unido desde hace algo más de un
año al Programa de Prisiones para el tratamiento del VHC, desde entonces
pasamos consulta una vez por semana en la Prisión de Tenerife II con lo
que se consigue valorar a un mayor número de pacientes, y se puede, de
esta forma, ponerles tratamiento si fuera oportuno, ya que esta enfermedad
precisa un estrecho seguimiento, con visitas muy frecuentes, lo que era
hasta ahora un problema importante para los pacientes que se encuentran
en prisión.
[5] HEPATITIS CRÓNICA POR EL VIRUS C: DATOS EPIDEMIOLÓGICOS ... 661

TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR EL VHC

El tratamiento para el VHC ha ido mejorando progresivamente a lo


largo de los años hasta llegar a los esquemas actuales basados en la com-
binación de Interferón Alfa Pegilado y Ribavirina, siendo el objetivo con-
seguir la erradicación del virus o respuesta viral sostenida (RVS) definida
como la ausencia de RNA del virus en suero 6 meses después de finalizar
el mismo, con lo que se reduce el riesgo de progresión de la enfermedad
hepática, y se evita por tanto la evolución a enfermedad hepática terminal y
hepatocarcinoma. Con esta pauta se consigue una tasa de RVS global entre
el 54 y 66% (Fried, 2002; Manns, 2001; Zeuzem, 2005) en los pacientes
monoinfectados y alrededor de 35% en los pacientes coinfectados, en los
que además el manejo terapéutico se ve complicado por una mayor tasa
de efectos secundarios y las interacciones entre la terapia antirretroviral
y el tratamiento para el VHC. Estas tasas de respuesta, además, son sus-
tancialmente distintas según el genotipo, así en pacientes monoinfectados
para los genotipos 1 ó 4 se consigue tasas de RVS globales entre el 42 y el
46 %, mientras que para los genotipos 2 ó 3 oscilan entre el 76 y el 82%.
(Michael, 2002; Manns, 2001), y en los pacientes coinfectados, también la
proporción de pacientes que presenta una respuesta favorable es significa-
tivamente superior (44-73%) en los pacientes infectados por genotipos 2 ó
3 del VHC que para aquellos infectados por genotipo 1 ó 4 (14-38%).
Aunque en el escaso tiempo que se conoce la existencia del VHC se
ha progresado mucho en el conocimiento de su patogenia, clínica y tra-
tamiento, en el momento actual, la infección por VHC sigue siendo un
problema sanitario de primera magnitud causante de una no despreciable
morbimortalidad, que se ve aumentada si coexiste con la infección VIH.
Por todo ello, hemos realizado en nuestro hospital un estudio retrospectivo
para analizar nuestra experiencia en el tratamiento del VHC.

TRATAMIENTO DEL VHC EN PACIENTES CON y SIN COINFECCIÓN POR EL VIH EN LA


SECCIÓN DE INFECCIONES DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO DE CANARIAS (HUC)

El objetivo principal de esta revisión es ~nalizar las características epi-


demiológicas del VHC en nuestro medio, analizar la respuesta al trata-
miento para el VHC en pacientes monoinfectados y compararla con la que
hemos obtenido en pacientes coinfectados por el VIH, y analizar la tole-
rancia y los efectos secundarios al tratamiento que hemos encontrado con
mayor frecuencia en nuestros pacientes.
662 ESTUDIOS CANARIOS [6]

Pacientes y Método

Se trata de un estudio retrospectivo donde hemos revisado las historias


clínicas de los 112 pacientes con infección crónica por el VHC, coinfecta-
dos o no por el VIH, que han iniciado tratamiento para el mismo entre los
años 2002 y 2007, y que son controlados en la Sección de Infecciones del
HUC.

Características epidemiológicas

La media de edad de nuestros pacientes fue de 40.8 años (rango 21-60),


de los que el 77.6% eran hombres y el 56.0% estaban coinfectados por
el VIH. La vía de contagio más frecuente fue la parenteral en usuarios a
drogas (83%), seguida de la parenteral mediante transfusiones de sangre
(6%), la vía sexual (4%) y no conocida (7%). Al igual que en el resto del
país, el genotipo más frecuente fue el1 (62.2%), seguido del3 (25.6%), del
4 (10.9%) y por último, como cabría esperar, el genotipo menos frecuente
fue el2 (1.2%). El61% de los pacientes referían consumo importante de
alcohol (más de 60 gr/día) en los meses previos al inicio de tratamiento.

Resultados

-Fibrosis hepática según coinfección o no por el VIH:

I:IVIH(+) SI
IIVIH(+) NO

FO, Fl, F2 F3,F4

Realizamos biopsia hepática a 88 pacientes (78.5%) para estudio de la


arquitectura hepática (grado de fibrosis y necrosis), dejando sin biopsiar
sobre todo a aquellos con genotipo 2 ó 3 con enfermedad hepática esta-
[7] HEPATITIS CRÓNICA POR EL VIRUS C: DATOS EPIDEMIOLÓGICOS ... 663

ble, ya que por su mayor probabilidad de respuesta se les ofrecía trata-


miento fuera cual fuera el resultado anatomopatológico. Como vemos en
la siguiente gráfica encontramos que los pacientes coinfectados por el VIH
tenían mayor progresión a fibrosis (F3, F4), que los pacientes monoinfec-
tados (36.2% vs 13.3%, p < 0.05).

-Interrupción del tratamiento:


El porcentaje de interrupción del tratamiento fue similar entre pacientes
coinfectados o monoinfectados (38.3 vs 36.7%). El motivo principal de
interrumpirlo fue por iniciativa del paciente (50%), bien por mala adheren-
cia o bien por no creerse capaz de soportar los efectos adversos durante el
tiempo establecido de tratamiento, decidiendo su abandono. El resto se re-
parte entre fallo al tratamiento (no respuesta viro lógica en la semana 12, ya
fuera por no negativización de la carga viral del VHC o por no disminución
de al menos 2 logaritmos de la misma respecto a la basal) y suspensión por
parte del médico por efectos secundarios importantes, mayormente sín-
drome depresivo y efectos adversos hematológicos graves (trombopenia
menor de 30000 plaquetas/mi mantenida).

-Efectos adversos:
El más frecuentemente referido fue la astenia (85%), seguido de la ano-
rexia (77%), insomnio-alteración del sueño (58%) y depresión (51%). Del
total de pacientes, 89.5% tuvieron toxicidad hematológica, siendo lo más
frecuente alteración de las tres series (32.1 %), seguidos de alteración de
la serie roja y serie blanca. En cuando a los pacientes coinfectados con la
infección VIH, la media de CD4 basal fue 575 cel/ml (rango 249-1130), en
la semana 24 fue de 353 cel/ml (rango 114-1230) y en la semana 48 de 498
cel!ml (rango 122-1140). Al igual que lo descrito en otros trabajos, una vez
suspendido el tratamiento para el VHC hubo una mejoría inmunológica
llegándose de nuevo a prácticamente los valores basales, CD4 576 (rango
175-1384).

-Respuesta al tratamiento:
e Respuesta bioquímica: Las transaminasas, tanto la aspartato amino-
transferasa (AST) como la alanina aminotransferasa (ALT) estaban al-
tas basalmente (mayor de 40 U/L) en el 73.8% y 88.8% de los pacientes
respectivamente. Al final del tratamiento encontramos que el 85.1% de
los pacientes había normalizado la AST y el 92.2% había normalizado
laALT.
664 ESTUDIOS CANARIOS [8]

• Respuesta virológica (ver tabla): Estudiamos la respuesta viral precoz


(a los 3 meses de inicio de tratamiento), la respuesta viral al finalizar
el tratamiento, y la respuesta viral sostenida (6 meses tras haber finali-
zado el tratamiento); estudiamos si existían diferencias entre pacientes
monoinfectados y coinfectados con el VIH y si hubo diferencias según
genotipos (2-3 frente a 1-4).
'" La respuesta viral precoz (RVP) global fue del 72%. Cuando estu-
diamos la RVP según genotipo encontramos que en los 2-3 era del
91.4% y en los genotipos 1- 4 del 61.5%, y cuando la estudiamos
según monoinfectados o coinfectados por el VIH no encontramos
diferencias significativas (73.2% vs 70.4%).
'" La respuesta viral global al final del tratamiento (RVF) fue del
55.6%. Cuando la estudiamos según genotipo encontramos que en
los 2-3 era del 70.6% y en los genotipos 1-4 del 46.3%, y cuan-
do la estudiamos según monoinfectados o coinfectados por el VIH
encontramos un respuesta de 51.1% y 60.5% respectivamente, no
observándose diferencias significativas pero sí una tendencia a la
significación (p=0.06).
'" La respuesta viral sostenida (RVS) global fue del 38.75%. Cuando
la estudiamos según genotipo encontramos que en los 2-3 era del
62.0% y en los genotipos 1-4 del 25 .4%, siendo estas diferencias
estadísticamente significativas (p<0.05), y cuando la estudiamos
según monoinfectados o coinfectados por el VIH no encontramos
diferencias significativas (36.9.2% vs 40.5%, p=0.10).

RVP(%) RVF (%) RVS (%)


Respuesta global 72 55.6 38.7
Infección por el SÍ 70.4 60.5 40.5
VIH NO 73.2 51.1 36.9

1-4 61.5 46.3 25.4


Genotipo
2-3 91.4 70.6 62.0

CONCLUSIÓN

En nuestra serie de pacientes, al igual que ocurre en el resto del territo-


rio español, el genotipo más frecuente fue el genotipo 1 (62.2% ), seguido
[9] HEPATITIS CRÓNICA POR EL VIRUS C: DATOS EPIDEMIOLÓGICOS ... 665

del genotipo 3 (25.6%). La vía de contagio más frecuente fue la parenteral


aunque, gracias a los programas de prevención y al cambio en los últimos
años del tipo y vía de consumo de drogas, se observa una disminución en
la incidencia si bien persiste una alta prevalencia. En cuanto a los pacien-
tes coinfectados la prevalencia es algo menor que en la Península, esto es
debido en que en las Islas Canarias se ha visto en los últimos años un au-
mento de contagio de la infección VIH vía sexual (sobre todo homosexual,
aunque también heterosexual), y una disminución de nuevos infectados vía
parenteral (sobre todo por una disminución en el consumo de drogas por
dicha vía). El efecto adverso más frecuente fue la toxicidad hematológica
y el síntoma clínico que más referían los pacientes fue la astenia. La res-
puesta global fue siempre mayor para los pacientes con genotipo 2-3 que
para los genotipos 1-4, ya se tratara de monoinfectados o coinfectados con
el VIH. Al contrario de lo encontrado en la mayoría de las series estudia-
das, cuando comparamos la respuesta al tratamiento entre monoinfectados
y coinfectados por el VIH, nosotros obtuvimos una mejor respuesta viral
precoz y una mejor respuesta viral sostenida en los pacientes coinfecta-
dos por el VIH. Esto pensamos que probablemente se deba a que estos
pacientes fueron más seleccionados, con una buena adherencia sin otras
comorbilidades, y se trataba además de un grupo de pacientes con un buen
estado inmunológico basal, encontrándose todos en tratamiento antirretro-
viral con un buen control virológico.
Encontramos entre nuestros pacientes coinfectados con el VIH un ma-
yor número de pacientes con fibrosis avanzada. La influencia negativa del
VIH sobre el VHC ya ha sido descrito en otros trabajos, donde se demues-
tra que la fibrosis hepática en la hepatitis C crónica progresa más rápi-
damente en los pacientes infectados también por el VIH. Por tanto, los
pacientes infectados por ambos virus tienen un mayor riesgo de presentar
cirrosis, luego cirrosis descompensada y después muerte por insuficiencia
hepática. Es por ello que en los últimos años se intenta pautar tratamiento
para el VHC a los pacientes con infección por el VIH, ya que esta es una
causa de morbimortalidad importante entre estos pacientes.
En Canarias existe una prevalencia en la población general similar a la
del resto de Europa (2-3%), y probablemente queda aún un alto número de
pacientes por diagnosticar. En cuanto a las características epidemiológicas,
nuestros resultados no difieren de los encontrados en estudios realizados en
la Península, salvo que en Canarias tenemos un porcentaje algo menor de
coinfectados, debiéndose esto probablemente al cambio en la vía de conta-
gio más frecuente de la infección VIH vista en nuestras islas (predominio
de la vía sexual sobre la parenteral).
666 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Por todo ello, por la gran cantidad de problemas que a la larga puede
ocasionar la infección por el VHC, y por su curso silente que hace muchas
veces difícil su diagnóstico hasta fases avanzadas de la enfermedad, se
intenta un diagnóstico precoz mediante estudios serológicos en Centros de
Atención al Toxicómano (CAD), prisiones del archipiélago (en especial
en «Tenerife Il» en la isla de Tenerife y la prisión «Salto del Negro» en
Gran Canaria), y Centros de Salud, y envío a consultas especializadas de
los Hospitales de Canarias para la valoración de inicio de tratamiento. La
prevalencia en las dos prisiones más grandes de Canarias es similar a la
encontrada en el resto del territorio español (alrededor de un 30%), siendo
por tanto uno de los lugares principales en los que actuar para ofertar trata-
miento e intentar disminuir el número de nuevos casos.
Aunque estamos asistiendo a un adelanto importante en el diagnóstico y
tratamiento de esta enfermedad, hoy por hoy sigue constituyendo un grave
problema de salud pública a escala mundial.

BIBLIOGRAFÍA

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Estimación de la estatura a partir de medidas
transversales de la tibia
en la población prehispánica de Canarias

E. ÜONZÁLEZ REIMERS, J. VELASCO V ÁZQUEZ


y M. ARNAY DE LA RosA

Resumen. El objetivo del presente estudio es analizar la capacidad de estimar la es-


tatura a partir de restos fragmentarios de tibia, en los que aún puedan determinarse
las medidas transversales como anchura epifisaria, perímetro a la altura del orificio
nutricio, perímetro mínimo de la diáfisis, diámetro transverso y diámetro antera-
posterior. El estudio se realizó en 259 tibias, 83 de ellas femeninas, pertenecientes
a la colección antropológica de El Museo Canario. La anchura epifisaria proximal
y perímetro a la altura del orificio nutricio fueron los parámetros que mejor permi-
tieron estimar la estatura en hombres, mientras que fue el perímetro mínimo de la
diáfisis el que mejor estimó la estatura en mujeres, con un error estándar en ambos
casos de unos 4 cm.
Palabras clave: Estatura prehispánica. Longitud tibial. Anchura de la tibia. Po-
blación prehispánica de Canarias.

Abstract. Stature, an important aspect of the osteologic analysis of a given popula-


tion, may be estimated on the basis of tibial length. However, in many instances
only borre fragments are available. This study was performed in order to test the
ability of severa! tibial breadth parameters to estimate tibiallength, and, therefore,
stature. Osteometric information was obtained from 259 complete right tibiae be-
longing to adult prehispanic individuals from Gran Canaria, housed in the Museo
Canario (Las Palmas), 173 males and 86 females. The parameters measured were:
tibial length, proximal and distal epiphyseal breadth, transverse and anteropos-
terior diameter, circumference at the nutrition foramen level and minimum shaft
perimeter. Stepwise multiple linear regression analyses were performed using the
SPSS software statistical pacakage, between tibial length and all the other pa-
rameters, or only the proximal or distal ones, in order to obtain functions usable
even if only borre fragments are available. Circumference at the nutrition foramen
level and proximal epiphyseal breadth, among men, and minimum shaft perimeter
among women allow and approximate estimation of stature, with a standard error
of approximately 4 cm.
Keywords: Stature. Tibiallength. Tibial breadth paramerts. Prehispanic popu-
lation Canary Islands.
670 ESTUDIOS CANARIOS [2]

INTRODUCCIÓN

La estimación de la estatura es un aspecto importante del análisis osteo-


lógico de una población concreta. En efecto, no solo depende de factores
genéticos, sino que también puede informamos acerca de aspectos relati-
vos a la situación económica de la población objeto de estudio, ya que tiene
que ver con el aporte nutricional y las situaciones de estrés nutricional
durante el periodo de crecimiento (Silvertoinen, 2003). La estimación de
la estatura a partir de huesos largos completos puede realizarse utilizan-
do ecuaciones en las que se calcula a partir de la longitud de los mismos
(Feldesmann, 1992). Así, la estatura puede calcularse con facilidad a partir
de huesos como el fémur o la tibia, aunque puede sobreestimarse la talla,
especialmente si se recurre a una de las fórmulas más usadas como la de
Trotter y Gleser (Jantz et al., 1995).
Desgraciadamente, en el contexto arqueológico, los huesos están con
frecuencia fragmentados, de tal manera que es imposible medir la longitud.
Sin embargo, aún en fragmentos óseos, pueden medirse otros parámetros
vinculados a la anchura del hueso. Aunque sujeta a variaciones indivi-
duales, raciales y sexuales, alguna relación de dependencia existe entre
longitud de un hueso largo y parámetros derivados de su anchura (Ho-
lland, 1992). El objetivo del presente estudio es determinar las relaciones
existentes entre parámetros antropométricos derivados de la anchura de un
hueso con su longitud, para, a partir de las mismas, formular ecuaciones
que permitan la estimación de la longitud del hueso -y de esa forma, la
estatura- a partir de fragmentos tibiales.

MATERIAL y MÉTODO

Estudiamos 259 tibias derechas en buen o excelente estado de conser-


vación, pertenecientes a la población prehispánica de Gran Canaria, que
se guardan en El Museo Canario de Las Palmas. La mayor parte de ellas
procede de Guayadeque; aunque su precisa antigüedad es desconocida, es-
tudios con radiocarbono sobre muestras obtenidas en algunas de las múlti-
ples cuevas sepulcrales de Guayadeque arrojan una antigüedad de 875 BP
a 1740 BP (Delgado Darías et al., 2005).
Las siguientes medidas antropométricas fueron determinadas siguiendo
métodos clásicos (Buikstra & Ubelaker, 1994):
Longitud tibial, desde el maleolo medial al cóndilo lateral, mediante un
osteómetro.
[3) ESTIMACIÓN DE LA ESTATURA A PARTIR DE MEDIDAS TRANSVERSALES DE LA TIBIA 671

Circunferencia a nivel del agujero nutricio, mediante una cinta métrica


plastificada.
Perímetro mínimo de la diáfisis, usualmente localizado cerca del extre-
mo distal de la tibia, mediante una cinta métrica plastificada.
Diámetros anteroposterior y transverso a nivel del agujero nutricio, me-
diante un calibre.
Anchura de la epífisis proximal, como la máxima distancia entre ambos
cóndilos.
Anchura de la epífisis distal, como la distancia entre el maleo lo medial
y el centro de la carilla articular para el peroné.
Se estimó el sexo a partir de las funciones discriminantes obtenidas
con estas medidas, tal como comunicamos hace algunos años (González
Reimers et al., 2000). Estimado el sexo de esa manera, 173 de las tibias
incluidas pertenecían a varones, y 86 a mujeres.
Calculamos la estatura aplicando la clásica fórmula de Trotter (Ube-
laker, 1989). Posteriormente analizamos las relaciones entre longitud tibial
y todos los demás parámetros mediante correlación lineal simple en una
primera aproximación y, posteriormente, mediante análisis de correlación
múltiple, introduciendo, por pasos, los parámetros relacionados con la an-
chura tibial para así estimar longitud tibial y estatura.

REsuLTADOS

En la tabla 1 mostramos los valores medios y sus respectivas desviacio-


nes estándar de los distintos parámetros en hombres y mujeres. En la tabla
2 mostramos los coeficientes de correlación entre longitud tibial y el resto
de parámetros antropométricos, tanto en hombres como en mujeres. Es
poderosamente llamativo que la significación estadística sea muy superior
en varones que en mujeres.
La longitud tibial puede estimarse combinando los parámetros antro-
pométricos relacionados con la anchura mediante las siguientes fórmulas,
válidas para hombres:
a) Cuando se introducen todos los parámetros, sólo la circunferencia a
nivel del agujero nutricio (FN) y la anchura de la epífisis proximal
(AEP) son seleccionadas en la fórmula final. Esta fórmula y= 131.925
+ 0.965*FN + 1.85* AEP permite estimar la longitud tibial (y) con
un error estándar de 15.978 mm (r=0.64, p<0.001).
b) La misma fórmula puede aplicarse cuando sólo se dispone del extre-
mo proximal de una tibia.
672 ESTUDIOS CANARIOS [4]

e) Cuando se ha perdido la epífisis proximal (o ambas, proximal y dis-


tal), aún es possible estimar la longitud tibial mediante la ecuación
y= 221.03 + 1.504*FN, con un error estándar de 16.766 mm (r=0.59,
p<O.OOl): basta que se preserve la región del agujero nutricio.

La estatura puede estimarse a partir de la longitud tibial. Por lo tanto no


debe extrañamos que al realizar los análisis de correlación múltiple utili-
zando la estatura como variable independiente los resultados sean super-
ponibles. Así, si disponemos de todos los parámetros, la estatura será, en
hombres, y=111.865 + 0.243*FN + 0.466* AEP, con un error de 4.027 cm
(r=0.64, p<O.OOl), y si carecemos de extremo proximal y distal, la estatura
aún puede estimarse mediante la ecuación y= 134.32 + 0.379 * FN, con un
error de 4.225 cm (r=0.590).
Para las mujeres el único parámetro que se relacionó de forma indepen-
diente con la longitud tibial fue el perímetro mínimo diafisario (PMD), por
lo que la longitud tibial (y) puede estimarse mediante la ecuación y=230.64
+ 1.53 PMD, con un error de 14.206 cm (r=0.4, p<O.OOl). Es evidente que
esta misma fórmula puede aplicarse si falta la epífisis proximal, la distal,
o ambas: basta que esté preservada la parte distal de la diáfisis tibial. De
forma paralela a como expresamos con respecto al varón, la estatura en la
mujer se puede estimar mediante la ecuación y=127.115 + 0.460 * PMD
(r=0.417), con un error de 4.107 cm.

DISCUSIÓN

Como vemos a tenor de los resultados expuestos, nuestro estudio per-


mite sólo una estimación grosera de la talla a partir de algunos parámetros
tibiales relacionados con la anchura. Existen algunos aspectos derivados
de este estudio que merecen comentario; unos son de orden, llamémosle,
local; otros hacen referencia al método en sí mismo.
En primer lugar, la estatura de la población prehispánica de Gran Ca-
naria, sobre todo la masculina, era considerable, especialmente si tenemos
en cuenta que estamos estudiando una población de hace 1000 años. Otros
investigadores ya han estimado, por diversos métodos, la estatura de la
población prehispánica de Canarias. Así, son clásicas las observaciones de
Vemau (1887), quien encontró una estatura de 170 cm en hombres y de 153
cm en mujeres, y de Hooton (1925), quien reportó 166 cm en hombres y
154 cm en mujeres. Más tarde, Schwidetzky, en 1963, encontró 164.2 cm
en hombres y 151.9 cm en mujeres, mientras que García Talavera, en 1992,
[5) ESTIMACIÓN DE LA ESTATURAAPARTIR DE MEDIDAS TRANSVERSALES DE LA TIBIA 673

refiere, para la población de Tenerife, una estatura de 170.5 cm en hombres


y de 156.7 cm en mujeres, aunque no se especifica el método para estimar
el sexo. En cualquier caso, teniendo presente la antigüedad milenaria de los
restos, la talla de la población es considerable, aunque, como señalamos,
las formulas de Trotter y Gleser pueden sobreestimarla un poco.
Existe un dimorfismo sexual acusado. De nuevo, los datos relativos a la
diferencia de estatura entre hombres y mujeres son similares a los obser-
vados por otros investigadores. En este sentido es destacable que Chamla
(1988), al estudiar la población bereber norteafricana antigua, también en-
contrara una estatura considerable y un marcado dimorfismo sexual. Las
Islas fueron colonizadas hace unos 2500 años por poblaciones de origen
bereber norteafricano, y aunque es probable su arribada en diferentes olea-
das -tanto a una misma isla como a las diferentes islas, lo que puede
justificar alguna de las diferencias observables en la cultura material-, un
fondo étnico común es identificable, incluso por métodos genéticos, como
hemos señalado recientemente (Maca-Meyer et al., 2004). De hecho, los
análisis de DNA mitocondrial han abundado en la similitud con la pobla-
ción bereber norteafricana: incluso hoy existe un grado de parentesco de
un 45% entre esta población y la canaria, descendiente también de aquella
otra que arribó a las Islas hace unos 2500 años (Pinto et al., 1996).
Con nuestras ecuaciones hemos visto que es posible estimar la estatura
utilizando sólo fragmentos de tibia. Sin duda, esto tiene considerable in-
terés para el arqueólogo o antropólogo. Nuestros resultados concuerdan
con los referidos por Chibba y Bidmos para la población surafricana de
ascendencia europea (Chibba & Bidmos, 2006); en ese estudio, la anchura
de la epífisis proximal tibial ,para los hombres, y la distal, para las mujeres,
fueron las variables más estrechamente relacionadas con la estatura, con
unos errores estándar ligeramente superiores a los nuestros y en una mues-
tra mucho más corta, de sólo 100 individuos. De nuevo, como en nuestro
estudio, se aprecia que la correlación de los parámetros proximales con
la longitud es más estrecha en los hombres, mientras que en las mujeres
predomina la relación entre longitud y parámetros distales. Parece, pues
que existe un dimorfismo en el modelado, que justifica la total ausencia de
relación entre parámetros relacionados con el foramen nutricio en mujeres,
en contraste con los datos obtenidos en hombres.
Pero además de todas estas consideraciones, y del análisis comparativo
de los resultados, que muestra concordancia con los obtenidos por otros
investigadores en poblaciones de otras latitudes, no podemos olvidar una
limitación que posee nuestro estudio: careciendo -por el momento- de
un método seguro para estimar el sexo, la clasificación en hombres y mu-
674 ESTUDIOS CANARIOS [6]

jeres se basa en funciones discriminantes que si bien se obtuvieron de es-


queletos completos en los que el sexo fue diagnosticado a partir de rasgos
pélvicos, no dejan por eso de ser estimaciones estadísticas. Aunque el sexo
diagnosticado a partir de rasgos pélvicos es bastante preciso, siempre hay
un pequeño margen de error, que podría justificar que alguna tibia clasifi-
cada como masculina fuera realmente femenina, y que, al ser incluida en
las fórmulas indicadas, distorsionara un poco los resultados. Esto ha de
tenerse en cuenta en todo estudio en el que se busquen diferencias entre
sexos; como ya señalamos en otro trabajo en esta misma revista (González
Reimers et al., 2002), no nos vale ni siquiera recurrir a fórmulas derivadas
de la población actual -con diagnóstico de sexo seguro- ya que puede
ser algo diferente de la prehispánica. En este sentido, el diagnóstico de
sexo por métodos genéticos, como recientemente hemos publicado (Amay
de la Rosa et al., 2007), abre una ventana de esperanza, pudiendo solucio-
nar el actual dilema.

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676 ESTUDIOS CANARIOS [8]

Tabla l. Media (x), y desviación estándar (SD) de tibias masculinas


y femeninas

Hombres (n=173) Mujeres (n=86)


n X±SD n X±SD t
Longitud Tibial 173 365.85 ± 20.54 86 333.02 ± 15.39 13.09
Anch epifisaria prox. 173
.76.19 ± 3.67 86 66.31 ± 3.17 21.34
Diámetro anteroposterior 173 36.36 ± 2.84 86 30.27 ± 2.29 17.31
Diámetro transverso 173 24.31 ± 1.99 86 20.30 ± 1.55 16.37
Circunferencia en el
164 96.25 ± 8.11 81 80.98 ± 6.41 14.80
Agujero nutricio
Perímetro mínimo 173 78.45 ± 4.77 86 67.91 ± 3.89 17.76
Anch. epifisaria distal 164 44.69 ± 4.04 78 39.87 ± 1.84 10.05
Estature (cm) 173 170.81 ± 5.18 86 157.95 ± 4.25 19.86

Tabla 2. Correlaciones entre longitud tibial y parámetros transversales


de la tibia

Hombres (n=173) Mujeres (n=86)


Longitud Tibial Longitud Tibial
Anch. Epifisaria prox. 173 r=O. 55 *** 86 r=0.34 **
Diámetro anteroposterior 173 r=O. 53** 86 r= 0.29 **
Diámetro transverso 173 r=O. 38 *** 86 r=0.28 **
Circunference en agujero
164 r=O. 59*** 81 r=O.l2
Nutricio
Perímetro mínimo 173 r=O. 47 *** 86 r=O. 38 **
Anch. Epifisaria distal 164 r=0.32 ** 78 r= 0.27 *

*=p<0.05; **=p<O.Ol; ***=p<O.OOl


El Doctor López Canario y sus comentarios al
De temperamentis de Galeno (1565)

JusTo PEDRO HERNÁNDEZ GoNZÁLEZ

Resumen. En este trabajo se ha estudiado la vida del Doctor Gaspar López y su li-
bro titulado In Libros Galeni De Temperamentis novi et integri commentrii (1565).
El Doctor López nació en Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias) en 1528 y
murió probablemente después de 1565. Aunque estudió Medicina en la Universi-
dad de Valencia, existen varios datos que indican que estudió al menos un periodo
de su carrera de Medicina en la Universidad de Alcalá. El Doctor López es el
único canario que ha hecho unos comentarios al De temperamentis de Galeno. Tan
importante contribución muestra que desempeñó un papel relevante dentro de la
medicina renacentista europea.
Palabras clave: Gaspar López; Islas Canarias; De temperamentis; medicina
renacentista.

Abstract. In this paper, the life of Doctor Gaspar López and his book entitled In
Libros Galeni De Temperamentis novi et integri commentrii (1565) have been stu-
died. Doctor López was bom in Las Palmas de Gran Canaria (Canary Islands) in
1528 and he died probably after 1565. Though he studied Medicine in the Univer-
sity ofValencia, several data support that he studied a period at least ofhis career
ofmedicine in the University ofAlcalá. Doctor López is the only one native ofthe
Canary Islands who has carried out a commentary to the Galen's De temperamen-
tis. Such a significant contribution shows that he played a relevant role within the
European Renaissance Medicine.
Key words: Gaspar López; Canary Islands; De temperamentis; Renaissance
Medicine.

INTRODUCCIÓN

No hace mucho tiempo, buscando en Internet títulos de tratados de me-


dicina del Renacimiento, topé casualmente con un elenco de libros conser-
vados en una casa de noble apellido, el cual ni siquiera recuerdo. Al repasar
los nombres de los autores, me sorprendió ver allí un tal López Canario. La
alegría de su posible origen canario se vio moderada por el título del cual
ara autor, pues el De temperamentis de Galeno es uno de sus libros más
678 ESTUDIOS CANARIOS [2]

VI
1 N T E G it I C O M M E N T A 1l I J"

.J

co l.
[3] EL DOCTOR LÓPEZ CANARIO Y SUS COMENTARIOS AL DE TEMPERAMENTIS ... 679

difíciles, por la materia que trata, por su contenido excesivamente libresco


y por sus muchas disquisiciones, que hoy, tal vez anacrónicamente, llama-
ríamos bizantinas.
Como es lógico, acudí a las fuentes y pedí a la Biblioteca Histórica
Marqués de Valdecilla, donde se conservan todos los libros de la antigua
Universidad Complutense, la de Alcalá de Henares, una copia digitalizada.
El título reza así:

in quibus jere
JN LIBROS GALENI DE TEMPERAMENTIS NOVI ET INTEGR! COMMENTAR!I,
omnia, quae ad naturalem medicinae partem spectant continentur, opus non
solum medicis, sed etiam philosophis apprime utile. Gaspare Lopez Canario
Ossuna professore publico, & Ilustrissimi D.[omini] Petri Gyron Ducis de
Ossuna, Comitisque de Ureña medico, Autore. Cum Privilegio Regis. Compluti.
Apud Petrum Robles & Franciscum Cormellas. Anno Do mini. 15 65 1•

BIOGRAFÍA

Pero, ¿es canario? y, en caso afirmativo, ¿de qué isla? Nos lo dice él
mismo (López, 1565, f. 36v):

todos alaban más el cielo de las Islas Afortunadas, mi patria, que el cielo
español, porque allí casi siempre la primavera es temperada, aunque el español
no sea muy intemperado.

¿En qué isla nació? Tenemos su partida de bautismo (Millares, 1932,


pág. 333):

Las Palmas, 10 de enero de 1528. Gaspar. Jueves, x de enero de MDXXVIII años,


yo el maestro Villalobos, cura desta Santa Iglesia Catedral, baptizé un hijo de
Francisco López, boticario, y de su muger legítima. Llamóse Gaspar. Fueron
sus padrinos Joan de Civerio y Francisca Larra. Las Palmas, Archivo Parroquial
de San Agustín, Bautismos, libro 1, folio antepenúltimo vuelto.

1
Comentarios íntegros y nuevos a los libros sobre los temperamentos de Galeno, en
los cuales se contienen casi todas las cosas que miran a la parte natural de la medicina, obra
útil de manera superior no sólo para los médicos, sino también para los filósofos. Autor
Gaspar López Canario, profesor público en Osuna y médico del ilustrísimo señor Pedro
Girón duque de Osuna, y conde de Ureña. Con privilegio del Rey. En Alcalá, cabe Pedro
Robles y Francisco Cormellas. Año del Señor 1565. Todas las traducciones del original
latino son del autor.
680 ESTUDIOS CANARIOS [4]

Vemos que era hijo de un boticario de Las Palmas. Desconocemos su


fecha de muerte, que será posterior a 1565, fecha de la publicación de su
libro. En cuanto a sus estudios, al decir de Francisco Rodríguez Marín,
discípulo de Marcelino Menéndez Pelayo, era licenciado en artes por la
Universidad de Toledo, doctor en Medicina por la Universidad de Valencia
y fue nombrado maestro en artes por la Universidad de Osuna el 1O de
febrero de 1558 (Millares, 1933, págs. 331-333).
En el libro Gaspar llama a Pedro Jaime Esteve su maestro (López, 1565,
f. 97r). Pedro Jaime Esteve (tl547) estudió medicina en Valencia y fue ca-
tedrático de griego en esa universidad desde 1531 hasta su muerte en 1547,
lo que podría indicar que enseñase griego a nuestro autor (Santamaría,
2003, págs. 47-48). Sin embargo, tenemos datos que avalan que estudió
también en Alcalá. El más interesante hace referencia a sus estudios allF
(López, 1565, f. 54v); pero además menciona a Cristóbal de Vega como su
maestro y a Francisco Valles como su condiscípulo (López, 1565, f. 65v):

Como hizo notar eruditamente Cristóbal de Vega mi maestro doctísimo ...

Y un poco más abajo:

Francisco Valles condiscípulo nuestro, en el capítulo 8 del primer libro de


las Controversias, se ríe del maestro doctísimo Vega con un vocablo menos
honesto de lo que conviene ...

Y también cita a Fernando Mena como maestro suyo (López, 1565, f.


92v):

De cuyo asunto extensamente escribió Fernando Mena, varón doctísimo y mi


maestro, comentando el libro de Galeno sobre las orinas ...

Tanto Cristóbal de Vega (1510-1573) como Fernando Mena (1520-


1585) fueron catedráticos en Alcalá. En cuanto a Francisco Valles (1524-
1592), primero fue alumno y más tarde sucedió a Vega en su cátedra (Her-
nández, 1997, págs. 33-46).
Pero hay más. En el libro de grados de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Alcalá figura un Gaspar López, que ya era licenciado en
artes y que se bachilleró en medicina el26 de marzo de 1552, aunque no

2
Vidi ego compluti, dum illic litteris operam navarem ... (yo [lo] he visto en Alcalá de
Henares, cuando yo me ocupaba [estudiaba] allí en [de] letras ... ).
[5] EL DOCTOR LÓPEZ CANARIO Y SUS COMENTARIOS AL DE TEMPERAMENTIS ... 681

consta su naturaleza (Alonso, 1945, pág. 248). Sea como fuere, las fechas
cuadran, aunque nos resta revisar los archivos de la Universidad de Va-
lencia. Con todo, sí podemos afirmar que nuestro autor frecuentó las dos
Facultades de Medicina, que eran en ese momento las mejores de España
y cabezas de puente del galenismo humanista.
Sobre su vida sabemos que estuvo casado y que al menos tuvo un hijo.
Aunque se dice veladamente, parece que fue profesor en la de Sevilla an-
tes de incorporarse a la Universidad de Osuna en 1557. Desde 1554 tenía
ya preparados sus Comentarios, pero su cargo de médico del duque y su
cátedra de vísperas en Osuna le impidió culminados. Lo hizo más tarde,
para consolarse de la muerte de su mujer y de su hijo (Millares, 1933, págs.
331-333).

LAS TENDENCIAS DEL GALENISMO RENACENTISTA

El galenismo, cuerpo de doctrina desarrollado, establecido y sistemati-


zado por los seguidores de Galeno a partir de su obra, cuenta con diversas
tendencias o corrientes que pueden servir de marco general para compren-
der algunas cuestiones relativas al libro de Gaspar López en el contexto de
la medicina del xvr.
La primera de dichas tendencias es meramente una continuación del
galenismo tardo-medieval. Las obras de Galeno y de los principales médi-
cos griegos son traducidas al árabe desde el siglo vn en adelante. Avicena
(980-1 03 7) sistematizará en su Canon medicinae todo el saber médico del
galenismo, convirtiéndose a su vez en el principal autor de la medicina
greco-arábiga. Desde el siglo XI hasta el xm los textos griegos clásicos son
vertidos al latín junto con los de Avicena y de otros médicos greco-arábi-
gos, especialmente en Salema (via italica) y Toledo (via hispanica). Estas
traducciones latinas, llenas de términos árabes, fueron fundamentales para
que el galenismo fuera asimilado en la Europa tardo-medieval. El texto
médico fundamental fue la versión latina del Canon, por lo que esta co-
rriente es conocida como galenismo avicenista. Realmente, nunca llegará
a perder totalmente su vigencia hasta bien entrado el siglo xvm, aunque
durante las décadas centrales del XVI, hasta finales de la década de los 70,
fue combatida, pasando a un segundo plano frente al galenismo huma-
nista, adoptado por los médicos cultivadores del humanismo renacentista.
En el campo de la medicina, los seguidores del humanismo corrigieron
meticulosamente y editaron los textos de Galeno, Hipócrates y de los de-
más clásicos griegos, y también sus traducciones latinas. Pensando que los
682 ESTUDIOS CANARIOS [6]

árabes habían malinterpretado los textos clásicos tildaron de barbari a los


médicos que permanecieron fieles al galenismo avicenista. Por este motivo
despreciaron el Canon y prefirieron las obras del mismo Galeno, algunas
de las cuales eran desconocidas en la Edad Media. Esta tendencia se llama
galenismo humanista.
Hacia finales de los años 70 el programa humanista se agotó, lo que,
junto a otras causas de diversa índole, produjo un galenismo que podríamos
llamar escolástico, al que volvieron a entrar todos los autores sin ningún
empacho, usando tanto las versiones greco-islámicas como las humanistas
(Hemández, 1997, pág. 17).

JN LIBROS GALENI DE TEMPERAMENTJS NOVJ ET JNTEGRI COMMENTARII

Antes de comenzar con el estudio del libro, merece la pena explicar el


concepto de temperamento (constitución) según Galeno, que elaboró su
doctrina de la constitución dentro de la tradicional teoría hipocrática de los
temperamentos.
Hace depender la diversidad de las naturalezas orgánicas individuales
de la mezcla o composición de las cuatro cualidades. Estableció una prime-
ra posibilidad teórica consistente en un perfecto equilibrio en la mezcla de
las distintas cualidades, y consideró posteriormente el predominio de una
o de dos de ellas. De acuerdo con este criterio deductivo, describió nueve
temperamentos generales o universales: «un temperamento temperado y
ocho intemperados, de los cuales cuatro son simples -húmedo, seco, frío
y cálido- y cuatro compuestos: húmedo y cálido; seco y cálido; frío y
húmedo: frío y seco». Junto a ellos tuvo también en cuenta Galeno los
diferentes «temperamentos particulares», propios de cada una de las partes
del cuerpo.
El «temperamento universal» no es más que el resultante de esos tem-
peramentos parciales, y viene a ser coincidente, al menos en teoría, con el
propio de la piel. Ahora bien, Galeno hace intervenir una serie de criterios
que enriquecen y dotan de flexibilidad al esquema antes ofrecido. Desta-
caremos fundamentalmente tres: el factor hereditario, encontrándose en
él la idea explícita de que los temperamentos se transmiten por herencia;
la extraordinaria importancia que concede al factor que hoy llamaríamos
ambiental, subrayando sobre todo el papel modificador de los hábitos ali-
menticios y del régimen de vida y, especialmente, el decisivo papel que
desempeña el ambiente físico, muy en la línea de la espléndida tradición
del escrito hipocrático Sobre los aires, las aguas y los lugares; y, por últi-
[7] EL DOCTOR LÓPEZ CANARIO Y SUS COMENTARIOS AL DE TEMPERAMENTJS ... 683

mo, la consideración de un temperamento propio para cada edad humana,


de indudable interés clínico.
N o se contentó Galeno con esta doctrina general, sino que se preocupó
también por los fenómenos orgánicos que acompañan a los temperamentos
y que posibilitan el conocimiento de los temperamentos individuales, tanto
«universales» como «particulares». Dichos fenómenos orgánicos son: el
hábito corporal, la consistencia de los materiales orgánicos, el grado y dis-
tribución de la vellosidad, la temperatura somática y también la amplitud
y estrechez de las venas. Dejando de lado las abundantes implicaciones
clínicas, dietéticas, higiénicas, psicológicas y terapéuticas de su doctrina
de los temperamentos, es interesante conocer la explícita opinión de Gale-
no acerca de la óptima constitución corporal y del buen hábito somático.
Galeno hace coincidir la constitución óptima con la que aleje más de la en-
fermedad y mejor predisponga a la salud. Ello se manifestará por el hábito
somático que más probada seguridad demuestre en este sentido y por la fir-
meza con que realice las funciones orgánicas. Insiste Galeno en que en esa
constitución óptima, «todas las partes similares (tejidos) tienen la temperie
propia o adecuada, mientras que las partes instrumentales o disimilares
(órganos, vísceras) están equilibradamente constituidos en lo referente a
su tamaño, número, estructura y colocación» y se aplica a continuación a
definirla por su capacidad de resistencia a las causas de enfermedad.
La seguridad en el hábito somático se refiere, en la doctrina de la cons-
titución de Galeno, a la predisposición a la salud y al alejamiento de la
posibilidad de enfermedad (García Ballester, 1972, págs. 248-249).
Entrando ya en el estudio del libro, Gaspar lo dedica a su patrón pues el
título de su epístola nuncupatoria reza así:

Al ilustrísimo y clarísimo príncipe adornado de todas las virtudes, su patrón


Señor Pedro Girón, duque de Osuna, y Conde de Ureña. Gaspar López.

Y como es legítimo suponer, el duque habría ayudado a la edición del


libro con su influencia y con su dinero. Allí le cuenta lo que hemos dicho
más arriba, cómo lo tenía preparado en 1554 y diversas tareas le impidie-
ron darlo a la imprenta hasta que, once años más tarde, su obra vio la luz.
Pero más interesante es el prefacio al lector donde señala lo difícil que
es entender este libro de Galeno, especialmente el tercero. De hecho sólo
ha habido dos autores que lo han comentado. El primero, cierto Jeremías
Thriverio Brachelio (se refiere a Jérémie de Dryvele, 1504-1554) (Durling,
1961, pág. 267, n° 18), catedrático de Lovaina, según he oído, que turbado
tanto por su debilidad de ingenio como por la dificultad del asunto, no aspi-
684 ESTUDIOS CANARIOS [8]

ra a otra cosa que no sea mentir en aquello de que Galeno no estaba en sus
cabales cuando escribió aquello. El segundo -dice Gaspar- es Leonhart
Fuchs (1501-1566) (Durling, 1961, pág. 291, no 114) que, como se ve en
los comentarios de éste, yerra más defendiendo a Galeno que el primero
(Jérémie) acusándolo. Es aquél (Fuchs), como conocen todos los que son
peritos en este arte, docto en lenguas, tan ignorante precisamente de las
cosas como lo son muchos de los que en estos tiempos siguen la deprava-
dísima herejía de Lucero. Ciertamente, por esa razón, como es hereje, lo he
juzgado indigno de traerlo a colación, que no quiero acordarme de él.
El libro de nuestro autor también lo consigna Durling (Durling, 1961,
pág. 275, n° 4). Y nos explica Gaspar que él, debido a la dificultad de esta
obra, y como la razón lo pedía, al ser seguidor de Galeno, aceptó defender
su causa, por lo que le plugo sacar a la luz estos comentarios. Y uno de los
motivos fundamentales aducidos por nuestro autor es que en este libro de
Galeno se recoge toda la parte natural de la medicina, siendo así mucho
más fácil estudiarla, sin tener que acudir a otros muchos libros tanto de
Hipócrates como de Galeno y también de otros autores.
Cuando Gaspar hace referencia en el título a los filósofos, no se trata
de los cultivadores de la filosofía tal como ahora la entendemos, sino de la
llamada philosophia naturalis, esto es, la citmcia en general y las ciencias
naturales -en su sentido clásico- en particular (Hemández, 1997, pág.
16). En suma se trata de la introducción a la medicina y del estudio de sus
fundamentos.
Esta obra de Galeno consta de tres libros: el primero atañe al concepto
de temperamento en general y a los temperamentos de las cosas, de los
climas, de los lugares y de las estaciones; el segundo, a los temperamentos
del hombre y de sus componentes; y, finalmente, el tercero, a los tempera-
mentos de los medicamentos simples.
El texto de Galeno aparece en letra cursiva y grande; y a continuación
los comentarios de nuestro autor en letra redonda y más pequeña.

CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO

Del libro primero cabe resaltar el concepto de temperamento. Se trata


de cierta mezcla conveniente de lo caliente, lo frío, lo húmedo, y lo seco,
en orden a la generación de algún mixto. Nuestro autor describe los dos
tipos de temperamento que existen en todos los mixtos: en potencia y en
acto.
[9] EL DOCTOR LÓPEZ CANARIO Y SUS COMENTARIOS AL DE TEMPERAMENTJS... 685

Se describen los nueve géneros de temperamentos. El primero de todos,


en dignidad y, por tanto, el primero que debe enseñarse, es el que es medio
en toda su substancia, pues éste debe tenerse como regla o canon y consi-
derarse como la estatua de Policleto. Y será tal, entre lo caliente y lo frío, el
que proceda de la mezcla de agua hirviendo y agua helada, a partes iguales.
Si las cuatro substancias de los elementos se mezclan a partes iguales, me-
diando la acción y la pasión, se producirá el medio exquisito y simple, que
será el medio en toda substancia de todas las cosas; y es manifiesto que es
temperatísimo en el cuerpo humano, tal y como se percibe en la piel.
Pero más interesantes son las consideraciones que nuestro autor hace
en el segundo libro. Pues aquí se plantea el problema del alma. Fue ésta la
única dificultad que surgió para cristianizar a Galeno, pues Galeno sostiene
que el carácter de una persona, su inteligencia, sus cualidades espirituales
proceden de los temperamentos de las partes de su cuerpo (García Balles-
ter, 1972). Veamos cómo reacciona nuestro autor (López, 1565, f. 54v):

Yo que soy cristiano, y creo firmemente que nuestra alma ha sido creada por
Dios de novo, y no sigue la proporción del temperamento del cuerpo, no soy
adicto a las sectas de los médicos, que consideran que las costumbres del ánimo
(alma) siguen el temperamento del cuerpo: sino que creo certísimamente y
cada día lo experimento, que no en razón del temperamento, sino en razón de
la voluntad de Nuestro Señor y de la gracia del Espíritu Santo se distribuyen a
los hombres los dones del ingenio y la belleza del cuerpo.

Luego pone varios ejemplos que contradicen el aserto de Galeno. Este


tema es importante. Pensamos que nuestro autor tiene miedo a la Inqui-
sición. De hecho, Juan Huarte de San Juan (1529?-1588) (Huarte, 1575)
compuso un interesante libro basado en el libro de Galeno que nuestro
autor critica: Quod animi mores corporis temperamenta sequantur; el cual
fue censurado por el Santo Oficio por ello. Por eso nuestro autor pone tanto
celo en combatir esta doctrina de Galeno.
Pero un problema parecido se vuelve a plantear al tener que comen-
tar Gaspar las doctrina de las tres almas de Platón, la cual sigue Galeno:
alma racional (encéfalo), alma irascible (corazón) y alma concupiscible
(hígado). A lo cual, entre otras cosas, responde López del siguiente modo
(López, f. 57v):

Por lo que finísimamente creemos lo que ha sido establecido en el Concilio de


Vienne (1312), bajo Clemente v, que el alma racional es esencialmente y por sí
la forma de todo el cuerpo humano, y es hereje quien afirme otra cosa.
686 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Lo que nos confirma en la posibilidad de que nuestro autor tuviera mie-


do a la Inquisición. De todas formas, esta dificultad se resuelve más fácil-
mente; basta que en vez de almas se diga facultades.
Más adelante nos encontramos con un hermoso tipismo canario. Veá-
moslo (López, f. 111):

el estómago (de temperamento) caliente digiere mucho mejor la carne de


cerdo que los alimentos suaves, como los peces de roca, de los cuales nosotros
conocemos el escaro, que nosotros llamamos sama roquera, o sargo roquero.
El escaro moteado, llamado por nosotros canarios braca, el tordo (pez)
llamado por nosotros vieja, por los españoles salmonete: de las cuales en las
Islas Afortunadas hay abundantísima cantidad. Nosotros llamamos a la perca
cabrilla ...

El libro tercero, consagrado al temperamento de los medicamentos, es


el más libresco y farragoso de todos; sin embargo, tiene un punto de ame-
nidad al citar nuestro autor el más famoso de todos los tipismos canarios
(López, f. 118v):

maza (especie de pastel), es lo que los canarios llamamos gofio amassado, el


cual no usan los españples ...

Y para terminar este último apartado citaremos una llamativa referencia


religiosa al terminar su libro, nada común en un tratado renacentista (Ló-
pez, f. 154v):

y así en alabanza de Cristo y de su Santísima Madre doy fin al tratado sobre


los temperamentos.

CITAS

Llama poderosamente la atención las citas de tipo religioso y las refe-


rencias a autoridades teológicas como Santo Tomás y San Alberto Magno
-aunque esta última sea negativa-. Pensamos que no es más que un me-
canismo de defensa y que Gaspar López se venda la herida antes de curar-
la. Por otro lado son infinidad los autores y los libros que cita. Muchos de
ellos son contemporáneos, a los que de ordinario refuta: Thriverius (siem-
pre), Francisco Valles, Leonhart Fuchs y Marsilio Ficino; aunque men-
ciona a otros laudatoriamente: Cristóbal de Vega, Fernando Mena, Pedro
Jaime Esteve, Erasmo, Pico della Mirandola y Vesalio. Naturalmente hace
[11] EL DOCTOR LÓPEZ CANARIO Y SUS COMENTARIOS AL DE TEMPERAMENTJS ... 687

referencia a todos los libros que tratan de la parte natural de la medicina


tanto del Corpus Hippocraticum como del Corpus Galenicum.
De ordinario suele ser respetuoso, aunque los contradiga, con los re-
presentantes de la medicina greco-arábiga, sobre todo con Avicena. Sin
embargo, su actitud es muy distinta en relación con los autores tardo-me-
dievales que comentan el Canon o que lo resumen: el ejemplo más claro
es el de Tomas de Garbo (t 1370), autor de una especie de compendio del
Canon titulado Summa Medicinalis. Y como no podía ser de otro modo, se
hace eco de todos los autores de estirpe helénica: Sócrates, Platón, Aristó-
teles, Eurípides, Posidonio, Pólibo, Hipócrates, Galeno, Actuario, Homero
y Tucídides.

CONCLUSIÓN

Al comenzar el libro tercero campea lo siguiente: Gaspare Lopez Nu-


zeda enarratore; es decir Gaspar López Nuceda comentador. Por tanto, ya
sabemos que se llamaba Gaspar López Nuceda y lo de Canario lo usaba
por amor a su patria.
Gaspar López de Nuceda, claro seguidor del galenismo humanista del
XVI -lo que se aprecia por los autores y libros citados-, es el único autor
canario que hace un comentario a una obra de Galeno, lo que proporciona
a su labor una trascendencia capital, máxime cuando comenta uno que sólo
dos autores se han atrevido antes a hacerlo: el De temperamentis; y dos
autores, aunque Gaspar quiera negarlo con el fin de hacer ver al lector que
él es mejor que ellos, de primer orden en la medicina europea del siglo xvr.
Pero, por eso mismo, también nuestro Gaspar entra de lleno en la medicina
europea del XVI, con un elevado índice de impacto acumulado, como di-
ríamos hoy. Su libro se encuentra en la Biblioteca de Libros Coloniales de
Medicina, en el Archivo Histórico del Colegio Mayor Nuestra Señora del
Rosario en Bogotá, en la British Library, Biblioteca Nacional, Biblioteca
de El Escorial, Biblioteca Mazarine (París), Academia de Medicina de Se-
villa y en la Biblioteca del Catedrático de Anatomía de Salamanca Cosme
de Medina (Santander, 1999, pág. 70, n° 50).
Pero, tal vez, para nosotros sea más entrañable que el libro de Gas-
par López Nuceda sea el primer libro científico que menciona el gofio
amasado.
688 ESTUDIOS CANARIOS [12]

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Líneas de Harris y estatura en la población
prehispánica de Tenerife preservada en el
Instituto Cabrera Pinto (La Laguna)

EMILIO GoNZÁLEZ REIMERS, MATILDE ARNAY DE LA RosA


y J. VELASCO V ÁZQUEZ

Resumen. Las líneas de Harris se observan como líneas transversales de mayor


opacidad radiológica en la diáfisis de huesos largos. Aunque se discute su pato-
genia, clásicamente han sido interpretadas como indicadoras de un episodio de
stress nutricional durante el crecimiento. Hemos estudiado la presencia y número
de líneas de Harris en radiografías de tibia derecha en 41 individuos prehispánicos
de Tenerife, preservados en el Instituto Cabrera Pinto de la ciudad de La Laguna,
comparándolos con 304 individuos de Gran Canaria. A partir de datos antropomé-
tricos se estimó también la talla y el sexo. La prevalencia de líneas de Harris fue
superior en la población de Tenerife, particularmente en mujeres, quienes presen-
taban además una talla inferior a la de las mujeres grancanarias. Además de los
picos de incidencia durante el primer año de vida y la adolescencia, presentes en
ambos sexos, se observa también una mayor fecuencia de líneas de Harris en niñas
de 3 a 8 años, lo que sugiere peor estado nutricional que los niños de esa edad.
Palabras clave: líneas de Harris. Estatura prehistórica canaria. Crecimiento.
Nutrición.

Abstraet. Transverse radiopaque lines (Harris lines) have been interpreted as man-
ifestations of bone growth arrest due to nutritional stress. We performed plain X
ray film of the right tibia to 41 adult prehispanic individuals, whose remains are
preserved at the Instituto Cabrera Pinto (La Laguna), and compared them with 304
prehispanic individuals from Gran Canaria. These last showed less Harris lines
than the population from Tenerife -a result especially striking among women.
Women from Tenerife also showed a shorter stature. Besides two incidence peaks,
one about 1 year and another around adolescence, affecting both sexes, women
also showed an increased incidence ofHarris lines at 3- 8 years age, thus suggest-
ing a worse nutritional status than boys.
Keywords: Harris lines. Prehispanic Canary Islapds. Nutrition. Growth. Stature
estimation.
690 ESTUDIOS CANARIOS [2]

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

Las líneas de Harris, o líneas transversales radio-opacas, constituyen


un hallazgo observado con cierta frecuencia en poblaciones prehistóricas
o actuales, especialmente en países del tercer mundo (Amay de la Rosa et
al., 1994; Me Henry y Schulz, 1976; Wing y Brown, 1979; C1arke, 1982;
Velasco-Vázquez et al., 1999), asociada al consumo de alcohol en la ado-
lescencia (González-Reimers et al., 2006) así como, tanto a nivel experi-
mental como clínico, en algunos procesos sistémicos graves (Park, 1964;
Acheson, 1959). Se piensa que reflejan episodios de detención del creci-
miento del hueso secundario a una situación de desequilibrio entre oferta
y demanda de nutrientes, aunque la patogenia es controvertida (Hummert
y Van Gerven, 1985), y además se ha comprobado que pueden llegar a
reabsorberse y desaparecer. No obstante, su presencia en situaciones de
malnutrición o en presencia de sustancias que inhiben el crecimiento óseo,
como el alcohol, las convierte en un marcador interesante de eventuales
situaciones de desequilibrio entre oferta y demanda de nutrientes durante
el periodo de crecimiento.
Otro parámetro de interés en este mismo sentido es la estatura. Aunque
está fuertemente condicionada por factores genéticos y hormonales, una
situación de desequilibrio entre oferta y demanda de nutrientes durante el
crecimiento puede condicionar una talla más corta (Silventoinnen, 2003).
En el presente trabajo hemos determinado la presencia de líneas de
Harris en la población adulta prehispánica de Tenerife a partir de las tibias
derechas preservadas en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna. Aunque
no son conocidos los detalles relativos al yacimiento funerario concreto,
sí que consta que proceden del área de Tegueste/Tejina (Bco. del Agua de
Dios). Por lo tanto, esta muestra representa, en el mejor de los casos, exclu-
sivamente a la población de esa área, y no a la de la isla en su conjunto.

MATERIAL y MÉTODO

Se incluyeron en el estudio 41 tibias derechas pertenecientes a la colec-


ción antropológica del Instituto Cabrera Pinto de La Laguna, todas ellas
correspondientes a individuos adultos, con las epífisis totalmente soldadas.
Todas ellas fueron sometidas a estudio radiográfico convencional, en el
que valoramos la existencia de líneas de Harris, el número de éstas, y su
localización proximal o distal. La valoración se hizo por dos observadores
independientes, siguiendo los criterios de Gam et al. (1968) y Gindhart
[3) LÍNEAS DE HARRIS Y ESTATURA EN LA POBLACIÓN PREHISP ÁNICA DE TENERIFE 691

(1969), y se calculó la edad de formación de estas líneas siguiendo a Clar-


ke (1982). Para el análisis del número de líneas y su edad de formación se
utilizaron sólo las líneas de la extremidad distal de la tibia.
Además realizamos un estudio antropométrico, con los objetivos de
poder estimar la talla siguiendo a Ubelaker (1989) y estimar el sexo, apli-
cando las funciones discriminantes obtenidas para la población prehispá-
nica de Gran Canaria y El Hierro (González Reimers et al., 2000). De esta
forma se logró clasificar correctamente a 26 individuos, 15 varones y 11
muJeres.
Comparamos los resultados con los obtenidos en una amplia serie de la
población prehispánica de Gran Canaria, mediante la t de Student si com-
parábamos parámetros que se distribuían normalmente, o mediante diver-
sos tests no paramétricos, como U de Mann Whitney y rho de Spearman si
las variables no presentaban una distribución normal.

RESULTADOS

Globalmente, la población prehispánica de Gran Canaria presentaba


menor cantidad de líneas de Harris que la preservada en el Instituto Cabre-
ra Pinto (2=4.60, p<0.001 ). En efecto, el número medio de líneas de Harris
por individuo fue de 4.95 en la población de Tenerife , con una mediana
de 4 y un rango intercuartílico de 1-8, mientras que la media de líneas de
Harris en la población de Gran Canaria fue de 1.83, con una mediana de 1 y
un rango intercuartílico de Oa 3. No obstante, 19.5% de la población de Te-
nerife no presentaba ninguna línea, frente a 15.2% de la población de Gran
Canaria (X2=1.4, NS). En cambio, la proporción sí era significativamen-
te diferente entre ambos grupos con respecto al porcentaje de individuos
con 10 o más líneas: 17.07% en Tenerife frente a 0.2% en Gran Canaria
(p<0.001 mediante el test exacto de Fisher). Es decir, la mayor cantidad
de líneas de Harris observada en la población de Tenerife obedece sobre
todo a una mayor proporción de individuos con muchas líneas de Harris,
ya que incluso la proporción de individuos sin ninguna línea es superior en
la población de Tenerife.
Con respecto al sexo no hubo diferencias en varones (2=1.32, p=O.l9),
presentando los de Tenerife una media de 3.87 líneas (mediana=2, rango
intercuartílico=0-7) y los de Gran Canaria una media de 1.86 líneas (me-
diana=2, rango intercuartílico=0-3), pero sí en mujeres, siendo significa-
tivamente más frecuente la cantidad de líneas de Harris en la población
femenina de Tenerife, con 6.36líneas (mediana=6; rango intercuartílico=3-
692 ESTUDIOS CANARIOS [4]

8) que en la de Gran Canaria (media=1.76; mediana= 1, rango intecuartí-


lico=0-2; Z=3.58, p<O.Oül). La proporción de varones con ninguna línea
fue ligeramente (pero no significativamente) más elevada en la población
de Tenerife (17.9%) que en la de Gran Canaria (15.6%), pero también la de
individuos con 10 o más líneas (7.2% frente a 0%). Solo un 6.3% de muje-
res de Tenerife no tenía ninguna línea de Harris frente a 15.4% de mujeres
de Gran Canaria; en cambio más de 1O líneas de Harris estaban presentes
en 0.5% de la población femenina de Gran Canaria, pero en 12.5% de la
de Tenerife; estas diferencias de proporciones son estadísticamente signifi-
cativas (p<O.OO 1). Sin embargo, las diferencias entre sexos en cada isla no
fueron estadísticamente significativas (Z= 1.49 en Tenerife y O. 78 en Gran
Canaria).
La población masculina de Gran Canaria presentaba una talla estimada
ligeramente superior (170.81± 5.18 cm) a la de Tenerife (168.95± 5.23),
aunque las diferencias no fueron significativas (t=1.38). En cambio, lapo-
blación femenina de Gran Canaria sí era significativamente más elevada
(158.01± 4.49) que la de Tenerife (154.47 ± 5.23, t=2.84, p=0.006). Se
observó una tendencia que roza el nivel de significación estadística a una
menor talla (150.92 ± 5.22 cm vs 157.81 ±4.39 cm, t= 1.84) en las mujeres
con 7 o más líneas de Harris en comparación con las que tenían 3 líneas de
Harris o menos, aunque la relación entre número de líneas de Harris y talla
no fue significativa ni en mujeres (rho= -0.38) ni en varones (rho=-0.06).
En la figura 1 se observa la edad de formación de estas líneas. Son
evidentes varios hechos: en primer lugar, hay un fuerte predominio, en
ambos sexos, de formación de líneas durante el primer año; en segundo
lugar, pasados los dos primeros años hay un fuerte descenso en el número
de líneas en varones, no así en mujeres; en tercer lugar, hay una tendencia
-especialmente en mujeres- a un incremento de la formación de líneas
en la adolescencia.

DISCUSIÓN

Hemos encontrado en nuestro estudio una elevada prevalencia de lí-


neas de Harris en la población prehispánica de Tenerife, en comparación
con la de Gran Canaria, diferencia especialmente llamativa en la población
femenina. Aunque la etiología de las líneas de Harris es objeto de debate
(Hummmert y Van Gerven, 1985), se admite que pueden obedecer a una
detención del crecimiento debida a un desequilibrio entre oferta y deman-
da de nutrientes. Procesos infecciosos o inflamatorios de cualquier índole
[5] LÍNEAS DE HARRIS Y ESTATURA EN LA POBLACIÓN PREHISP ÁNICA DE TENERIFE 693

requieren un incremento de síntesis (especialmente proteica) de los deno-


minados reactantes de fase aguda por parte del hígado. En esas situaciones
se alteran diversos ejes hormonales que desvían el metabolismo hacia una
situación catabólica, proporcionando al hígado los aminoácidos disponi-
bles para producir estos reactantes de fase aguda, a costa de la detención
de los procesos anabólicos en otros órganos. Si a una situación de enfer-
medad se suma un deficitario aporte proteico, la inhibición de los procesos
de síntesis es aún más acusada, reflejándose, en el hueso, en la detención
del crecimiento. Según las investigaciones experimentales comentadas, las
líneas de Harris vienen a representar situaciones episódicas de este tipo. Lo
cierto es que en la mayoría de los estudios donde se ha analizado la preva-
lencia de líneas de Harris se ha visto que existe un aumento de la formación
de las mismas hacia el primer o segundo año de vida, para descender lue-
go hasta un mínimo hacia los 7-9 años, y volver a incrementarse hacia la
adolescencia, antes en las niñas que en los varones. Esto se ha interpretado
como reflejo de una mayor vulnerabilidad a la infección en los primeros
años de vida -que justificaría la elevada prevalencia de líneas de Harris
en esos primeros años- y de la demanda excesiva de nutrientes durante el
crecimiento adolescente o preadolescente.
En nuestro estudio encontramos un patrón temporal de formación de
líneas de Harris que se ajusta al modelo descrito. En efecto, tanto en varo-
nes como en hembras se observa un pico hacia el primer año de vida, y otro
en la adolescencia o preadolescencia. Lo que nos resulta más llamativo es
que si bien en el varón, hacia los 3-4 años de vida, se observa un descenso
de la frecuencia, no ocurre lo mismo en la mujer, como si el niño recibie-
ra más atención que la niña en esta etapa. También destaca, al comparar
los datos de Gran Canaria y Tenerife, que, pese a la gran diferencia en el
número medio de líneas de Harris entre ambas islas, haya en Tenerife una
proporción de varones sin ninguna línea de Harris incluso mayor que en
Gran Canaria, pero también una mucho mayor proporción de varones con
1Oo más líneas de Harris. Si bien lo corto de la casuística del Cabrera Pinto
dificulta generalizar estos resultados, es tentador especular con la posibili-
dad de que las diferencias del estado de salud y del estado nutricional entre
unos niños y otros fueran más acusadas en Tenerife que en Gran Canaria,
y de ahí colegir una más profunda división social. Alternativamente, cabe
especular con la posibilidad de que la sociedad grancanaria, más estructu-
rada y jerarquizada, fuera capaz de «proteger» más a sus componentes ante
desastres naturales (Morales Padrón, 1994), lo que explicaría una menor
variabilidad intrapoblacional de los desequilibrios críticos entre oferta y
demanda de nutrientes.
694 ESTUDIOS CANARIOS [6]

Independientemente de la exactitud con la que la longitud tibial permite


estimar la estatura -tema debatido, sobre todo porque la estimación es es-
pecífica para cada población (Ozaslan et al., 2003)-, también es de resal-
tar la diferencia de estatura, que afecta sobre todo a la población femenina.
De nuevo tropezamos con lo escaso de la casuística de Tenerife, y además,
con el hecho de que todos los restos estudiados provengan de una única
área geográfica (Bco. del Agua de Dios), pero el dato es congruente con
la mayor frecuencia de líneas de Harris observada en la mujer tinerfeña,
ya que una peor situación nutricional y sanitaria en la infancia condiciona
una menor talla (Silventoinnen, 2003). Tal vez, y entrando de nuevo en el
terreno especulativo, estos resultados podrían relacionarse con el cuidado
al que, presuntamente, y siempre siguiendo a cronistas, eran sometidas las
niñas (Fray José de Sosa, 1995) en Gran Canaria, especialmente las perte-
necientes al linaje dominante.
Concluimos por lo tanto que la población prehispánica preservada en el
Instituto Cabrera Pinto, que al parecer procede de necrópolis ubicadas en
el Barranco del Agua de Dios, presentaba un número elevado de líneas de
Harris y una estatura relativamente corta, especialmente las mujeres.
[7] LÍNEAS DE HARRIS YESTATURA EN LA POBLACIÓN PREHISPÁNICA DE TEN ERIFE 695

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-varones
20,00
-mujeres
-total

15,00

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~ 10,00

5,00

0,00

9 10 11 12 13 14 15 16

Edad

Figura 1. Edad de formación de las líneas de Harris en mujeres (trazo discontinuo), hom-
bres (trazo continuo), y total de la población, incluyendo alofisos (trazo grueso).
MUSICOLOGÍA Y ETNOMUSICOLOGÍA

La música en la parroquia de Nuestra Señora


de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife
(1500-1900)

RosARIO ÁLVAREZ MARTÍNEZ

Resumen. La Concepción de Santa Cruz constituye un modelo de parroquia mo-


desta hasta el siglo XIX, donde tan sólo se practicaba el canto gregoriano y la mú-
sica de órgano, para convertirse entonces en una especie de concatedral, en cuyas
solemnes ceremonias religiosas y cívico-religiosas participaron las orquestas y
bandas civiles, así como los mejores cantores e instrumentistas del momento diri-
gidos por músicos de prestigio. Esta actividad generó la creación de un gran reper-
torio musical religioso, que hoy se conserva en su archivo, así como la adquisición
de uno de los mejores órganos ingleses de las islas.
Palabras clave: música religiosa, órgano, coro, cantora!, partitura, liturgia.

Abstract. Up to the 19'h C. La Concepción church at Santa Cruz, in Tenerife, could


be considered a modest one where only Gregorian chant and organ music would
be listened to. From then onwards it became a sort of concathedral with religious
and civic religious ceremonies accompanied by orchestras, bands and the best
singers and instrumentalists directed by prestigious musicians. Such activity ge-
nerated the creation of a large religious music repertoire nowadays preserved in
the church archive; additionally, it favoured the acquisition of one of the best Eng-
lish organs in the islands.
Key words: religious music, organ, choir, choir book, score, liturgy.

NoRMALMENTE, LA vida musical de las parroquias canarias se desarrolla en


un plano bastante modesto, sin grandes eventos musicales que reseñar, de-
bido a que eran centros donde las celebraciones litúrgicas no adquirían el
boato y la brillantez de las de la catedral de Las Palmas por evidentes razo-
698 ESTUDIOS CANARIOS [2]

nes económicas. Carecían de capilla de música y, por tanto, de un personal


altamente cualificado para desempeñar tareas de cantores e instrumentistas
capaces de abordar los repertorios polifónicos o concertantes más nove-
dosos de cada época. No obstante, sí que hubo algunas parroquias en la
isla de Tenerife, que solemnizaban ciertas festividades con un despliegue
de medios superior al de las restantes iglesias. Fueron éstas las laguneras
de Ntra. Sra. de la Concepción y de Ntra. Sra. de los Remedios, así como
la de Ntra. Sra. de la Concepción de La Orotava. La homónima de Santa
Cruz, aunque no tuvo una vida musical esplendorosa durante los siglos
xvn y xvm, sí pudo desarrollar con gran boato determinadas ceremonias
litúrgicas en el siglo XIX, en las que intervinieron músicos de prestigio,
además de reunir un importante archivo musical durante esa centuria, que
afortunadamente aún se conserva. Es por ello por lo que creemos merece
un estudio singularizado.
Al abordarlo, percibimos que su historia es un claro exponente de la
propia historia de la ciudad, con la que ha estado estrechamente imbrica-
da. Por ello, y a lo largo de estos siglos en los que hemos podido rastrear
algunos de los elementos de su trayectoria histórica gracias a la documen-
tación existente, habría que estudiar en ella dos etapas diferenciadas cuyo
punto de inflexión se encuentra en los años veinte del siglo XIX, una vez
que la Villa de Santa Cruz se convierte en la capital del Archipiélago. En
toda la etapa anterior a este acontecimiento la música en este templo fue
bastante modesta, al igual que en otras parroquias isleñas, al carecer de la
capilla de música con la que contaban las catedrales y algunas colegiatas,
tal y como ya hemos dicho; pero a partir de este momento, que coincide
con la desamortización de los bienes conventuales y con el nacimiento de
sociedades filarmónicas creadas por una burguesía cada vez más pujante,
sociedades que propiciaron la formación de orquestas y bandas de música,
las solemnidades religiosas adquirieron un color y una brillantez que nada
tenían que envidiar a las catedralicias debido a la colaboración prestada por
estas formaciones.
Además, las dos etapas se diferencian por un hecho fundamental y sig-
nificativo en cuanto a la creación de patrimonio musical se refiere. Mien-
tras que de la primera etapa no se conserva ni una sola partitura creada y
dedicada a las funciones del templo, porque casi con seguridad no se escri-
bieron, de la segunda nos ha llegado un notable archivo formado por obras
de músicos adscritos a la parroquia y de otros compositores ajenos a ella,
pero que de forma esporádica colaboraron en su devenir, signo evidente de
la vida musical que supo generar.
[3] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 699

EL TEMPLO

La modesta iglesia de la Santa Cruz (su nombre actual consta tan sólo
a partir de 1636) erigida en los últimos años del siglo xv en el lugar donde
se estableció el altar del campamento del conquistador Alonso Femández
de Lugo y convertida en parroquia en 1533, fue un pequeño edificio de una
sola nave rectangular hasta mediados del siglo xvn. Debido a la iniciativa
del beneficiado Luis González Guirola, en 1640 se le hizo una segunda
nave en el lado del Evangelio y algunas capillas, pero parte de esta obra fue
destruida por un incendio el 2 de julio de 1652. Inmediatamente se recons-
truye el templo y poco después, en la década de los sesenta, se le añade la
tercera nave. En la primera mitad del siglo xvm, debido al aumento de la
población, al auge económico de la ciudad y a la generosidad de los fieles,
la construcción se amplía con dos nuevas naves, la torre, construida entre
1776 y 1782 por el ingeniero Antonio Samper, y otras dependencias como
la famosa capilla de Carta 1• Esta es una época en la que se enriquece la igle-
sia con nuevas capillas, imágenes, pinturas y obras de orfebrería donadas
algunas por sus benefactores, entre los que destacan los hermanos Rodrigo
e Ignacio Logman, beneficiados del templo, y el capitán Matías Rodríguez
Carta. El templo se completa también, posiblemente a fines de este siglo,
con un atrio a los pies, sobre el que se asienta parte del coro actual.

EL LUGAR DE LA PRÁCTICA MUSICAL LITÚRGICA: EL CORO

A pesar de la precariedad constante en la que vivió esta iglesia durante


los siglos XVI y xvn, se destinó un espacio en la nave mayor para el coro,
debido a la obligación que tenía el clero secular de asistir al Oficio divino
al menos los domingos y demás fiestas del año litúrgico. En 1580 en él
había diez bancos de madera2 , lo cual indica que a pesar de ser escaso el
personal a su servicio, como veremos más adelante, en determinadas cele-
braciones acudirían capellanes o beneficiados de otros lugares a compartir
la liturgia, siendo necesarios los bancos para ubicarlos. De todas formas,

1
Alejandro Cioranescu, Historia de Santa Cruz de Tenerife, vol. n, (1494-1803), Santa
Cruz de Tenerife, Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, 1977, págs. 255-274;
y Alberto Darias Príncipe, Ciudad, Arquitectura y Memoria histórica 1500-1981, tomo 1,
Santa Cruz de Tenerife, 2004, págs. 37-40.
2
Archivo de la parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción de Santa Cruz(= A.P.C.S.C):
caja 34, Inventario de 1580, fol. 7.
700 ESTUDIOS CANARIOS [4]

este coro debía ser tan sólo un espacio sin ningún tipo de obra especial,
pues en el libro de fábrica se indica que en 1625 se construye «el coro»,
dando a entender que se hacía por primera vez y de mampostería, porque
en la misma partida de gastos se encontraban unas sepulturas 3 • Este coro
queda destruido por el incendio de 1652 y se reconstruye luego en fecha
no precisa, quedando situado en la nave mayor a la altura de las capillas
de San Juan Nepomuceno y San José. Aún hoy pueden verse en las cuatro
columnas que configuraban sus esquinas las marcas de su encaje.
A mediados del siglo xvm, concretamente en 1744, el coro permane-
cía en este lugar. Es la época en la que se está trabajando en su sillería,
excelente trabajo de ebanistería que aún se conserva, cuya primera fila de
asientos se inauguró el día de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre)
del año 1743 y cuya autoría, atribuida por algunos a Guillermo Verau4 , es
discutible. Quizás, por las características de las tallas, haya que pensar en
la familia de carpinteros de La Laguna apodados «Los Brujitos», formada
por el padre, Juan Rodríguez Bermejo, y sus hijos José y Andrés. Al pri-
mero, fallecido en 1758, se le atribuye el púlpito de la Concepción de La
Laguna, y de los segundos se sabe que confeccionaron varios retablos para
Tacoronte y San Agustín de La Laguna5 • Podría ser una posibilidad. La
sillería baja se realizó inmediatamente después, en 1745 6 • Otras doce sillas
altas se hicieron veintitantos años más tarde, según indican las cuentas de
1767 y costaron 140 pesos 7 • Veamos cómo era ese coro y donde estaban
ubicados los órganos, según se explicita en el inventario de 17448 :

3 A.P.C.S.C.: caja 33, libro 2° de cuentas de fábrica fol. 79.


4
Alejandro Cioranescu, op. cit., pág. 271 se la atribuye al francés Guillermo Verau, que
había intervenido por aquellos años en la capilla de Carta, mientras que Alberto Darias, op.
cit., pág. 39, piensa que éste no debe ser su autor, debido a la inferior calidad de la misma
con respecto a lo realizado en la mencionada capilla. No obstante, no propone ningún otro
nombre.
5
Lorenzo Santana Rodríguez, «El púlpito de los brujitos», en Semana Santa La Lagu-
na, San Cristóbal de La Laguna, Junta de Hermandades y Cofradías, 2003, s/p.
6
Sebastián Padrón Acosta, «Apuntes históricos sobre la Parroquia Matriz», en La Tar-
de, 17 de agosto de 1948.
7
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 30, n°22: Por dos mil cuatro-
cientos diez y seis reales veinte y nueve y tres cuartos de vellón de Castilla que componen
1.611 reales total costo de maderas, clavos, hierros, engrudo, vidrios, estampas y otras
menudencias para acabar las doce sillas nuevas del coro, con la hechura ajustada en 140
pesos, con advertencia que la más de la madera. la dio D. Joseph de Tolosa y D. Matías
Carta. El hecho de que se compraran cristales y estampas para ellas demuestra que se trata
de las sillas altas, que tienen un óvalo con una lámina tras un cristal, y no de las bajas.
8
A.P.C.S.C.: caja 34, Inventario de 1742, fol. 13.
[5] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 701

Choro. Actualmente se trabaja en su sillería que la primera orden se estrenó el


día de Ntra. Sra. de la Concepción de este año próximo pasado, va a quedar
mui primorosa como lo están también las tribunas y balaustradas de dentro y
fuera, pintadas y doradas en todo lo correspondiente. Sobre la rexa y puerta de
dicho choro está un órgano mui grande de mui buenas voces y registros y por
la parte de adentro está un crucifixo grande debajo de docel de madera pintado
de damasco y la punta dorada y por la parte de afuera de dicho órgano está
una lámina con marco grande dorado de Ntra. Sra. de la Estrella del Mar. En
el espaldar de dicho choro está otra lámina de guarnición dorada de Ntra. Sra.
de Candelaria y en aquella tribuna el órgano pequeño y antiguo de la Iglesia
dentro de una caxa finxida, y debajo de dicha lámina de Candelaria que haze
a modo de sitial está un repisón con un ángel manteniendo las armas de la
Iglesia, que viene a quedar sobre la silla episcopal y a sus lados dos láminas
[con] pinturas sobresalientes en cristal con sus marcos dorados y en dicha silla
episcopal está otra lámina sin marco dorado del mismo primor. En medio de
dicho choro está el nuevo facistor (sic) mui bien hecho y en su remate la escul-
tura de San Miguel. En los lados desta dicha reja del choro están dos pedestales
pintados y dorados que en el uno está el Sr. S. Pedro Apóstol y en el otro San
Pablo, estatuas fingidas de mármol.

Por tanto, y a la vista de este documento, comprobamos que el coro


estaba exento y que la ubicación de los dos órganos era bastante peculiar:
el grande se asentaba en una tribuna sobre la reja de la puerta de entrada a
éste y de frente al altar, posiblemente con doble fachada como tantos órga-
nos catedralicios y con la ventana del teclado abierta por el lado del coro,
mientras que el pequeño se encontraba en otra tribuna al fondo del mismo,
situada aproximadamente sobre la silla episcopal. El facistol o gran atril a
cuatro aguas, que también era nuevo, se encontraba en el centro del recinto
y estaba coronado por una talla de San Miguel, talla que no se conserva,
pero sí el facistol, que se encuentra en uno de los laterales del coro actual
junto a la escalera (lám.l ).
La sillería del siglo xvm, que hoy está asentada en el coro alto rodeando
al órgano, consta de un cuerpo superior en forma de U, con catorce asientos
en el frontis, divididos en dos grupos de siete por la silla episcopal, sitial
que exhibe una mayor riqueza de tallas y de altura al reposar sobre una
pequeña tarima (lám. 2). En los laterales hay once paneles traseros y tan
sólo nueve sillas, lo que nos induce a pensar que en su ubicación primitiva
en la nave mayor estos laterales eran más largos (tendrían capacidad para
las doce sillas de las que hablan las cuentas de 1767) y que al trasladar la
sillería al coro alto debió suprimirse un panel de cada lado y sus asien-
tos correspondientes. En la parte superior de estos paneles y rodeados por
702 ESTUDIOS CANARIOS [6]

tallas con motivos vegetales se abren unos óvalos con láminas de santos
cubiertas por un cristal. La sillería baja está conformada por dieciséis sillas
(ocho a cada lado), más anchas que las primeras y con balaustres en sus
espaldares (lám.3).
No sabemos en qué fecha el coro se traslada a la tribuna alta sobre los
pies, tribuna que obligó a construir un atrio, único ejemplo que encontra-
mos en Canarias. Cioranescu9 nos dice que tuvo lugar en la segunda mitad
del siglo XVIII, sin precisar el año, afirmación que mantiene Alberto Da-
rias10, pero esta obra no consta en los libros de fábrica. No obstante, pienso
que, efectivamente, fue a finales del siglo XVIII cuando se debió hacer la
tribuna de los pies para ubicar allí el órgano grande, cuya colocación en
medio de la iglesia debía ser un inconveniente, pero presumo que no fue
en esas fechas cuando se trasladó a ella la sillería, por una razón evidente.
Si así hubiese sido, el órgano grande, que debía quedar en el centro de la
sillería (no hay espacio para él en un lateral) hubiera impedido no sólo la
visión de los componentes del coro entre sí, lo que era primordial para el
canto y el rezo, sino la colocación del gran facistol en el centro para soste-
ner los libros de música que se usaban en la liturgia. La sillería del coro no
era un mobiliario decorativo en una iglesia, sino que cumplía con una fun-
ción, y mientras ésta estuviera vigente tenía que prestar un servicio al clero
adscrito a la parroquia. A lo largo del siglo XIX, y como consecuencia de
la pérdida de rentas de la Iglesia a causa de la desamortización, el número
de beneficios y capellanías disminuyó y con ello el número de asistentes al
coro. Pensamos, por tanto, que debió ser avanzado el siglo XIX cuando se
desbarató el coro bajoll y no antes.
Hay varios indicios que reafirman esta suposición. En 1780 don Barto-
lomé Antonio Montañés declara en su testamento que había erigido y cos-
teado un altar portátil que se colocaba delante del coro en la nave mayor 12 ,

9 Alejandro Cioranescu, op. cit., pág. 271.


10Alberto Darias, op. cit., pág. 38.
11
En otras iglesias, incluso, se deshizo mucho más tarde, como en la Concepción de La
Laguna. En 1904 el coro de esta iglesia, que era exento, se corrió un intercolumnio hacia
atrás y se adosó a la pared de los pies, en la cual se abrió una tribuna para colocar el gran
órgano que llegó ese año. Este coro permaneció allí hasta las obras de los años setenta del
siglo xx en que se desbarató y su sillería pasó a ocupar la capilla mayor, donde aún se en-
cuentra. Otros coros fueron desmantelados también en fechas tardías, como consecuencia
del Concilio Vaticano 11 y del cambio de liturgia.
12
Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Protocolo notarial 1294 (es-
cribanía de Vicente Espou de Paz), 17-1-1780, fol. 23 V 0 • Agradecemos a Carlos Rodríguez
Morales el habernos facilitado esta información.
[7] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 703

luego aún había coro bajo. Sebastián PadrónAcosta 13 dice que en 1821la
sillería estaba ya colocada en el coro, pero no especifica si en el alto o en
el bajo, o quizás pensaba que tan sólo existía el alto. Que aún estaba en
el bajo lo demuestran tanto la donación de seis sillas de brazo por parte
de la benefactora doña Josefa Garcés a principios del siglo xrx 14 , que no
hubieran cabido en el alto, y un documento del 31 de mayo de 1822 rela-
tivo al proceso desamortizador, en el que se enumeran los objetos que esta
parroquia recibe de los conventos dominico y franciscano del lugar, entre
los que se encuentra un facistol de madera de pino pintado con destino al
coro baso para vísperas y maitines 15 •
Cuando la sillería pasó a ocupar el coro alto, se tuvieron que suprimir
algunas sillas porque todas no tenían cabida en él. En esta nueva ubica-
ción, con la enorme caja del órgano inglés en el centro, la sillería dejó de
cumplir su función o al menos una gran parte de ella 16 • En el inventario de
la parroquia de 1885 se explicita que en el «coro alto» 17 se encuentra ya
la sillería alta y baja, así como el facistol con su talla de San Miguel y un
atril sostenido por un águila tallada 18 • A finales de los años sesenta del siglo
xx la sillería fue trasladada a la capilla mayor, donde volvió a cumplir su
cometido en las grandes solemnidades, y allí permaneció hasta la restaura-
ción del templo de los años noventa, fecha en la que se instaló de nuevo en
el coro alto a los pies del edificio donde a fecha de hoy se encuentra.

13
Sebastián Padrón Acosta, op. cit.
14
A.P.C. S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 86 V 0 •
15
Archivo Diocesano de Tenerife (=A.D.T.). C2 d9: «Quademo de recibos de los basos
sagrados y ornamentos dados a las Parroquias de esta Diócesis según sus necesidades e
Inventarios de entrada en la reducción de Regulares. Desde 1o de julio de 1821 hasta el 16
de octubre de 1823», fo\.39.
16 Hemos visto fotografías antiguas de la sillería con el atril del águila delante de la

silla episcopal ¿Se usaría aún, a pesar de estar prácticamente encajonada por el órgano o se
colocó el atril allí para incluirlo en la foto?
17
La utilización del término «coro alto» implica la existencia del coro bajo, sin lugar a
dudas, pero también se puede pensar que el traslado fuera aún reciente y se siguiera mante-
niendo ese hábito en la terminología.
18
A.P.C.S.C.: caja 34, Inventario de 1885, fol. 35 v0 : En el coro alto: Un atril sostenido
por un águila tallado como también la sillería alta y baja. Un órgano colocado en el centro
que se estrenó en el año de 1861 (sic), su costo más de sesenta mil reales. Otro órgano
viejo a un costado, ya inútil. Una alhacena embutida sobre el archivo y donde se coloca la
orquesta, que contiene papeles de música para el canto en varias festividades. Otra alha-
cena colocada al subir la escalera que contiene también papeles de música a la custodia
del sochantre. Sobre el arco superior del coro están colocadas la imagen del Crucificado
y San Juan y la Magdalena y el bueno y mal ladrón. Sobre el facistol una imagen de San
Miguel.
704 ESTUDIOS CANARIOS [8]

Por otra parte, se sabe que la tribuna alta fue modificada y ampliada en
1822 para ubicar en ella el órgano grande que se trajo del desamortizado
convento dominico de la Consolación 19 • Más tarde, se situó en él el ins-
trumento actual inglés que se compró en 1862 y cuyo mueble ocupa gran
parte de la tribuna.
La cubierta de este coro, que tiene un artesonado ochavado con pechi-
nas también de madera de altura ligeramente superior a la de las naves,
fue especialmente pensado para la instalación de la música, pues la acús-
tica se cuidó al máximo. Todos los paramentos van cubiertos por tablas de
madera, haciendo del coro una perfecta caja acústica, y tras la pechinas se
han dispuesto unas ánforas vacías que amplifican las ondas sonoras 20 • Dos
orificios tornavoces abiertos en cada pechina tienen la misma función que
los que poseen los instrumentos de cuerda.

LA MÚSICA Y LA LITURGIA

Durante los siglos xvr, xvn y xvur pocas noticias hemos podido extraer
de su archivo referentes a la música, exceptuando todo lo relacionado con
los órganos que fue adquiriendo para el culto. Este silencio nos indica que
nada había que apuntar a lo ya conocido por todos en cuanto a la interven-
ción de la música en la liturgia, tanto en la Misa como en las distintas horas
del Oficio Divino, algo que estaba reglamentado desde muy antiguo. Esta
música era primordialmente de tipo vocal, a la que se sumaban las distintas
y preceptivas intervenciones del órgano en momentos muy concretos de
los actos litúrgicos. Los obispos de Canarias siempre se preocuparon por
recordar a través de sus Mandatos las obligaciones de los asistentes al coro
y las del organista. Y de esta manera, conocemos por los del obispo don
Francisco Martínez Ceniceros de 1602, que se conservan en la parroquia

19
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 113: 2.237 reales veinte y
dos tres cuartos maravedises que resultan a mi favor en la quenta presentada al Sr. Go-
bernador del Obispado en fecha de 22 de diciembre de 1822 de los gastos e ingresos de la
obra de la tribuna nueva del coro de esta iglesia Matriz para la colocación del órgano del
convento dominico de esta villa en tiempo que fue extinguido; cuya cantidad se me mandó
abonar por decreto de 22 de diciembre del mismo que existe en el archivo de esta Vicaría
Eclesiástica.
20
Este extremo se ha descubierto en las últimas obras de restauración del templo que
finalizaron con la inauguración del mismo el 8 de diciembre de 1996. Esta información nos
ha sido facilitada amablemente por el arquitecto D. José Miguel Márquez Zárate, director
de las obras de restauración del templo.
[9] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 705

homónima de La Laguna21 , los deberes y penas por su incumplimiento de


todos aquellos que intervenían en la música del templo. Nada nos hace pre-
suponer que la vida musical en la parroquia santacrucera difiriera mucho
de aquella de la de la Concepción lagunera, aunque es posible que hasta el
siglo xvm fuera más modesta.
Al coro estaban obligados a asistir los beneficiados y capellanes que
había en cada momento en la parroquia, los cuales tenían que cantar tanto
en las Misas como en el Oficio, que era mucho más solemne los domingos
y días de fiesta. Según los Mandatos citados, las horas que debían cantar-
se eran Maitines, Laudes, Tercia, Vísperas y Completas, que siguiendo el
ardo cathedralis tenían lugar en tres momentos del día: entre las ocho y las
nueve de la mañana se cantaba la Tercia, a continuación había una proce-
sión por el interior del templo y se terminaba con la Misa; a las dos de la
tarde se celebraban las Vísperas y poco antes de ponerse el sol se cantaban
Completas con su Salve reglamentaria y a continuación Maitines y Laudes.
A todo ello se sumaba el Oficio de Difuntos cuando lo había, y las distintas
procesiones, como las del Corpus Christi y su octava, las de Semana Santa,
la de la mañana de la Resurrección, etc.
En el coro intervenían tan sólo beneficiados y capellanes, porque no
tenemos constancia documental de que hubiera mozos de coro como en
la iglesia homónima lagunera que pudieran hacer voces de tiples y altos
en las eventuales intervenciones polifónicas. En 1557 el personal de la
parroquia lo componía un beneficiado, un sacristán, un capellán y un ma-
yordomo, mientras que en los primeros años del siglo XIX lo servían un
beneficiado, nueve presbíteros (que debían ser capellanes), un diácono, un
clérigo de órdenes menores, tres tonsurados y ocho ministros 22 . Al frente
de este clero cantor estaba el sochantre, que era el que decidía todo lo re-
ferente a la participación de cada uno en el coro, quien de los beneficiados
debía presidirlo, decir o comenzar las horas del Oficio Divino, decir los
versículos y comenzar los himnos y antífonas, además de ser responsable
de los libros litúrgicos. Todos estaban obligados a obedecerlo. Si asistía el
obispo o el vicario, éstos eran los que presidían, algo que debió suceder

21
Mandatos que para la parroquia de la Concepción de La Laguna promulgó el obispo
de Canarias, don Francisco Martínez de Ceniceros (14-rv-1597: lo trasladaron a Cartagena
el 13-vm-1607) durante su visita pastoral a dicha parroquia en febrero de 1602. Han sido
publicados por José Sánchez Herrero, «La parroquia de la Concepción de La Laguna (Tene-
rife) en el tránsito del siglo xvr al xvn (segunda parte)», en actas del IX Coloquio de Historia
Canario-Americana (1990), vol. n, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, 1993, págs. 111-161.
22
Alejandro Cioranescu, op. cit., pág. 257.
706 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

con cierta frecuencia en tiempos del obispo Bartolomé García-Ximénez


y Rabadán, que vivió gran parte de su pontificado (1665-1690) en Santa
Cruz, en la plaza junto a la parroquia.
Naturalmente, lo que se cantaba en la parroquia, al igual que en todas las
del orbe católico, eran los cantos del ritual romano, es decir, el canto gre-
goriano primordialmente, al que se podían añadir algunos cantollanos de
más reciente creación en festividades de tipo local. Solamente en contadas
ocasiones es posible que se cantaran obras polifónicas, si había cantores de
fuera para ello, de lo que tampoco tenemos referencias documentales.
Por tanto, fuera de las melodías litúrgicas entonadas por los cantollanis-
tas, la única música que podía ser escuchada en la iglesia era la de órgano,
que era el elemento que daba colorido y variedad a todos los actos litúrgi-
cos. El órgano acompañaba la salmodia a diario, alternaba con el coro rea-
lizando sus versos cuando había fabordón y, en determinados momentos de
la liturgia, ejecutaba a solo algunas piezas adornándolas con glosas según
la costumbre. El organista estaba obligado a tocar en las primeras y segun-
das Vísperas, en Maitines y Laudes, así como en Tercia y misa solemne
de los domingos, en las fiestas dobles y su octava, en las misas de Nuestra
Señora y en la Salve.
Según la costumbre, el órgano no podía intervenir durante los oficios
de Semana Santa, por lo que en algunas iglesias tinerfeñas había un clavi-
cémbalo que sustituía al cotidiano instrumento litúrgico en este tiempo de
pasión, tal y como sucedía en la catedral de Las Palmas o en la iglesia de la
Concepción de La Laguna, pero no parece que lo hubiera en la parroquial
santacrucera. Sin embargo, en el siglo xrx sí que se alquilaba un piano para
tales menesteres. Así se hizo al menos entre 1837 y 183923 , en 188924, en

23
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, cuentas de 1837-1839, fol. 135,
n.24: Por 120 reales gastados en la época de esta cuenta en peones para fregar el piso de
la Iglesia, sacristía y asear el templo, y llevar un piano por Semana Santa.
24
A.P.C.S.C.: caja 36 con recibos, n°l6 de 1889: Santa Cruz de Tenerife, 8 de mayo de
1889: Recibí del Sr. D. Epifanía Díaz, como mayordomo de fábrica de la Iglesia Matriz,
por el alquiler de un piano, la cantidad de sesenta reales vellón. Por G.A. Büchle, Eduardo
Rodríguez.
[11] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 707

189225 y en 189426 , según los recibos conservados, pero es posible que se


repitiera cada año.

PERSONAL AL SERVICIO DE LA MÚSICA LITÚRGICA: SOCHANTRES Y ORGANISTAS

Como ya se ha visto, los actores de esta modesta vida musical eran en


primer lugar los cantores, representados por el clero adscrito a la parroquia,
es decir beneficiados y capellanes con el sochantre al frente, y en segundo
lugar el organista. Al primero no se le menciona hasta la década de los
noventa del siglo xvm, época en la que la parroquia ya había adquirido
una cierta prestancia debido al papel ejercido por algunos mecenas de esa
centuria como los hermanos Logman o la familia Rodríguez Carta. No
obstante, creemos que la figura del sacristán, que sí estaba presente desde
el siglo XVI, era la que desempeñaba estas tareas y que, aparte de ocuparse
de otros menesteres más prosaicos, también se ocupaba de la buena conse-
cución de la música. Se trata por tanto no sólo de una cuestión de funcio-
nes, sino también de terminología. En las iglesias canarias, por lo general,
durante los siglos XVI y xvrr se habla de sacristanes, mientras que en tomo a
los inicios del siglo xvm se empiezan a reseñar en los descargos los pagos
a sochantres junto a los de los sacristanes, al haberse desdoblado ya estas
funciones. Esto viene a demostrar también que las rentas parroquiales ha-
bían aumentado.

Sochantres

En los libros de fábrica de la parroquia de Santa Cruz se encuentran


las primeras noticias sobre sochantres a fines del siglo xvrrr, al referirse a
Josef Soprani que había fallecido en mayo de 1794 y que al parecer había
servido a la iglesia durante varios años. Le había sucedido Vicente Goras,
que no debió durar en el cargo mucho tiempo y que fue sustituido por
Lorenzo Bento primero y por Miguel Quesada después. Este cobraba 80

25
A.P.C.S.C., legajo 36 con recibos, no 10 de 1892: Recibí del Sr. Mayordomo de fábri-
ca de la parroquia matriz de esta ciudad cuarenta reales de vellón por alquiler de un piano
para el novenario de Dolores y festividades de Semana Santa del presente año en dicha
parroquia. Y para que conste lo firmo. Santa Cruz de Tenerife, diez y nueve de abril de mil
ochocientos noventa y dos. Julián Cedrés.
26
Ibídem: recibo no 28 de 1894. En este caso el recibo se refiere al pago de 32 reales
por traer y llevar el piano para la Semana Santa.
708 ESTUDIOS CANARIOS [12]

pesos anuales por sus servicios, cantidad que fue asumida gracias a una
dotación del obispo 27 •
No sabemos por qué razón los sochantres duraban tan poco tiempo en
su cargo, pero lo cierto es unas décadas más tarde, volvemos a ver una se-
rie de sucesiones más o menos rápidas. Así, desde enero de 1816 a marzo
1823 sirve la sochantría Juan Centeno, con la misma dotación que Quesa-
da. Continúa Juan de la Cruz Cordero, que ejerce desde 1 de abril de 1823
a marzo de 1824, Juan Ortega desde abril de 1824 a 15 de enero de 1825,
Juan Franchy desde 15 de enero de 1825 a 15 de julio de 1826, Matías
Llanos que sólo sirvió veinte días de septiembre de 1826, Casanova desde
el 1o de octubre al 31 de diciembre de ese año, Ignacio Pérez desde el 1o
de enero de 1827 a fin de enero del año siguiente otra persona de la que se
desconoce su nombre la ocupa los meses de febrero, marzo y abril de 1828,
fecha en la que por fin Juan de la Cruz Cordero vuelve a ella de forma esta-
ble28, pues va a seguir en el servicio de la parroquia hasta 1842 o 1843 29 • En
1844 ya ocupa el cargo el nuevo sochantre Salvador Canino, quien también
tendrá una larga hoja de servicio, al permanecer más de cuarenta años en él,
hasta 1889, posiblemente el año de su muerte. Este músico colaboró como
sochantre en varias ocasiones con la iglesia de San Francisco entre 1846 y
1853 en varias festividades, junto con el organista de la Concepción Rafael
Bethencourt, tal y como veremos 30 • Incluso ante la ausencia del sochantre y
organista titular de San Francisco, Domingo Vega -quizás enfermo-, ocupó
las dos plazas interinamente. Le sucede Juan Espino, seguido de Antonio

27
A.P.e. S. C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 80 ro y 83 V 0 •
28
Estuvo de sochantre en ese tiempo en la iglesia del Pilar, que era ayuda de parroquia.
Juan de la Cruz Cordero tuvo cierta significación en el Santa Cruz de aquella época, porque
en 183 8 sacó un anuncio en el periódico, ofreciéndose a dar clases de canto en su casa a los
jóvenes que lo desearan tres días por semana (El Atlante. 22 de marzo de 1838), para paliar
la falta de cantantes que había en aquel momento. Y por otro lado, sabemos que en el 18 de
julio de 1841 se le estrenó en el teatro de la calle de la Marina un drama original titulado
Don Tesifón. a beneficio de la banda de la Milicia Nacional, y que pasó sin pena ni gloria
(Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, 21 de julio de 1841 ).
29 A.P.e. S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol.109, no 28. Sabemos por un

escrito de 1844 que en ese año era sochantre Salvador Canino, quien firma en esas fechas,
junto a otros músicos, un escrito de reclamación al Ayuntamiento, solicitando el pago de
los emolumentos prometidos por haber colaborado en la función religiosa con motivo de la
mayoría de edad de la reina Isabel u. Archivo municipal de Santa Cruz de Tenerife, Actas,
4 de mayo de 1844.
30
A.P.C.S.C.: caja 2, recibos de los años 1846 a 1853.
[ 13] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 709

Cabrera que cerrará la centuria. En esos momentos, el sueldo del sochantre


estaba estipulado en 180 reales de vellón mensuales 31 •

Organistas

Si son escasas las noticias sobre sochantres en la documentación de la


parroquia matriz, no son más numerosas las referidas a los organistas, a
pesar de que conocemos la existencia de órganos desde la primera mitad
del siglo xvn. Los pagos regulares a estos músicos empiezan a aparecer
en el siglo xvm, aunque la mayoría de las veces el mayordomo no registre
sus nombres. Tan sólo en 1712 se habla de Francisco Ascanio y Domingo
Nieves, a quienes se cita quizás para aclarar que habían sido dos los que
habían desempeñado el cargo durante el período de esas cuentas32 , siendo
posiblemente el segundo sucesor del primero. Los emolumentos ascendían
entonces a 60 reales por año, pero a partir de 1732 aproximadamente se le
había subido el salario a 100 reales anuales 33 , y en 1744 se le dobla, co-
brando desde este año 200 reales y apareciendo en el libro por primera vez
los pagos a los fuellistas (60 reales), que en ocasiones eran sustituidos por
monaguillos 34 • Ya a principios de la década de los ochenta los emolumen-
tos empiezan a relacionarse en pesos (20 pesos anuales era lo estipulado)35 ,
cantidad que se mantuvo hasta fines de julio de 1806. En este año se le sube
a 40 pesos por orden del obispo Manuel Verdugo, que ordenaba asimismo
que fuera la propia fábrica de la iglesia la que lo asumiera. Y es que en ese
tiempo el organista se ocupaba también de afinar el órgano 36 •
Pero, a pesar de que puntualmente se suceden en los libros de fábrica
los pagos a los organistas, sus nombres no aparecen. Es ya en las cuentas
de 1830 cuando en un largo correlato se señalan los organistas que ha ha-
bido desde 1816, época en la que el sueldo de estos ministros de la iglesia

31
A.P.C.S.C.: caja 36, recibos que van desde 1885 a 1899, con numeraciones diferentes
cada año.
32
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 2° de fábrica, fols. 62 V 0 , 67 V 0 , 71 r0 , 79 V0 •
33
Ibídem: fols. 93 r 0 , 95 V 0 y 105 V 0 •
34
Ibídem: fols. 115 V 0 , 122 V 0 ; y libro 3° de cuentás de fábrica, fols. 19 V 0 , 32 r 0 • En el
año 1776, que corresponde a lo reseñado en este último folio, hubo un cambio en el valor de
la moneda. Es en ese año cuando se le paga al organista 1.784 reales 12 y 3/4 maravedíes,
que equivalían a 1.856 reales 2/8 antiguos.
35
Ibídem: fols. 41 r0 (año 1781), 52 V 0 (año 1783), 57 r 0 , fol. 65 V 0 (año 1791), 83 V 0
(año 1803).
36
Ibídem: fol. 96 r0 y V 0 •
710 ESTUDIOS CANARIOS [14]

había aumentado a 60 pesos anuales: Juan Álvarez (desde 1 de enero de


1816 hasta septiembre de 1819 en que falleció), Antonio Rivero (último
trimestre de 1819), Alonso Zamora (desde 1 de enero de 1820 hasta fines
de marzo de 1823), el presbítero Andrés de Frías (1 de abril de 1823 a 30 de
junio de 1827), quien es sustituido enjulio de ese último año por Diego de
Silva Vignoly por haber sido arrestado 37 y por último Rafael Bethencourt
(desde 1 de agosto de 1828), que va a ser el organista más estable de esta
centuria, pues permanecerá al servicio de la parroquia unos cuarenta años,
a razón de 96 pesos anuales 38 •
Tras él figuran varios personajes destacados de la vida musical de Santa
Cruz encabezados por el compositor zaragozano Mariano Navarro (1835-
¿?), que había tenido un papel relevante en los años sesenta en Santa Cruz
de La Palma ejerciendo de profesor, compositor de zarzuelas y director
de distintos eventos musicales 39 • Desempeñó el cargo de organista de la
Concepción hasta 1885 40 , si bien no sabemos cuando comenzó en él debido
a lagunas en la documentación. Le sigue una figura clave del desarrollo
musical tinerfeño como fue Francisco Guigou del Castillo (1835-1897),
hijo del compositor francés Carlos Guigou y Poujol (1796-1851 ), del cual
aprendió piano y violín, aparte de la composición, estudios que amplió
luego en París. Fue director e impulsor de la Sociedad Filarmónica tanto
en su primera etapa, a la muerte de su padre, como en la segunda (1879-
1885)41 y con la orquesta de la misma colaboró, como veremos, en las

37
Cfr. más abajo la nota 90.
38
Ibídem: fols. 109 ro, 124 r0 , 134 ro y 141 ro; y caja 36, libro 4o de fábrica, fols. 4 r0
(año 1853), 11 ro (año 1854), 18 r0 (año 1855), 24 V 0 (año 1856), 29 ro (año 1857), 34 V 0
(año 1858), 41 ro (año 1859).
39
Hemos grabado en la colección RALS dos obras para piano de este compositor:
Balada española y La aurora de un nuevo día. Cfr. Rosario Álvarez Martínez, «El piano
de salón», en libreto de La creación musical en Canarias 21. El piano de salón romántico
J. Proyecto RALS, CD-21, COSIMTE-El Museo Canario, REF: DCD/141. Dep. Leg: GC
358/2001, págs. 12-13; «Un piano romántico amable y colorista», en libreto de La creación
musical en Canarias 26. El piano de salón romántico 11 Proyecto RALS, CD-26, COSIM-
TE-El Museo Canario, REF: DCD/168.Dep. Leg: GC 1063/2001, págs. 10 y 11; y «El pro-
tagonismo del piano romántico en la 'música de salón' de Canarias», en La Torre. Homena-
je a Emilio Alfara Hardisson. Patrocinado por la Dirección General del Libro, Archivos y
Bibliotecas del Gobierno de Canarias, Artemisa ediciones, La Laguna, 2005, pág. 47.
40
A.P.C.S.C.: caja 36, recibos de varios años.
41
Cfr. la discografia y bibliografía de la nota 39 y además Rosario Álvarez Martínez,
«Francisco Guigou del Castillo», en Diccionario de la Música española e hispanoameri-
cana, Sociedad General de Autores, Madrid, 1999, vol. VI, pág. 59, y «Francisco Guigou
del Castillo», en Enciclopedia Canaria, Ediciones Canarias, La Laguna, 1999, vol. vn, pág.
1793. También María Isabel Carrasco Pino, «La sociedad filarmónica en Santa Cruz de Te-
[15] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 711

funciones de la iglesia de la Concepción durante muchos años. Estuvo al


cargo de la organistía de la misma desde 1885 hasta finales de 1896, poco
antes de morir42 . Ante el vacío que se produce con su muerte, la parroquia
acude al que era director entonces de la orquesta de la Sociedad Filarmó-
nica «Santa Cecilia», el gallego José Barcia Martínez (1859-¿ ?), quien se
ocupa de ella tan sólo dos años, en el 97 y en el 98, pues con la disolución
de la Filarmónica se marcha de la isla al año siguiente para establecerse en
Lisboa43 • Cierra la centuria Norberto Roselló, un músico de poca trascen-
dencia, puesto que lo único que sabemos de él es que era barítono y que
participó en algunos conciertos de la Sociedad Filarmónica y en otros de
la «Santa Cecilia» cantando arias y dúos 44 • Los emolumentos del organista
por esos años estaban fijados en 2.160 reales de vellón al año, a razón de
180 mensuales. Estaban equiparados, por tanto, a los del sochantre.

nerife», Estudios Canarios. Anuario de Estudios Canarios, no XL (1995), La Laguna, habla


de toda su labor al frente de la Sociedad Filarmónica.
42
A.P.C.S.C.: caja 36, recibos que van desde 1885 hasta 1896, a razón de uno cada
año.
43 «Músicos del siglo XIX», en Diario de Tenerife', 8-vm-1900; Rosario Álvarez e Isi-

doro Santana, «José Barcia Martínez», en Enciclopedia Canaria, op. cit., vol. m, pág. 567;
«José Barcia Martínez», en Diccionario de la Música española e hispanoamericana, op.
cit., vol. n, pág. 235; María Isabel Carrasco Pino, Las sociedades musicales en Santa Cruz
de Tenerife durante el siglo XIX, memoria de licenciatura inédita, leída el 21 de octubre de
1993 en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, págs. 75,
77, 90, 91, 98 y 118; y Miguel Ángel Aguilar Rancel, La música y su entorno social en el
Santa Cruz decimonónico, memoria de licenciatura inédita, leída en el Departamento de
Historia del Arte de la Universidad de La Laguna el22 de febrero de 2001, págs. 63, 65, 74,
135,145. 156,211 y 213.
44
Revista de Canarias, 23 de julio de 1880. Cfr. también el penúltimo trabajo reseñado
en la nota anterior, págs. 36, 48 y 119.
712 ESTUDIOS CANARIOS [16]

Rafael Bethencourt Bethencourt (1798-1873)4 5

Este personaje había nacido en Las Palmas el 19 de mayo de 179846


y era el primogénito del organista segundo de la catedral, Agustín-José
Bethencourt Muñoz y de su esposa Ma del Pino Bethencourt y Viera47 •
Se debió educar en el colegio de San Marcial adscrito al templo, y aparte
recibiría enseñanzas de su progenitor. A los catorce años ya suplía a éste
como organista en algunas funciones tanto en la catedral como en San
Juan de Telde, adonde se desplazaba el cabildo en ocasiones48 • Cuando
se disuelve la capilla de música catedralicia se traslada a Tenerife y entra,
como hemos visto, a desempeñar este oficio en la parroquia de la Concep-

45
Nos detenemos de forma más extensa en la figura de este organista, porque fue el
que más tiempo estuvo trabajando para la parroquia, y porque su biografía ha sido difícil de
trazar, al haber estado entrelazada con la de su hijo, Rafael Bethencourt Mendoza, también
músico, con el que muchas veces se le ha confundido. Reconocemos que al padre le atribui-
mos composiciones del hijo conservadas en la parroquia en la voz que hicimos de él para el
Diccionario de la Música española e hispanoamericana, op. cit., vol. n, pág. 429.
46
Archivo Histórico Diocesano de Las Palmas de Gran Canaria. Parroquia del Sagra-
rio-Catedral, libro 31 de bautismos (1794-1800), fols. 194 r" y v 0 : En Canaria aveinte y tres
días del mes de Mayo De mil setecientos nobenta y ocho años Yo D." Agustín Garcia Velez
Capellan Real en esta S.'a Yglesia Catedral con licencia del S.'" Cura infraescrito bautice,
puse oleo y Chrismas aRafael Agustín Pedro Celestino Joseph Vicente que nació el dia diez
y nueve del corriente hijo legitimo de D." Agustín Joseph Betancourt, y D. a Maria del Pino
Betancourt, abuelos paternos Pedro Betancourt y D. a Margarita Viera y Zambrana, todos
naturales y Vecinos Desta Ciudad. Fue su Padrino el S. 0 " D.r D." Vicente Ramires Preben-
dado Desta S.'a Yglesia, y firmamos Diego Agustín Domínguez y Agustín García Vélez. Este
capellanía real era el hijo de Joaquín García, el que fuera eminente maestro de capilla de
la catedral. El dato de la partida de bautismo lo ofrece Lothar Siemans en «José Rodríguez
Martín (1754-1854), un destacado instrumentista y compositor canario que emigró aVene-
zuela», Revista de Musicología, vol. xxrx, no 2 (2006), pág. 564.
47
Se casaron los padres de Rafael Bethencourt el4 de abril de 1796 en la iglesia de San
Agustín de Las Palmas. Archivo parroquial, libro 10 de matrimonios, fol. 179 v 0 • Partida
extractada en archivo de Lo la de la Torre, Museo Canario de Las Palmas.
48
Sábado, 7 de noviembre de 1812. Cabildo extraordinario celebrado en Telde: En
atención al servicio que ha estado haciendo durante la mansión del cabildo en este pueblo
Rafael Betancourt, hijo del organista menor, supliendo por su padre quando este no ha
podido tocar el órgano, se acordó por vía de gratificación se le de 30 pesos corrientes por
el señor mayordomo de fábrica, a quien se le abonarán en sus cuentas. Libro 66 de actas
capitulares en Lo la de la Torre ( t) y Roberto Díaz Ramos, «Documentos sobre la música en
la catedral de Las Palmas (1811-1820)», El Museo Canario, vol. LXIII (2008), documento
10999, en vías de publicación.
[17] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 713

ción49 , al mismo tiempo que se imbrica en la vida cultural del Santa Cruz
del momento. A través de los recibos que hemos encontrado en el archivo
parroquial, se ve que no sólo tocaba el órgano sino que también cantaba
en todas las funciones religiosas en las que participaba y se ocupaba de
la revisión y afinación del órgano 50 • Incluso, en 1829, realiza un arreglo
importante en el instrumento de 1724, consistente en la reparación de siete
registros que no sonaban y en la afinación de los restantes por lo que cobra
dos onzas y media del vicario y mayordomo don Simón Andueza. 51 • Y es
que Rafael Bethencourt debió aprender también el arte de la organería con
su padre, quien no sólo reparaba los órganos catedralicios sino que también
construyó algunos instrumentos. Tenemos noticias de los que hizo para la
parroquia de Santiago de Gáldar, para la de San Mateo en la Vega y posi-
blemente para el colegio de San MarciaP 2 •
Asimismo, Rafael Bethencourt colaboró asiduamente con la iglesia de
San Francisco entre 1847 y 1853, afinando el órgano y tocando en las Vís-
peras, Maitines y función de las solemnidades de Ntra. Sra. de la Consola-
ción (15 de agosto), en la de San Francisco (4 de octubre) y en la de Ntra.
Sra. de la Concepción (8 de diciembre) 53 • Como organista brillante, fue
invitado por el cabildo catedral de La Laguna a inaugurar el nuevo órgano
de los Remedios el 27 de julio de 1858 54 , despertando la admiración de
todos. Fue seguramente por su intervención por lo que la parroquia matriz
santacrucera adquirió cuatro años después un instrumento muy similar de

49
Hay que señalar que, como organista, Rafael Bethencourt no sólo cobraba de la pa-
rroquia por las funciones ordinarias del templo, sino que también recibía cierta remune-
ración por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz, al participar en todas las solemnidades
cívico-religiosas del año. Y como la corporación municipal era mal pagadora, tenía que
acudir al párroco para que le adelantaran tales emolumentos. Así se constata en un recibo
del28 de abril de 1848 (A.P.C.S.C.: caja 49, libro de cuentas de fábrica de 1816 a 1890, sin
foliar) por el cual reconoce haber recibido del párroco don José González la cantidad de 16
pesos por cuenta de los 282 pesos que le debía el Ayuntamiento.
50
Aparte de en los actos litúrgicos propios de la parroquia, también intervenía junto
con el sochantre Juan de la Cruz Cordero en unas misas especiales todos los viernes delante
del altar del Santísimo Cristo, por disposición testamentaria de D. Roberto de Herrera. Co-
nocemos este hecho a través de una instancia que eleva al obispo en 1836, reclamando para
él y para el sochantre todo lo adeudado desde el año 1829. A.P.C.S.C: caja 2.
51
A.P.C. S. C.: caja 49, recibo suelto del13 de julio de 1829, no 176.
52
Rosario Álvarez Martínez, «Historia de los órganos de la catedral de Las Palmas de
Gran Canaria», El Museo Canario, vol. LIV-I, en Homenaje a Lola de la Torre Champsaur,
1999, pág. 264.
53
A.P.C.S.C.: caja 2, recibos de estos años.
54
José de Olivera, Mi Album, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1969, págs.
83-84.
714 ESTUDIOS CANARIOS [18]

la misma casa organera. Esta invitación levantó ciertos recelos en el orga-


nista titular, Cirilo Olivera, o en su círculo, pues al parecer no se le invitó
a participar55 • Pero hay que tener en cuenta que Rafael Bethencourt, treinta
años mayor que Olivera, había formado parte el año anterior del jurado de
oposiciones de su plaza, junto con Rafael Montesoro y Francisco Guigou
del Castillo56 • Era el maestro frente al principiante.
Aparte de todo este quehacer volcado en el ámbito religioso, Rafael
Bethencourt también colaboró de forma desinteresada en el ámbito civil,
tocando otros instrumentos o participando en directivas de asociaciones.
Tocaba el trombón en la Banda de la Milicia NacionaP 7 ; el violoncello y el
contrabajo en la primera etapa de la Orquesta de cuerda que dirigía Carlos
Guigou, al cual le unió una gran amistad; se le nombró archivero de la
«Academia filarmónica» o «Sociedad filarmónica» 58 que se quiso estable-
cer en 1838 en ausencia de Guigou; y también fue elegido consiliario del
Liceo Artístico y Literario 59 , que creó junto con otros próceres el propio
Guigou y que tuvo corta vida. No sabemos con certeza si fue él o su hijo
(éste tendría entonces 16 ó 17 años) el que colaboró en un concierto de
aficionados el 18 de mayo de 1841, organizado por Carlos Guigou, tocan-
do al piano la Gran polonesa de Christian Kalkbrenner y unas Variaciones
sobre la «Casta Diva» de Norma por Henri Herz 60 • Pero sí sabemos que en
1862 le puso letra a un Andante de F. J. Haydn, convirtiéndolo en un himno
al Santísimo, que fue cantado en la festividad del Corpus de ese año por

55
Ibídem. José Olivera cita un artículo de El Guanche.
56
LaFe, 18-1-1857.
57
El Tribuno, 2 de marzo de 1837 y El Atlante 3 de marzo de 1837. Datos compilados
por Miguel Ángel Aguilar Rancel, op. cit., págs. 22 y 23. Es curioso que la noticia que
recogen estos periódicos sobre la devolución del trombón por parte de Rafael Bethencourt
debido a imperfecciones del instrumento, junto a la inasistencia a un ensayo, hechos que
se tomaron en su momento como un abandono de su puesto, se recogiera ya a principios
del siglo xx en la prensa local. Cfr. Luis Maffiote, «Historia minúscula» en Arte y Letras,
31 de octubre de 1903: « ... parece que don Rafael Bethencourt (padre del otro don Rafael,
gobernador que fue de varias provincias, entre ellas la nuestra), había devuelto el trombón
que tocaba[ ... ]».
58
El Atlante, 24 de abril y 4 de mayo de 1838. Recogido por Miguel Ángel Aguilar
Rancel, op. cit., pág. 12.
59
Reglamento del Liceo Artístico y literario de Santa Cruz de Tenerife, 1842. Biblio-
teca Municipal de Santa Cruz.
60 Ma Isabel Carrasco Pino, op. cit., pág. 20.
[19] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 715

Máximo González61 • Muere Rafael de Bethencourt en Tacoronte el 20 de


septiembre de 1873 62 •

EL LIBRO DE CORO

Para la consecución de toda la música del templo debieron existir varios


libros de coro conteniendo los cantos de la Misa y del Oficio, pero hoy en
día tan sólo se conserva uno con el Officium Conceptionis Beatae Mariae
Vzrginis. Es un gran cantora! de 68 x 44 cms., con tapas de madera forradas
de piel y con herrajes de bronce en su portada, que presentan diferentes
dibujos en las trece piezas que se disponen equidistantes en ella (lám.4).
Contiene 50 folios de pergamino en los que se distribuyen los pentagramas
con líneas rojas, mientras que la notación cuadrada está copiada en negro.
Presenta capitales de dos tipos: unas complejas y caligrafiadas en negro
(lám. 5), y otras más sencillas de color sobre paisajes coloreados a modo
de pequeñas acuarelas (lám.6). La separación entre los cantos del Oficio
(Maitines, Laudes y Vísperas) y los de la Misa viene determinada por una
doble página con orlas historiadas en variados tonos, desplegándose en la
primera una gran miniatura con la Inmaculada Concepción (lám. 7).
Algunas características de este cantora! (notación, capitales, tapas, he-
rrajes, medidas ... ) son similares a las de otros libros de coro realizados
para la catedral de Las Palmas y para diferentes conventos de Tenerife y
La Palma por Simón Rodríguez Carvallo y su taller, quien primero desde
Sevilla y luego en Las Palmas desarrolló una gran labor en este sentido en
tomo a los años 20 del seiscientos. No obstante, no tenemos ninguna cons-
tancia documental de ello, como sí la hay en otros de sus libros de Las Pal-
mas, La Orotava o Santa Cruz de La Palma, donde se explicita su autoría,
aunque bien es verdad que no en todos. Podríamos, por tanto, pensar que
es una obra salida de su taller, pero existen otros argumentos que nos incli-
nan a desechar esta hipótesis. Por aquellos años la parroquia aún no estaba
bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, que lo estaría a partir de
1636, por lo que era innecesario tener un Oficio completo dedicado a esa
advocación mariana. Y por otra parte, si hubiera existido desde los años
veinte del siglo xvn, hubiera sido destruido por las llamas del incendio de

61
El Guanche, 30 de junio de 1862. Recogido por Miguel Ángel AguiJar Rancel, op.
cit., pág. 64.
62
José Olivera, Mi Album, op. cit., pág. 84 nota l. Las notas son de Alejandro Ciora-
nescu.
716 ESTUDIOS CANARIOS [20]

1652. De manera que es más plausible pensar que el cantoral fue adquiri-
do con posterioridad al incendio, y que la compra en 1665 de un libro de
coro de punto de solfa que reseña el libro de fábrica 63 debe referirse a este
cantoral. Las similitudes con los cantorales de Rodríguez Carvallo pueden
explicarse por la repetición de plantillas y modelos usados por calígrafos e
iluminadores a lo largo del tiempo.

ÜTRAS MANIFESTACIONES MUSICALES ESPURIAS EN LA IGLESIA

Pero, a juzgar por la documentación, en la iglesia no sólo se debió oír la


música religiosa reglada y sancionada por la tradición, sino que también en
ella hubo determinados jolgorios populares, en los que la gente del pueblo
intervenía con sus cantos, danzas e instrumentos musicales propios, y que
tuvieron que ser prohibidos por los sucesivos obispos. La primera vez que
nos encontramos con estas prohibiciones es en 1590 por parte del obispo
don Fernando Suárez de Figueroa. En sus mandatos 64 se ordena que con-
forme a derecho y expresos mandatos de concilios, que no se pueda cele-
brar ni dezir misa hasta que sea de día que comience a resplandecer y se
vean unos a otros, y no se digan de otra manera las misas del aguinaldo en
ninguna iglesia ni convento, ni se tañan panderos ni sonajas ni calderos ni
guitarras ni aya coplas ni cantares deshonestos que puedan mover a risa,
porque todo lo dicho va contra la institución de la yglesia; e mandamos
de que con intención y devoción se digan las misas del aguinaldo so pena
de diez doblas para las fábricas de las tales yglesias donde asi se hiziese,
y la excomunión dexamos al albedrío del vicario ... Item que en ninguna
iglesia ni hermita de toda esta isla se pueda velar de noche con ruydo de
muchas mugeres, ni aya cenas ni comidas ni bayles ni cantares ni instru-
mentos de timbales ni panderos ni guitarras en ninguna manera, salvo el
día de la advocación de tal sancto o sancta. Si alguna persona quisiere ve-
lar, esté sola con dos o tres mugeres, estando rezando con mucha decencia
delante de los sanctas.
Naturalmente, esta prohibición indica que, efectivamente, todo ello se
producía en determinadas fiestas dentro de la iglesia, lo cual y a pesar de

63
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 7.
A. P.C. S.C.: Libro 1o de cuentas de fábrica, fol. 27 v 0 • Citado por Rosario Álvarez y
64

Lothar Siemens, La música en la sociedad canaria a través de la historia: Desde el período


aborigen hasta 1600. Proyecto RALS de Canarias. El Museo Canario y cosrMTE, Canarias,
2005, pág. 199.
[21] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 717

estas disposiciones episcopales no surtió efecto y se siguieron realizando


durante mucho tiempo, pues aún en 1722 encontramos un nuevo texto en
el libro de Visitas y mandatos de la parroquia65 que habla en los mismos
términos. Se refiere a las velas que a título de devoción o promesas hechas
a los santos se hacen en las iglesias, también acerca de las velas que acos-
tumbran hacer a las mujeres paridas y a los enfermos con grave peligro de
su condenación eterna y que uno y otro le haga observar y cumplir el Ve-
nerable Vicario haciéndoles pagar las penas, en dicho Edicto (se refiere a
uno dado por el obispo) contenidas, a los transgresores y las demás que de
derecho procedan sin permitir las tales velas ni de iglesias ni de paridas ni
de enfermos, sino en la forma que en dicho Edicto se expresa, como tampo-
co las que acostumbran hacer tañendo y danzando y comiendo y bebiendo
en el mismo quarto en que erigen el altar de algún santo, aunque sea en
casas particulares de la manera que también está prohibido por el Edicto
de su Señoría Ilustrísima y baxo las penas y multas allí contenidas.

Los ÓRGANOS DE LA PARROQUIA DESAPARECIDOS

Al ser un modesto edificio con bastantes problemas económicos para su


sostenimiento, no debió tener órgano hasta el siglo xvn, pues no se reseña
ni en el inventario del18 de diciembre de 1558 66 ni en el de 158067 , cuando
era beneficiado Mateo de Torres. Incluso el coro se construye mucho más
tarde, en 1625, tal y como ya hemos visto. La primera referencia a órganos
de esta parroquia es del inventario de 1644, en el que se dice que tenía uno
pequeño y otro grande 68 .
Estos instrumentos fueron destruidos por el incendio de 1652, por lo
que en 1664 el mayordomo y beneficiado de la parroquia, don Luis Gonzá-
lez Guirola, compra un nuevo instrumento por 2.400 reales, gracias a una
ayuda de 1.000 reales que había recibido de los hermanos del Santísimo
Sacramento. El resto del importe fue una aportación suya, como él mismo

65
A.D.T.: Libro de visitas y mandatos de la parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción
de Santa Cruz, 56, fol. 80 v 0 •
66
Ibídem.
67
Ibídem.
68
A.P.C.S.C.: Papel suelto en el legajo 15, caja 34 a. Citado por Rosario Álvarez Mar-
tínez, «El órgano en Tenerife: Aportaciones para su catalogación y estudio», en Actas del
v Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), vol. n, Excma. Mancomunidad Pro-
vincial Interinsular de Cabildos de Las Palmas, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria,
1985, pág. 660.
718 ESTUDIOS CANARIOS [22]

indica en el libro de fábrica 69 • Y es que Guirola fue un gran benefactor de


la iglesia y se preocupó por dotarla de todos los objetos litúrgicos necesa-
rios a costa de su propio peculio, debido a la pobreza de la fábrica. En su
época, por ejemplo, también se adquiere el libro de coro de punto de solfa
ya reseñado.
El órgano de 1664 lo debió construir algún organero de La Laguna, por-
que en su costo se carga su traslado hasta la iglesia: puesto en este lugar70 ,
se dice. En aquellos años trabajaba en La Laguna Alejo Alberto, quien
realizó órganos para Santa Ana de Garachico (1668), la Concepción de La
Laguna (1675) y reparó el de la Concepción de La Orotava (1668-1671).
Por tanto, es presumible que un poco antes hubiera realizado el instrumen-
to de la Concepción santacrucera, que debió ser un instrumento pequeño,
positivo probablemente, tanto por su precio de costo como por lo que más
adelante iremos viendo.
Como es lógico, el órgano sufrió en diversas ocasiones las reparaciones
periódicas pertinentes (pieles de los fuelles, mecánica, afinación, repara-
ciones de los caños, etc.), que dejarían de tener interés si no fuera porque
en algunas se menciona el nombre del organero que intervino en ellas. Así,
entre 1690 y 1712 el órgano se repara tres veces, siendo la de este último
año realizada por el organero Nicolás de Arias 71 , organero de La Laguna
que había construido un instrumento para la iglesia de Teguise justamente
en ese año.
Descargos posteriores nos informan del arreglo de los fuelles 72 y de
la reparación del órgano pequeño en 1732, confirmando así la existencia
de nuevo de dos instrumentos en la iglesia73 , siendo el más pequeño el de
1664. En efecto, ya en el inventario de 1724 venían reseñados los dos órga-
nos. Coro: Item un órgano grande que está por hazer frente en la tribuna
sobre la puerta principal. ltem otro órgano pequeño que está del lado del

69
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 2° de cuentas de fábrica, cuentas de 1665, fol. 3 V 0 •
70Ibídem.
71
Ibídem, año 1690, fol. 48 ro: Por setenta y cinco reales de plata que costó el aderexo
del órgano que de moneda corriente hacen noventa y tres reales y seis quartos»; año 1701,
fol. 52 V 0 : Item seiscientos treinta y un reales que hizo de costo el aderexar y afinar el órga-
no; año 1712, fol. 57 V 0 : Por ciento veinte y un reales pagados a Nicolás de Arias organista
por aderexar y afinar el órgano de la Iglesia.
72 Ibídem, años 1727-1728, fol. 90 ro: Jtem con treinta y un reales y seis quartos gasta-

dos en seis losetas para aras, badana y engrudo para componer los fuelles del órgano.
73
Ibídem, año 1732, fol. 104 ro: Por ciento cinquenta reales costo de componer el
órgano pequeño, y hazerle fuelles nuevos.
[23] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 719

coro 74 • Este documento es relevante, porque en él se explica que entonces


se estaba construyendo el órgano grande y que su asentamiento se fijaba
en una tribuna sobre la puerta principal [del coro], quedando así de frente
al altar, lo que corrobora el inventario de 1744, como ya hemos podido
examinar a través del texto incluido en el epígrafe sobre el recinto para
la música. Lamentamos, sin embargo, que ningún documento mencione
el nombre del organero, que bien pudo ser el citado Nicolás de Arias, que
estaba establecido en La Laguna y aún activo en 1736 cuando lo llaman
los próceres de Garachico para realizar el órgano de Santa Ana, aunque no
se llegó a un acuerdo 75 •
En la década de los cincuenta los órganos sufren reformas importantes,
prueba de que el paso de los años iba afectándoles. Así, en 17 54 se desmontó
el órgano grande para limpiarlo y afinarlo 76 y en 1757 fue fray Juan de San
Pedro quien intervino en ambos instrumentos: Por mil quinientos setenta
reales dados al P fray Juan de San Pedro para desmontar y componer el
órgano pequeño y el grande, hazer fuelles nuevos para el pequeño y una
quarta real para el grande, muelles nuevos y algunos caños que faltaban
en los demás registros que tenían y asistir a las ajinaciones77 . Vemos, pues,
cómo este fraile agustino le añade al órgano grande un registro de «Cuarta
real», registro de dos hileras (2 2/3' y 2') a distancia de cuarta, que sella-
ma habitualmente en España «Docena-Quincena» 78 • Y, además, es curioso
comprobar cómo él no asume la tarea de afinar los órganos sino que la
supervisa, tarea que según los descargos es encomendada al P. Resplandor

74
A.D.T.: «Libro de mandatos y visitas pastorales de esta Iglesia parroquial de Ntra.
Sra. de la Concepción de este Puerto de Santa Cruz de Tenerife, el que fue hecho por man-
dato del licenciado Gaspar Álvarez de Castro venerable beneficiado de la parroquial de
Ntra. Sra. de la Concepción de la ciudad de La Laguna, vicario visitador de dicha ciudad y
su partido, juez de las quatro causas de esta isla por el Illmo. y Rvdo. señor don Bartolomé
García Jiménez, obispo de estas islas, del Concejo de su Magestad. Abril del año 1674»,
libro 56, fol. 65 r0 •
75
Archivo Diocesano de Las Palmas de Gran Canaria, Sección Parroquias. Legajo 8:
Garachico.
76
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 16 V 0 : Por doscientos diez y
nueve reales y tres cuartos costo de desmontar el órgano para limpiarlo y afinarlo, compo-
ner los fuelles y demás que se necesitó.
77
Ibídem, fol. 17 r 0 •
78
Jesús Ángel de la Lama, El órgano barroco español, II Registros (1" parte), Junta
de Castilla y León y Asociación «Manuel Marín» de Amigos del Órgano de Valladolid,
Valladolid, 1995, págs. 78-79.
720 ESTUDIOS CANARIOS [24]

(¿franciscano?): Por doscientos y veinte reales dados al P Resplandor por


la afinación de uno y otro órgano 79 y se repite poco después 80 •
Los arreglos se siguen sucediendo en las décadas siguientes, como era
habitual, importantes unos y menores otros 81 , de los que el más relevante
fue el de 1781, si no atenemos a su costo: 2.040 reales. Es probable que esta
intervención se debiera ya a Antonio Corchado (Córdoba 1750 ó 1751-La
Laguna 1813) 82 , activo en La Laguna por esos años, pero lamentablemente
no lo citan los libros de fábrica, tan sólo indican que algunas afinaciones
las hacía el organista, del que asimismo se silencia su nombre.
En los arreglos de la década de los noventa del setecientos se deja de
mencionar uno de estos órganos, casi con seguridad el pequeño de 1664, y
tan sólo se habla de un solo instrumento, que debía estar bastante maltrata-
do en 1821 cuando se produce la primera desamortización. De esta manera,
el26 de julio de 1821, a petición del mayordomo y beneficiado don Simón
García Cabañas, el provisor, don José Hilario Martinón, aprueba el trasla-
do a la parroquia del órgano del convento dominico de la Consolación, que
había sido desamortizado 83 por carecer la parroquia Matriz de un buen ór-
gano que contribuyese al aparato con que se solemnizaban las funciones.
El órgano del convento lo armó y asentó el sochantre de la iglesia don Juan
Centeno 84 , y se inauguró el8 de diciembre de 1822, mientras que el párro-

79
Ibídem, fol. 17 r 0 , n°42.
80
Ibídem, fol. 18 r0 : Por cincuenta y cinco reales costo de afinar el órgano.
81
Ibídem, año 1776, fol. 33 r0 : Por seiscientos cinquenta y seis reales ocho y medio
reales vellón de Castilla que hacen 437 reales, 24 reales antiguos gastados en composicio-
nes del órgano, cañones, afinarlo y otros gastos; año 1781, fol. 41 V 0 : Por dos mil cuarenta
reales costo de composición y afinación de los dos órganos; año 1785, fol. 56 V0 : Por 206
reales y 9 maravedises gastados en componer el fuelle del órgano; año 1795, fol. 83 V 0 :
Por 138 reales 26 maravedises gastados en componer y afinar el órgano en el tiempo de
esta cuenta; y año 1811, fol. 96 V0 : 1.158 reales, 22 maravedises que importó las varias
composiciones del órgano en la época de esta cuenta, incluyéndose en dicha cantidad las
gratificaciones al organista para afinar dicho órgano según apuntes.
82
Este organero de origen cordobés se estableció en La Laguna en tomo a 1770 y
construyó varios órganos en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera. Véase Rosario Álvarez
Martínez, «Antonio Corchado Femández», en Diccionario de la Música española e hispa-
noamericana, op. cit., vol. m, pág. 945; «Un órgano rescatado: el de la parroquia de Santo
Domingo de Las Palmas», El Museo Canario, vol. u (1996), págs. 455-474; y «Órganos y
organistas de la parroquia de San Juan Bautista de Telde en el Antiguo Régimen», en Guía
Histórico-Cultural de Telde, no 12, Telde, 2001, págs. 40-48.
83
Alejandro Cioranescu, Historia de Santa Cruz de Tenerife, vol. !V (1803-1977), op.
cit., pág. 169.
84
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 110 r0 , n°38: Por 3. 749 reales,
30 cuartillos de maravedises vellón importe de las composiciones de los órganos de la
[25] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 721

co acusó recibo del mismo al obispado el20 de enero de 1823 85 • Pero para
colocar el órgano fue preciso hacer una tribuna sobre la sacristía del altar
de Ánimas y derruir la vieja torre allí situada, todo lo cual tuvo un coste
de 13.754 pesos, cantidad que se obtuvo de la venta de diversos objetos de
plata tras la aprobación del obispado 86 •
Este instrumento del convento dominico fue el que llegó el 20 de di-
ciembre de 1754 de Hamburgo 87 , algo que ya señaló Padrón Acosta en su
articulito sobre la parroquia88 • Venía en cinco cajones más un bulto, y lo
recogió el prior de la comunidad dominica de entonces, P. José V élez89 • No
tenemos constancia de que hubiera ningún otro instrumento en el convento,
a juzgar por el inventario que se hizo tras aplicarle la ley desamortizadora
en 1820. Debía ser un órgano grande, con más de diez registros, y de buena
factura como todos los germanos, mucho mejor por tanto que el que poseía
la parroquia que, como hemos visto, había sufrido muchas intervenciones,
algunas por parte de fray Juan de San Pedro, que por lo que hemos podido
ir constatando en nuestras investigaciones, no era un buen organero.
Pero el instrumento germano no permaneció mucho tiempo en su nue-
vo destino. Restablecidas las órdenes monásticas tras el trienio liberal, el
órgano debió ser reclamado por los frailes dominicos y pasó otra vez a su
convento, probablemente en 1824 o 1825, por lo que más adelante dire-
mos. La pérdida de este buen instrumento obligó entonces a la parroquia
de la Concepción a realizar un esfuerzo para poner a punto el órgano de su
propiedad. Es así como, tras los gastos generados en 1822 por el traslado
del órgano del convento dominico, se reseñan otros que atañen al de la
parroquia, en el que interviene Diego de Silva Vignoly, organista ocasio-

dicha iglesia en la época de esta quenta, es a saber: 150 reales vellón pagos en diciembre
de 1822 a don Juan Centeno por vía de gratificación en el trabajo de sentar el órgano per-
teneciente al Convento de PP. Dominicos, extinguido en tiempo constitucional, que había
donado el Sr. Provisor y Vicario General de este Obispado.
85
A.D.T. C2 d9: «Quademo de recibos de los basas sagrados y ornamentos dados a las
Parroquias de este diócesis ... », op. cit., 1821-1823, fol. 58 r 0 •
86
A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 112 r0 , n.62. y A.D.T. C2 d9,
«Quademo de recibos ... », op. cit., 1821-1823, fol. 58. Sebastián Padrón Acosta, op. cit.,
explica con todo detalle las obras realizadas con motivo del traslado del órgano, pero no
cita las fuentes.
87
Rosario Álvarez, «Antiguos órganos alemanes en Tenerife (s. xvn al XIX)», Revista
de Musicología, vol. IX, no 2 (1986), págs. 457-458.
88
Sebastián Padrón Acosta, «Apuntes históricos sobre la Parroquia Matriz», op. cit.
89
Rosario Álvarez, «Antiguos órganos alemanes en Tenerife (s. xvn al XIX)», Revista
de Musicología, vol. IX, no 2 (1986), págs. 457-458.
722 ESTUDIOS CANARIOS [26]

nal de la iglesia90 , quien se ocupó de reparar el instrumento y afinarlo en


1825, para lo cual se compraron 54 tubos de plomo de un viejo órgano que
tenía la iglesia de La Matanza. Estas reparaciones se suceden en los años
posteriores de 1829 y 1835, esta vez llevadas a cabo por el nuevo organista
titular de la iglesia, don Rafael Bethencourt91 • Se conserva en el archivo
parroquial el recibo de este último, que es muy significativo porque habla
del arreglo de siete registros que no sonaban y de afinar los restantes 92 , lo
cual viene a demostrar que el viejo órgano «grande» de la parroquia debía
tener unos diez juegos como mínimo.
En 1843 este instrumento estaba ya en un estado lamentable, por lo
que el regidor municipal don Pedro Maffiote en una sesión municipal hace
presente que estando inservible el órgano de la iglesia matriz y en buenas
condiciones el de la iglesia del convento de Santo Domingo, que se en-
cuentra bajo amenaza de ruina por desplome del templo, pedir al Obispo
que autorice el traslado 93 • Ello demuestra que fue ya en esta fecha tardía
cuando el instrumento germano de los dominicos volvió a llevarse a la
iglesia de la Concepción, aunque en su archivo no hayamos encontrado
ningún documento que lo acredite, si bien es verdad que hay un vacío do-
cumental entre 1841 y 1853. Cioranescu también recoge este dato 94 , pero

90
Existe un recibo de Silva Vignoly que cobra como organista el3l de agosto de 1828
por ausencia del presbítero Andrés Frías, que había sido arrestado. Papel suelto en la caja
49 del archivo parroquial.
91 A.P.C.S.C.: caja 33, libro 3° de cuentas de fábrica, fol. 110 r 0 , n°38: Por 2.083 reales

24 112 maravedises de vellón a D. Diego Vignoly por composición y afinación del órgano
de dicha iglesia en el año de 1825; 106 reales, 6 maravedises por trabajo de carpintería
del mismo en dicho año; 290 reales costo de 54 tubos de plomo que pesaron unos caños de
órgano tomados de la iglesia de la Matanza en 182 5 a razón de 5 reales vellón libra, treinta
reales pagos por su conducción; 320 reales por afinación y arreglo en 1828 y 800 reales
a don Rafael Bethencourt por composición, gratificación del mismo en 1829: documentos
n°'. 172-176.
92
A.P. de Ntra. Sra. de la Concepción de Santa Cruz, carpeta 49, factura suelta, no 176:
«Recibí del Sr. vicario y mayordomo de fábrica don Simón Andueza dos onzas y media por
la composición general del órgano de esta parroquia matriz de esta Villa por hallarse en el
caso de no tocar o sonar siete registros y afinar los demás». La reparación de 1835, en la
que hubo que ponerle al órgano dos caños grandes de plomo, viene reseñada en el fol. 128
del Libro 3° de cuentas de fábrica.
93
Archivo del Ayuntamiento de Santa Cruz, Libro de actas. Acta del 20 de octubre de
1843. Noticia facilitada por don Luis Cola Benítez, a quien agradecemos su amable gesto.
94
Alejandro Cioranescu, Historia de Santa Cruz de Tenerife, vol. rv, op. cit., pág. 169,
explicita con relación a la llegada del órgano dominico en 1822 que «esta operación no debe
haber resultado muy provechosa, ya que en 1843 se pidió y se consiguió otro órgano de la
dotación del convento que tampoco dio resultado, de modo que ambos órganos viejos se
[27] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 723

piensa que entonces se trajo un segundo órgano del convento, lo cual no


era posible, porque en el inventario del 2 de agosto de 1821 del convento
de la Consolación95 no había sino un solo órgano. Él no contempló el hecho
de que la mayoría de objetos trasladados a parroquias en el primer período
desamortizador, que corresponde al trienio liberal (1821-1823), tuvieron
que ser devueltos al restituirse las órdenes en 1824.
Pues bien, el instrumento del convento dominico siguió en funciona-
miento hasta la llegada del actual órgano inglés en 1862, al igual que el
viejo órgano de la parroquia, pues existe un gasto de 29 reales en 1855 por
reparar ambos instrumentos 96 •
La instalación del nuevo órgano hizo necesario desprenderse del ins-
trumento del convento dominico, que pasó entonces, no sabemos si por
venta o por donación, a la ermita de Ntra. Sra. del Pilar, traslado que si nos
atenemos a las noticias de prensa97 se había realizado unos meses antes,
puesto que el órgano inglés se esperaba para octubre de 1861. Pero aún la
parroquia seguía guardando en un lateral del coro el viejo instrumento de
1724, tal y como lo señalan los inventarios de 1881 98 y de 1885: «En el
coro alto: Un atril sostenido por un águila tallada como también la sillería
alta y baja= Un órgano colocado en el centro, que se estrenó en el año de
1861 (sic), su costo más de sesenta mil reales. Otro órgano viejo a un cos-
tado, ya inútil... 99 Este antiguo instrumento fue vendido a la iglesia de San
Agustín de La Laguna en 1889 por orden del obispo 100, para aprovechar
todas aquellos tubos y piezas que fueran servibles para el arreglo del órga-
no de esta iglesia lagunera, ya que el instrumento estaba muy deteriorado
y era imposible con las piezas que se conservaban recuperarlo. El prelado
se comprometía a indemnizar de su peculio particular a la parroquia de
la Concepción, una vez fuera valorado por un perito 101 • El órgano de San
Agustín no debió tener larga vida, porque en fotografías tomadas muchos

vendieron en 1861, y con el producto de la venta se trajo al año siguiente un órgano nuevo,
construido en Londres por la casa Babington (sic)».
95
A.D.T. Inventario del gobierno. Inventario y reparto de alhajas y ornamentos de los
conventos suprimidos de la diócesis de Tenerife, 1821.
96
A.P. C.S.C.: caja 36, libro 4° de cuentas de fábrica, fol.20.
97
El Eco del Comercio, 13-7-1861.
98
A.D.T.: Legajo n° 3 de Inventarios, fo116. Inventario de la parroquia de Ntra. Sra. de
la Concepción de Santa Cruz del31 de noviembre de 1881.
99
A.P.C. S.C.: caja 34 a, legajo 15, fol. 25 r", n°390: «Inventario de todas las alhajas de
plata, ornamentos y demás enseres de la Parroquia matriz de Nuestra Sra. de la Concepción
de la Ciudad de Santa Cruz .... ».
100
Diario de Tenerife, Santa Cruz, 30 de marzo de 1889.
101
Diario de Tenerife, Santa Cruz, 2 de abril de 1889.
724 ESTUDIOS CANARIOS [28]

años antes de su destrucción por un incendio el2 de junio de 1964 ya no se


encontraba en el coro.

EL ÓRGANO INGLÉS ACTUAL

Ante todos los problemas que generaban los viejos instrumentos y tras
la firma del Concordato de 1851 entre el gobierno español y la Santa Sede,
por el cual la situación económica de la Iglesia comenzó a mejorar, la pa-
rroquia matriz de Santa Cruz se decide en 1861 a comprar un órgano nuevo
y por medio de la casa comercial «Davidson & Co.» lo encarga a Londres,
a la misma casa organera que había hecho el órgano de la Catedral de La
Laguna en 1858, es decir, a Bebington and Sons (48 Greek Street-Soho
Square, London). Este taller ya era conocido en las islas desde unos años
antes, pues en 1856 había enviado un órgano para la iglesia del Cristo de
Tacoronte y al año siguiente otro para el Santuario de las Nieves en la isla
de la Palma. Se trata de las primeras importaciones inglesas de este siglo,
ya que en la centuria anterior las casas comerciales habían preferido recu-
rrir a los talleres del norte de Alemania.
El instrumento fue embarcado en la goleta inglesa Blue Be!!, y llegó al
puerto de Santa Cruz el 12 de febrero de 1862, después de cuarenta días
de viaje. El precio del instrumento puesto sobre el muelle fue de 49.131
reales de vellón, de los cuales 6.000 correspondían a los gastos de trans-
porte: 3.000 reales de vellón por empaquetado y cajas, y otros 3.000 por
el flete desde Londres, a 20 chelines por tonelada de carga, más los gastos
menudos 102 •

102
A pesar de que es similar en número de juegos al de la Catedral de La Laguna que
llegó cuatro años antes, su costo total tuvo un ahorro de unos 2.000 reales, debido a que los
fletes habían bajado de precio en ese corto espacio de tiempo, al estar los barcos de vela
en competencia con los de vapor. Todo ello viene explicado en el «Cuadernillo de notas de
Arturo López de Vergara y Albertos fechado el 30 de marzo de 1947 y enviado a Eduardo
Tarquis». Había sido entresacado de varias anotaciones de un pequeño libro de memorias
de su padre, Juan Bautista López de Vergara y Rodríguez (nacido en 1829), que había tra-
bajado para la casa «Le Btun y Davidson» llevando la correspondencia. Archivo Miguel
Tarquis. Biblioteca de la Universidad de La Laguna. Los datos de este cuadernillo referente
a los órganos de la catedral y de esta parroquia ya los habíamos publicado en Rosario
Álvarez, «El órgano en Tenerife: aportaciones para su catalogación y estudio», en Actas
del V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), vol. n. Excma. Mancomunidad
Provincial Interinsular de Cabildos de Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas, 1985, págs. 671-680.
[29] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 725

La llegada de este nuevo instrumento de gran prestancia y poder so-


noro, con dos teclados, pedalero y 22 juegos, causó un gran impacto en la
población por lo que la prensa se hace eco de esta adquisición en diversos
sueltos 103 . También en Las Palmas el historiador Agustín Millares Torres lo
menciona en sus Anales de las Islas Canarias 104, como un hecho digno de
ser destacado. Piénsese que en 1862 Antonio Portell estaba construyendo
el gran instrumento de la catedral de Las Palmas que todavía hoy tiene este
templo, por lo que tanto el órgano de los Remedios de La Laguna como
éste de Santa Cruz eran entonces los mayores órganos de Canarias.
Fueron los propios tinerfeños los que se encargaron del montaje del ins-
trumento, bajo la supervisión del aficionado palmero Juan E. González 105 ,
al igual que había sucedido con el de la catedral lagunera comprado cuatro
años antes. Las piezas venían numeradas y señaladas y, de este modo, su
composición no debió resultar difícil. Su inauguración tuvo lugar en la
Semana Santa de ese año, concretamente el 17 de abril, después de haber
sido ofrecida una audición privada para aquellos feligreses que habían co-
laborado en su adquisición 106 •
El órgano se encuentra exento en medio de la tribuna, rodeado por la
sillería del coro, que se asienta en un entarimado de dos alturas. Es un
órgano de grandes dimensiones para lo que es usual en Canarias, pues su
caja mide 3 '50 mts. de ancho, 2'83 mts. de fondo y unos 6'70 mts. de alto.
Está confeccionada en madera de pino y pintada en dos colores que dife-
rencian claramente los dos cuerpos del instrumento: ocre el pedestal y gris
en el cuerpo principal. El estilo del mueble es neoclásico y su fachada se

103
El Teide, 12 y 18 de febrero, y 28 de marzo de 1862; El Guanche, 14 de febrero de
1862. No obstante, debieron existir también ciertas críticas, preferentemente dirigidas al
organista, que como era natural aún no dominaba la complejidad de sus mecanismos. Y de
esta manera leemos en el Eco del Comercio del 7 de mayo de ese mismo año lo siguiente:
En testimonio de nuestra imparcialidad nos cumple manifestar y lo hacemos hoy con mu-
cho gusto, que en la función del día de la Santa Cruz tuvimos la complacencia de oír el
órgano que hace poco se colocó en la iglesia matriz. La inmensa diferencia que advertimos
respecto de sus voces, en esta ocasión a la primera que las escuchamos como ha sucedido
a muchos, nos ha convencido de que es un instrumento de gran mérito y de que el profesor
que le toca, a proporción que vaya adquiriendo conocimiento de su maquinaria y combi-
naciones, y dominándole, nos hará confirmar mas en aquella apreciación.= La verdad en
su lugar. Debemos suponer que se estaba refiriendo a Rafael Bethencourt, que cuatro años
antes había inaugurado el de la catedral de La Laguna.
104
Manuscrito inédito conservado en el Museo Canario de Las Palmas.
105
El Teide, 28-3-1862.
106
El Guanche, 6-vn-1861 y 14-n-1862; El Eco del Comercio, 13-vn-1861; El Teide,
28-m y 22 del rv de 1862.
726 ESTUDIOS CANARIOS [30]

ha dispuesto en cinco campos o planibandas de diferentes alturas y anchos


(66'5 + 43 + 1'30 + 43 + 66'5 cms. es la distribución de los anchos de los
cinco castilletes), de las que sólo tres encierran tubos cantantes. El más
alto y ancho es el castillo central, siguiéndole por sus dimensiones los dos
laterales. La decoración de estos tres campos es muy sencilla y elegante,
pues la tubería va enmarcada por arcos de medio punto de bordes dorados,
mientras son coronados por altas y voladas cornisas de bordes rectos con-
formadas por varios tipos de molduras entre las que se exhibe un llamativo
denticulado. Las cornisas de los campos extremos se prolongan por los
costados de la caja. Los campos intermedios, mucho más bajos y de perfil
rectangular, los coronan tallas doradas y tienen como base tablas moldura-
das con filetes dorados.
En esta fachada se distribuyen los tubos más graves del Open Diapa-
son de 8 pies, con siete tubos el castillo central y cuatro los laterales. Las
planibandas intermedias no encierran tubos cantantes, sino cuatro tablas
(medias cañas), que imitan los correspondientes caños. Toda la tubería de
fachada, cantante y muda, va decorada con temas vegetales estilizados en
azul cobalto y dorado, produciendo un bello efecto estético que anima las
sobriedad de la caja del instrumento, decoración que es característica de la
tradición organera inglesa. Las embocaduras, con sus labios en forma de
gota de agua, están dispuestas en línea recta. Tienen orejas y tanto éstas
como los labios y las bases de los pies están dorados, resaltando así sobre
el azul del fondo de los tubos.
Bajo una ancha cornisa que marca la altura del secreto principal está
plantado el pedestal, que tiene 1'90 mts. de alto. Está configurado por pa-
neles moldurados, al igual que los costados y parte trasera del cuerpo prin-
cipal del órgano. En el pedestal se abren cuatro puertas, dos laterales y dos
traseras, que dan acceso al interior del instrumento.
En medio del pedestal se abre la ventana de los teclados manuales, ocul-
tos por dos puertas con su cerradura. Ambos tienen 56 notas (Do 1-sol 5).
La caja y tacos que flanquean los teclados es de madera de espinillo, con
su típico color amarillento, mientras que el varillaje es de roble. Los tacos
del teclado superior han sido sustituidos por otros de pino, trabajados de
forma burda y sin barnizar. Las teclas diatónicas, de 13 '5 cms. de largo en
el primer teclado y 13 cms. en el segundo, tienen uñas de marfil, bastante
desgastadas en sus bordes. Y las cromáticas, de 8'5 cms. de largo en el
primer teclado y 6'8 cms. del segundo, van enchapadas en ébano.
El pedalero, de 25 notas, es de varillaje recto, midiendo 67 cms. de
largo los listones de las notas diatónicas y 12'5 cms. los de las cromáticas.
Éstas van entintadas de negro para imitar el colorido del teclado manual.
[31] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 727

Sobre el pedalero y en el centro se encuentra el zapato que maneja las per-


sianas de la caja expresiva, que está situada atrás y en alto. A un lado y otro
del pedal de expresión se hallan las cinco palancas metálicas de contorno
hexagonal que manipulan las combinaciones fijas: a la izquierda están las
tres del primer teclado y a la derecha, las dos del segundo.
Dentro de la ventana de los teclados, y en hileras verticales de a dos,
están situados los tiradores de los registros, que son de madera torneada
con sección circular. Las placas con los nombres de los juegos en idioma
original son de marfil. Estos tiradores manejan largos árboles y brazos ar-
ticulados hasta llegar a las correderas.
La mecánica de notas del instrumento es la propia de la organería ingle-
sa, formada por balancines y varillas con espárragos y tuercas de cuero. La
reducción del cuerpo principal está detrás de la ventana de los teclados y
debajo se dispone la del pedalero. En cambio, la de la caja expresiva está
dentro y debajo de ella.
El secreto principal está situado a la altura del pedestal y su arca del
viento tiene paneles de cristal, con lo cual se pueden ver las válvulas de
sección piramidal, muelles y alambres sin necesidad de abrirla. Los mis-
mos materiales presenta el arca del viento del cuerpo expresivo. Las cortas
dimensiones de esta caja, que en su parte frontal cierran las persianas, no
permite albergar los tubos de la octava grave de sus registros, por lo que en
lugar de tener cada uno 56 tubos, tienen tan sólo 44.
En el fondo de la caja del órgano está instalado el fuelle, que es de plie-
gues paralelos sistema Coumins. Mide 2.15 mts. de largo y 1.80 de ancho,
y está alimentado por un motor-ventilador eléctrico.
La composición de los registros del órgano es como sigue:
GREATORGAN
1.- Open diapason 8 pies
2.- Stop diapason bass 8"
3.- Gamba 8"
4.- Claribel 8"
5.- Dulciana 8"
6.- Flute 4"
7.- Principal 4"
8.- Fifteenh 2"
9.- Twelfth 2 2/3
10.- Sesquialtera 3 hileras
11.- Cremona 8 pies
12.- Trumpet 8"
13.- Mixture 2 hileras
728 ESTUDIOS CANARIOS [32]

SWELL
1.- Double diapason 16 pies
2.- Open diapason 8"
3.- Stop diapason 8"
4.- Principal 4"
5.- Triplette 2 hileras
6.- Fifteenth 2 pies
7.- Cornopean 8"
8.- Clarion 4"

PEDAL
1.- Open diapason 16 pies

Enganches:
Swell to great
Pedals to great
Octave up great

El segundo teclado está dotado además de Trémolo. Existen para él dos


combinaciones fijas (Piano y Tutti), mientras que el primero puede dispo-
ner de tres (Piano, Mezzo-Forte y Tutti).
Como ya hemos mencionado, todos los registros del segundo manual
carecen de octava grave, por lo que hay que suplirla con el Open diapa-
son y el Stop diapason bass del primer manual, registro que tan sólo tiene
esa octava grave. Hay también otros registros del primer manual que no
están completos como la Gamba, la Dulciana, la Flute y el Principal que
comienzan en el Do 2, la Cremona en el Sol 2 y la Trumpet, que finaliza
en el Do 5.
El instrumento inglés de esta parroquia ha sufrido diversas intervencio-
nes a lo largo de su siglo y medio de vida. Conocemos, por ejemplo, la de
1894, llevada a cabo por el organista de la Catedral Cirilo Olivera, quien
desmontó todas sus piezas para hacerle una limpieza, reparar algunas y
afinarlo 107 • Similares tareas realizaron en tiempos recientes (década de los
ochenta del siglo xx) unos organeros vascos llamados por el P. Moore,
superior de la comunidad jesuita que regentaba entonces la parroquia. Pero
el órgano estaba necesitando una buena restauración, máxime después de
haber pasado ocho años empaquetado en el coro mientras se realizaban las

107
Diario de Tenerife, 12-XI-1894.
[33] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 729

obras de restauración del templo que finalizaron con su reinauguración el


8 de diciembre de 1996.
En 2000 la Unidad de Patrimonio Histórico-Artístico del Cabildo de
Tenerife iniciaba los trámites para llevar a buen puerto estos trabajos. Se
contrató al taller Orgelbauwerkstatt de N orden regido por el organero Bar-
telt Immer, quien se desplazó con cuatro operarios a la isla para realizar
los trabajos in situ. El órgano se reinauguraba en junio de 2001 con un
concierto a cargo del organista Heinrich Walther. Había recuperado su na-
turaleza original y quedaba como un buen ejemplo de la organería inglesa
romántica.

108
LA MÚSICA LITÚRGICA EN EL SIGLO XIX

El 27 de enero de 1822 Santa Cruz de Tenerife era designada por Real


Decreto capital de la provincia de Canarias, lo cual conllevó múltiples be-
neficios que le abrían las puertas a un futuro más prometedor. Y como
sede de la capitalidad, el Ayuntamiento tuvo que asumir un protocolo más
elaborado acorde con los nuevos tiempos, para que la brillantez de los ritos
y ceremonias de obligado cumplimiento ejercieran sobre el ciudadano de
a pie el efecto requerido y éste se sintiera orgulloso de pertenecer a la nue-
va ciudad emergente. Y dentro de estas ceremonias las había meramente
cívicas y también cívico-religiosas, en las que el acto religioso dentro del
templo se convertía en un refrendo de la autoridad civil por parte de la
Iglesia.
La parroquia matriz de la Concepción, única en aquel momento en la
capital, se convierte en el templo idóneo para la celebración de todos es-
tos acontecimientos que necesitan del concurso de la música para lograr
esa buscada magnificencia y, por qué no, teatralidad. Se convierte en una
especie de concatedral, a la que también acuden músicos de la catedral de
La Laguna en ocasiones. Y como el templo carecía de capilla de música,
tal y como ya hemos visto, y ya no era el momento de dotarla 109 , se tiene

108
Para ver con detalle las intervenciones de las orquestas de las sociedades filarmó-
nicas a lo largo del año litúrgico en las distintas iglesias de Santa Cruz en el siglo XIX, así
como los repertorios e intérpretes cfr. Miguel Ángel Aguilar Rancel, op. cit., págs. 46-78
y «La vida musical en Santa Cruz de Tenerife en el tercio central del siglo XIX», El Museo
Canario, vol. uv-n (1999), págs. 465-517.
109
Pensemos que ya por aquellos años las capillas existentes se están disolviendo como
la de la catedral de Las Palmas que lo hizo en 1828. A partir de entonces esta catedral con-
trataría a músicos externos para sus celebraciones.
730 ESTUDIOS CANARIOS [34]

que acudir a músicos civiles, que mediante una «gratificación» como se la


llamaba entonces, participen con sus voces e instrumentos en tales actos
para conferirles esplendor. De ahí la necesidad de tener repertorios idóneos
para ser interpretados durante estas celebraciones, repertorios que hoy se
conservan en su archivo, como comprobaremos en el siguiente epígrafe.
La primera noticia que tenemos de la participación de músicos civiles
en la iglesia de la Concepción es del 6 de marzo de 1820, día en que se
cantó un Te Deum para conmemorar la creación del obispado de Nivaria,
por lo que el Ayuntamiento pidió la colaboración de Francisco Aguilar y
otros músicos «aficionados a la música instrumental» y de Lucas Vizcaíno
y otros «aficionados a la música de voz» por haber tocado y cantado en
la iglesia dando un mayor lucimiento al oficion°. Ello demuestra que en
aquel momento había ya un grupito de músicos con el nivel de ejecución
necesario para participar en estos eventos, mucho antes de que llegara el
francés Carlos Guigou y los aglutinara a todos bajo la etiqueta de Orquesta
de cuerda. Y es esta orquesta precisamente la que interviene en las fiestas
de Corpus de 1828, nada más incorporarse el músico francés, para combi-
narse con las voces en la interpretación de una misa compuesta por él para
esta ocasión 111 . Al frente de ella, Carlos Guigou colaborará eficazmente
con la parroquia durante gran parte de su vida y para ella escribirá muchas
obras religiosas, que fueron estrenadas en diversas ceremonias litúrgicas.
Dada la precariedad en la que siempre vivieron las distintas agrupacio-
nes que fueron surgiendo en el Santa Cruz de entonces, por la iglesia de la
Concepción pasaron casi todas, puesto que esta parroquia nunca adquirió
un compromiso formal y exclusivo con ninguna de ellas. Y de esta manera
vemos cómo en ella actúan no sólo las orquestas de la Sociedad Filarmó-
nica en sus diversas etapas (dirigidas por Carlos Guigou, su hijo Francisco
o Nicolás Alfara) y la de la Filarmónica «Santa Cecilia» (dirigida por Juan
Padrón o José Barcia más tarde), ya a final del siglo, sino que también ac-
túan las bandas de la Milicia NacionaP 12 , la de Rafael Bethencourt Mendo-
za o la de Manuel Rodríguez tanto en procesiones como dentro del templo.
Evidentemente, la participación de estas agrupaciones se limitaba a la Misa
o si acaso al acompañamiento del Te Deum, ya que no tenemos noticias de
que intervinieran en alguna de las Horas canónicas del Oficio divino, don-
de tan sólo lo hacía el clero, el sochantre y el organista.

llo Actas del Ayuntamiento: 67/38 y 40. Citado por A. Cioranescu, op. cit. vol. 1v, pág.
270.
III Ibídem, pág. 271.
112
El Tribuno, 13-N-1837 y El Atlante, 13-lv-1837.
[35] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 731

Las dos grandes festividades cívico-religiosas del año eran sin duda la
del 3 de mayo, festividad de la Cruz, en la que se conmemoraba la llegada
del Adelantado a las playas de Añaza y su gesto significativo de clavar la
cruz en ellas y la del 25 de julio, conmemoración de la gesta de la derro-
ta de Nelson, que coincidía con el día de Santiago Apóstol. Eran las dos
grandes fiestas de la ciudad, que comenzaban con procesiones y funcio-
nes solemnes en la parroquia, en la que siempre se requería por parte del
Ayuntamiento, que era quien pagaba, el concurso de la música. A estas
festividades en la que los estamentos civiles tenían una gran presencia, se
añadían otras meramente religiosas, a las que también acudían las autori-
dades municipales, pero sin obligaciones dinerarias como las de la Inma-
culada Concepción, las de la Navidad, Semana Santa, Corpus Christi y su
Octava primordialmente. A ellas se suman las celebraciones luctuosas por
fallecimientos de monarcas, personajes ilustres o epidemias, actos en los
que asimismo participaban las voces y orquestas de las Filarmónicas inter-
pretando misas de Requiem y Oficios de difuntos.
Estas agrupaciones reunían un nutrido grupo de instrumentistas, en las
que la cuerda era su base fundamental. A ella se sumaban los instrumentos
de viento-madera y sobre todo una gran profusión de viento-metal con
cornetines, clarines, trompas, trombones, oficleide, y a veces un raro ins-
trumento muy usado en las capillas inglesas como era el serpentón. Tam-
bién podían intervenir los timbales. En contraste, los efectivos vocales eran
pobres, pues a las dos voces solistas (tenores y barítonos), se le sumaba un
flaco coro de voces masculinas. No había niños cantores y las mujeres no
participaban en el templo. Aún así la presencia de estos grupos orquestales
en la iglesia debía causar mucha sensación, curiosidad e interés, pues no
se contaba con una tradición de capilla como en la catedral de Las Palmas.
Por ello, tanto la propia iglesia como las autoridades civiles o militares
trataron de que no faltara su intervención.
No obstante, no siempre fue así, por lo que en ocasiones se tenía que
acudir a buenos cantores de la catedral de La Laguna, para que llenaran
con su voz y su arte las naves del templo. De esta manera, nos encontramos
cómo, en 1832, el Comandante General de la provincia solicitó al cabildo
catedral de La Laguna que le diera permiso a dos músicos para tomar parte
en una función que se iba a celebrar en la villa de Santa Cruz. El Cabildo
designó a Manuel Fragoso, maestro de capilla, y al cantor José Sierra113
para esta actuación. Pero al año siguiente, concretamente en diciembre
de 1833, el Ayuntamiento de Santa Cruz invitó especialmente al cantor y

113
Catedral de La Laguna, libro 7° de actas capitulares, cabildo del20-x-1832.
732 ESTUDIOS CANARIOS [36]

compositor Domingo Crisanto Delgado, de cierta fama ya por entonces,


para las funciones religiosas que iban a celebrarse con motivo de la procla-
mación de la Reina. El cabildo catedral le concedió cuatro días de licencia
para concurrir a la fiesta 114 •
Lamentablemente, no tenemos constancia de todas las intervenciones
que estas agrupaciones o músicos tenían cada año en la iglesia, ni de los
repertorios que cantaban y tocaban. La prensa se ocupa de algunas, pero en
sus crónicas apenas los mencionan. En las actas municipales se reseñan so-
bre todo los pagos a los músicos o sus reclamaciones por deuda, pero poco
nos dicen de lo que fueron los actos, e incluso en el archivo de la propia
iglesia en recibos de finales del siglo nos encontramos también con pagos a
los músicos, pero nada sobre las obras interpretadas, aunque sí se recogen
las fiestas en las que intervenían. Por ejemplo, a partir de 1885 (caja 36)
se encuentran los recibos firmados por los responsables de las orquestas,
como Francisco Guigou director de la Filarmónica y Juan Padrón director
de la Santa Cecilia, por las intervenciones de las mismas en diferentes
actos litúrgicos, tales como la fiesta de la Inmaculada Concepción (años
1885, 1886, 1887 y 1896), Jueves y Viernes Santo (entre 1885 y fin del si-
glo), así como pagos extraordinarios a organistas y cantantes en las fiestas
de la Concepción (1886-88), fiesta y novenario de Ntra. Sra. de los Dolores
y Semana Santa desde ese año de 1885 hasta finales del siglo y la fiesta del
Carmen de ese mismo período.
La respuesta a este interrogante que venimos planteando sobre los re-
pertorios nos la da el propio archivo de música, donde se conserva una gran
parte de lo compuesto e interpretado a lo largo de la centuria. Entremos en
él.

EL ARCHIVO DE MÚSICA

Toda la actividad musical desplegada en el siglo XIX, de la que hemos


visto tan sólo algunos ejemplos en el epígrafe anterior, generó por prime-
ra vez en la historia de la parroquia un patrimonio musical considerable,
teniendo en cuenta lo realizado en otras iglesias de la diócesis, incluida la
propia catedral de La Laguna. Se conserva hoy, afortunadamente gran par-

n4 Ibídem, cabildo de\13-xu-1833.


[37] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 733

te de este legado, aunque muchas partituras fueron afectadas por la riada


del 31 de marzo de 2002 115 •
A través del inventario que realizó Juan Marrero a principios de los
ochenta, podemos saber que existen en él 267 partituras, de las que 16 son
impresas, algunas ya del siglo xx, y medio centenar están incompletas 116 .
Las más importantes para nosotros, como es lógico, son todas aquellas
pertenecientes a músicos canarios o residentes en nuestra isla, pues nos da
un panorama bastante completo de lo que fue la creación musical religiosa
de ese siglo en Santa Cruz.
En primer lugar hay que destacar las casi 50 obras de Miguel Jurado
Bustamente (Cádiz, ca.1760-La Laguna, 1828), que fue maestro de capilla
de la colegiata de Ante quera ( 1799-1816) y de las catedrales de Las Palmas
(1816-1820) y de La Laguna (1820-1828) 117 • Hay obras de este autor tanto
en la catedral grancanaria 118 como en la de La Laguna, pero el grueso de su
producción se encuentra en la parroquia de la Concepción, aunque igno-
ramos por qué medios llegaron a este archivo, ya que su trabajo principal
estaba ligado a la catedral lagunera. Aquí se encuentran incluso obras com-
puestas en Cádiz antes de su partida para Antequera y fechadas en 1783 o
1787, otras fechadas en la propia Antequera durante su trabajo al frente de
la capilla de la colegiata, y ya por fin otras realizadas en Canarias. Incluso
hay unas Letanías a 4 vv, comenzadas por su maestro Alonso Ramírez de
Arellano y terminadas por él. Es posible que toda esta creación, que parece
perteneciente a su archivo personal, fuera depositado en la parroquia santa-
crucera por propia voluntad o por la de sus herederos. Se encuentran, pues,

115
Estas partituras estaban depositadas en carpetas y archivadores en el propio archivo
de la iglesia y todas aquellas de los estantes inferiores quedaron empapadas por el agua.
Hubo que subirlas al coro y allí, en un lateral, estuvimos la musicóloga Lourdes Bonnet y
yo varios días extendiéndolas y colocando entre sus páginas hojas secantes. Algunas, muy
pocas, se perdieron irremediablemente, pero otras se secaron y conservaron su tinta. Hoy
esta parte del archivo musical se encuentra en la casa parroquial.
116
Quizás algunas puedan restituirse con los papeles que se conservan en la catedral de
La Laguna, pues es indudable que las partituras se trasladaban de un lugar a otro en deter-
minadas festividades, bien porque bajaran los cantores de la capilla de los Remedios, tal y
como hemos visto en el epígrafe anterior, o bien porque se pedían prestadas y luego no se
devolvían. Ahora sería necesario realizar una labor de puzzle musicológico para tratar de
casar papeles de un lado y otro.
117
Cfr. Rosario Álvarez Martínez, «Miguel Jurado Bustamente», en Diccionario de la
Música española e hispanoamericana, op. cit., vol. VI, pág. 630.
118
Lo la de la Torre, «El Archivo de Música de la Catedral de Las Palmas», El Museo
Canario, vol. XXVI (1965), págs. 183-187. Aquí se encuentran 38 obras suyas compuestas
todas para esta catedral.
734 ESTUDIOS CANARIOS [38]

en este archivo 9 Motetes, 14 Villancicos (ocho de N avi dad, dos de Corpus


y 4 de Kalenda), 4 Salves, 3 Magnifica!, 2 Misereres, 2 Misas, 3 Salmos (1
de Prima y 2 de Vísperas), 2 Lamentaciones, 3 piezas diferentes para Com-
pletas, la Letanía citada compartida con su maestro, 1 Aria al Santísimo
Sacramento, más varios papeles sueltos de su puño y letra pertenecientes a
otras obras. El conjunto vocal empleado en todas estas obras oscila entre 3
y 8 voces, mientras que la plantilla instrumental incluye violines, algunas
veces violas y violoncellos, flautas, trompas, clarines, órgano, variando sus
efectivos de una obra a otra, pero lo que está claro es que las pocas obras
que escribió para la catedral de La Laguna fueron todas vocales, algunas
con acompañamiento de órgano, prueba evidente de que no disponía de
otros instrumentos.
De su discípulo, el güimarero Domingo Crisanto Delgado (1806-
1856)119, que fue cantor, organista, maestro de mozos de coro y sustituto
del maestro de capilla en la catedral de La Laguna, y que más tarde emigró
a Puerto Rico, donde tuvo una brillante trayectoria como organista y direc-
tor de la orquesta de la catedral de San Juan, están depositados en este ar-
chivo tres Misas (una de Requiem incompleta), dos Lecciones de difuntos
completas y otra incompleta, más un Motete y un Miserere. Son obras para
una o dos voces con acompañamiento de órgano o de orquesta (quizás ésta
sea un añadido posterior de Francisco Guigou). Crisanto Delgado compuso
desde finales de los años veinte y hasta su partida en 1836 mucha música
y la que se conserva está repartida en diferentes archivos de la isla 120 • Por
otro lado, de José Palomino (1755-1810) 12 1, brillante violinista al servicio

119
Lola de la Torre, «Domingo Crisanto Delgado (1806-1856), músico canario, orga-
nista de la catedral de Puerto Rico», Revista de Musicología, vol. VI, n°l-2 (1983), págs.
529-540; Daniel Mendoza de Arce, «Domingo Delgado Gómez (1806-56): Puerto Rican
Master Composer», Latin American Music Review, vol. 16, no 2 (1995), págs. 154-164;
y Rosario Álvarez Martínez, «Domingo Crisanto Delgado», en Diccionario de la música
española e hispanoamericana, op. cit., vol. IV, págs. 449-450.
120
Rosario Álvarez Martínez, «Prospección en los archivos religiosos tinerfeños del
siglo XIX», Revista de Musicología, vol. XIV, nos 1-2 (1991), págs. 489-495.
121
Lola de la Torre, «El Archivo de Música de la Catedral de Las Palmas», art. cit.,
págs. 179-181; Lothar Siemens, «El compositor José Palomino y su reforma de la capilla
de música de la catedral de Las Palmas», Revista de Musicología, vol. m, no 1 y 2 (1980),
págs. 293-303; e Historia de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas (1845-1995), y de
su orquesta y sus maestros, Las Palmas de Gran Canaria, Sociedad Filarmónica de Las
Palmas de Gran Canaria, 1995, págs. 31-33; Rosario Álvarez Martínez, «José Palomino»
y junto a Lourdes Bonnet «Los Responsorios de Navidad», libreto de La creación musical
en Canarias 38: José Palomino (1755-1810). Responsorios de Navidad. RALS, CD-38,
COSIMTE-El Museo Canario, REF: DCD/239.Dep. Leg: GC 121/2007.
[39] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 735

primero de la Capilla Real española, después de la corte portuguesa y más


tarde maestro de capilla en la catedral de Las Palmas donde muere, hay en
este archivo tres Salmos, un Motete, dos Arias y un Magnificat, aunque al-
gunas de estas partituras están incompletas. Son obras para una o dos voces
con órgano o con orquesta.
Otros autores representados en el archivo son el grancanario José María
de la Torre (1758-1833) 122 , cantor y violinista de la catedral de Las Palmas
con dos Motetes y un Responsorio; Rafael Bethencourt Mendoza (1824-
1895), hijo del que fuera organista de la parroquia y discípulo de Carlos
Guigou, con ocho Motetes y una Salve; y el lagunero Cirilo Olivera Olivera
(1830-1902)1 23 , organista de los Remedios, al que ya hemos citado en estas
páginas, con una Antífona mariana, un Himno eucarístico y un Invitatorio,
todas ellas a dos voces con acompañamiento de órgano.
Pero los autores que más se volcaron en crear música para la parro-
quia fueron sin duda el francés afincado en Santa Cruz Carlos Guigou y
Poujol (1796-1851), su hijo Francisco Guigou del Castillo (1835-1898) y
el aragonés Mariano Navarro (1835-¿?). Al primero se le debe, como ya
hemos visto, la colaboración bastante asidua de la Orquesta de Cuerda que
dirigía con la parroquia en muchos actos litúrgicos a lo largo del año desde
que llegó a la isla en 1828. Y como en Tenerife no debía haber entonces
repertorios religiosos apropiados para dignificar las grandes solemnidades,
salvando claro está las obras de Jurado Bustamente, y tampoco muchas
oportunidades de conseguirlos, a menos que se copiaran obras del archivo
de la catedral de Las Palmas, se puso manos a la obra y creó una serie de
partituras que quedaron como mudos testigos de la brillantez que debieron
alcanzar algunos de estos actos. Son ya obras que se alejan de los cánones
barrocos, de los que en cierta medida aún estaba imbuido Jurado 124 e inclu-
so de los clásicos de un Palomino, para acercarse al ideal romántico sobre
todo por sus efectivos instrumentales en los que entraba, además de la
cuerda ya con sus cinco partes, :flautín, :flautas, oboes, clarinetes de muchas
afinaciones (en Mib, en Sib y en Do) y fagotes en la madera, cornetines
de pistones, trompas, trombones, oficleide, y hasta un serpentón, en los de

122
Lo la de la Torre, «El Archivo de Música de la Catedral de Las Palmas», art. cit., pág.
167; y Lothar Siemens, Historia de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas (1845-1995),
y de su orquesta y sus maestros, Las Palmas de Gran Canaria, Sociedad Filarmónica de Las
Palmas de Gran Canaria, 1995, págs. 30 y 145.
123
Rosario Álvarez Martínez, «Un piano romántico amable y colorista», en libreto de
La creación musical en Canarias 26. El piano de salón romántico 11, op. cit.
124
En la música religiosa de España la tradición barroca se prolongó durante mucho
tiempo.
736 ESTUDIOS CANARIOS [40]

metal, conjunto al que se añadían los timbales. Y frente a toda esta orquesta
monumental para la época, las partes vocales eran sólo dos o tres y además
masculinas, porque en el Santa Cruz de entonces había muy pocos cantan-
tes y las mujeres aún no podían participar en la iglesia 125 •
De Carlos Guigou 126 existen en el archivo 14 obras: 10 Misas (de ellas
una de Requiem y otra militar de Requiem), fechadas entre 1828 y 1849,
dos Stabat Mater (1829 y 1845), un Miserere (1832) y un Aria. Pero la pro-
ducción religiosa de Guigou no se limita a estas obras, pues en el archivo
del Conservatorio de Música de Santa Cruz se conservan otras partituras de
este género como dos juegos de Lamentaciones y tres Misas, y en manos
de sus descendientes otra Misa a 5 voces y el Requiem a 6 voces dedicado
a su esposa, aparte de otras obras perdidas. La abundancia en este catálogo
de misas demuestra que la preocupación fundamental de este autor fue do-
tar a la parroquia y a los grupos vocales e instrumentales que participaban
en sus festividades del género básico de toda producción religiosa, algo
que era habitual y necesario desde que Guillaume de Machaut escribiera
su primera misa en el siglo xrv. Es curioso, pues que un compositor que
dedicó tanto esfuerzo a su producción civil con óperas, operetas, sinfonías,
conciertos y otra serie de piezas de cámara o para piano, tuviera en lo reli-
gioso esa predilección por este tipo de género, aunque no cabe duda de que
una misa, con sus cinco movimientos contrastantes (Kyrie, Gloria, Credo,
Sanctus-Benedictus y Agnus Dei), era el equivalente a una gran sinfonía
coral y en el amplio y buen acondicionado acústicamente templo de la
Concepción podía resultar grandiosa y vibrante.

125
Ya hemos visto en la nota 28 cómo el sochantre Juan de la Cruz Cordero anuncia sus
clases de canto ante la carencia de jóvenes con voces educadas y aptas para este arte en los
años treinta del siglo que nos ocupa, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo antes de la
desamortización las capillas de música catedralicias y los colegios de niños adscritos a ellas
preparaban sobre todo en el canto al ser éste, como hemos visto, primordial en las iglesias,
y cómo luego la sociedad civil se va a volcar más en la enseñanza de los instrumentos con
el fin de crear orquestas y bandas de viento.
126
Rafael Hardisson Pizarroso (Amaro Lefranc), «La música, la medicina y el Dr. Gui-
gom>, en Sesión Literaria en Homenaje a la memoria de su ilustre presidente el Excmo. Sr.
Don Diego Guigou y Costa, Real Academia de Medicina, Santa Cruz de Tenerife, 15-vn-
1946; Rosario Álvarez Martínez, «Carlos Guigou y Poujol», en Diccionario de la Música
española e hispanoamericana, op. cit., vol. VI, pág. 59 y libreto del CD La creación musical
en Canarias 10. Sinfonías de Carlos Guigou Poujol (1799-1851), RALS, CD-10. Fan Mu-
sic, Santa Cruz de Tenerife, 1999. Un catálogo completo de la obra de este autor se puede
ver en Armando Alfonso, Carlos Guigou (1796-1851 ). Un compositor francés en Tenerife,
Santa Cruz de Tenerife, Auditorio de Tenerife, 2003, págs. 375-384.
[41] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 737

De su hijo Francisco Guigou del Castillo, de cuya faceta de organista


de la iglesia matriz ya hemos hablado, hay en el archivo de la parroquia 2
Misas a dos voces y coros (de una de ellas dos versiones: una con órgano
y otra con orquesta), un Miserere, 4 Motetes para el tiempo de Pasión, dos
Arias para la octava del Corpus y una Pastoral para la noche de N avi dad.
Pero también de él hay orquestaciones de obras de otros autores. Y por
último, de Mariano Navarro, también organista de la Concepción, como
ya hemos visto, se conservan 2 Misas (una de Requiem), 6 Letanías, 9
Motetes, 4 Salves, 2 Lecciones de difuntos y varias piezas más de diferente
naturaleza. La mayoría de estas partituras están escritas para dos voces (te-
nor y barítono) y órgano, las Salves con acompañamiento de piano y sólo
el Requiem y una de las Lecciones de difuntos lleva orquesta.
Aparte de todas estas partituras de autores adscritos a la parroquia san-
tacrucera o a la catedral de La Laguna, hay otra serie de obras de compo-
sitores peninsulares o extranjeros, que no podemos enumerar aquí para no
alargar más este epígrafe. Tan sólo citaremos a Joaquín Oliveira Paixao,
Antonio Rodríguez de Hita, Hilarión Eslava, Manuel Cordero, Rafael Ca-
lahorra, Manuel Francisco Caballero, José Espín y Guillén, etc. Algunas de
ellas están copiadas por Francisco Guigou.
Todo esto constituye un valioso patrimonio musical que nos han legado
varias generaciones de músicos de forma desinteresada, pues no hemos
encontrado ni un solo recibo en el archivo parroquial referido al pago de
alguna de estas obras a sus autores. Esta tarea la iglesia no la valoraba.
738 ESTUDIOS CANARIOS [42]

Foto l. Facistol. Foto 2. Sillería del coro.

Foto 3. Sillería baja. Foto 4. Tapa del cantora!.


[43] LA MÚSICA EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN 739

Foto 5. Página del cantora!. Foto 6. Página del cantora!.

Foto 7. Miniatura con la Inmaculada del Foto 8. Órgano inglés de Bebington and
cantora!. Sons (1862).
Antonio Oliva y Torres, compositor tinerfeño
del siglo xvm
(*ca. 1758 - tpost 1793)

LOTHAR SIEMENS HERNÁNDEZ

Resumen. La catedral de Las Palmas generó un archivo musical con la producción


de compositores contratados en la península desde el siglo xvr. En el último cuar-
to del siglo xvnr, las circunstancias favorecieron que, excepcionalmente, algunos
músicos canarios de la capilla musical compusieran también para el templo, entre
ellos Antonio Oliva, natural de Tenerife y educado desde niño como cantor e ins-
trumentalista de violonchelo de la catedral. Se da a conocer aquí la biografía y
trayectoria profesional de este músico, con alusión a la creación musical que de él
ha prevalecido.
Palabras clave: Antonio Oliva, compositores (siglo xvm), música de la cate-
dral de Las Palmas.

Abstrae!. The Cathedral of Las Palmas created a musical archive with original
works or composers from mainland Spain starting from the sixteeth century. In
the last quarter of the eighteenth century, circumstances were such that, as an
exception, sorne Canarian musicians from the music chape! composed also for the
church. A mongst them was Antonio Oliva, a native ofTenerife. He was educated
from childhood as a singer and cello player with the church. It is our intention here
to make known this musician's biography and professional career whith special
reference to that of his music which has prevailed.
Key words: Composers (eighteenth century), Las Palmas cathedral music.

l. Los COMPOSITORES CANARIOS ANTES DE ANTONIO ÜLIVA

Desde el siglo xvr hasta principios del XIX, la creación musical de tipo
culto que se produce en Canarias orbita exclusivamente en tomo a la cate-
dral de Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria, centro del obispado de
las Islas. Eran los maestros de capilla, como es sabido, los compositores
contratados para dirigir la polifonía e ir produciendo la música propia de
cada catedral, un patrimonio que hace que cada una posea su particular
expresión musical diferenciada en las misas, salmos, motetes y demás cán-
742 ESTUDIOS CANARIOS [2]

ticos religiosos con que se adornan los días solemnes de la liturgia. Para
esa tarea creadora, que en la catedral canaria se acerca a las dos mil obras
conservadas y compuestas exclusivamente para ella a lo largo de cuatro
siglos, raramente se promocionaba en las grandes catedrales a músicos
formados entre sus muros. Se solían convocar y realizar oposiciones, con
edictos hechos públicos en los principales obispados del reino.
Para la catedral de Las Palmas de Gran Canaria tales oposiciones se
convocaban hasta finales del siglo xvn en Sevilla, y en el siglo siguiente en
la corte: allí se hacían los exámenes de los músicos y allí se instrumentaba
ante notario el contrato del ganador por el representante-apoderado del
cabildo catedralicio canario 1 • La sucesión de maestros de capilla y de orga-
nistas contratados por este procedimiento garantizaba la solvencia profe-
sional del seleccionado y también la renovación estética de los repertorios,
de acuerdo con las últimas corrientes musicales. Así se evitaba, pues, la
endogamia intelectual y la fosilización estética. ¿Y qué pasaba con los jó-
venes talentos que estos maestros de la música y del órgano formaban en
nuestra catedral? Pues que no pasaban de cantores o instrumentistas entre
sus muros, o bien de organistas segundones de la propia catedral o de las
diversas parroquias principales del obispado. Si alguno pretendía entrar en
la élite de los maestros de capilla u organistas principales de España y sus
dominios, habría de acudir a realizar oposiciones para las plazas vacantes
de la Península o de los virreinatos de América. Que nosotros sepamos
hasta ahora, esto ocurrió una vez con el joven organista Sebastián Henrí-
quez, que no obteniendo esperanzas de acceder a la organistía mayor de
la catedral de Las Palmas, donde se había formado, se fue a opositar a la

1
Para el conocimiento de lo acaecido en la catedral de Santa Ana de Canarias véase el
libro de Lo la de la Torre, La música en la catedral de Las Palmas, 1514-1600. Documentos
para su estudio, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 1983. Toda la documentación
posterior referente a la música, extraída por la misma autora de las actas capitulares cate-
dralicias, cuya publicación seriada abarca hasta ahora desde 1601 hasta 1800, figura bajo
el título «Documentos sobre la música en la catedral de Las Palmas (y entre paréntesis los
años que abarca cada entrega)» en el documentario de la revista-anuario El Museo Canario
(Las Palmas de Gran Canaria), en aportaciones ininterrumpidas desde el volumen L-1995
al LXI-2006, y continuará en los próximos años con la documentación del siglo XIX. Gra-
cias a la magna investigación de esta autora, ya publicada con útiles índices (elaborados
sucesivamente por Javier Romero, Inmaculada Sanabria, Isabel Saavedra Robaina, Liliana
Barreta y Roberto Díaz Moreno), tenemos fácil acceso a la historia musical catedralicia
de Canarias y a sus personajes. Todos los documentos invocados en este trabajo llevan su
fecha, por lo que eludimos sobrecargar con notas la paginación de los anteriores trabajos
de donde han sido extraídos, pues la misma fecha remite inequívocamente a la localización
del texto original.
[3] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 743

Península y actuó en tomo a 1700 como organista de la catedral de Cádiz.


Con anterioridad, en la segunda mitad del siglo xvr, otro magnífico orga-
nista canario formado con los mejores maestros de España, Luis de Armas,
por una pelea con el cabildo catedralicio de Las Palmas emigró a América
y se vinculó a la catedral de Santa Fe de Bogotá, de la que llegó a ser ca-
nónigo maestrescuela2 .
Muchos de los cantores e instrumentistas canarios de la catedral de Sa,n-
ta Ana sabían componer música, perola producción para la catedral les
estaba vedada, por ser prerrogativa exclusiva de los maestros de capilla
que ocupaban el puesto en propiedad. Sólo en los periodos de magiste-
rio vacante encarga el cabildo las composiciones anuales de tipo efímero
(los villancicos polifónicos de Navidad y Corpus, por ejemplo) al cantor
encargado de dirigir la capilla hasta la llegada del nuevo maestro. Y estas
composiciones no se recogían en el archivo catedralicio, por lo que hemos
podido constatar.
Por esos «interregnos» del magisterio de capilla conocemos los nom-
bres de una serie de músicos canarios y no canarios, empleados de nuestra
capilla de música catedralicia, que eventualmente compusieron y cuyas
obras no se conservan. Hay, no obstante, algunas excepciones, favorecidas
por circunstancias muy especiales. Hubo un maestro de capilla canario en
el siglo xvr: Ambrosio López (Las Palmas de G. C., 1532-1590)3 • Éste
progresó desde niño como cantor en nuestro templo, y entre 1561 y 1565
se fue a realizar estudios en la Península, de donde vino como canónigo de
nuestra catedral. Sus estudios habían sido también musicales, con los mejo-
res maestros del momento (suponemos que con los hermanos Guerrero en
Sevilla). En una época en que nuestra catedral se esforzaba por amueblar el
gran templo recién construido, el canónigo López, quien desde su llegada
como prebendado, y sin perjuicio del maestro de capilla titular, componía

2
Cfr. Lo la de la Torre: «La catedral olvidada. Su música en el siglo xvr», en Actas del
m Coloquio de Historia Canario-Americana (1978), Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo
Insular 1 Casa de Colón, 1980, págs. 95-100. En este artículo abunda sobre las diferentes
generaciones de los organeros y organistas de la familia canaria Armas y los que, de ellos,
emigraron a América.
3
Sobre este importante músico, primer (y hasta ahora único) polifonista canario del
Renacimiento, véase Manuel Lobo Cabrera y Lothar Siemens Hemández, «El canónigo
Ambrosio López, primer polifonista canario, y su salmo In exitu Israel de Aegypto», El Mu-
seo Canario, xux (1992/94), págs. 161-205, incluyendo análisis y transcripción del salmo
aludido. Véase también un resumen actualizado sobre su vida y obra en Rosario Álvarez
y Lothar Siemens, La música en la sociedad canaria a través de la historia. 1 , Desde el
período aborigen hasta 1600, Ed. del Proyecto RALS de Canarias, El Museo Canario y Co-
simte, 2005, págs. 329-336.
744 ESTUDIOS CANARIOS [4]

también obras para nuestra catedral a petición del cabildo, según consta en
las actas capitulares, asumió el magisterio de capilla entre 1574 y 1590 a
cambio de un salario (complementario del de sus rentas como canónigo)
muy inferior al de cualquier cantor. Fue un gesto generoso por su parte. De
López conservamos un salmo a 4 voces y una Misa ferial a 6.
Hubo también un gran organista principal canario en la segunda mitad
del siglo xvn: el palmero Juan González Montañés (1630-171 0). Y éste,
que también componía (sólo se han preservado, para alternar con el gre-
goriano, los versos impares a 4 de su «Himno al glorioso San José»), pre-
tendió además que lo nombraran por sus méritos maestro de capilla, sin
conseguirlo: las oposiciones en Sevilla se imponían. Otros compositores
canarios de su tiempo, cantores que alcanzaron incluso prebendas en nues-
tra catedral, como Jorge Díaz, Juan Macel, Bartolomé de Vega y otros, se
guardaron sus obras para sí y se han perdido.
El siglo xvm nos traerá el inicio de un cambio. En su segunda mitad
va a comenzar el florecimiento de compositores autóctonos, en eclosión
exponencial, que generarán un movimiento propiciatorio de las sociedades
filarmónicas civiles del siglo xrx. Los cambios que se generaron desde que
irrumpió la Era Contemporánea favorecieron lo que se venía gestando des-
de comienzos del último cuarto del Siglo de las Luces. Nuestro primer com-
positor de vocación fue Mateo Guerra (Las Palmas de G. C., 1735-1791 ),
cantorcito de la catedral, formado cerca del maestro de capilla Joaquín
García Sanchís (Anna, Valencia, ca. 1710- Las Palmas de G. C., 1779),
y que llegó a ser organista segundo de nuestra catedral4 • Guerra encontró
un resquicio para la composición desde que se vinculó asiduamente a la
diputación de músicos que enviaba anualmente la catedral a las fiestas de
Nuestra Señora del Pino en la villa de Teror, para las que compuso varias
obras muy notables que se conservan. Su talento para componer favoreció
que se le nombrara en nuestra catedral maestro interino (1779-1780) al
fallecer el gran Joaquín García, y nuevamente ocho años después (1788-
1791) al renunciar al cargo el sucesor de éste, Francisco Torrens.
El ejemplo de Mateo Guerra favoreció la irrupción entre los muros de
nuestra catedral de una segunda generación de jóvenes compositores insu-

4
Cfr. Cristina Molina Rondán, «Mateo Guerra (1735-1791 ), destacado músico y com-
positor grancanario», El Museo Canario, uv-1 (1999) (Homenaje póstumo a Lola de la
Torre Champsaur), págs. 405-428. También figuran la mayoría de sus obras, interpretadas
y grabadas, en el disco dirigido por Emilio Tabraue, «Mateo Guerra (Las Palmas, 1735-
1791 ): Motetes y Villancicos con solistas, coros y orquesta», CD no 8 de la serie La creación
musical en Canarias que bajo el sello RALS publican El Museo Canario de Las Palmas y la
asociación Cosimte de Tenerife.
[5] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 745

lares del siglo xvm: el grancanario José Rodríguez Martín5 y el tinerfeño


Antonio Oliva, personaje objeto del presente artículo, y aún de una tercera
generación que se continúa después de ésta, representada principalmente
por Cristóbal-José Millares, Agustín-José Bethencout y Jase Ma de laTo-
rre, nacidos todos en el último cuarto del siglo xvrn y cuyas biografías y
labor creativa se adentran más en el siglo XIX. Encontramos ya entre éstos
unos apellidos que inauguran una larga trayectoria musical e intelectual en
Canarias que alcanza hasta nuestros días.

2. EL TINERFEÑO ANTONIO OLIVA Y TORRES: ANTECEDENTES Y SU ÉPOCA


DE NIÑO TIPLE EN LA CATEDRAL DE SANTA ANA (1767-1774)

Sobre los antecedentes de Antonio Oliva sabemos muy poco. Es seguro


que era del norte de Tenerife, reclutado probablemente por el curato de
Icod como niño cantor para la catedral de Las Palmas. Pero los intentos que
hizo en su momento Juan Manuel Trujillo Torres para localizar su partida
de bautismo en Icod a través de terceros no obtuvieron buen fruto 6 • Lo cier-
to es que la catedral del obispado, cuando no encontraba en Gran Canaria
niños de linda voz y buena inteligencia para educarlos como cantores, se
dirigía a la Iglesia de Icod para que seleccionaran desde allí algunos niños
tinerfeños. Por esta vía debió llegar Antonio Oliva a la catedral de Las
Palmas, siendo admitido en octubre de 1767, y esta fecha remonta su na-
cimiento hacia 1758/9, pues los niños eran por lo general reclutados como
futuros cantorcitos en tomo a los ocho años de edad (más o menos). Confir-
ma este cálculo lo que se declara en el pleito que le puso Oliva a la capilla
de música de la catedraF, donde el abogado de ésta afirma en uno de sus
alegatos, a principios de 1794, que nuestro músico tenía 35 años de edad.
El maestro de capilla de la catedral tenía la obligación de mantener a su
cargo permanentemente, como mínimo, a tres niños tiples, mozos de coro
que eran incorporados escalonadamente a sus enseñanzas, como acabamos

5
Cfr. Lothar Siemens Hemández, «José Rodríguez Martín (1754-1814), un destacado
instrumentista y compositor canario que emigró a Venezuela», Revista de Musicología,
xxx/1 (2007). No declaramos paginación, pues este trabajo se encuentra en vías de edición
en el momento de redactar el presente artículo.
6
Las actas matrimoniales de la parroquia de Icod documentan la existencia en aquel
lugar de personas con los apellidos Oliva y Torres, e incluso se localiza algún matrimonio
que pudo ser el de los progenitores de nuestro músico. Pero lo cierto es que su partida de
bautismo no se ha encontrado allí.
7
Véase más abajo el apartado 6 y su nota 12.
746 ESTUDIOS CANARIOS [6]

de decir, en tomo a los ocho años de edad; y con bastante anticipación al


momento en que pudiera producirse el cambio de voz de alguno de ellos,
iba incorporando noveles que estuvieran preparados en el momento de la
crisis vocal del veterano. De la selección se ocupaba directamente dicho
maestro, que en el momento que nos ocupa era el extraordinario composi-
tor Joaquín García8 , quien alertaba a los párrocos del obispado y también
acudía personalmente a las escuelas del barrio de Triana de Las Palmas a
examinar a los muchachos con inteligencia y oído musical que pudieran
detectarse. Así, localizados en una escuela del Terrero de Triana, entraron
en la catedral a mediados de los años cuarenta los hermanos Nicolás y
Mateo Guerra, y a mediados de los cincuenta Antonio Betancourt y Miguel
Ramos Noria, y así entró también y fue adscrito a la capilla de música José
Rodríguez Martín en 1762, que compartió formación con los hermanos
Rodríguez Guillén, por referimos a unos pocos muchachos que alcanzarían
relevancia como músicos e incluso como compositores (casos de Mateo
Guerra y Rodríguez Martín) y con los que conviviría el joven Antonio
Oliva.
El ingreso de Oliva como cantorcito de la catedral se anuncia en cabildo
el26 de octubre de 1767, en que se llama a cabildo para resolver sobre «un
memorial de Antonio de la Oliva y Torres en que suplica ... se le admita por
mozo de coro aplicado a la capilla». Cuatro días más tarde, el día 30, se
complementa ante los capitulares tal petición con el informe del maestro de
capilla. En él dice García que, «habiendo hecho experiencia de la voz del
suplicante y demás circunstancias que le son precisas, le parece ser mere-
cedor de la gracia que solicita», por lo que queda admitido como mozo de
coro supernumerario, esto es, sin sueldo hasta que sea útil y se produzca
alguna vacante de los mozos veteranos.
En la primera mitad de los años sesenta fueron tiples José Rodríguez
Martín, luego destacado instrumentista y compositor, Carlos Rodríguez
Guillén, quien falleció en la adolescencia, y Nicolás Herrera, quien tras

8
Sobre este destacado maestro de capilla español del siglo xvm véase Lothar Siemens
Hemández, Estudio y transcripción de Joaquín García: Tonadas, Villancicos y Cantadas
para voz sola concertada con instrumentos y bajo continuo, Cuenca, Instituto de Música
Religiosa de la Diputación Provincial, 1984. Contiene un estudio histórico preliminar sobre
el compositor y su magisterio de capilla en Las Palmas. Algunas de las obras contenidas en
este volumen y otras inéditas del mismo género, pero a dos, tres y cuatro voces con instru-
mentos, interpretadas con la participación de instrumentos históricos por el grupo «Zara-
banda» que dirige Álvaro Marías, pueden escucharse en el CD n° 15 de la serie La creación
musical en Canarias del sello RALS que editan El Museo Canario y Cosimte. Este CD viene
asimismo acompañado de un enjundioso libreto informativo.
[7] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 747

mudar la voz haría carrera en la catedral como ministril de instrumentos


de viento. En 1765 comienzan a entrar los futuros sustitutos de estos ve-
teranos: fue admitido Domingo [Rodríguez] Guillén, uno de los hermanos
menores de Carlos, y luego, en el 67, entran Francisco González Marina,
Luis Casado y nuestro tinerfeño Antonio Oliva.
Dos años estuvo como supernumerario Oliva en la catedral, viviendo
seguramente en casa de don Joaquín García, quien siempre lo trató con ma-
yor deferencia que a los demás. Oliva recibía manutención sin cobrar más
sueldo que alguna pequeña propina tras sus primeras intervenciones en
las fiestas de Navidad y Corpus. Al fallecer en noviembre de 1769 Carlos
Rodríguez Guillén, se le asigna a su hermano Domingo el día 13 de dicho
mes la renta entera que tenía aquél como mozo (100 reales anuales), y la
media renta de 50 reales que éste percibía será desde entonces el primer
sueldo asignado a Antonio Oliva. Ello se justifica en actas haciendo constar
que recibe tal adelanto «respecto a prometer [Oliva buena] voz, y que se
instruirá bien en la música según los buenos principios con que se halla,
como lo asegura el maestro de capilla». Con esta media renta continúa dos
años y pico más, pues sólo el 13 de enero de 1772 habrá un nuevo reajuste
en la asignación de sueldos para los muchachos, aplicándosele ya la renta
entera de 100 reales a Oliva, esto es, la que tenía el monaguillo fuellista y
sacristán menor del Sagrario Manuel López, que dejó de prestar servicios
en la catedral.
Ya con esta rentita puede comenzar Oliva a acceder a préstamos de la
catedral con cargo a futuros sueldos, como hacían casi todos los músicos:
pide y se le conceden 12 pesos el 17 de octubre del 72, y un año después
pide y disfruta de sus primeras vacaciones de seis días (7 de octubre del
73). Da la impresión de que comienza a imbricarse en otras actividades en
la población de Las Palmas para las que va a necesitar tiempo y dinero.
Buscaría sin duda algunas alternativas profesionales para el caso de que su
voz no sirviera tras la muda, pues en ese momento está acabando de mudar
la voz.
El 24 de enero de 1774, en efecto, presenta un memorial al cabildo
suplicándole se sirva a mandar que el maestro de capilla informe sobre
su voz, lo que realizó el maestro sobre la marcha en presencia del cabildo.
Tuvo suerte: había obtenido un bello timbre de tenor-barítono, y así, tras
haber demostrado ante todos sus cualidades y visto y oído el informe de
García, el cabildo acordó por unanimidad mantenerlo con plaza de mozo
de coro cantor adscrito a la capilla con 45 ducados de renta sin baja. Co-
mienza de esta manera su andadura como músico profesional de la capilla
catedralicia de Santa Ana.
748 ESTUDIOS CANARIOS [8]

3. LAS ENSEÑANZAS DEL MAESTRO JOAQUÍN GARCÍA

La capilla de música en la que quedó inserto Antonio Oliva estaba for-


mada fundamentalmente por cantores y ministriles canarios, músicos que,
como él, comenzaron su andadura como mozos de coro cantores y que al
mudar la voz pudieron seguir cantando o, si no, aprendieron a tocar instru-
mentos con los ministriles veteranos de la capilla. En el siglo xvn se impor-
taban cantores e instrumentistas de la Península, fundamentalmente, pero
desde que llegó a Las Palmas el maestro de capilla Diego Durón, en 1676,
favoreció la formación de los cantorcitos como músicos y ministriles para
la catedral, y esta política continuó entre 1735 y 1779, época de actuación
de su sucesor, el maestro Joaquín García9 •
García, al margen de un excepcional compositor, debió ser un notable
ejecutante de violín y era además un buen conocedor de los adelantos ins-
trumentales del primer tercio del siglo xvm. Bajo su magisterio, la partici-
pación de instrumentos más modernos le dará a su música un vuelo artís-
tico desconocido en las islas antes de su llegada. Joaquín García exigía de
casi todos aquellos mozos que tras la muda pretendieran ser incorporados
a la capilla (incluyendo a los que sólo deseaban ser cantores), que no fue-
ran admitidos como músicos profesionales de la catedral hasta no dominar
varios instrumentos (no sólo uno), lo que constituyó a veces un verdadero
suplicio para algunos. Así para Antonio Betancourt (famoso luego como
memorialista y comerciante de la calle La Peregrina de Las Palmas), quien
tras su muda en 1762 quiere aprender a tocar el oboe y García lo obliga
además a aprender chirimía, bajoncillo, flauta y violín. Pasó un calvario
de exámenes y reprobaciones con el maestro hasta que, gracias a su tena-
cidad inquebrantable, fue finalmente admitido como músico profesional,
más por imposición del cabildo que por voluntad del maestro, y a la postre
escogió como especialidad el bajón, instrumento de viento muy necesario
para fundamentar el tono del canto llano diario y que le permitiría, por
tanto, ser útil en el coro de prebendados al margen de la capilla cuando le
conviniera.
Este proceso de adaptación hubo de ser presenciado con harta inquietud
por los jóvenes cantores recién incorporados. Domingo Rodríguez Gui-
llén, por ejemplo, que al parecer (y al contrario que su hermano Carlos,
fallecido en 1769) tampoco era santo de la devoción de García, acabó por
marcharse de sochantre a la villa de Teror, y luego a Tenerife, donde tuvo
un gran protagonismo como dinamizador musical desde la recién creada

9
Bibliografía sobre Joaquín García, vide supra nota 8.
[9] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 749

Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Laguna 10 • En cambio


Antonio Oliva, admitido como cantorcito en 1767, obtuvo tras la muda la
buena voz que hemos sabido y, con el beneplácito de García, a quien el
muchacho respetaba con devoción, probablemente por haber estado acogi-
do en su casa durante todo ese tiempo, ingresó como cantor profesional en
la capilla sin que el maestro le exigiera aprendizajes instrumentales, cosa
verdaderamente excepcional. Su adiestramiento en el violón fue posterior
y una exigencia del sucesor de García, ya en los años ochenta.
Da la impresión de que Joaquín García, quien tenía un superior talento
para la composición (que era lo que primordialmente le gustaba), debió
sentir cierta aversión por la pedagogía. Aclaraba lo mínimo, y el alumno
de música debería realizar por sí mismo un gran esfuerzo para progresar,
apoyándose en sus compañeros, fijándose en los demás y estudiando solo.
Porque de aquel maestro, a quien el cabildo recriminaba regularmente a
causa de su poca dedicación para dar lecciones y de su descuido en la
enseñanza de los mozos, sólo cabía esperar una fría exigencia crítica. No
había esperanza de que enseñara a componer a ninguno. Mateo Guerra iba
aprendiendo este oficio por sí mismo, escudriñando las magníficas obras
del maestro y copiando partituras del archivo de música, y de esta manera
se adiestró, tal vez con la ayuda suplementaria del organista Juan de Castro
(llegado de Sevilla en 1751 y fallecido en Las Palmas en 1788, discípulo
del gran José Blasco de Nebra y un pedagogo musical y del órgano más
asequible que García), de cuya mano llegó a ser Guerra segundo organista
de la catedral.
Antonio Oliva, más cercano a García que ninguno, debió tomar buena
nota de todo esto. Cuando mudó la voz se asentó en la capilla catedralicia
sin sufrir las presiones que soportaron sus otros compañeros y comenzó a
actuar solamente como cantor y sin tener que aprender instrumentos, pero
también, por iniciativa propia, se interesó particularmente por la compo-
sición, sin esperanza de que por el cabildo se considerara esta faceta de
su personalidad musical, pero a la que intentó dar rienda suelta cuando,
muchos años después, faltó un maestro de capilla en la catedral, según ve-
remos. Por lo pronto, su vida profesional como cantor cumplidor y sumiso,

10
Al haber sido Domingo Rodríguez Guillén abuelo del compositor tinerfeño Eugenio
Domínguez Guillén, Lo la de la Torre incluyó datos novedosos sobre aquél y su vinculación
a la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Laguna en su monografía Noticias
sobre el compositor Eugenio Domínguez Guillén (1822-1846), Tenerife, Aula de Cultura
del Cabildo Insular, 1980.
750 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

nunca pretendiendo estar en primer plano, se inicia a raíz de mudar la voz,


al comenzar el año de 1774.

4. OLIVA, MÚSICO TENOR DE LA CATEDRAL CANARIA EN LA ÉPOCA FINAL


DE GARCÍA (1774-1780)

Tres meses y medio después de haber sido admitido como cantor fijo,
Oliva sufre un percance ocular, del que se da cuenta en la sesión capitular
del2 de mayo de 1774, autorizándose un curioso remedio en los siguientes
términos:

En este cabildo propuso el señor deán Domínguez que, en atención a hallarse


Antonio Oliva, músico de esta santa iglesia, enfermo con una nube en un ojo, y
habiéndole pedido por caridad que para remedio de dicha nube se le permitiere
pasar por el ojo el zafiro que está en el cajón de las sedas ... se acordó se abra
el cajón, se saque la sortija en que está el expresado zafiro a cuidado del señor
deán para que, hecho el remedio que se expresa, se vuelva a guardar.

Asistía el muchacho a los momentos finales de su maestro Joaquín Gar-


cía, cuyo declive se comenzaba a hacer notar: frecuentes dolores de cabeza,
falta de concentración, relajamiento de su autoridad y, finalmente, un claro
derrumbe de salud que le llevó a la muerte en octubre de 1779, tras varios
meses de achaques y ausencias en los que, por encargo expreso del cabildo,
era suplido por Mateo Guerra. Éste asumió interinamente el magisterio en
el momento de la defunción, y en tal puesto permaneció hasta que llegó de
la Península un nuevo maestro, Francisco Torrens, en octubre de 1780.
Durante estos seis años y medio la trayectoria de Antonio Oliva en la
catedral no cobra mayor relevancia: está afianzando su oficio como can-
tor de la capilla, y lo hace a satisfacción de sus superiores y del cabildo.
Recibe algunos préstamos sobre futuras rentas, dando siempre fianza, y
también recibe aumentos de salario, a saber:
4 de julio del 74: Se le prestan 60 pesos a pagar de sus tercios corrientes.
16 de septiembre del 75: se le prestan 30 pesos y al mismo tiempo se
le aumenta el salario a 75 ducados anuales sin baja en consideración de su
aplicación a la música y al cumplimiento de su obligación.
9 de mayo del 77: se le aumenta la renta anual hasta 112 pesos y medio.
Ya con este salario, que es poco más de la mitad de lo que recibía un
cantor veterano, debió comenzar a activar más intensamente sus negocios
externos, para los que pide días de permiso en sucesivos años: en la misma
[11] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 751

fecha del último aumento reseñado pide y se le conceden diez días para
ir al campo, e igualmente, para lo mismo, 12 días el 22 de junio del 79,
y cuatro días más el 24 de noviembre del mismo año. Se alude a él como
músico de voz de la capilla.
17 de mayo de 1780: pide prestados 130 pesos para pagar sus deudas,
y visto que sólo tiene de renta 112 pesos y medio anuales y que no le debe
nada a la catedral, se acordó aumentarle su renta hasta 150 pesos corrientes
anuales para sus desempeños, lo que implicó el adelanto del dinero solici-
tado. Pocos días después se le conceden 1O de licencia para ausentarse.
En ese año de 1780 se le incluye por vez primera en la diputación de
músicos que nombraba el cabildo cada año en agosto para ir a solemnizar
las fiestas del nacimiento de Nuestra Señora en Teror (8 de septiembre), las
popularmente llamadas «fiestas de la Virgen del Pino», que eran encabeza-
das desde hacía años por el ya presbítero Mateo Guerra. Tal diputación es-
tuvo compuesta ese año por los siguientes miembros: Mateo Guerra como
cantor, organista y director, con los cantores Miguel Ramos Noria, Antonio
Oliva (que se estrenaba en tal menester), el mozo tiple Roque González y
los instrumentistas Antonio Betancourt (bajón), Francisco Marina (oboe),
Francisco Flores (violín) y Francisco Romero Marta (oboe y bajón), más
el sochantre mayor de la catedral don Joaquín González.
Reintegrados todos a la catedral, el mes de octubre les traería la no-
vedad de la llegada del nuevo maestro de capilla contratado en Madrid.
Se trataba de don Francisco Torrens, gran organista y a su vez hijo de un
afamado maestro de capilla de la catedral de Málaga.

5. TRAYECTORIA DE ÜLIVA DURANTE EL MAGISTERIO DE TORRENS Y HASTA LA


MUERTE DE MATEO GUERRA (1780-1791 ). MÁS DE MEDIO AÑO EN lcOD ( 1781)

Tras 45 años de García en Las Palmas, la música había evolucionado


bastante fuera de las Islas, y así Torrens, desde que llegó, examinó el es-
tado de la capilla de música y anunció un plan de reforma para adaptar su
plantilla a las exigencias musicales de los nuevos tiempos. Como primera
observación, fue consciente de que quienes habían aprendido a tocar el
violín con García o con sus discípulos estaban anclados en una técnica
ampliamente superada, por lo que, teniendo noticia de que había unos vio-
linistas muy notables de paso hacia América en Tenerife, pidió al cabildo
que los invitara a tocar en la catedral de Las Palmas con la esperanza de ser
contratados si gustaban.
752 ESTUDIOS CANARIOS [12]

Dichos violinistas eran el veterano don Francisco Mariano Palomino y


su hijo Pedro Palomino. El primero, natural de Zaragoza, había estado más
de cuarenta años en Madrid como director y empresario teatral de obras lí-
ricas, operando como violinista líder de su propia orquesta, y era padre del
afamado don José Palomino, violinista nacido en Madrid en 1755 y que,
tras haber pertenecido a la plantilla de violinistas de la Capilla Real espa-
ñola, se encontraba en ese momento en Lisboa como violinista de cámara
del rey de Portugal. Pedro, su hermano menor, que acompañaba al padre,
era también un magnífico violinista. Vinieron de Tenerife estos músicos a
finales de diciembre y tocaron en la catedral durante los oficios de Navidad
y Reyes, y fue tal la impresión que causaron, que los canónigos de Santa
Ana los contrataron inmediatamente como primer y segundo violín de la
capilla, con expresa obligación de formar escuela y adiestrar a los violinis-
tas canarios en las nuevas técnicas de dicho instrumento.
El plan de Torrens para la reforma de la capilla se presentó ante el ca-
bildo el 19 de enero de 1781, y en él se insiste en que todos los cantores
deben aplicarse a aprender instrumentos, dada la relevancia que la música
instrumental iba adquiriendo, y así, en el punto 7° de su memoria se le asig-
na a cada miembro el aprendizaje de varios o de un solo instrumento, según
los casos, y se ordena a Antonio Oliva a aprender el violón, esto es, el
violonchelo, y se añade: «A todos estos se les entregarán respectivamente
los instrumentos que han de tocar, previniéndoles el cuidado con que deben
manejarlos para su conservación, y estarán prontos para usar de ellos a la
voluntad del maestro cuando lo tenga por conveniente. Los destinados a
violín, violón y contrabajo concurrirán diariamente en casa del violín pri-
mero a tomar lección ... y de esta obligación se deberá hacer cargo el violín
segundo cuando el primero no pueda desempeñarla por falta de salud, y no
en otro caso». Igualmente, el maestro de capilla se comprometía a exami-
nar a cada uno de seis en seis meses e informar al cabildo de la respectiva
aplicación y aprovechamiento de todos.
Esto produjo reticencias y malestar en la capilla, y lo cierto es que tal
reforma no se pudo llevar a cabo con el rigor que Torrens pretendía. An-
tonio Oliva se despidió voluntariamente de la catedral al poco tiempo de
tal innovación, ausentándose durante más de medio año (calculamos que
desde febrero hasta octubre del 81, gran parte de ambos inclusive). Sabe-
mos, por el pleito al que nos referiremos en el apartado 6 de este trabajo,
que estuvo entonces en Tenerife, para perpetuarse en el pueblo de IcocJ1 1•

11 Museo Canario, departamento de Musicología, legajo M-21 n° 9, fol. 25-v. Véase la

descripción de este manuscrito en el apartado 6 y su nota 12.


[13] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 753

La inestabilidad generada por la reforma y por la poca habilidad de To-


rrens para imponerse al personal debió generar poco después medidas para
suavizar la presión sobre los músicos, intentando el cabildo reconducir la
inestabilidad del personal de la capilla. Oliva presentó el 6 de octubre de
1781 un memorial al cabildo pidiendo su readmisión en la catedral, y el día
13 siguiente resolvió el cabildo lo siguiente:

[Se lee] un memorial de Antonio Oliva, músico que fue de la capilla de música
de esta santa iglesia, en que pretende se le reciba al servicio de la misma capilla
por las razones expresadas en dicho memorial [razones que no se recogen en
las actas] ... Se acordó que se le admita en dicha capilla con la misma renta que
gozaba el día de su despedida, con la reintegración a la misma antigüedad y
parte en percances y más derechos que tenía adquiridos en dicha capilla hasta
el referido día de su despedida. Y le comenzará a correr la renta desde el día en
que se presente a servir en dicha capilla ...

La última frase nos sugiere que, al formular esta petición, se encontraba


todavía en Tenerife, desde donde la envió, siendo el acuerdo positivo del
cabildo indispensable para decidir su regreso a Gran Canaria.
Fue precisamente en febrero de 1781 cuando el cabildo decidió aco-
meter la construcción de la gran fachada neoclásica de la catedral, obra de
gran envergadura que supondría una enorme inversión a lo largo de varias
décadas. Esta decisión llevaría aparejados algunos recortes presupuestarios
que afectarían también a la capilla de música, decidiéndose entonces, tras
haberse efectuado las gravosas contrataciones de Torrens y los Palomino,
no importar en muchos años nuevos músicos de la Península, sino intensi-
ficar la promoción de los canarios educados en la catedral. Esto ocurre en
un momento en que comienzan a producirse otros cambios de organización
que afectan también a la música como, por ejemplo, la aplicación desde
julio del mismo año 81 de la real orden de Carlos m por la que se suprime
toda la parafernalia carnavalesca del Corpus (los bailes de los mozos de
coro, la tarasca, los gigantes y cabezudos, etc.) que se organizaba con cargo
a la catedral, determinándose que el tiempo que ocupaban las danzas ante
el Santísimo se rellenara con conciertos espirituales de violines, dándose
así a partir de entonces mayor entrada a la música puramente instrumental
a cargo de la capilla. Esto implicaba retomar el plan prácticamente fracasa-
do de Torrens, para intentar ponerlo en práctica.
Torrens se tomó un tiempo para volver sobre la carga y conseguir lo
que pretendía, acaso persuadiendo previamente de manera personal a los
754 ESTUDIOS CANARIOS [14]

interesados. Así, el4 de mayo del 82 presenta un nuevo informe al cabildo,


que ratifica lo siguiente (los puntos suspesivos suplen las partes del texto
suprimidas):

Visto el informe del maestro de capilla acerca de si convendría que algunos


músicos de voz se apliquen al manejo de los instrumentos y ... algunos mi-
nistriles al ejercicio de la voz ... y que ... Antonio Oliva y Pedro Colmenares,
músicos de voz, pueden aplicarse el primero al manejo del violón, de que ya
tiene principios, y el segundo al de la arpa ... se acordó ... que Oliva y Colme-
nares, sin salir de la clase de músicos de voz, se apliquen respectivamente al
manejo de los instrumentos expresados para ejercitarlos, y también la voz, a
disposición del mismo maestro.

Antonio Oliva, por tanto, hubo de seguir aplicándose al violonchelo


como obligación definitiva, y lo cierto es que alcanzó un nivel más que
aceptable, lo cual le permitió ser útil en el futuro a la capilla en sus sesiones
de música instrumental. Pero también sería el violonchelo el instrumento
causante de su despido de la catedral once años después, como veremos en
su momento.
En septiembre de 1782 vuelve a formar parte el cantor Oliva de la di-
putación musical que cubre las fiestas de Nuestra Señora del Pino en Teror,
compuesta prácticamente por los mismos músicos a los que acompañara
tres años antes, y a continuación se le conceden 15 días de licencia. Estas
licencias se verán acrecentadas poco a poco en los años siguientes: de 15
días anuales que se le conceden hasta 1788 se pasa a 20 días a partir del 89
y 25 días en los años 92 y 93. Asimismo, asistimos a esporádicas peticiones
de créditos, que oscilan entre los 50 pesos que se le conceden en el 85 a los
200 que obtiene en el 91, dejando siempre como fianza su propio sueldo.
El último préstamo aludido viene avalado por el último aumento de salario
recibido, que se fijó en mayo de 1791 en 180 pesos y 12 fanegas de trigo
anuales.
No se registran en todos esos años incidencias dignas de ser resaltadas:
su vida profesional se reducía a cumplir estrictamente con su obligación,
siempre como cantor y eventual violonchelista 2° (el 1o era Francisco Mo-
rales Ramos), pero sin asumir puestos de cierta responsabilidad en la ca-
pilla, como los que sí asumieron sus compañeros cantores Miguel Ramos
Noria, jefe del coro 1°, y José Rodríguez Martín, jefe del coro 2°, siendo
éste además un instrumentista polivalente (tocaba admirablemente el vio-
lín, el arpa, el clave, el órgano y además componía).
[15] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 755

En 1785 se presentó el proyecto del Colegio de San Marcial para la edu-


cación de los mozos de coro, una iniciativa en la que tuvo alguna parte el
canónigo don José de Viera y Clavijo, institución cuyos estatutos y puesta
en marcha se documenta el año siguiente. Esto significaría un aumento en
la calidad de los muchachos formados para la catedral. Y otro aconteci-
miento notable es que empezó a rumorearse entonces que la iglesia cató-
lica en España decidiría pronto que se suprimieran los villancicos muchas
veces excesivamente «populares» de Navidad, Corpus y otras festividades,
recomendando, para mayor devoción, que fueran sustituidos por los Res-
ponsorios de Maitines a los que dichos villancicos habían suplido desde el
siglo xvr. Fue Viera y Clavijo quien gestionó la compra en Madrid de los
Responsorios en latín compuestos por el afamado maestro de la Real Capi-
lla de la Encarnación don Antonio Rodríguez de Hita, que se incorporaron
al archivo canario, quedando suprimidos definitivamente los villancicos ya
desde 1790.
Esto tuvo consecuencias importantes para la capilla de música. Don
Francisco Torrens, bien seguro de lo que se avecinaba y de que iba a quedar
liberado de la composición obligatoria anual de más de 15 obras en caste-
llano de considerables dimensiones cada una (un trabajo enorme inherente
a la condición de maestro de capilla en cada catedral), decidió retornar a su
antigua profesión de organista, en la que era muy diestro, una oportunidad
que se le ofreció al fallecer el titular de la catedral de Santa Ana, Juan de
Castro Madrigal, en 1788. Se anticipó así Las Palmas a la orden eclesial
española de suprimir los villancicos, y ésta se llevó a efecto en dicho año
88 en que Torrens solicitó la organistía mayor de la catedral tras renunciar
a su puesto de maestro de capilla. De paso se quitó de encima la lidia diaria
con los cantores e instrumentistas, en la que nunca se sintió cómodo. Ma-
teo Guerra asumió el magisterio, pero sin que se le relevara de su condición
de organista segundo.
Mateo Guerra, sin embargo, estaba ya enfermo y sin fuerzas para asu-
mir como tarea añadida y con la energía pertinente la dirección de la capilla
musical. Su vida se va apagando y fallece finalmente en 1791. Se abrió
entonces un difícil dilema para la catedral, empeñada en no contratar un
nuevo maestro en la Península sino en promocionar a los canarios. Y es
que éstos eran cada vez menos, dado que la política formativa de los mo-
zos por Torrens había sido también un fracaso. José Rodríguez Martín fue
nombrado maestro de tiples al asumir Torrens el órgano (una competencia
del maestro de capilla que Guerra no quiso entonces asumir) y aspiraba a
que lo nombrasen maestro cuando faltara Guerra. Pero los designios de la
curia eran otros.
756 ESTUDIOS CANARIOS [16]

6. AÑOS FINALES DE ANTONIO ÜLIVA EN LA CATEDRAL DE


SANTA ANA (1791-1793): SU DESPIDO

El óbito de Mateo Guerra tres años después del de su maestro de órgano


Juan de Castro no fue el único contratiempo que sufrió la catedral cana-
ria entonces: se jubiló también en 1791 el bajonista Antonio Betancourt,
protegido del canónigo Madan y de los familiares de éste, que le apoyarán
para abrir su negocio comercial en la calle de la Peregrina. También pide
jubilación, por encontrarse muy menoscabado de salud, el violinista 1o don
Francisco Mariano Palomino, quien fallecerá en febrero del 92 y cuyas
funciones serán asumidas por su hijo Pedro.
Al fallecer Guerra, el cabildo decide que la dirección de la capilla de
música sea asumida por el cantor más antiguo: Miguel Ramos Noria, cuyas
dotes para la composición eran poco menos que nulas (primó más el ser
el de mayor antigüedad, lo cual fue un inconveniente para la mejora de la
capilla). Torrens se había ofrecido a seguir componiendo algunas obras en
latín para la catedral, cosa que no cumplió, y José Rodríguez Martín, que
aspiraba a ser el maestro, le ofrece a la catedral desde 1790 composiciones
suyas, cuando el declive y la próxima muerte de Guerra eran inminen-
tes. Pero la decisión se tomó de aquella manera, y lo que hicieron con
Rodríguez Martín, que era sin duda el más dotado y capaz para inyectar
nuevos entusiasmos en el grupo, fue aislarlo más, nombrándolo segundo
organista para suplir la vacante de Guerra. Rodríguez había presentado ya
nuevos tiples de prometedoras condiciones, enseñando incluso a algunos
a iniciarse en el violín, como a Cristóbal-José Millares, que se reveló bajo
sus directrices como buen cantorcito, como excelente violinista y también
como avanzado discípulo de tecla. Millares, que sería abuelo del historia-
dor Agustín Millares Torres, llegaría a ser organista mayor de la catedral al
fallecer Torrens en 1806.
De Antonio Oliva no nos revelan las actas gran cosa durante todo este
tiempo. Pero es evidente que aspiraba a que lo consideraran también como
compositor, pues en estos años aprovecha la oportunidad para llamar la
atención sobre sí y suministra a la catedral unas cuantas creaciones suyas
que pasaron a engrosar el archivo musical de nuestro primer templo. De
ellas nos ocuparemos en el último apartado de este artículo. Y es esta faceta
creativa suya, que de pronto aflora y nos sorprende, lo que le da valor histó-
rico a una personalidad que, de no haber cultivado la composición y legado
para Canarias unas cuantas obras suyas, nos hubiera pasado prácticamente
desapercibida.
[17] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 757

Desde que se reajustan los puestos de responsabilidad en la capilla y ve


Oliva que no ha sido considerado lo más mínimo, piensa ya en marcharse.
Un colegial de San Marcial llamado Juan de Victoria, muy buen cantor y
buen violinista ya, pide el 2 de mayo de 1791 que se le conceda ocupar la
sacristía mayor de Icod, lo que no se le otorga por ser hombre prometedor
para la capilla de música de la catedral. Al mismo tiempo se lee en cabildo
un memorial de Antonio Oliva pretendiendo también dicho empleo o que
se le suba el sueldo. Se prefirió subirle el sueldo a 180 pesos y 12 fanegas
de trigo anuales, como hemos declarado más atrás. Pero es evidente que
Icod le tentaba. Sus vacaciones anuales, de 25 días en esta última década,
le permitirían ir a Tenerife y volver a Gran Canaria con comodidad: algo
tendría por aquellos lares. En 1793 será expulsado de la catedral, y sor-
prende que no se molestara lo más mínimo en recurrir la expulsión, sino
que optara por desaparecer, aunque no sin reclamar a la hermandad de la
capilla de músicos ciertos haberes a los que creía tener derecho. Pero vea-
mos primero las circunstancias de su expulsión.
Desde finales del92 hasta entrado el año 93 mantuvo el cabildo catedral
un pulso muy tenso con el caballero corregidor de la ciudad de Las Palmas
don Vicente Cano, porque éste obligaba a los instrumentistas de la capilla
catedralicia a tocar en sus saraos y los metía en la cárcel si se negaban.
En el cepo estuvo Cristóbal-José Millares por faltar a casa del corregidor
la noche en que la joven esposa de este músico acababa de dar a luz. La
contundencia del cabildo catedral en defensa de los músicos y defendiendo
la utilización exclusiva de sus criados fue decisiva para poner al corregidor
en su sitio, y ello conllevó una serie de medidas, entre las que se acordó
prohibir que ningún músico sacara instrumentos de la catedral para tocar
en actos particulares, bajo amenaza de expulsión.
Unos meses después, ell9 de agosto de 1793, el señor Toledo, chantre
de la catedral, expuso al cabildo lo siguiente:

... que sin embargo de que había manifestado a los músicos de esta santa igle-
sia, y cara a cara al músico Antonio Oliva, de que no parecería bien, atendidas
las desazones que hubo en el principio de este año, el que se resolvieran a
hacer funciones en puestos públicos, sobre lo que no les impedía sus acciones,
y que sólo les mandaba el que no tuviesen que, valerse de los instrumentos de
la iglesia para ellas; teniendo entendido que el referido Oliva llevó el violón
de la iglesia a los conciertos que se hicieron en la noche del día de ayer en la
Alameda, y Miguel Texera una flauta de la iglesia, con cuyo motivo en esta
tarde misma mandó al sepulturero a buscar el violón a casa de don Pedro Pa-
lomino, primer violín, y al entrar en la iglesia el sepulturero le encontró Oliva,
758 ESTUDIOS CANARIOS [18]

y preguntándole éste a aquél de dónde venía y respondiéndole que venía de


buscar el violón, le respondió Oliva: «Dígale vuestra merced al señor chantre
que no tengo ninguno que darle, que el cabildo me lo dio y el cabildo me lo
puede quitar». Que con este motivo puso al dicho músico Oliva cuatro ducados
de multa y le despidió de la iglesia, ínterin daba parte al cabildo; y así mismo
puso otros dos ducados de multa al músico Texera por haber llevado la flauta
a dicha función, no obstante el requerimiento que había hecho a los músicos
el mismo día de la función, aunque éste mandó la flauta inmediatamente se
le pidió, y lo hacía presente al cabildo para que resolviese lo que tuviese por
conveniente. Y conferido y votado por bolillas secretas, nemine discrepante, se
acordó se confirma todo lo hecho por el señor chantre en cuanto a las multas y
despedida del músico Oliva.

Luego volvió el cabildo sobre el asunto y, considerándose que la falta


de Tejera, al haber sacado la flauta contraviniendo la disposición del cabil-
do, era tan grave como la de Oliva, decidieron despedirlo también. Detrás
de todo esto subyace la corriente de reducción de la capilla de música que
defendía un buen número de canónigos y racioneros, así que estas circuns-
tancias dieron pie a justificar poco a poco la mayor reducción del cuerpo de
músicos, pues la obra de la fachada pesaba sobre la economía de la catedral
enormemente.

7. EL PLEITO DE OLIVA CONTRA LA CAPILLA DE MÚSICA (1793-1794)

Antonio Oliva no pidió disculpas para ser readmitido, ni mostró inten-


ciones de volver a la capilla catedralicia. El último episodio conocido de
su vida en Las Palmas de Gran Canaria se reduce al pleito que le puso a
sus compañeros en aquella capilla de música de la que había formado parte
toda su vida anterior. Es un pleito por dineros (de maravedises, según se
expresa en la documentación), en el que llevaba todas las de perder, pero
en el que se obstinó, sin duda con la esperanza de obtener algún beneficio
económico que necesitaba.
La documentación original de este proceso judicial se encuentra en El
Museo Canario, y su portada reza así: « + 1 Jesús, María y José año de
1793. 1Autos yntentados por Dn 1Antonio de la Oliba vecino de esta Ciu-
dad 1 Contra 1La Capilla de Música de la Santa /Y glesia Cathedral de estas
1Yslas. 1 Sobre 1 Satisfasión de marabedises 1 que pretende como yndibi- 1
do que a sido de ella. 1 Jues: El Sr Alcalde maior: 1 Procuradores: 1 Por
[19] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 759

Oliba: Martel. 1 Por la Capilla: Peres. 1 Escribano: Navarro (rúbrica)>F


Este pleito lo plantea en Las Palmas el 25 de septiembre de 1793 y sus
alegaciones terminan el21 de febrero de 1794, no incluyendo este legajo
el fallo final que, por las trazas de lo que se alega, da la impresión de no
haber sido favorable a Oliva.
A través de su procurador en Las Palmas José Martel Monzón, que ex-
hibe ante el juez sus poderes, Oliva, cuyo origen nunca se declara, sino sólo
que es vecino de esta ciudad, alega que fue miembro de la capilla de músi-
ca durante 21 años (se entiende que miembro adscrito definitivamente a la
plantilla, sin contar su periodo como niño tiple), en los cuales tenía derecho
a parte de los «percances» o beneficios que los músicos, como hermandad
reglada, percibían al actuar en actos externos, como novenas, entierros,
etc., de los cuales se deducía una parte que pasaba al fondo que se aplicaba
a sufragar los entierros de los músicos de dicha capilla, el de sus mujeres y
sus padres, así como gastos de médico. Reclama, al haber sido despedido
de la catedral, que por la hermandad de músicos de la capilla catedralicia
debe devolverle «a juicio prudente y por un cálculo metódico, lo que en los
referidos 21 años hubiera depositado en la arquilla de entierros, por no ha-
ber hecho uso de ello: mi parte -argumenta su procurador- no debe per-
der lo que depositó para un fin que no se ha de seguir». Y esta demanda se
basa en que, tras haber realizado con anterioridad Oliva y por segunda vez
tal reclamación directamente a sus compañeros, éstos «procedieron a echar
suertes y repartir el caudal de mi parte, acordando desbaratar el arca y que
cada uno de los individuos existentes llevara para sí su prorrata, engrosada
sin duda con el contingente de mi parte». Es esta una visión metafórica de
lo ocurrido con su parte, pero que no debía ser físicamente cierta, pues no
se vuelve sobre ella en el juicio.
El juez traslada la notificación de la demanda judicial al presidente de la
hermandad Miguel Ramos Noria, como maestro de la capilla, y a sus mú-
sicos, y éstos nombran para defenderse al procurador Antonio José Pérez,
quien presenta ante el juez los poderes que aquellos le han otorgado. En
contestación a la demanda, Pérez presenta el 30 de octubre un escrito en el

12
El Museo Canario, dep. de Musicología, caja M-21, no 9. Consta el legajo de este
pleito civil, ordenando sus partes por orden cronológico, de 38 folios numerados formando
un cuaderno cosido, más 4 sueltos sin numerar, más otro cuaderno cosido de 8 folios sin nu-
merar conteniendo las testificaciones recogidas antes de emitirse el fallo, que no se incluye.
Procede de los fondos depositados en el Museo por don Agustín Millares Torres o por el Dr.
don Gregario Chil y Naranjo a fines del siglo xrx.
760 ESTUDIOS CANARIOS [20]

que pide que Oliva responda ante el juez bajo juramento varias preguntas,
que formula. Son, en resumen, las siguientes 13 :
1a Cómo es cierto que al ser expulsado o marcharse de la capilla vo-
luntariamente alguno de sus miembros, éste, según los estatutos de dicha
capilla, «haya de perder inmediatamente el derecho que tenga a la arca de
entierros».
2a Cómo es cierto «que en otra ocasión que salió el declarante de la ca-
pilla y se fue al lugar de Y cod en la Y sla de Tenerife, no reclamó intereses
algunos contra el arca, porque sabía muy bien no tener derecho alguno en
fuerza de lo prevenido por dichos estatutos, y que aunque permaneció cer-
ca de un año fuera de ella se mantuvo pasivo».
3a «Si es verdad que los referidos estatutos previenen igualmente que,
volviendo a entrar en la enunciada capilla el que hubiese salido de ella
expulso o voluntario, se tendrá como si no hubiese salido, y por lo tanto el
declarante, cuando volvió a entrar después que vino de Y cod, recuperó el
goce y parte que tenía en el arca de entierros».
4a Si es cierto que el dinero no lo ponen en el arca los músicos directa-
mente, sino separándolo de los percances que se cobran, bien por toda la
capilla, bien por los pocos o muchos individuos de ella que asisten a las
funciones externas, destinando una parte para entierros y otra para el mé-
dico, de acuerdo con los estatutos.
sa Cómo es cierto además que dicha arca está gravada anualmente con
cinco pesos para veinte misas, con tres para el secretario y con cinco más
para la custodia de dicha. arca.
6° Cómo es cierto que todos los músicos que ingresan en la capilla se
obligan con su firma a guardar lo establecido en los estatutos, y que éstos
han estado vigentes durante su época de servicio a la capilla.
El siete de noviembre comparece Oliva ante el juez y responde bajo
juramento lo siguiente:
1o Que es cierto lo que dicen los estatutos, aunque carecen todavía de
Aprobación Real (que al parecer estaba en trámite).
2° Que no hizo reclamación de su parte cuando se fue a Tenerife «por-
que salió con ánimo de volver a ser individuo de la capilla, como así se
verificó».
3° Que es cierto lo que disponen los estatutos y que se remite a lo decla-
rado en las dos preguntas anteriores.

13
Jdem, fols. 12-14.
[21] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 761

4° Que es cierto que los músicos no desembolsan dinero directamente


en el arca, pero que «es lo mismo desembolsar que dejar de percibir aquella
parte que a cada uno le corresponde de los percances».
5° Dice que son «ciertas las pensiones que contra el arca se enuncian [en
los estatutos, pero que] ignora si están o no satisfechas, así como [si] nada
de cuanto previenen los estatutos se observa».
6° Que tiene por cierto no estar los músicos obligados a observar las
constituciones de la capilla, porque están hechas por un juez incompetente,
cual lo es el eclesiástico, y porque además no tienen la Real aprobación del
Supremo Consejo 14 .
El pleito está plagado de apremios y denuncias entre los dos abogados
litigantes, especialmente por incumplimiento de plazos para contestar. Sólo
el 18 de enero de 1794 presenta Antonio José Pérez su alegato de defensa
de los intereses de la capilla, pidiendo, naturalmente, que se menosprecie
la demanda y librar a sus representados de toda obligación dineraria. Carga
sus argumentos en la obligación de cumplir los compromisos contraídos,
es decir, en respetar lo prevenido por los estatutos a los que cada uno se
acoge. Alega que desde que se erigió la hermandad de la capilla hasta el
presente, nadie ha pretendido cosa igual a lo que pretende Oliva, «siendo
bastante prueba de esto lo mismo que acaeció con el que pide, en la oca-
sión que se retiró para perpetuarse en el pueblo de Y cod, tiempo en que no
reclamó cosa alguna, no obstante manifiesta en su declaración al segundo
particular de mi citado escrito, de que no lo hizo porque salió con ánimo de
volver a ser individuo de dicha capilla, como si esta admisión o nueva en-
trada dependiera de él y no de otros, que estarían, o no, prontos a recibirle,
además de otros acasos que pudieran impedírselo».
Sigue rebatiendo en su alegato las endebles argumentaciones de Oliva,
aduciendo que los estatutos de los músicos son iguales a los de otras her-
mandades con similares fines, de lo que recabará más adelante la declara-
ción de diversos mayordomos de algunas de ellas, como testigos de esta
aseveración y de que jamás se había producido reclamación alguna similar
a la de Oliva por cofrades que eran expulsados o cesaban voluntariamen-
te15. Las argumentaciones y fundamentos jurídicos de Pérez nos parecen

14
Jdem, fo1s. 14v-15v.
15
Figuran dichas testificaciones en el cuadernillo adjunto al final del legajo, de 8 folios
sin numerar, en el que declaran los mayordomos de las hermandades de la Casa de Cuentas
de la Catedral, el de la de San Agustín, el de la de Nuestra Señora del Rosario del Convento
de Predicadores, y otros que no declaran su adscripción.
762 ESTUDIOS CANARIOS [22]

sólidos y bien pensados, aunque al no aportar nada a la biografia de nuestro


músico vamos a obviar aquí el restante contenido de su largo alegato 16 •
La respuesta de José Martel Monzón, procurador de Antonio de la Oli-
va, es un prodigio de equilibrio en la cuerda fioja 17 , con frases como la si-
guiente: «consideramos esto como un contrato innominado de "do ut des",
[donde] no verificándose el "des" debe cesar el "do"». Y desde luego, no
entra en el espinoso asunto de la baja voluntaria de Oliva en 1781, que
duró casi un año (diez meses), siendo readmitido al año siguiente mediante
petición razonada al cabildo en un memorial, y sin haber reclamado nada
cuando se fue. Alega además que «no se puede inducir obligación en don
Antonio Oliva porque en su menor edad, y al tiempo en que casi no enten-
día lo que hacía, y sólo con el miedo de evitar que se le dejara de dar parte
entera [en los percances], firmara unas constituciones que solo tienen el
nombre de tales, y de cuya observancia sólo se trata en este y semejantes
casos cuando se solicita captar lucro». Pide finalmente que se le pague a
Oliva, pero no especifica qué cantidad. Ésta, como bien argumentó su opo-
nente, sería además imposible de calcular, dada la naturaleza del fondo y la
manera aleatoria en que se iba generando, no por todos los músicos, sino
unas veces por unos, otras por otros, a veces por la mayoría, sin que pu-
diera saberse, en caso de querer calcularse, cuál había sido la contribución
parcial de cada uno en general y de Oliva en particular, para restarle luego
la parte proporcional correspondiente de los gastos de misas y administra-
ción anuales. Porque en definitiva, según deducimos, Oliva y su abogado
tampoco sabían qué cantidad estaban reclamando.
En un nuevo alegato aportado el 31 de enero del 94, Pérez se admira
de que la parte contraria no hubiera desistido de su empeño, critica las mal
traídas razones de Martel, tratando de desmontarlas una por una. Aduce
que «toda demanda debe ser puesta pidiendo con justo motivo, y cosa que
sea fija y líquida: la presente carece de todos estos requisitos ... ». Y conclu-
ye: «En suma, por cuantos aspectos quiera mirarse la inmatura pretensión
de don Antonio Oliva, se gradúa de temeraria e intempestiva, y se hace
acreedora al perpetuo silencio, condenación de costas y demás que tengo
solicitado en dicho mi anterior escrito» 18 .
No conocemos el final de este pleito, pero es fácil suponer que Oliva
no lo ganó.

16 Documento citado, fols. 25-28.


17
Idem, fols. 30-33.
18
Idem, fols. 35-38.
[23] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 763

8. OLIVA FUERA DE LA CATEDRAL Y SU PROBABLE EMIGRACIÓN A AMÉRICA

¿Qué hizo Oliva a partir de su despido y a dónde se fue en los años si-
guientes? Sólo contaba con 35 años de edad: era un cantor notable, tocaba
el violonchelo y además sabía componer. En la catedral no se vuelve a
hablar de él, y su paradero final es aún un misterio.
Nuestro recordado amigo Juan Manuel Trujillo Torres (1907-1976), in-
separable compañero y colaborador de Lo la de la Torre, que miraba a Oliva
con especial simpatía por llevar también su segundo apellido y ser, como
él, de Tenerife, nos aseguraba que hábía emigrado a Venezuela. Ignoramos
el origen de esa certeza. Pero, en efecto, tal aseveración viene en parte
abonada por un pasaje del pleito, en el que el abogado de Oliva, interesado
en que la tramitación del mismo fuera lo más ágil posible, se queja de las
reiteradas demoras del abogado contrincante, revelándonos que de tal ac-
titud «se infiere la malicia con que procede, aspirando sólo a entretener y
granjear tiempo, o bien porque mi parte se fastidie de su seguimiento, o el
de seguir su destino a la América, que será pronto» 19 • No se nombra Vene-
zuela, pero de esta declaración se deduce que Oliva, efectivamente, tenía
previsto emigrar pronto a América. Ahora bien: cada vez se conoce mejor
el plantel de músicos que había a fines del siglo xvm y principios del XIX en
Venezuela, sin que el nombre de Antonio Oliva haya aflorado todavía en la
documentación de este país.
Lo cierto es que Oliva, según parece, no se fue inmediatamente, lo cual
se deduce de nueva documentación localizada por la investigadora Isabel
Saavedra Robaina, quien con otros fines ha analizado los entresijos jurídi-
cos del pleito de Oliva y papeles afines en el legado documental de la Real
Audiencia de Canarias conservado en el Archivo Histórico Provincial de
Las Palmas. Allí figura un libro de notificaciones de causas al procurador
José Martel Monzón 20 , que era el de nuestro músico, en el que constan va-
rias notificaciones ajenas y posteriores al pleito que hemos descrito, y las
mismas atañen muy directamente a aspectos de la vida particular de Oliva
en la ciudad de Las Palmas. Es lástima que sólo conozcamos la mera for-
mulación de tales notificaciones, aunque no los documentos a que aluden,
cuyos detalles por lo tanto ignoramos. Son las siguientes:
En 1794 firma dicho procurador: «Recibí los autos de don Juan Romero
sobre los bienes de Leonor Guedes».

19
Idem, fol. 19.
20
AHPLP: Libro de conocimiento o entrega de causas a don José Marte! Monzón. Real
Audiencia, sección de procesos, vol. vm, expediente 11603.
764 ESTUDIOS CANARIOS [24]

El 5 de marzo de 1795 firma: «Recibí los autos de don Antonio Oliva


sobre la partición de bienes de Leonor Guedes con don Juan Romero» 21 •
El 13 de abril de 1795 firma: «Recibí diez y ocho piezas de los autos
sobre partición de los bienes de Leonor Guedes y de don Antonio de la
Oliva».
Ell2 de febrero de 1796 firma: «Recibí los autos de partición de Leo-
nor Guedes con don Antonio Oliva, digo el expediente de cuentas de don
Juan Romero y su hermano don Antonio» 22 •
1797: «Recibí los autos de partición del Alférez don Gerónimo de la
Oliva y de los de Leonor Guedes, los que contienen diez y nueve cuadernos
con foxas en esta forma ... ».
De tratarse del mismo Antonio Oliva, o de la Oliva, cuyo devenir como
músico hemos estudiado, lo cual parece muy probable tratándose además
de su mismo procurador, se deduce de todo esto lo siguiente:
- Que Oliva se encontraba aún en Las Palmas en 1795 (a menos que
actuara por él un apoderado).
- Que tenía negocios o propiedades comunes y por tanto estrecha rela-
ción con una tal Leonor Guedes.
- Que hay un tal Juan Romero al que se nombra como hermano suyo,
también involucrado en la partición23 •
- Que tiene en Las Palmas otro hermano o pariente, involucrado tam-
bién en este asunto, a quien se-invoca como «el Alférez don Gerónimo de
la Oliva».
Todo esto nos habla de un entramado social de Oliva fuera de la ca-
tedral y ajeno a la música que en estos momentos desconocemos, pero
cuya futura investigación, de realizarse, nos ilustrará sin duda sobre otros
aspectos de la personalidad de este compositor tinerfeño que se afincó en
Gran Canaria.
Parece evidente, para concluir, que el pleito de Oliva contra la capilla y
estas particiones de bienes estaban motivadas por la necesidad del músico
de hacer dinero de sus bienes raíces y derechos en la Isla antes de mar-

21
Idem, fol. 210.
22
Idem, fol. 118.
23
Debe tratarse del mismo Juan Romero al que cita el cronista Isidoro Romero Ceba-
llos en su Diario cronológico histórico de los sucesos elementales, políticos e históricos
de esta Isla de Gran Canaria (1780-1814), tomo 1 (ed. de Vicente J. Suárez Grimón, Las
Palmas de G.C., Cabildo Insular, 2002), págs. 142-3, donde dice: «El día 31 de agosto de
1785 otorgué carta de pago ... a favor de don Juan Romero como tutor y curador ad bona de
los bienes de doña Francisca Aponte, viuda del regidor don Pedro Bravo ... ».
[25] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 765

charse a América, y que estas gestiones lo entretuvieron en Las Palmas, al


parecer, por lo menos hasta la primera mitad del año 1795.
¿Emigró precisamente a Venezuela? No nos consta todavía. Sí sabe-
mos que el segundo organista y compositor de la catedral canaria, José
Rodríguez Martín, cansado de desplantes y de no ser considerado por los
canónigos como él creía merecer, emigró con su mujer e hijos a Venezuela
en 1801, y su nombre aparece en seguida como una de las principales per-
sonalidades musicales de Caracas en los tres primeros lustros del siglo XIX
(parece que sucumbió trágicamente en la matanza de músicos acaecida en
Cumaná en 1814, en un desgraciado episodio de la guerra de liberación) 24 •
¿Se iría Rodríguez Martín a Venezuela siguiendo los pasos de Oliva?

9. LAS COMPOSICIONES MUSICALES DE ANTONIO OLIVA (1793)

La desorganización de la capilla de música de la catedral de Santa Ana


en los años 90 del siglo xvm, debida a las defunciones, jubilaciones, reduc-
ción de efectivos e inadecuadas asignaciones de tareas a los músicos que
quedaban, dio lugar a que esa década quedara casi inédita desde el punto
de vista de la generación de nuevo patrimonio musical para el archivo.
El ahora primer organista Francisco Torrens, pese a haberse ofrecido para
componer lo que hiciera falta cuando asumió la organistía mayor de la
catedral en 1788, se sumió en realidad en un largo paréntesis creativo que
abarca este tiempo (con una sola excepción), al que sólo puso fin a partir
de 1800, pues desde entonces hasta su muerte, acaecida seis años después,
sí volvió a componer algunas obras para la catedral. Ésta importó al co-
menzar los años 90 los famosos responsorios de Rodríguez de Hita, según
hemos apuntado, e incluso acordó en algún momento comprarle nuevos
salmos para la capilla a algún afamado compositor de Madrid.
Ya dijimos que José Rodríguez Martín, previendo el final de Mateo
Guerra, se postuló como futuro maestro presentando al cabildo un salmo
«Miserere» en dos coros con instrumentos en 1790. No le hicieron mayor
caso, e incluso al año siguiente, siguiendo la opinión de los envidiosos, se
determinó que se repusiera el Miserere de Joaquín García en Semana Santa
y no el de Rodríguez. Pero a partir de 1793 algo cambió.

24
En dichos años, José Rodríguez Martín fue en Caracas un notable ejecutante de vio-
lín, profesor de música de la escuela Vanlosten y director de la orquesta del teatro, además
de ser admirado también por su ciencia como compositor. Véase nuestro trabajo sobre este
músico citado en la nota 5.
766 ESTUDIOS CANARIOS [26]

Ignoramos qué circunstancias dispararon las facultades creativas de di-


versos músicos de la capilla en 1793. Pero lo cierto es que el propio To-
rrens, como única excepción en esa década, compuso y suministró para el
archivo en ese año su motete «Transeamus» para tenor solo y orquesta. A
partir de 1793 vuelve a componer Rodríguez varias obras para la catedral,
adscritas todas a la liturgia de la Semana Santa, y seguirá componiendo
obras en los años siguientes, hasta 1797, en que suministra la última y
vuelve a enmudecer. La catedral seguía importando obras foráneas, ahora
solicitadas a Lisboa al maestro José Palomino a través de su hermano Pe-
dro, primer violinista de nuestra catedral. ..
Y es también a mediados de 1793, poco antes de ser expulsado, cuando
se nos revela Antonio Oliva como compositor. No compone para la Sema-
na Santa, como Rodríguez, sino para las fiestas locales que conmemoraba
la catedral: San Juan y Santa Ana, la patrona del templo.
Para la festividad de San Juan (24 de junio) suministra una gran misa
a seis voces (dos solistas y coro a 4) con violines y bajo, acompañada de
su motete para el ofertorio «Praecursor Domini», de igual plantilla. Es,
desde el siglo xvr, la primera obra de gran calado (una misa con motete)
compuesta para la catedral por un músico nacido en las islas. Desgraciada-
mente, la misa está incompleta. Es posible que las particellas que faltan se
puedan rescatar del «cementerio» de papeles de música sin clasificar que
dejó pendiente Lola de la Torre cuando catalogó el archivo de música25 • El
motete, en cambio, está completo.
La tercera obra que suministró Antonio Oliva ese año fue el «Himno a
Santa Ana», para cantar el 26 de julio, como debió cantarse. Poco se ima-
ginaría entonces que un mes después se encontraría expulsado del templo.
La catedral, que festejaba la fiesta de su patrona interpretando incluso vi-
llancicos polifónicos compuestos especialmente para esa festividad, había
interpretado tradicionalmente en el oficio de vísperas, como himno de su
patrona, el común dedicado en el repertorio gregoriano a las santas no vír-
genes ni mártires, que era el caso de Santa Ana, esto es, una pieza de canto
llano. Sorprende que hasta entonces ningún compositor de nuestra catedral
hubiera solemnizado en polifonía este himno a su patrona, que sepamos.
Antonio Oliva sí lo hizo, componiendo para cuatro voces, dos violines y
bajo versos alternantes para combinar el canto de la capilla con el del coro

25
Cfr. Lo la de la Torre de Trujillo, «El archivo de música de la catedral de Las Palmas,
y II» [Catálogo del mismo], en El Museo Canario, XXVI (1965), págs. 147-203. Véase pág.
165, en que figuran las obras de Antonio Oliva bajo las signaturas G/n-1, 2 y 3. La primera
parte del catálogo se publicó en el número anterior de la misma revista.
[27] ANTONIO OLIVA Y TORRES, COMPOSITOR TINERFEÑO DEL SIGLO XVIII 767

de prebendados en canto llano. Ofrecemos como apéndice la transcripción


de este trabajo de Oliva, realizada por Isabel Saavedra Robaina, que ha
sido ya cantada recientemente en conciertos públicos.
La música que compone Oliva se ajusta a las normas de tradicionali-
dad exigidas en España por la iglesia para las obras litúrgicas en latín. En
esto, la iglesia católica era muy conservadora y vigilante de que se evitaran
experimentaciones artísticas en detrimento de la devoción que debía pro-
vocar la música en los fieles: la música de la iglesia no debería parecerse a
la de los teatros, asunto que dio lugar en el siglo xvm a repetidas manifes-
taciones y polémicas escritas, siendo una de las más célebres el discurso
sobre «La música en los templos» incluido por el Padre Feijoo en su céle-
bre Teatro crítico universal. Por eso es muy diferente la obra litúrgica en
latín de grandes compositores como el padre Antonio Soler, por ejemplo,
con respecto a su propia música de tecla o a sus villancicos religiosos en
castellano, en los que se permitían los compositores eclesiásticos otras li-
cencias artísticas 26 •
Desgraciadamente, sólo poseemos estas tres obras latinas (misa, motete
e himno) de Antonio Oliva, las cuales se ajustan a dicho canon preceptivo,
y desconocemos por tanto otras dimensiones de su facultad creadora. Pero
así y todo es de resaltar que son piezas de muy buen efecto, sabias en su
compostura, equilibradas en la forma y de gran empaque sonoro.

26
Dicho contraste se observa también, y de manera muy acusada, en las composiciones
del primer maestro de Oliva, Joaquín García, cuyas obras en latín muestran una contención
que contrasta de manera muy notable con la soltura «teatral» que denotan sus villancicos
y cantadas religiosas en castellano, donde aflora y alcanza altas cotas su verdadero nervio
artístico.
00
[:!..
FORTEM VIRILI PECTORE
Hymno a 4 con viol[ine]s
para Sra. Sta. Anna
Año de 1793
Antonio OLIVA
Tnmscnpctón· Isabel Saavedra Robama ("'ca 1759-+post 1793)
m un dj__a - mo com no xi - um Ho - ITC - scit,
JU' que 'o ¡; p; li - o, Cum Spi - ri-

Sopmno iíf 2" Hace Chri -stia- mo sau ci Dum


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sit glo ,; '· E '--...-/ ~ '--...-/ ~~
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jus· - qUe 'o li_ Fi ¡¡ - o, Cum Spi - ri-
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Ho - rre
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©El Musco Canario, 2003
Original propiedad dd Cabildo Catedral de Canarias

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Dul-ci-qucmen- tem_ pa-bu- lo


Qui ma-gna so lus_ ef- fi - cis,
5'(Polifonía)

ta-tis~ glo-ri-a U-bi-que ful- get_ in- cly- ta.

o- -ti tri- cns,


nu po-ti- tur_
Hu pre ca - tu_, quac- su- mus, be ni- gnus_
Cuando la música nada entre las nubes.
Claves interpretativas para una aproximación a la
obra de Guillermo Lorenzo

Roe LASECA

Resumen. El análisis de la obra sonora y visual del artista grancanario Guillermo


Lorenzo atestigua la necesidad de ampliar y profundizar en los estudios de las
instalaciones y artes intermedia producidas en el archipiélago que, hasta la fecha,
no han sido abordados por las investigaciones de musicólogos o historiadores.
«Cuando la música nada entre las nubes» propone activar metodologías de análisis
que hagan del estudio de estas realidades artísticas una actividad enriquecedora
para la totalidad de la comunidad investigadora.
Palabras clave: postmodemidad, artes intermedia y territorios sonoros.

Abstrae!. The analysis of the sound and visual works of the grancanarian artist
Guillermo Lorenzo testifies the necessity to extend and deepen in the studies of
the site-specific and intermedia arts that are produced in the Canary Islands. Up to
date, they have not been investigated by musicologists or historians. «Cuando la
música nada entre las nubes» wants to actívate analytical methodologies, enriching
the studies of these artistic realities for the totality of the investigator community.
Key words: postmodemism, arts intermediate, sound effets.

BIO GUILLERMO LORENZO: CALADO HASTA LOS HUESOS

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1961, el polifacético creador


Guillermo Lorenzo se resiste a ser etiquetado como compositor, instalador
o artista multimedia. Desde muy temprana edad ( 1974) Lorenzo entra en
contacto con el lenguaje y el mundo tecnológico-computacional del que no
se va a desprender a lo largo de su vida (profesional y personal). Durante
su experiencia en el ejército como primer canario de la Guardia Real, entra
en contacto con un modo de aprehender el compromiso social, la voluntad
colectiva y el profundo sentido patriótico desprovisto de toda ornamenta-
ción política. Esta etapa vital le calará hasta los huesos y condicionará toda
su producción creativa hasta la actualidad. Nace entonces el infant terrible.
De regreso al archipiélago sigue manteniendo contactos directos con las
772 ESTUDIOS CANARIOS [2]

Fuerzas de Seguridad del Estado e inicia su imponente andadura en el «arte


operativo», el que no deja indiferente. Tras su etapa como no-pintor (vid.
infra), en 1997 Lorenzo lee las teorías del conocimiento de Malebranch y
confecciona un innovador tríptico instalativo sonoro inspirado en el autor
que recibió los mayores elogios de la crítica internacional. En él diseña una
sensual coreografía para bailarina y trailer (Ballet Urbano) que circulaba
por la ciudad de Las Palmas, proyectando en las fachadas de los edificios
lo movimientos y gestos que producía; una performance con actores en la
que sus movimientos quedaban registrados por medio del rastro de pintura
que desprendían en la capitalina ciudad grancanaria (Dialogas en San Ea-
rondón); y un concierto al más puro estilo LaMontiano ( ... sin tiempo/sin
importancia ... ) en el que el público asumía los roles de espectador y fuente
sonora que Lorenzo traducía con la ayuda de dispositivos electrónicos de-
codificando los movimientos de la audiencia en ruido blanco. Fue introdu-
cido en la programación del congreso internacional de electroacústica de la
UNESCO y constituyó la materialización mundial de la primera obra sonora
interactiva que recurría a los medios tecnológicos para producir el propio
contenido del concierto.
Lorenzo compagina la creación sonora con la producción más concep-
tual de una forma absolutamente orgánica, integrándose en numerosas oca-
siones los dos campos y desdibujando todo sentido de categoría artística:
corona montañas de Gran Canaria con la ayuda de helicópteros y telas cua~
si kilométricas, pinta el Atlántico con coloristas tintes ecológicos y diseña
juegos de mesa y pelota para los más jóvenes.
Actualmente reside en Vegueta, en una casa del s. xvr que él mismo
restaura; le han robado el coche 15 veces; se ha imbuido en el arte de corte
político con una evidente estética conceptual y ha sido merecedor de un
encargo performativo para representar a Canarias en la Expo Internacional
de Zaragoza 2008.

NOTA PRELIMINAR: MODERNIDAD, ALTA MODERNIDAD, POSTMODERNIDAD

El presente artículo, lejos de toda intención de biografiar la trayectoria


del artista grancanario Guillermo Lorenzo (Las Palmas, 1961 ), propone
acercarse a la figura del autor desde actitudes de lectura distintas, que enri-
quezcan la visión global de un creador que querría ser bombero. En nume-
rosas ocasiones Lorenzo se presenta a modo de excusa analítica con el ob-
jeto de cartografiar realidades circundantes que laten en el devenir del arte
(experimental) contemporáneo. Como performer, artista plástico o creador
[3] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 773

inter-media, además de miembro honorario de la Unidad de Intervención


Policial o de la Asociación Justicia y Sociedad, Lorenzo resulta una figura
compleja de definir por la extensa variedad de propuestas que confecciona
y desarrolla: desde pintar un cuadro, hasta hacer sonar el cielo o «instalar»
una isla o el mismísimo océano. El net arto el arte político entretejido con
la plástica más conceptual son propuestas suyas no abordadas aquí pero
que le confieren el sentido de artista crítico para con la sociedad, las insti-
tuciones o el medio ambiente que ayudan a obtener una visión general de
sus producciones.
Por ello, el discurso que sigue propone angular la perspectiva analítica
de su obra a través de diversas claves interpretativas que resultan útiles
para comprender (y disfrutar) una propuesta artística, fresca, reveladora
y comprometida formal e intelectualmente. En más de una ocasión estas
claves constituyen el eje vertebrador de la investigación, emergiendo casi
a modo de objeto de estudio propio y relegando el análisis de Lorenzo a un
segundo plano.
La visión de la que partimos nace de la concepción de la postmodernidad
como campo expandido, cuyos microrrelatos (entre ellos los de Lorenzo)
operan a partir de diversas metodologías activadas en el seno de la crisis
moderna, en la llamada alta modernidad. Las figuras de Cage, Duchamp,
LaMonte Young, Morton Feldman y algunas obras de Juan Hidalgo son
concebidas, pues, como modelos críticos (provocadores) cuya función, la
de deconstruir el gran relato moderno, queda lejos ya del uso aplicado y
funcional de las diversas actitudes de arte de la postmodernidad que tra-
bajan, eso sí, a partir de los descubrimientos (espaciales, productivos y
técnicos) de la alta modernidad. Esta visión, limitada y fundamentalmente
histórica, es sólo eso, una de las múltiples posibles, en las que se acentúa
el carácter de aplicación del discurso postmoderno.
Para ello, se han considerado fundamentales las aproximaciones desde
las teorías del territorio, las estéticas experimentales, los lenguajes tecno-
lógicos o los debates filosóficos sobre el valor de lo humano para simple-
mente dirigir las miradas hacia Lorenzo de un modo concreto, particular,
localista. Estas perspectivas interpretativas discurren en el texto inocente-
mente, en algunas ocasiones de manera superficial, con el fin de que poste-
riormente (el futuro ya pasado) puedan desarrollarse estudios más comple-
jos y profundos a partir de estas visiones.
El microrrelato postmoderno lorenziano deviene así útil, crítico, com-
prometido y funcional para con una realidad cercana (local) que no sólo
rodea la figura del autor, sino que la reinventa continuamente él mismo.
Reinventemos a Lorenzo, reinventémonos a nosotros mismos.
774 ESTUDIOS CANARIOS [4]

INTRODUCCióN*: PRETEXTO GuiLLERMO LoRENZO

Todo arte que resulta incómodo por sus planteamientos estéticos o con-
ceptuales ha sido calificado como maldito o degenerado por todos los que
se han sentido atacados desde puntos de vista tan dispares como el estético,
el cultural, el religioso, el moral, el social o el político. Ese ejercicio del
pasado basado en la demonización del arte no ha sido una exclusiva de los
sistemas dictatoriales, sino que aún hoy, en las civilizaciones de carácter
democrático, todavía se mira con recelo y rechazo toda manifestación ar-
tística que pone en solfa la placidez burguesa y el equilibrio consensuado
del «no pasa nada mientras no me afecte». Aún existe un sector de la so-
ciedad muy conservador que piensa que todo lo que es capaz de revolver o
conmover las conciencias debe ser inmediatamente neutralizado. Para ello,
el arte no puede tener conciencia, sino sólo estética, no debe ser compro-
metido, sino sólo descriptivo, no puede tomar partido por las situaciones
o las ideas, sino que el arte ha de mantenerse al margen de las lacras y las
vergüenzas sociales. Pero cada vez hay más artistas capaces de hacer de
su manifestación artística un altavoz capaz de hacer llegar sus reflexiones
hasta las conciencias más tranquilas. La polémica ha acompañado habi-
tualmente a este tipo de artistas que, sin duda alguna, nunca la han bus-
cado como último objetivo de su trabajo. Muy al contrario, su manera de
entender cada proyecto implica un gran nivel de disciplina y compromiso,
no sólo en el terreno conceptual, sino también en el estrictamente técnico
y formal.
Es, en este sentido, un artista que agradece las opiniones, al que le preo-
cupa la respuesta del público y de la sociedad, al que le interesa transmitir
con exactitud sus pretensiones, intenciones y preocupaciones para evitar
comprensiones erróneas, que atiende siempre la idea de una visión global,
de una exposición en su conjunto, de un proyecto coherente. Un tipo de
artista comprometido no sólo de una forma vivencia! y conceptual con
su idea del arte, sino también con su idea de la estética y de la materiali-
dad de cada uno de sus proyectos. Él encama, probablemente mejor que
ningún otro, el modelo de artista actual, elabora uno de los lenguajes más

*Introducción elaborada a partir de textos descontextualizados de -en orden de apari-


ción-, Fernando Francés (Director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga) referen-
te a Santiago Sierra; Ana Martínez de AguiJar (Directora del Museo Reina Sofía) referente
a Bruce Nauman; José Guirao (Director del Centro Cultural La Casa Encendida de Madrid)
referente a Mauricio Cattelan. Textos extraídos de Descubrir el Arte, n°l 00, junio de 2007.
Ninguno de los autores conoce la obra de Guillermo Lorenzo.
[5] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 775

vigorosos, radicales y comprometidos del arte contemporáneo, en el que


queda patente tanto su compromiso intelectual como el compromiso éti-
co del artista con la sociedad. Como modelo de artista representativo de
nuestra época, transita con fluidez por diferentes medios. Entre la ironía, la
paradoja, la acidez y la crueldad saca a la luz las miserias de las vivencias
cotidianas. No deja indiferente. Perturba y exige atención.
Su obra utiliza la transgresión de las prácticas artísticas institucionali-
zadas y de los cánones de la historia del arte contemporáneo ·como aliados
imprescindibles para sus nuevas apuestas formales. Cualquier obra suya
puede leerse o apreciarse por sí misma, y es esta autonomía lo que hace
más compleja su valoración, porque ante cada obra nueva es preciso co-
menzar de nuevo la lectura de toda su producción anterior desde un nuevo
punto de vista.

[CLAVE INTERPRETATIVA 1]
EL VALOR DE LO EXPERIMENTAL Y EL USO DE LA TECNOLOGÍA COMO MEDIO

Aquí la palabra experimental es apta, siempre que se entienda no como la


descripción de un acto que luego será juzgado en términos de éxito o fracaso,
sino simplemente como una acto cuyo resultado es desconocido. ¿Qué ha sido
determinado? (Jolm Cage. Silence. Wesleyan University Press, 1961).

En 1961, John Cage mostraba una patente preocupación por la noción


de proceso, acción, cambio continuo y transformación cuando verbalizó lo
que ya desde principios de la década de los 50 se había convertido en el
caballo de batalla de todo artista que se apreciara post-vanguardista: lo ex-
perimental. El experimental music, movimiento que determinó el proceder
creativo de gran parte de las figuras punteras de los 60 y 70, no podía ser
fruto sino del quehacer norteamericano (en especial californiano y neoyor-
quino). Tal y como señala Gianni Pettena1 (2003) «a diferencia de Europa
donde, en la práctica artística, el momento teórico y el operativo quedaban
todavía demasiado separados, en Estados Unidos se actuaba, se buscaba
la acción, se trabajaba en el plano conceptual, incluso antes de justificar
las relaciones con la herencia del pasado». Sin lugar a dudas, la practica

1
Gianni Pettena, «Comprender y construir el espacio físico». Artículo introductorio de
El arte como aproximación al paisaje contemporáneo, Barcelona, GG ed., 2003.
776 ESTUDIOS CANARIOS [6]

artística (u operativa, en palabras de Pettena) y su condición lineal de los


mecanismos de producción quedaban puestos en entredicho con la propia
especulación fenomenológica del arte y el espacio en Estados Unidos.
Lo experimental, pues, concebido como el proceso de acción que daba
como resultado un producto inesperado no sólo desarticuló el valor de este
objeto resultante sino que intensificó el interés por los propios mecanismos
de producción. Lo experimental como valor no radicaba ya en los frutos
obtenidos a posteriori, sino en las estéticas desveladas en el mismo proceso.
Es por ello que el valor de este parámetro articula las operaciones que tan-
to darían que hablar en las dos décadas posteriores: happenings, acciones
(sonoras y artísticas), intervenciones espaciales, artscapes, incluso body
art quedarían validadas narrativamente por la incursión (y seducción) del
valor de lo experimental en los tardíos 50 y toda la década de los 60.
La postvanguardia norteamericana, codificada a partir de estas premisas
productivas, impregnaría no sólo las manifestaciones contemporáneas del
viejo continente, sino los propios discursos teóricos sobre los que se asen-
taban y fundamentaban estas actitudes de arte. Es de este modo cómo la
operatividad práctica del arte quedaría inmersa en el discurso teórico que
presentaría Estados Unidos pero que, tras los procesos de contaminación,
estarían igualmente latentes en toda actitud creativa del mundo occidental.
Teoría y práctica, objeto y concepto no podrán desvincularse ya de una
misma esfera productiva. Es precisamente en este punto de inflexión donde
penetra el valor de lo experimental.
Toda la obra de Guillermo Lorenzo queda definida por el principio de lo
experimental. Heredero de los postulados conceptuales de los 60, Lorenzo
asume este valor como necesidad creativa; la codificación de su obra, en-
tendida desde los mecanismos e intereses del «proceso», debe responder a
esta actitud. Cuando no lo hace, sencillamente lo abandona.

(CLAVE INTERPRETATIVA 1/1]


EL FIN DE LA OBRA PLÁSTICA: LA NO-PINTURA

Descubrió que el verdadero sentido del arte no era crear objetos bellos. Era un
método de conocimiento, una forma de penetrar en el mundo y encontrar el
sitio que nos corresponde en él, y cualquier cualidad estética que pudiera tener
un cuadro determinado no era más que un subproducto casual del esfuerzo de
librar esa batalla, de entrar en el corazón de las cosas (Paul Aster, Moon Palace,
Londres/Boston, 1989.
[7] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 777

Una de las primeras etapas productivas de Guillermo Lorenzo queda


enmarcada dentro de la canónica disciplina de pintura. Su obra, desarrolla-
da fundamentalmente durante la década de los 80, responde a una evidente
estética hiperrealista donde los objetos, sus sombras y proyecciones reve-
lan el peso de su existencia. De manera casi mecanicista, Guillermo Loren-
zo produce obras pictóricas que responden a catálogos, series productivas;
cada una con su particular intencionalidad, técnica y diseño cromático. Sin
lugar a dudas, es la serie Prácticas Policiales la que destaca por encima de
diversos amagos por acercarse a otras estéticas (new age, nai"ve, etc.). Esta
serie, constituida por un perenne número n de obras, responde a un claro
formato. Sobre un fondo intencionadamente desdibujado, textural y carga-
do de interés cromático se disponen centralmente objetos (uno por lienzo)
que revelan la identidad de aquello homenajeado, objetos aparentemente
marginales que activan de manera directa y consciente el reconocimiento
de las diversas profesiones representadas. Gorras, esposas, cascos y po-
rras manifiestan el interés del artista por estos profesionales. Los diversos
objetos (entendidos casi a modo de estilemas que identifican un modus
vivendi) cuelgan inocentemente en la pared que el creador ha diseñado
por medio del fondo. Es este espacio aparentemente inerte, desprovisto de
todo ornamento el que le confiere a la composición su verdadero interés.
El fondo, el elemento secundario se torna así en protagonista de una obra
que se vertebra a modo de observador indiscreto que irrumpe en la rutina
y cotidianeidad de los distintos profesionales. Lorenzo investiga el propio
fondo hasta el punto de que pierde todo interés por el objeto representado
en primer plano. El magma textural que identifica el espacio diseñado se
convierte en el motor de creación del artista grancanario. El proyecto pic-
tórico reinventa los roles de protagonista y escena, configurándose como lo
que él mismo denomina la no-pintura.
A fines de los 80, Lorenzo ha depurado profundamente ya esta técnica,
se dedica tan sólo a materializar el ideal perfectamente conceptualizado.
Cuando a principios de los 90 logra una identificación total entre ideal y
representación (esto es, entre concepto y objeto) abandona la pintura.

Dejé de pintar porque ya sabía cómo iba a terminar el cuadro 2 •

Esta identificación total y absoluta no sólo afecta al concepto y al pro-


ducto, sino que igualmente repercute en la aniquilación del interés por los

2
Las citas de Guillermo Lorenzo están extraídas de una entrevista realizada al artista
en abril de 2007 en Las Palmas de Gran Canaria.
778 ESTUDIOS CANARIOS [8]

mecanismos de producción. El proceso se constituye como mero trámite.


Pintar se toma el medio. La experimentación no ha lugar.
El abandono de la pintura, la falta de expectativa que presenta la no-pin-
tura, coincide asimismo con un elemento que acentuará la búsqueda de lo
experimental en la obra de Guillermo Lorenzo: la negación de lo estético.
El interés por el producto resultante y el «efecto de la belleza» (G.L., 2007)
se convierten en parámetros alienados de los propios procesos creativos
del autor. Con ello, el rol del receptor queda a su vez relegado a un plano
de invisibilidad que en ninguna medida determinará la voluntad creativa
para el resto de las producciones de Lorenzo. Esta actitud, propia de los
planteamientos postvanguardistas, se halla ya encamada en los orígenes de
la modernidad. El desinterés estético al que aludía Kant (Crítica del Juicio)
o la falta de valor de uso en la obra de arte que clamaba Schopenhauer (El
mundo como voluntad y representación) articularon profundamente el va-
lor estético y la funcionalidad del mismo en sus mundos contemporáneos.

Sea música o filosofía, pintura o poesía, la obra del genio no es un objeto útil.
La inutilidad es una de las características de las obras de los genios; es su título
de nobleza3 •

La obra de arte moderna queda desprovista de toda función (social o


doméstica). Sin embargo, los postulados de Lorenzo transitan por otras
sendas conceptualmente mucho más complejas. Por un lado, despojar a
toda obra del sentido de belleza y sustraerle su valor estético (intenciona-
damente), conduce a que el resultado quede desprovisto de todo interés
trascendental en tanto que objeto. Por el otro, Lorenzo le confiere a los
propios mecanismos de producción el sentido comunicativo de la obra. El
fin se convierte así en el medio. El proceso y la acción en su finalidad. Lo
experimental sí ha lugar.

[CLAVE INTERPRETATIVA 1/2]


WoRK IN PROGRESS Y LA SUPERFRAGMENTACIÓN: LA CODIFICACIÓN
DEL NO-OBJETO

hacer hacer o hacer con cualquier objeto (1) o cosa (2) un recorrido cualquiera
de duración indeterminada o hacer hacer o hacer con cualquier objeto (1) o
cosa (2) un recorrido cualquiera de duración indeterminada o a determinar para

3
A. Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, vol. 1, 1819.
[9] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 779

cada ejecución delante de un público si así se desea oculta o abiertamente. (1)


Un solo objeto. (2) Una sola cosa (Juan Hidalgo, Roma, febrero 1963).

Al margen de su ya caduca propuesta pictórica, y centrándonos de lle-


no en las perfomances («performas») sonoras, instalaciones y acciones de
Lorenzo, el valor de lo experimental, asumido ya casi a modo de método
de trabajo, repercute de manera directa en el discurso narrativo impuesto a
sus obras. Como se ha visto anteriormente, el procedimiento experimental
no sólo afecta al resultado (unexpected) de una obra, sino igualmente a sus
más sutiles propuestas productivas. He ahí donde radica el fundamento de
la estética work in progress. La obra que activa sus procesos de significa-
ción en el propio desarrollo de la misma es advertido como un plantea-
miento que, si bien hallamos referentes históricos que pueden remontamos
siglos atrás, se erige como plan ideológico legitimador de los fundamentos
de la postmodemidad. La obra en progreso, aquella que no se cierra sobre
sí misma y proyecta un mensaje trascendental, unívoco y cerrado, conlleva
implícitamente el desmantelamiento del concepto de objeto. Y es precisa-
mente desde esta perspectiva donde se activa la estética de lo experimental.
Las rupturistas actitudes sixties norteamericanas quedan vertebradas por la
vinculación indisoluble entre los planteamientos (conceptos y obras, como
se ha visto) de acción/experimento/fragmentación/no-objeto. Antes de en-
trar a investigar el principio de fragmentación propio de las actitudes post-
modernas, resulta fundamental hacer una ligera panorámica de la muerte
del objeto en el arte de estas décadas. Si bien es cierto que el desmantela-
miento de obra ha sido asumido como premisa anterior al siglo xx, es en
el transcurso de la crisis moderna y la entrada de la mirada postmodema
cuando alcanza su más acentuado estadio. Y ello se produce, según la crí-
tica contemporánea (Hal Foster, Arthur C. Danto), por la entrada de pará-
metros anteriormente alienados o marginales del propio discurso artístico;
en especial, la filosofía.

De todos modos, lo visual desapareció con la llegada de la filosofía al arte: era


tan poco relevante para la esencia del arte como lo bello. Para que exista el arte
ni siquiera es necesario la existencia de un objeto 4 •

La cita de Danto, referida directamente a la incursión de Brillo Box


(Andy Warhol) en el MOMA de Nueva York en 1964, revela numerosas po-
sibilidades tras le muerte del objeto en arte. El no-objeto como manifesta-

4
Arthur C. Danto, Después del .fin del arte, Princeton University Press, 1999, pág. 38.
780 ESTUDIOS CANARIOS [1 O]

ción de la obra postmoderna invalida toda concepción esencialista del arte.


Es, de este modo, por lo que el interés queda reintroducido en los meca-
nismos de producción de la obra más que en el resultado estético obtenido
a posteriori.
Elland art y los intentos paisajistas de finales de los años 60, la feno-
menología arquitectónica de Gordon Matta-Clark o los «conciertos» de
La Monte Young son sólo algunos de los ejemplos experimentalistas en
los que tras desdibujar el objeto, las propias acciones artísticas exhortan al
receptor a confiarle una nueva mirada, una mirada reflexiva.

El objeto ya no es el protagonista, sino el espacio dinámico creado por las


acciones que se desarrollan en tomo a los objetos5 .

Según Luca Galofaro, este nuevo rol que asume el objeto en el contexto
contemporáneo revierte de manera directa en las relaciones con el entorno.
¿Hasta qué extremo la invalidación del objeto contemporáneo rediseña (y
con ello, resignifica) el papel de contexto, productor y receptor? Esta nueva
relación paratextual será abordada posteriormente en el capítulo 2.1. No
obstante, cabe señalar que, si bien otras actitudes productivas de los años
50 y principios de los 60 se distancian del objeto como obra y resultado
final, prestando una atención más acentuada a los procedimientos, métodos
y técnicas productivas (véase por ejemplo el serialismo pseudo-integral de
Pierre Boulez o K. Stockhausen), es con la introducción de la mente expe-
rimental cuando queda codificado y legitimado el no-objeto y las variables
arrastradas con él.
En 1984, Jean-Fran<;ois Lyotard señalaba los condicionantes del fin del
gran relato propuesto por la Historia, el tipo de relato al que la modernidad
se había aferrado para auto-legitimar con insistencia (y casi de manera
cansina) su propia propuesta, sus catálogos de propuestas.

[ ... ] el recurso a los grandes relatos está excluido [ ... ], el pequeño relato se
mantiene como forma por excelencia en la invención imaginativa.

La muerte de los grandes relatos conlleva implícitamente el desvane-


cimiento del objeto (auto-legitimado); supone el nacimiento del no-obje-
to. La postvanguardia norteamericana, defensora de un evidente discurso

5 Luca Galofaro, El arte como aproximación al paisaje contemporáneo, Barcelona,

GG ed., 2003, pág. 31.


[11] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 781

experimental(ista), se despoja de todo gran relato para reinventar los dis-


cursos narrativos ad infinitum, sin prisa pero sin pausa.
Obra para piano dedicada a Terry Riley (Noviembre 1960). LaMonte
Young.

Empuje el piano contra una pared y ponga el lado liso contra ella. Continúe
empujando contra la pared. Empuje tan fuerte como pueda. Si el piano atra-
viesa la pared empuje en la misma dirección con independencia de los nuevos
obstáculos que surjan y continúe empujando tan fuerte como pueda, lo mismo
si el piano se detiene ante un obstáculo o si se mueve. La pieza termina cuando
usted esté demasiado cansado para seguir empujando.

Al desautomatizar la naturaleza del objeto (de obra, de pieza, o del mis-


mo instrumento; en este caso, el piano desfuncionalizado ), el propio proce-
so es el que se revela como el fundamento que vertebra la narratología del
evento. Los mecanismos de producción, las posibles variantes surgidas de
él, la relación paratextual con el entorno y la nueva función del espectador
son las herramientas que utiliza el creador a partir de este momento. El fin
deja de ser el propósito, la obra en tanto que objeto ha quedado invalidada.
Y todo ello, materializado a través del valor de lo experimental.
Asumiendo las estrategias artísticas contemporáneas de las acciones de
los 60, Lorenzo transita por derroteros donde, a modo de guiño al propio
discurso de Young, encontramos obras sin un final determinado, de hecho,
sin propósito de final. En 1997, Lorenzo presenta, inscrito dentro de su
tríptico dedicado a Malebranch, la obra « ... sin tiempo/sin importancia ... »
en la que deja el auditorio solo con el público presente, terminándose la
obra (ruido blanco) cuando la audiencia decida marcharse. Estos plantea-
mientos de temporalidad indeterminada acentúan igualmente el sentido de
lo inacabado. Una de las premisas más extendidas (especialmente entre la
crítica arquitectónica de la época) al respecto equipara los planteamientos
del work in progress con lo inconcluso, aquello que debe terminarse por
uno mismo. El DIY (do it yourselj) marcó sin lugar a dudas tanto las me-
todologías de trabajo experimental como los propios modelos de escucha.
Ambos son parámetros a los que va a recurrir Lorenzo con asiduidad. Las
nuevas estructuras de audición, uná vez desdibujado el sentido cerrado de
obra artística en tanto que objeto6 y de la propia voluntad compositiva del
creador, serán explotadas por la propuesta artística de la época.

6
Los p1antemientos cuasi metafisicos de Walter Benjamin, La obra de arte en la era de
su reproductibilidad técnica de 1936, recurre a la noción de «aura» con el fin de proyectar
782 ESTUDIOS CANARIOS [12]

El diseño del ruido blanco se entiende, dentro de la sociedad magmáti-


ca contemporánea, como el medio sonoro más requerido por Lorenzo. La
composición involuntaria, es decir, aquella que queda determinada no por
el criterio estético del autor sino por la variantes propias de los miembros
de la sociedad, del auditorio, conduce necesariamente a nuevas estructu-
ras de escucha. El valor de la interacción es, de este modo, el elemento
condicionante de la creación del ruido blanco que recurre a la superposi-
ción sinusoidal para construir un discurso sonoro multiforme, variante y
edificado por todos, en comunidad, un discurso «sin importancia», pero
también «sin tiempo».
Una de las más destacadas consecuencias que se advierte en el transcur-
so experimental a través del sentido de lo inacabado es, tal y como se ha
indicado con anterioridad, el principio de fragmentación.

Actualmente -desde una visión avanzada-la fragmentación se asimila tam-


bién al concepto de lo inacabado, un «work in progress», un perfomance, un
fluido, un continuo en permanente transformación, un objeto y no una parte
de otro. Lo inacabado -en transformación- considera que la forma es con-
secuencia de un proceso continuo en el que cada instante puede convertirse
en provisionalmente definitivo. Lo inacabado no requiere un orden anterior al
cual referirse o enfrentarse7 •

El constante fluir al que alude Penelas, exhorta al analista a asimilar la


obra y el fragmento como entidades independientes de una voluntad ulte-
rior, un planteamiento subyacente que persistía en el discurso moderno. La
acción presentada en las obras de Lorenzo nos muestra que las unidades
que conforman una perfomance, instalación o paisaje sonoro son disposi-
tivos alienados de la actitud unívoca y trascendental del autor; adquieren
autonomía propia para acentuar el debate entre total/parte y el vínculo in-
disoluble entre estos dos aspectos: el movimiento. La estética de lo inca-
hadado, acuñado por el valor de lo experimental, supedita todo abandera-
miento unitario para dirigir el interés en el propio proceso de movimiento
(un movimiento que en el caso de Lorenzo queda revestido por evidentes
connotaciones éticas y morales de la propia ciudadanía). De modo muy
expresivo, Paul Virilio señala que,

sobre la obra original un carácter trascendental, único, irrepetible. Este concepto, acuñado
especialmente para ubicar la manifestación fotográfica en el ámbito artístico contemporá-
neo, es el que desdibuja el plan ideológico postmodemo.
7
José Luis Esteban Penelas, Superlugares, los espacios intermedia, Madrid, 2007,
pág. 52.
[13] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 783

El deseo de movimiento es sólo un deseo de inercia, el deseo de ver llegar


aquello que permanece8 •

Los campos de fluctuación, despojados de un sentido de lo perenne, las


redes de comunicación, las estrategias artísticas postmodernas, devienen
continuamente cambiantes, mutables, no sólo en los propios mecanismos
de su reproductibilidad, sino en los modelos y estéticas de recepción que se
han tenido que transformar con ellos. Los dispositivos subjetivos adquie-
ren un valor inusitado, activar estos dispositivos supone enfrentarse ade-
más a una carencia de interés por el resultado final en tanto que producto,
pero además categoriza al publico como co-creador, desmoronando con
ello, los férreos planteamientos productivos lineales de autor-obra-recep-
tor. Los niveles de codificación y los procesos sémicos de significación ya
no pueden responder a la caduca estructura de J.J. Nattiez9 y sus estadios
poiéticos, neutrales y estésicos.

[CLAVE INTERPRETATIVA 1/3]


Lo EXPERIMENTAL COMO EXPERIENCIA: LA FUNCIÓN DE LA PROVOCACIÓN

Williem [sic] de Kooning, el pintor neoyorquino, dio una conferencia en la


Art Alliance en Filadelfia. Después hubo un debate: preguntas y respuestas.
Alguien preguntó a de Kooning quiénes eran los pintores del pasado que más
habían influido en él. De Kooning dijo: «El pasado no me influye; yo influyo
en él» (John Cage, Silence, Wesleyan University Press, 1961, pág. 67).

Son múltiples los elementos que condicionan el plan ideológico de Lo-


renzo para poder reconocer voluntades interpretativas o llegar a hacer un
somero análisis de su obra. Ante la situación anteriormente cartografiada
del propio valor de lo experimental, queda preguntarse ¿tras desmantelar la
idea de fin a modo de destino alcanzable por el arte y activar el no-objeto
en la propia estética de lo experimental, cuál es el propósito ulterior que
late tras el proceso? ¿acaso, existe? Resulta fundamental en el estudio de
las metodologías desarrolladas durante los años 60 y aplicadas en la obra
de Lorenzo, comprender que el artista grancanario, codifica y resuelve

8
Paul Virilio, Estética de la desaparición, Barcelona, 1988, pág. 26, en Penelas,
op. cit.
9
J J. Nattiez, Fondements d'une sémiologie de la musique, Union Général d'Éditions,
París, 1975. También en J.J. Nattiez, Music and Discourse, Toward a Semiology of Music,
Princeton University, Princeton, 1990.
784 ESTUDIOS CANARIOS [14]

contemporáneamente estas cuestiones. El gusto experimental, la estética


del continuo cambio y permanente fluctuación en la obra de Guillermo
Lorenzo no invalida la posibilidad de asumir nuevos retos a posteriori.
En Lorenzo sí se advierte una voluntad funcional (no tanto estética) en su
producción.
Debido a las propias fórmulas de su lenguaje (Lorenzo es fundamen-
talmente performer), el artista grancanario ve en el experimentalismo una
actitud de vida, un modo de proceder que trasciende los mismos medios
artísticos. El fin último de sus acciones es el de pasar por su experiencia. La
experimentación como experiencia deviene una materializacion del «que-
rer hacer». Los propios mecanismos de producción son advertidos como
procesos abiertos para transitar y apre(he )nder. A ello, Lorenzo le suma
una voluntad colectiva: el gusto por la provocación. Muy lejos del len-
guaje (anti)funcional del :fluxus o el propio Zaj, la provocación per se no
encuentra en Lorenzo un cómodo espacio. No obstante, los planteamientos
de postvanguardia del «aquí y ahora» que clamaban artistas como De Koo-
ning o el propio Cage sí que se acomodan a las premisas ideológicas de
Lorenzo. La búsqueda de una provocación funcional no logra encarnarse
sino en los mismos procesos de su experiencia. Experimentar la provoca-
ción, a través de las obras del autor, supone adentrarse en los territorios
del «hacen> para optimizar las condiciones sociales, políticas y culturales
(siempre humanas) del entorno. El fin último de la provocación es la expe-
riencia de lo vivido. Al contrario que el grueso de las propuestas de Juan
Hidalgo, en Lorenzo hallamos un afán evidente de servir a la ciudadanía.
Desde esta perspectiva, sus producciones sí adquieren una funcionalidad
no sólo doméstica o social, sino pública y colectiva, enmascarada bajo una
profunda carga ética y moral.

Soy artista aunque quisiera ser bombero 10 .

Con todo, Lorenzo construye una compleja red de significaciones tanto


en sus perjomances como instalaciones, activadas por medio de intere-
santísimas claves interpretativas, donde la provocación emerge como pis-
toletazo de salida de las llamadas actitudes comprometidas. Esta serie de
compromisos que advierte Lorenzo en su obra transitan por sendas en las
que incide en el discurso del territorio (fascinado por los nacionalismos y
la identidad), la ecología (con verdaderas alternativas medioambientales),
la política o la justicia social.

10
Guillermo Lorenzo, Las Palmas de Gran Canaria, 2007.
[15] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 785

[CLAVE INTERPRETATIVA 1/4]


TÉCNICA 1EsTÉTICA 1TECNOLOGÍA

Un programa generará la actividad sonora que responde al movimiento del


visitante captado por la cámara. El sonido viene determinado por la posición
en donde se encuentre el visitante, cuya textura sonora es el sonido del propio
suelo al caminar en esa zona real grabado con anterioridad. [ ... ] el humo del
habitáculo interior saldrá al habitáculo exterior y de éste hacia el exterior de
la propia pieza, de igual manera ocurre con el sonido (Guillermo Lorenzo,
Instrucciones para Panza de Burro, Las Palmas, 2005).

Desde que a mediados del siglo xx la aplicación tecnológica se aden-


trara en los terrenos del arte, éste quedó determinado para siempre por las
mismas propuestas novedosas de aquellos lenguajes que los medios tecno-
lógicos desvelaron.
No obstante, la tiranía técnica se ha convertido en los últimos años en
un «credo estético» al que recurren numerosos compositores, artistas y
performers con el fin de justificar una actitud creativa.

Entendido como credo estético, el lema «nuevas tecnologías» segrega conte-


nidos peligrosos. Éstos pesan como loza sobre las espaldas de los composito-
res tecnologizados quienes, en sus empeños tecnologizantes, hipotecan crea-
tividad, inventiva y, además, sus bolsillos (o sus equivalentes tecnológicos):
la tecnología es una caprichosa e insaciable seductora. La de la tecnología
es una tiranía de «cuerpo presente» que obnubila la mente creativa y distrae
nuestra atención de lo que verdaderamente está pasando. Pero ... ¿qué está
pasando? 11 •

Siguiendo las palabras de López Cano, el peligro contemporáneo tiene


que ver con el nivel de aplicación tecnológica asumida en una obra. En
tanto que los mecanismos de producción se tomaron en los años 50, como
se ha analizado, en una voluntad del «hacen> poético, los medios, entendi-
dos como técnicas de producción, han alcanzado unas cotas de relevancia
nunca antes vistas.
Ante tal situación, resulta evidente que el planteamiento productivo al
que alude Lorenzo se aleje de estos parámetros de tecno-justificación ar-
tística. La producción del artista grancanario no puede desvincularse de
las llamadas nuevas tecnologías desde que en 1974 empezara a investigar

11
Rubén López Cano, «La electrónica mató a la estrella de radio», REA, Barcelona,
2003.
786 ESTUDIOS CANARIOS [16]

con los medios computacionales que tenía a su alrededor. La totalidad de


la producción de Lorenzo está estrechamente vinculada a la tecnología y,
de hecho, no puede concebirse sin ella. Desde las instalaciones sonoras,
hasta las más inocentes propuestas preformativas, pasando por su obra de
fotografía o videocreación, el elemento tecnológico como parámetro técni-
co resulta irrenunciable. No obstante, el interés productivo del autor viene
precisamente del uso y aplicación que le da a la tecnología y de la propia
auto-violación de ésta como medio. Su labor como creador le conduce a
intervenir en sus propios mecanismos tecnológicos que previamente ha
combinado para sus obras. Lorenzo construye una complejísima red de
reglas y técnicas con ayuda de procedimientos tecnológicos que posterior-
mente interviene, obteniendo como resultado una estética, una identidad
que se advierte como finalidad y motor de creación, a su vez, de los propios
mecanismos de producción.
A este respecto, los trabajos electroacústicos de Lorenzo son una de las
claves del éxito de sus producciones. Tanto en performance, en instalacio-
nes o acciones, la incursión del discurso electroacústico es continuo. El au-
tor modela masas sonoras a partir de materiales acústicos que poseen una
doble naturaleza. Por un lado, los elementos sonoros pueden ser el resulta-
do de la compilación de grabaciones de su entorno (a menudo graba desde
la ventana de su propio estudio) que modifica con la ayuda de los medios
tecnológicos o los «libera» presentándolos en su condición original. Por el
otro, trabaja a partir de materiales sonoros artificiales creados ex profeso
para producciones concretas.
El interés reconocido del autor en cuanto al campo del uso tecnológico
proviene precisamente de la concepción cíclica del medio. El destino de su
obra no se dirige a la técnica ni a la estética, sino al proceso y a su expe-
rimentación. Su obra es la construcción (ideológica y tecnológica) de sus
instrumentos para la producción de la misma. El énfasis de su propuesta
radica en las herramientas que requiere para la construcción y puesta en
marcha de su ideal.

[CLAVE INTERPRETATIVA 2]
LA OMNIPRESENCIA DEL ENTORNO

Las investigaciones relativas al análisis del espacio y del ambiente físico ad-
quieren progresivamente unas connotaciones tan complejas que revelan y dan
pie a la necesidad de relacionarse más estrechamente con la estructura urbana
(aunque a veces se trate de estructuras de borde o degradadas), con las reali-
[17] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 787

zaciones del hombre, sean articuladas o reducidas a meros arquetipos espacia-


les (Gianni Pettena, «Comprender y construir el espacio físico», Barcelona,
2003).

Si hay un elemento omnipresente que hilvana toda la producción de


Lorenzo, desde los mismos planteamientos productivos hasta las intencio-
nalidades preformativas, ése es el concepto de entorno. La compleja red
de sistemas que edifica en sus obras, las relaciones presentes directa o in-
directamente, los niveles de interpretación, incluso su propia figura como
creador viene articulada por un conocimiento del medio como entorno per-
cibido y vertebrado por el hombre, en tanto que creador, receptor, terrorista
o ciudadano. Lorenzo abandera un creciente interés perpetuo por proyectar
espacialmente su obra, trascender los límites físicos de la producción y
activar en el proceso un complejo expandido.
Rosalind Krauss habla, en 1979 12 , del «campo expandido» como punto
de encuentro entre la arquitectura y el paisaje frente a sus opuestos que se
habían desplegado con anterioridad. Ahora, estos nuevos vínculos entre el
discurso artístico y su relación con el paisaje revela una multitud de varia-
bles catalogadas con el término de «complejo». Este concepto dará como
resultado la identificación de una nueva actitud creativa en la que naturale-
za y arquitectura busquen una sintética forma de expresión; nace así a fines
de los 60 13 lo que Luca Galofaro entiende como los artscapes:

Mediante los Artscapes es posible medir y explotar la combinación dellands-


cape con el no-landspace en una tentativa de remarcar el emplazamiento no
sólo formalmente, sino tal como habían hecho, Christo & J ean-Claude con su
Running Fence [esto es, también fotográfica y políticamente] 14 .

Definitivamente, los intereses que empiezan a surgir para la constitu-


ción de herramientas que tengan como objeto marcar el territorio empujan
a los creadores a investigar los sistemas de relaciones que se mantienen

12
Rosalind Krauss, «La escultura en el campo expandido», En October, primavera
1979.
13
Algunos consideran determinante en el proceso de concepción de estos ideales es-
paciales la exposición que en 1968 organizó la Dwan Gallery de Nueva York, bajo el título
de Earth-works. Estaban presentes 40 artistas con obras para exterior que revelaban el ya
latente interés por el ecologismo en arte y las estrategias de conservación medioambien-
tales.
14
Luca Galofaro, El arte como aproximación al paisaje contemporáneo, Barcelona,
2003, pág. 67.
788 ESTUDIOS CANARIOS [18]

con el espacio. Los paradigmas de territorialización, los descubrimientos


de interacción natural (luz, tiempo, paisaje) se tornan estilemas de un con-
tinuo trabajo que paradójicamente y muy a pesar del evidente interés por
re-descubrir las estrategias e interacciones (de cualquier tipo) se va alejan-
do lentamente del hombre como figura. Así, la abstracción del ser humano
se convierte en lugar común y moneda de cambio con la que se tiene inten-
ción de reflexionar, debatir y utilizar.
Es evidente que las fenomenologías paisajístico-arquitectónicas que-
dan vertebradas por «una imagen» del hombre con la que se identifican
los llamados espacios internos y externos (ambiguos y paradójicos en el
caso de Gordon Matta-Clark), las propuestas ecológicas de Robert Morris
o los discursos cronológicos en el desierto americano de N ancy Holt. Sin
embargo, aunque estas discusiones mantienen un destacado acento con el
espacio en tanto que elemento a re-descubrir, sus relaciones con el hombre
se tornan abstractas y meramente referenciales. El hombre es en los 70 el
ser tornado en excusa interpretativa de una propuesta mucho más volcada
a la discusión ambiental.
Paralelamente, las grandes expresiones espaciales en música tienen
como protagonista en la década de los 60 al minimalismo norteamericano,
articulado por estructuras abiertas en las que el hombre, de nuevo, es el
medio; o los primeros intentos de paisajes sonoros de la mano de Murray
Schafer. Incluso, la manifestación musical más vinculada al academicismo
y, con ello, a los tradicionales modelos de escucha docta (concierto), se ve
sumamente inspirada por la moda espacial. K. Stockhausen lo refleja así:

En los últimos diez años ha tenido lugar un importante descubrimiento o re-


descubrimiento. Se trata del quinto elemento característico de la música: el
espacio 15 .

Por su lado, el discurso de Lorenzo y toda su producción se puede sin-


tetizar en un único estadio de relación que vincula toda su obra: el del
hombre con el medio, la re-emergencia del concepto de entorno.
Tras la reformulación espacio-conceptual de los 70 (que funcionaba do-
blemente para alejar la obra de la Institución Arte e inscribirla en el medio
espacial) los relatos paisajistas empiezan a tomar conciencia del verdadero
rol del hombre como vara de medida de un medio siempre concebido e
interpretado por él. Estamos en 1990. Los lugares ya no son asumidos por

15
Cita extraída de la conferencia videograbada que, en tomo a 1970, K. Stockhausen
imparte en Alemania.
[19] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 789

los tiempos de la naturaleza, sino por los tiempos del hombre. Casagrande
y Rintala edifican en Finlandia lugares inscritos en el medio rural pero con
el objeto de ser habitados, el arquitecto Florian Haydn se interesa por los
espacios privados y funcionales; hogares y piscinas ocupan gran parte de
su producción.
A pesar de que ya en los primeros intentos de los 70 por exteriorizar la
obra de arte y re-evaluar la funcionalidad de la Institución, el fenómeno
hombre estaba latente en estos relatos (la propia exposición Earthworks de
la Dwan Gallery de Nueva York en 1968 reunía a todos sus artistas bajo la
relación hombre-tierra), la magnitud del descubrimiento espacial conllevó
implícitamente un abandono temporal por dirigirse conscientemente hacia
lo humano; la preocupación por explotar el nuevo espacio exterior hizo
olvidar a muchos que este medio no era sino el resultado perceptivo de una
mente cognitiva, un proceso mental del hombre.
Es justo en este punto en el que se re-inicia la discusión ambiental de
los 90 y en la que aparece Lorenzo inscrito orgánicamente como producto
lógico de un afloramiento del acento paisajístico, ambiental y, por ende,
ecológico.

[CLAVE INTERPRETATIVA 2/1]


ENTORNOS/ TERRITORIOS: EL ESPACIO COMO PARATEXTO EN ARTE SONORO

La necesidad de recurrir a una perspectiva analítica que vincule la


producción de Lorenzo con los estudios del espacio y del territorio vie-
ne impuesta por la emergencia orgánica del autor como diseñador de ins-
talaciones sonoras y visuales, donde opera con parámetros directamente
vinculados al espacio y al lugar. Por otro lado, Lorenzo asilll}e como ins-
piraciones poéticas y condicionantes los paratextos políticos, sociales y
culturales que le circundan y determinan su «entorno» creativo.
Las teorías del territorio, desarrolladas como se ha visto especialmente
a partir de la década de los 70 (aunque el grueso de los estudios datan de
1980), están motivadas por la aparición de una nueva necesidad creativa
que empuja a arquitectos, paisajistas e instaladores a intervenir el espacio,
re-codificando el sentido de lugar y dotándolo en cada caso de un atractivo
añadido que conlleva implícitamente una reflexión profunda y continua de
la propia naturaleza identitaria tanto del espacio como de la obra, acción o
performance que acontece en él.
Edward Soja, en 1989, nos invita a repensar el espacio y el paisaje
alienados de toda concepción ambiental, asumiendo el medio como enti-
790 ESTUDIOS CANARIOS [20]

dad protagónica capaz de modificar las voluntades sociales e inscribirse no


sólo a modo de paisaje pasivo, sino como agente determinante de criterios
socio-culturales 16 • Desde esta perspectiva y una vez se ha emancipado el
poder del entorno, la labor creativa del artista quedará vinculada y condi-
cionada a ese territorio que ya no es asumido como tabula rasa en la que
inscribir una propuesta determinada, sino que se activa a modo de agente
dialogante igualmente creativo que, a través de un enriquecedor proceso
de retroalimentación, lográterritorializar el lugar. Así, un lugar concebido
a partir de estas premisas estético-ideológicas «no es un objeto, no es una
imagen, es un espacio, algo que no se ve ni se toca, ni se siente, es algo
donde se está[ ... ]. Es el modelo de una experiencia» 17 .
Pero cuando trabajamos esta temática desde una perspectiva metodoló-
gica en la que se inscriben aspectos psicológicos (y en especial los relati-
vos a la teoría de la mente) es cuando deviene fundamentalmente subjeti-
vo, interesante y efectivo. El entorno como medio constituido por la mente
del creador resulta una perspectiva sumamente atractiva cuando el objeto
de investigación tiene que ver con los procesos de configuración artística.
A este respecto, aunque más vinculados al campo de la sociología,
Kevin Fitzpatrick y Mark LaGory 18 investigan los niveles de relación del
sujeto con el espacio circundante en la urbe metropolitana de la sobre-
modernidad y la significación de los aspectos psicológicos respecto del
espacio público. Micro y macro-entornos son las dos coordenadas que ac-
tivan con el fin de definir categóricamente los espacios de las residencias
y viviendas, y los complejos modelos de interacción social en las ciudades
contemporáneas.
Desde esta perspectiva, a la que sería necesaria añadirle una visión post-
estructuralista más efectiva en la que el sujeto emerja igualmente a modo
de creador de esas coordenadas espaciales circundantes, el estudio de las
instalaciones adquiere un vínculo indisoluble con las teorías del territorio.
Sin embargo, las distinciones entre territorio y entorno, si bien pudieran
desdibujarse en un complejo analítico, se especifican claramente cuando
entran en contacto con la actividad creativa del artista.
Por un lado, el territorio regula experiencias políticas, sociales, cultu-
rales y psicológicas del espacio, haciendo espacial hincapié en el interés

16
Edward Soja, Postmodern Geographies, UCLA, 1989.
17
A1essandro Baricco, «Piccole mesquite quotidiane», Barnum 2, Milán 1997, citado
en Luca Galofaro, op.cit. pág. 61.
18
Fitzpatrick 1 LaGory. Unhealthy Places, Nueva York, 2000, citado en José Luis Es-
teban Penelas, op. cit., págs. 111-116.
[21] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 791

por marcar los límites, bordes y fronteras de un espacio y atándolo a su red


de identidades.

El concepto de vinculación y apego a un determinado lugar está evolucionando


vertiginosamente a la misma velocidad que la sociedad [y que los discursos
artísticos], reproduciendo nuevas identidades en nuevas ubicaciones: el lugar
ya no sería un centro, sino un límite 19 •

Por otro lado, el entorno se constituye a modo de paratexto ambiental


concebido como medio para la actividad cognitiva del hombre en un com-
plejo camino de ida y vuelta: el entorno es a la vez espacio creado y cúmu-
lo de experiencias ambientales que determinan los condicionamientos del
creador, del habitante.
Desde esta hipótesis, surge la necesidad del paratexto. La noción de
contexto queda demasiado limitada en una producción en la que la propia
obra elimina los límites de codificación, operando desde la de-construc-
ción de las categorías para inscribirse orgánicamente en un «entorno» en el
que tan sólo se define por la más o menos particular disposición de textos.
Así, las relaciones paratextuales devienen democráticas, carentes de una
necesidad jerárquica donde las confluencias y contactos recíprocos con el
resto de los elementos son múltiples.
El siempre refrescante Luca Galofaro nos recuerda en su artículo «Re-
definir el espacio del territorio» 20 el gran manifiesto filosófico común de
Gilles Deleuze y Félix Guattari Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia,
en el cual se introducen los conceptos de ritmo y medio para definir la vasta
noción de territorio21 • Resulta altamente esclarecedor proponer esta alter-
nativa en 1980, en la que sorprendentemente el hombre es el referente que
hilvana las propuestas filosóficas de los autores. Según Deleuze y Guattari,
la historia de los seres vivos (en especial los humanos) queda definida por
su capacidad de trasladarse continuamente de un medio a otro, bien sea in-
terior, exterior o intermedio. Cada uno de estos medios está codificado por
un bloque espacio-tiempo en perpetua vibración. Por otro lado, el ritmo es
asumible como el vínculo y el tipo de relación que mantienen los diversos
medios y, a su vez, la coordinación espacio-tiempo de cada medio. Así, el
territorio podría quedar definido como la interacción entre ritmo y medio

19
José Luis Esteban Penelas, op. cit., pág. 112.
20
Luca Galofaro, art.cit., pág. 59.
21
Gilles Deleuze y F. Guattari, «1837- del Ritornelo», en Mil mesetas. Capitalismo y
Ezquisofrenia, París, 1980.
792 ESTUDIOS CANARIOS [22]

que el ser vivo mantiene con un espacio determinado. Pues no. Deleuze
y Guattari van un paso mas allá y le confieren a la noción de territorio un
carácter extremadamente novedoso para 1980. Para los autores, el terri-
torio «no es un medio, ni siquiera un medio suplementario, ni un ritmo
o paso entre medios. De hecho, el territorio es un acto que afecta a los
medios y a los ritmos, que los territorializa». De este modo, a Galofaro le
interesa subrayar el acento que Deleuze y Guattari imponen a la definición
de territorio como acción de territorializar. Éste es, sin lugar a dudas, un
planteamiento que emerge como campo abonado cuando se le pretende
introducir el elemento arte. Así, las perspectivas metodológicas contem-
poráneas deberán analizar el producto artístico como acción que dialoga
e interactúa con el medio y el ritmo de un territorio. El arte sonoro opera
en los mismos parámetros que define un territorio: ritmo y medio son las
herramientas con las que actúa el creador para intervenir un espacio, ope-
rando en él, territorializándolo.
A este respecto, ¿por medio de qué procedimientos el instalador sonoro
territorializa un espacio?, ¿cuál es el interés de proyectar acústicamente
un diseño pre-concebido?, ¿cuál es el rol que ostentan los paisajes sonoros
desde su codificación a principios de los 70? y, lo más importante, ¿en qué
contexto emerge la propuesta de Lorenzo? Lo vemos seguidamente.

[CLAVE INTERPRETATIVA 2/2)


pAISAJES Y METABOLISMOS SONOROS

Salir de la inocencia, para decir las cosas sensiblemente más tocadas por el
entorno, nos lleva a considerar los distintos pasos del individuo a la sociedad y
de lo local a lo global. Si hablamos del paisaje social, la percepción se refiere
a los intercambios humanos, a los que tejen todos estos intercambios y a sus
retos, la economía, las costumbres, las creencias y las convenciones (Abdellah
Karroum, Idas y Vueltas, Catálogo de la I Bienal de Canarias, 2007, pág. 319).

En 1973, Vancouver se toma la ciudad que oficializa lo que, desde algu-


nos años antes, se había convertido en el punto de mira de un joven grupo
de compositores y sonólogos. Raimond Murray Scafer publica un extenso
artículo bajo el título «La música del entorno», en el que describe ejem-
plos de diseños acústicos, procedimientos positivos y negativos junto con
algunos extractos literarios. El ensayo, conjuntamente con los compendios
El nuevo paisaje sonoro y El libro del ruido, se convertiría en la biblia
de nueva área que se formará en la Universidad canadiense Simon Fraser
[23] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 793

bajo la dirección de M. Schafer y el patrocinio de la The Donner Cana-


dian Foundation; nace así el Proyecto Mundial de Paisaje Sonoro (World
Soundscape Project).
El rápido crecimiento que estaba sufriendo la costa oeste desde la déca-
da de los 60, conllevó implícitamente un acentuado aumento de los nive-
les de polución urbanos de una comunidad (Be) que había pasado toda su
historia vinculada al modo de vida rural. De este modo, desde los mismos
inicios de la constitución del wsP, la necesidad de crear un programa ecoló-
gico que penetrara transversalmente los contenidos y actividades del grupo
fue fundamental. El ímpetu de Schafer se contagió al equipo de trabajo
original que contaba entre sus miembros con Bruce Davis, Peter Huse,
Howard Broomfield o Barry Truax, destacado teórico además de diseñador
acústico. Haciendo un extenso trabajo de campo al más puro estilo etno-
musicológico, el wsP grabó numerosas ciudades canadienses preocupados
por los altos niveles de contaminación ambiental y trascendió las fronteras
continentales para investigar igualmente en Suecia, Alemania, Italia, Fran-
cia o Escocia. Más de 300 cintas, dos libros y dos manuales terminológicos
y estéticos, además de la organización de talleres y conferencias, consti-
tuyeron la primera fase del WSP concluida en 1978 con la obra de Truax
Cuaderno para la ecología acústica.
El estudio del paisaje sonoro, nacido como necesidad pragmática, res-
pondía desde sus inicios a un detallado programa teórico que orgánica-
mente se inscribía de manera lógica en la manifestación artística de los 70,
como hemos visto con anterioridad, y con la moda del re-descubrimiento
del espacio. El WSP además de un rol de compilación, se encargaba de di-
señar paisajes sonoros acústicamente de la mano de compositores y sonó-
lagos, acentuando el eterno debate entre lo natural y lo artificial. El papel
del hombre como creador e instalador de un espacio que queda re-definido
por la penetración de un elemento exógeno a su propia naturaleza, no sólo
revelaba la morfología física del objeto, sino que resignificaba el lugar e
intensificaba el binomio naturaleza 1 artificio.
Refiriéndose a las propuestas escultórico-arquitectónicas de los 70 y en
especial a la obra de Walter de María The Lightening Field en la que instala
400 postes de acero pulido en Nuevo México (EE.UU.) en 1977 para desve-
lar los efectos de cambio de luz y las tormentas eléctricas del campo, Luca
Galofaro señala que «hacer visible lo invisible de la naturaleza por medio
del arte constituye uno de los presupuestos de estas obras» 22 .

22
Luca Galofaro, art. cit., pág. 78.
794 ESTUDIOS CANARIOS [24]

M. Schafer pretende hacer audible lo inaudible, despertar el interés por


la polución acústica de las ciudades y encamar un espíritu ecológico que
venga planteado por el propio conocimiento del entorno acústico. Com-
promiso, reflexión, música y ecología son los componentes de un superla-
tivo proyecto que sin duda alguna abrió las puertas a numerosos creadores,
no sólo sonoros, sino igualmente visuales. Operar a partir de las premisas
establecidas por el wsr constituirá el punto de partida de numerosos ins-
taladores (entre los que se encuentra Lorenzo). En reiteradas ocasiones se
olvida en la historia de las instalaciones sonoras el pujante despegue que
supusieron las primeras obras acústicas del wsr, adjudicándole sus oríge-
nes al ámbito escultórico, perforrnativo o incluso al arquitectónico (Metz-
ger, 2000).
La defensa del potencial de un entorno (acústico) supuso para el wsr el
escenario idóneo para librar las arduas y universales batallas en favor de
un discurso ambiental plagado de referentes históricos, pero que veía en la
época (principios de los 70) el momento decisivo para iniciar este cúmulo
de actividades.
Sin embargo, como suele ocurrir con la gran mayoría de las propuestas
artístico-musicales de la postvanguardia, la trascendencia de sus obras se
verá eclipsada por el destacado interés del programa teórico que las susten-
ta. Es ahí donde se establecerán los referentes básicos de los que beberán
los instaladores de los 90. Es en el relato conceptual donde hallamos vías
de contacto con la producción de Lorenzo. El wsr emergió con una evi-
dente necesidad de ser funcional. El más que evidente vínculo histórico
con la Bauhaus se desprendía desde las primeras conferencias que impartía
Schafer:

Actualmente se está necesitando una revolución equivalente [a la Bauhaus]


entre los varios campos de los estudios sonoros. La revolución consistirá en
la unificación de aquellas disciplinas que se ocupan de la ciencia del sonido y
aquellas que se ocupan del arte del sonido. El resultado será el desarrollo de las
interdisciplinas ecología acústica y diseño acústico 23 .

El binomio ciencia 1 arte será una constante en el programa teórico del


wsr como una clara evidencia de contemplar el sonido como un todo, anali-
zable tanto desde una perspectiva científico-acústica como desde un plano
artístico. Sin lugar a dudas, este carácter interdisciplinar alberga el éxito
de los primeros años de sus actividades y la atención que recibió de espe-

23
R. M. Schafer, The Tunning ofthe World, Nueva York, 1977, pág. 205.
[25] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 795

cialistas tan diversos como fisicos, compositores, ecologistas o urbanistas.


Pero ante todo, el paisaje sonoro, asumiendo su carga polifacética, devine
funcional:

Más que permanecer marginados produciendo música culta inaccesible y abs-


tracta destinada a audiencias exclusivas y reducidas, concebimos al composi-
tor como un contribuyente valioso en el manejo de asuntos del paisaje sonoro.
Los compositores podrían convertirse en los arquitectos sonoros diseñadores
acústicos, socialmente conscientes, de nuestras ciudades, edificios y pueblos.
Fue precisamente esta visión del artista 1 compositor como una persona de ofi-
cio, educado en todas las disciplinas del sonido y enteramente conectado con y
útil para el mundo real, lo que me atrajo del wsr 24 •

Las palabras de Hildegard Westerkamp, miembro de la segunda ge-


neración del WSP, resumen casi enteramente el carácter del proyecto de
Schiifer. La labor irreprochable de los miembros del WSP confirió a sus
trabajos una estela conceptual (objetivación del sonido, de-construcción de
los procesos de composición, sinestesia ecológico-funcional) que se tomó
en la propia salvaguarda de sus producciones. Pero si algo trascendió del
proceder constructivo de las actividades del WSP, fue la metodología de
trabajo utilizada en la que se incorporó un elemento primordial: la tecno-
logía. Tanto en los trabajos previos de compilación del material acústico
(grabaciones) como en los laboratorios donde se diseñaban los productos
sonoros resultantes, la técnica tecnológica se convirtió en más que una
herramienta de trabajo, la propia naturaleza del WSP quedaría ligada para
siempre a la estética tecnológica que tanto gustaba a la postvanguardia de
los 70. Estas metodologías que se activan casi de manera involuntaria en
estas producciones sonoras constituirán el plan referencial e ideológico de
la mayor parte de los trabajos de instalación (visual y sonora) que surgirán
a posteriori. Pero la disposición tecnológica, la exteriorización sonora, las
poéticas interdisciplinares o el funcionalismo sinestésico no son caminos
sin salida. Muy al contrario, se erigen a modo de premisas productivas que
darán como resultado una profunda reformulación global de un aspecto
que ya desde el propio seno del wsP se percibía como una de las claves ne-
cesarias de tan afamada «revolución»: los nuevos modelos de escucha.

24 H. Westerkamp, «Bauhaus y estudios sobre el paisaje sonoro. Explorando conexio-

nes y diferencias», Tokio, 1994, revisado en 2002.


796 ESTUDIOS CANARIOS [26]

El propio Barry Truax, al margen de su operativa actividad en el WSP,


desarrolla uno de los discursos teóricos más destacados al respecto. Como
analista y participante de los paisajes sonoros, Truax observa las limita-
ciones propias de la psicoacústica, la sociología, la musicología y la teo-
ría semiótica para abordar estas nuevas manifestaciones sonoras y aboga
por establecer nuevos modelos generales que se enfrenten al sonido desde
una perspectiva interdisciplinar y comunicacional (palabras que sin lu-
gar a duda nos recuerdan a los propios objetivos funcionales del wsP). En
1984, redacta uno de sus libros más difundidos, Acoustic Communication,
que revisará en 2001 y donde expone las bases de la revolución analítica.
Los diversos modelos que diseña, si bien algunos pudieran caer en ciertas
complejidades técnicas, influyen poderosamente en campos tan diversos
como la estructura de la comunicación social y cultural (Carey, 1998) o
las teorías de la transmisión del mensaje (Leiss, 1991), tal y como nos lo
señala David Paquette en Describing the contemporary sound environment
(Vancouver, 2004).
El interés de los modelos de Truax viene dado por los elementos básicos
que toma. En un claro intento por transgredir las limitaciones de los acer-
camientos tradicionales al sonido, Truax diseña procesos de comunicación
en los que, y de manera equidistante, el sonido, el entorno y el receptor son
protagonistas de una misma escena. Según Truax, el acento debe marcarse
en el comportamiento del sonido y los sistemas de relación de estas tres
unidades pero no como entidades aisladas, sino como un complejo interco-
nectado (Truax, 2001, pág. 18).
La visión de Truax refleja una necesidad de adquirir nuevas herramien-
tas analíticas y teóricas que estén acordes con las estéticas productivas de
las obras de los 70, algo que ya analizábamos con las teorías del territorio
de Fitzpatrick, LaGory, Soja, Deleuze o Galofaro.
Las metodologías operativas activadas por las actividades del wsP tras-
cendieron espacial y cronológicamente sus propuestas. Guillermo Lorenzo
bebe de la estela conceptual desprendida por los colegas de Murray Shafer,
proponiendo alternativas de territorialización sonora acordes con el con-
texto contemporáneo. Sin lugar a dudas, una de sus propuestas más desta-
cadas al respecto son la serie de obras-acciones enmarcadas bajo el título
de metabolismos sonoros.
La concepción ambiental y del entorno condiciona hasta las últimas
consecuencias el proceder creativo de Lorenzo. Consciente de ello, el artis-
ta confecciona toda una red de dispositivos en la que su figura, la de crea-
dor, la dibuja a modo de catalizador de una realidad paratextual altamente
[27] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 797

expresiva. Como veíamos, a lo largo de los 70 las plataformas artísticas se


forjaban al margen de una referencia humanizada del individuo para en-
marcarse en la infinitud (desértico-) espacial. La perspectiva actualizada de
Lorenzo exhorta al creador a retomar las riendas de una voluntad poética
en la que ese espacio quede inexorablemente ligado al latir del hombre. A
partir de estas premisas productivas, el Universo Lorenzo potencia lugares
de encuentro por una parte altamente simbolizados desde la visión sub-
jetiva y, por la otra, abiertos a interpretaciones múltiples, intransferibles
y decodificadas. Sus metabolismos sonoros se erigen a modo de marcos
espaciales de un cuadro abandonado en el que el creador, al igual que el
intérprete, se torna en el catalizador de un fenómeno artístico-vital. A este
respecto, Lorenzo diseña modelos particulares de intervención espacial,
desde jardines sonoros (2003) para hogares privados, hasta cielos musica-
dos (Panza de Burro, 2004) o islas acústicas (Isla Gran Canaria, 2005).
En 2004, Lorenzo se propone un proyecto que define paradigmática-
mente su trayectoria como creador: Panza de Burro. Asumiendo la ne-
cesidad de abordar el estudio y la reflexión espacial desde las estéticas
anteriormente citadas, el artista grancanario modela un proyecto de un alto
interés tecnológico, estético y ecológico. La panza de burro, un fenómeno
atmosférico propio del archipiélago canario en la temporada de verano, se
caracteriza por la densidad de las nubes situadas cerca del territorio insular
que ayudan a mitigar las altas temperaturas del subtrópico estival. Par-
tiendo de un acontecer ambiental, Lorenzo diseña receptores y emisores
acústicos que incorpora a globos aerostáticos meteorológicos distribuidos
en el cielo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, capacitados para
leer los movimientos urbanos de la capital y transformarlos en fenómenos
sonoros que a su vez se proyectan de nuevo en la urbe. La ciudad resignifi-
cada acústicamente es una constante de Lorenzo que desprende su máximo
interés y potencial cuando se analiza desde cerca. Uno de los aspectos más
relevantes de las múltiples iniciativas del artista es que sus obras, a dife-
rencia de las propuestas de autores como Lloren<; Barber, se diseñan única
y exclusivamente para cubrir su ámbito espacial más cercano, próximo y
conocido, su ámbito vital. Lorenzo, consciente de las nuevas infraestruc-
turas que facilitan la comunicación y la interacción de la información (re-
cordemos que la totalidad de sus obras posee su doble, a modo de netart,
en diversos dominios que activa en la red), trabaja desde lo local.· Gran
Canaria, y especialmente Vegueta, se codifican como espacios metaboliza-
bles por el autor cuya intervención vendrá a repercutir de manera directa (y
determinante) el modus vivendi de los vecinos, de sus vecinos.
798 ESTUDIOS CANARIOS [28]

Como la mayoría de los trabajos fonoetológicos 25 , estas iniciativas so-


noras poseen su más elevado interés en los nuevos modelos de escucha que
ellas acarrean. La deconstrucción del oído de concierto es ya un referente
demasiado lejano para producciones de este calibre. Las obras se conciben
como modelo de interacción perceptual y reflexiva en el potencial audi-
torio (en innumerables ocasiones, ni siquiera es consciente de que lo es)
que se distribuye aleatoriamente por el espacio urbano, recorriendo calles,
plazoletas y avenidas con el fin de diseñar ellos mismos la más oportuna
vía de audición.
Panza de Burro estudia de este modo el espacio que ocupa, simbolizán-
dolo y territorializándolo, asumiendo al mismo tiempo un destacado carác-
ter ecológico, perseguido por el propio Lorenzo, al redirigir las miradas y
los oídos de los ciudadanos al espacio urbano automatizado que los circun-
da, y exhortándolos con ello a una visión más reflexiva y comprometida
con su entorno más cercano.
Como se observa, estos «entornos» investigan y tratan sobre el habitar
las nuevas relaciones con el espacio y sus individuos, entre lo público y lo
privado, lo colectivo y lo personal. Pero, ¿qué ocurre cuando estos ámbitos
se desvanecen en un constante fluir residual?, ¿cuál es la posibilidad que
se le entrega al creador para trabajar a partir de un espacio no lugarizado?,
¿qué sucede cuando los paratextos dejan de ser identificables o referentes
de disciplinas tradicionales? Las respuestas las tenemos en el análisis de
estas mismas obras, desgranando los mecanismos operativos del creador y
el intérprete en la ciudad sobremoderna.

[CLAVE INTERPRETATIVA 2/3]


LUGAR / NO LUGAR / SUPERLUGAR

Un rizoma no cesaría de conectar eslabones semióticos, organizaciones de po-


der, circunstancias relacionadas con las artes, las ciencias, las luchas de clase.
[... ] multiplicidades, líneas, estratos y segmentaridades, líneas de fuga e inten-
sidades, agenciamientos maquínicos y sus diferentes tipos, los cuerpos sin ór-
ganos y su construcción, su selección, el plan de consistencia. [ ... ] escribir no
tiene nada que ver con significar, sino con deslindar, cartografiar, incluso futu-
ros parajes (Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, 1997 págs. 10-13).

25
López Cano (1997) señala que la «fonoetología» es el estudio de los comportamien-
tos sonoros en los espacios abiertos.
[29] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 799

Una de las categorías que el metarrelato postmodemo ha activado con


más acierto es el que en 1992 el antropólogo Marc Augé bautizó como no
lugar. Frente a la tradicional concepción del espacio identificado como
lugar codificado, Augé examina los vacíos intersticiales desprovistos de
significado intrínseco, legado histórico, trascendencia religiosa o función
social, política y económica particular y determinada. Por definición, si
los edificios han sido objeto de estudio para la historia de la arquitectura,
igualmente debe serlo el espacio que los separa. Paradigmáticamente, los
no lugares emergen a modo de espacios de tránsito, fragmentos residuales
de un discurso olvidado, capítulos aislados de una narración abierta. La
sala de espera de un aeropuerto, un hotel o las avenidas de las ciudades de
la sobremodemidad responden a esta categoría.

El no lugar comienza con el desarraigo; los paisanos de la Europa del siglo xrx,
arrancados de la tierra y recentrados, los inmigrantes o los refugiados pasan
por la experiencia del no lugar26 .

En el preciso instante en el que el creador postmodemo está alerta de la


situación paratextual, los discursos artísticos se nutren de este reset espa-
cial que la literatura contemporánea ha sabido explotar. El propio Augé se-
ñala que la identificación del no lugar coincide con la soledad y globalidad
virtual que baña el escenario sobremodemo. El espacio del no lugar tiene
que ver con la era del no yo 27 • Efectivamente, trasladando el discurso antro-
pológico a la esfera artística, el desvanecimiento de la figura del creador ha
definido la actitud artística contemporánea, un no lugar es campo abonado
para un artista desarticulado. El propio Barber, explotando la variedad de
lecturas de un espacio abierto no identificado, o José lges, interviniendo
lugares para resignificarlos arquitectónicamente, devienen paradigmas de
esta situación en la que el artista se distancia hasta la saciedad del producto
resultante, múltiple y variado. Paralelamente, Lorenzo ofrece una lectura
más personal, interviene no lugares, re-lugarizándolos, metaboliza espa-
cios cargándolos de simbología propia. Se acerca de manera más directa a
la propuesta de superlugar de Esteban Penelas.
Frente al espacio inerte definido por Augé en el que la tabula rasa
decodificaba todo valor histórico del lugar, emergiendo así el no lugar,
Penelas activa una categoría que en ningún caso suplanta a la de Augé

26
Marc Augé, «Sobremodemidad y no lugares», Astrágalo, n°4 (mayo 1996), pág. 34.
En Esteban Penelas, op.cít. pág. 32
27
Augé, op. cit.
800 ESTUDIOS CANARIOS [30]

sino que, muy al contrario, la complementa. Partiendo del vacío móvil del
antropólogo francés, el urbanista catalán (Penelas) propone que todo no
lugar emerge, por definición, como campo fértil de un infinito potencial de
microrrelatos posibles. El interés queda asignado no ya al espacio desver-
tebrado del no lugar sino al optimismo posterior del superlugar que surge
tras el Apocalipsis.

Los superlugares [son] Máquinas Poéticas y Metafóricas para enfrentarse a


la reflexión en tomo a estos espacios que se han venido a llamar vacíos resi-
duales, intersticiales, vacíos sin significar o vacíos sin función de la nebulosa
magmática que conforma nuestras ciudades actuales 28 •

La herramienta analítica que propone Penelas resulta sumamente atrac-


tiva cuando se aplica al discurso creativo de Lorenzo. El artista grancana-
rio propone un continuo juego reflexivo de miradas y escuchas en el que
el interés proviene de la multiplicidad metafórica y de significación que
el intérprete-ciudadano es capaz de aprehender. Así, tal y como indirec-
tamente había señalado Augé, al proponer la alternativa al no lugar, el yo
deviene funcional, necesario para echar a andar esta máquina poética de
Penelas en la que el artista se limita a disponer un tipo de relato y lectura
sobre un lugar simbólicamente abandonado, con el objeto de recrearlo,
confiriéndole un valor añadido del que anteriormente carecía. Una vez se
reactiva la figura del yo las potenciales actitudes de intervención en el lu-
gar se multiplican ad infinitum. Compromiso poético, reflexión estética,
valores morales, sendas espirituales, crítica política, necesidad ecológica.
Bienvenidos al superlugar, bienvenidos a la era humanizada.

(CLAVE INTERPRETATIVA 2/4]


Lo HUMANO EN LO ESPACIAL: REVISITAR EL YO (COGNOSCENTE)

El mundo es mi representación es, como los axiomas de Euclides, una proposi-


ción que cada cual tiene que reconocer como verdadera en cuanto la entiende;
aunque no es de tal clase que cualquiera la entiende en cuanto la oye. [ ... ]
solo tras haberse aventurado durante miles de años en una filosofía meramente
objetiva el hombre descubrió que, entre las muchas cosas que hacen al mundo
tan enigmático y complicado, la primera y más próxima es ésta: que, por muy
inmenso y sólido que pueda ser, su existencia pende de un único hilo: y ese hilo

28
Esteban Penelas, op. cit., pág. 11.
[31] CUANDO LA MÚSICA NADA ENTRE LAS NUBES. CLAVES INTERPRETATIVAS ... 801

es la conciencia de cada uno, en la que se asienta (Arthur Schopenhauer, 1819,


El mundo como voluntad y representación, vol. 2).

Como hemos señalado anteriormente, la noción de entorno con la que


juega Lorenzo queda vertebrada por una inherente figura del yo que parti-
cipa, critica, expone y construye el espacio circundante.
Tras la revolución cartesiana en la que el yo se convierte en eje cen-
tral de la actividad artístico-filosófica a modo de ente autolegitimador de
un relato modernista que responde continuamente a particulares modelos
narrativos, Arthur C. Danto29 nos invita a pensar el yo postmoderno como
desintegración de la figura creativa, en la que se cuestiona sucesivamente
los mecanismos de producción de un discurso en ningún caso legitimado
por ningún modelo narrativo; muy al contrario, el no yo reflexiona acerca
de los modelos y las narraciones.
El psicoanalista francés Jacques Lacan nos confronta a un yo a modo de
construcción imaginaria, como entidad creada desde la ficción para enfren-
tarnos a esa realidad ambiental desconcertante, el mundo.

[... ] Pero el punto importante es que esta forma sitúa la instancia del yo, aún
desde antes de su determinación social, en una línea de ficción, irreductible
para siempre para el individuo solo30 .

Las propuestas de Morton Feldman, LaMonte Young, Lloren<; Barber


o José Iges, por citar sólo a algunos, responden claramente a este esque-
ma productivo que no es sino la manifestación de una necesaria distancia
creativa que asume el artista en la postmodernidad. El yo deconstruido
no le interesa a Guillermo Lorenzo. El autor grancanario revisita la figura
del yo desde el microrrelato, exponiendo (nunca imponiendo) una visión
subjetiva, concreta y particular de una situación paratextual que cognitiva
y técnicamente él ha elaborado.
La figura del yo es para Lorenzo, in extremis, una figura humana. Par-
tiendo de esta hipótesis, el espacio que le interesa al creador no es un espa-
cio intervenido, sino un espacio habitado. Configura el no lugar en superlu-
gar, el no yo en hombre, y el entorno en realidad paratextual vital.

29
Arthur C. Danto, op. cit., pág. 30.
30
Jacques Lacan, «El estadio del espejo como formador de la función del yo Ue] tal
como se nos revela en la experiencia psicoanalitica». Comunicación del XVI Congreso Inter-
nacional de Psicoanálisis, Zurich, 1949. En Escritos], París, 1966, pág. 86.
802 ESTUDIOS CANARIOS [32]

Mis obras soy yo. Soy un ente metabólico, utilizo todo lo que experimento a
mi alrededor y lo hago obra31 •

Lorenzo emerge a modo de yo crítico, comprometido y con voluntad de


optimizar el entorno vital que le rodea, el más cercano.
Desde esta nueva complejidad articulada a través de los ojos de un ser
concreto, surge una variedad ilimitada de potenciales interpretaciones,
acciones y relatos para con la realidad paratextual. Así nacen actitudes de
arte en las que la sociedad es el objeto de investigación del autor, pero
también el protagonista que interpreta sus acciones. El sentido de comuni-
dad en Lorenzo se amplía hasta desdibujar el yo en un nosotros colectivo.
Este planteamiento que recuerda poderosamente la estética hippie de los
60 es advertido como motor de construcción del arte político conceptual
(no abordado en el presente artículo) o las performances e instalaciones en
las que todos tienen algo que contar.

31
Guillermo Lorenzo, Las Palmas de Gran Canaria, abril2007.
Claudio Ammirato:
un músico italiano en Canarias

JESÚS ARIAS VILLANUEVA

Resumen. El músico y físico italiano Claudio Ammirato se estableció definitiva-


mente en las Islas Canarias en 1952. Allí desarrolló una intensa actividad musical
como compositor, pianista y director de orquesta, compaginándola con la pintura
y la poesía en estrecha colaboración con su esposa, Mary Collins. Entre sus obras
destacan: el Concierto de los colores, el Concierto de los aromas, la Suite Londres,
la Suite Canaria, la ópera Paraíso perdido y la cantata El Poema Excelso. En su
expresiva música emplea la tonalidad ampliada sin descartar recursos extramusi-
cales como los efectos lumínicos.
Palabras clave: Claudia Ammirato. Música canaria (s. xx). Patrimonio musi-
cal. Tonalidad ampliada.

Abstract. Claudio Ammirato, italian musician and physicist, settled definitely in


the Canary Isles in 1952. There he started an intense musical activity as a com-
poser, pianist and conductor while painting portraits and writing poetry near his
wife, Mary Collins. Among his works we can point up: Concert of the colours,
the Scents Concerto, Suite London, Suite Canaria, Paradise Lost (opera) and
L 'Eccelso Poema (cantata). He uses in his expressive music a broad tonality and
extra musical means like lighting effects.
Keywords: Claudio Ammirato. Music of the Canary Isles (20'h century).
Musical heritage. Wide tonality.

INTRODUCCIÓN

Este trabajo se enmarca dentro del programa de recuperación del pa-


trimonio musical español y, más concretamente, del patrimonio musical
canario desarrollado por el Departamento de Historia del Arte de la Uni-
versidad de La Laguna.
La recuperación y conocimiento de los autores y su obra es de vital im-
portancia para poder establecer las relaciones que existían entre los com-
positores y las diferentes escuelas musicales entre sí y su imbricación con
el resto de las corrientes artísticas y sociales, así como su contextualización
en el panorama social, económico y político del que toda obra artística es
804 ESTUDIOS CANARIOS [2]

deudora. Por otro lado, toda obra del pasado es base imprescindible para la
creación presente y futura. De este modo, cualquier laguna en el conoci-
miento de nuestro patrimonio supone una pérdida, cuyo alcance sólo podrá
ser desvelado con el correspondiente estudio musicológico.
Dentro de ese espíritu se enmarca este trabajo y, por otro lado, hemos
querido investigar las posibles innovaciones que, bien procedentes de su
país natal o de otros lugares de Europa, hubiere introducido en Canarias
dada su condición claramente cosmopolita y sus múltiples contactos con
los compositores canarios además de su influencia en la vida cultural de
Tenerife. Finalmente, nos hemos aproximado al valor de la figura de Am-
mirato para la Música canaria.
Hasta este momento su obra no había sido estudiada y sólo constaba
una mención del autor en La Creación musical en Canarias en el siglo xx1,
una nota biográfica de la Dra. Rosario Álvarez2 y un acercamiento al autor
y a su Suite Canaria en una ponencia del 1 Congreso de música: Canarias
en la Música del Dr. Pompeyo Pérez3 • A través del análisis de los distintos
documentos -partituras, cartas, programas de concierto, notas de prensa,
críticas, etc.- hemos creado un catálogo lo más completo posible de la
obra del compositor, trazado su perfil biográfico y lo hemos contextuali-
zado en su época para analizar las posibles aportaciones al mundo cultural
canario y a la música en particular.
La obra de Ammirato está depositada por sus herederos, representados
por Da. Nieves Ledesma Feria; en el Centro de Documentación Musical del
Instituto de Estudios Canarios de La Laguna. De este archivo se ha extraí-
do la información que ha permitido realizar el presente estudio. El fondo
está compuesto por 155 partituras diferentes que van desde las versiones
completamente acabadas y corregidas por el propio compositor hasta los
meros borradores y esbozos de ideas musicales o literarias. A cada una de
las diferentes partituras le hemos dado una signatura teniendo en cuenta
la unidad de la obra. Es decir, aquellas versiones que son sustancialmente
diferentes ya sea por el idioma, en el caso de las obras vocales, o por la
música tienen una signatura diferente. Muchas signaturas se corresponden
con obras de las cuales sólo se conserva un esbozo o una versión que no

1
Lothar Siemens Hernández, La creación musical en Canarias en el siglo xx, Las
Palmas, Edirca, 1983.
2
Rosario Álvarez Martínez, «Ammirato Muso, Claudio», en Diccionario de la Música
Española e Iberoamericana, Tomo I, Madrid, S.G.A.E., 2000.
3
Pompeyo Pérez Díaz, «La imagen de Canarias en algunos compositores foráneos»,
en Actas del 1 Congreso de música: Canarias en la Música, La Laguna, Ateneo de La La-
guna,2003.
[3] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 805

se puede considerar definitivamente acabada y corregida por el autor. Los


títulos originales de las obras de Ammirato están indistintamente en in-
glés, italiano, francés o español; incluso hay versiones de la misma obra,
especialmente las vocales, en más de un idioma. En este estudio los enun-
ciaremos en español siempre que en la traducción no se pierda una parte
significativa de la intención del autor. Tampoco se traducirán los nombres
propios por razones obvias.
También hemos tenido acceso a otros materiales que han permitido co-
nocer aspectos biográficos del autor así como de su pensamiento musical y
artístico; tenemos diferentes notas de prensa, entrevistas, fotografías, car-
tas, programas de concierto que ayudan a perfilar el tiempo y las circuns-
tancias que rodearon al artista en su trabajo creador. Todo el material con
el que se ha trabajado, excepto las partituras que han sido archivadas, ha
sido digitalizado.

BIOGRAFÍA

Este compositor, nacido en Génova (Italia) el4 de junio de 1900 y afin-


cado en Canarias a partir de 1952, fue cónsul de Italia en Las Palmas de
Gran Canaria y ocupó diversos cargos en el consulado italiano en Santa
Cruz de Tenerife donde murió el 14 de agosto de 1980. Fue un personaje
polifacético que exploró diversos campos musicales (era pianista, compo-
sitor y director de orquesta), además de poseer el título de doctor en física
y hacer incursiones en trabajos relacionados con la ingeniería, la poesía y
la pintura.
Ammirato, que era marqués, commendatore y descendiente de una no-
ble familia italiana con antecedentes genealógicos que se remontan al siglo
XIV, simultaneó los estudios de física en la Universidad de Génova, en la
que obtuvo el grado de Dottore in Física el 3 de agosto de 1927, con los
de música en su ciudad natal bajo la dirección de los profesores Uziel y
Cattanei. Siguió sus estudios musicales con el compositor y musicólogo
italiano Luigi Colacicchi y más tarde se trasla_dó a París, donde estudió or-
questación con el célebre director de orquesta belga Léon Barzin. Ya desde
los cinco años, según declaraciones del propio autor, componía música,
aunque se sentía constreñido en su labor por las indicaciones escolásticas
de su primera profesora. Esta manera de exponer sus inicios como músico
es un fiel exponente de su personalidad artística marcada por la incesante

4
Diario de Las Palmas, 22 de septiembre de 1962.
806 ESTUDIOS CANARIOS [4]

búsqueda de la creación en el terreno musical y literario, huyendo de la


formación estrictamente académica, lo que le distanció, en cierto modo, de
las corrientes musicales imperantes en su época.
Su primer viaje a las Islas Canarias lo realizó en marzo de 1946 en
uno de los primeros vuelos que unieron la capital de España con Tenerife.
Desde Tenerife se desplazó a La Palma donde fundó la empresa Riegos y
Fuerzas relacionada con su formación científica y en la que puso a prueba
su iniciativa empresarial. Una vez afincado definitivamente en Canarias
compone la mayor parte de sus obras al tiempo que participa activamente
en la vida musical y artística de las islas como pianista y director de or-
questa.
Su vida transcurrió en las islas entre sus negocios y su música dentro de
los círculos de la alta sociedad isleña. Su presentación musical ante el pú-
blico de las islas fue en el año 1960 con motivo del estreno de varias obras
suyas a cargo de la Orquesta de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas,
aunque ya tenemos noticias de su presencia en las islas a través de un pro-
grama de una exposición de obras pictóricas suyas en el Casino de Tenerife
en febrero de 1959. Ese mismo año, el 28 de enero, estrenó Escala en el
Puerto de la Luz (de la Suite Canaria) en el teatro Pérez Galdós de Las
Palmas de Gran Canaria con el recordado maestro Gabriel Rodó dirigiendo
la Orquesta de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas. El 26 de febrero
de 1960 estrenó en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife, bajo la
batuta del maestro Santiago Sabina, el segundo tiempo y el tercer tiempo
de la Suite Canaria: Atardecer en Las Mercedes y Amanecer en Las Ca-
ñadas (esta última aparece en el programa de mano como Amanecer en el
Teide. Seguramente ello se debe a que todavía no estaba decidido el título
de la siguiente parte que más tarde sería Ascensión al Teide. Se intuye que
el cambio de título intenta evitar la reiteración).
Escribió la música y los libretos de varias óperas, música sinfónica y
de cámara para diferentes formaciones. Así mismo, compuso alrededor de
cien canciones para voz y piano, alguna obra para piano solo y un scherzo
para violonchelo.
Sus obras fueron estrenadas e interpretadas en diversas ocasiones en las
capitales canarias, en Londres y en Italia. Creemos, según se desprende del
contenido y del tono de algunas de las cartas que han llegado hasta noso-
tros, que ello fue posible gracias a la intervención de algunos amigos con
influencia en los ámbitos musicales de esos lugares. Ellos se encargaban de
difundir sus partituras en los círculos musicales de Milán, Londres o París
con el objetivo de conseguir un estreno en aquellos países. Parece que esas
intermediaciones no fueron demasiado fructuosas ya que sólo tenemos no-
[5] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 807

ticia del estreno de la versión para piano y voces de la ópera Paradise Lost
(Wigmore Hall. Londres, 1970) y del estreno del Concierto para flauta,
piano, trombón y timbal (R.A.I. 1962).
De entre las obras estrenadas en las islas hay que destacar la Suite
Canaria con seis movimientos inspirados en paisajes o hechos canarios
expresados a través de una brillante orquestación de estilo impresionista:
Escala en el Puerto de la Luz, Anochecer en Las Mercedes, Amanecer en
Las Cañadas, Subida al Teide, Las Vígenes Harimaguadas y Baile en el
Casino: año 1880. En la misma línea se encuentra la Suite Londres. Es un
fresco del ritmo de vida de la capital en distintos momentos del día: Ma-
ñana en Hyde Park, Mediodía en la City, Anochecer sobre el Támensis y
Picadilly a las 10:30 de la noche.
Los últimos años de su vida los dedicó a la composición de canciones
de carácter ligero con fines más económicos que artísticos. Las partituras
que han llegado hasta nosotros son meros esquemas armónico-rítmicos
apenas desarrollados para piano y voz. Sólo tenemos la partitura publicada
de dos de ellas: ¿Qué le pasa a la luna? y Una casita y Tú.

COMPOSICIONES DE CLAUDIO AMMIRATO

Obras escénicas

Conservamos un total de 5 óperas cortas de Claudia Ammirato cuyos


títulos son:

Un melón juera de temporada, ópera de cámara en un acto con un peque-


ño preludio, escrita para una pequeña formación instrumental y cuatro
voces -soprano, mezzo, alto y tenor- y con carácter de ópera bufa.
Destacan los diálogos chispeantes aunque demasiado previsibles acom-
pañados de una música efectista.
La taberna de las fórmulas mágicas, ópera en un acto para siete cantantes
-dos sopranos, dos tenores, dos barítonos y un bajo- acompañados
por una orquesta sinfónica. La temática de esta ópera está entre la fábu-
la impregnada de misterio y la comedia.
The window, ópera en un acto para dos voces -soprano y tenor- y un
coro mixto acompañados por una orquesta sinfónica.
Paraíso perdido, ópera en un acto con cinco cuadros para pequeña orques-
ta y las voces de una soprano, un barítono, una mezzosoprano y una voz
infantil de mezzosoprano. De esta obra hay una segunda versión con
808 ESTUDIOS CANARIOS [6]

la instrumentación más reducida: una flauta, un fagot, una trompeta,


un violín y un contrabajo. Fue estrenada por el Pisa Opera Group en
el Wigmore Hall de Londres el 6 de diciembre de 1970, en su versión
reducida para piano a cuatro manos y voces con el subtítulo de Una
comedia de los tiempos modernos, dentro de una velada que incluía
otra ópera corta (Joven en Pompeya de Franchetti y Giordano) y era
anunciada en los carteles y programas de mano como una velada de
melodía y regocijo.
El primer amor, ópera-ballet en tres actos para soprano, barítono, mezzo-
soprano y voz infantil de mezzosoprano.

Música sinfónica

Suite Canaria, obra en seis movimientos basados, a modo de cuadros sin-


fónicos, en las experiencias vividas por el autor en Tenerife y Gran
Canaria. Sus tiempos se titulan: Escala en el Puerto de la Luz, Atar-
decer en Las Mercedes, Amanecer en Las Cañadas, Subida al Teide,
Las Vírgenes Harimaguadas y Baile en el Casino: año 1880. Esta obra,
también firmada por su esposa Mary Collins, no está inspirada en el
folclore canario sino en las emociones suscitadas por los paisajes y vi-
vencias del autor en Jas islas según declaró él mismo en una entrevis-
ta5. Escala en el Puerto de la Luz (estrenada en Las Palmas en 1959)
describe la atmósfera dulcemente patética que se respira en un puerto,
lugar de las despedidas, con una melodía melancólica aderezada con
los ruidos propios de un muelle: cadenas, golpes, timbres, las sirenas de
los barcos -a cargo de la tubas y los contrabajos- y el agua, líquido
elemento representado por los rápidos arpegios de los arcos. Atardecer
en Las Mercedes sigue en la línea de la música descriptiva: los mirlos
dominan el atardecer y el bosque se prepara para la misteriosa noche
con sus ruidos que, en la oscuridad, no se sabe de dónde proceden: ¿una
ráfaga de viento que mece las hojas?, ¿la rápida fuga de un pequeño
animal?, ¿una rama que cae? ... Un prolongado diminuendo nos trans-
porta, al final, hasta un pianissimo: ha caído la noche. Y, tras la larga
noche, llega el Amanecer en Las cañadas. Los instrumentos de cuerda
describen el amanecer con los tenues silbidos de sus armónicos; ya se
va la noche empujada por la claridad de la aurora; es el momento del
milagro del sol y la música se hace solemne ante el astro rey creciendo

5
El Día, 6 de diciembre de 1968.
[7] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 809

desde la melodía única de la viola hasta un tutti orquestal apoteósico en


fortissimo que llega a su culminación con el redoble de las campanas.
Historia de amor, poema sinfónico en un movimiento.
Sinfonía de los aromas, sinfonía en cuatro movimientos titulados: Noche
entre naranjos en flor, En la taberna London tras la cena, Abriendo el
viejo piano y Algas marinas entre las rocas. La formación orquestal
requerida en esta sinfonía es muy amplia y destaca el uso del heckel-
phone, instrumento de caña doble de la familia del oboe y con un sonido
más grave y penetrante, inventado por Wilhelm Heckel en 1904; este
instrumento viene a completar el registro existente entre el corno inglés
y el fagot.
Londres, suite orquestal para orquesta sinfónica estrenada en 1962 en el
Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. Es un fresco sin-
fónico que nos da un paseo por diferentes lugares de la capital inglesa
en distintos momentos del día a través de los distintos movimientos de
la obra: Mañana en Hyde Park, Mediodía en la City, Anochecer sobre
el Támesis y Picadilly a las 10,30 de la noche.

Música vocal-instrumental

El Poema Excelso, pequeña cantata que consta de cuatro tiempos -Nati-


vidad, Vida, Gólgota y Resurrección- para ser interpretados por una
soprano, una contralto, un tenor y un bajo acompañados por una or-
questa sinfónica.

Música de Cámara

El Concierto de los colores para piano y violín consta de cuatro tiempos:


Verde, Rojo, Azul y Blanco-Dorado. Es una obra que debe acompañarse
de efectos lumínicos que, emulando las tentativas de Scriabin, refuer-
cen el carácter de las indicaciones de tempo sustituidas por colores. Fue
estrenada en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife el 21
de diciembre de 1964 por Óscar Hernández López al violín y el propio
autor al piano.
El Concierto de los aromas es una versión reducida para un pequeño grupo
de cámara -piano a cuatro manos, violín, trompa y flauta- de la Sin-
fonía de los aromas. De esta misma música hay una versión incompleta
para piano a cuatro manos y violín.
810 ESTUDIOS CANARIOS [8]

Sonata para violín y piano, sonata en un solo movimiento compuesta en


1967.
Sonatina para nueve arcos y tres instrumentos en un movimiento para tres
violines, tres violas, dos violonchelos, un contrabajo, una flauta, un
oboe y un clarinete.
Septimino para tres violines e instrumentos. Los instrumentos aludidos en
el título de esta sonatina breve son un clarinete en la, una trompa en fa
y un trombón tenor.
Sonata tercera para violín, violonchelo, flauta, fagot, trompa y trombón.
De esta obra sólo conservamos un borrador inconcluso.
Quinteto para flauta, clarinete en la,fagot, violín y violonchelo. Obra muy
breve en un solo movimiento.
Trío para arpa, flauta y violín en un movimiento del que se conserva una
partitura original de Ammirato.
Gran trío. Obra en un solo movimiento: allegro malta, para violín, clarine-
te y piano, de la que se conserva una copia inconclusa.
Octeto con percusión. Es un concierto para flauta acompañada de un piano,
dos clarinetes, trompa, violonchelo, contrabajo, timbal, platillo y trián-
gulo. Una formación singular, cuya partitura está incompleta y que fue
estrenada por la R.A.I. en 1962.
Pequeño cuarteto (subtitulado: para viola, flauta, fagot y piano) en un mo-
vimiento: Andante moderato malta.
Serenatella para flauta, violín y dos violonchelos. Obra inconclusa con un
solo movimiento.
Concertino para maderas y piano. Obra en un movimiento para sexteto
formado por una flauta, un oboe, dos clarinetes un fagot y un piano,
estrenada en el Real Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria el26
de abril de 1960.
Tercer cuarteto. Obra en tres tiempos (Andante- A !legro- A !legro mode-
rato) compuesta en 1964 y dedicada a su esposa: Mary, mi única razón
para VIvir.
Tríptico sentimental. Dúo para violín y violonchelo en tres movimientos: 1
reencuentro, 11 Narración y III Recuerdo. Fue compuesto en 1969.

Reducciones para piano

Historia de amor, sacada del poema sinfónico con el mismo título y subti-
tulada Pezzo ritmo-sirifónico per orchestra.
[9] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 811

Paraíso perdido, reducción para piano a cuatro manos de la ópera homó-


mma.

Obras para instrumento solista

Sonata para piano. Sonata inconclusa de junio de 1965.


Sonatina número uno para piano. Obra muy breve en tres movimientos:
Andante- Lento- A !legro 1 Andante 1 A !legro 1 Presto.
Sonatina número dos para piano. Obra muy breve en un movimiento: An-
dante.
Scherzo para violonchelo. Obra en un movimiento: Allegro.

Canciones

Hay un total de ciento cinco canciones de las cuales sólo una tiene
acompañamiento de una pequeña orquesta. Del resto sólo se conservan
las versiones con acompañamiento de piano. Hay que hacer notar que los
acompañamientos pianísticos están muy poco elaborados por lo que dedu-
cimos que lo que Ammirato ofrece al pianista que acompaña al cantante
es un mero soporte armónico rítmico al que se debe añadir, improvisando,
el resto del tejido musical. Muchas de las canciones han llegado hasta no-
sotros en las copias simplificadas que se preparaban para su consignación
en la Sociedad General de Autores de España, por lo que el análisis de las
mismas se basaría más en conjeturas que en datos musicales fehacientes.
Algunas canciones, todas ellas en inglés, están acompañadas por vo-
ces (en la partitura indicado con la palabra chorus) que realizan pequeñas
intervenciones en forma de ecos o coloreando tímbricamente el acompa-
ñamiento del piano al estilo de la música ligera de finales de los años cin-
cuenta y de la década posterior. Las letras de las canciones tratan de temas
básicamente insustanciales; algunas con toques ingenuamente humorísti-
cos y siempre huyen de caer en temas trascendentales siguiendo la moda de
aquellos años y haciéndose eco de su propia existencia acomodada.
812 ESTUDIOS CANARIOS [10]

EL ESTILO DE CLAUDIO AMMIRATO A TRAVÉS DE SU OBRA: EL CONCIERTO


DE LOS COLORES, LA SUITE LONDRES Y EL CONCIERTO DE LOS AROMAS

Como muy bien describe Rosario Álvarez en la nota biográfica de Am-


mirato, la personal música de Ammirato sorprende principalmente por su
armonía puesta al servicio de los efectos expresivos. Si bien no rompe
con la tonalidad, sí hace un uso muy libre y particular de ella con enla-
ces acórdicos excepcionales encadenados, continuas modulaciones y giros
melódicos en tomo a un centro de gravedad tonal no plenamente definido
o, mejor dicho, en continuo proceso de mutación. El autor no hace uso de
los recursos del serialismo, tan en boga en aquellos años. Él mismo lo dice
en una entrevista concedida a Gilberto Alemán: « ... técnicamente creo en
la dodecatónica no en la dodecafonía». Con este término, dodecatónica, se
refiere a los llamados centros tonales, una concepción más laxa de la tona-
lidad que, sin llegar al atonalismo, viaja por los distintos grados armónicos
con gran libertad pero sin perder la referencia de la tónica que, a su vez, va
cambiando con el fin de adecuarse al discurso sonoro y reforzar su expresi-
vidad. Él utiliza las doce notas en el marco de los doce tonos temperados,
sin salir de los modos mayor y menor pero desenvolviéndose con plena li-
bertad. Así la armonía se emplea en función de las necesidades que plantee
la obra sin descartar ningún acorde o enlace; pasa con plena independencia
del uso de las tríadas a las séptimas o novenas.
La postura estética de Ammirato la explica él mismo al decir que:

.. .la música es emoción a través de un conjunto de sonidos, es una cosa que


no se puede explicar. Para mí tiene tres sentidos fundamentales: el sentido ho-
rizontal que es la melodía; el sentido vertical que es la armonía y el sentido en
función del tiempo que es el ritmo».

Es evidente la formación científica, el doctorado en ciencias físicas, que


subyace en estas afirmaciones a propósito de la música. El paralelismo es-
pacio-temporal que establece entre la música y sus elementos básicos para
explicar su esencia, que a la vez es inefable, nos acerca al método científico
que busca la explicación del mundo a través de leyes universales. En el
fondo de las declaraciones de Ammirato nos encontramos con los princi-
pios básicos de la estética romántica: la música alcanza gran complejidad
como aproximación a la expresión de la esencia más íntima del ser humano
y de la naturaleza. Por un lado tenemos el gran desarrollo de la técnica, los
tres sentidos de la música de los que habla Ammirato, y por otro la inspira-
[11] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 813

ción del artista, ese contacto con lo supremo que nos traduce nuestra propia
esencia, lo que no podemos explicar pero sí expresar a través del arte.
Si nos adentramos en los aspectos meramente técnicos y formales de
la primera partitura que nos ocupa, el Concierto de los colores, nos en-
contramos con una gran profusión de recursos puestos al servicio de la
efectividad descriptiva de la música, en este caso asociada a los colores
que dan nombre a los cuatro tiempos de la obra. El primer tiempo, Verde,
empieza con un andantino ligero que pronto se transforma en un allegretto
en compás temario, que refuerza la sensación de fluidez del discurso mu-
sical dirigido por una melodía del violín en constante evolucióh desde el
ámbito de mi del principio, hasta el conclusivo de sol del final. La pro-
fusión de glisssandi, tanto del piano como del violín, el dulce sonido del
violín con sordina, el alegre discurso del piano y la flexibilidad del ritmo
nos sumergen en un estado beatífico que nos prepara para los contrastes del
segundo tiempo.
En Rosso (Rojo) cambia el panorama radicalmente. Se impone un fé-
rreo ritmo binario reforzado por un tempo más rápido y una mayor densi-
dad armónica. Aquí los contrastes dinámicos son mayores y el juego me-
lódico entre el piano y el violín es constante. Más tarde el tempo cambia,
se ralentiza a la vez que el diálogo instrumental se hace más pausado; es el
momento de los grandes acordes tenidos del piano y los juegos de ataque
ligero del violín. Tras este episodio distendido volvemos al allegro en el
que los instrumentos pugnan por expresarse y, tras un breve receso para
tomar impulso, llegamos a un rotundo final en mi mayor.
El color azul, que da nombre al tercer tiempo de este concierto, impreg-
na toda la partitura desde el primer compás. La taciturna línea melódica del
violín comentada aquí y allá por la mano derecha del piano, nos adentra en
el azul, color de la evocación, reforzado con una dinámica apagada y una
agógica mortecina que expresan perfectamente el sentimiento de melanco-
lía que persigue el autor.
Con el Blanco-Dorado llega la luminosidad y el brillo. Esto se traduce
en una música de ritmo enérgico, juegos melódicos sencillos y vivaces y
una agógica que apenas da lugar al descanso si exceptuamos el breve epi-
sodio lento al final del periodo expositivo.
Londres, suite orquestal para orquesta sinfónica estrenada en 1962 en el
Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, es un fresco sinfónico
que nos da un paseo por diferentes lugares de la capital inglesa en distintos
momentos del día a través de los distintos movimientos de la obra: Ma-
ñana en Hyde Park, Mediodía en la City, Anochecer sobre el Támesis y
Picadilly a las 10,30 de la noche. La música de esta suite nos transmite las
814 ESTUDIOS CANARIOS [12]

impresiones del autor en esos lugares a través de los juegos orquestales y


los diferentes ritmos adaptados a los acontecimientos que en ellos se pro-
ducen. En el bosque de Hyde Park, escondido en la jungla urbana, se oyen
las llamadas de las trompas de unos jinetes imaginarios mientras los pája-
ros cantan y el ruido del incesante tráfico nos recuerda nuestra verdadera
ubicación. Más tarde llegamos a la City, centro neurálgico de las finanzas
del Imperio Británico, justo a la hora del almuerzo y vemos cómo los caba-
lleros, con su inseparable paraguas y su chistera, entran y salen en perfecto
orden, marcado por el toque de la pandereta, de los edificios financieros
presididos por la mole del Banco de Inglaterra. Los sentimientos se desatan
en el Anochecer sobre el Támesis. Envuelto en una bruma entre rosada
y naranja, expresada por la melodía central en ostinato a cargo de todos
los instrumentos, se descubre el paisaje por el que desfilan las barcazas y
los autobuses mientras la gente pasa sin apercibirse de la presencia de los
otros. Son las pequeñas incursiones de nuevos motivos melódicos las que
nos revelan estas apariciones. Y a las diez y media de la noche asistimos
a la gran traca final; en el centro geométrico de la ciudad se concentran
todos los espectadores que salen de las salas de cine y teatro del centro de
Londres mientras los vehículos se mueven fantasmalmente, casi en bloque,
como un solo ser hasta que, de repente, desaparecen todos y sólo se oye
una voz perdida representada por unas notas sueltas de la flauta. Con un
denso acorde del tutti orquestal termina la pieza.
El Concierto de los Aromas es una versión para piano a cuatro manos,
violín, trompa y flauta de la Sinfonía de los Aromas descrita brevemente
en la sección de obras del autor en este mismo artículo. La obra está di-
vidida en cuatro tiempos: Noche entre los naranjos en flor, De sobremesa
en la taberna, abriendo el viejo pianoforte y Algas sobre las rocas. En el
primer tiempo el violín y el piano cantan sobre una idea musical amplia,
sin límites, sin conclusiones: no hay un horizonte definido. La embrujadora
atmósfera creada por la música se desdibuja en un entorno de sensaciones
que se proyectan hacia el infinito. En claro contraste con la intangibilidad
del primer tiempo, el segundo -De sobremesa en la taberna- nos ofre-
ce la representación vívida del aroma violento, impetuoso, vehemente y
arrebatador de los asados, los quesos y los vinos presentes en las mesas
de la taberna. Y pasamos al tercer tiempo -Abriendo el viejo pianofor-
te- haciendo un recorrido por la antigua casa solariega en la que yace, ol-
vidado, un viejo piano que conserva tiernamente en sus entrañas recuerdos
de palabras, de suspiros. Pero un día, alguien lo abre y sus viejas maderas
lanzan al aire las esencias perfumadas de las cosas lejanas, de instantes de
amor que nunca volverán. Por último en Algas sobre las rocas, escucha-
[13] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANAR1AS 815

mos cómo el mar, entre espumas y cantos de sirena, ha arrojado sobre los
escollos algas de todas clases que con el sol de la tarde fermentan y cantan
lo que han aprendido en el misterioso océano profundo, desprendiendo un
aroma espléndido, suntuoso.

CoNCLUSIONES

Para entender la obra de Claudio Ammirato es necesario conocer su


mundo, su tiempo. Cuando él llegó por primera vez a nuestras islas se en-
contró con un panorama desalentador, por lo menos en lo que se refiere a la
actividad musical. En Tenerife la vida musical giraba en tomo a tres polos
fundamentales. Por un lado la Orquesta de Cámara de Canarias, dirigida
desde 1935 por D. Santiago Sabina Corona, era la encargada de acercar a
los aficionados tinerfeños la música de los grandes autores del pasado y,
en menor medida, los contemporáneos. A pesar de la gran profesionalidad
del maestro Sabina como director y compositor, la orquesta, formada en
su mayoría por músicos aficionados, no podía estar a la altura de las obras
interpretadas. Por otro lado la música culta se podía escuchar en el Casino
y el Círculo de Amistad xrr de Enero. En estas sociedades, entre presen-
taciones de sociedad, fiestas de Carnaval, de Navidad y de fin de año, se
intercalaban actuaciones musicales de diferente cariz que no tuvieron una
línea más o menos definida hasta que en 1967 se establece la semana de
música del Casino y el premio de música de la misma institución al año
siguiente.
En una época en la que los creadores musicales no abundaban en las
islas llegó desde Italia Claudio Ammirato. Su no muy extensa obra, si
exceptuamos las canciones que están apenas bosquejadas en su mayoría,
vino a llenar un espacio creador que se había quedado huérfano desde la
desaparición del maestro Sabina en 1966. En realidad, son las circunstan-
cias las que permiten a Ammirato la difusión de su obra. La ausencia de
compositores, el pertenecer al círculo social que promueve las actividades
culturales, entre ellas las musicales, de las islas y su posición económica le
permitieron presentar al público una serie de obras que difícilmente hubie-
ran alcanzado la luz en circunstancias más adversas.
El estilo de Ammirato es muy personal y su lenguaje, aunque no llega
a ser atonal, usa la tonalidad de manera muy libre llegando a la politonali-
dad. La armonía que usa es bastante atrevida y lo hace en pos de la expre-
sividad o la descripción, sin olvidar la contribución de los textos poéticos
que acompañan muchas de sus obras. En algunas ocasiones llegó a utilizar
816 ESTUDIOS CANARIOS

efectos lumínicos y cromáticos en las audiciones con el objeto de reforzar


la expresión de la partitura. Sus aportaciones como compositor al mundo
musical canario no son de gran relevancia si exceptuamos su capacidad
para mantener vivo el mundo de la composición en una época de penuria
para la música culta.
No hay que olvidar la decisiva influencia y la colaboración de su espo-
sa, la pintora norteamericana Mary Collins, que participó de algún modo
en la obra de Ammirato. Ella corregía los textos en inglés de las óperas y
las canciones, hacían los libretos al alimón, preparaban los conciertos de
él y las exposiciones de ella, diseñaban las escenografías, etc. No es muy
difícil imaginárselos ensayando aquella nueva canción o buscando nuevos
temas para un libreto. Eran una pareja sin hijos y sin dificultades econó-
micas que sólo atendía a las responsabilidades generadas por su propia
actividad artística y su intensa vida social.

BIBLIOGRAFÍA

ARENCIBIA DE ToRREs, Juan, Historia del Círculo de Amistad XII de Enero 1855-
1891, Santa Cruz de Tenerife, Círculo de Amistad xn de Enero, 1992.
GuiMERÁ RAviNA, Agustín, El Casino de Tenerife (1840-1990), Santa Cruz de Te-
nerife, Casino de Tenerife, 1992.
SIEMENS HERNÁNDEZ, Lothar, La creación musical en Canarias en el siglo xx, Las
Palmas, Edirca, 1983.
SuBIRÁ, José, Historia de la música española e hispanoamericana, Barcelona, ed.
Salvat, 1963.
vv.AA., Diccionario de la música española e hispanoamericana, Madrid, Sociedad
General de Autores y Editores, 1999.
WEYLER, Valeriana, La pequeña historia de un gran Casino (El de Santa Cruz de
Tenerife), Tenerife, Ediciones ISS, 1964.
[15] CLAUDIO AMMIRATO: UN MÚSICO ITALIANO EN CANARIAS 817

Fig. l. C1audio Ammirato y su esposa Mary Fig. 2. Mary Collins Ammirato y Bobby.
Collins. Estreno de la Suite Canarias y la Retrato pintado por Claudio Ammirato y
Suite Londres en Las Palmas de Gran Ca- expuesto en el Casino de Tenerife en fe-
naria el26 de septiembre de 1962. brero de 1959.

Comité "DANTE ALIGHJERI"


deTenerife

¡aa-ca, vic!(/;'"y pi((n.o,,


de /H4~y '! f?!audio .-tJmmltat<>

Violíri OS('AR HERNANDEZ LOPEZ


Piano CLAUDIO AMMIRATO

el )!uM5 27 d~ "f?ldemG'ce de 7964 a fa•


7,30 d. la tatde en .zl t?itcalo "· n.t/46
.flzte6 de Santa: t?tu:} de '"Cenedóe

Fig. 3. Programa de la primera audición Fig. 4. Programa de la primera audición del


completa de la Suite Canaria. Concierto de los colores.
818 ESTUDIOS CANARIOS [16]

Fig. 5. Retrato realizado por Mary Collins Fig. 6. Fragmento de música manuscrita de
de Ammirato. Claudia Ammirato correspondiente al pri-
mer tiempo del concierto de los colores.

Fig. 7. Autorretrato de Claudia Ammirato. Fig. 8. El piano de Claudia Ammirato.


Instituto de Estudios Canarios de La Laguna. Instituto de Estudios Canarios de La Laguna.
TECNOLOGÍA Y CIENCIAS APLICADAS

La reutilización del agua depurada en Canarias.


¿Expansión o estancamiento?

S. DELGADO, L. RODRÍGUEZ-ÜÓMEZ, L. VERA, F. DÍAZ,


J. RoDRÍGUEZ, M. ÁLVAREz y G. MARTEL

Resumen. La gestión integral de los recursos hídricos resulta clave en entornos


insulares. En las islas Canarias la sobreexplotación de los mismos ha hecho nece-
sario recurrir a recursos alternativos que permitan satisfacer la demanda actual de
agua y continuar con el desarrollo económico de las islas. Uno de estos es la reuti-
lización del agua depurada. En los últimos 15 años se han implantado sistemas de
reutilización en las islas de Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.
El destino del agua depurada es el riego, tanto agrícola como de campos de golf,
parques y jardines. No obstante, el avance de la reutilización se enfrenta a varios
obstáculos de cara a su desarrollo total, como las deficiencias de los sistemas de
saneamiento y depuración de determinadas áreas, la desconfianza, fundamentada
o no, en la calidad agronómica de algunas aguas regeneradas, y la ausencia de
legislación en materia de reutilización de aguas depuradas.
Palabras clave: Agricultura, agua depurada, islas, reutilización, riego.

Abtract. The sustainable management ofwater resources has special concem in in-
sular environments. The Canary Islands have groundwater as traditional water sup-
ply, but recenti y, the over-exploitation of aquifers has led to the use of altemative
water resources, being water reuse one ofthem. Severa! water reuse schemes have
been put into operation in the islands affected by water shortages in the last two
decades. Reuse applications are landscape (parks and gardens and golf courses),
and crop irrigation. However, the promotion of water reuse faces sorne handicaps,
such as the low development of the wastewater collection and treatment systems
in sorne islands, the frequent poor agronomic quality of the reclaimed wastewater
for agricultura! purposes, and the absence of legislation standards on water reuse.
Keywords: Irrigation; sustainability; water reuse; water scarcity, islands.
820 ESTUDIOS CANARIOS [2]

INTRODUCCIÓN

La gestión sostenible de los recursos hídricos reviste enorme y vital


importancia en entornos insulares. Las islas Canarias presentan problemas
específicos concernientes al abastecimiento de agua, como consecuencia
de su climatología, aislamiento y lejanía del continente, así como del de-
sarrollo económico y demográfico experimentado en los últimos años, por
lo que se hace indispensable la gestión sostenible de los recursos hídricos
(Shelefy Azov, 1996; Lazarova et al., 2001; Delgado et al., 2003).
La principal actividad económica, el sector terciario, constituye más del
75% del producto interior bruto del archipiélago. Sin embargo, la demanda
hídrica de la agricultura sigue siendo, con diferencia, la mayor, aunque con
matices según islas. Las aguas subterráneas han sido el principal y casi ex-
clusivo tradicional recurso hídrico de las islas centrales y occidentales. No
obstante, cada isla presenta peculiaridades de tipo geográfico y climático
que hacen que la dispobilidad de agua subterránea difiera notablemente
entre las mismas. Así, las islas más occidentales como La Palma y La Go-
mera disponen de abundantes recursos subterráneos que les han permitido,
hasta el momento, no tener que recurrir a fuentes alternativas. En las islas
orientales, por el contrario, desde los años 60 ha sido necesario desalinizar
agua para poder abastecer a la población y a la actividad económica del
turismo.
En este trabajo se presenta un estudio sobre la situación actual de la
reutilización del agua depurada en las Islas Canarias, que ha sido realiza-
do dentro del marco del Proyecto AQUAMAC n -Técnicas y Métodos para
la Gestión Sostenible del Agua en la Macaronesia - cofinanciado por el
Programa INTERREG m B «Azores-Madeira-Canarias», en el cual participan
como socios diferentes agentes de los tres archipiélagos: el Instituto Tecno-
lógico de Canarias, la Direcc;ao Regional do Ordenamento do Territorio e
Recursos Hídricos - Secretaría Regional do Ambiente e do Mar da Regiao
Autónoma dos Ac;ores, la empresa IGA - Investimentos e Gestao da Água,
S.A de Madeira; los Consejos Insulares de Aguas de Gran Canaria y Te-
nerife, el Cabildo de Lanzarote, la empresa municipal Icodemsa de Icod
de Los Vinos en Tenerife, la Uni~ersidad de Madeira y la Mancomunidad
Intermunicipal del Sureste de Gran Canaria, y la colaboración de la Uni-
versidad de La Laguna.
[3] LA REUTILIZACIÓN DEL AGUA DEPURADA EN CANARIAS 821

MÉTODOLOGÍA

Como parte de las acciones desarrolladas en el marco de este estudio,


se organizó un seminario participativo sobre reutilización de aguas depu-
radas en la Macaronesia, basado en la metodología EASW (Európean Aware-
ness Scenario Workshop ). The European Awareness Scenario Workshop
(EAsw), traducido al español como el Taller Europeo de Concienciación en
base a Escenarios de Futuro, tiene como objetivo fomentar la participación
democrática en la toma de decisiones asociadas al impacto de la ciencia
y la tecnología en la sociedad. Esta metodología permite que los parti-
cipantes intercambien opiniones, debatan sobre aspectos y procesos que
determinan el desarrollo tecnológico y su impacto en el entorno natural y
social, aportando la identificación y planificación de soluciones concretas
a los problemas existentes. Los participantes en el seminario anteriormente
citado, eran agentes implicados en el sector del tratamiento, distribución
y reutilización del agua depurada de los archipiélagos canario, madeirense
y azoriano. Los objetivos del seminario fueron intercambiar opiniones y
experiencias para obtener una visión conjunta acerca de la reutilización del
agua depurada en la Macaronesia; generar propuestas y proyectos viables
para el fomento y aplicación de la reutilización de aguas depuradas en estos
archipiélagos; y finalmente, conseguir mejorar la colaboración futura entre
los participantes y la promoción de la reutilización de aguas depuradas en
la Macaronesia, así como reflexionar sobre hipoteticos escenarios donde
en un futuro la reutilización podría verse aceptada o rechazada por la socie-
dad, según las buenas o malas prácticas actuales. Como consecuencia del
seminario se establecieron contactos con los agentes implicados que apor-
taron información sobre las estaciones de tratamiento con reutilización,
tecnologías utilizadas, volúmenes depurados y reutilizados, etc.

DISCUSIÓN

La reutilización planificada del agua depurada en Canarias comenzó


a finales del siglo xx (años 80 y 90) a consecuencia de la sobreexplota-
ción de los acuíferos, con el fin de sustituir el uso de recursos naturales
sobreexplotados y satisfacer la demanda de agua, especialmente con fi-
nes de riego agrícola. Desde entonces se han desarrollado varios sistemas
de reutilización de agua depurada en las islas de Tenerife, Gran Canaria,
Fuerteventura y Lanzarote, donde además, ha sido necesario recurrir a la
desalinización de agua de mar o salobre para el abastecimiento de agua
822 ESTUDIOS CANARIOS [4]

potable. Por tanto, la reutilización del agua depurada ha surgido como una
necesidad en aquellas islas en las que no es posible satisfacer las crecien-
tes demandas de agua con los recursos tradicionales existentes, surgiendo
como el resultado de la escasez, de tal forma que las islas con suficientes
recursos subterráneos aún no han considerado, en sus planes de gestión hi-
drológicos, la reutilización del agua depurada. La pregunta que se plantea
es si disponiendo de agua depurada de buena calidad para ser reutilizada,
sólo debería ser reutilizada cuando escaseen los recursos tradicionales, o si
debería reutilizarse en cualquier caso, como una medida de conservación
del medio ambiente.
En las islas en las que se está reutilizando el agua depurada, su destino
casi único es el riego, tanto agrícola como de campos de golf, parques y
jardines, como se puede ver en la Tabla l. Los datos muestran como la
agricultura sigue jugando un papel importante en la demanda de agua para
riego en las islas de Tenerife y Gran Canaria, representando el 66,5 y el
42,8% del consumo de agua depurada, respectivamente.

Tabla l. Destinos del agua depurada y volúmenes anuales reutilizados en


Canarias en 2005, Hm3 (porcentajes entre paréntesis).

Hm3 (%) Lanzarote Fuerte ventura Gran Canaria Tenerife Total

Agricultura 0,40 (25,00) 0,00 (0,00) 4,00(42,83) 5,85 (66,46) 10,25 (40,37)

Campos de golf y
1,21 (75,00) 5,74 (100,00) 5,34 (57,17) 2,92 (33,14) 15,21 (59,91)
parques/jardines

Otros 0,04 (0,5) 0,04 (0,2)

Total 1,61 (100) 5,74 (100) 9,34 (100) 8,81 (100) 25,39 (100)

En Tenerife existe sólo una gran instalación en la que se reutiliza el


agua depurada de las depuradoras de Santa Cruz y de Adeje-Arona, y que
comenzó a operar en 1993. Casi la totalidad del agua reutilizada tiene como
destino el riego de plataneras y de campos de golf, en el sur de la isla, y
solamente una pequeña fracción se destina al riego de parques y jardines
de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife (11,3%). En la isla de Gran Canaria,
más del 80% del agua residual depurada que se reutiliza procede de cinco
grandes depuradoras localizadas en los municipios de Las Palmas de Gran
Canaria, Telde, Agüimes, San Bartolomé de Tirajana y Mogán. Su prin-
[5] LA REUTILIZACIÓN DEL AGUA DEPURADA EN CANARIAS 823

cipal destino es el riego de parques y jardines y campos de golf (57,1 %,


principalmente en la zona sur de la isla) así como, el riego agrícola (42,9%,
fundamentalmente en las zonas este y norte de la isla).
En las islas con una economía basada casi exclusivamente en el turis-
mo, el principal destino del agua depurada es el riego de campos de golf y
parques y jardines, sobre todo de complejos y zonas turísticas (Lanzarote
y Fuerteventura). Es necesario resaltar que la reutilización del agua depu-
rada ha jugado un papel clave en el desarrollo económico de estas islas al
permitir la expansión de zonas verdes en un territorio sin recursos naturales
de agua.
En Lanzarote, el agua que se reutiliza procede de las cuatro principales
depuradoras de la isla: Arrecife, Costa Teguise, Tías y Playa Blanca. Su
distribución por usos se da en Tabla 1, en la que se puede observar que sólo
el 25% se destina a riego agrícola.
Con respecto a Fuerteventura, el agua que se reutiliza procede tanto de
depuradoras públicas (12), como privadas (42) pertenecientes a complejos
turísticos. De hecho, el volumen de agua que se reutiliza procedente de
plantas privadas es superior al de las públicas. No debe extrañar por tanto,
que el principal destino del agua depurada sea el riego de parques y jardi-
nes (92,9%), sobre todo en las áreas turísticas del municipio de Pájara.
En la Tabla 2 se presenta el crecimiento que ha experimentado la reuti-
lización del agua depurada en Canarias en el periodo 2000-05. Se puede
observar cómo en las islas con mayor experiencia en reutilización (Teneri-
fe y Gran Canaria) el aumento producido en el volumen de agua reutilizada
ha sido pequeño.
En el caso concreto de la isla de Tenerife se aprecia en este periodo un
estancamiento de la reutilización, después de haber pasado por épocas de
demanda creciente de este recurso hídrico para riego agrícola y de campos
de golf. Posiblemente es un fenómeno o situación transitoria que obedece a
un conjunto de factores complejos, de distinta índole, cuyo análisis valdría
la pena que se llevara a cabo por quien corresponda para evitar el desánimo
en los usuarios y con ello la pérdida del aprovechamiento eficaz de este
valioso recurso.
En las islas de Lanzarote y Fuerteventura, en las que la reutilización
comenzó más recientemente, los datos muestran que en este periodo se ha
producido un crecimiento espectacular en el volumen de agua depurada
reutilizada.
824 ESTUDIOS CANARIOS [6]

Tabla 2. Evolución del volumen de agua reutilizada en Canarias en en


periodo 2000-2005, Hm3 •

Lanzarote Fuerteventura Gran Canaria Tenerife Total

2000 0,33 1,40 8,40 8,75 18,88

2005 1,61 5,63 9,34 8,81 25,39


%
390,4 302,2 11,2 0,7 34,5
crecimiento

En la consideración de aguas residuales como recurso hídrico poten-


cial de reutilización, es necesario diferenciar el volumen total de aguas
residuales generadas del volumen total de estas aguas que se depuran o
se regeneran para que sean aptas para reutilizar. La eficacia en el aprove-
chamiento se mide generalmente en base a las aguas depuradas disponi-
bles. Esta disponibilidad irá aumentando progresivamente a medida que
se vayan completando las infraestructuras de recogida y tratamientos de
las aguas residuales generadas en las islas. Así, en Fuerteventura y en Te-
nerife la mayor parte del agua que se somete a un tratamiento secundario
es posteriormente reutilizada (alrededor del 80% en ambos casos), pero
representa un porcentaje muy bajo respecto al volumen total de aguas re-
siduales generadas, atribuible principalmente a la falta de infraestructura
para su recolección, tratamiento y distribución posterior. Sin embargo, en
Lanzarote y en Gran Canaria, que presentan niveles más altos de recolec-
ción y tratamiento de aguas residuales, se reutiliza menos del30% del total
de las aguas depuradas disponibles.
Debe tenerse en cuenta que en numerosas ocasiones el agua depura-
da susceptible de ser reutilizada (de calidad adecuada y con garantía de
·suministro), se genera en puntos muy localizados, por lo general en las
grandes estaciones de tratamiento, con frecuencia alejadas de las zonas
más adecuadas para su aplicación; su aprovechamiento requiere complejas
infraestructuras de transporte y almacenamiento, no siempre existentes.
Además de las infraestructuras necesarias, debe tenerse en cuenta que
en la aceptación de estas aguas por parte del usuario final influyen factores
tan importantes como la calidad agronómica y sanitaria de las mismas así
como su precio respecto a otras alternativas que pueda tener a su alcance.
Si se considera que la reutilización de las aguas residuales depuradas o
regeneradas entran en un mercado de libre competencia económica, sin
tener en cuenta otros aspectos tales como el uso racional o sostenible de
[7] LA REUTILIZACIÓN DEL AGUA DEPURADA EN CANARIAS 825

los recursos hídricos disponibles, muy escasos en casi todas las islas, el
usuario de aguas para riego agrícola o de campos de golf se puede inclinar
por alternativas que considere más seguras a costes similares, tales como el
agua de mar desalinizada mediante las nuevas tecnologías de membranas
con recuperación energética, que permiten obtener agua producto a cos-
tes similares o próximos a los de las aguas residuales regeneradas de alta
calidad. Sin embargo, la reutilización del agua regenerada debería ser una
solución económicamente viable de cara a paliar la escasez del agua (Xu
et al., 2003).
La buena práctica de la gestión eficiente de los recursos hídricos de Ca-
narias precisa del uso planificado tanto de las aguas residuales regeneradas
como las procedentes de la desalinización del agua de mar, pero cada una
en su ámbito, además de la conservación y uso racional de los recursos
. naturales de agua existentes, aparte de un gran esfuerzo en muchos frentes:
infraestructuras, formación, concienciación ciudadana, normativas o guías
de reutilización, incentivación, y muchas otras.
Por tanto, la reutilización de las aguas residuales regeneradas y la des-
alinización de agua de mar deberían ser considerados como recursos com-
plementarios en una región como Canarias, con claros desequilibrios en el
balance hídrico y con una demanda cada vez más alta de agua de calidad
para todas sus aplicaciones.
Finalmente, se hace necesario comenzar a aplicar la normativa sobre
reutilización de aguas depuradas recientemente aprobada (Ministerio de la
Presidencia, 2007), lo que permitirá su uso con garantías de seguridad y
redundará en una aceptación mucho más amplia (Marecos do Monte et al.,
1996; Angelakis et al., 1999). En el resto del territorio nacional sólo tres
comunidades autónomas han desarrollado algún tipo de regulación para la
reutilización del agua depurada para riego (Salgot y Pascual, 1996).
Como se desprende de todo lo anterior, Canarias camina, aunque a un
ritmo relativamente lento, hacia una gestión eficiente y sostenible de sus
escasos recursos de agua, haciendo uso de las tecnologías disponibles para
la recolección, tratamiento y regeneración de sus aguas residuales, con fi-
nes de reutilización en diversas aplicaciones, y de la desalinización del
agua de mar, principalmente para el abastecimiento urbano, como recursos
alterantivos para suplir el déficit de aguas naturales. Pero en paralelo, existe
preocupación por dar pasos adelante y conocer mejor las inquietudes de los
posibles usuarios de estas «nuevas aguas» y contribuir a la implantación
definitiva de la reutilización mediante acciones convergentes de aproxima-
ción de oferta y demanda en esta materia.
826 ESTUDIOS CANARIOS [8]

En el Taller desarrollado en el marco del Seminario participativo sobre


reutilización de aguas depuradas en la Macaronesia, basado en la metodo-
logía EASW, se detectó la necesidad de intercambiar experiencias, dificul-
tades, opiniones y buenas prácticas para una mejor y más amplia imple-
mentación de la reutilización de aguas depuradas, tanto en Canarias, como
en los otros archipiélagos de la Macaronesia. Parece necesario continuar
y ampliar los contactos e intercambios entre los agentes implicados en la
reutilización de las aguas depuradas, así como incrementar los esfuerzos
y recursos destinados a la divulgación, asesoramiento y formación en ma-
teria de reutilización de aguas depuradas, a impulsar la investigación y el
desarrollo de los procesos tecnológicos que la hagan más competitiva, y
finalmente, a trabajar por el desarrollo de normativa y todo tipo de incenti-
vos que contribuyan a fomentar el desarrollo de la reutilización, dentro de
los requisitos y garantías de calidad y seguridad.

CONCLUSIONES

En la actualidad, en Canarias se reutiliza el agua depurada únicamente


en aquellas islas en las que no es posible satisfacer la demanda de agua con
los recursos convencionales.
El destino del agua depurada en esos casos es el riego agrícola, de cam-
pos de golf y de zonas verdes. Sin embargo, el desarrollo de la reutilización
se enfrenta a varios obstáculos como son la baja implantación de los siste-
mas de recogida y tratamiento de las aguas residuales en algunas islas y su
relativo alto coste, entre otros.

Agradecimientos. Este trabajo ha sido realizado dentro del marco del


Convenio de colaboración entre la Universidad de La Laguna y el Instituto
Tecnológico de Canarias, S.A. (ITc) dentro del Proyecto AQUAMAC n. Los
autores desean agradecer a todos los socios del Proyecto y demás orga-
nismos y empresas colaboradoras por la información facilitada, necesaria
para la ejecución del estudio, así como al Programa INTERREG m B «Azores-
Madeira-Canarias» por la financiación concedida.
[9] LA REUTILIZACIÓN DEL AGUA DEPURADA EN CANARIAS 827

BIBLIOGRAFÍA

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por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas
depuradas. BOE núm. 294.
Tratamiento avanzado de las aguas residuales
de Santa Cruz de Tenerife: Biorreactores de
membrana

S. DELGADO DíAZ, R. VILLARROEL LóPEZ


y E. ÜONZÁLEZ CABRERA

Resumen. En la isla de Tenerife, la escasez hídrica ha llevado a la utilización de


recursos no convencionales, como es el caso de la reutilización de aguas depura-
das. Los biorreactores de membrana (BRM) son una alternativa viable debido a que
permiten obtener efluentes altamente degradados y prácticamente desinfectados.
Con el fin de obtener datos previos que permitan evaluar el comportamiento del
sistema, se ha situado en la depuradora de Santa Cruz de Tenerife un biorreactor
a escala piloto. Los resultados obtenidos han sido satisfactorios, encontrándose
una eliminación total de sólidos y una nitrificación completa, y una elevada eli-
minación de materia carbonosa (>94%). Operando a flujos de efluente por debajo
de flujo crítico, no se ha observado un aumento con el tiempo del ensuciamiento
de la membrana. Finalmente, se han obtenido parámetros cinéticos para el diseño
posterior a escala real.
Palabras clave: Biorreactores de membrana, depuración de aguas residuales,
reutilización.

Abstract. In Tenerife the water scarcity has led to use non conventional resources
as reclaimed wastewater reuse. Membrane bioreactor technology is a promising
altemative, since it provides an effluent of excellent quality and partially disinfec-
ted. In order to obtain previous information for the evaluation of the system per-
formance, in the wastewater treatment plant of Santa Cruz de Tenerife a pilot scale
bioreactor was placed. Results obtained were satisfactory, achieving a complete
solids removal, a high organic matter reduction (>94%) and nitrification. Also, no
significant membrane fouling is found when operating near the critical flux condi-
tions. Finally, kinetic parameters for a full-scale design have been obtained.
Key words: Membrane bioreactor, wastewater treatment, reclaimed wastewater
reuse.
830 ESTUDIOS CANARIOS [2]

INTRODUCCIÓN

Biorreactores de membrana

El tratamiento convencional de lodos activados es el más utilizado en la


depuración de aguas residuales urbanas e industriales. Este sistema, aun-
que robusto y económico, tiene algunas limitaciones. La principal de ellas
reside en las ocasionales emisiones de sólidos en el efluente tratado debido
a las inevitables fluctuaciones en las condiciones ambientales diurnas o
estacionales. Esto, junto a la elevada carga de microorganismos patógenos
que aparecen en el efluente, imposibilita la reutilización directa de estas
aguas.
La separación de la biomasa y el agua depurada en un tratamiento con-
vencional depende de las propiedades de sedimentación del lodo. Procesos
como la aparición de lodo filamentoso o la desnitrificación en el clarifi-
cador secundario, relativamente frecuentes durante las épocas cálidas, o,
también, la imposibilidad de asumir cargas elevadas de contaminantes de-
bido a la poca flexibilidad del sistema, hacen que el efluente no cumpla la
calidad requerida.
Los biorreactores de membrana (BRM) se proponen como alternativa al
proceso convencional donde el voluminoso sedimentador secundario se
sustituye por un módulo de membrana, normalmente de ultrafiltración, lo-
grándose obtener una completa retención de sólidos y microorganismos
patógenos y una parcial retención de virus y materia coloidal (Fig. 1).

Lodos activados convencional + filtración terciaria con membranas

Sedimentador Biorreactor Clarificador MF!UF

BRM

Figura. J. BRM frente al proceso convencional de lodos activados.


[3] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 831

Los primeros biorreactores de membrana se empezaron a utilizar a fi-


nales de los 60 por la compañía Dorr-Oliver como sistemas de filtración de
aguas residuales, denominados Membrane Sewage Treatment (MST), insta-
lados en barcos. Al mismo tiempo, se empezaron a utilizar en combinación
con sistemas de lodos activados, pero colocando el módulo de membrana
fuera del reactor biológico, lo que dio lugar a los biorreactores de membra-
na externos. Los sistemas comerciales actuales tienden a la utilización de
la configuración sumergida en donde el módulo se introduce directamente
en el biorreactor.
Aunque existen más de 20 compañías que actualmente comercializan la
tecnología, dos son las principales que se imponen en el mercado mundial:
GE water & Process Technologies y Kubota, ambas con tecnologías dife-
rentes. El modulo de GE (ZeeWeed® 500 e, d) es de fibra hueca, mientras
que Kubota utiliza un modulo de membrana plano (Es, single-deck; EK,
double 510). Desde 1995, ambas compañías han experimentado un au-
mento exponencial en su capacidad instalada, decantándose Kubota por
pequeñas instalaciones y Zenon por aquellas de mayor capacidad. Por lo
que tienen conocimiento los autores, actualmente hay más de 2200 instala-
ciones (Yang, 2005), siendo la mayor planta instalada la de Traverse City
(Michigan, EEuu) con una capacidad de 64.000 m 3/d y estando en fase de
construcción otra planta de 375.000 m 3/d en Kuwait.
La presión aplicada, llamada presión transmembrana (PTM), entre am-
bos extremos de la membrana es la fuerza impulsora que hace pasar el agua
a través de la membrana. Normalmente los BRM sumergidos operan con
valores de PTM negativos entre 0,25-0,5 bar y flujos (J) de permeado entre
20-35 l/hm2, utilizándose principalmente para el tratamiento de aguas re-
siduales domésticas. Por el contrario, los BRM externos operan a presiones
comprendidas entre 0,5-5 bar y permiten obtener flujos de permeado de
120 l/hm2 pero debido a los elevados costes, su aplicación queda restringi-
da a aguas residuales industriales.
Desde un punto de vista operacional los biorreactores de membrana pre-
sentan una ventaja significativa frente a los sistemas convencionales y es la
de permitir aumentar la concentración de biomasa de 4 a 5 veces (de 3-4 g/1
MLSS en un convencional hasta 12-20 g/1 en un BRM), lo que permite depurar
las aguas en sistemas muchos mas pequeños y compactos. A su vez, las
cargas volumétricas de los BRM están comprendidas típicamente entre 1,2
a 3,2 Kg DQO! m3 d, similares a las de operación en sistemas convenciona-
les, sin embargo las eficacias de eliminación son más altas, alcanzándose
valores de 90 y 97% de eliminación de DQO y DB05 , respectivamente, con
una concentración final en el efluente inferior a 10 mg DB0/1 y menor a 40
832 ESTUDIOS CANARIOS [4]

mg DQo/1. El comportamiento biológico parece no verse afectado por las


variaciones del tiempo de residencia hidráulico en el rango comprendido
entre 2 y 24 h. Por otra parte, numerosos estudios constatan que el hecho
de trabajar a valores elevados de edad de fango en un BRM disminuye la
producción de biomasa.
En cuanto a la eficacia de desinfección, los resultados obtenidos en los
sistemas BRM son satisfactorios, observándose, para membranas de ultrafil-
tración, una completa ausencia en el efluente de coliformes (fecales, totales
y E. Coli) y, además de la excelente eliminación de bacterias, el sistema
proporciona una elevada eliminación de virus.
Como principales inconvenientes a su plena implantación a nivel in-
dustrial se destacan los elevados costes operacionales, esto es, los elevados
consumos de energía por metro cúbico de agua depurada. En un sistema de
lodos activos convencional los consumos oscilan entre 0,38-0,48 kWh/m3
siendo para los biorreactores de membranas aproximadamente 0,92 kWh/
m 3 (Judd, 2006). Debe tenerse en cuenta que los ensuciamientos irreversi-
bles de las membranas implica, además, un tratamiento de limpieza quími-
ca periódica, cuya frecuencia oscila entre 6 y 18 meses.
Este fenómeno del ensuciamiento de las membranas es el principal res-
ponsable de los elevados costes de operación; se debe a la deposición en
la superficie, y/o en los poros, de las especies presentes en la suspensión
(Le-Clech, 2006): El tipo de ensuciamiento más común es el de formación
de una capa permeable de lodo, llamada torta, sobre la membrana.
Existen diferentes estrategias para el control del ensuciamiento: la lim-
pieza física y la limpieza química. La primera se aplica en continuo, duran-
te la operación normal del módulo y consiste en modificar las condiciones
fluido-dinámicas en las proximidades de la superficie de la membrana. Por
la acción de un burbujeo de aire se produce una tensión de cizalladura que
elimina parte de la capa de lodo depositado en la membrana y, en el caso
de fibra hueca, se puede incluso llegar a producir una ligera agitación de
las fibras, todo ello disminuyendo el ensuciamiento por torta. Otro proce-
dimiento físico consiste en producir retrolavados periódicos mediante el
bombeo de agua filtrada en dirección opuesta; o en estar cortos periodos
de tiempo sin filtrar, lo que se denomina relajación. La limpieza química se
basa en tratar las membranas con disoluciones que permiten la eliminación
de las especies colmatantes. Normalmente se utilizan disoluciones básicas
o ácidas según sea el tipo de ensuciamiento.
[5] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 833

Reutilización de las aguas residuales

En Canarias la reutilización supuso en el año 2000 un 4% de los recur-


sos hídricos totales y se prevé, en el documento de trabajo del Plan Hidro-
lógico Regional, para el año 2012, que esta cifra aumente hasta un 12%. En
el caso de Tenerife se pasaría de 8 hm3 reutilizados en el año 2000 hasta 32
hm3 en el año 2012 siendo el destino final de dicha agua reutilizada, princi-
palmente, el riego agrícola y de campos de golf (Hemández, 2002).
Las guías y recomendaciones para reutilizar las aguas residuales rege-
neradas, en sus diferentes usos, tienen en cuenta parámetros de seguridad
sanitaria, especialmente en aplicaciones que implican el contacto humano
directo con las aguas.
No cabe duda que la mayor ventaja de la tecnología de los biorreactores
de membrana reside en la posibilidad de reutilizar el efluente obtenido.
La utilización de un modulo de ultrafiltración con un rango de tamaño
de poro de comprendido entre 0,005 y 0,1 ¡..tm permite mejorar la calidad
del efluente evitando la presencia de sólidos, materia coloidal, bacterias y
algunos virus. Por lo tanto, el efluente obtenido, según el uso final que se
le quiera dar, puede ser reutilizado directamente o utilizado como alimen-
tación a un proceso de electrodiálisis reversible u ósmosis inversa. Es en
este contexto donde se prevé que esta tecnología va a jugar un papel muy
importante en la política de aprovechamiento del agua en esta isla.

TÉCNICA EXPERIMENTAL. METODOLOGÍA

El objetivo del presente trabajo es estudiar el comportamiento y ope-


ración de un biorreactor de membrana sumergido (BRM) a escala piloto
tratando aguas residuales urbanas. Para ello se operó con un BRM a escala
piloto en la estación de aguas residuales de Santa Cruz de Tenerife. Este
biorreactor se alimenta con agua de salida del pretratamiento de la propia
depuradora que, además, se le hace pasar por un tamiz de 2 mm de luz, para
retener las partículas gruesas que pudiesen dañar las fibras del módulo.
La planta piloto, Figura2, consta de un reactor cilíndrico de 200 1, en
que se sumerge un módulo de fibra hueca suministrado por Zenon Enviran-
mental (ZeeWeed® Zw-10) con un diámetro medio de poro de 0,03 ¡..tm y
una superficie filtrante de 0,93 m 2 • El efluente se extrae a caudal constante
por la parte superior del módulo bajo un ligero vacío. El ensuciamiento se
mitiga por el burbujeo continuo de aire por la parte inferior del modulo a
un caudal de 3,4 Nm 3/h. El módulo opera en ciclos consecutivos de filtra-
834 ESTUDIOS CANARIOS [6]

ción/retrolavado de 15/1 min/min. Además, por la parte inferior del reactor


se suministra aire para obtener una correcta aireación (>2 mg 0/1) nece-
sario para el proceso biológico.


filtradonavado

l
L

1

~----[:*:}--+ Ailuante

---+'--+--" ' ¡---'I*+ ""


1

Figura 2. Esquema de biorreactor BRM y fotografias del modulo Zw-10.

En los ensayos se ha seguido la evolución de la permeabilidad de la


membrana como indicador del ensuciamiento de la misma y las concentra-
ciones de lodo dentro del biorreactor bajo distintas condiciones de opera-
ción. También, se han determinado los parámetros biocinéticos del diseño
(Y, rendimiento célula-sustrato y kd, constante de respiración endógena)
así como la capacidad de depuración del sistema evaluando los parámetros
físico-químicos característicos de las aguas residuales. Las concentracio-
nes medias, máximas y mínimas del agua residual a tratar por el sistema se
muestran en la Tabla l.
[7] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 835

Tabla l. Composición media y valores máximos y mínimos


de la alimentación.

DB0 5 DQO DQOS N-NH3 N-N0 2 N-N0 3 SST ssv


mg/1 mg/1 mg/1 mg/1 mg/1 mg/1 mg/1 mg/1
Media 600 906 330 49,9 0,2 4,7 481 364
max 1540 456 74,5 0,8 20,0 1115
m in 676 157 33,0 0,00 0,00 261

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Eliminación de sólidos, materia orgánica y amoniaco

En la tabla 2 se muestra un resumen de las principales condiciones de


operación incluyendo carga másica (FIM), tiempo de residencia hidráulico
(TRH), tiempo de residencia del lodo (TRs), las concentraciones de biomasa
(MLSS) y los porcentajes de eliminación de DQO,S de sólidos y de amoniaco
alcanzada para distintas series de experimentos.

Tabla 2. Resumen de las condiciones de operación y de porcentajes de


eliminación de contaminantes obtenidos.

Serie FIM TRH TRS MLSS MLVSS EDQOs EN-NH3 E SST

kg DQO/kg MLSS d h d mg/1 mg/1 % % %


0,248 10 14 9680 7460 96
2 0,497 15 6 3218 2549 94
4 0,203 12,8 30 9240 7434 94
99 100
5 0,263 12,8 20 7157 5749 94
6 0,186 13,3 25 9724 7025 94
7 0,337 18,18 8 3922 3098 94

Los resultados confirman una completa eliminación de sólidos, una


elevada eliminación contaminantes orgánicos y una completa nitrificación
(oxidación de N-NH3 hasta N-No 3) independientemente de rango de TRH (en-
tre 10 y 18 h) y de TRS (entre 6 y 30 d) de operación y de la concentración
de biomasa (entre 3200 y 9700 mg/1) obtenida en el sistema.
La eliminación de sólidos se explica por la exclusión por tamaño, te-
niendo las partículas de las suspensión microbiana un tamaño muy supe-
rior al diámetro de poro de la membrana.
836 ESTUDIOS CANARIOS [8]

En cuanto a la eliminación de materia orgánica, ésta fue muy elevada y


se mantuvo constante e independiente de las fluctuaciones en el influente
( 680-1500 mg DQo/1). Además, se encontró (Figura 3) que durante el perio-
do de aclimatación, en donde se produjeron picos de carga en el sistema,
medidos como un aumento en la DQO S en el reactor biológico, la membrana
actuó como barrera, obteniéndose una eliminación de DQO entre el permea-
do (oQoe) y el biorreactor (oQo,) superior al40 %. Todo ello explica el ele-
vado y constante grado de eliminación de la materia carbonosa en el BRM.

120

100

~ 80 ---------------------------- -----------

g
Q)
o 60
a
o
--------------------Q
eh
o
a ••
o 40
•• •
20 -------~-\

o
o 50 100 150 200
DQO s (mq/1)

Figura 3. Eliminación de DQ0


5
por parte de la membrana.

A modo de ejemplo, en la Figura 4 se presenta la evolución típica de los


compuestos carbonosos en el reactor, así como la evolución de la concen-
tración de biomasa, expresada MLSS y MLVSS, durante la puesta en marcha y
la operación en régimen estacionario.
[9] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 837

T-··---,~~~~~~~~~~~~~~~~~~~o

o 7 14 21 28 35 42 49 56 63 70 77 84 91 98 105
Días

Figura 4. Evolución de los compuestos carbonosos en el biorreactor y perrneado y la con-


centración de biomasa en biorreactor.

La concentración de nitrógeno amoniacal en la alimentación estuvo en


tomo a los 50 mg N/1 durante el periodo de experimentación. La elimina-
ción completa del amonio (N-NH3) se observó al sexto día, mientras que la
de nitrito (N-No) al octavo. A partir de este punto, la nitrificación es prác-
ticamente estable durante todo el tiempo de operación. En la Figura 5 se
muestra la evolución típica de compuestos nitrogenados durante la fase de
puesta en marcha y la fase estacionaria.

J ,Puesta en marcha 1 1
i
~~-n en régimen':_~o~--_j

~so+r--~~----*------­
E
~40++T-r-J~~~~-f~~--~~--~------~----~

o 7 14 21 28 35 42 49 56 63 70 77 84 91 98 105
Días

Figura 5. Evolución de los compuestos nitrogenados en perrneado.


838 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

Determinación de parámetros biocinéticos Y y k á

Con los datos obtenidos en las series de experimentos anteriores y apli-


cando un balance de materia alrededor del reactor biológico una vez alcan-
zado el régimen estacionario se obtiene:

y considerando que no hay acumulación ni se suministran microorganis-


mos en la entrada, se obtiene que la concentración de sólidos es:

MLSS = _TR_S . _Y_(D_Q_O_-_D_Q_O_e=---) [2]


TRH l+KdTRS

Por otra parte, la tasa de crecimiento específica U se puede definir


como:
(DQO -DQOe)
U=------ [3]
TRH·MLSS

que está relacionada con F/M de la siguiente manera:

E [4]
U=FIM·-
100

en donde E es la eficacia(%) de eliminación de DQO en el proceso.


Finalmente, se obtiene una relación particularmente útil para determi-
nar los parámetros Y y kd que es la siguiente (Figura 6):
1
= YU- kd [5]
TRS
[11] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 839

0,20

0,18

0,16
/-
0,14
!Y= 0,4766x- 0,04871
2
R = 0,9225
V
/
1

;:;:- 0,12 - - - - - - - - -[ - - - - - - - - - - •
:S
~ 0,10
V ---
1-
:;:: 0,08 /
;/
0,06

0,04
[--------- ~-

/ . !-------- · - - - -

- - -[ - - - - - - - - -
:---.
0,02

0,00
0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50
U (kg DQO 1 kg MLSS d)

Figura 6. Representación de 1/TRS frente a la tasa de crecimiento específica U.

Quedando Y = 0,48 Kg. MLSS/Kg. DQO eliminada


kd = 0,049 d-l

Evolución de la permeabilidad de la membrana

En la Figura 7 se muestra un ejemplo de la evolución de la permeabi-


lidad a lo largo del periodo de operación estudiado. La operación en todas
las series se mantuvo estable haciéndose necesaria una sola limpieza quí-
mica a los 30-50 días con hipoclorito sódico a una concentración de 250
mg/1 durante 6-9 h. Este comportamiento, se explica por el hecho de traba-
jar con flujos de permeado bajos (13-241/hm2). Esta situación responde a la
existencia de un flujo de permeado denominado flujo crítico de membrana.
Operar bajo estas condiciones es de gran interés industrial ya que permite
mantener un caudal de producción constante sin un aumento significativo
de la PTM, con lo que esto implica de costes de operación por burbujeo de
aire y paradas frecuentes para limpieza química.
840 ESTUDIOS CANARIOS [12]

45

40

35 .....

'
~
.o
N 30
1 --
E
.<::
::::. 25
"O
\1
~
--
~

Cl)

~ 20 ---
.o
Cl)
<ll )
E 15 --- -----
m
o_
10

o
o 7 14 21 28 35 42 49 56 63 70 77 84 91 98 105
Días

Figura 7. Evolución de la permeabilidad de la membrana con el tiempo de operación.

CONCLUSIONES

" El biorreactor de membrana sumergida obtiene una completa elimina-


ción de sólidos, reduce la concentración de materia orgánica en un 94%
y es capaz de producir una nitrificación completa del agua residual de la
estación depuradora de Santa Cruz de Tenerife.
" El sistema BRM soporta aceptablemente bien las oscilaciones de caudal
y carga contaminante de la alimentación, y es capaz de proporcionar un
efluente de alta calidad para diversas condiciones de operación.
• El ensuciamiento de las membranas se consigue minimizar cuando se
opera con flujos de permeado relativamente bajos (13-24 l/hm2), en pre-
sencia de aire de limpieza y aplicación de retrolavados.

NOMENCLATURA

BRM, biorreactor de membrana


DB0 ,
5
demanda bioquímica de oxígeno al quinto día, mg 0/1
DQO, demanda química de oxígeno, mg 0/1
DQOe, demanda química de oxígeno en el efluente, mg 0/1
ooos, demanda química soluble de oxígeno, mg 0/1
[13] TRATAMIENTO AVANZADO DE LAS AGUAS RESIDUALES ... 841

E, tasa de eliminación de c9ntaminante, %


F/M, carga másica, Kg DQO/Kg MLSS d
J, flujo de permeado, l/hm2
kd, constante de respiración endógena, d- 1
MLSS, concentración de sólidos suspendidos en el biorreactor, mg/1
MLvss, concentración de sólidos suspendidos volátiles en el biorreactor,
mg/1
N-NH 3 , concentración de nitrógeno amoniacal, mg N/1
N-No 2, concentración de nitrógeno como nitrito, mg N/1
N-No 3, concentración de nitrógeno como nitrato, mg N/1
PTM, presión transmembrana, Pa
p x' producción de biomasa en biorreactor, mg/d
Q, caudal de alimentación al sistema, 1/d
Q,p
caudal de purga, 1/d
Q,e caudal del efluente, 1/d
ssT, concentración de sólidos en suspensión, mg/1
ssv, concentración de sólidos volátiles en suspensión, mg/1
t, tiempo, d
TRH, tiempo de residencia hidráulico, h
TRS, tiempo de residencia del lodo, d
u, tasa de crecimiento específica, Kg DQo!Kg MLSS d
v, volumen del biorreactor, 1
Y, rendimiento célula sustrato, Kg MLss/ Kg DQO e11rnma
. . ct
a

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se enmarca dentro del proyecto CTM 12226/2006 financia-


do Ministerio de Educación y Ciencia. Uno de los autores ha disfrutado de
una beca pre-doctoral financiada por el citado Ministerio. También quie-
ren expresar su agradecimiento a Zenon Environmental, BALTEN, EMMASA y
CANARAGUA por su colaboración.
842 ESTUDIOS CANARIOS [14]

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nal ofMembrane Science 270,201-211.
R E e E N S 1 o N E S

Manuel González Sosa, Segunda luz, La Laguna, Instituto de Estudios


Canarios, 2007; 107 págs.

La obra de Manuel González Sosa (Guía de Gran Canaria, 1921) continúa siendo,
hoy en día, una obra poco conocida incluso para el público más atento a los rum-
bos actuales de la literatura, y ello a pesar de los ya más que evidentes valores que
dicha obra ostenta, tanto en su vertiente estrictamente creativa como en su vertien-
te crítica, por no hablar de la actividad del autor como fundador y animador de co-
lecciones y suplementos literarios -desde los «pliegos graciosos de poesía» San
Borondón hasta el que es hasta hoy el suplemento literario de mayor duración de
los publicados en las Islas, «Cartel de las Letras y las Artes» (1963-1983), página
literaria del Diario de Las Palmas-, una labor que ocupa un lugar de excepción
en el panorama de las letras insulares de su tiempo. La explicación de este hecho
hay que buscarla, más que en la desatención crítica (ahí está, por ejemplo, el volu-
men de homenaje Presencia de Manuel González Sosa, 2000), que es un mal casi
endémico de nuestra cultura insular, en las propias decisiones del autor, cuyo nivel
de autoexigencia a la hora de afrontar el hecho literario le ha llevado en muchas
ocasiones a guardar en el cajón una parte sustanciosa de su poesía durante mucho
tiempo, o bien a publicar su obra poética completa en entregas no venales (bajo el
título A pesar de los vientos, colección Las Garzas). Esta actitud, que parece reve-
lar una crítica severa y justa de la flagrante connivencia de cultura y espectáculo
que caracteriza la sociedad en que vivimos, ha privado sin embargo al lector de la
posibilidad de seguir con claridad la evolución de su escritura desde la ya lejana
década de 1940, época en que se inicia su actividad literaria.
Nos hemos referido al caso de su labor poéti~a, pero otro tanto puede decir-
se de su obra crítica: una parte considerable de sus notas y ensayos permanecía,
hasta hace poco, diseminada en publicaciones periódicas y libros, a la espera de
ocasiones como la que, afortunadamente, nos brinda ahora el Instituto de Estu-
dios Canarios al editar -de forma exquisita, hay que decirlo- Segunda luz, una
recopilación de notas, artículos y estudios que giran en su mayor parte en tomo
a la literatura insular de los dos últimos siglos. Según Manuel González Sosa, la
metáfora del título «quiere aludir desde luego al hecho de la reimpresión de los
ensayos, pero también a que casi todos contienen vestigios mayores o menores de
indagaciones mesuradas». Así pues, la imagen del título se refiere, según el autor,
a la idea de reimpresión -aunque en realidad se trata de la primera impresión
conjunta de una serie de textos que se encontraban, como digo, desperdigados
en suplementos de periódicos, revistas literarias y otras publicaciones-, pero no
844 ESTUDIOS CANARIOS [2]

cabe dudar de que, con esta imagen, el autor alude tácitamente a la labor del crítico
que arroja segunda luz sobre la originaria de los textos que examina, una metáfora
hermosa que constituye el reverso de aquella otra que Octavio Paz tomó prestada
de Gracián para titular su conocida colección de ensayos Sombras de obras.
El conjunto de textos recogidos aborda obras y autores diversos que, salvando
las excepciones de Silvestre de Balboa, Viera y Clavijo y el vizconde de Buen
Paso, se encuadran en contexto de la poesía canaria moderna, segmento de la rea-
lidad literaria insular que ha sido siempre objeto de atención preferente por parte
de González Sosa, según lo demuestran libros como Tomás Morales. Cartapacio
del centenario (1998) o Domingo Rivera. Enfoques laterales (2000). Los textos,
agrupados en dos partes, presentan diferente calado, por decirlo así. Unos son
simples noticias de poetas canarios poco conocidos en las Islas, como el caso de
Antidio Cabal; otros son notas al margen de libros y obras, desde Pérez Galdós
hasta Tomás Morales y Pino Betancor, notas que no rehúyen la semblanza biográ-
fica -como la del primer editor de El lino de los sueños, Luis García Bilbao- o
la revisión de ciertas afirmaciones no suficientemente discutidas -en concreto,
aquella que afirma que el tema principal de El caracol encantado, de Saulo Torón,
es el mar. Otro grupo de textos ahonda más en el objeto de su estudio y constituyen
aportaciones valiosas a la crítica insular; tal es el caso, a mi parecer, de los ensayos
dedicados al vizconde de Buen Paso, al poema de Alonso Quesada «A la hora del
ángelus», a Unamuno o a la estancia de Dionisia Ridruejo en Canarias y a sus
sonetos de tema insular. También tiene un interés especial el dedicado al motivo
del espejo, «Breviloquios en tomo al Espejo de paciencia», que constituye una
especie de extensa nota al margen realizada bajo el título de la obra de Silvestre de
Balboa, lo que no es, por cierto, nada sorprendente, ya que se trata de un motivo
que ha interesado vivamente a González Sosa y que aparece también en su propia
obra poética con la intensidad de lo simbólico.
No quisiera terminar esta breve reseña de Segunda luz sin destacar, de entre
todas las intuiciones y reflexiones críticas que el libro nos ofrece -siempre en un
estilo sobremanera expresivo que no duda en emplear arcaísmos y giros que a ve-
ces hacen recordar la prosa de Unamuno en el brío del fraseo-, una observación
concreta recogida precisamente en el texto dedicado al Rector salmantino:

Unamuno es, por añadidura, bien que en un corto trecho de su obra, un poeta cana-
rio. Y esto es cierto hasta el extremo de que una óptima antología de la poesía insulana
atenida más a esencias que a apariencias no puede omitir la inclusión de un puñado de
versos unamunianos.

Esta idea y la propuesta aparejada a·ella deben ser tomadas en toda su dimen-
sión crítica, en la medida en que contravienen los nacionalismos literarios que
reducen siempre los fenómenos culturales a cuestiones de raíz exclusivamente
sociopolítica. Esa dimensión es hoy plenamente actual. No estaría mal, en este
sentido, que algún día puedan verse, en una antología de poesía canaria contem-
[3] RECENSIONES 845

poránea, traducciones de poemas de Seferis o Montale, por poner un ejemplo,


realizadas por poetas canarios, o, como propone González Sosa, determinados
sonetos de Unamuno imprescindibles para contemplar nuestro paisaje insular. La
idea de González Sosa, escrita nada menos que en 1962, pertenece, en este sentido,
al orden del pensamiento que relativiza las esencias, aunque pudiera creerse lo
contrario, pero que las relativiza para otorgarles una fuerza subversiva que merece
reinscribirse en el centro de las reflexiones sobre la poesía hispánica actual.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ-REFOJO

El poeta y crítico Manuel González Sosa (Guía de Gran Canaria, 1921) ha sido una
figura central en la cultura de las Islas a lo largo de más de cincuenta años. Modelo
de discreción intelectual, un simple vistazo a su trayectoria nos lo muestra como
poeta, como animador de revistas, colecciones y suplementos literarios y como
sagaz articulista y crítico. Es esta última faceta ~en la que ya nos ha dado títulos
tan interesantes como Tomás Morales. Cartapacio del centenario (1988), Tomás
Morales. Suma crítica (1992) o Domingo Rivera. Enfoques laterales (2000)~ la
que ahora vuelve a ser actualidad viva con la publicación de un nuevo libro suyo.
Segunda luz, que acaba de llegar a las librerías, incluye una heterogénea serie
de quince textos críticos dados a conocer previamente por González Sosa entre
1962 y 2003 en diversas publicaciones y que ahora han sido revisados para su inte-
gración en este volumen. El libro nos proporciona una personal visión ~límpida,
meditada y, a veces, erudita~ de una serie de autores, obras y hechos relacionados
de una manera u otra con la literatura escrita en Canarias. En todos y cada uno de
estos textos, González Sosa aporta un nuevo dato o matiz crítico y, al mismo tiem-
po, elabora una significativa reflexión cuya finalidad principal no es otra que la de
arrojar más luz sobre el tema o el aspecto objeto de sus observaciones. Todo ello
hace de este volumen una obra inexcusable para entender a determinados autores
o para penetrar en el significado de algunos temas y problemas literarios.
Dividido en dos partes, en la primera se estudian autores de los siglos XVIII al
xx, desde Cristóbal del Hoyo hasta Pino Betancor. La segunda se centra en el aná-
lisis, más pormenorizado, de dos obras tan dispares como son Espejo de paciencia,
de Silvestre de Balboa, y el soneto «Al pico de Teide ... », del ya citado Cristóbal
del Hoyo, estudio al que siguen algunas precisiones sobre la biografía de Rafael'
Bento y una breve semblanza de Luis García Bilbao, «el primer editor de El lino
de los sueños» de Alonso Quesada.
Cristóbal del Hoyo (1677-1762) es el único escritor al que se dedican dos estu-
dios. En el primero, González Sosa se detiene en los endecasílabos del «Elogio fú-
nebre del Marqués de San Andrés» de Viera y Clavijo en relación con una etopeya
posible del vizconde. Sobre él volverá en la segunda parte, un ensayo (su primera
versión es de 1978) que se ha convertido en una pieza clave en el acercamiento al
846 ESTUDIOS CANARIOS [4]

autor de Cartas diferentes. En él se nos descubre el premeditado plagio realizado


por Cristóbal del Hoyo en su soneto «Al pico de Teide ... »del «Soneto al Tajo» de-
bido, presumiblemente, al poeta luso Francisco Rodrigues Lobo (1579-1621 ). He-
mos de subrayar cómo este artículo, producto de una acertadísima investigación,
modificó en su momento la alta consideración en que se tenía al soneto canario.
El «capital hallazgo» de González Sosa (como lo ha calificado Andrés Sánchez
Robayna) ha sido decisivo para valorar el conjunto de la obra poética de Cristóbal
del Hoyo y para interpretar el equívoco concepto de «imitación» manejado por
el escritor canario. En la Addenda final, datada en 1996, González Sosa opone el
plagio del vizconde a la «imitación canónica» del soneto portugués realizada por
el toledano Eugenio Gerardo Lobo (1679-1750).
Nuestro crítico da un largo salto cronológico para ocuparse de Benito Pérez
Galdós (sobre el que versa, por cierto, su atrayente ensayo El amigo Manso: ojea-
da a través del tapiz, cuya última edición es de 2003). González Sosa rechaza con
argumentos terminantes la leyenda de que el gran novelista había «renegado» de
su «condición de canario», un infundio surgido a finales del XIX entre los grupos
más reaccionarios de Las Palmas y refutado aquí con datos muy precisos. Al autor
de Sonetos andariegos le interesan, por otra parte, los autores foráneos vinculados
de alguna manera con Canarias: en «Unamuno y las Islas» estudia el «fecundo»
encuentro del Rector salmantino con el archipiélago; la poesía canaria tomó nue-
vos bríos bajo su sabia influencia, pero también Unamuno sentirá la influencia de
las Islas en su destierro de 1924. Los sonetos de De Fuerteventura a París, dice
González Sosa, convierten a Unamuno en un poeta canario. Foráneo fue también
Dionisio Ridruejo (1912-1975), que viajó a las Islas en 1941. La remembranza del
paisaje insular se localiza, sobre todo, en sus Sonetos a la piedra (1943) y En la
soledad del tiempo (1944), así como en cuatro artículos publicados en la revista
Destino en 1974. Se examina aquí también la relación de Carmen Laforet (1921-
2004) con Canarias; los años que la novelista pasó en Las Palmas serían idealiza-
dos por ella con el transcurso del tiempo.
El caso de Josefina Pla (1903-1999), «uno de los ingenios más polifacéticos
alumbrados en esta tierra», es inverso a los tres anteriores. Nacida en Fuerteventu-
ra, marcha en 1927 a Paraguay, que se convierte desde ese momento en su patria
de adopción. En el artículo sobre esta autora, González Sosa la reivindica para el
patrimonio cultural de las Islas. Al margen del énfasis que el crítico pone en la
obra literaria y plástica de Pla, es de particular interés el paralelismo que establece
entre su trayectoria vital y estética y la del poeta y pintor Juan Ismael. Por otra
parte, el artículo dedicado a Antidio Cabal (1925) es uno de los pocos textos que
se han escrito en las Islas acerca de este poeta nacido en Gran Canaria y residente
durante muchos años en Hispanoamérica. González Sosa se vale del libro Poesía
y error (publicado en 1997, aunque recoge sus poemas de 1946 a 1955) para des-
tacar lo mejor de su labor poética, así como la progresión de su dicción y de sus
motivaciones. Con posterioridad a este artículo, Cabal volvió a las Islas, donde ha
publicado, entre otros, Campo Nublo y Barranco.
[5] RECENSIONES 847

Una personal lectura El caracol encantado (1926), de Saulo Torón, conduce


a González Sosa a apartarse de otras interpretaciones de ese libro y a considerar
que su materia ordenadora es la experiencia amorosa transida por la tristeza de un
abandono. Podemos situar sus reflexiones en la línea de las de Agustín Espinosa o
JoaquínArtiles e Ignacio Quintana en su Historia de la literatura canaria. Pero es-
tos versos muestran para González Sosa, además, otros motivos laterales: un mar
íntimo abastecedor de imágenes, telón de fondo o destinatario de las confidencias
del poeta, y una serie de preocupaciones metafísicas vinculadas desde siempre
al mar (el origen y la caducidad de la vida, el porvenir, etc.). Gran interés tiene
asimismo la lectura de un poema de Alonso Quesada, «A la hora del ángelus», que
hace al crítico hablar de poesía «psicobiográfica». El momento poético es fruto de
una circunstancia externa -el tañido de las campanas- y a partir de ella se inicia
una reflexión, que dura lo que el eco del sonido, en la que al poeta se le revela su
propio fracaso. En esta breve meditación, González Sosa percibe que el poeta ha
dejado traspasar su sentimiento por el tamiz cultural o literario proporcionado por
los místicos cristianos y, más próximos a su época, por Francis Jammes y Juan
Ramón Jiménez. En la identificación que establece entre el sentimiento del poeta
y la aventura espiritual de aquéllos justifica, a la vez, su opinión acerca del carácter
profano del poema y su modernidad.
La primera parte del libro se completa con artículos dedicados a un «poeta
arrepentido», Francisco García Quintana; al pájaro canario (como ha sucedido
en otras literaturas con especies como la alondra o el ruiseñor) y a la poeta Pino
Betancor. El estudio, ya aludido, sobre Espejo de paciencia, que abre la segunda
parte, se centra en un erudito examen del título, que revela para González Sosa el
influjo libresco -consciente o inconsciente- de los topoi de la época. De carác-
ter exclusivamente biográfico es, por otra parte, el artículo sobre Rafael Bento.
El libro se cierra con un certero apunte sobre Luis García Bilbao, que financió la
edición de El lino de los sueños, unos comentarios que nos ayudan a comprender
mejor las circunstancias en que vio la luz ese importante libro.
Sorprende en estos textos críticos la naturalidad con que González Sosa se
ocupa de autores canarios, lejos de todo apriorismo ideológico y de localismos
empobrecedores. Para el autor de Segunda luz, lo canario es sencillamente una
parte del mundo, no una teoría resentida ni una abstracción orgullosa. Su crítica es
una indagación y una propuesta intelectual, no palabrería hueca ni pretexto para el
adoctrinamiento político. Hay mucho que aprender de estas páginas.

MARÍA DEL CARMEN GARCÍA MARTÍN


848 ESTUDIOS CANARIOS [6]

Melchor López, Fama del día, seguido de Escrito en Arrieta, La Laguna,


Artemisa Ediciones, 2006; 71 págs.

Melchor López (Tenerife, 1965) publica su cuarto libro de poemas, Fama del día
seguido de Escrito en Arrieta. Descontado el cuaderno Trece poemas (1993), su
primer libro fue Altos del sol (1995), al que siguieron El estilita (1998) y Oriental
(2003). No es, como puede verse, un poeta demasiado abundante, pues en casi
quince años sólo ha dado a la luz cuatro entregas definidas casi siempre por su
brevedad. Todas ellas, sin embargo, conforman un corpus poético ya sólido, mar-
cado por la hondura de la voz lírica y por la recurrente reflexión sobre la condición
insular. Común a todos estos poemas es también la flexibilidad de las formas y los
procedimientos, que conduce al poeta a una alternancia del verso y de la prosa, en
textos caracterizados siempre por una gran concentración expresiva y por un uso
decididamente personal de ciertos recursos iterativos.
Tal vez convenga empezar por este aspecto, es decir, por el cuidado y la aten-
ción que Melchor López ha prestado, desde sus inicios como poeta, al plano téc-
nico-formal, una dimensión no siempre tan vigilada como se debiera por parte de
los poetas de las últimas generaciones. Si bien en los primeros libros de Melchor
López se combinan distintas formas de versificación, entre las que destacamos la
abundancia de «haikus» y «tankas» -composiciones extremo-orientales, como es
sabido, formadas por pentasílabos y heptasílabos-, en Fama del día se combinan
versos de metro impar según el viejo y evolucionado modelo de la estancia y la
silva. Sin embargo, en Fama del día llama la atención, por encima de todo, la es-
tructura externa, marcadamente armónica, pues aparece compuesta por dos partes
con un número idéntico de poemas (doce) en cada una de ellas y, en el medio, un
eje o «pivote», que además se llama así, «El eje», y que relaciona la primera parte
con la segunda. El eje, en este caso, versa sobre una montaña («donde los infinitos
del espacio 1y del tiempo se suman») que conecta al paisaje insular alumbrado por
la imaginación metafórica de la primera parte con la parte tercera, más vinculada
al universo íntimo del poeta, en la que los paisajes y los espacios se «interiorizan»
y nos remiten también a momentos pretéritos que se funden con la propia infancia
del «yo» lírico.
La reflexión sobre el espacio es ya antigua en los poetas canarios. Melchor Ló-
pez tiene su propia y personal idea interpretativa del paisaje insular. La suya es una
percepción antinaturalista en la que impera un paisaje desnudo, no decorativo, una
interpretación opuesta tanto a cualquier forma de tipismo o regionalismo como a
toda tentación esteticista. El poeta tinerfeño nos muestra, en algunos momentos,
imágenes ciertamente violentas del paisaje, unas imágenes que consiguen trans-
mitir la agresividad de los elementos: «bestia famélica del viento», «sol abrasa-
don>, «oleaje perpetuo». Ante los elementos, ante la presencia casi «animal» de la
naturaleza, el hombre se siente empequeñecido, indefenso. No falta el testimonio
de esa acción terrible de la naturaleza, como es el caso del poema «Estela para los
trece paracaidistas muertos en Tefia», un testimonio en el que se entrevera, por
[7] RECENSIONES 849

otra parte, la crítica política, con la cual el hondo lirismo que domina en el libro
no entra en contradicción en ningún momento. Se trata de una simple voluntad de
coherencia por parte del poeta.
Siente éste siempre necesidad de comunicarse con el espacio insular, con los
áridos paisajes característicos de las Canarias orientales (incluidos los de la isla de
Lobos y el Roque del Este, objeto una y otro de sendos poemas), que es siempre,
antes que nada, necesidad de alcanzar la visión poética a través de la identificación
de la palabra con el mundo natural («El viento, la voz»). De este modo, la soledad
como metáfora equipara la isla con una embarcación que marcha a la deriva: el
mar, que por un lado identifica, por otro aísla, crea un aparte. Este recurso, en una
mirada más universal, coloca también al planeta surcando sin rumbo los mares es-
telares. Así pues, la soledad insular es proyectada y convertida en una soledad uni-
versal. El mar vuelve a ser en este poeta, igual que lo ha sido y lo sigue siendo en
otros autores de las Islas, un elemento ineludible para comprender la presencia del
ser en el cosmos. Como escribiera Pedro García Cabrera en su ensayo «El hombre
en función del paisaje»: «La isla, para definirse, necesita-imprescindiblemente-
del mar [... ]nuestro arte debe construirse, esencialmente, con mar [... ]».Y en él
se funda también la palabra de Melchor López: «Allí vibran las islas 1 como hitos
milenarios 1en el mar, en las auras 1 crecientes de la tarde».
Otros temas preocupan al poeta tinerfeño: la muerte que permite que las cosas,
los objetos, nos sobrevivan; el poder de lo telúrico; la religiosidad basada en la hu-
mildad y la templanza, como ya se cristalizara en su libro El estilita, la capacidad
de la imaginación para seguir sus impulsos sin perder nunca de vista la realidad
visible ... El componente erótico igualmente concurre en Fama del día. Las Nausí-
caas homéricas -que podríamos asociar con el mito de Dácil, pues seducen y son
seducidas por el desconocido-, esperan bajo el sol a Príapo, el dios menor griego,
personaje fálico por excelencia. Por otra parte, se manifiesta la inexistencia de una
ruptura definitiva con el pasado: el poeta regresa a universos pretéritos como el
de la infancia y rememora hechos que hacen pensar en textos de carácter intimista
propios de la escritura diarística: «Los goznes de la gran puerta del año 1giraron de
repente, y el pasado ocupó, 1 desbordante, las amplias cámaras del presente».
El hombre se siente unido a la tierra. El poder telúrico lo envuelve. Según la
simbología, la conexión entre la piedra y el alma es muy estrecha. La piedra y el
hombre presentan un doble movimiento de subida y de bajada: el hombre nace de
Dios y vuelve a Él; la piedra desciende del cielo y, transmudada, se eleva hacia
él. La montaña en la que el hombre coloca su mano le transmite poder. Melchor
López es un poeta muy atento a estos valores simbólicos y, como poeta que es ple-
namente comprometido con la modernidad literaria, logra en este libro transmutar
en intensas imágenes su manera de estar en el «mineral inédito» del mundo, su
manera de interpretarlo y de vivirlo. Démosle la última palabra: «Ya baja la luz,
ya subo hasta ti, Sol».

ADELAIDA Ríos CRuz


850 ESTUDIOS CANARIOS [8]

Domingo Rivero, Yo, a mi cuerpo y otros poemas, presentación de Francisco


Brines, Barcelona, Acantilado, 2006; 61 págs.

Ante la oportunidad de escribir una breve recesión sobre este importante libro del
poeta Domingo Rivero, no puede quien esto escribe sino referirse, para empezar,
a emociones y recuerdos que resultan inseparables de su propia «educación sen-
timental». Debo aclarar, sin embargo, que esa sentimentalidad no es la de la afec-
ción (o solamente la de la afección), sino más bien aquella que, para decirlo con
María Zambrano, se constituye como un sentir iluminante. No otra cosa ha sido,
en mi caso, el diálogo que he mantenido desde mi adolescencia con un conjunto
de poetas clásicos y modernos de lengua española. Entre las obras de esos poetas
figuran en un lugar central los pocos y escuetos textos que el canario Domingo
Rivero (1852-1929) nos dejó a su muerte, y que han formado parte esencial de mi
aprendizaje del fenómeno estético. El hecho de que esos versos de Rivera, como
los otros, me llegaran en una especie de desnudez adánica, de desconocimiento
de toda herramienta o rudimento práctico o teórico, no fue, como alguien legí-
timamente podría pensar, un obstáculo o un paso insalvable para que supusieran
para mí un nacimiento, una iniciación -a veces, en las más arduas pruebas- a la
palabra poética. Aquellos poemas me conjuraban a establecer con ellos un vínculo,
en su más amplio designio espiritual. Era una asunción, una epifanía de la intimi-
dad: la del ser en su inviolable y sagrada constitución, el ser en su más primaria
inocencia.
Me resulta, por todo ello, especialmente grato volver a los poemas de Domin-
go Rivero en esta excelente edición de Acantilado preparada y seleccionada por
Andrés Sánchez Robayna. Como muy bien apunta Francisco Brines en su concisa
y feliz presentación, Domingo Rivera fue «un poeta de creación tardía» (al menos
en lo que se refiere a los textos que han llegado hasta nosotros) y «de publicación
póstuma» si pensamos sólo en un libro que reuniese sus creaciones, ya que el
poeta publicó algunas de ellas en periódicos y revistas insulares y peninsulares. El
primero en ocuparse por extenso de este punto, y de todos los que giran en tomo a
este poeta, como también señala Brines, fue el profesor y crítico Jorge Rodríguez
Padrón con la edición, en 1967, de su estudio Domingo Rivera, poeta del cuerpo.
Se ha escrito, por otra parte, no poco sobre el admirable «Yo, a mi cuerpo». En
el prólogo al libro citado, Dámaso Alonso vuelve sobre ese poema. A diferencia,
sin embargo, de lo que afirma el gran filólogo, yo creo que sí hay otros poemas de
don Domingo que no están lejos de igualar el afamado «Yo, a mi cuerpo»: estoy
pensando en «Silla de junto al lecho», «Reposo eterno», «El humilde sendero»,
«Al poeta muerto», «Espigas», «De la ermita perdida» o los entonces (1967) no
conocidos «A los muebles de mi cuarto» y « 1918. 11 de noviembre».
Sobre la huella visible de Bécquer, y la más que visible de Unamuno en don
Domingo han escrito estudiosos como Sánchez Robayna, González Sosa o el ya
mentado Rodríguez Padrón. El catedrático de Salamanca fue un acertado orienta-
dor de algunos poetas canarios a comienzos del siglo xx (el ejemplo más claro de
[9] RECENSIONES 851

esta fértil orientación es la poesía de Alonso Quesada), pero es cierto que en Una-
muno vemos un carácter más recio y combativo, reacio a los avatares cotidianos,
y en don Domingo una personalidad más propicia y jugosa en lo escondido, más
resignada, aunque el poeta canario no resulta menos pesimista que don Miguel.
Como Cavafis o Quesada, también Rivero acepta el destino que le ha tocado en
suerte, mientras sueña en otra vida: «con tristeza te hablé de la mezquina 1labor que
mi existencia ha consumido», versos que hacen recordar otros de Alonso Quesada
sobre el pan ganado «de una infeliz manera 1porque yo no nací para estas cosas».
Comedimiento, resignación y entereza moral son elementos que definen la per-
sonalidad y la obra de un Domingo Rivero que, aunque influido por Unamuno,
está alguna vez más cerca, a mi parecer, del Antonio Machado que en Campos
de Castilla escribe: «Nunca perseguí la gloria 1 ni dejar en la memoria 1 de los
hombres mi canción», versos tan próximos a otros del poeta canario: «Nunca as-
piré a la gloria, ni me atrajo 1 de la fama el estruendo». Por otra parte, como se ha
dicho, el mar de Rivero no es el de Tomás Morales, ni su poesía es la del moder-
nismo más colorista o exótico: la suya es una música callada, de rigurosa y tenaz
construcción. Sus poemas son eminentemente nominales: prima en ellos la sabia
elección de los sustantivos; pero, eso sí, ajenos a los grandes o grandilocuentes
nombres de la Historia. La lírica de Rivero examina con dolor lo cotidiano, y
siempre está junto al más prójimo. Reconcentrados y sobrios, los versos del poeta
canario (como muchos de Cavafis) son de vejez ~«flor de invierno» los llama~;
desengañado y triste, su figura nos recuerda a veces a la que abre el libro Soleda-
des de Antonio Machado.
Además de esas influencias ya señaladas, habría que recordar, como ha indica-
do Eugenio Padomo, las lecturas que Rivero en sus tres años londinenses hizo de
Shakespeare o de Rupert Brooke (este volumen recoge la traducción de un poema
suyo). Tal vez sea cierto que nuestro poeta buscaba ante todo ~como Cavafis~ un
consuelo moral en la poesía, la redención de una juventud robusta y secreta, pero le-
jana. De la selección hecha en esta antología nada habría que objetar salvo, quizá, la
inclusión de un poema como el fácil «Túnel sombrío» y la exclusión de otros como
«A mi viejo barbero», «La victoria sin alas» o «Invierno», tal vez más interesantes
y personales, y menos obvios en los sentidos recurrentes de la obra riveriana.
Existe un hecho desgraciadamente cierto y relevante que señala Brines en su
presentación: «Y, sin embargo, la voz del poeta sigue siendo sólo silencio en el
resto de España». Es esta una realidad no sólo aplicable a una obra breve y tardía-
mente dada a conocer como la que nos ocupa, sino también a otras obras escritas
en Canarias. De ahí la importancia de la presente edición, que constituye un paso
decisivo en la difusión de esta obra más allá de las Islas. La poesía de Rivero es
un peculiar monólogo interior, la historia de una intimidad siempre interrogada
y redescubierta. En sus mejores momentos hemos podido llegar a sentir quizá lo
que sentía San Agustín al leer las Escrituras, ese «alegrarse con temblor» (exul-
tare cum tremore), «fruto ~ha escrito Pedro Aullón de Haro~ de la síntesis de
lo humilde con lo elevado». La obra de un poeta no nos dice una sola cosa y de
852 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

una sola vez: los que ya conocíamos los versos riverianos tenemos la certeza de
que volveremos a ellos. Quienes aún no los han leído encontrarán en esos versos
a un poeta excepcional, un poeta que lleva al lector hacia su propio e íntimo sentir
iluminante. Un poeta injustamente secreto o invisible en una sociedad que, como
la de hoy, necesita más que nunca, como escribió Unamuno, «aprender a leen>.

IvÁN CABRERA CARTAYA

Lorenzo Santana Rodríguez, El secreto de los Lercaro. Criptojudaismo en


el arte canario, [La Laguna], autoedición, 2007, 72 págs.

Los investigadores sobre la historia del arte de la época moderna en Canarias


tenemos en las fuentes documentales un caudal no suficientemente aprovechado
para conocer, valorar e interpretar la actividad artística en las Islas. Frente a la idea
-errónea pero lamentablemente divulgada- de que casi todo es ya conocido,
frente a la mala costumbre de identificar las fuentes sólo con las fuentes editadas
-como sucede, por ejemplo, con la encomiable y ahora ralentizada colección
Fontes Rerum Canariarum-, los documentos de archivo mantienen todavía una
altísima potencia informativa y sin ellos no puede avanzarse en la comprensión de
nuestra historia social. El estudio que bajo el sugerente título de El secreto de los
Lercaro. Criptojudaísmo en el arte canario acaba de publicar Lorenzo Santana
Rodríguez es una prueba evidente de las novedades que los viejos legajos reservan
para el investigador contemporáneo; y ésta es, a nuestro juicio, una virtud incon- .
testable de la obra que aquí reseñamos.
El libro reúne cuatro estudios inéditos con la premisa compartida de subrayar
la presencia judía -judeoconversa o criptojudía- en el arte isleño, ya sea por la
procedencia y filiación de algunos artífices o por la militancia de ciertos patroci-
nadores, aspectos prácticamente inexplorados en la historiografía local y, según
advierte el autor en su introducción, también en la de ámbito nacional; el enfoque
resulta así tan interesante como arriesgado. Los dos primeros capítulos se centran
en la actividad del cantero Arlandes de Viamonte y del pintor Bartolomé de Ayala,
andaluces que trabajaron en Tenerife, La Palma y Gran Canaria durante el siglo
xvr. De ambos, Santana demuestra la ascendencia judeoconversa y explica su lle-
gada al Archipiélago precisamente por la búsqueda de un entorno más favorable.
Un ambiente como el que entonces se daba en Canarias -donde la presencia
judía no era aceptada de forma oficial pero sí relativamente tolerada, y donde las
exigencias para pasar a Indias eran menos rígidas que en la Península- debió
atraer a artistas sobresalientes que en sus lugares de origen tenían más dificultades
para vivir tranquilos.
Tanto Viamonte como Ayala evidencian este camino vital e ilustran sobre la
conveniencia de difuminar unas genealogías incómodas, a veces con recursos in-
[11] RECENSIONES 853

geniosos como la encriptación de un apellido presuntamente delator: Viamonte


en vez de Ayamonte. La indagación documental permite al autor reconstruir el
entorno familiar de ambos, claramente judeoconverso, y dar a conocer algún tes-
timonio que señala incluso el criptojudaísmo de Bartolomé de Ayala. En el caso
de este pintor, por desgracia, no consta que se haya conservado realización alguna
de su mano. A Arlandes, sin embargo, se atribuyen con fundamento la capilla de
Montserrat de la Iglesia de San Francisco de Santa Cruz de La Palma y, ahora, la
fachada del Ayuntamiento de la misma ciudad, considerado por el profesor Martín
Rodríguez como el más importante y completo edificio renacentista de las Islas.
Es la información que proporcionan los contratos de otros trabajos encarga-
dos a Viamonte -dos de ellos dados a conocer en este estudio- la que avala
estas propuestas de atribución, pues revelan su destreza en la obra del romano y
la acomodada posición de sus patrocinadores. Pero estas contribuciones, con ser
importantes, no son las que propician una lectura renovadora de la historia del
arte isleño. La gran aportación de los dos primeros capítulos de El secreto de los
Lercaro es la revisión de una premisa hasta ahora asentada en la valoración sobre
los primeros artistas -especialmente plásticos- que trabajaron en Canarias: la
de que eran autores de segunda fila que habían llegado condicionados por la com-
petencia en suelo continental. Estas últimas revelaciones biográficas y laborales
sobre Viamonte y Ayala dan a las reflexiones de Lorenzo Santana un peso supe-
rior al de la mera hipótesis y, en efecto, invitan a considerar la alta cualificación
de algunos artistas que desarrollaron aquí su actividad. Dos circunstancias han
contribuido a oscurecer su labor: la desaparición de muchas de sus realizaciones
y la -aparente- ausencia de proyección de su arte en discípulos y seguidores.
Esto explicaría el carácter excepcional de verdaderas reliquias de la arquitectura
renacentista en Canarias, como las ya mencionadas de Santa Cruz de La Palma,
que por otra parte contribuyen a abocetar el inusitado panorama cultural isleño en
el Quinientos, valoración en la que el libro que reseñamos viene a coincidir con la
que plantean Rosario Álvarez y Lothar Siemens en el volumen sobre La música en
la sociedad canaria referido a esta centuria, publicado recientemente.
Si en los dos capítulos primeros («Arlandes de Viamonte, un artista del Rena-
cimiento» y «Bartolomé de Ayala, el pintor judío») los artistas -y los documentos
a ellos referidos- protagonizan el discurso, en los otros dos son las obras de arte
las que adquieren valor documental y centran el interés de Santana, que formula
en ellos lecturas más arriesgadas y naturalmente discutibles. En estos dos últimos
epígrafes estudia sendas realizaciones del siglo xvn: el retablo de la capilla de
Montiel, en iglesia del que fue convento agustino de Icod de los Vinos, y el lienzo
de la Inmaculada Concepción del oratorio de la familia Lercaro Justiniano en La
Laguna, ahora en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
En el primer caso -correspondiente al tercio central del Seiscientos- el autor
llama la atención sobre la singularidad iconográfica de las pinturas que decoran
la arquitectura lignaria, especialmente la representación del llanto de Adán sobre
el cadáver de Abel, pasaje no incluido en el Génesis pero sí presente en la tradi-
854 ESTUDIOS CANARIOS [12]

ción judaica; además, establece un análisis paralelo entre este pasaje y la escena
que remata el retablo: uno de los santos varones sosteniendo el cuerpo muerto de
Cristo. Aunque, ciertamente, esta selección iconográfica es excepcional, la conclu-
sión que se propone al lector nos resulta algo aventurada: Santana se inclina por
considerar «la adhesión a la fe mosaica y no a la católica» del patrocinador de este
conjunto, el sacerdote (católico) Fernando de Montiel.
El análisis de la Inmaculada de los Lercaro-Justiniano nos plantea una valo-
ración semejante. El autor -con verdadero ánimo policiaco- advierte de nuevo
algo que podríamos denominar una alarma iconográfica, en este caso la inclusión
de las figuras de Moisés y Elías flanqueando a la de María, hasta ahora identifi-
cadas como San Pedro y San Pablo. Esta relectura es incontestable y propicia un
examen del lienzo en clave criptojudía, apoyado sobre todo en la disección de un
texto supuestamente cifrado -en el caso contrario, ininteligible- incluido en las
tablas que sostienen los dos profetas. Reservamos al lector la intriga que supone
ir desvelando éste y otros misterios sin duda muy sugerentes, pero sí adelantamos
que como en el caso anterior Lorenzo Santana llega a la conclusión de que el pro-
bable patrocinador de la pintura, Bernardo Lercaro, era criptojudío.
El autor expone con honestidad sus argumentos, aunque en alguna ocasión da
por ciertas sus hipótesis cuando pensamos que hubiera sido más prudente referir-
se a ellas con más cautela (por ejemplo, en la página 53: «Tras probar el carác-
ter criptojudío de la Inmaculada ... »). También es riguroso en la anotación de sus
fuentes, cuya divulgación -insistimos- es una de las virtudes incuestionables
de este libro. Pero si en los dos primeros capítulos la contundencia de las noticias
documentales hacía indiscutibles sus conclusiones, en los otros dos éstas quedan
a nuestro juicio, mucho más abiertas, lo que por otra parte no les resta valor como
hipótesis. Pero, sin descartar su verosimilitud, el supuesto hebraísmo de los per-
sonajes estudiados nos plantea unas dudas que los documentos podrían responder
si la propia naturaleza del tema de fondo -la práctica de una religión prohibida
en un ambiente adverso y peligroso- no hubiera determinado la inoportunidad de
hacerlo explícito. Sin embargo, nos resulta inquietante pensar que en los linajes
analizados -singularmente entre los Lercaro- la fe judía se mantuviese en estas
condiciones generación tras generación, sobreviviendo a los matrimonios de sus
miembros con personas de otras familias, de quienes ha de plantearse también si
eran conscientes de ello o si, incluso, participaban de esta fe proscrita. Entonces,
¿cabría rastrear pistas criptojudías en el comportamiento de otros Montiel, de otros
Lercaro? ¿Cuándo se extinguieron estas prácticas realmente heroicas? ¿Cuál fue
el último Lercaro judío? ¿Tuvieron, en realidad, un secreto? Lorenzo Santana nos
deja sobre la mesa nuevos datos, agudas observaciones y muchos interrogantes. La
investigación consiste, precisamente, en formular preguntas y buscar respuestas.
Bienvenido, pues, este nuevo libro. Ojalá propicie un debate enriquecedor de cuya
falta adolece ahora la historiografía del arte isleño.

CARLOS RODRÍGUEZ MORALES


[13] RECENSIONES 855

Lilica Voicu-Brey, Alejandro Cioranescu: Biografía intelectual de un


comparatista, prólogo de Andrés Sánchez Robayna, La Laguna,
Instituto de Estudios Canarios, 2006, 551 págs.

La figura del profesor rumano Alejandro Cioranescu ha cobrado, al fin, la deuda


histórica que la Universidad española y la filología mantenían con quien, en justi-
cia, puede considerarse una de las voces más interesantes del humanismo europeo
del siglo XX en su versátil trayectoria como bibliógrafo, historiador, crítico, in-
vestigador, lingüista, traductor, editor, docente, creador pero, sobre todo, pionero
en la aplicación de los estudios comparatistas en nuestro país. En comunidad de
espíritu con su coterráneo, Voicu-Brey traza un exquisito itinerario por la hidra de
intereses del que fue adelantado en los estudios históricos y literarios de Canarias,
eximio exiliado forjado en la brillante generación de intelectuales de entreguerras
y ejemplo consumado de una actividad dilatada (1911-1999) al servicio del rigor,
de la perspicacia crítica y del conocimiento integrador, y enemiga de la empobre-
cedora atomización del «especialismo».
Resultado de la tesis doctoral de su autora, auspiciada y dirigida por el profe-
sor Andrés Sánchez Robayna, el trabajo se detiene con soltura y amenidad en los
variados ámbitos de pesquisa y reflexión que el investigador rumano acometió:
desde su sólida formación rumano-parisina (al amparo de sus maestros Nicolae
Iorga, Mircea. Eliade, Paul Van Tieghem o Paul Hazard, entre otros) en los años
treinta y cuarenta, hasta su lucha contra el tiempo en el invierno vital en Tenerife,
dondeno perdió ni urgencia ni efervescencia ni lucidez en sus investigaciones y
trabajos, sin solución de continuidad de aquel juvenil apetito humanista de sus
inicios. Los perfiles de Cioranescu fluyen en el apunte minucioso de su exégeta,
que combina armoniosamente los derroteros vitales con el itinerario intelectual.
De entre las múltiples aportaciones que este necesario trabajo presenta es destaca-
ble un registro al día de la notabilísima bibliografía de Cioranescu (550 entradas),
elocuente por su densidad, su heterogeneidad, su extensión y su solidez y conve-
nientemente deslindada en ámbitos (filología, literatura rumana, literatura france-
sa, literatura italiana, literatura española, literatura comparada, literatura general,
historia rumana, estudios canarios, Colón y América, obras literarias -en relación
con su propia creación literaria y sus traducciones-, y una sección final sobre su
actividad como conferenciante).
Tras un enjundioso capítulo preliminar acerca de la evolución de su tránsito
académico desde Bucarest, y luego París, hasta La Laguna, e indispensable para
dibujar el mapa de su pensamiento y la combustión de un «estado de espíritu»,
en feliz expresión de Sánchez Robayna, la autora cimienta su trabajo sobre los
dos ejes singulares de la actitud del profesor rumano: por un lado, la huida de la
especialización y, por otro, la vocación comparatista, consecuencia natural de la
otra. Cioranescu traza un equilibrio entre la tentación localista y la expansión uni-
versalizadora estableciendo las pautas de un sincretismo de irradiación europea,
al postular un diálogo regenerador de culturas donde el paradigma de la literatura
856 ESTUDIOS CANARIOS [14]

italiana conversa con la francesa, la rumana o la española. También la historia y la


filosofía participan de esta comunidad de ideas y sentidos, en cierto modo precur-
sora de la integración europeísta actual. Y esta «conciencia» la exportó a su defini-
ción de las Islas: el andamiaje atlanticista hacia América y hacia Europa se realiza
con plenitud, en el apartado de los estudios canarios, en sus trabajos colombinos
y en sus visitas críticas al ilustrado Viera y Clavijo («Americanismo y humanismo
atlántico», como acertadamente titula Voicu-Brey). Lo propio puede citarse de su
debilidad por la etimología, de su visión de la historia y de los historiadores, de
sus principios para la traducción, de sus postulados críticos, de sus criterios para
la elección de deslindes en la investigación o de su no menos estimable perspi-
cacia en la edición de fuentes históricas y literarias. Porque a Cioranescu se le
deben empresas sobresalientes no sólo por su carácter precursor (el Diccionario
etimológico rumano, editado entre 1958 y 1966, o las ediciones de muchos autores
canarios necesitados de anotación y ajuste textual), y por su solvencia y autoridad
(la descomunal Bibliographie de la littérature fram;aise, xvf', XVII', XVIII' si?xles,
1959-1969), sino, además, por su talante fundador (sus Principios de literatura
comparada, de 1964, inauguran el fecundo cauce de los estudios comparatistas en
España y responden a la necesidad de dotar a la disciplina de un necesario funda-
mento teórico).
En su «rebelión contra el especialismo», según anota Voicu-Brey, el profesor
rumano, que dio a luz el grueso de su actividad durante su docencia en la Univer-
sidad de La Laguna (1948-1979) -y aún después, en una jubilosa jubilación que
constituye uno de sus ciclos de plenitud-, acumula, secuencia o simultanea la
investigación en la historia y la literatura de Canarias, en la bibliografía y la biogra-
fía (otras de sus cumplidas vocaciones), en la crítica literaria, en la edición, en la
traducción, en la creación literaria (poesía, teatro y novela), ejerciendo además de
lingüista para dar así la medida del .filólogo integral, con un sabor de enciclopedis-
mo o elegante erudición de la que nunca se jactó pero de la que siempre hizo gala.
En el territorio de los estudios canarios, que constituyen casi un tercio de la
abultada producción del rumano, Voicu-Brey se conduce con discreción y, sin me-
noscabo de los acreditados méritos de su tesis, con proverbial prudencia: debido
al sentido general de su trabajo (una invitación sugerente al océano bibliográfico
del maestro y no un minucioso y profundo análisis de cada dominio), se echan en
falta, en sus anotaciones y deslindes de los trabajos sobre la historia y la literatura
insulares de Cioranescu, la misma fruición y contundencia con que perfila su enfo-
que de la historia del comparatismo o de los trabajos de ámbito rumano, sin duda
alguna su aportación más encendida. No obstante, Voicu-Brey salva distancias
geográficas y culturales para servir un discurso crítico generoso y al servicio de
la exhaustividad cuando se enfrenta a coordenadas (las insulares) que están en la
periferia de su formación académica. La sensatez de sus juicios, los criterios de
su análisis y una perspicaz capacidad interpretativa salvan y transforman lo que
pudo haber sido un obstáculo en una ventaja: su mirada externa aporta serenidad al
enfoque y el justo (des )apasionamiento que toda endogamia podría precipitar.
[15] RECENSIONES 857

En el segundo eje de su trabajo la autora da entrada al universo de la teoría del


comparatismo y de los estudios comparatistas en Europa, desde su pujante for-
mulación hasta el declinar de su fiebre universalizadora. En este punto el discurso
de Voicu-Brey adquiere una soltura conceptual digna de las aspiraciones de los
propios soñadores comparatistas: la retrospectiva de la «comparación» se trans-
forma así en una relación entusiasta de un proceso de conocimiento que deslizaba
novedosas reflexiones y posturas en tomo a la imitación, a la «literatura nacional»,
a la noción de «causa», a la inflexión del cosmopolitismo o a los bordes mismos
de la historia literaria moderna. La autora se despacha con rigor y amenidad para
acoger al lector iniciado y con cortés didactismo para recibir al menos avezado
en la revisión de uno de los capítulos más interesantes de la teoría de la literatura
contemporánea.
La obra de Voicu-Brey no sólo participa del proyecto de compilar en un suge-
ridor panorama biobibliográfico la trayectoria del prolífico Cioranescu, sino que
también irradia y dispersa rutas de iniciación investigadora a los variados ámbitos
que el profesor rumano señaló sin agotar. He ahí la gran lección del maestro y de
su acreditadísima discípula: la generosidad de apuntar y brindar a futuros investi-
gadores un notable edificio de perspectivas y ámbitos que se ofrecen como legado
y como desafío. Don Alejandro apuntó el norte de incitantes trabajos que habrían
de o podrían desarrollarse en lo sucesivo y desbrozó proyecciones de sustancia en
todos los dominios que afrontó. Y Lilica Voicu-Brey ha sabido respetar la actitud
original de su biografiado en lo que respecta a su fecunda visión de deudas contraí-
das con los objetos de análisis propuestos y no atendidos. No hay mejor alunmo
que el que sabe leer los silencios de su mentor: la tácita elocuencia de Cioranescu
regresa en este trabajo general y minucioso, de amplio espectro y apurado al deta-
lle, de ámbitos abiertos y conclusiones precisas, de meritorio esfuerzo y de nece-
saria aparición. No hay mejor homenaje que la letra que dice a la letra y la rescata
de su infinito murmullo sordo en los anaqueles de la gran biblioteca del mundo.

CARLOS BRITO DíAZ

Iván Cabrera Cartaya, Cariátides (2001-2005), Diputación Provincial de


Huelva, 2007, 92 págs. xxvn Premio Hispanoamericano de Poesía
Juan Ramón Jiménez.

Por razones que sería prolijo detallar en el breve espacio de unas páginas, la con-
cepción de lo poético como un espacio privilegiado para el despliegue radical
de la imaginación -o del pensamiento no regido por pautas lógicas- ha sido,
desde hace décadas en la poesía española, incomprendida, marginada e incluso
despreciada por algunos de nuestros críticos y poetas más renombrados. Daré aquí
solamente una de las razones que explican ese desprecio, de entre las muchas que
858 ESTUDIOS CANARIOS [16]

podrían espigarse: la asimilación mecánica entre ideología burguesa y poesía ro-


mántico-simbolista, establecida y canonizada en diversos lugares de la historia de
la poesía española contemporánea. He dicho «asimilación mecánica» porque eso
es lo que es: un automatismo crítico heredado del social-realismo que se revela
incapaz de comprender uno de los rasgos definitorios de la poesía romántica y sus
posteriores metáforas: la rebeldía y puesta en cuestión de las convenciones, tanto
morales como estéticas, razón por la cual la lírica de ascendencia romántico-sim-
bolista no puede ni podrá nunca asimilarse a la ideología burguesa.
Por desgracia, esta especie de resorte crítico ha impedido que en la España de
los últimos sesenta años se comprendieran y se valorasen en su justa medida de-
terminadas obras y poéticas que se insertan, curiosamente, en la misma tradición
que Cariátides, el libro de Iván Cabrera Cartaya ganador del xxvn premio Juan
Ramón Jiménez de poesía. Resulta por ello sorprendente que se haya premiado
un trabajo que, como el de Cabrera Cartaya, asume el poema como un espacio
privilegiado para ese despliegue de la imaginación y el pensamiento menciona-
do hace un instante. Sorprendente cuando menos, porque, hay que decirlo desde
ahora, la tradición que late bajo cada poema de este libro -la obra más reciente
del autor, aunque no la última publicada- no es otra que aquella que iniciaron
autores como Holderlin, Wordsworth, Leopardi o Nerval en los albores de una
modernidad poética continuada y transformada por los simbolistas franceses y
más tarde las vanguardias. El título elegido por Iván Cabrera Cartaya merece un
breve comentario a este respecto. Sirvan de partida unos versos bien conocidos de
Baudelaire que tienen la virtud de situamos en el centro de la poética que informa
Cariátides: La Nature est un temple oit de vivants piliers 1 laissent parfois sm:tir
de corifuses paroles. La naturaleza es, en efecto, para Cabrera Cartaya un templo
de pilares vivientes que dejan salir a veces sus secretas palabras, un templo que
el poeta recorre intentando penetrar su sentido, y que todavía conserva, a lo que
parece, el «aura» suficiente para ofrecer al creador un axis mundi al que acogerse
frente a los embates del negativo nihilismo actual.
La secuencia analógica mundo-templo-obra, presente en este libro, como ve-
mos, desde su mismo título, se enmarca por lo tanto en una concepción de la
poesía como revelación que proviene del romanticismo, y nos muestra muy a las
claras las coordenadas estéticas en las que se mueve su autor. Los textos de Cariá-
tides pueden verse, en este sentido, como los pilares que sostienen el «templo del
mundo» o, más exactamente, como columnas que levantan una visión sagrada de
la naturaleza, concebida ésta como suprema manifestación del enigma de lo real.
Si tenemos en cuenta, así pues, la imago mundi que, casi como un perfume, se des-
prende de los hermosos poemas de Cariátides, no debe resultar extraña la presen-
cia del poema en prosa y de abundantes elementos provenientes del hermetismo,
la alusión a determinados mitos griegos y egipcios o el protagonismo que tienen
los sueños y el acto de soñar a lo largo de esta obra. Tampoco debe extrañamos,
dentro del marco de la poética que aquí nos interesa, encontrar el viejo símbolo de
la flor, que constituye uno de los motivos vertebradrores de Cariátides y una de
[17] RECENSIONES 859

las claves interpretativas no sólo de este libro, sino también de la breve e intensa
trayectoria del joven poeta canario, nacido en Tenerife en 1980. El simbolismo de
la flor apunta, en efecto, a una visión del mundo cuya presencia puede ya consta-
tarse en Arena (200 1), el libro que inauguraba la trayectoria creativa de nuestro
autor. Me refiero al simbolismo general que Cirlot nos aclara en su Diccionario:
la flor simboliza, por su naturaleza, la belleza fugaz del mundo, mientras que por
su forma constituye una imagen del centro y, por lo tanto, de la esencia unitaria
de la realidad y del alma misma, sin olvidar que. también es un símbolo de la obra
en la alquimia. El poema que abre Cariátides y que lleva el significativo título
de «Aprendizaje» constituye, a este respecto, toda una poética: «Para aprender el
nombre de la flor 1 que crece en el invierno 1 aquieté mis palabras ... ».
La búsqueda de la unidad a través de la belleza se resuelve en ocasiones en una
contemplación casi extática del paisaje, tal como se observa en el poema «Lector
de mitos» y de manera ejemplar en el undécimo poema de la segunda sección del
libro, la que lleva por título «Escenas sobre el mar». En este último texto se afirma
un deseo de unión con lo contemplado («Ser en la tarde esbelta ese bañista 1 que
hace gestos sinuosos e invisibles 1 en las aguas secretas de la playa ... ») muy cer-
cano al panteísmo y, concretamente, a la poesía de autores como Juan de la Cruz,
Sikelianós y, sobre todo, de Rainer Maria Rilke, cuya concepción de lo poético
como espacio de conciliación entre lo visible y lo invisible constituye el eje alre-
dedor del cual gira Cariátides. No me resisto a transcribir una de las estrofas del
primero de los poemas arriba citados, en cuyo ritmo sentimos el ritmo de las aguas
del mundo: «Bajo las buganvillas o el geranio 1 permanezco al amor de la criatu-
ras, 1 o nado y me hundo en los espejos 1 del mar que guarda músicas extrañas».
Debemos tener presente, sin embargo, que este estado de serenidad contempla-
tiva al que nos lleva Cariátides en ciertas poemas es uno de los polos a los accede
la mirada poética, y lo cierto es que, con mayor frecuencia, el anhelo de fusión con
la totalidad implica la dolorosa conciencia de la temporalidad, la muerte y la des-
conexión entre el mundo y el hombre, cuando no un poso amargo de hastío y des-
engaño que recuerda a veces el poema «La rueda», de Yeats. Esta conciencia del
«mal del vivir» es, en realidad, la otra cara de la misma moneda, y constituye -no
lo olvidemos- una constante de la lírica moderna presente en poetas tan distintos
como Keats o MontaJe, Baudelaire o Cemuda. El sentimiento de extranjería que
recorre Cariátides de principio a fin nos ofrece un buen ejemplo del carácter jáni-
co de esta actitud vital: lo que podemos llamar «visión poética» le proporciona al
creador, por un lado, una conciencia agudamente intensa de la belleza del mundo y
del enigma de la existencia, pero, por otro lado, le produce una herida que le aleja
de los hombres y de sí mismo y que acaba convirtiéndose en parte sustancial de su
ser; de ahí las palabras de Edmond Jabés que figuran al frente de la cuarta sección
del libro, «Coloquio con los extrajeras», formada íntegramente por poemas en
prosa: «El extranjero te permite ser tú mismo, al hacer de ti un extranjero.»
Como se habrá visto, he trazado el perfil de la vasta tradición en la que debe
insertarse Cariátides; pero no he dicho nada acerca de una cuestión sumamente
860 ESTUDIOS CANARIOS [18]

importante que atañe al momento valorativo que debe encerrar toda crítica: la
forma particular en que el autor asume y renueva los temas, tópicos y formas
heredados. A este respecto el dictamen debe ser, a mi juicio, realmente positivo, y
aunque no puedo detenerme sobre este asunto, tampoco dejo de preguntarme por
el destino crítico de una obra joven como la de Iván Cabrera Cartaya, no ya dentro
del contexto cultural canario, que adolece de forma crónica por la falta de una
infraestructura crítico-literaria, sino del concreto panorama de la crítica española
actual, que, como decíamos al principio, ha llegado a desdeñar la más importante
de las facultades del hombre, olvidando que la imagen siempre es, para el poeta, la
distancia más corta entre dos puntos.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ-REFOJO
ACTA S y MEMORIAS

Acta de la Junta General Ordinaria


del Instituto de Estudios Canarios, celebrada
el 25 de abril de 2006

En la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, siendo las diecinueve horas trein-


ta minutos del día 25 de abril de 2006, en el Salón de Actos de la sede del lEC,
C/ Bencomo, 32, se reúnen en sesión ordinaria, previamente convocada en tiem-
po y forma bajo la presidencia del Sr. Director D. Alonso Femández del Castillo
Machado y actuando como secretaria la titular Da Josefa Dorta Luis, los señores
Miembros del lEC D. Eduardo Aznar Vallejo, D. Sebastián N. Delgado Díaz, Da
Ana Viña Brito, D. Miguel A. Sánchez Martín, D. Dolores Corbella Díaz, D. An-
drés Sánchez Robayna, D. Miguel Martinón Cejas, D. Juan Hemández Bravo de
Laguna, D. Manuel A. Fariña González, D. Francisco González Luis, D. Leandro
Trujillo Casañas, D. Sebastián Delgado Díaz, D. Fernando Estévez González y D.
José Barrios García, excusando su asistencia los Sres. Miembros que figuran en la
relación adjunta,

El Sr. Director abre la sesión y procede con los asuntos incluidos en el orden
del día:

1°) LECTURA Y APROBACIÓN, SI PROCEDE, DELACTADE LA JUNTA


GENERAL EXTRAORDINARIA CELEBRADA EL 15-11-2005.
Leída el Acta, se aprobó por asentimiento.

2°) MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL AÑO 2005


Una vez leída la Memoria presentada por la Secretaria General correspondien-
te al2005 (se adjunta al Acta) se aprueba sin ninguna objeción.

3°) CUENTAS DEL AÑO 2005


El Sr. Contador explica la información económica que se refleja en el Balance
operativo y en la Cuenta de pérdidas y ganancias que se adjuntan al acta desta-
cando:
862 ESTUDIOS CANARIOS [2]

a) Que el balance operativo suma un total equilibrado de activo y pasivo


204.499,28 €, con un resultado (ganancias) de 54,850,22€.
b) Que se ha regularizado toda la contabilidad respecto de la que existía en el
Centro. El Director manifiesta que dicha regularización obedece a lo que se exige
en la normativa sobre esta materia.
La tesorera indica que el libro de cuentas fijas está también actualizado.
D. Sebastián Matías pregunta si hay algún presupuesto comprometido para
ediciones en el balance económico presentado. Se le responde que no.
Se aprueban las cuentas del 2005.

4°) PLAN DE ACTIVIDADES PARA EL 2006


1°) CURSOS. Se presenta el plan de cursos programados para el 2006 indi-
cando el Director que ya se han realizado los dos primeros con gran éxito de
asistencia. Son los siguientes:

l. Recuperación de espacios degradados: el tercer pilar de la gestión ambiental


Sección de Tecnología y Ciencias aplicadas
Director: Domingo Gómez Orea
Coordinador: Sebastián N. Delgado Díaz, ULL
Fechas: del 3 al 7 de abril

2. Ingeniería forense: una introducción a través de los casos


Sección de Química
Director: Fernando GarCía Colina, Universidad de Barcelona
Coordinadora: Andrea Brito Alayón, ULL
Fechas: Del17 al21 de abril

3. Los Restos Humanos: Un Documento Histórico para Canarias.


Sección de Arqueología
Directores: Juan Francisco Navarro Mederos y Matilde Arnay de la Rosa, ULL
Fechas: Dell5 al19 mayo

4. Le Canarien: retrato de dos mundos


Sección: Historia
Directores: Directores: Eduardo Aznar Vallejo, Dolores Corbella Díaz, Berta
Pico Graña y Antonio Tejera Gaspar, ULL
Fechas: DeiS a 7 de julio

5. I Jornadas internacionales de dialectología


Sección: Filología
Directora: Josefa Dorta Luis, ULL
Fechas: 26 y 27 octubre
[3] ACTAS Y MEMORIAS 863

6. Documentación pública. Documentación Privada: Fondos y Tipologías de la


Documentación Medieval y Moderna Española
Sección: Historia
Directora: Ana Viña Brito, ULL
Fechas: noviembre

7. La Reforma del Estatuto de Canarias en relación con otros Estatutos.


Sección: Derecho
Director: Juan Hemández Bravo de Laguna
Fechas: octubre-noviembre

8. Criterios de conservación de bienes documentales. Desastres: prevención y


actuación en situaciones de emergencia
Directores: Arsenio Sánchez Hemampérez, Katarzyna Duch Zmuda y Rafael
Martín Cantos
Fechas: junio

9. I Curso de digitalización documental


Director: Luis González Duque
Fechas: noviembre

2°) EDICIONES. En este apartado están en curso las siguientes publicaciones:

La Conquista de Tenerife, de Antonio Rumeu de Armas, reedición


Le Canarien: retrato de dos mundos. I. Textos
Estudios Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, no XLIX

Se destaca:
a) que el libro La conquista de Tenerife está en segundas pruebas y que se
espera su pronta publicación.
b) Que se ha presentado el libro Los Dinoflagelados de Canarias, de Da Alicia
Ojeda Rodríguez en Las Palmas con gran éxito de público.
e) Que el Anuario del 2004 está en pruebas.

3°) OTRAS ACTIVIDADES:


a) Se informa del estado de la página web y de la idea de finalizarla pronto.
b) Se informa de la reapertura de la biblioteca y de las actividades que se han
de desarrollar en ella así como de la contratación de una persona para trabajar en
la misma.
Se aprueba el plan.

5°) PRESUPUESTO PARA EL 2006 (se adjunta al Acta).


864 ESTUDIOS CANARIOS [4]

Del Presupuesto de gastos e ingresos para el ejercicio 2006 que se adjunta al


acta y que asciende a 157.492,00€ se destaca en particular lo siguiente:
a) Que el Ayuntamiento de La Laguna ha aumentado la subvención pasando de
6000,00€ a 18000,00€ gracias a un convenio de colaboración con dicha Corpora-
ción (Concejalía de Cultura). Se aclara, además, que el último año, y después de
varias gestiones, se ingresó la subvención por un importe de 5000,00€.
b) Que es muy importante el incremento en la partida por venta de libros según
la previsión estimada que asciende a 39207 ,88€. De esta previsión, aclara la Teso-
rera, 16000,00€ son ingresos seguros.
e) Que en el presupuesto se incluye la cantidad de 20.000,00€ para el proyecto
de restauración de la Casa Ossuna. El Director indica que con dicha cantidad pro-
bablemente sólo se llegará a cubrir el gasto de un anteproyecto de rehabilitación.
d) Se aclara que la subvención de la Dirección General de Cultura del Gobier-
no de Canarias es fija y asciende a 60474,00€.
e) Se explica que las subvenciones del Gobierno Autónomo y el Cabildo se
destinan a actividades programadas, mientras que la del Ayuntamiento permite
destinar la mitad a gastos de funcionamiento, que sólo cubre una pequeña parte de
éstos. Por ello, en el costo de las actividades programadas se añade un porcentaje
para atender los gastos generales. Por otra parte, los ingresos por venta de libros y
otros permiten completar el importe de esos gastos.
f) Se informa de la posibilidad de vender libros en el stand que tendrá el lEC
en la Feria del Libro de La Laguna.
g) Por último, se informa de que hay que intentar sacar del lEC libros que ya no
tienen salida por lo cual habrá que o regalarlos o venderlos a bajo coste.

Se aprueba el presupuesto.

6°) PROPUESTA DE LA JUNTA DE GOBIERNO SOBRE ADMISIÓN DE


NUEVOS MIEMBROS
Se presentan las propuestas de nuevos miembros del Instituto siguientes y se
aprueba en su conjunto.

l. Propuestas acordadas en Junta de Gobierno de 1O de marzo de 2005:


Presentadas por D. Sebastián Delgado Díaz y Da Andrea Brito Alayón: Dr. D.
Venerando González Díaz, Dr. D. Juan Ortega Saavedra y Dr. D. Roque Calero
Pérez.

2. Propuestas acordadas en Junta de Gobierno de 7 de abril de 2005:


a) Presentada por de Da Rosario Álvarez Martínez y D. Sebastián Matías Del-
gado: D. Miguel Aguilar Rancel.
b) Presentadas por D. Antonio Macías Hemández y D. José Jaime Pascual F er-
nández: Dr. D. Agustín Santana Talavera, Dra. Da Ana Lorenza González Pérez,
Dra. Da Beatriz Tovar de la Fe y Dr. D. Cristina Barroso Ribal.
[5] ACTAS Y MEMORJAS 865

3. Propuestas acordadas en Junta de Gobierno de 5 de octubre de 2005:


a) Presentada por D. Cristóbal Corrales Zumbado y Da Dolores Corbella Díaz:
Dr. D. Maximiano Trapero Trapero.
b) Presentada por Da Esperanza Beltrán y Wolfredo Wildpret de la Torre: Dr.
D. David Bramwell.

4. Propuestas acordadas en Junta de Gobierno de 21 de diciembre de:


a) Presentadas por Da Matilde Arnay de la Rosa y D. Juan Francisco Navarro
Mederos: Dr. D. Jorge Onrubia Pintado, Dr. D. Manuel Ramírez Sánchez, Dra. Da
Renata Springer Punk, Dra. Da Carmen Gloria Rodríguez Santana, Dra. Da Car-
men Machado Yánez, Dra. Da Teresa Delgado Darias, D. Julio Cuenca Sanabria,
Da Verónica Alberto Barroso, D. José de León Hernández, D. Francisco Javier de
la Rosa Arrocha.
b) Presentadas por Da Constanza Negrín Delgado y D. Sebastián Matías Del-
gado Campos de Artes Plásticas: D. Carlos Rodríguez Morales, Dr. D. Fernando
Gabriel Martín Rodríguez, Dr. D. Carmelo Vega de la Rosa, Dra. Da María Isabel
Navarro Segura.

7°) RENOVACIÓN DE LOS CARGOS DE LA JUNTA DE GOBIERNO QUE


ESTATUTARIAMENTE CORRESPONDE CESAR, Y NOMBRAMIENTO DE
LAS VACANTES HABIDAS Y DE LAS QUE SE PUEDAN PRODUCIR HAS-
TA EL ACTO DE ELECCIÓN
Estatutariamente se renuevan los siguientes cargos:
1) Director: No hay candidato. Sigue provisionalmente el actual Director
2) Secretaria: Da Josefa Dorta
3) Tesorero: No hay candidato. Se acumula a Da Dolores Corbella.
4) Conservador: No hay candidato. Se acumula a Da Ana Viña.
5) Presidentes de sección:
a) Derecho: D. Juan Hernández Bravo de Laguna.
b) Economía: No hay candidato y se acumula a D. Juan Hernández Bravo
de Laguna.
e) Geografía: Da Victoria Marzol Jaén.
d) Física, Química y Matemáticas: Da Andrea Brito Alayón.
e) Bibliografía: D. Fernández Estévez González.
f) Medicina y Farmacia: cesa por renuncia D. Norberto Batista López y es
elegido D. Emilio González Reimers.
g) Literatura: Cesa por renunciaD. Miguel Martinón y es elegido D. Andrés
Sánchez Robayna.
El Director aclara que los cargos para los que no hay candidato se deben llevar
a la próxima Junta General Extraordinaria.

8°) INFORME DEL SR. DIRECTOR


El Director informa sobre dos asuntos:
866 ESTUDIOS CANARIOS [6]

1°) Sobre la rehabilitación de la Casa de Ossuna. Al respecto destaca:


a) Que con la cantidad de 80 millones de las antiguas pesetas que previsible-
mente aportarán entre ambos el Ayuntamiento de La Laguna y el Gobierno de
Canarias es insuficiente para llevar a cabo la referida rehabilitación.
b) Para obtener el dinero necesario, la solución sería la venta de la finca de Los
Pedregales ocupada por el Cabildo a pesar de ser un legado de la casa Ossuna.
Según un fax recibido de dicha Corporación, la valoración de la finca es de
258813,63€ que se añadiría a lo previsto por las instituciones nombradas en a).
D. Andrés Sánchez Robayna pregunta si el Cabildo comprará la finca. El Di-
rector responde que está obligado a comprarla puesto que la está ocupando sin ser
suya.
D. Sebastián Matías pasa a exponer, con ilustraciones, el proyecto de reforma
que está realizando.

2°) El Director informa de que los Estatutos del Instituto de Estudios Canarios
adaptados a la legislación de asociaciones están presentado en la Consejería de
Presidencia del Gobierno Autónomo, pendientes de aprobación. En cuanto a la
Fundación Instituto de Estudios Canarios, cuyos Estatutos fueron aprobados en
la Junta General de 30 de septiembre de 2002, se ha hecho consultas a los funcio-
narios con competencia en esta materia de las que se deduce la conveniencia de
evitar la confusión entre ambas entidades, por lo que se aconseja un cambio de
nombre para la Fundación y la supresión en los Estatutos de ésta de los artículos
relativos al funcionamiento del Instituto.
Se acuerda que en la próxima Junta de Gobierno se deberá fijar una fecha
para celebrar una Junta General en la que se deberán aprobar los Estatutos de la
Fundación.

9°) MANIFESTACIONES, RUEGOS Y PREGUNTAS


D. Francisco González Luis pregunta en qué estado se encuentra la edición
del libro «Protocolos de Hernán González» cuya preparación ha hecho Mercedes
Miranda, para la colección Fontes Rerum Canariarum. El Director informa que los
protocolos de los escribanos se encuentran incluidos entre los libros cuya edición
estará costeada por el Cabildo Insular con arreglo al Convenio suscrito con esa
entidad el 5 de septiembre de 2000, por lo que se le ha enviado escrito sobre esta
publicación sin que, hasta ahora, haya recibido respuesta.
Se solicita un certificado para D. Félix D. Almaráz como miembro correspon-
diente del lEC.

Y sin más asuntos que tratar, siendo las 21,30 hs, el Sr. Director da por con-
cluida la sesión de cuyos contenidos se da cuenta en la presente Acta y de lo cual,
como Secretaria, doy fe.

yo Bo EL DIRECTOR LA SECRETARIA
D. Alonso Fernández del Castillo Machado Da. Josefa Dorta Luis
[7] ACTAS Y MEMORIAS 867

Acta de la Junta de General Ordinaria


del Instituto de Estudios Canarios, celebrada
el 18 de octubre de 2006

En la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, siendo las veinte horas del día 18
de octubre de 2006, en el Salón de Actos de la sede del IEC, C/ Bencomo, 32, se
reúnen en sesión ordinaria, previamente convocada en tiempo y forma, los señores
Miembros del IEC bajo la presidencia del Sr. Director D. Alonso Femández del
Castillo Machado y actuando como secretaria la titular Da Josefa Dorta Luis, D.
Eduardo Aznar Vallejo, D. Juan Hemández Bravo de Laguna, Da Dolores Corbella
Díaz, D. Sebastián N. Delgado Díaz, D. Francisco González Luis, D. Juan Francis-
co Navarro Mederos, Da Constanza Negrín Delgado, D. Miguel Martinón Cejas,
Da Ana Viña Brito, Da Victoria Marzol Jaén, D. Wolfredo Wildpret de la Torre,
D. José J. Pascual Femández, Da Matilde Amay de la Rosa, D. Emilio González
Reimers, excusando su asistencia los señores miembros, D. Francisco Hemández
González y Da Carmen Fraga González

El Sr. Director abre la sesión y procede con los asuntos incluidos en el orden
del día:

1°) LECTURA Y APROBACIÓN, SI PROCEDE, DEL ACTA DE LA JUNTA


GENERAL ORDINARIA CELEBRADA EL 25-04-2006.
Leída el Acta, se aprobó por asentimiento.

2°) ELECCIÓN DE LOS CARGOS DE LA JUNTA DE GOBIERNO SI-


GUIENTES: DIRECTOR, TESORERO, CONSERVADOR Y PRESIDENTE DE
LA SECCIÓN DE ECONOMÍA

1) Director: No hay candidato. El actual Director recuerda que está cubriendo


este cargo de manera irregular por no haber candidato y que ya se tendría que ha-
ber renovado. Por tanto, renuncia a seguir en este cargo.
Da la palabra a los asistentes, preguntado si hay algún candidato para el puesto
de Director. Puesto que no hay propuestas, pasa a cubrir el puesto de Director de
manera provisional el Vicedirector, si éste acepta, tal como está contemplado en
los Estatutos del lEC.
868 ESTUDIOS CANARIOS [8]

El Vicedirector, D. Eduardo Aznar Vallejo, toma la palabra para indicar que


este cargo exige disponer de un tiempo que él no tiene y aunque está dispuesto
a hacer un esfuerzo, solicita que alguien se presente como candidato. Añade que
D. Alonso podría quedar como Vicedirector y él podría pasar de Vicedirector a
Conservador u otro puesto.
El Sr. Wildpret de la Torre solicita que conste en acta el agradecimiento a toda
la directiva por el esfuerzo que se ha realizado en el último período para hacer que
el lEC funcione. Añade que el Director debería pasar a ocupar otro cargo como
viene sucediendo normalmente. Por otra parte, solicita un plazo de 2 ó 3 semanas
para intentar conseguir un candidato que esté realmente interesado en ocupar el
cargo de Director y añade que el perfil debería ser: persona jubilada, de reconocido
prestigio y que viva en La Laguna para estar en contacto permanente con el lEC.
La secretaria que suscribe indica que, en su opinión, bastaría con que fuera una
persona de reconocido prestigio.
Se acuerda convocar una Junta extraordinaria en el plazo de unos 15 días.
El Director indica su disponibilidad, si se le requiere, para colaborar con quien
le suceda en el cargo en todo lo que haga falta y especialmente en la compra por
parte del Cabildo de la finca de los Pedregales, en Buenavista, que es parte del
legado de D. Manuel de Ossuna para que el producto de la venta contribuya a la
rehabilitación de la Casa de Ossuna, en facilitar la constitución de la Fundación
«Casa de Ossuna», cuyos estatutos han sido redactados, pero que aún no han sido
formalizados, y en la constitución de la Fundación Instituto de Estudios Cana-
rios.

2) Tesorero: No hay candidato. Da Dolores Corbella indica que está de manera


provisional en el cargo y que por sus ocupaciones actuales no puede seguir en él.
3) Conservador: No hay candidato. El Director indica que hay un trabajo muy
importante por hacer que no se ha realizado desde hace años por lo cual urge que
se cubra este puesto.
4) Presidente de la sección de Economía: No hay candidato.

Da Dolores Corbella recuerda que el próximo año se celebrará el 75 aniversario


de la creación del lEC y que se precisa urgentemente una nueva Junta que trabaje
en ello.
Se hace constar de nuevo el agradecimiento al Director saliente.

Y sin más asuntos que tratar, siendo las 21,15 hs, el Sr. Director da por con-
cluida la sesión de cuyos contenidos se da cuenta en la presente Acta y de lo cual,
como Secretaria, doy fe.

yo B0 EL DIRECTOR LA SECRETARIA
D. Alonso Femández del Castillo Machado Da. Josefa Dorta Luis
[9] ACTAS Y MEMORIAS 869

Acta de la Junta General Extraordinaria


del Instituto de Estudios Canarios, celebrada
el 22 de noviembre de 2006

En la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, siendo las veinte horas, diez mi-
nutos, del día 22 de noviembre de 2006, en el Salón de Actos de la sede del IEC, C/
Bencomo, 32, se reúnen en sesión extraordinaria, previamente convocada en tiem-
po y forma, los señores Miembros del IEC, D. Sebastián N. Delgado Díaz, Da Ana
Viña Brito, D. Dolores Corbella Díaz, D. Andrés Sánchez Robayna, D. Juan Her-
nández Bravo de Laguna, D. Francisco González Luis, D. José Pascual Fernández,
D. Marcos Martínez Hernández, D. Fernando Estévez González, D. Leandro Tru-
jillo Casañas, Da María Victoria Marzo! Jaén, D. Wolfredo Wildpret de la Torre,
D. Emilio González Reimers, Da Matilde Arnay de la Rosa, D. Alonso Fernández
del Castillo Machado, D. Juan Ramón Núñez Pestano, excusando su asistencia Da
Victoria E. Martínez Osorio, bajo la presidencia del Sr. Director D. Eduardo Aznar
Vallejo y actuando como secretaria la titular Da Josefa Dorta Luis.

El Sr. Director abre la sesión y antes de proceder con los asuntos incluidos en
el orden del día agradece el servicio prestado por D. Alonso Fernández del Castillo
como Director saliente del IEC. Se añaden los agradecimientos de la tesorera, Da
Dolores Corbella Díaz y de la secretaria que suscribe.
Asimismo, el Sr. Director informa de la muerte de Da Anal ola Borges del Cas-
tillo y lamenta que el IEC no haya podido estar representado en el funeral. Se
propone a la Sección de Historia que haga una sesión académica sencilla en su
homenaje.
Se procede a continuación con los puntos del orden del día.

1°) LECTURA Y APROBACIÓN, SI PROCEDE, DELACTADE LA JUNTA


GENERAL EXTRAORDINARIA CELEBRADA EL 18-10-2006
Leída el Acta, se aprobó por asentimiento.

2°) PROPUESTA DE LA JUNTA DE GOBIERNO SOBRE ADMISIÓN DE


NUEVOS MIEMBROS
Se ratifican los siguientes nombramientos de nuevos miembros previamente
aprobados en la Junta de Gobierno que precedió a la presente:
870 ESTUDIOS CANARIOS [lO]

l. A propuesta de D. Miguel Martinón y D. Andrés Sánchez Robayna:


D. Sinesio Domínguez Suria. Escritor

2. A propuesta de D. Juan Ramón Núñez Pestano y Da Ana Viña Brito:


Dra. Da Natalia Palenzuela Domínguez. Profesora Titular de Historia Medieval
de la ULL
Dra. Da Manuela Ronquillo Rubio. Profesora de Historia Medieval ULPGC
D. Mariano Gambín García. Ldo. en Derecho e Historia por la ULL
D. Roberto González Zalacaín. Ldo. en Historia por la ULL
Da Leocadia Pérez González. Lda. en Historia Medieval (Univ. Valladolid),
Técnico Superior del Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife

3. A propuesta de Da Josefa Dorta y Dolores Corbella:


Dra. Da Laura Izquierdo Guzmán. Profesora Titular de Lengua Española de la
ULL
Dra. Da Antonia Nelsi Torres González. Catedrática de Lengua Española de la
Escuela Universitaria de Magisterio de La Laguna.

4. A propuesta de Da Dolores Corbella y D. Andrés Sánchez Robayna:


Dra. Da Victoria Galván González. Profesora Titular de Literatura Española de
la ULPGC.

5. A propuesta de D. Juan Luis Gómez Sirvent y D. Emilio González Rei-


mers:
Dra. DaMa Remedios Alemán Valls. Dra. en Medicina por la ULL.
Dr. D. Justo Pedro Hemández González. Profesor Titular de Historia de la
Medicina de la ULL.

6. A propuesta de D. Nácere Hayek Calil y Da Andrea Brito Alayón:


Dr. D. Juan Antonio García Cruz. Profesor Titular de Matemáticas de la ULL

Se aceptan todas las propuestas por unanimidad.

3°) ELECCIÓN DE LOS CARGOS DE LA JUNTA DE GOBIERNO SI-


GUIENTES: DIRECTOR, TESORERO, CONSERVADOR Y PRESIDENTE DE
LA SECCIÓN DE ECONOMÍA

l. Director: D. Eduardo Aznar Vallejo se postula como Director y hace un


llamamiento para que se cubran los demás cargos. Indica, además, que tanto el
Director del IEC como los presidentes de sección deben delegar a veces sus res-
ponsabilidades para que no se concentre todo en una misma persona.
2. Tesorero: Se propone a D. Juan Núñez Pestano.
3. Conservador: Se propone a Da M atilde Amay de la Rosa.
[11] ACTAS Y MEMORIAS 871

4. Presidente de la sección de Economía: D. EduardoAznar propone a D. Juan


Hemández Bravo de Laguna que reúna a la Sección para buscar un candidato. Este
último indica que ha hecho intentos pero que hasta la fecha no ha tenido éxito.
El Sr. Wildpret agradece a D. Eduardo Aznar que haya aceptado la propues-
ta del anterior Director D. Alonso Femández del Castillo para presentarse como
Director y sugiere que los miembros se impliquen más en el lEC. Manifiesta su
apoyo al candidato a Director.
Queda pendiente el puesto de Vicedirector y el de Presidente de la sección de
economía.
Se procede a la votación que se decide hacer a mano alzada. Se aceptan las
propuestas por unanimidad.
Una vez realizada la votación, el Director pide a la Junta que si acepta una
propuesta a Vicedirector aunque este puesto no está contemplado en el orden del
día. La Junta accede y se procede a votar la candidatura de Da Dolores Corbella.
Se acepta por unanimidad.

4°) PRESENTACIÓN DE LA PÁGINA WEB


No pudo hacerse por problema de conexión a intemet.
Y sin más asuntos que tratar, siendo las 21,00 hs, el Sr. Director da por con-
cluida la sesión de cuyos contenidos se da cuenta en la presente Acta y de lo cual,
como Secretaria, doy fe.

yo B0 EL DIRECTOR LA SECRETARIA
D. Eduardo Aznar Vallejo Da. Josefa Dorta Luis
872 ESTUDIOS CANARIOS [12]

Acta de la Junta de General Ordinaria


del Instituto de Estudios Canarios, celebrada
el 20 de marzo de 2007

En la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en la fecha indicada y a las 19,00


horas, en el Salón de Actos de la sede del IEC, C/Bencomo, 32, se reúnen en sesión
ordinaria, previamente convocada en tiempo y forma, los miembros de la Junta de
Gobierno del IEC bajo la presidencia del Sr. Director, D. Eduardo Aznar Vallejo y
actuando como secretaria accidental Da Dolores Corbella Díaz quien sustituye a la
titular Da Josefa Dorta Luis. Asisten D. Juan Ramón Núñez Pestano, D. Juan Her-
nández Bravo de Laguna, D. Sebastián N. Delgado Díaz, D. Francisco González
Luis, D. Juan Francisco Navarro Mederos, Da Victoria Marzol Jaén, Da Matilde
Amay de la Rosa, D. Emilio González Reimers, D. Andrés Sánchez Robayna y
Da Esperanza Beltrán Tejera, excusando su asistencia los señores miembros, Da
Josefa Dorta Luis, Da Ana Viña Brito, Da Constanza Negrín Delgado, D. José J.
Pascual Femández, Da Andrea Brito Alayón, Miguel A. Sánchez Martín y Da Ro-
sario Álvarez Martínez.

El Sr. Director abre la sesión y procede con los asuntos incluidos en el orden
del día:

1°) LECTURA Y APROBACIÓN, SI PROCEDE, DEL ACTA DE LA SE-


SIÓN ANTERIOR CELEBRADA EL 22-11-2006.
Leída el Acta se aprobó por asentimiento.

2°) CUENTAS DEL 2006 Y PRESUPUESTO DEL 2007.


El Tesorero, D. Juan Ramón Núñez Pestano, presentó la Memoria de ingresos
y gastos, así como el resultado del ejercicio de 2006 según consta en el ANEXO
l. En resumen, los ingresos del ejercicio 2006 ascendieron a 196.341,87 euros; los
gastos sumaron la cantidad de 169,212,59 euros, y la liquidación del presupuesto
de 2006 arroja un saldo positivo de 27.129,28 euros, que se incorporan como.re-
manente al ejercicio 2007. Se aprobaron las cuentas del año 2006.
[13] ACTAS Y MEMORIAS 873

El Tesorero realizó un análisis económico del conjunto de las actividades del


lEC, indicando que en general los cursos presentan una tasa de recaudación muy
baja con respecto a su coste, mientras que los libros presentan una tasa de re-
caudación más alta. Como conclusión indicó la necesidad de buscar financiación
adicional para los cursos que se celebren a lo largo de este año.
A continuación D. Juan Ramón Núñez presentó el presupuesto para el presen-
te año 2007, así como las bases de ejecución que regularán su puesta en marcha
(ANEXO 2). Esas bases de ejecución contienen aspectos como la definición de la
estructura del presupuesto de ingresos y gastos, las modificaciones de créditos, las
cuantías relativas a los precios de venta de bienes, los procedimientos de contra-
tación y gestión del gasto y los procedimientos relativos al manejo de la caja fija
y la caja de ventas de libros. En adelante estas bases regirán todas las actividades
económicas del lEC.
En cuanto al presupuesto, el total de ingresos y gastos previstos para 2007
asciende a 170.637,80 euros.

3°) INFORMACIÓN SOBRE ACTIVIDADES PARA2007.


El Sr. Director continúa con la reunión informando de las actividades que ya se
están preparando para el presente año:
3.1. Cursos:
-«Diálogos con la Geografía de Canarias»
-«Jornadas Luis Diego Cuscoy»
-«Mitología Atlántica»
-«Jornadas en Homenaje a Alejandro Cioranescu», en colaboración con Caja-
Canarias
-«Especies exóticas de Canarias. Cambio climático»
-«Iniciación a las Técnicas de Archivos»
-«Jornadas Micológicas»
-<<11 Jornadas Internacionales de Dialectología» (pendiente de financiación)

3.2. Ediciones:
-«Protocolos de Hernán González», de Mercedes Miranda. El Director infor-
mó que se presentaron hace dos años en el lEC, pero que este libro está pendiente
de la contestación del Cabildo de Tenerife para su financiación dentro del Acuerdo
suscrito entre el lEC y el Cabildo.
-«Canarias Ilustrada y Puente Americano», de Damaso Quesada y Chaves. Ya
se han recibido los dos informes, así como la propuesta de compra de 200 ejempla-
res por parte del Ayuntamiento de Los Realejos. Se pasa a su maquetación.
-«Temas de dialectología». Ya se han recibido los dos informes preceptivos. Se
inicia su maquetación.
-«Segunda Luz», de Manuel González Sosa. Ya está totalmente acabada su
impresión.
874 ESTUDIOS CANARIOS [14]

-«El pargo salado», de Sabaté Bel. Ya se han recibido los dos informes. Su
publicación depende de la financiación que se obtenga.
-«A. Cioranescu Biografía de un intelectual comparatista», de Lilica Voicu. Se
informa que el libro ya ha llegado al lEC y que se presentará en CajaCanarias.

3.3. Actividades 75 Aniversario.


Entre las actividades propuestas figuran las siguientes:
-«Digitalización de los Anuarios del lEC»: se solicitarán presupuestos y se
intentará encontrar financiación.
-«Anuario. Número doble en homenaje aMa Rosa Alonso y Telesforo Bravo».
Se solicitará a cada sección la colaboración de todos los miembros del lEC, con la
posibilidad de publicar cuatro artículos por sección.
-«Exposición 75 Aniversario». Se nombra a D. Francisco González Luis como
Comisario de la exposición. Colaborará D. Miguel Ángel Gómez.
-«Acto Institucional». La Sra. Alcaldesa de La Laguna ha prometido participar
en el Acto que se celebrará en octubre próximo, ofreciendo los Salones del Ayun-
tamiento para esta celebración del 75 Aniversario.
-«Digitalización de los Acuerdos del Cabildo de Tenerife». El Ayuntamien-
to de La Laguna, su Alcaldesa y el Director del Archivo municipal ya han dado
el visto bueno para esta digitalización. El anteproyecto, coordinado por D. Juan
Ramón Núñez Pestano en colaboración con Da Ana Viña y Da Natalia Palenzuela,
pretende hacer un estudio inicial y valorar el trabajo pendiente antes de plantear
el proyecto completo.
-«Conferencias de ingreso». Con el fin de dar un impulso a esta actividad tra-
dicional del lEC, con motivo del 75 Aniversario, se ha realizado un calendario con
la intención de que cada mes varios miembros puedan impartir sus conferencias
de nuevo ingreso.

4°) PROPUESTA DE NUEVOS MIEMBROS DEL lEC.


Los nuevos miembros propuestos fueron
Por la Sección de Derecho, a propuesta de D. Juan Hemández Bravo de La-
guna y Da Ana Ma García Pérez: D. José Antonio Lastres Segret, Catedrático de
Escuela Universitaria del Departamento de Economía y Dirección de Empresas de
la Universidad de La Laguna.
Por la Sección de Filología, a propuesta de Da Josefa Dorta Luis y Da Dolo-
res Corbella Díaz: D. Rafael Padrón Femández, Profesor de Filología Románi-
ca del Departamento de Filología Francesa y Románica de la Universidad de La
Laguna.

5°) RUEGOS Y PREGUNTAS.


El Director interviene para dar las gracias a la Conservadora del lEC, Da Matil-
de Amay, por el trabajo que está realizando en los fondos del Instituto.
[15] ACTAS Y MEMORIAS 875

Y sin más asuntos que tratar, siendo las 20,00 hs., el Sr. Director da por con-
cluida la sesión de cuyos contenidos se da cuenta en la presente Acta y de lo cual,
como Secretaria accidental, doy fe.

yo B0 EL DIRECTOR LA SECRETARIA ACCIDENTAL


D. Eduardo Aznar Vallejo Da Dolores Corbella Díaz
876 ESTUDIOS CANARIOS [16]

Acta de la Junta de General Ordinaria


del Instituto de Estudios Canarios, celebrada
el 9 de julio de 2007

En la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en la fecha indicada siendo las


19,00 horas, en el Salón de Actos de la sede del lEC, C/Bencomo, 32, se reúnen en
sesión ordinaria, previamente convocada en tiempo y forma, los miembros de la
Junta de Gobierno del lEC bajo la presidencia del Sr. Director D. Eduardo Aznar
Vallejo y actuando como secretaria Da Josefa Dorta Luis. Asisten Da Dolores Cor-
bella Díaz, D. Juan Ramón Núñez Pestano, D. José A. Lastres Segret, D. Francisco
González Luis, D. Wolfredo Wildpret de la Torre, Da Matilde Amay de la Rosa,
D. Emilio González Reimers, Da Ana Viña Brito y Da Rosario Álvarez Martínez,
excusando su asistencia los señores miembros Da Victoria Marzol Jaén, Da Espe-
ranza Beltrán Tejera, D. José J. Pascual Femández y Da Andrea Brito Alayón.
El Sr. Director abre la sesión y procede con los asuntos incluidos en el orden
del día:

1°) LECTURA Y APROBACIÓN, SI PROCEDE, DEL ACTA DE LA SE-


SIÓN ANTERIOR CELEBRADA EL 20-03-2007
Leída el Acta se aprobó por asentimiento.

2°) INFORME DEL SR. DIRECTOR


El Sr. Director cede la palabra al tesorero, D. Juan Ramón Núñez Pestano,
quien informa de los siguientes aspectos relacionados con la situación económica
del lEC:
1°) No se puede dar con detalle la situación económica porque la balanza eco-
nómica no está al día.
2°) En cuanto a la tesorería:
a) hay 14.000€ disponibles en caja, aproximadamente para afrontar los pagos
más urgentes.
b) Se han tramitado ya pequeños pagos.
e) Las subvenciones están paradas por las recientes elecciones autonómicas
y probablemente seguirán así durante un tiempo hasta que se estabilice el nuevo
[17] ACTAS Y MEMORIAS 877

gobierno. Matiza la necesidad de las mismas para afrontar los pagos como los
ocasionados por los cursos, etc. En este punto interviene el Sr. Director para in-
sistir en el hecho de que, mientras no se disponga de las subvenciones, es preciso
aminorar gastos.
d) Señala que cada vez habrá más problemas para justificar las subvenciones
porque cada año se exigen más requisitos y matiza que la del Cabildo, a pesar de
tratarse sólo de 6,000,00€, es la más difícil de justificar.

El Sr. Director cede la palabra a la Vicedirectora, Da Dolores Corbella Díaz,


quien informa de las publicaciones del lEC:
a) Anuario: Se recibió cuando se celebró la feria del libro pero hay un retraso
en las separatas.
b) Canarias Ilustrada y Puente Americano, de Damaso Quezada y Chaves:
está en segundas pruebas. Ya se ha recibido la propuesta de compra de 200 ejem-
plares por parte del Ayuntamiento de Los Realejos y también adquirirá ejemplares
La Mutua.
e) Temas de dialectología, está en segundas pruebas.
d) Próximo Anuario: Se trata del n° doble con motivo del 75 aniversario. Hay
pocos artículos y si no hay presupuesto, la edición se hará a principios de año. Se
recomienda como fecha tope para recoger los trabajos el15 de septiembre.
e) D. Francisco González Luis pregunta por el libro «Protocolos de Hemán
González», de Mercedes Miranda. Da Dolores Corbella indica que lo está revi-
sando Da Manuela y que, gracias a la gestión de ésta, lo pagará la Concejalía de
Cultura del Ayto. de La Laguna pero el ISBN será del lEC.

En otro orden de cosas, el Sr. Director comenta la situación del personal con-
tratado del IEC:
1°) Trata de la permanencia de la auxiliar de la Biblioteca e indica que sería
conveniente prorrogar el contrato mientras sea posible para que el Servicio siga
abierto. Se acepta la propuesta por asentimiento.
2°) Se comenta el mal funcionamiento de la administrativa del Centro y, como
consecuencia de ello, se plantea el posible cese de sus servicios.

4. Actos relacionados con el 75 Aniversario.


Entre las actividades previstas figuran las siguientes:
-«Digitalización de los Anuarios del lEC»: se solicitarán presupuestos y se
intentará encontrar financiación.
-Se prosigue con el proyecto de «Digitalización de los Acuerdos del Cabildo
de Tenerife».

Las actividades que se están realizando o gestionando son:


-Anuario. Número doble.
878 ESTUDIOS CANARIOS [18]

-«Exposición 75 Aniversario» con D. Francisco González Luis como Comisa-


rio de la exposición y D. Miguel Ángel Gómez como colaborador. Se proyecta en
la Concejalía de Cultura del Ayto. de La Laguna y ya hay una reunión prevista.
-«Acto Solemne conmemorativo del 75 aniversario». En este acto, que se hará
preferiblemente el día 11 de octubre por ser la fecha en que se conmemora la fun-
dación del lEC, se entregarán condecoraciones a personalidades e Instituciones
relacionadas con el Centro; entre las primeras se hará un especial recordatorio
a la ca-fundadora del lEC, Da María Rosa Alonso; entre las segundas se cuenta,
entre otras, Caja Canarias, Ayto. de La Laguna y la Viceconsejería de Cultura del
Gobierno de Canarias, etc.
Da Rosario Álvarez propone la idea de celebrar un concierto en el que se inter-
prete música de Canarias y la celebración de un ciclo de conferencias impartidas
por miembros del lEC que estuvieran dispuestos a prestar su colaboración desin-
teresadamente. Ella misma se ofrece a impartir una. Se aceptan ambas ideas para
su ejecución.

5°) RUEGOS Y PREGUNTAS.


Da Rosario Álvarez plantea que hace años quiso hacer un archivo musical en
el lEC y que, de hecho, consiguió partituras para tal efecto. Posteriormente se le
comunicó que debido a una tormenta, las partituras estaban mojadas por lo que
decidió trasladarlas a su despacho de la Universidad. No obstante, considera que,
puesto que el Instituto no tiene condiciones para alojar dichas partituras, el lugar
más adecuado para depositarlas es el Archivo Histórico Provincial.
Hecho el planteamiento, pregunta qué se debe hacer para solicitar la autoriza-
ción para llevar .las partituras al Archivo Histórico puesto que fueron entregadas
al lEC. El Sr. Director indica que no se pueden tomar decisiones en este punto del
orden del día y considera que, en todo caso, el planteamiento debería ser que el
lEC entrega las partituras al Archivo Histórico «en depósito» con la idea de poder
recuperarlas en el futuro.

Y sin más asuntos que tratar, siendo las 19,10 hs., el Sr. Director da por con-
cluida la sesión de cuyos contenidos se da cuenta en la presente Acta y de lo cual,
como Secretaria, doy fe.

yo Bo EL DIRECTOR LA SECRETARIA
D. Eduardo Aznar Vallejo Da. Josefa Dorta Luis
[19] ACTAS Y MEMORIAS 879

Memoria del año 2006

AcUERDOS Y CONVENIOS
Convenio de colaboración firmado ell8 de agosto de 2006 entre el Instituto de
Estudios Canarios y el Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna para
la realización de actividades culturales.

CONFERENCIAS
Charla-coloquio de D. Luis Mateo Díez (Miembro de la Real Academia Espa-
ñola y novelista) y D. Domingo-Luis Hemández (Escritor y Profesor de la Univer-
sidad de La Laguna), «¿Escribir el pasado, recordar el futuro?» (11 de diciembre
de 2006).

CONFERENCIAS DE INGRESO
Da Dominga Trujillo Jacinto del Castillo (Catedrática de Física Aplicada, Uni-
versidad de La Laguna), «Enrique Moles Armella: convergencia europea de la
Química española» (24 de marzo de 2006).

CURSOS
«Recuperación de espacios degradados», dirigido por D. Domingo Gómez Orea
y coordinado por D. Sebastián N. Delgado Díaz (del3 al 7 de abril de 2006).
«Ingeniería forense», dirigido por D. Fernando García Colina y coordinado por
Da Andrea Brito Alayón (del 17 al 21 de abril de 2006).
«Los restos humanos: un documento histórico para Canarias», dirigido por D.
Juan Francisco Navarro Mederos y n• Matilde Amay de la Rosa (del 15 al 19 de
mayo de 2006).
«Conservación de bienes documentales. Desastres: prevención y actuación en
situaciones de emergencia», dirigido por D. Arsenio Sánchez Herampérez y n•
Katarzyna Zych Zmuda (del 14 al 20 de junio de 2006).
880 ESTUDIOS CANARIOS [20]

<<Le Canarien: retrato de dos mundos», dirigido por D. Eduardo Aznar Vallejo,
Da Dolores Corbella Díaz, Da Berta Pico Graña y D. Antonio Tejera Gaspar (del 5
al 7 de julio de 2006).
«Documentación pública. Documentación privada. La gestión de la memoria»,
dirigido por Da Ana Viña Brito (del 6 al 1O de noviembre de 2006).

CONGRESOS Y JORNADAS
«I Jornadas internacionales de dialectología», dirigidas por Da Josefa Dorta
Luis (del 26 al 27 de octubre de 2006).
«24a Jornadas Micológicas de Canarias», dirigidas por Da Esperanza Beltrán
Tejera (del27 de noviembre all de diciembre de 2006).

EDICIONES
Estudios Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, no XLVIII.
ISSN 0423-4804, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2005.
Dinoflagelados de Canarias. Estudio taxonómico y ecológico, de Da Alicia
Ojeda Rodríguez. ISBN 84-88366-48-5. Instituto de Estudios Canarios, La Lagu-
na, 2006.
Diario de viaje desde Madrid a Italia, de José Viera y Clavijo. Edición, intro-
ducción y notas de D. Rafael Padrón Fernández. ISBN 84-88366-56-6. Instituto de
Estudios Canarios, La Laguna, 2006.
Le Canarien. Retrato de dos mundos. l. Textos, edición, introducción y notas
de D. Eduardo Aznar, Da Dolores Corbella, Da Berta Pico y D. Antonio Tejera.
ISBN 84-88366-58-2. Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2006.
Le Canarien. Retrato de dos mundos. Il. Contextos, de D. Eduardo Aznar, Da
Dolores Corbella, Da Berta Pico y D. Antonio Tejera (eds.).ISBN 84-88366-59-0.
Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2006.
La Conquista de Tenerife (1494-1496), de D. Antonio Rumeu de Armas. ISBN
84-88366-57-3. Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2006.

PRESENTACIÓN DE LIBROS
Las víctimas de la inquisición en Canarias, de D. Francisco Fajardo Spínola,
Francisco Lemus Editor, La Laguna, 2005 (9 de febrero de 2006, Sede del Instituto
de Estudios Canarios).
Diario de viaje desde Madrid a Italia, de José Viera y Clavija. Edición, intro-
ducción notas de D. Rafael Padrón Fernández, La Laguna, Instituto de Estudios
[21] ACTAS Y MEMORIAS 881

Canarios, 2006 (14 de febrero de 2006, Sede de CajaCanarias, Santa Cruz de Te-
nerife ).
Dinoflagelados de Canarias. Estudio taxonómico y ecológico, de Da Alicia
Ojeda Rodríguez, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 2005 (21 de abril
de 2006, El Museo Canario; 18 de mayo de 2006, Sede del Instituto de Estudios
Canarios).
Le Canarien. Retrato de dos mundos. l. Textos, edición, introducción y notas
de D. Eduardo Aznar, Da Dolores Corbella, Da Berta Pico y D. Antonio Tejera, La
Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 2006 (23 de noviembre de 2006, Sala Cic-
ca, Lanzarote; 19 de diciembre de 2006, Sede del Instituto de Estudios Canarios).
Los caminos de Creta, de D. Sinesio Domínguez Suria, Ediciones Idea, Santa
Cruz de Tenerife, 2005 (11 de diciembre de 2006, Sede del Instituto de Estudios
Canarios).
La Conquista de Tenerife (1494-1496), de D. Antonio Rumeu de Armas, La
Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 2006, 2a ed. (18 de diciembre de 2006,
Salón Noble del Palacio Insular del Cabildo de Tenerife).
Le Canarien. Retrato de dos mundos. 11. Contextos, de D. Eduardo Aznar, Da
Dolores Corbella, Da Berta Pico y D. Antonio Tejera (eds.), La Laguna, Instituto
de Estudios Canarios, 2006 (19 de diciembre de 2006, Sede del Instituto de Estu-
dios Canarios).

ÜTROS ACTOS
Participación del Instituto de Estudios Canarios en el Homenaje a Blas Ca-
brera (19 de mayo de 2006, Jardines del Parque José Ramírez Cerdá, Arrecife de
Lanzarote).
Participación en la Feria del Libro de La Laguna (8 al 18 de junio de 2006,
Plaza del Adelantado de San Cristóbal de La Laguna).
882 ESTUDIOS CANARIOS [22]

Memoria del año 2007

ACUERDOS Y CONVENIOS
Convenio de colaboración firmado el 30 de marzo de 2007 entre el Instituto de
Estudios Canarios y Cajacanarias para colaborar en las actividades culturales.
Convenio de colaboración firmado el 3 de septiembre de 2007 entre el Instituto
de Estudios Canarios y el Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna
para la realización de actividades culturales.

CONFERENCIAS DE INGRESO
Dr. D. Maximiano Trapero, Catedrático de Filología Española de la Univer-
sidad de Las Palmas de Gran Canaria, «Los estudios sobre el guanche antes y
después de Wolfel» (7 de marzo).
D. Mariano Gambín García, Licenciado en Derecho y en Historia por la Uni-
versidad de La Laguna, «El negocio del azúcar. Ensayo de un balance contable a
partir de las cuentas del ingenio de Agaete (1503-1504)» (22 de marzo).
Dra. Ma Remedios Alemán Valls Doctora en Medicina, «Infección crónica por
el Virus de la Hepatitis C. Un problema sanitario de primera magnitud» (7 de
mayo).
Dr. D. Justo Pedro Hemández González, Dr. en Medicina y Cirugía, Profesor
de Historia de la Medicina de la ULL y Presidente de la Sociedad Canaria de His-
toria de la Medicina por la Universidad de La Laguna y especialista en Medicina
Interna del HUC, «El Doctor López Canario y sus comentarios al "De tempera-
mentís" de Galeno (1565)» (8 de mayo).
Dr. D. Carlos Emilio González Reimers, Catedrático de Patología Clínica y
Médica de la Universidad de La Laguna y Presidente de la Sección de Medicina
y Farmacia de este Instituto, «Paleonutrición y dieta en la población prehispánica
canaria» (9 de mayo).
D. Roberto J. González Zalacain, Licenciado en Historia por la Universidad
de La Laguna, «Historia y sociedad: las caras de Clío y el Instituto de Estudios
Canarios» (23 de mayo).
D. Sinesio Domínguez Suria, Escritor, «Lecturas, imágenes, escrituras» (6 de
junio).
[23] ACTAS Y MEMORIAS 883

Da Renata Springer Bunk, Licenci~da en Filología por la Universidad de Va-


lencia y Doctora en Historia por la Universidad de La Laguna, «Arte rupestre
africano. Norte Sur: ¿cuestión de método?» (27 de junio).
Dr. D. Juan Antonio García Cruz, «Observaciones astronómicas y cálculos
matemáticos en el viaje de Louis Feuillée a las islas Canarias en 1724» (21 de
noviembre).

CURSOS
«Diálogos con la Geografía de Canarias», dirigido por la Dra. Da Victoria Mar-
zo! Jaén (del 7 al30 de marzo).
«Especies Exóticas invasoras en Canarias ¿cambio climático?», dirigido por la
Dra. Da Victoria Eugenia Martín Osorio (del 9 al 25 de abril).
«IX Curso de iniciación a las técnicas de trabajo en los Archivos: Reflejo de
la memoria histórica, transparencia y eficacia informativa», dirigido por D. Luis
González Duque, director del Archivo Municipal de La Laguna (del 7 al 29 de
mayo).
«Curso de Estudios Canarios» conmemorativo del 75 Aniversario del lEC (del
15 all9 de octubre).
«Mitología Atlántica Canarias», dirigido por el Dr. D. Marcos Martínez Her-
nández (del12 al16 de noviembre).

CONGRESOS Y JORNADAS
«Jornadas homenaje a Alejandro Cioranescm>, dirigidas por el Dr. D. Andrés
Sánchez Robayna, Universidad de La Laguna (18 y 19 de junio).
«XXV Jornadas Micológicas de Canarias», coordinadas por la Dra. Da Espe-
ranza Beltrán Tejera (del26 al30 de noviembre).
«Jornadas Homenaje a Luis Diego Cuscoy, en su centenario», dfrigidas por el
Dr. D. Juan Francisco Navarro Mederos (del1 O al13 de diciembre).

EDICIONES
Estudios Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, no !XL. ISSN
0423-4804, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2006.
Segunda Luz, de Manuel González Sosa. ISBN 84-88366-62-7, Instituto de
Estudios Canarios, La Laguna, 2007.
Alejandro Cioranescu. Biografía de un intelectual comparatista, de Lilica Voi-
cu-Brey. ISBN 84-88366-55-8, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2006.
884 ESTUDIOS CANARIOS [24]

Temas de Dialectología, de Josefa Dorta Luis (Ed.). ISBN 84-88366-65-8, Ins-


tituto de Estudios Canarios, La Laguna, 2007.
Canaria ilustrada y puente americano, de Dámaso Quesada y Chaves, edición
a cargo de Paz Femández Palomeque, Cármen Gómez-Pablos Calvo y Rafael Pa-
drón Femández. ISBN 84-88366-64-1, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna,
2007.

PRESENTACIÓN DE LIBROS
Alejandro Cioranescu. Biografía de un intelectual comparatista, de Lilica
Vioicu-Brey. Prólogo de D. Andrés Sánchez Robayna, Catedrático de Literatura
Española de la ULL (19 de junio, sede de Cajacanarias).
Temas de Dialectología, de Josefa Dorta Luis (Ed.), presentado por el Dr. D.
José A. Samper Padilla y el Dr. D. Javier Medina López (17 de octubre, Sede del
Instituto de Estudios Canarios).
Canaria ilustrada y puente americano, de Dámaso Quesada y Chaves, edición
a cargo de Paz Femández Palomeque, Cármen Gómez-Pablos Calvo y Rafael Pa-
drón Femández. Presentado por el Dr. D. Juan Manuel Bello León (12 de diciem-
bre, Salón de Plenos del Ayuntamiento de Los Realejos).

ÜTROS ACTOS
Participación en la Feria del Libro de La Laguna (del 8 al17 de junio, Plaza del
Adelantado de San Cristóbal de La Laguna).
Actos conmemorativos del 75 Aniversario del lEC. Acto solemne en el Institu-
to Cabrera Pinto (11 de octubre).

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