Sue Brown - Nunca Nada Paso
Sue Brown - Nunca Nada Paso
Sue Brown - Nunca Nada Paso
Sinopsis
La vida de Andrew es un cliché: es un hombre gay atrapado en un
matrimonio sin amor, gracias a su madre religiosa y autoritaria. Entonces
hay un par de movimientos nuevos en la calle, y Andrew se enamora de
Nathan en una forma feroz.
2
Capítulo Uno
Andrew observó a la nueva pareja con ojo cínico. El señor y la
señora recién casados, con los anillos a juego brillando a la luz del sol, el
brazo de él alrededor de los hombros de ella, manteniéndola estrecha contra
si. Él sólo podía ver sus espaldas a medida que se introdujeron en el
vecindario de los buitres, pero Jesús, el hombre era alto, construido como
una casa de ladrillos. Su esposa era pequeña comparada con el Sr. recién
casado, apenas llegándole a los hombros, sin embargo, desde la perspectiva
de Andrew era ella quien le mantenía a raya, con los dedos enganchados
con firmeza, a los lazos de su cinturón. Ella no iba a dejarlo ir en cualquier
momento pronto. Andrew no podía oírlos, pero él pudo ver al tipo riendo
por alguna broma que Allison había hecho.
3
Tal vez la próxima semana, ¡a juzgar por el tamaño de ese estómago!
Andrew se encontraba paralizado por el tamaño del vientre de la recién
casada cuando se dio la vuelta. O bien había estado practicando antes de la
boda o la intuición de Andrew había ido muy lejos.
4
Ella asintió con la cabeza. —Sí, ¿por qué no? El alcohol es lo único
que hace soportable el día de hoy. Voy a averiguar dónde está Colin. Estaré
de regreso en un momento.
—Claro.
5
empequeñecía tanto en altura como en físico, su apretón de manos era
firme, pero sin aplastarle los huesos. Ociosamente, se preguntó como se
vería el hombre en blanco y negro, sin camisa y húmedo. Quizás mientras
lavaba el coche. Andrew prefería tomar sus fotos cuando la gente estaba
haciendo algo. Se dio cuenta de que estaba sosteniendo su mano durante
mucho tiempo cuando vio la expresión divertida de Nathan.
6
Desconcertado, Andrew asintió con la cabeza y cavó en la bolsa.
Sacando uno rojo él inclinó la cabeza hacia atrás y lo lanzó en su boca.
Nathan añadió: —Alex parece que va explotar en cualquier momento.
Espero que no. Explotar, quiero decir —agregó a toda prisa ante la mirada
de desconcierto de Andrew.
Nathan se echó a reír con él, sin tener la más mínima ofensa. —
Ciertamente lo es. Esta previsto en cuatro semanas. —Le ofrecía los ositos
de goma de nuevo.
2
Equipo de baloncesto y NFL (fútbol americano) de San Antonio.
7
—¡Espera un momento! —los ojos color avellana de Nathan
brillaban positivamente—. ¿Me tratas como otro fugitivo? ¿Solo soy yo el
que va por el lado equivocado de las vías?
3
Abreviatura del equipo de baloncesto y NFL de Dallas, Dallas Mavericks.
4
Jugador de la NFL.
8
Andrew. Él es un Mav, pero no dejes que eso te desanime.
Alex rodó los ojos. —Lo siento por mi marido, Andrew. Él es como
un cachorro que ha crecido con las mismas costumbres. Bájalo, Nathan, —
le ordenó, como si le hablase a un cachorro.
Alex se rió, sin darse cuenta de las corrientes de tensión entre sus
nuevos vecinos. —Él zarandea a todo el mundo. —Ella dio un codazo en
las costillas Nathan—. Créeme. No entiende el concepto de espacio
personal.
9
Una amplia sonrisa dividió la cara Nathan. ¿Es que este chico nunca
dejar de sonreír? —¿Tienes un hijo también?
10
nuevo maestro. Todavía estaba de vacaciones. Así que, era demasiado
pronto para pensar en la escuela.
11
Él le devolvió la sonrisa a Nathan. ¿Una tarde en el cuarto oscuro
escondido del mundo, o una tarde bajo el sol -pateando el culo muy bonito
de su nuevo amigo- en el fútbol? No había discusión. —¿Crees que puedes
vencernos a mi hijo y a mi? Vamos por todas.
12
Capítulo Dos
Desde la distancia, Nathan podía ver la concentración en la cara de
Colin mientras colocaba el volcán. Llevaba su uniforme normal de
pantalones cortos y suciedad. Como su maestro, había aprendido en una
semana de clases, que Colin pasaba más tiempo en la tierra que sobre sus
pies, algo que se suponía que él debía desalentar. Pero ambos, profesor y
alumno, tenían un acuerdo tácito de que iban a ignorar esa la directiva por
completo.
Sonrió al ver el trabajo de Colin. Era obvio que era hijo de Andrew,
desde el boca llena a la piel pálida y pecosa hasta el brillante azul que
generaban sus ojos. Colin era más seguro que Andrew, sin embargo, con
una sonrisa arrogante que lo llevaba, metía y sacaba de muchos líos.
Andrew rara vez cobraba vida con la misma intensidad que emanaba Colin.
Andrew siempre hacía sentir Nathan un poco protector, mientras que con
Colin, Nathan quería chocar los cinco con él la mitad del tiempo y
estrangularlo sin sentido la otra mitad.
13
permitiera hacer trampa en los videojuegos, jugando baloncesto con Colin,
y generalmente actuando como si tuvieran cinco años cada vez que tenían
la oportunidad. Incluso Colin no estaba demasiado avergonzado de tener a
Nathan como un vecino, en particular uno que le ayudaba a vencer a su
padre en todos los partidos que jugaron. Lo único de lo que él no había
convencido a Andrew de hacer todavía es que viniese una mañana a correr
con él y los perros.
14
Para Nathan, que se había criado en un hogar con una gran familia
feliz, esto le parecía totalmente incomprensible, pero Andrew se había
negado a hablar de ello, y Nathan no quería poner en peligro su creciente
amistad entrometiéndose más.
—Hey —gritó.
Nathan hizo una mueca. —Oh, no, ¿qué tan mal fue?
15
—Creo que me quedaré por aquí, entonces, mientras que Colin está
experimentando —dijo Nathan, decidiendo que era mejor ocultar que él
ayudaba a Colin. Cambiando de tema, dijo: —No sabía que tocabas la
guitarra. Colin dice que tu amigo estará aquí mañana y que él tiene una
banda.
Andrew asintió con la cabeza. —Sí. Gary viene por aquí de vez en
cuando. A veces me uno a él. Yo canto un poco, y él me paga por no
vomitar sobre mi alfombra.
16
Nathan logró sacar la cubierta trasera llena de películas lo que atrapó su
atención. Las miró, sólo para ver si había algo que valía la pena comprar, y
sus ojos se agrandaron al darse cuenta de qué clase de películas estaban en
venta.
—Así que, ¿todavía quieres oírme tocar? ¿Estás bien, Nathan? Te ves
un poco enfermo. —Andrew parecía preocupado mientras miraba a su
amigo.
17
—No tienes que hacerlo. No me ofenderá si no quieres. No es del
gusto de todo el mundo. ¿Quieres ver una película? —Andrew sonaba
preocupado.
—No, no, por favor. Quiero oírte tocar. —Nathan se dio cuenta de
que su falta de reacción era desconcertante para Andrew—. Estoy un poco
cansado. Voy a sentarme y escucharte.
Nathan se echó hacia atrás en el sofá y cerró los ojos, dejando que la
música cayese sobre él. Si era honesto, podía decir que no escuchó ni una
sola nota. Estaba demasiado ocupado preguntándose por qué no le había
preguntado a Andrew qué es exactamente lo que fotografiaba en su
pequeño estudio en la ciudad.
18
Nathan se humedeció los labios, la boca súbitamente seca. Agradable
y normal, Andrew. El hombre que había estado casado durante una década,
vivía en su propio sótano, tenía un hijo de nueve años de edad, y un trabajo
de tomar fotos de hombres desnudos en revistas gay. Jesús, eran vecinos de
una sórdida industria del porno. ¿Debería decirle a su esposa esto?
Alex resopló en eso. —Lo más lejos posible, si tienes algún sentido.
¿Dónde está ese maldito calcetín?
—Sutil como siempre —se quejó Alex—. ¿No puede tocar el timbre
como todos los demás? —Ella se irguió y fue a abrir la puerta antes de que
Nathan se hubiese movido.
—¡Alex! Te ves más como un pavo de Acción de Gracias cada vez
que te veo. —Nathan dio un respingo al oír el saludo tan poco diplomático
que Gabe le dio a su esposa.
—¡Jesús, Michaels, estás más feo que nunca! —Él lanzó a Gabe
sobre su hombro y salió corriendo con él.
19
Mientras corría por el camino, Gabe golpeaba su espalda en un
intento vano de conseguir que se detuviera, Nathan vio Andrew y Colin
salir de su camioneta, que estaba estacionada detrás de una espeluznante y
brillante camioneta verde. Colin tiró de la camisa de Andrew para atraer su
atención. Andrew levantó la vista para ver al maestro de su hijo cruzando
por la tranquila calle, con un hombre adulto agitándose en sus brazos. —
Uh, Sr. P ¿qué hace?
20
—Hey, esperen un minuto —Andrew los llamó— Gary ya está aquí.
¿Por qué no vienen y se conocen todos ahora?
Andrew rodó sus ojos. —Hay un cubo allí. Por supuesto que tengo
cerveza. Colin, por favor acompaña a Gabe para que conozca a los
muchachos. Sólo quiero unas palabras con Nathan.
Alzando los ojos pudo ver a Andrew mirándolo con una expresión
indescifrable en el rostro. —Ya has visto la revista.
Andrew bajó la voz. Por supuesto, la última cosa que quería, pensó
Nathan con cinismo, era que los vecinos escucharan esta conversación. —
¿Tienes un problema con una revista gay? No esperaba que fueses un
paleto.
21
—Soy gay. Creí que lo sabías. —Andrew se puso pálido del shock,
sus pecas destacando en un relieve marcado al darse cuenta de que esto era
una novedad para Nathan.
22
Dejó al otro hombre y corrió por el camino a su casa, sin darse
cuenta de que Andrew seguía mirándolo desde detrás, con una expresión
preocupada en su rostro.
23
Capítulo Tres
—Apaga la maldita alarma.
—No, ¿en serio? Oh, bien hecho amigo. ¿Un pequeño niño? Eso es
fantástico. ¿Cuándo? —hubo una pausa mientras Gary escuchaba— espera,
me sentaré en el hombre hasta que se despierte.
24
Extendiendo su mano hacia Gary, Andrew dijo: —Estoy despierto.
Dame el teléfono.
—Si ella está bien pero algo cansada, fue un parto difícil. Escucha
hombre, me están enviando a casa para descansar y por un poco de comida.
¿Podrías recogerme? No me siento bien para coducir.
25
Andrew lo observó, algo confundido.
Gary se puso de pie y colocó sus brazos alrededor del otro hombre.
—No si evita que cometas el mismo error otra vez. —Le dio un
rapido abrazo— solo no te involucres demasiado ¿ok?
26
con un regalo de ella y de Andrew y una carta hecha por Collin.
Entregándole el bolso a su esposo, le hizo prometer darle a Alex sus
saludos.
—Está bien, hoy no estoy aquí por trabajo. Sólo vine a recoger a
Nathan Peterson.
27
la que saldría herida. ¿Cómo está su bebé?
—No me des esa mirada Andrew, sabes que no voy a decir nada, no
debo —Janice habia sido una enfermera por demasiado tiempo para no ser
profesional, incluso con una amigo como Andrew.
28
observó como Nathan entró en una de las habitaciones laterales.
Observando el ir y venir de la unidad de cuidado, estaba esperando
pacientemente cuando Lauren, una de las enfermeras más antiguas salió de
la pequeña cocina.
29
No terminó debido a que Nathan levantó sus manos como si se
rindiera.
Y se fueron de la unidad.
Nathan estaba tan tranquilo que Andrew pensó que se había quedado
dormido y fue tomado por sorpresa cuando habló de repente.
—No quise decir que eras un peligro para los niños. Sabes que nunca
pensaría eso.
—No tuviste qué, tu reacción fue obvia —Andrew sabía que estaba
demostrando cuan dolido se sentía.
30
y tu nombre aparece en una revista porno.
—Esperaba que fueras un poco más abierto que eso. Pero debí
haberlo sabido. Eres un buen chico Texano después de todo. —Era difícil
mantener la amargura que sentía.
31
Dudó por un momento, entonces Andrew ofreció: —¿Quieres dormir
en mi cama por un rato? Puedo holgazanear un rato en el cuarto oscuro
mientras duermes. Tengo algo de trabajo que hacer de todos modos.
Ante la mirada de pánico de Nathan, dijo con dulzura: —El bebé esta
bien, hemos llamado al hospital tres veces, ha estado durmiendo
pacíficamente, Alex también se encuentra bien. Stephanie está con ella
ahora mismo. Dice que hay una horda de mujeres extrañas que siguen
preguntando cuando van a verte de nuevo. Nos pidió que te dejáramos
dormir y que no regresaras hasta que comieras debidamente. Por alguna
32
razón no quiere que te desmayes y aplastes al bebé. Por cierto, Alex quiere
que te duches también, dice que apestas.
Andrew tragó pesado. La camiseta que Nathan estaba usando era una
de las suyas y consecuentemente algo pequeña para el hombre más grande.
El descolorido material se subió mientras Nathan se estiraba, exponiendo
una línea de planos músculos, rodeados de unos afilados huesos de cadera.
Andrew agradeció que Nathan le dio la espalda antes de que viera la
desnuda lujuria que seguramente estaba escrita por todo su rostro.
Correcto.
33
Capítulo Cuatro
Hace doce semanas, se convirtió en un padre. Hace doce semanas,
se convirtió en un padre, y este pequeño paquete dormía en sus brazos
dándole a su vida una vuelta al revés. Acarició el rostro del bebé
suavemente, sonriendo cuando Daniel fruncía su cara. Se durmió,
acurrucándose en el calor de su padre.
Nathan a veces no podía creer a veces como esa pequeña vida estaba
en sus manos. Cuando él y Alex se habían convertido en padres, era como
si todo lo que siempre quiso eran préstamos sin importancia en
comparación con esta personita que lo necesitaba. Desde el primer aliento
el pequeño Daniel había capturado su corazón. Tres meses después, Nathan
seguía embelesado con su hijo. No estaba tan encantado con las
noches sin dormir, los asquerosos pañales y el constante e incesante
asesoramiento, desde el cartero hasta el empleado detrás del mostrador en
la tienda local. ¿Había alguien en el mundo que no necesitara darle el
beneficio de su experiencia?
Nathan recorría el contorno del rostro de Daniel con las yemas de los
dedos. Había sido una simple foto lo que le había hecho por fin entender
34
que Andrew comprendía acerca de la familia. Él se había sentado a solas en
la cocina, dormitaba tranquilamente en una taza de café con leche, cuando
él había visto una foto enmarcada, escondida en la parte posterior de su
armario, apenas visible entre los quehaceres de la vida diaria. No había
nadie más en la cocina: Andrew no se había levantado aún y Stephanie y
Colin estaban ocupados en otra cosa, así que fue y lo tomó, soplando el
polvo de la superficie. Era de un pequeño bebé en una incubadora, cables y
tubos unidos a él, casi un extraterrestre viendo su apariencia.
—Yo era prema…. prematuro al nacer, así que necesitaba todos esos
tubos para mantenerme vivo. Papá tomó la foto por si acaso hubiese
muerto. —La simplicidad de la declaración le hizo darse cuenta por qué
Andrew había entendido lo asustado que estaba cuando Daniel luchaba por
respirar.
35
veía tan extraño como Colin, pero todavía parecía muy vulnerable. Nathan
miró hacia abajo y las lágrimas llenaron sus ojos. Stephanie deslizó un
brazo alrededor de él y lo abrazó hacia ella.
36
—¿No es un amigo, entonces? —Había un borde duro en la voz de
Gary.
Nathan miró a Gary, luego a Andrew, que parecía más feliz y más
relajado de lo que Nathan le había visto desde hacia semanas.
—Sí, y mira lo que pasó con él. —Gary apuntó la botella hacia
arriba, terminando las quejas de Nathan.
37
que Nathan había nunca oído hablar y una buena cantidad que ni
siquiera quería pensar.
—Sí, puedo ver que has dado la vuelta al bloque —Gary arrastró las
palabras. Depende de Andrew para informarte sobre su pasado, pero es
un buen hombre, Nathan. Uno de los mejores. Él está bien
con Stephanie y Colin, por ellos, y sólo de vez en cuando se pone una
noche de fiesta en la que no tiene que fingir ser algo que no es. —Gary se
volvió para enfrentar a Nathan. A decir verdad, Nathan estaba un poco
intimidado por este hombre. Era evidente que era ferozmente protector de
Andrew, y hasta ahora no parecía que le agradara Nathan tanto.
Gary sonrió al camarero que había traído sus cervezas a la mesa, más
una extra, presumiblemente para Andrew. —Gracias, Rick.
Él saludó con la mano, dio una de las botellas a Andrew, que dejó a
su compañero y se unió a ellos por primera vez esa noche.
38
cerveza con impaciencia. Estaba cubierto de una fina capa de sudor, y
Nathan podía ver su camisa húmeda aferrarse a él. —Dios, necesito esto —
dijo, bebiendo profundamente.
39
a sonreír y lo espantó hacía adelante, pero Nathan no podía evitar ver la
mirada de preocupación en sus ojos.
Como una polilla a una flama, los ojos de Nathan estaban atraídos
irresistiblemente a la sonrojada polla que se deslizaba húmedamente dentro
y fuera de la boca hinchada del otro hombre, sus labios brillantes y
manchados con saliva. El hombre en el suelo, cambió de lugar, sus ojos
parpadearon hasta la puerta abierta. Por un momento pareció inmutarse por
40
ello, entonces Nathan vio el momento exacto en que la lujuria y la emoción
se transformaron en pánico, ya que Andrew se dio cuenta de que lo estaba
observando.
41
Capítulo cinco
Diez días antes de Año Nuevo
42
—¿Haciéndole una mamada a un tipo que nunca habías visto en un
baño inmundo? —siseó Nathan, sin querer que Alex escuchara.
Andrew suspiró. —Eso, entre otras cosas. Gary señaló que era
injusto de mi parte esperar que entendieras cuando no te he dicho nada
acerca de mi pasado.
—¿Tu crees? —Nathan arrastró las palabras sarcásticamente.
Andrew tomo el six-pack y se fue sin decir una palabra. Nathan cerró
la puerta de golpe y se inclinó sobre esta, los ojos cerrados contra el dolor
que había visto en los ojos de Andrew.
43
Levantando los hombros, dijo: —Claro que lo sé. Stephanie me
contó. He estado esperando que hables conmigo. Jesús, ¿él no tiene
suficiente sin un muy mal llamado amigo que es un completo idiota?
44
Nueve días para Año Nuevo
45
Colin se iluminó de inmediato. —Perfecto. Sólo iré a preguntar a
mamá. —Corrió adentro, llamando a su madre. Ella obviamente accedió
porque él estaba de regreso en unos pocos segundos, vistiendo una gruesa
chaqueta y botas.
46
Ocho días para Año Nuevo
47
—¡Perfecto! —Dijo Allison—. Por cierto, será en casa de Stephanie
y Andrew este año. Estoy segura de que están encantados de saberlo,
viendo que son tan buenos amigos y todo eso.
Día de Navidad
48
Nathan se volvió a ver a Colin asomando la cabeza por la ventanilla
del coche. —Feliz Navidad, Colin. ¿A dónde vas?
—Iglesia. —Colin hizo una cara—. La abuela nos hace ir cada año.
Su abuela suspiró. —Una vez al año, Colin. ¿Es mucho pedir? Nick,
ve y encuentra a Andrew. Me pregunto, ¿qué retiene a ese chico?
49
—Claro que pueden. Entren. —Ella los condujo a la sala donde
Nathan estaba tallándose los ojos adormiladamente.
—Nathan, los padres de Andrew han venido a ver al bebé. —La voz
de Alex le advertían ser amable.
—Daniel durmió mal anoche, así que yo lo cuide para que Alex
pudiera dormir un poco. Supongo que me está pasando factura ahora.
50
Ruth asintió. —Esa es la manera en que tiene que ser, querida. Las
mujeres son mucho mejores cuidando bebes que los hombres. —Dijo.
Nathan pensó que había al menos dos personas, sino tres, en aquella
habitación que no estaban de acuerdo con ella. Sin embargo, era
obviamente no lo correcto el discrepar con la Abuela Matthews
públicamente, juzgando por la forma en que Nick y Stephanie mantenían
sus cabezas bajas.
—Lo sé, Nick, pero aún así pienso que después de todos los
problemas por los que pasamos, que habría sido bueno que Stephanie criara
al bebé, —espetó ella.
Stephanie miró en tono de disculpa a Nathan y a Alex. —Lo siento,
chicos, ustedes no necesitan estar escuchando viejos argumentos de familia,
particularmente después de una mala noche.
51
Alex miró a Nathan antes de asentir. —Eso creo, si podemos llevar a
los padres de Nathan.
Atrapado entre las dos mujeres, no tuvo opción, así que asintió.
Nathan solo esperaba que no fuera muy tarde para arreglar las cosas.
52
—No, no creo que podamos, Nathan. No creo poder siempre
preguntarme si algo más te molestara. Lamento que me vieras
mamándosela a ese tipo, pero eso fue todo. —Miró a Nathan con tristeza—.
Gracias por la disculpa, de cualquier modo. Adiós.
—Estamos aquí. Ahora ¿dónde está ese nieto mío? ¿Por qué no está
en mis brazos ahora?
Alex pusó los ojos en blanco a Nathan, pero ella adoraba a Teresa y a
John Peterson, y sabía que era solo un acto. Seguido a la muerte de sus
padres, ella se había sentido muy sola en el mundo. La familia de Nathan
no había reemplazado a la suya, pero la habían hecho sentir tan bienvenida
que aquello movió un poco a un lado la soledad.
Por su parte, Nathan sintió que podía relajarse y sonreír de nuevo por
primera vez en semanas. Su mamá estaba aquí, y nada era demasiado para
que ella no pudiera manejarlo.
Una vez que la excitación inicial muriese, Nathan los llevo a recorrer
la casa y el vecindario. Allison y Jim estaban en su patio delantero, lavando
el coche. Nathan notó que los suéteres navideños habían cambiado a la
53
versión con un santa rojo y elfos. Ellos se acercaron tan pronto como
vieron a Nathan con sus padres y se presentaron.
Nathan volteó hacia abajo para mirarla. —¿Por qué dices eso?
Teresa lo miró con su mejor mirada de “¿con quién crees que estás
hablando jovencito?”. —Porque aquel hombre que parece extremadamente
guapo está haciendo todo lo que puede para no mirarte a los ojos.
54
—Tonterías, nunca serás suficientemente viejo para lidiar con tus
problemas. Soy tu madre, Jonny. Es mi papel el interferir.
—¿WHAFCKWA?
—¿N-Nate?¿Qué hora es? Maldición, son las tres a.m. ¿Qué quieres?
¿Estas bien? ¿No es Daniel o sí? —El balbuceo incoherente de Gabe se
terminó cuando paró para tomar aire.
55
—¿Nate? —Gabe comenzaba a sonar un poco molesto.
—Es Andrew.
—Jesús. —Hubo una pausa—. Has estado fuera de ti por este tipo
desde que lo conociste.
—¿Por qué?
56
encaminó hacia el parque. Una larga caminata aclararía su mente y le daría
algo de paz.
Aun estaba oscuro cuando llegó al parque, pero los caminos estaban
bien iluminados. Conocía suficientemente bien el área para evitar los
lugares congelados, y tras estirarse bien para calentar, empezó a correr,
lentamente al principio, luego a buen paso. Los perros se mantuvieron
felizmente corriendo a un lado suyo mientras corrían, desviándose de vez
en cuando para olfatear algún arbusto o decir hola a los pocos perros por
ahí. No había mucha gente alrededor a esa hora de la mañana, y a la
mayoría de ellos Nathan los conocía. Él asintió hacia algunas personas
mientras pasaba, pero principalmente se concentró en mantener su mente
en blanco, tan solo sintiendo el ejercicio en su cuerpo y disfrutando ser el
mismo.
Los perros corrieron a ver qué estaba pasando y juntaban sus narices
entusiasmadamente con la cara del extraño.
57
El hombre se rodó, mostrando su rostro por primera vez. —No,
gracias. —Dijo Andrew— puedo arreglármelas.
58
Andrew apretó su brazo. —No es problema. Déjame liderar con los
perros. Le diré a Alex, y la llevare a emergencias.
59
Nathan tembló, y Andrew lo atrajo hacia sí. —Lo haré, —Nathan
prometió. Estaba decidiendo si debería continuar o solo rendirse al dolor
cuando vio a los de la unidad de emergencias acercándose.
60
Tan pronto como el resto del mundo estuvo escondido, acercó al
hombre más bajo para un abrazo y un beso. Gary enredó sus dedos en el
cabello de Andrew, usando su mano libre para apretar el trasero de Andrew,
acercándolos aún más. El beso fue demandante y apasionado, sabía a
cigarro, moka, y café fuerte, cómodamente familiar. Andrew se inclinó
dentro del abrazo, sintiéndose seguro y feliz por primera vez en días.
Enredó sus dedos en el cinturón de Gary, acercando aún más al hombre.
Andrew retrocedió, fuera de los brazos de Gary. Pasó las manos por
su cabello, haciendo que se levantara. —Nada ha pasado. —Ante el
resoplido de Gary de incredulidad, dijo: —Bien, algo ha pasado, pero no es
importante.
61
—Olvídalo, Andrew. Él no merece la pena la molestia. No necesitas
preocuparte. —Gary desestimo el problema con el vecino—. Ahora,
¿Tenemos algo de tiempo para divertirnos antes de la fiesta?
—¿Lo que quiere decir que quieres que te folle antes de que mi
mamá baje y nos encuentre? —dijo Andrew.
Gary negó con la cabeza. —No. Lo que quiere decir que yo quiero
cogerte duro y rápido en la ducha antes de que tu mamá baje y encuentre a
su pequeño niño siendo muy malo.
Andrew rió y llevo a Gary hacia la ducha. Gary era el mejor amigo
de sexo que pudiera tener.
62
Ella dudo un poco desaprobatoriamente, pero al final abrazó a Gary
también. Sin importar cuanto lo intentara, Ruth encontraba difícil el
permanecer enojada con Gary por mucho tiempo. Él había sido amigo de
Andrew por mucho tiempo.
63
—¿Sabe tu mamá? —La voz de Gary sonaba desesperada y divertida
al mismo tiempo.
64
—No es cierto, —Andrew pudo sentirse haciendo un puchero. Quizá
Gary tenía razón.
65
Nathan dudo, no queriendo ser grosero, luego asintió. —Si. Mi
pierna duele como el infierno. No quiero llevarme a Alex conmigo. Ella no
sale mucho. No sé donde están mamá y papá en este momento. Estaban
hablando de ir con Jim para un momento tranquilo antes de medianoche.
Andrew negó con la cabeza. —Está bien. Creo que le pediré ayuda a
Gabe. ¿Dónde está él por cierto?
66
escuchado. Afortunadamente, ninguno de los vecinos o padres estaba en la
cocina. Allison estaba en el comedor, y los más viejos estaban donde Jim
para escapar del ruido por un rato.
—No te preocupes.
67
—Te tengo, —Andrew dijo tranquilizadoramente, reforzando su
agarre sobre los brazos de Nathan—. No te dejare ir. —Sin pensar al
respecto, una mano se levantó y acarició la cara de Nathan. Por un breve
momento Nathan se inclinó hacia el toque, luego la realidad de lo que
estaban haciendo los golpeó.
68
Alex salió para darle a Nathan un abrazo, seguida de cerca por
Stephanie y Joe. Puso los brazos alrededor de él y lo acercó para un beso.
El movimiento obviamente le provoco dolor, y a Andrew le costó trabajo
no gruñirle a Alex por lastimar a su esposo. Nathan se separó, sonriéndole a
su pequeña esposa. —Disfruta, Lexi. Tomate un trago de Año Nuevo por
mí. No te apresures en volver.
Nathan asintió. Colin salió del cuarto de los niños para darle a su
papa un abrazo antes de que se fueran. Ambos respiraron con alivio
mientras dejaban el ruido atrás.
—¡Bruja!
—¡Lo sé!
69
Andrew estaba a su lado en un instante, un brazo a su alrededor para
darle a Nathan algo en que apoyarse. Las lágrimas que habían amenazado
antes se derramaron sobre sus mejillas mientras el dolor se hizo demasiado
intolerable.
70
entraba Andrew. —Creo que me rendiré respecto a cambiarme. Es
demasiado trabajo duro.
Con cuidado, Andrew deslizó los pantalones por las largas piernas de
Nathan, tratando de no tocar su tobillo. Nathan no dijo nada, pero sus ojos
estaban fuertemente cerrados, y Andrew pudo ver sus manos cerrándose en
puño ocasionalmente. Andrew hizo su mejor esfuerzo en ignorar lo que
estaba cubierto por ajustados bóxers negros.
71
Nathan sonrió débilmente. —No necesitaba ir entonces, papa.
—Si ella no está aquí para verlo, entonces estoy bien. ¿Por qué? ¿Le
vas a decir? —Nathan abrió un ojo.
—Si, Drew.
72
veinte para las doce. Si se apuraba podría reunirse a la fiesta para celebrar
el Año Nuevo. Trato de ignorar la voz en su cabeza tentándolo con yacer a
un lado de Nathan.
Andrew se sentó.
73
—Tengo una hermana. Su nombre es Amy. Es cuatro años más joven
que yo.
Andrew saltó y abrió los ojos. Había esperado tanto para que Nathan
hablara que debió dormirse. Miró a Nathan con culpa, pero el otro hombre
aun tenía los ojos cerrados y no parecía haber notado el lapso de Andrew.
—No tienes que hablar sobre esto, si no quieres hacerlo, —lo calmó
Andrew.
74
Andrew acarició el brazo de Nathan tranquilizándolo. —Está bien.
Entiendo la idea.
—Así que cuando tu viste el… —Andrew supo que tenía que
escuchar el resto de la historia ahora.
Nathan hablo molesto. —Sí. Aquello no fue lo peor. Ella, uh, empezó
a trabajar en clubes. Mintiendo acerca de su edad.
—¿Cómo camarera?
—Ah maldición, Nate. ¿Por qué hizo eso? —Andrew talló su mano
contra sus ojos, sintiéndose más viejo de lo que era.
75
—Desearía que me lo hubieras dicho antes, pero ahora entiendo. —
Andrew no pudo resistir el pasar suavemente su mano sobre las sábanas y
manta, sobre el brazo de Nathan.
—Te vi con ese hombre. Lo odié. —La voz de Nathan era dura
ahora.
76
Capítulo Seis
—¡Apúrate, papa! ¿Qué estás haciendo ahí? El Sr. P ha estado listo
desde hace mucho. —Colin corrió a la parte superior de las escaleras al
sótano y gritó.
—¡Maldición!
77
Nathan gruñó.
Ella sonrió cuando el intentó hacerse con la taza. —No lo era, pero si
es la forma más rápida de sacarte de la casa, adelante, —dijo, pasándole la
taza, poniendo resignadamente los ojos en blanco.
—Solo iremos por una noche, Drew. No necesitas una chaqueta para
cenar, vamos al bosque. A las ardillas no les interesa, —Nathan observó.
78
—¡Aguafiestas!
—¿Para Bobby? No estoy seguro de que alguna vez estaré listo para
Bobby. Es como preguntar si estás listo para un terremoto. Preparado es
mejor. —Nathan tenía una mirada burlona en la cara.
79
Andrew tenía otro mal presentimiento acerca de este viaje. —Uh, oh.
¿Debería estar preocupado? —Los planes de Nathan siempre parecían
involucrar el explotar cosas.
—¡Sube!
Andrew lo estudió.
¡Maldito!
80
alrededor, mirándolo todo. Nathan les dio la tarea de encontrar el mejor
lugar para poner las tiendas.
—¡Yup! Me la debías, Matthews, por cada vez que tuve que escuchar
¿ya llegamos? —apuntó Nathan con una sonrisa retorcida.
81
Proclamándose satisfecho con el lugar. Nathan puso a todos a
trabajar, sacando las tiendas y organizando su lugar. Había algunos otros
campistas en ese momento así que se extendieron. Los niños estarían
compartiendo una tienda y los hombres la otra.
—Me pregunto cuánto tiempo pasara antes de que Bobby haga algo
estúpido —dijo Andrew mientras golpeaba unas piquetas6 en el suelo.
82
Andrew miró su reloj. —Duro toda una hora. Debe ser algún tipo de
record.
Y lo fue, por al menos otro par de horas, hasta que estaban rostizando
malvaviscos y tomando chocolate caliente.
Nathan miró a los niños, quienes estaban riendo mientras ponían los
malvaviscos en el fuego. Incluso a la luz de la fogata pudo ver los rastros
de tierra en la cara de Colin. A pesar del frío, estaba vestido con una
camiseta y shorts. Bobby estaba más limpio, pero solo apenas, su cabello
ondulado colgaba alrededor de sus orejas mientras se inclinaba hacia
adelante, metiendo su palo más en el fuego.
83
conocieron y se curveaba alrededor de sus orejas, las puntas capturando la
luz del fuego. Sus lentes habían resbalado por su nariz, y ausentemente,
Andrew las empujó hacia atrás con un dedo. El gesto dejó un pequeño
rastro de ceniza en su nariz.
84
Las pecas de Andrew no estaban solo en su cara, Nathan se dio
cuenta por primera vez. Estudió el patrón mientras se extendían por la
espalda, hacia abajo, hacia su trasero y extendiéndose debajo de la línea de
la cintura. Su piel era pálida comparada con la de Nathan, testigo de la
cantidad de tiempo que pasaba metido en el cuarto oscuro en lugar de
afuera. Nathan se preguntó si se quemaría rápidamente con el sol.
Acercándose, Nathan se dio cuenta que eran como olas. Se preguntó que
había pasado para causar ese efecto.
85
El cierre de la tienda se abrió fácilmente y Nathan salió, inhalando
profundamente el aire fresco de la mañana. Intento ser tan silencioso como
fuera posible para que los chicos, quienes parecían estar jugando algo que
incluía muchos gritos pero que los mantenía en la tienda, no se dieron
cuenta de que había despertado.
7
Zapatillas de deporte.
86
Se enfrentaron a la propuesta de que uno subiera al árbol para
rescatar al niño. Andrew suspiró. No había batalla. Él era más liviano y
más ágil que Nathan, y además, a Nathan no le gustaban las alturas.
87
—Tengo otros planes, —dijo Nathan cortante—. Vosotros dos
regresar al campamento y les mostrare que estábamos haciendo. ¡Directo,
sin distracciones!
Andrew negó con la cabeza. —¿Con Bobby allá abajo? Creo que
sería más seguro quedarme aquí.
Lo que fuera que Andrew iba a decir se perdió cuando Nathan tiró de
las piernas de Andrew para bajarlo del árbol. Solo que Nathan no había
tomado en cuenta el tamaño y peso de Andrew.
88
Se sintió endurecer, los delgados pantalones haciendo nada por
ocultar su reacción al tener a Andrew sobre él, pero no era el único.
Estaban tendidos así que sus pollas estaban tallándose una contra otra, cada
pequeño movimiento de sus cuerpos aumentando su excitación.
Andrew tocó sus labios con los de Nathan, luego se quitó. Miró al
hombre hacia abajo, mordiendo su labio, pero no dijo nada mientras
caminaba hacia el campamento.
89
Capítulo Siete
Andrew estaba impaciente.
Había estado inquieto durante semanas, si era del todo sincero desde
el viaje para acampar. Gary había intentado tranquilizarlo, pero nada
funcionaba, y al final se hizo evidente que sólo podían hacer una cosa.
Gary fue y habló con Nathan.
90
Andrew asintió, casi vibrando bajo la mano de Nathan. Estaba
ansioso por alejarse antes de que la urgencia de dejarse llevar se
transformara en una acción de la que se arrepentiría. Por favor, aléjate.
—¿Por qué?
—Deja que se vaya, Nate. Estará más contento una vez que se haya
divertido un poco.
91
Bailó durante horas, a veces solo, a veces agarrado a otro hombre.
Andrew quería más, follar más, pero nadie le llamaba la atención. El
hombre que había visto en la cola no estaba por ningún lado. ¿Dónde
estaba?
Mientras andaba, una mano se cerró sobre sus ojos y otra lo agarró
firmemente por el brazo. Andrew entró en pánico mientras era arrastrado,
incapaz de ver, hasta que fue empujado contra una pared, aplastando su
cara contra la textura rugosa de la pared.
92
Él tomaba la decisión. ¿Pero el hombre? El hombre olía a sol y
sudor.
Fue a por la hebilla. Las manos del hombre revolotearon sobre las
suyas por un momento, como si estuviese indeciso. Parecía un
comportamiento extraño después de su agresión. Andrew se detuvo,
dejando que las manos se posasen sobre las suyas, y juntas desabrocharon
la hebilla. Bajó la cremallera y lo acarició a través de los húmedos boxers.
93
Andrew agarró al hombre por las caderas, sintiéndolo temblar bajo
sus dedos. Andrew podía oír ruidos a su alrededor, gemidos apagados de
deseo y ánimo pero nada procedente del hombre que tomaba en su boca.
La única indicación eran las manos, apretándose y relajándose en el pelo de
Andrew mientras Andrew lo chupaba lenta y cuidadosamente hasta la
inconsciencia.
Los dedos que habían estado acariciando sus caderas se cerraron con
fuerza ante la admisión, después Andrew estaba contra la pared y
finalmente, finalmente estaba lleno, la impaciencia siendo follada en
sumisión mientras el hombre lo empalaba en una única embestida.
94
bombardeaba erráticamente en su interior, y Andrew no paraba de
retorcerse, animándolo, sin importarle que alguien oyese sus súplicas sin
sentido. Podía sentir sus pelotas encogerse, y rodeó su polla, que aún no
había tocado, con la mano. El primer toque fue suficiente para hacer que se
corriera, chorros escapándose repentinamente entre sus dedos. Apretó la
polla que estaba en su culo y eso llevó al otro hombre al filo, sus caderas
bombardeando y dando sacudidas en Andrew mientras se corría.
95
Capítulo ocho
La furia y el resentimiento le revolvían el estómago mientras Andrew
se metía entre la multitud sin mirar atrás. El aburrimiento mientras bebía
cerveza tras cerveza, con poco que hacer excepto ver a Gary y Gabe darse
el lote o peor, entrever a Andrew abrazado a otros hombres. Volviendo del
servicio lo vio solo y sin pensar, por un breve segundo sin pensar en las
consecuencias de sus actos.
96
—No.
—Es tan fácil para ti, muchachito. Comer, jugar, dormir. Esa es tu
vida. No tienes ni idea, y espero que nunca la tengas. —La voz de Nathan
era suave y triste.
El trabajo, los perros, sus amigos y su hermosa familia justo ahí, eran
importantes, pero quería algo más. Puede que lo hubiese tenido, sólo una
vez. La oscuridad, el anonimato. Pensó, no, esperó, que Andrew no se
hubiera dado cuenta de quién era. Esperó que que hubiese pensado que era
un polvo sin nombre, sin rostro. Un poco de excitación para aliviar su
hambre. Nathan liberó su ira, su necesidad, su confusión en el polvo y al
final, en ese breve instante apoyado en el otro hombre, sacando fuerzas de
él, se consoló con la carencia de culpa de Andrew, la falta de conocimiento
de lo que habían hecho.
¡No!
97
Nathan se apartó, protegiendo a Daniel mientras Bob se subía a la
enorme hamaca. Los hermanos la habían construido el verano en que
Nathan cumplió los dieciséis años. Había sido lo suficientemente grande
para acoger a los tres hermanos. Cuando su hermano se acomodó, Nathan
apoyó a Daniel en la parte superior de su pecho y, aceptando una cerveza,
se la bebió agradecido.
Bob tan sólo levantó una ceja, dándole la mirada de estás de mierda
hasta el cuello perfeccionada por los hermanos mayores a través de los
tiempos, pero dijo suavemente: —Pareces... distante, casi infeliz. No tu yo
molesto habitual.
—Es verdad que han pasado un montón de cosas este año, —asintió su
98
hermano. Nathan dejó escapar un suspiro de alivio—. ¿Estás seguro de que
no pasa nada más?
99
Nathan frunció el ceño. No estaba seguro de adonde quería ir a parar
Bob.
—Me quería matar en ese momento, apuesto lo que sea. Estaba siendo
un completo imbécil con él. Bob, ¿de qué va realmente esto?
100
Miró a su hermano, sin verlo en realidad, todavía perdido en la
oscuridad, perdido en la sensación de lujuria e ira. El enfado con Andrew
por llamarlo por su nombre, por la pérdida de la capa reconfortante del
anonimato, por hacer a Nathan enfrentar su adulterio.
—Ey, ¿Nathan? ¿Estás aún conmigo? —Bob frunció el ceño, pero sus
ojos reflejaban su preocupación.
—No es...
—Yo, yo...
101
Nathan se mordió las uñas y asintió.
102
un par de veces antes de poder hablar. Nunca había sido tan cercano a su
hermano, siempre sintió que Bob lo trataba como a una pequeña plaga
irritante, ¿pero ahora? Ahora quería descansar su cabeza sobre el hombro
de Bob y llorar sin parar. Tomó un hilo suelto del chaleco de Daniel cuando
empezó a hablar.
—¿Así que sólo pasó una vez en el club? —Bob parecía que podía
lidiar con eso.
—Tú, él, yo... creo que no voy a preguntar, —tartamudeó Bob—. Así
que... ¿él sabía que eras tú?
—Sí.
103
¿Qué pasó? Lo que pasó fue una estupidez, pero Nathan no podía
sacárselo de la cabeza. Era lo primero en lo que pensaba cuando se
despertaba y lo último en que pensaba antes de irse a la cama.
Nathan se ruborizó.
—No, fue después. Me dijo que todo iba a estar bien, y salí corriendo.
—Me encontré a Gary y Gabe y les dije que iba a volver al motel.
Luego me fui del club.
104
—¿Por qué estabais en un motel?
—Eso es duro. Un error y tienes que cargar con una esposa y un hijo.
—No parecía juzgar a Andrew, y Nathan respiró con más facilidad.
—Sí. Él y Gary, ellos jueguetean, pero son más amigos que otra cosa.
A mí particularmente no me gusta ir a los clubes, pero Gabe quería
encontrarse con Gary de nuevo, —continuó Nathan.
105
Encogiéndose de hombros levemente, Nathan sonrió ampliamente.
—De todas formas, me fui del club, pero yo compartía habitación con
Andrew, porque los otros chicos querían estar juntos. Así que tendría que
hacerle frente tarde o temprano. —Nathan acarició la espalda de Daniel
con su mano, en busca de consuelo.
—Oh, mierda.
—No sabía que hacer o decir, y cuando él apareció, hice lo peor que
podía hacer.
—¿Darle un puñetazo?
—Besarle.
—No fue... no fue un beso agradable. —Por Dios, ¿podría sonar más
como un niño?
Por la ceja que Bob había alzado, estaba claro que él pensaba lo
mismo.
106
En todo caso, las cejas de Bob estaban en peligro de desaparecer bajo
el flequillo.
107
—Sabes qué, me voy a levantar y molestaré a Daniel, y entonces tú
puedes encargarte de él. —Nathan hizo ademán de levantarse.
Bob esperó hasta que Daniel se acomodó para decir: —¿Así que
Andrew estaba roncando y tú estabas...?
—Lívido.
—¿Y lo conseguiste?
108
—Hasta el momento no estoy oyendo mucho más aparte de un poco
de sobeo en un club.
109
—¿Huh?
—Sí, hermano mío. Lo has dicho en voz alta, —dijo Bob, ni siquiera
intentando ocultar su sonrisa—. ¿Así que fue un beso bueno?
110
sido un caso de otra mamada o un polvo rápido, hubiera sido increíble,
pero más fácil de desechar como cosa de una sola vez. Pero desde el
principio, Andrew dejó en claro que quería algo más que sexo.
¿Cómo podía decirle a Bob que nunca se había sentido así, cuando él
y Alex hacían el amor? Que su bella esposa, a quien adoraba, nunca le
había llegado a su corazón de esa manera.
111
Bob miró seriamente a su hermano.
—Creo que has complicado tu vida, y tienes que pensar bastante sobre
lo que quieres realmente. Por Dios, eres un padre maravilloso, un profesor
fantástico, y has sido un gran esposo. Sólo estás muy confundido en este
momento.
—No hay nada que decidir. Tengo una esposa y un hijo a los que
cuidar.
112
—Habla con Andrew. Por lo menos ten esa conversación, —insistió
Bob, mientras se bajaba sin gracia de la hamaca.
—¿Cómo sabes...?
—Sí, tienes razón. Es sólo que parecía un poco difícil tener una
conversación en la fría luz del día. —Incluso si te despertaste con la
cabeza en su pecho y tu mano alrededor de su polla.
Bob le revolvió el pelo, un gesto que había hecho desde que Nathan
era un niño pequeño.
—¿Andrew?
113
Capítulo Nueve
Andrew comenzó el día de hombre casado, con la certeza de que
nada pasaba en su pequeño mundo, aparte de la pequeña cuestión de un
hombre que ahora ocupaba cada momento de vigilia.
—Uh, no es que sea ingrato, pero ¿por qué estás aquí? —preguntó.
114
Mascaba su cabello mientras esperaba a que él regresara. No la había visto
hacer eso desde que se armó de valor para hablarle sobre Joe.
Oh, Dios...
Unos minutos más tarde, empujaba una gran taza de café frente a
Stephanie, con una sensación de hundimiento en la boca del estómago.
Esperó hasta que hubiera bebido un poco, luego puso una mano sobre la
suya. —¿Me lo vas a contar ahora, Steph? Vamos, no te morderé.
Tragó duro, y luego le dio una débil sonrisa. —Ya era hora, cariño.
—Creo que iré a vivir con Gary, al igual que él ha estado conmigo
durante años. En cuanto a Colin, es más mayor ahora. No me necesita
tanto. —Andrew se mordió el labio para que dejara de temblar.
115
que quería hacer. —Él siempre te necesitará; tú lo criaste, ¿recuerdas? No
te estamos desplazando. No dejaré que suceda. Será bueno para ti tener
algo de tiempo sólo para ti, sin embargo. Necesitas alejarte un poco.
Ella le dio una triste sonrisa. —¿Has visto la forma en que le miras?
Está escrito en toda tu cara, y eso no es mucho mejor. Incluso Jim me
preguntó si estábamos bien después de la víspera de la fiesta de Año
Nuevo. Eso sí, Allison probablemente le incitó a ello.
116
—¿Yo? Probablemente. Dolería, pero podría hacerlo. —Stephanie no
podía mirarlo a los ojos sin embargo.
—¿Andrew? ¿Eres tú? ¿Por qué tu voz suena tan áspera? ¿Qué te
pasa? —las preguntas preocupadas de su madre bombardearon su dolorida
cabeza.
117
¿Qué pasa? Huh, ¿por dónde empiezo? Soy gay... todavía. He jodido
a uno de los vecinos... otra vez. Por lo menos éste no quedará embarazado.
Sólo está el pequeño problema de que está casado y es papá.
—Ya sabía que algo andaba mal. ¿Qué pasa, hijo? ¿Necesitas que
tome un vuelo hasta allí? Puedo conseguir un vuelo hoy. —Parecía como si
estuviera alcanzando ya su maleta.
¡Dios, no!
—Mamá, por favor, necesito que pares un minuto —susurró. El
apoyo de Andrew sobre su control era frágil, y su madre no estaba
ayudando.
Uh-oh.
118
común de quitarse sus lentes de contacto antes de llamar por teléfono a su
madre. Le sorprendió que no hubieran sido arrastradas con todo el llanto
que acababa de tener.
—No digas cosas como esas. ¿Qué pensarán los vecinos? Estás
casado a los ojos de Dios. El divorcio es un pecado, y tienes a Colin. ¿Qué
pasa con él?
—Me di cuenta de que estás más preocupada por lo que los vecinos
piensen que por tu nieto —Andrew señaló secamente.
119
—Soy gay, ¿recuerdas?
120
—Fue por tu propio bien —se quejó ella.
—Sí, fue tan bueno que he pasado una década fingiendo ser algo que
no soy, y condené a Stephanie de la misma manera. —Exhaló Andrew
ruidosamente—. Mira, ha sido un infierno de día y... espera, mamá. —Paró
de hablar cuando escuchó a Colin gritar fuera en su puerta.
Puso una mano sobre el hombro de Colin. Su hijo lo miró con la cara
desagradable e hinchada debido a horas de llanto.
121
—Mírame, Colin —dijo Andrew con calma, esperando hasta que
Colin hubiera arrastrado su mirada hacia su padre antes de continuar. En su
visión periférica podía ver a Stephanie venir corriendo por un lado de la
casa, obviamente, alertada por los gritos, pero la ignoró, ignoró a Nathan, y
sólo se centró en la figura angustiada de su hijo.
122
la vista para ver de pie a Nathan torpemente en el camino, sin saber si irse o
quedarse.
—No, necesito hablar contigo y no voy a estar por aquí durante unos
días. —Sus brazos se apretaron cuando sintió a Colin sacudirse en sus
brazos.
—Colin, tengo que hablar con Nathan. —Colin abrió la boca para
decir algo, pero Andrew lo detuvo—. Colin, yo sé lo que viste y hablaré
contigo acerca de ello, pero no ahora. Por favor, déjame hablar con Nathan,
entonces vendré a buscarte.
123
esperaba que ésta fuera mejor. Abrió los ojos para encontrar a Nathan
mirándolo fijamente, una expresión indescifrable en su rostro.
Un par de minutos más tarde, una breve lucha, y estaba libre de las
lentes. Andrew se echó agua en la cara y miró su reflejo en el espejo.
Parecía destrozado. Su rostro estaba tan pálido, las pecas destacaban en
agudo relieve y sus ojos estaban enrojecidos e hinchados.
124
sonido tranquilizador de los latidos del corazón de Nathan. Se preguntó si
debería estar avergonzado por derrumbarse tan completamente delante de
su amigo, pero en ese punto, no tenía la energía para preocuparse en
realidad.
—Te ves como una mierda —le dijo a Andrew sin rodeos.
125
para beber, pero la olvidó. Nathan sirvió dos tazas, vertiendo la crema y el
azúcar en la suya, y las trajo de vuelta a la cama.
Andrew asintió con la cabeza. —Sí. Joe le pidió que se casara con él.
Está un poco harto de esperar. No puedo decir que lo culpe.
126
sorprendida de Nathan—. Yo estaba enojado y molesto —dijo a la
defensiva.
¿Con...? ¿Conmigo?
127
pregunta que Nathan había preguntado en realidad, en lugar de lo que iba
implícito.
Nathan puso una mano en la puerta cuando se detuvo, giró sobre sus
talones y se dirigió de nuevo a Andrew. Se puso de pie delante de él y gritó:
—¿Dime algo? ¿Ibas a decirme que te marchabas o sólo que te ibas a la
mierda, a casa de Gary y me dejas para que lo sepa a través de los vecinos?
¿Cuándo vas a ir exactamente?
128
—¿Problema? No hay ningún problema, Andrew. ¿Por qué debería
haber un problema? Vete a la mierda. a Los Ángeles, deja tus problemas
familiares atrás, déjam... —Nathan tenía los puños apretados ahora.
129
Andrew se encogió de hombros. Hablar era todo lo que había estado
haciendo durante todo el día, y mira lo lejos que había llegado. Miró al
hombre de pie delante de él. Dios, amaba a este hombre, y tenían que
resolver lo que quiera que fuera, pero simplemente no podía tratar con ello
ahora. —Nate, ha sido un horrible día de mierda, y tengo un largo camino
por delante mañana. Sólo vete ahora.
—¿Así que es eso? ¿Hemos terminado así sin más? —La voz de
Nathan ligeramente atada.
—¿Lo fue? Eres un hombre casado, Nathan, con una adorable esposa
y un hermoso bebé. Un hombre heterosexual. No puedo esperar otros diez
años, mientras decides lo que eres. Lo hice una vez. Su nombre era Matt.
Esperé dos años, sólo para que decidiera que estaba más enamorado de su
esposa que de mí. Es hora de que crezca un poquito también. No voy a
esperar más tiempo para que otra persona decida mi felicidad. —Andrew
vio el dolor abrumar a Nathan.
130
Miró por encima al bulto en la cama junto a él. No se había movido en
absoluto, y en su lugar parecía estar roncando ligeramente bajo el edredón.
Podía sentir las lágrimas calientes contra su pecho y agregó las suyas
propias cuando los dos pensaron en las próximas semanas.
Andrew hizo una mueca. ¿Podría ser apuñalado con más fuerza?
131
—Yo soy tu padre y siempre lo seré. Sólo va a cuidar de ti cuando yo
no esté aquí, Colin. Hazle caso porque lo digo yo, ¿de acuerdo? ¡Lo digo en
serio! —,añadió Andrew mientras miraba a la rebelde cara de su hijo.
Las lágrimas amenazaban con salir de nuevo, pero Colin asintió con
la cabeza. —Iré a buscar a mamá —dijo, y subió corriendo las escaleras
hasta la casa.
Andrew respiró hondo al ver a su hijo salir. Ah, joder, esto es tan
duro.
132
deseó que hubiera hecho el esfuerzo de levantarse más temprano, para
disfrutar de la salida del sol por la mañana en vez de verlo a través de una
bruma borrosa de las lágrimas.
Tenía una última cosa que hacer antes de irse, algo que no había
discutido con nadie.
Andrew cerró los ojos. Esto era injusto. Atormentándole así. Una
visita rápida y se habría ido.
133
—¿Ni siquiera quieres decir hola? —La perezosa voz cansina se
había convertido en algo más aguda, casi suplicante.
—¡Joder!
134
tanto. En su desesperación, puso sus manos sobre los hombros de Nathan
para tratar de conseguir algún tipo de control.
Andrew miró más allá de Nathan. Era temprano, pero la gente usaba
el parque para pasear al perro o para correr. Estaban a la vista de cualquier
persona que utilizara este camino, y tanto como ahora estaba fuera y
orgulloso, Nathan todavía tenía que vivir aquí. Un poco tarde para la
prudencia, Andrew.
135
chupar, que se le permitiera reclamar a Nathan como suyo. Su lengua se
deslizó sobre un pezón, lamiendo a su alrededor luego tirando suavemente
del nudo, cuando sus dedos jugaban en contrapunto con su compañero.
Nathan estaba murmurando algo, pero Andrew no podía entenderlo. Captó
lo esencial cuando Nathan comenzó a presionar con urgencia sobre sus
hombros.
136
cuando se suavizó, simplemente descansando en la mejilla durante un
minuto contra el corto pelo, inhalando el olor anclado a este hombre.
Nathan cubrió la cara de Andrew, sus dedos acariciando su mejilla mientras
bajaba de su orgasmo.
Andrew dio un paso atrás. —Tienes que irte. —No fue una pregunta.
137
En silencio, caminaron hacia las puertas, donde la SUV estaba
estacionada. Andrew trató de pensar en algo, cualquier cosa para retrasar el
momento de la separación, pero su estúpido, senil, jodido e inútil cerebro
estaba en blanco.
—Seis meses.
¡Oh!
138
—¿Por qué no puedes vivir en Castleton, cerca de tu hijo, y sí, cerca
de mí? —Dijo Nathan obstinadamente.
139
—Saluda a Gary por mí. Dile que mantenga sus manos fuera —
Nathan gritó detrás de él, el perezoso acento texano calentando su corazón.
—¡Eh!
140
Capítulo Diez
—He vuelto —gritó Andrew cuando retrocedió hacia el pasillo con
una bolsa grande, un trípode y una cámara en precario equilibrio en sus
brazos—. ¿Conseguiste las cervezas? Puedo volver a salir sino, —dijo, sin
esperar respuesta. Trató de golpear la puerta para cerrarla, maldiciendo
cuando algo volvió a golpear contra él, casi volándole por los aires.
—¿Na-Nathan?
—Es bueno verte también. Viajé con Gabe. Llegamos hace un par de
horas.
141
Nathan parecía avergonzado. —Le pedí que no lo hiciera. Quería que
fuera una sorpresa. Tenía la esperanza de que te alegrarías de verme. Te
alegras de verme, ¿no? —preguntó con incertidumbre.
—Lo siento amigo, sólo me sacó de onda, verte aquí. Por supuesto
que estoy contento de verte. ¿Cómo estás? ¿Y Alex y Daniel? —Andrew se
apresuró a tranquilizarlo.
142
—¿Qué te pasa? —preguntó, un poco inquieto bajo el escrutinio.
—No vivo en los suburbios ahora. Puedo ser un poco más abierto,
supongo. Me pasé la mitad de mi vida tratando de encajar en el ideal de
paternidad heterosexual. ¿Puedes culparme por querer escapar? —La voz
de Andrew se volvió más aguda, cuando concluyó.
143
nunca. Todos los asuntos, todas las preocupaciones, fueron olvidadas en su
deseo de tocar y sentir a Nathan Peterson, una vez más.
144
Una larga lamida de bolas hasta la punta tenía a Andrew volando de
la cama. Sólo las grandes manos de Nathan rodando por las caderas de
Andrew le detuvo, y entonces se aferró a las sábanas, almohadas, cualquier
cosa que pudiera tener en sus manos cuando Nathan lo tragó.
—Joder, no.
145
sudor, la enorme calentura de ello haciéndole volver a empujarlo en la cara
de Nathan . Nathan no parecía prestarle atención, solo lamía y golpeaba
hasta que Andrew le estaba pidiendo que le dejara venirse ahora, por favor.
—Sí.
146
Nathan levantó a Andrew un poco, luego lo volvió a embestir abajo
sobre su polla.
—¡Jesús!
—¡Mierda!
Andrew cerró los ojos, sólo por un minuto. Gabe podía esperar.
147
en Los Ángeles y le había chupado, le había lamido dentro en un beso
negro, y jodido. No es de extrañar que el culo de Andrew estuviera
dolorido.
148
Gabe le dio una sonrisa. —Estoy seguro de que lo está. Ha sido una
semana muy ocupada para Nate, con enterarse de lo del bebé y todo.
Bebé.
—¿Andy?
Dolor.
—¿Andy?
Andrew podía oír hablar a Gabe. Parecía presa del pánico. Andrew
quería preguntar por qué, pero en realidad, el dolor en su pecho estaba más
bien dominando sus pensamientos.
149
Estaba tratando, maldita sea, pero el dolor era demasiado.
.... Respira...
... Respira...
... Respira...
...Menos dolor...
150
—¿Qué está pasando? —La voz aguda de Nathan atravesó los
pensamientos de Andrew mientras miraba a Andrew en los brazos de Gary
—. Drew, ¿qué ha pasado?
—Le dije lo del bebé —dijo Gabe rápidamente, antes de que Nathan
pudiera decir nada más.
151
—¿Estás bien?
Gary se encogió de hombros. —Rich insistió, y por una vez creo que
tiene razón. ¿Esta ropa está bien? —dijo, mostrando a Andrew lo que había
metido en una bolsa pequeña.
—¿Qué quieres?
152
Nathan pasó más allá de Gary para estar delante de Andrew. Estiró la
mano para detenerlo, pero se detuvo cuando vio a Andrew retroceder
alejándose.
153
Rich deslizó su brazo alrededor del hombro de Andrew y lo condujo
fuera del apartamento. Casi valió la pena escuchar la furia de Nathan. —
¿Quién coño es Rich?
154
Capítulo Once
Iba a vomitar, iba a desmayarse, iba a hacer algo malditamente
cobarde tan pronto como pusiera el pie en el camino de entrada de la casa
que utilizaba para llamarla hogar. Los nudillos de Andrew estaban como el
mármol blanco cuando el coche se detuvo en la calle y pudo ver su antigua
casa con un familiar Impala azul aparcado en la calzada.
—¿Estás bien?
155
estado diciendo a todos que debería ser la única en darte la bienvenida de
nuevo. Sólo quiere demostrar que es genial.
—Mamá, estás más bella que nunca. —Le dio un beso en la mejilla.
Olía a lirios y rosas.
Ella le dio una cálida sonrisa, y Andrew pudo ver que Ruth realmente
estaba tratando de ser agradable en la cara, en contra de todo lo que ella
creía. Sólo la pequeña bolsa de sus labios desmentía sus verdaderos
sentimientos.
Ella le dio una sonrisa tensa. —Llámame Ruth, por favor. Todo el
mundo lo hace.
156
homosexualidad. Sin embargo, su fachada amistosa no mostró ningún signo
de deslizarse cuando abrió el camino a la casa para saludar a Stephanie y a
Joe, y eso dejó a Andrew desconcertado por completo.
Por lo que decían Rich era un buen hombre y adoraba a Andrew. Era
mayor que Andrew, de unos cuarenta años, y un exitoso contable. Él y
Andrew habían estado juntos durante casi dos años, lo que Nathan supuso
que estaba ligado con su desastrosa visita a Los Ángeles. Hacía casi dos
años y medio desde que Nathan había sido capaz de estar cerca de Andrew.
Ahora era el trigésimo cumpleaños de Andrew y había vuelto a casa para
celebrarlo con su hijo.
157
su necesidad de estar sucio de pies a cabeza. Nathan miró con una sonrisa
cuando Andrew besó a su hijo y lo abrazó estrechamente, a su hijo casi tan
alto como él. Nathan sólo podía adivinar hasta qué punto la separación de
Colin había afectado a Andrew. Nathan podía ver a Colin alejarse hablando,
y luego vio a la señora Matthews de pie en la puerta principal. Se dio
cuenta de que Rich se acercaba para saludar también. La sonrisa se deslizó
fuera de su cara cuando se dio cuenta de lo contento que Colin estaba de
ver a Rich. Vio cómo Andrew puso su brazo alrededor de Rich, y si eso no
revolvió cuchillos en sus tripas, Andrew mirando su casa brevemente, lo
hizo. La respiración se quedó enganchada en la garganta de Nate cuando se
echó hacia atrás, para no querer ser visto, deseando ser atrapado, anhelando
y doliendo cuando los tres entraron en la casa. El novio lo vio, sin embargo.
Nathan se quedó en la ventana hasta que se perdieron de vista. No
estaba seguro de si Andrew había mirado a la casa Peterson de nuevo, sólo
brevemente, antes de entrar. Su hija resopló en sus brazos. Nathan le dio
unas palmaditas en la espalda, aliviándola con suavidad hasta que se volvió
a quedar dormida. Andrew se veía feliz. Nathan estaba contento por él.
Dios lo sabe, que algo bueno tenía que salir de ese lío.
—Tal vez dejes de mirar por la ventana ahora —le espetó ella y se
marchó escaleras abajo.
158
Alex estaba limpiando un mostrador. Estaba fregando con tanta
fuerza que estaba seguro de que era su cara la que estaba limpiando.
Eran casi cinco horas más tarde, cuando Andrew logró una tranquila
palabra con su ex esposa. Stephanie había ahuyentado a Colin a la cama
con la promesa de que podría quedarse hasta tarde la noche siguiente. Ruth
y Nick se habían hecho cargo ellos mismos de conocer a Nathan y al nuevo
bebé de Alex, y Joe y Rich estaban en la habitación anteriormente área de
vida de Andrew.
Andrew estaba acunando un Jack Daniels y viendo a Stephanie
mientras preparaba la comida para el día siguiente al aire libre. No podía
quitarse de encima lo familiar que era todo aquello. Habían pasado muchas
noches como esta, Andrew poniendo a Colin en la cama, mientras Steph
cocinaba y preparaba para el día siguiente.
159
—¡Eh! No voy a tener a Allison criticando lo mucho que alimento a
mis invitados. —Mordía su labio inferior mientras observaba la comida
preparada.
—Excepto Nathan.
160
Y esta noche, cuando Alex se acercó con la invitación a ver al nuevo
bebé, un poco insegura de su bienvenida, se habían congregado en torno a
Andrew, no dejando entrar a Alex en la casa hasta que estuvieron seguros
de que Nathan no estaba con ella.
Casi había tenido que abrirse paso entre la multitud para darle un
abrazo y prometerle que podría traer al recién nacido mientras estuviera en
Castleton. A ella le parecía... extraño a su alrededor, rígido y tenso, aunque
sus palabras eran lo suficientemente amables y ella parecía estar bien con la
idea de que su madre bajara a su casa. Hubiera dado mucho por ver la
reacción de Nathan a Ruth en la puerta.
Stephanie sonrió. —No creo que con cuatro meses realmente le haga
tanto impacto.
161
exorbitante, también. Sin embargo, hacía feliz a Rich, y se suponía que
ayudaba... un poco.
162
Corrió hasta la colina, mordiéndose los labios para tratar de evitar las
imágenes de Andrew contra el árbol parpadeando a cámara lenta a través de
su cabeza. Llegó a la cima de la colina para descubrir que los perros ya
estaban allí, arremolinándose felizmente mientras Andrew le rascaba la
oreja. Andrew... acariciando a sus perros... Andrew.
—Tú.
Ah, joder, no había nada que pudiera haber llegado a Nathan con más
fuerza.
¿Eso crees? Nathan apretaba los dientes con tanta fuerza que le dolía
la mandíbula.
—¿Por qué ahora? —Nate estaba todavía muy enojado por la forma
en que había sido tratado por doblarse tras una mirada suplicante.
163
—Porque no estaba lo suficientemente bien antes. —Andrew estiró
una mano, pero Nathan dio otro paso atrás. De ninguna manera quería que
lo tocara. Tocar llevaba a no pensar, y no pensar llevaba a otras cosas que
Nathan definitivamente no quería considerar.
164
Andrew miró arriba, confundido. —Uh, tuve una crisis, como ya he
dicho. Salí de la casa de Gary y no volví.
—Me quedé con Rich hasta que pude volver a trabajar. —Andrew
hizo una pausa, se volvió a perder en su propio mundo.
165
siempre. Estúpido de mí, de verdad. Mi suerte nunca ha sido tan buena —
dijo sin un rastro de amargura—. Cuando me di cuenta que era sólo una
jodida de despedida, bueno, mi mente desconectó. Mi terapeuta cree que
estaba pasándome factura la adolescencia.
—¿Hasta?
Nathan frunció el ceño. Había pensado que Andrew sólo había salido
con Rich. —¿Rich...?
166
—Drew, yo... —Sin embargo, mientras observaba, Andrew le dio una
triste, cínica sonrisa.
—No importa ahora. Lo hecho, hecho está, Nate. Pensaron que era lo
mejor. Yo no podría haberte manejado tratando de ser amable conmigo.
—Pero...
¡Diablos no! Nathan quería mantener intactas sus bolas. —No creo
que eso sea una gran idea, ¿verdad? —Se movió inquieto en la tierra
húmeda, tratando de estirar las piernas. Parar tan repentinamente después
de su carrera había hecho que sus músculos se acalambraran un poco.
Nathan no estaba preparado para que Andrew se deslizara repentinamente
entre las piernas y colocara sus manos sobre uno de sus muslos.
167
—Tú... nos... tocamos... cosas que suceden. —Era maestro. Podía
poner una oración coherente junta. Sí, pero no con Andrew tan cerca de su
polla.
Andrew miró abajo donde sus manos estaban juntas todavía. Tenía
un agarre fuerte en la mano de Nathan. Lo dejó ir a toda prisa, pero Nathan
suspiró.
Nathan se quitó las gafas y se frotó con cansancio las sienes. Había
estado mirando treinta variaciones diferentes de “Lo que yo voy a ser
cuando crezca” durante más de tres horas. Para ser justos, las respuestas no
168
eran todas lo mismo. Todos los chicos querían hacer volar cosas... sí, el
Director Skinner, el Sr. Peterson estaba aún empezando el cuarto grado para
explotar la clase. Era, sin embargo, el nombre de pila de todo el mundo en
el Departamento de incendios de Castleton. Las chicas tenían un poco más
de inventiva, pero ninguna de ellas parecía tener ninguna ambición más allá
de Castleton. Era deprimente.
Podía oír el ruido de la fiesta fuera hasta aquí. Los gritos y risas.
Muy pronto los hombres se pondrían inquietos y escaparían al parque con
los niños. Nathan podía sentir espasmos en la mejilla.
Al oír su nombre, Tyler despegó detrás del otro perro. Nathan frunció
el ceño al oír la voz de Colin. Siguió a los perros y se encontró con Colin
169
en la esquina de la casa. El muchacho se ruborizó, como si hubiera corrido
una gran distancia.
—Pero...
—Diablos sí, eh, no, eh... —Se calló cuando Colin le dirigió una
mirada de complicidad.
170
—Sólo saca tu culo al parque —dijo Gary con cansancio—. Los
chicos quieren jugar y te quieren allí. Él quiere que estés allí. Estaré
agradable por el amor de Dios.
—Sólo voy a cerrar la casa. Colin, ve por las correas. Gary, agarra a
los perros.
—¡Danny!
Su padre miró por encima de Colin, que le dirigió una amplia mirada
inocente, los ojos muy abiertos. Nathan rodó los ojos hacia él y se volvió
hacia su hijo. —Apuesto a que sabía asqueroso, ¿eh?
171
—Eso es asqueroso, amigo. —Gary hizo una mueca cuando Nathan
bajó a Daniel para que corriera y se uniese a Colin y los perros para un
revolcón en la hierba.
Era un tipo bien parecido. Una sombra bajo suyo, 1,82. Nathan
consiguió una puñalada infantil de satisfacción con que el hombre tuviera
que mirarle arriba, el pelo rojo, ojos grises. Tenía unos cuarenta años, pero
los llevaba bien, y le dio a Nathan una amistosa y abierta sonrisa cuando se
dieron la mano.
172
Gary se dejó caer junto a él. Nathan le ignoró durante unos minutos
mientras observaba a Colin jugar con Daniel y los perros. Podía sentir a
Gary inquieto a su lado.
173
Nathan saltó cuando Gary dejó caer un pesado brazo sobre los hombros. Lo
apretó en un aviso tácito.
Gary hizo una mueca. —Maldita sea, es mucho más divertido ser
grosero con él con otra persona más. ¿Dónde está Gabe cuando se le
necesita?
174
Nathan llevó a Tyler y a Ruby alrededor de la parte de atrás y los
dejó en la cocina. Después de unos minutos, se reincorporó a Andrew y
Colin. Daniel todavía estaba muerto para el mundo en los brazos de Colin.
—No me había dado cuenta de que los chicos eran tan cercanos —
comentó Andrew a Nathan cuando Colin salió corriendo a la cocina en
busca de una bebida no alcohólica.
175
Nathan le dio una pequeña sonrisa. —No puedo comprenderlo
tampoco. Son más como hermanos que vecinos. Supongo que va a cambiar
cuando Jess se ponga de pie y Daniel se dé cuenta que en realidad tiene una
hermana. Colin va a descubrir a las niñas en algún momento también.
—Diablos sí.
—¿Cómo estás?
Rich le dio una sonrisa malvada, arrugando los ojos en las esquinas.
—¿Quieres encontrar un lugar tranquilo y lo averiguas? —Sutilmente se
frotó contra Andrew.
176
Rich se burló cuando se inclinó hacia adelante para darle un beso. —
Mejor que sea más tarde entonces.
Andrew presionó en el beso. —Tal vez quiera hacerlo —dijo, casi sin
aliento—. Nunca he sido capaz de hacerlo antes.
Muy bien, así que tal vez parte de él estaba actuando como un
adolescente rebelde, pero nadie se quejaba cuando Stephanie daba un beso
a Joe, ¿verdad? Aparte de su madre, por supuesto. Realmente esperaba que
su madre hubiera visto esto.
Le dio otro beso a Rich y dando un paso atrás, hizo un gesto más a
Nathan.
177
fingió que no se había dado cuenta y rebuscó en el cubo por otras dos
botellas.
178
—Sí. —Andrew no dio más detalles. Era para una revista gay, y
recordaba claramente la última vez que Nathan vio una de sus fotos en una
revista de pornografía.
179
Un toque en su brazo le llamó la atención. Alzó la vista para ver la
expresión de comprensión en el rostro de Rich. Inmediatamente se sintió
culpable, aunque no tuviera nada de qué sentirse culpable.
Andrew respiró hondo. Estaba bien. Podía tratar con ello. No estaba
solo.
180
Stephanie apretó los labios. Era una antigua frecuente queja de su ex-
suegra.
—Lo sé, pero desde que tuviste a Colin, ¿te habría matado tener
otro? —Así que, no era tanto el cambio de personalidad entonces.
Los tres hombres miraban cómo Alex le dio una sonrisa descuidada.
Lentamente, Andrew recordó el número de veces que Steph había quedado
destrozada de manera similar por esos eventos. Desde que estaba con Joe,
no parecía sentir la necesidad de más. Ella estaba feliz y relajada, y se
notaba.
Joe resopló con fuerza. Andrew curvó los dedos donde los estaba
cavando en el brazo de Rich. Atrapó a Nathan dándole una mirada
comprensiva.
181
—Ahora. ¿Qué quieres dar a entender con decir que estás
embarazada? —Stephanie rellenó el vaso de Alex. Miró hacia donde los
tres hombres estaban de pie inmóviles. No parecía que Alex siquiera
supiera que estaban allí.
182
Capítulo Doce
—¿Seguro?
183
Nathan levantó la mirada a Andrew. Parecía querer decir algo, pero
luchaba por encontrar las palabras. Al final miró a Nathan.
—¿Es cierto?
Andrew se sentó junto a él otra vez, con más espacio entre ellos. —
Tú y yo, no fuimos exactamente sutiles. Tontos argumentos, por no hablar
de que estábamos bien uno en el bolsillo del otro o uno en los pantalones
del otro. Alex no es estúpida. Estaba obligada a idear algo.
184
—Lo tenía todo planeado. Mamá y papá estuvieron de acuerdo en
ayudarme a apoyar a Alex y Daniel, mientras yo me acomodara contigo.
Entonces, justo cuando me decidí a decírselo, ella me dice que está
embarazada y no pude hacerlo, no podía dejarla sola con dos niños.
185
Andrew apretó los dedos casi dolorosamente y su voz, cuando llegó,
era tosca, al descubierto.
—No vuelvas a confundir el amor que tengo por Rich con el que
sentía por ti. Te necesitaba, joder sabes que te necesito... te necesitaba. —
Dio un traspié con el desliz—. Pero nunca fuiste mío y nunca me dijiste ni
una vez que me querías, sólo yo. Y yo estaba tan condenadamente cansado
de ser el segundo mejor.
Nathan miró hacia arriba, sólo para ser destrozado por el dolor en
esos ojos enormes. Vio una simple lágrima arrastrarse por la mejilla de
Andrew. Sacó una mano libre para enjugar la lágrima.
—¿Y ahora?
Andrew le dio una sonrisa que casi le llegaba a los ojos. —Ahora
estoy con un hombre al que quiero mucho... y sin equipaje... y tú tienes dos
hijos maravillosos y una esposa que tienes que aprender a amar de nuevo.
—Siento como que tuve una oportunidad de ganar la lotería sólo para
que me dijeran que fue un error, que alguien más tenía el boleto ganador.
—Está bien. Sólo lavando los platos —gritó Andrew—. Danos cinco
minutos y saldremos fuera.
186
—Está bien.
—Que se jodan.
El tiempo se detuvo.
—Y tú, Nate.
187
De alguna manera esta cruda despedida realmente fue la
conversación más sincera que jamás habían tenido.
Nathan dejó escapar el aliento. Estaba harto de que Gabe fuera una
completa pérdida de energía. —¿Realmente deseas algo, bobo, o sólo estás
llamando para molestarme?
188
—Eso es sólo un bono. Estaba llamando para hacerte saber que Joe y
Michael te llevarán a Los Ángeles. Todo está organizado. Sólo tienes que
parecer bastante-bastante vacío así.
—No, no voy.
Nathan negó con la cabeza a pesar de que Gabe no podía verlo. —Lo
dudo. No podemos darnos el lujo de permanecer allí y estar muy lejos para
conducir ida y vuelta en un día.
189
Alex respondió a una llamada a la puerta cuando Nathan estaba en
medio de la planificación de clases, la mesa del comedor cubierta de libros
y gráficos.
Nathan miró arriba. —Dile que iré más tarde, después de haber
terminado esto.
—Andrew.
—¿Andrew? —Repitió.
—Oh, no, Nathan Peterson, no vas a salir de ello tan fácil. ¿Se va a
casar y no me lo dijiste?
190
Alex lo miró fijamente, y luego preguntó en voz baja —¿Te envió
invitación?
191
Nathan se puso rojo cuando se quitó la camisa. Sin decir palabra,
Alex le entregó una nueva. Se la puso, casi arrancando los botones mientras
trataba de poner sus brazos a través del abotonado de los puños.
Ella la leyó y miró arriba, y Nathan se acordó una vez más de todo lo
que había perdido, el duro nudo de la desesperación se alojaba debajo de su
esternón.
Nathan dio un ladrido corto de risa. —Un poco tarde para jugar a las
familias felices, ¿no te parece?
Hizo una mueca cuando devolvió el golpe con la fría y dura verdad.
Oh, sí, lo recordaba.
Así que sí, Nathan sabía que su infidelidad había sido el comienzo.
192
En algún momento de alguna manera, Colin llegó a la pubertad, y
nadie, excepto Stephanie estaba preparado para ello. Stephanie había estado
tratando con un adolescente cada vez de peor humor durante meses. A pesar
de que como profesor, Nathan no esperaba que Colin cambiara tan
drásticamente como lo hizo.
No podía decir que no. Alex estaba fuera con los niños, mientras que
completaba algunos informes. En verdad, la distracción era justo lo que
necesitaba Nathan. Dio un paso atrás e invitó a Rich a entrar.
193
Nathan sonrió. —Que mal, ¿eh?
194
Rick y Nathan se sonrieron el uno al otro. Nathan abrió otras dos
botellas sin preguntar y se las entregó a los hombres. —¿Tendré que ir a
buscar alguna más tarde al sótano? —preguntó con suavidad. Ambos
asintieron—. Está bien, cuando el juego se haya acabado.
—Claro.
—Te echaré una mano. Así podemos traer más cerveza. —Se inclinó
para darle un beso a Rich. Nathan se alejó cuando la mano de Rich
serpenteaba alrededor de su cuello y tiraba de él más de cerca.
195
—Steph se lo explicará. Es buena en eso. —Andrew se balanceó
ligeramente—. Podríamos ir a la guarida si ella está realmente enojada.
Hay una mierda de televisión allí, sin embargo.
—¿Gary y Gabe? ¿Qué coño está pasando, Drew? —Nathan puso los
paquetes de cerveza en el suelo. Andrew estaba mirando el techo del sótano
—. ¿Bueno? —se preguntó con severidad.
—Nos vamos a morir de jodida sed aquí, niñas. —El tono dulce de
Gabe interrumpió su conversación.
196
Sacudiendo la cabeza, Gary dijo: —Nah. Pensé que era una idea
estúpida. Vosotros dos, hijos de puta no podéis mantener vuestras manos
fuera. Pero fui invalidado por el jefe.
—¿Andrew?
—Yo, en realidad.
Michael, Jim, y Joe hicieron una versión muy exagerada de “It 's
Raining Men” con Joe fuera sólidamente besado por Gary al final de la
misma. Joe les hizo prometer que nunca se lo dirían a Stephanie y que
nunca le darían un beso de nuevo en caso de que fuera marcado de por
vida. Jim consiguió una permanente ovación con su interpretación de
“Stand by Your Man” completa con relleno de melones debajo del horrible
jersey.
197
Nathan sacudió la cabeza. —Me habéis oído cantar antes. ¿Quieres
asustar a los vecinos?
Gabe tenía un brillo en sus malvados ojos, pero antes de que pudiera
abrir la boca, Nathan se inclinó y le susurró al oído: —Si sugieres “I Will
Survive”, alimentaré con tus bolas a los perros.
Jim le dio una mirada divertida cuando dio una calada y se lo pasó a
Rich. —Está en casa de su madre hasta el lunes. Soy viejo, no estúpido.
Además, tenía una gran cantidad de vida sin Alli. Es bueno recordarla de
vez en cuando.
198
Andrew enterró el rostro en el cuello de Nathan por un minuto, la tensión
de su abrazo diciendo más de lo que cualquier palabra pudiera.
199
Capítulo Trece
Lo único que quería Andrew eran diez horas de olvido, pero sabía
que Rich tendría hambre después de un largo día de trabajo. Estaba a punto
de llegar a un acuerdo cuando Rich le dio un beso otra vez.
200
—¿Cafeína o alimentos calientes primero?
Una noche de copas con Steph había dado lugar a que Rich
averiguara mucho más sobre el estilo de mamá Matthews sobre la crianza
de los hijos que Andrew había dejado escapar, y había visto las cicatrices
en la espalda de Andrew, líneas de cicatrices blancas de la correa de fino
cuero. Andrew le había restado importancia, pero a veces se despertaba
para encontrar a Rich rastreando las cicatrices con las yemas de los dedos,
y Andrew recordaba el dolor y la humillación en cada marca y cada borde.
Había atrapado a Rich mirando a Ruth con absoluta aversión cuando pensó
que no estaba mirando, aunque sabía que Rich era demasiado educado para
decir nada a la cara. Se acercó a su marido para besarle y en silencio
agradecer por acercarse a él.
201
Vieron a Conan O'Brien9 como lo habían hecho en la cena, el estilo
fácil relajado satisfaciendo la falta de capacidad mental de Andrew después
del día que acababa de pasar. Inevitablemente, su mente vagaba a la sesión
que había hecho temprano, y las dificultades que había tenido.
Años antes había tomado unas cuantas fotos de un tipo que quería
entrar en el negocio de la pornografía. Lo había hecho como un favor a su
madre, que trabajaba en la unidad de maternidad, donde Andrew trabajaba
como fotógrafo. Las fotos se hicieron en una revista, y el joven tuvo un
breve paso como estrella del porno gay antes de decidir felizmente ir a la
universidad. No le impidió, sin embargo, recomendar a Andrew a todo el
mundo como fotógrafo para conseguir que empezara su carpeta de muestra.
Y aunque Andrew había terminado con un flujo constante de jóvenes,
hombres y mujeres, a sus puertas, y algunos de ellos, como la chica de hoy,
sólo le hacían sentirse como el hombre que Nathan le había acusado de ser:
un sórdido explotador y pervertido de carne joven.
La chica había sido tan joven y estaba tan aterrorizada que Andrew
había terminado insistiendo en que se pusiera su ropa de nuevo, le hizo un
chocolate caliente, y la enviaron a casa con la suerte de la hermana de
Nathan haciéndose eco en sus oídos. También había hecho un par de
9
Conan O'Brien es un cómico estadounidense reconocido por presentar el programa de entretenimiento
nocturno Late Night wit Conan O'Brien.
202
llamadas para asegurarse de que llegara a su casa, y una llamada muy breve
al amigo que la había enviado en su dirección. No sabía si la joven seguiría
su consejo, pero no iba a ser responsable de ayudar a corromper a una
menor de edad.
—¿No?
—¿Por qué sigues haciendo las fotos porno? Tus fotos de la música
están despegando y no necesitas el dinero porno para mantener a tu familia.
He visto lo que haces, ¿recuerdas?
203
Andrew sacudió la cabeza. —Eso no quiere decir que yo sea
financieramente seguro. ¿Qué hay con costear a Colin la universidad?
—¿No? —Rich preguntó una vez más—. Sólo piensa en ello, ¿vale?
204
—No, señor Matthews, creo que demuestra que eres todo un hombre
—coincidió Rich cuando colocó la mano en torno al eje y lo meneaba
lentamente.
Andrew le dio un beso duro y se echó hacia atrás, dejando que sus
muslos se relajaran, dando acceso completo a Rich. —¡Jódeme! —Dijo
simplemente. Fue tomado por sorpresa cuando Rich lo empujó de nuevo en
las almohadas y se sentó entre sus muslos. Incluso en la oscuridad de la
habitación, podía sentir a Rich mirándole a los ojos.
205
Andrew le atrajo para presionar un ofensivo beso en los labios,
sacudido por la intensidad de los sentimientos entre ellos. —¿Qué hice para
merecerte, Rich? Después de todos estos años... de estar tan
condenadamente solo.
Rich hizo un ruido que podría haber significado cualquier cosa, pero
dijo: —Lo haré. La próxima vez. Duerme ahora.
206
contarlo. Con una sola excepción. Adoraba a Andrew, y Andrew regresaba
esa adoración con flores, pasteles, y viajes a galerías y museos que no
necesariamente habría ido por su cuenta. Cuando Andrew lo amenazó con
la ira de Ida Reynolds, Rich sabía que era hora de dar marcha atrás.
Por tanto, cuando Nathan llamó en la tarde del sábado, Rich había
rodado fuera de la cama al mediodía para compartir el desayuno con
Andrew y se quedó dormido antes de que cocinara.
—Uh... ¿Andrew?
—¿Nathan?
Muy bien. Bueno. Una ruina temblorosa. Duro. Feliz de oírte. Joder.
Por favor.
—Bien, bien.
207
difícil que es. Si no puedes prescindir... —las palabras de Nathan se
derramaron con precipitación.
—Por supuesto que sí. Déjame ver mi agenda. ¿Tienes alguna fecha
en mente?
Tan cuidadosamente como pudo, Andrew sacó los pies del regazo de
Rich y se dirigió a su agenda. Hablaron de las fechas durante un rato,
acercándose a tres posibilidades.
—No estoy seguro que nos podamos permitir eso por el momento. El
dinero es bien ajustado.
208
—Eso suena muy bien. —La incertidumbre pasó a través de la voz
de Nathan—. Pero ¿estás seguro de que no le importaría?
209
Capítulo Catorce
Nathan hizo cola para el club, cambiando impacientemente de lado a
lado mientras esperaba que le dejaran entrar. Estaba solo, lo que le hizo
estar inseguro, Gabe mandándole mensajes de texto para decir que llegaban
tarde, y no podían presentarse todavía, desesperado por algo que sólo podía
encontrar aquí. Era consciente de las miradas extrañas de la gente que le
rodeaba, de la brecha entre ellos y él. Se preguntaba si un día no se le
permitiría entrar porque no parecía lo suficientemente “gay”.
Había días en que sólo quería salir de su piel y dejarla atrás. En esos
días hubo una llamada a Gabe y un club anónimo en algún lugar: un lugar
donde podía dejar su piel en la puerta y encontrar a un hombre que fuera lo
suficientemente alto, y se inclinara lo suficiente. Si tenía suerte, podría
tener pecas. Podía negociar los besos con los ojos cerrados y trabajos
furtivos con la mano. En la oscuridad, quién iba a saber que él sólo
susurraba un nombre.
Entonces podría subir de nuevo a su piel y ser lo que tenía que ser...
esposo, padre y maestro... en paz durante un tiempo. Pero sabiendo que iba
a ver a Andrew en un par de semanas, pasar el fin de semana jugando a
familias felices, la inquietud había vuelto y hubo otro mensaje de texto a
Gabe. Este era un largo camino sólo por una mamada sin embargo. Gabe
había insistido en probar este club en particular, lo que significaba que
Nathan conduciría durante horas en ambos sentidos. Había tomado alguna
negociación con Alex, y Nathan sabía que estaría agotado para mañana por
la tarde.
210
espalda que hizo que su corazón saltara de un golpe. Tratar de encontrarle
de nuevo en la luz tenue del gran club era otra cosa.
—Gabe.
211
Andrew tiró de su brazo. Estaban retrasando la cola. Nathan
comprobó su chaqueta y volvió a mirar a Andrew. Casi esperaba que si
cerraba los ojos, Andrew desaparecería. Todavía estaba allí, apoyado contra
la pared con una extraña expresión en su rostro.
212
paso adelante así que casi tocaba a Nathan. Levantó la vista hacia él—.
¿Vas a bailar conmigo o marcharte, Nate?
Nathan lo miró sin poder hacer nada. —Debería irme. —Su piel se
sentía demasiado grande para él.
Tenía que dar un paso atrás grande, alrededor de una milla bastaría.
—Sabes que no me puedo ir. —La inquietud se había convertido en ratas
con jodidos y largos dientes royendo su interior otra vez.
Estoy en casa.
213
junto con su chaqueta. Bailaban, se movían juntos como si no hubiera nadie
más en el club. Rápido o lento, la música no importaba. Lo que importaba
era que Andrew no estaba a más de un dedo de distancia de su cuerpo.
214
inclinó hacia adelante— voy a rasgar sus brazos. ¡Esta noche eres mío! —
Susurró con fiereza.
215
—¿Parar? —la respiración de Andrew le cosquilleaba la palma de su
mano—. ¿Realmente quieres que deje de tocarte, Nate? —Su boca
chupaba duro en los dedos de Nathan.
216
Nathan rompió el beso para confesar, —Tus manos me están
volviendo loco. —El pelo de Andrew le hizo cosquillas en la piel cuando
asintió con la cabeza, tirando de él hacia abajo para otro beso.
217
arrojados, literalmente, de su mano. Lo había visto suceder antes en el año
en que eran vecinos, en clubes y bares, y una vez incluso cuando se
detuvieron en una pequeña tienda con Colin a su lado.
—¿Has terminado?
218
Vio cuando Andrew deliberadamente descartó el número de Kyle en
un bote de basura. —Sólo tú —Andrew coincidió felizmente, y se metió
debajo del brazo de Nathan, cuando comenzaron a bailar de nuevo. Nathan
tuvo cuidado de no dejar ir a Andrew en absoluto por el resto de la noche.
219
La cola para las chaquetas estaba casi vacía en el momento en que
hicieron su camino para recoger la chaqueta de Nathan. El chico detrás del
mostrador le devolvió la chaqueta con un guiño a Nathan.
220
Capítulo Quince
La maquinilla de afeitar eléctrica zumbaba por encima de su barbilla
mientras Nathan se preparaba para la escuela. El espejo mostraba negro
apagado recubriendo sus ojos y bostezó con cansancio. Iba a ser difícil
pasar el día sin quedarse dormido. La sesión de fotos para su madre había
tenido lugar dos días antes, y había sido uno de los fines de semana más
físicamente agotadores que había tenido durante mucho tiempo. ¿Cuándo
fue la última vez que había intentado una voltereta, por amor de Dios? Pero
al menos ahora todo había terminado, y tal vez podría salir del Big One 10
por un tiempo.
Su madre negó con la cabeza y dijo que era demasiado joven, pero la
conmoción de Nathan y el asombro completo de su padre dijo que si él era
lo suficientemente alto, se le debía permitir pasarlo con ellos. Su madre
abrió la boca para discutir, pero su padre silenciosamente le tendió la mano
a su hijo y le dijo a su esposa que esa era su decisión y la mantendría.
221
Su madre le dio a su padre una dura mirada que le dijo que no había
terminado todavía, pero ella no dijo nada más, simplemente tomó la otra
mano de Nathan y se quedó de pie en la larga, muy larga cola para el Big
One.
Así que, ¿las fotos de los Peterson tomadas a orillas del lago de la
casa de Rich? Había sido sólo un Big One.
¿No?
222
el potencial para poner fin a todo lo que se saliera de los raíles y cayera al
suelo.
Fue una buena cosa que la casa fuera grande, ya que, entre la familia
Peterson y Matthews, se llevaron una gran cantidad de espacio. Andrew
había invitado a Stephanie, Joe, y Colin para que pudieran ayudar a
entretener a todos entre las fotografías. En privado, también sentía que
Nathan y Alex podrían estar menos incómodos con sus amigos allí. No
habían invitado a Gary y Gabe esta vez, ya que estaba destinado a ser un
asunto de familia. Al final resultó que, Gary estaba de gira con la banda y
no habría podido llegar de todos modos. Rich se había cerrado en banda
ante la sugerencia de que se invitara a Ruth y a Nick también. Su excusa
era que no había espacio, pero todos sabían que no iba a dejar que su
homófoba suegra fijara el pie en su puerta.
223
Andrew tomó cientos de fotos, formales e informales, de los
Peterson, decidido a darles un día para recordar para toda la familia. Fotos
de los nietos jugando, Nathan y Bob con sus esposas, Teresa y John con sus
hijos. Andrew sólo hizo el completo proceso divertido, incluso llegando a
que los hombres ya mayores dieran volteretas sobre la hierba, sus
extremidades agitadas enviando a todo el mundo a dispersarse.
Rich había organizado una cena formal por la tarde para que los
niños pudieran unirse. Para detener a Daniel y a Jess de estar
completamente cansados y molestos, Alex había insistido en tener un
descanso en su habitación antes. Ambos estaban cansados de todo el juego
y felicidad para sentarse en frente de Sesame Street por un tiempo. Alex
tomó la oportunidad de tomar un baño y Nathan llevó a los perros a dar un
paseo alrededor del lago.
—Es en momentos como éste que doy gracias a Dios por tal vista. —
comenzó Nathan; había estado tan perdido en sus propios pensamientos
que no había oído a Rich venir detrás de él. Se volvió para mirar al hombre
mayor. Rich estaba mirando hacia el lago. A Nathan le sorprendió lo
cansado que parecía, las líneas de su cara más profundamente grabadas,
haciéndole parecer más viejo de lo que era. Rich se volvió a mirarlo y
Nathan se sonrojó, avergonzado de ser sorprendido mirando.
—¿Te dijo Andrew alguna vez cómo terminé siendo el dueño de esta
propiedad?
224
Fue tan repentino que Nathan se limitó a mirarlo. —Uh, no.
Rich le palmeó la mano. —Está bien, Nathan. Paul murió hace diez
años.
225
—Paul se quedó también con este lugar por su pareja anterior. Es una
especie de legado de paz para nosotros. Un lugar para venir cuando el
mundo exterior es demasiado. Se lo voy a dejar a Andrew cuando me
muera.
—¿Qué?
Los dos miraron para ver a Andrew, cámara en mano. Levantó una
ceja a Nathan.
Rich asintió con la cabeza. —La oferta está siempre abierta, Nathan.
Andrew, ¿tengo que volver?
226
—Los perros no hicieron mucho paseo —dijo Rich cuando se puso
de pie.
—Andrew... yo... Alex... los niños. —Él no podría hilar una frase,
pero Rich parecía entender.
—Lo siento. —Nathan se sentía como una mierda, pero había tenido
que preguntar.
227
aún más, dejando que Rich se hiciera cargo. Este hombre realmente sabía
besar, todo suaves labios y lengua. Justo cuando Nathan se puso al tanto
con el programa, Rich dio un paso atrás con un gemido de satisfacción,
dejando al joven mirándole aturdido. Rich no parecía mucho más centrado
mientras se tambaleaba un poco.
228
—A veces me pregunto si Amy tiene hijos. ¿Cuántos años tendrían?
¿niños o niñas? —Gimoteó un poco mientras miraba a la pantalla—. ¿Se
sabrá alguna vez?
—Oh, Nathan, sólo tienes que mirar esta foto para decir cómo se
siente acerca de ti.
229
Teresa de pronto fijó su mirada en él y Nathan sintió que tenía seis
años de nuevo con la mano en el tarro de las galletas. —¿Todavía continúa?
Su madre suspiró. —¿Qué diablos pasó con vosotros dos? Erais tan
cercanos, tan felices. Te mudas a Castleton y todo sale mal.
230
Nathan miró hacia otro lado y atrapó a su madre mirándolo
especulativamente. —Creo que... —ella comenzó.
—¿Qué?
—¿Qué otra cosa puedo hacer, mamá? —preguntó sin poder hacer
nada.
—Pero...
231
La breve discusión de Nathan con su madre le había dejado enojado
e inestable. Sabía en su corazón que ella tenía razón. Ya era hora de que
montara otra cumbre de la montaña rusa y encontrara un nuevo trabajo, tal
vez incluso el ascenso. Había recorrido un largo camino desde sus primeros
días en la Primaria de Castleton. Tal vez ahora ya era el momento de salir
de la zona y buscar otra escuela y otro departamento de incendios con el
que involucrarse.
232
Susan había estado en la escuela durante años. El tiempo suficiente
para recordar todavía al menos una de las perdiciones de su existencia. Ella
se estremeció con delicadeza, cuando lo miró fijamente por encima de sus
gafas con montura dorada. —El señor Matthews sigue manteniéndote
entretenido, ya veo. ¿Él y el joven Bobby no se las han arreglado para
hacerse estallar ellos mismos?
233
Se alejó sin esperar respuesta de Susan, pero podía sentir sus
aburridos ojos escudriñando la espalda todo el camino por el pasillo.
234
—Estará bien. Las preguntas que voy a pedir no están más allá de tus
habilidades ahora. No creo que te des cuenta de lo mucho que hay que
hacer para ayudar a animar a tus compañeros maestros, en particular, lo que
a la ciencia y a las matemáticas se refiere. —El Director Skinner le sonrió
alentadoramente—. Has madurado hasta convertirte en un buen profesor,
Sr. Peterson.
235
—No, definitivamente no. —Skinner golpeó con el dedo sobre la
mesa—. Te dije esto porque no soy tu enemigo, y no estoy cotilleando solo
porque sí. Te estoy diciendo lo que me dijeron a mí los demás
.
—¿Allison?
Nathan tragó las amargas palabras porque sabía que Skinner estaba
en lo cierto. Sabía que Allison se había dado cuenta de su relación, pero no
había sido consciente entremedias de que ella lo había estado alguna vez
cotilleando. Había esquivado una bala sin darse cuenta. Por supuesto, si se
hubiera ido para estar con Andrew, no habría permanecido en la zona de
todos modos.
236
Nathan se miró las manos. Se dio cuenta de que le temblaban
ligeramente. Su vida parecía ser una serie de conversaciones surrealistas.
Le habían ofrecido la promoción ¿y, qué? ¿Dado una palmada en la
muñeca? Una advertencia de no salir de las habituales limitaciones
suburbanas. Está bien, entonces.
—Lo haré.
237
Nathan se puso de pie, hizo una mueca un poco cuando sus músculos
se estiraron y abrió la puerta, preparándose para la batalla con el que estaba
en la puerta. Colin estaba de pie en el otro lado, su nuevo perro a su lado.
Colin negó con la cabeza y Nathan se dio cuenta de que parecía muy
angustiado. —Por favor, Sr. P, ¿se ocuparía de Bailey por unos días?
238
—Papá y Rich tuvieron un accidente esta tarde. Gary llamó. Mi papá.
—Las lágrimas se extendieron cuando dijo: — Me dijo... me dijo que mi
padre...
239
Capítulo Dieciséis
Llovía cuando Nathan dejó la casa para llevar a los perros para una
temprana carrera matinal a la mañana siguiente, frío, y lluvia malsana que
parecía que se filtraba en sus huesos, y coincidía con el frío, y fuerte dolor
en su corazón.
Cada vez que había cerrado los ojos, todo lo que podía visualizar era
a Andrew mirándolo a través del césped, la cámara hasta la mitad de su
rostro, con esa mirada de asombrada adoración en su rostro. La culpa se
mezclaba con el dolor al darse cuenta de que su último pensamiento sobre
Andrew había sido enojo por cómo había jodido la cómoda vida de Nathan.
No tenía que preocuparse de eso ahora. El viaje había terminado, la
montaña rusa acabó.
240
follado antes de que Andrew le dijera adiós. Por todas partes donde corría,
había un momento con Andrew. Normalmente le daba consuelo, pero no
hoy.
Nathan levantó la cabeza para ver a una mujer de mediana edad que
vagamente reconocía mirándolo preocupado. Ella sostenía la correa de un
Bichon Frise que lo estaba empujando con curiosidad.
241
La garganta de Nathan se cerró, mientras trataba de responder. —
Yo... yo lo amaba.
Nathan salió del parque, débil por el dolor mientras caminaba a casa.
La lluvia había disminuido a una ligera llovizna, pero aún así hacía frío, y
se estremeció en su ligera carrera.
242
No tenía idea de cuánto tiempo había estado en el parque, pero no
podía ser tarde, porque Allison y Jim no habían salido a trabajar, sus coches
seguían estando encajados en su camino de entrada. Los perros estaban
empapados y, como a Alex no le gustaba que los perros mojados se
arrastraran por toda la casa, los hizo rodear hacia un lado para poder
limpiarles con una toalla en el lavadero.
243
Después de eso había metal aplastado y vidrio roto y el ruido con el
que viviría hasta el final de sus días. Se alegró de que cerrara los ojos y
cayera en la oscuridad lejos de los ojos vacíos.
244
Nathan también le hablaba así. No podía entender por qué Nathan
estaba en Los Angeles, pero tomó su turno para sostener la mano de
Andrew más de una vez. En un momento Andrew luchó por su camino de
regreso a través del dolor que amenazaba con asfixiarle al escuchar que
Nathan le decía lo mucho que lo amaba. Trató de responder, pero debían
haberlo tomado por un grito de dolor, porque sentía que la oscuridad le
capturaba de nuevo y se quedó dormido con el sonido de la voz de Nathan
pidiéndole que aguantara.
Nathan era la única persona que hablaba de Rich. Tal vez los demás
no tenían recuerdos para decirle a Andrew lo que quería oír sobre su
marido, su dulce, amable, apuesto marido. Quería saber que había sido
atendido, mientras que Andrew no podía. Estaba seguro de que la secretaria
de Rich, Ida, lo había organizado todo. ¿Y qué le había sucedido a Ida
ahora que Rich ya no estaba?
245
clasificando los documentos antes de que se hubiera quedado dormido,
cuando se inclinó sobre la cama.
Andrew pensó que debía decirle a alguien que estaba despierto, pero
el timbre estaba fuera de su alcance y no quería molestar a Nathan. Tal vez
sólo debía descansar sus ojos durante unos minutos.
246
Cuando salió de la habitación, Colin protestó porque alguien tenía
que sentarse con él. Mientras Andrew cerraba los ojos, escuchó a Stephanie
decir que no era tan importante ahora que Andrew estaba en vías de
recuperación. Sonrió cuando Colin le dijo en términos inequívocos que él
iba a volver a estar con su padre hasta que Nathan se presentara. Sintió que
alguien le recogía la mano y se deslizó de nuevo en el sueño, reconfortado
por el hecho de que no estaba solo, curioso de saber por qué Nathan estaba
en Los Ángeles. Les preguntaría la próxima vez que despertara, sabiendo a
ciencia cierta que no habría una próxima vez.
247
—¿Qué? —Colin miró hacia arriba, perdido en su ira.
—Me gritó para que moviera su televisión para que pudiera verla
también. Luego me gritó por derramar su agua como si tuviera seis años de
edad, y luego...
Hasta ahora, Andrew había sido muy alegre, tan poco natural. Por lo
que Nathan era consciente, no había mostrado ninguna emoción por la
pérdida de Rich en absoluto. Habían estado esperando que se resquebrajara.
248
Stephanie negó con la cabeza. —Por lo menos entra y saluda. Es
probable que esté gritándole en estos momentos. Eso le dará alguien con el
que ser desagradable.
—¡Fuera!
249
Stephanie sacó la mano de Andrew de la de su madre y la miró, todo
su cuerpo irradiando su furia.
La cara de Ruth se puso roja de ira y sus labios se apretaron tan finos
que casi desapareció. Nathan supuso que raramente le hablaban de esa
manera; la mayoría de las veces que la había visto había ignorado sus
sermones de la mejor manera posible.
—¡Colin!
250
Andrew asintió débilmente cuando se recostó sobre las almohadas.
Nathan pensó que se veía más blanco que la propia ropa de cama, y era
obvio que estaba dolorido por las líneas de expresión alrededor de la boca.
—Claro que sí. Es por eso que te ves como una mierda —coincidió
Nathan—. Shane, ¿dónde están los medicamentos?
Sentía, más que veía, la cabeza de Andrew girando hacia él. Si había
una cosa garantizada que llamara la atención de Andrew, esa se llamaba
Nate. Era personal y era de Andrew. Sin embargo, Shane y Nathan había
pasado muchas horas juntos, mientras esperaba a que Andrew despertara.
Shane probablemente sabía más de él que nadie en este momento. Sentía
que había hecho una amiga fuera de lo laboral.
—¿Satisfecho?
251
Andrew cerró los ojos. —Tal vez mañana.
—Jessie puede hacer un trabajo mejor que eso, —se mofó Nathan.
—¿Por qué?
252
ocasión. Andrew logró eso, pero incluso ese pequeño esfuerzo lo dejó
debilitado.
—Terminado.
Nathan pensó que se había quedado dormido hasta que Andrew dijo:
—Mamá, lo siento.
—¿Qué?
253
—Lavándome cuando estaba inconsciente. Sentí sus manos sobre mí.
Fuiste el único que habló de Rich. Todos los demás evitaron hablarme de
él. —Su voz era suave, casi de ensueño.
—¿Quién?
Andrew se durmió.
254
Capítulo Diecisiete
El día que Andrew iba a ser dado de alta se retrasó por una infección
que lo dejó débil, frustrado, y cuando estaba despierto, malhumorado como
el infierno. En total estuvo en el hospital un poco más de tres semanas, y
cuando estaba a punto de ir a casa, fue obvio para todo el mundo, excepto
para Andrew que iba a necesitar ayuda por un tiempo.
Podía arreglárselas para vestirse con el brazo enyesado bastante bien,
mientras sólo usara pantalones de gimnasia y camisetas holgadas, pero las
tareas diarias como cocinar o lavarse el cabello, estaban más allá de sus
posibilidades, a pesar de sus protestas.
Su familia estaba haciendo planes para que viviese con ellos antes de
que volviese a su departamento en Los Ángeles o a la casa del lago. Joe y
Stephanie, junto con los padres de Andrew y Nathan y Alex estaban
conversando y tomando café con las galletitas que horneó Ruth, en la gran
cocina de Stephanie. Después de la discusión en el hospital, Stephanie trató
de hacer las paces con la Sra. Matthews. Como siempre, Colin estaba
jugando en el suelo con Daniel y Jessie.
Stephani firmemente rechazó la sugerencia de Ruth de llevar a
Andrew a Texas donde ella podía cuidarlo. El infierno se congelaría antes
de que ella dejara a Andrew en las garras de su madre. El consenso general
fue que Andrew volvería a su antiguo hogar en el sótano mientras se
recuperaba, y ellos podían decidir cuándo estaría mejor para volver a casa.
Colin escuchaba al consejo de guerra con una cara preocupada. —
¿Ya le han preguntado a papá qué es lo que quiere hacer?
Los seis adultos lo miraron, la pausa y la culpabilidad en sus rostros
eran claras indicaciones que la opinión de Andrew no fue tomada en
cuenta.
—¿Ninguno de vosotros ha hablado con él? —Preguntó incrédulo.
Cuando nadie respondió, se rió—. Él les va a decirl ‘piérdanse’, ¿saben
eso, no?
—No seas ridículo, Colin. —Espetó la Sra. Matthews—. Él es lo
suficientemente sensible para darse cuenta de que necesita ayuda.
—Creo que Colin tiene razón, —dijo Joe—. Estamos aquí haciendo
planes y ninguno le preguntó qué es lo que quiere hacer.
Alex tomó una galletita y empezó a comer los chips de chocolate,
dejando el resto en el plato. Nathan no estaba seguro de por qué ella estaba
255
aquí. —Pienso que a él le gustaría ir a casa. Probablemente tiene un
montón de asuntos de Rich que resolver.
Nathan estaba a punto de callarla cuando recordó que ella debía
saber exactamente qué estaba pasando Andrew. Ella perdió a toda su
familia en un accidente, excepto una tía, y tuvo que hacer frente a todo
sola. Si alguno entendía era ella. Puso su mano sobre la de ella y la apretó
gentilmente. Ella lo miró y le sonrió.
Colin le respondió con el ceño fruncido. —Es demasiado pronto para
tirar las cosas de Rich.
—No es eso lo que Alex quiere decir. —Dijo Nathan, sin dejar ir la
mano de ella.
—El hecho es, —empezó a decir Nick, y todos lo miraron
sorprendidos. El padre de Andrew raramente daba su opinión en los debates
de la familia. De hecho él raramente hablaba de cualquier cosa, y en sus
sombríos momentos de furia contra Ruth, Nathan se preguntaba si ella
había asfixiado su voluntad durante los años de matrimonio, mental y
físicamente— el hecho es, —repitió— que hasta que le saquen el yeso
necesitará ayuda. Todavía está muy débil y necesita o venir aquí o volver a
Los Ángeles con una enfermera.
—O a Santa Fe. —Ruth frunció los labios—. Tú estás trabajando
todo el día, Stephanie, —apuntó ella—. Colin está en el colegio. Yo estoy
en casa todo el día y le puedo dar la ayuda que él necesita, con la ayuda del
Señor, por supuesto.
Stephani resopló, Joe y Nathan rápidamente apartaron la vista, para
no reír abiertamente. —Él va a quedarse aquí, con nosotros, —le dijo
firmemente a Ruth, con un tono que sugería que mejor se olvidara de Santa
Fe.
Desafortunadamente, Ruth nunca aprendió cuándo callarse. —Pero
él es tu ex-esposo, Stephanie, no es correcto. —Ella apeló directamente a
Joe—. ¿Cómo te sentirás con otro hombre en tu casa? Estarías incómodo
viviendo con él.
Joe negó firmemente con la cabeza. Él jamás tuvo un problema con
Andrew y así se lo hizo saber francamente.
Nathan escuchaba la discusión con interés. Se preguntaba si Andrew
sabía cuántas personas se preocupaban por él. Entre su familia y amigos
había una buena cantidad de personas interesadas profundamente en su
bienestar.
256
—Entonces, ¿quién va a decirle que tiene que volver aquí? —
Preguntó Colin. Estaba casi sin aliento por estar jugando al caballito con
Jessie alrededor de la cocina mientras Daniel alentaba.
—Yo lo haré. —Dijo Stephanie—. Puede protestar todo lo que
quiera, pero necesita ayuda, y eso es todo.
—Andrew va a querer asistir al servicio conmemorativo el próximo
mes en Los Ángeles. —Apuntó Nathan, y se hizo un repentino silencio.
Andrew no pudo estar en el funeral de Rich por estar hospitalizado.
No había manera de que se perdiese también el servicio conmemorativo a
su memoria. Estaba siendo organizado por su secretaria Ida. Ella había
volado a Castleton para discutir los detalles con Andrew, dándose la
oportunidad, por primera vez, de llorar juntos la pérdida de su bien amado.
Ida tenía adoración por Rich y Andrew, como los hijos que nunca tuvo. Ella
se encontró con la necesidad de encontrar un nuevo jefe por primera vez en
más de una década y decidió retirarse, no queriendo empezar de nuevo. Su
último acto a favor de Rich y Andrew sería organizar el servicio
conmemorativo en Los Ángeles.
—Tampoco puede ocuparse de su negocio. —Dijo Joe.
Nathan entendía que eso preocupaba a Andrew. Su trabajo de
fotógrafo se interrumpió a causa del accidente. Gary e Ida hicieron lo que
pudieron para ayudar, pasando su trabajo a sus colegas amigos, pero
Andrew no estaba ganando dinero y no lo haría pronto, su brazo roto hacía
que fuera imposible para él trabajar. El dinero no era el problema más
importante ahora, la póliza de seguro de vida de Rich lo dejaban
acomodado, especialmente con dos propiedades a su nombre, pero Andrew
había trabajado toda la vida para sustentar a su familia. Ahora era como un
barco sin timón: sin compañero y sin trabajo. Toda su familia y amigos
trataron de convencerlo que tenía mucho tiempo para hacer nuevas
decisiones, pero la falta de un objetivo le roían por dentro, contribuyendo a
su mal humor.
—Voy a hablar con Andrew esta tarde, —dijo Stephanie
abruptamente—. No podemos demorarlo más. Shane dijo que los doctores
piensan que puede ser dado de alta a principios de la semana próxima, si la
infección retrocede.
—Buena suerte con eso. —Nathan le sonrió, agradecido de que no
iba a ser él quien tuviera esa charla con Andrew.
—Gracias. —Dijo ella, sabiendo exactamente qué estaba pensando
—. ¿Crees que puedo pedir prestado a Daniel su casco y su escudo?
257
Daniel levantó la vista cuando escuchó su nombre. —¿Por qué los
necesitas, tía Steph? ¿Vas a ir a matar un dragón?
Los adultos rieron, rompiendo la tensión reinante, mientras Colin
negaba con la cabeza. —Algo más peligroso que un dragón.
Daniel lo miraba intimidado. —¿Más peligroso que un dragón?
Colin asintió solemnemente. —Mamá necesita tu escudo y tu casco
para matar un ogro furioso.
Daniel miraba tan escéptico como un niño de cinco años podría. —
¿Un ogro furioso? ¿Cómo puede ser más peligroso que un dragón que
escupe fuego?
—¿Has visto Shrek?
El chico asintió.
—¿Quién venció al dragón?
Daniel abrió la boca por la sorpresa. —¿Tía Steph va a matar a
Shrek? —Su labio inferior tembló y dirigió una mirada acusadora a
Stephanie.
—Bien hecho, Colin. —Stephanie suspiró y se agachó junto a Daniel
—. No voy a matar a Shrek. Sólo quiero protegerme del tío Andrew. Está
un poco de mal humor últimamente.
—¡Oh! —La cara de Daniel se relajó y asintió en señal acuerdo—.
Debes decirle que si no se porta bien entonces su mamá le dará nalgadas.
Debería haber sido divertido viniendo desde la inocencia de un niño.
Ruth rió entre dientes, pero ella fue la única.
Nathan se preguntaba si él era el único que quería llorar por lo que
Ruth había hecho al trasero de Andrew hace tantos años, dejándole
cicatrices. Mirando las caras de Stephani y Colin no lo creía. Incluso Nick
se veía un poco indispuesto.
—Es hora de ir a casa, mocoso, —él dijo a Daniel y extendió los
brazos. Daniel fue de buena gana y se dejó alzar junto a su hermana.
Colin ayudó a su madre a levantarse del suelo, sonriendo cuando
escuchó la queja de ella. Su pequeña contextura hacía que su panza se
mostrara temprano y comenzaba a sentir dificultad en moverse.
—¿Cuándo vas a verlo? —Preguntó Alex mientras extendía los
brazos a su hija.
—No hay mejor tiempo que el tiempo presente, imagino. —
Stephanie sonreía. Andrew estaba gruñón cuando estaba mejor. No era una
conversación que deseara tener.
—Yo iré contigo. —Joe le aseguró y se levantó como si estuvieran
por salir en este momento.
258
—Creo que Nathan debería r también.
Nathan, Stephanie y Joe la miraron fijamente con sorpresa.
—¿Qué? —Dijo a la defensiva—. En estos momentos sólo escucha a
Nathan.
—Es hora de que los niños duerman. —Él apuntó, ignorando lo que
acababa de decir. Ella tenía razón, pero no se veía correcto reconocerlo, no
sin pensar en por qué.
—Pasaron las últimas semanas sin ti, pueden hacerlo una vez más,
—dijo Alex— y estoy segura de que Colin me va a ayudar, ¿verdad?
—Seguro, —acordó—. ¿Puedo ir a lo de Bobby luego? —le
preguntó a Stephanie.
—Si estás de vuelta a las diez. —Dijo su madre. Entonces agregó: —
Mañana hay escuela. —Cuando parecía que él iba a protestar.
—Bien. —Murmuró y se alejó.
Nathan negó con la cabeza. —Quiero acostar a los niños. Voy
mañana si no ha entrado en razón.
—Buenas tardes.
Gary estaba en la puerta sonriendo. Su cabello estaba más largo que
de costumbre y se veía totalmente andrajoso.
—¡Gary! —Stephanie gritó y corrió hacia él para darle un beso.
Él puso sus brazos alrededor de ella y la abrazó estrechamente. —
¡Hey, hermosa mamá! —Dijo perezosamente, bajo la cabeza y le besó la
mejilla.
Ella rodó los ojos y lo empujó un poco. —Te ves como la mierda, —
dijo ella sin delicadeza.
—¡La tía Steph dijo una mala palabra! —informó Daniel a su padre.
Nathan hizo un gesto de desaprobación a Stephanie. —Descarada tía
Steph, —dijo, señalándola con el dedo—. Ella tiene razón, te ves horrible.
Gary se encogió de hombros. —Estuve conduciendo por dos días
para llegar aquí. No he tenido mucho tiempo para dormir en dos semanas.
Él había estado viajando con la banda cuando recibió la llamada que
le informaba del accidente de Rich y Andrew. Voló para ver a Andrew y
luego voló de regreso al camino.
—Entonces, ¿quieres dormir algo antes de ir a ver a Andrew? —
preguntó Stephanie—. Puedes quedarte en el estudio esta noche. Sólo
necesito cambiar las sábanas.
—Ya lo he visto, —dijo Gary sonriendo—. El cascarrabias dijo que
estaba aburrido, pero se durmió poco después de llegar yo.
259
—Suena como nuestro chico. —Acordó ella—. Quizás debamos
dejar la charla para mañana.
Gary levantó una ceja. —Suena serio. —Miró alrededor esperanzado
—. ¿A quién tengo que…? —Calló inmediatamente lo que iba a decir
cuando se dio cuenta que Ruth y Nick estaban en la misma habitación—.
¡Ruth! —Él levantó los brazos hacia ella—. Ven y dame un abrazo. Juro
que te ves más joven cada vez que te veo.
Ella sonrió tontamente y sacudió la cabeza, pero se acercó para
abrazarlo. Gary era el único de los amigos de Andrew que hacía todo lo
que ella consideraba abominable y ella aún lo consideraba maravilloso.
Se puede decir a su favor, que Gary nunca le dijo a ella lo que
pensaba del tratamiento que le dio al hombre que llamaba su mejor amigo.
Joe le ofreció una cerveza con una sonrisa cómplice. —Invita la casa,
—dijo—. No nos debes nada. —Compartieron una sonrisa y Gary se
dispuso a saludar a todos los demás.
Alex le dio un beso y él besó suavemente la cabeza de Jessica. —
Justo estamos saliendo es hora de dormir de los niños.
—Jessie ha crecido mucho, —dijo mientras la niña escondía la cara
en el hombro de su madre.
—Es un poco tímida.
—Es hermosa, igual que su madre. —Dijo Gary y Alex se sonrojó.
Él se volvió hacia Nathan y saludó con un movimiento de la cabeza.
—Nathan. —Eso fue todo. No importaba cuánto tiempo hacia que se
conocían, en Nathan persistía el sentimiento que Gary jamás lo perdonaría
por no hacer lo suficiente, por no ser el hombre que Andrew necesitaba.
Nathan apenas dijo hola, y lo dejó así.
Gary estrechó la mano de Nick, abrazó a Colin y así saludó a todos.
Alex y Nathan estaban a punto de irse cuando Gary dijo: —Andrew
mencionó que le darían de alta la próxima semana.
Stephanie asintió e hizo un gesto de desaliento. —Eso es lo que
necesito habar con Andrew. Dónde va a vivir hasta que le saquen el yeso.
Ha estado tan malhumorado que ninguno de nosotros se atreve a sacar el
tema.
Resoplando dijo: —Montón de mariquitas, todos vosotros. —Ignoró
la protesta de Ruth y continuó: —Ese enfermero, Shane, le dijo que no iba
a ser dado de alta hasta que encontrara alguna ayuda.
Todos sonrieron al escuchar eso. Shane era el único al que Andrew
no gritaba, mayormente porque el enfermero le devolvía los gritos. Andrew
tuvo que aprender a refrenar su lengua cuando él podía oírlo, sólo
260
murmuraba quejas cuando la puerta se cerraba y ya no podía ver su cara de
satisfacción.
—Él piensa que lo van a traer a vivir aquí por algunas semanas.
Stephanie se encogió de hombros. —Esa es la idea, ¿alguna
sugerencia mejor?
—Nope. Le dije que dejara de quejarse y aceptara. Vendrá conmigo
al servicio conmemorativo.
—¿Ya has hablado con él de esto? —dijo Stephanie suavemente.
—Por supuesto. —Gary sonrió—. Le dije que la alternativa era que
fuera a cuidarlo alguien como Shane por unas semanas. Se puso pálido con
la idea.
—Pienso que Shane es grandioso. —Intervino Nathan.
—Tú no lo has tenido diciéndote qué hacer cada cinco minutos. —
Apuntó Gary.
—Él puede verse como Mary Poppins, pero tiene el alma de Hitler.
—Hizo una pausa—. Pensando en eso de Mary Poppins, Andrew lo odia
con pasión.
—Perfecto. —Stephanie sonrió y miró a su alrededor—. Entonces
esta noche voy a verlo para confirmar los preparativos. Gracias Gary.
—Encantado. —Bostezó y torció la cara por un momento.
Joe miró a su inesperado huésped. —Necesitas dormir. Voy a traer
las sábanas y el edredón en un minuto. Vamos.
Nathan y Alex aprovecharon ese momento para irse. Jessie estaba
casi dormida en los brazos de su madre.
Mientras caminaban hacia su casa Nathan dijo suavemente: —Nunca
te agradecí.
Su esposa lo miró intrigada. —¿Por qué?
—Por dejarme estar sentado al lado de Andrew. Sé que puse más
peso en tus hombros.
Alex tomó un largo momento para responder. —Sé lo que sienten el
uno por el otro. Tu te hubieras sentido muy abatido si no hubieras podido
estar con él.
Tragando fuerte, Nathan encontró difícil armar una frase. —Yo, uh,
si, pero…
—Lo odio, —dijo Alex llena de rabia—. Odio el hecho de que lo
ames a él y no me ames a mí. —Jessie protestó adormilada y cerró sus
brazos más fuerte—. Has hecho una vulgar burla de nuestro matrimonio. —
Ella tomó aire profundamente—. Pero te quedaste conmigo y eso significa
algo. Así que sí, te di esa oportunidad.
261
Él quería decir algo más para hacerla sentir mejor, pero ¿qué
demonios debía decir? —Gracias. —Dijo de manera lamentable. Y ya no
hablaron más mientras caminaban hacia su casa.
262
Andrew se recostó contra las almohadas y cerró los ojos por un
momento. Cuando los abrió vio a Stephanie mirándolo fijamente. Suspiró,
no queriendo admitir que ella tenía razón.
—Okay, sólo hasta que me saquen el yeso, y entonces volveré a
nuestra... mi casa. —Dijo tropezando con las palabras. Tragó fuerte para
pasar el nudo que se formó en su garganta.
Stephanie no hizo comentarios, sólo se acercó para acariciar su
cabello cariñosamente. —Siento mucho lo de Rich. —Dijo eso muchas
veces y cada vez la respuesta fue la misma.
—Si, yo también. —Una respuesta sosa, sin emoción.
—Andrew.
Estaba preocupando a todos que Andrew no mostrara signos de duelo
por la pérdida de su esposo. Ya habían pasado tres semanas desde el
accidente y él apenas había mostrado signos visibles de dolor. Stephanie
estaba preocupada que él estuviera ocultando sus emociones otra vez.
Recordaba cuando era un adolescente lidiando con su sexualidad y la
disciplina extrema de su madre. Era como un barril de pólvora a punto de
explotar.
Stephanie miró mientras él llevaba su brazo sobre su cara,
escondiéndose de su mirada preocupada. Así fue como Shane y Nathan los
encontraron unos minutos más tarde. Abrieron la puerta y se detuvieron
bruscamente cuando vieron la escena.
—Está todo... Andrew ¿está todo bien? —Shane caminó hasta el lado
de la cama y puso dos dedos en la muñeca de Andrew.
—Estoy bien. —Murmuró empujando su brazo lejos.
Nathan dudaba en la puerta sin saber qué hacer, entonces entró
abruptamente y tomó a Andrew trayéndolo a un fuerte abrazo, tratando de
no tocar el brazo herido. Andrew se resistió por un momento, pero era
Nathan, entonces se derrumbó enterrando su cara enrojecida en su cuello.
Nathan ignoró a todos en la habitación mientras murmuraba tonterías en su
oído para consolarlo, cubriéndolo con sus brazos.
Andrew se dejó consolar por unos minutos, entonces lo empujó
secándose las lágrimas con las manos.
—Aquí. —Dijo Shane ofreciéndole una toallita húmeda. Nathan la
tomó y empezó a secarle la cara cariñosamente, como haría con Daniel o
Jessie.
—No soy un niño. —Protestó Andrew.
Nathan bajó la cabeza hasta rozar su oreja. —Mmm, sé que no lo
eres. —Susurró y sonrió mientras Andrew se ruborizaba todavía más.
263
—Uh, ¿chicos?
Shane y Stephanie los miraban, el regocijo superó la preocupación.
Nathan se alejó y acomodó el cabello sudado de Andrew
descubriéndole la cara. —¿Mejor? —Preguntó, con cierta preocupación
oscureciendo sus ojos.
Andrew asintió. —Lo siento, —dijo a Stephanie.
Ella agitó la mano despreocupadamente. —No hay problema. —Y,
Dios, realmente no lo era.
Shane sirvió otro vaso de agua y se lo ofreció a Andrew con unas
pastillas. Andrew las miró con extremo disgusto.
—Supongo que me vas a ignorar si digo que no las necesito,
¿verdad?
—Exactamente. —Shane acordó entusiasmado.
Andrew las tomó de mala manera y los miró ceñudo cuando Nathan
y Stephani apenas pudieron ocultar sus sonrisas. —¿Feliz ahora? —
demandó y dejó el vaso.
—Buen chico. —Nathan palmeó su cabeza y saltó hacia atrás cuando
Andrew levantó su brazo enyesado contra él.
—¡Ow, mierda! —Aunque el brazo no llegó a golpear a Nathan el
movimiento tan repentino fue suficiente para enviar un agudo dolor por su
brazo.
Las cejas de Shane se elevaron. —Dime Andrew, ¿siempre eres tan
agresivo?
—Sólo cuando me provocan.
Andrew resopló enojado otra vez y todos rieron. Él masajeó su brazo
y dejó de pelear pero enfurruñado.
—¿Han decidido sobre los arreglos cuando seas dado de alta? —El
enfermero preguntó mientras tiraba el vaso y la toallita húmeda a la
papelera.
—¿No lo han decidido todo por mí? —Preguntó sarcásticamente
Andrew.
—¡Andrew! —Le reprendió gentilmente Stephanie.
Shane obviamente era un campeón ignorando el mal humor de sus
pacientes. —¡Excelente! —dijo—. Con buena suerte mañana obtendrás tu
pase de salida de la prisión. ¿Pueden venir a buscarlo? —Preguntó
volviéndose a Stephanie.
—Seguro. —Dijo ella.
264
—Voy a estar feliz de salir de aquí. —Dijo Andrew, pasándose la
mano por su sucio cabello, haciendo una mueca de disgusto al sentirlo tan
desagradable.
—No me puedo quedar mucho tiempo. —Dijo Nathan mirando su
reloj—. Pero puedo lavar tu cabello antes de irme.
—¿Podrías? —Andrew sonrió por primera vez, sintiéndose contento
con la idea de tener su cabello limpio.
Nathan estuvo ocupándose de cosas como éstas desde el accidente.
Nadie se lo pidió, pero Andrew no lo detuvo una vez que se sintió mejor.
La infección lo dejó débil como un gatito y cualquier ayuda era
bienvenida, a pesar de que jamás lo admitiría. En sus momentos más
depresivos, se sentía culpable por el placer que le daba la intimidad del
contacto que tenía con las grandes manos de Nathan masajeando su cabeza.
—Mejor vuelvo a casa. Joe está por llegar del trabajo. —Stephanie
se levantó frotando su espalda que dolía después de estar una hora sentada
en la silla incómoda del hospital. Ella se agachó un poco para besar la
mejilla de Andrew—. Te veo mañana, cariño. Llamaré para saber cuándo
estás listo para ir a casa.
Andrew asintió. —Te veo en la mañana.
—Más bien cerca del mediodía. —Shane advirtió cuando la vio en la
puerta.
—Seguro. Shane, ¿puedo hablar contigo un momento?
Andrew levantó una ceja cuando ellos dejaron la habitación. Su
expresión se oscureció todavía más cuando Stephanie rehuyó su mirada.
—¿Más organización? —Preguntó amargamente mientras miraba a
Nathan.
—Déjanos cuidarte. —Dijo Nathan suavemente tomando la mano
libre de Andrew por su propia voluntad.
—Fácil para ti decirlo. Siento como si no tuviera nada que decir en lo
que está pasando.
—Es sólo por algunas semanas. Entonces vuelves a tu hogar.
Hogar. Dios. Hogar era el departamento de Rich, o la casa del lago
de Rich. Supuestamente los dos le pertenecían ahora, pero infiernos,
¿dónde estaba su hogar? No en Castleton, no en Los Ángeles.
—¿Andrew? —Levantó la vista para mirar a Nathan mirándolo con
preocupación en los ojos—. ¿Todavía quieres que te lave el cabello o
prefieres esperar a estar en casa?
265
Andrew tragó ruidosamente luchando contra la urgencia de enterrar
la cabeza en el ancho pecho de Nathan y sólo dejarse llevar por el dolor y
la miseria que residían dentro de él.
—Ahora, por favor.
Sacó sus piernas fuera de la cama y se paró, balanceándose un poco,
dándose cuenta de que las medicinas estaban haciendo efecto. Nathan puso
su gran mano en el codo de Andrew y caminó con él hasta el baño.
—Vamos, hagamos que te sientas más limpio. —Murmuró Nathan.
El baño estaba cálido. Andrew se acomodó en la silla de plástico que
estaba puesta al lado del lavabo. Nathan acomodó una toalla alrededor de
sus hombros y él se inclinó sobre el lavabo. No era la posición más
cómoda, pero protegía su brazo.
Andrew suspiró cuando Nathan volcó una jarra de agua caliente
sobre su cabello sucio. Sentir sus largos dedos moverse entre su cabello fue
increíble. Él se empujó hacia la presión de los dedos mientras Nathan lo
enjabonaba, siendo muy cuidadoso en no tocar aquellas partes que todavía
estaban sensibles por las heridas.
—¿Mejor?
Andrew sólo respondió con un gemido.
Nathan rió mientras enjuagaba el shampoo. —¡Eres como una niña!
—Deberías intentar permanecer sin una ducha por tres semanas. —
Se quejó Andrew mientras se sentaba. La toalla rodeó su cabeza y su
cabello fue secado rudamente. Cuando retiró la toalla su cabello se
disparaba en todas direcciones. Nathan alargó su mano hacia la repisa y
tomó el peine de Andrew.
—¡Hey! Puedo peinar mi propio cabello.
Andrew trató de alcanzar su peine, pero Nathan lo alejó ignorando su
queja. —Disfruto haciéndolo, ¿ok?
Andrew se aplacó con la admisión de Nathan y le dejó peinarlo y se
sintió mucho mejor.
—Ya está. Todo limpio.
Dejando un beso suave en la cima de la cabeza de Andrew, Nathan
ordenó el baño. Andrew no se movió, estaba súbitamente exhausto por el
esfuerzo. Nathan lo ayudó a volver a la cama y se acostó aliviado, sus
músculos dolían por el pequeño ejercicio.
Vio a Nathan mirándolo con perspicacia. —¿Puedes darte cuenta de
por qué queremos ayudarte?
—No significa que tiene que gustarme.
—Me temo que es necesario. Sólo por un corto tiempo.
266
Andrew cerró los ojos. Realmente necesitaba una siesta. —¿Tú
podrías..? —Se detuvo, no quería presionar a Nathan.
—¿Podría, qué? —Nathan preguntó con tono curioso.
—¿Podrías venir al servicio conmemorativo de Rich?
Hubo una pausa y Andrew se maldijo a sí mismo por preguntar, por
estar tan necesitado.
—Iré, Drew, te lo prometo.
Cálidos dedos acariciaron su cara y él inclinó su cara para mayor
contacto, sin abrir los ojos. —Gracias. —Suspiró.
—Vuelve a dormir. Mañana es un gran día.
Obedeció la orden dicha suavemente, su último pensamiento
consciente fueron los labios de Nathan presionando los suyos cuando se
dormía.
267
—Bueno, cuídate Andrew. —La enfermera lo besó en la mejilla y
Gary caminó adelante hacia el lugar donde estacionó, Andrew caminaba tan
rápido como sus débiles piernas le dejaban.
—Entonces ¿Shane va a extrañar tu lamentable culo o la adorable
compañía de tu visitante? —Gary preguntó maliciosamente mientras
dejaban el edificio.
—¡Cállate! —Andrew gruñó, ignorando la fuerte risa de Gary.
Andrew se dejó caer dentro de la cabina del coche, agradecido por
estar lejos de esas cuatro paredes. Dormitó en el camino mientras
conducían, sorprendido de lo muy cansado que estaba en su cabeza y sus
huesos después de lo que sintió como un mes de estar durmiendo. Aún un
pequeño esfuerzo lo dejaba exhausto.
—Despierta, despierta, Bella Durmiente, momento de levantarse y
brillar.
Él se levantó y vio que estaban estacionados frente a su casa. La
puerta principal se abrió y Colin salió corriendo hacia él, seguido de cerca
por Ruth.
—¡Hey, papá!
—¡Jesús! Lo siento mamá.
—¡Déjalo salir de la camioneta, hijo! —Solamente Gary podía jurar
y calmar la ofendida Sra. Matthews en una oración. Ella resopló pero no
entró en la usual verborragia acerca de tomar el nombre del Señor en vano.
Andrew ignoró a Gary y tiró de Colin para abrazarlo, sintiendo su
hijo caliente y vivo en su abrazo. —¡Hey!
Colin lo dejó ir un poco para que dijera hola a su madre y luego lo
guió hacia la cocina. Stephanie estaba esperando por él con una enorme
taza de café. Andrew se sentó en el taburete con gratitud. No por nada
estaba por mostrar cuán débiles estaban sus piernas. Pero Stephanie le miró
comprensivamente.
—Siéntate antes de que te rompas una pierna.
Ella le pasó la taza de café y él la tomó agradecido, bebiendo la
mitad del amargo y humeante líquido en un solo trago. Fue como energía
instantánea esparciéndose por su cuerpo, y Andrew suspiró con
satisfacción.
Gary entró en la cocina seguido de cerca por Nick.
—Andrew. —Sus ojos se iluminaron cuando vieron a su hijo sentado
en la cocina. Andrew luchó para ponerse de pie mientras su padre se
apuraba por llegar cerca de él. Nick le dio un breve abrazo y entonces
gentilmente lo volvió a poner delicadamente sobre la silla.
268
A pesar de sus años de adolescente Andrew estaba realmente
encariñado con su padre, quien había hecho todo lo posible, muy poca cosa,
por frenar la extremista disciplina en su hijo. Como adolescente, Andrew
estaba amargamente resentido por la manera en que su padre siempre
apoyaba a su madre cuando quiso resolver el problema de la sexualidad de
su hijo. Fue años más tarde cuando se dio cuenta todo lo que su padre hizo
por él, sino hubiera sido peor, mucho peor.
Ruth estaba dando vueltas alrededor de él sin parar de quejarse por
todo, reprendiendo a Stephanie por darle una taza de café en lugar de un té
de hierbas y hacerlo sentar en una dura silla en lugar de meterlo a la cama.
—No estoy enfermo, mamá, —espetó Andrew—. Pero creo que lo
estaré si sigues tratando que tome alguna basura de hierbas. —No pudo
evitar notar por el rabillo del ojo a Gary y Colin mirándose con una
expresión de regocijo.
Ella estaba usando su expresión de ‘sólo estaba tratando de ayudar’
que Andrew odiaba. Nick le estaba enviando una súplica con la mirada y él
suspiró y se disculpó, sabiendo que en su propia y rara manera ella sólo
estaba tratando de portarse como una madre.
—Este es el primer buen café que bebo en semanas me hará sentirme
mucho mejor. —Dijo Andrew—. Y luego prometo que iré a la cama a
descansar. —Fingió un bostezo que enseguida se volvió real.
—Toma, bebe otra taza y ve a dormir.
Stephanie estaba llenando su taza de nuevo cuando la puerta de la
cocina se abrió y Daniel entró corriendo, seguido de cerca por Alex y
Jessie.
La esposa de Nathan no lo visitó en el hospital, y a pesar de que
Nathan aseguraba que ella apoyaba que él lo visitara regularmente, Andrew
se dio cuenta inmediatamente de la tensión con la que lo miraba
Inconsciente a la atmósfera, Daniel gritaba de alegría cuando vio a
Andrew. A pesar de que él no se había encontrado con Andrew muchas
veces él sabía que Colin adoraba a su papá y que era alguien especial.
—¡Tío Andrew! —Empezó diciendo y entonces calló, con el ceño
fruncido miró a Stephanie acusadoramente.
—Él no es como Shrek, —le dijo firmemente.
Andrew arqueó una ceja a Stephanie, mirándola divertido cómo
enrojecía. —¿Shrek?
—Quizás dije, uh, que estabas un poco gruñón, —admitió.
—Tía Stephanie dijo que tú eras un ogro y que necesitaba tomar
prestado mi casco y mi espada. —Le informó Daniel.
269
Andrew hizo una mueca cuando vio la incomodidad de Stephanie.
Gary estaba riendo abiertamente mientras Colin estaba ocupado tratando de
explicarle a Daniel. Andrew se arrodilló en el piso para estar a la misma
altura que los niños, pero para él había una posibilidad real de que pudiera
necesitar ayuda para levantarse.
—Puede ser que haya sido un poco como un ogro, —admitió—. Pero
sin la piel verde.
—Definitivamente.
Andrew se indignó cuando sus amados asintieron, pero ellos
solamente estaban mostrándose de acuerdo con él. —Me voy a dormir, —
anunció—. Con mi café. —Lo apretó fuerte contra su pecho esperando no
haber sonado tan débil como se sentía.
—Que tú y tu café sean felices juntos, pastelito.
Andrew sonrió débilmente cuando escuchó la voz de Ruth indignada
—¡Gary! —detrás de él. Saludó con la cabeza a Alex y se encaminó a las
escaleras que llevaban al sótano.
Así empezó la rutina que continuó los siguientes días. Dormía,
emergía del sótano brevemente para buscar café y dormía un poco más. Si
lloraba por Rich lo hacía cuando estaba solo y nadie podía verlo. En algún
momento durante ese tiempo Gary tomó sus cosas y se fue a unirse con la
banda, un ‘Nos vemos’ y un fuerte abrazo contra su pecho le dijo a Andrew
más que las palabras, lo muy preocupado que había estado. No se le había
ocurrido al adormilado y confundido cerebro de Andrew que Nathan no
había venido a verlo para nada en la última semana hasta que abrió los ojos
y lo vio sentado en el extremo del sofá cama.
Se despertó con un hormigueo entre sus hombros como si alguien
estuviera mirándolo fijamente. Andrew rodó en la cama parpadeando
mientras veía la larga figura de Nathan, sonriéndole.
—¿Nathan? —Trató de levantarse torpemente con el yeso puesto.
—Hola —respondió, y estiró una mano y la apoyó sobre el estómago
de Andrew—. No te muevas. Lamento haberte despertado.
Volviendo a acomodarse bajo las sábanas Andrew miró el reloj. Era
pasado el mediodía. De algún modo logró dormir otra mañana completa.
Tragó y sintió un desagradable gusto en la boca.
—Toma. —Nathan le ofreció una taza de café servida en un vaso con
tapa. Andrew la tomó con agradecimiento y bebió un sorbo, tomando
energía de la mierda negra y dulce. Estaba extra fuerte, caliente y muy
negro.
270
Nathan respondió la pregunta que leyó en los ojos de Andrew. —
Quería verte, pero no quería venir a través de la casa. Pensé que sería
mejor, y que te importaría que me metiera sin que nadie me viera.
—¿A quién estabas evitando a mí, o a Gary?
—Alex me dijo que se fue ayer. —Admitió poniéndose rojo.
—¿Entonces pensabas que era seguro venir ahora? —Andrew no
pudo evitar sonar divertido.
Dejó caer su cabeza sonrojada. —Supongo que eso me hace ver
realmente patético, ¿verdad?
—Bueno, —Andrew pretendió considerarlo—. El hombre es la mitad
de tu tamaño.
—¡El hombre es verdaderamente aterrador! —Protestó Nathan—.
Además creo que yo no le gusto.
—Es sobreprotector, —admitió Andrew.
—Me alegra de que tengas a alguien así en tu vida, —dijo Nathan
suavemente—. Tienes amigos especiales.
Andrew asintió. —Sí los tengo, —acordó, poniendo su mano sobre la
de Nathan que todavía estaba en su estómago. La palma de Nathan estaba
en parte sobre la piel caliente de Andrew, donde la camiseta se había
levantado un poco. Se quedaron así un poco para no quebrar el momento,
deseando mantener la conexión.
Desafortunadamente Andrew tuvo que levantarse para ir al baño.
Nathan alejó su mano y esperó a que saliera.
—¿Vendrías al parque con los chicos? —Preguntó a Andrew cuando
salió del baño, yendo derecho hacia el café.
Andrew frunció el ceño mientras tragaba saliva. —¿Qué día es hoy?
—Sábado. ¿Por qué?
—Dios ¿estuve dormido por una semana entera?
—Hombre, has estado dormido por un mes entero. —Apuntó
Nathan.
Andrew se rascó la mandíbula cubierta por una fina capa de barba
pelirroja, demasiado abundante para considerarla incipiente. Nathan lo
había afeitado varias veces en el hospital hasta que Andrew pudo pasarse la
rasuradora eléctrica solo.
—Entonces, parque, pelota o ¿seguir con la cara pegada a la
almohada?
—Café, cama y dormir más. No creo estar suficientemente fuerte
para correr tras una pelota todavía.
—Vamos, Drew. Necesitas un poco de aire fresco, —suplicó Nathan.
271
Negando con la cabeza, Andrew terminó su café y tiró el vaso a la
papelera. Le erró y rebotó en el borde. Se encogió de hombros y se metió a
la cama.
—Realmente no estoy suficientemente bien para eso. Quizás
mañana. —Se acostó y cerró los ojos.
—Mañana, entonces. Te lo voy a hacer cumplir, —le advirtió
Nathan. Le dejó un suave beso en la sien y se levantó.
—Mañana. —Acordó adormilado, ya quedándose dormido.
Sólo que no pudo ser el día siguiente ni el día después de éste. El
siguiente día estaba con escalofríos y adolorido, que todo lo que pudo hacer
fue tomar Tylenol y agua esperando poder dormir y olvidarse de la miseria
que le invadía.
Nathan lo visitó en algún momento pero no podría determinar
cuándo exactamente. Solamente estaba consciente de Nathan tocándole su
brazo y acariciando su cabello y entonces se volvía a dormir.
Le tomó otros cuatro días estar despierto por más que unos minutos.
Para el momento que llegó el próximo fin de semana ya era capaz de estar
suficiente tiempo despierto como para ver una película con Colin, y
Stephanie dejó de merodear al pie de su cama.
Colin pasó la mañana del domingo en la cama con Andrew mirando
programas de televisión infantiles y comiendo lo que equivalía a un mes de
golosinas. Andrew sobrevivió por un par de horas y entonces dormitó por
un rato mientras en la pantalla se reproducían unas extrañas criaturas
luchando unas con otras sin sentido.
Fue consciente que un cuerpo caliente se presionaba contra él y la
voz de Colin hablando con alguien. Se dio vuelta y encontró a Nathan y
Daniel en la cama, también mirando la pequeña televisión. Daniel tenía su
mano dentro de una bolsa de Twizzlers y su cara cubierta de azúcar. El
dueño del cuerpo caliente era Nathan, su larga figura enrollado alrededor de
Andrew para no caer de la cama.
—Chicos, —dijo y su voz salió áspera. Carraspeó y trató de nuevo
—. Está un poco demasiado lleno aquí ¿no creen? ¿No hay otro lugar
donde pueden descansar?
Nathan le sonrió. —Nosotros sólo vinimos a llevarlos a los dos al
parque.
Andrew gimió. —Váyanse. Encuentren a alguien más para molestar.
—No le importaba qué hora era, lo único que le importaba era tener más
tiempo para dormir.
272
—No es bueno para ti estar todo el día encerrado. Además este
cuarto apesta, hombre. Necesitas ventilar este lugar.
Andrew rodó alejándose de Nathan. —¿Por qué no le preguntas a
Shane? Estoy seguro que él estaría encantado de acompañarte. —Murmuró
con indiferencia.
—¿Quién? ¿Shane? Andrew, ¿de qué demonios estás hablando? —
Nathan elevó la voz.
Colin salió de la cama y le tomó de la mano a Daniel. —Vamos,
Danny. Mamá hizo panqueques arriba. Corramos hasta las escaleras.
Los dos chicos subieron las escaleras hasta la cocina, dejando a los
dos hombres en un incómodo silencio. Nathan decidió hablar primero.
—¿Qué quisiste decir que puedo invitar a Shane?
Andrew se volvió y enfrentó a Nathan. —Shane. Enfermero caliente.
Tu nuevo mejor amigo.
—Sé quién es Shane, Drew. ¿Pero mi nuevo mejor amigo?
Bueh, ahora se estaba sintiendo como un tonto porque Nathan lo
estaba mirando como si le hubieran salido dos cabezas.
—Andrew, ¿estás celoso de Shane? ¿Por qué, mierda?
—Él hablaba de vosotros como si fueran amigos.
Nathan asintió lentamente. —Hablamos mucho cuando estabas
inconsciente. Hablé con todos los enfermeros. Y los doctores y la señora de
la limpieza ¡maldición! ¿Estás celoso de ellos, también?
—No seas ridículo.
—¡Tú estás celoso de un enfermero y me llamas ridículo!
—Él es bien parecido y gay. —Andrew se mordió el labio—. Él te
llamó Nate. —Soltó abruptamente.
Los ojos de Nathan se abrieron ampliamente. —¿Te estás poniendo
histérico porque alguien que me consoló durante un período difícil me
llama ‘Nate’ que al menos otra docena de personas usan?
—Vete a la mierda.
—Vete tú a la mierda, Andrew. —Retrucó. Sus ojos eran fríos y
duros—. Estás siendo un idiota y un egoísta. Yo necesité a Shane. Él me
escuchó hablar de ti cuando estaba asustado de que no volvieras a
despertar. Me dejó divagar acerca de cuánto te amo y cómo te tuve que
verte casándote con otro hombre, verte besarlo cuando todo lo que quería
era besarte yo mismo. ¿Cuántas personas conoces con las cuales pueda
hablar de éstas cosas?
273
—¡Basta, por favor! —Se tapó las orejas con las manos—. No puedo
escuchar esto. —Estaba tratando de alejarse de Nathan pero no había lugar
para ocultarse.
—¡Tú empezaste! —Apuntó Nathan, aspirando con fuerza—. Yo no
quiero a Shane. Yo te quiero a ti.
Andrew se enrolló en una bola con las manos en las orejas tratando
de ocultarse de las palabras que él provocó. Nathan tomó sus manos
alejándolas de la cabeza y tiró de él hasta que quedó sentado. Puso una
mano bajo la barbilla de Andrew y lo obligó a mirarlo a los ojos, el color
avellana de sus ojos casi no se veía por la rabia.
—¿Eres tan idiota que no ves que no es Shane? Sólo hay un hombre
para mí, Andrew Matthews. —Su voz bajó hasta ser un susurro—. Esperé a
que te despertaras asustado hasta la mierda que un día ya no pudieras.
—No quería despertar, —admitió—. Todavía no quiero. —Vio el
dolor pasar por los ojos de Nathan, pero ya era demasiado tarde para
detenerse—. En mis sueños por lo menos no estoy solo.
—¿Está Rich ahí?
Andrew asintió, su mano tomó el bíceps de Nathan. —Y tú. Están
ambos en mis sueños y es cálido y seguro. Aquí —señaló con la mano
alrededor— Rich está muerto y tú con Alex, y yo estoy solo de nuevo.
Prefiero mil veces estar dormido.
—Andrew. —Dijo con voz ahogada, como si apenas pudiera
contener las lágrimas. Dejó ir la barbilla de Andrew y juntó su frente con la
de él.
Bajo las rodillas de Andrew habían envoltorios de golosinas y algo
estaba pegado a la pierna del pantalón de gimnasia, pero estaba encerrado
en un agarre del que no podía escapar.
—Él no querría que te escondieras aquí. —murmuró Nathan—. Él
querría que volvieras a vivir.
—Es demasiado pronto. Ni siquiera han pasa dos meses. —Protestó
Andrew—. Necesito más tiempo.
—Lo sé, bebé, lo sé. —Andrew se había movido hasta quedar
sentado a horcajadas en el regazo de Nathan, su cabeza descansando en la
curva de su cuello, cálido y seguro por un momento. Una mano de Nathan
estaba acariciando su cabello y la otra trazaba dulces patrones en su
espalda. Andrew sintió como si se fuera a dormir en cualquier momento.
—Saldrás con nosotros por un rato. —Dijo Nathan después de unos
minutos. Cuando Andrew se tensó listo para discutir, agregó: —No tienes
que quedarte mucho tiempo, pero Stephanie quiere limpiar el cuarto y
274
cambiar las sábanas. Te acompañaré mientras Colin lleva los perros con
Daniel. Créeme te sentirás mejor y luego podrás dormir esta noche.
Andrew estaba listo para protestar cuando otra voz interrumpió. —
¿Papá está bien?
—Él está bien, —le aseguró Nathan a Colin, pero no se veía muy
convencido.
—Estoy bien. Sólo... —Empezó a decir Andrew mientras se
acomodaba otra vez en la cama para mirarlo de frente. Colin no lo dejó
terminar. Se subió a la cama y lo abrazó.
—Esta bien papá, entiendo. —Olía a dulces y sudor de adolescente,
pero poder apoyar la cabeza en el fino hombro de Colin mientras el calor
de Nathan lo rodeaba, era lo que deseaba, más que ninguna otra cosa.
Estaba perdido en el dolor de la pérdida de Rich, todavía preso de la culpa
por amar a Nathan, pero era amado por su familia y amigos y él tenía que
recordar eso cuando los sentimientos negativos volvieran a deprimirlo.
Fue una buena idea ir al parque. Algo que no admitiría a nadie,
especialmente no a Nathan. Después de cinco semanas en cama y todavía
teniendo el yeso en el brazo, Andrew no estaba bien como para correr. Se
sentó en un banco mirando los chicos y los perros jugar un enérgico juego
‘persigue a Tyler para conseguir la pelota’, sintiendo la suave brisa
enfriando el calor de los rayos del sol en su cara y respirando aire puro.
Nathan se dejó caer en la banca al lado de Andrew, agitado.
—¿Envejeciendo? —Andrew preguntó divertido.
—Vete a la mierda. —Chilló Nathan, sus palabras sonarían más
convincentes si no estuviera tratando de retener el aire mientras hablaba.
—Bueno, bueno. —Palmeó la rodilla de Nathan
condescendientemente. Nathan estaba por palmearlo pero se detuvo
consciente de que Daniel lo miraba fijamente.
—Papi, ¿el tío Andrew está siendo travieso? —Le preguntó su hijo.
Andrew recordó a Colin cuando tenía cinco años, preguntándole
enojado por qué si estaba bien que Andrew lo palmeara cuando rompió los
lentes de su cámara y no estaba bien que él golpeara a la hermana de Bobby
cuando rompió su Buzz Lightyear. Con toda honestidad él no podía
contestar eso, y se volvió muy cuidadoso sobre cuándo debía usar castigos
físicos en su hijo.
—Sólo estamos jugando. —Explicó Nathan y empujó a Andrew.
El rápido movimiento tomó a Andrew por sorpresa y un súbito dolor
traspasó su brazo herido. Él siseó y miró fijamente a Nathan, aunque sin
acusación en la mirada.
275
Nanthan se mostró arrepentido inmediatamente. —Perdón, hombre,
—se disculpó—. Iba a ser sólo un toque suave.
—Recuerda que tienes la contextura física de un gigante la próxima
vez. —Andrew gruñó y sujetó su brazo sobre el pecho.
—Hablando en serio, ¿te he hecho daño?
Andrew negó con la cabeza. —No, sólo en mi orgullo, por ser tan
débil.
—Mi papá el gallina. —Dijo Colin mientras alzaba a Daniel y lo
echaba en su hombro y salía corriendo.
Nathan miró a Andrew con una mirada especulativa.
—Ni siquiera lo pienses. He dicho ¡ni siquiera lo pienses, Nathan
bastardo! —Chilló Andrew mientras Nathan lo levantó a la manera de los
bomberos y lo puso en el hombro para salir corriendo detrás de Colin, los
perros ladraban fuerte excitados por todo el movimiento. Aún en el medio
de todo el ruido y de sus ignoradas protestas, estaba plenamente consciente
de lo cuidadoso que fue Nathan con él.
Nathan hizo una parada, su pecho agitado por el esfuerzo y bajó a
Andrew hasta dejarlo parado, sus gafas torcidas, su cabello revuelto y su
dignidad destrozada. Se tambaleó por un momento inclinado a un lado no
estaba seguro si vomitaría. Nathan lo sostuvo hasta que pudo mirar al
frente, y su estómago se sosegó con un leve gruñido.
—Te odio. —Murmuró.
—No, no me odias.
Andrew le sacó la lengua infantilmente. No iba a admitir que Nathan
tenía razón.
No dejaron que Andrew volviera a la cama hasta la noche. Para el
momento que Andrew se metió entre los cobertores estaba exhausto por el
esfuerzo. Durmió con una facilidad que lo había eludido por las últimas dos
semanas. Si, él había dormido por horas, pero nadie lo había visto tendido
en la cama mirando el cielo raso durante la noche, con los ojos inflamados
por la miseria y el insomnio.
El lunes durmió hasta el medio día, despertándose por el sonido de
su teléfono móvil vibrando en su oído.
—¿Gué...? —sólo pudo decir.
—Es hora de levantarse. —La demasiado alegre voz de Nathan sonó
en su oído.
—A... ierda... —Con demasiada fuerza presionó la tecla ‘end’ y
volvió a acurrucarse. El bastardo lo estaba llamando desde el trabajo.
El teléfono vibró de nuevo.
276
—¡Déjame en paz! —Pudo decir esta vez.
—Levántate, entonces, y te dejo en paz.
—Estoy levantado.
—Mentiroso.
—¡Jesús, eres un tirano!
—Sólo debes agradecerme que soy yo y no Gary o Gabe. Ellos
planeaban cosas que incluía agua helada. Oh, debo irme. ¡Ben suelta la
trenza de Suzie!
Andrew escuchó la conversación en el otro lado con una mezcla de
divertimento y molestia. —¿Puedo irme ahora?
—Solamente si me prometes que vas a sacar tu perezoso cu... eh,
parte de atrás de la cama.
—Seguro. —Andrew cortó la llamada y se acurrucó otra vez en la
cama enterrando su cabeza en las almohadas. Se iba a levantar, pronto.
Volvió a estirarse para tomar el teléfono otra vez. Lo apagó para
asegurarse de tener paz.
Funcionó hasta que una alarma fuerte y chillona sonó otra vez.
—¡Puta madre!
Andrew se movió torpemente alrededor buscando la causa del
sonido. Alguien había escondido un viejo reloj-alarma en su mesita de
noche. —Estoy levantado, estoy levantado. ¡Déjenme, por un maldito
momento, solo, maldición! —Su grito de protesta llegó hasta el estudio
pero nadie respondió.
Andrew se sentó en la cama, rascándose con ganas la panza,
meditaba en la idea de irse a la cama de nuevo, pero sabía que si lo hacía
otra cosa ruidosa y odiosa volvería a sonar en su oído.
Salió de la cama y fue al baño, soltó un gruñido de alivio cuando
pudo orinar.
Mientras lavaba sus manos, se miró al espejo. Dios, eso lo
conmocionó. Cabello pegoteado, piel pálida, profundas marcas púrpuras
bajo sus ojos, y una expresión de miseria total en su cara. ¿Esta es la forma
en que se veía todos estos días?
Andrew desesperadamente necesitaba una ducha. Fue hasta la sala
principal buscando una bolsa de plástico. Había una sobre la mesa. Sacó lo
que contenía y puso su brazo enyesado dentro, cubriendo totalmente el
yeso. Perfecto. Ahora necesitaba cinta adhesiva para fijarla en el lugar.
Cinco minutos después estaba bajo la ducha disfrutando del agua
caliente, caliente que rodaba por todo su cuerpo. Había extrañado esto
mucho. Andrew gimió con satisfacción y se acomodó contra el chorro de
277
agua. El agua empezó a salir fría antes de que él saliera de la ducha. Se
secó bruscamente, sacándose la bolsa cuando estaba casi seco.
Fijando la toalla alrededor de su cintura, fue de nuevo hacia la sala
principal buscando ropas limpias. Andrew no se había dado cuenta de la
pila de ropa que había sobre una de las sillas. Buscó hasta que encontró
algo que le gustaría ponerse. Debajo de la pila había una nota.
El café esta arriba, en la cocina.
Andrew miró las palabras por un minuto, no comprendiendo
exactamente qué significaban. Entonces se dio cuenta. Había sido arrojado
fuera de la cama por un montón de...
—Bastardos. —Siseó, sin poder evitar la sonrisa que estaba
emergiendo en su cara.
Seguramente el café estaba listo, recién hecho, en la cafetera. Se
sirvió una taza y se sentó a la mesa. Allí había otra nota.
Andrew ni siquiera PIENSES en volver a la cama. Debes hacer la
cena. Stephanie, x x.
P.s. Pasta está bien.
P. p. s. La salsa está en el refrigerador.
Andrew iba a matarlos a todos, uno por uno, muy lentamente. Tan
pronto como resolviera el asunto de hacerlo sin que lo descubran y lo
arresten. Mientras tanto, iba a tomar más café y entonces otra taza más. No
iba a hacer pasta para nadie, excepto para sí mismo.
Más tarde, mucho más tarde.
278
Stephanie disparó una mirada a Colin, pero era obvio que esperaba
escuchar la respuesta, también.
—Vino y hierbas. —Dijo Andrew—. Nada más. A Rich le gustaba
así.
Súbitamente reinó el silencio, y entonces Stephanie dijo: —No me
sorprende, es delicioso.
La fuente estaba vacía cuando declararon que ya habían comido
suficiente, Colin y Joe comieron los últimos bocados.
Andrew declaró que ya había hecho su parte cocinado y que no iba a
lavar los platos también. Se retiró a su estudio después de desear a todos
buenas noches. Cuando dejaba la habitación escuchó a Colin empezar a
discutir por quién debía limpiar la mesa.
Cerró la puerta cuando Joe le contestaba y agradeció no quedar
envuelto. Igual que la noche anterior estaba exhausto y todo lo que quería
hacer era dormir. Se lavó los dientes y se subió a la cama buscando el libro
que estaba leyendo. Entonces un pensamiento pasó por su cabeza.
No iba a dormir en absoluto hasta que ambas puertas estuvieran
cerradas para todo el mundo. Nadie, y eso significaba que nadie, iba a
despertarlo con llamadas telefónicas o alarmas mañana en la mañana.
279
Capítulo Dieciocho
El servicio para Rich fue llevado a cabo en la casa del lago. No había
sido un hombre religioso, a pesar de su crianza Bautista, y Andrew quería
un servicio donde pudieran hablar todos los que quisieran compartir algo.
Hubo gente de todas las áreas de su vida: trabajo y hogar, amistades de
años y nuevos conocidos. Todos estaban invitados a tomar parte en el
servicio con Gary dirigiendo la música.
280
Andrew esperó que él corriera hasta donde estaba esperando. —
Pensé que estarías levantado. —Le saludó.
281
Andrew dio un paso atrás y miró a Nathan y fue recién en ese
momento cuando él vio el cansancio en sus ojos. Extendió su mano y con el
pulgar acarició la suave piel debajo de sus opacos ojos azules.
282
Andrew asintió. —Así es. Estuvieron juntos quince años, pero Paul
estaba en pareja cuando se conocieron.
—¿Qué sucedió?
283
—¡Maldición! —Andrew juró suavemente, sus manos sujetaban
fuerte la tela de su pantalón.
—Drew...
—Ah, ahí estás. Andrew los de catering quieren saber dónde tienen
que colocar todo.
—No estoy muy seguro qué le dijiste a Alex, pero gracias. —Nathan
movió su mano—. Por esto. Odiaría no estar aquí para él.
284
Su cara se iluminó. —Está bien. Él nos necesita a todos aquí.
Desearía...
285
apropiado para mostrarle que estaba bien ser gay, ese era Rich. Nathan se
sintió forzado a admitir que él no hubiera podido hacer lo mismo. Fue duro
para él aceptar que Andrew necesitaba más a Rich que a él. Seguro, él no
podía negar que Andrew lo había amado por años, pero Rich era el más
adecuado para estar al lado de Andrew cuando éste era más vulnerable.
—Uh, huh.
—De verdad.
286
Gabe sonrió sarcásticamente. —¿Porque me conoces demasiado
bien?
—¿Entonces...?
287
Andrew agradeció a sus invitados por venir y compartir sus
experiencias de Rich. Ofreció la oportunidad de quedarse a compartir
comida y bebidas, y el grupo de gente se encaminó hacia la casa.
—Casi todo.
—Tengo invitados.
288
con estas personas, podía ser abiertamente afectivo con Andrew y a nadie le
importaba.
Nathan no había pensado en eso. —¿Y qué vas a hacer con esto? ¿Lo
piensas conservar?
289
él. Dios, a pesar de todo este tiempo, Andrew sólo debía mirarlo para que
todo su cuerpo vibrara.
Sí, había sido importante y fue causa de más irritación entre Alex y
él, pero Andrew no necesitaba saber eso.
290
—Escucha, idiota... —Empezó a decir Nathan, pero fue interrumpido
a la mitad.
—Este es el servicio conmemorativo de mi esposo. Creo que puedo
mantener los pantalones puestos hoy, gracias. —Dijo Andrew fríamente y
se alejó de ellos.
Una mano tiró de él deteniéndolo. Gary era bastante más bajo que él
pero era más fuerte de lo que había esperado.
—Lo amo.
291
—No lo haré, pero el momento no es el correcto todavía. Él necesita
superar su pérdida.
Andrew rodó los ojos. —Dios, los dos son unos grandísimos idiotas.
No sé por qué los aguanto. Buscaros una maldita bebida y portaros bien
con los invitados.
292
—Sólo espero que haya alguien ahí para recoger los pedazos cuando
lo haga.
Lloró por un largo rato, solo, y por fin pudo dejar ir su dolor. Lo dejó
drenado y cansado, pero en paz por un rato, rodeado de los recuerdos de
ese hombre que cambió toda su vida.
293
Capítulo Diecinueve
Andrew tropezó cuando corría hacia la puerta, sus gafas resbalaron
por el suelo. Era la una y media de la madrugada y había estado esperando
desde que recibió la turbadora llamada hace bastantes horas atrás. Se
acomodó los pantalones del pijama que se deslizaban de su, todavía,
demasiado delgado cuerpo y se colocó las gafas de vuelta en su cara.
294
Gentilmente empujó a Nathan hasta la sala principal y luego lo
acomodó en el sofá, sentándose a su lado, su brazo alrededor de los
hombros de Nathan.
—¿Cuándo?
295
Nathan respiró pesadamente. —¿A dónde diablos hubiera podido ir?
¡Tú no me querías!
—¡Tú no me detuviste!
—Estoy asustado.
—¿De qué?
296
Andrew lo miró boquiabierto. —¿Pero, por qué?
Nathan se liberó y negó con la cabeza. —No voy a vivir de ti. Voy a
encontrar un trabajo y quiero ver a mis hijos regularmente.
297
tiene razón. Ella merece más de lo que tú le has estado dando. Puede
encontrar otro hombre que realmente la ame. —Puso un dedo sobre los
labios de Nathan para impedir que protestara—. Pero es tu esposa.
Cualquier cosa que quieras hacer, yo te apoyo. Y si eso significa
permanecer alejado y dejarte solo, entonces haré eso también. Si tú quieres
estar conmigo como mi amante, entonces te apoyo y te ayudaré a ti y a
Alex a criar a tus niños. Rich me dejó suficiente dinero para hacer eso.
—Necesito...
—Sí.
298
—No creo... No estoy seguro... —Nathan se detuvo, frustrado—.
¿Podemos sólo ir a la cama? Quiero estar cerca de ti, y este ha sido un día
muy largo.
—Eso va a cambiar.
299
No estaba seguro qué hora era cuando despertó y tampoco se molestó
por mirar el reloj en su mesilla de noche. Andrew quería seguir durmiendo,
pero su mente corría desbocada.
—Te amo.
Nathan se apoyó contra él, y Andrew pudo sentir que estaba tratando
de reprimir el sollozo.
300
—Lo prometo. Podemos superarlo todo; sólo va a tomar un poco de
tiempo, eso es todo.
—¡Joder!
301
—Sólo déjame ver lo que es mío. —Andrew dijo y se sentó sobre sus
tobillos. Vio una gota de presemen deslizándose fuera de la abertura y
cayendo por el glande.
—Andrew... yo...
302
Nathan estaba cantando una liturgia de “porfavorporfavorporfavor”
hasta que estaba subiendo y bajando las caderas incontrolablemente. La
saliva estaba corriendo por la barbilla de Andrew y casi no podía respirar
pero no se iba a detener, no hasta que... con un estrangulado gemido,
Nathan disparó dentro de su garganta.
—Tócame.
303
Nathan lo levantó y lo dio vuelta, empujándolo, con su cara contra la
cama. —¡Voy a joderte, voy a llenarte tan duro que te voy a hacer gritar!
—¿Mejor?
—Uh, huh.
304
—¿Lo soy? —Andrew lo miró sobre su hombro—. No digas eso si
no lo dices en serio. —Todavía necesitaba esta reconfirmación.
—Lo digo en serio. Tú eres mío, sólo mío. No va a haber ningún
otro, nunca. —Nathan lo empujó contra el colchón cubriéndolo
completamente.
—Tú eres mío. —Nathan repitió. Él podría haber trazado una marca
en el corazón de Andrew.
—Siempre lo he sido.
Y Dios, ¿ellos no sentían la presión del peso de los últimos siete años
cuando sabían que eso era verdad?
—Por favor.
305
Andrew sintió a Nathan mordiendo su cuello, y presionó fuerte
contra el ardor. —Quiero tu cuerpo, quiero tu mente, y te quiero cada
minuto de cada día.
306
—Drew, ¿qué pasa?
—¿Y tus hijos? ¿Tu carrera? Debe ser mucho más fácil permanecer
como un hombre hetero y casado. —Él quería creerle, pero simplemente no
podía.
307
sus labios de juntaron. El sonido de suaves besos llenó el aire y Andrew se
perdió en el tacto y el aroma de su hombre envuelto alrededor de él. Por
primera vez desde que conoció a Nathan, se sintió completamente en casa
entre sus brazos.
308
Epílogo
Andrew miraba a la pareja, notando las sonrisas que combinaban en
sus caras mientras hablaban con Allison. El hombre la llevaba cerca de él,
asegurándola a su lado, su pequeña silueta apenas le llegaba al hombro.
Andrew notó sus anillos a juego en sus manos extendidas sobre el chato
estómago de ella. Ella estaba hermosa, la felicidad le daba un brillo que
había perdido hacía mucho tiempo. Andrew sacó otra botella fuera del cubo
para cerveza del refrigerador, estremeciéndose por una gota de agua helada
que corría por su brazo. Mirando el reloj de la cocina, silenciosamente
brindó. Media hora más y entonces le habían prometido que podía
escaparse.
—Él siente que es difícil estar tan lejos de los niños. Y justo cuando
las cosas se empezaron a solucionar, van y nos tiran esta basura.
309
—Dos años para empezar. Pero puede ser más tiempo. El último
puesto de Evan duró casi cuatro años. —Andrew miró a Evan dar un paso
atrás cuando Allison empezó a ondear su tablilla portapapeles. Alex había
conocido a Evan poco después de que ella y Nathan se separaron. Él
trabajaba para un banco de inversiones extranjero—. Nathan está bastante
destrozado por esto. Todavía es más difícil ahora con Daniel en la escuela.
Él necesita mantenerse en un lugar, no ir de aquí para allá entre ellos y
nosotros. Por lo menos Colin era lo suficientemente grande para explicarle.
Daniel no es tanto problema, pero Jessie no tiene idea por qué su papá
continúa sacándola de la cama. Por lo menos Nathan y Alex se hablan
ahora, más que a través de los abogados.
—Compañero de cuarto.
310
—¡Dios, sí!
—Nate está jugando Mario Kart con Daniel, Colin y Jess. No estoy
seguro de dónde está ahora.
—De todas formas será más fácil si le gustan las chicas. —Dios,
¿cómo iba a enfrentar a su madre si Colin era gay también?
311
Él la miró atónito.
—Pero...
—Pero, nada. Ella no puede poner un dedo sobre él. Hey, ven aquí.
312
los hábitos de baño de Bailey y regularmente iba a quejarse a la puerta de
los King.
313
Joe rió disimuladamente y ella se volvió para mirar a su esposo.
Andrew tomó la oportunidad para sonreír a su hombre. —¿Estás bien,
amor? —Dijo moviendo los labios sin emitir sonido.
—Está todo bien. Vamos antes que ella nos detenga. —Despeinó el
cabello de su hijo y lo empujó suavemente hacia la puerta.
Nathan le dio una especulativa mirada. Andrew dijo con los labios.
—Te lo diré luego. —Y él asintió.
314
Los hombres comenzaron a caminar hacia el parque, Andrew y
Nathan se desviaron para llevar a los perros. Siguieron a los demás a paso
lento, mano con mano mientras caminaban, sin importarle quién miraba,
sin importarle ninguna cosa excepto esta tarde bajo los rayos de sol con la
compañía del otro y sus familias y amigos.
Fin
315
Créditos
Coordinadores del proyecto
Zicaruth y Perversa
Traductores
Yaniara
Anaekha
Alejandra
Kafka
Hensei
Paqui
Maya
Corrección
Wall
Portada y edición
Roskyy
316