Salmo 46

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Salmo 46:1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.


2
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
3
Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
4
Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo.
5
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
6
Bramaron las naciones, titubearon los reinos;
Dio él su voz, se derritió la tierra.
7
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
8
Venid, ved las obras de Jehová,
Que ha puesto asolamientos en la tierra.
9
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.
10
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
11
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

Durante la Primera Guerra Mundial, en una comunidad de una isla al norte de Escocia, los
hombres jóvenes eran llamados al servicio militar en números crecientes. Cada vez que los nuevos
soldados se formaban en el muelle para subir al barco que les iba a llevar, sus parientes y amigos
se congregaban en aquel lugar y cantaban:
«Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza,
En apuros es pronto auxilio.
Por lo tanto, aunque la tierra sea removida, no temeremos:
Aunque los montes se traspasen al corazón del mar;
Aunque bramen sus aguas Y se turben, sí, aunque tiemblen los montes al lado del mar. Un río hay,
cuyas corrientes alegrarán la ciudad de nuestro Dios.
Ahí el santuario, morada del Señor, el Altísimo. Dios en medio de ella está; nada le conmoverá.
El Señor le es ayudador y pronto lo probará.
Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
Entre las naciones será exaltado,
En la tierra será enaltecido.
Nuestro Dios, quien es Jehová de los ejércitos, con nosotros todavía está:
El Dios de Jacob es nuestro refugio, y siempre lo será».

Esta escena es una de las miles en las que los santos de Dios han sido consolados por este Salmo
en tiempos de gran crisis. Nadie puede saber los corazones que han sido levantados por la lectura
de estas líneas majestuosas en la habitación del enfermo, la casa de luto, el sótano de persecución
y las cámaras estrechas de padecimientos y tragedias.
Fue este salmo que condujo a uno que antes había sido monje agustino, cansado e infeliz, a Martín
Lutero, a escribir el himno famoso de la reforma: «Castillo Fuerte Es Nuestro Dios».
El mensaje del Salmo es válido en toda edad y perdurable en el consuelo que ofrece.
Hay tres secciones distintas en este Salmo, a las que el Sr. G. Campbell Morgan ha titulado de la
siguiente manera:
vv. 1–3 No hay nada que temer. Dios está con nosotros. El llamado a confiar
vv. 4–7 El Señor entronado en Jerusalén. El secreto de la confianza
vv. 8–11 Paz en la tierra y dominio mundial. La vindicación de la confianza
Generalmente se piensa que el trasfondo histórico de este Salmo fue la liberación milagrosa de
Jerusalén cuando estaba bajo sitio por el lobo asirio, Senaquerib (2 R. 18:13– 19:35; Is. 36:1–
37:36).

Este Salmo como los dos que siguen celebran victorias. Posiblemente fuera inspirado por la
victoria en tiempo de Josafat (2 Crón. 20) o la de 701 a. de J.C. sobre Senaquerib (cf. paralelos
con Isa. 30), pero su lenguaje sublime puede aplicarse a cualquier situación de crisis.
En aquel tiempo el pueblo de Judá estaba tremendamente consciente de la presencia de Dios de
modo especial. Y así el Salmo celebra las alabanzas de Aquel que es Emanuel, Dios con nosotros.

Salmo 46:1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,


Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
En cualquier crisis, Dios es nuestro amparo y fortaleza. Amparo enfatiza más su protección;
fortaleza la fuerza interior que da. Pronto, “muy encontrado”, recalca que Dios está siempre
dispuesto a ayudarnos; por eso (v. 2) podemos confiar en él. Normalmente el cristiano cree que
Dios “puede”, pero duda de que “esté dispuesto” en este caso. El salmista insiste en que [página
184] Dios siempre está dispuesto.

También podría gustarte