Resumen Quique Hache Detective

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Quique Hache Detective

LUNES: Era el verano del 98 hace una semana que soy detective, pero solo lo sabe la
Gertru, mi nana desde hace 15 años, Gertrudis Astudillo, el resto de mi familia se fue a
pasar el verano a Concón por 2 meses.
El curso de detective privado fue por correspondencia lo hicimos los dos con
Gertrudis. El curso lo enviaron de Argentina y después llegaron los diplomas. Pero cuando
llegaron los diplomas Gertrudis dijo que tenía muchas cosas que hacer en casa, así que
dijo que me iba ayudar y pusimos un aviso en el diario “El Mercurio” que decía Quique
Hache detective privado: Se buscan personas perdidas - Se resuelven enigmas y ese
Quique soy yo.
Vivo desde hace 5 años en una casa con jardín en Ñuñoa, es un barrio tranquilo,
con los vecinos celebramos los cumpleaños, hacemos asados y celebramos juntos cuando
gana la selección chilena.
Quedamos en que si sonaba el teléfono ella se haría pasar por la secretaría del
detective, esperamos 3 días desde que apareció el aviso en el diario y la única que llamó
fue mi mamá tratando de convencerme que vaya a la playa, pero yo tenía cosas más
importantes de que preocuparme. Dos días después sonó el teléfono y contestó la Gertru y
dijo: es para Quique Hache detective privado.
La persona que llamó era la señora Gallardo quedamos en juntarnos a las 3 de la
tarde en el café Paula. Al llegar al café me di cuenta de mi primer error como detective
privado, no sabía cómo reconocer a la señora Gallardo. Mientras esperaba que llegara me
tomé un helado y me acerqué a otras señoras a preguntar si eran la señora Gallardo, pero
más tarde llegó el mozo que era muy amable y me muestra una fotografía en el diario que
decía: empresaria del año, importante distinción recibió “Rosaura Gallardo”. Él me hace
un gesto de que lo siga y pasamos por entre medio de la cocina hasta llegar al patio, en el
centro estaba la señora Rosaura, tenía un cuerpo gigante, ambos nos miramos
sorprendidos y me preguntó Quique Hache y yo le dije ¿Señora Gallardo?
El problema que tengo es que mi padre “Don Chemo” me heredó una empresa de
buses, el partió con una micro que viajaba hasta Cartagena. Treinta años más tarde tenía
una flota importante de buses que recorren el litoral central, la empresa “Intermar” ha
tenido un gran repunte gracias a mi administración.
Pero antes de morir hizo uno de los negocios más extraños: se le ocurrió comprar
un equipo de fútbol semiprofesional “Ferro Quilín Fútbol Club”, un equipo modesto de
tercera división, popular en Santa Familia, el barrio donde nació mi padre, al sur de
Santiago. Al equipo le estaba yendo muy bien, pero mi padre antes de morir puso una
cláusula en su testamento, la cual era que, si el equipo en 3 años salía campeón y ascendía,
todas sus propiedades, incluyendo los buses serían míos, de lo contrario se repartirán en
obras de caridad.
El equipo iba ganando, pero los últimos dos partidos perdieron y el sábado es
nuestro último partido con Malleco y debemos ganar. El problema es que el arquero
“Cacho Ramírez” desapareció y lo podemos reemplazar, pero si hacemos eso perderemos
el partido y yo pierdo mi empresa.
Al llegar a casa Gertrudis me estaba esperando con panqueques y a mí me
encantan. Mientras ella miraba su telenovela donde el actor principal se parecía a un ex
pololo que ella había tenido y que solo se dedicaba a viajar, ella siempre decía que
esperaba que algún día volviera a Chile para buscarla.
Nos sentamos a comer panqueques y mientras yo le contaba la historia de mi
primera clienta. Le conté además que cada vez que el arquero no estaba en el juego ellos
perdían. La Gertru me dijo que dejáramos de ser detectives y que no fuéramos a la playa
Concón, pero yo no quería, de tanto pensar en cómo encontrarlo me bajó el sueño. Antes
de las 11 de la noche me fui a acostar y la Gertrudis quedó mirando televisión.

MARTES: Mientras la Gertru iba a la feria a comprar sandía y melones me bañé y salí de
casa. Tomé una micro amarilla y esperé que el chofer diga “Santa familia”.
La sede de Ferro Quilín estaba en la calle Sargento Aldea. En la sede había vitrinas
con trofeos del club, la pared de al frente estaba llena de fotos de los jugadores y en el
centro una foto de un viejito con cara de abuelo y abajo un letrero que decía Anselmo
Gallardo, fundador. Traté de grabar las caras de los jugadores, sobre todo la de Cacho
Ramírez que sobresalía por su vestimenta negra y guantes blancos. Tenía cara de buen
arquero, ágil, delgado y muy alto. Al final del pasillo estaba la cancha con poco pasto y al
final una hilera de álamos. El equipo estaba entrenando. Se veían con muy poco
entusiasmo.
Le dije vengo por el caso de Cacho Ramírez y el viejito me preguntó si era periodista
y le dije que sí, pensando que era mejor ser periodista de 15 años que detective de 15. No
me gustan los periodistas, dijo, porque ayudan, pero cuando alguien ya no le sirve se
olvidan, ahí tienes a Cacho.
Le contó que el mejor periodista deportivo era Martín Lucas y que un día que fue al
estadio Obras Santas vio jugar al Ferro y en su columna periodística puso el “Arquero
volador” por Cacho.
El viejo le dijo que creía que Cachito estaba secuestrado por el Deportivo Malloco,
porque quiere ganar para subir a segunda división. Sin él perderemos, porque es nuestra
cábala.
El viejo se llama Homero Gavilán, era el entrenador de Ferro.
Luego me pasé a tomar a un restaurante una Fanta. La Gertru me hace Fanta con
un huevo y dos cucharadas de azúcar, lo pone en la juguera y listo, le pusimos “Fantasmal”.
Solo tenía la dirección del arquero, así que fui porque estaba cerca de ahí, era una
casa antigua. Cuando llegué me abrió la puerta una señora se llama Hilda, no alcancé a
decir nada y me empezó a mostrarme las piezas, que eran deprimentes, luego al entrar al
comedor todos alegando por la comida, ella se enojó y aproveché de decirle que solo quería
saber de Cacho Ramírez, altiro preguntó sí yo era periodista y le dije que sí.
Creyó que era de la tele, así que se puso más amable. Me hizo pasar a la habitación
de Cacho, tenía una ventana con vista a la Cordillera y me dijo que Cacho era un buen
pensionista y que había pagado dos meses adelantados antes de desaparecer. Dijo que
ella pensaba que andaba con alguna mujer y que había que dejarlo tranquilo, revisé el
clóset y parecía no faltar nada y en el velador encontré una foto que tomé prestada y se la
devolveré al encontrarlo. Decidí irme y pensé que estaba en cero. En el paradero de micro
llegó una niña muy linda, me enamoré altiro y me preguntó si andaba buscando a Cacho,
le pregunté dónde podría encontrarlo y me dijo que nos juntáramos en 10 minutos en el
descampado de la industria Bayer. Llegué al lugar, era un cuadrado grande, vacío, era un
peladero de basura.
Pensé que era una broma porque no había nadie y de pronto tras la basura
aparecieron 12 personas entre hombre y mujeres. El más grande y gordo me dijo que perdía
mi tiempo porque ellos lo tenían secuestrado y Charo la joven que conocí en el paradero
me dijo que no siga preguntando por el bien de Cacho y por mi propio bien. Pregunté si
sabían dónde estaba y Charo dijo que no, pero seguro que estaba bien dónde estaba. Me
fui a casa y la Gertru estaba muy asustada porque llegué muy tarde.
MIÉRCOLES: Me desperté a mediodía, pensando en Charo, me bañé y la Gertru me dio
cereales y leche, que no me gusta, pero a la Gertru no se le puede alegar de comida.
Ella cree que a Cacho lo mataron y enterraron por ahí, bien fatal su teoría. Me dijo
que llamó a una comadre que tiene “Santa Familia” y le contó lo de Cacho, le dijo que llegó
hace 3 años al barrio y que solo jugaba fútbol y ella piensa ¿Cómo lo hacía para pagar sus
gastos? Debe andar en malos pasos le dijo, por eso lo mataron. Su comadre no quiere
denunciar lo que piensa para no meterse en líos. Además, es de Ferro y no quiere que
pierda el sábado. La Gertru me volvió a pedir la foto de Cacho, la miro y me dijo que debe
ser un curso de un colegio, primero o segundo medio, miramos detenidamente la foto y de
pronto vi a la Charo.
Homero Gavilán me esperaba en su oficina. Primero me retó por hacerme pasar por
periodista y yo me disculpé y le dije que era mi primera investigación y me perdonó por mí
falta de experiencia. Me dijo la señora Gallardo debe querer mucho al equipo para contratar
a un detective, quise contarle lo de la cláusula, pero preferí guardar el secreto profesional.
Me contó que había enseñado a jugar a Castelli y a Elías Figueroa, pero que nunca
le dieron la oportunidad de ser entrenador de un club profesional.
Le pregunté si Cacho tenía enemigos en el club y me dijo que todos lo querían
porque hace dos años que estaba en el equipo y les ha ido bien con su llegada. No conocían
a sus familiares, sólo sabían que le gustaban los autos y que había manejado micros y
camiones antes de jugar fútbol.
Me dijo que hace un mes le había contado que había recibido amenazas telefónicas
y le dijo que tenía miedo.
El último partido que lo vieron fue con el “Lincoln de la Granja”, iba nervioso, pero
atajó muy bien como siempre. Faltaban 5 minutos y estaban 2 - 0 y se escucharon dos
disparos. El primero en tirarse al suelo fue Cacho. Lo llevaron al camarín fingiendo una
lesión y lo vieron salir con la ropa de fútbol, se subió a un taxi y no lo vieron más.
Me preguntó si quería jugar fútbol y le respondí que no porque no era bueno. Homero
se rio y le dijo, dos personas me han dicho lo mismo, el primero fue Cachito.
Volví al descampado, pero no vi a Charo ni a sus amigos.
Me dio hambre y entré a un restaurante y pedí papas fritas con ketchup. Luego fui a
la plaza. A las 4 llamé a la Gertru y me dijo que me fuera a la casa y que me haría un
fantasmal, le dije que no y que si llamara mi mamá le diga que ando en el museo o en casa
de Rolo, mi mejor amigo. Antes de cortar me dice que me llamó Charo y que me espera a
las 5 en la estación de trenes de Santa Familia.
Me fui a ese lugar que estaba desolado, los vagones eran solo esqueletos, mientras
llegaba me puse a crear historias en mi cabeza, donde los protagonistas eran mi tío Jorge
y Rolo. Al despertar estaba la Charo mirándome, ella andaba con una blusa de niña buena,
era linda, ojos claros y pelo corto.
Me pregunto porque buscaba a Cacho y le dije que me lo había pedido la dueña del
Club, la señora Gallardo y le mostré la foto y dijo que era ella, su foto de segundo medio y
que era la última vez que había ido al colegio. En eso aparecieron dos hombres, Charo
empezó a correr y yo quedé inmóvil, luego aparecieron dos más y se la llevaron en un auto.
Ella me gritó tú los trajiste. Uno de ellos se devolvió y me gritó desaparece. Me
quedé inmóvil por unos 15 minutos sin saber que hacer.

JUEVES: Al otro día amanecí con cara de enfermo y la Gertru quería llamar al doctor, pero
yo creo que era solo el susto que aún me duraba del día anterior. Al final la Gertru solo
quería que le contara lo que había pasado el día anterior, a ella le encantan las novelas
para ver a hombres peludos (además le gustan los hombres de cara redonda y medios
gordos) como el sargento Suazo de la comisaría. La Gertru además tiene otro novio,
Amador Alarcón, un librero de la plaza Ñuñoa. Ambos pretendientes le encantan, pero su
hombre ideal es la mezcla de los dos. Uno representa la fuerza y el otro la poesía.
Yo no voy a contarle todo lo que pasó en el andén, solo me preguntaba internamente
por qué no hice nada para ayudar a Charo, ella debe pensar que soy un cobarde o un
traidor.
Ahora el problema era mayor no solamente Cacho Ramírez estaba desaparecido
sino también la Charo, la solución era encontrar a uno y con eso encontraría al segundo
porque deben estar relacionados.
La Gertru insistía en que le contara lo que había pasado y me dijo que tenía una
pista que le había comentado a su comadre y era que en el partido del sábado se estaba
apostando mucho dinero y por lo cual se pensaba que el secuestro de Cacho era un motivo
de plata.
Probablemente lo van a liberar después que termine el partido y Ferro Quilín sufra
una derrota.
La Gertru me ofreció ñoquis si le contaba lo que había pasado y acepté. Luego nos
fuimos a descansar del almuerzo y nos pusimos a ver novelas el Árbol torcido, que era la
preferida de la Gertrudis. Estábamos en eso y grita, Liceo Makario Cotapos, ahí debemos
buscar.
Fui a Santa Familia y al llegar al colegio me encontré con un hombre de bigotes que
me miró fieramente. Me gritó para que subiera a mi sala, a mi clase de reforzamiento y que
iba atrasado, traté de explicarle, pero no me quiso escuchar. Entonces no me quedó otra
que subir. Fue terrible como en enero yo estando en clases.
Al salir al recreo me puse a conversar con un colorín y le pregunté si conocía al
segundo B de hace 3 años y me dijo que si los conocía y que el año pasado habían
egresado los que quedaron. Entonces pregunté por qué los que quedaron y me dijo que
cuando fueron a un paseo a unas cabañas cerca de Algarrobo el bus que los llevaba se
desbarrancó. Murieron tres alumnos y otros 10 quedaron heridos. Dijo que salió en todos
los diarios y después del accidente muchos no siguieron en el colegio.
Entonces le mostré la foto y me dijo que, si era el segundo B, le mostré a Charo, me
dijo que de ella no se acordaba mucho, pero que si se acordaba de su hermana y que era
una de las niñas que había fallecido.
Me fui a casa y en el colectivo me di cuenta que iba caminando el gordo que era del
grupo de Charo, me bajé del colectivo y el cuándo me vio empezó a correr huyendo de mí.
Entonces se escondió en una tienda de ropa interior. Entré y una señora me empezó
atender, fingí que iba a comprar una prenda para mi hermana y en eso se abre la puerta y
sale corriendo el gordo, por más que corrí tras él no lo pude alcanzar. Miré y estaban los
carabineros encima mío y la señora de la tienda dice que yo soy el ladrón. Ahí me di cuenta
que traía ropa interior colgando desde mi cuello y espalda. Me llevaron detenido y la Gertru
lloraba desconsoladamente mientras el sargento Suazo la abrazaba en el retén de calle
Carriel Sur en Santa Familia.
Llegamos a casa y Gertru no me hablaba, me sentía muy sólo y pensaba en la
desaparición de Cacho y Charo y que debía investigar qué relación tenían ambos y así los
encontraría.
Me iba a dormir y de repente siento un golpe en mi ventana, era el gordo que me
miraba con ojos de santo y el pelo largo revuelto delante de su cara. Mi nombre es León
dijo cuando abrí la ventana y te quería pedir disculpas por lo que pasó esta tarde, te
confundí con otra persona y pensé que venían por mí. Primero me pidió comida ya que no
comía hace dos días.
Él le contó que con Charo vivían en el hogar Isabelita Astaburuaga, en Santa
Familia. Charo llegó ahí porque tenía problemas en el Liceo, nunca se recuperó de la muerte
de su hermana. Cacho nos iba a visitar y nos llevaba regalos. Él y Charo eran amigos, pero
me dijo que no sabía dónde podían estar. León al poco rato se quedó dormido.

VIERNES: Nos levantamos temprano al otro día y la Gertru ya no estaba enojada y nos
esperó con panqueques. El gordo León casi se comió todo, le contamos a la Gertru todos
los acontecimientos y decidí que tenía que ir a hablar con la señora Gallardo para reconocer
que no iba a poder cumplir con encontrar a Cacho Ramírez antes del sábado.
Mientras Íbamos en la micro amarilla León me contó que sus papás se separaron y
que una semana tenía que estar en casa de la mamá y la otra en la casa de su papá, en el
colegio le empezó a ir muy mal bajo sus notas y ya no quería estar en clases, en los recreos
saltaba la ventana de la enfermería y se iba la calle, así fue como conoció a sus amigos
que estaban vagando igual que él. Aunque sus amigos no estaban haciendo la cimarra,
sino que vivían en la calle, así aprendió a fumar, luego un día le dieron marihuana y se reía
mucho con ella. Un día viernes como cualquiera él tenía que esperar en la tarde en el Faro
de Apoquindo a su papá o mamá dependiendo quién lo tuviera que recoger, pero ese día
nadie llegó. Sus amigos ya no eran tan amables como antes, porque le decían que no era
como ellos, porque tenía casa y comida. Esa noche durmieron en el portal apretados unos
con otros para no sentir frío, pero como a las 4:00 de la mañana nos despertaron los
carabineros y nos llevaron detenidos, todos mis amigos iban felices, pero yo iba muy
asustado porque era mi primera vez. Al otro día llegaron a buscarlo sus papás y en el
camino nadie habló y al llegar a casa ellos se encerraron en el dormitorio a discutir y una
semana después llegó al hogar Isabelita Astaburuaga. Fue ahí donde conoció a Charo, era
muy amable con él. En el hogar lo trataban bien y salían con Charo recorrer el barrio, así
fue como conoció a Cacho Ramírez. Charo decía que Cacho era uno de los nuestros porque
también tenía problemas.
León me dejó en la puerta del Terminal de Intermar y él se fue al hogar en Santa
familia, me entregó su número de teléfono, nos estrechamos las manos y sonreímos.
Llegué a la oficina y la secretaria me dijo que la señora Gallardo estaba ocupada
que debía esperar, comencé a mirar las fotografías que habían pegadas en las paredes, de
buses, En algunas fotografías reconocí a Don Chemo Gallardo, en algunas aparece joven
alegre y vigoroso y en las más recientes se veía viejo y enfermo y en las últimas lo
acompañaba su hija Rosaura. De pronto una de las fotografías me llamó la atención, me
acerqué a verla, revisé la fotografía que llevaba en mi bolsillo de la camisa y me di cuenta
que en la foto detrás de ellos aparecía un autobús con los mismos colores qué el de la foto.
Le pregunté a la secretaria si ese bus es de la empresa y dijo era, pero ahora el color desde
que murió don Chemo es plateado con amarillo. Ella comentó además que desde que está
la señora Gallardo muchas cosas han cambiado en la empresa, para mejor, está más
bonita, más arreglada, tienen computadores, etc. La secretaria recibió un llamado y dejó de
preocuparse por mí, así que me puse a mirar en la ventana y de pronto vi una camioneta y
el hombre que la manejaba era el mismo que había secuestrado a Charo en Santa familia.
Bajé corriendo desde el tercer piso y le pregunté a un hombre que estaba haciendo
el aseo y me dijo que esa camioneta era de las encomiendas y que en la tarde volvería a
venir. Insistí en que me dijera a dónde iba y me dijo que a la bodega de la Granjita y luego
me explicó que en la casa donde vivía Don Chemo al morir la demolieron y ahí construyeron
las Bodegas de la empresa y que quedaba en Santa Familia.
Nos juntamos con la Gertru en la salida del metro Baquedano y comenzamos a
caminar, le conté las novedades de Internar y ella parecía no importarle. Dijo que la solución
al problema del Arquero y de Charo la tenía en sus manos, ella llevaba anotada una
dirección en un papel. Además, me dijo que la señora Gallardo era una mentirosa porque
había hablado con su comadre Luisa que trabajaba en la oficina de un abogado y le había
explicado que eso de los testamentos era cosa de películas, son los hijos los que heredan
la fortuna de los padres cuando son viudos. Cómo era el caso de Don Chemo… qué vieja
gorda y maldita pensé y son sus propios empleados los que secuestraron a Charo.
Luego llegamos a la casa de la Señora Magaly, que era una sortera. La Gertru
presiono el citófono y nos hicieron subir. El departamento era muy oscuro, tenía las cortinas
cerradas y estaba lleno de plantas y cuadros extraños que parecían dibujos egipcios. La
Señora Magaly cerró sus ojos y parecía como que estuviera rezando, ella movía la cabeza
de un lado a otro y después de 15 minutos en que no pasó nada dijo, estoy lista, tenía una
voz muy diferente, parecía radio FM. Nosotros con la Gertru nos sobresaltamos y
comenzamos a arrepentirnos de estar sentados ahí. Ella dijo el nombre del interesado y le
dijo Cacho Ramírez, 10 minutos después la Señora Magaly dijo que Cacho estaba vivo,
que lo ve en una playa en el Litoral Central y dijo más tarde que no podía decir nada más y
nos cobró $5000. Al salir del departamento nos quedamos con una extraña sensación de
haber sido estafados.
Nos fuimos con la Gertru al Bravísimo a tomar helados, conversamos harto, a mí
me gustaba mucho hablar con ella, hablamos sobre el futuro. Luego me levanté y pedí el
teléfono y llamé al hogar para hablar con León, para ver que íbamos a hacer esa noche. Él
me contó qué Cacho y Charo eran muy amigos y además él los ayudaba mucho y que
durante 7 años había manejado buses, pero los había dejado por el fútbol. Algo del pasado
de Cacho me hacía sentir extraño. En ese momento le pregunté qué empresa de buses
manejaba, pero me dijo que no sabía. Luego Gertrudis se fue para la casa a mirar sus
novelas y yo me quedé esperando en una plaza que se hiciera de noche para juntarme con
León.
De pronto vi a un hombre que venía con muchos perros, era un paseador de perros,
le pregunté dónde quedaban las bodegas de Intermar, él me dio las indicaciones y me fui.
Al llegar me pude dar cuenta que había un guardia y más atrás dos empleados en una
oficina mirando un partido de tenis de la televisión. Los reconocí enseguida, eran los
mismos que habían secuestrado a Charo en la estación abandonada. Lo correcto era llamar
a carabineros, pero preferí lo más complicado, me escondí en la oscuridad del edificio hasta
que pronto apareció una mujer arrastrando un carrito que vendía sopaipillas.
El guardia llamó a sus colegas quiénes salieron a comprar café y sopaipillas y yo
aproveché para entrar a la bodega. Solo había cajas y neumáticos. Y de pronto vi en una
dependencia interior que había un brillo de un televisor encendido, llegué hasta ese rincón
y ahí estaba Charo, amarrada de una mano y de una pierna a un catre. Al verme se
sorprendió mucho.
La desaté y salimos, la única solución era saltar el portón, pero era muy alto
entonces le pregunté a Charo si era capaz de poder saltar, me miró con cara de ofendida.
Subimos dificultosamente y llegamos al otro lado a un callejón oscuro, cuando puse los pies
en la tierra la Charo me miraba con una expresión rara, le pregunté qué le pasaba, miró y
enfrente teníamos a los dos empleados y al guardia con su linterna sonriéndonos.
Terminamos los dos amarrados, luego nos subieron a un camión de encomienda, estaba
muy oscuro. Charo me calmaba diciendo que nos iban a soltar porque ellos querían a
Cacho, no a nosotros.
En tanto, Charo sintió el canto del Ferro…. Dale Ferro, pero dale Quilín…. era León
que había llegado a juntarse con Quique y se subió al camión, lo hizo andar, botamos la
reja y nos fuimos. Hubo un par de disparos, pero lograron escapar.
SÁBADO: Eran cerca de las 4 de la madrugada cuando vimos el camión, me sentía feliz y
aliviado por haber escapado, pero de pronto me acordé de la Gertru probablemente estaría
desesperada por la hora, de pronto sentimos que se abrió una puerta del camión, era
Gertrudis. Ella había llamado al hogar y habló con León y quedaron juntos en ir a
encontrarse conmigo decidimos salir de ese lugar y nos fuimos a tomar un café. Gertru se
quería ir a la casa, pero Charo la detuvo y le dijo que faltaban muy pocas horas para el
partido y que debíamos encontrar a Cacho.
Charo nos contó que en el año 1994 ella y su hermana Leticia estaban en 2° medio,
en el Liceo Macario Cotapos, eran muy buenas alumnas y su familia era muy normal y
unida. Sus padres eran profesores y ellas eran mellizas, nada les hacía falta, eran muy
unidas e independientes. Pero todo cambió en el verano del 94, ellas iban a un paseo a la
playa e iban a dormir en unas cabañas cerca de Algarrobo.
Charo no tenía ganas de ir, pero extrañaría mucho a su hermana si ella se iba sola
a la playa, entonces viajó.
Ese día fue cuando conoció a Cacho, porque él era el chofer del bus, ella se puso a
escuchar música todo iba bien y de repente se produjo el accidente y falleció su hermana.
en su familia empezaron a pasar cosas muy tristes, los papás se separaron y con la mamá
se vivían echando la culpa por la muerte de Leticia. Al final Charo terminó en el hogar
donde ella es feliz.
Cachito estuvo preso por 7 meses y luego salió. Charo se enteró de que Cacho
estaba jugando fútbol en el equipo del barrio, entonces intentó muchas veces poder
conversar con él y un día ella recordó que en la noche del accidente fue al baño y vio qué
Cacho estaba durmiendo atrás del bus. Entonces no podía ser él el que iba manejando,
porque minutos después fue el accidente. Por más que le preguntaba, él nunca quería decir
nada.
La señora Rosaura lo convenció para que se inculpara y le prometió un sueldo
mensual y Cacho aceptó. Charo presionó al arquero mucho tiempo hasta que decidió que
iba a contar la verdad del accidente a la autoridad. Entonces justo Cacho desapareció
misteriosamente. Charo sospecha de Rosaura Gallardo, la única hija de Chemo, quien hizo
una muy buena gestión en Intermar y no le convenía que esto se supiera.
Ya estaba amaneciendo y quedaban pocas horas para el partido. Charo dijo que ella
conocía solo a un familiar de Cacho, que una vez lo había acompañado a visitar a una tía
que se llamaba Solícita que vivía la Reina. Entonces Gertru le dijo bueno vamos que está
cerca y todos tenemos ganas de conocer a la tía.
Llegaron a la casa de la tía, era una casa vieja, desde el fondo les respondieron y
ellos entraron, la tía les dijo que Cacho no estaba ahí, pero que hace 3 o 4 días la había ido
a ver.
La tía le dijo que ella creía que Cacho se había ido al lugar donde nació, dijo que
era en San José en el Cajón del Maipo.
Una vez que llegaron a San José comenzaron a preguntar y nadie lo conocía. Le
preguntaron a un anciano llamado Reynaldo que estaba en la plaza y él le dijo que Cacho
Ramírez era un famoso Arquero que jugaba en Santiago pero que en San José no había
ningún Cacho Ramírez luego él hizo recuerdo de un arquero qué jugaba en ese lugar y dijo
puede ser Carlitos Ramírez, él se creía el Cacho Ramírez. Charo le preguntó dónde lo
podría encontrar y el viejito le dijo que los Ramírez vivían al otro lado del río y que tenían
un molino.
Llegaron al molino y Charo llamó a Cacho, pero de adentro le gritaron que si
entraban iba a disparar. Charo se asustó mucho y se tiró al suelo. Al rato volvió a llamarlo
y le dijo soy Charo y yo León gritó el gordo. Cacho salió de inmediato.
Conversaron lo que estaba pasando y Cacho les dijo que él aún no contaba toda la
verdad de la historia. Contó además que cuando su mamá murió, la tía Solícita le consiguió
trabajo donde Don Chemo, quien lo quería como a un hijo. Siempre le decía que cuando
comprara un Club de fútbol lo llevaría como arquero.
Ellos fueron juntos al viaje de curso de Charo. Todo iba muy bien cuando faltando
poco para llegar Don Chemo le dice que quería manejar, fue él quien iba manejando cuando
ocurrió el accidente. Y la Sra. Rosaura me pidió que me inculpe para salvar a don Chemo.
Yo igual lo había aprendido a querer como a un padre, así que no lo pensé y me
eché la culpa, además él estaba grave hospitalizado.
Cuando salí de la cárcel me fui a probar al Ferro Quilín y me entrevistó Homero
Gavilán y me dijo que don Chemo había dejado estipulado mi sueldo.
Pero hace algunos meses me están amenazando, así que decidí volver a San José.
Un día revisando papeles de mi mamá encontré una foto donde salía mi mamá y un
hombre. Nos pasó la foto y reconocí que el hombre de la foto era Don Chemo. Entonces
Charo pregunta si Don Chemo era su padre. Y Cacho dijo que sí.
Luego partieron a Santiago al partido de Ferro Quilín .
Llegaron al estadio y el guardia lo reconoció de inmediato, le pedí que necesitaba
ocultarlo para que nadie más lo reconociera. Lo vistieron con la ropa del vendedor de café
y entró a las graderías, una vez que estaba ahí saltó la reja y todo el público estaba feliz,
menos Rosaura que estaba retando a sus guardaespaldas y llamando por celular.
Ahí estaba el Cacho Ramírez, en el lugar que le correspondía en sus tres palos, con
su cuerpo delgado, sus brazos de orangután y esa mirada triste que tenia de nacimiento.

DOMINGO: Ese día decidimos quedarnos en casa con la Gertru, pusimos toallas en el patio
y nos bronceamos. La Gertru repasaba lo que habíamos pasado en la semana y
pensábamos lo bien que lo habíamos pasado, a comparación de mis primos que mas que
partidos y asados tenían para contar.
El día anterior ganó Ferro Quilín por dos goles, Cacho y el equipo dieron la vuelta
olímpica y todos estaban felices. El equipo de acercó al palco a recibir el premio y la Sra
Gallardo, fingía tener una sonrisa. Cacho dijo que este era su último partido y que en
adelante se dedicaría a entrenar equipos de tercera división en su pueblo natal. Que
prefería tener una vida sin complicaciones y que más tarde daría una conferencia de prensa.
La Sra. Gallardo escucho las palabras del arquero y su sonrisa se fue derritiendo.
En ese momento la Gertru y el Sargento Suazo con otros carabineros la rodearon y el
sargento le dijo con amabilidad tenemos una denuncia en su contra por secuestro de dos
menores, la hicieron bajar por las escaleras, ese día fue el último día que la vi, bueno al
otro día la vi en el diario junto a la entrevista de Cacho que contaba la historia del accidente,
que Don Chemo era su padre y de cómo destinaria el dinero de su herencia para entrenar
equipos de tercera división.
Y pensar que yo creía que estaba muerto o secuestrado y era sólo problemas de
dinero, dijo la Gertru.
Todo estos son los recuerdos de mi verano, ahora ya estamos en invierno.
Con la Charo nos seguimos viendo, salimos de paseo al cine o a los parques. A
veces León toca mi ventana en la noche y se queda con nosotros a comer. A mi mamá y a
la Gertru les da gusto verlo comer.
A veces con la Charo conversamos del futuro, pero hablamos lo justo porque la
gracia es esperar el futuro. Y le digo que en el futuro espero que suene el teléfono de casa
preguntando por el detective privado de la casa. Y diré Quique Hache detective, ¿En qué
le puedo ayudar?
CARACTERÍSTICAS:

Sofia: Hermana de Quique Hache. Tiene 18 años, es rellenita y no se llevan bien. Tenía
un auto Opel Corsa y un pololo llamado Petete.

Petete: Es actor, aunque trabaja en puros papeles de novelas muy pequeños.

Jorge: Tío de Quique, lo llaman el inútil, escribe cuentos de terror y nadie publica sus
libros, por eso nadie los lee.

Gertrudis Astudillo: era la nana de Quique, es de Temuco (en Padre Las Casas). Tenía
dos novios, un poeta y un carabinero. Le gustaba usar minifaldas porque es joven.
En Temuco tenía dos novios más, uno era profesor de educación física y el otro
era portero del estadio municipal.
Quería ser azafata, pero no tenía dinero para hacerlo.
Siempre tenía respuesta para todo.

Cacho: Manejó 7 años buses, pero lo abandonó por el futbol. Vivía lejos de su familia.

Quique: Tiene 15 años y le tiene miedo a la oscuridad.

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