Bula Unam Sanctam - Bonifacio VIII

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Bula Unam Sanctam

Papa Bonifacio VIII

El papa afirma la absoluta supremacía del poder espiritual sobre el poder secular, y termina
por definir que es de absoluta necesidad para la salvación el estar sometido al Romano
Pontífice.
18 de nov. de 1302
«Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener que hay una sola y
Santa Iglesia Católica y la misma Apostólica, y nosotros firmemente lo creemos y
simplemente lo confesamos, y fuera de ella no hay salvación ni perdón de los pecados, como
quiera que el Esposo clama en los cantares:
Una sola es mi paloma, una sola es mi perfecta. Unica es ella de su madre, la preferida
de la que la dio a luz [Cant. 6,8].
Ella representa un solo cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo, y la cabeza de Cristo,
Dios. En ella hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo [Ef. 4,5].
Una sola, en efecto, fue el arca de Noé en tiempo del diluvio, la cual prefiguraba a la
única Iglesia, y, con el techo en pendiente de un codo de altura, llevaba un solo rector y
gobernador, Noé, y fuera de ella leemos haber sido borrado cuanto existía sobre la tierra.
Mas a la Iglesia la veneramos también como única, pues dice el señor en el Profeta:
Arranca de la espada, oh Dios, a mi alma y del poder de los canes a mi única [Sal. 21,21].
Oró, en efecto, juntamente por su alma, es decir, por sí mismo, que es la cabeza, y por su
cuerpo, y a este cuerpo llamó su única Iglesia, por razón de la unidad del esposo, la fe, los
sacramentos y la caridad de la Iglesia. Esta es aquella túnica del Señor, inconsútil [Jn. 19,23],
que no fue rasgada, sino que se echó a suertes. La Iglesia, pues que es una y única, tiene
un solo cuerpo, una sola cabeza, no dos, como un monstruo, es decir, Cristo y el vicario de
Cristo, Pedro, y su sucesor, puesto que dice el señor al mismo Pedro: Apacienta a mis ovejas
[Jn. 21,17]. Mis ovejas, dijo, y de modo general, no éstas o aquéllas en particular; por lo que
se entiende que se las encomendó a todas. Si, pues, los griegos u otros dicen no haber sido
encomendados a Pedro y a sus sucesores, menester es que confiesen no ser de la ovejas
de Cristo, puesto que dice el Señor en Juan que hay un solo rebaño y un solo pastor [Jn.
10,16].
Por las palabras del Evangelio somos instruidos de que, en ésta y en su potestad, hay
dos espadas: la espiritual y la temporal...Una y otra espada, pues, están en la potestad de
la Iglesia, la espiritual y la material. Mas ésta ha de esgrimirse en favor de la Iglesia; aquella
por la Iglesia misma. Una por mano del sacerdote, otra por mano del rey y de los soldados,
si bien a indicación y consentimiento del sacerdote. Pero es menester que la espada esté
bajo la espada y que la autoridad temporal se someta a la espiritual... Que la potestad
espiritual aventaje en dignidad y nobleza a cualquier potestad terrena, hemos de confesarlo
con tanta más claridad, cuanto aventaja lo espiritual a lo temporal... Porque, según atestigua
la Verdad, la potestad espiritual tiene que instituir a la temporal, y juzgarla si no fuere buena...
Luego si la potestad terrena se desvía, será juzgada por la potestad espiritual; si se desvía
la espiritual menor, por su superior; mas si la suprema, por Dios solo, no por el hombre podrá
ser juzgada. Pues atestigua el Apóstol: El hombre espiritual lo juzga todo, pero él por nadie
es juzgado [I Cor. 2,15]. Ahora bien, esta potestad, aunque se ha dado a un hombre y se
ejerce por un hombre, no es humana, sino antes bien divina, por boca divina dada a Pedro,
y a él y a sus sucesores confirmada en Aquel mismo a quien confesó, y por ello fue piedra,
cuando dijo el Señor al mismo Pedro: Cuanto ligares etc. [Mt. 16,19]. Quienquiera, pues,
resista a este poder así ordenado por Dios, a la ordenación de Dios resiste [Rom. 13,2], a
no ser que, como Maniqueo, imagine que hay dos principios, cosa que juzgamos falsa y
herética, pues atestigua Moisés no que "en los principios", sin en el principio creó Dios el
cielo y la tierra [Gn. 1,1]. Ahora bien, declaramos, decimos, definimos y pronunciamos
que someterse al Romano Pontífice es de toda necesidad para la salvación de toda
humana criatura.»
Fuente: http://www.catolicosalerta.com.ar/magisterio-iglesia/bonifacio08-unam-sanctam.html

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