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La percepción social del paisaje urbano como


indicador de sostenibilidad turística.
El caso de Sevilla
Inmaculada MERCADO ALONSO y Alfonso FERNÁNDEZ
TABALES
Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física. Universidad
de Sevilla [email protected]// [email protected]

Mercado Alonso, I. y Fernández Tabales, A. 2016. La percepción del paisaje


urbano como indicador de sostenibilidad turística. El caso de Sevilla. In:
Blàzquez, M., Mir-Gual, M., Murray, I. y Pons, G.X. (eds.). Turismo y crisis,
turismo colaborativo y ecoturismo. XV Coloquio de Geografía del Turismo, el
Ocio y la Recreación de la AGE. Mon. Soc. Hist. Nat. Balears, 23: 131-142.
SHNB-UIB-AGE. ISBN 978-84-617-5115-0.

Resumen. La comunicación plantea la relación entre paisaje urbano y turismo en


un momento de auge del turismo en las ciudades. Los efectos no deseados de una
mayor frecuentación turística en cascos históricos y otros sectores urbanos
apuntan a un deterioro y banalización del paisaje que podría afectar no sólo a la
competitividad del destino sino a su calidad como espacio residencial, productivo
y ciudadano. Se plantea un doble objetivo: aplicar una metodología de
investigación cualitativa para conocer las percepciones y valoraciones de
residentes y visitantes sobre el paisaje urbano, y evaluar si la información obtenida
puede incorporarse a un sistema de indicadores locales de sostenibilidad turística.
Los resultados aportan información desde la perspectiva de definición que
determina el Convenio Europeo de Paisaje y se concluye que dicha información
tiene relevancia para ser recogida como variable a tener en cuenta en la aplicación
de políticas de gobernanza local.
Palabras clave: Paisaje, Turismo urbano, Percepción social, Técnicas de
investigación cualitativa, Indicadores de sostenibilidad turística.

Antecedentes. Marco teórico

Esta investigación parte de la confluencia de dos líneas de


investigación muy consolidadas en la literatura científica de los últimos
años: la participación social en los estudios de paisaje y la construcción de
sistemas de indicadores de sostenibilidad en destinos turísticos.
Efectivamente hay numerosas aportaciones centradas en reflexionar
y llevar a la concreción las determinaciones del Convenio Europeo de
Paisaje (Florencia, 2000) que define al mismo como “cualquier parte del
132 Turismo y crisis, turismo colaborativo y ecoturismo

territorio tal y como la percibe la población”. Esta línea intenta


profundizar en una metodología adecuada que aporte información sobre
esa percepción social que sea relevante y trasladable a las políticas de
paisaje (Prieur-Durousseau, 2006; Jones, M. 2007; Jones, M.- Stenseke,
M. 2011). En el contexto de esta investigación hay un primer reto sobre la
necesidad de afinar o precisar qué se entiende por “población que
percibe”. Para territorios que se han incorporado a la función turística
parece pertinente que los interlocutores sean tanto las personas residentes
como las visitantes e identificar los posibles conflictos o confluencias en
torno al mismo paisaje (Barrado-Castiñeira, 1998; Santos et al., 2016). En
este sentido, el punto de vista del que vive en y del paisaje puede ser muy
diferente del que lo contempla y disfruta y, por ello, resultaría oportuno
generar estrategias de convergencia de intereses en la búsqueda de una
mejor gobernanza en la escala local. El segundo reto se refiere a la
elección de la metodología más adecuada para el acceso a la información
sobre percepciones y valoraciones sociales, y en concreto, la opción por
herramientas de investigación cualitativa.
La segunda línea de investigación confluyente en esta comunicación
es aquella que ha reflexionado, diseñado y evaluado sistemas de
indicadores de sostenibilidad aplicados a destinos turísticos (UNWTO,
2004; EUROSTAT, 2006; Castellani & Salas, 2010; European
Commission; 2013; GSTC, 2013) Este planteamiento significa colocar la
calidad del paisaje como un elemento más de la sostenibilidad turística
pero también como un factor que está determinando la calidad de vida de
las personas residentes y la experiencia de disfrute y ocio de los visitantes
(Pires, P.S., 2011). Sin embargo, lo cierto es que el paisaje no aparece de
forma explícita en los sistemas de indicadores de sostenibilidad, en
general, ni de los destinos turísticos en particular, aunque pueda admitirse
que parte de los indicadores pueden estar relacionados con él. En la
mayoría de los casos el paisaje se ha integrado en los indicadores que
tienen un componente territorial o ambiental cuantificable, o que expresan
el grado de conservación de elementos patrimoniales (naturales o
culturales), pero se ha obviado la opinión ciudadana al respecto, que
constituye, como se indicaba, un elemento clave de su definición y
cualificación; aspectos éstos que se tratarán en la parte final de la
comunicación.
Dentro de estas variables de análisis se identifican, pues, ciertas
complejidades de concepto y de método. En primer lugar, la propia
definición del paisaje urbano y la necesidad de objetivar los elementos que
le otorgan carácter y lo cualifican, especialmente desde la perspectiva de
considerarlo como un recurso turístico. En segundo lugar, la necesidad de
incorporar como sujeto de percepción y valoración del paisaje urbano tanto
a la población residente, estable en el tiempo, como a la visitante, que tiene
133

una experiencia momentánea en el lugar. Por último, la dificultad de


traducir a un lenguaje de indicadores la información obtenida a través de
procesos de participación social y de investigación cualitativa, para que sea
útil en los procesos de gobernanza de los destinos turísticos.
Efectivamente existen dificultades para el reconocimiento del
concepto de paisaje urbano por la larga tradición de identificación del
concepto genérico “paisaje” con entornos naturales o rurales con atributos
esencialmente estéticos (Ferrer, 2008; Moya, 2011; Zoido, 2012). Para el
turista, la ciudad, entorno del que generalmente procede y en el que se
desarrolla su vida cotidiana, sólo es paisaje si se vincula a visiones de
conjunto (vistas, perfiles), elementos naturales de emplazamiento (ríos,
promontorios, colinas…) o en sectores o barrios con un fuerte componente
histórico y patrimonial, es decir, como paisaje histórico urbano
(Fernández-Baca et al. 2009). Así, los cascos históricos de las ciudades y
núcleos rurales, gestionando bien sus atributos paisajísticos, se han
convertido en un recurso económico a partir de su función turística (De la
Calle, 2002).
Otro reto se refiere al sujeto de análisis, que incluye la población
local (en especial la que vive o desarrolla su actividad económica en el
ámbito delimitado y los agentes privados o públicos que tienen incidencia
en él) y a la población visitante. La primera es accesible y puede ser
abordada con herramientas de investigación social convencionales. La
segunda presenta la dificultad de ser una población no residente, con una
estancia temporal, generalmente de corta duración, de localización
dispersa y no organizada como colectivo. En el caso de las herramientas de
carácter cualitativo (las que se han desplegado para esta investigación)
resulta complicado abordar a este sujeto de investigación, lo que explica
que se haya optado por un tipo de visitante en particular: aquel que registra
una estancia media más larga (estudiantes de español, estudiantes
Erasmus…).

Objetivos y metodología

Partiendo de estos retos la comunicación se plantea los siguientes


objetivos:
- Estudiar las percepciones y valoraciones sociales del paisaje en un
destino turístico, la ciudad de Sevilla, aplicando una metodología
sustentada en técnicas cualitativas (entrevistas en profundidad a agentes
cualificados y grupos de discusión).
- Analizar los resultados obtenidos en el caso de estudio, con especial
atención a la percepción y valoración de los conflictos y
134 Turismo y crisis, turismo colaborativo y ecoturismo

complementariedades surgidos entre la actividad turística y el paisaje


urbano.
- Plantear una reflexión orientada a incorporar la percepción social del
paisaje a los sistemas de indicadores de sostenibilidad turística en
destinos urbanos.

Dadas las características de la información que se pretende obtener


(sobre percepciones y valoraciones sociales) y las del sujeto de análisis
(población local y visitante) la metodología adoptada es de investigación
cualitativa. El desarrollo de esta metodología se ha basado en la
implementación de dos herramientas básicas: entrevistas a agentes
representativos y grupos de discusión.
La elección de las entrevistas en el marco del proceso de
participación busca un conocimiento más profundo de la realidad en un
formato que lo facilita por sus características de comunicación presencial,
personal y reposada, conscientes de las limitaciones y ventajas que ello
comporta (Vallés, 2000). El proceso ha requerido el diseño y construcción
del cuestionario y del directorio de agentes (responsables técnicos
municipales, asociaciones empresariales y expertos y profesionales
locales), la realización del trabajo de campo y el vaciado de la información
de las entrevistas grabadas. Finalmente se ha elaborado la síntesis de la
información obtenida y extraídas las conclusiones.
El grupo de discusión es una técnica de investigación cualitativa
basada en crear un espacio de diálogo sobre el objeto del trabajo que
favorezca la generación de información a partir del contraste de opiniones.
El desarrollo de los dos grupos de discusión realizados siguió las pautas
metodológicas recomendadas en la bibliografía científica (Krueger, 1991;
Gil, 1992; Callejo, 2001; Suárez, 2005). Como se ha comentado, para
contar, además de con residentes, con población visitante, se ha incluido
en los grupos de discusión a estudiantes internacionales con tiempo de
estancia diverso (desde tres años a un mes) pero más prolongado que el
turista convencional. La homogeneidad o afinidad se basó en la edad, con
un perfil joven para poder incluir a estos últimos. Se les ofreció una
mínima información sobre la herramienta en la que iban a participar y se
convocaron las dos sesiones, en octubre de 2015 y junio de 2016, en la
sede de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.
Por último, se ha realizado un análisis de la bibliografía existente
sobre aplicación de sistemas de indicadores de sostenibilidad turística en
destinos, especialmente urbanos, para proponer una reflexión sobre la
incorporación de información obtenida a partir de métodos cualitativos a
dichos sistemas, en relación a las percepciones y valoraciones sociales del
paisaje.
135

Análisis de resultados

Sobre el concepto de paisaje urbano y sus elementos constitutivos


El paisaje urbano es reconocido e identificado por las personas que
viven o visitan la ciudad de Sevilla. Se localiza como “ciudad antigua o
monumental”, de tal forma que la ciudad más moderna parece escapar a la
categoría de paisaje. En su caracterización destaca la referencia a los
elementos construidos, marcando el rasgo de un espacio que ha sido
profundamente transformado por el hombre, humanizado desde hace
siglos. Ello no significa que no se hayan mencionado otros elementos
como la ubicación en el entorno territorial, el valor escénico, la presencia
de elementos naturales (árboles, jardines, agua…). También se han
destacado la influencia de actividades económicas como conformadoras
del paisaje urbano (comercio, turismo, transporte…).
La valoración es generalmente positiva. Se repiten los adjetivos que
marcan su carácter “monumental”, “excepcional”, “grandioso”,
“deslumbrante”, o “sorprendente para el turista”. Es frecuente destacar la
trama urbana como un elemento característico de la ciudad de Sevilla, una
trama contrastada: por un lado, el espacio escénico monumental que se
nuclea en torno al conjunto declarado Patrimonio Mundial (Catedral,
Archivo de Indias y Alcázar), y que se extiende por la Avenida de la
Constitución hasta el Ayuntamiento y la Plaza de S. Francisco; por otro, la
ciudad angosta y recoleta del barrio de Santa Cruz y aledaños (Véase
Figura 1). Hay elementos recurrentes que se identificarían con el carácter
del paisaje urbano como el conjunto de edificios singulares de estilos
artísticos diferentes, pero igualmente aparecen numerosas referencias a la
arquitectura residencial en general, a la que se otorga valor especialmente
por su cromatismo: el blanco de las fachadas, resaltado por dos colores
muy identitarios (almagra y albero). La ubicación (el valle del
Guadalquivir), los elementos naturales (especialmente la vegetación, y
concretamente especies como palmeras, naranjos y magnolios) y la luz, se
han mencionado también como rasgos distintivos del paisaje de la ciudad.

Sobre la valoración del paisaje urbano de Sevilla y sus principales


elementos
Los resultados muestran que los elementos del paisaje urbano con
más menciones son las fachadas y edificios, las plazas y espacios
peatonales, terrazas y veladores y los árboles y jardines. Los elementos
del paisaje urbano con menos menciones o menos identificados con el
concepto de paisaje son pavimentos y acerados, publicidad, rotulaciones y
mobiliario urbano. Los elementos de pequeña escala, de mirada de detalle,
parecen alejarse de una concepción más escénica del paisaje urbano.
136 Turismo y crisis, turismo colaborativo y ecoturismo

En relación a las fachadas y el aspecto externo de los edificios se


reconoce el cuidado y el esfuerzo en rehabilitación, especialmente de
elementos del patrimonio histórico. Sólo se mencionan puntualmente
algunas intervenciones chocantes por su escasa integración en el entorno
(Ej.: Edificio de la Previsión Española; Metrosol-Parasol Las Setas) o la
presencia de grafitis que se consideran síntomas de dejación o abandono.
En las intervenciones de los residentes hay un reconocimiento a la mejora
de plazas y espacios públicos, al cumplirse el objetivo de ser espacios más
amables para el peatón y también para el turista, lo cual repercute
indirectamente en una mayor actividad comercial. Los turistas han
valorado positivamente la posibilidad de desplazamientos en bicicleta. Se
han registrado algunas referencias negativas, aunque minoritarias: la
peatonalización de un casco histórico tan extenso es perjudicial para el
turismo porque el acceso se hace más complejo, tratamiento discutible de
algunas “nuevas plazas” (Alfalfa, Plaza del Pan, Puerta Jerez…) que choca
con lo esperado por el turista, peligro de tematización turística en los
espacios peatonales.
En relación a las terrazas y veladores la opinión unánime de los
residentes es que su implantación es excesiva, incluso entre quienes
trabajan en el sector turístico. Se habla de invasión del espacio público,
ruidos, elementos poco integrados en el entorno y de dudoso gusto (sillas,
mesas, sombrillas…), incumplimiento de la normativa municipal
reguladora… etc. Está mucho más matizada o se aprueba abiertamente en
el caso de los turistas, que pueden valorar los aspectos funcionales de estas
terrazas (la comodidad para la visita derivada de la proliferación de ofertas
a su disposición); frente a unos residentes que perciben la rápida
transformación de espacios emblemáticos de la ciudad, y desaprueban el
resultado al compararlo con la situación anterior.
Otro elemento altamente valorado por el turista y no tanto por el
residente es el arbolado y los jardines. Entre los turistas internacionales se
pone de relieve el asombro (por poco esperado) ante la cantidad y calidad
que perciben en ellos y recuerdan el carácter estratégico de la sombra y el
frescor en una ciudad como Sevilla en verano. Es más crítica la población
residente, con referencias a la falta de cuidados y mantenimiento, la
elección de las especies y la falta de interpretación en los jardines que
tienen valor histórico.
Los pavimentos y acerados son elementos poco mencionados en
general. Sólo si se pregunta expresamente por ellos aparece alguna opinión
difusa; se habla de mejora sustancial en los últimos años, aunque muy
centrada en los sectores de máxima afluencia. Algo parecido ocurre con la
publicidad, que debe ser evocada para que la persona repare en su
consideración. En este aspecto los turistas son más críticos: denuncian
exceso y elementos que claramente molestan las vistas y el disfrute del
137

paisaje urbano, incluso, en casos puntuales, el tránsito fluido (elementos


publicitarios de negocios y tiendas). Con la señalización las
consideraciones son las mismas: se abusa y se duplica la información,
están mal situadas…

Sobre la delimitación del paisaje urbano con función turística en la


ciudad de Sevilla y localización de los principales conflictos.
La delimitación del espacio de frecuentación turística que hacen
turistas y residentes coincide en términos generales, identificándose con el
entorno de los monumentos declarados Patrimonio Mundial. Sin embargo,
ha sido recurrente la referencia a la ampliación de este espacio hacia
Triana y el Río, La Cartuja y el legado de la Expo 92 y, sobre todo, hacia
el casco norte (véase Figura 1); reflejando así un aspecto novedoso del
sistema turístico de Sevilla en los últimos años. La percepción de esta
nueva realidad espacial se refleja en diferentes sentimientos o valoraciones
sociales: por un lado, se expresa como necesidad para evitar que la
capacidad de carga de los espacios de mayor frecuentación llegue a superar
límites aceptables, para aumentar la estancia media al incorporar nuevos
atractivos y productos, y para que los beneficios esperables de la actividad
turística puedan alcanzar mayor extensión geográfica y a más población;
por otro lado, se expresa con cierto temor ante la perspectiva de aumentar
las áreas especializadas en una función turística que puede incidir
negativamente en su autenticidad o “tranquilidad” cotidiana.
De la información obtenida en los diferentes instrumentos puede
deducirse una clara conciencia de la localización de los principales puntos
de conflicto en espacios concretos, asociados a sus causas más
sobresalientes (véase localización en Figura 1). Si bien, dadas las
características y extensión de la comunicación, no ha sido posible reflejar
en detalle dicha información, sí ha quedado patente la utilidad de estos
instrumentos también para la aportación de contenidos al diagnóstico de
situaciones de conflicto.

Discusión: hacia una propuesta para la incorporación de las


percepciones sociales del paisaje en los sistemas de indicadores
de sostenibilidad para espacios turísticos

Teniendo en cuenta la orientación de la información obtenida a


través de instrumentos de investigación cualitativa, se plantea una
reflexión sobre la posibilidad de introducir la variable de percepción de
paisaje en los sistemas convencionales de indicadores de sostenibilidad
para espacios turísticos. Habría dos aspectos previos a destacar: determinar
el alcance de la inclusión del paisaje mismo como elemento a valorar en un
138 Turismo y crisis, turismo colaborativo y ecoturismo

sistema que mide la sostenibilidad y, en segundo lugar, valorar la


conveniencia de introducir indicadores cualitativos en este tipo de
sistemas.

Figura 1. Localización en Sevilla del espacio turístico tradicional,


nuevos espacios turísticos y puntos de conflicto. Elaboración propia.
139

La relación entre paisaje y sostenibilidad se ha puesto de manifiesto


por diferentes autores y se acepta en general la afirmación de que el estado
y la dinámica de los paisajes constituyen aspectos indicativos para valorar
la sostenibilidad de un territorio concreto (Ayuso-Delgado 2007; Díaz
2008). Esto se ha reflejado en los esfuerzos científicos por sistematizar
herramientas que permitan una caracterización del “estado” del paisaje
(Piorr, 2003; Haines Young-Potschin, 2005; Sala, 2007; Rodríguez-Villar,
2007) como paso previo a los diagnósticos de sostenibilidad territorial.
Sin embargo, en los destinos turísticos los sistemas de indicadores
de sostenibilidad no siempre han incorporado el paisaje como indicador, o
al menos no de forma directa, sino a través de aspectos que tienen
incidencia en el mismo, con indicadores estadísticos de carácter
económico, social o ambiental (Ej. Extensión de los distintos usos de
suelo, parámetros de control de contaminación arquitectónica, kilómetros
de costa urbanizada… etc.) (Sancho A.-García, G., 2006).
Por otro lado, se ha venido cuestionando por algunos autores el peso
excesivo de los indicadores cuantitativos basados en estadísticas
disponibles a nivel local, en relación a los que se refieren a las
percepciones y valoraciones sociales. En este sentido, introducir la variable
paisaje, precisamente desde esta perspectiva, puede constituir un elemento
de equilibrio y proporcionar un enfoque para conocer aspectos de la
gestión del desarrollo turístico desde la perspectiva de la población.
Los resultados del trabajo presentado en esta comunicación podrían
ser un primer paso para incluir el paisaje como indicador de sostenibilidad
de destinos turísticos urbanos. Los avances realizados se resumen en tres
direcciones:
- La idoneidad metodológica de las herramientas de investigación
cualitativa (no sólo encuestas) para su incorporación a los sistemas de
indicadores de sostenibilidad, desde una apuesta por fomentar la
participación de los actores en la gestión turística.
- La definición de elementos e hitos que son identificados por población
local y visitante como definidores del carácter (Countryside Agency and
Scottish Natural Heritage, 2002) del paisaje urbano del destino, es decir,
de aquellos aspectos que singularizan ese paisaje y lo hacen único. En este
sentido, esta definición plantearía una propuesta de contenidos básicos que
se configuran como “sensibles” en la gestión del espacio turístico:
entornos construidos de valor histórico y patrimonial, perfiles en visiones
panorámicas, vegetación y zonas verdes; elementos que ocupan la vía
pública, publicidad e imagen comercial…etc.
- La obtención de información sobre la percepción social del espacio
turístico, aportando contenidos sobre la delimitación del mismo,
orientación e idoneidad de su crecimiento, así como de los conflictos que
140 Turismo y crisis, turismo colaborativo y ecoturismo

afectan al paisaje urbano y su valoración desde la perspectiva del residente


y del visitante.

Conclusiones

Del proceso de investigación y la aplicación de la metodología


descrita en apartados anteriores se extractan a continuación algunas
conclusiones:
- La metodología orientada a conocer la percepción y valoración social
del paisaje urbano puede confirmar, orientar, y completar la información
obtenida mediante instrumentos de análisis cartográfico, estadístico,
bibliográfico etc. En este sentido se acerca a las determinaciones del CEP
que pone al mismo nivel el hecho objetivo del paisaje y su valoración por
la población que lo percibe.
- Los instrumentos y procedimientos de investigación cualitativa son
adecuados y se adaptan bien cuando el sujeto de análisis es la población
residente, presentando mayores dificultades para los visitantes.
- La combinación de instrumentos de participación es clave para
recoger diferentes registros de contenidos relevantes y alcanzar a perfiles
variados de población residente y visitante.
- Los instrumentos de participación se muestran eficaces para generar
conocimiento sobre la percepción de la población en cuanto a
identificación y criterios de valoración de los paisajes urbanos, de los
conflictos asociados a la función turística y de las aspiraciones que se
proyectan sobre los mismos.
- La incorporación de las percepciones sociales sobre paisaje a los
sistemas de indicadores de sostenibilidad completaría la información y
facilitaría la gobernanza en destinos turísticos.

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