Hora Santa Por Las Vocaciones-1

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Introducción

“En muchos lugares escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida


consagrada. Frecuentemente esto se debe a la ausencia en las comunidades de
un fervor apostólico contagioso, lo cual no entusiasma ni suscita atractivo.
Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones
genuinas. Aún en parroquias donde los sacerdotes son poco entregados y
alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la comunidad la que despierta el deseo
de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización, sobre todo si esa
comunidad viva ora insistentemente por las vocaciones y se atreve a proponer
a sus jóvenes un camino de especial consagración” (Papa Francisco, Evangelii
Gaudium, n. 107).

Sabiendo que la vocación es, ante todo, un don de Dios, y con el deseo
de que el Reino de Dios se haga presente sin tardanza entre nosotros, nos
animamos a pedir a nuestro Padre que “envíe obreros a su mies”. Con la
intención de animar a las comunidades a orar juntos por las vocaciones
de nuestra Iglesia diocesana, hemos preparado
este material que pretende ser una guía sencilla
para una adoración eucarística por las
vocaciones. Esperamos pueda servir de
instrumento de oración a cada parroquia, y
que esta oración nos una en torno a Jesús
con esta intención particular.

Seminaristas de la Diócesis de Machiques


Estando reunidos los fieles en la Iglesia, capilla u oratorio, el sacerdote u otro ministro
idóneo expone el Santísimo Sacramento para pedir durante una hora por las vocaciones
sacerdotales, religiosas y misioneras. El formulario propuesto servirá de guía y propone
algunos puntos de meditación y testimonios vocacionales que ayudarán a enriquecer la
oración comunitaria. No obstante, este formulario puede variar según las circunstancias.
La Hora Santa iniciará con un canto de alabanza. Convendría que dicho canto fuese conocido
por todos los que se disponen a celebrar la Hora Santa.
Canto de entrada: Pescador de hombres (u otro canto vocacional.)
Concluido el canto de entrada, el sacerdote o el ministro que dirige la Hora Santa, hace las
siguientes jaculatorias, pidiendo libremente por las necesidades de la Iglesia Universal y de la
Diócesis de Machiques.

Celebrante: Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo


Sacramento del Altar.
Asamblea: Sea por siempre, bendito y alabado.
C: Por la persona e intenciones del Santo Padre Francisco.
A: Padre nuestro…
C: Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento
del Altar.
A: Sea por siempre, bendito y alabado.
C: Por la persona e intenciones de nuestro Obispo, Mons. Nicolás Nava Rojas.
A: Dios te salve, María…
C: Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento
del Altar.
A: Sea por siempre, bendito y alabado.

Cantos vocacionales

1. No sois vosotros los que me elegís, 2. No me habéis vosotros elegido


3. Pescador de hombres, 4. El profeta, 5. Alma misionera
Testimonios vocacionales

De la madre Teresa de Calcuta

“Yo sólo tenía doce años entonces [...] En esta época, fue cuando supe por primera vez
que tenía vocación hacia los pobres [...] en 1922. Yo quería ser misionera, yo quería ir
y dar la vida de Cristo a la gente de los países de misión. [...] Al principio, entre los
doce y los dieciocho años yo no quería ser religiosa. Éramos una familia muy feliz.
Pero cuando tuve dieciocho años, decidí dejar mi hogar para hacerme religiosa, y
desde entonces, en estos cuarenta años, nunca he dudado ni siquiera un segundo de
haber hecho lo correcto; era la voluntad de Dios. Era Su elección”

Del R.P. José María Franco P., sacerdote jesuita

“Personalmente me atrajo San Francisco Javier (estudié en


un Colegio de Jesuitas) y compenetraba con su modo de ser
impulsivo y verdadero, con sus grandes deseos de brillar. Yo era un
muchacho que en ese momento me gustaba más soñar que obrar.
Fui un dolor de cabeza para mis padres y profesores. Cuántas
veces me botaron de la clase y no por mi buena conducta.
Terminé así mi bachillerato sin pensar nada concreto. Me
empate con una muchacha que, aunque éramos de la misma
edad, era mucho más madura que yo. Estoy seguro que fue
Dios quien la puso en mi vida. Me hizo pensar muchas cosas
y tomar conciencia de otras. Me invitó a entrar en un grupo
juvenil de apostolado que es donde encontré… o mejor dicho me encontré. Después de
casi dos años de noviazgo comprendí (no sé cómo ni me importa) que el matrimonio,
aunque me atraía, no era para mí. Eso de tener que dedicarme casi por completo a una
mujer y a unos hijos me iba a quitar mucha libertad, me sentiría amarrado para
entregarme de lleno a los demás. Hasta comencé a pensar en la India. Como soy muy
frontal, decidí hablar a fondo con ella […]. Impresionante, dentro del dolor, lo “libre” y
lo “bien” que me sentí después de haberlo enfrentado.

Acto seguido, se puede entonar algún canto de alabanza y adoración a Jesús Sacramentado. Canto:
Alabanza y adoración.

Luego, se proclama la Palabra de Dios, con algunos de los textos que se proponen a continuación o
elegir otro pasaje vocacional en la Sagradas Escrituras.

Lectura bíblica:

Del Santo Evangelio según san Marcos (Mc 10, 17-21)

“Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él,
le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida
eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo
Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no
levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre» Él,
entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud» Jesús, fi-
jando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes
véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y
sígueme»”

Terminada la proclamación de la Palabra, se invita a los que están congregados a elevar una
oración espontánea, partiendo de los buenos propósitos que les ha inspirado la lectura.
Oración espontánea desde la lectura
Después de las oraciones espontáneas, se entona el canto vocacional Alma misionera, o algún otro
canto vocacional que convenga.

Canto: Alma misionera.

Al acabar el canto propuesto, se da un tiempo prudente para la oración y el encuentro personal con
el Señor, el silenciamiento y la meditación.
Silencio meditativo (10 minutos).

Oración de los fieles

Luego, tiene lugar la oración de los fieles. El que preside, hace el siguiente invitatorio:

C: Demos gracias a Cristo, Buen Pastor, que cuida siempre de nosotros su


rebaño y pidámosle por nuestras necesidades. A cada innovación, aclamamos:
Envía, Señor, obreros a tu mies.
Los fieles dicen en voz alta las siguientes peticiones:

1. Señor, danos valentía para seguirte más de cerca y ser verdaderos discípulos
tuyos, que anunciemos con entusiasmo tu Evangelio donde quiera que estemos.
Oremos.
2. Danos familias cristianas que sean iglesias domésticas donde se cultive con
esperanza la semilla del Evangelio; donde papá y mamá sean modelos de fe y
caridad, y los hijos puedan conocerte y crecer en estatura y amor. Oremos.
3. Maestro, llama a más jóvenes a que consagren toda su vida a ti con
generosidad y alegría; como san Francisco de Asís, santa Clara, Madre Laura,
Don Bosco, Madre Teresa de Calcuta, que te ayuden a construir el Reino de
Dios entregándose totalmente a ti y a los hermanos. Oremos.
4. Sigue llamando a jóvenes de nuestras comunidades para que sean tus
sacerdotes, que sean pastores según tu corazón, hombres de fe que te hagan
presente en los sacramentos, que anuncien con valentía tu Palabra, que sean
servidores humildes y generosos de tu pueblo. Oremos.
5. Dale tu Espíritu Santo a los que se forman en las casas de formación
religiosa y en el seminario, para que puedan discernir lo que Tú quieres de
ellos y perseveren en tu seguimiento. Oremos.
6. Señor, a todos nosotros, discípulos tuyos, laicos, matrimonios, religiosas,
religiosos y sacerdotes; ayúdanos a ser fieles a ti y ser felices desde donde Tú
nos has llamado a vivir. Oremos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres. Después, el que preside hace la siguiente oración
conclusiva:

C: Padre bueno, atiende las necesidades de nosotros tus hijos, especialmente


aquellas que nos urgen. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Al terminar las peticiones se entona un canto apropiado que exprese acción de gracias.

Canto: Acción de gracias.


Terminado el canto de acción de gracias, conviene presentar algunos testimonios vocacionales.
Puede leerse el que proponemos a continuación u otro que se considere más apropiado.
Terminado el canto de acción de gracias, conviene presentar algunos testimonios vocacionales. Puede
leerse el que proponemos a continuación u otro que se considere más apropiado.

Testimonios vocacionales

Del Papa Juan Pablo II.

“Después de la muerte de mi padre, ocurrida en febrero de 1941, poco a poco


fui tomando conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fábrica y,
en la medida en que lo permitía el terror de la ocupación, cultivaba mi afición
a las letras y al arte dramático. Mi vocación sacerdotal tomó cuerpo en medio
de todo esto, como un hecho interior de una transparencia indiscutible y
absoluta. Al año siguiente, en otoño, sabía que había sido llamado. Veía
claramente lo que debía abandonar y el objetivo que debía alcanzar sin volver
la vista atrás. Sería sacerdote”. (Juan Pablo II, “Del temor a la esperanza”,
Solviga, 1993, p. 34).
Ahora, como puntos de meditación, se pueden hacer las preguntas siguientes, guardando un
breve silencio al finalizar cada una. Algunas de estas preguntas pueden omitirse o si conviene, puede
agregarse otras.

Puntos de meditación:

1. Señor, ¿qué tengo que hacer para seguirte más de cerca?


2. Señor, me has llamado por mi nombre ¿qué quieres de mí?
3. Señor, quiero hacer tu voluntad, dime ¿a qué me llamas?
4. Señor, ayúdame a ser generoso, ¿dónde te entrego mi vida?
Después de un breve silencio meditativo, un (a) joven de la comunidad, dice la
siguiente oración en voz alta:

Oración de un(a) joven


Jesús, Maestro y Señor nuestro, Tú me
conoces muy bien; sabes que estoy sediento de una
vida más auténtica, intensa y alegre. También,
conoces mis deseos de servir, de cambiar el
mundo, de hacerlo más fraterno, de construir
contigo el Reino de Dios. Contigo he saboreado
una alegría que no encuentro en ninguna otra
parte, por eso quiero dar pasos hacia una entrega
mayor, una felicidad mayor, un amor más
generoso. Sabes que no soy tan bueno(a) pero
estoy a tu disposición; sé que quieres mi
felicidad. Señor, muéstrame el camino que
debo caminar contigo y dame valor para dar pasos. Amén
Después de la oración de un (a) joven, conviene que se entone un canto vocacional.
Canto vocacional: El profeta.
Concluido el canto vocacional, se recita la siguiente oración por las vocaciones.

Oración por las vocaciones

Jesús, Buen Pastor,


que viniste a dar vida y a entregar la vida,
faltan pastores que den vida
y entreguen la vida como Tú.

Haz que surjan de nuestras familias,


comunidades, grupos y colegios,
muchachos y muchachas que respondan generosamente
a tu invitación de seguirte
como religiosos, religiosas y sacerdotes.

Renueva la fidelidad de los consagrados:


obispos, sacerdotes y misioneros.
Concede la gracia de la perseverancia
a formandos y seminaristas.

Que la Virgen de Coromoto,


Estrella de la Nueva Evangelización,
En este momento, si el celebrante es un sacerdote, los fieles se disponen a recibir la bendición con el
guíe nuestro caminar de discípulos misioneros
Santísimo Sacramento, cantando la última estrofa del himno eucarístico Pangue Lingua. Este himno
e interceda
puede cantarse en su versión por nuestra
latina o usando diócesis.
la traducción Que así
en español. sea.
Mons. Jesús Alfonso Guerrero.
Tantum ergo*

Tantum ergo Sacraméntum


Venerémur cérnui:
Et antíquum documéntum
Nóvo cédat rítui:
Praéstet fídes suppleméntum Sénsuum deféctui.
Gentitóri, Genitóque Laus et jubilátio:
Sálus, honor, vírtus quoque Sit et benedíctio:
Procedénti ab utróque Cómpar sit laudátio. Amen.
*Las tildes en el texto del himno latino indican la sílaba átona de cada palabra, es decir, dónde
hay que poner el acento al momento de cantar el Tamtum ergo.
Seguidamente, el celebrante, hace el versículo y la oración siguiente, que va precedida por la
monición Oremos:
C: Les diste, Señor, el pan del cielo. Aleluya
A: Que contiene en sí todo deleite. Aleluya

Oración
Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos
dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal
modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que
experimentemos constantemente en nosotros el fruto de
tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la
unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
Acaba la oración, el celebrante recibe el velo humeral y toma la custodia con la cual bendice a los
fieles, haciendo el signo de la cruz. Mientras tanto, oran de rodillas en silencio. Un ministro u otra persona
idónea toca la campanilla mientras dura la bendición sacramental.
Bendición con el Santísimo Sacramento.
Después de la bendición, el celebrante pone de nuevo la custodia sobre el corporal, e invita a los fieles
a hacer junto con él las siguientes alabanzas de desagravio.

Alabanzas de desagravio
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Señor, danos sacerdotes.
Señor, danos sacerdotes santos.
Señor, danos muchos sacerdotes santos.
Señor, danos religiosos y religiosas santas.
Señor, danos familias cristianas santas.
Señor, bendice a tu pueblo con la paz.
Al concluir las alabanzas de desagravio, los fieles entonan un canto eucarístico. Mientras tanto el
sacerdote reserva en el sagrario el Santísimo Sacramento del Altar.
Reserva del Santísimo Sacramento.
Canto Eucarístico.
Si el que preside la Hora Santa es un ministro no ordenado, omitido el Tamtum ergo y la oración
conclusiva, hace las alabanzas de desagravio junto con los fieles y se dispone a reservar en el sagrario
el Santísimo Sacramento, mientras se entona un canto eucarístico apropiado.

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