Tema 2. La Sofística y Sócrates
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LA SOFSTICA Y SCRATES
1. CONTEXTO HISTRICO, SOCIAL Y CULTURAL. 1.1. EL TRIUNFO SOBRE PERSIA. LA LIGA TICO - DLICA Para la Hlade, el siglo V se inici con la rebelin de las ciudades jonias contra la tutela del imperio Persia que acab en desastre para los jonios. Una vez aplastada la rebelin, el gran rey de Persia, Daro (Darayavus) quiso asegurar que los griegos no volveran a apoyar ninguna aventura rebelde, por lo que inici una guerra de escarmiento y conquista de las poleis griegas del continente. Contra todo pronstico, las fuerzas unidas de los griegos, encabezadas Fueron las por espartanos y atenienses vencieron hasta en dos ocasiones a los ejrcitos Mdicas medos). Esta victoria contra una de las fuerzas militares ms poderosas de la antigedad aumento el orgullo nacional heleno hasta considerar que su cultura y modo de vida era superior a la de cualquier brbaro (extranjero). Pero no haba que bajar la guardia, la potencia persa podra reconstruirse momento. As y se atacar intent en cualquier una formar persas. (los llamadas a Guerras persas helenos llamaban los
alianza defensiva comn de todas las ciudades estado. Esta alianza no se pudo realizar porque tanto Esparta como Atenas se disputaban la hegemona de la alianza. Se crean entonces dos agrupaciones distintas: por un lado la Liga del Peloponeso dirigida por Esparta; por otro la Liga Dlica (pues se reunan en el templo dedicado al dios Apolo en la isla de Delos) en la que Atenas tena las riendas y en la que cada una de las 150 poleis que la formaban hacan aportaciones al tesoro comn para la construccin y mantenimiento de la flota de guerra. Al principio se qued en que todas las ciudades asociadas tenan igualdad de voz y voto en el consejo. Pero, desde el primer momento, la Liga Dlica fue evolucionando para transformarse en el imperio Ateniense. Ya sea para
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aprovechar el tesoro comn que se utilizara en la mejora de Atenas, para imponer una legislacin o unos gobernantes favorables, o para intervenir directamente en la poltica de las restantes ciudades, Atenas impone su hegemona en gran parte de la Hlade. 1.2. EL ESPLENDOR DE ATENAS. Desde el ao 461 hasta el 429 Atenas estuvo dirigida desde diferentes continuador emprendidas cargos de por las los por un reformas antiguos
legisladores Pericles (Perikls). Durante este periodo Atenas se convierte en la principal ciudad del mundo Griego. No slo se impone econmicamente sino que tambin ejerce su influencia cultural y social al exportar a las dems ciudades de la Liga Dlica su sistema de organizacin poltica: la democracia. Demokrata (de demos, pueblo y kratos poder, gobierno) significaba en Atenas un gobierno directo de los ciudadanos quienes reunidos en asamblea (ekklsa) decidan sobre todos los asuntos del gobierno ateniense. La asamblea era totalmente soberana, cualquier ciudadano poda traer el asunto que quisiera y las decisiones tomadas por la mayora de los presentes tenan fuerza absoluta. Todos los ciudadanos, es decir, todos los varones mayores de edad hijos de atenienses estaban convocados semanalmente a la acrpolis. Y muchos ciudadanos acudan puesto que la poltica constitua para los atenienses una autntica pasin, un deporte nacional. Sin embargo no todos los ciudadanos participaban de la misma manera en los asuntos pblicos. Slo aquellos que tenan la capacidad de ser buenos oradores o riquezas suficientes para atraer ciudadanos hasta su bando se ocupaban de manera continuada de los asuntos pblicos. Especialmente cuando se pona en cuestin alguno de los cargos pblicos que dependan del Estado.
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el gran
estadista
de
la
poca
hegemnica de Atenas es un ejemplo de esta de Atenas. Posea excepcionales dotes de orador y consegua ser reelegido por la asamblea como estratego (general del ejrcito), lo que le alcanz permita influir directamente sobre los su mejor momento de prosperidad asuntos del Estado. Gracias a su gua Atenas econmica y social: cargos pblicos pagados para que se pudieran dedicar en exclusiva a los asuntos pblicos, mltiples festivales pblicos que entretenan a los ciudadanos, esclavos que se ocupaban de los trabajos ms duros, atencin a los ms pobres, un ejrcito de ms de 12.000 hombres que se renovaba continuamente a cargo del estado, reformas urbansticas y construccin de grandes edificios pblicos, especialmente en el monte sagrado de la polis, la Acrpolis. La poca de Pericles es el ejemplo de que la democracia poda funcionar cuando los mejores oradores posean, a la vez, suficiente altura intelectual y poltica. Sin embargo el desarrollo de la democracia ateniense dejar al descubierto un conjunto de fallos que a la larga acabaran produciendo su decadencia y posterior derrota. En primer lugar la democracia ateniense no era en realidad un gobierno del pueblo sino una oligarqua de los ciudadanos, que nunca fueron ms de la cuarta parte de la poblacin (normalmente no llegaban al 20%). Los que posean el ttulo de ciudadanos varones libres nacidos en Atenas e hijos de padre y madre Ateniense- eran una minora privilegiada: se dedicaban a hacer poltica mientras los dems trabajaban. Pero los dems la gran mayora- eran polticamente inexistentes: las mujeres (cuya funcin en el estado no iba ms all de la atencin del hogar y el cuidado de los hijos), los metecos, extranjeros que podan comerciar pero no poseer propiedades en Atenas y los esclavos, mano de obra sin ningn derecho. Es decir, un sistema en el que tres cuartas partes de la poblacin trabajaban para que menos de una cuarta parte los ciudadanos- tuviesen tiempo libre para dedicarse a la charla y a la poltica.
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En segundo lugar, el sistema de decisiones por asamblea permita que la direccin poltica de Atenas cayera en manos de demagogos irresponsables que perseguan sus intereses particulares antes que los pblicos, como ocurri a menudo durante la guerra contra Esparta. La demagogia, es decir, utilizar cualquier medio (el halago, la splica, la apelacin a los sentimientos y, especialmente, el engao) para obtener el voto favorable de la Asamblea se acab por imponer en la poltica ateniense a la muerte de Pericles. Cada reunin de la Asamblea era un mitin y el que mejor hablaba o ms diverta o ms impresionaba a la audiencia, el que lograba apasionarla o convencerla, dominaba la situacin poltica. No obstante, su periodo de esplendor, la democracia posibilit que la sociedad ateniense generara un dinamismo social, econmico y cultural que atraa a comerciantes, artistas e intelectuales de todo el mundo conocido. 2. LOS SOFISTAS 2.2. El giro filosfico Junto a una mayor prosperidad, aumentan las relaciones comerciales entre las ciudades griegas y las diversas culturas del mediterrneo. Nuevos conocimientos, costumbres y visiones del mundo se mezclan con las formas de vida tradicionales de las poleis griegas. ante El pensamiento cambios filosfico culturales reacciona estos
cambiando su centro de inters: los estudios acerca del origen y constitucin de la naturaleza quedan en segundo sobre plano ahora interesa la comprender, todo, como entender
mltiple y compleja naturaleza del ser humano. Esta investigacin no era solo un problema terico sino que tena tambin una dimensin prctica. La democracia implica la posibilidad de que cualquiera tuviera la posibilidad de tomar decisiones. Por eso ya no basta con que Para las nuevas sociedades griegas, cultas y cosmopolitas, ya no bastaban buenos ciudadanos cumplidores de sus deberes tradicionales, sino que se buscaban individuos capacitados para
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resolver los problemas que una sociedad ms urbana, ms compleja estaban generando. El problema estaba entonces en averiguar cul es el modelo de ser humano que haba que fomentar: el tradicional, agrario, respetuoso de las viejas tradiciones o el urbano, poseedor de muchos conocimientos y atento a las continuas novedades. En plena discusin sobre la vieja y nueva forma de ser ciudadano entra en escena un nuevo tipo de filsofo: los sofistas. 2.1. Vieja y nueva educacin La educacin pretende mejorar a las personas. En griego mejorar se dice aret () que tambin se puede traducir como excelencia o plenitud. Para la educacin griega tradicional la educacin consista ensear a los jvenes las capacidades necesarias para convertirlos en buenos ciudadanos. La aret, la excelencia del ciudadano consista en cumplir con las obligaciones como ciudadano, es decir, en ser capaz de poner las capacidades privadas en provecho de los asuntos pblicos. Por eso la enseanza de un joven ateniense se limitaba a las prcticas fsicas para convertir a los jvenes en guerreros (lucha, esgrima, equitacin) y en conocer las tradiciones histricas que se podan encontrar en la lectura de las obras antiguas o en la msica y poesa populares. Sin embargo los nuevos tiempos transforman el concepto de aret. En la nueva sociedad se busca ms el triunfo personal que el bien colectivo. El buen ciudadano ya no ser slo el que cumple con sus obligaciones sino quien consigue el xito. Por tanto, la educacin tradicional que formaba a ciudadanos cumplidores se ver sustituida por una educacin obtencin ms del xito, prctica es decir que el pretende orientar a los jvenes en la provecho personal La extensin de la democracia en el siglo V haba conducido a una situacin en la cual el triunfo personal dependa de la propia elocuencia y capacidad de argumentacin. La
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nica manera de obtener influencia poltica consista en triunfar en la asamblea. Pero en la asamblea no triunfaba necesariamente el hijo de buena familia o el ms rico o el ms prudente o el ms esforzado sino el que poda convencer al auditorio. Y para triunfar en los continuos pleitos y litigios que se presentaban a la asamblea era necesario hablar bien y argumentar bien, es decir, persuasivamente. Este inters por dominar la persuasin era especialmente grande entre los jvenes acomodados, deseosos de triunfar socialmente y dispuestos a pagar un precio alto por adquirir esas habilidades. Los sofistas nuevos profesionales de la enseanza surgen para hacer frente a la demanda de nueva formacin Los sofistas proponan una nueva educacin de acuerdo con los nuevos tiempos. Los sofistas (del griego sophists, el practicante de la sophs, sabidura), eran magnficos oradores, eruditos, conocedores de multitud de formas de conocimientos prcticos y grandes viajeros que recorran la Hlade mostrando sus habilidades dando clases y pronunciando discursos. Su propsito es convertirse en maestros de los nuevos conocimientos necesarios para triunfar en la nueva sociedad siempre y cuando el posible alumno tuviera dinero suficiente para pagar las enseanzas que reciba. Al final solan acabar en Atenas, centro poltico y cultural del mundo griego y la ms grande y rica y populosa de las democracias, la ciudad, por tanto, donde mayor era la demanda de profesores de retrica y de aret poltica. La influencia de estos nuevos maestros fue muy importante, tanto para la evolucin cultural de la Hlade como para la situacin poltica de la propia Atenas. Sin embargo no formaron una tradicin de pensamiento ni defendieron una doctrina comn, aunque s existen entre ellos ciertas coincidencias de planteamiento. 2.4. Relativismo y escepticismo.
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La enseanza de los sofistas era, sobre todo, prctica. No pretenden tener un conocimiento de las intenciones de los dioses como los sacerdotes ni intentan descubrir el origen y las leyes de la naturaleza como los viejos filsofos. Los sofistas enseaban a no especular, a no enredarse en discusiones tericas. Extraen sus conocimientos mediante mtodos inductivos: es la experiencia, la prctica cotidiana la que proporciona la informacin necesaria para establecer conclusiones generales. Al basar su enseanza en la experiencia y siendo la experiencia un conocimiento subjetivo, eso les haca tolerantes con las opiniones ajenas. Pero, esa misma tolerancia les haca que defendieran un relativismo respecto al conocimiento humano. El relativismo es aquella posicin que afirma que no hay verdades definitivas sino que la verdad depende de la situacin o el contexto en que se encuentre una persona. De hecho, los sofistas haban comprobado que las opiniones de las personas cambian con mayor o menor facilidad dependiendo de la capacidad del orador para convencer a su auditorio. Esto no ocurrira si la verdad se pudiera establecer de manera definitiva, si existiera una verdad absoluta. En cambio, lo que las personas creen verdadero no es ms que aquello que est de acuerdo con sus necesidades e intereses. O, dicho de otra forma, es verdad lo que le conviene. Esta posicin la ejemplifica uno de los sofistas ms destacados, Protgoras de Abdera cuando afirma el hombre es la medida de todas las cosas. Es decir, Las cosas no son verdaderas o falsas, buenas o malas, bellas o feas por s mismas sino que todo depende de la opinin subjetiva de cada uno. Y puesto que no hay una opinin que se pueda considerar por encima de las dems todas las opiniones son verdaderas y todas pueden cambiar por efecto de la persuasin. El relativismo de los sofistas deriva en muchas ocasiones hacia el escepticismo. Esta es la posicin que afirma que no es que todas las opiniones pueden ser verdaderas, sino que es imposible llegar a conocer
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la verdad. Esta ser, por ejemplo, la posicin de Gorgias de Leontinos cuando afirma: nada existe, si algo existiera no podra ser conocido, si algo pudiera ser conocido no podra ser expresado. En realidad, la verdad es solo una creencia, y las creencias cambian dependiendo de que haya alguien lo suficientemente hbil para convencernos de cualquier otra cosa. El escepticismo de los sofistas se poda comprobar especialmente en las prcticas religiosas. Los sofistas rechazaban la religin cuyo origen y desarrollo explicaban racionalmente. Respecto a los dioses unos sofistas, como Protgoras se declaraban agnsticos (no saban decir nada sobre ellos, ni siquiera si los haba o no) mientras Keos que otros que los eran seres francamente ateos: as Prdikos de sostena humanos empezaron a divinizar las fuerzas de la naturaleza, para pasar luego a divinizar a otros hombres inventores de cosas tiles. Krtias, sostena que los dioses haban sido inventados por un astuto legislador a fin de inducir a los ciudadanos a cumplir las leyes incluso cuando nadie los vigilaba. 2.5. Naturaleza y convencin: la dicotoma Physis / Nomos El escepticismo y el relativismo de los sofistas que hubieran causado un gran escndalo en cualquier otro lugar (como, por ejemplo, en la tradicionalista Esparta) no significaban un mayor problema dentro de una sociedad tolerante y abierta en la cosmopolita Atenas. Sin embargo, los primeros sofistas, al cuestionar la posibilidad de establecer la verdad del conocimiento tambin estaban iniciando las primeras discusiones en torno a la filosofa del derecho y la tica. Respecto a las costumbres morales y polticas nadie tena una idea tan clara de su relatividad como los sofistas. Una cosa eran las leyes naturales y otra las leyes sociales. Las leyes naturales, - Physis- como la obligacin de ocuparse de la propia familia o el deseo de obtener riquezas y vivir desahogadamente, etc. son leyes de obligado cumplimiento, no se
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pueden evitar a menos de que se quiera ir contra la propia naturaleza (seran, por tanto, actitudes antinaturales o artificiales). Las normas morales y polticas nomos- no forman parte del orden necesario de la naturaleza ni son expresin de la voluntad de los dioses sino que son meras convenciones de los hombres. Las leyes que se cumplen en la ciudad, como la de someterse al poder de los gobernantes o las normas de la buena educacin seran fruto de una convencin, un pacto o un acuerdo, que depende de la voluntad de los ciudadanos. Sin embargo, aunque los sofistas reconocen el que las leyes y normas morales no se fundamentan en nada absoluto (no hay un tribunal divino o sobrehumano que juzgue la conducta de los hombres), no significa que haya que rechazarlas. Aunque fruto de un acuerdo, de una convencin entre los hombres, la sociedad humana no puede funcionar sin leyes convencionales. Ahora bien, con el tiempo la sofstica evolucionar radicalizando su planteamientos. La nueva generacin de sofistas (como Calicles o Trasmaco) llegaran a plantear el inmoralismo ms completo (y sern, por ello, los principales adversarios de Scrates y Platn). Estos pensadores defienden que si las leyes son convencionales, lo ms conveniente para el individuo es el egosmo. La ley de la naturaleza es la ley del ms fuerte por lo que la naturaleza impone que tenemos que seguir slo nuestros deseos y aprovecharnos de los dems para conseguir lo que queramos. Es el modo de triunfar en la vida Con respecto a las leyes de la ciudad, recomiendan practicar lo que se conoce como doble moral, es decir, las aceptamos siempre y cuando nos favorezcan. Sera una doble moral porque, segn la ley del ms fuerte, no se pueden aplicar las mismas normas a los que mandan en la sociedad que a los que se someten. Y si las normas no nos favorecen, siempre podramos utilizar nuestra posicin de privilegio, nuestro xito o la capacidad retrica para forzar las leyes a que favorezcan nuestros intereses.
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3. SCRATES: MTODO E INTELECTUALISMO MORAL. 3.1. VIDA Y MUERTE DE SCRATES. 3.1.1. La filosofa como forma de vida Scrates (Sokrates) naci en Atenas en el ao 470 o 469, en el seno de una familia de clase media baja. Su aspecto no era muy agraciado: descalzo tripudo, y de labios gruesos, de nariz chata y respingona y ojos saltones, desaliadamente vestido, su apariencia era que ni pintada para hacerle objeto de chistes y burlas, que l reciba con irona y buen humor. Pero por debajo de esta fachada se esconda una personalidad de rara intensidad, que fascinaba a amigos y oyentes ocasionales. Sus seguidores se sentan al tiempo turbados y extasiados con Scrates que en inacabables conversaciones les haca dudar sobre sus creencias y les enseaba a pensar con una claridad que a ellos les pareca admirable. Precisamente en ninguna circunstancia se encontraba Scrates tan a gusto como rodeado de amigos y discpulos entre los que se inclua lo ms granado de la juventud dorada de Atenas. Era una relacin, intelectual y afectiva a la vez, que no tena precio y, en efecto, Scrates no cobraba por las clases que daba. En eso se diferenciaba de los sofistas: l enseaba por amor, no por dinero. Por otra parte, haba otra diferencia fundamental con los sofistas y es que no se dedicaba a pronunciar o redactar largos discursos repletos de erudicin y (supuesta) sabidura, sino que se pasaba el da charlando, dialogando y discutiendo. (No obstante, ese afn por la discusin haca que mucha gente le confundiera con un sofista como hizo Aristfanes al caricaturizarlo como tal en su comedia Las nubes.) 3.1.2. La poltica, la condena y la muerte La mayor parte de la vida de Scrates se desarrolla durante la poca de esplendor de Atenas. Al desencadenarse la guerra contra Esparta como
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buen ciudadano cumpli sus obligaciones militares con dedicacin e incluso actu heroicamente en varias batallas. Esta guerra contra Esparta acab en la derrota militar, econmica y moral de Atenas, lo cual provoc una situacin de crisis social en la ciudad hasta el punto de que algunos ciudadanos importantes aprovecharon eliminar la democracia e imponer una tirana. Aunque dentro de este gobierno tirnico se encontraban algunos de sus amigos y conocidos, Scrates siempre se neg a participar en este gobierno que consideraba contrario a la ideal de ciudadano ateniense como hombre libre. Esta dictadura que dur poco menos que un ao se bas en un rgimen de terror que gener entre los ciudadanos atenienses una viva antipata contra todos los que hubieran estado cercanos al rgimen. La ciudad peda responsables y, probablemente por su cercana a alguno de los tiranos, en el ao 399, Scrates, que contaba entonces con 70 aos de edad fue acusado ante la asamblea y condenado a muerte. As acababa su vida y comenzaba su mito. Los hechos sucedieron segn diversos testimonios de la poca de la siguiente manera: Como se ha comentado anteriormente la democracia y el influjo de los sofistas haban socavado los principios tradicionales en los que se basaba la vida ateniense. Muchos jvenes, los ms brillantes y prometedores acudieron a la poltica con tanta ambicin como falta de escrpulos provocando con ello desastres polticos que acabaran con la derrota de Atenas contra Esparta y la sangrienta dictadura de los treinta tiranos. Despus de estos aos de convulsin la gente estaba harta de tanta degradacin moral, de tanta locura colectiva azuzada por los demagogos, de la falta de escrpulos y la arrogante ambicin de poder de lderes brillantes pero irresponsables y criminales en la prctica, como el aventurero Alcibiades (Alkibiades) o el sanguinario Critias (Kritas). Ambos reconocidos discpulos de Scrates. Scrates fue vctima de esta reaccin. Una vez restablecida la democracia, los lderes del partido popular, como Anito (Anytos), queran
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llevar a cabo escarmientos contra los que se haban relacionado de alguna forma u otra con los tiranos. Scrates se haba negado a colaborar con la tirana pero entre sus amigos y discpulos se encontraban algunos de los responsables de la cada de Atenas en la corrupcin, la demagogia y el crimen. La idea, pues, era la de desterrar a Scrates castigndole por las nefastas acciones de sus discpulos. Le acusaron as de impiedad (es decir, no cumplir con las obligaciones religiosas una acusacin inslita en la tolerante Atenas) y de corromper a los jvenes para que fueran contra las leyes de la ciudad. Scrates podra haberse salvado fcilmente de haber aceptado la acusacin mostrndose humilde y arrepentido. Pero, por el contrario, hizo una defensa de su caso en un tono justamente contrario al que se esperaba. Consideraba que no haba cometido ninguna falta y que admitir las acusaciones sera negar los principios que haban guiado toda su vida. As, aunque sus acusadores se habran conformado con el destierro, l prefiri la muerte antes de admitir la culpa por acciones que jams haba cometido.
Su condena constituy un gran malentendido, pues, en realidad se haba pasado la vida polemizando contra las ideas relativistas y amorales con las que ahora se lo identificaba. 3.2. EL PENSAMIENTO SOCRTICO. Scrates no escribi nada. Cuanto de l sabemos procede de los escritos de Platn, Aristfanes, Xenofn y Aristteles. De hecho, la importancia histrica de Scrates estriba en la enorme influencia de su
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actitud ante la vida, en el escndalo que signific su muerte y en el mito que sus numerosos discpulos transmitieron a la posteridad ms que en sus aportaciones tericas. 3.2.1. Autoconocimiento: la bsqueda de la propia identidad La filosofa de Scrates se resume en una frase que, para l es la divisa de su vida Concete a ti mismo ( ), es decir, la tarea de la filosofa debe consistir en la bsqueda del autoconocimiento. Ahora bien, en qu consiste el conocimiento de uno mismo que ensea Scrates y por qu es tan importante para l que est dispuesto incluso a arriesgar su propia vida. El contexto de la vida de Scrates puede ayudarnos a su explicacin. Durante la guerra contra Esparta y sobre todo tras la derrota, los atenienses vivan sumidos en la confusin y el descredito de las instituciones. En momentos de confusin lo ms comn es aferrarse a las viejas creencias, especialmente los cultos religiosos que ofrecen la seguridad de una creencia inquebrantable. Otra frmula consiste en integrarse en un grupo social que si bien no ofrece las garantas de la religin al menos proporciona el consuelo y el acompaamiento del pblico. Otros, sin embargo, encuentran la propia identidad en el reconocimiento pblico, el xito social que se manifiesta en el ejercicio del poder y la obtencin de dinero. Para Scrates, estas opciones resultaban inviables. Las dos primeras opciones (obtener la certeza mediante la religin o la integracin en un grupo) proporcionan la seguridad que genera las verdades indiscutibles pero a cambio de nuestra libertad e independencia moral. La ltima, la bsqueda del xito, se basa se basa en el relativismo moral de los sofistas: puesto que no hay verdades definitivas lo nico que importa es el propio inters. Las normas sociales, los valores (como la amistad o el honor), la justicia e incluso las leyes son solo palabras vacas, herramientas que utilizaremos para conseguir nuestros propsitos.
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Esta ltima opcin resultaba intolerable para Scrates. De actuar as no solo habramos perdido nuestra libertad como en los casos anteriores sino tambin nuestra identidad. En efecto, para conseguir el xito tendremos que estar permanentemente adaptando nuestra forma de vivir y de pensar a los deseos de los dems, nuestra vida no sera nuestra sino de aquellos a quienes tratamos de halagar. Al depender nuestro xito del reconocimiento social estaramos renunciando a nuestra propia personalidad, a nuestra identidad. Scrates al plantear que la principal tarea del ser humano consiste en conocernos a nosotros mismos establece que nuestra identidad, aquello que somos, lo que queremos o a lo que aspiramos no se puede lograr mediante el recurso al poder o la seguridad que proporciona el grupo. Slo vivimos realmente cuando vivimos una vida autntica y vivimos de forma autntica cuando seguimos nuestras propias ideas y tomamos decisiones por nosotros mismos. Ahora bien, cmo podemos estar seguros de que esas ideas y valores no son mera obstinacin y cabezonera? Porque el mandato de conocerse a uno mismo implica una bsqueda no en mantener las opiniones personales de manera intransigente (de hecho, como veremos, su mtodo de investigacin va a consistir en cuestionar las opiniones establecidas. La identidad consiste en realizar un proceso de bsqueda de la verdad en el interior de nosotros mismos. Slo mediante el continuo ejercicio de intelectual, mediante la bsqueda de la sabidura, la filosofa, se podra llegar a eliminar la confusin, la duda y el desnimo que se haba apoderado de los atenienses. Scrates demostr la necesidad de mantener las propias convicciones no solo con la teora sino tambin con el ejemplo. Ni siquiera ante el tribunal que lo condenara a muerte renunci a sus convicciones. Es ms pensaba que su tarea como ciudadano de Atenas, como hombre libre consista en encontrar su propia personalidad aunque eso le costara la vida. La condena y muerte de Scrates, se convierte para las generaciones posteriores en el mximo ejemplo de mantener la propia independencia, la identidad an a costa de la propia vida.
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3.2.2. El mtodo socrtico: slo s que no s nada Una de las razones por las que Scrates se hace famoso en la Atenas de su poca es por la manera en que planteaba los problemas a su auditorio. l no desarrollaba largos y hermosos discursos a la manera de los sofistas. l, como ciudadano de Atenas piensa que los problemas de la ciudad requieren una bsqueda colectiva: el dilogo. La filosofa es una manera de encontrar el verdadero conocimiento no una artimaa para quedar bien delante del auditorio por lo que antes que vencer con su palabra pretende convencer, es decir, hacer que el interlocutor, llegue por s mismo a las conclusiones correctas. El dilogo es un proceso de investigacin inductivo. En esto coincide con la manera de proceder de los sofistas. Pero, a diferencia de estos ltimos, con el recurso a la propia experiencia no pretende llegar a ideas generales, demasiado vagas e inconsistentes. El procedimiento de investigacin socrtica es dialctico, es decir, se basa en la crtica, la contradiccin de las opiniones establecidas. Cuando dialogamos con los dems empezamos partiendo de las propias experiencias, de las opiniones ingenuas, los conocimientos aparentes y los prejuicios logramos descubrir la verdad. En este proceso dialctico se distinguen mayetica. La irona es un procedimiento por el cual se pone en evidencia lo absurdo y contradictorio de las opiniones que generalmente se consideran como irrefutables. Mediante preguntas y contraejemplos Scrates mostraba a su interlocutor que las ideas expresadas en un primer momento, fruto de la irreflexin modo solo se llevan le a De iba consecuencias este absurdas. dos momentos: un primer momento negativo, la irona y otro positivo, al que Scrates llama
conduciendo a una situacin sin salida aparente en la que todos los conocimientos que admita anteriormente sin discusin se volvan problemticos y tena que reconocer junto con Scrates una nueva forma de sabidura: slo s que no s nada. Es decir, el reconocimiento de la propia ignorancia
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es el principio del autentico conocimiento. Y a este reconocimiento solo se llega mediante el cuestionamiento de las propias convicciones A este momento negativo del mtodo, le suceda un momento positivo. La mayetica, consistente en hacer preguntas a nuestro interlocutor, de tal manera que llegue a descubrir por s mismo la verdad que alumbra en su interior y que l mismo desconoce poseer. Le denomina mayetica () que es como se conoce el arte de la partera, porque de la misma manera que la partera ayudaba a concebir, Scrates pretenda no imponer sus conocimientos al otro sino orientar a sus discpulos en la bsqueda de la verdad comn que se encuentra oculta en el interior e cada uno. Sin embargo, para la mayora de la gente esta manera de ensear en la que se desenmascaraban las ideas preconcebidas, este plantear preguntas pero no ofrecer respuestas le vali un gran resentimiento. A los ojos del pueblo Scrates era un sofista ms, un charlatn locuaz y embaucador que confunda las sanas ideas de los honrados ciudadanos y sembraba de escepticismo la mente de los jvenes. Lo cual, como sabemos, sera, a la larga la causa de su condena y muerte. 3.2.3. El saber: los conceptos Para eliminar la incertidumbre y la confusin debemos iniciar un proceso de autodescubrimiento, de bsqueda de nuestra propia identidad. Pero cmo distinguir lo que es verdaderamente nuestro de lo que son solo opiniones, apariencia, superficialidad? Para Scrates la bsqueda de la identidad, la autenticidad de nuestro comportamiento, comienza por el reconocimiento de que las virtudes, los valores, las normas no son simples palabras que se usan en los grandes discursos sino realidades objetivas. Efectivamente, el bien y el mal, la cobarda y la valenta, la belleza y la fealdad, la educacin, la amistad, el odio, el amor, etc. no pueden ser un simple clculo de lo que convenga en cada momento porque entonces nosotros no decidimos sino que decide la situacin. Por el contrario estos valores y virtudes si lo son tienen que ser objetivos, deben ser verdaderos independientemente de la situacin en la que se den. Y puesto que son objetivos pueden y tienen que ser reconocidos por todos, se pueden conocer y se pueden ensear.
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Por tanto, la bsqueda de una mismo (concete a ti mismo) tiene necesariamente que pasar por la bsqueda del autntico conocimiento y no la apariencia del mismo que se ve en los discursos huecos que ensean los sofistas. Pero para llegar al verdadero conocimiento antes deba eliminar el escepticismo y el relativismo que se haba impuesto en la vida pblica ateniense, puesto que trataba de llegar a un punto de entendimiento vlido para todos los ciudadanos. Segn Scrates, los ciudadanos se llenan la boca con grandes palabras como justicia, bien o libertad sin saber realmente que es lo que estn diciendo, aadiendo la confusin de los discursos de sofistas, polticos y religiosos a la propia confusin personal. Scrates interrumpa al poltico que hablaba de justicia para que precisara que es lo que estaba diciendo exactamente; o al poeta que hablaba de belleza o al ciudadano que invocaba la libertad de las leyes de Atenas. Unos y otro replicaban dando ejemplos. Pero esto a Scrates no le bastaba puesto que no le interesaba esta o aquella forma concreta de justicia, belleza o cualquier otro valor moral sino el significado comn de una palabra en todos los usos que hacemos de ella. Por tanto el verdadero conocimiento de pasa por tener un conocimiento objetivo. Y el conocimiento objetivo, el saber slo es posible si encontramos la definicin precisa, decir si dejamos de usar las palabras como formas de persuasin para interesarnos por el significado de las mismas. Para Scrates la filosofa, la bsqueda del conocimiento de uno mismo slo es posible si somos capaces de precisar con exactitud qu es lo que estamos diciendo cuando empleamos las palabras. Es decir el conocimiento de las en equivale y a la definicin palabras palabras
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3.2.4. El intelectualismo moral Por qu es tan importante para la bsqueda de la propia identidad, el conocimiento objetivo, las definiciones precisas de los conceptos? Porque Scrates es tiene la conviccin de que la aret y el saber coinciden. Cuando una persona realiza una accin tiene est convencido de que la est haciendo bien, si no, no la hara. Si, despus de todo, sale mal es porque no sabe hacerlo mejor: por ejemplo nadie canta mal o navega mal voluntariamente sino solo porque no sabe hacerlo mejor. De esta manera, se puede establecer que nadie hace el mal a sabiendas, el malvado no es ms que un ignorante. Todo el mundo persigue el bien pero los malos no lo conocen, son ignorantes y, por ello, al actuar mal no saben que lo hacen. Por el contrario, el que sabe hacer las cosas bien har el bien y el que conoce lo que es recto actuar con rectitud. Por tanto, solo podemos mejorar en nuestra vida si aumentamos nuestro conocimiento sobre las cosas y ese conocimiento, como acabamos de ver es el que proporcionan las definiciones exactas, es decir, los conceptos. A partir de esta tesis se pueden establecer varias consecuencias En primer lugar que cuando alguien hace el mal no lo hace voluntariamente sino porque no sabe como hacer las cosas bien. El problema del mal es un problema de falta de educacin: las personas que tienen el saber preciso sobre lo que est bien y lo que est mal, que han recibido la educacin adecuada no tendrn ms remedio que comportarse de acuerdo al bien y rechazando el mal. En segundo lugar, cmo podemos estar seguros de que la educacin que recibimos es la adecuada? Segn Scrates, todos somos capaces de reconocer la verdad, la belleza o la justicia cuando se nos muestra. Es un conocimiento que nos acompaa desde que nacemos (por eso es un conocimiento innato) que nos orienta en la vida sobre las acciones buenas o malas. Scrates le denomina su daimon su demonio particular.
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Historia de la Filosofa
En realidad con el concepto de daimon se estaba refiriendo de forma potica a lo que posteriormente en la filosofa y la religin se conocera como conciencia moral, es decir, la capacidad de todos los individuos conscientes de reconocer las buenas acciones de las malas. En tercer lugar, la solucin de los asuntos pblicos pasa porque quienes tienen que gobernar la ciudad sean aquellos que saben que es lo mejor para el conjunto de los ciudadanos: el gobierno debe ser confiado a los que saben gobernar, a los que saben cul es el bien para el estado. Al tener gobernantes educados, sabios, se garantizara la felicidad de todos y cada uno de los ciudadanos del Estado1 En definitiva, la solucin de los problemas personales y sociales est en la educacin: al eliminar la ignorancia eliminaremos la confusin y el desgobierno. Sin embargo es ms fcil decirlo que hacerlo: nadie admite, de buen grado que es un ignorante que no sabe de qu est. Ningn poltico admitir que no sabe que es el buen gobierno, o un poeta que no sabe que es la belleza o un juez que no sabe lo que es la libertad. Por eso para Scrates la tarea del filsofo no consiste en dar grandes y graves discursos morales que solo aaden confusin a la que ya existe sino poner a sus conciudadanos en la posicin de tener que revisar sus propios conocimientos.
Scrates hace las siguientes consideraciones a sus conciudadanos: cuando uno de vosotros est enfermo no propone una votacin entre los miembros de la familia para establecer qu remedio es adecuado para curar la enfermedad: ocurre ms bien que llama al mdico y se somete a su juicio y recomendaciones; cuando un ejrcito quiere derrotar al enemigo no se realiza una consulta popular para establecer el modo de atacar, es el estratega quien decide el modo de dirigir a los soldados y plantear las batallas; cuando queremos levantar un edificio no hacemos una votacin para decidir el modo de construirlo, dejamos que sea el arquitecto quien imponga su criterio. Y pregunta a continuacin Scrates: Por qu cuando se trata de lo ms importante de todo, que es el bien de la ciudad y las leyes que son adecuadas para la convivencia entre los ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine y nos sometemos a la mayora y no llamamos a aqul que sabe? Para el intelectualismo moral los asuntos morales y polticos tienen que ser cosa de expertos
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