Farmacia Renacentista

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FARMACIA

RENACENTISTA
Isidro J. Sánchez Guth
INTRODUCCION

Se entiende como renacimiento un periodo cronológico comprendido, mas o


menos, entre la caída de Constantinopla en poder de los turcos, en 1453, y el 1600.
En la Europa de esos años se dan una serie de características políticas,
económicas, sociales y culturales que influyeron en gran medida en la acción científica,
terapéutica y farmacéutica.
El Islam sigue siendo el enemigo a batir, al igual que en la Edad Media, pero
ahora personificado por el imperio Otomano. La reforma luterana supuso el fin de una
fuerte unidad de criterios en el cristianismo. Frente a la dispersión feudal medieval
surgen los nacionalismos, ligados a dinastías fuertes que hacen valer su poder frente a
la nobleza, en España, Portugal, Francia, Inglaterra o Rusia. Estas naciones comienzan
un imperialismo totalmente nuevo, no ya a costa de guerras con los territorios vecinos,
sino colonizando las nuevas tierras descubiertas por españoles y portugueses, aunque
algunos estados como Rusia crecen absorbiendo a los que le rodean. Otros como Suiza
se limitan a resistir las ansias expansionistas de sus vecinos. Alemania e Italia persisten
en el modelo de dispersión feudalista pero en Italia, en las ciudades estado arraiga con
fuerza el modelo burgués capitalista y humanista del renacimiento y en estas ciudades,
los hombres comienzan a sentirse libres, en contra de la servidumbre de la vida rural.
Algunos burgueses se convierten en auténticos príncipes mercaderes como por ejemplo
los Medici en Florencia (S. XII-XVII) o Antonio y Raimundo Fugger en Ausburgo
(S.XV_XVI). Esta situación propicia la aparición del intelectual, el científico, el artista
laico... .

El termino Renacimiento fue acuñado por Giorgio Vasari (1511-1574) y la


utiliza para designar al S.XV. Para el existen 2 épocas luminosas, la antigüedad y el
renacimiento, y una época de tinieblas, el Gótico (gogo = bárbaro).
El renacimiento se entiende como una vuelta a lo clásico rompiendo con la
mentalidad medieval pero esta rotura no es ni mucho menos brusca sino mas bien una
transición. El renacimiento conserva muchísimos hilos con la edad media. Los rasgos
más importantes de esta revolución renacentista son:
Una radical confianza del hombre en si mismo que no encuentra límites. El
hombre pasa a ser el centro del mundo como ser más perfecto de la creación. Es el
Antropocentrismo.
Se produce una secularización de la cultura. La Iglesia deja de monopolizar el
saber y la cultura, que llegan a la calle ayudados en gran medida por la invención de la
imprenta.
Surge el Humanismo. El perfil de hombre humanista: un hombre culto, que goza
con la lectura de las obras clásicas. Se siente atraído por la filosofía neoplatónica, que
considera perfecto al Hombre. Se preocupa por las disciplinas de humanidades.
Aparece el mecenazgo, aunque no es nada nuevo, pero ahora es cuando adquiere
características arrolladoras ya que empiezan a utilizarse la pintura y el arte como
exponente del poder político y no solo en el mundo laico sino también en el religioso.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos se puede entender que quizás el error
más importante de la historia, América, de ningún modo fue fruto de la casualidad. Si

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Colón no hubiera llegado, en muy poco tiempo otro portugués o español lo hubiera
hecho. Este descubrimiento abrió todo un abanico de posibilidades para los hombres de
esa época.

LA FARMACIA RENACENTISTA.

La ciencia renacentista.
En esta época es cuando se produce la gran revolución celeste de Copérnico, con
su heliocentrismo que actuó como pistoletazo de salida para los grandes avances que se
hicieron en este campo, tanto teóricos como en aparatos.
Las matemáticas y la física se debaten entre la tradición y la renovación durante
este periodo aunque los adelantos conseguidos posibilitaron la revolución científica del
barroco. Sus practicantes mas destacados o procedían de la tradición empírica artesanal
o habían recibido una educación universitaria clásica, superada mediante la negación de
la autoridad intelectual en aras de la experiencia personal o refugiándose en la
irracionalidad de la magia, la astrología, la alquimia, la brujería o cualquier otra
manifestación subcientífica.
La Geografía y Cartografía siguieron una mecánica similar a la del resto de las
ciencias analizadas, aunque los descubrimientos geográficos dinamizaron mucho más su
cultivo.

Modelo Renacentista de Farmacia.

Continua en esta época el modelo gremial medieval. Hay corporaciones de


boticarios solos o agrupados a otros artesanos como especieros tenderos o cereros, o a
otros científicos como médicos y cirujanos.
Las condiciones de aprendizaje variaban entre 6 u 8 años en la botica del
maestro, el conocimiento del latín, la presentación de un certificado de limpieza de
sangre, el tener una edad superior a los 25 años y la superación de un examen teórico,
con preguntas generalmente sobre los cánones de Mesué y otro práctico en una botica
pública o de uno de los examinadores. En algunas ciudades, en caso de ausencia o falta
de practica durante tres años, se obligaba a repetir el examen.
Cada ciudad o país tenía su forma de controlar sus farmacias, ya fuera el
gobierno o el mismo gremio. Sin embargo en España, en Castilla hizo su aparición una
institución, el Rea Tribunal del Protomedicato, fundado por los Reyes Católicos sin
parangón en toda Europa. Este tribunal tenia autoridad para examinar a médicos,
cirujanos, boticarios, especieros, ensalmadores y demás personas que en todo o en parte
usaran de estos oficios. También tenía autoridad para perseguir el intrusismo
profesional, para castigar con penas corporales o pecuniarias a cuantos realizasen
ensalmos curativos o conjuros, para visitar las farmacias y especierías y quemar todos
los medicamentos inadecuados o envejecidos y para juzgar en los delitos relacionados
con el ejercicio profesional de los sanitarios.
A lo largo de los años, a este tribunal se le hicieron múltiples correcciones y
mejoras pero ya se vislumbra como un gran instrumento burocrático al servicio de la
sanidad. Nace como un organismo individual que Felipe II transforma en colegiado y le
encarga la dirección casi total de la sanidad (incluso la militar en caso de

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confrontación). Este tribunal se extendió también al nuevo mundo, con las mismas
reglas que en España.

Consolidación de la Farmacia como ciencia.

Es en esta época cuando la farmacia se empieza a desligar de la medicina para


convertirse en una obra científica especializada, por eso en Farmacia no puede hablarse
de Renacimiento sino mas bien de consolidación profesional aunque si se produce un
cierto retorno a los clásicos de la terapéutica, con la reedición de los textos de
Dioscorides, Nicandro de Colophon, Nicolás Salernitano, Mesué, Al-Kindi, Arnaldo de
Villanova o Pedro Hispano, y aunque no aparece la crítica a estos libros, si aparecen
libros específicos dedicados a los farmacéuticos, distintos a los de terapéutica escritos
anteriormente. El primero en escribir un libro de este tipo es Saladino de Ascalo, que
publicó el Compendium aromatariorum en 1488. En el define el oficio farmacéutico e
indica las virtudes que debe tener un farmacéutico en un tratado a medio camino entre
los antecedentes de preceptos legales y los deontológicos: no ser joven ni viejo, ni
altivo, ni orgulloso, ni mujeriego; trabajador, religioso, atento, consciente, justo,
caritativo, cortes, siempre dispuesto al trabajo, ni avaro ni egoísta; no debe dejarse
llevar por el amor ni el odio en su ejercicio profesional; debe ser bien entendido en su
arte; no debe contar de mas, especialmente a los pobres, no puede dar abortivos ni
venenos ni vender miel por azúcar; no pude dispensar sin prescripción medica y en
caso de duda ha de consultarlos.
Otros muchos autores escribieron este tipo de libros como Antonio de Aguilera,
Lorenzo Pérez, Alfonso de Jubera, que clasifica las principales formas farmacéuticas del
momento como jarabes, cocimientos, laxantes, cónditos, confecciones, electuarios,
trociscos, óleos, ungüentos, emplastos y aguas destiladas. Algunos de estos autores
empiezan a citar, de manera tímida, algunos simples medicinales americanos.
Como consecuencia de todo esto, es en este periodo cuando tienen su aparición
las farmacopeas, textos que se encargan de determinar las características de los
medicamentos y que tiene fuerza legal o han sido admitidos para armonizar el ejercicio
profesional de un determinado territorio y que hoy en día se siguen utilizando. La
primera publicada es el Recetario Florentino (Florencia,1498) que se edito para
eliminar las grandes diferencias existentes en la preparación de los medicamentos en las
distintas ciudades estado italianas.

Botánica y materia farmacéutica renacentista.

En el renacimiento se imprimen nuevos rumbos a la botánica y farmacología


basados en una mayor preocupación por la experimentación, ya plasmada en los
múltiples comentarios sobre el Dioscorides de la época, y que se ve en las publicaciones
de floras autóctonas, en mejoras técnicas en las ilustraciones, en la confección de
herbarios, en la profusa implantación de jardines botánicos y en el creciente interés por
las cuestiones clasificatorias y metodológicas, entendidas ya no solo como un auxiliar
expositivo de las cualidades terapéuticas o posibilidades agrícolas de las plantas, sino
como un arma indispensable para la total comprensión del mundo natural en su
totalidad.

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Los herbarios todavía utilizaban clasificaciones un tanto artificiales pues
agrupan las plantas o bien por orden alfabético o bien por sus usos terapéuticos pero se
trata de mejorar en cuanto a descripciones, ya mas basadas en la experiencia, y en
cuanto a grabados, mejorando la calidad de los artistas y grabadores ya, procedentes los
alemanes de la escuela de Durero.

Como autores destacados aparece por ejemplo el medico suizo Conrado Gesner
(1516-1565) que en su obra Opera Botánica, publicada mucho después de su muerte, en
1751, tuvo varias intuiciones geniales entre las que destacan las observaciones sobre la
germinación de helechos a partir de las esporas de su envés, la indicación sobre la
utilidad de las flores y los frutos en la determinación botánica, la sugerencia sobre la
noción de genero y el planteamiento de la posibilidad de que las especies botánicas
estuvieran unidas por afinidades naturales.
Otro autor destacado es Charles L´Ecluse o Clusius (1525-1609), considerado
como uno de los padres de la farmacognosia por sus indicaciones precisas y su elevado
espíritu observacional, aunque algo subjetivo, en su obra Rariorum plantarum
historia(1601).
En Italia sobresale Andrea Cesalpino (1519-1603) que aportó una nueva
sistemática botánica diferente de la clásica basadas en observaciones parciales del
fisiologismo de la plantas. En De plantis (1538), trata de distinguir las afinidades
“reales” o “sustanciales” de los vegetales de las “aparentes”. Considera la alimentación
la función principal de los vegetales de la que la reproducción sería una simple
extensión, desconoce la función de las hojas en la nutrición y sexualidad vegetal, para el
la flor era una simple protección de la semilla, dividía las plantas en herbáceas y leñosas
según la consistencia del tallo y dentro de estos grupos, según la fructificación… . Su
clasificación totalmente artificial tuvo mucha aceptación en siglos posteriores.
Durante este periodo la botánica sigue sin constituirse en actividad profesional
diferenciada, sus practicantes suelen ser sanitarios, que estudian las plantas tanto por
curiosidad científica como la necesidad de resolver las necesidades terapéuticas. Sin
embargo empiezan a aparecer médicos en los que el interés botánico supera incluso al
farmacológico.

La oficina y medicamentos de la época.

La oficina en si no experimento muchos cambios. Seguía mostrando una


disposición muy semejante a la de épocas anteriores. Los recipientes para los
medicamentos seguían distinguiéndose con etiquetas que llevaban signos
convencionales en lugar de nombres.
Autores de la época las describen: Melich y Renou (1608)exigen tres pisos para
las farmacia y el primero aun indica que debía tener jardín y azotea.
Los medicamentos seguían siendo representaciones de polifarmacia pero
aumentados con materiales procedentes de América . Se usaban principalmente el
guayaco, el palo santo y la raíz china. A estos hay que añadir los productos químicos
utilizados por Paracelso y sus seguidores y del mundo mineral, la Tierra sellada,
medicamento muy apreciado sobre todo contra la peste. Llegó a tener tanta fama que si
no funcionaba se pensaba que estaba adulterada. Muy utilizados como medicamentos en
esta época, aunque ya se utilizaban anteriormente fueron las piedras preciosas
pulverizadas y normalmente junto a perlas.

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Dos medicamentos nacieron en esta época y perduraron durante siglos: el
Láudano y los Emplastos de Vigo. Además en farmacias de Alemania se empiezan a
dispensar aguas mineromedicinales.
Para la conservación se tenían en cuenta las acciones atmosféricas y otros
factores. Por ejemplo, para la conservación de la Triaca, el medicamento mas famoso
durante siglos, se recomendaba mantenerla en cajas de oro o en su defecto de zinc o
plomo. Para las especies aromáticas también se recomendaba el oro o la plata y para
grasas, aceites y ungüentos para los ojos, la porcelana o el cristal.
También en estos siglos se prepararon medicamentos como remedios secretos.
En España tuvo mucho éxito, por ejemplo, el electuario del cura Francisco Delgado,
contra la sífilis, a base de guayaco. En el extranjero destacan los preparados por
Leonardo Fioravanti, natural de Bolonia, que ejerció de medico, farmacéutico, y de
cirujano sin ser ninguna de las tres cosas. Por ejemplo, el Bálsamo de Fioravanti,
preparado a base de resinas, nuez moscada y almizcle, que el autor decía que era un
gran antídoto contra todo tipo de venenos y recomendaba untarse todo el cuerpo con él.
Pero los había aun más curiosos, como por ejemplo: Píldoras divinas, Licor
Magno, Ungüento Angélico... que “servían” para resucitar a los muertos o para que las
mujeres enamoradas pudieran parecer más bonitas.

Alquimia y terapéutica en la España de Felipe II. La botica de El Escorial.

El monasterio de El Escorial fue construido por Felipe II para conmemorar la


batalla victoriosa de San Quintín (1557) pero sobre todo como monumento funerario
familiar y demostrativo de la grandeza de la Casa Real española. Se construyo junto a
un cenobio de la orden Jerónimo para expresar la piedad contrarreformista del monarca,
la protección sacralizada de la ciencia y las aspiraciones políticas de un poder basado en
la dinastía.
Su botica llego a contar con albarelos bellamente decorados y cajas de madera
para los simples medicinales y en un edificio cercano pero independiente se estableció
la “Casa para destilar las aguas” donde se preparaban diversos aceites medicinales y
aromáticos, de canela, de clavo, de anís, de espliego, de romero... algunos ácidos y
alcoholes y diversos medicamentos a medio camino entre la alquimia y la iatroquímica,
como el “oro potable”, el “magisterio de perlas”, o las soluciones de hierro, cobre y
plomo.
Durante el reinado de Felipe II hubo una cierta y paradójica reactivación de la
alquimia en el Imperio visible tanto en la labor de los destiladores reales como en los
intentos transmutatorios (de conseguir oro a partir de otros elementos) patrocinados por
el monarca. Esto puede ser debido a motivos económicos a pesar de que durante el
reinado se registro un incremento de las importaciones de metales preciosos americanos.
La paradoja radica en las difíciles relaciones de la alquimia con la Iglesia Católica y el
papel defensor de esta del monarca. En España los inquisidores la contemplan desde el
siglo XIV como sospechosa del delito de herejía pues pensaban que los alquimistas
podían invocar al diablo para que les ayudase en sus investigaciones.
De cualquier forma, Felipe II también fue un gran protector y aficionado de la
alquimia, como muestra de ello durante su reinado no se juzgo a ningún alquimista y al
poco de su muerte fueron condenados dos.
La primera intentona patrocinada por Felipe II para conseguir oro alquímico fue
en 1557 en Malinas (Flandes) y se tienen noticias de, por lo menos, otras dos.
De hecho El Escorial se transformó en punto de encuentro para los alquimistas
de la época de toda Europa, y sus destiladores alcanzaron una gran fama. En definitiva

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parece que la botica de El Escorial se defendió una cierta manera de entender el
ejercicio farmacéutico muy moderna, ligada a las zonas menos conflictivas de la
alquimia, o sea, a la parte material de la obra alquimista. Todo esto ayuda a considerar a
la botica de El Escorial como el lugar de España en donde comenzaron a propagarse las
teorías farmacoquímicas.

PARACELSO

Al hablar de la farmacia durante el Renacimiento es inevitable hablar del


hombre que revolucionó la ciencia de la época: Teophrast von Hohenheim (1493 –
1541), más conocido como Paracelso, apodo que parece hacer alusión a su superioridad
sobre el afamado médico romano Celso.
En su obra se sintetizan las características reseñadas para la botánica y que son
comunes a otras disciplinas como la zoología, las matemáticas o la anatomía. Al igual
que Copérnico parte de un profundo conocimiento de las clásicos, en su caso de la
terapéutica galenista; se muestra profundo conocedor y continuador de la tradición
medieval y pese a ello consigue crear un sistema medico mediante el cual se empieza a
superar la tradición humoralista y se abren nuevas vías a la interpretación de las
enfermedades y a la farmacología. Paracelso desata su ataque sobre las creencias
clásicas desde posturas alejadas de la razón, arraigadas en el simbolismo medieval y en
disciplinas paracientificas y sin embargo su resultado es el mismo que el de los que los
hicieron desde la razón.

Breve biografía

Natural de Suiza e hijo de medico, se doctoro en la universidad de Ferrara; de


vida aventurera e inconformista, se comporto siempre más como un barbero-cirujano,
siempre dispuesto a entrar en contacto directo con el enfermo y a encontrarle alivio
terapéutico, que como los médicos de su época, displicentes para con el contacto
personal y amantes de las disquisiciones filosóficas antes que de la terapéutica;
aprendió sobre las enfermedades de los mineros durante un periodo de trabajo en las
minas de los Fugger, cerca de Villach, lo que posiblemente le capacitó para escribir la
primera monografía sobre las patologías profesionales, aunque ya antes había recibido
conocimientos de metalurgia y minería de su padre; Quizás a consecuencia de su paso
por la Universidad de Ferrara trató siempre a los medios universitarios con desprecio,
pese a lo cual, a raíz de una afortunada intervención para evitar una amputación
innecesaria del afamado editor Frobenius, fue nombrado medico municipal de la ciudad,
con encargo de impartir clases en la universidad. La universidad recibió mal el
nombramiento, tanto por la fama del medico como por no haber sido consultada. El 24
de Junio de 1527, día de San Juan, alcanzó el cenit simbólico de su carrera universitaria
al quemar en publico el canon de Avicena, en gesto de repulsa hacia la medicina clásica,
actitud por la que se le ha comparado muchas veces con Lutero. Estas iniciativas, unidas
a los ataques continuos hacia sus compañeros de claustro, partidarios del galenismo, a
los boticarios acusados continuamente de enriquecerse a costa de las enfermedades
ajenas con remedios ineficaces, a su manera de dar clase en alemán en contra del
tradicional latín, para hacerse entender por los cirujanos, ignorantes del idioma clásico,
hizo que su fama pasase de polémica a odiada. Los estudiantes al principio se pusieron
de su parte pero luego, cuando las dificultades empezaron a ser mayores comenzaron a
ridiculizarle. Paracelso hubo de huir de Basilea para evitar su encarcelamiento. El resto

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de su vida la paso como medico peregrino, ora al lado de los campesinos,
acompañándoles en sus reivindicaciones y búsqueda de la libertad, ora junto a reyes que
esporádicamente le recibían; entregado siempre al ejercicio de la medicina y a la
predicación de sus ideas filosóficas y científicas. Su obra tuvo muy poco impacto
durante su vida, pues hasta unos treinta años después de morir no se publico el grueso
de la misma y no comenzaron a tenerse en consideración sus ideas, si bien la
repercusión de su pensamiento fue absolutamente revolucionaria sobre todo en el campo
de la Farmacología.

Doctrina.

Paracelso se encuadra durante toda su vida, y en todos sus textos, entre los
espiritualistas inconformistas, partidario de un neoplatonismo que contemplaba el
cultivo de todas las “artes” o pseudociencias “ocultas”: la alquimia, la magia blanca, la
astrología y la adivinación, por lo que era observado con recelo por la ortodoxia
religiosa y científica. A ello se unía un conocimiento apreciable y profundo de la
medicina galénica en la que se había formado, y un deseo de conocer la naturaleza por
su propia experiencia. Sostiene como método de aprendizaje la observación subjetiva
del entorno, sin detenerse en la apariencia fenomenológica sino con la meta de penetrar
en las fuerzas invisibles que actúan sobre la materia visible. Para ello, el espíritu del
observador ha de abandonarle y unirse al de lo observado, en comunicación de objetos
astrales, mediante la cual se lograría el conocimiento profundo de la manera de actuar
de una planta o de un mineral. La unión seria posible porque el hombre tiene en si algo
de todos los objetos, y puede llegar a conocer su arcano, el “núcleo espiritual”. Este
método de aprendizaje se debe a su creencia del estrecho paralelismo entre el macro y el
microcosmos y a la ley de la simpatía y antipatía de la naturaleza, según lo cual lo
semejante tiende a sus semejantes y repele a lo diferente. El medico debe saber las
relaciones existentes entre las plantas, los astros, los minerales y las zonas del cuerpo,
con lo cual entra en contacto con la astrología medica medieval a pesar de denunciarla
en diversos textos.
Pero gracias a esta arcaica concepción del mundo, llega a conclusiones en
terapéutica y patología modernas por su antihumoralismo. El galenismo clásico
consideraba la enfermedad como la falta de equilibrio entre los cuatro humores,
constituidos por mezclas dinámicas de los cuatro elementos. De esto resulta que, para
esta concepción, había enfermos y enfermedad como conceptos universales, pero no
enfermedades. El proceso patológico era de todo el organismo. Por ello la terapéutica
clásica prefiere los remedios generales a los específicos, al contrario que Paracelso que
pensaba que la enfermedad era un proceso químico y metabólico de carácter
eminentemente local. Frente a lo revolucionario de su afirmación se ha de tener en
cuenta que cree haber encontrado el origen mismo de la enfermedad en el “cagastrum” o
infierno: el mundo material y primario donde el ser humano se encuentra prisionero por
sus pecados.
Gran parte de la terapéutica de Paracelso es de origen galénico y la consideraba
casi exclusivamente reducida a los vegetales. De hecho para Galeno los animales eran
primordialmente alimentos y los minerales preferentemente venenos; así que Paracelso
sigue usando un arsenal terapéutico de origen esencialmente vegetal al que añade la
botica de inmundicias tan antigua como el propio afán sanador y presente en el
medievo. Las tendencias medievales se refuerzan con la creencia de las influencias
astrológicas en la medicación y la recomendación de supersticiones y formulas mágicas,
rechazadas para la curación de algunas enfermedades mentales leves, pero

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recomendadas en otras ocasiones: entre sus remedios se encuentran el cuerpo disecado
de un sapo, el moho de la calavera de una ahorcado, la orina de niños… .
En definitiva, defiende como base fundamental de la alquimia su utilización en
terapéutica, antes del improbable empleo en la conversión de metales en oro. El ataque
al galenismo, al concebir a las enfermedades como procesos locales, su interés en la
terapéutica química y en la practica cotidiana de la alquimia y la profunda renovación
farmacología inherente a esta posición, es lo más trascendental de la teoría paracelsiana.
Durante el Renacimiento, Copérnico había situado al hombre en un mundo
“natural”: había transformado el macrocosmos tradicional. Paracelso rompe los limites
de la tradición galénica sobre la concepción de la naturaleza y el cuerpo: modifica el
microcosmos. El primer embate en profundidad a la terapéutica galenista se produjo en
el momento justo del descubrimiento de América, pues allí existían drogas no descritas
por Galeno, Dioscorides ni los clásicos y la forma de actuar de alguna de ellas era
incompatible con la tradición galenista.
En España el paracelsismo tuvo grandes dificultades de difusión a partir de los
catálogos de la inquisición de 1583 y mas tarde en los índices de 1612 en los que se
prohiben algunas obras suyas. Pese a ello se desarrolla la terapéutica química sobre todo
entre los destiladores de Felipe II, vinculados a la botica escurialense.

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BIBLIOGRAFIA

 Historia de la Farmacia. G. Folch Jou. Universidad de Madrid.1972.


 Paginas de historia de la farmacia. J. L. Gomez Caamaño. Ed.
Temis.1981.
 El mito de Panacea. F. J. Puerto Sarmiento. Ed. Doce Calles.1997
 Apuntes de Historia del Renacimiento. Universidad San Pablo

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