Farmacia Renacentista
Farmacia Renacentista
Farmacia Renacentista
RENACENTISTA
Isidro J. Sánchez Guth
INTRODUCCION
Teniendo en cuenta todos estos aspectos se puede entender que quizás el error
más importante de la historia, América, de ningún modo fue fruto de la casualidad. Si
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Colón no hubiera llegado, en muy poco tiempo otro portugués o español lo hubiera
hecho. Este descubrimiento abrió todo un abanico de posibilidades para los hombres de
esa época.
LA FARMACIA RENACENTISTA.
La ciencia renacentista.
En esta época es cuando se produce la gran revolución celeste de Copérnico, con
su heliocentrismo que actuó como pistoletazo de salida para los grandes avances que se
hicieron en este campo, tanto teóricos como en aparatos.
Las matemáticas y la física se debaten entre la tradición y la renovación durante
este periodo aunque los adelantos conseguidos posibilitaron la revolución científica del
barroco. Sus practicantes mas destacados o procedían de la tradición empírica artesanal
o habían recibido una educación universitaria clásica, superada mediante la negación de
la autoridad intelectual en aras de la experiencia personal o refugiándose en la
irracionalidad de la magia, la astrología, la alquimia, la brujería o cualquier otra
manifestación subcientífica.
La Geografía y Cartografía siguieron una mecánica similar a la del resto de las
ciencias analizadas, aunque los descubrimientos geográficos dinamizaron mucho más su
cultivo.
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confrontación). Este tribunal se extendió también al nuevo mundo, con las mismas
reglas que en España.
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Los herbarios todavía utilizaban clasificaciones un tanto artificiales pues
agrupan las plantas o bien por orden alfabético o bien por sus usos terapéuticos pero se
trata de mejorar en cuanto a descripciones, ya mas basadas en la experiencia, y en
cuanto a grabados, mejorando la calidad de los artistas y grabadores ya, procedentes los
alemanes de la escuela de Durero.
Como autores destacados aparece por ejemplo el medico suizo Conrado Gesner
(1516-1565) que en su obra Opera Botánica, publicada mucho después de su muerte, en
1751, tuvo varias intuiciones geniales entre las que destacan las observaciones sobre la
germinación de helechos a partir de las esporas de su envés, la indicación sobre la
utilidad de las flores y los frutos en la determinación botánica, la sugerencia sobre la
noción de genero y el planteamiento de la posibilidad de que las especies botánicas
estuvieran unidas por afinidades naturales.
Otro autor destacado es Charles L´Ecluse o Clusius (1525-1609), considerado
como uno de los padres de la farmacognosia por sus indicaciones precisas y su elevado
espíritu observacional, aunque algo subjetivo, en su obra Rariorum plantarum
historia(1601).
En Italia sobresale Andrea Cesalpino (1519-1603) que aportó una nueva
sistemática botánica diferente de la clásica basadas en observaciones parciales del
fisiologismo de la plantas. En De plantis (1538), trata de distinguir las afinidades
“reales” o “sustanciales” de los vegetales de las “aparentes”. Considera la alimentación
la función principal de los vegetales de la que la reproducción sería una simple
extensión, desconoce la función de las hojas en la nutrición y sexualidad vegetal, para el
la flor era una simple protección de la semilla, dividía las plantas en herbáceas y leñosas
según la consistencia del tallo y dentro de estos grupos, según la fructificación… . Su
clasificación totalmente artificial tuvo mucha aceptación en siglos posteriores.
Durante este periodo la botánica sigue sin constituirse en actividad profesional
diferenciada, sus practicantes suelen ser sanitarios, que estudian las plantas tanto por
curiosidad científica como la necesidad de resolver las necesidades terapéuticas. Sin
embargo empiezan a aparecer médicos en los que el interés botánico supera incluso al
farmacológico.
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Dos medicamentos nacieron en esta época y perduraron durante siglos: el
Láudano y los Emplastos de Vigo. Además en farmacias de Alemania se empiezan a
dispensar aguas mineromedicinales.
Para la conservación se tenían en cuenta las acciones atmosféricas y otros
factores. Por ejemplo, para la conservación de la Triaca, el medicamento mas famoso
durante siglos, se recomendaba mantenerla en cajas de oro o en su defecto de zinc o
plomo. Para las especies aromáticas también se recomendaba el oro o la plata y para
grasas, aceites y ungüentos para los ojos, la porcelana o el cristal.
También en estos siglos se prepararon medicamentos como remedios secretos.
En España tuvo mucho éxito, por ejemplo, el electuario del cura Francisco Delgado,
contra la sífilis, a base de guayaco. En el extranjero destacan los preparados por
Leonardo Fioravanti, natural de Bolonia, que ejerció de medico, farmacéutico, y de
cirujano sin ser ninguna de las tres cosas. Por ejemplo, el Bálsamo de Fioravanti,
preparado a base de resinas, nuez moscada y almizcle, que el autor decía que era un
gran antídoto contra todo tipo de venenos y recomendaba untarse todo el cuerpo con él.
Pero los había aun más curiosos, como por ejemplo: Píldoras divinas, Licor
Magno, Ungüento Angélico... que “servían” para resucitar a los muertos o para que las
mujeres enamoradas pudieran parecer más bonitas.
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parece que la botica de El Escorial se defendió una cierta manera de entender el
ejercicio farmacéutico muy moderna, ligada a las zonas menos conflictivas de la
alquimia, o sea, a la parte material de la obra alquimista. Todo esto ayuda a considerar a
la botica de El Escorial como el lugar de España en donde comenzaron a propagarse las
teorías farmacoquímicas.
PARACELSO
Breve biografía
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de su vida la paso como medico peregrino, ora al lado de los campesinos,
acompañándoles en sus reivindicaciones y búsqueda de la libertad, ora junto a reyes que
esporádicamente le recibían; entregado siempre al ejercicio de la medicina y a la
predicación de sus ideas filosóficas y científicas. Su obra tuvo muy poco impacto
durante su vida, pues hasta unos treinta años después de morir no se publico el grueso
de la misma y no comenzaron a tenerse en consideración sus ideas, si bien la
repercusión de su pensamiento fue absolutamente revolucionaria sobre todo en el campo
de la Farmacología.
Doctrina.
Paracelso se encuadra durante toda su vida, y en todos sus textos, entre los
espiritualistas inconformistas, partidario de un neoplatonismo que contemplaba el
cultivo de todas las “artes” o pseudociencias “ocultas”: la alquimia, la magia blanca, la
astrología y la adivinación, por lo que era observado con recelo por la ortodoxia
religiosa y científica. A ello se unía un conocimiento apreciable y profundo de la
medicina galénica en la que se había formado, y un deseo de conocer la naturaleza por
su propia experiencia. Sostiene como método de aprendizaje la observación subjetiva
del entorno, sin detenerse en la apariencia fenomenológica sino con la meta de penetrar
en las fuerzas invisibles que actúan sobre la materia visible. Para ello, el espíritu del
observador ha de abandonarle y unirse al de lo observado, en comunicación de objetos
astrales, mediante la cual se lograría el conocimiento profundo de la manera de actuar
de una planta o de un mineral. La unión seria posible porque el hombre tiene en si algo
de todos los objetos, y puede llegar a conocer su arcano, el “núcleo espiritual”. Este
método de aprendizaje se debe a su creencia del estrecho paralelismo entre el macro y el
microcosmos y a la ley de la simpatía y antipatía de la naturaleza, según lo cual lo
semejante tiende a sus semejantes y repele a lo diferente. El medico debe saber las
relaciones existentes entre las plantas, los astros, los minerales y las zonas del cuerpo,
con lo cual entra en contacto con la astrología medica medieval a pesar de denunciarla
en diversos textos.
Pero gracias a esta arcaica concepción del mundo, llega a conclusiones en
terapéutica y patología modernas por su antihumoralismo. El galenismo clásico
consideraba la enfermedad como la falta de equilibrio entre los cuatro humores,
constituidos por mezclas dinámicas de los cuatro elementos. De esto resulta que, para
esta concepción, había enfermos y enfermedad como conceptos universales, pero no
enfermedades. El proceso patológico era de todo el organismo. Por ello la terapéutica
clásica prefiere los remedios generales a los específicos, al contrario que Paracelso que
pensaba que la enfermedad era un proceso químico y metabólico de carácter
eminentemente local. Frente a lo revolucionario de su afirmación se ha de tener en
cuenta que cree haber encontrado el origen mismo de la enfermedad en el “cagastrum” o
infierno: el mundo material y primario donde el ser humano se encuentra prisionero por
sus pecados.
Gran parte de la terapéutica de Paracelso es de origen galénico y la consideraba
casi exclusivamente reducida a los vegetales. De hecho para Galeno los animales eran
primordialmente alimentos y los minerales preferentemente venenos; así que Paracelso
sigue usando un arsenal terapéutico de origen esencialmente vegetal al que añade la
botica de inmundicias tan antigua como el propio afán sanador y presente en el
medievo. Las tendencias medievales se refuerzan con la creencia de las influencias
astrológicas en la medicación y la recomendación de supersticiones y formulas mágicas,
rechazadas para la curación de algunas enfermedades mentales leves, pero
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recomendadas en otras ocasiones: entre sus remedios se encuentran el cuerpo disecado
de un sapo, el moho de la calavera de una ahorcado, la orina de niños… .
En definitiva, defiende como base fundamental de la alquimia su utilización en
terapéutica, antes del improbable empleo en la conversión de metales en oro. El ataque
al galenismo, al concebir a las enfermedades como procesos locales, su interés en la
terapéutica química y en la practica cotidiana de la alquimia y la profunda renovación
farmacología inherente a esta posición, es lo más trascendental de la teoría paracelsiana.
Durante el Renacimiento, Copérnico había situado al hombre en un mundo
“natural”: había transformado el macrocosmos tradicional. Paracelso rompe los limites
de la tradición galénica sobre la concepción de la naturaleza y el cuerpo: modifica el
microcosmos. El primer embate en profundidad a la terapéutica galenista se produjo en
el momento justo del descubrimiento de América, pues allí existían drogas no descritas
por Galeno, Dioscorides ni los clásicos y la forma de actuar de alguna de ellas era
incompatible con la tradición galenista.
En España el paracelsismo tuvo grandes dificultades de difusión a partir de los
catálogos de la inquisición de 1583 y mas tarde en los índices de 1612 en los que se
prohiben algunas obras suyas. Pese a ello se desarrolla la terapéutica química sobre todo
entre los destiladores de Felipe II, vinculados a la botica escurialense.
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BIBLIOGRAFIA
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