Bases Historicas Del Saber Criminologico
Bases Historicas Del Saber Criminologico
Bases Historicas Del Saber Criminologico
Para que exista ‘capital’ deben enfrentarse dos clases de poseedores de mercancías: por un lado, los
propietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo; por el otro, los obreros libres,
vendedores de su propia fuerza de trabajo.
El célebre filósofo sostuvo que el aumento del crimen tenía que ver con el estado de pobreza en que se
encontraba asumida la población urbana, sobre todo con los desempleados que se generaron a partir de la
Revolución Industrial.
Marx abordó la cuestión a través de una reflexión ideológica, vinculada al auge del capitalismo y a la
polarización entre los ‘obreros y la propiedad sobre las condiciones de realización de su trabajo’.
Además, fue muy crítico de la persecución penal y la cárcel. Desde fines del siglo XV, se dictaron leyes en
Europa persiguiendo el vagabundaje y castigando a los padres de la clase moderna por algo de que ellos
mismos eran víctimas: verse reducidos a mendigos.
Conceptos principales
Consideró que el origen del capitalismo moderno data de la Reforma protestante, donde se generaron
significativos cambios religiosos e ideológicos, y el sentido de la moral comenzó a prevalecer en todas las
actividades humanas.
La acumulación del capital fue posible gracias a una conducta ética de laboriosidad, del ahorro y del
rechazo a la vida ociosa.
La clase trabajadora se conformó con su suerte, mientras pudo prometérsele bienaventuranza eterna.
Además, el capitalista no era visto como un individuo mezquino, como sí lo veía Marx.
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Existió en las personas una profunda aversión a introducir modificaciones en el régimen habitual, por temor
a provocar trastornos de carácter mágico. Una de las realizaciones específicas del protestantismo consistió en
haber puesto la ciencia al servicio de la técnica y de la economía.
Conceptos principales
Acción social: toda conducta individual cargada de sentido, significación e intencionalidad, que se
propone un fin, pero orientada hacia las expectativas de los otros.
Ascetismo: determinado régimen de vida metódica.
Capitalismo: forma de producción caracterizada por una organización racional del trabajo (formalmente)
libre.
Racionalización: modo en que las sociedades occidentales –y, en mayor o menor medida, todas las
sociedades del planeta– han sido sometidas a un proceso de ordenamiento y sistematización, con el
objetivo de hacer predecible y controlable la vida del hombre.
GEORG RUSCHE En su libro “Pena y estructura social”, formuló las siguientes hipótesis:
A) Cada sistema de producción descubre los castigos que corresponden a sus relaciones productivas.
B) La población criminal se recluta predominantemente en las clases más bajas de la sociedad.
C) Si la pena pretende tener efectos disuasivos sobre los potenciales criminales, debe ser rigurosa, al igual
que la cárcel.
Según el CONTRATO SOCIAL, los hombres se reúnen libremente en sociedad conforme a una serie de
pactos que garantizan el orden y la convivencia pacífica entre ellos. A partir de tal consenso se castigan las
conductas peligrosas o perjudiciales para el cuerpo social.
En relación al ORIGEN DE LA CRIMINOLOGÍA, Zaffaroni entiende que existen dos respuestas. En primer
lugar, la que ubica en el siglo XIX, en el marco del Positivismo; y en segundo, la que lo hace en el siglo XVIII, en
el contexto de la Escuela Clásica. Depende del lugar en que nos ubiquemos en la teoría sociológica y
antropológica.
En tanto [A] se conciba al mundo como un lugar ya organizado, [B] entendamos que el poder está
correctamente repartido, y [C] que las ciencias sociales legitimen tales poderes, será en el Positivismo donde
anclará esta decisión política.
Desde otra posición, donde [A] un saber crítico base sus ideas tendientes al cambio y el replanteo de
estructuras, [B] cuestionando el problema del poder, y pretendiendo [C] que las ciencias sociales tengan por
objetivo esos cambios, será el Iluminismo donde iniciará sus análisis.
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LOS DISCIPLINARISTAS Y LOS CONTRACTUALISTAS
Zaffaroni escoge a los “clásicos” como el inicio de la criminología. Y distingue entre disciplinaristas y
contractualistas, incluyendo entre los primeros a HOWARD y a BENTHAM.
Los contractualistas se basan en el “paradigma del contrato”; la burguesía en ascenso, con fuerte poder
económico, pretende deslegitimar el discurso de la posición hegemónica de la nobleza, basada en la idea de la
concepción de la sociedad como un organismo natural.
Para el disciplinarismo, el crimen era una enfermedad o un germen que provenía de una mala naturaleza
humana, de un individuo corrupto, en tanto que para el contractualismo constituía la decisión libre de un
hombre que violaba el contrato.
Si la corriente contractualista predominó durante mucho tiempo con relación a la Escuela Clásica, el
disciplinarismo fue una tendencia tomada por el Positivismo Criminológico.
THOMAS HOBBES. Fue el padre del absolutismo monárquico. El análisis político debe comenzar por el
hombre y por los principios (pasiones y razón) que lo gobiernan. En segundo lugar, el hombre en estado de
naturaleza tiende a la destrucción, existiendo miedo y anarquía. El hombre es el lobo del hombre, por ello, el
Estado o “Leviatán”, como autoridad efectiva investida de poderes, legitima el derecho de propiedad y
asegura la convivencia y el orden social.
La mayor libertad de los súbditos proviene del silencio de la ley, lo que hace de la teoría de Hobbes,
paradójicamente, un precedente del liberalismo.
JOHN LOCKE. Fue el padre del liberalismo político e inspirador de las revoluciones burguesas. En oposición
a Hobbes, sostuvo que en el estado de naturaleza los hombres gozan de perfecta libertad para ordenar sus
actos y disponer de sus propiedades y sus personas, siempre dentro de los límites de la Ley Natural.
Aunque es inevitable que el estado de naturaleza no se convierta en destructivo, así se constituye una
sociedad civil, donde el hombre ingresa para salvaguardar su propiedad.
La obligación del súbdito de obedecer al soberano nace del contrato. Entonces, el poder no ha sido cedido
a nadie, sino que reside en la comunidad social.
JEAN JACQUES ROUSSEAU. Fue uno de los ideólogos de la Revolución Francesa. Los tres momentos de
su esquema de pensamiento son: el estado de naturaleza, la sociedad civil y la república.
El estado de naturaleza es el más adecuado para la paz y el género humano. Aquí los hombres son tímidos,
y al no existir relación moral ni deberes comunes algunos, no pueden ser ni buenos ni malos.
La ley no es una imposición, sino que permite que la sociedad funcione. El contrato social deviene de la
libertad popular, que, a su vez, es el origen de las leyes.
El gobierno legítimo debe guiarse por la VOLUNTAD GENERAL, la cual representa un bien colectivo o el bien
del pueblo. Al igual que en Locke, la necesidad de proteger la propiedad es lo que da nacimiento a la sociedad.
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INMANUEL KANT. Hizo un fuerte desarrollo del estudio de la cuestión moral, a la cual denominó
IMPERATIVO CATEGÓRICO.
En la actualidad, la ley está provista de un significado material y, si bien se basa en preceptos morales, no
los reproduce en términos positivos. Sin embargo –para Kant– la ley debería tener un fuerte imperativo
categórico.
Sostuvo que el sentido de la pena radica en que la culpabilidad del autor sea compensada mediante la
imposición de un mal penal (teoría de la pena: justa retribución)
La opinión más generalizada afirma que el fin de la pena es reparar el delito mediante la reprochabilidad a
su autor (teoría de la pena: reacción por lo sucedido). Esto explica la interconexión entre las teorías del delito
y la pena, a saber:
FRIEDRICH HEGEL. Según su concepción organicista, existen tres momentos: [1] el hombre adquiere su
libertad; [2] el hombre se relaciona con otro hombre; y [3] el hombre llega al espíritu absoluto, como producto
de aquella dialéctica.
Concibe al delito como la negación del derecho, y a la pena, como la negación de la negación, y por lo
tanto, como anulación del delito.
Niega una concepción del castigo que se fundamente en razones de utilidad social.
JEAN PAUL MARAT. Ideólogo de la Revolución Francesa; fue uno de los partidarios de la guillotina.
Quienes lo conocieron de cerca afirman que fue un gran impulsor de medidas radicales.
Criticó las consecuencias injustas del contrato social, expresando que “los individuos que no obtienen de la
sociedad más que desventajas no están obligados a cumplir las leyes”. Zaffaroni lo describe como el
exponente de una primera versión de la criminología radical en la historia.
Fue autor del Plan de legislación criminal (1779), donde sus principales propuestas fueron:
Posteriormente, Michel FOUCAULT tomó esta idea1 y desarrolló la noción de SOCIEDAD DISCIPLINARIA, la
cual consiste en una gran arquitectura de instituciones de encierro, que funcionan paralelamente al margen
de la justicia y cumplen el cometido de Bentham (vigilar, controlar y corregir). Etapa denominada “ortopedia
social”.
En el orden social, existe una vigilancia permanente por alguien que ejerce un poder sobre ciertos
individuos –maestro de escuela, jefe de oficina, médico, psiquiatra, director de prisión, etcétera– y que por
ejercer ese poder tiene la posibilidad no sólo de vigilar, sino también de constituir un saber sobre aquellos a
quienes vigila. Este saber no se caracteriza por determinar si algo ocurrió o no, sino que trata de verificar si un
individuo cumple con las reglas, si progresa, etcétera.
El control penal punitivo no debe ser efectuado por la justicia, sino por una serie de poderes laterales: la
policía para la vigilancia, y las instituciones psiquiátricas, médicas y pedagógicas para la corrección. En el
panóptico se produce algo diferente, ya no hay más indagación, sino vigilancia y examen.
Según Foucault:
1) Sólo pueden sufrir penalidades los autores de conductas efectivamente definidas como reprimibles por la
ley; el crimen no tiene relación con la falta moral o religiosa.
2) Estas leyes positivas2 deben representar lo que es útil para la sociedad , y no transcribir los contenidos de la
ley natural, religiosa o moral, lo cual no quiere decir que no esté provista de estos.
3) Debe existir una definición clara y simple del crimen.
En su tesis vinculada al poder, Foucault se interesó por el conjunto de mecanismos a través de los cuales el
delincuente (y el niño, el enfermo, el soldado, etcétera) es controlado, perseguido, castigado, educado,
reformado: disciplinado. Por otro lado, sostuvo que la prisión surgió como una institución casi sin justificación
teórica, atribuyéndole un valor más simbólico que real.
La Escuela de Frankfurt –entre los que sobresalen Georg RUSCHE y Otto KIRCHHEIMER– sostuvo que a la
burguesía no le interesaban los delincuentes, ni su castigo, ni su reinserción, ya que económicamente no
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Esta idea es compatible con el modelo carcelario, donde prevalece el famoso juez (panóptico), quien vigila, controla y corrige, y
sólo castiga si es necesario.
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La positividad implica que la ley sea emanada de un órgano competente y que tenga vigencia, actualidad y valor de aplicación.
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tenían importancia. Además, como la pena de prisión depende del mercado de trabajo, se deduce que el
capitalismo generó la pena privativa de libertad.
Para Rusche, la obediencia es exigida no tanto por razones de un aceitado funcionamiento de la prisión,
sino por el bien de los propios detenidos que deben aprender a someterse voluntariamente al destino de las
clases inferiores.
Las siguientes dos preguntas no tienen acabada respuesta en el plano de los estudios criminológicos ¿De
qué manera puede leerse en América Latina la idea desarrollada anteriormente? Y, en este momento de
masiva “desafiliación”, ¿la cárcel ha variado en algo su función?
El derecho penal está constituido como el saber que tiene un objetivo político, el cual consiste en un
sistema orientador de decisiones que les otorga a los jueces el poder de aplicar sus sentencias dotadas de la
menor irracionalidad posible.
En este sentido, el derecho penal también serviría para reducir el sentido o de pena, porque sería el juez
quien organice la sanción.
A partir de este análisis, Zaffaroni pensará al derecho penal como el dique que procure la mayor contención
de potencia punitiva del Estado (cuyo poder es irracional), y que constituye una potestad estatal ejercida por
la agencia ejecutiva, en la media que la judicial no logra contener.
Todas las teorías de la pena enunciadas hasta ahora son falsas, porque la pena conlleva una finalidad
política y es un hecho de poder que está presente y que no se dispone de las fuerzas necesarias para borrar.