Zulema Palermo

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TEORIA/CRITICA: UN CAMPO CONFLICTIVO

Zulma Palermo-

Universidad Nacional de Salta

Escribir en estos días sobre teoría y crítica (en particular literarias) significa transitar
por y en un discurso a veces ambiguo, otras hermético, otras simplificador; pero en
ninguno de estos casos significa cerrar de una vez y para siempre una polémica que
surge en el seno mismo de las disciplinas sociales en su formación epistémica y en
su formulación ideológica. Escribir sobre teoría y crítica hoy en América Latina
significa participar en una indagación que lleva varias décadas y que circula dentro y
fuera de las academias como parte de una pregunta irradiada desde el centro de una
iridecisión: los mecanismos por los que se constru yen riuestros modelos culturales.
Dos cuestiones: los límites entre teoría y crítica: dos indefiniciones: la del yo y el otro
cultural

- Desde esta dualidad, desde este doblez, mi propuesta busca continuar el


debate. Inscribirse en la poléstica, sostener esta búsqueda. Ha de intentar, en
consecuencia, pensar primeru sobre el sentido de la teoria en general
intentando una actitud critica en el nivel de la reflexividad y, simultanesinente,
porque no puede ser de otra manera- desde el espacio socio-cultural
latinoamerica- no.
-
- Ya en este momento se produce una vuelta sobre el propósito. General: ¿el
discurso crítico es, a la vez, teórico? Todo discurso teórico es crítico en tanto
entra en relación dialógica con postula- dos previos; todo discurso crítico es a
la vez teórico, en tanto lee_ su objeto desde ciertas condiciones reflexivas. Y
Indudablemente, cuando se habla de teoría y crítica literarias se hace
necesario considerar la evidencia de que el campo que! recubren estos
términos no es estático, no está fijado de una vez y para siempre y -en
consecuencia-requiere delimitar desde dónde se habla: si se intenta plantear
una mirada diacrónica o si se asume una opción desde la actualidad. Mi
propuesta crece en esta segunda perspectiva.
-
- Es posible partir de la idea de que el problema teórico consiste en saber cómo
asociar una práctica a un concepto filosófico y científico dado y de hallar el
modo de articulacióu entre esta teoría y esta práctica con la transformación de
la realidad (Sollers: 1971,154). Desde acá entiendo que las dos cuestiones
planteadas más arriba aparecen enunciadas: la teoría construye su objeto
desde la formulación de hipótesis que le exigen precisar su campo por la
construcción de un metalenguaje: así, el discurso teórico de la literatura se
constituye como discurso de la investigación cuyo objeto es el texto. Textó que
está más allá de su lingüisticidad y que se lee en el entretejido socio-cultural
que lo hace posible, Lá práctica es esa textualidad producida desde ciertas
instancias socio-culturales e históricas-prácticas textuales tanto creativas
como críticas que construyen el espacio de las significaciones en la historia y
coherentemente articuladas con un pensamiento reflexivo que se obliga a
inventar sus matrices y sus modelos, a rehacerlos permanentemente y a
darles la dimensión- histórica y social que los constituye (Kristeva: 1981ª), a
construir un discurso que incide sobre sí mismo (Barthes: 1971.0), lo que se ha
dado en llamar metalenguaje, Este, a su vez, es su aparato científico que
procede por métodos deductivos, inductivos o de abducción a partir ya sea de
hipótesis previas o de la materia textual.
-
- Todo ello lleva a plantearse la cuestión de la teoría en América Latina, si es que
la cuestión entre la teoría y práctica textual (creativa y crítica) se piensa en
relación con las transfor- maciones de la realidad. Se trata de una realidad
socio-cultural que se ha ido construyendo en el tiempo con características a la
vez conjuntas y diversas de las del centro europeo y con importante
variaciones dentro de sí misma (Rama: 1982; Losada: 1970, 1975, 1985;
Pizarro: 1985, 1987). Por lo tanto, si es posible hablar y reflexionar sobre o
desde una teoría literaria latinoamericana, ésta se construirá por abducción
desde lo que constituye-su-textualidad. Esto trae una importante
consecuencia en el orden de la crítica: sus discursos devendrán de la
consideración de estos modelos emer- -gentes y, al mismo tiempo,
colaborarán en su construcción
-
- Palermo et al.: 1988). ( Vemos así instalarse una correspondencia simbiótica
entre reflexión teórica, texto crítico y texto literario, correspondencia
articulada. A su vez, a los procesos histórico-culturales de produc- ción,
circulación y reconocimiento social de esa red interdiscursiva (Verón: 1987;
Cfr, en este mismo cuerpo de ponencias la propues- ta de M. Guzmán Pinedo).
-
- El campo de los estudios teóricos así considerados, no es estricto pero si
complejo, por cuanto se abre al espacio de las significaciones en la historia y
deviene, al mismo tiempo, en una distancia con el objeto (los modos de
significación) y con los otros discursos con los que interviene en colaboración.
No sólo los discursos crítico y creativo, sino también el filosófico, psicoanalí- -
tico, antropológico, lógico, matemático. Relación que es, al mis- mo tiempo
que colaborativa, de distanciamiento. Colaboración argumentativa y
descriptiva: distanciamiento discursivo metalinguístico sobre un objeto que se
orienta a una práctica significante en particular: la escritura como el lugar
donde se genera con más eficacia la producción del sentido (Kristeva:
1981ª,52-54). Es un campo del hacer problemático más que axiomático donde
se lleva a la reflexión conjunta lo antes considerado disciplinaria, donde se
examina críticamente la realidad; en suma, el campo donde es posible el
desarrollo de la capacidad de análisis de nuestro propio pensamiento, un
campo de permanente debate.
-
- Es esto también lo que suscita una resistencia a la teoría, particularmente en
el campo de los estudios literarios, espacio abierto a dos peticiones extremas:
el intuicionismo, lo que Mallarm Ilama inspiraciones azarosas, y la petición de
cánones inamovibles de lectura, de modelos fijos y estables. El estudio
científico, el análisis y la reflexión impugnan tales requerimientos y subvierten
los valores establecidos en förmä absolūta, cuestio- nando las estrategias de
poder.
-
- En síntesis: entiendo a la teoría -corr Kristeva- como el lugar donde la ciencia
se vive, un camino de investigación abierto, una crítica constante que se
vuelve sobre sí misma en constante dialéctica con su objeto, que es texto y
opera sobre textos, que construye sentido desde el campo de la producción
del sentido y que, en consecuencia, es capaz de modificarse a sí misma,
modificando la realidad en la que opera (Cfr. En este cuerpo de ponencias las
propuestas de S. Rodríguez y V. Cárdenas).
-
- Estoy afirmando que la teoría es en sí misma crítica en el orden autoreflexivo.
¿Cuál es, entonces, la actitud particular del trabajo crítico entendido como
práctica de lectura textual? En sentido estricto es posible entender a la crítica
literaria como el – trabajo que posibilita abrir la significancia textual por la
práctica lectora. Se constituye así en un campo abierto, diverso, y en muchos
casos sujeto al aparato de mercado; sin embargo no me detendré en ello, sino
más bien en los avatares de un campo de producción de sentido que, en
muchos casos, conlleva conflicto (Cfr. en este cuerpo de ponencias la
propuesta de A. Royo)..
-
- Si vinculamos trabajo crítico a trabajo teórico desde la postura que vengo
sosteniendo, se deriva que el discurso crítico se incorpora al gran campo de la
textualidad como objeto de la teoría. Es claro que la producción crítica forma
parte de las gramáticas de reconocimiento de base histórico-cultural y que,
por lo tanto, permite reflexionar sobre el hecho de la producción de sentido de
un texto o de in cuerpo de textos en la historia y que, en su conjunto,
constituyen la escritura. Ya en la década del 60 Octavio Paz afirmaba en
relación con la textualidad hispanoame- ricana: "Es un secreto à voces que la
crítica es el punto flaco de la literatura hispanoamericana (...) No es que falten
buenos críticos (...) pero carecemos de 'un cuerpo de doctrina' o doctrinas, es
decir, de un mundo de ideas que, al desplegarse, crea un espacio textual: el
ámbito de una obra, la resonancia que la prolonga o la contradice" (1967,39).
-
- Es acá donde encontramos otro elemento conflictivo: eso llamado literatura,
Se advierte que el campo de la crítica abarca cada vez una variedad mayor de
textos pertenecientes a distintos códigos (Pinelle: 1990,5-10) desde donde las
fronteras de lo consi- - derado canónicamente literario se diluyen. Entiendo
que esta es una consecuencia de las propuestas emergentes de la teoría
semiótica como ciencia del tiempo (cronoteoría) y topografía del acto
significativo (topoteoría) (Kristeva: 198ľa,26), de la que la teoría literaria es sólo
un vector, como lo es el de la semiótica del arte, de los mass-media, de la
moda. Si esto es así en el orden de lo general, el conflicto interno al campo de
la textualidad literaria parece responder al plano de las valoraciones. Y es aquí
donde el -acto crítico puede distanciarse del acto teórico: mientras la teoría
rechaza los juicios valorativos y opera con el conjunto de sus textualidades,
sin criterios previos en la selección de los objetos de estudio, la crítica puede
elegir un texto, un cuerpo de textos y el subsistema desde el que quiere ejercer
su trabajo y este acto es de por sí valorativo- según su propia opción (Even-
Zohar: 1978): El acto crítico surge como una necesidad, un placer y un diálogo:
es una necesidad y un placer en tanto ejercicio intelectual ejercido en toda su
profundidad. Un juego en el que se ejecuta una relación dialógica con el texto
acompañándolo en su recorrido e intentanto vencer sus resistencias. Es
discutir con él efectuándole preguntas cuyas respuestas surgen en el hueco
de la escritura y desplegar así sus múltiples contradicciones. Es re-escribir
desde la propia historia su historia; es re-actualizar y re-construir (o
deconstruir) desde el gran ámbito de la significancia. Por eso la crítica es un
acto siempre histórico, siempre situado, siempre: cargado de su propia
problematicidad, siempre ideológico. Por- que, como escribe Todorov, la
crítica no debe, no puede, limitarse a hablar sobre libros; más allá de ellos, se
pronuncia siempre sobre la vida (1984, 190).
-
- Estamos así tocando las fronteras entre discurso crítico y discurso literario: el
primero habla de su tiempo y, al hacerlo, participa en una construcción
cultural incluyéndose en el campo de su objeto con el que forma una sola
esfera. Escritura sobre la escritura; habla doblemente: de esa escritura
primera y del mundo, en un doble proceso de filtración (cfr. La relación inversa
en la ponencia de Bernarsconi, Poderti, Ugarte, en este mismo cuerpo). Desde
esta teoría de la escritura con la mirada puesta en la
-
- Producción social de los discursos; desde esta deconstrucción allí propuesta
del logocentrismo europeo es posićle la constitución de una teoría y una
práctica lectoras atenta al proceso de la textualidad latinoamericana en sus
avatares de cultura dependiente, en su individualidad y sus contactos, en su
unidad y diversidad, en sus luces y en sus sombras.
-
- Teoría-crítica-textualidad-construyen, en relación dialógica, en trazo
inacabado e inacabable, a la literatura latinoamericana, haciéndose a sí
misma.
-

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