El Desafio de Domar Nuestra Lengua

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EL DESAFÍO DE DOMAR LA LENGUA

Lectura bíblica: La lengua también es un fuego; es un mundo de maldad. La lengua


está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda
de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda especie de
bestias y de aves, de reptiles y de seres marinos, se doma y ha sido domada por la
especie humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no
puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y
con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una
misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos
míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna
fuente puede dar agua salada y dulce. Santiago 3:6-12

Así como un pequeño fuego puede incendiar todo un bosque, nuestra lengua puede ser
un fuego descontrolado que puede causar destrucción y dolor a grande escala. La lengua
es difícil de controlar. Hemos sido capaces de domar muchas cosas en nuestra vida y en la
creación, la lengua sigue siendo un desafío que no podemos superar por completo, con
nuestra propia fuerza. Sin embargo, esto no debe ser una excusa para descuidar el poder
de nuestras palabras. Es crucial que recordemos que todas las personas están hechas a
imagen de Dios, y debemos tratarlas con amor y respeto en nuestras interacciones, no
podemos con la misma boca que adoramos a Dios, maldecir a nuestro prójimo. Debemos
esforzarnos por ser conscientes de cómo utilizamos nuestra lengua y buscar la ayuda de
Dios para someterla a Su control y voluntad.

Reflexionar: ¿Cómo puedes ser más consciente de tus palabras y evitar que la lengua se
convierta en un fuego descontrolado en tu vida?

Llamado de acción: Toma un tiempo para evaluar tus palabras. Pídele a Dios que te ayude
a ser consciente de cómo usas tu lengua y a someterla a Su control. Sé diligente en evitar
palabras hirientes y busca bendecir y edificar a los demás con tus palabras.

Meditación: Padre, reconocemos que necesitamos tu ayuda para controlar nuestra lengua.
Te pedimos que nos des la sabiduría y el autocontrol para hablar palabras de vida y
bendición.

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