Unidad 2 Teorías Psicodinámicas: 2.1 Psicoanálisis de Freud
Unidad 2 Teorías Psicodinámicas: 2.1 Psicoanálisis de Freud
Unidad 2 Teorías Psicodinámicas: 2.1 Psicoanálisis de Freud
TEORÍAS PSICODINÁMICAS
OBJETIVO
Conocer la propuesta de la teoría psicoanalítica respecto al desarrollo de la personalidad, y
complementarla con las teorías neo psicoanalíticas propuestas por Carl Jung, Erik Erikson y
Erich Fromm.
Con el transcurso del tiempo surgieron otras tipologías sencillas, cuyo objetivo era describir las
diferencias individuales. En 1928, Spranger propuso una clasificación que catalogaba a las
personas en seis tipos, según sus intereses o valores. Se describía a los individuos de acuerdo
a la inclinación que manifestaran, como por ejemplo a la filosofía, a la economía, al arte, a la
política o a la religión.
En esta unidad se abordará la propuesta teórica del psicoanálisis y algunos de sus exponentes,
principalmente Sigmund Freud, y los conceptos principales que denominan la constitución de la
personalidad como el aparato psíquico o las pulsiones de vida y muerte; también se describirán
teorías neo psicoanalíticas que pertenecen a otros autores como Carl Jung, Erik Erikson y Erik
Fromm, que partieron fundamentalmente de la propuesta psicoanalítica de Freud pero
modificaron algunos aspectos teóricos.
2.1 PSICOANÁLISIS DE FREUD
El psicoanálisis ha sido una de las ramas dentro las ciencias de la salud mental que ha
estudiado la personalidad en el ser humano. Sigmund Freud, quien desarrolló toda la teoría de la
psique humana, y en consecuencia la formación de la personalidad, es considerado el padre del
psicoanálisis.
La teoría del psicoanálisis comprende varios elementos primordiales, antes de explicar cómo se
desarrolla la personalidad, es necesario conocer tales factores.
Freud había centrado sus estudios en los pensamientos y sentimientos, destacó el término de
inconsciente, es decir, las ideas, los pensamientos y los sentimientos de los cuales normalmente
no se tiene conocimiento o consciencia.
Sigmund Freud, hijo de padres judíos-católicos, nació el 6 de mayo de 1856 en Freiburgo, una
pequeña población de Moravia, la cual formó parte del imperio austrohúngaro y actualmente se
ubica en la República Checa.
Cuando tenía la edad de cuatro años, su padre llevó a su familia a Viena, donde Freud vivió gran
parte de su vida, hasta que se desplazó a Inglaterra en 1938, cuando los nazis anexaron Austria.
Freud trabajó durante un periodo en el laboratorio de fisiología que tenía a su cargo el médico
alemán Ernst Wilhelm von Brücke, intentó acoplar sus especulaciones psicológicas antes de
resignarse a la evidencia de que la falta de datos fisiológicos adecuados descartaba la
explicación de los fenómenos mentales en términos de naturaleza psicoquímica de la función
cerebral.
En 1886, Freud regresó a Viena con la intención de abandonar sus estudios de laboratorio y
dedicar todo su tiempo a la práctica clínica de la neurología.
Existen tres postulados que son pilares dentro de la teoría psicoanalítica: lo inconsciente, lo
preconsciente y lo consciente; Freud no fue quien concibió estos conceptos, de hecho existían
antes de que el psicoanálisis se desarrollara.
Lo consciente, o mejor dicho, la mente consciente hace referencia a lo que el ser humano ubica
normalmente, de lo que se da cuenta, las sensaciones físicas, las emociones, los recuerdos y
los pensamientos. De manera psicoanalítica, podría decirse que es el material que se encuentra
disponible, que no requiere dificultad para expresarse. La funcionalidad del consciente es
percibir y registrar lo que ocurre en torno a la persona.
El inconsciente es todo aquello que es inaccesible, tanto para la persona como para el
psicoanalista y los demás; del mismo modo, es una parte muy primitiva en el ser humano, oculta
material en lo profundo de la mente humana, información que quizá nunca llegue a emerger, es
decir, es material que difícilmente se puede llegar a conocer.
El material preconsciente es información que de alguna manera se encuentra disponible; sin
embargo, es complicado entender esta información, debido a la manera en cómo se manifiesta
en el individuo; el modo en el cual se puede acceder a este material puede ser mediante los
sueños, las fantasías y los recuerdos. De hecho, este es el material con el que el psicoanalista
trabaja mayormente con sus pacientes.
Cabe destacar que estos tres elementos inconsciente, consciente y preconsciente son
integrados en la mente humana y que no pueden separarse, además, son característicos de la
configuración de la personalidad; el psicoanálisis denomina a estos tres componentes como
aparato psíquico.
Contrario a lo que se piensa, el consciente forma una pequeña parte de la mente humana (en la
teoría psicoanalítica), debido a que en ella la información no es permanente; el razonamiento y
los procesos psicológicos secundarios como la memoria, el razonamiento y la atención, suelen
presentarse después, cuando por ejemplo, el individuo atiende estímulos específicos del
ambiente que, sin darse cuenta, tienen relación con el material inconsciente o preconsciente.
Sigmund Freud teorizó la manera en cómo se desarrolla el aparato psíquico en las personas en
términos psicoanalíticos. Este desarrollo tiene un proceso que inicia de manera muy temprana,
desde antes de nacer. Al nacer y hasta el primer año de vida, Freud menciona que este periodo
significaba bastante en la formación de la psique humana, sobre todo del inconsciente.
En esta etapa se desarrolla lo que él llama Ello, que también forma parte del aparato psíquico.
El Ello está constituido por los instintos y deseos básicos que Freud denomina pulsiones, las
cuales describe en dos categorías:
Pulsión de vida
Se caracteriza por los instintos de satisfacción de necesidades, como comer, beber, excretar
desechos, la protección, el descanso; es decir, instintos que tienen que ser satisfechos para
garantizar la supervivencia de todos los organismos.
Pulsión de muerte
Está caracterizada como una pulsión agresiva que provoca que los organismos rechacen lo que
no les agrada, que destruyan o agredan aquello que les amenaza.
Estas pulsiones existen desde que nace el individuo, porque corresponden con los instintos
básicos que tiene la especie humana, los cuales se han desarrollado de manera evolutiva.
Así como Freud describe el proceso por el cual el aparato psíquico se desarrolla y los
elementos que intervienen en su desarrollo, también existen etapas en el ser humano a las
cuales Freud describe según lo que ocurra en diferentes estadios del individuo. A estas etapas,
Freud las denominó de desarrollo psicosexual y son las siguientes:
Etapa oral.
Etapa anal.
Etapa fálica.
Etapa de latencia.
Etapa genital.
Freud plantea que el comportamiento se origina por fuerzas psicológicas con base en el
determinismo psíquico. Los impulsos inconscientes frecuentemente superan la conciencia,
produciendo síntomas de neurosis, sueños y errores en la vida cotidiana.
Según sea la conformación del aparato psíquico, será la vinculación con los objetos de
atracción y el proceso de desarrollo en esta etapa; dependiendo de cómo logró el adolescente
equilibrar sus instintos y las normas sociales, la formación de vínculos afectivos, junto con la
energía sexual destinada a ello, definirán su manera de ser en la sociedad, esto es, la
personalidad adolescente, hasta este punto de su desarrollo, en gran medida está conformada
por eventos inconscientes y preconscientes-pensamientos.
Esto significa que no existen dos seres humanos idénticos en el mundo, cada uno es diferente,
único, irrepetible e insustituible; otro factor que determina la individualidad de los seres
humanos es el medio en el cual se desarrollan, aprenden y experimentan su realidad.
En este sentido, la personalidad –como se ha explicado con anterioridad- fue clasificada, desde
los griegos, en elementos, factores, características, cualidades o virtudes “comunes”, es decir,
de acuerdo a lo que pertenecía a la normalidad (dependiendo de cada época). No obstante, con
el desarrollo y los avances de la ciencia y sus métodos de investigación, el estudio de la
personalidad se ha “afinado”, hasta el punto de clasificarla de acuerdo a parámetros de
normalidad o anormalidad con una perspectiva más científica, menos esotérica o
pseudocientífica. El psicoanálisis y la psiquiatría clasificaron al ser humano, dependiendo de las
características en cuanto a criterios de una personalidad patológica, en tres bloques, tipos o
clusters de personalidad:
Cada uno de los tipos de personalidad se dividen y clasifican de tal manera debido a que
comparten características en común, es decir, la personalidad del tipo A se clasifica y ubica así
porque comparte características similares, lo mismo sucede con los otros dos tipos de
personalidad.
Sin embargo, es importante resaltar que a pesar de que se clasifican de determinada manera, un
individuo puede poseer algunas características de otro tipo, por ejemplo, alguien puede tener
una personalidad narcisista, pero también tener algunos rasgos obsesivos-compulsivos y
paranoides debido a las actividades que realiza.
En resumen, cada uno de los individuos pertenece a un determinado tipo de personalidad, sin
embargo, eso no significa que no pueda tener características o rasgos de otro tipo, es decir, un
individuo puede tener una personalidad histriónica, y en su trabajo puede presentar rasgos
obsesivos y esquizoides, así como gustos e ideas que para otros pueden parecer extraños. De
esta manera, no existen personalidades puras o únicas, porque pueden incluir rasgos de otro
tipo de personalidad.
Cluster A
Este tipo de personalidades tienen un carácter excéntrico o extraño, es decir, son personas que
se aíslan de su medio, prefieren la soledad; también poseen ideas, creencias y comportamientos
extraños al común de la sociedad y emocionalmente son menos expresivos.
Personalidad paranoica: Este tipo de personas son frías y distantes, se les dificulta generar
vínculos con otras personas; desconfían a menudo de su entorno, por esta característica vigilan
de manera constante las conductas de otros, se asustan y desconfían de las intenciones de los
demás y utilizan un mecanismo de defensa llamado proyección sobre otros, es decir, adjudican
sus defectos, incapacidades, inseguridades y miedos en otros, haciéndoles creer que ellos (los
otros), tienen la culpa o responsabilidad y no la persona misma.
Personalidad esquizoide: Son personas tímidas, distantes, frías, e introvertidas, que evitan
tener algún tipo de contacto social, por esta razón sus vínculos interpersonales son débiles e
inestables, prefieren vivir en un mundo interno que involucrarse en la vida social.
Cluster B
Este tipo de personalidades se distinguen por ser erráticas, dramáticas y en ocasiones con
comportamientos explosivos.
Personalidad limítrofe: También se conoce como personalidad borderline, debido a que son
individuos inestables emocionalmente, tienen un comportamiento errático, explosivo y
dramático, para este tipo de individuos no existen los “términos medios”, es decir, los quieren o
no los quieren, están con ellos o los abandonan, confían o desconfían, esto implica que sus
relaciones sean inestables, erráticas o esporádicas; también poseen conductas extremas, como
conducir a gran velocidad, se provocan daño a sí mismos, esto sucede de manera abrupta, por
ejemplo, un individuo se puede comportar aparentemente de modo habitual con su pareja y en
un momento puede terminar con la relación por alguna pequeña discusión. Este tipo de
comportamientos extremos son típicos de una personalidad limítrofe. Se denomina limítrofe o
border, precisamente porque los individuos con este tipo de personalidad se encuentran en el
límite de lo “normal” y la “locura”, pueden pasar de un extremo a otro indiscriminadamente y
de manera intempestiva.
Personalidad antisocial: Los individuos con este tipo de personalidad evitan el contacto social,
y no tienen un interés particular por relacionarse con otras personas; pueden desvalorizar a
otros y no mostrar respeto por las normas sociales, esto en búsqueda siempre de un beneficio
personal. Pueden ser personas que lastimen física o emocionalmente a otras personas, o que
rompan las leyes o normas, porque carecen de culpa, es decir, no les importa las consecuencias
de sus actos.
Cluster C
Los individuos con este tipo de personalidad poseen características como la ansiedad y la
inhibición, se preocupan por sus acciones y por lo que les pueda ocurrir en todo momento, son
personas que tienen miedo constante por las consecuencias de sus actos.
Personalidad de evitación: Este tipo de individuos son muy sensibles a las críticas y al
rechazo de los demás, esto provoca que eviten situaciones, lugares y personas que puedan
provocarles esta sensación de rechazo.
Personalidad obsesiva-compulsiva: Las personas con este tipo de personalidad son rígidas
respecto a los cambios en sus rutinas y hábitos de vida. Son intolerantes al cambio o a perder
el control sobre su vida, ante cualquier cambio de rutina experimentan gran ansiedad. Una
obsesión es una idea intermitente relacionada con la salud, el orden, la limpieza, la estética, la
moral, la sexualidad, entre otras, este tipo de ideas son intermitentes y provocan incomodidad,
la manera de contrarrestarlas o evitar sentir esa ansiedad es mediante una compulsión, por
ejemplo, ordenar, limpiar, hacer, contar, organizar, evitar, comprobar, entre otras.
Es importante reconocer que estas clasificaciones son tipos de personalidad, no son trastornos,
la diferencia es que todas las personas pertenecen o se caracterizan por tener algún tipo de
personalidad, incluso les puede servir en las actividades que desempeñan; en cambio, un
trastorno se origina cuando interfiere con el ritmo o estilo de vida de un individuo.
Por ejemplo, un individuo puede tener una personalidad obsesiva-compulsiva caracterizada por
ordenar y limpiar de manera constante, además de mantener una organización rigurosa de su
vida con horarios e instrucciones de qué, cuándo y cómo debe hacer algo; si en algún momento
de su vida esta rutina cambia, puede experimentar gran ansiedad y enojo, sin embargo no
trasciende y trata de retomar sus actividades, es decir, este tipo de personalidad no interfiere
con su vida cotidiana porque puede acudir a su trabajo, tener relaciones con otras personas,
entre otras actividades; sin embargo, si una de estas obsesiones y compulsiones interfirieran
con su ritmo de vida, por ejemplo que no pudiera salir de su casa debido a que no puede dejar
de revisar una y otra vez las llaves del gas por temor a dejarlas abiertas, y esto provoque que
no acuda a su trabajo, esto comenzaría a convertirse en un trastorno.