2 Líquidos Del Organismo

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2 Líquidos del organismo: La


sangre
Líquidos del organismo

La sangre es un tejido líquido que recorre el organismo, a través de los


vasos sanguíneos que transporta las células necesarias para llevar a
cabo las funciones vitales (respirar, formar sustancias, defenderse de
agresiones). La cantidad de sangre de una persona está en relación
con su edad, peso, sexo y altura. Una persona adulta tiene entre
4,5 y 6 litros de sangre, es decir, un 7% de su peso corporal.
La sangre transporta los principios nutritivos desde el aparato digestivo
hasta las células, donde se recogen también las sustancias de desecho
para eliminarlas gracias a los riñones, el hígado y otros órganos de
excreción. También es la encargada de regular el transporte de oxígeno
y la eliminación del anhídrido carbónico. Tiene un papel importante
en funciones como la coagulación, la inmunidad y el control de la
temperatura corporal.

Las funciones principales de la sangre son:


1.- Transporta a las células elementos nutritivos y oxígeno, y extrae de
los mismos productos de desecho;
2.- Transporta hormonas, o sea las secreciones de las glándulas
endócrinas;
3.- Interviene en el equilibrio de ácidos, bases, sales y agua en el
interior de las
células
4.- Toma parte importante en la regulación de la temperatura del
cuerpo, al enfriar
los órganos como el hígado y músculos, donde se produce exceso de
calor, cuya pérdida
del mismo es considerable, y calentar la piel.
5.- Sus glóbulos blancos son un medio decisivo de defensa contra las
bacterias y otros microorganismos patógenos.
6.- Y sus métodos de coagulación evitan la pérdida de ese valioso
líquido.

Componentes de la sangre
Los principales componentes de la sangre son
 Plasma
 Glóbulos rojos (eritrocitos)
 Glóbulos blancos (leucocitos)
 Plaquetas (trombocitos)

Plasma
El plasma es el componente líquido de la sangre en el cual están suspendidos los
glóbulos rojos (eritrocitos), los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas.
Constituye más de la mitad de su volumen y está compuesto principalmente por
agua, que contiene sales en disolución (electrólitos) y proteínas.

La proteína que más abunda en el plasma es la albúmina. La albumina ayuda a


evitar que el líquido se filtre fuera de los vasos sanguíneos y entre en los tejidos, y
además la albumina cumple funciones de transporte al unirse a sustancias como
las hormonas y algunos fármacos.
El plasma contiene otras proteínas, como anticuerpos (inmunoglobulinas), que
defienden activamente al organismo frente a un virus, bacterias, hongos y células
cancerosas. También se encuentran los factores de la coagulación, que previenen
las hemorragias.
El plasma también tiene otras funciones:

 Actúa como reservorio

 Ayuda a mantener la presión arterial y la circulación

 Ayuda a mantener la temperatura corporal

En su función de depósito, el plasma puede reponer agua cuando es insuficiente o


absorber el exceso de agua de los tejidos. Cuando los tejidos del organismo
necesitan líquidos adicionales, el agua del plasma es el primer recurso utilizado
para cubrir esta necesidad.

El plasma impide que los vasos sanguíneos se colapsen o se obstruyan, y ayuda a


mantener la presión arterial y la circulación por todo el organismo. Esto lo hace al
circular constantemente a través de los vasos sanguíneos.

Para ayudar a regular la temperatura corporal, el plasma que circula por los vasos
sanguíneos transporta el calor generado en los tejidos centrales del cuerpo a
través de áreas que pierden calor con mayor facilidad, como los brazos, las
piernas y la cabeza

LOS GLOBULOS ROJOS

Los glóbulos rojos (eritrocitos) constituyen el 40% del volumen sanguíneo.


Contienen hemoglobina, la proteína que confiere a la sangre su color rojo
característico y que le permite transportar oxígeno desde los pulmones hacia todos
los tejidos del organismo. Las células utilizan el oxígeno para producir la energía
que el organismo necesita. El producto de desecho de este proceso es el dióxido
de carbono, que los glóbulos rojos (eritrocitos) transportan desde los distintos
tejidos hacia los pulmones.

Cuando el número de glóbulos rojos es demasiado bajo (anemia), la sangre


transporta menos oxígeno, lo que causa cansancio y debilidad.
En cambio, cuando es demasiado elevado (eritrocitosis, como en la policitemia
verdadera), la sangre puede volverse muy espesa, lo cual hace más fácil su
coagulación y aumenta el riesgo de padecer un infarto de miocardio o un accidente
cerebrovascular.
Glóbulos blancos (leucocitos)
Los glóbulos blancos (leucocitos) se encuentran en la sangre en menor número
que los glóbulos rojos, con una proporción aproximada de un glóbulo blanco por
cada 600 a 700 glóbulos rojos.
Se encargan principalmente de la defensa del organismo contra las infecciones.

Existen 5 tipos principales de glóbulos blancos (leucocitos).

 Neutrófilos

 Linfocitos

 Monocitos

 Eosinófilos

 Basófilos

Glóbulos blancos (leucocitos)

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Los neutrófilos son el tipo más numeroso, y ayudan al organismo a protegerse


contra las infecciones, matando e ingiriendo bacterias, hongos y otros detritos
externos.
Los linfocitos, con 3 tipos principales: las células T (linfocitos T) y los linfocitos
citolíticos naturales (también llamados, por influencia del inglés, células NK
[natural killer] o células asesinas naturales), que permiten al organismo defenderse
de las infecciones víricas, así como también detectar y destruir algunas células
cancerosas, y las células B (linfocitos B), que se transforman en células
plasmáticas y producen anticuerpos.
Los monocitos ingieren células muertas o dañadas, y ayudan en la defensa
contra gran cantidad de microorganismos infecciosos.
Los eosinófilos eliminan los parásitos, destruyen las células cancerosas y
participan en las reacciones alérgicas.
Los basófilos también participan en las reacciones alérgicas.
Algunos glóbulos blancos fluyen a través del torrente sanguíneo, pero muchos
otros se adhieren a las paredes de los vasos sanguíneos o incluso las atraviesan
para entrar en otros tejidos. Cuando alcanzan el lugar de una infección o detectan
otro problema de su competencia, liberan sustancias que atraen más glóbulos
blancos (leucocitos). Funcionan como un ejército: están dispersos por todo el
organismo, pero listos para agruparse en cualquier momento y combatir cualquier
microorganismo invasor. Los glóbulos blancos cumplen esta tarea de maneras
diferentes: rodeando y digiriendo microorganismos (llamada fagocitosis, por lo que
los glóbulos blancos se denominan a veces fagocitos) y también mediante la
producción de anticuerpos que se adhieren a los patógenos para que sea más fácil
destruirlos.
Cuando el número de glóbulos blancos es demasiado bajo (leucopenia), es mayor
la probabilidad de que se produzca una infección.
Si bien un número por encima de lo normal (leucocitosis) puede no causar
síntomas en forma directa, a veces es un indicio de un trastorno subyacente, como
una infección, un proceso inflamatorio o una leucemia.
LAS PLAQUETAS
Las plaquetas (trombocitos) son partículas semejantes a células, más pequeñas
que los glóbulos rojos y blancos. La cantidad de plaquetas es menor que la de
glóbulos rojos, en una proporción de una plaqueta por cada 20 glóbulos rojos.

Intervienen en el proceso de la coagulación, ya que se juntan donde se produce un


sangrado y se aglutinan formando un tapón que ayuda a sellar el vaso sanguíneo.
Al mismo tiempo, liberan sustancias que favorecen la coagulación.
Cuando el número de plaquetas es demasiado alto (trombocitemia), la
sangre puede coagularse en exceso y puede bloquear los vasos
sanguíneos, causando trastornos como un ataque isquémico
transitorio. Cuando la cantidad de plaquetas es extremadamente
elevada, éstas pueden absorber las proteínas de la coagulación y,
paradójicamente, causar hemorragias.

a coagulación es el proceso por el cual la sangre pierde su liquidez convirtiéndose en un gel,


para formar un coágulo. Este proceso potencialmente desemboca en la hemostasis, es decir,
en el cese de la pérdida de sangre desde un vaso dañado, seguida por su reparación. El
mecanismo de coagulación involucra la activación, adhesión y agregación plaquetaria, junto con
el depósito y maduración de la fibrina. Los trastornos de la coagulación son estados de
enfermedad que pueden provocar hemorragias espontáneas, formación de hematomas o
coagulación obstructiva (trombosis).1
El mecanismo de coagulación se encuentra altamente conservado a través de diferentes
especies en la biología; en todos los mamíferos, la coagulación involucra a factores celulares
(plaquetas) y factores proteicos (factores de coagulación).2 El sistema ha sido extensamente
estudiado en humanos, especie donde es mejor comprendido.3
La coagulación comienza casi instantáneamente después de que una herida daña
el endotelio de un vaso sanguíneo. La exposición de la sangre al espacio que se encuentra
debajo del endotelio inicia dos procesos: cambios en las plaquetas, y exposición del factor
tisular subendotelial al factor VII del plasma, lo cual conduce finalmente a la formación de fibrina.
Las plaquetas inmediatamente forman un tapón en el sitio de la lesión; este proceso se
denomina hemostasis primaria. La hemostasis secundaria ocurre en simultáneo; los factores de
coagulación proteicos más allá del factor VII responden en una compleja cascada de reacciones
enzimáticas para formar fibras de fibrina, que fortalecen el tapón de plaquetas.4
La hemoglobina es una hemoproteína de la sangre de masa molecular de 64 000 g/mol
(64 kDa) y de color rojo característico. Transporta oxígeno gaseoso, desde los órganos
respiratorios hasta los tejidos y dióxido de carbono en un 20-30 % desde los tejidos hasta los
pulmones que lo eliminan. También participa en la regulación de pH de la sangre,
en vertebrados y algunos invertebrados.
La hemoglobina es una proteína de estructura cuaternaria, que consta de cuatro subunidades.
Esta proteína forma parte de la familia de las hemoproteínas, ya que posee 1 grupo hemo en
cada subunidad.2
É ES LA HEMOGLOBINA?
La hemoglobina es una proteína de los glóbulos rojos que se encarga de llevar oxígeno
de los pulmones al resto del cuerpo. Su función en la sangre es de suma importancia, ya
que el transporte de oxígeno a través de la sangre debe realizarse indefectiblemente
unido a la hemoglobina (es mínima la cantidad de oxígeno disuelta en la sangre), por lo
que el transporte de oxígeno desde los pulmones a todas las células del organismo va a
depender de la hemoglobina. También es la hemoglobina quien traslada el dióxido de
carbono desde los órganos y tejidos hasta los pulmones.

La hemoglobina tiene una función muy importante en el transporte de


oxígeno, por lo que es de suma importancia mantener unos niveles estables.
Unos niveles bajos de hemoglobina se relacionan con un bajo recuento de
glóbulos rojos (muchas veces por falta de hierro), y en función de su valor puede
considerarse una anemia, con todas las consecuencias que sobre la salud y la
funcionalidad trae consigo. Por otra parte, unos niveles demasiado altos de
hemoglobina tampoco son buenos ya que aumenta la viscosidad de la sangre y
podría aumentar el riesgo de trombosis con el grave riesgo que puede conllevar.
El mantenimiento de unos niveles de hemoglobina normales precisan
de una alimentación equilibrada y de hábitos saludables, pero
hemorragias ocultas o en ocasiones déficits alimentarios o exceso de
ejercicio físico, pueden dar lugar a una caída de los valores de
hemoglobina con la instauración de una anemia.
Niveles recomendados
Los valores de hemoglobina recomendados dependen de diversos
factores: edad, sexo, tipo de vida deportiva y alimentación:
 Niños/as entre 5-12 años: 11,5 g/dL
 Niños/as entre 12 y 16 años: 12,0 g/dL
 Hombres adultos: 13,8 y 17,2 g/dL
 Mujeres embarazadas: 11,0 g/dL o superior
Debido a que es un elemento de gran importancia para nuestro
organismo, es esencial mantener los niveles de hemoglobina bajo
control. Para ello, es importante realizar ejercicio de manera regular y
seguir una dieta equilibrada. La hemoglobina está compuesta por una
proteína denominada globina y un compuesto denominado hemo. El
hemo está compuesto por hierro y un pigmento denominado porfirina,
que le da a su sangre el color rojo. La hemoglobina cumple la función
importante de transportar oxígeno y dióxido de carbono por medio de su
sangre.

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