El Síndrome Normal de La Adolescencia

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Lic.

Carlos Smachetti Psicología del Desarrollo 2

CLASES 4 Y 5

EL SÍNDROME NORMAL DE LA ADOLESCENCIA

Los temas desarrollados pertenecen a mi propiedad intelectual -

Vamos a iniciar nuestro análisis y trabajar la adolescencia entendiéndola como


una circunstancia evolutiva que tiene su exteriorización dentro del marco
socio-cultural en donde cada individuo se desarrolla, pero también
independientemente que lo socio-cultural va a caracteriza e influenciar el
proceso, existe por debajo un basamento psicobiológico que es de
características universales y por supuesto como siempre he puesto de
manifiesto en todos los desarrollos, que es criterio de la cátedra marcar la
importancia que se torna en sustento para la posibilidad de aparición y
desarrollo de cada uno de los períodos evolutivos del hombre, nos referimos a
que sin un soporte biológico, universal, propio de la especie no habría
posibilidad que cada etapa ocurriese.

Entonces:

aparece lo particular que se


encuentra vinculado a lo
socio-cultural.

Adolescencia soporte biológico

lo universal que surge o se


manifiesta a través de un
basamento psicobiológico.

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La adolescencia se caracteriza por ser un período entre la pubertad y la adultez,


bueno entonces ¿qué es la pubertad?

La pubertad es el momento evolutivo relativamente breve (breve en relación a


las etapas) en el cual el niño se convierte, desde el punto de vista biológico, en
un ser capaz de reproducir la especie, en una “especie de adulto” lo que ocurre
que el término adulto es un estatus cultural o social que lo habilita, entre otras
cosas, para la función reproductora, pero la pubertad es la transición, es el
momento de los cambios interiores y exteriores, es cuando aparecen o se
activan las glándulas que segregarán hormonas no sólo del crecimiento sino
fundamentalmente las hormonas sexuales (estrógenos y progesterona).

Hecha esta simple salvedad, trataremos a la pubertad y adolescencia (a


propósito) como un mismo fenómeno evolutivo.

En este proceso adolescente aparece una situación que obliga al individuo a


reformularse los conceptos que tiene a cerca de sí mismo, esto en general lo va
a conducir a abandonar su autoimagen (la que tenía hasta este momento), es
decir, a abandonar la autoimagen infantil y aparece así la posibilidad de
proyectarse hacia el futuro, hacia su adultez.

La adolescencia importa pautas de carácter de orden universal vinculadas


fundamentalmente a un proceso de cambio y de desprendimiento teñido con
una connotación especial en cada cultura que la favorecerá o dificultará.

La adolescencia es la etapa de la vida en la que el individuo “busca establecer


su identidad adulta” apoyándose en las primeras relaciones objetales
parentales internalizadas a través de los años anteriores a este momento y
verificando la realidad que el medio social le ofrece y que a su vez tienden a la
estabilidad en un plano genital (luego seremos más explícitos al respecto), lo
que sólo es posible si se realiza el duelo por la identidad infantil que se tenía
hasta entonces.

La estabilidad de la personalidad no se logrará sin haber pasado antes por un


cierto grado de conducta “patológica” que resulta inherente a la evolución
normal de este momento evolutivo.

No es fácil establecer el concepto de normalidad, en realidad es lo más difícil a


la hora de realizar un diagnóstico en un adolescente (tarea sumamente difícil,

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delicada y útil pues permitirá distinguir al “normal” del enfermo), y es por otra
parte difícil pues la “normalidad” varía de acuerdo al medio social, político y
cultural en que se desarrolla el adolescente en cuestión (para ejemplificar esta
situación podríamos recordar algunas escenas de la película “Una naranja
mecánica”).

La normalidad se establece sobre las pautas de adaptación al medio sin tener


necesariamente que implicar sometimiento, hablamos de adaptación, es decir,
la capacidad para utilizar los medios existentes (los recursos) para lograr la
satisfacción de las necesidades.

Como el adolescente se encuentra en transición, su personalidad tiene


características especiales que permiten ubicarlo dentro de las llamadas
“personalidades marginales”, es decir, que las particularidades de la forma de
ser (normal) del adolescente hace que a los ojos de los no capacitados y de
algunos profesionales, aparezca “como una personalidad anormal o patológica”
pero esto es normal.

Decimos marginal en el sentido de que en general el adolescente suele ubicarse


en el límite, vivir al límite, exigirse en demasía, y en consecuencia (y esto ocurre
con mucha frecuencia) suele transgredir o sobrepasar los límites que se le
imponen o que le impone la sociedad. por eso es tan importante que los límites
sean puestos con claridad, firmeza y sin titubeos ya que como suele manejarse
en zona fronteriza, limítrofe, si estos están bien delimitados es menos probable
que los transgreda aunque sienta la necesidad de exponerse y arriesgarse (lo
que es normal a esta edad).

Desde otro punto de vista se denomina marginal o fronterizo a las


personalidades que por momentos se comportan como neuróticas y por
momentos como psicóticas. Ej: el niño púber adolescente que se va de su casa
eeja su celu y tienen que ir a buscarlos.

Al respecto, Anna Freud señala que es muy difícil marcar el límite entre lo
normal y lo patológico en la adolescencia, en virtud de esto, considera que
todo lo que ocurre en este período es normal y lo anormal sería que en el
proceso adolescente hubiera un equilibrio estable.

En realidad los dos extremos deben ser tomados como posibles patologías de
esta etapa, los adolescentes muy equilibrados y no conflictivos permiten
pensar en la posibilidad de un mal manejo de la crisis y el proceso adolescente

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y por otra parte los adolescentes muy conflictivos, reaccionarios, muy rebeldes,
desordenados, nos dan idea de que la crisis y el proceso adolescente se
encuentra incrementado o tal vez en proximidad de un desequilibrio
psicológico que escapa a la normalidad.

Sabemos con Erikson que en la adolescencia hay un cambio crítico (esto es una
crisis evolutiva, normal que debe desarrollarse y resolverse), entonces la
adolescencia más que una etapa estabilizada, se torna proceso, desarrollo,
cambio y por lo tanto una aparente patología que debe ser admitida y
comprendida para poder ubicar sus derivaciones en este contexto, es decir,
que esta etapa se caracteriza por un enorme dinamismo y transformación
(como para que no sea difícil para el joven).

El adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidad. Pasa por períodos


de ensimismamiento, audacia, timidez, incoordinación, urgencia, desinterés,
apatía, etc.

Veamos un cuadro:

ensimismamiento que se suceden o son


audacia concomitantes con
La adolesc. timidez conflictos de orden:
atraviesa y incoordinación
contiene urgencia - afectivos
(períodos) desinterés - emocionales
apatía - religiosos
etc. - intelectuales
- filosóficos
- ascetismo
- sexual (hétero
y homo)

Todas estas características que aparecen señaladas en el cuadro son pautas de


naturaleza universal, es decir, que les ocurren a todos los adolescentes
independientemente de la cultura a la que pertenezcan.

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La mayor o menor anormalidad en este síndrome normal, se deberá en gran


parte a los procesos de identificación y de duelo que haya podido realizar el
adolescente.

Si este adolescente ha podido elaborar los duelos, que son los que le permiten
acceder a la identificación, verá entonces que su mundo interno saldrá
fortalecido y esta anormal normalidad será menos conflictiva y por lo tanto
menos perturbadora (“dime como has resuelto los duelos y te diré cuan
fortalecido está tu YO y tu mundo interno”).

EL SÍNDROME NORMAL -

Primeramente debemos caracterizar el término síndrome. Este alude o refiere a


“un conjunto de signos y síntomas característicos de una enfermedad”.

Los signos los apreciamos durante la entrevista, en el contacto con el paciente;


en tanto que los síntomas los refiere el paciente cuando habla de su dolencia y
su malestar. Síndrome implica que toda la persona está afectada o puede
estarlo.

Este SINDROME está conformado por los siguientes indicadores y/o síntomas:

1- Búsqueda de sí mismo y de la identidad.


2- Tendencia grupal.
3- Necesidad de intelectualizar y fantasear.
4- Crisis religiosa que va desde el ateísmo más intransigente al
misticismo más fervoroso.
5 - Desubicación temporal.
6 - Evolución sexual manifiesta que va del autoerotismo, hasta
la heterosexualidad genital adulta.
7 - Actitud social reivindicatoria con tendencias anti o asociales
de diferente intensidad.
8 - Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la
conducta.
9 - Separación progresiva de los padres.
10 - Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.

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Estos diez síntomas componen el síndrome normal de la adolescencia.

Cada adolescente que entra en la crisis de esta edad puede manifestar uno o
varios de estos síntomas. Resulta muy importante conocerlos y comprenderlos
pues de esto dependerá que en el futuro realicemos buenos diagnósticos que
tienden a diferenciar al adolescente que se encuentra padeciendo solamente la
crisis del adolescente del que está sufriendo alguna patología.

Sabiendo que el adolescente normalmente puede aparecer, a través de este


síndrome, como si estuviera enfermo, es el conocimiento de estos síntomas
componentes lo que nos permitirá actuar en la prevención, es decir, hacer
cosas, informar a los padres, estar atentos a la aparición de indicadores, que
aun estando dentro de los síntomas componentes del síndrome, pueden estar
mostrando el inicio de una desviación respecto del síndrome, o sea, que no es
lo mismo un adolescente que padece el síndrome que un adolescente que
pareciendo normal no lo está.

Veamos a continuación en qué consiste cada uno de estos síntomas que


componen el síndrome normal de la adolescencia.

1 - BÚSQUEDA DE SÍ MISMO Y DE LA IDENTIDAD -

Debemos decir que el título hace referencia a dos conceptos que en realidad
pertenecen tanto a la psicología como de la sociología.

La identidad es una característica que se encuentra (o debería encontrarse


presente) en cada uno de los momentos evolutivos, en cada una de las etapas
(Siguiendo a Erikson).

Aparece, fundamentalmente en la adolescencia, la posibilidad de llegar a


utilizar la genitalidad en la procreación y esto constituye un hecho biopsíquico
dinámico fundamental y que a la vez determina una modificación esencial en el
proceso de búsqueda y logro de la identidad adulta, ya que la adolescencia se
caracteriza, entre otras cosas, por la turbulencia e inestabilidad precisamente
de la identidad.

Bueno, entonces vale preguntar ¿cuál identidad es la que está turbulenta? Pues
la que se tenía hasta ese momento, la que se traía, que es precisamente la que
entra en crisis.

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En este momento existe una maduración genital juntamente con la


reactivación de todas las etapas pre-genitales de la evolución de la libido y con
la interacción tumultuosa de los procesos psicológicos básicos de disociación,
proyección, introyección e identificación (si bien estos también pueden ser
considerados como mecanismos de defensa del yo, en esta ocasión deben ser
entendidos como procesos psicológicos).

Estos procesos irán estableciendo (de manera algo confusa al principio y más
estructurada después) la personalidad con su mayor o menor definición. Esto
va ocurriendo paralelamente con el proceso de socialización.

Así se logra la auto cognición que a la vez se relaciona con la noción de sí


mismo (esta noción tiene que ver con el concepto que cada uno tiene de sí
mismo, acerca de su propio YO).

Es importante decir que en la adolescencia se encuentra la persona con la


reactivación de lo pre-genital con un psiquismo ahora genital y esto demanda
y exige que se integre y acomode. Esto en realidad de alguna manera ocurre
en todas las etapas pero lo que ocurre es que adquiere características
especiales en la adolescencia.

El cuerpo y el esquema corporal son dos aspectos que se integran y acompañan


el proceso de definición de sí mismo y de la identidad. Para una mejor
comprensión debemos ver y analizar los cambios físicos (del cuerpo) que debe
sufrir el púber-adolescente.

En la pubertad ocurren fundamentalmente tres cambios físicos en tres


niveles:

1 - Por activación de las hormonas se produce el estímulo necesario para


la modificación sexual.

2 - Como consecuencia de esta secreción de hormonas (tanto sexuales


como de crecimiento) comienza la producción de óvulos y
espermatozoides.

3 - Se desarrollan las características sexuales primarias (agranda –


miento del pene, útero, testículos y vagina) y también se
desarrollan los caracteres sexuales secundarios, externos (barba,
ensanchamiento de las caderas en la mujer, la voz, aumento de

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peso y tamaño, mayor fortaleza física, el vello axilar y pubiano).

En cuanto al esquema corporal debemos decir que es la representación


mental que la persona tiene de su propio cuerpo como consecuencia de sus
experiencias en continua evolución. En virtud de esto, el duelo respecto del
cuerpo infantil perdido cobra un interés particular y por ende obliga a una
modificación respecto del esquema corporal, tarea que realizará en la
adolescencia.

El esquema corporal tiene que ver con la imagen mental, con la idea de sí
mismo, con el concepto de la forma y del tamaño de cada uno, con el particular
aspecto desde la percepción de uno mismo, la auto percepción.

El yo se va desarrollando a medida que el sujeto va cambiando y se va


integrando con las concepciones que acerca de él mismo tienen las personas,
grupos e instituciones (los otros), asimilando de esta manera los valores que
constituyen el ambiente social y paralelamente va formando el sentimiento de
identidad como una verdadera experiencia de autoconocimiento.

El problema clave de la identidad consiste en la capacidad del YO para


mantener la mismidad y continuidad frente a un destino cambiante.

De la infancia no se pasa al pleno actuar genital procreativo en forma directa


y rápida, pasa previamente por una moratoria psicosexual en la que no se
requieren roles específicos y hasta “se permite” experimentar con lo que la
sociedad tiene para ofrecer con el fin de facilitar o favorecer la ulterior
definición de la personalidad.

En esta tarea de búsqueda y definición de la identidad, la misma va a ser


llevada a cabo a través de:

- Uniformidad.
Búsqueda de - Identidad negativa.
identidad - Identidades transitorias.
a través de - Identidades ocasionales.
- Identidades circunstanciales.

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La uniformidad - Dentro de lo que es la búsqueda de identidad del trabajo del


adolescente, la uniformidad es utilizada para este fin pues brinda seguridad y
estima personal. La seguridad proviene del hecho de verse igual a todos los
otros lo que conlleva a un sentimiento de “tranquilidad” pues al “ser todos
iguales” se atempera el desorden interno, se camufla la crisis, el adolescente
siente que lo que a él le pasa es menos delicado y doloroso y hasta ciertos
casos puede llegar a creer que no le pasa. Existe una doble identificación
masiva, todos se identifican con todos.

Identidad negativa - También puede el adolescente buscar identidad negativa


la que se basa en identificaciones con figuras negativas (entendiendo como
negativas dentro del contexto social) pero que son reales, que existen, que son
reconocidas como tales. Algunos adolescentes dan a entender que “es
preferible ser alguien indeseable, negativo, desagradable, antes de no ser nada
o nadie”. Esto es lo que torna sumamente importante en este momento
evolutivo el “estar atentos” al comportamiento del adolescente.

Al decir estar atentos, nos referimos a que los adultos significativos, los que al
mismo tiempo somos agentes socializadores, fundamentalmente los padres,
los docentes, los líderes de opinión, etc., tenemos la obligación de brindarnos
como modelos ejemplares. Por otra parte, especialmente los padres y
docentes, son los que deben “supervisar” el comportamiento del adolescente
para ver si va transitando dentro de la normal anormalidad.

En especial en esto de la identificación negativa, algunos inescrupulosos suelen


estar a la “pesca” de los jóvenes llamados desorientados para capturarlos e
incorporarlos a actividades no del todo aceptadas socialmente. Así podría
rondar en las cercanías de los colegios, distribuidores de drogas que intentan
venderle precisamente a estos que se encuentra padeciendo una crisis más
intensa que lo esperable o pueden seducirlos ofreciéndoles la panacea, para
que ellos también vendan, o pueden ser atrapados por ideologías (tanto
políticas como religiosas) no apropiadas o por sectas, etc.

Somos los adultos los que debemos alertar de esto a las autoridades de la
institución-escuela para que entre a actuar el profesional de la salud que, en un
abordaje complejo, sistémico, integrará a padres, alumnos e institución en pos
de atender la problemática del adolescente.

Por otra parte, es sabido que la sociedad y los medios masivos de


comunicación, presentan sólo unos pocos modelos dignos de ser copiados o al

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menos con características positivas en su personalidad y en su actuar que


sirvan a la apropiada conformación de la personalidad e identidad.

Entonces, el adolescente puede optar por identificarse con figuras negativas


antes de no lograr identificarse con alguna positiva, por ejemplo: “como no
puedo ser el mejor alumno, ni siquiera uno bueno y como siempre
(seguramente por cuestiones vinculadas a la personalidad del adolescente en
cuestión) resulta que soy la oveja negra, entonces voy a ser la mejor oveja
negra”.

Las identidades transitorias - Estas identidades suelen adoptarse durante un


cierto tiempo, transitoriamente como por ejemplo en los casos de los
adolescentes varones que pasan por breves períodos de machismo o en las
mujeres cuando adoptan la modalidad de la seducción histeroide (la jovencita
lolita o barbie).

Puede ser también una identidad transitoria la de aquellos adolescentes que


adoptan un comportamiento serio y ajustado a lo social más parecido a un
adulto, lo que a priori nos puede hacer parecer que ha madurado y/o afirmado
su personalidad e identidad pero que en realidad es sólo transitoria.

Las identidades ocasionales - Son las que aparecen o pone en práctica el


adolescente ante situaciones nuevas, como puede ocurrir cuando el joven tiene
su primer encuentro con su novia, o cuando va a salir por primera vez con un
amigo solos, cuando concurren al primer baile, ante estas circunstancias y
situaciones el adolescente pone en práctica lo que ha aprendido hasta ese
momento en su proceso de socialización.

Las identidades circunstanciales - Son las que conducen a la conformación de


identificaciones parciales que suelen confundir al adulto, a veces los adultos se
sorprenden ante ciertos cambios en las conductas de los adolescentes y de un
mismo adolescente.

Por ejemplo, como ocurre en los casos en donde los padres se sorprenden
porque son citados de la escuela por el mal comportamiento del hijo en la
institución, ya que en la escuela lo ven o se comporta de manera muy diferente
a como lo hace en la casa o en el club o en otros ámbitos en los que se
desenvuelve.

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Estas identidades que acabamos de desarrollar pueden ser adoptadas en


forma simultánea o sucesiva dependiendo de las circunstancias.

En esta tarea de tratar de mantener un cierto equilibrio ante los permanentes


cambios y reestructuraciones, hace (dentro del proceso de lograr la identidad)
que pase por esas identidades, o tal vez que se refugie en el pasado mientras a
la vez trata de proyectarse en su futuro.

Debe el adolescente realizar un verdadero proceso de duelo el cual al principio


niega la pérdida de sus condiciones infantiles y tropieza con dificultades para
poder aceptar las realidades más adultas que se le van imponiendo.

Los cambios biológicos, hormonales, crean en el adolescente un estado de gran


preocupación, de incertidumbre, angustia, de temor y esto hace que al
adolescente le aparezcan sentimientos de extrañeza (aquí aparece un indicador
similar al extrañamiento propio de la psicosis) y que contribuye a generar ese
otro sentimiento que también aparece en las psicosis que es el de
despersonalización (esto nos da idea de lo difícil e importante que resulta
hacer un diagnóstico diferencial para discriminar al adolescente patológico del
que está padeciendo una normal anormalidad que es como una pseudo
psicosis).

El proceso de duelo necesita tiempo para ser realmente elaborado, por eso el
proceso de entrar y salir de la adolescencia es largo y a veces no plenamente
logrado.

La identidad adolescente es la que se caracteriza por el cambio de relación del


individuo, básicamente con sus padres reales y con las figuras parentales
internalizadas (un conflicto entre lo que él creía a cerca de sus padres y lo que
la realidad ahora le muestra respecto de ellos).

Si bien en realidad el hecho de tener que separarse de los padres comienza


desde el nacimiento, es ahora en la adolescencia cuando se van a producir las
nuevas reestructuraciones.

Los cambios físicos introducen una modificación irreversible, jamás volverá a


tener el cuerpo de la infancia.

La separación respecto de los padres no sólo es posible sino que es necesaria.

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2 - TENDENCIA GRUPAL -

Dijimos, al desarrollar el síntoma anterior de este síndrome normal de la


adolescencia, que el joven recurre al comportamiento defensivo de la
uniformidad y que esto le brindaba una cierta seguridad y estima personal. Es
allí donde se instala y surge el espíritu de grupo al que es tan afecto el
adolescente.

Dentro de este síntoma, en esta tendencia, todos se identifican con cada uno y
a veces el proceso es tan intenso que la separación del grupo parece casi
imposible (recordar el regreso del viaje de egresados de la secundaria), pues el
adolescente “pertenece” más al grupo de pares que a la familia. En general no
puede apartarse de la barra, ni de sus caprichos y modas. Dedican muchas
horas y tiempo en general a estar y compartir con el grupo.

Por otra parte, las atribuciones del grupo y de sus integrantes representan la
oposición a los padres y pasan a ser una manera activa de determinar una
identidad distinta a la del grupo familiar (esto se encuentra directamente
relacionado con el concepto de banda que desarrolla Didier Anzieu en su
trabajo “La dinámica de los grupos pequeños” cuando habla de La banda como
un lugar especial y querido por el joven, donde puede expresarse libremente,
donde todos se identifican con todos, donde se entra espontáneamente, donde
se busca lo semejante).

A este grupo de pares se le transfiere una parte de la dependencia que antes


se mantenía con la familia y con los padres, de esta manera pasa a ser el
elemento que permitirá o facilitará la transición y a la vez funciona como
fenómeno transicional (concepto trabajado por D. Winnicott).

Después de pasar por el grupo, un poco mas adelante en el desarrollo, deberá


poder separarse de la barra y asumir una identidad adulta.

3 - NECESIDAD DE INTELECTUALIZAR Y FANTASEAR -

Esta es una de las maneras típicas de la forma de utilizar el pensamiento en los


adolescentes y surge precisamente de la necesidad que le impone la realidad
ante el hecho de tener que renunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la
infancia, como así también a la “bisexualidad” que acompañaba a la identidad

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infantil, estas circunstancias ponen al adolescente frente a una vivencia de


fracaso en relación a la realidad externa.

Es entonces que recurre o puede recurrir al uso intensivo del pensamiento para
compensar las pérdidas que ocurren dentro sí mismo y que no puede evitar. El
hecho de fantasear concientemente y el intelectualizar, pasan a ser
mecanismos defensivos frente a situaciones de pérdida. Por todo lo que le pasa
al adolescente es que busca un “refugio interior” en donde poder recrear las
pérdidas infantiles.

Esta “huida” al mundo interior le permitirá al adolescente realizar un trabajo de


ajuste y reajuste emocional en el que se da con un incremento de la
intelectualización con preocupación por cuestiones tales como los principios
éticos, filosóficos, sociales, que le permiten teorizar sobre grandes reformas
sobre el mundo externo (esto puede apreciarse básicamente en la producción
verbal de los adolescentes, en sus dichos y por supuesto, en su
comportamiento general).

Esto coincide con el período en que los adolescentes escriben poesías, novelas,
idealizan un mundo mejor, idealizan personas.

4 - LAS CRISIS RELIGIOSAS -

Se aprecia - Ateísmo exacerbado ambas son


en cuanto situaciones
a lo - Misticismo fervoroso extremas
religioso

Las frecuentes crisis religiosas por las que atraviesa el adolescente en realidad
pueden ser interpretadas como intentos por tratar de resolver la angustia que
padece el YO en la búsqueda de identificaciones positivas y del
enfrentamiento con el fenómeno de la muerte de su YO corporal infantil. De
esta manera es que comienza a aceptar la posibilidad de la muerte de los
padres.

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Nosotros podemos utilizar esto como para tratar de entender por qué los
adolescentes tienen tanta necesidad de hacer identificaciones proyectivas con
imágenes muy idealizadas que le “aseguren” (esto es sólo un sentimiento, una
sensación por la que pasa el adolescente) la continuidad de la existencia de sí
mismo ¿acaso las modelos “barbies” no son ideales, es decir, irreales?

La figura de una divinidad de cualquier religión puede representar para el


adolescente una salida aunque mas no sea, mágica, por eso es que el
adolescente puede llegar a ser una presa fácil para las sectas religiosas que
intentan captar a los jóvenes “perdidos”.

Es así que el adolescente vive en cierta forma, en un misticismo que a veces


puede llegar a niveles delirantes o la concepción materialista a la que adhiera,
puede tomar características nihilistas (Como nihilismo se denomina a
la corriente de pensamiento filosófico que niega toda creencia, principio o
dogma, bien sea de carácter religioso, político o social. La palabra, como tal,
proviene del latín nihil, que significa ‘nada’, y se compone con el sufijo -ismo,
que significa ‘doctrina’ o ‘sistema’. El nihilismo sostiene que la existencia carece
de sentido, y que no hay, como tal, ninguna entidad superior o sobrenatural
que la dote de significado, objetivo o propósito en sí. No hay, pues, un sentido
superior para la vida, pues este carece de explicación verificable. Podría decirse
que se comporta simplemente como bohemio, carente de elementos
materiales, de necesidades). Ambas son actitudes extremas de una forma de
desplazamiento a lo intelectual religioso.

5 - LA DESUBICACIÓN TEMPORAL -

Es interesante analizar cómo es que funciona el pensamiento en el


adolescente. Precisamente esta función psíquica frente a lo temporal y frente a
lo espacial, adquiere características muy especiales.

En la conducta observable, el adolescente vive con una cierta desubicación


temporal, lo que hace es convertir el tiempo (tanto el pasado como el futuro)
en presente como una forma o intento de manejarlo, de “conservarlo”. Es así
que por ejemplo vemos que algunos adolescentes dedican gran cantidad de
horas a pensar, escuchar música, a estar con los amigos sin hacer nada especial
ni particular, pues para ellos el tiempo es como eterno.

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Pareciera vivir como si funcionara con el proceso primario de la concepción


psicoanalítica en cuanto a lo temporal, ya que las “urgencias” son
insignificantes para los adultos y las postergaciones son aparentemente
irracionales. Ej: “mamá me planchaste el pantalón…..”

Podemos tomar el caso bastante común de la relación adolescentes-padres en


donde el padre le recrimina al hijo para que estudie ya que tiene un examen el
día de mañana y el hijo le responde al padre: no te preocupes todavía tengo
todo el día y la noche de hoy, es decir, todavía tengo mucho tiempo. Este
simple ejemplo de la rutina de todos los días en este tipo de relaciones nos
sirve para apreciar de qué manera los adolescentes perciben y manejan el
tiempo.

En la adolescencia se rompe el equilibrio logrado en la latencia y pasa a


predominar, por momentos, la parte “psicótica” de la personalidad.

Las modificaciones biológicas y físicas incontrolables son vividas y sentidas


como un fenómeno psicótico (extraño, ajeno, inentendible, con angustia,
confusión, ansiedad, etc.) y psicotizante en el cuerpo del adolescente. Esto se
encuentra directamente relacionado con el fenómeno de la metamorfosis de la
pubertad.

A las dificultades propias del adolescente para poder diferenciar lo externo y lo


interno, lo que es adulto y lo que es infantil, se agrega ahora una nueva
dificultad que es la de poder distinguir entre tiempo presente, pasado y futuro.

Es así que es bastante común ver a cierto tipo de adolescentes que no utilizan
reloj (hoy día el celular es todo para muchas personas pero para los
adolescentes mucho más), en virtud de esto se manejan de manera “similar” a
lo que sería el proceso primario o también puede decirse que se manejan de
manera primitiva, es decir, si tienen hambre buscan saciarlo, si es de noche
vuelven a la casa, esto es precisamente espacializar (transformarlo en
espacio) el tiempo para poder manejarlo ya que desde adentro es vivido con
todas estas características que ya se han mencionado.

Si el adolescente niega el paso del tiempo, puede conservarse al niño adentro


como si fuera un objeto “muerto-vivo”, lo que se encuentra directamente
relacionado con el sentimiento de soledad que algunos adolescentes padecen,
típico en muchos de ellos, en donde pasan por períodos en que se encierran en
sus cuartos, se aíslan, se retraen.

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Esta soledad es necesaria para que “afuera pueda quedar el tiempo pasado,
presente y futuro”, de esta manera el tiempo se convierte en objeto
manejable. Mientras esto ocurre la noción de tiempo pasa a ser de
características corporales, es decir, que se rige por el funcionamiento corporal
(de una manera primitiva como ya se señaló) basada en comer, descansar,
dormir, etc.

6 - LA EVOLUCIÓN SEXUAL MANIFIESTA - DESDE EL AUTOEROTISMO HASTA LA


HETEROSEXUALIDAD –

Dentro de lo que es la evolución del adolescente, éste está en un permanente


oscilar entre la actividad masturbatoria y los comienzos del ejercicio genital
en donde aparece un poco más de “contacto genital exploratorio y
preparatorio” para la verdadera genitalidad procreativa que se dará en la
adultez.

Aceptando su genitalidad, comienza a buscar al principio una relación de pareja


en forma tímida pero intensa, es así que comienzan en este período los
contactos superficiales, las caricias, roces que cada vez se hacen más intensas y
profundas (en la medida que se ejercita) llenando paulatinamente la vida
sexual del adolescente y transitando así el camino hacia la genitalidad y
dejando progresivamente la actividad masturbatoria.

Es característico de este período “el enamoramiento apasionado” con vínculos


intensos y frágiles (Ej: Romeo y Julieta; Susan y Jeremy). Existe también el amor
a primera vista que no sólo puede no ser correspondido, sino que seguramente
ignorado por la otra parte, idealizando este amor y manejándolo en la fantasía
fuera de los controles témporo-espaciales.

Por esta razón es que también los adolescentes idealizan a ciertas figuras del
cine, de la televisión, de la música y del deporte, a los que llaman ídolos (falsos
dioses o dioses de barro) para manejarse con ellos fuera de la realidad donde
ellos tienen el dominio del tiempo y espacio y donde las prohibiciones son las
que su propio Súper Yo les permite, allí se sienten más seguros y libres.

Por otra parte, la relación sexual heterosexual completa que ocurre recién en
la adolescencia tardía, es más frecuente de lo que los adultos suponen o de lo
que se suele creer.

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Este período se encuentra plagado de curiosidad hacia las cuestiones sexuales


o relacionadas con lo sexual, expresándose en:

- La pornografía. Todo esto muestra una gran preocupación e


- El exhibicionismo. interés puesto en el cuerpo o relacionado con
- El voyeurismo. lo corporal que a la vez se vincula con cierto
- La vestimenta. erotismo. Esta es la forma típica de la
- El cabello. la sexualidad en la adolescencia.
- Los bailes.

También existen períodos en los que prevalecen los aspectos más femeninos
en el varón y más masculinos en la mujer por efecto de la transición y
transformación a la que está expuesto lo que hace que a veces sienta, piense y
tal vez obre como con cierta “bisexualidad”.

No olvidemos que estamos hablando del síndrome normal de la adolescencia y


esto dijimos que implicaba pasar por situaciones y cambios hasta lograr la
identidad adulta y a la heterosexualidad propia de la genitalidad.

7 - ACTITUD SOCIAL REIVINDICATORIA -

Tengamos presente que la familia juega un papel muy importante para facilitar
o no la inserción de cada uno de los adolescentes en el funcionamiento social
influyendo y determinando en gran parte en la conducta.

La adolescencia a veces es recibida en forma hostil por parte de los adultos ya


que pareciera que les reavivara y les hiciera reeditar la propia con la
consecuente conflictiva edípica. Tal vez por esto es que socialmente se tiende a
marginar a los adolescentes, a agruparlos y llamarlos a todos por igual como
una forma de mecanismo de defensa de los adultos aplicado socialmente,
hasta con cierto desprecio.

No es casual que en casi la totalidad de las culturas, la pubertad es recibida con


algún tipo de ritual y todos estos “ritos de iniciación” tienen como finalidad
mostrar la rivalidad entre los adultos del mismo sexo para con el adolescente,
por eso lo someten a un rito (para nosotros mantenerlos al margen y en

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espera, desacreditarlos, no dejarlos realizar ciertas tareas o actividades) para


ver y que vean los otros, si es capaz de ingresar en el mundo de los adultos y
poder considerarlo como iguales para así llegar a aceptar los adultos que
pueden ser reemplazados por los que vienen.

Se aprecia así que la adolescencia no es solamente un problema de los


adolescentes, entran en juego los adultos, la sociedad, los medios de
comunicación y los agentes de socialización.

Este síntoma del síndrome se hace prácticamente imprescindible debido a que


la sociedad le impone restricciones por eso es que el adolescente a través de su
fuerza y su voluntad intenta modificar a la sociedad (reacciona en contra de
ésta, intenta reivindicar) y por otra parte está viviendo modificaciones intensas.

Siente como una fuerza, una atracción, como un sentimiento místico de tratar
de modificar a la sociedad y eso es muy bueno para el dinamismo y
transformación social.

Las partes sanas de su yo se ponen al servicio de un ideal que permite


modificar algunas estructuras sociales colectivas surgiendo de esta manera
grandes movimientos sociales, valiosos y nobles para la humanidad. El “peligro”
podría residir en que mediante el mismo mecanismo se podría conducir a
ciertos jóvenes a emprendimientos desadaptados, destructivos, perniciosos y
hasta patológicamente reivindicatorios.

Las actitudes reivindicatorias y de reforma social pueden ser la cristalización


en la acción de lo que ya ha ocurrido en el pensamiento.

Las intelectualizaciones y fantasías concientes resultan ser una necesidad del


YO fluctuante que se refuerza en el yo grupal, hacen que se transformen en
pensamiento activo (en lo social político, cultural) pasando a ser parte de la
elaboración de este proceso adolescente.

8 - CONTRADICCIONES SUCESIVAS EN TODAS LAS MANIFESTACIONES DE LA


CONDUCTA -

La conducta del adolescente está dominada por la acción, que es su forma de


expresión más típica, hasta el pensamiento necesita hacerse acción para poder
ser controlado. Como el adolescente tiene una personalidad esponjosa y

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permeable, que recibe todo y proyecta todo, hace que no tenga una línea de
conducta determinada ya que en esta normal anormalidad hay una
inestabilidad permanente.

Es posible apreciar indicios de normalidad en función de las defensas que


utilice.

Es el mundo del adulto el que en general no tolera los cambios de conducta del
adolescente (algo de esto ya señalé más arriba) y que no acepta sus
identidades ocasionales, transitorias y por eso exige de él una identidad adulta
que no tiene por qué tener (por ahora).

Estas contradicciones en las que incurre, sumado a la variada utilización de


defensas facilitan la elaboración de los duelos en este período (ya veremos).

9 - SEPARACIÓN PROGRESIVA DE LOS PADRES -

Uno de los duelos que debe elaborar el adolescente es el duelo por los padres
de la infancia (papi y mami, enseguida lo veremos) y con la particular forma de
relacionarse con ellos. Debe “dejar de recibir” los cuidados tal como los recibía
cuando era niño, lo mismo ocurre con los controles y con el manejo de los
afectos y la ternura que ahora deben necesariamente ser diferentes.

Una de las tareas básicas y concomitantes en la construcción de la identidad


adolescente, es la de ir separándose progresivamente de los padres lo que se
verá a su vez favorecido por los cambios biológicos que le ocurren en este
período (Ej: aparece otro tipo de pudor, cambiarse la ropa a solas, el uso de
determinada ropa interior nos permite inferir un cambio en la conducta de los
jóvenes en dirección a una cierta separación).

La intensidad y la calidad de la angustia con que se maneja la relación con los


padres y la separación respecto de estos estará determinada o dependerá, por
la forma en que se haya realizado y elaborado la fase genital previa de cada de
cada individuo (y de los padres) a las que se sumarán las experiencias infantiles
anteriores en la problemática adolescente, es decir, que esta cuestión depende
tanto de los padres como de los adolescentes.

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La presencia internalizada de buenas imágenes parentales (buenas en el


sentido de no persecutorias, adecuadas socialmente, formales, evidentes) con
roles bien definidos y con una escena primaria amorosa y creativa, permitirá
una adecuada separación respecto de los padres, permitirá un
desprendimiento útil y facilitará el pasaje a la madurez.

Por otra parte, las figuras parentales incorporadas por el adolescente que no
sean muy estables o no estén bien definidas en sus roles, pueden reaparecer
como desvalorizadas y así obligarlo a buscar identificaciones con
personalidades más firmes.

10 - CONSTANTES FLUCTUACIONES DEL HUMOR Y DEL ESTADO DE ÁNIMO -

Los fenómenos de tristeza, depresión y duelo acompañan el proceso


identificatorio adolescente. Existe casi siempre un sentimiento básico de
depresión y ansiedad que acompañarán siempre a la adolescencia.

El YO intenta realizar conexiones placenteras con el mundo que no siempre


logra y donde puede aparecer una sensación de fracaso frente a esa búsqueda
de satisfacciones, la cual puede llegar a ser muy intensa y obligar al individuo a
refugiarse en sí mismo. Es por eso que el adolescente suele replegarse o
refugiarse en sí mismo. De ahí ese sentimiento característico del adolescente
de soledad, de aburrimiento a veces interpretado o vivido como “sin sentido” o
como depresivo.

El adolescente recurre así a su mundo interior, lleva adelante un proceso de


introversión de la libido hacia su mundo interno, mundo que fue formando
durante su infancia, está permanentemente elaborando, reconsiderando sus
vivencias y sus fracasos.

Los cambios de humor son típicos de los adolescentes y por eso hay que
entenderlos sobre la base de mecanismos de proyección y de duelo por la
pérdida de objetos. Fluctúa entre la depresión y cierto comportamiento
omnipotente, tal vez maníaco, aspectos que pueden ser observados en ciertos
comportamientos de los adolescentes tales como conducir el automóvil a altas
velocidades sin “tener conciencia” de los riesgos; fumar y beber en exceso;
bailar hasta el agotamiento, etc.

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Después de haber trabajado los 10 síntomas del síndrome, ahora tenemos que
abordar otro tema muy interesante que tiene que ver con la situación de duelo
en la que se encuentra (ya estuve mencionando este asunto) tanto el
adolescente como los padres del adolescente.

LOS TRES DUELOS DE LA ADOLESCENCIA -

Un aspecto de suma utilidad para el conocimiento del comportamiento


adolescente es la cuestión de los duelos que debe atravesar para poder superar
esta etapa satisfactoriamente, en tal sentido A. Aberastury hace referencia a
tres duelos, estos son:

Tres duelos Por el cuerpo infantil


de la Por la identidad y rol infantil
adolescencia Por los padres de la infancia

En función de cómo se den y se trabajen estos tres duelos, será la crisis, la


metamorfosis y las defensas que implemente el adolescente.

- Duelo por el cuerpo infantil - Al producirse las modificaciones biológicas y


físicas propias de la pubertad, se ve obligado a asistir pasivamente a estas
modificaciones que le generan un sentimiento de impotencia frente a esta
realidad que lleva al adolescente a desplazar su rebeldía hacia la esfera del
pensamiento. Entonces el pensamiento del adolescente se caracteriza por una
tendencia al manejo omnipotente de las ideas frente al fracaso en el manejo de
la realidad externa.

Vive, de esta manera, la pérdida de su cuerpo infantil con una mente aún
ubicada en la infancia y con un cuerpo que se va haciendo adulto. Como ya
sabemos, hay un diferente ritmo de desarrollo del cuerpo en relación a lo
psicológico. (recordar la escena de la oruga fumona de la película Alicia en el
país…).

Esta contradicción produce el fenómeno de despersonalización (extrañeza) que


domina el pensamiento adolescente en los comienzos de esta etapa que por

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supuesto se relaciona con la evolución misma del pensamiento (escuchar al


respecto, la canción de Alejandro Lerner que se muestra en las sugerencias
pedagógicas de nuestra aula).

En el adolescente normal, este manejo de las ideas le sirve también para


sustituir la pérdida del cuerpo infantil y la no adquisición de la personalidad
adulta (por ahora) en donde él no está directamente comprometido como
persona física sino como una entidad pensante.

Niega de esta manera, su cuerpo infantil perdido y en fluctuaciones incesantes


con la realidad (que lo ponen en contacto con sus padres, su familia y el mundo
concreto que lo rodea y del cual depende) elabora esa pérdida y va aceptando
sus cambios, su nueva identidad y personalidad.

La despersonalización del adolescente implica una proyección en la esfera de


una elevación abstracta del pensamiento.

- Duelo por la identidad y por el rol infantil - En la infancia hay una relación
de dependencia natural y lógica entre hijos y padres o entre niños y adultos, de
esta forma, el niño acepta su relativa impotencia en virtud de que necesita de
otros que se hagan cargo de cierto tipo de funciones yoicas para que su YO se
vaya enriqueciendo y formando en el aprendizaje para posteriormente, ir
configurando la identidad.

En la adolescencia existe cierta confusión en los roles que tiene que


desempeñar (recuerden el esquema de las edades del hombre de Erikson para
la edad adolescencia), no se puede mantener la dependencia infantil y aún no
se puede asumir, aunque se quiera, la identidad adulta por lo que delega en el
grupo gran parte de sus atributos y en los padres las obligaciones y
responsabilidades.

De esta manera su personalidad queda fuera de todo proceso de pensamiento


con un manejo omnipotente (esto sería parte de la irresponsabilidad típica del
adolescente) él no tiene nada que ver con nada, no se hace cargo de nada y
para él son los otros los que se tienen que hacer cargo sobre todo del principio
de realidad, con lo cual inferimos que el adolescente “se queda “en el principio
del placer (en la cómoda y fácil).

La “falta de carácter” surgida de esto, lo lleva a un continuo comprobar y


experimentar con objetos del mundo real y de la fantasía que también se

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confunden, lo que le permite despersonalizar a los seres humanos y tratarlos


como objetos (objetivar a las personas) necesarios para la satisfacción de sus
necesidades inmediatas.

Por esta desconsideración sus relaciones objetales son lábiles y fugaces y


permiten explicar la inestabilidad afectiva de ciertos adolescentes, sus crisis
pasionales y sus indiferencias absolutas. El pensamiento funciona con las
características grupales que le dan mayor estabilidad a través del apoyo y del
agrandamiento que significa el YO de los demás. Es por eso que “se sienten tan
seguros” cuando se incorporan a las barras de amigos adoptando en ellas roles
cambiantes y participando de la actuación, responsabilidad y culpas grupales.

Estas experiencias grupales se trasladan al proceso de pensamiento, en el cual


los afectos y los objetos depositarios de esos afectos son también
fragmentados y tratados con prescindencia de una responsabilidad personal.

Normalmente el adolescente va aceptando las pérdidas de su cuerpo infantil y


del rol correspondiente al mismo tiempo que va cambiando la imagen de sus
padres infantiles, sustituyéndolas por la de sus padres actuales en un tercer
proceso de duelo.

- Duelo por los padres de la infancia - Este constituye el tercer proceso de


duelo por el que tiene que atravesar el adolescente en esta tarea de lograr su
identidad adulta. La relación infantil de dependencia se va abandonando
paulatina y dificultosamente.

Todos los cambios que ya hemos señalado hacen que recurra al proceso de
negación de esos cambios y concomitantemente a los cambios que se van
operando en las figuras y en las imágenes parentales y en el vínculo con ellos.

Tenemos:

adolescente va En las figuras en relación


negando los En las imágenes con los
cambios y en los vínculos padres

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A la vez, los padres también tienen que elaborar la pérdida de la relación de


sometimiento infantil hacia los hijos, produciéndose la interacción de un doble
duelo que puede dificultar aún más la resolución de este momento evolutivo.

Los padres no sólo tendrán que ser para el joven protectores y controladores,
sino que deberán responder en forma urgente a las imperiosas necesidades
(imperiosas para los adolescentes en virtud de la concepción de tiempo que
tienen y entendiendo que funcionan como en proceso primario) que
facilitarían el logro de la independencia, hay contradicciones en el pensamiento
que muestran la falta de elaboración conceptual y que permanece en niveles
inferiores del proceso de pensamiento.

Esta contradicción puede producir en el adolescente perplejidad en el manejo


de las relaciones objetales parentales internalizadas y rompe la comunicación
con los padres reales externos. Entonces recurre a figuras idealizadas para
sustituirlos, tales como maestros, ídolos, diario íntimo, para poder proyectar en
ellos la imagen paterna idealizada (ya vimos).

La soledad periódica de los adolescentes es buscada por ellos para tener


conexión con los objetos internos en este proceso de pérdida y sustitución de
los mismos y que enriquecerá al YO. El diario íntimo, que suelen llevar algunos
adolescentes les permite exteriorizar, proyectar los objetos internos y sus
vínculos permitiendo “el control” y “el cuidado” de los mismos en el exterior.

Esto facilita la elaboración de las relaciones de objeto perdidas mediante la


fijación de los mismos en el diario. El diario pasa a ser un fenómeno-objeto
transicional (en el sentido de Winnicott).

De la misma manera podría ocurrir con el deporte y las expresiones artísticas,


pasan a ser un espacio donde llevar adelante este duelo y elaborarlo.

Los tres duelos son simultáneos, no puede decirse que ocurran en este orden.

EL TIEMPO EN EL ADOLESCENTE -

Ya señalamos que el adolescente entra en una crisis respecto de la concepción


y manejo del tiempo. El niño tiene el concepto fenomenológico de la limitación
del espacio y le falta el concepto de tiempo. El concepto de espacio es limitado

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para él (esto propio de la evolución) por eso se trabaja la cuestión de la


conservación del espacio.

El adulto tiene la noción de lo infinito en lo referido a lo espacial y es


conciente de la temporalidad del existir. En el adolescente esto se mezcla y su
pensamiento tiene las contradicciones de inmediatez o de relegación infinita
frente a cualquier tipo de posibilidades de realización, a los que pueden seguir
sentimientos de impotencia absoluta.

En este estado el adolescente es invadido por el pensamiento proveniente del


inconciente bajo la forma de proceso primario apareciendo cierto estado
caótico (recuerden lo parecido a la psicosis, la normal anormalidad).

Cuando elabora los tres duelos, aparece el juicio de realidad que permite
ubicar cuerpo, rol y padres infantiles en el pasado aceptando el transcurso del
tiempo y con éste, la muerte como proceso irreversible y natural del
desarrollo.

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA PARA ESTA UNIDAD:

- Smachetti, C: “La psicología del desarrollo desde la pubertad hasta la vejez” –


Ed. UNLZ – 2003 -
- Knobel, Mauricio y Aberastury A. “Adolescencia normal” -
Paidós - 1990. Cap. II “El síndrome de la adolescencia normal” y Cap. V. “El
pensamiento en el adolescente y en el adolescente psicopático”.

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