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ESPAÑOL I

BLOQUE I
SECUENCIA 0

FICHA DE EVALUACION 1 DE ESPAÑOL 1- TRILLAS- PAGINA 31

Verbo
1 INTRODUCCIÓN

Verbo, parte de la oración, que funciona como núcleo del predicado e indica proceso,
acción o estado.

2 FORMA

Presenta formas simples, que constan de una sola palabra: canto, temía, partiré; formas compuestas constituidas por
dos o más palabras y que son los llamados tiempos compuestos: he cantado, hubiera temido, habrá partido y además
perífrasis verbales: tengo que cantar, volvió a temer, voy a partir. Admite las categorías gramaticales de tiempo,
aspecto, modo y voz, además de las de persona, que comparte con los pronombres personales y posesivos, y la de
número que se da también en el sustantivo y el adjetivo. Carece de género, excepto el participio.

Las formas verbales constan de un lexema o raíz que encierra el significado léxico del verbo y de formantes
constitutivos, desinencias o morfemas que aportan la información gramatical varia: número, persona, tiempo, modo y
aspecto. Entre el lexema y los formantes constitutivos se sitúa la vocal temática que informa sobre la conjugación a la
que pertenece el verbo y que aparece sin alteración en el infinitivo. El verbo admite formantes facultativos y
constituyentes.

Los formantes facultativos son prefijos: des- deshacer, re- rehacer, ante- anteponer, contra- contraponer, en-
ensuciar, em- embarcar, entre- entreabrir, inter- intercambiar, pre- prever, tras- trasnochar, sub- subestimar, sobre-
sobrecargar, y sufijos: -ear, vocear, lloriquear; -ecer, favorecer, oscurecer; -ejar, cotejar, bosquejar; -guar,
santiguar, amortiguar; -ificar, bonificar, cuantificar; -uar, actuar, conceptuar; -iar, carbonizar, economizar.

Los formantes constituyentes o gramaticales pueden ser:

1) Desinencias, morfemas flexivos que se añaden al tema (lexema + vocal temática) para indicar: tiempo (presente,
pasado o futuro), modo (indicativo, subjuntivo, e imperativo), aspecto (perfectivo, imperfectivo, resultativo,
incoativo, ingresivo, durativo), número (singular o plural) y persona (primera, segunda o tercera). En el verbo, con un
mismo morfema se representa a la vez tiempo, modo y aspecto, o número y persona; es lo que se denomina
sincretismo verbal. Pero hay veces en que el morfema no está explícito, como por ejemplo ocurre con el de tiempo-
modo-aspecto en el presente de indicativo (cant-a-mos), en ese caso, se representa su ausencia con el signo Æ. Las
formas verbales que presentan desinencias se denominan formas personales del verbo.

2) Sufijos verbales (-ar, -er, -ir del infinitivo; -ando, -endo del gerundio y -ado, -ido del participio), terminaciones
propias de las formas no personales del verbo, llamadas también verboides.

3) Verbos auxiliares: Los tiempos compuestos de los verbos y la pasiva se construyen en español mediante verbos
auxiliares (haber y ser) y el participio del verbo que se conjuga. Por lo tanto, estos verbos auxiliares están
gramaticalizados; es decir, han perdido su significado propio y han pasado a ser meros morfemas de la forma verbal
que le sigue —el auténtico verbo—, indicando el tiempo, modo, aspecto, número y persona de la forma compleja
verbal resultante. Lo mismo ocurre con las perífrasis verbales, formadas por un verbo gramaticalizado que funciona
como auxiliar y un infinitivo, un gerundio o un participio, entre los que puede haber una preposición o una
conjunción.

Entre el lexema y los morfemas gramaticales en español puede aparecer la vocal temática (a, e, i), que es un morfema
gramatical carente de significado; indica si el verbo pertenece a la primera (-a-, cantar), segunda (-e-, temer) o tercera
(-i-, partir) conjugación. Esta vocal temática no está siempre presente porque se neutraliza, como en la primera
persona del singular del presente de indicativo, o se transforma en un diptongo, como en la tercera persona del plural
del pretérito perfecto simple de los verbos de la segunda y tercera conjugación. Ejemplos de análisis formal de formas
verbales:

Cantábamos:
Cant-: lexema; aporta el contenido semántico de la palabra.
-a-: Vocal temática; indica que el verbo cantar sigue el paradigma de la primera conjugación verbal del español.
-ba-: morfema gramatical que indica tiempo (pretérito imperfecto), modo (indicativo) y aspecto (imperfectivo).
-mos: morfema gramatical que indica persona (primera) y número (plural).

Habíamos cantado:
Habíamos: forma auxiliar, procedente del verbo haber, susceptible en sus orígenes de ser dividida en partes como
cualquier forma verbal simple, pero que al estar gramaticalizada funciona como morfema de la forma verbal que le
sigue, a la cual aporta las nociones de tiempo (pretérito pluscuamperfecto), modo (indicativo), aspecto (perfectivo),
persona (primera) y número (plural).
cant-: lexema; aporta el significado de la palabra.
-a-: vocal temática que indica que el verbo sigue el paradigma de la primera conjugación.
-do: morfema de participio; indica aspecto perfectivo.

2.1 Categorías verbales


2.1.1 Número

El número del verbo es una marca de concordancia impuesta por el sujeto. Las formas verbales pueden ir en singular:
yo hablo o en plural: nosotros hablamos. No presentan variaciones de número las formas no personales o verboides
del infinitivo y gerundio: hablar, hablando. Los verbos unipersonales sólo presentan formas verbales en singular, por
su referencia nocional de la impersonalidad: nieva, nevaba. A veces, aparecen usos verbales que presentan una
relación especial de concordancia con el sujeto, el verbo puede aparecer en plural con sujetos en singular: Eso son
amores;este tipo de discordancia es aceptada porque responde a razones de significación
o de sentido, porque, aunque el sujeto vaya en singular tiene significado de plural.

2.1.2 Persona

La persona del verbo varía, de acuerdo con las personas gramaticales que el sujeto presenta, afecta también a los
pronombres personales y a los posesivos. La persona remite a los interlocutores del discurso, según el eje básico
hablante-oyente, yo-tú. Las personas son: primera, segunda y tercera, en singular: yo amo, tú amas, él ama, o plural:
nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Hay que señalar algunas excepciones de algunos verbos y formas
verbales, que sólo se utilizan en tercera persona de singular, como los verbos unipersonales: Nieva, y algunos verbos
defectivos: Atañe. Las formas no personales o verboides carecen de persona: comer, comiendo, comido. El
imperativo sólo tiene segunda persona.

2.1.3 Modo

El morfema verbal de modo indica la actitud del hablante ante el enunciado y significación verbal: la actitud puede
ser objetiva o subjetiva. Ésta puede presentarse como un hecho cierto, o bien, considerar que su realización será más
o menos incierta, virtual, hipotética, deseable, deseada, dudosa... Es una categoría específica del verbo. Si el hablante
expresa la realidad de forma objetiva, sin tomar parte de ella, utilizará el modo indicativo, el modo de la realidad:
Sergio estudia mucho; Hace calor; Mañana iremos al cine. Si el hablante participa en el enunciado, expresa de una
forma subjetiva deseo, duda, temor..., utilizará el modo subjuntivo de la no realidad, de la representación mental:
Ojalá tenga suerte; Es posible que lo haga. La gramática tradicional distingue cuatro modos verbales: indicativo,
subjuntivo, condicional e imperativo, en realidad son dos los modos verbales: indicativo y subjuntivo, que
corresponden a la doble actitud posible del hablante ante el enunciado: objetiva y subjetiva.

Los modos tradicionales imperativo y condicional no son más que variantes del modo subjuntivo y del modo
indicativo: el imperativo del subjuntivo y el condicional del indicativo.

El modo indicativo es el modo actualizador por excelencia. Sus formas sitúan el acontecer en un lugar y momento
dados. Sus formas verbales expresan que el hablante considera la acción o proceso como algo perteneciente a la
realidad, que posee existencia objetiva: El muchacho está aquí. Había acudido mucho público. Iré a tu casa hoy.

El modo subjuntivo es el modo de lo virtual, ofrece la significación del verbo sin actualizar y a él pertenecen las
formas verbales con las que el hablante considera la acción o proceso como algo irreal, como un hecho que existe en
su pensamiento pero al que no puede atribuir fuera de éste, existencia real con seguridad: Espero que estés en casa;
Ojalá lo hagas; Acaso vaya.

El modo imperativo expresa mandato u orden, función apelativa, se utiliza exclusivamente en situación de discurso.
El mandato es la subjetivación del enunciado con matiz significativo optativo en grado máximo, sólo se utiliza en la
segunda persona. Así, el imperativo queda incluido por su significado verbal en el modo subjuntivo. En su uso se
confunde o alterna con el subjuntivo. El imperativo sólo acepta forma afirmativa: Ven tú. Venid vosotros. La forma
negativa de mandato se expresa en presente de subjuntivo: No lo hagáis. Para expresar mandatos indirectos u órdenes
referidas a otras personas gramaticales, que no sea la segunda, se utiliza también el presente de subjuntivo: Lo digan
ellos.
El modo condicional es un tiempo verbal creado en las lenguas románicas, no existía en latín. Procede de la perífrasis
latina del pretérito imperfecto de indicativo + infinitivo: Amaría de amare habebam. A lo largo de la historia de la
lengua, el condicional ha presentado vacilaciones significativas de uso e incluso terminológicas. En principio, se
denominó modo potencial, por su significación hipotética o posible: Me compraría un coche si pudiera; en la
actualidad la Real Academia Española lo denomina condicional, por influjo de la gramática francesa y por ser el
tiempo característico de las condicionales. Por su significado, es un futuro hipotético, indica siempre una acción
futura respecto a otra. Se incluye como variante de modo indicativo, porque el hablante lo utiliza como expresión de
una acción real. En el uso actual se sustituye o alterna con el pretérito imperfecto de indicativo en las oraciones
condicionales: Si tuviera dinero, me compraría una casa o me compraba una casa.

2.1.4 Tiempo

El tiempo es la categoría gramatical que ubica el acontecer del verbo en el imaginario eje del tiempo natural o real del
hablante. Se trata de una categoría deíctica. El tiempo es un concepto de medida; el hablante necesita expresar la
fecha de las acciones, o comportamientos que expresa con el verbo, y para ello utiliza un segmento imaginario, en el
que el punto de partida es presente, todo lo anterior es pasado y lo que queda por venir, futuro. La oposición básica se
establece entre el presente, el pasado y el futuro, acción simultánea, anterior y posterior respectivamente al ahora del
hablante. El presente es puntual, pero en la conciencia del hablante abarca lo que acaba de ser presente y es pasado y
lo que es todavía futuro, pero que va a ser presente de inmediato. El hablante, la realidad que mejor conoce es la que
ha vivido, la que se ha dado en el pasado. La realidad del presente la conoce, pero no la ha asimilado, y la realidad del
futuro la desconoce. Por eso, en la conjugación española hay más tiempos verbales en el pasado que en el presente y
en el futuro.

Los tiempos verbales del modo indicativo son: Tiempos del presente: presente: amo, temo, parto; pretérito perfecto:
he amado, he temido, he partido. Tiempos de pasado: pretérito imperfecto: amaba, temía, partía; pretérito
indefinido o pretérito perfecto simple: amé, temí, partí; condicional simple: amaría, temería, partiría; pretérito
pluscuamperfecto: había amado, había temido, había partido; pretérito anterior o copretérito: hube amado, hube
temido, hube partido; condicional compuesto: habría amado, habría temido, habría partido. Tiempo del futuro:
futuro simple: amaré, temeré, partiré; futuro compuesto: habré amado, habré temido, habré partido.

2.1.5 Voz

La voz es la categoría gramatical que indica si el sujeto realiza la acción, la recibe o la sufre. Hay dos voces, activa y
pasiva. La voz activa indica que el sujeto gramatical coincide con el agente de la acción expresada por el verbo,
acción que se ejerce sobre un objeto: Pedro compró una casa. En la voz pasiva, el sujeto no realiza la acción, sino que
la recibe o padece, el sujeto coincide con el objeto. El agente puede estar especificado o no: La casa fue comprada por
Pedro. El verbo español ha perdido las formas propias de la voz pasiva latina, para su expresión se utiliza el verbo ser
más el participio del verbo conjugado, en concordancia con el sujeto: El león es temido; Los leones son temidos. No
existen, en español, morfemas específicos de voz. Sólo admiten la voz pasiva aquellos verbos que pueden usarse
como verbos transitivos.

Otra forma de expresión de la voz pasiva es la pasiva refleja, que aparece en


construcciones en voz activa con el pronombre se y significado pasivo: Se abren las
puertas de la catedral a las diez. El sujeto gramatical las puertas recibe la acción del
verbo (abren: son abiertas). Se, morfema indicativo de voz pasiva, indica que el sujeto
gramatical debe interpretarse como objetivo.

2.1.6 Aspecto

El aspecto es el morfema verbal que indica el tiempo interno de la acción expresada por el verbo: Luis amó, Luis
amaba, nos indica si la acción verbal ha acabado ya (amó), o si está en proceso o desarrollo (amaba). El aspecto no
supone, a diferencia de la categoría tiempo, ubicación alguna, pero sí tiene en cuenta, al considerar la acción aislada,
el factor temporal que subyace a su realización, desarrollo y conclusión. Por ello, aunque no se confunden, existe una
relación entre ambas categorías. No indica si la acción es presente, pasada o futura respecto al momento del hablante,
sino que indica la medición interna del proceso verbal con referencia al término o transcurso del mismo proceso:
amó, amaba indican acciones que ya se han dado en el pasado, pero amó indica que la acción ya se había acabado en
ese momento del pasado, y amaba expresa que la acción seguía realizándose en el pasado.

El aspecto verbal puede ser: aspecto perfectivo el que indica que la acción verbal se representa como acabada: Yo
amé. He terminado mis estudios. Aspecto imperfectivo indica que la acción se representa en un proceso sin indicar si
éste ha acabado: Yo amo; Terminaré mis estudios. En español el aspecto se expresa mediante procedimientos
gramaticales, terminaciones verbales o léxicas, perífrasis verbales: He estudiado (perfectivo) o yo he de estudiar
(imperfectivo). En español, todos los tiempos simples, excepto el pretérito perfecto simple, indican el aspecto
imperfectivo, y, todos los tiempos compuestos y el pretérito perfecto simple, el aspecto perfectivo.

También las formas no personales o verboides expresan aspecto perfectivo o imperfectivo:

Infinitivo simple: imperfectivo, cantar;


Infinitivo compuesto: perfectivo, haber cantado;
Gerundio simple: imperfectivo, cantando;
Gerundio compuesto: perfectivo, habiendo cantado;
Participio: perfectivo, cantado.

Las formas del subjuntivo presentan en el uso lingüístico aspecto perfectivo e imperfectivo indistintamente: Cuando
hayas cumplido treinta años te felicitaré (aspecto imperfectivo); Aunque hayas estudiado mucho, no has aprobado
ninguna asignatura (aspecto perfectivo). Generalmente, las formas del subjuntivo expresan deseo, duda, temor,
indican tiempo de lo desconocido o del futuro, y acciones imperfectivas: Ojalá vengas; Deseo que vengan mis
amigos. Las perífrasis verbales indican el término o proceso de la acción expresada por el verbo perifrástico: Las
perífrasis de infinitivo, indican aspecto imperfectivo: Tengo que trabajar; Debía de estudiar más; las perífrasis de
gerundio, indican aspecto imperfectivo: Iba leyendo los temas; Voy estudiando ciencias. Las perífrasis de participio,
indican aspecto perfectivo: Yo tengo realizados los ejercicios; Yo tengo estudiados los temas.

3 FUNCIÓN

La función privativa del verbo es ser núcleo del predicado, a él se refieren directa o
indirectamente todos los complementos del sintagma.

4 SIGNIFICACIÓN
Atendiendo a la definición que sobre el verbo hacen Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña, “los verbos son
unas formas especiales del lenguaje con las que pensamos la realidad como
comportamiento del sujeto”. Por lo tanto, dado que la realidad es cambiante, la
significación del verbo habrá que atenderla bajo criterios morfosintácticos, o según su
modo de acción.

5 CLASES DE VERBOS

Desde un punto de vista formal los verbos pueden ser regulares, irregulares y defectivos. Según criterios
morfosintácticos, los verbos se clasifican en verbos auxiliares, plenos, copulativos, predicativos, transitivos,
intransitivos, pronominales, regulares, irregulares y defectivos, y según su significado léxico en verbos
perfectivos e imperfectivos, incoativos, frecuentativos e iterativos.

5.1 Verbos regulares e irregulares

Los verbos regulares son los verbos que en las distintas formas que pueden adoptar en su conjugación se ajustan
siempre a las formas del verbo que se toma como modelo en la conjugación a la que pertenece. Saltar, partir, amar.

Los verbos irregulares son aquellos que no siguen los modelos clásicos de la conjugación, ya que presentan
alteraciones en la raíz o en el lexema: cuelo de colar, debía ser colo; en el morfema o terminación: anduve, de andar,
debería ser andé, o en ambas partes a la vez: puso, de poner, debería ser ponió. Las irregularidades de las formas
verbales están motivadas por transformaciones fonéticas que han sufrido estas formas a lo largo de la historia de la
lengua, y que han llegado a soluciones múltiples, por lo que no es fácil agrupar las irregularidades de los verbos
españoles ni reducirlas a reglas fijas. Se clasifican en verbos irregulares totales y verbos irregulares parciales.

Los verbos irregulares totales son los que cambian totalmente de forma en su conjugación. Son los verbos ir: yo voy,
tú ibas, él fue, y ser: nosotros somos, vosotros erais, ellos fueron. Los verbos irregulares parciales son los que
cambian sólo en parte, en las distintas formas que presentan en su conjugación, son todos los verbos irregulares
excepto ser e ir: anduvo, piensas, tuvo, tendríamos.

5.1.1 Irregularidades más frecuentes

Se suelen agrupar según tres modelos o grupos: modelo de presente, modelo de pretérito y modelo de futuro.

Modelo de presente: Las irregularidades que presenta un verbo en el presente de indicativo se dan, también, en el
presente de subjuntivo y en el imperativo: apretar: aprieto, apriete y aprieta tú.

Las irregularidades del modelo de presente consisten en:

Diptongación de la vocal del lexema o raíz: apretar, yo aprieto; poder, yo puedo. Esta irregularidad es muy frecuente
en los verbos españoles, así: acertar, calentar, fregar, comenzar, confesar, defender, encender, extender, gobernar,
manifestar, merendar, almorzar, mostrar, mover, oler, probar, resolver, soñar, volar, volver...
Adición de consonante (n, z, y): venir, yo vengo; producir, yo produzco. Otros verbos que presentan esta irregularidad
son: agradecer, apetecer, compadecer, conocer, crecer, favorecer, merecer, nacer, perecer, tener, poner, valer,
concluir, destruir, influir...

Cierre de la vocal de la raíz, e pasa a i: Gemir, yo gimo; servir, yo sirvo. Otros verbos: vestir, competir, concebir,
elegir, freír, medir, pedir, reír, rendir, seguir, teñir...

Modelo de pretérito: Las irregularidades que presenta un verbo en el pretérito indefinido se dan en el pretérito
imperfecto y futuro imperfecto de subjuntivo: andar: anduve, anduviera o anduviese, anduviere.

Las irregularidades del modelo de pretérito son cierre de la vocal de la raíz e que pasa a i, y o que pasa a u: gemir, él
gimió; servir, el sirvió.

Uso de pretéritos fuertes: todos los verbos regulares tienen sus pretéritos indefinidos acentuados en la sílaba final, son
pretéritos débiles: canté, temí, partí. Los pretéritos fuertes son los que llevan su acentuación en la penúltima sílaba y
son irregulares: tener, yo tuve; haber, yo hube, y otros verbos como: andar, anduve; estar, estuve; poder, pude;
saber, supe; venir, vine; querer, quise; traer, traje; conducir, conduje; decir, dije; hacer, hice...

Modelo de futuro: Las irregularidades que presenta un verbo en el futuro imperfecto de indicativo se dan, también,
en el condicional simple: tener: tendré, tendría. A continuación se señalan las irregularidades más frecuentes en
lengua española.

Las irregularidades del modelo de futuro consisten en la pérdida de la vocal pretónica: caber, yo cabré; poder, yo
podré...

Pérdida de vocal pretónica y aumento de consonante: valer, yo valdré; salir, yo saldré; venir, yo vendré; poner, yo
pondré...

Pérdida de vocal y de consonante: hacer, yo haré; decir, yo diré.

Además de estas irregularidades, los verbos españoles presentan otras que suelen ser menos frecuentes: decir, yo
digo; caber, yo quepo; saber, yo sé. Hay otra serie de verbos, los verbos irregulares aparentes, que presentan en
alguna de las formas de su conjugación alteraciones gráficas que no responden a irregularidades verbales, sino que
corresponden al cumplimiento de las normas ortográficas de nuestra lengua: toque, rece, cace...

5.2 Verbos defectivos

Los verbos defectivos no son verbos irregulares desde el punto de vista formal, sino que carecen de algún tiempo o
persona; unas veces, por su especial significado, y otras, por dificultades de pronunciación. Así, son defectivos los
verbos impersonales que, por su significación de fenómenos atmosféricos o de naturaleza sólo se utilizan en tercera
persona de singular: amanecer, anochecer, llover, nevar, tronar, granizar... Hay otros verbos defectivos de uso
frecuente: balbucir, balbucí; agredir, agredió; abolir, abolió; transgredir, transgredió; atañer, atañe; concernir,
concierne; soler, suele, solía, solió.

5.3 Verbos auxiliares


Los verbos auxiliares son los que han perdido o debilitado su significado verbal, y se utilizan para la conjugación de
otros verbos como haber, que se utiliza para la formación de los tiempos compuestos: he comido, y ser, que se usa
para la conjugación en voz pasiva: Él era admirado. Otros se emplean en combinaciones con formas no personales
del verbo de significado pleno y forma una perífrasis verbal o frase verbal que pueden ser aspectuales: está
durmiendo, volvió a hablar.

5.4 Verbos plenos

Los verbosplenos son aquellos que poseen contenido semántico pleno: comer, golpear,
llorar, dormir.

5.5 Verbos copulativos

Los verbos copulativos tienen como función servir de nexo o unión entre el sujeto y un elemento nominal o adjetivo,
que le es atribuido: Luis es listo. Pedro es arquitecto. Son los verbos ser y estar, aunque funcionan como copulativos
otros verbos: quedar, permanecer, encontrarse: El niño se encuentra enfermo, La niña permanece tranquila.

5.6 Verbos predicativos

Los verbos predicativos son los que tienen significado pleno y constituyen el núcleo sintáctico y semántico del
predicado: el perro duerme, el obrero trabajaba.

5.7 Verbos transitivos e intransitivos

Los verbos transitivos son aquellos que necesitan de un objeto o complemento directo para completar su
significación: Juan come verduras.

Los verbos intransitivos son los que no necesitan un complemento directo, tienen significado completo: Juan corre.
Aunque en el uso lingüístico, los verbos no son en sí mismos transitivos o intransitivos, sino que se denominan así,
según su uso: Juan come patatas, uso transitivo, y Juan come mucho, uso intransitivo. No obstante, hay verbos que se
utilizan casi siempre como intransitivos: vivir, caminar, existir, nacer, morir. Y otros casi siempre acompañados del
complemento directo: hacer, tener, comer: Yo hago secundaria. Hizo su trabajo; Él tiene calor; Él comió chocolate.

5.8 Verbos pronominales

Los verbos pronominales son los que se construyen con pronombres reflexivos, de igual persona que el sujeto del
verbo: marcharse, arrepentirse, avergonzarse, alegrarse, asombrarse... A este grupo pertenecen los verbos reflexivos,
que los hay de dos tipos: reflexivos formales, los que tienen forma reflexiva pero no valor reflexivo; la acción no
recae sobre el sujeto que la realiza: Juan se atreve; y reflexivos gramaticales, aquellos en los que el sujeto es a la vez
objeto de la acción: lavarse, peinarse...: Sergio se lava. Daniel se peina. Verbos recíprocos son los que implican a
varios sujetos que realizan la misma acción y la reciben mutuamente: Daniel y Sergio se pelean.

5.9 Verbos impersonales


Los verbos impersonales son aquellos que carecen de sujeto: Nieva, llueve, truena. Son los llamados verbos de la
naturaleza y también unipersonales, pues sólo se utilizan en tercera persona de singular.

Según el modo de la acción, que es una categoría semántica propia del verbo, que caracteriza el proceso verbal desde
el punto de vista de su manera de acontecer los verbos se clasifican en: verbos perfectivos e imperfectivos,
incoativos, frecuentativos e iterativos.

5.10 Verbos según su modo de acción

Según el modo de acción, que es una categoría semántica propia del verbo y que caracteriza el proceso verbal desde
el punto de vista de su manera de acontecer, los verbos se clasifican en perfectivos, imperfectivos,
incoativos, frecuentativos e iterativos.

5.10.1 Verbos perfectivos

Los verbos perfectivos designan acciones o procesos que requieren alcanzar su culminación para producirse como
tales: saltar, conducir, morir, nacer, abrir, cerrar; por ejemplo, el significado de cerrar no se alcanza hasta
que la acción se completa.

5.10.2 Verbos imperfectivos

Los verbos imperfectivos son aquellos que no necesitan alcanzar su culminación para que la acción o proceso tenga
lugar o sea completa: andar, leer, nadar, dormir, oír, pintar, por ejemplo, el significado de leer, encierra un
tránsito.

5.10.3 Verbos incoativos

Los verbos incoativos o ingresivos son los que marcan el comienzo de una acción o comportamiento: amanecer,
envejecer, palidecer, iniciar. A veces, indican la duración de la acción o comportamiento y presentan forma
reflexiva: enfriarse, calentarse, dormirse, enriquecerse...

5.10.4 Verbos frecuentativos

Los verbos frecuentativos son los que indican una acción frecuente o habitual: cortejar, merodear, tutear. Suelen ir
acompañados de procedimientos léxicos o gramaticales que refuerzan el significado frecuente o habitual de la acción
verbal: Luis ‘tutea’ a menudo a sus abuelos.

5.10.5 Verbos iterativos

Los verbos iterativos o reiterativos expresan acciones compuestas de varios actos iguales y repetidos: golpear,
manosear, vagabundear, patear, besuquear.

6 ESTILÍSTICA DE LAS FORMAS VERBALES


Cada tiempo y modo del verbo tiene un valor estilístico del que se sirve el hablante para
expresar su estado anímico, independiente del momento temporal real en que pase la
acción, aunque siempre ligado a los significados de los tiempos y modos verbales.

6.1 Modo indicativo

El presente indica que la acción expresada por el verbo se da en la época misma en que se habla: Luis vive en
Guadalajara; Sergio trabaja aquí. Puede presentar matices temporales específicos:

El presente puntual se refiere a nociones momentáneas que se desarrollan en el momento presente del hablante:
dispara.
El presente histórico indica hechos pasados y que ya son historia, porque han ocurrido con anterioridad: Colón
descubre América en 1492. Es una forma típica de los escritos de carácter histórico y narrativo. El hablante intenta
acercar y revivir aquellos hechos ocurridos en el pasado.
El presente por futuro expresa acciones que van a ocurrir en un momento posterior: La semana próxima empiezo a
trabajar. El hablante expresa una convicción o seguridad de que los hechos ocurrirán.
El presente ingresivo indica acciones que están a punto de realizarse: Ahora mismo voy.
El presente imperativo expresa obligatoriedad, tiene valor de futuro, y es utilizado para expresar un mandato: Tú te
vas ahora de mi casa.
El presente actual indica una acción que se está realizando en el momento presente, y que se amplía tanto hacia el
pasado como hacia el futuro: Vivo en Madrid.
El presente habitual indica una repetición de acciones o procesos que se dan en la época del hablante: Me levanto a
las ocho.
El presente persistente no expresa limitación temporal alguna, y se refiere a nociones o valores universales y
eternos: La justicia es necesaria.
El presente gnómico aparece en refranes, proverbios máximas..., que tienen valor no sólo en el momento actual sino
en cualquier tiempo: A quien madruga, Dios le ayuda.

El pretérito imperfecto indica la duración en el pasado: Yo me iba cuando tú llegaste. Expresa una acción
inacabada, es como un presente en el pasado. Se emplea en las narraciones y descripciones y puede emplearse con
valores específicos.

El pretérito imperfecto de cortesía tiene valor de presente, y se utiliza para expresar un ruego o pregunta a una
persona con quien no se tiene suficiente confianza: Quisiera pedirle su ayuda, en vez de quiero pedirle...
El pretérito imperfecto de opinión tiene valor de presente, se utiliza en enunciados de opinión: Yo creía que eso era
otra historia, en vez de yo creo...
El pretérito imperfecto imaginativo tiene valor de presente y se refiere a hechos imaginados o soñados. Es muy
utilizado en el lenguaje popular y en el lenguaje infantil: Yo me comía ahora mil pasteles.
El pretérito imperfecto hipotético o condicional se utiliza en las oraciones condicionales en lugar del condicional,
expresa una acción posible de ser realizada: Si tuviera dinero, me compraba una casa.

El pretérito perfecto simple o pretérito indefinido indica una acción que ha ocurrido en el pasado: llegué, vi... No
expresa matices significativos especiales, ya que expresa siempre hechos que han ocurrido en el pasado, indica una
acción pasada sin ninguna conexión con el presente, la acción ha terminado totalmente: El verano pasado estuve en la
playa. Pero en su uso lingüístico alterna y se confunde con el pretérito perfecto compuesto.
El futuro simple o imperfecto indica acciones que se van a realizar: Iré a tu casa. Su valor significativo indica
imprecisión temporal y cierta eventualidad, su uso es muy escaso en el lenguaje coloquial, sobre todo en ciertas zonas
de Latinoamérica, donde es desplazado con frecuencia por formas del presente de indicativo y por la perífrasis
obligatoria de infinitivo: Pedro llegará el lunes, Pedro llega el lunes, Pedro ha de llegar el lunes. Entre los valores
específicos del futuro se encuentran:

El futuro exhortativo expresa obligatoriedad o mandato: No matarás.


El futuro de cortesía lo utiliza el hablante para suavizar la brusquedad de una petición: Ustedes me dirán por
díganme.
El futuro de probabilidad indica duda, incertidumbre: Serán las doce. ¿Quién llamará a estas horas?
El futuro de sorpresa tiene valor de presente, sirve para expresar el asombro que produce alguna acción o
comportamiento: ¡Si será torpe este muchacho!
El futuro histórico tiene valor de pasado, y lo utiliza el hablante para hacer referencia a un hecho histórico anterior
del que se va a informar, y quiere adelantarlo: Lope de Vega nos ofrecerá en su dramaturgia un gran avance
histórico.

El condicional simple indica una acción futura e hipotética respecto a otra acción que expresa posibilidad: Si
estudiara, aprobaría. Es el tiempo típico de las oraciones condicionales. Es frecuente el uso del condicional como
expresión de cortesía y de opinión: Me gustaría decirle... Quería pedirle un favor, o como valor de probabilidad:
Serían las diez.

Los tiempos compuestos guardan una relación significativa con los tiempos simples de los que se derivan, y además
del valor significativo temporal que les es propio, suelen coincidir con los tiempos simples correspondientes en los
usos especiales.

El pretérito perfecto expresa una acción pasada pero que dura en el presente del hablante: Hoy me he levantado
temprano, se relaciona con el pretérito perfecto simple. Modernamente, se tiende a fundir los dos usos en uno, con
predominio de una u otra función verbal, según los hábitos lingüísticos: en Madrid se prefiere el pretérito perfecto y
se emplea para significaciones que antes correspondían al pretérito perfecto simple o indefinido: El mes pasado me he
comprado un coche, en parte de Castilla y en gran parte de América, al contrario, se usa el pretérito perfecto simple:
Me compré una casa el mes pasado. Aunque esta diferencia todavía se mantiene entre escritores y gramáticos y en
gran parte en el norte de España.
El pretérito pluscuamperfecto expresa tiempo pasado, su acción se presenta como anterior a otra acción también
pasada: Cuando llegaron, ya había hecho la comida. La acción había hecho es anterior a la acción, también pasada,
llegaron.
El pretérito anterior se usa muy poco en la lengua escrita y ha dejado de usarse en la lengua hablada. Es un tiempo
relativo (antepretérito) y expresa una acción inmediatamente anterior a otra pasada, por lo que su significación
temporal no es apreciada en la conciencia del hablante. Ha sido sustituido por el pretérito indefinido o por el pretérito
pluscuamperfecto en casi todos los usos y sólo quedan algunas formas en la lengua literaria: Apenas hubo amanecido,
se fue.
El futuro perfecto expresa acción futura y acabada, anterior a otra acción futura: Cuando vengáis ya habré ordenado
todo. Puede trasladarse al pasado, para indicar una conjetura, la probabilidad de que haya ocurrido la acción: Supongo
que habrá llegado.
El condicional compuesto se emplea para indicar una acción futura respecto de un momento del pasado, pero
anterior a otro momento que se señala en la oración: Me dijo que cuando yo llegara a casa, ya me habría enviado el
paquete; la acción habría enviado es futuro con relación a dijo, pero anterior a llegara. Puede indicar también
conjetura o probabilidad en el pasado: En aquel tiempo, él ya había cumplido treinta años.

6.2 Modo subjuntivo

El presente puede referirse indistintamente a un tiempo presente: Es preciso que te vayas, o futuro: Es necesario que
vayas mañana a clase. Nunca se refiere al tiempo pasado.
El pretérito imperfecto puede indicar presente: Aquí estoy porque si no lo hiciera, te enfadarías; futuro: Me dijeron,
que volviera el lunes, y pretérito o pasado: Quedó en llamarme, lo que hizo que me pasara todo el día esperando.
El pretérito perfecto expresa una acción perfecta realizada en una unidad de tiempo que incluye pasado o futuro,
pero en la que se siente instalado el hablante: Espero que hayas escrito esa carta (pasado). Cuando la hayas escrito,
dímelo (futuro).
El pretérito pluscuamperfecto indica una acción perfecta y pasada, realizada en una unidad de tiempo que ya ha
concluido para el hablante: Raro sería que tú no hubieras protestado.
El futuro imperfecto y el perfecto expresan la eventualidad. Se diferencian porque el futuro imperfecto amare
señala aspecto imperfectivo, en oposición al futuro perfecto hubiere amado, que implica el final de la acción. Ambas
formas han sido desplazadas por otras, en el español actual, aunque se emplean en textos jurídicos y administrativos.
Su uso actual está presente en ciertas zonas de América.

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