Introduccion 2024

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BULLYING E INTELIGENCIA EMOCIONAL EN ESTUDIANTES DE TERCERO

A QUINTO DE SECUNDARIA DE UNA I.E. ESTATAL DE AREQUIPA, 2023

Presentado por:

- Flora Casquino Sanca


- Meza Vásquez, Flavio Guillermo.

La investigación bullying e inteligencia emocional en estudiantes del primero al


tercero de secundaria de una institución educativa estatal Alma Mather del distrito de
Uchumayo - Arequipa 2023 emerge en un contexto educativo y social donde la
violencia y el maltrato escolar se manifiesta como problemáticas cada vez más
evidentes. La elección de un enfoque básico y un diseño no experimental
específicamente descriptivo correlacional responde a la necesidad de comprender la
relación entre el bullying y la inteligencia emocional en un entorno natural sin
intervenciones intencionales.

La muestra cuidadosamente seleccionada de 126 alumnos, con una


representación equitativa de género, se sometió a un análisis detallado mediante
herramientas como el cuestionario de evaluación de bullying llamado INSEBULL y el
inventario de inteligencia emocional de Baron ICE:NA en niños y adolescentes. Estos
instrumentos permitieron obtener datos valiosos sobre dimensiones clave, como
intimidación, victimización, red social, solución moral, constatación de maltrato, falta de
integración social y vulnerabilidad escolar, problemas que pasan habitualmente los
estudiantes adolescentes.

En este modelo a mencionar y a su vez será parte de nuestra investigación es


el modelo de la inteligencia emocional y social por BarOn (1997), donde lo define
como el compuesto de saberes y capacidades, en la parte social y en lo emocional
que van ayudar en nuestras competencias a enfrentarse verdaderamente con las
exigencias de nuestro medio social. Por lo tanto, el individuo va desarrollar ciertas
características como el ser consciente, controlarse, escuchar y manifestar sus
emociones de una forma amable. Así también la inteligencia social es un conjunto de
relaciones la cual se mostrará en personas que desarrollen las interrelaciones
emocionales, sociales y personales, de esa manera se adecuará a las exigencias del
ambiente social. BarOn (2010) plantea cuatro escalas a dividir de las cuales se obtiene
una calificación total de la inteligencia emocional (interpersonal, intrapersonal,
adaptabilidad y manejo del estrés). También, se incluye una escala para reconocer el
estado de ánimo del individuo (estado de ánimo).

Los resultados revelaron una conexión directa entre la inteligencia emocional y


el bullying destacando que un mayor nivel de inteligencia emocional se correlaciona
con niveles más bajos de comportamiento intimidatorio. Estos hallazgos ofrecen
perspectivas valiosas que pueden informar prácticas educativas y estrategias de
intervención para abordar la problemática del bullying en estos estudiantes.

La relevancia de la investigación se acentúa al considerar el panorama general


de la violencia escolar en el Perú, donde se observa un aumento no solo dentro de las
instituciones educativas particulares y públicas, sino también fuera de ellas.

Las cifras alarmantes proporcionadas por el ministerio de educación indican


que el 75% de los escolares ha experimentado violencia física y psicológica. La
investigación, por lo tanto, se rige como un esfuerzo necesario para entender y
abordar estas realidades.

La persistencia del acoso escolar, incluso durante la pandemia por COVID –


19, subraya la urgencia de abordar este problema. La investigación cita a Cedillo-
Ramírez (2020), quien destaca que el acoso escolar en América latina mantiene una
prevalencia significativa, y el Perú ocupa un lugar destacado en esta problemática. La
violencia entre adolescentes, que a Menudo comienza con conductas agresivas
aparentemente inofensivas, se presenta como una preocupación adicional.

El Ministerio de Educación efectúa una investigación con la que observan


que los adolescentes que tienen niveles mayores de autoestima e inteligencia
emocional no están involucrados con conductas agresivas hacia sus pares en el
contexto de relaciones estudiantiles.

En los resultados obtenidos podemos deducir que en los adolescentes que


presentan bajos niveles de inteligencia emocional particularmente son los que
atraviesan mayores series de emociones negativas. De igual manera podemos ver que
Los escolares con mediana inteligencia emocional poseen poca satisfacción en las
relaciones sociales con sus pares, es decir tienen interacción negativa y mantienen
conflictos con ellos Así mismo, la ausencia de inteligencia emocional puede generar la
aparición de comportamientos mal adaptativos en las relaciones interpersonales del
estudiante.

El texto resalta la diferencia en las manifestaciones de agresión entre géneros,


donde los varones tienden a recurrir a la agresión física y verbal, mientras que las
mujeres se emplean formas más sutiles, pero igualmente perjudiciales, como la
violencia psicológica. Se enfatiza que estos comportamientos, a Menudo considerados
como parte normal del desarrollo adolescente, pueden tener consecuencias a largo
plazo en el bienestar emocional y psicológico de los involucrados.

En un esfuerzo por abordar este fenómeno, la investigación plantea la


importancia de que la sociedad, a través de profesionales y educadores, comprenda
cómo los estudiantes se enfrentan y se adaptan emocionalmente a las diversas
agresiones y situaciones adversas en el entorno escolar. Se destaca la necesidad de
observar cómo el acoso escolar afecta a estudiantes con diferentes niveles de
inteligencia emocional, proporcionando una visión más completa del fenómeno.

Por otro lado, se observa que, en el contexto nacional, los padres de familia
admiten que no realizan lo que ellos consideran es lo correcto para el normal
desarrollo moral de sus hijos y que estos jóvenes cuyas edades oscilan entre los
11 y 17 años, no logran elaborar un perfil de valores adecuado, de sus padres y
sociedad que les permita desenvolverse en su vida cotidiana

Generalmente los escolares en su etapa de adolescencia y que realizan el rol


de víctimas no comunican esta difícil situación que atraviesan, a sus docentes, tutores,
padres, etc. por miedo de represalias o burlas por parte de sus amigos y terminan
permitiendo que los acosadores sigan realizando sus malas prácticas.

La conexión con la historia cultural y rebelde de Arequipa, según las palabras


del historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, añade una dimensión local y contextual a
la investigación. Comparar la relación entre la inteligencia emocional y el bullying en
este entorno específico agrega profundidad y relevancia a los resultados obtenidos.

Lastimosamente, en el ámbito escolar, se sabe que los conflictos


emocionales y la violencia se han ido desarrollado negativamente y que la duda, el
temor y miedo son los frutos que se cosechan en todas las etapas del desarrollo
humano, provocando una inseguridad emocional y personal, dando como resultado
comportamientos inadecuados de los escolares en su convivencia escolar y
desenvolvimiento familiar; por ello, no es raro escuchar que las noticias hablen de
padres violentando a sus hijos o que estos cometan atrocidades en sus respectivos
colegios.

La estructura detallada de la investigación, organizada en 5 capítulos que


abarcan desde la descripción del problema hasta la interpretación de resultados,
conclusiones y recomendaciones, demuestra un enfoque riguroso y sistemático. La
inclusión de referencias bibliográficas y anexos respalda la validez y la base teórica del
estudio.

Con todo lo anteriormente dicho, queremos finalizar el presente texto indicando


que la investigación no solo se limita a explorar la relación entre el bullying y la
inteligencia emocional en estudiantes del nivel secundario, sino que también busca
arrojar luz sobre las complejidades de la violencia escolar en el contexto peruano. Con
su enfoque meticuloso y su perspectiva local, la investigación ofrece contribuciones
significativas para abordar y comprender esta problemática socialmente relevante.

Además, existen evidencias de que tanto el clima escolar, en particular, como la forma
de convivencia escolar, en un sentido más amplio, presentan efectos positivos sobre el
rendimiento de los alumnos, su desarrollo afectivo y ético, el bienestar personal y
grupal de la comunidad y sobre la formación ciudadana (Viana-Orta, 2013).

Orbegoso y Morocho (2016) afirman que en las prácticas educativas actuales se ha


descuidado la enseñanza de una competencia muy importante en las aulas, como es
la de aprender a convivir, lo cual ha llevado a que en el manejo de conflictos en los
centros educativos primen las vías sancionatorias en oposición a otros métodos más
creativos que eliminen la cultura de la violencia. En su análisis, la autora propone
alternativas en las que se busque la creación de espacios más democráticos y se
implemente la práctica de valores, el trabajo en equipo, la mediación y la educación
emocional, entre otras alternativas. Desde un enfoque similar, se ha apreciado un
aumento en la demanda social en relación a la convivencia escolar positiva y sana, lo
cual ha llevado a que, desde distintas instancias superiores, se inste a la comunidad
educativa a poner en práctica soluciones compartidas para frenar, redimir y erradicar
los conflictos en el aula que alteran el clima de convivencia.
De este modo, el fenómeno bullying es entendido como un tipo de acoso escolar y a
su vez como un problema de conducta grupal, emergente de las malas relaciones que
se generan en el aula, donde, con frecuencia, tanto los agresores, las víctimas como
los observadores se encuentran inmersos en un proceso de inadaptación social. Como
se percibe, se incluye un grupo de comportamientos heterogéneos, tales como
exclusión social, agresión física directa e indirecta, agresión verbal, amenazas y acoso
sexual, que varían de acuerdo al grado de sofisticación social necesario para
alcanzarlos (Cerezo, 2012)

Es importante añadir que éste fenómeno ha sido estudiado durante los últimos años
por diferentes autores, tales como Beightol, Jevertson, Gray, Carter y Gass (2009), así
como por Correia y Dalbert (2008), entre otros. Todos ellos han determinado la
existencia de tres roles principales de esta interacción: el agresor (bully), la víctima y el
observador.

Asimismo, este estudio hará una contribución significativa a la comunidad de


investigación, ya que proporciona conocimientos teóricos y prácticos para los
educadores. En consecuencia, las diferentes conclusiones del buling e inteligencia
emocional entre estudiantes de primer grado a tercero de segundaria, donde pueden
plantear novedosos temas de investigación.

La inteligencia emocional actúa un rol muy importante en la vida de los jóvenes


durante la adolescencia

También, estudios precedentes han demostrado que el metaconocimiento


sobre las propias emociones, así como de las emociones ajenas, es un
elemento diferencial entre los escolares que se implican o no en fenómenos de
acoso escolar o bullying (Elipe, Ortega, Hunter, y Del Rey, 2012).

Por ende, la inteligencia emocional está adquiriendo una progresiva relevancia


en el contexto escolar en relación al clima de convivencia, ya que,
adecuadamente entrenada, puede mejorar las relaciones interpersonales en el
aula, propiciar la resolución pacífica de conflictos y favorecer a la disminución
de las alarmantes cifras de presencia de bullying en los centros escolares.
Diferentes estudios señalan diferencias en los perfiles de inteligencia emocional
asociados a los roles de víctima o agresor en el fenómeno del bullying (Ortega,
Del Rey y Casas, 2016)

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