La Avalancha 1908
La Avalancha 1908
La Avalancha 1908
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i&íiofeca <¿atófico-propagandista
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PAMPLONA TEJERÍA, 40, &.% Izq.a «fr-
u
puede aguantar y no debe prevalecer es que desde las
SEPARATISMO OFICIAL altas esferas de la enseñanza, en mal hora oficial, se quie-
ra agarrotar á los que en uso de un perfecto derecho y
para satisfacer legítimos amores y sentimientos que por
A escena pasa en la Universidad central y es lo menos son dignos de respeto, salen por los fueros de
de las que no deben dejarse en la sombra, pa- la historia de España y buscan en sus gloriosas páginas
ra que todos se enteren de lo que allí sienten enseñanzas y alientos. ¿Es que las Cortes catalanas no
y llevan á cabo los representantes genuinos de son tan gloriosas como las de Castilla y Aragón, como
la ciencia oficial y del separatismo oficial. las de León y Valencia? ¿Es que hay empeño en despe-
Un estudiante presenta hace tiempo su discurso para ñar en las simas de la desesperación á los que honran á
obtener el grado de doctor en la Facultad de Derecho. su patria? Cosa es que nunca jamás comprendimos, có-
Después de muchas idas y venidas, excepciones dilato- mo los que nos hacen estudiar el derecho de los pueblos
rias, excusas y promesas, con lo cual pasó un año, cier- extranjeros, desprecien nuestro derecho foral que, sobre
to día le llama uno de los profesores que habían de ser español, es un monumento glorioso. Es cosa que cla-
examinarle, y le dice:—Pero hombre, ¿por qué no elige ma al cielo, ver y tocar cómo los que obligan á los espa-
usted otro tema para el discurso del doctorado? El mu- ñoles á aprender el francés y el alemán y el inglés, sólo
chacho, aplanado por la salida y deseoso al mismo tiem- tienen odio y desprecio para nuestras lenguas y literatu-
po de congraciarse con su juez, le dice que bien, que ha- ras regnícolas, el euskaro, el lemosín, el galaico-portu-
rá otro discurso: hay que saber que el primero versaba gués. Porque en buena hora que quien sepa la lengua
sobre las Cortes catalanas, y el segundo, según mani- oficial adquiera y hable otras extrañas; ¿pero con cuán-
festó el graduando, tenía que versar sobre las Costum- ta mayor razón habría que estudiar y amar las lenguas
bres de Tortosa. El profesor amoscado le dice:—Llámele propias, las de nuestros hermanos de todas las regiones
usted hache; ya tenemos lo mismo; la cuestión es que no españolas, en las cuales dejaron tantos monumentos de
nos vengan ustedes á traer el catalanismo á la Central. saber y piedad?
¿Sabe usted qué dice el presidente? Estos catalanes se
nos meterán hasta en la sopa, y eso es una ridiculez y Y si aquello es ridículo é inaguantable, aun es mucho
una cosa que no se puede aguantar. Entonces el preten- más inaguantable y ridículo que quien, en la hermosa len-
diente cobró ánimos y dijo que él estaba en su derecho gua castellana y rindiendo tributo á su galanura y majes-
y quería ser examinado por su primer discurso, como tuosidad, canta las glorias y excelencias de las Cortes ca-
efectivamente lo fue. Y aunque cuenta que le atacaron de talanas, encuentre dificultades y censuras donde sólo
firme y hasta se le burlaron, pero por fin salió aprobado debiera encontrar estímulos y aplausos; y el colmo de la
de su ejercicio y es lo menos malo que pudo ocurrir ridiculez y la insensatez es que tales censuras, burlas y
en el lance. agravios los lleven á cabo los que se dicen representan-
Ahora bien; lo que es una ridiculez y lo que no se tes de omnímodas libertades de pensar y escribir. A pro-
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pósito de lo cual hay que recordar algo que es espanto- La suprema crisis estalla súbitamente. El corazón de
so, pero no por eso menos cierto. Si el estudiante de la abuela se desgarro; falta el aire á sus pulmones. Entre
nuestro relato, en vez de meterse por los trigos de la his- las arrugas de su cara acorchada que se azulea, dos oji-
toria de Cataluña hubiese picado en las malas yerbas llos se egitan como los brazos de un muñeco movidos por
un niño travieso. El dolor ea lancinante, insoportable,
del socialismo y del anarquismo, ninguno de esos seño- cruel. La abuela va á lanzar un gemido, un grito de an-
res distribuidores de la sabiduría oficial, de las notas de gustia... pero al ver á Marichu dormida, se moto las ma-
examen y de los grados académicos se hubiera sentido nos en la boca y expira mordiéndose los dedos, silencio-
lastimado. Porque con la libertad moderna se puede samente.
errar y blasfemar, mas no se puede ser regionalista y ARTURO CAMPIÚN.
amante de España.
¡No lo consiente la ciencia del escalafón, que está con-
vertida en escuela de separatismo oficial!
. ESTANISLAO.
LA CRIADA RESPONDONA
EUSKARIAHA os escritores puestos al servicio
del trust periodístico, Cavia y
Benavente, han lanzado al pú-
LA ABUELA blico, por medio de los rotati-
vos madrileños, amargas ende-
chas, lamentándose del desvío
de la blusa, de la ausencia del
uÉapagadita está la pobre Kachu- obrero en las manifestaciones
cha Errandonea. En sus tierapoa, celebradas en Madrid para con-
sin embargo, fu<5 la más hacendo- memorar la revolución de Sep-
sa, ágil y robusta de las mujeres; y tiembre do 1868 y para glorifi-
además, la honradez misma. Du- car el recuerdo de Mendizábal,
rante muchos años todo el tráfico *7 el funesto gobernante que llevó
de Goiko-Erría con Beereko Erría á la práctica la desamortización do los bienes eclesiásti-
pagó por sus manos. Guiando tres cos. El apartamiento del pueblo bajo de Madrid de aque-
muías de campanillas sonoras atra- llos actos de los políticos revolucionarios ha constituido
vesaba la montaña, llena do pája- una decepción tan grande para los fabricantes de opinión
ros en el estío y de nieve en el in- pública, que ha arrancado á los dos periodistas mencio-
vierno. narlos confesiones espontáneas á que no tenían acostum-
El progreso mató á la excelente brado al público, porque es lo común, entre los asalaria-
pequeña industria que proporcio- dos por el trust periodístico, hinchar el perro y acudir á
naba el medio de vivir sin privacio- la hipérbole cuando se trata de reseñar las manifestacio-
nes. Goiko Erría y Beereko Erría nes públicas de los elementos de la izquierda.
quedaron unidos por el ferrocarril. Y entonces Kachucba, Se deduce lógicamente de lo que han escrito Cavia y
.yieja ya, pero aun lozana, fuese á vivir á la deteriorada Benavente, que la plana mayor de los políticos revolu-
borda que había heredado de sus padres. Y nada más cionarios ha quedado en situación parecida á los regi-
que por esto se volvió á un lugar desierto, salvaje, desde mientos de reserva, que sólo cuentan con un cuadro d«
el cual se descubrían los railes que rodeaban á lu monta- jefes y oficiales sin soldados á quienes mandar y dirigir.
ña, turbada incesantemente por el silbato de la loco- Esta plana mayor podrá en lo sucesivo provocar algún
motora. jaloo en las Cámaras, pero su acción en las calles será
Kachucha tuvo tres hijos: una robusta aldeana, Mada- nula y no servirá ya de coco para ejercer presión en las
lón, casada con un cantero, y dos motilones, fuertes como altas esferas de la política.
los robles y buenos como el pan. Tal resultado negativo de los trabajos revolucionarios
Perdiólos cuando eran ya hombres maduros, y máa era cosa prevista entre las personas que estaban en el
tarde á Berfiato, el yerno, muerto por un corrimiento de secreto de lo endeble y artificioso de las manifestaciones
tierras. jOn, cómo silbaban las locomotoras! públicas del radicalismo español. En primer término fuó
Y ahora te toca á ti, pobre viejecita arrugada, temblo- solemne tontería la de confundir el ruiHo de unos cuantos
na, torcida, emprender el largo viaje. El médico ba di- con los latidos de la opinión pública. En segundo lugar
cho: «¡cosa perdida!» Sofocaciones y dolores punzantes había de llegar el momento de que, aun los papanatas
en la región del corazón le producen crisis terribles que que se dejaban conducir como borregos por los políticos
le dejan toda su lucidez. de profesión revolucionaria, Be convencieran de que és-
Pero «tirará esta noche»: lo ha afirmado el módico. tos trabajan pro domo sua, barriendo siempre pnra aden-
Nunca desgracia vino sola. He aquí que la pequeña tro. Hace ya cerca de un siglo que cuantos comercian con
Marichu, la última niña de Madalén, está á puuto de mo- la palabra revolución y llevan escrito en su bandera
rirse. Terribles convulsiones nerviosas comprometen la «Por el pueblo y para el pueblo», se sirven de la ignoran-
vida de la tierna criaturilla.—Si consigue conciliar el sue- cia de ciertas gentes para satisfacer sus concupiscencias.
ño—dice el médico—podremos abrigar un poquito de El pueblo español, la gran masa de los ciudadanos de
esperanza. Y la abuela oye esas palabras, en las que luce esta patria desgraciada, ha vivido apartada del movi-
un tenue rayo de sol. miento liberal revolucionario; y no se trata aquí de ese
Como «ha de tirar esta noche», las bordaría vecinas se pueblo y de esa masa que forman la mayoría de la na-
han ido á sus casas. Suenan las doce; diluvia y el viento ción, sino de la parte de pueblo engañada por los espe-
ladra en los bosques. Madalén duerme en su silla, con el jismos de los que á sí propios se apellidan regeneradores
sueño puramente animal de la aldeana rendida por el de España. Ese pueblo indocto se ha percatado ya de
trabajo. Su mano derecha se posa sobre la cuna de Mari- que era un simple instrumento de los ambiciosos que
chu, y sus pies descalzos, derechos sobre los redondos juegan con las palabras progreso, libertad, reacción y an-
talones, presentan á las llamas del hogar las frías y callo- ticlericalismo. Por eso á los toques de llamada de los
sas plantas. La pobre vieja, inmóvil sobre la almohada, hombres de levita no acude la blusa del obrero, tan dócil,
yace sumida en un amodorramiento precursor de la antes para producir algaradas y motines. La primera ma-
muerte. A lo lejos silba la locomotora. teria que servía para fabricar opinión pública, ha desapa-
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recido de laa manos de los sofisticadorea de la política y la chaqueta, ¿cómo habían de cooperar á la fiesta de la
estatua de Mendizábal, en la plaza del Progreso? Lo extra-
Tenía que suceder tambiéu, tarde ó temprano, que se fio aquí es la extraíieza de Cavia y Benavente, ante un
llamasen á engaño las masas radicales, porque educadas suceso tan natural y lógico.
por sus directores en el más codicioso de los positivismos, ¿Tan gratos recuerdos guarda el obrero español de la
han echado de ver que con la política revolucionaria sólo revolución de 1868, que le hayan creído obligado á aso-
engordan los hombres de levita y cada día se veu más ciarse á la manifestación pública celebrada para festejar
necesitados los hombres de blusa; y como en ese negocio el aniversario de aquella calamidad nacional?
de tantos años el ideal fue" un pretexto, un mito, y la ver- Entre otraB gollerías que prometieron y no cumplieron
dadera frivolidad era la*de trabajar poco ó nada y ganar los revolucionarios septembrinos, estaban la abolición de
mucho, esa masa radical y positivista á outrance se ha los consumos y la de quintas. Los consumos han aumen-
echado en brazos del socialismo, que le promete un pa- tado en una tercera parte sus derechos, encareciendo las
raíso sensual al estilo del que Mahoma prometió á los subsistencias; el tributo de sangre sigue y seguirá exi-
mahometanos. giéndose, sin que se llegue al voluntariado de que habla-
Dada la educación política que han recibido, y dado su ban los corifeos de la Revolución, y encontrándonos bas-
corazón materializado, nada más lógico que los obreros tante lejanos del servicio obligatorio, ofrecido por los par-
radicales hayan ido á engrosar las íilas del socialismo y tidos del turno en el poder.
hasta del anarquismo. ¿Qué han hecho por ellos Mendi- ¿Cómo glorificar el pronunciamiento de Cádiz, llamado
PAMPLOHA
zábal, la revolución de Septiembre y los jaleadorea de la enfáticamente revolución de Septiembre, que aumentóla
tribuna y de la prensa del trust? deuda nacional en más de cinco mil millonea de pesetas,
La desamortización de los bienes de la Iglesia, de los que castigó al contribuyente con recargos enormes y con
hospitales y de propios ha creado la plutocracia moder- onerosos impuestos de guerra? ¿Cómo aplaudir un movi-
na, que considera al obrero como mera máquina destina- miento político que suspendió el pago de intereses de la
da á producir trabajo útil. Antes de la desamortización Deuda y el de las atenciones de culto y clero, creando una
vivían millares de obreros á la sombra de la caridad de situación económica tan difícil y penosa, que los capita-
la Iglesia y de las fundaciones benéficas, así como de los les huyeron al extranjero, las obras y trabajos se parali-
recursos que les proporcionaban los bienes de propios ó zaron y- los obreros se vieron obligados á emigrar en
comunales. Mendizábal, con sus despojos á la Iglesia, á la grandes masas para evitur los horrores del hambre?
beneficencia y á los municipios aumentó el pauperismo Los obreros, aun los engafiados por la falsía revolu-
y decretó el hambre de millares y millares de familias. cionaria, saben que con el mendrugo de los derechos in-
Por muy anticlericales que sean, por muy ignorantes que dividuales consignados en la Constitución de 1869 se pre-
se les suponga á los obreros revolucionarios, saben de- tendió que se dieran por satisfechos, aunque su estado-
masiado que la desamortización sirvió solamente para social fuese el más precario y crítico de nuestra revuelta
enriquecer á unos pocos, ayudando al poderío de la me- historia contemporánea.
socracia liberal, que juega á la pelota con el pueblo para Ante la sana razón es lógica la conducta del obrero es-
seguir con la Bartén del mango. Y si esto saben la blusa pañol que ha rodeado del vacío más profundo los dos ac-
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tos políticos celebrados en Madrid para enaltecer la me-acompañamiento de los grandes. Así se ve que, fuera d$
moria de Mendizábal y de la revolución de Septiembre. las juderías de Vitoria y Villabuena, cuya capitación eu
Si el obrero radical debe guardar agravios contra e! uno1294 acusaba una menguada existencia, no sólo en las
y la otra que le empobrecieron, el obrero católico ha ro-
regiones de Guipúzcoa, Álava y Vizcaya, sino en territo*
cibido aún otro agravio mayor de Mendizábal y de los ríos del mismo reino de Navarra, como el Baztán, Berti-
hombres que firmaron el manifiesto de Cádiz, pues aquél zarana, Aézcoa, y, en general, toda la Montarla, apenas
y éstos ultrajaron á la Iglesia usurpándola sus bienes,se nota más paso de judíos que el de los encargados de
atándola con fuertes cadenas al carro triunfador del Es-recoger las pechas y tributos reales, lo cual sabían hacer
tado, preparando el terreno para llegar á la triste situa-
á maravilla; pero no resultan documentos de préstamos
ción de Francia, donde se practica el lema de la Iglesia
ni de exacciones usurarias en loa valles referidos, por-
esclava en el Estado libre. Para ello dieron el primer pa-
que no se prestaban á ello, ó por su carácter natural ó
so los revolucionarios septembrinos, rompiendo la unidad
por su desahogada situación, de menos exigencias que
religiosa en España con la declaración de la libertad de
los pueblos próximosá la mansión real; y en regiones
-cultos, consignada en la Constitución de 1869, y con lacomo Vitoria, por la natural ojeriza que guardaban á los
suspensión del pago de las atenciones del culto. El obre-
hijos de Jndáh, contra quienes pedían y obtenían del
ro católico sabe que en el período revolucionario se inten-
Rey D. Alfonso el Onceno, en 1332, «que los de Vitoria
tó la incautación de los archivos de las catedrales, como
ovieron de uso e costumbre de luengo tiempo, eeyendo-
ensayo de la incautación de los objetos y monumentos delles siempre goardado, que loe judíos que morasen en la
culto; que en aquellos aciagos años de revueltas y de gue-
villa nin en otro logar, que non fagan cartas de debdas
rras civiles y coloniales, se insultaba y agredía al clero
sobre los cristianos vecinos dende, et que si las finieren,
por las hordas revolucionarias, se le escarnecía y calum-
que non valan».
niaba por la prensa ministerial, y se le perseguía y deste-Así se explica que ni en tiempos de prosperidad ni
rraba por autoridades y gobernantes sectarios. en circunstancias azarosas adelantaran en intimidad laB
No hay, pues, motivo para que se lamenten los de la relaciones sociales de cristianos y judíos en el país vasco.
,, Innumerables son los documentos que
poseemos relativos á mercedes concedi-
das por D.a Juana, D. Carlos II y D. Car-
los III ó los hijos de Judáh, en aten-
ción, según se dice en aquellos, á sus ser-
vicios, ó acaso para retenerlos en su rei-
no y aprovecharse de su inteligente ac-
tividad; mercedes de que los israelitas
se aprovecharon para subir á su mayor
pujanza y valimiento, sobre todo en
tiempo del último de dichos monarcas;
pero estas consideraciones no pesaron
eu el ánimo de los vascos lo suficiente
para simpatizar con la raza proscripta.
El pueblo no quiso nunca á los judíos,
y si en el terreno social ee codeó con
ellos, debido fuó á la ley de la necesidad
que le obligaba á acudir á ellos en sus
apuros pecuniarios; pero lio participó
jamás de sus cualidades de raza ni mez-
cló su sangre con la sangre hebrea, á la
•y que consideró siempre de condicióu ig-
noble; ni influyó, por último, la existen-
cia de los hijos de Judáh en el país vas-
, co, por espacio de tantos siglos, en las
costumbres ni en el modo de ser de los
MESA-BANCO DE LOS NIÑOS naturales del nobilísimo país vasco, cu-
EN LAS ESCUELAS MUNICIPALES DE PAMPLONA ya educación social estaba basada en la
nobleza, en la hidalguía, en la gene-
plana mayor revolucionaria de haberles salido la criada rosidad, en la franqueza, prendas genuinas de la Euska-
respondona, ni de que les abandone la blusa del obrero. ria, desconocidas de lus advenedizos calculistas que un
crimen nefando y execrable arrojó á nuestra tierra, y cu-
SATURNINO. ya vida sólo pudo hacerse algo llevadera merced á la pro-
verbial hospitalidad de nuestros mayores.
Veamos ahora la influencia que alcanzaron en el terre-
no religioso. • • •
EN EL PAÍS VASCO La tenaz obstinación que los hijos de Judáh han tenido
al través de las edades, en no reconocer á Jesucristo, nues-
tro SeGor, por verdadero Mesías, no significa en ellos con-
(Continuación.) vicción profunda en la divinidad de su religión, ni mu-
cho menos verdadero celo por la realización de sus espe-
Y es de observar que en lo restante del territorio vaBco ranzas en el terreno espiritual, sino más bien uu egoísmo
apenas se nota la existencia de los israelitas, ni se cou- grosero, basado en sus tradiciones particulares, y un exce-
servan documentos para estudiar BU condición social en* sivo rebajamiento en el orden intelectual, que les impide
tre los cristianos. Lo cual confirma la idea que tenemos abrir los ojos del alma á la luz de las verdades del cris-
de aquéllos, y hemos apuntado varias veces, de que la tianismo. El engreimiento que llenaba el corazón de la
raza judiega no tenía más anhelo que allegar riquezas raza judiega por haber sido la privilegiada por Dios por
por medio de las cuales escalara la dominación qae am- espacio de tantos siglos, llegó á formar en sus individuos
bicionaba en todo orden de cosas. Y para ello se hacía una segunda naturaleza, que les hacía creerse superiores
necesario vivir cerca de la Corte, 6 en los puntos eu que á todos loa demás de la tierra ó indispensables para rea-
ést& solía tener asiento, para poder merodear á su gusto lizar la obra de Dios, que sin necesitar de los hombres
y sacar partido de las exigencias que lleva consigo el se airve de ellos siempre que lo reclaman los fines de siT
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Providencia inefable. En virtud de este engreimiento sus edificios por la animadversión de los nazarenos.
sintieron obscurecerse su inteligencia y no pudieron ja- Y tratándose de un país como el vasco, que tan sin
más, salvas raras excepciones, conocer la relación que violencia había abrazado la fe de Jesucristo, de la que
existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre el nunca había apostatado, antes al contrario, conservaba
carácter de los vaticinios meeiánicos y su efectiva reali- con tesón indomable, es fácil comprender la situación
zación; conocían la benignidad de Dios anunciándose co- que esperaba á los hijos de Judáh en el terreno religio-
mo Libertador del humano linaje, pero ie esperaban co- so. Para que la semilla del Evangelio arraigara en este
mo un príncipe poderoso, que por la fuerza de sus armas nobilísimo suelo no había sido necesario el riego de las
y por la fama de sus conquistas levantaría á la raza de persecuciones y de loa martirios; para que se conservase
Judáh sobre todas las naciones del mundo; veíanle anun- pura ó íntegra no fud preciso el crisol de las herejías;
ciado como sutno sacerdote y restaurador del culto del ¿qué iufluencia podía tener entre los firmes y valerosos
Señor, pero no sabían comprender que pudiera revelarse cristianos de Vasconia la presencia de una raza advene-
á lus nombres corno un niño en Belén, como un sabio diza y errante, sin rey, sin reino, sin sacerdocio, sin altar,
en el templo de Sion, como un médico curando á los en- desprovista de celo religioso y poseída únicamente de
fermos y endemoniados, como un Redeutorque, cargado ambiciones materiales, sin más Dios que el dinero, sin
con la cruz de los pecados del inundo, pasa por la calle más anhelo que saciar su desmedida codicia, aspirando
de Amargura y sube al Calvario á ofrecer á su Eterno siempre y suspirando por el reinado de la raza deicida,
Padre un sacrificio de infinito valor en aquel infame pa- bajo la base do acaparar todos loe tesoros del mundo?
tíbulo, para abrir á los hombres las puertas del cielo. Y si alguna vez se mezclaron con los cristianos en
Cristo Jesús, Salvador del mundo, iio recibió de su Eter- asuntos relativos á la Fe, contribuyeron á afianzarla más
no Padre la misión de conquistar imperios al filo de la en el corazón de los vascos y á patentizar lo que éstos
espada, ni la de formar guerreros que le sostengan con podían esperar en tal terreno de los hijos de Judáh. Una
la fuer/a de las armas; no vino tampoco á formar esta- tradición piadosa, que algún autor tan poco fidedigno
distas ni filósofos; vino á hacer cristianos, esto es, solda- como el P. Argaiz hace remontar nada menos que al
dos de un Rey pacífico, cuyo imperio es el
amor y cuyo trono es la Cruz bendita, em-
blema de la reconciliación de Dios con los
hombres y puente sagrado que une la tie-
rra con e1 cielo; vino CQOJO un encau'/ador
de los afectos del corazón humano, como
un libertador del entendimiento de los hom-
bres, como un padre amoroso que después
de pagar el rescate de sus hijos cautives
les da BU propio Cuerpo y Sangre preciosa
en alimento y comida, en el augusto Sacra-
mento del Altar, como viático durante su
peregrinación por este valle de miserias, y
como prenda de un reinado por amor en
el mundo, presagio de un reinado inefable
do gloria en el cielo.
Duras est hic sermo, decían, ¿qnis potest
eum audire? Apegados á la carne y á la
sangre los hijos de Israel, no llegaban á
comprender la sublimidad de este reinado
de amor, en todo superior al de las fuerzas
materiales; no leB resultaba para Mesías
aquel hombre extraordinario, que les pre-
dicaba la carided y el perdón de las inju-
rias; que vivía como pobre y humilde; que
despreciaba la opulencia y se trataba con MESA-BANCO DE LAS NIÑAS
publícanos y pecadores; que no se digna- EN LAS ESCUELAS MUNICIPALES DE PAMPLONA
ba abrir sus divinos labios en presencia de
Herodes, y conversaba familiarmente con la arrepentida siglo V de uuestra era, consigna que un judío de la villa
de Magdalo; que apostrofaba á los escribas y doctores de de Lerín se apodeió cautelosamente de una Hostia con-
la Ley, y hablaba amoroso á un ladrón manifiesto; que sagrada, que arrojó al pozo de su casa. Averiguado el
en vez de presentarse al mundo con el esplendor de la tremendo sacrilegio, organizóse una solemne procesión
realeza, aparecía cubierto con un guiñapo en el balcón que, saliendo de la iglesia parroquial, marchó a la caea
de Pilatos, y después, desnudo y clavado en una Cruz referida, y acercándose á la boca del pozo, vieron todos
afrentosa en la cima del Gólgota, cubierta su divina ca- que las aguas subían prodigiosamente sosteniendo al San-
beza con una corona de espinas. ¡Ecce Rex vesterf tísimo Sacramento hasta la altura necesaria para que el
Para llegar á conocer el misterio de la divina realeza Sacerdote lo tomara en BUS manos, sin señal de corrup-
de Jesús, no bastaba el talento natural ni el simple co- ción, y le condujera en triunfo otra vez á la iglesia. En
nocimiento de las Escrituras; era y es necesario el auxi- memoria de este milagroso acontecimiento se celebra
lio de la Fe, que no se adquiere por sólo el esfuerzo hu- todoa los aflos, desde tiempo inmemorial, en la villa de
mano, sino mediante la gracia de Dios, que no se les co- Lerín una solemnísima procesión con el Santísimo, al
municaba por la dureza de BUB corazones. Así que al día siguiente de Corpus Ohristi, y en todo semejante ala
• desparramarse los hijos de Judáh por el mundo, después de este día, pasando por la puerta de la casa en que se
•del sacrificio del Calvario, llevando sus cabezas abruma- conserva el pozo en cuestión, no obstante lo preceptuado
•das por la sentencia de maldición que ellos mismos, con en las rúbricas acerca de estas solemnidades, pero con la
inconcebible despecho, pidieron para sí y para sus hijos, aquiescencia de los Prelados de Pamplona, que siempre
no podían hacer alarde de celo religioso, ni constituirse han respetado esta fiesta de desagravios.
en apóstoles de una doctrina que había cesado para de- MARIANO ARIGITA.
jar el campo libre á la buena nueva, sancionada por la (Continuará.)
muerte del divino Sembrador. No podían hacer proséli-
tos, como no los ha hecho el judaismo en el trascurso de
tantos siglos, y harto harían con obtener cierta tolerancia El que quiera saber cuál es el verdadero camino de la vidar
quo estudie á IOB que mueren.
de los cristianos para vivir dentro de loa muros de sus —A la terrible enfermedad del orgullo, Dios aplica el remo-
aljamas, aunque siempre con el recelo de ver arrasados dio do las humillaciones.
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PAMPLONA
mines que se enredaban ea las rejas de las ventanas, me- tecillos necios que sacar en prueba y apoyo de sus maja-
cidos por el aire de la tarde, parecían llamar con sus dedi- derías, oiga usted un sucedido para que Bepa lo que es
tos blancos á los cristales, como convidando á María á alimentar una criatura á sus pechos.
que abriese éstos y gozase de su fragancia. La dama de «Ilabfa una mujer tan dada á los vicios, tan liviana y
noche, que no quiere luz ni ruido, aguardaba á que Be codiciosa, que su corazón se hizo duro y frío como el me-
acabase de poner el sol y cnllasen los pájaros, para ex- tal que era su ídolo. Cuando esa desalmada paría, iba á
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«u ventana, que daba á un río, y arrojaba por ella lo que —Tampoco; ese viento de la mar ahuyenta al norte,
daba á luz. que es mi verdugo. - ' .'
»Si alguna vez por Cuaresma entraba en sí, iba á con- ;
fesar y lloraba sus culpas; pero era tal su perversidad, —¿Pues qué es, comadre?
-que á poco reincidía eu ellas. —Comadre, la fe de bautismo.
•Habiendo vuelto en una ocasión al confesonario, y —De ese color, amiga mía, todas tenemos un vestido.
viendo el Padre hasta qué punto eran poco estables los —El color será el mismo, señora, pero no la tela. La
buenos propósitos en aquella perdida, lo mandó que si de mi sayo está averiada.
alguna vez era tentada de volver á cometer semejante No era, no obstante, según lo indica este coloquio, sólo
iniquidad, antes de ejecutarla diese de mamar a su hija. el interés por la salud de su comadre el que traía á verla
La mujer obedeció: la primera vez que volvió á parir, dió á la señora Catana. Había ésta visto con asombro la des
el pecho á su criatura, fue en seguida á la ventana para unión de las cuñada0, tan unidas hasta entonces; la re-
echarla al río; pero... Pedro, ¡no pudo! La estrechó sobre pentina marcha de Carlos, U enfermedad de Elia; notó el
su corazón, deshecha en lágrimas, se hizo madre, y vol- coincidir todos estos eventos á un tiempo, sin haberse
vió á la virtud.» traslucido lo más mínimo acerca de la causa de estos
Oyéronse en este momento unos golpeeitos dados á la trastornos, en aquella casa t«n austeramente reservada.
puerta, y Pedro se escabulló. Venía, pues, á ver si algo sonsacaba á María, sabiendo
—¿Quién es?—preguntó María. por notoriedad que nada le ocultaba su señora. Pero para
—Quien no será,—contestó una voz conocida. sonsacar algo á M ría era preciso mucha inaíln, porque
—¿Usted, comadre Cntana? era igualmente notoria la discreción de la fiel criada. Así
—Servidora de usted. fuá que Catana entabló la conversación, tomando el pun-
—De Dios lo aea usted, por muchos años. to de partida el más distante del objeto que la traía.
—Este Señor guarde á usted,—dijo entrando el ama —Comadre,—le dijo, —vengo a que me diga usted có-
de llaves de la marquesa. mo hoce el budín de naranjas, porque mi señora siempre
—Venga usted con Dios, comadre,—repuso María que- me está echando en cara que usted lo hace mejor que yo.
riendo levantarse para ir al encuentro de su visitadora. María se halló sumamente lisonjeada de un triunfo tan
—¡Quieta, quieta!—dijo ésta, agarrando a María por palpable como lo hacía el ser reconocido por su competi-
los brazos y forzándola ó, volverse á sentar.—El mejor de dora; se sonrió con más satisfacción que Apolo cuando
los cumplidos es no hacer ninguno. ¿Conque ha estado triunfó de Mamas; pero mucho uiáa generosa que el dios,
usted mala? en lugar de desollar á su competidora, le contestó:
—lAy, comadre! He pasado las noches en un potro, y —La marquesa me favorece demasiado. Esto será
los días en un ay. aquello de «sol de casa no calienta». Ese es el budín de
—¡Ya! ¡Ese solano maldito! mi niña, como le llama la señora mía; y le diré á usted
—No, comadre, no; el solano y yo nos llevamos bien. cómo lo hago. Al zumo de nueve naranjas FO le echa una
—¿Acaso será ese viento de la mar, más húmedo que libra de azúcar molida, que antes se deslíe con una doce-
las olas de entre las que sale? na de yemas de huevos frescos, y dos cucharadas eu col-
240 LA AVALANCHA
rao de flor, de harina de la superior; se tiene preparado ciones que no son para trascritas forman el coro general.
un molde de hojalata, untado con manteca de Flandes, Sentados en el centro van un padre y au hijo. Aprove-
que se derrite acercándolo á la lumbre para que no que- chando una coyuntura favorable, el padre ofrece un asien-
de sin percibir la manteca ninguna parte del molde; de to al sacerdote, obligando al hijo á levantarse: el sacerdo-
lo contrario, se le pegaría la masa. Se pone en el baflo de te, abochornado por las indirectas de sus compañeros de
María á que cueza, tapándolo con una cobertera de lata viaje, da las gracias al caballero y ocupa el asiento ofre-
con ascuas, que so renovarán si se apagan (1). cido. Como por ensalmo cesan las pullas é indirectas con-
Cantaua dio las gracias á María por la minuciosa rece- tra el pobre clérigo, que libre ya de servir de blanco á la
ta, y le dijo eu seguida; malignidad de las personas y de los tiempos, se esponja
—¿No sabe usted nada de nuevo, comadre? en su asiento, y se pone á leer tranquilamente La Corres'
—¿Qué quiere usted que sepa,—contestó María,—me- pondeneia y el A B C.
tida aquí entre cuatro paredes como un pollo en su cas- Cuando han llegado al térmico de su viaje se entabla -
carón? No veo sino a Pedro con quien poder hablar algo entre padre é hijo el siguiente diálogo:
en razón, y éste nad» dice, porque como es tan desver- —¿Ha visto usted, papá? '
gonzado, asegura que decir una cosa á una mujer es dar —¿Qué he tenido que ver, hijo?
dos cuartos al pregonero. —¿Lo que leía aquel sacerdote? *:
—¿Sabe usted, comadre,—dijo Catana,—que el coci- —Ya me he enterado.
nero francés de la señora condesa, que tiene más humos —Si yo lo sé, no le cedo el asiento del tranvía.
que un grande de España, se despidió días pasados por- —IJO primero que hay que objetar á eso, es que tú no
que dijo no eran aquí las carnes cebadas, que era rancia le has cedido el asiento, sino que has obedecido á tu pa-
la manteca de Flandes y flacos los pollos? Pero la conde- dre que te mandó cederlo; y mientras obedezcas á tu pa-
so añadió diez á loa veinte duros que le daba de salario, dre, en coeas que no sean contra la ley de Dios, acertarás
y se ha dignado quedarse, siempre.
—[Vaya con el señor Príncipe de las cacerolasl—repu- —Tiene usted razón.
so María.—Mi señora dice que no le gustan sus guisos, y —Pero aunque lo hubieses cedido tú de propio impul-
que no sabe asar un pavo. so, por tu sola voluntad, no tenías que arrepentirte de
—Pero, comadre, aquí nadie uos oye, ¿no es una ver- una acción que te honra, pues quien honra á sus superio-
dadera desgracia que las señoras, que siempre se han lle- res Be acredita de buen cristiano y de bien educado.
vado tan bien como los dedos de las manos, se hayan in- —¡Pero como iba leyendo periódicos liberales y usted
dispuesto? me ha enseñado que eso no es buenol
La fisonomía de María, hasta allí tan abierta y tan —El sacerdote tendrá licencia para leer libros y pape-
complacida por su reciente triunfo, que la colocaba en les prohibidos.
una altura de la cual miraba de arriba abajo al discípulo —¡Pero como usted me ha dicho varias veces que us-
de Caróme, mudó de expresión al oir estas palabras, ted, que también la tiene, no puede ordinariamente leer
reemplazándola su habitual gesto avinagrado. esos papeles en público, pues la licencia es para leer y
—Lo que ha motivado esta desavenencia—prosiguió ÜO para escandalizar!
Catana—es un misterio hasta para los más antiguos y —Pudiera ocurrir que se tratase de algún apremio
fieles de la casa. Apuesto á que la señora Asistenta no ha extraordinario, que concurriese alguna circunstancia pri-
sido tan reservada con usted, y que usted no ignora nada vilegiada.
de lo que debe haber acaecido. ]Mire usted que es cosa — ¡Como no sea la cogida del Tagarnina, ó el estreno
desairada, después de tantos años de estar en la casa, de La República del amor,que vi yo que estaba leyendol...
veree una tratada como una extraña, y no saber qué con- —Basta de contestaciones y de réplicas irrespetuosas.
testar cuando le preguntan! —Perdone usted, papá; es que me ha sentado mal la
María no despegó sus labios al pronto. Alfincontestó: frescura del sacerdote.
—Comadre, si usted desea saber algo que me concier- —Bueno; pero nadie te puede privar de interpretar lo
na, le abriré mi corazón de par en par como á amiga; pe- más benignamente posible sus acciones, ó de excusar
ro en tocando á cosaa de mi señora, perdone usted que cuanto menos la intención. Y en último resultado, ya te
calle; porque mis faltas tendré, pero leal soy como el oro, dije un día lo que nos enseñó Nuestro Señor, á propósito
fiel como el peso, y de fiar como el sello. de malos ejemplos de superiores y autoridades: en la cá-
FBKNAN CABALLERO. tedra de Moyses se sentaron los escribas y fariseos; haced
(JUstracicnts ae Ramirofas/¡á/ales-) lo que os digan; no imitéis lo que hagan. Que quiere de-
cir, que cuando los que han de ser sal de la tierra y luz -
del mundo enseñan lo que debemos hacer para salvarnos,
hay que oírles, aun cuando desmientan sus enseñanzas
con ejemplos inaloa que DO hay que copiar.
RETRATOS AL CARBÓN
—De modo que si otro día encuentro á un sacerdote
en el tranvía volveré á cederle el asiento.
—Harás muy bien en ello.
PADRES É HIJOS —¿Aunque deBpuÓB saque del bolsillo de la sotana,.
una sarta de periódicos liberales?
—Aunque los saque: allá el.
j, tranvía está lleno hasta los topes —¿Y las gentes que van eu el tranvía y notan y ano-
y la gente se queja de la extrema- tan esas frescuras 6 indiferencias, no merecen ninguna-
da condescendencia de los emplea- compasión, suponiendo que aean hijos sin padres, ó
dos que nunca se acuerdan de que no teugan padres como usted, ó que sean libres é in-
echar el completo. En una nueva dependientes y estén málitos de catecismo y de Sagrada
parada que da motivo á generales Escritura?
protestas, sube un sacerdote grue- —Pero, chiquillo: ¿quién te mete á ti en esos embrollos? *
so, cuya presencia en la platafor- —La caridad con el prójimo, papá.
ma es acogida coa toses y siseos, —|La caridad! Pues mira, doctores tiene nuestra Santa
y demostraciones nada corteses ni Madre la Iglesia; anda y pregúntaselo á ellos
caiiti tivas:—Es lo que nos faltaba de lastre, un cuervo
metido en carnes.—Valiente mala pata.—MaraviUita se*
Tá que uo descarrile el tranvía Estas y otras exclama- Padre é hijo interrumpen el diálogo; el segundo va
pensando en sus adentros:—Me parece que mi papá no
(I) El gran DumaB ha dado en una de sus obras una receta se atreve á decirme todo lo que siente. El primero piensa
de tortilla; séanos permitido poner una de budin en boca de un á su vez:—Vaya con la cria tu rita, que parece una mos-
ama do llaves. quita muerta. ¡Y la verdad es que cuando le vi sacar al..
LA AVALANCHA 241
'Clérigo los periódicos, por lo menos debía haberme le- San Francisco, en Pamplona.—El Ayuntamiento
vantado y marcbádome de su lado en son de disgusto! pamplonés, que no escatimó sus recursos para que el nue-
vo edificio escolar reuniese todas las condicioues exigi*
PEDRO CRESPO. das por la ciencia higiénica, puso toda su diligencia en
elegir para sus escuelas el mejor modelo español de me-
sas de escritura que se encontrase, y adoptó, previos los
ensayos y comprobaciones de los diversos sistemas, el in-
ventado por el industrial pamplonés Ü. Auselmo Argonz,
NUESTROS GRABADOS cuyos tres modelos representan nuestras fotografías.
En las aulas de las Escuelas municipales de San Fran-
cisco ee hallan colocadas 470 mesas bancos de escritura
Escuelas municipales de San Francisco, en de la forma que reproducen los grabados: 180 en las cla-
Pamplona.—Este grandioso edificio, del que noa ocu* ses de los nifios, 270 en las de las nifiaa y 20 en los pár-
pamos en nuestro número del 8 de Noviembre de 1907, vulos, habiendo ascendido su costé á 18.645 pesetas.
mide una superficie de más de 3.000 metros cuadrados Las mesas de nifios y niñas son idénticas, bipersonalea,
y fue construido de nueva planta para Escuelas públicas, sin más diferencia que aquéllas son de pie de hierro y
bajo los planos y dirección del arquitecto municipal don éstas lo tienen de madera. Las de los párvulos son de ma-
Julián Arteaga, ascendiendo su presupuesto á 517.067,71 dera y unipersonales.
«De todo el mobiliario escolar—dice un escritor-la
Las obras dieron comienzo el 1.° de Diciembre de 1902 mesa-banco de escritura es el mueble que más inteligen-
y el 9 de Mayo de 1905 se verificó la inauguración so- cia y cuidado reclama en su construcción. Desterrada
lemne de las Escuelas, asistiendo al acto el Ayuntamien- unánimemente por todos los pedagogos la mesa de dis-
to en corporación y las demás autoridades de Pamplona. tancia positiva entre el borde del pupitre y el banco, por
En ese edificio se hallan instaladas, con la necesaria lo perjudicial que es para el desarrollo físico del niño, se
independencia, las Escuelas gra- impone la necesidad de adoptar
duadas y elementales de nifios la mesa bipersonal, sustituyen-
y niñas y la de párvulos, for- do á la antigua y antehigiénica
mando un grupo escolar de diez de seis ó más plazas, por ser la
y seis clases. que mejor se presta al buen or-
den de la escuela y la que más
facilita los movimientos de los
Sala de niñas en las Es- niños.»
cuelas m unicipales de San Comprendiéndolo así, el señor
Francisco.—Con entrada por Argonz construyó la mesa ban-
la calle Nueva y en la parte co sujetándose estrictamente á
Sud del edificio se bailan ins- las prescripciones de la Instruc-
talados los nueve salones desti- ción técnico higiénica del doctor
nados á las clases de niñas, tres Cortezo, publicada el día 28 de
<3e la escuela graduada y seis de Abril de 1905, en la que está
la elemental. compendiada toda la buena doc-
Desempeña el cargo de regen- trina pedagógica. Su mesa ban-
te de la Escuela graduada de co la construye en los cuatro ti-
a
niñas D. Juana López de Goi- pos que señala dicha Instruc-
coechea, y son maestras D. Fi- a ción para acomodarla á las dis-
lomena Moreno, D.a Casimira tintas alturas de los niños, y
.ZabalyD.ftPreBentacióü Ortega. también en tipos mayores para
Las clases de la Escuela ele- colegios de segunda enseñanza
mental están á cargo de las y escuelas de obreros.
a En el modelo que nos ocupa,
maestras D. Javiera Marcelino,
a a construido en madera sumamen-
D. Estanislaa Gainza, D. Ma- MESA-BANCO DE LOS PÁRVULOS
nuela García, D.a Claudia Erro, EN LAS ESCUELAS MUNICIPALES DE PAMPLONA te resistente, la mesa y el banco
D* Eduarda Llórente y D.* Se- quedan atornillados al suelo, ó
gunda Minué. unidos por una ligera zapata for-
De la Escuela de párvulos, que se halla instalada en la mando un sólo cuerpo, y guardando una distancia entre
parte Este del edificio, son maestras D.tt Amalia Andrés el borde posterior del tablero ó pupitre y el anterior del
a
y D. María Juana Arellano. asiento, de 2 á 7 centímetros, distancia que puede aumen-
Reproduce nuestra fotografía la tercera sala de niñas tarse ó disminuirse cuando el banco y mesa están atorni-
de la Escuela graduada, de la que es maestra D.a Filo- llados al suelo, según lo reclamen las necesidades de loa
mena Moreno. niños ó niñas que hayan de ocuparlo, por el mayor ó me-
nor desarrollo del pecho. El asiento y el pupitre son mo-
vibles á fin de que los niños puedan ejecutar con facilidad
Sala de niños en las Escuelas municipales los movimientos de entrada y salida,babiendo tenido buen
de San Francisco.—En la parte Norte de eBte edifi- cuidado de resguardar con topes de fieltro los puntos de
cio, con entrada por la calle de San Francisco, se encuen- apoyo de los pupitres, para evitar el ruido que produci-
tran los seis salones dedicados á las clases de niños: cua- rían al descender á su posición normal. Los pupitres es-
tro pertenecientes á la escuela graduada y dos á la ele- tán dispuestos de modo que pueden quedar horizontal-
mental. mente cuando la índole de los trabajos así lo reclame, y
El personal de la Escuela graduada de niños ae com- para la escritura, ó sea en su posición normal, tienen los
pone del regente D. Gregorio Molinero, y de los maes- grados de inclinación que señala la referida Instrucción.
tros D. Luciano Iaaba, D. José Moreno, £>. Dalmacio Iz- Los ejes, tuercas y demás piezas de hierro que giran ó
quierdo y D. Prudencio Pueyo. contribuyen á los movimientos, BOU de gran resistencia.
Son maestros de la Elemental, D. Eladio García y don La mesa-banco ideada por el acreditado industrial don
v
Francisco Jiménez. Anselmo Argonz, habitante en la calle Tecenderías, 16,
Nuestra fotografía reproduce el cuarto salón de la Es- Pamplona, que obtuvo privilegio de invención por veinte '
cuela graduada de nifios, que está á cargo del maestro años en 22 de Julio de 1906, Be halla adoptada no sólo
D. Luciano Isaba. en las Escuelas municipales de Pamplona, si que tam-
bién en la Universidad Central y Museo de Ciencias natu-
rales, de Madrid; en el Instituto general y técnico de Na-
Mesa-banco de las Escuelas municipales de
242 LA AVALANCHA
varra, en Ia8 escuelas municipales de Toloea, en varias tiva, que fue" racionalista y positivista. Por hoy á nos-
escuelas de esta provincia de Navarra, entre las que re- otros sólo nos corresponde compadecer efusivamente y
cordamos Oirauqui, Pueyo y Errazu, y en la escuela de recordar que en toda hora, pero con especialidad en los
primeras letras del Regimiento Infantería de América, de momentos supremos, entre Dios y sus criaturas se des*
guarnición en Pamplona. bordan océanos de misericordia. A Dios, que juzgará las
Los modelos de esa mesabanco figuran desde hace mismos justicias, pertenece el juicio sobre los muertos.
más de un ario en el Museo Pedagógieo Nacional, estable- Lo contaron loa periódicos de la noche. Cuando la
cido en Madrid, en la calle Daoiz, núm. 7, formando par- esposa y la hija del Sr. Perojo escucharon clara la terri-
te de la colección de material de enseñanza expuesta al ble verdad que no habían podido, que no habían queri-
público. do columbrar en los compasivos circunloquios del señor
presidente del Congreso, lo primero que preguntaron, lo
último á que se asió la esperanza de aquellas almas alo*
cadas por la pena, fue la pregunta de si había recibido
auxilios espirituales; y como les dieren á entender que el
FÉLIX CCELI PORTA accidente había sido repentino y no había dado tiempo
más que para llamar á toda prisa un sacerdote, la hija
aun quiso beber el postrer consuelo, leer la verdad ho-
Cada tifa de mi vidfl Tan mal las penas soporta rrible de la eterna suerte reservada á su padre en los ojos
Nace en mi pecho una flor (1) Y tan pronto desfallece,
De mil matices teñida; Que Imposible me parece del muerto adorado, y preguntó si había mirado siquiera
Y apenas recién nacida Vivir yo corta que corta, al sacerdote. Los presentes no tuvieron alma para apuña-
Ta me la pide ol Señor. Y la flor crece que crece. lar nuevamente aquel pecho traspasado de mujer, y con-
Arrancóla, y gota h gota ¡Ay, Madre! Si no te enojas, testaron que sí, con ficción misericordiosa.
Cae la sangro corriendo; Mi cobardía al mirar, Repetimos que dejamos á Dios el juicio de los muer-
Mas la florecilla rota, Suplicóte que recojas
De nuovo lozana brota Una por una las hojas tos, y para mejor ocasión el de la obra filosófica y políti-
Sobre su tallo subiendo. Que deposito en tu altar. ca del Sr. Perojo. Juzguemos hoy á los vivos, á los que
Y de nuevo la despoja Y al llegar mi postrer hora, arrancan la fe de los corazones y agravan las tragedias
Por Ti mi mano, Señor, Cuando todos me abandonen, naturales de la vida y la muerto con tragedias espiritua-
Y en incesante congoja Las mismas floreB que ahora les sin consuelo posible.
Voy quitando, hoja tras hoja, Te consagro á Ti, Señora,
Sus hojitas á ta flor. Mis pobres sienes coronen. Porque el grito desesperado de la madre y la hija, ¿qué
Cierto que con mano larga, Por ti coronado anhelo, significa sino el pavor de no volver á encontrar nunca
En cuanto invoco tu nombre, Cuando deje el triste suelo, más á aquél cuya alma estuviera separada de las de ellas
Me endulzas la cruz amarga; Llamar del cielo a la puerta: por las creencias; el pavor de que la irreligión les arre-
¡Pero, Señor, es el hombre ¡Cómo no encontrarla abierta, batase en la otra vida al padre que la muerte les había
Tan mala bestia de carga! Si eres Tú puerta del cielo!
robado para loque les resta de agonía aquí en la baja
AlTZ-GORRI. tierra?
Claro que nosotros no basamos nuestras arraigadísiinas
creencias católicas en sentimentalismos de ningún linaje,
ni aun en sentimientos tan sagrados como el amor filial
ACTUALIDADES y la piedad de dos mujeres débiles, no. Pero puesto que
se acusa ú la religión católica de dividir las familias, de
ensombrecer la vida, á ver cuándo las creencias católicas
LOS OJOS DE LOS MUERTOS han ocasionado divisiones como esa, ni ansiedades an-
gustiosas como esa.
ItE.
E veras qne el hemiciclo del Congreso de los di-
putados, arena donde tantas leyes atentatorias á
los derechos de la Iglesia se han dictado, cáte-
dra desde la cual un día á la Trinidad se la llamó
monserga, á la Concepción Inmaculada idolatría, REVUELTA
á la Infalibilidad pontificia fetichismo, y por ese
arte tales enormidades antirreligiosas se barbotaron que á C o n g r e s o a s t r o n ó m i c o . — E n Viena se ha cele-
la sesión aquella se la conoce aún en la historia con el brado, en los días 15 al 18 del pasado, un importante
nombre de sesión de las blasfemias. De veras que el he- Congreso astronómico. Entre los sabios que á él han con-
miciclo del Congreso no es el sitio más oportuno para currido, la Iglesia católica ha estado brillantfsimamente
caer como herido de un rayo, gemir quedamente, alentar representada por cuatro reverendos Padres de la Compa-
por vez postrera, y de un resalsero de pasiones bastardas, fiía de Jesús, á saber: el P. T. Angearu, del Observatorio
de intereses terrenales, de mascaradas perpetuas, de en- de Kalocsa; el P. J. Mier y Terán, como representante del
gañar palabrero, omprender el pavoroso vuelo al abismo Observatorio astronómico de la Cartuja, en Granada; el
negro ó insondable del más allá, poner el pie eu las re- renombrado P. Hagen, director del Observatorio Vatica-
gioues de la verdad sin velos, de la justicia sin quiebras, no, que ha sido muy aplaudido y obtenido muchos votos
en las regiones desde donde Dios paciente y dolorido, si para presidente de la Astronomisahe Gesellschaft ó Socie-
vale la frase, contempla nuestros yerros y espera ese día dad Astronómica, y el Padre Stein. Tainbiéa con igual
que los libros santos llaman día del Señor, porque en (51 honor han contribuido á loe trabajos de tan notable asam-
se reivindica hasta el último de los derechos divinos, blea de los reverendos Padres Benedictinos del Observa-
tantas veues pisoteados en la vida humana. torio de Kremsmünster.
Cuando escribimos eBtas líneas, el cadáver yerto del Aunque las difíciles ciencias astronómicas no son las
que en vida fue" D. José del Perojo aun extiende sus principalmente indicadas para el sacerdocio católico, ya
miembros rígidos y afilados en la casa que moró, en el ven los enemigos de la Iglesia con cuánto enaltecimiento
despacho donde trabajó. Tal vez la esposa y la hija, tran- y merecido prestigio figuran auu ou ellas muchos religio-
sidas de pena, cierran los ojos del querido muerto con sos de las gloriosas órdenes que aquéllos obstinada y
los últimos besos, porque dentro de un cuarto de hora bárbaramente persiguen.
volverá á la tierra lo que de tierra fue hecho.
Los periódicos se han delectado morosamente en repe-
tir que el Sr. Perojo no practicaba religión alguna pósi- ITn periódico que no debe leerse.—Por la
to Estas flores son los afectos desordenarlos de ranidad, tríatela, ilu- prensa diaria tendrán noticia nuestros lectores de la co-
sionas, ote, ote, que el tunar propio se encarga do pintar como bienei media dramática que se ba estrenado recientemente en.
muy H i b l uno de los teatros de Madrid, titulada La nube, inspirada.
LA AVALANCHA 243
toda ella ea odio á la ínclita Compañía de Jesús. Gomo Señor se hacen católicos apostólicos romanos, en las ideas
era de suponer, este esperpento literario resultó un fra- y en la práctica, conseguirán como yo la paz del alma,
caso para la empresa; pero bueno es que hagamos cons- en la que únicamente está la verdadera felicidad que pue-
tar que La Correspondencia de España, á pesar de su hi- de disfrutarse en este mundo.»
pócrita beatitud, ha sido uno de los periódicos que más
calurosamente han aplaudido ese drama anticlerical, ha-
ciendo á este propósito el redactor explícita confesión de Religiosas juzgadas por un protestante.—
sus ideas radicales. Un escritor norteamericano, protestante y racionalista,
¿Y habrá todavía familias cristianas que permitan la acaba de hacer grandes elogios de las religiosas. Dice que
entrada en eus hogares á semejantes periódicos? son más de cincuenta mil y trabajan en 300 institutos de
beneficencia, 600 escuelas ó casas de educación y 3.000
—3WHC— escuelas provinciales.
P e r e g r i n a c i ó n a l Pilar.—Presididos por nuestro En SUB institutos educan ó 70 000 niñas y en las ea-
querido ó ilustre paisano el celoso Prelado de Tarazona, cuelas parroquiales instruyen á 800.000 niños.
Dr. D. Santiago Ozcoidi, han visitado esta semana la an- Termina con estas palabras: «Se consagran al cuidado
gélica capilla de Nuestra Señora del Pilar, de Zaragoza, de los pobres, los enfermos, los viejos abandonados, los
ochocientos peregrinos de Tarazona y Tudela, celebrán- huérfanos y todos los que sufren. Tienen una manuten-
dose con este motivo diferentes actos religiosos que re- ción modesta y no cobran sueldo. Las empresas de este
sultaron muy brillantes. género iniciadas por Orwen, Saint Simón, Fourrier y
otros reformadores laicos han fracasado, y sólo estos COÜT
ventos de mujeres, fundados por la caridad de Cristo,
U n s o c i a l i s t a 7 unoa misioneros.—Vander- prosperan y consiguen grandes ventajas sociales.»
velde, el conocido jefe del partido socialista belga, ha vi-
sitado, en un reciento viajo al Congo, las Misiones afri-
canas de Kiangu, sobre las cuales se ha cebado la saña Nuevas pruebas del obscurantismo del
anticlerical. Y el adversario decidido de la Iglesia, ha he- clero.—Entre las personas agraciadas este año con pre-
cho justicia á los misioneros católicos en un artículo de mio por la Academia francesa, figura:
impresiones publicado en Le Peuple, diario socialista de El abate Pierlig, con 1.000 francos por sus obras sobre
Bruselas. Rusia y la Santa Sede; el abate Roussell, con 500 francos
Los reproches que se dirigían á los misioneros estriba- por su libro Un, obispo juramentado; y con premio de la
ban, entre otras cosas, en que tomaban el orfelinato que misma suma, el abate Piat por sus estudios sobre Los fi-
tienen á su cargo como instrumento de lucro. lósofos griegos; el abate de CigallaB, por La Imitación de
«Estoy persuadido—dice Vandervelde—que los niños Jesucristo, y el abate Quillac, por su Léxico del idioma de
de la Misión cuestan mucho más de lo que su trabajo Bossuet.
reporta; he oído decir á hombres que no son favorables
á los misioneros que la alimentación era muy suficiente,
y visitando el almacén de víveres he experimentado
igual impresión; tengo la convicción de que si los Padres
procuran reunir el mayor número de niños, no es para
explotarlos, sino para hacer prosélitos, para «salvar
BIBLIOGRAFÍA
almas>.
La obra que obtuvo el segundo premio en el concurso
«Sería una soberana injusticia—aflade—poner en du- celebrado últimamente por la «Biblioteca Patria», y que
da sus intenciones; y no es preciso hablar mucho tiempo ésta acaba de publicar, es una novela que lleva por titulo
con los religiosos de Kiaugu para convencerse de que, Ninette, original del notable escritor D. Vicente Diez de
exponiéndose por largos años á loa peligros del clima Tejada, ventajosamente conocido en las letras españolas,
africano, no tienen otro fio que la defensa de su fe y la ya por sus libros de versos, ya por su producción escéni-
propaganda de sus doctrinas.» ca, y sobre todo por sus Cuentos piadosos.
Este rasgo de sinceridad y de nobleza, poco frecuente, Ñinetta merece largamente los honores que se le han
por desgracia, entre adversarios políticos ó religiosos, concedido con el triunfo en este certamen de la «Biblio-
merece registrarse. teca Patria», á que tantos escritores concurrieron.
La novela del Sr. Diez de Tejada es verdaderamente
un primor. Es un trozo de vida, muy bien observado,
Por el alma de Sarasate.—De nuestros herma- hondamente sentido, y sobre todo, reproducido con ad-
nos del «Centro Vasco», de Méjico, hemos recibido una mirable perfección.
atenta tarjeta de invitación para la misa solemne que en Pídase en todas las librerías de España y América, al
sufragio del alma del eminente artista pamplonés se ce- precio de una peseta.
lebró en la iglesia de Jesús María, de dicha capital, el do- El precio de la colección de los 50 tomos publicados
mingo 4 del corriente. por esta popular «Biblioteca» es el de 40 pesetas, paga-
Merecen aplauso, por su cristiano proceder, nuestros deras en ocho plazos mensuales de 5 pesetas cada uno.
queridos paisanos que forman el «Centro Vasco» de Para recibir los dichos 50 tomos basta dirigirse al ad-
Méjico. ministrador de la «Biblioteca», Paseo del Prado, 30,
Madrid.
R e t r a c t a c i ó n de u n l i b r e p e n s a d o r . — E l cono- *#
cido revolucionario andaluz José González Cauterini ha También se ha publicado en un bonito tomo, muy bien
publicado en el último número del Boletín oficial del presentado y con el sugestivo titulo de «Hojas de Otoño»,
obispado de Málaga una sentida carta fechada en el Puer la colección de poesías de Aitzgorri, ya conocido de los
to de Santa María, de la cual reproducimos este párrafo: lectores del Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús, de
«Convertido, arrepentido y confesado ya de todo el mal Bilbao, de La Lectura Dominical, de Madrid y de otras
que pude causar á mis prójimos, les pido perdón del ve- publicaciones católicas.
neno que inculqué en sus almas, rogando á Nuestro Se- Para que nuestros lectores puedan apreciar las bellezas
ñor les toque en el corazón como á mí para que reconoz- de este librito reproducimos en este número de LA
can su existencia, confiesen la doctrina católica y guarden AVALANCHA una de sus lindas poesías.
sus mandamientos hasta la muerte. No lo olviden mis Véndese el libro que nos ocupa, á l'5O pesetas el
antiguos compañeros; si mediante la gracia de Nuestro ejemplar.
w
FUNDICIÓN DE CAMPANAS
II
ISIDRO ALBIZU
DESCALZOS, 71, PAMPLONA