Sermón No. 3 - Permiso Concedido
Sermón No. 3 - Permiso Concedido
Sermón No. 3 - Permiso Concedido
Estamos en la serie “Verdaderamente Libre”. Como dije al principio, Satanás no quiere que
escuchen esto.
No quiere que escuchen este mensaje. Déjenme preguntarles, a todos, si notaron que los atacaron
un poco más en las últimas dos semanas. Yo sí, y ya me cansé. Así que hoy voy a contar con
ustedes como intercesores. Pienso que todos nosotros, como iglesia, necesitamos elevar el nivel de
oración en las próximas semanas. ¿Me entienden?
Debemos pasar más tiempo en oración. Vamos a decir: “¡Buuu! en el nombre de Jesús”; un poco
más a Satanás.
En realidad, no importa mucho lo que diga, si usa el nombre de Jesús. Así que, vamos a elevar
nuestro nivel de oración.
“Permiso concedido”. Quiero que leamos dos escrituras, naturalmente: Lucas, 22... Empezaremos
con Lucas 22, y pondremos un marcador en Job, capítulo uno.
Job, capítulo uno. De hecho, estos son los primeros dos puntos. Leeremos estas escrituras. Voy a
pedirles que marquen la tercer escritura, el tercer punto, y vamos a leer bastante con este mensaje.
La escritura nos enseñará lo que debemos escuchar.
El mensaje es “Permiso concedido”. ¿Alguna vez, como creyentes le damos permiso a Satanás para
que nos ataque o nos haga esclavos?
También en este mensaje responderemos la pregunta: ¿Alguna vez Dios le concede permiso a
Satanás para llevarnos a la esclavitud? Quiero que piensen, por un momento, en el Antiguo
Testamento; el pueblo de Dios pecando, y Dios concediéndole al enemigo el permiso para llevar a
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Su pueblo a la esclavitud. Su pueblo, entonces, clama, y Él los liberta de esa esclavitud, pero al
mismo tiempo les enseña.
Veo que levantan la ceja mientras reflexionan. “¿Qué significa eso?”. Vamos a leer la Palabra y ver
qué significa, ¿sí?
Dijimos que Satanás es un ladrón y Jesús dijo que él siempre busca entrar a través de otros
caminos.
Joel dice que él entra por la ventana o por una puerta abierta.
Quiero decirles, y vamos a tratar con esta puerta, que tiene tres definiciones en este mensaje. La
puerta número uno más común en los creyentes —incluso en los creyentes maduros— es cuando le
abren la puerta a Satanás en el área del orgullo.
Antes de que desechen el tema, les diré que estoy emocionado, ya que siento que el Señor me dio
algunas definiciones del orgullo que, al analizarlas, pensará: “quizás lo haya hecho”.
Vamos a Lucas, capítulo 22, en el versículo 31. Lucas 22, versículo 31: “El Señor dijo: ¡Simón,
Simón! Satanás ha pedido (volveremos a la palabra pedido) sacudirlos como si fueran trigo; pero yo
he rogado por ti, para que no te falte la fe (suena como cuando pasa por un colador) y tú, cuando
hayas vuelto (eso indicaría que él se alejaría) cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus
hermanos”.
Este es un pasaje increíble de las Escrituras. En el Nuevo Testamento, Jesús le dice a un creyente:
“Satanás ha pedido permiso para sacudirte como trigo. Pero te diré algo: oré por ti. Cuando
vuelvas, fortalece a tus hermanos”.
Lo más increíble del Nuevo Testamento es que se escribió en griego y el griego, muchas veces,
tiene tres o cuatro palabras para una sola que tenemos como equivalente en español, como
“pedir”. Esta no es la palabra habitual, la palabra griega para “pedir”.
Esta palabra tiene una fuerte implicación que debemos entender. Les mostraré la definición del
léxico griego de la palabra “pedir”. Esto dice: “pedir” significa “pedir” algo y recibir lo pedido.
Pedir con éxito; pedir y recibir. Entonces se puede traducir como: Satanás “pidió” y “recibió”
permiso para sacudirlos como trigo.
La Biblia de las Américas lo dice así: “Satanás os ha reclamado”. Tiene el derecho. Él tiene derecho
en su vida. Hay una puerta abierta en tu vida, Simón. ¿Cuál sería esa puerta abierta? Yo creo que él
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confiaba en su propia fuerza. Para mí, él tenía orgullo. Creo eso por la conversación que se da justo
antes de esto.
Lucas, en realidad, no registra lo que se dijo antes. Pero Mateo, Marcos y Juan sí. Dejen que se los
lea y veamos si ustedes ven algo de orgullo en Pedro, ¿sí?
En Marcos, capítulo 14, versículo 27 dice: “Allí Jesús les dijo: Todos ustedes se van a escandalizar
por culpa mía, esta noche, porque está escrito...”. (Ahora está citando la escritura: ‘esto ya está
escrito así que sucederá’). “Heriré al pastor y las ovejas serán dispersadas. Pero después de que yo
haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea”.
“Pedro le dijo: ‘Aunque todos se escandalicen, yo no lo haré’. Jesús le dijo: ‘De cierto te digo que
esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres veces’. Pero
Pedro insistía (con arrogancia): ‘Aun si tuviera que morir contigo, no te negaré’”. Yo pienso que
Jesús trata de decirle a Pedro: “¿Qué parte de ‘todos’ no entendiste?”.
“Todos ustedes me negarán”. “¡Yo no! Estos débiles podrían hacerlo, Señor, pero yo no”. Jesús
dijo: “Déjame decirte que esta noche me negarás tres veces”. Él dijo: “¡No! Yo no”. ¡Jesús se lo
dice! Jesús dice: “Escucha, hay una escritura, en el Antiguo Testamento, que dice que lo harás”.
Pedro dice: “No, la Biblia está mal”. ¡Eso es orgullo!
Les mostraré otro ejemplo. En Mateo 16, versículo 21: “Desde entonces Jesús comenzó a explicar a
sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los
sacerdotes y de los principales escribas, y morir, y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y
comenzó a reconvenirlo”. ¡Debe sentirse muy bien consigo mismo para reconvenir a Jesús!
“Señor, ¡ten compasión de ti mismo! ¡Que esto jamás te suceda! Pero él (lean con atención en sus
Biblias) se volvió y le dijo a Pedro: ¡Aléjate de mi vista, Satanás! ¡Me eres un tropiezo! ¡Tú no
piensas en las cosas de Dios, sino en cuestiones humanas!
Ahora, si eso no nos ayuda a abrir los ojos... Jesús miró al hombre y le dijo: “¡Apártate de mí,
Satanás! Se dirigió a Satanás en ese hombre. Se dirigió a él.
Cualquiera que sea su teología: ya sea sobre él, en él, junto a él, detrás de él, como sea...
Jesús… (usted tendrá que lidiar con esta escritura). Jesús le dijo: “¡Aléjate de mi vista, Satanás!”.
Pero recuerde que esto es justo antes... lo que sucedió antes de esto fue que Jesús cambió el
nombre de Pedro: de Simón a Pedro.
Ahora él lo llama Satanás. Pedro, tal vez, pensaba: “¡Me gustaba más Pedro!”. Pero es arrogancia,
orgullo, y es confiar en su propia fuerza. ¿Vieron que, cuando lo arrestaron, uno de los discípulos le
cortó la oreja al soldado? ¿Adivinan de quién se trata? Pedro. ¡De Pedro! ¡Pedro! ¿Sabe por qué le
cortó la oreja? ¡Porque no le dio a la cabeza!
Estaba tratando de partirle la cabeza ante una guarnición de soldados. No sabemos cuántos… un
centurión que supervisó la crucifixión de Jesús… Un centurión, “cent” supervisaba a 100 soldados.
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Quizás había 100 soldados allí. Y Pedro los va a enfrentar a todos, con una espada. Eso es confiar
en su fuerza.
Pero, por esto, Jesús le dice: “Satanás tiene un derecho. Él viene, porque tú le abriste una puerta”.
Pedro, hace algo sobre lo que hablamos en el primer mensaje, “Bajo la influencia”, totalmente
fuera de lugar para él.
Él negó… Este fuerte discípulo que está dispuesto a enfrentar a toda una guarnición de soldados
da la vuelta y niega a Jesús ante esta camarera adolescente. Incluso maldice e insulta. Insulta al
decir “no lo conozco. No conozco a ese hombre”.
Escuchen, lo que compartiré hoy, muchos creyentes maduros caen en esta trampa. Caminaron con
el Señor durante un largo tiempo y comienzan a confiar en su propia fuerza para resistir la
tentación. ¿Es posible que por esto haya caído el rey David? Porque él era un hombre muy fuerte.
Número uno: Orgullo es confiar en su propia fuerza. En 1 Corintios, 10:12 dice: “Así que, el que
crea estar firme tenga cuidado de no caer”.
Regresen a Job, capítulo uno, o hagan “clic” en Job, capítulo uno, como sea que lean su Biblia.
Pero léanla. Job, capítulo uno. La mayoría conocemos la historia de Job. Yo tengo un amigo que,
justo después de ser salvo, leyó el libro de Job porque necesitaba un trabajo. Me dijo: “Ese libro
no me ayudó mucho”.
Respondí: “No, lee Juan, Juan. No Job. Lee Juan”. Bien, “Orgullo es confiar en su propia justicia”.
Job, capítulo uno, versículo seis: “Pero un día se presentaron ante el Señor sus servidores, y entre
ellos llegó también Satanás. Cuando el Señor lo vio, le preguntó: ‘¿De dónde vienes?’ Satanás le
contestó al Señor:’ Vengo de andar recorriendo la Tierra de andar de arriba abajo en ella)’”. Como
dijimos la semana pasada, él anda como un león, viendo a quién devorar.
Entonces el Señor le preguntó: ‘¿No has pensado en mi siervo Job? ¿Acaso has visto alguien con
una conducta tan intachable como él? No le hace ningún mal a nadie, y es temeroso de Dios’. Pero
Satanás le respondió al Señor: ‘¿Acaso Job teme a Dios sin recibir nada a cambio? ¿Acaso no lo
proteges a él y a su familia, y a todo lo que tiene? Tú bendices todo lo que hace y aumentas sus
riquezas en esta tierra. Pero pon tu mano sobre todo lo que tiene y verás cómo blasfema contra ti,
en tu propia cara’.
Entonces el Señor le respondió a Satanás: ‘Haz lo que quieras con todas sus riquezas’. (Yo diría que
eso es dar permiso). Pero te prohíbo que a él le hagas daño’. Y dicho esto, Satanás salió de la
presencia del Señor”. Cuesta entender ese pasaje, pero no es tan difícil cuando lee el resto del
libro.
Durante 32 capítulos, 31, Job tiene tres amigos que aparecen para consolarlo. No querrá tener
amigos así, por cierto. Igual, ellos dicen muchas verdades. Le dicen una y otra vez: “Job, ¿estás
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seguro de que no hay una puerta abierta en tu vida? ¿Estás seguro de que el enemigo no pueda
usar algo en tu contra?”.
Job dice: “No. No. No. No. No hice esas cosas y sí hice estas”. Menciona algunas cosas que no ha
hecho y otras que sí. Él dice: “No, no, no, no”.
En el capítulo 32, hay un joven llamado Eliú –que se la pasó allí, escuchando–. No tengo tiempo
para leer todo, pero la esencia es lo que dice: “Yo soporté todo lo que pude soportar. No dije
nada porque son personas mayores y pensé que, con el tiempo, obtendrían la respuesta correcta.
Pero ninguno lo ha descubierto, así que les diré cuál es el problema”. Lo tomaremos desde ahí.
En Job, capítulo 32, versículo uno: “Así que, los tres hombres no le dijeron más a Job (escuchen,
esta es la respuesta a todo el libro) porque él era justo ante sus propios ojos”. “Entonces, la ira de
Eliú, hijo de... (una persona de nombre difícil y de alguien más) “...de la familia de Ram, se levantó
contra Job. Su ira se levantó (escuchen con cuidado) porque este se creía más justo que Dios”.
“...él se creía más justo que Dios”.
Sigue durante varios capítulos. Capítulo 33, versículos 8 y 9: “La verdad os ha hablado en mi oído y
he oído el sonido de sus palabras. Escuchó: “Yo estoy limpio, y en mí no hay pecado; soy inocente,
y en mí no hay maldad”. Él tendría que ser Jesús para que eso fuera verdad.
Luego concluye. En una parte de su conclusión, dice Job 36, versículo 3: “Yo (habla el joven Eliú) le
demostraré que mi creador es justo”.
Aquí está el pecado. Aquí estaba la puerta abierta en la vida de Job. Él era justo por lo que hizo;
no por a quién conocía. Su discurso fue sobre lo que hizo: “He hecho esto, he eso y aquello. Y no
he hecho esto, eso, ni he hecho aquello”.
Voy a repetirlo: los creyentes maduros son víctimas del orgullo en esta área porque cuando somos
salvos –piénsenlo bien– cuando somos salvos, sabemos que nuestra justicia viene de Dios, porque
no éramos justos.
Dios por Su gracia vino y nos salvó. Pero, 10 años después, 20, 30 años después, ahora guiamos a
un grupo, ahora somos líderes de una iglesia, ahora no hacemos todas esas cosas y hacemos estas
y comenzamos a sentir que somos justos por lo que hacemos. No somos justos por lo que
hacemos; somos justos únicamente por la sangre de Jesucristo Su Hijo. ¡Es la única razón por la
que somos justos!
Cuando comienzan a creer y confiar en su propia justicia, eso es orgullo. Esto fue lo que dijo Jesús:
“Es algo como el fariseo”. Estaba en la iglesia orando, entró un pecador y esta fue su oración:
“Dios, te doy gracias porque no soy como los demás”. “Gracias, Señor”. Se comparó a sí mismo.
¡Eso es lo que hace Job en 31 capítulos! Dice: “Compárenme con cualquiera. ¡Compárenme con
cualquiera y verán que yo soy justo!”.
Este es el problema, que Dios se presentó. Y Dios dijo: “Bien, ¿quieres que hagamos
comparaciones? ¿Quieres compararte? ¿Y si te comparas conmigo?”.
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Vean algunas cosas que Dios le dice a Job, a ver si querrían haber estado en su lugar ese día.
Job, 38, versículo uno: “El Señor le respondió a Job desde el torbellino: ‘¿Quién se atreve a
oscurecer mis designios con palabras carentes de sentido?’”. Lo diré de modo más sencillo. Dios
dijo: “¿Quién es el tonto que habla?”. “Pórtate como hombre, y prepárate. Te voy a preguntar, y
me vas a responder”.
Vean lo que dice Dios. “¿Dónde estabas tú cuando yo afirmé la tierra?”. ¿Les gustaría que Dios les
preguntara eso? “Si en verdad sabes mucho, dímelo”. Ahora escuchen el sarcasmo. “¡Dime
también si lo sabes!”.
“¿O quién la midió palmo a palmo? ¿Sobre qué están sentadas sus bases? ¿Quién puso su piedra
angular?”. Versículo 12: “¿Alguna vez le has dado órdenes a la mañana? ¿Le has señalado al alba
cuál es su lugar?”. Una versión dice: “¿Alguna vez le has dicho al sol cuándo salir?”.
Versículo 22: “¿Has entrado en los depósitos de la nieve?”. (¿Sabes dónde guardo la nieve?) “¿Has
visto dónde está el granizo?”.
Versículo 24; esta es una buena pregunta para que Dios haga. “¿Cómo se difunde la luz?”.
Versículo 34: “¿Puedes dar órdenes a las nubes y hacer que te cubra un torrente de agua?”.
(¿Puedes ordenar cuándo debe llover? Yo sí puedo) “¿Puedes marcar la ruta de los relámpagos y
hacer que se pongan a tus órdenes?”. Una versión dice: “¿El rayo viene a tu trono a preguntarte
dónde caer?”.
Versículo 26: “¿Acaso por órdenes tuyas vuela el gavilán, y tiende el vuelo a dirigirse al sur? ¿Acaso
por mandato tuyo se remonta el águila y pone su nido en alto?”. Dios culmina con esta
declaración. Job, capítulo 40, versículo 8: “¿Vas a condenarme para justificarte?”.
¿Se imaginan a Dios preguntando eso? “¿Vas a condenarme para poder justificarte?”. Claro, Job
se arrepiente.
Escúchenme. Vi a muchos creyentes maduros, que comienzan a confiar en su propia justicia. Este
es el asunto: muchos de ellos son justos en cuanto a su vida, y yo creo en una vida de justicia.
Presten atención. Porque vivir de manera injusta le abre la puerta a lo demoníaco. Yo creo en vivir
con justicia, pero vivir con justicia no nos hace justos solo la sangre de Jesús lo hace.
Una vez hablaba con un hombre, lleno de orgullo. Me esforzaba por llegarle y él me hablaba sobre
todos los problemas que tenía y todo lo que le salía mal. Después, me dijo: “Y yo siempre he
hecho lo correcto. Siempre lo hice”.
Me estremecí al oírlo. Pensé: “No, no siempre lo hiciste. Nunca nadie hace siempre lo correcto”.
Pero él decía, era: “Soy justo porque hice lo correcto”.
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Su propia sabiduría, ya sabrán de qué hablo.
Quisiera que regresaran a este pasaje, para explicarlo un poco. Lo explicaremos mientras pasan las
páginas. Primera Reyes, capítulo 22. Retrocedan un par de libros. Primera de Reyes, capítulo 22.
Este es uno de los pasajes más maravillosos que verán en la Biblia. Aquí hablan de Ajab cuando era
rey de Israel. Recuerden que Ajab se casó con Jezabel.
Jezabel tenía 850 profetas, pero perdieron la cabeza en manos de Elías, por decirlo así, cuando
este se presentó e hizo descender fuego en el Monte Carmelo. Ella se hacía cargo de ellos. Ellos
estaban en su nómina. Ajab tenía 400 profetas en su nómina. Se encargó de ellos, los alimentó, los
cuidó para que profetizaran cosas buenas.
Entender eso es vital —escúchenme— porque hay muchos líderes que conservan gente que nunca
les negarían algo. Esos no son líderes sabios.
Bien, Ajab es el rey de Israel. Le pidió a Josafat, el rey de Judá, que lo visitara. Josafat era un buen
rey. Ajab era un rey muy malo; muy, muy, muy malo, malvado.
Ajab dijo en esa conversación: “Vamos, ataquemos al rey de Siria y volvamos a la ciudad Ramot de
Gaalad. Debe ser nuestra”. El rey Josafat dice: “Preguntémosle a un profeta”.
Ajab llama a los 400 profetas, que están en su nómina, y les dice: “¡Sí, vayan! Sí, Dios estará con
ustedes”. Y Josafat dice: “¿Algún otro profeta?”. Y partiremos desde ahí.
Primera Reyes 22, versículos 7 y 8: “Pero Josafat insistió: ‘¿Queda aún algún profeta del Señor, a
quien podamos consultar?’. Y el Rey de Israel le dijo a Josafat: ‘Se trata de Micaías (este no es
Miqueas, quien escribió el libro, este es otro profeta y su nombre es Micaías, no Miqueas). Micaías,
hijo de Imla, por medio del cual podríamos consultar al Señor”. ¡Escuchen esto! “Pero me cae mal
porque nunca me da palabras de aliento me desanima”.
Dice: “Llamémoslo de todos modos”. Tienen que sacarlo de prisión. Ajab lo metió en prisión tres
años atrás porque él le había dicho: “Vas a morir. Hiciste enfadar a Dios y morirás”. Ajab lo
encarceló por eso.
Versículo 15: “Cuando Micaías se presentó ante el rey, este le preguntó: ‘Micaías, ¿debemos
atacar a Ramot de Galaad o la dejaremos en paz?’ Micaías le respondió: ‘Ve y atácala, que saldrás
victorioso. El Señor te la va a entregar’.
Pero el Rey le dijo: ‘¿Cuántas veces tengo que decirte que me digas solo la verdad en el nombre
del Señor?’”. O sea, dice: “Vas a hacerlo igual. No importa lo que diga”.
“Entonces, dijo: (Aquí está la verdad): ‘Tuve una visión y vi al pueblo de Israel disperso por los
montes... como ovejas sin pastor’. (Recuerden que cuando no tienen pastor el lobo los ataca). “Y el
Señor dijo: ‘No tienen quién la guíe, es mejor que se regresen a casa en paz’. Es decir, no vayan a
la guerra con este rey porque no regresarán. Vayan a casa.
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“Y el rey de Israel se volvió a Josafat, y le dijo: ‘¿No te había dicho que nunca anuncia nada bueno,
solo calamidades?’.
“Entonces, Micaías replicó: ‘Ahora vas a oír la Palabra del Señor. Yo vi al Señor en su trono y todos
los ejércitos del Cielo estaban junto a su mano derecha e izquierda’”.
Paremos un minuto porque “los ejércitos del Cielo” se refieren a los ángeles, pero lo que muchos
no notan es que, a veces, también se refiere a los ángeles caídos. Vean que se encuentran de pie a
la mano derecha del Señor y a Su izquierda.
Recuerden que Jesús dijo que cuando el Hijo del Hombre viniera a Su reino Él pondría ovejas a Su
derecha y cabras, a Su izquierda. Los ejércitos del Cielo están a Su derecha y a Su izquierda.
Les mostraré una escritura más sobre los ejércitos del Cielo. Quédense allí. Les leeré otro versículo
para que entiendan que, a veces, los ejércitos del Cielo representan también a los ángeles caídos.
Segunda Reyes 21, versículo uno: “Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar y reinó 55 años
en Jerusalén. Su madre se llamaba Hepsibá, e hizo lo malo a los ojos del Señor pues siguió las
prácticas repugnantes de las naciones que el Señor había arrojado de la presencia de los
israelitas... además, reconstruyó los altares en los montes que Ezequías, su padre, había derribado.
Y erigió altares a Baal, hizo una imagen de Asera, como Ajab...” (que fue el peor rey que tuvo
Israel) “...como Ajab, rey de Israel, lo había hecho y adoró y rindió culto a todo el ejército de los
cielos”. Adoraba a los ángeles.
“Construyó altares en el templo del Señor, del cual el Señor había dicho: ‘En Jerusalén yo pondré
mi nombre’... y en los dos atrios del templo construyó altares para todo el ejército de los cielos.
Además, lanzó a su hijo al fuego como sacrificio, practicó la adivinación, usó la brujería, y consultó
a encantadores y adivinos”.
Él adoraba demonios. Bien, recuerden que Micaías dijo: “Vi al Señor sentado en Su trono y el
ejército del Cielo estaba justo a Su derecha y a Su izquierda”.
Es vital que entiendan que había ángeles caídos allí por lo que están a punto de ver. Acabamos de
leer en Job, donde Satanás estaba de pie frente al trono de Dios y Dios le dio permiso para hacer
algo.
Ahora veremos el versículo 20. Primera Reyes 22, versículo 20: “Y el Señor preguntó: ‘¿Quién
incitará a Ajab para que ataque a Ramot de Galaad y sea derrotado?’. Las opiniones estaban
divididas. Pero un espíritu...” (me pregunto qué clase de espíritu era) “...se presentó y se puso ante
el Señor... y dijo que él lo incitaría. Cuando el Señor le preguntó cómo, el espíritu dijo: “Voy a
mezclarme entre los profetas y los haré decir mentiras”. Ese no es el Espíritu Santo. Es un espíritu
maligno, mentiroso.
El Señor le dijo: “Pues ve y hazlo pronto, (Oigan. Dios está a punto de darle órdenes a un demonio)
“...indúcelos a que hagan lo que dices”.
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“Así que, el Señor ha puesto en labios de tus profetas un espíritu que los hace decir mentiras y el
Señor... ha determinado que te sobrevenga la calamidad”.
Es un pasaje increíble. Quiero que entiendan algunas cosas. En primer lugar, quién tiene el control.
No hay una batalla entre Dios y Satanás. Satanás es un ser creado. Dios es el creador; está a cargo.
A veces, usará al enemigo para cumplir Sus propósitos y Dios está totalmente a cargo de todo.
Tienen al Señor sentado en Su trono y un espíritu mentiroso hablando con él y Dios dándole
órdenes.
Aclararé algo. Muchos han dicho… Cuando digo: “Un cristiano puede ser influenciado por un
demonio. Un demonio puede entrar”, lo entendemos. Pero algunos me dicen: “Un demonio no
podría entrar en mí porque Dios vive aquí, el Espíritu Santo vive en mí y el demonio no puede vivir
donde vive Dios”.
Tenemos ciertos problemas con esa teología, porque Dios es omnipresente. Vive en todas partes.
Si un demonio no puede vivir donde vive Dios, el demonio no vive. No inventen teologías.
También hay otro problema aquí. Algunos dirán: “No me refiero a la omnipresencia de Dios, me
refiero a la presencia manifiesta de Dios. La presencia manifiesta de Dios vive en mí y un demonio
no puede vivir donde vive Su presencia manifiesta”. El trono es la presencia manifiesta de Dios.
Había un demonio parado justo frente a Su trono. Leemos Job y vemos que Satanás estaba allí y
Dios le dio órdenes.
Intento decirle que Dios tiene el control y que, cuando peca, le abre una puerta al enemigo y Dios
podría permitirle al enemigo entrar y sacudirlo como trigo. Les explicaré por qué Dios lo haría, al
final de este mensaje. Lo explicaré
Debbie y yo nos reunimos una vez, con una pareja, y ellos iban por el mal camino, sin ninguna
duda. Nos subimos al auto y Debbie me dijo: “Pensé que hablarías un poco más de lo que
hablaste”. Respondí: “Él no va a escucharme. De hecho, cree que es más listo que yo y se cree más
listo que muchos”.
Me dijo: “Entonces, ¿qué pasará?”. Contesté: “Dios enviará al enemigo y, con suerte, él se
arrepentirá; eso pasará”. Y eso fue lo que pasó. Dios le envió al enemigo, pero él no se arrepintió.
Necesito que entienda que Dios tiene el control. Cuando abre una puerta, porque confía en su
sabiduría y en que es lo suficientemente listo, y no escucha a las personas diciéndole “¡Alto!
¡Alto!”, está en apuros.
De esta sabiduría habla Santiago, tres. Santiago tres, versículo 14, dice: “Pero si abrigan en su
corazón amargura, envidia y rivalidad”. (Oigan con cuidado) “Esta sabiduría no desciende de lo
alto, sino que es terrenal, humana y diabólica”.
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Es decir: hay un demonio que le habla y usted cree que es Dios, porque confía en su propia
sabiduría y no en la del Señor. Nadie puede corregirlo; usted es más listo que cualquiera.
Cuando es más listo que los demás, tiene orgullo. Cuando tiene orgullo, abre una puerta. Cuando
la abre, entra el lobo. De eso no hay duda.
Entonces, ¿alguna vez Dios concedería permiso para que Satanás ataque a un creyente? Claro.
Acabamos de verlo con Pedro. Dijo que Satanás lo pidió y le fue dado permiso. Pidió a Job. Luego,
tienen a Ajab.
Pero, preste atención, ¿por qué haría Dios eso? Escuche bien. Es siempre, siempre, siempre por su
bien.
¿Un padre reprendería a su hijo? ¡Seguro! Por su bien, porque no querrá que vaya por el mal
camino.
Les mostraré una escritura que les dirá por qué Dios haría esto. Quizás sea la escritura peor citada
de la Biblia, 99 de 100 veces que la escucho se cita erróneamente. Es importante citarla bien.
Aquí está: Proverbios 16:18: “La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída”.
¿Cómo se cita esta escritura normalmente? “La Biblia dice que el orgullo precede a la caída”.
El orgullo precede a la caída. En la Biblia dice: “El orgullo precede a la caída”. No, no dice eso.
Dice: “La arrogancia anticipa la caída”. Dice: “La soberbia precede al fracaso”. Cuando tienen
orgullo, ¿qué pasará? Será destruido.
¿Qué hace Dios? En Su gracia, envía al enemigo para que caiga en esclavitud para que, en esa
esclavitud, usted clame a gritos: “¡Dios, libértame!”. Y Dios lo liberta, si clama a Él. Pero si continúa
con su orgullo, será destruido.
Caerá en el pavimento, se rasguñará, quizás se quiebre algo, pero no morirá. Eso es lo que Dios
haría. Dios diría: “No quiero que seas destruido”. Piénsenlo. A Pedro y a Job los atacó Satanás,
pero se arrepintieron.
Pedro se volvió uno de los apóstoles preeminentes en la iglesia del Nuevo Testamento. A Job se le
restauró el doble de todo lo que robó Satanás.
Pero Ajab no se arrepintió. Dios envió a Micaías, un profeta, a decirle: “Vas a caer. Hay un espíritu
de mentira. Te mienten; tú vas a caer”. Ajab pudo haber dicho: “Me arrepentiré”. Ajab se
arrepintió de algo más y Dios extendió su vida tres años.
¿Pero qué hizo? No se arrepintió. Prefirió ir a la guerra. Pensó que era más sabio que Dios. No se
puso sus vestiduras regias. Le dijo a Josafat que usara sus vestiduras reales pensando: “Ellos
matarán a Josafat y seré el gobernante de todo y aun así lo lograré”. Y se puso una armadura
normal y fingió ser un soldado común, pero se quedó atrás de la batalla, donde no había mucha
acción.
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Persiguieron a Josafat pensando que él era el rey de Israel. Dice: “Cuando descubrieron que no era
el rey de Israel dejaron de perseguirlo”. Josafat se escapó.
Escuchen esta escritura. Primera Reyes 22, versículo 34: “Pero un arquero lanzó una flecha al aire y
la flecha alcanzó al rey Ajab y lo penetró entre su armadura y Ajab murió”.
Pero Dios se lo advirtió. Dijo: “Si vas, morirás”. Y un hombre arroja una flecha, al azar, dispara la
flecha y Dios guía la flecha hasta alcanzarlo a él, justo en la unión de su armadura y lo mata.
Pero quiero que recuerden que “orgullo es confiar en su propia fuerza, su justicia, su sabiduría”. El
orgullo es una trampa en la que el fuerte, el justo y el sabio caen muchas veces.
Lo diré de nuevo: el orgullo es una trampa en la que el fuerte, el justo y el sabio pueden caer si no
confían en la fuerza del Señor, la justicia del Señor y Su sabiduría.
Quiero que inclinen su rostro y cierren los ojos. Tómense un momento y sean honestos.
Señor, ¿tengo orgullo en mi vida? Sean honestos. ¿Tengo orgullo? El orgullo es una puerta abierta.
“Permiso concedido”; eso es lo que sucede. Le damos permiso al enemigo.
A todos nos ha pasado. Todos hemos pasado por eso y sabemos que llegamos a ese lugar donde
nos ponemos arrogantes y orgullosos y, luego, algo nos pasa y le suplicamos a Dios: “¡Dios,
perdóname! Perdón”.
Queremos orar por usted. Al final de cada servicio, en cada templo tendremos una canción más de
adoración; pedimos que nadie se vaya durante ese tiempo porque hay personas que están siendo
ministradas.
Entendemos si tiene alguna emergencia, si debe tomar un vuelo, hay un hijo enfermo. Pero si no
tiene una emergencia, tómese unos minutos extra para venir y recibir oración o para adorar durante
ese tiempo para que creemos una atmósfera para que aquellos por los que oramos también
puedan ser ministrados.
Si necesita orar en algún área, quiero extender la invitación hoy a algunos de ustedes que nunca
han venido a orar ante el altar. Con solo venir al altar, podría ser una expresión de humildad ante
Dios.
Muchas veces, nos sentimos lo suficientemente justos, y fuertes, y sabios como para atravesar por
esto por nuestra cuenta. Con sólo pedirle a alguien que ore por nosotros hay una expresión de
humildad ante Dios.
Entonces, en un momento estaremos de pie, en cada templo, tendremos una canción más de
adoración.
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Durante ese tiempo, quiero que venga. Si necesita orar por cualquier área de su vida, venga al
frente del templo o al frente del salón auxiliar, donde esté sentado, habrá personas allí.
Si está en el segundo nivel, en Southlake, junto a cada salida tendremos personas para orar, para
que no tengan que bajar aquí, pueden ir a la salida y habrá personas, debidamente identificadas,
que pueden orar por usted.
Necesitamos que cada persona de nuestro equipo ministerial pueda orar hoy. Necesitaremos a
muchas personas.
Quiero que venga pronto, si está en el equipo ministerial. Al ponernos de pie, si necesita orar por
cualquier área de su vida, póngase de pie, camine y venga.
Espíritu Santo, te pido que traigas a cada persona de cada templo con la que estés tratando ahora
en esta área; en el nombre de Jesús. Amén.
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Versículos utilizados
Lucas 22:31 El Señor dijo también: "Simón, Simón, Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como si
fueran trigo,
Lucas 22:32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando hayas vuelto, deberás
confirmar a tus hermanos".
Marcos 14:27 Allí Jesús les dijo: "Todos ustedes se escandalizarán de mí. Está escrito: 'Heriré al
pastor, y las ovejas serán dispersadas'.
Marcos 14:28 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea".
Marcos 14:30 Jesús le dijo: "De cierto te digo que esta misma noche, antes de que el gallo cante
dos veces, tú me habrás negado tres veces".
Marcos 14:31 Pero Pedro insistía: "Aun si tuviera que morir contigo, no te negaré".
Mateo 16:21 Desde entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén
y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir,
y resucitar al tercer día.
Mateo 16:22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reconvenirlo: "Señor, ¡ten compasión de ti mismo!
¡Que esto jamás te suceda!".
Mateo 16:23 Pero él se volvió y le dijo a Pedro: "¡Aléjate de mi vista, Satanás! ¡Me eres un tropiezo!
¡Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en cuestiones humanas!".
1 Corintios 10:12 Así que, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer.
Job 1:6 Pero un día se presentaron ante el Señor sus servidores, y entre ellos llegó también
Satanás.
Job 1:7 Cuando el Señor lo vio, le preguntó: ‘¿De dónde vienes?’ Satanás le contestó al Señor:
'Vengo de andar recorriendo la Tierra de andar de arriba abajo en ella'.
Job 1:8 Entonces el Señor le preguntó: "¿Y no has pensado en mi siervo Job? ¿Acaso has visto
alguien con una conducta tan intachable como él? ¡No le hace ningún mal a nadie, y es temeroso
de Dios!".
Job 1:9 Pero Satanás le respondió al Señor: "¿Y acaso Job teme a Dios sin recibir nada a cambio?
Job 1:10 ¿Acaso no lo proteges, a él y a su familia, y a todo lo que tiene? Tú bendices todo lo que
hace, y aumentas sus riquezas en esta tierra.
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Job 1:11 Pero pon tu mano sobre todo lo que tiene, y verás cómo blasfema contra ti, y en tu propia
cara".
Job 1:12 Entonces el Señor le respondió a Satanás: "Ahí está Job. Haz lo que quieras con todas sus
riquezas. Pero te prohíbo que a él le hagas daño". Y dicho esto, Satanás salió de la presencia del
Señor.
Job 32:1 (LBLA) Entonces estos tres hombres dejaron de responder a Job porque él era justo a sus
propios ojos.
Job 32:2 Pero Eliú hijo de Baraquel, que era buzita y de la familia de Ram, se levantó temblando de
ira en contra de Job porque éste se creía más justo que Dios.
Job 33:8 De cierto tú dijiste a oídos míos, Y yo oí la voz de tus palabras que decían:
Job 33:9 “Yo estoy limpio, y en mí no hay pecado; soy inocente, y en mí no hay maldad.
Job 38:2 “¿Quién se atreve a oscurecer mis designios con palabras carentes de sentido?”.
Job 38:3 Pórtate como hombre, y prepárate; yo te voy a preguntar, y tú me vas a responder.
Job 38:4 ¿Dónde estabas tú, cuando yo afirmé la tierra? Si en verdad sabes mucho, dímelo.
Job 38:5 Dime también, si lo sabes, ¿quién tomó sus medidas? ¿O quién la midió palmo a palmo?
Job 38:6 ¿Sobre qué están sentadas sus bases? ¿Quién puso su piedra angular…?
Job 38:12 ¿Alguna vez le has dado órdenes a la mañana? ¿Le has señalado al alba cuál es su
lugar…?
Job 38:22 ¿Has entrado en los depósitos de la nieve? ¿Has visto dónde está almacenado el
granizo?
Job 38:34 ¿Puedes dar órdenes a las nubes, y hacer que te cubra un torrente de lluvia?
Job 38:35 ¿Puedes marcar la ruta de los relámpagos, y hacer que ellos se pongan a tus órdenes?
Job 39:26 ¿Acaso por órdenes tuyas vuela el gavilán, y tiende el vuelo para dirigirse al sur?
Job 39:27 ¿Acaso por mandato tuyo se remonta el águila, y pone su nido en lo alto de las rocas?
1 Reyes 22:7 Josafat insistió: “¿Queda aún algún profeta del Señor, a quien podamos consultar?”.
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1 Reyes 22:8 Y Ajab le respondió: Sí, aún queda otro profeta por medio del cual podríamos
consultar al Señor. Se trata de Micaías hijo de Imla, pero me cae muy mal porque nunca me da
palabras de aliento, sino que siempre me desanima.
1 Reyes 22:15 Cuando Micaías se presentó ante el rey, éste le preguntó: "Dime, Micaías;
¿debemos ir y atacar a Ramot de Galaad, o la dejaremos en paz?". Y Micaías le respondió: "Ve y
atácala, que saldrás victorioso. El Señor te la va a entregar".
1 Reyes 22:16 Pero el rey le dijo: "¿Cuántas veces tengo que decirte, en el nombre del Señor, que
me digas sólo la verdad?".
1 Reyes 22:17 Entonces Micaías dijo: "Tuve una visión, y en ella vi al pueblo de Israel disperso por
los montes, como ovejas sin pastor. Entonces el Señor dijo: “Esta gente no tiene quién la guíe. Es
mejor que todos se regresen a su casa en paz.”
1 Reyes 22:18 El rey de Israel se volvió a Josafat, y le dijo: "¿No te lo había dicho ya? Micaías
nunca me anuncia nada bueno. Sólo me anuncia calamidades".
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