Systemexico Sep00
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Systemexico Sep00
POR
ELISEO VILALTA PERDOMO
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
Campus Ciudad de México
Sumario.
La realidad no es cognoscible en su totalidad. De todas maneras contamos con
metodologías que nos permiten una interacción provechosa con ella. Una de éstas es la
Metodología de Sistemas Suaves (Soft Systems Methodology), desarrollada por el Prof.
Checkland en Lancaster University, que aunque produce ciertamente información acerca
de una situación problemática, deja sin aclarar el mecanismo práctico para obtener un
diagnóstico claro sobre una organización.
Este documento ofrece una manera de operacionalizar las dos primeras etapas de la
metodología usándolas como un sistema diagnosticador, con el fin de obtener un
documento que pueda ser utilizado como un diagnóstico de una situación no deseada
(problema).
La definición de un problema.
Si, como ya intuimos, la realidad se compone de una serie de percepciones no muy
claramente justificables relacionadas a través de razones de cambio definidas con
mediciones poco precisas, debemos entender que un problema es más una sensación que
un hecho1.
Entonces, todo proceso de mejora no es otra cosa que un cambio negociado de las
sensaciones de un sujeto. La tradicional relación problema-síntoma se transforma en algo
más sensitivo. De hecho, permite que sustituyamos el término problema por uno más
negociable como podría ser “situación no deseada”.
1. Percepción
2. Idea
3. Hecho
2 Según Mach una hipótesis es una explicación provisoria que tiene por finalidad la de hacer comprender
más fácilmente lo hechos, pero que escapa a la prueba de los hechos. (Tomado de Abbagnano, 1998:608)
Como todo conocimiento probable, la validez de las percepciones resulta del
hecho de ser puesta a prueba y de llegar a ser confirmada o rechazada mediante la
prueba.
Las percepciones no son conocimiento perfecto e inmodificable, sino que poseen
la característica de la corregibilidad.
Cuando empezamos a formar conceptos más claros y distinguibles que, de hecho, pueden
ser discutidos y defendidos en forma lógica, los argumentos que manejamos pueden ser
denominados ideas. Éstas conforman un tipo diferente de paquetes de información, de los
que emerge el conocimiento. Descartes definía a la idea como la forma de un
pensamiento, por cuya inmediata percepción tenemos conocimiento de este pensamiento.
(Abbagnano, 1998:636)
Locke definía una idea como los términos para designar algún objeto inmediato de la
mente, que ella percibe y que tiene delante como algo distinto del sonido que se usa como
signo suyo. (Abbagnano, 1998:636)
Según Dewey una idea es, en primer lugar, la anticipación de algo que puede ocurrir,
señala una posibilidad (Abbagnano, 1998:637). Por lo tanto, y a diferencia de una
percepción, una idea ya encierra conocimiento en sí misma pues cuenta con la capacidad
de ofrecer un cierto grado de pronosticar el futuro y, por ende, de efectuar intervenciones
conscientes sobre nuestro entorno.
Las ideas nacen de procesos lógicos claros que cuentan con la capacidad de provocar
diferenciaciones. Estos procesos tienen como actividad primaria el categorizar elementos
e identificar las relaciones entre ellos y el medio ambiente. Son los elementos sistémicos
primigéneos, pues de ellos parte nuestra manera consciente de intervenir en los sistemas
en que participamos.
Las ideas son las percepciones confrontadas con la realidad, a través de un proceso lógico
formal y, por lo tanto, “la verificación de enunciados formales sólo incluye operaciones
racionales.” (Bunge, 1959:43)
Algunas maneras de convertir ciertas percepciones en ideas pueden ser las siguientes:
El sujeto confirma que las percepciones son observadas por otros individuos.
(Entrevistas)
El sujeto es capaz de defender exitosamente esta percepción a través de la lógica.
Cuando podemos agrupar estas ideas y desarrollar experimentos que comprueben de
manera fáctica su grado de acercamiento con la realidad, pasamos a otro estadío del
conocimiento: los hechos. En este nivel del conocimiento las percepciones se han
convertido en elementos con capacidad de comprobarse su existencia de manera fáctica.
Para obtener uno o varios hechos se busca establecer si una idea, o conjunto de ellas,
forma parte de un estado deseado de un sistema. El resultado es mostrar
indiscutiblemente su grado de correlación con el objetivo buscado. Así, en términos
generales, lo que se debe hacer es comparar el estado actual con el deseado. Para ello,
cada idea debe contar con uno o varios indicadores que puedan ser relacionados con
estados deseados.
Los estados deseados son producto de dos fuentes primordiales. En primer lugar de un
origen interno en la organización. En este caso, los puntos a comparar son nuestras ideas
contra ciertos artefactos culturales (ver Rodríguez, 1999: 144-145). Estos artefactos
serían elementos como la misión, la visión y la filosofía de operación de la organización.
En segundo lugar, también contamos con otra fuente de estados deseados, ésta es
conocida como las mejores prácticas, que no son otra cosa que una serie de
recomendaciones a seguir generadas por los líderes de cada ramo.
La comparación de las ideas con los estados deseados nos muestran esa tensión creativa
señalada por Senge: “La yuxtaposición entre visión (lo que deseamos) y una clara imagen
de la realidad actual (dónde estamos en relación con dónde deseamos estar) genera lo que
denominamos ‘tensión creativa’: una fuerza para unir ambos puntos, causada por la
tendencia natural de la tensión a buscar resolución.” (Senge, 1990:182).
Propuesta metodológica.
“La metodología de Checkland (Checkland, 1979) fue derivada de la experiencia y
representa la destilación de un aprendizaje alcanzado en un gran número de proyectos de
‘acción-investigación’. […] Las metodologías de ingeniería de Sistemas se basan en un
paradigma de ‘optimización’ mientras que la metodología de Checkland toma el
paradigma para ser de ‘aprendizaje’.” (Wilson, 1990:68)
Ahora bien, debemos reconocer que una de las más importantes aplicaciones de la
ingeniería de sistemas es utilizarla para la solución de problemas concretos y, en el caso
de la Metodología de Sistemas Suaves, ésta requiere de una serie de herramientas mucho
más aterrizadas de las que tiene a su disposición para poder ser reconocida como un
sistema diagnosticador.
Checkland afirma que este proceso de búsqueda cae dentro del mundo real y sirve para
definir una situación problemática.3 Para ello propone dos etapas que son denominadas:
Etapa 1: Definición de la situación problemática no estructurada.
Etapa 2: Definición de la situación problemática estructurada.
Considera que estas etapas pueden ser realizadas cuando vemos a la situación como una
cultura. Para ello requerimos desarrollar un análisis de la intervención, otro análisis del
sistema social y, por último, un análisis del sistema político.
Adicionalmente, revisa quienes son los individuos involucrados para mejorar la situación
problemática y enlista los temas y tareas que el sistema debe desarrollar.
Para ello se desarrolla una lista que comprenda percepciones, ideas y hechos (PIH). Éstos
suelen tener su origen en distintas fuentes de información y el proceso mecánico consiste
en trasladarse a través del siguiente modelo:
3 Para mayor información al respecto hágase referencia a (Checkland & Scholes: 1990) o (Wilson: 1990).
Para ir conformando el listado de PIH se recomienda usar una tabla como la siguiente:
Es importante señalar que de una percepción pueden resultar varias ideas y viceversa.
También sucede algo similar entre las ideas y los hechos.
Si bien las percepciones y las ideas pueden ser calificadas, pues no requieren de una
validación experimental, en el caso de los hechos, éstos no deben incluir adjetivos que
categoricen el estado que guarda alguna variable del sistema. Esto es con el fin reducir en
lo posible la influencia de un observador sobre los demás.
No debemos olvidar que todos los elementos (hechos) de esta lista son percepciones y
que, por ende, se encuentran limitados por nuestra capacidad sensorial y por el
conocimiento previamente adquirido.
también es de destacar que en esta etapa resulta útil reconocer cuáles hechos son
susceptibles de ser modificados por el sistema y cuáles no. Estos últimos son
restricciones a las que se debe sujetar el sistema y forman parte del medio ambiente.
En este punto tiene sentido comentar que el medio ambiente, no corresponde exactamente
a una entidad superior claramente identificada que sujeta las actividades de un sistema
dentro de una, más o menos amplia, banda de posibles estados. En realidad tampoco se
asemeja a un conjunto de sistemas que concurren en delimitar el comportamiento del
sistema sujeto de estudio. Más bien, se puede percibir como el conjunto de elementos,
más o menos interconectados entre sí, que afectan en el proceder futuro de un sistema sin
necesariamente formar parte de él. Al igual que la fuerza gravitatoria, éste es
evidentemente el punto sensorialmente más débil y difuso en el comportamiento de un
sistema y, por ende, suele ser el más olvidado. El proceso de intercambio entre el exterior
y los componentes del sistema es el único lugar donde podemos participar activamente
para cambiar nuestro futuro.
Regla de Decisión
Ya obtenida una malla de relaciones que muestra una razonable5 panorámica de la
situación, el siguiente paso es construir un sistema de toma de decisiones, con el fin de
elegir el conjunto de intervenciones que deseamos hacer sobre el sistema sujeto de
estudio. Ello sólo puede hacerse si desarrollamos un sistema de comunicación que busque
más allá del consenso, lo que necesitamos es que se centre en el compromiso de todos los
participantes.
Para este caso, lo que haríamos en la parte metodológica es identificar todas las PIH’s
que tengan alguna relación con el “problema de liquidez” y elegirlas como los elementos
significativos sobre los que intervenir.
donde el verbo representa la acción que puede participar en la intervención sobre una o
varias de las PIH’s seleccionadas. Es fundamental señalar que una actividad puede
cumplir con varias PIH’s y viceversa, por lo tanto, no se debe esperar que se presente una
relación totalmente biunívoca dentro de la tabla que mostramos a continuación:
También debemos ser conscientes de que el objeto directo no puede ser nunca un adjetivo
calificativo, y debe poder contar con la total capacidad de ser numéricamente evaluado.
Esto es un requisito porque si la actividad a desarrollar no tiene esa capacidad de
evaluación no podrá contar con un sistema de información que permita al sistema en sí
adaptarse al entorno y, por ende, evolucionar. Así pues, aquellas actividades que no
puedan cumplir con este requisito deberán ser eliminadas de la tabla, puesto que en lugar
de amortiguar las entradas al sistema, incrementan su complejidad. “Un sistema viable
existe dentro de un ambiente que se encuentra más allá del conocimiento y el control de
la gente dentro del sistema.” (Espejo, 1989:79)
Conclusiones.
Luhmann afirma que “el conocimiento es una operación social que se actualiza en y
únicamente por la comunicación. El conocimiento se enlaza a la conciencia mediante
acoplamientos estructurales y esto no es sino la expresión de una condición fundamental:
la necesidad para el sistema del conocimiento de un entorno.” (Luhmann, 1996:55)
Esto nos obligaría a olvidarnos de encontrar la verdad, como se hiciera con el Santo
Grial, y centrarnos en encontrar posiciones que favorecieran el dinamismo y la evolución
de los sistemas, en los que como seres humanos somos simultáneamente constructores y
víctimas.
Para ello existen maneras de lograrlo, una es la que se presentó en este documento. El
concepto se basa en que “el arbitrio del observador reside en la elección del sistema que
sirve como punto de partida, no en el problema de qué es lo que puede considerarse como
un sistema.” (Luhmann, 1996: 53)
Bibliografía.
Abbagnano N. Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 3a
edición, 1998.
Beer S.
Bunge M. La Ciencia: Su Método y su Filosofía, Editorial Siglo Veinte, Buenos
Aires,1959.
Checkland P. & Scholes J. Soft Systems Methodology in Action, John Wiley,
Chichester, 1990.
Espejo R. The VSM Revisited. From Espejo R. & Harnden R. The Viable System
Model: Interpretations and Applications of Stafford Beer’s VSM, John Wiley,
Chichester, 1989.
Luhmann N. La Ciencia de la Sociedad, Universidad Iberoamericana, 1a. edición en
español, México, 1996.
Maturana H. y Varela F. De Máquinas y Seres Vivos, Autopoiesis: La Organización
de lo Vivo, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 5a edición, 1998.
Rodríguez D. Diagnóstico Organizacional, Alfaomega, México, 3a edición, 1999.
Senge P. La Quinta Disciplina, Granica / Vergara, Buenos Aires, 1a edición en
español, 1990.
Wilson B. Systems: Concepts, Methodologies and Applications, John Wiley,
Chichester, 2a. edición, 1990