La Atención Cion

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La atención

La atención desempeña un importante papel en diferentes aspectos de la vida del hombre, tal es
así que han sido múltiples los esfuerzos realizados por muchos autores para definirla, estudiarla y
delimitar su estatus entre los procesos psicológicos.

Las definiciones que a continuación se citan son todas válidas, pese a que no se ha llegado a un
consenso, el estudio de la atención continúa

Diversos autores la definen como un proceso, y señalan que la atención presenta fases entre las
que podemos destacar la fase de orientación, selección y sostenimiento de la misma. (Ardila,
1979; Celada , 1989; Cerdá, 1982; Luria. 1986; Taylor, 1991).

Reategui (1999) señala que la atención es un proceso discriminativo y complejo que acompaña
todo el procesamiento cognitivo, además es el responsable de filtrar información e ir asignando
los recursos para permitir la adaptación interna del organismo en relación a las demandas
externas.

Otros autores consideran que la atención es un mecanismo, va a poner en marcha a los procesos
que intervienen en el procesamiento de la información, participa y facilita el trabajo de todos los
procesos cognitivos, regulando y ejerciendo un control sobre ellos (García, 1997; Rosselló, 1998;
Ruiz-Vargas, 1987).

Para Rubenstein (1982) la atención modifica la estructura de los procesos psicológicos, haciendo
que estos aparezcan como actividades orientadas a ciertos objetos, lo que se produce de acuerdo
al contenido de las actividades planteadas que guían el desarrollo de los procesos psíquicos,
siendo la atención una faceta de los procesos psicológicos.

1.2.- CARACTERÍSTICAS DE LA ATENCIÓN.

A pesar que no se ha llegado hasta la actualidad, a definir satisfactoriamente la atención dada la


diversidad de criterios, la mayoría de los autores en sus intentos por lograrlo nos ofrecen una
descripción o nos hablan de sus características. Si bien fenomenológicamente la orientación
seleccionadora es considerada como la característica principal de la atención (Kahneman, 1973;
Rubenstein, 1982; Rosselló, 1998), presenta además otras características entre las que destacan:

La Concentración.

Se denomina concentración a la inhibición de la información irrelevante y la focalización de la


información relevante, con mantenimiento de ésta por periodos prolongados (Ardila, Rosselli,
Pineda y Lopera, 1997). La Concentración de la atención se manifiesta por su intensidad y por la
resistencia a desviar la atención a otros objetos o estímulos secundarios, la cual se identifica con el
esfuerzo que deba poner la persona más que por el estado de vigilia. (Kahneman, 1973).

La concentración de la atención está vinculada con el volumen y la distribución de la misma, las


cuales son inversamente proporcionales entre sí, de esta manera mientras menos objetos haya
que atender, mayor será la posibilidad de concentrar la atención y distribuirla entre cada uno de
los objetos (Celada y Cairo, 1990; Rubenstein, 1982).

La Distribución de la atención

A pesar que la atención tiene una capacidad limitada que está en función del volumen de la
información a procesar y del esfuerzo que ponga la persona, es posible que podamos atender al
mismo tiempo a más de un evento.

La Distribución de la atención se manifiesta durante cualquier actividad y consiste en conservar al


mismo tiempo en el centro de atención varios objetos o situaciones diferentes. De esta manera,
cuanto más vinculados estén los objetos entre sí, y cuanto mayor sea la automatización o la
práctica, se efectuará con mayor facilidad la distribución de la atención (Celada, 1990; Rubenstein,
1982).

García (1997) señala esta característica como la amplitud de la atención, que hace referencia al
número de tareas que podemos realizar en simultáneo.

· La Estabilidad de la atención.
Esta dada por la capacidad de mantener la presencia de la misma durante un largo periodo de
tiempo sobre un objeto o actividades dadas (Celada y Cairo, 1990).

Es necesario recalcar que para obtener estabilidad en la atención se debe descubrir en el objeto
sobre el cual se está orientado nuevas facetas, aspectos y relaciones, la estabilidad dependerá
también de condiciones como el grado de dificultad de la materia, la peculiaridad y familiaridad
con ella, el grado de comprensión, la actitud y la fuerza de interés de la persona con respecto a la
materia (Rubenstein, 1982).

Oscilamiento de la atención.

Son periodos involuntarios de segundos a los que está superditada la atención y que pueden ser
causadas por el cansancio (Rubenstein, 1982).

Para Celada (1990) El cambio de la atención es intencional, lo cual se diferencia de la simple


desconexión o distracción, dicho cambio proviene del carácter de los objetos que intervienen, de
esta forma siempre es más difícil cambiar la atención de un objeto a otro cuando la actividad
precedente es más interesante que la actividad posterior.

Esta capacidad para oscilar o desplazar la atención puede ser considerado como un tipo de
flexibilidad que se manifiesta en situaciones diversas, especialmente en las que tenemos que
reorientar nuestra atención de forma apropiada porque nos hemos distraído o porque tenemos
que atender a varios estímulos a la vez (García, 1997; Rubenstein, 1982; Orjales, 1999).

De otro lado, otros autores resaltan como característica del mecanismo atencional al control que
se ejerce sobre los procesos de selección, distribución y sostenimiento de la atención (García,
1997), y como un mecanismo de control responsable de la organización jerárquica de los procesos
que elaboran la información (Rosselló, 1998).
1.3.- CLASIFICACIÓN DE LA ATENCIÓN.

Existen diversos criterios que se pueden utilizar para clasificar la atención. No obstante, podemos
rescatar los siguientes:

CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN

CLASIFICACIÓN:

Mecanismos implicados

Selectiva, Dividida, Sostenida

Grado de control voluntario

Involuntaria, Voluntaria

Objeto al que va dirigido la atención

Externa, Interna

Modalidad sensorial implicada

Visual, Auditiva

Amplitud e intensidad.

Global, Selectiva

Amplitud y control que se ejerce

Concentrada, Dispersa

Se desarrollarán las dos primeras clasificaciones que han sido las más estudiadas y corresponden a
las tendencias actuales en lo que al estudio de la atención se refiere.

MECANISMOS IMPLICADOS

a- Atención Selectiva. - Es la habilidad de una persona para responder a los aspectos esenciales de
una tarea o situación y pasar por alto o abstenerse de hacer caso a aquellas que son irrelevantes
(Kirby y Grimley, 1992)

b- Atención Dividida. - Este tipo de atención se da cuando ante una sobrecarga estimular, se
distribuye los recursos atencionales con los que cuenta el sujeto hacia una actividad compleja
(García, 1997).
Por su parte, Kirby y Grimley (1992) utilizan el término Capacidad de Atención para referirse a la
capacidad de atender a más de un estímulo a la vez, resaltando su importancia para el aprendizaje
escolar.

c- Atención Sostenida. - Viene a ser la atención que tiene lugar cuando un individuo debe
mantenerse consciente de los requerimientos de una tarea y poder ocuparse de ella por un
periodo de tiempo prolongado (Kirby y Grimley, 1992).

De acuerdo al grado de control voluntario tenemos dos tipos de atención: Atención Involuntaria y
Atención Voluntaria.

1.3.2.- GRADO DE CONTROL

a- Atención involuntaria. - La atención involuntaria está relacionada con la aparición de un


estímulo nuevo, fuerte y significativo, y desaparece casi inmediatamente con el surgimiento de la
repetición o monotonía.

La atención involuntaria tiende a ser pasiva y emocional, pues la persona no se esfuerza ni orienta
su actividad hacia el objeto o situación, ni tampoco está relacionada con sus necesidades,
intereses y motivos inmediatos. Una de sus características más importantes es la respuesta de
orientación, que son manifestaciones electrofisiológicas, motoras y vasculares que se dan ante
estímulos fuertes y novedosos, tal respuesta es innata (Luria, 1988).

b- Atención Voluntaria. - La atención voluntaria se desarrolla en la niñez con la adquisición del


lenguaje y las exigencias escolares.

En una primera instancia será el lenguaje de los padres que controlen la atención del niño aún
involuntaria. Una vez que el niño adquiera la capacidad de señalar objetos, nombrarlos y pueda
interiorizar su lenguaje, será capaz de trasladar su atención de manera voluntaria e independiente
de los adultos, lo cual confirma que la atención voluntaria se desarrolla a partir de la atención
involuntaria, y con la actividad propia del hombre se pasa de una a otra constantemente (Celada y
Cairo, 1990; Rubenstein, 1982).

Luria (1988) basado en las teorías de Vigotsky, apoya el origen social de la atención voluntaria, que
se desarrolla a través de las interrelaciones del niño con los adultos, quienes en un inicio guían su
atención, ésta se activa ante una instrucción verbal y se caracteriza por ser activa y consciente. La
atención voluntaria es suprimida fácilmente cuando se da una respuesta de orientación, por
ejemplo, cuando el niño se distrae ante nuevos estímulos.

1.4.- ENFOQUE NEUROPSICOLÓGICO DE LA ATENCIÓN.

La idea tradicional de que los procesos mentales eran como engranajes específicos en el cerebro
ha sido desacreditada. Según Luria, las funciones mentales son sistemas complejos que no se
limitan a grupos de células aisladas, lo que significa que la actividad mental involucra interacciones
más complejas y distribuidas en el cerebro en lugar de procesos aislados, tal como lo señala Luria:

“Las funciones mentales como sistemas funcionales complejos no pueden localizarse como zonas
restringidas del córtex o en grupos de células aisladas, sino que deben estar organizadas en
sistemas de zonas que trabajan concertadamente, cada una de las cuales ejerce su papel dentro
del sistema funcional” (1988, p.30).

Desde la trinchera neuropsicológica, la atención emerge como una fuerza imparable a través del
Sistema Activador Reticular Ascendente (SARA) y los hemisferios cerebrales, liderados por los
lóbulos prefrontales. Este sistema, esencial para la supervivencia mental, se enciende ante
estímulos nuevos, cruciales o que simplemente importan.

La atención, con sus reacciones eléctricas y movimientos evidentes, como girar los ojos hacia un
nuevo objeto, es el héroe de nuestra alerta y capacidad de respuesta. Comprender cómo el
cerebro orquesta la atención es clave para desvelar su importancia vital en nuestro procesamiento
del entorno y nuestra adaptación a él. ¡Es la chispa que enciende nuestra mente!

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