Tema 37
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Géneros Narrativos
El género se nos presenta como un horizonte de expectativas para el autor, que siempre
escribe en los moldes de esta institución literaria aunque sea para negar, es una marca para el
lector que obtiene así una idea previa de lo que va a encontrar cuando abre lo que se llama una
novela o un poema; y es una señal para la sociedad que caracteriza como literario un texto que tal
vez podría ser circulado sin prestar atención a su condición de artístico.
Sin duda la clasificación por géneros literarios va unida indisolublemente a la historia de las
series de modelos estilísticos que han tenido una vigencia y que han desaparecido o pueden
desaparecer. Difícilmente hoy nadie escribiría una Epopeya como la Ilíada ni un poema épico
como La Araucana. La novela como haz de rasgos estilísticos tiene ya una vigencia de varios
siglos, pero no tiene garantizada la eternidad de su permanencia. Es más, dicha vigencia aparece
como problemática en cuanto nos damos cuenta de que bajo el mismo rótulo de “ novela “ se
clasifican El Quijote, Crónica de una muerte anunciada o Rayuela.
1.- La narración.
Un texto narrativo es aquel que representa una sucesión de acciones en el tiempo. En esta
sucesión temporal se produce un cambio o transformación desde una situación de partida a un
estado final nuevo. Desde un punto de vista pragmático, la narración requiere contener un
elemento de intriga que estructura y da sentido a las acciones y acontecimientos que se suceden
en el tiempo.
2.- Constituyentes de la secuencia narrativa.
2. Unidad temática: esta unidad se garantiza por, al menos, un Sujeto-Actor, ya sea animado o
inanimado, individual o colectivo, agente o paciente.
4. Unidad de acción: existe un proceso integrador. A partir de una situación inicial se llega a una
situación final a través del proceso de transformación.
5. Causalidad: hay «intriga», que se crea a través de las relaciones causales entre los
acontecimientos.
Los géneros discursivos que presentan como secuencia dominante la narración constituye
formas narrativas muy diversas desde un punto de vista semiótico y lingüístico: son narrativos
textos como los cuentos, las películas, los chistes, las novelas, las tiras cómicas, las fábulas, las
noticias periodísticas, etc. Todas estas formas textuales tienen en común el hecho de que
organizan la información siguiendo una cronología y utilizan un conjunto de recursos lingüísticos
propios de la narración, como las oraciones temporales, los adverbios y conjunciones de tiempo,
las formas verbales de pretérito o el uso histórico del presente. El proceso narrativo siempre
aparece enriquecido en el discurso con otras formas de expresión. Las descripciones son un
vivo ejemplo de ello, empleadas para generar intriga, con fines estéticos o con un valor simbólico
donde un rostro, atuendo, espacio o mobiliario justifica un acto de caracterización de alguno de los
personajes. Igualmente, el diálogo puede expresar una doble función: la narrativa, en la
conversación de dos personajes se desvelan sucesos de acontecimientos y, de dramatización,
poniendo de manifiesto la relación o confrontación entre los actantes.
Cada texto está condicionado por la historia que se cuenta, así como por su técnica, es
decir, los recursos que influyen en la configuración formal de la narración.
En primer lugar, nos centraremos en el narrador, pasando por los personajes, el espacio, el
tiempo y la modalidad. Con respecto del primer elemento, el narrador, es el que cuenta la historia
y el que utiliza para transmitir su discurso distintas voces gramaticales, con sus distintas actitudes
y grados de credibilidad. No debe confundirse con el autor. Junto al término de narrador y autor
se ha de poner en relevancia el de autor implícito, es la imagen que el autor real proyecto de sí
mismo, dentro del texto y que el lector elabora a través del proceso de lectura. Estos tres tienen su
correlato en el marco del enfoque comunicativo: al autor implícito le corresponde un lector
implícito, que puede estar representado en el texto o no, al narrador le corresponde el narratario,
que es el destinatario del mensaje narrativo, el “lector carísimo” del Quijote y, al autor real le
corresponde un lector real, con valor extratextual.
El relato tiene focalización externa cuando los actores son contemplados desde fuera, sin
acceso a sus pensamientos. No queda favorecido ningún punto de vista en particular
El personaje es la figura de la obra literaria, que queda caracterizada por lo que dice de sí
misma, por lo que otros personajes dicen de ella o por lo que dice el narrador. Foster en su obra
Aspectos de la novela argumenta la existencia de dos tipos fundamentales: los planos y los
redondos. Los planos es una variante que no experimenta transformación, suele representar a un
grupo o una conducta. Por el contrario, los redondos ofrecen una mayor complejidad.
4.2.- El tiempo
4.2.1.- La duración.
Lo común es que no existe coincidencia entre ellos debido a la aplicación de una serie de
técnicas que Genette engloba con el nombre de duración. Y que básicamente tiene que ver con
dos procedimientos, resumir determinados sucesos con el fin de acelerarla y viceversa.
4.2.2.- El orden.
La historia es forzosamente lineal pero el tiempo del relato no tiene por qué serlo. Genette
plantea a este respeto la cuestión de la orden. Este concepto alude a las posibles dislocaciones:
analepsis o flashback, modalidad en la que se introduce un suceso anterior y prolepsis o flash
forward, que incluye la anticipación de un suceso futuro. Además, en conexión con el tiempo
interno debemos mencionar los tipos de narración: lineal, flashback o in media res.
Dentro del tiempo narrativo es conveniente analizar la frecuencia, que se refiere al número
de veces que un acontecimiento es mencionado en el relato. Hay tres posibilidades: singulativo
(sucede algo y se cuenta 1 vez), iterativo (algo sucede de forma habitual pero solo se narra 1
vez), repetitivo (algo sucede en 1 ocasión y se relata varias veces).
4.3.- El espacio
Es pertinente realizar una distinción entre espacios rurales y urbanos, con su posible
función simbólica (urbano-progreso, rural-tradición); espacio interior y exterior, en los cuales el
interior se vincula con las peripecias personales y el exterior con conflictos sociales y, el espacio
real y simbólico siendo un claro ejemplo de este segundo Macondo en Cien años de soledad.
El espacio está directamente relacionado con la temporalización. Por eso, Bajtín definió en
su Teoría y estética de la novela el concepto cronotopo para indicar la implicación esencial de las
relaciones espacio temporales tal y como se manifiesta en la literatura en general y en la narrativa
en particular.
4.4.- Modalidad
El término de género narrativo agrupa tanto al género épico como a la novela y al cuento.
De hecho muchos autores han acuñado un término aglutinador al respecto: géneros épico-
narrativos. Para considerar los elementos diferenciadores y características del macrogénero que
nos interesa (la narración) debemos establecer una tipología entre sus formas.
Dentro de los géneros épico-narrativos debemos considerar la poesía épica, aquella que
narra las hazañas de héroes históricos o legendarios. Se considera de carácter objetivo, sin
embargo Lapesa considera que el poeta es subjetivo puesto que relata hazañas cercanas.
Además en ocasiones la trama manifiesta ideas y concepciones personales del universo.
En la poesía épica englobamos la epopeya, considera como el poema épico que refleja
los intereses de una colectividad; la épica culta, iniciada ya en la Antigüedad Clásica como una
imitación de las formas tradicionales populares por poetas cultos como Virgilio, un ejemplo
español es Berceo o Fray Diego de Hojeda y, en tercer lugar, los romances.
Esta última forma es una de las más representativas y longevas de la literatura española
desde el siglo XV hasta nuestros días. Su origen se plantea como reelaboración de los cantares
de gesta, serían los fragmentos selectivos que habían impresionado al público, permaneciendo
(algunos casi intactos) en su memoria. Es una narración épico-lírica versificada de estructura
métrica constante. Como forma métrica no sólo se utilizó en el género narrativo sino también
como forma dependiente en el teatro (especialmente en el Siglo de Oro).
Destacaremos dos de ellas. La fábula por ser uno de los más antiguos géneros, definida
como una narración breve con personajes animales antropomórficos que representan la condición
humana, expresando tanto sus vicios como sus virtudes. La actitud fundamental es la crítica, tanto
satírica como didáctica. Y el Exemplum, forma simple de intención culta, núcleo de la cuentística
medieval, de posible origen oriental, muy importante en el desarrollo de la prosa doctrinal. Destaca
“Disciplina clericalis” de Pedro Alfonso y Don Juan Manuel que introduce un uso perspectivista del
diálogo, el uso del proverbio y fija la estructura definitiva en prosa.
5.4.- La novela.
El nombre de “novela” procede de Italia, en donde se inicia esta forma con Bocaccio en el
“Decamerón”. El término novela no es el único para designar este género, ya que romance desde
el siglo XIII significaba narración en verso o prosa. Desde que la novela corta pierde sus
vinculaciones temáticas con la bocacciana queda definida en función de su extensión con
respecto a la novela; de ahí que los límites para distinguirlas no estén claros.
Una de las formas con la que podemos caracterizar la novela es analizando su evolución a
través de las distintas etapas de la literatura señalando obras insignes que marcaron un antes y
después.
En un primer lugar podemos hablar de la “archinovela” clásica, aquella producida entre los
siglos siglo II a. C. y siglo III d. C. en Grecia y Roma, y se han clasificado en cuatro tipos básicos:
novelas de viaje, novelas románticas, novelas satíricas y novela bizantina, un ejemplo es Las
metamorfosis de Apuleyo.
Con el paso de los años las versiones prosificadas de la épica cortesana desembocaron en
los libros de caballerías como el Amadís de Gaula o aquellos que incorporan elementos pastoriles
como La Arcadia. Con las obras picarescas como El Lazarillo se producen cambios; el mundo
idealizado e inmovilista comienza a desaparecer, entrando en crisis la integridad y las estructuras
jerárquicas de la sociedad: aparecen los primeros personajes con problemas existenciales,
mundos prosaicos e infelices o conflictos que no se llegan a solucionar.
La novela, como técnica y género literario, aparece en el Don Quijote de la Mancha (1605)
de Miguel de Cervantes. Se considera esta obra como una de las primeras novelas modernas del
mundo. Se inició como una sátira de El Amadis, que había hecho que Don Quijote perdiera la
cabeza. Don Quijote ni ofrecía un héroe al que emular ni satisfacía con bellos diálogos; todo lo
que podía ofrecer es hacer burla de los ideales nobles. Don Quijote fue la primera obra
auténticamente anti-romance de este periodo; gracias a su forma que desmitifica la tradición
caballeresca y cortés, representa la primera obra literaria que se puede clasificar como novela.
Novelas posteriores como La princesa de Clèves de Madame de La Lafayette marcaron un
camino más individual, más íntimo, donde la trama de la historia se centraba en la
individualización y psicologización.
Desde este momento la novela se convertirá en un instrumento de análisis y crítica social.
Este género alcanza su perfección técnica con el realismo y naturalismo en el siglo XIX . Su forma
y su estética ya no cambiaron más hasta el siglo XX. Podríamos aquí elaborar un listado con las que
son consideradas las mejores obras del género, algunos ejemplos son Guerra y paz, de Tolstói;
Crimen y Castigo, de Dostoevsky; La Regenta, de Clarín, Orgullo y preuicio, de Jane Austen, Oliver
Twist de Dickens, etc.
En la actualidad, el género novelesco es absorbido por el mundo digital: series, videojuegos,
películas. Nos encontramos aquí con obras con un importante peso metatextual y meta referencial
como puede ser Reina Roja de Juan Gómez Jurado. Además, debemos hacer una muy
importante mención a la llegada de las Inteligencias Artificiales. Hecho que traspasa las fronteras
de la propia ciencia ficción. Un ejemplo es Iris, la primera novela escrita por una IA…
En definitiva, la novela es una fuente de inagotables posibilidades de interpretar el mundo.
Clasificar este género es enfrentarse a distintas problemáticas, pero presentaremos dos
posibilidades como pequeño muestrario:
● Clasificación temática, es decir, caballerías, pastoril, fantástica, histórica, de formación…
● Clasificación formal, en primera persona, en tercera, memorias, diálogo…
A modo de conclusión, hemos abordado los géneros narrativos como tipología textual
centrándonos en sus estructuras y en sus elementos característicos: narrador, espacio,
personajes, tiempo y modalidad. Y gracias a ello podemos sintetizar el hecho de que la narración
es un proceso complejo, cuyo estudio nos acerca a múltiples perspectivas y disciplinas. Es,
posiblemente, esta perspectiva, en la que disponemos de actos pragmáticos en cuanto a la
emisión y recepción, donde la narración adquiere su justificación como categoría aislada, donde la
existencia de un narrador, ente que actúa de intermediario entre el autor y la historia expresada
por él mismo, la dota de una serie de posibilidades expresivas y técnicas diferenciadores de otras
formas discursivas.
● Poner especial atención a las vivencias personales, de uno mismo o de otros, como
materia narrable.
● Prestar atención al bien decir narrativo en los puntos importantes del guión: a la situación
de partida, situación habitual presentada con cierto detalle y concreción. Al conflicto como
aparición de contraste de pareceres, de voluntades, de opiniones, de propósitos; como
elemento emocionante o inesperado. Y a la situación final, feliz o infeliz, pero, en todo
caso, distinta y transformada.
7.- Esquema.