Capitulo 3. El Don de La Intercesión PDF

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Es la habilidad dada

al creyente,
por el Espíritu Santo
para orar largos
periodos de tiempo y
tener una gran pasión
por la oración
Ora por largos periodos de tiempo y disfruta
la oración.
Opera fuertemente en el Don de Discernimiento de
Espíritus.

Los intercesores se identifican con la carga y


con el dolor de las personas.

Obtiene respuestas a sus Oraciones muy a


menudo, más que cualquier otro creyente.

Constantemente, tiene una actitud de


oración.

Opera en el Don de Compasión y Amor.

El intercesor es muy sensible al mundo


espiritual.

ES IMPORTANTE QUE TODO INTERCESOR ESTÉ BAJO UNA COBERTURA ESPIRITUAL Y


SOMETIDO A ELLA; PARA QUE CUANDO SE EQUIVOQUE, PUEDA SER CORREGIDO
INTERCESORES DE ALMAS: Éstos son los que se paran en la brecha por las
personas que no conocen al Señor. Gimen, lloran y
tienen gran pasión por las almas.
INTERCESORES DE Los intercesores de finanzas han sido ungidos por Dios
FINANZAS: para interceder por los recursos financieros para el
Reino de Dios.

INTERCESORES PERSONALES: Éstos son los guardianes espirituales de determinada


persona.

INTERCESORES DE CRISIS: Los intercesores de crisis on los paramédicos de la


oración. Ellos entran y salen del trono de Dios con
peticiones urgentes, poniéndose en el lugar de otros.

INTERCESORES DE GUERRA: Son la fuerza militar poderosa de la oración. Ellos


pelean por establecer la verdad de Dios en lugares
donde Satanás tiene una fortaleza establecida en las
personas, familias, naciones y lugares.
INTERCESORES ADORADORES: Son los que interceden por medio de la adoración y la
alabanza. Ellos preparan el camino para que el poder
de Dios se derrame sobre la Tierra.

INTERCESORES DE LIDERAZGO: Ellos están asignados por Dios para interceder por los
líderes de la iglesia, tales como: el pastor, la familia y el
resto del liderazgo del cuerpo de Cristo.

INTERCESORES DE GOBIERNO: Son aquellos que interceden por los líderes que están
en el gobierno, en la política y en la esfera de influencia
pública.

INTERCESORES PROFÉTICOS: Son los que ven el mundo invisible y lo que oyen lo que
no se oye a simple oído. Ellos son los que declaran la
voluntad de Dios para un momento específico y en un
lugar específico; son la boca de Dios.
Nos paramos en la brecha, entre Dios y los hombres,
para llevar a cabo la voluntad de Dios aquí en la tierra.

La intercesión es mediar entre dos partes a partir de


tener una relación íntima con Dios

Edificamos una protección espiritual alrededor de


cualquier persona o cosa por la cual intercedamos.

Causa que la luz caiga sobre cosas establecidas en la


visión de la iglesia local y del cuerpo de Cristo

Hacemos una guerra contra el diablo y sus demonios, y


destruimos todo plan del enemigo
La posición de la persona ante Dios lo califica o lo descalifica como posible intercesor.
Ezequiel 22:30

La intercesión es una función que se espera de cada critiano fiel. Todos deben cumplir
su papel como intercesor pero hay algunos que tienen un don y un ministerio fuera de lo
común. 1 Timoteo 2:1-8

El don de la intercesión es la capacidad especial que da DIos a ciertos miembros del


cuerpo de Cristo para orar extensa y regularmente para obtener respuestas a sus
oraciones a un nivel mayor.

Los que tienen el don de intercesión oran durante más tiempo, oran con mayor
intensidad y disfrutan más de la oración, ven respuestas más frecuentes en sus
oraciones y están conscientes de la voz de Dios.

El libro de Ester nos presenta una poderosa analogía de la funcón de una intercesora
con ASUERO (Dios), AMAN (Satanás), ESTER (intercesora) y MARDOQUEO (Espíritu Santo)
CARACTERÍSTICAS DE UN INTERCESOR:

● Que sean idóneos. 2Timoteo 2.2


● Que caminen en Santidad. Hebreos 8:12-14.
● Debe haber cerrado las puertas a la iniquidad. Exodo 12:23; Numeros 14:18.
Nehemias mando a cerrar todos las puertas al enemigo y nuestros cinco
sentidos son las puertas que hay que cerrar al enemigo (Neh 13:19).
● No debe tener cargas, sino, no podra llevar las cargas de otros.
● Debe saber perdonar a todos los que le han hecho dano.
● Debe ser un buen dador.
● Debe tener una vida trasparente.
● Debe tener una vida libre de avaricia, ambición, vanidad y no andar buscando
cargo.
CARACTERÍSTICAS DE UN INTERCESOR:

● Ser responsable, provee para su casa (1 Timoteo 5:8).


● No vivir de los recuerdos del pasado vivir el presente con Cristo (2 Corintios
5.17; Efesios 4: 22-23).
● Ser humilde.
● Debe ser adorador.
● Debe tener la armadura bien puesta (Efesios 6:11).
● Esperar las estrategias del Espíritu Santo.
● Detectar a los verdaderos profetas, gente ungida, gente de visión.
● Debe tener amor (1 Corintios 13.8-10).
● Dios está levantado un ejército de intercesores para derribar
fortalezas, destruir las obras del diablo, atar al hombre fuerte
despojándole de lo que ha robado y ver la profecía que Dios nos ha
dado y que han de realizarse en la Iglesia.
● Dios quiere usarlo a usted en este tiempo final para cumplir su
voluntad.
● Cuando nos unamos en esta poderosa dimensión de oración veremos
las respuestas a la oración como nunca antes.
● (Tomado de escuela de intercesión IDP.)
● “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en
la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la
destruyese, y no lo hallé” Ezequiel 22: 30.
● Dios mostró la necesidad de hombres que hiciesen vallado delante
de Él a favor de la tierra para que no sea destruida.
● “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado…”
● Vallado: obstáculo, un impedimento, un cerco que sirve para defender un sitio o para
impedir la entrada a él. Hacemos vallado en el mundo espiritual cuando ponemos
nuestra vida a favor de otros delante de Dios. Debemos tener en cuenta que el vallado
es el lugar que más va a ser atacado por el diablo, pues se trata de un lugar de
defensa, de resistencia y de lucha, y si este lugar cae ¿Qué quedará en pie?
“Y que se pusiese en la brecha delante de mí…”
Una brecha es una rotura o abertura. La brecha en la cual los intercesores deben de
estar es la que se formó cuando la humanidad decidió apartarse de Dios y Dios de
ellos por su pecado. El intercesor trata de llenar ese hueco con su clamor rogando
misericordia y perdón por aquellos que viven alejados del Señor.
Por lo tanto la brecha es un lugar de conflicto, un lugar de fuego cruzado, el lugar donde
los que conocen el corazón de los hombres y de Dios van a estar, donde el intercesor debe
estar ubicado, su lugar quizás no será los púlpitos o grandes auditorios, pero donde el
fragor de la lucha define todo lo visible, es decir el éxito del ministerio público.
Para Dios encontrar a alguien en la brecha significa que no todo está perdido y que puede
recuperarse el resto.

“A favor de la tierra, para que yo no la destruyese…”


Vemos que el intercesor, no es ese tipo de cristiano que pide que llueva fuego a los
pecadores sino por el contrario, sabe que en el corazón de Dios existe el deseo de perdón y
restauración. Como intercesor estás puesto para que clames a favor de la tierra.

Que siempre hallemos en las congregaciones bomberos espirituales de intercesión, que


sepan apagar los fuegos del enemigo. Lo peor que nos puede pasar como iglesia del Señor
es ser indiferentes al dolor y aflicción de un mundo que vive sin esperanza. Amós 5:6
“Sobre tus muros, Oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán
jamás. Los que os acordáis de Yavhe, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a
Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra” Isa 62: 6-7.

Dios ha puesto guardas sobre la iglesia. ¿Serás uno de ellos?, ¿Aceptas el desafío de orar
sin cesar?
¿Aceptas el desafío de no darle tregua a la intercesión hasta que la iglesia sea restaurada?
¿Es tu vida, tu familia, tu iglesia, tu ciudad, tu país, motivo de alabanza o de queja?
Los intercesores se ubican en la iglesia con los que tienen un ministerio de ayuda, pero
éstos sirven en forma espiritual.
En la Biblia podemos encontrar referencias al don de intercesión Lucas 2: 37; Éxodo 17: 12.
A las personas que tienen el don de la intercesión les encanta orar, como a Daniel, quien
para entender una visión (Daniel 10: 2-3; 12-14) y sus oraciones desataron una gran batalla
espiritual y es que generalmente a los que tienen el don de intercesión les es dado un tema
específico de oración (cierto ministerio ó ministro) y funcionan como “guarda de oración” de
la persona que Dios les ha llamado a vigilar.
Si tú tienes el don de intercesión verás que Dios te revelará de diferentes maneras, porque
cosa o por quién debes interceder durante el día. Es importante que los intercesores
conozcan las escrituras y al crecer en el don de intercesión aprendan a caminar y hablar
con Jesús.
Otra vía que usa el Espíritu Santo para alertarnos y orar es a través de sueños (éste puede
ser claro o tal vez necesite interpretación).
Mientras que unos serán llamados a permanecer en sus cuartos de oración y ministrar a
través del don de intercesión, otros pasarán a convertirse en líderes de oración.

Los líderes de oración poseen un don combinado (Pastor- Intercesor; Evangelista-


Intercesor; Maestro- Intercesor; Profeta- Intercesor; Apóstol- Intercesor). El don de
intercesión se acopla a un don de ministerio completo según Efesios 4: 11-13 y son estos
líderes los que perfeccionan a los santos en lo referente a la oración y a la intercesión.

Recuerde: El llamado y el don provienen de Dios.


Piense de qué manera otras personas le han prestado
servicio a usted y a los miembros de su familia.

Jesús dijo: “…Yo estoy entre vosotros como el que sirve”


(Lucas 22:27). Como verdaderos discípulos de Jesús,
nosotros también debemos servir a los demás.

El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan


ayuda. El servicio cristiano nace del amor genuino que
se siente por el Salvador, y del amor y la preocupación
por quienes Él no sólo nos da la oportunidad de ayudar,
sino de guiar en la vida. El amor es más que un
sentimiento; cuando amamos a los demás, deseamos
ayudarlos.
Todos debemos estar dispuestos a prestar servicio, sin tomar en cuenta nuestra posición
económica, social ni nuestra edad. Algunos piensan que sólo la gente pobre y desvalida
debe servir; otros piensan que únicamente los ricos deben prestar servicio; sin embargo,
Jesús enseñó otra cosa. Cuando la madre de dos de Sus discípulos le pidió que honrara a
sus hijos en Su reino, Jesús le respondió: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que
quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo” (Mateo 20:26–27).

Hay muchas formas de servir. Podemos ayudar a los demás económica, social, física y
espiritualmente. Por ejemplo, podemos dar alimentos u otros artículos a quienes los
necesiten; y ayudar a los necesitados al contribuir una ofrenda de ayuno generosa;
podemos brindarle amistad a un recién llegado, cultivar un pequeño huerto para una
persona anciana o cuidar de un enfermo. Podemos enseñar el Evangelio a quienes
necesitan conocer la verdad o consolar a quienes sufren.
Podemos realizar grandes y pequeños actos de servicio. Nunca debemos dejar de prestar
ayuda a alguien por considerar que es muy poco lo que podemos hacer. Una viuda contó
cómo dos niños llamaron a su puerta poco después que ella se mudó a otra ciudad y le
llevaron una canasta con alimentos y una nota que decía: “Si necesita a alguien que le haga
los mandados, llámenos”. La viuda se sintió sumamente agradecida por el pequeño gesto
de bondad y jamás lo olvidó.

Sin embargo, muchas veces debemos sacrificarnos mucho para prestar servicio a alguien.
El Salvador dio Su vida para servirnos.

Piense en personas de su familia o de su comunidad que tengan necesidades económicas,


sociales, físicas o espirituales y reflexione en cuanto a maneras de prestarles servicio.
¿Por qué desea el Salvador que brindemos servicio a los demás?

Es por medio del servicio de hombres y mujeres, y de niños y niñas, que la obra del Señor se
lleva a cabo. “Dios nos tiene en cuenta y vela por nosotros; pero por lo general, es por
medio de otra persona que atiende a nuestras necesidades”.

A lo largo de la vida, todos dependemos de la ayuda de otras personas. Cuando éramos


pequeños, nuestros padres nos alimentaban, vestían y cuidaban; sin esos cuidados
habríamos muerto. Una vez que crecimos, otras personas nos enseñaron habilidades y
conductas. Muchos de nosotros hemos necesitado cuidados durante una enfermedad o
hemos necesitado dinero durante una crisis económica. Algunos de nosotros le pedimos a
Dios que bendiga a la gente que sufre y luego no hacemos nada por ellos. Debemos
recordar que Dios hace Su obra por medio de nosotros.
Cuando nos ayudamos el uno al otro, servimos a Dios. El rey Benjamín, enseñó a su pueblo
este principio por medio de la manera como vivía. Sirvió a su pueblo toda la vida y ganó su
propio sostén en lugar de que la gente lo mantuviera. En un inspirado sermón, el rey
Benjamín explicó por qué amaba el servicio al prójimo, con las siguientes palabras:

“…cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro


Dios…

“y si yo, a quien llamáis vuestro rey, trabajo para serviros, ¿no debéis trabajar vosotros para
serviros unos a otros?” ¿Qué podemos hacer a fin de estar preparados para satisfacer las
necesidades de los demás?
¿Qué bendiciones recibimos cuando servimos a los demás?

Cuando servimos a otras personas, recibimos bendiciones importantes. Por medio del
servicio aumentamos nuestra capacidad de amar y nos volvemos menos egoístas y, cuando
pensamos en los problemas de los demás, nuestros propios problemas parecen ser menos
serios. Debemos servir a nuestros semejantes para lograr la vida eterna. Dios ha dicho que
aquellos que vivan con Él deben amar y prestar servicio a Sus hijos (véase Mateo 25:34–40).
Cuando consideramos la vida de las personas que prestan servicio desinteresadamente,
podemos ver que obtienen más de lo que dan. Un ejemplo de esa clase de persona lo
podemos apreciar en un Santo de los Últimos Días llamado Paul, quien quedó paralítico de
ambas piernas en un accidente. En su condición, algunas personas se hubieran vuelto
amargadas e inútiles; en cambio, Paul prefirió pensar en los demás, aprendió un oficio y
con él ganó suficiente dinero para comprar una casa, a la que él y su esposa convirtieron
en un hogar para huérfanos y niños abandonados, algunos de ellos con serias
discapacidades físicas. Hasta el día de su muerte, 20 años después, prestó servicio a esos
niños y a otras personas. Como recompensa, fue un hombre muy querido, sus pensamientos
no se concentraron en sus piernas inmóviles y se acercó más al Señor.
“Al prestar servicio a los demás, nos convertimos en mejores personas, en personas
de más valía. Ciertamente, es mucho más fácil ‘hallarnos’, ¡porque hay mucho más de
nosotros para hallar!”
Algunos de nosotros sólo prestamos servicio a quienes se encuentran a nuestro alrededor y
evitamos hacerlo con otras personas; sin embargo, Jesús nos mandó que amáramos y sirviéramos
a todos. Hay infinidad de oportunidades de prestar servicio.

Podemos servir a los miembros de nuestra familia. Los cónyuges deben ser conscientes de las
necesidades del uno y del otro. Los padres deben prestar servicio a sus hijos no sólo al
alimentarlos y vestirlos, sino también enseñándoles, jugando y trabajando con ellos. Los hijos
pueden servir en las tareas del hogar y brindar ayuda a sus hermanos.

Los cónyuges deben prestarse servicio y ayudarse el uno al otro. Pueden ayudarse en el cuidado
de los niños y apoyarse el uno al otro en los intereses y actividades que tengan. Los padres pueden
hacer grandes sacrificios para enviar a un hijo a la misión; el hermano mayor puede consolar a su
hermanita si ésta tiene miedo de la oscuridad o ayudarla a aprender a leer. Nuestros profetas nos
han enseñado que una familia es la unidad más importante de la sociedad. Debemos servir a
nuestra familia de corazón
Tenemos muchas oportunidades de prestar servicio a nuestros vecinos, a nuestros amigos y aun a
los desconocidos. Si un vecino tiene dificultades para cosechar antes de una tormenta, podemos
ayudarlo; si una madre está enferma, podemos cuidar a sus hijos o ayudarle con las tareas de la
casa. Si vemos que un joven se está alejando de la Iglesia, podemos ayudarle a regresar; si alguien
ridiculiza a un niño, podemos brindarle nuestra amistad y persuadir a los demás a que sean
bondadosos con él. No tenemos que conocer a la gente a la cual prestamos servicio y debemos
buscar la forma de servir a tantos hijos de nuestro Padre Celestial como podamos.

Si tenemos talentos especiales, debemos utilizarlos para prestar servicio a los demás. Dios nos
bendice con talentos y habilidades para que ayudemos a mejorar la vida de otras personas.
Tenemos oportunidades de prestar servicio en la Iglesia. Uno de los
objetivos de la Iglesia es el de brindarnos la oportunidad de
ayudarnos mutuamente. Los miembros de la Iglesia sirven a sus
semejantes en la obra misional, al aceptar asignaciones de liderazgo,
al visitar a otros miembros de la Iglesia, al impartir clases y al realizar
otras obras relacionadas con ella.

¿Cómo podemos dedicar suficiente tiempo a nuestra familia, a pesar


de las muchas oportunidades de brindar servicio que hay en la Iglesia
y en la comunidad?
¿Cuáles son algunos de sus relatos preferidos de las Escrituras en los que el Salvador nos da un
ejemplo del servicio?

El Salvador proporcionó el ejemplo perfecto de servicio. Él explicó que no había venido para que le
sirvieran sino para servir y dar Su vida por nosotros (véase Mateo 20:28).
Jesucristo nos ama más de lo que podemos comprender. Cuando anduvo en la tierra, Él sirvió al
pobre, al ignorante, al pecador, al despreciado; enseñó el Evangelio a todos los que quisieron oírlo,
alimentó a la gente hambrienta que iba a escucharlo, sanó a los enfermos y levantó a los muertos.
Él es el Creador de la tierra y nuestro Salvador, y aún así efectuó
muchos actos de servicio humilde. Poco antes de Su crucifixión
se reunió con Sus discípulos y, después de enseñarles, tomó una
vasija con agua, una toalla y les lavó los pies (véase Juan 13:4–10;
véase también la ilustración de este capítulo). En esa época,
lavar los pies de un visitante era señal de respeto y honor y por
lo general lo hacían los sirvientes. Jesús lo hizo como ejemplo de
amor y servicio. Cuando estamos dispuestos a servir a los demás
con espíritu de amor, nos volvemos más semejantes a Cristo.

¿Qué aprendemos del ejemplo de servicio del Salvador?

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