CUC-ppio Constitucional
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entorno digital
Introducción
La doctrina actual ha ido elaborando, en el marco del garantismo
constitucional, la teoría del principio constitucional de intervención indiciaria. Esta
teoría se ha construido con base a la interpretación de las garantías reconocidas
en normas constitucionales, básicamente, por la jurisprudencia de los tribunales
constitucionales y las Cortes Internacionales sobre Derechos Humanos2.
Expone MARTÍN MORALES3que el principio de intervención indiciaria tiene
“un auténtico significado ante los actos de investigación de las conductas ilícitas
que tienen lugar en un Estado de derecho”. Es indudable que fuera de ese marco
este principio no tiene aplicación, pues cobraría eficacia sólo con relación a los
derechos fundamentales que pueden ser afectados por orden judicial y en
extremis policial o fiscal (libertad, domicilio, comunicaciones, libre tránsito)4.
Este es un principio no formulado expresamente en las constituciones, pero
que se infiere de las normas constitucionales que consagran los derechos
fundamentales y que traslucen la posibilidad de su restricción.
De tal forma que la naturaleza jurídica de este principio es la de ser una
garantía constitucional, de carácter implícito y transversal, inherente a la noción de
Estado constitucional y que está en la propia esencia de los derechos
fundamentales5. Obviamente, se conecta con el principio de interdicción de la
arbitrariedad (art. 9.3 CE, 7 y 25 CRBV, art. 4 C. Colombia). La doctrina afirma que
el principio de intervención indiciaria es una necesidad dogmática.
Desde la Constitución y la cultura jurídica desarrollada sobre los derechos
fundamentales se ha ido construyendo una protección especial o reforzamiento de
estos derechos. De manera, que la intervención de los derechos fundamentales
autorizada por la Constitución siempre tendrá una interpretación restrictiva.
1
Abogado. Doctor en Derecho. Especialista en Derecho Constitucional. Especialista en Derecho
Procesal Civil. Especialista en Derecho Penal General y Especial. Profesor de Pregrado y
Postgrado de la UCAT, UCV. Profesor Invitado de Universidades Extranjeras España, Perú y
Colombia. Autor de varias obras jurídicas. Vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal. Presidente del Instituto de Derecho Procesal Colombo-Venezolano-Capítulo Venezuela.
Miembro de la Asociación Internacional de Derecho Procesal.
2
HABERLE, Peter. La libertad fundamental en el estado constitucional, Granada, Editorial Comares, 2003, pp.
96-97.
3
MARTÍN MORALES, Ricardo. El principio constitucional de intervención indiciaria, Granada, Edita Grupo
Editorial Universitario, 2000, p. 10.
4
Las constituciones actuales reconocen como derechos fundamentales la libertad, la inviolabilidad del
domicilio, el secreto de las comunicaciones, el derecho a la intimidad. libertad de tránsito. Arts. 17, 18, 20.4
CE; 44, 47, 48 y 50 CRBV; arts.15, 24, 28 C. Colombia; arts. 40, 42, 44, 46 C. Rep. Dominicana; arts. 11, 66
C. Ecuador.
5
MARTÍN MORALES, Ricardo. El principio constitucional de intervención indiciaria, ob. cit. p. 11.
La restricción de los derechos fundamentales, normalmente, ocurre cuando
se está en investigación de una conducta ilícita o se está en el proceso por
haberse imputado a la persona de un tipo penal. Es palmario que la restricción se
limita a las situaciones de investigación penal o proceso penal. Salvo situaciones
especiales en materia tributaria, cuando la administración tributaria ejerce sus
facultades de investigación fiscal, o en casos sanitarios.
Ahora bien, ¿qué significado tiene el principio constitucional de intervención
indiciaria? Ya se ha señalado que ella está implícita en las normas protectoras de
los derechos fundamentales y, tiene su plus, en la tutela efectiva y debido proceso.
De manera que cuando la Constitución dispone, por ejemplo, que el hogar o
residencia solo pueden ser allanados mediante orden judicial está implícito que
deben existir elementos probatorios que justifican tal restricción del derecho
fundamental de inviolabilidad del domicilio.
Dictar una orden judicial sin tener elementos probatorios que indiquen,
efectivamente, que el acto de investigación a realizar con el allanamiento
domiciliario tiene justificación fáctica, constituiría un acto arbitrario. La orden
judicial debe estar precedida de petición del Ministerio Público, debidamente
razonada y con fundamento probatorio en indicios graves y concurrentes que
indiquen la conexión con un hecho punible de lo que se va a buscar en el domicilio
que se intervenga (pueden ser cosas, personas, documentos, evidencias
materiales, entre otros). Por su parte, el juez, prima facie, evaluará los indicios y
motivará racionalmente su decisión. El problema radica en determinar qué es
grave.
Indudablemente que esa calificación que se hace al indicio de grave, en
nuestra opinión es indeterminada y ambigua, dando pie a la subjetividad. Va a
depender de los hechos indicadores, de la calidad de los elementos que los
prueban, de la formación heurística del juez que valora y que la relación entre el
hecho conocido y el desconocido se desprenda por lógica inmediata, y que no
existan elementos desvirtuadores. En realidad, la calificación de un indicio como
grave es un juicio de valor, que a nuestro concepto debe estar sustentado en
elementos materiales objetivos que indiquen probabilidad no equivoca.
Los indicios que presente el solicitante de la medida restrictiva del derecho
fundamental deben condicionar la orden judicial. Esto, porque necesariamente, en
la restricción de derechos fundamentales deben ser aplicados los principios de
proporcionalidad y especialidad6. Así tenemos, si hay indicios graves convergentes
indudablemente que pueden determinar una medida de mayor gravosidad
(allanamiento domiciliario), pero si los indicios son leves pudiera implementarse
una vigilancia al domicilio u otra medida de menor lesividad. En caso de solicitud
para dictar privación de libertad si hay indicios graves convergentes de
culpabilidad, e indicios que apunten a sustracción del proceso y condena, u
obstaculización, o peligro de actividad (periculum in libertatis), indudablemente
que puede dictarse la medida de privación de libertad, pero si los indicios son
6
SSTS (2ª) de 3 de febrero de 1998 [RA 723]. FD 4°. 26 de febrero de 1998 [RA 1467], FD 3°; 3 de abril de
1998 [RA 3282], F 2°.
leves puede implementarse una medida de presentación, o fianza, u otra medida
de menor lesividad.
Por otra parte, los indicios apuntan a algo y ese apuntamiento es con
relación a un vínculo indisoluble entre el indicador y el desconocido, de manera
que no puede indicar pluralidad de hechos que se revelen para una multiplicidad
de tipos penales. En este sentido, para optar a las medidas de intervención debe
aplicarse el principio de especialidad, se otorga para una investigación específica
y determinada, es específica para esa investigación y no para otra. Una privativa
de libertad es con relación a la conducta y hechos investigados y no para otros. Un
allanamiento domiciliario es para un objeto concreto y determinado. La razón es
evidente, pues, los indicios presentados para justificar la medida corresponden a
ese tipo de hecho sobre el cual apunta y se ha solicitado la medida. Es decir, los
indicios apuntan a un determinado hecho y no a otros, por lo tanto no puede ser
extensible para otra investigación de diferentes hechos7.
La problemática en torno a la restricción de los derechos fundamentales por
orden judicial plantea el estándar de prueba necesario para dictar la medida
restrictiva. En principio, hay que indicar que es un estándar variante respecto del
derecho fundamental y, en segundo lugar, respecto a la gravedad de la restricción.
Pues, no es lo mismo afectar la libertad que realizar una intervención de
comunicaciones.
Hoy día la presencia de la tecnología digital en la vida diaria de las
personas posibilita las comunicaciones personales, de negocios, de acopio de
información, de mensajes personales o públicos, para citar como ejemplo estas
actividades. No es tampoco un secreto que los Estados plantean como necesidad
acuciante la invasión del entorno digital. Se proponen bo solo perseguir a los
delitos informáticos, sino también captar datos digitalizados que constituyan
indicadores de otras conductas punibles. Obviamente hay que distinguir si se
trata de un ciberdelicuente (empleo de la tecnología digital para cometer
conductas punibles). Está claro que cualquier conducta punible es susceptible de
ser investigada y probada mediante la información digitalizada. Esto plantea
problemas serios en la preservación del derecho de intimidad y de
comunicaciones.
Para buscar los equipos digitalizados, visiblemente hay dos esferas
protegidas constitucionalmente, por un lado el domicilio u oficina en donde se
encuentren estos equipos, por otro lado, el derecho a la intimidad y secreto de las
comunicaciones.
Hay que advertir que la decisión de restringir los derechos fundamentales
en actos de investigación es un juicio prima facie, Una decisión de esta especie,
por lo general, es rápida, en muchos casos calificada de urgente. Las leyes
procesales consagran la exigencia de algunos presupuestos y concurrentemente
con algunos requisitos ínsitos en ellos, lo cual limitan el campo de actuación del
7
MARTÍN MORALES, Ricardo. El principio constitucional de intervención indiciaria, ob. cit. p.16.
juez8.Por un lado, son exigencias de garantía con el fin de preservar los derechos
del justiciable; por otro lado, evitar la arbitrariedad.
8
NIEVA FENOLL, Jordi. Enjuiciamiento prima facie. Barcelona, Editorial Atelier, 2007, p. 197.
9
GONZÁLEZ-CUELLAR S. Nicolás. ”Garantías constitucionales en la persecución penal del
entorno digital”, en obra colectiva Prueba y Proceso Penal. Valencia, Editorial Tirant lo Blanch,
2008, p. 166.
mensaje, de suerte que en tanto el mensaje circule por un canal propio de la
comunicación humana su integridad y el mantenimiento del secreto quedan
garantizados, salvo orden judicial de intervención. Debe aclararse que la
comunicación puede ser entre seres humanos o máquinas., por ejemplo, el
empleo de buscadores, o las transacciones automáticas, o la emisión por teléfono
de mensajes de voz pregrabados. Evidentemente, esto plantea problemas con
relación al prestador del servicio.
Es factible que las evidencias informáticas no puedan ser examinadas y/o
comprendidas por alguien sin conocimientos especializados, lo que significa que
primae facie sea necesario la utilización de expertos10. La cadena de derivaciones
empleada por el posible experto deberá ser explicita y deberá detallar los
elementos relevantes.
Todo esto traza la problemática del alcance de la orden judicial de la
intervención del derecho fundamental domiciliario, de la intimidad y del secreto de
las comunicaciones. Son muchos los interrogantes que se pueden suscitar 11. ¿Se
deben copiar los archivos y la base de tatos en el lugar del registro o cabe el
secuestro de los equipos informáticos? ¿En todo caso o sólo cuando las
herramientas informáticas son instrumentos o efectos del delito?¿ En caso de uso
compartido es suficiente la autorización del usuario no imputado? ¿Cuál es el
alcance la intervención de la defensa? ¿Cómo proteger datos o secretos íntimos y
de terceros no vinculados con el tipo penal investigado? ¿Qué régimen siguen los
descubrimientos casuales?