Via Sacra

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VÍA CRUCIS

En la capilla de abajo están todos los catecúmenos sentados con distancia interpersonal en ambiente de
interioridad, como preparación al posterior momento de oración. Se puede poner de música de fondo el
álbum Pasión de los Hakuna. Es esencial que ellos no sepan qué oración se va a hacer. Repentinamente,
todas las luces de la capilla se apagan y un catequista sale al pasillo central con una vela encendida en la
mano y recitando el siguiente PRÓLOGO:

Venid,
¡rápido!
Han arrestado al Nazareno.

Esta vez ha exagerado realmente,


ha superado el límite.

Su modo de hablar de la ley


es demasiado audaz.
Su presunción
Ilimitada.
Su vida
blasfema.
Llamaba a Dios su padre,
Haciéndose igual a él.
Venid,
vamos a ver
el espectáculo.

El catequista sale apresuradamente del pasillo.


Mientras se recita el prólogo, salen tres
catequistas hacia la I Estación, uno con la cruz (al centro) y otros dos con las velas (a los dos lados).
Después del prólogo se lee desde el ambón la siguiente INTRODUCCIÓN:

¡Hola, querido amigo! ¡Hola, querida amiga!:


Quisiera proponerte algo… ¿Te gusta caminar? Supongo que respondas en tu
corazón “¿Adónde quieres llevarme?”. Te diré simplemente lo que me dijo un gran
amigo cuando, intrigado por sus palabras le pregunté “Maestro, ¿dónde vives?”: él me
respondió “¡Ven y verás!”. Desde entonces, vivo tremendamente apasionado,
fascinado… Supongo que habrás comprendido de quién estoy hablando… hablo de mi
amigo, de Jesucristo. Te quiero invitar hoy a caminar por dónde caminó Jesús los
últimos días de su vida. Si alguno quiere venir en pos de él, que se niegue a sí mismo,
tome su cruz y le siga. ¡Ven! ¡Sigámoslo!

I ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron
todos: «Sea crucificado». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos
gritaban más fuerte: «¡Sea crucificado!».
Mt. 27, 22-23.

DINÁMICA
El pecado nos aleja de Dios y nos hace daño. Pero el amor de Jesús es tan
grande, que asumió todo el pecado de la humanidad y sufrió lo que nos tocaba a
nosotros sufrir. ¿Qué pecados me hacen sufrir, qué males impiden que me acerque a
Dios?, ¿con qué pecados míos carga Jesús?, ¿cuáles fueron mis pecados por los que
condenaron a Jesús? Reflexiona, mira en tu interior, y escribe en la sentencia de Jesús
tus pecados; es decir, los pecados por los cuales Él, que no tenía pecado, ha sido
condenado.
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

II ESTACIÓN
Jesús carga con la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la
Calavera».
Jn. 19, 17.

ORACIÓN
¡Alabada seas tú, cruz de Cristo! Alabada seas tú, Cruz de Cristo,
Allí donde te encuentren, allí donde estés levantada,
Cristo da testimonio. allí donde los hombres sufren.
En todo lugar, en cada corazón,
alabada seas tú, Cruz de Cristo. Amén.
San Juan Pablo II

V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

III ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo
estimamos leproso, herido de Dios y humillado.
Is. 53, 4.

ORACIÓN
Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.
MÚSICA
Todo empezó en una cruz
Donde un hombre sufrió y un Dios se entregó
Silenciosa la muerte llegó
Extinguiendo la luz que en un grito se ahogó
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mí
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz

IV ESTACIÓN
Jesús se encuentra con su madre
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su
madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Jn. 19, 26-27.

ORACIÓN
Santa María, Madre del Señor,
has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron.
Por eso, en la noche más oscura del mundo,
te han convertido en la Madre de la Iglesia.
Te rogamos que nos nos ayudes para que la fe
nos impulse a dar muestras de un amor que
sabe compartir el sufrimiento. Amén.
Benedicto XVI

V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

V ESTACIÓN
Simón de Cirene ayuda a Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, y lo obligan a llevar la
cruz.
Mc. 15, 21.

ORACIÓN
¡Oh Cruz santa!,
Tú eres el bastón del peregrino,
que se apoya en ti con confianza,
y nunca tropieza ni cae.
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

VI ESTACIÓN
La Verónica limpia el rostro de Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis
hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Mt. 25, 40.

MEDITACIÓN
Por el rostro del Salvador corre sangre sagrada. Cae sudor en sus ojos hinchados
mientras distingue una figura que se le acerca lentamente. Una mujer llamada Verónica
ofrece más que un lienzo a su Señor. Ella le ofrece un corazón compasivo a un alma
apasionada. Con Verónica, recemos ahora todos juntos el salmo:
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro.
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

MÚSICA
Viendo un humilde calvario
Con rostro cansado soporta la cruz
Y al verme rezando a sus pies
Se olvida de Él, me toma en sus brazos
Y me acoge otra vez
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mí
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
VII ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
1 Pe. 2, 23.

DINÁMICA
Una vez más Jesús vuelve a caer en el camino, la cruz se hace cada vez más
pesada, Cristo cae por nosotros pero no deja de lado la cruz, sino que se vuelve a
levantar. Como jóvenes muchas veces nos desalentamos ante la adversidad. Jesús al
ponerse de pie nos invita a creer en Él, para abrir un camino de vida y no quedarnos en
la caída. En mis adversidades, ¿soy capaz de entregarme en manos de Dios?
Recuerda ahora aquellas cosas por las que Jesús ha sido condenado. Aquellos tus
males que Jesús abrazó en su cruz. Reflexiona acerca de ellos, y escribe en tu cruz tu
oración personal de entrega y confianza en Dios. Pídele su fuerza para superar esas
dificultades, para abrazar tú también con valor las cruces de tu vida.

Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

VIII ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos.
Lc. 23, 28.

ORACIÓN
¡Oh Cruz santa!,
Quién podrá alabarte lo suficiente,
a ti que has traído la salvación del mundo
y el consuelo para todos nosotros.
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

IX ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero
llevado al matadero.
Is. 53, 7.

MEDITACIÓN
Cuando no respondía, cuando no abría su boca, no lo hacía como un culpable,
sino como cordero; es decir, como sencillo e inocente. Por ende, cuando no respondía,
callaba como oveja; cuando respondía, enseñaba como pastor.
San Agustín
Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.
MÚSICA
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro
Siendo carga pesada, profesor y aprendiz
Entregó hasta su cuerpo en el pan y en la vid
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mí
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz

X ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Los soldados se repartieron la ropa de Jesús en cuatro partes, una para cada
uno. Dejaron a parte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo sin costura.
Jn. 19, 23-24.

ORACIÓN
Nada te turbe, nada te espante;
quien a Dios tiene, nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante:
sólo Dios basta.
Santa Teresa de Jesús

V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

XI ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y
Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el
Nazareno, el rey de los judíos».
Jn. 18-22.

MEDITACIÓN
Cristo pudo haber llamado a los ángeles para que lo salvaran. Cristo pudo
bajarse de la Cruz pero decidió no hacerlo. Prefirió salvarte a ti en lugar de salvarse a sí
mismo. Un Dios crucificado es un Dios en quien puedes confiar. Él no eligió el camino
fácil, Él te eligió a ti. Si Él hubiera escogido escaparse, ¿cómo confiarías en Él la
próxima vez que sientas dolor? No hay dolor que sufras que Él no entienda. Cristo te
mostró lo que era capaz de hacer para salvarte. Dios prefirió morir que arriesgarse a
vivir una eternidad sin ti.
Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

XII ESTACIÓN
Cristo muere en la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús clamó con voz potente: Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has
abandonado?
Mc. 15, 34.

ORACIÓN
El cielo se oscurece. Cae la lluvia. La tierra tiembla.
El mal ríe mientras El Transfigurado cuelga sin vida y sin forma.
El mismo Señor se permite ser destruido.
No hay más palabras, no hay más milagros.
Cristo no se salva a sí mismo, pero lo ofrece todo para salvarnos.
Todo está consumado. Amén.

Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

MÚSICA
Viendo su faz de dolor
Una madre lloró y su amigo calló
Pero siendo una entrega de amor
Su camino siguió y en algún otro lado
Una luz se encendió
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mí
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz

XIII ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
MEDITACIÓN
Silencio. Todo calla todo ha terminado, ¡volved a casa! Ha sido una hermosa
historia, lo hemos seguido, pero ya nada cambiará… el fuerte vencerá siempre, el
mísero pobre será siempre arrojado fuera. Vámonos: Jesús ha muerto, la piedra ha sido
sellada.
Pero la noche, esta noche, está llena de inquietud, y el silencio es
estremecedor… La noche es silenciosa, llena de inquietud, pero, sin embargo, parece
estar rebosante de vida…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

XIV ESTACIÓN
Jesucristo resucita
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro
llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del
sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban
desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas
quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron: «¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado.»
Lc. 24, 1-6.

DINÁMICA
Si quieres, entrega la sentencia al Jesús crucificado y vete a recoger el
periódico… Hay que andar informado… Lee el gran titular del periódico: “Jesús Cristo
resucita”… ¡Ala!, ¡esos pecados que has recordado y meditado no tienen por qué tener
la última palabra en tu vida! En efecto, la Resurrección de Jesús no fue sólo volver a la
vida, sino que fue además una victoria sobre la muerte y el pecado. ¡Él nos salva de
todo pecado y nos da una nueva vida, una vida feliz! Anímate a escribir en el periódico
lo que significa para ti esa gran noticia y, después, regálalo a tu compañero de al lado.
Comparte con los demás esta gran noticia: Jesucristo ha resucitado.

Padre nuestro…
V. Jesús, pequé. Todos. Ten piedad y misericordia de mí.

MÚSICA
Cristo, tu cruz es respuesta real
Para este mundo, para este tiempo
Que huye en temores
Tú eres camino, eres verdad, eres la vida
No tengo miedo de la libertad
No tengo miedo, señor de la vida
Me quiero entregar
Toma mis manos, mi voz y mi andar
Y yo alzaré alto la cruz derramada de amor
Para que sea bandera de la juventud
Tu triunfo santo que junto a mi canto
Se harán fuerte luz
Para que vean tu rostro Jesús
Hombres con sed
Hombres valientes que quieran seguir tu caminar

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