Moniciones y Lecturas Domingo 31 de Diciembre de 2023
Moniciones y Lecturas Domingo 31 de Diciembre de 2023
Moniciones y Lecturas Domingo 31 de Diciembre de 2023
Familia, Ciclo B
Monición de entrada
Queridos hermanos, hoy la familia católica está de fiesta. Celebramos la Solemnidad de la Sagrada Familia, una fiesta reciente,
establecida por el papa León XIII para dar a las familias cristianas un modelo evangélico de vida. Y las lecturas nos permitirán
asomarnos a cada uno de los miembros de esa santa familia y aprender de sus ejemplos, que lo son tanto para los esposos
como para los hijos.
Y es el ejemplo de la familia de Nazareth el que nos mueve hoy a vivir de una manera diferente. Por eso, unidos a Jesús, María
y José, nos disponemos a celebrar esta Misa, en la cual también al celebrar hoy la finalización del año civil, le damos gracias a
Dios por tantas bendiciones recibidas. Comencemos con el Canto de entrada. De pie, por favor…
Aclamación antes del evangelio. Aleluya, Aleluya. Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo
habite en ustedes con toda su riqueza. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo
al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la
oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el
Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del
Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a
Dios diciendo:
—«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:
—«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara
la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido
siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos
y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación
de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor.
Celebrante: Sabiendo que somos hijos de Dios oremos con confianza: Padre, óyenos.
1. Por la Iglesia: para que el Señor la conserve en la paz, la unidad y el amor. Roguemos al Señor. Padre, óyenos.
2. Por los cristianos: para que, viviendo el mandamiento del amor, manifestemos al mundo cómo nos ama Dios. Roguemos
al Señor. Padre, óyenos.
3. Por los que se preparan para el matrimonio: que el amor desinteresado y gratuito selle el vínculo que van a contraer
Roguemos al Señor. Padre, óyenos.
4. Por las familias que están divididas, por los esposos que viven en infidelidad, y por los hijos que sufren las consecuencias
del desamor: que la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret les alcance la unidad y el perdón. Roguemos al Señor.
Padre, óyenos.
5. Por los esposos que celebran este año sus bodas de plata o de oro: fortalezca su amor y bendiga a toda su familia.
Roguemos al Señor. Padre, óyenos.
6. Por nosotros y nuestras familias: que alimentados con el Cuerpo y la Sangre del Señor, y fortalecidos con su Palabra,
trabajemos por consolidar la civilización del amor. Roguemos al Señor. Padre, óyenos.
Celebrante: Padre, oye nuestras oraciones, ayúdanos a crecer en gracia y en sabiduría, y haz que vivamos en el amor a Ti y a
nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LUZ: Con esta ofrenda Señor permite que seamos siempre luz y sal para el mundo que necesita de ti y que camina en
tinieblas y en sombras de muerte.
INCIENSO: Te ofrecemos, Señor, este incienso, como hicieron los Reyes Magos, porque reconocemos que tu eres el
único y verdadero Rey, el único que ha salvado a los hombres con tu resurrección.
CANASTA DE BIBERES: Señor te ofrecemos estos alimentos. Fruto del trabajo del hombre y sustento de nuestras
familias. Te pedimos que no falten los alimentos en ningún hogar del mundo.
LA FAMILIA: Célula primordial de la sociedad, responsable de la educación de los hijos, Iglesia doméstica. Señor,
tómala y bendícela y en ella bendice a cada una de nuestras familias, y a todas las familias del mundo, aun aquellas que
no te conocen.
PAN Y HOSTIAS: Señor, en esta ofrenda queremos conmemorar tu entrega corporal, gesto de que somos una Iglesia en
comunión con Cristo, el cual se convertirá en alimento espiritual, para darnos vida.
VINO Y UVAS: Recibe Señor, esta ofrenda, recordando así la sangre de tu sacrificio, signo de amor y misericordia por
nosotros tus hijos.
Cantamos…
Antífona de la Comunión: Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
Comunión
En un gesto de amor inmenso, Jesús quiere darse a nosotros como alimento. Vayamos con alegría cantando a la Mesa Familiar
de los cristianos.