Clase de Filosofía 16 01
Clase de Filosofía 16 01
Clase de Filosofía 16 01
TAUTOLOGIAS Y CONTRADICCIONES.
Las siguientes líneas han sido tomadas del “Tractaus Lógico-Philosophicus” de Ludwing Wittgenstein.
La cursiva del original aparece aquí en letra negrita. Entre los posibles grupos de condiciones de verdad, hay dos
casos extremos.
En uno la proposición es verdadera para todas las posibilidades de verdad de las proposiciones elementales.
Nosotros decimos que las condiciones de verdad son tautológicas. En el otro caso la proposición es falsa para todas
las condiciones de verdad: Las condiciones de verdad son contradictorias.
LA PRUEBA DE VALIDEZ.
Los razonamientos del lenguaje corriente se pueden formular en términos lógico-matemáticos, analizando así las
condiciones de verdad de sus proposiciones componentes para lograr determinar las condiciones de verdad del
razonamiento.
c) La proposición es verdadera o falsa según las condiciones de verdad de sus proposiciones componentes: es una
proposición lógicamente “inconsistente”.
Por eso es que, cuando trabajamos con una proposición compleja que no es tautología ni contradicción, debemos
dejar en claro cuáles son las condiciones en las que su verdad es posible.
a) La construcción de la tabla de sus condiciones de verdad, que se reduce a la aplicación de las reglas de operación
que estudiamos en el capítulo anterior;
b) Por álgebra de proposiciones, que consiste en reducir, por procedimientos algebraicos y a partir de ciertas reglas
de equivalencia comprobadas todas las proposiciones elementales componentes a su más simple expresión, para de
ese modo determinar sus condiciones de verdad.
LA CONCRECIÓN DE LA LÓGICA.
Si los antiguos griegos consideraron que las contradicciones en la realidad corresponden no a lo que la realidad es,
sino a la apariencia de la realidad, cada vez más en los tiempos que corren se ha dado importancia a la contradicción
en el estudio de la realidad.
Si la realidad es entendida como conflictiva, entra en contradicción con la Lógica Formal tradicional que no admite
la contradicción.
La dialéctica, en cambio, quiere entender la realidad desde el seno de las contradicciones que aparecen en la misma,
por medio del conocimiento del movimiento profundo de esa realidad.
Considerada como “método”, la fenomenología quiere llegar a la esencia de las cosas sin pasar por el razonamiento.
Parte del “fenómeno” o sea del modo como las cosas aparecen ante el observador, y sostiene que ante un observador
que esté en la actitud adecuada, en ese mismo fenómeno se muestra la esencia de la realidad, que viene a ser una
verdadera esencia fenoménica de la realidad.
Los momentos del método fenomenológico han sido expuestos muy claramente por Carlos Díaz en su obrita
“Introducción a la Fenomenología”.
LA EPOJE.
El camino fenomenológico empieza por un “poner entre paréntesis” todas nuestras convicciones y prejuicios sobre la
realidad y sobre la vida.
Esa acción es un verdadero “despojo” de nuestras ideas previas al conocimiento del fenómeno, por eso es que Husserl
la ha llamado “epoje”.
LA REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICO.
a) Primero, debe empezarse por una “descripción” del fenómeno que se presenta ante nosotros. Se trata de encontrar
las notas o características que sean esenciales a lo que describimos.
b) Segundo, se debe llegar a una “reducción fenomenológica”, se debe reducir a “puro” fenómeno lo que percibimos.
c) Entonces es que podemos llegar a la esencia, a la “eidos” del fenómeno, llegamos a la “intuición eidética”.
Por fin, una vez que se ha encontrado sentido a la realidad, podemos volver a la misma realidad que pusimos entre
paréntesis, pero con la convicción de que ahora sí la comprendemos.
La fenomenología es una forma de idealismo porque la reconstrucción del mundo sólo se lleva a cabo en la conciencia
humana, no en la realidad.
La fenomenología es idealismo porque no enfrenta las contradicciones de la realidad, sino que las evade.
Dialéctica (I)
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DIALÉCTICA.
La forma más controvertida de la Lógica Concreta es la Dialéctica , iniciada por Hegel y continuada por el marxismo.
La dialéctica tiene una gran importancia ideológica por el hecho de su nivel de acercamiento a la realidad.
Debemos recordar que mientras más cerca se esté de los acontecimientos reales se vuelve más difícil prescindir del
compromiso ideológico con esos acontecimientos.
La dialéctica no busca alejarse de la realidad para comprenderla mejor, sino que quiere acercarse más a ella,
involucrarnos más con las contradicciones de la naturaleza, del hombre y de la sociedad.
La dialéctica fue cultivada por los “sofistas”, quienes por medio del diálogo buscaban contraponer los aspectos
conflictivos de la realidad.
Los sofistas griegos no llegaron a formular la contradicción como elemento de la realidad, pues su interés era el
triunfo en la discusión.
Cuando planteaban una contradicción, lo hacían con el interés de mostrar que estaban en lo cierto y que el adversario
estaba equivocado. Por eso es que la dialéctica sofística no fue más que un ejercicio retórico sin mayor trascendencia
para la investigación de la contradicción.
LA DIALÉCTICA HEGELIANA.
Hegel ya no considera la dialéctica como un diálogo sobre aspectos opuestos; en su doctrina la teoría
dialéctica alcanza un más alto grado de formulación.
Hegel entiende la dialéctica como “el movimiento más elevado de la razón, en el cual, las apariencias separadas por
la oposición pasan la una a la otra y se superan”.
Se trata de llegar a determinar la “unidad de los contrarios” de una manera tal que lleve a una nueva realidad o a un
nuevo sentido de la realidad.
Antes de seguir adelante debemos dejar claro que, aunque dijimos que en la doctrina de Hegel la dialéctica alcanza
una alto grado de formulación, esa formulación queda marcada por la formulación idealista de su doctrina. La doctrina
de Hegel es un idealismo dialéctico.
El punto de partida del pensamiento hegeliano es la noción abstracta del “ser”. Si afirmamos sencillamente que el
“ser” es, establecemos una relación abstracta que nos remite al hecho de que cada uno de los objetos concretos es
algo, aunque no estemos pensando qué cosa es.
La afirmación “el ser es” y todas las que se refieren al “ser”, por aplicarse a todos los objetos concretos en general, no
se refieren a ninguno en particular. Hegel parte de la noción de “ser” e investiga las características de ese “concepto”
donde se reúne la “realidad” en general y la “razón”.
Ese pensamiento puro del “ser” no presupone nada en concreto y nada añade a los conocimientos reales que puedan
llegar al pensamiento.
La noción de “ser” no revela nada desconocido, pues lo desconocido está en el contenido concreto del pensamiento.
Desde un punto de vista concreto, el pensamiento puro del “ser” es también pensamiento de la “nada”. Sólo así, al
principio del movimiento de la realidad, Hegel puede afirmar que el pensamiento toma conciencia de su “vacío de
ser”.
Esa conciencia del vacío del ser es la contradicción inicial que pone en marcha el movimiento de la idea, que es el
mismo movimiento de la realidad. En su movimiento por llenar ese vacío del ser, el “ser en sí” sale de sí, generando
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la realidad existente, concreta, el “ser ahí”, que es una contradicción debe ser superada por una nueva condición del
“ser” que toma conciencia, asume en sí, como elemento de una totalidad a las cosas existentes del “ser ahí”.
Se establece entre ambas una correlación de fuerzas contradictorias que cada vez va perdiendo más estabilidad. (Al
estado de la correlación de fuerzas en un momento determinado se le conoce como “coyuntura”.)
Llega un momento en que las contradicciones se agudizan de tal manera que son insostenibles; ese momento es
llamado “punto nodal de las contradicciones”, “coyuntura nodal” o simplemente “nudo de las contradicciones”.
Una vez que se llega a ese momento, se desencadena un proceso llamado “proceso de superación de la contradicción,
que lleva a la constitución de una nuevas realidad llamada “síntesis” en la cual las contradicciones se resumen de un
modo nuevo.
La “síntesis” se vuelve “tesis” para empezar una nueva etapa. Los momentos de la dialéctica pueden ser ilustrados
por el siguiente esquema:
La Dialéctica (II)
LEYES DE LA DIALÉCTICA.
Las leyes de la dialéctica son, al mismo tiempo, leyes del movimiento de la realidad y leyes del pensar.
Formularemos cinco leyes del movimiento dialéctico, tal como lo hizo el francés Henry Lefebvre (personaje que
pertenece al grupo de los marxistas ortodoxos). Intentaremos explicar el verdadero sentido de esas leyes.
Según esta primera ley, podemos afirmar que nada existe en forma aislada, al contrario, cada uno de los elementos
de la realidad sólo puede existir en una relación estructural con todos los demás elementos de la realidad.
Tratar de comprender un acontecimiento separado de todos los demás acontecimientos que forman la estructura de
lo real, sería falsear la realidad.
Esta ley se opone a la tendencia de la Lógica Formal y la Filosofía Clásica de considerar los diversos aspectos de la
realidad de un modo independiente por medio de la abstracción.
La segunda ley de la dialéctica nos refiere al hecho de que la realidad no está dada de una vez y para siempre, sino
que constantemente esta en movimiento.
Cada hecho sólo puede ser comprendido en la medida que pueda ubicársele dentro del movimiento universal.
Los elementos de la contradicción, a la vez que son radicalmente opuestos, conforman una unidad, en cuanto que se
necesitan mutuamente para existir como tales.
El método dialéctico pretende aprehender el enlace, la unidad y el movimiento que engendra los contrarios, que los
opone, que los hace chocar, que los rompe y que los supera.
Los contrarios aparecen así como intrínsecamente unidos en el movimiento que los genera y en el que son superados
o destruidos.
Según esta ley, una vez que se ha acumulado cuantitativamente una cierta “masa” o “cantidad” de una misma realidad
o relación real, por la misma dinámica de la dialéctica, se produce un cambio cualitativo hacia una realidad nueva,
hacía un nivel de realidad superior.
El progreso del hombre implica la acumulación de determinadas características o tensiones gradual o continuamente,
pero llega un momento en el que la acumulación es tal que el más pequeño desequilibrio puede hacer cambiar
radicalmente la situación.
En el caso de la realidad humana y social; este desequilibrio está impulsado por la acción consciente y voluntaria de
la colectividad humana económicamente considerada (clase social).
El salto dialéctico que se efectúa implica a la vez continuidad (en el movimiento, que sigue) y discontinuidad (en la
nueva situación generada).
El desarrollo del movimiento dialéctico implica que cada nueva situación incluye en sí la anterior, enriqueciéndola.
De ese modo, la conciencia de clase incluye al pensamiento, el pensamiento incluye la vida y la vida incluye a la materia
inanimada.
En este sentido, en cada nueva situación están presentes todas las situaciones anteriores, pero dialécticamente
superadas.
Las siguientes reglas intentan prevenir contra una serie de peligros que pueden presentarse al intentar aplicar el
método dialéctico.
Algunas de ellas hacen alusiones directas a posiciones filosóficas y científicas que son o han sido vigentes y que
pueden impedir la correcta aplicación del método.
3. Aprehender los aspectos y momentos contradictorios: la cosa como totalidad y unidad de los contrarios.
4. Analizar la lucha o conflicto interno de las contradicciones; analizar la tendencia de las contradicciones: la que
tiende a triunfar y la que tiende a ser destruida.
5. No olvidar que cada cosa está ligada con todas las demás.
6. No olvidarse de aprehender las transiciones. Las transiciones pueden ser en los aspectos de una contraposición o
en las contradicciones. Transiciones son los pasos de un aspecto a otro o de una contradicción a otra en el movimiento
dialéctico. Un error de apreciación puede tener graves consecuencias.
7. No olvidar que el proceso de profundización del pensamiento es infinito. Y es infinito por dos razones: primero
porque la realidad es siempre más rica que el conocimiento, y segundo. Porque la realidad está siempre en un
movimiento progresivo.
8. Aprehender conexiones progresivamente más profundas hasta alcanzar las contradicciones y el movimiento
dialéctico principales.
9. El propio pensamiento deberá, en ciertas fases, trasformarse, volver a elaborarse, incluso en su contenido.