Derecho Romano - Historia
Derecho Romano - Historia
Derecho Romano - Historia
SECCIONAL TUNJA
PROGRAMA DE DERECHO
MÓDULO PRIVADO
DERECHO ROMANO
Taller:
Utilizando como Fuente Histórica los libros que consulten en CRAI -USTA, en biblioteca, en Internet,
en especial la página www.derechoromano.es y el libro Historia Gráfica del Derecho Romano de
Maria Claudia Rueda, adjunto como recurso de aprendizaje en el Campus Virtual,
complementa el siguiente texto y elabora una presentación
sobre los periodos de la Historia del Derecho Romano
Eras y Calendas
Foederas
Ley XII Tablas o ley decenviral (El tiempo del derecho urbano)
Ius Gentium
Ius Honorarium
Senadoconsultos
Ius Novum
Ius respondendi
Constituciones imperiales
Ius Bizantinum
Antecedentes de la codificación:
INTRODUCCIÓN
Épocas del Derecho Romano: De una manera general puede dividirse el Derecho romano en las
siguientes épocas:
Primera Época: Derecho Arcaico o Antiguo: Las instituciones jurídicas eran oscuras, caóticas,
confusas y desconocidas por el pueblo. No tenían normas escritas ni promulgadas que les sirvieran de
base. Su conocimiento y aplicación eran reservados a los pontífices y el Derecho andaba casi
confundido con la religión. La costumbre era la única fuente.
El Ius Civile Romanorum o Ius Quiritium: Estas reglas, venerables por su antigüedad y por el
respeto que inspiraban, eran consideradas como algo propio y exclusivo del pueblo romano, lo mismo
que los dioses nacionales, las ceremonias y los sacrificios religiosos. El extranjero no podía participar
en el culto de los dioses, tampoco era admitido a gozar de los beneficios del Derecho, reservados
únicamente a los ciudadanos romanos.
El Ius Strictum: El Derecho romano, en sus principios, es esencialmente formalista y estricto, como,
por otra parte, lo es el Derecho de todo pueblo primitivo. Si la religión de los primitivos romanos
exige para invocar a los dioses una fórmula solemne y precisa, así también para actuar jurídicamente
es preciso emplear determinadas fórmulas o pronunciar ciertas palabras sacramentales, sin lo cual no
se producen los efectos jurídicos esperados.
El derecho romano antiguo se relaciona con el periodo político de Monarquía y concluye con la
expedición de la Ley de las XII Tablas. Es el primer estatuto escrito de Derecho positivo. La ley de las
XII tablas fue además promulgada, exhibiéndose en el Comitium del Foro para conocimiento del
pueblo.
Segunda Época: La ley de las XII tablas, llamada también ley decenviral, marca el punto final del
periodo antiguo y el inicio de la segunda época, del Derecho Clásico. En esta las instituciones más
importantes fueron el Ius Gentium, el Ius Honorarium y en este el Edicto del Pretor, y la ciencia del
derecho, a través del aporte de los juristas romanos.
El Ius Gentium: Las recientes relaciones con los pueblos extranjeros y las necesidades del comercio
indujeron, poco a poco, a los romanos a abandonar la primitiva rigidez del Ius Strictum y admitir al
extranjero dentro de las relaciones jurídicas normales. Sobre esta base comenzó a desarrollarse el Ius
Gentium, que no es más que un Derecho desprovisto de toda fórmula y accesible tanto a los
ciudadanos como a los extranjeros.
Definición y División del Derecho Romano: En sentido objetivo, el Derecho romano es el conjunto
de preceptos jurídicos que rigieron a la sociedad romana a través de sus distintas épocas de su
existencia. El Derecho romano debe ser estudiado en los tiempos modernos por dos razones
principales a saber:
1. Porque en él se encuentra el origen de la mayor parte de las instituciones del Derecho civil
moderno, muy señaladamente en todos los pueblos de raza latina.
2. Porque el proceso evolutivo de formación de las instituciones jurídicas de Roma es un ejemplo
digno de imitarse por los pueblos modernos, no propiamente en cuanto a la objetividad o
materialidad de instituciones, sino por el criterio de evolución científica y adaptación del Derecho
a las necesidades sociales de cada época, no menos que por la prevalencia de los postulados de
razón y de moral jurídica sobre las viejas fórmulas y los textos rígidos de la ley escrita.
El Derecho romano se divide, en primer lugar, en dos grandes ramas: El Ius Publicum y el Ius
Privatum. El primero se refiere a la organización del Estado romano y a su relación con los
particulares. El segundo rige las relaciones privadas de los particulares entre sí.
Fuentes Generales del Derecho Romano: Las principales fuentes escritas del Derecho romano son:
La Costumbre: Dentro del Derecho romano, se habla de las “mores” como una fuente del mismo, por
cuyo concepto la costumbre es un Derecho no escrito, nacido espontáneamente de las necesidades y
de los usos de la vida cotidiana; es un Derecho instintivo que el pueblo mismo va creando y cuya
fuerza se deriva del respeto que inspira, de su utilidad para resolver los problemas que la vida va
presentando y también del tiempo durante el cual ha regido. Generalmente, el Derecho de los pueblos
primitivos es consuetudinario. La vida no tiene demasiada complicación y unas pocas reglas sencillas
bastan para resolver los problemas que se presenten. Por otra parte, en estos estadios primitivos, el
Estado no ha asumido todavía el monopolio del Derecho, y las familias y los grupos hacen triunfar la
costumbre pacíficamente, por medio de árbitros, y, en el peor de los casos también por la fuerza.
La Ley: En un principio se reservó el nombre de ley al acto legislativo emanado de las asambleas
populares llamadas comicios. Se llamaban así porque se reunían en una parte del foro llamada
comitium. Posteriormente se extendió la denominación de ley, con todos sus efectos, a los plebiscitos,
que eran actos legislativos votados por la clase plebeya en las asambleas llamadas concilia plebis.
Los Edictos de los Magistrados Pretores: Contenían estos edictos las normas de Derecho a que
debían sujetarse las cuestiones civiles sobre las distintas materias en las causas que se siguieran
durante la magistratura de cada pretor.
Los Dictámenes de los Jurisconsultos: Esta obra constituye la obra doctrinaria del Derecho romano.
Consistía en los conceptos emitidos por los jurisconsultos sobre las distintas materias del Derecho.
Los Senadoconsultos: Eran los actos legislativos en materia civil, votados por el senado romano.
Tuvieron su mayor importancia cuando se debilitó el poder político del senado.
Las Constituciones Imperiales: Eran decretos de carácter legislativo, y, por lo mismo, con fuerza
obligatoria de ley, dictados por los emperadores en materia civil.
El Ius Publice Respondendi: Es una fuente del derecho y una de las más importantes, el emperador
Augusto fue el primero en conceder a ciertos jurisconsultos la facultad de emitir dictámenes jurídicos
en nombre y por autoridad del emperador, con el tiempo estos dictámenes de estos juristas llegaron a
adquirir verdadera fuerza de ley y a ser obligatorios para el juez, aun en caso de que se alegara en
casos diferentes para los cuales habían sido dictados. Si la opinión de los juristas fuera diferente, el
juez podría seleccionar la que quisiera, según un rescripto del emperador Adriano.
Es importante también resaltar el “Plebiscito” como la segunda fuente citada por el jurista Gayo, el
cual consiste en una decisión tomada por la plebe para asuntos que le interesan. El procedimiento para
la votación del plebiscito es análogo a la votación de la ley. El Ius Agendi Cum Plebe correspondía
exclusivamente al tribuno de la plebe, de suerte que solo ese magistrado podía proponer plebiscitos y
hacerlos votar. Siendo el plebiscito un acto de la plebe, no requería, ni auspicium ni confirmación del
senado patricio. Debemos anotar que muchas instituciones que, en su origen, se deben a la libre
creación del magistrado, con el tiempo llegaron a ser de Derecho civil estricto.
HISTORIA DEL DERECHO ROMANO
Según la leyenda, Roma fue fundada en el 753 a.C. por Rómulo y Remo, los hermanos gemelos hijos
de Rea Silvia, una virgen vestal hija de Numitor, rey de la cercana Alba Longa (en el antiguo Lacio).
Una tradición más antigua remonta la ascendencia de los romanos a los troyanos y a su líder Eneas,
cuyo hijo Ascanio o Julo fue el fundador y primer rey de Alba Longa. Los relatos sobre el reinado de
Rómulo destacan el rapto de las sabinas y la guerra contra los sabinos, dirigidos por Tito Tacio, y
señalan también la unión de los pueblos latino y sabino. La referencia a los tres pueblos en la leyenda
de Rómulo (ramnes o ramneses; titios, equiparados a los sabinos; y lúceres, los etruscos), que
formaban parte de un nuevo Estado, sugiere que Roma fue creada por una amalgama de latinos,
sabinos y etruscos.
Los siete reyes del periodo monárquico y las fechas que tradicionalmente se le asignan son: Rómulo
(753-715 a.C.); Numa Pompilio (715-676 o 672 a.C.), a quien se le atribuyó la introducción de
muchas costumbres religiosas; Tulio Hostilio (673-641 a.C.), un rey belicoso que destruyó Alba
Longa y luchó contra los sabinos; Anco Marcio (c. 641-616 a.C.), de quien se dice que construyó el
puerto de Ostia y que capturó muchas ciudades latinas, transfiriendo sus habitantes a Roma; Lucio
Tarquino Prisco (616-578 a.C.), célebre tanto por sus hazañas militares contra los pueblos vecinos
como por la construcción de edificios públicos en Roma; Servio Tulio (578-534 a.C.), famoso por su
nueva constitución y por ensanchar los límites de la ciudad; y Lucio Tarquino el Soberbio (534-510
a.C.), el séptimo y último rey, derrocado cuando su hijo violó a Lucrecia, esposa de un pariente.
Tarquino fue desterrado y los intentos de las ciudades etruscas o latinas de restituirlo en el trono de
Roma no tuvieron éxito.
Aunque los nombres, fechas y sucesos del periodo real se cree que pertenecen a la ficción, existen
pruebas sólidas de la existencia de una antigua monarquía, del crecimiento de Roma y sus luchas con
los pueblos vecinos, de la conquista etrusca de Roma y del establecimiento de una dinastía de
príncipes etruscos, simbolizada por el mandato de los Tarquinos, de su derrocamiento y de la
abolición de la monarquía. También es probable la existencia de cierta organización social y política,
como la división de los habitantes en dos clases: de un lado, los patricios, los cuales poseían derechos
políticos y formaban el populus o pueblo, y sus subordinados, conocidos como clientes; y, de otro, la
plebe, que en un principio no tenía categoría política.
Al rex o rey, que ocupaba el cargo de por vida, lo elegía de entre los patricios el Senado (Senatus) o
Consejo de Ancianos (patres). El rey era responsable de convocar al populus a la guerra y de dirigir al
Ejército en la batalla. En los desfiles era precedido por los funcionarios, conocidos como lictores, que
portaban las fasces, símbolo del poder y del castigo. También era el juez supremo en todos los pleitos
civiles y penales. El Senado sólo daba su consejo cuando el rey decidía consultarlo, aunque sus
miembros poseían gran autoridad moral, ya que sus cargos también eran vitalicios. En un principio
sólo los patricios podían llevar armas en defensa del Estado.
Parece que hubo una importante reforma militar, conocida como reforma Servia, ya que posiblemente
tuvo lugar durante el mandato de Servio Tulio, en el siglo VI a.C. Para entonces, la plebe podía
adquirir propiedades y, según la reforma, todos los propietarios, tanto los patricios como los plebeyos,
estaban obligados a servir en el Ejército, donde se les designaba un rango de acuerdo con su riqueza.
Este plan, aunque al principio servía a un propósito puramente militar, preparó el terreno para la gran
lucha política entre patricios y plebeyos que tuvo lugar durante los primeros siglos de la República
romana.
Eugenio Petit, hablando de los orígenes de Roma, dice “en un pueblo de costumbres sencillas y rudas,
como las de los romanos de los primeros siglos, los procedimientos empleados para ligar a dos partes
que quieren obligarse una con respecto a la otra debían ser poco numerosos y llenos de formalismo,
que caracteriza a las legislaciones más antiguas.
No es sino por un progreso lento y continuo por lo que las formalidades primitivas de que estaba
rodeada la convención han debido simplificarse, y es por lo que el Derecho romano, sea por el
perfeccionamiento de sus propias instituciones, sea por prestación de los usos comunes de los pueblos
vecinos, es decir, el Ius Gentium, ha llegado a sancionar las cuatro clases de contratos vigentes en la
época clásica.
Periodo arcaico o antiguo (siglo VIII – siglo VI a. C) - MONARQUÍA (753 a 509 a. C.)
El primer derecho consuetudinario (mores maiorum consuetudo), no escrito (ius nom scriptum), de
tradición oral de generación en generación por vía varonil, se conoce como la más antigua
cualificación romana del ius. Se recuerda como el inicio de la exteriorización de un ordenamiento
jurídico en Roma, propio de los cives, ciudadanos romanos, es decir, la clase estrechamente cerrada de
los patricios, descendientes de los Paters, padres fundadores de Roma. Estas normas resultantes de
las mores maiorum o costumbres de los antepasados comunes a las gentes durante las fases latino-
sabina y etrusca reciben el nombre de Ius quiritium.
El Ius Quiritium y el Ius Civile Romanorum: Se desarrollan desde los orígenes de Roma hasta el siglo
II a. C. esta fase del Derecho está formado, esencialmente, por normas consuetudinarias, referentes a
la vida local y agrícola de las “Civitas” primitiva y va referido principalmente a los “Cives”, esto es a
los ciudadanos romanos “Quirites”, y presenta caracteres rigurosos y formalistas, que se revelan
también en la estructura del proceso llamado “Legis Actiones” dividido en dos estadios:
● El Fas: Los hechos permitidos (lo no prohibido), los criterios de pacífica convivencia y
fructuosa coexistencia para todos los asociados.
Las Carminas: En los orígenes la ciencia jurídica estuvo en Roma íntimamente unida a las
asociaciones de pontífices. Así como en los colegios de pontífices se guardaban en secreto las
fórmulas y los ritos sagrados, así también se conservaban celosamente ocultos los principios y
fórmulas del derecho y del procedimiento judicial. Los pontífices eran los únicos conocedores
de la ciencia del derecho; ellos solos sabían las solemnidades y las fórmulas adecuadas a cada
acto jurídico, dentro de las relaciones del derecho privado. Los particulares, para resolver sus
problemas, tenían forzosamente que dirigirse a los pontífices en solicitud de información, y
éstos se las daban en forma de respuestas en derecho (responsa in iure). Estas fórmulas
jurídicas, que en un principio fueron redactadas en verso y que eran llamadas al igual que las
fórmulas religiosas, se denominaban Carminas.
2. Foedera: Son el segundo sistema del ordenamiento jurídico quiritario compuesto por las
normas puestas en acción en forma primordial a partir de la fundación de Roma. Los Foedera
de los Paters eran tratados efectuados por los padres de las diferentes gens y familias con el
objetivo de regular específicas cuestiones de convivencia entre las respectivas gentes, o
también, mediante, las leges regiae, que eran las disposiciones de carácter general emanadas
por los reyes.
3. Ius Quiritarium; Eran normas resultantes de las mores maiorum o costumbres de los
antepasados comunes a las gentes quiritarias durante las fases latino-sabina y etrusca.
4. Ius Civile Vetus: Era el sistema más antiguo fundado sobre la costumbre y la
interpretación de los juristas. La formación del Ius Civile fue por mucho tiempo extraña al
Estado y en este sentido el Ius se contrapone a la Lex. Gradualmente la noción de Ius Civile
se va ampliando hasta comprender también las normas creadas por la Lex y por todas las otras
fuentes, excepción hecha de aquellas emanadas del Preator. El Ius Civile se contrapone así,
esencialmente al Ius Honorarium, dando vida a un dualismo sobre el cual se construye gran
parte del Derecho romano. Dicho dualismo fue sustancialmente superado en el Derecho
Justinianeo, en el cual se realizó la fusión entre las normas civiles y las pretoras. El Ius
Legitimum Vetus eran las normas que actualizaron al Ius Quiritium y cuya fuente principal
fue la ley de las XII tablas, en la fase de crisis del periodo arcaico.
Ley XII Tablas (El Tiempo del Derecho Urbano)
Sólo al final del periodo antiguo sale de las manos de la clase patricia y su hegemonía el monopolio
de la creación y de la aplicación del derecho; esto sucede, en parte, a causa de la decadencia de los
colegios sacerdotales, y también por la admisión de la plebe en el exercitus centuriatus, que se
convirtió en asamblea popular con atribuciones de comitia en la creación de las leges publicae. Sus
normas fueron dedicadas al complemento, reforma y perfeccionamiento de algunas instituciones
jurídicas en parte superadas o inciertas por recientes desarrollos e impactos sociales. Estamos
hablando de la Ley de la XII Tablas.
Llamada también ley decenviral, marca el punto de partida de la segunda época, es el primer estatuto
escrito del derecho positivo. Las primeras diez tablas de leyes fueron redactadas por diez patricios
llamados decenviros en el año 303 de Roma y aprobadas por los comicios centuriados. Las otras dos
fueron redactadas en el año siguiente por un tribunal de decenviros, pero no recibieron su aprobación
por los comicios sino en el año 305 a propuesta de los cónsules de dicho año. Esta ley contiene las
instituciones jurídicas de la antigua Roma, en materia de Derecho público y de Derecho privado
extensivas a patricios y plebeyos.
Las XII tablas son el Derecho de una comunidad agraria, están dedicadas sobre todo a la defensa de la
agricultura, contienen ciertos elementos de magia; la ejecución del deudor es bárbara pero definida,
sustituye la venganza privada por composiciones en dinero, intentan distinguir entre el acto
premeditado o doloso y el acto no mencionado.
Tabla I
Si existiese impedimento por una enfermedad o por la edad, proporciónele un carro. Si no acepta, no
hay obligación de proporcionarle un vehículo cubierto.
(En las XII Tablas se estableció) que tuvieran el mismo derecho los nexi, mancipi, fortes y sanates.
Si no pactan, expóngase sumariamente la causa en el comicio o en el foro antes del mediodía. Cuando
se realice la exposición ambos deben estar presentes.
Después del mediodía dese por vencedor del litigio a la parte que se halle presente.
Si ambos están presentes, la puesta del sol sea el último momento (para dar sentencia).
Actualmente los preceptos sobre los proletarios, hacendados, sanates, garantes y subgarantes, los
veinticinco ases y los taliones, y la investigación de los robos mediante el rito del plato y del lizo
atado a la cintura se han desvanecido, y toda aquella antigualla de las XII Tablas se habría olvidado
cuando se aprobó la ley Ebucia, si no hubieran pervivido las causas centunvirales de las acciones de la
ley.
Tabla II
La pena de la apuesta sacramental era de quinientos o de cincuenta ases; en efecto, si las causas tenían
un valor de mil ases o más, la apuesta era de quinientos ases, sin embargo, de cincuenta ases si la
cuantía era menor, pues así estaba establecido por una ley de las XII Tablas. Más si la controversia se
refería a la libertad de un hombre, aunque ese hombre fuese muy valioso entonces, según disponía la
misma ley, la apuesta sería de cincuenta ases.
Se litigaba mediante la petición de un juez cuando la ley dispusiera que así se actuase respecto de
aquella causa, como hace una ley de las XII Tablas cuando se reclama lo debido en virtud de una
estipulación… Igualmente la misma ley prescribe actuar pidiendo el nombramiento de un juez hará
que se divida la herencia entre los coherederos.
Grave enfermedad… o día fijado con un forastero… si uno de estos (impedimentos) existe para el
juez, para el árbitro o para el reo, por esta causa aplácese el día.
A quien se haya negado a prestar testimonio, váyase cada tercer día a la puerta de su casa
imprecándole a gritos.
Tabla III
Si no cumple la sentencia o no se presenta alguien como “vindex” ante el magistrado, llévelo consigo,
átelo con una cadena o con unos grilletes de quince libras de peso, no más o, si quiere menos pesados.
Si quiere, viva de lo suyo. Si no vive de lo suyo, quien le apresó déle una libra de pan farreo al día. Si
le place, déle más.
Tabla IV
… Matado nada más nacer el niño espantosamente monstruoso. Según disponen las XII Tablas.
Si el padre de familia ha vendido tres veces al hijo, sea el hijo libre de la potestad paterna.
(Para repudiar) a su mujer, según las XII Tablas, le ordenó que cogiera sus cosas, le quitó las llaves y
la echó (de casa).
Una mujer de costumbres buenas y honestas, de una castidad indiscutible, había dado a la luz en el
undécimo mes después de la muerte del marido, lo que le había causado dificultades a causa de la
amplitud del plazo, en la idea de que ella había concebido después de muerto el marido, porque los
decenviros habían escrito que un ser humano viene al mundo dentro de diez meses y no en el
transcurso del undécimo.
Tabla V
Los antiguos… quisieron que las mujeres, aun habiendo alcanzado la mayoría de edad… estén bajo
tutela;… excepto las vírgenes Vestales, las cuales… quisieron que fueran libres; y así está establecido
también en una ley de las XII Tablas.
Las cosas mancipables de la mujer que se encontraba bajo tutela de los agnados no se podían
usucapir, salvo que hubieran sido entregadas por ella misma con la autoridad del tutor; y eso así
estaba dispuesto en una ley de las XII Tablas.
Tal y como haya dispuesto sobre el dinero y demás bienes de cambio y sobre la tutela de sus cosas,
sea así derecho.
Si muere intestado quien carece de un “heredero suyo'', tenga la herencia el agnado más próximo.
Para quienes por testamento no se les haya nombrado tutor, según una ley de las XII Tablas, los
agnados serán los tutores.
Si alguien está loco, tengan la potestad sobre él y sobre su pecunia los agnados y los gentiles.
Por una ley de las XII Tablas se prohíbe al pródigo la administración de sus bienes. Una ley de las XII
Tablas manda que el pródigo, a quien se le ha prohibido administrar sus bienes, esté bajo la curatela
de los agnados.
Una ley de las XII Tablas defiere al patrono la herencia del liberto ciudadano romano, si el liberto
hubiera muerto intestado sin un “heredero suyo”. Cuando la ley habla del patrono y del liberto dice
“de esta familia, a esta familia”.
Los bienes que consisten en créditos… son divididos (automáticamente), por obra del propio derecho,
en porciones hereditarias por una ley de las XII Tablas…Por disposición de una ley de las XII Tablas
las deudas hereditarias se dividen (automáticamente), por obra del propio derecho, según la cuota de
cada uno.
Esta acción (de división de la herencia) procede de una ley de las XII Tablas
Tabla VI
Cuando se realice un nexo o una emancipación, lo que se declare verbalmente de forma solemne, sea
derecho.
Según las XII Tablas era suficiente responder (en la compraventa) de aquellas cosas que hubieran sido
declaradas verbalmente, pero aquel que las hubiera negado sufrirá la pena del doble; también por los
jurisconsultos se ha establecido una pena por no manifestar lo que se debería haber dicho.
El uso (para adquirir la propiedad) y la garantía de un funde es de dos años, …el uso de todas las
demás cosas es de un año.
… Una ley de las XII Tablas confirma tanto la emancipación como la cesión ante el magistrado.
Los abogados (de Virginia) … reclaman (Apio Claudio) …disponga la libertad provisional en virtud
de la ley propuesta por él mismo.
La viga (ajena) incorporada a un edificio y el rodrigón (ajeno) unido a la vid, no sean separados.
Una ley de las XII Tablas no permite separar del edificio no reivindicar la viga robada, ni los
rodrigones unidos a la vid ,… pero da una acción por el doble contra el convicto de haberlos
empotrado.
… Cuando las vides están podadas (o la viga separada del edificio) entonces se podrán coger…
Tabla VII
Los intérpretes de las XII Tablas describen el “ámbito” como la franja que rodea el muro. -Se llama
ámbito a la franja de dos pies y medio de ancho que rodea los edificios. Un sestercio equivale a dos
ases y medio… como la prueba de la ley de las XII Tablas, en la que se llama pie sestercio a dos pies
y medio.
En la ley de las XII Tablas nunca se dice “villa” sino que para aquel significado se utiliza siempre la
palabra “hortus”; sin embargo, en lugar de “hortus” se dice “heredium”.
Las sórdidas viviendas de los campesinos se llaman tugurios, palabra que etimológicamente procede
de techo… con cuyo nombre también la menciona Mesala en su explicación de las XII Tablas.
Las XII Tablas no quisieron que hubiera usucapion de la franja intermedia de cinco pies.
La anchura de la servidumbre de camino, según la ley de las XII Tablas, tiene ocho pies en los tramos
rectos, y en los recodos, es decir, donde hay una vuelta, dieciséis.
Manténgase el camino en buen estado. Si se hubiera desempedrado (quien tenga derecho de paso),
pase con su carro por donde quiera.
Si un río o un acueducto que corre por lugar público perjudicará a un particular tendrá éste una acción
de las XII Tablas para que se le resarza al dueño por daño.
Una ley de las XII Tablas quiso establecer que se cortasen las ramas de los árboles (que penden sobre
el fundo vecino) hasta la altura de quince pies.
Si el árbol del fundo vecino se ha inclinado por el viento hacia tu fundo, puedes decir, con razón,
según establece una ley de las XII Tablas, que aquel sea arrancado.
Está establecido por una ley de las XII Tablas que se permita recoger la bellota (los frutos) caída en el
fundo ajeno.
Las cosas vendidas y entregadas no se adquieren por el comprador más que si éste hubiera pagado el
precio al vendedor o le hubiera satisfecho de otro modo, como con la intervención de un garante o
mediante la entrega de una prenda, cosa que está prevista por una ley de las XII Tablas.
Si se hubiese ordenado que (un esclavo) fuera libre bajo esta condición “si diera diez mil al heredero”,
accede a la libertad entregando el dinero al comprador; así lo ordena una ley de las XII Tablas.
Tabla VIII
Las XII Tablas, que castigaban pocas cosas con la pena capital, consideraron que ésta se debía aplicar
también en aquellos casos en los que alguien ultrajara o compusiera canciones que producen infamia o
deshonor a otra persona.
Si se dijera que un animal cuadrúpedo ha causado daños, … una ley de las XII Tablas estableció o
entregar al causante del daño o bien ofrecer la estimación del perjuicio.
Si la bellota de tu árbol cae en mi fundo, habiendo introducido yo ganado para que la coma, … no
puedes reclamar ni por acción de pasto de ganado de las ley de las XII Tablas, porque no pasta en tu
campo, ni por la acción de empobrecimiento.
Por las XII Tablas se establecía la pena capital para el púber que por la noche pastase o segase mieses
(ajena) siendo ahorcado en honor a Ceres; ... si se tratara de un impúber el criterio del pretor
determinaría si azotarle y ordenar la reparación del daño o pagar el doble.
Quien hubiera incendiado un edificio o un montón de trigo situado junto a una casa, se dispone por las
XII Tablas que, atado y azotado, muera en el fuego si lo hubiera hecho consciente y
premeditadamente; si por casualidad, es decir, por negligencia, ordena reparar el daño, o si no fuera
solvente se le castigue más levemente.
… se estableció por las XII Tablas que quien talase sin derecho árboles ajenos pagase por cada uno
una multa de veinticinco ases.
Si por la noche alguien cometió un hurto y se le mató, sea muerto conforme a derecho.
Durante el día… si se defiende con armas, … pídase auxilio a gritos (y sea matado legítimamente).
Respecto a los demás ladrones flagrantes los decenviros establecieron que si eran libres se les azotase
y entregase a quien hubiera sufrido del hurto; si fueran esclavos se le azotase y despeñase por la roca
(Tarpeya); pero si fueran niños impúberes dispusieron que se les azotase, según el criterio del pretor,
y que se reparase el daño causado.
La pena para el hurto descubierto y contra el que dio a otro el objeto robado es, según una ley de las
XII Tablas, al triple.
Está sancionado por las XII Tablas que alguien cobre más de una única (doceava parte) de interés.
Nuestros antepasados… establecieron en las leyes que el ladrón fuera condenado al doble y el usurero
al cuádruple.
Por causa del depósito una ley de las XII Tablas concede una acción por el doble…
Se ha de saber que el crimen de tutor sospechoso procede de la ley de las XII Tablas.
Si… los tutores han robado una cosa del pupilo, consideremos si a cada uno de ellos se le hace
responsable por el todo, por aquella acción al doble que una ley de las XII Tablas propone contra el
tutor.
Quien hubiera sido testigo o hubiese sostenido la balanza (en un negocio mancipatorio) y no quisiera
prestar testimonio, sea declarado incapaz para ser testigo e indigno de que se atestigüe por él.
Por las XII Tablas se dispuso que quien fue convicto de haber prestado falso testimonio, fuera
despeñado desde la roca Tarpeya.
Si el dardo se escapa de la mano con más fuerza de la que se pretendía, ofrézcase un carnero.
El pastar y cortar frutos furtivamente por la noche era sancionado por las XII Tablas con la pena
capital, más grave que el convicto de homicidio.
Quien habla de droga daba añadir si es mala o buena; porque también los medicamentos son drogas.
Sabemos que por las XII Tablas se dispuso que nadie promoviese desórdenes nocturnos en la ciudad.
Se faculta, por una ley de las XII Tablas, (a los miembros de una asociación) para que establezcan
entre ellos los pactos que quieran, con tal de que no infrinjan ninguna disposición de la ley pública;
pero esta ley parece que fue copiada de una ley de Solón.
Tabla IX
No se propongan leyes especiales contra nadie. No se decida sobre la pena de muerte de un ciudadano
si no es por los comicios centuriados… Dos normas muy preclaras fueron trasladadas desde las XII
Tablas, una de las cuales suprime las leyes contra una persona determinada, la otra prohíbe proponer
la pena capital contra un ciudadano, a no ser en los comicios por centurias.
… a no ser que consideres dura la ley (de las XII Tablas) que castiga con la pena de muerte al juez o
al árbitro, nombrado legítimamente, convicto de haber aceptado dinero para dar sentencia.
…los cuestores que presiden las causas capitales eran llamados cuestores del parricidio, de los que
también hace mención una ley de las XII Tablas.
Una ley de las XII Tablas dispone que aquel que hubiere provocado al enemigo, o hubiere entregado
un ciudadano romano al enemigo, sea castigado con la pena de muerte.
También los preceptos de las XII Tablas prohibieron ejecutar a cualquier hombre que previamente no
hubiera sido condenado.
Tabla X
… no se haga más que esto: no se desbaste con el hacha la leña de la pira funeraria.
Reducida, por tanto, la suntuosidad del duelo a tres velos y una pequeña túnica de color púrpura y
diez flautistas, se suprimen también los lamentos fúnebres.
No se recojan los huesos del hombre muerto para después celebrar un funeral.
Existen, además, en las leyes los siguientes preceptos: “suprímase la unción hecha por esclavos y todo
acto de beber agrupados alrededor”. Olvídese aquello de “ni fastuosa aspersión, ni grandes coronas, ni
pebeteros”.
Existe el indicio de que los usos antiguos utilizaban ungüentos con mirra, porque se prevé en las XII
Tablas que no se le apliquen al muerto.
Quien consiga una corona por sus méritos, por su patrimonio, por su honor o por su valor, se le
permita … (llevarla en sus funerales).
No se agregue oro, pero si sus dientes están un dios con oro, aunque se le encierre o incinere con él, n
habrá fraude.
Prohíbe acercar la pira funeraria o el nuevo lugar de incineración a menos de sesenta pies de la casa
ajena contra la voluntad de su dueño.
Tabla XI
(Los decenviros) habiendo redactado diez tablas de leyes de suma equidad y prudencia, en el año
siguiente otros decenviros les sustituyeron…los cuales añadieron dos tablas de leyes inicuas y
establecieron, por una ley muy inhumana, que no podían celebrarse matrimonios legítimos entre
patricios y plebeyos.
Cuenta Tuditano que los decenviros que añadieron las dos tablas a las diez existentes habían
propuesto a los comicios una ley para intercalar (días en el calendario). Casio informa que ellos
mismos lo hicieron.
De aquellos (libros sobre la república) tienes una sola reserva histórica respecto de Cneo Flavio, hijo
de Annio. Realmente aquél no vivió antes que los decenviros… ¿Para qué sirvió que revelase los
(días) fastos? Se piensa que ese escrito fue ocultado por algún tiempo para que se preguntara sólo a
unos pocos los días hábiles para la administración de justicia.
Tabla XII
La toma de prenda se estableció por ley, por ejemplo, por una ley de las XII Tablas contra aquel que
hubiera comprado un animal para sacrificarlo a los dioses y no pagara el precio; de igual manera
contra el que no entregase el alquiler de una caballería siempre que el dinero de tal alquiler se hubiera
destinado para realizar una ofrenda.
Por los delitos de los hijos de familia y de los esclavos… se dan las acciones noxales para que se
permitiera al padre o al dueño o responsabilizarse pecuniariamente del delito o entregar al culpable…
Las acciones noxales han sido establecidas o por las leyes o por el edicto del pretor: por las leyes,
como la de hurto, por una ley de las XII Tablas.
Tenemos prohibido (por una ley de las XII Tablas) consagrar una cosa litigiosa; de otro modo
sufriremos la pena del duplo… pero nada se dice de si el duplo deba pagarse al fisco p al adversario.
En las XII Tablas existe una norma según la cual lo que últimamente estableciese el pueblo, aquello
debe ser considerado como derecho.
I. Ius Gentium: Es más elástico y sin formas en el que participan por las exigencias del comercio los
extranjeros. Era el complejo de las normas consuetudinarias que los romanos tenían en común con los
otros pueblos y de las cuales eran partícipes también los extranjeros. En este sentido el Ius Gentium se
contraponía al Ius Civile que se reservaba tan solo para los Cives. En la época clásica muchos
institutos del Ius Gentium acabaron por ser considerados como parte integrante del Ius Civile, la
distinción fue perdiendo importancia a medida que se extendía la soberanía romana.
II. Ius Honorarium: De honor, magistratura. Creado por el pretor para adecuar la actividad judicial a
las mudables condiciones. Con su función de ayudar, suplir y corregir al Ius Civile, el Ius Honorarium
llega a ser el fundamento de la evolución jurídica, permitiendo por su naturaleza y estructura
particular, el satisfacer la exterior tendencia conservadora romana. La actividad del pretor a través del
edicto y la práctica a la cual se suma el trabajo fecundísimo de la jurisprudencia y la vigilante tarea de
los emperadores y de los funcionarios, permitieron que el edificio grandioso del Derecho de Roma,
aunque adaptándose y transformándose, continuara para desarrollar su labor ordenada sin que
exteriormente se le diera un golpe demoledor a todo el antiguo.
III. Edicto del Praetor (Urbanus y Peregrinus): Eran las enunciaciones de los magistrados primero
en forma oral y luego de manera escrita. El edicto de mayor importancia fue el del “Praetor Urbanus”,
colega menor de los cónsules y este se encargaba de la administración de justicia (Iurisdictio). En el
242 a. C. se amparó un “Praetor Peregrinus” y se encargaba de solucionar las controversias entre los
ciudadanos y los extranjeros. Los edictos estaban fundamentados sobre el Imperium del magistrado
que los promulgaba.
La Ciencia Pontificial: Una tradición, que no debe desecharse, nos dice que, en los orígenes la
ciencia jurídica estuvo, en Roma, íntimamente unida a las asociaciones de pontífices. Así como en los
colegios de pontífices se guardaban en secreto las fórmulas y los ritos sagrados (Carminas), así
también se conservaban celosamente ocultos los principios y fórmulas del Derecho y del
procedimiento judicial. Los pontífices eran los únicos conocedores de la ciencia del Derecho; ellos
solo sabían las solemnidades y las fórmulas adecuadas a cada acto jurídico, dentro de las relaciones
del Derecho privado. Los particulares, para resolver sus problemas, tenían forzosamente que dirigirse
a los pontífices en solicitud de información, y estos se las daban en forma de respuestas en Derecho.
Juristas del Siglo I de Cristo: Para esta época los dos grandes juristas fueron Marco Antiscio Labeón
y Ateyo Capitón. Labeón era un jurista innovador en jurisprudencia y en política partidario del
antiguo ideal republicano sus obras eran extensísimas entre los cuales se destacan un comentario al
Edicto del pretor urbano y otro, al Edicto del pretor peregrino, un comentario a la ley de las XII tablas
y otro, al derecho pontificial. Por su parte Capitón era apegado a la tradición y, en política, convertido
al nuevo régimen instaurado por Augusto, de sus obras poco se conoce.
Las Escuelas Jurídicas: Eran reuniones de juristas ya formados y de principiantes, ligados por la
práctica común y que, en materias de derecho, seguían ciertas tradiciones. Las dos grandes escuelas
jurídicas romanas son la Sabiniana y la Proculeyana fundadas por los juristas Capitón y Labeón,
pero parece que las escuelas no se fundaron en realidad sino una generación después, en época de
Tiberio, por los juristas Masurio Sabino y Casio Longino para la escuela Sabiniana, y por el jurista
Próculo para la escuela Proculeyana. La verdadera diferencia entre sabinianos y proculeyanos estaba
mayormente referida a una cuestión de orgullo de pertenencia y reivindicación de la personalidad de
los fundadores de las respectivas escuelas que a una verdadera razón científica.
Juristas del Siglo II de Cristo: Este comienzo de siglo para la ciencia jurídica romana es el periodo
de apogeo, una época que se distingue por el estudio acabado y perfecto de cada caso jurídico, entre
los juristas más importantes podemos citar a Publio Juvencio Celso y Lucio Salvio Juliano, redactor
del edicto de Adriano. Ambos dejaron obras extensísimas que tuvieron gran influencia sobre los
escritores posteriores. Celso, jurista de claro entendimiento y a veces demoledor de sus críticas, su
obra más importante fue la Digesta en 39 Libros. Pertenecía al a escuela de los Proculeyanos, fue
sucesivamente Pretor, Embajador imperial y cónsul, Juliano por su parte poseía grandes ideas útiles,
y es único por la claridad y facilidad en el modo de exponer. Su pensamiento y estilo son
verdaderamente clásicos, en el sentido de equilibrio perfecto entre la forma y el fondo, el problema y
la solución. Sus soluciones de gran simplicidad hicieron desaparecer todas las dificultades que en
muchos casos marcaron la ruta a la posterioridad.
Sexto Pomponio: Su propósito fue resumir toda la literatura jurídica hasta sus días, durante su larga
vida desarrolló una actividad de fecundidad inigualable, con sus tres grandes comentarios “ad Q.
Mucium”, “ad Sabiunm” y “ad edictum. Pero también es interesante su compendio de historia del
derecho romano que formaba la introducción a una obra elemental titulada Enchiridium.
Gayo: Fue un gran profesor de derecho que enseñó en Oriente. Se supone que vivió casi hasta los 80
años. No gozó del ius publice respondendi. La gran obra de Gayo son las institutas que es un manual
de derecho dedicado a la enseñanza, por su valor intrínseco, la obra no puede compararse con las de
los grandes juristas clásicos, pero, como obra elemental y como síntesis, representa un gran esfuerzo,
como exposición sistemática y como estilo, la obra es perfecta y sostiene la comparación con los
trabajos más sobresalientes de los juristas clásicos. Además, compuso diversos comentarios a los
Edictos provincial y urbano y a las XII tablas. Por este motivo gozó de gran favor en la última etapa
del imperio y fue acogido en la legislación visigótica y justinianea. La síntesis de Gayo se extendió a
todo el derecho privado e incluso a gran parte del procedimiento, pero sin embargo dejó lagunas
importantes como del régimen dotal, de la prenda de la hipoteca, etc. Pero esas lagunas se compensan
con la perfecta exposición de otras partes del derecho, como, por ejemplo, la materia testamentaria, en
sí las instituciones de Gayo son una fuente importante para el conocimiento del derecho clásico.
Juristas del Final de la Época Clásica: El final de la jurisprudencia clásica culmina en la época de
los Severos para los años 193 a 235 después de Cristo, entre los juristas para este tiempo Papiniano
encarna de nuevo la grandeza del pensamiento jurídico romano, después de él la decadencia avanza
rápido, los juristas se limitan a una mera labor de recopilación y adaptación.
Emilio Papiniano: Desarrolló su labor como jurista durante todo el reinado de Septimio Severo, llegó
a ocupar el cargo de prefecto del pretorio, el más importante del imperio. La antigüedad consideró a
Papiniano como el más grande de los juristas romanos “príncipe de los juristas romanos”. En su
exposición reúne la profundidad con la brevedad; no es raro encontrar una frase suya lacónica, en la
que encierra la cuestión, su resolución y los motivos de ella.
Los contemporáneos más modernos de Papiniano son Julio Paulo y Domicio Ulpiano, de Tiro, en
Siria, ambos se nutrieron en las grandes obras de sus antecesores recopilando los grandes resultados
obtenidos por los grandes juristas clásicos; fueron los grandes iniciadores del movimiento científico
postclásico y abrieron camino a la obra legislativa de Justiniano cuyo contenido en mayor parte
pertenece a estos dos juristas, Paulo y Ulpiano, de quien puede afirmarse que la fuerza creadora de la
jurisprudencia clásica se agota.
Derecho Clásico (siglo I a. C – siglo III d. C.) - IMPERIO (29 a. C. a 235 d. C. o 288 d. C.)
del emperador Alejandro Severo, Roma entra en el bajo imperio, es decir en la degradación del
gobierno y de las instituciones hasta la desaparición del imperio.
Se destacan los senado-consultos, las constituciones imperiales, cobra auge el Ius respondendi, se
afianzan las magistraturas en la primera época, pero a partir del emperador Dioclesiano desaparece la
diarquía (Gobierno senado-emperador) y el emperador asume todos los poderes.
Con la conquista del poder por Julio César, Roma se encaminó a una forma institucional de tipo
monárquico: la República permanecía intacta en apariencia, pero el poder se concentraba cada vez
más en unas solas manos. Cuando en el año 44 a. C. César fue proclamado dictador perpetuo, así
como emperador vitalicio, se hizo evidente la anomalía respecto de las instituciones republicanas. La
muerte del gran político, acaecida poco después, malogró sus planes de gobierno y desató una furiosa
guerra civil que concluyó en el año 31 a. C. con la batalla de Accio, episodio que para muchos
historiadores señala el inicio del período imperial o, en todo caso, del definitivo declinar de la
república. En la aplicación de su previsora e inteligente política, Octavio, que venció en Accio a la
facción de su antagonista Marco Antonio, se mostró muy atento a no dar por concluido el período
republicano. Antes bien, todo su programa propagandístico se centró en la exaltación de los valores y
los ideales del pasado.
El emperador Augusto, por primera vez, concedió a ciertos jurisconsultos la facultad de emitir
dictámenes jurídicos en nombre y por autoridad del emperador; luego dicha facultad fue ampliada por
los sucesores de Augusto. Estos dictámenes de los juristas llegaron a adquirir verdadera fuerza de ley
y a ser obligatorios para el juez, aun en el caso de alegarse en casos diferentes de aquel para el cual
habían sido dictados. Esta importante fuente del derecho se conoce como Ius Publice Respondendi.
Si la opinión de los juristas fuera diferente, el juez podría seleccionar la que quisiera, según un
rescripto del emperador Adriano.
Ius Novum
El sector del ordenamiento que se formó con las constituciones imperiales se denominó ius novum en
cuanto que el poder imperial en materia normativa se presentaba como innovador e independiente de
los esquemas tradicionales. Las nuevas formas jurídicas que tenían su origen en la autoridad imperial
ya fuera directamente o a través de los senadoconsultos, dieron lugar, en el ámbito de las relaciones
individuales, a instituciones que no se conocieron en la estructura tradicional del ordenamiento
romano y del pensamiento jurídico antiguo.
Podemos citar entre ellas la obligación de alimentos, inconcebible hasta entonces en el ámbito de la
familia romana, el reconocimiento de honorarios por el ejército de determinadas profesiones liberales,
que no respondía el esquema del contrato de mandato, los fideicomisos, y la apelación de las
sentencias. Todo ello significaba que el derecho había adquirido una orientación, no siendo pocas las
instituciones actuales que arraigan en la legislación imperial que rompió con la tradición.
Constituciones imperiales
Las decisiones de los emperadores terminaron por ser la principal fuente de derecho durante el
Imperio. Al decir Justiniano “Quod prinpi placuit, legis habet vigorem” “La voluntad del príncipe
tiene fuerza de ley”.
Esa fuerza de ley de las decisiones imperiales, emana según los jurisconsultos antiguos, de la ley regia
(Lex Regia) o de Imperio, que otorgaba a los emperadores el derecho de hacer lo que creyeran útil
para el bien del Estado, es decir, se les confería poder absoluto.
La cesación de la actividad comicial y la pasividad del senado ante las orationes Principis abren
camino a la creación normativa proveniente directamente del autócrata:
"Lo que ha parecido bien al Príncipe tiene fuerza de ley", decía Ulpiano: De lo constituido por el
Príncipe hay que distinguir los rescripta y decreta —cuyo valor, en un principio, era solamente
referido a los casos específicos que los habían provocado— de los edicta y mandata, que eran
disposiciones de aplicación general.
• Rescriptum es la respuesta que consigna el Príncipe en el documento con que algún particular o
funcionario lo consulta. Se llama epístola si se redacta en otro documento.
• Decretum es el fallo con que el Príncipe resuelve una controversia que se le ha sometido en única o
última instancia.
• Mandatum es una pauta o criterio para el ejercicio jurisdiccional extra ordinem enviado por el
Príncipe a las cabezas de la administración imperial.
Las Constituciones Imperiales o “legues” eran las normas jurídicas emanadas de los emperadores, las
que adquirieron gran primacía, sobre todos los edictos, durante el Bajo Imperio o Dominado, período
iniciado con el reinado del emperador Diocleciano en el año 284 hasta el año 565, donde el
emperador estaba investido de poderes divinos. Es un “dominus”, que significa dueño, amo o señor.
En el Bajo Imperio, el emperador se halla investido de potestad legislativa, y las Constituciones
Imperiales fueron la única fuente de derecho.
Derecho Post-clásico (siglos III a V d. C.) - La CODIFICACIÓN (235 o 288 d. C. - 565 d. C.)
Código Hermogeniano: se suele decir que es la continuación del código gregoriano. Sólo está
dividido en títulos, reuniendo constituciones desde Diocleciano hasta Valentino I, desde 291 hasta
365.
Código Teodosiano: En 429, Teodosio II concibió el proyecto de un trabajo oficial legislativo. Una
comisión de ocho miembros fue encargada de reunir y clasificar todas las constituciones imperiales
desde Constantino y de reunir además una colección con extractos de trabajos de jurisconsultos. Este
trabajo, pues, debía de promulgarse a la vez sobre el Jus y sobre las leges. Pero parece ser que la
comisión no supo cumplir su tarea. En 496 designó el emperador otra nueva comisión que haría una
colección, dividida en 16 libros y publicada y terminada en 438.
Ley de Citas de Valentiniano III: Se consagró como un medio de retomar las leyes que se habían
perdido y sistematizarlas. Fue publicada en 426 por Valentiniano III y se caracteriza por dar por
primera vez fuerza a los escritos de Gayo, que no tenían fuerza de Ius Respondendi. Finalmente, estas
disposiciones que recogían las opiniones de numerosos jurisconsultos serían derogadas por Justiniano.
Se suele relacionar con el periodo de caída del imperio, se caracterizó por guerras civiles, las luchas
de los pretendientes del trono, las invasiones de los bárbaros, que culminan en la completa
desorganización del imperio romano. También se le denomina el periodo de la Codificación (477-
565).
Con este nombre —impuesto muchos siglos después, en el año 1583, por el sabio jurista Dionysius
Gothofredus—, se designa la compilación y producción jurídica promovida por el emperador
Justiniano e integrada por el Código, el Digesto o Pandectas, las Instituciones y las Novelas.
Justiniano quiso un cuerpo actualizado de leges et iura. Para ello hizo recopilar constituciones
imperiales: Código, fragmentos de los grandes jurisconsultos: Digesto, redactar un compendio
sistemático y didáctico: Instituciones, y promulgó constituciones nuevas: Novelas.
Código: Una primera edición del año 529 perdió actualidad tanto con la promulgación de cincuenta
constituciones que decidieron (quinquaginta decisiones) controversias de la doctrina jurisprudencial,
como con la publicación del Digesto. Se dispuso una segunda edición del Código (Codex repetitae
praelectionis) que, aparecida en el 534, es la única que ha sobrevivido. Está integrado por doce libros
divididos en títulos que contienen constituciones ordenadas cronológicamente.
Digesto: Aparte de ese nombre, que significa en latín ordenamiento, se lo designa también con el
vocablo griego Pandecta (omnicomprensivo), derivado de pan (todo) y dekhomai (recibir, abarcar).
En tiempos del emperador Justiniano, cuyo gobierno duró desde el año 527 al 565 d.C., la figura más
importante entre los codificadores fue la de su magíster officiorum y quaestor sacri palatii,
Triboniano, a quien rodearon una multitud de maestros y juristas de las escuelas orientales con el fin
de componer una compilación de toda la literatura jurídica. Encargado en el 530 a una comisión de
16 profesores y abogados presididos por el quaestor sacri palatii Triboniano, requirió, según
Justiniano, la compulsa de dos mil libros con tres mil renglones. Fue terminado a los tres años, lo que
ha promovido teorías explicatorias de tal rapidez: Bluhme (1820) postula la existencia de tres
subcomisiones trabajando sobre sendas "masas" o conjuntos de obras; otros autores presuponen,
además, tres preexistentes compilaciones de iura extractadas de esas masas. Contiene 9.142
fragmentos con 150 000 renglones, individualizados por autor, obra y número del libro de donde
fueron extraídos. Es una especie de antología de iura de treinta y nueve juristas distinguidos con el
ius respondendi, excepto, posiblemente, Gayo.
El Digesto aparece dispuesto, según el orden de materias del Edicto Perpetuo, en cincuenta libros,
divididos cada uno en dos o más títulos, salvo los libros 30, 31 y 32, agrupados bajo una única
rúbrica: de legatis et fideicommissis. La obra fue promulgada en el año 533 por medio de la
constitución Tanta y se dividió en 50 libros, divididos a su vez en títulos, de los cuales cada uno trata
de una materia diferente. Los títulos se componen de excertas o fragmentos de los diversos juristas;
cada una de las excertas lleva el nombre del jurista y del escrito de donde procede (inscriptio).
Instituciones: Sobre la base de la obra del mismo nombre de Gayo, y para suplantarla oficialmente en
las escuelas, Triboniano, Teófilo y Doroteo redactaron un manual —que tuvo, además, valor de ley—
en cuatro libros: 1) personas; 2) propiedad y sucesión testamentaria; 3) sucesión ab intestato y
obligaciones generadas por actos lícitos; 4) obligaciones provenientes de actos ilícitos, acciones y
derecho penal.