Instrumento Trabajo CAM6

Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
SEXTO CONGRESO AMERICANO COORDINACIÓN GENERAL

MISIONERO - CAM6 PUERTO
RICO Rev. P. José Orlando Camacho Torres, CSSP
Director Nacional de Obras Misionales
Pontificias de Puerto Rico
PRESIDENCIA DEL CAM6 Coordinador General del Sexto Congreso
Americano Misionero
Mons. Rubén A. González Medina, CMF
Obispo de la Diócesis de Ponce Sr. Ángel David Montes Reyes
Presidente de la Conferencia Episcopal Secretario Nacional de la Pontificia Obra
Puertorriqueña Propagación de la Fe – OMP Puerto Rico
Presidente del Sexto Congreso Americano Secretario Ejecutivo del Sexto Congreso
Misionero Americano Misionero
Mons. Roberto O. González Nieves, OFM Sra. Natalia Del Valle Rosario
Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Secretaria Nacional de la Pontificia Obra de la
San Juan Santa Infancia – OMP Puerto Rico
Secretaria Ejecutiva Adjunta del Sexto Congreso
Mons. Eusebio Ramos Morales Americano Misionero
Obispo de la Diócesis de Caguas
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Rev. P. Carlos Manuel Grullón Capellán
Puertorriqueña Director Diocesano de Obras Misionales
Presidente de la Comisión Nacional de Misiones Pontificias de Ponce
de Puerto Rico Coordinador de la Sede del CAM6 en la Diócesis
de Ponce
Mons. Alberto A. Figueroa Morales
Obispo de la Diócesis de Arecibo Sor Cristina Morales Rivas, OP
Secretario - Tesorero de la Conferencia Episcopal Secretaria Ejecutiva de la Sede del CAM6 en la
Puertorriqueña Diócesis de Ponce
Mons. Ángel L. Ríos Matos Rev. P. Leonardo Rodríguez
Obispo de la Diócesis de Mayagüez Asesor Comité Ejecutivo del Sexto Congreso
Americano Misionero
Mons. Luis F. Miranda Rivera, O. Carm
Obispo de la Diócesis de Fajardo Humacao
Mons. Tomás G. González González

Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San Juan
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de Trabajo
Rumbo al
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COMISIÓN DE TEOLOGÍA COMISIÓN DE SÍNTESIS

Rev. P. Baltazar Núñez Hernández - Sr. Luis René Rivera Rosado - Coordinador
Coordinador
Sra. Lyssenid Cortés López
Rev. P. Luis Enrique Ortiz Álvarez, CMF
Sra. María Victoria Berríos Rodríguez
Carmen Mabel Rodríguez del Río
Sra. Magda Elisa Rivera Capó
Hna. Carmen Margarita Fagot Bigas, RSCJ
Srta. Michelle Rosa Quirindongo
Rev. P. Jafet Peytrequin Ugalde
Director Nacional de Obras Misionales Srta. Marta Nicole Negrón Quiles
Pontificias de Costa Rica
Coordinador Continental de los Directores Sr. José E. Balseiro Meléndez
Nacionales de OMP de América
Rev. P. Antonio de Jesús Marrosco Tristán
Rev. P. Antônio Niemiec, CSSR Director Nacional de Obras Misionales
Pontificias de México
Rev. P. Estêvão Raschietti, SX
Rev. P. Gabriel Alberto Rainusso Garrone
Rev. P. Bernardino Lazo Cárdenas Director Nacional de Obras Misionales
Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Uruguay
Pontificias de Honduras
COMISIÓN DE METODOLOGÍA
Rev. P. Floyd Mercado Vidro - Coordinador
Rev. P. Jorge David Cardona Amaro
Sra. Lumir Figueroa Torres
Rev. P. Yoland Ouellet, OMI

Pontificias de Canadá
Rev. P. Ricardo Elías Guillén Dávila

Pontificias de Venezuela
Rev. P. Rodrigo Hernán Zuluaga López

DISEÑO GRÁFICO
Rev. D. Geoffrey Torres César Eduardo Torres Chataing
[email protected]
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Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
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ÍNDICE
Presentación del Instrumento de Trabajo ................................................................... Pág. 3
Introducción al instrumento de trabajo del CAM6 Puerto Rico .............................. Pág. 9
Esquema del Instrumento de trabajo Rumbo al CAM6 Puerto Rico .............................. Pág. 10
Oración para el Sexto Congreso Americano Misionero .............................................. Pág. 11

Tema 1: La Misión nace de la Trinidad: de la Missio Dei a la Missio Eclesiae .................. Pág. 12
Ficha de Trabajo ............................................................................................................ Pág. 20
Tema 2: Evangelizadores con Espíritu hasta los confines de la Tierra ............................. Pág. 25
Tema 3: El Reino de Dios como horizonte de la Misión ............................................... Pág. 40

Tema 4: Testigos de Cristo en un contexto de diferencias ........................................ Pág. 54

Tema 5: Discípulos Misioneros: Iniciados y Enviados ................................................. Pág. 65

Tema 6: De América hacia el mundo y del mundo hacia América .............................. Pág. 79
Pág. 4
Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
PRESENTACIÓN DEL INSTRUMENTO DE

TRABAJO
“América, con la fuerza del Espíritu, testigos de
Cristo”
Con gran alegría y entusiasmo nos preparamos para
celebrar el Sexto Congreso Americano Misionero en
Ponce, Puerto Rico, del 19 al 24 de noviembre de
2024. Continuamos avanzando juntos hacia este
importante acontecimiento eclesial que, como
Iglesia, Discípula – Misionera y Sinodal, busca
ser testigo de Jesucristo hasta los confines del
mundo.
El presente documento que les ofrecemos

servirá como una guía temática para
orientarnos en nuestra preparación para el
CAM6. Los animo e invito a profundizar en
su contenido para que, tal como rezamos en
la oración preparatoria, podamos revitalizar
nuestra acción misionera proclamando la
alegría del Evangelio hasta los confines de
la tierra.
¡Ánimo! No estamos solos en este viaje.

Nos acompaña en esta aventura Santa María
de Guadalupe, la mujer del corazón ardiente,
aquella que dio un sí generoso, la madre del
verdadero Dios por quien vivimos.
¡Adelante, Iglesia misionera de América! ¡Adelante!

Anunciemos a Jesucristo con audacia, y que nuestra voz
resuene hasta los confines de la tierra.
En comunión de vida y misión,
Mons. Rubén Antonio González Medina, CMF

Obispo de la Diócesis de Ponce
Presidente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña
Presidente del Sexto Congreso Americano Misionero
Pág. 5
Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
Delegados al CAM6:
Reciban el Instrumentum laboris del CAM6. Desde que
recibimos en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (2018),
la tarea y responsabilidad de ser Iglesia sede del
CAM6; tres son las actitudes principales que nos
acompañan: 1. oración; 2. docilidad; y 3. parresia. En
la oración, contemplamos la Misión de Dios, que
nos llega en la Persona de Jesús, y se perpetua
en la Misión de la Iglesia; docilidad en la
acción del Espíritu Santo, que nos inspira con
nuevo ardor, un deseo alegre de «redescubrir
nuestra vocación de bautizados», y en la
parresia, atributo del Espíritu, que hace
surgir la audacia de ser «Evangelizadores
con Espíritu», o sea, como afirma el Papa
Francisco: «... evangelizadores que se abren
sin temor a la acción del Espíritu Santo»
(EG 259).
Este Instrumentum laboris es fruto de

todo un trabajo de escucha, iluminación,
reflexión y discernimiento en clave sinodal
misionológica, en tres principales instancias
eclesiásticas: 1. Desde la Iglesia de Puerto Rico,
2. Desde las Direcciones Nacionales de OMP de
América; y 3. Desde la colaboración del Dicasterio
para la Evangelización en su segunda sección:
Primera Evangelización e Iglesias Orientales, con la
participación directa del Consejo Superior de las Obras
Misionales Pontificias en Roma.
Soñamos con un «renovado ardor misionero» en nuestras Iglesias

particulares de América. Proponemos trabajar y profundizar sobre tres ejes
temáticos: «Con la fuerza del Espíritu», «Testigos de Cristo», «Hasta los confines del mundo»,
acompañados de Santa María, modelo de todo discípulo misionero; que, desde la expresión
de sus advocaciones en nuestros pueblos, se renueva el mandato misionero y el misterio de la
inculturación del Evangelio, como Buena Nueva del Reino.
Fraternalmente,
Rev. P. José Orlanado Camacho Torres, CSSP
Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Puerto Rico
Coordinador General del CAM6 Puerto Rico
Pág. 6
Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
Mensaje de presentación al Instrumentum Laboris

Con mucha alegría, y luego de un gozoso trabajo de cooperación y en
sinodalidad, Puerto Rico nos presenta este instrumento de trabajo, como
anticipo y preparación al CAM6. Es una excelente oportunidad para animar
a nuestras comunidades, y hacerlas desde ya partícipes de este gran
acontecimiento. Los temas y las fichas de trabajo permiten la reflexión, la
oración y además incentivan desde ya a abrirnos a la acción del Espíritu
Santo, que sigue impulsando a la Iglesia “hasta los confines de la tierra”.
Aprovechemos este valioso recurso para ir sintonizando con el objetivo
del Congreso e irnos uniendo como continente en la animación siempre
perenne de la misión ad gentes, y así también nuestras Iglesias locales
continúen asumiendo su responsabilidad por llevar el Evangelio a todos
los pueblos, y hacer de todos discípulos misioneros de Nuestro Señor
Jesucristo.
Rev. P. Jafet Peytrequín Ugalde

Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de Costa Rica
Coordinador Continental de los Directores Nacionales de OMP de América
Presentamos este documento guía como fruto de un proceso de reflexión

eclesial que iniciamos con los lanzamientos, tanto nacional (Ponce, octubre
2019) como internacional (México, febrero 2020), del próximo VI Congreso
Americano Misionero. Compartimos este instrumento de trabajo como
apoyo a la reflexión que cada Iglesia particular realizará en sus países
previo a nuestro encuentro.
Ha sido el resultado de los aportes presentados por facilitadores de

toda nuestra América en
los encuentros realizados, tanto virtual como presencialmente.
Entendemos que este itinerario que hemos denominado “proceso
hacia el CAM6” ha sido un camino enriquecedor para todos
al recurrir al diálogo y a la consulta constante con las distintas
instancias eclesiales que promueven la conciencia misionera entre
todos los miembros de la Iglesia.
Desde Puerto Rico, deseamos animarlos a compartir sus experiencias

misioneras. Las palabras de los Obispos en Aparecida nos resultan
iluminadoras para los esfuerzos en la misión ad gentes: «Queremos,
por tanto, desde nuestra condición de discípulos y misioneros, impulsar
en nuestros planes pastorales, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia,
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Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
el Evangelio de la vida y la solidaridad... Es esperanzador lo que decía Juan Pablo II: “Aunque
imperfecto y provisional, nada de lo que se pueda realizar mediante el esfuerzo solidario de
todos y la gracia divina en un momento dado de la historia, para hacer más humana la vida de los
hombres, se habrá perdido ni habrá sido vano”.»1. Acojamos la exhortación del Papa Francisco
como faro de luz al referirse a los “evangelizadores con Espíritu” como aquellos que oran y
trabajan: «Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin
un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una
espiritualidad que transforme el corazón..»2
P. Baltazar Núñez Hernández

Coordinador de la Comisión de Teología del CAM6 Puerto Rico
Que la paz del Señor esté con ustedes:
Ya se van acercando los días de nuestro CAM6 en Puerto Rico, y movidos por el Espíritu les
saludo con alegría, esperanza y gratitud. Con la alegría de vivir la misión cada día
como hijo de Dios, con la esperanza de que todos lleguen a recibir el anuncio del
Evangelio y con la gratitud de que somos llamados y enviados a la Misión,
les compartimos estas fichas de trabajo en donde deseamos que también
ustedes puedan aportar desde su experiencia e inquietudes lo que está
en su corazón misionero. El testimonio que ustedes nos regalan, y
regalan a la Iglesia, se convierte en semilla para que otros que también
están inquietos por el mundo en que viven, descubran también a la
Palabra que se encarna en la historia y que sigue invitándonos a
entrar en una relación de vida con Él.
Les agradecemos por su presencia en este caminar y esperamos

que seamos agentes de motivación para que muchos vayan por
el mundo entero y prediquen el Evangelio. En Cristo, nuestra
esperanza,
Rev. P. Floyd Mercado Vidro

Coordinador de la Comisión de Metodología del CAM6 Puerto Rico
1 Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano del Caribe- Aparecida #400. En ella se hace ref-
erencia a la exhortación de Juan Pablo II en la Sollicitudo rei Socialis #47.
2 Papa Francisco, Evangelii Gaudium #262 (2013).
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Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
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INTRODUCCIÓN AL INSTRUMENTO DE
TRABAJO DEL CAM6 PUERTO RICO
En el camino recorrido durante el proceso de realización del Sexto Congreso Americano Misionero,
a través del Pre-Simposio y los Simposios Misionológicos, hemos tomado como guía el método
de “Ver, Juzgar y Actuar”. Al proponer este instrumento reconocemos el aporte de los Congresos
Americanos Misioneros como “pieza fundamental” para la animación y cooperación misionera
en nuestras comunidades eclesiales. Aspiramos impulsar un “proceso que lleve a una mayor
madurez misionera de nuestras Iglesias”.
Impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes de la Iglesia, caminando juntos a la escucha del
Espíritu, para ser testigos de la fe en Jesucristo en la realidad de nuestros pueblos y hasta los
confines de la tierra es la finalidad del VI Congreso Americano Misionero (CAM6). Es el fin último
hacia el cual se dirigen todas nuestras intenciones, nuestras acciones, nuestras oraciones,
nuestros anhelos: ¡lo que nos proponemos en este caminar!
Un caminar juntos que se expresa de modo claro en todo Congreso Misionero Americano, porque
une a todos los pueblos que lo conforman a nivel continental: de norte a sur y de este a oeste. Es
un continente con diversidad de pueblos: de riqueza y variedad cultural, idiomática y geográfica,
donde confluyen historias y pueblos milenarios. Es una diversidad de pueblos, hermanos y
hermanas, que, unidos por una misma fe, un mismo Señor, un mismo Espíritu, puede entonces
llamarse un solo pueblo.
Esta misma fe en Jesucristo es la que ha hecho de muchos pueblos uno solo y nos permite
reconocernos como hermanos y hermanas. La fe que siempre ha dado luz y fortaleza al caminar
de nuestros pueblos en medio de sus luces y sus sombras. Es desde esta fe en Jesucristo que es la
gran noticia: la única que da sentido pleno a cada hombre y mujer que lo acoge. Todos unidos y
con renovado ardor nos lanzamos desde nuestra “casa” (América) hasta los confines de la tierra.
Nos mueve el deseo de ser testigos de Jesucristo con cada hombre y mujer que todavía no ha
compartido la experiencia gozosa del encuentro con Dios, con los hermanos y la creación.
Como pueblos hermanos de un mismo continente, hacemos nuestra la invitación del Papa Juan
Pablo II (1992) al deber ineludible de unir espiritualmente aún más a todos los pueblos que forman
este gran continente, acrecentar los vínculos de cooperación y solidaridad entre sus Iglesias
particulares, hermanas y cercanas entre sí, para prolongar y hacer más viva la obra salvadora de
Cristo en la historia de América3 y de todo el mundo.
¡América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo!
3 Cfr. SD 17
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Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
ESQUEMA DEL INSTRUMENTO DE TRABAJO RUMBO AL CAM6 PUERTO RICO

MÉTODO MIRADA DESDE LA FE VER-JUZGAR ACTUAR
IMPULSADOS POR EL HASTA LOS CONFINES DE
EJES TESTIGOS DE CRISTO
ESPÍRITU LA TIERRA
SÍNODO
COMUNIÓN MISIÓN PARTICIPACIÓN
UNIVERSAL
INTERLOCUTORES IGLESIAS PARTICULARES/ LOCALES
Tema 1: La Misión nace de Tema 3: El Reino como Tema 5: Discípulos
la Trinidad horizonte de la Misión Misioneros: Iniciados y
• De la missio Dei a la missio • Camino para la enviados
CONTENIDOS ecclesiae transformación social • Iniciación cristiana como
en un contexto de paradigma misionero
desigualdades missio ad-inter gentes/
cum gentibus
Tema 2: Evangelizadores Tema 4: Testigos de Tema 6: De América hacia
con Espíritu “hasta los Cristo en un contexto de el mundo y del mundo
confines de la tierra” diferencias hacia América
• Protagonismo del Espíritu • Marco de realidad • Sinodalidad – Comunión
CONTENIDOS • Testimonio de misionera
experiencias misioneras • De la Iglesia local a los
en el Continente confines de la tierra
• Aportes de los Institutos
misioneros
ANUNCIACIÓN Y
ESPIRITUALIDAD DE CANÁ AL CALVARIO PENTECOSTÉS
VISITACIÓN
MARCO TEOLÓGICO FICHAS DE TRABAJO

Partir de los aportes ya existentes generados • Elementos orientadores:
en el proceso de preparación hacia el CAM6. 1. Texto bíblico
2. Tema
• Encuentros sincrónicos temáticos y foro – 3. Lema
Asamblea Eclesial 4. Objetivo
• Itinerario Bíblico 5. Himno
CRITERIOS • Sínodo Universal • Objetivo específico del encuentro
• Simposio Internacional Misionológico • Oración del CAM6
Virtual 2022 • Texto iluminador
• Simposio Internacional Misionológico en • Síntesis breve del Marco Teológico
Canadá 2023 • Preguntas para la reflexión
• Testimonios Misioneros • Síntesis compartida
• Oración Mariana
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Instrumento
de Trabajo
Rumbo al
CAM6
ORACIÓN PARA EL SEXTO

CONGRESO AMERICANO MISIONERO
Puerto Rico, 19 al 24 de noviembre de 2024
Oh Padre misericordioso,
que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
anunciada en estas tierras de América
por tantos misioneros, con palabras y con obras;
ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de bautizados
para dar un nuevo impulso a nuestra acción misionera
proclamando, como ellos, la alegría del Evangelio.
Oh Dios,
que derramas tu Espíritu Santo para renovar la faz de la tierra,
lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
danos fortaleza para caminar, como pueblo de Dios,
en sinodalidad y escucha mutua,
hacia el próximo Congreso Misionero Americano,
testimoniando juntos el amor que vence al mundo.
Oh Dios y Padre nuestro,

que escogiste a María como modelo de evangelización
para ofrecer a Cristo a toda la humanidad;
haz que, imitando su ejemplo de entrega
y sostenidos por su cuidado maternal y providente,
seamos siempre tus discípulos misioneros
hasta los confines de la tierra.
Amén.
Pág. 11
TEMA 1
LA MISIÓN
NACE DE LA
TRINIDAD:
DE LA
MISSIO DEI
A LA MISSIO
ECCLESIAE
Instrumento
MARCO TEOLÓGICO 1 de Trabajo
LA MISIÓN NACE DE LA TRINIDAD: Rumbo al
DE LA MISSIO DEI A LA MISSIO ECCLESIAE CAM6
TEMA 1
LA MISIÓN NACE DE LA TRINIDAD: DE LA MISSIO DEI A LA MISSIO
ECCLESIAE
I. INICIO
En este tema deseamos proponer algunos contenidos que permitan profundizar y meditar sobre
lo que significa afirmar que la misión nace de la Trinidad y cómo, la misión de Dios es el punto
de referencia de la misión de la Iglesia.
En esta experiencia del CAM6, deseamos impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes de la
Iglesia, caminando juntos a la escucha del Espíritu, para ser testigos de la fe en Jesucristo en la
realidad de nuestros pueblos hasta los confines de la tierra.
Como habitantes del continente americano, y bautizados, formamos parte de esa Iglesia que
peregrina en la historia. Deseamos, pues, reconocer más hondamente el sentido y el contenido
de la misión, para vivir con mayor compromiso y pasión, lo que somos.
I.DESARROLLO
Un evento del espíritu: el Concilio Vaticano II
A través de su historia la Iglesia, animada por el Espíritu Santo, ha ido enriqueciendo en el tiempo
la comprensión que tiene de sí misma. El Concilio Vaticano II es un acontecimiento ejemplar de
este proceso continuo, pues se propuso reflexionar sobre: quién es la Iglesia, su relación con el
mundo y su misión.
La Iglesia recibió nueva luz, al confirmar que la Trinidad es el origen de la Iglesia, la fuente donde
ésta nace, la imagen donde se inspira y la meta hacia la que se dirige en el tiempo.
La propia misión de la Iglesia se funda en la Trinidad. Esto es, en el envío del Hijo y del Espíritu por
el Padre; estas son las que denominamos “misiones trinitarias”.
El Decreto Ad gentes, documento sobre la actividad misionera de la Iglesia, que forma parte de
los documentos y pronunciamientos de los padres conciliares del Vaticano II, lo expresará en
estos términos: «La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen
de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre” (AG 2). De este modo
sintético se expresa que la misión de la Iglesia, Missio Ecclesiae, nace de la Misión de la Trinidad,
Missio Dei. La Iglesia asume como propia esa mis ión universal que brota del amor trinitario.
La Trinidad
Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto
más íntimo.
En Jesucristo, recibimos la revelación más grande de la historia, y que el ser humano no había
Pág. 13
Instrumento
de Trabajo MARCO TEOLÓGICO 1
Rumbo al LA MISIÓN NACE DE LA TRINIDAD:
CAM6 DE LA MISSIO DEI A LA MISSIO ECCLESIAE
llegado ni siquiera a imaginar. Jesucristo, el Hijo de Dios, nos permite conocer que Dios es un
único Dios en tres Personas: Padre, Hijo y el Espíritu Santo. Esta es una verdadera novedad en
un mundo politeísta, es decir, un mundo que, en su búsqueda de sentido y realización, establece
por propia iniciativa la existencia de “divinidades”, pero además el Dios que se hace presente en
la historia, a través de Jesucristo no es un Dios solitario se trata de un Dios comunidad, familia,
relación. Es una eterna comunicación de amor y nos ha destinado a participar en Él (cf. CCC 221).
Jesús mismo dirá, que el Padre lo ama (cf. Jn15,9; Jn5, 20a). El Padre confirma que Jesús es el Hijo
Amado (cf. Mt17,5), y el amor del Padre y el Hijo, es el Espíritu Santo. Es el Amor “hecho” Persona.
Es el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha
sido dado (cf. Rm 5,5). También nos revelará, Jesucristo, que el Padre y Él, son uno.
Estas expresiones nos ayudan a comprender que las tres divinas personas se relacionan entre sí,
están en “salida” de sí hacia el otro, y en esto se apoya su unidad.
La contemplación de Dios Trinidad nos ayuda a comprender por qué el Padre, envía al Hijo y al
Espíritu Santo. Dios es amor y nunca dejará de serlo. Nunca dejará de amar a su criatura hecha
por amor, con amor y partícipe de la vida de Dios. Aunque la criatura se aleje de Dios. Dios nunca
se alejará de ella. Dios es fiel a sí mismo.
Ante esta propuesta, la humanidad pretendió participar en esta vida divina, pero sin contar con
Dios. Lo que conllevó la ruptura de la relación con Él y también con los hermanos. Así entra la
dolorosa experiencia del pecado, del mal y de la muerte en el mundo.
El envío del Hijo y del Espíritu por el Padre

Entendiendo que “Dios es amor” (1Jn4;8), podemos señalar que la Missio Dei ofrece una respuesta
misericordiosa de Dios ante la realidad del pecado y del mal en el mundo; ante la separación
del hombre, de Dios y de los hermanos. Dios responde a la desesperación de la humanidad,
“inclinándose” y viniendo a su encuentro en medio de la situación de pecado, dolor y sufrimiento.
Misión del Hijo

El Padre envía a su Hijo Amado para restaurar a la humanidad caída; para restablecer la comunión
con Él y armonizar la sociedad fraterna entre los hombres, pecadores, de un modo nuevo y
definitivo. El Padre envía al Hijo encarnándose para arrancar por su medio a los hombres del
poder de las tinieblas y de Satanás y reconciliar el mundo consigo en Él.
El Hijo, por nosotros, “los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo y, por obra del Espíritu
Santo, se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre” (Credo Miceno). Por medio de aquel
camino de encarnación verdadera que siguió Jesús en su peregrinar en la historia, a través de sus
obras y palabras, nos mostró al Padre y el Reino. Nos alcanzó la participación de la naturaleza y
vida divina.
Se hizo uno de nosotros, hasta la muerte, y muerte de cruz. Cargó sobre sí nuestras heridas y
pecados; el mal del mundo. Se hizo pobre, para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (cf. 2
Pág. 14
Instrumento
Cor 8,9). En la resurrección se manifiesta la potencia de lo que significó tal entrega y tal amor. En
Cristo y por el Espíritu Santo somos creaturas nuevas. En Jesucristo, pudimos regresar a la “casa”
del Padre. Recibir de nuevo nuestra dignidad de hijos de Dios.
Misión del Espíritu Santo

La «partida» de Cristo a través de la Cruz tiene la fuerza de la Redención; y esto significa también
una nueva presencia del Espíritu de Dios en la creación. El nuevo inicio de la comunicación de
Dios al hombre por el Espíritu Santo.
Realizará interiormente la obra salvífica de Jesucristo

Con el envío de este Espíritu «a nuestros corazones» comienza a cumplirse lo que «la creación
desea vivamente». Es el Espíritu, que da la vida (cf. Jn 4,14; 7,38s; Rom 8,10s). Él realizará
interiormente la obra salvífica de Jesucristo en el corazón de los hombres. Pero esta salvación no
será solo personal, sino que Dios quiso manifestarla en un Pueblo, el Cuerpo de Cristo. El Espíritu
vivifica la Iglesia, como alma de este Cuerpo. Aquel Pueblo donde se manifiestan las relaciones
nuevas entre los hombres.
Recordamos las palabras de Juan Pablo II al explicar la acción pneumatológica en los comienzos
de la Iglesia:
«…El Espíritu Santo asumió la guía invisible —pero en cierto modo “perceptible”— de
quienes, después de la partida del Señor Jesús, sentían profundamente que habían
quedado huérfanos. Estos, con la venida del Espíritu Santo, se sintieron idóneos
para realizar la misión que se les había confiado. Se sintieron llenos de fortaleza.
Precisamente esto obró en ellos el Espíritu Santo, y lo sigue obrando continuamente
en la Iglesia...».4
Sin duda, el Espíritu Santo obraba ya en el mundo antes de la glorificación de Cristo. Sin embargo,
descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés, para permanecer con ellos eternamente
(cf. Jn., 14,16). Habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16;
6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gal 4,6; Rom 8,15-16 y 26). Guía
a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna
con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1 Cor.
12,4; Gal 5,22). Es la fuerza del Espíritu que rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente (cf.
LG 4).
El Espíritu Santo impulsará a la Iglesia hacia su propia dilatación

El mismo Espíritu que unirá a todos los creyentes en Cristo, impulsará a la Iglesia hacia su propia
dilatación. Infunde en los corazones de los fieles el mismo impulso de misión del que había sido
objeto el mismo Cristo.
En el día de Pentecostés, la Iglesia se manifiesta también públicamente delante de la multitud.

Empezó la difusión del Evangelio entre las gentes por la predicación. El Cuerpo eclesial de Cristo
recibe siempre “de nuevo” el Espíritu, para darlo siempre “de nuevo” en el servicio.
4 Dominum et Vivificantem #25 párrafo 4.
Pág. 15
Instrumento
De la Missio Dei a la Missio ecclesiae: Continuidad de la misión del Hijo

La misión de la Iglesia está, por tanto, en continuidad con la misión del Hijo, no en virtud de un
mandato que Él hubiera dado, sino por una necesidad intrínseca del mismo: lo que Él ha realizado
no es sólo para alguien, sino para todos y por lo tanto, debe ponerse a disposición de todos.
La misión que Jesús confía a sus discípulos está relacionada directamente con la que él mismo
ha recibido del Padre: «Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20, 21). Jesús dice,
dirigiéndose al Padre: «Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo»
(Jn 17, 18).
El contenido de la misión de la Iglesia es el mismo que el de la misión del Hijo: el Reino de Dios,
a saber, la reconciliación y unificación de todo. La Iglesia existe al servicio de esa misión, como
sacramento de la unidad del género humano y de la reconciliación de todo con Dios.
La Iglesia es enviada, como un pueblo unido en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, hasta los
confines de la tierra para que se vayan integrando más hermanos a esta familia universal y así, al
final de los tiempos, conducirla a la unión consumada con su Esposo. En efecto, el Espíritu y la
Esposa dicen al Señor Jesús: “¡Ven!” (cf. Ap 22,17).
Conversión pastoral y misionera de la Iglesia

Para que la Iglesia cumpla la misión que le ha sido encomendada, que es la misma de Jesús,
ha de vivir “en salida”, superando la tentación a la auto-referencialidad; ha de actuar como un
“hospital de campaña”, abierta para atender a todos los cansados y afligidos; debe estar presente
en todas las periferias, donde se encuentran los pobres y los descartados, con una voluntad
explícita de acogida y de inclusión; ha de fomentar la cultura del encuentro, dispuesta siempre
al diálogo y evitando la tentación del proselitismo; ha de servir al Reino de Dios sin preocuparse
prioritariamente de sí misma y de sus estructuras… Ha de seguir a su Señor que, desde dentro de
la Iglesia, está llamando a la puerta para que se abra ante Él y pueda salir al encuentro de todos
los lejanos e indiferentes. La evangelización universal es tarea de todos y en todas partes.
En esta línea, se comprende mejor el deseo del Papa Francisco: «sueño con una opción misionera
capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y
toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo
actual más que para la autopreservación» (EG 27).
Es un desplazamiento samaritano, un descentramiento eclesial como el samaritano que deja su

programa, sus miedos, sus tareas, para acercarse al herido y atenderlo. La salida misionera es el
movimiento y actitud vital que activa la conversión, renovación, actualización y transformación
eclesial que los tiempos presentes exigen a la Iglesia.
Todo ello encuentra su raíz en la vida y misión del Dios trinitario. Por ello, no es la Iglesia la que
hace la misión, sino que es la misión la que hace la Iglesia. Es frecuente la interpelación que se
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Instrumento
hace en Mt 28,18-20, Mc 16,15, y especialmente desde Pentecostés: la Iglesia nació católica, nació
en salida, nació misionera, poniéndose en camino, hasta los confines de la tierra.
Dentro de esa lógica merece ser valorada la centralidad del kerygma, del anuncio del Resucitado:
es a la vez la fuente de la alegría que alienta al discípulo misionero y lo primero que debe ser
ofrecido a todos en cualquier actividad de la Iglesia. La raíz pascual, cristológica y trinitaria
ofrecerá siempre la savia para el fervor misionero de la Iglesia.
Iglesia, signo profético para la humanidad

La Iglesia está unida a la Trinidad. Por tanto, dondequiera que haya un bautizado, ¡es nuestro
hermano!
La Iglesia está unida a la Trinidad, por tanto, en nuestro corazón vibran los mismos deseos de
Dios: reunir y salvar a la humanidad dispersa. Donde quiera que haya un hombre, una mujer que
no conoce a Cristo, ¡tenemos que anunciarlo! A través del testimonio de vida personal, pero
también con todo el cuerpo eclesial: “Mira cómo se aman” (cf. Tertuliano, Siglo II).
La Iglesia con ardor, pues movida por la fuerza del Espíritu, sale al encuentro de cada hombre, de
cada pueblo que todavía no conoce a Dios. Sobre todo, con amor misericordioso y sin indiferencia,
sale al encuentro de aquellos pueblos descartados, marginados, olvidados por todos, menos por
Dios.
La misión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, no son algo del pasado. Continúan su misión
hoy y la continuarán en todos los tiempos. Así que la Iglesia es un signo profético y, a su vez,
esperanzador, de la llamada a la fraternidad universal. Es el instrumento de Dios para alcanzar a
todos sus hijos y reunirlos en unidad.
Pueblo uno y único

Este Pueblo de Dios tiene la característica de ser uno y único. Por lo que se extiende a todo el
mundo y en todos los tiempos. Es fermento de unidad en medio de la humanidad herida por la
fragmentación, los odios, las guerras. El deseo de que toda la humanidad se congregue en la
unidad. Aquella humanidad, que como en Babel, se había dispersado.
Pueblo presente en todas las razas

La Iglesia es el Pueblo de Dios que está presente en todo el mundo, en cada raza de la tierra. De
todas ella reúne ciudadanos. No importa de qué parte del mundo sean, todos los fieles dispersos
por el mundo forman parte de esta misma familia, comunican con los demás en el Espíritu Santo
y así, «quien habita en Roma sabe que los de la India son miembros suyos» (LG 13).
Enriquece cada cultura

Y como el Reino de Cristo no es de este mundo (cf. Jn 18,36), la Iglesia al servicio del Reino de
Dios y en diálogo con todas las culturas, no disminuye el bien temporal de ningún pueblo; antes,
al contrario, fomenta y asume las capacidades, riquezas y costumbres de los pueblos, en lo que
tienen de bueno, colaborando en su fortalecimiento y purificación.
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Instrumento
Llamada a congregar en la unidad

Pues es muy consciente de que ella debe congregar en unión de aquel Rey a quien han sido dadas
en herencia todas las naciones (cf. Sal 2,8) y a cuya ciudad ellas traen sus dones y tributos (cf. Sal
71 [72], 10; Is 60,4-7; Ap 21,24). Para así cumplir el designio de la voluntad de Dios, quien en un
principio creó una sola naturaleza humana, y a sus hijos, que estaban dispersos, determinó luego
congregarlos (cf. Jn 11,52).
Universalidad de la Iglesia
Este carácter de universalidad que distingue al Pueblo de Dios es un don del mismo Señor con
el que la Iglesia católica tiende, eficaz y perpetuamente, a servir en la recapitulación de toda la
humanidad, con todos sus bienes, bajo Cristo Cabeza, en la unidad de su Espíritu.
Cada una de las partes colabora con sus dones propios

En virtud de esta catolicidad, cada una de las partes colabora con sus dones propios con las
restantes partes y con toda la Iglesia, de tal modo que, el todo y cada una de las partes, aumentan
a causa de todos los que mutuamente se comunican y tienden a la plenitud en la unidad. De
donde resulta que el Pueblo de Dios no sólo reúne a personas de pueblos diversos, sino que en sí
mismo está integrado por diversos servicios, vocaciones, carismas, para el bien común.
Vínculo de comunión – compartir dones

De aquí se derivan finalmente, entre las diversas partes de la Iglesia, unos vínculos de íntima
comunión en lo que respecta a riquezas espirituales, obreros apostólicos y ayudas temporales.
Los miembros del Pueblo de Dios son llamados a una comunicación de bienes, y las siguientes
palabras del apóstol pueden aplicarse a cada una de las Iglesias: «El don que cada uno ha recibido,
póngalo al servicio de los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios»
(1 Pe 4,10).
Llamados a la unidad católica - paz universal

Todos los hombres son llamados a esta unidad católica del Pueblo de Dios, que simboliza
y promueve paz universal, y a ella pertenecen o se ordenan de diversos modos, sea los fieles
católicos, sea los demás creyentes en Cristo, sea también todos los hombres en general, por la
gracia de Dios, llamados a la salvación.
II. CIERRE
La Iglesia aparece, así como resultado del plan de Dios, que es amor, de hacer partícipes a los
hombres de su vida y de su gloria. Viviendo como Iglesia, según la Trinidad, damos continuidad a
la misión del Hijo, experimentamos una genuina conversión y somos un signo profético para la
humanidad.
Somos signo creíble de salvación al:

• Impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes de la Iglesia, pues es tarea de todos; la salida
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Instrumento
misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia (cf. EG 15).

• Caminando juntos a la escucha del Espíritu, porque somos el Pueblo que pertenece a Dios
Trinidad.
• Para ser testigos, de lo que hemos “visto y oído”, experimentado en primera persona.
• De la fe en Jesucristo, que nos ha salvado, lo hemos encontrado, creemos en Él y queremos
llevarlo...
• En la realidad de nuestros pueblos hasta los confines de la tierra.
Con el mismo amor que el Padre, envío al Hijo y al Espíritu, envía a la Iglesia para estar en medio
de los hombres como signo de comunión, misericordia y salvación. La Iglesia eres tú, soy yo, es
cada bautizado. No podemos quedarnos impasibles. El mundo necesita. El mundo espera.
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Instrumento
de Trabajo FICHA DE TRABAJO 1
FICHA DE TRABAJO nos regaló para este Sexto Congreso Americano

Misionero destacando lo que nos implica en
LA MISIÓN NACE DE LA este encuentro. En los fragmentos resaltados
TRINIDAD: DE LA MISSIO DEI A podemos realizar un breve momento de silencio
LA MISSIO ECLESIAE para profundizar en la oración. Durante o luego
de culminada la oración, pueden compartir
alguna resonancia que haya tocado su corazón.
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL
CAM6
OH PADRE MISERICORDIOSO,
• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: QUE REVELASTE EN TU HIJO LA «BUENA
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que NUEVA»,
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en anunciada en estas tierras de América
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta por tantos misioneros, con palabras y con
los confines de la tierra.» Hechos 1,8 obras;
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de
los confines de la tierra bautizados
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, para dar un nuevo impulso a nuestra acción
testigos de Cristo misionera
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor proclamando, como ellos, la alegría del
la misión ad gentes de la Iglesia, Evangelio.
caminando juntos a la escucha del Espíritu,
para ser testigos de la fe en Jesucristo en la Oh Dios,
realidad de nuestros pueblos hasta los que DERRAMAS TU ESPÍRITU SANTO PARA
confines de la tierra. RENOVAR LA FAZ DE LA TIERRA,
• Himno: Testigos de Cristo Vivo lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
Cantemos juntos el coro… danos fortaleza para caminar, como pueblo de
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan! Dios,
América, con la fuerza del Espíritu. en sinodalidad y escucha mutua,
América, testigos de Cristo Vivo. hacia el próximo Congreso Misionero
Americano,
testimoniando juntos el amor que vence al
II. OBJETIVO PARA ESTE PRIMER mundo.
ENCUENTRO DE TRABAJO
Objetivo específico: Analizar la validez de Oh Dios y Padre nuestro,
nuestro mandato misionero ad gentes y su que escogiste a María como modelo de
dimensión trinitaria a través de diálogos evangelización
participativos. para ofrecer a Cristo a toda la humanidad;
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO y sostenidos por su cuidado maternal y
providente,
CONGRESO AMERICANO seamos siempre tus discípulos misioneros
MISIONERO hasta los confines de la tierra.
Nos unimos a la oración que el Papa Francisco Amén.
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Instrumento
FICHA DE TRABAJO 1 de Trabajo
IV. TEXTO ILUMINADOR :

«La Iglesia peregrinante es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la
misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre» (AG 2).
V. SÍNTESIS BREVE DEL MARCO TEOLÓGICO

La Iglesia nace de la Trinidad. Es enviada al mundo para que lo que ella misma ha recibido: la
salvación, y la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, lo comparta. Esta Buena Noticia
de Salvación no es solo para los creyentes en Cristo, sino que es para toda la humanidad. Todo
hombre y mujer está llamada a participar de la bienaventuranza, la alegría, de la vida plena en
Dios, pero no solos, sino que por un designio del Amor de Dios, estamos llamados a vivirlo como
un solo Pueblo, un solo Cuerpo. En Jesús, por el Espíritu Santo, estamos en comunión con Dios y
con los hermanos. Somos uno en Cristo.
El gozo de regresar a la “casa” del Padre y de ser hermanos, que nos alcanzó el Hijo en el Espíritu
Santo, no es para que se quede “encerrado” en la Iglesia, sino que es una invitación para toda
la humanidad. Dios desea reunir a todos sus hijos dispersos y de esto, la Iglesia, será signo e
instrumento. De la misión de Dios, es de donde se nutre y tiene significado la misión de la Iglesia.
En y desde la Iglesia, Jesucristo y el Espíritu Santo, continúan salvando a la humanidad y llevándola

a la comunión plena con el Padre. De esto somos testigos hasta los confines de la tierra.
VI. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1. «Toda la Iglesia es misionera, y la obra de evangelización es un deber fundamental del Pueblo
de Dios» (AG 35).
¿Cómo la Iglesia en América está cumpliendo su deber fundamental de llevar el Evangelio

hasta los confines de la tierra?
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Instrumento
2. Para la Iglesia, el anuncio no es un aspecto opcional o marginal, sino una dimensión vital, ya
que nació apostólica y misionera, moldeada por el Espíritu Santo como comunidad “en salida”
(cf. Catequesis, 15 de marzo de 2023).
¿Cómo la Iglesia local, promueve personal y comunitariamente su dimensión apostólica

y misionera?
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3. Fundada sobre el testimonio de vida, la predicación de la Palabra, la catequesis y la celebración

de los sacramentos (cf. Evangelii nuntiandi, 40-48) y animada por el Espíritu Santo, la primera
comunidad cristiana tomó de ellos inspiración y vigor para el anuncio del Evangelio (cf. Hch 2,
42-47). No se trata de proselitismo, esto no es cristiano, el estilo es: anunciar a Cristo ante todo
con el testimonio de vida.
¿En nuestras comunidades, en dónde se funda el anuncio del Evangelio?

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4. La Iglesia es el Pueblo de Dios que está presente en todo el mundo, en cada raza de la tierra.
No importa de que parte del mundo sea, todos los fieles dispersos por el mundo forman parte
de esta misma familia, comunican con los demás en el Espíritu Santo y así, «quien habita en
Roma sabe que los de la India son miembros suyos». De aquí se derivan unos vínculos de íntima
comunión, entre las diversas partes de la Iglesia, en lo que respecta a riquezas espirituales,
obreros apostólicos y ayudas temporales.
¿Cómo entienden que la Iglesia de América está compartiendo sus “riquezas espirituales,
obreros apostólicos y ayudas temporales” con las demás hermanos en el mundo? ¿Todos
sus miembros son conscientes de ello? ¿Qué podemos hacer para ser, como Pueblo de
Dios en América, un “don” mayor para los demás hermanos en el mundo?
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VII. SÍNTESIS COMPARTIDA

Propuestas y desafíos para atender la misión ad gentes desde América
1. ¿Qué desafíos encontramos para vivir la misión a imagen de la Trinidad?

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2. ¿Qué propuestas podemos presentar para animar a todos ser misioneros a imagen de
la Trinidad?
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3. ¿Qué propuestas presentan para desarrollar proyectos misioneros en nuestras

comunidades a la luz del tema presentado?
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VIII. ORACIÓN MARIANA

Magnificat
“ Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos,
enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre »
(Lc 1, 46-55).
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TEMA 2
EVANGELIZADORES
CON ESPÍRITU
HASTA LOS
CONFINES DE LA
TIERRA
Instrumento
Rumbo al EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU HASTA
CAM6 LOS CONFINES DE LA TIERRA
TEMA 2
EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU HASTA LOS CONFINES DE LA
TIERRA
I.INICIO
En este tema deseamos proponer unos contenidos que permitan profundizar sobre la vida y
acción del Espíritu Santo en relación con la misión de la Iglesia.
En el capítulo quinto de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, inspira esta expresión

que aquí abordaremos: “evangelizadores con espíritu significa evangelizadores que se abren sin
miedo a la acción del Espíritu” (EG 259) y continúa el Papa: “cuando se dice una realidad que tiene
espíritu, se suele indicar un movimiento interior que impulsa, motiva, anima y da sentido a la
acción personal y comunitaria” (EG 261).
Los evangelizadores con Espíritu son aquellos que, acogiendo la acción del Espíritu Santo,
abrazan una vida según el Espíritu. De aquí distinguimos dos enfoques: la acción del Espíritu y
la vida según el Espíritu. A continuación, nos proponemos abordar de forma puntual estos dos
enfoques.
II. DESARROLLO
1. La Acción del Espíritu Santo
Ya es un tema clásico que, en nuestra Iglesia latina, el Espíritu Santo había sido el gran desconocido.
Incluso, en los estudios teológicos es complejo encontrar un espacio propio para la reflexión
sobre el Espíritu Santo5.
En palabras de Mons. Raúl Biord Castillo, el Espíritu Santo es “el travieso de la Trinidad”.6
Si la Trinidad es una familia (comunión misionera, intrínseca relación substancial de tres personas,
fuente de vida), podríamos decir que el Espíritu Santo es el travieso de la familia. Travieso en
varios sentidos:
1. Es travieso porque a través de Él se superan las diferencias e identidades.
2. Es travieso porque como espíritu atraviesa la materialidad de toda concreción invitándonos
siempre a proyectos siempre nuevos.
3. Es travieso porque desbarata todos los planes personales y nos propone nuevos planes,
como le pasó a María, a José y a todos nosotros. Si es así, cuando en la Iglesia todo lo
5 Cf. Biord Castillo, Raúl. «Aproximación teológica: La Iglesia particular impulsada por el Espíritu hasta los confines de la tierra: su
responsabilidad misionera». Ponencia presentada en el Simposio Internacional de Misionología en Canadá (octubre 2024).
6 Ibid.
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Instrumento
EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU HASTA Rumbo al
LOS CONFINES DE LA TIERRA CAM6
tenemos arreglado, a punto, el Espíritu Santo deshace, desordena, descompone... Y luego

del desconcierto inicial, nos permite llegar a un nuevo orden que integre lo hasta entonces
desconocido.
4. Es travieso porque es fuente de alegría, como lo fue en pentecostés, permitiendo superar
el dolor de la cruz. La alegría, con un poco de picardía, es uno de sus principales dones, e
indicadores de su presencia. “Un santo triste es un triste santo”, como decía santa Teresa.
5. Es travieso porque es la “traversa” que une al Padre y al Hijo en un mismo amor y en una
misma misión. Es siempre el medio travieso a través del cual podemos relacionarnos entre
nosotros y en la Iglesia.
6. Finalmente, es travieso porque anima la gran travesía misionera que une dos puntos de tierra
o de mar, permitiendo la comunicación, comunión y cooperación misionera entre las iglesias
locales.
1.1 La persona del Espíritu Santo

Que el Espíritu Santo es persona significa que es igual en dignidad al Padre y al Hijo, pero con su
propia singularidad. Su igualdad radica en su ser divino: es Dios. Su singularidad radica en que
tiene una misión propia en el plan de la salvación.
El Espíritu Santo es protagonista en el misterio pascual de Jesucristo, en y por medio de los

Apóstoles y de la Iglesia, de la realización de esta obra en el espíritu del ser humano y en la
historia del mundo. Es protagonista de toda la misión eclesial, por medio de los apóstoles, y en
los oyentes, a fin de que la Buena Nueva tome cuerpo. El Espíritu Santo es el dador de vida.7
La singularidad de su misión nos ayuda a descifrar su identidad más propia. En el Nuevo

Testamento encontramos algunas menciones que pueden acercarnos a ésta.
a. Es el Dios ‘para’ nosotros: Hch 1,4-58 (promesa) El Evangelio entero es una gran promesa,
centrada en el Espíritu Santo. El punto culminante es que los discípulos “serán bautizados en
el Espíritu Santo” con vistas a la misión universal: hasta los confines de la tierra. En virtud de
esa investidura de Fuerza y de Poder divinos, los discípulos podrán, como Jesús, proclamar la
Buena Nueva del Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
b. Es el Dios ‘en’ nosotros: Hch 2,1-4 (efusión) Pentecostés, o el “bautismo en el Espíritu Santo”
de los Apóstoles, es la efusión que Jesús hace del Espíritu Santo, que Él mismo ha recibido
de Dios su Padre y que corona la Pascua de Cristo. En pentecostés se cumple en la Iglesia la
promesa de la efusión universal del Espíritu al fin de los tiempos. El don del Espíritu tenía una
finalidad muy precisa: proclamar las grandezas de Dios, dando testimonio de Jesús, ante los
residentes en Jerusalén, venidos de todas partes del mundo. Ellos también deberían escuchar
el mensaje del Espíritu; también para ellos era la Buena Nueva de Jesús. Esta es la esencia del
misterio de Pentecostés
c. Dios ‘a través’ de nosotros: Hch 2,37-39 (Dios mediante nosotros) Una vez convertidos y
bautizados en el nombre de Jesús, los nuevos creyentes reciben el Don del Espíritu Santo, que
7 Segura, William. «Aproximación bíblica: El Espíritu Santo y la apertura misionera de la Iglesia primitiva en los Hechos de los
Apóstoles». Ponencia presentada en el Simposio Internacional de Misionología en Canadá (octubre 2024).
8 Documento Síntesis del Simposio Internacional de Misionología en Canadá, p.5.
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Instrumento
Dios mismo ha prometido, pues el Espíritu Santo no es únicamente para los Apóstoles, sino
para todos los oyentes que acepten el testimonio de Jesús, para sus hijos y para cuantos llame
el Señor. La promesa del Espíritu Santo se extiende a los judíos y a los gentiles, a todos los
lugares y a todos los tiempos, a la gente de entonces y a nosotros hoy.
1.2 La misión del Espíritu Santo

El punto clave de toda la historia de la salvación es el evento pascual: muerte, resurrección y
envío del Espíritu Santo. La redención pasa por el sacrificio del Viernes Santo.
Pero, lo que parecía el gran fracaso, no fue el final. La resurrección de Jesús constituye el punto
decisivo de la historia de la salvación. Se trata de una dinámica que, lejos de pertenecer a un
pasado olvidado, nos habla del futuro y por ello sigue presionando el presente con su fuerza
liberadora.
La resurrección, más allá de las diferencias de las versiones neotestamentarias, es un

acontecimiento vinculado al Espíritu Santo. En la versión de Juan, el mismo día de la resurrección,
Jesús aparece a los discípulos y les dona el Espíritu Santo (Jn20,19-23). Según la perspectiva de
Lucas, el Resucitado envía el Espíritu cincuenta días después, de aquí el nombre de Pentecostés
(Hch 2,1).
Así pues, en intrínseca conexión con el misterio pascual es posible esbozar puntualmente la
misión del Espíritu Santo:
a. Expansión y universalidad La acción de Dios por medio del Espíritu se distingue por la
universalidad, multiplicidad y pluralidad. Se puede hablar de una auténtica polifonía. Es
quien provoca, posibilita y encauza una auténtica expansión hacia lo universal, incluyendo
más agentes y áreas de acción, en la apertura y respeto a su particularidad y originalidad.
Las acciones del Espíritu Santo son experimentadas por todos los creyentes de cualquier
tiempo y lugar. Los efectos del Espíritu abarcan una multiplicidad de fenómenos: milagros,
inspiraciones, éxtasis, don de lenguas y de profecías, diversos carismas y sentimientos: amor,
alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (cf. Gál 5,22).
b. Transformación y transfiguración El misterio de Pentecostés nos habla de transfiguración

y transformación. Ante todo, es un don de valentía: de los cobardes fugitivos del
viernes santo, los apóstoles se convierten en valerosos testigos y misioneros del
Señor Jesús. La “parresía” hace salir de sí y superar los propios miedos, es audacia y
fuerza, coraje y valor, es fuerza y alimento para la salida misionera de los discípulos.
c. Creador de pluralidad y unidad El Espíritu Santo es el creador de la pluralidad y de la unidad.

Aunque parezca paradójico es así: crea la unidad que armoniza la pluralidad y, al mismo tiempo,
la pluralidad que integra y enriquece la unidad. Difunde sus dones y carismas, permitiendo
que cada iglesia local tenga un rostro propio, iluminando el proceso de inculturación del
evangelio en los pueblos y comunidades, según la lógica de la encarnación.
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Instrumento
El Espíritu es el alma de cada iglesia local y, al mismo tiempo, factor de integración en la

universalidad de la única Iglesia católica. Los distintos ministerios y carismas sirven al bien
común de todo el pueblo de Dios.
No tenemos que esperar la acción del Espíritu, porque el Espíritu ya está actuando. No hay que
esperar acontecimientos maravillosos o prodigios grandiosos. El Espíritu ya ha venido, ya actúa,
ya vive en nosotros. Experimentar el Espíritu implica asumir un riesgo. Hay que salir a lo otro,
viajar a lo diferente, a lo absolutamente desconocido, dejarnos transformar y modificar por ello.
Hemos de renunciar a nosotros y salir a los demás.
Una comunidad animada por el Espíritu es una comunidad abierta hacia el mundo, que es capaz
de ver más allá de sus muros y compadecerse del dolor y del sufrimiento de los demás. Ve las
cosas con los ojos de los pobres, de las víctimas, con la mirada de los últimos, de los descartados
de la sociedad que son los favoritos de Dios. Es, por eso, una comunidad que ha salido del letargo
y de la ceguera, y por lo tanto es capaz de vencer el narcisismo de la auto-referencialidad, y es
capaz de superar la tentación del “ghetto”.
La misión del Espíritu nos habla en Pentecostés de una ampliación e inclusión universal, que
resulta clave para comprender la misión de la Iglesia. El Espíritu actúa siempre de manera invisible
y sorprendente, derrama sus carismas, se muestra inclusive fuera de los confines visibles de la
Iglesia universal y de las iglesias particulares. “Este tiempo está marcado por su presencia y
actuación. Él es protagonista de la Misión. Misioneras y misioneros de Dios son aquellas personas
que dejándose llevar por el Espíritu, colaboran y se vuelven cómplices de su Misión”9. Reconocer
la misión del Espíritu nos llevará por los caminos de la mística, a adentrarnos en las vías de la
interioridad, que son las del corazón, a reconocer al Dios de los místicos. La mística nos permitirá
ser “evangelizadores con Espíritu” (EG 262-280) y al mismo tiempo a sostener la fuerza misionera
con la intercesión de la oración (EG 281-283).
La misión del Espíritu nos introduce en un proceso de divinización que es participación en la

comunión misionera de la Trinidad. Venimos de la Trinidad y vamos a la Trinidad.
2. La vida en el Espíritu Santo

Este segundo enfoque de la evangelización con el Espíritu se refiere a las motivaciones interiores
de los propios evangelizadores, que son ciertamente fruto de la acción del Espíritu, combinada,
sin embargo, con la respuesta y la entrega de las personas a la iniciativa divina.
La primera motivación de un evangelizador es, definitivamente, el encuentro personal con Cristo

muerto y resucitado, por medio del Espíritu. El corazón del evangelizador es, en primer lugar, un
corazón en proceso de conversión.
9 5 Cfr. Mons. Biord Castillo, Raúl. «Aproximación teológica: La Iglesia particular impulsada por el Espíritu hasta los confines de
la tierra: su responsabilidad misionera». Ponencia presentada en el Simposio Internacional de Misionología en Canadá (octubre
2024).
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Instrumento
2.1 Encuentro Personal con Cristo

A partir de la EG 164-165 descubrimos que el centro de la actividad evangelizadora y de todo
intento de renovación eclesial lo debe ocupar el primer anuncio o “kerygma”. El “kerygma” es
trinitario, pues es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en
Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita
del Padre. La centralidad del “kerygma” demanda ciertas características del anuncio misionero
que son necesarias:
• Dios es amor: me ama incondicionalmente, me ama porque quiere salvarme
• El amor nos hace libres: Dios en su amor genera la libertad en el corazón de cada hombre o
mujer que lo acoja y acepte
• Dios me sueña feliz: el corazón de los que conocen a Cristo Jesús está sellado por la alegría, el
estímulo, la vitalidad
El Espíritu Santo es la condición que el Padre y el Hijo prometen para que se realice su obra de
salvación.
Los apóstoles refrendan que ellos mismos, junto al Espíritu Santo, son testigos de la veracidad del
“kerygma”: se confiesan heraldos irrefutables de la función redentora que late en la vida, muerte
y resurrección del Señor Jesús. Tenemos una misión bajo la enseña del coraje, de la firmeza, y un
testimonio en el nombre de Jesús que incomoda y provoca.
La autenticidad del testimonio no procede de la intuición o del saber de los discípulos, nace del
don del Espíritu que les confiere la capacidad de convertirse en enviados del Resucitado (Hch
1,8; Lc 12,2), y por ello en testigos oculares de la grandeza del “kerygma” trinitario. Aunque las
consecuencias sean los azotes, pero Jesús no ha garantizado éxitos fáciles. La misión siempre es
un riesgo.
2.2 La pasión de Dios es la pasión del misionero

La misión es, en definitiva, la adhesión a este Dios ‘misionero’ que se ha revelado en Jesús, que nos
ama a todos, que nos habla a todos y que nos llama a todos a participar de su vida y de su gloria,
llamándonos a cooperar con Él para construir un mundo nuevo, ‘un nuevo estado de cosas, una
nueva manera de ser, de vivir, de estar junto a los demás’. El misionero no va por cuenta propia,
es un enviado. Y ese envío es posible porque antes ha sido infundido de la vida del Espíritu que le
capacita para compartir la pasión de Dios.
De esta raíz, que podemos llamar adhesión a una “vida según el Espíritu”, surge la pasión y “el
placer espiritual de estar cerca de la vida de las personas, hasta descubrir que ésta se convierte
en fuente de mayor alegría” (EG 268). La misión nos lleva a una divinización que nos libera, nos
convierte en fuente de vida y nos humaniza plenamente.
3. Testigos de Cristo Vivo

Hablar de evangelizadores con Espíritu es hablar de auténticos testigos de Cristo Vivo. El Espíritu
Santo es el Espíritu de Jesús. Vivir según el Espíritu es compartir la vida de Cristo en nuestra
propia vida, infundidos por la persona del Espíritu que nos envía a los confines de la tierra como
Pág. 30
Instrumento
testigos y enviados de esa vida nueva de Cristo resucitado.
3.1 Testigos en salida hacia los confines del mundo

El testigo debe ser, por naturaleza, misionero en salida. Para cualificar la dinámica de la ‘salida’
hacia los confines del mundo, P. Estêvão Raschietti desglosa el término “confines” en tres
significados diferentes: confines como horizontes, como fronteras y como márgenes.
a. horizontes de un movimiento de evolución, expansión, avance y descubrimiento La Iglesia está al

servicio de una humanidad que viaja cada vez más lejos, más allá, compartiendo con ella “los
gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias, sobre todo de los pobres” (GS 1). ¿Hacia
dónde camina hoy la sociedad mundial, hacia qué fin, hacia qué meta, hacia qué horizonte?
El mundo globalizado en el que vivimos parece haber perdido de vista su horizonte,

rebajando sus expectativas, encogiendo sus sueños y esperanzas, viviendo de objetivos a
corto plazo y fragmentarios: “la historia - dice el Papa - muestra signos de regresión” (FT 11).
Sin embargo, a los discípulos misioneros “nada humano puede parecerles extraño”
(DAp 380). Francisco invita continuamente a la Iglesia a superar la tentación de cerrarse,
replegarse, condenar y afrontar reactivamente los complejos problemas que surgen en el
mundo actual. Por el contrario, hay que salir, crear hábitos proactivos7 (cf. FRANCISCO,
2013), ver oportunidades y no sólo amenazas, discernir con certeza, pero caminar en
la esperanza y “abrirse a los grandes ideales que hacen la vida más bella y digna” (FT 55).
Los horizontes universales de las culturas, las sociedades, los saberes, las ciencias, las
tecnologías y los diversos ámbitos de la vida son una continua invitación a estar abiertos a
todo y a todos, a lo nuevo, a lo inesperado, a lo desconocido, a lo subversivo, recordando el
adagio de san Ireneo “lo que no se asume no se redime” (cf. DP 400) y recordando también que
la Buena Nueva de Jesús de Nazaret fue también algo absolutamente desconcertante, nuevo,
abierto a todo y a todos, que sembró esperanza pero también generó resistencia y conflicto.
b. fronteras Un segundo significado del término “confines” se refiere a las

fronteras, el umbral entre nuestro mundo y el de los demás. Los confines
son también líneas de demarcación, separación, cruce e intercambio.
El origen de las fronteras en el mundo actual - ya sean geopolíticas, socioculturales

o identitarias - se remonta menos a una cuestión histórica, cultural o ancestral que
al proceso de colonización y dominación de Occidente sobre el resto del planeta.
De hecho, la hegemonía de Occidente ha creado la frontera que es la madre de todas

las fronteras: la línea abisal entre modernidad y colonialidad. Esta frontera, con
su subsistema de distinciones visibles e invisibles, se reproduce de forma natural
y articulada hasta nuestros días, en todos los aspectos de la vida cotidiana, en la
organización de las sociedades, en las relaciones internacionales e incluso en las iglesias.
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Instrumento
Con sus pretensiones universales, hegemónicas y salvacionistas, Occidente impuso

sistemáticamente una relación asimétrica entre un ser superior (blanco, cristiano, civilizado,
benefactor) y un sub-ser inferior (indio/negro, pagano, subdesarrollado, necesitado).
De la dominación de las almas, de la imposición de un imaginario, de la seducción de las
mentes, de la erradicación de las identidades culturales, de la jerarquización de las razas,
de la negación del otro, surgió un sistema-mundo. Estos procesos de dominación nos
definen aún hoy y están interiorizados/naturalizados en nosotros, de modo que constituyen
una frontera identitaria originada en la complicidad inspiradora de la misión cristiana.
Esta misión necesita rehabitar penitencialmente las fronteras que ella misma ha creado (ad
gentes) para aprender a desaprender una manera de dirigirse a los demás (contra gentes) y
reaprenderla de nuevo en reciprocidad con los demás (inter gentes). Se trata de una profunda
conversión interior. Nuestras Iglesias necesitan ir a las fronteras de su saber, de su comprensión,
de sus certezas, de su manera de ser, y buscar nuevas formas de evangelizarse y de evangelizar
a los demás, encontrándose verdaderamente con los otros: “cada vez que nos encontramos
con un ser humano en el amor, somos capaces de descubrir algo nuevo sobre Dios” (EG 272).
En este sentido, la misión necesita volver a pensar, volver a hacer teología. La teología de
la misión está llamada a reasumir su doble papel de “teología de frontera” y “frontera
de la teología”. Conviene recordar que el enfoque colonial de la misión no estaba
determinado por los métodos, las incoherencias y las actitudes de los misioneros:
al contrario, estaba determinado por la relación deductiva entre teología y misión.
Los “nuevos confines” entendidos como “fronteras” constituyen “líneas de frente” para la Iglesia
de hoy, donde podemos ver la realidad desde el reverso de la historia, desde las heridas coloniales,
culturales, religiosas y epistémicas de los pueblos crucificados, empobrecidos, silenciados,
descartadosy negados. Las fronteras constituyen así tanto una realidad histórica como una opción
ética que, a su vez, implica una “óptica”, un “distanciamiento” fundamental a la hora de percibir,
escuchar y cuestionar la realidad desde el punto de vista de las víctimas y los sobrevivientes.
c. periferias Una tercera acepción del término “confines”, en cierto modo similar a la
segunda, apunta a los márgenes, las periferias, los lugares alejados, marginales,
suburbanos, limítrofes. Son las Galileas del mundo actual, territorios mestizos, sincréticos,
empobrecidos, marcados por la exclusión, la expropiación, la violencia y el abandono.
El Papa Francisco invita continuamente a la Iglesia a salir a las periferias, para no

correr por el mundo sin rumbo ni sentido (EG 46). A diferencia de las fronteras, las
periferias existenciales no están entre mundos, sino dentro de los mundos, como
realidades olvidadas, invisibles, despreciadas. Si la frontera representa el lugar de
(des)encuentro con el otro, la periferia es el lugar de proximidad con los pobres.
Hacerse pobre es una exigencia radical para seguir a Jesús, porque esta condición es
participación en la vida divina, muestra quién es Dios, a quién prefiere Dios, con quién se
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Instrumento
sitúa Dios en su misión: “el encuentro con Jesucristo a través de los pobres es una dimensión
constitutiva de nuestra fe”, decía Aparecida (DAp 257), y a ellos se les concede la condición de
mediadores de la gracia (cf. EG 197). Así pues, no basta con que la Iglesia pretenda ser la “casa
de los pobres” y de los marginados, sino que primero debe entrar en sus casas como peregrina.
Esto implica también un proceso de aprendizaje que lleva a habitar las periferias, a tejer lazos
de amistad (cf. DAp 398), a sentir y pensar desde el suelo de los marginados, a corazonarse
con el corazón de los pobres, a compartir su cosmovisión, a vivir intensamente su vida
cotidiana. En otras palabras, dejar que la periferia habite en nosotros. “Habitar” es mucho
más que convertirse en huésped: significa pertenecer sumergiéndose, tocando con la mano
el desencanto, las divisiones, los conflictos y las laceraciones que produce la diáspora
fronteriza, enraizada en la historia, el cuerpo y la vida cotidiana de las mujeres violentadas,
de los indígenas y negros, de los migrantes desposeídos, de los trabajadores condenados a
la precariedad, de los excluidos por razones de género, de los millones de desheredados que
viven en carne propia la violencia colonial. Por eso, las periferias, como las fronteras, no son
un lugar fácil para vivir.
III. CIERRE
Toda la universalidad de la misión, extendida a todas las naciones hasta los confines de la tierra,
acabará contextualizándose en un territorio - que no es cualquier territorio - y en una condición
existencial marginal, olvidada, excluida - que no es cualquier condición existencial -. Misión es
asumir, compartir y vivir esta condición existencial de exclusión e invisibilidad. La misión es dejar
de ser el centro - la misión es “desaparecer”. “El discípulo-misionero está descentrado - dice el
Papa Francisco - porque su centro es Jesucristo, que convoca y envía” (FRANCISCO, 2013). Este
centro exige fidelidad, despojo, desarme y la más absoluta gratuidad. Aquí radica el permanente
discernimiento sinodal y la actitud penitencial de toda “Iglesia en salida” hacia las periferias.
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Instrumento
FICHA DE TRABAJO: nos regaló para este Sexto Congreso Americano

EVANGELIZADORES CON este encuentro. En los fragmentos resaltados
ESPÍRITU HASTA LOS CONFINES podemos realizar un breve momento de silencio
DE LA TIERRA para profundizar en la oración. Durante o luego
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL
CAM6 Oh Padre misericordioso,
• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que anunciada en estas tierras de América
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en por tantos misioneros, con palabras y con
obras;
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de
los confines de la tierra.» Hechos 1,8 bautizados
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta para DAR UN NUEVO IMPULSO A NUESTRA
los confines de la tierra ACCIÓN MISIONERA
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, PROCLAMANDO, COMO ELLOS, LA
testigos de Cristo ALEGRÍA DEL EVANGELIO.
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor
la misión ad gentes de la Iglesia, Oh Dios,
caminando juntos a la escucha del Espíritu, que derramas tu Espíritu Santo para renovar la
para ser testigos de la fe en Jesucristo en la faz de la tierra,
realidad de nuestros pueblos hasta los lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
confines de la tierra. danos fortaleza para caminar, como pueblo de
• Himno: Testigos de Cristo Vivo Dios,
Cantemos juntos el coro… hacia el próximo Congreso Misionero
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan! Americano,
América, con la fuerza del Espíritu. testimoniando juntos el amor que vence al
América, testigos de Cristo Vivo. mundo.
II. OBJETIVO PARA ESTE SEGUNDO Oh Dios y Padre nuestro,

que escogiste a María como modelo de
ENCUENTRO DE TRABAJO evangelización
Objetivo específico: Redescubrir la identidad para ofrecer a Cristo a toda la humanidad;
del bautizado de “ser iglesia” desde el ser haz que, imitando su ejemplo de entrega
evangelizador que, movido por el Espíritu y sostenidos por su cuidado maternal y
Santo, responde a salir al encuentro de todos providente,
nuestros pueblos. seamos siempre tus discípulos misioneros
Amén.
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO
CONGRESO AMERICANO
MISIONERO
Nos unimos a la oración que el Papa Francisco
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Instrumento
IV. TEXTO ILUMINADOR

Evangelii gaudium: Capítulo V: Evangelizadores con Espíritu 259, 261, 262.
259. Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a
la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace salir de sí mismos a los
Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno
comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza
para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo
tiempo y lugar, incluso a contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la
oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente
carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo
con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de
Dios.
261. Cuando se dice que algo tiene «espíritu», esto suele indicar unos móviles interiores
que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria. Una
evangelización con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una
obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice
las propias inclinaciones y deseos. ¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar
una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta
el fin y de vida contagiosa! Pero sé que ninguna motivación será suficiente si no arde
en los corazones el fuego del Espíritu. En definitiva, una evangelización con espíritu es
una evangelización con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de la Iglesia evangelizadora.
Antes de proponeros algunas motivaciones y sugerencias espirituales, invoco una vez
más al Espíritu Santo; le ruego que venga a renovar, a sacudir, a impulsar a la Iglesia en
una audaz salida fuera de sí para evangelizar a todos los pueblos.
262. Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el
punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte
compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una
espiritualidad que transforme el corazón. Esas propuestas parciales y desintegradoras
sólo llegan a grupos reducidos y no tienen fuerza de amplia penetración, porque
mutilan el Evangelio. Siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido
cristiano al compromiso y a la actividad. Sin momentos detenidos de adoración, de
encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente
se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor
se apaga. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra
enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de
oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de
la Eucaristía. Al mismo tiempo, «se debe rechazar la tentación de una espiritualidad
oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con
la lógica de la Encarnación». Existe el riesgo de que algunos momentos de oración se
conviertan en excusa para no entregar la vida en la misión, porque la privatización del
estilo de vida puede llevar a los cristianos a refugiarse en alguna falsa espiritualidad.
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Instrumento

Los evangelizadores con Espíritu son aquellos que, acogiendo la acción del Espíritu Santo,
abrazan una vida según el Espíritu. De aquí distinguimos dos enfoques: la acción del Espíritu y la
vida según el Espíritu.
El Espíritu Santo es el protagonista de la misión. Es el Dios “para” nosotros, el Dios “en” nosotros
y el Dios “a través” de nosotros. La acción de Dios por medio del Espíritu se distingue por la
universalidad, multiplicidad y pluralidad. Es quien provoca, posibilita y encauza una auténtica
expansión hacia lo universal, incluyendo más agentes y áreas de acción, en la apertura y respeto
a su particularidad y originalidad. El Espíritu en su acción transforma a cada persona para tener la
valentía de salir de sí, superar los propios miedos y dejarse mover hacía las periferias. El Espíritu
Santo es el creador de la pluralidad y de la unidad. Difunde sus dones y carismas, permitiendo que
cada iglesia local tenga un rostro propio, iluminando el proceso de inculturación del evangelio en
los pueblos y comunidades, según la lógica de la encarnación.
El evangelizador con Espíritu participa de una vida en el Espíritu. Es por esto que para tener esta
vida en el Espíritu se tiene que tener un encuentro personal con Cristo que le mueva a tener
pasión por las cosas de Dios. El Espíritu capacita a cada bautizado en enviados del Resucitado
(Hch 1,8; Lc 12,2), y por ello en testigos oculares de la grandeza del kerygma trinitario.
El evangelizador con Espíritu por tanto es testigo de Cristo. El Espíritu Santo moverá al misionero
a los confines de la tierra. Estos confines se pueden definir desde los horizontes de las culturas,
sociedades, saberes, ciencias, tecnologías y diversos ámbitos de la vida; desde las fronteras
geopolíticas, socioculturales o identitarias; y desde las periferias de la existencia como las
presenta el Papa Francisco.
Toda la universalidad de la misión, extendida a todas las naciones hasta los confines de la tierra,
acabará contextualizándose en un territorio - que no es cualquier territorio - y en una condición
existencial marginal, olvidada, excluida - que no es cualquier condición existencial -. Misión es
asumir, compartir y vivir esta condición existencial de exclusión e invisibilidad. La misión es dejar
de ser el centro - la misión es desaparecer. “El discípulo-misionero está descentrado - dice el
Papa Francisco - porque su centro es Jesucristo, que convoca y envía” (FRANCISCO, 2013).
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Instrumento

1. ¿Cómo hemos pedido al Espíritu Santo para que nuestra acción misionera sea impulsada
por Él? ¿Cómo nuestra experiencia espiritual nos motiva a una acción de Iglesia en salida
y no de encerrarnos en nosotros mismos?
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2. ¿Cuál ha sido tu experiencia de misión y evangelización? ¿Has caído en la rutina o en

la falta de ánimo? ¿Qué causa la pérdida de la alegría de llevar el Evangelio? ¿Cómo has
recuperado esa alegría en el Espíritu para vivir la misión?
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3. ¿Puedes reconocer o pensar en personas que son evangelizadores con Espíritu? ¿Quién
o quiénes? ¿Cuáles son las características de estos evangelizadores con Espíritu?
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Instrumento

1. ¿Qué desafíos encontramos para ser y desarrollar Evangelizadores con Espíritu?

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2. ¿Qué propuestas podemos presentar para animar a todos a ser Evangelizadores con
Espíritu?
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3. ¿Qué propuestas presentan para desarrollar proyectos misioneros en nuestras

comunidades?
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Instrumento
VIII. ORACIÓN MARIANA que vence a la muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos
María, la Madre de la Evangelización (EG 288) caminos
para que llegue a todos
Virgen y Madre María, el don de la belleza que no se apaga.
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,
en la profundidad de tu humilde fe, madre del amor, esposa de las bodas eternas,
totalmente entregada al Eterno, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono
ayúdanos a decir nuestro «sí» purísimo,
ante la urgencia, más imperiosa que nunca, para que ella nunca se encierre ni se detenga
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. en su pasión por instaurar el Reino.
Tú, llena de la presencia de Cristo, Estrella de la nueva evangelización,

llevaste la alegría a Juan el Bautista, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de
haciéndolo exultar en el seno de su madre. la comunión,
Tú, estremecida de gozo, del servicio, de la fe ardiente y generosa,
cantaste las maravillas del Señor. de la justicia y el amor a los pobres,
Tú, que estuviste plantada ante la cruz para que la alegría del Evangelio
con una fe inquebrantable llegue hasta los confines de la tierra
y recibiste el alegre consuelo de la y ninguna periferia se prive de su luz.
resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Madre del Evangelio viviente,
Espíritu manantial de alegría para los pequeños,
para que naciera la Iglesia evangelizadora. ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de
resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
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TEMA 3
EL REINO DE
DIOS COMO
HORIZONTE
DE LA MISIÓN
MARCO TEOLÓGICO 3 Instrumento
de Trabajo
EL REINO DE DIOS COMO HORIZONTE Rumbo al
DE LA MISIÓN CAM6
TEMA 3
EL REINO DE DIOS COMO HORIZONTE DE LA MISIÓN
I. INICIO
En este tema deseamos proponer unos contenidos que permitan profundizar sobre la relación
Reino de Dios y misión cristiana.
Es necesario iniciar nuestra propuesta reconociendo que el Reino de Dios, no es simplemente

el horizonte de la misión en cuanto cuestión periférica que puede ser visualizada o no según las
circunstancias o el simple deseo de la comunidad eclesial. El Reino de Dios es el corazón mismo
de la misión, es la razón de la misión. Recordemos que la misión es de Dios, y esta misión nos
toma, como Iglesia, y le da sentido a nuestra existencia.
San Lucas nos presenta al mismo Jesús en el comienzo de su misión pública, ubicado en la
sinagoga, lugar de “escucha” comunitaria de Dios, asumiendo la profecía de Isaías como encuadre
y definición de su misión, leamos el texto, Lc 4,14-21:
“Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado;
el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba
escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él
me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la
vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos
fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura
que acaban de oír»”.
Jesús es el Reino de Dios, su persona y su mensaje, su palabra, su forma de vida, su capacidad

de relación, y su fidelidad al proyecto de salvación que brota constantemente del corazón del
Padre, esto es el reino de Dios. Podemos identificar sencillamente, en el texto de Isaías, citado
por Lucas, y puesto en boca de Jesús, algunas expresiones claras que describen el Reino:
• El Espíritu de Dios tiene el protagonismo y consagra (unge) a Jesús para la misión

• Jesús asume conscientemente su condición de enviado
• El enviado tiene interlocutores concretos: los pobres
• La dinámica del Reino se expresa en movimientos específicos: liberación, sanación. Éstas son
fruto claro de la acción de Dios a favor de los hombres.
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Instrumento
Rumbo al EL REINO DE DIOS COMO HORIZONTE
CAM6 DE LA MISIÓN
La sentencia final, “hoy se cumple...” nos permite comprender que Jesús, no solo simpatiza con la
profecía, sino que la asume como camino de vida, así se concreta la misión del Hijo, enviado del
Padre, ungido por el Espíritu.
Ahora, hagamos el ejercicio de preguntarnos: ¿qué consecuencias tiene para nosotros todo
esto? La respuesta no admite espera, la misión que Jesús nos encomienda, la que da sentido y
contenido a la vida de la Iglesia, no solo es una continuidad de la misión de Jesús, entendida como
prolongación en el tiempo. Nuestra fidelidad a la misión del Reino, pasa por un constante proceso
de transformación que no solo se traduce en el anuncio de la fe a aquellos que no conocen el
Evangelio, sino que es también un camino de permanente conversión a la fe de parte de nosotros
mismos, las palabras de Jesús: “conviértanse porque el Reino está entre ustedes” generan la sana
tensión necesaria en nuestra vivencia creyente, en el nivel personal y comunitario.
II. DESARROLLO
El Reino de Dios: su naturaleza y sus valores
El mensaje de Jesús de Nazaret sobre el Reino de Dios que está aquí en medio de nosotros es
rotundo. Apunta al presente. El verdadero presente está por definición constituido por todos los
pasados que lo hicieron posible y abierto al futuro como posibilidad.
Si pudiéramos identificar una dimensión ética de la vivencia del Reino, es posible observar la
experiencia global de la pandemia, a modo de ejemplo claro: en muchos de nosotros ha quedado
resonando como un desafío, una necesidad de cambiar de vida. Se hace imperioso romper la
lógica que sostiene una manera de vivir tan vertiginosa. Esta dimensión ética nos interpela
posiblemente a buscar un estilo de vida que abrace la sencillez, la simplicidad, que renuncia
a las apariencias, a las carreras por el prestigio y al consumo irresponsable y desmedido. Pero
la comprensión adecuada del Reino, supera la sola interpretación ética como una exigencia
moralista. Luego, cuando volvemos a contemplar la experiencia de Jesús a través de las Sagradas
Escrituras, podemos entender que las posibles exigencias morales de la vivencia del Reino se
sustentan en una experiencia de aprendizaje mucho más profunda donde el discípulo misionero,
a través del encuentro permanente con Cristo, asume progresivamente, su pertenencia a Dios,
su pertenencia a la Iglesia, y a partir de esa relación filial, en la que se tiene a Dios por Padre, y a la
Iglesia por Madre se comprende que el Reino de Dios ofrecido a la humanidad entera, servido por
la Iglesia como sacramento de salvación, nos lleva a redescubrir la vocación a la unidad, unidad
que no se agota al interior de la Iglesia, sino que se abre a la mística de la pertenencia a la familia
humana.
En la fe cristiana es decisiva la centralidad de la persona de Jesucristo, recordemos una vez más

que Jesús no solo “habla del Reino”, Él “es” el Reino de Dios; en consecuencia, los creyentes
debemos sostener una dinámica que nos permita volver a Él siempre, y cuando nos proyectamos
en anunciarlo, es menester, procurar hacerlo abarcando la totalidad de su persona y su mensaje,
para nosotros y para nuestros interlocutores debemos buscar la constante experiencia de la
fascinación con su persona y su mensaje.
Es frecuente, encontrarnos con personas que nos comparten sus propias búsquedas de felicidad,
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de Trabajo
DE LA MISIÓN CAM6
más aún, nosotros mismos buscamos ser felices. Sin embargo, en no pocas ocasiones estas
búsquedas se enfocan en la sola satisfacción de necesidades o en el intento de alcanzar mínimas
seguridades personales o familiares, pero, ¿encontramos este tipo de felicidad en Jesús, en su
misión? En un simple ejercicio de contemplación descubrimos rápidamente que Jesús no viene
a nosotros para darnos algún mensaje superficial de consuelo o a entretenernos con algunos
compromisos con causas saludables de moda en cada tiempo, Jesús no es un revolucionario
pragmático, ni un místico abstraído de la realidad, que vende una felicidad superficial, ni siquiera
pretende dar un posible mensaje cuestionador. Jesús vive, se encuentra, escucha, siente, habla,
sirve, carga con la cruz, muere entregando la vida para salvar – redimir al mundo. El Reino de
Dios es Salvación para el mundo.
La irrupción del Reino en la historia nos permite comprender que todo puede ser redimido, que
la justicia de Dios quiere alcanzar a todos salvando. Un cristiano es una persona fascinada por
la experiencia de ser salvado, y busca acercarse a cada situación de dolor y pecado para ofrecer
mediante la palabra, el testimonio y la entrega de la propia vida, la salvación de Dios a todos.
Para que esto sea posible, la dimensión discipular de nuestra condición cristiana nos permite
entrar siempre en comunión con Jesús para aprender sus palabras, sus gestos, sus formas, y a su
vez, esta misma condición discipular, complementada con la dimensión misionera nos permite
madurar en la capacidad de encuentro con los otros, de tal forma que la realidad llegue también
a nosotros, entre en nosotros, nos duela su dolor, nos alegre su alegría, nos comprometan sus
necesidades. Es un ejercicio de descentramiento permanente, donde le damos la primacía a Jesús,
maestro de humildad, constancia, paciencia y compasión, y miramos desde su mirada, con la
libertad de los hijos de Dios, este es el movimiento misionero que nos hace servidores del Reino.
Espiritualidad del discípulo misionero del Reino Dios

Nuestra condición de llamados, ungidos y enviados. No existe alguien que pueda definirse como
misionero por su propia iniciativa, la dimensión vocacional del propio camino de fe nos lleva a
descubrir que, porque somos llamados a creer en Dios y abrirnos al don de su paternidad, somos
ungidos y enviados para ofrecer este don a todos. Alimentar nuestra conciencia de “enviados” nos
llevará siempre a un ejercicio de purificación que nos desinstala y ahuyenta cualquier pretensión
de superioridad, de triunfalismo o exitismo misionero. No tenemos una misión, la misión de Dios
nos tiene.
Nuestros interlocutores, son los de Jesús, los pobres. Una clave de discernimiento misionero
siempre será la vida de los pobres, no como víctimas de un sistema, sino como lugar teológico
donde Dios se hace presente, y nos exige fidelidad en el servicio por la justicia, la verdad, la
dignidad y el bien común.
Los movimientos propios de la misión de Jesús, a favor de las personas, siguen siendo los canales
de la misión que se nos confía, esto nos evita posibles interpretaciones desviadas de la misión,
que pueden tener aroma a abstracciones morales, piadosas, doctrinales. La misión al servicio
del Reino nos pide una espiritualidad de pertenencia al Santo Pueblo Fiel de Dios, que celebra,
escucha a Dios en las Escrituras y en la realidad, y sirviendo compasivamente, sin prepotencia ni
intereses ocultos, ofrece el camino de salvación y reconoce el Reinado de Dios.
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Instrumento
CAM6 DE LA MISIÓN
Para Jesús el Reino de Dios, lo que esperaba y anunciaba, es aquello que ocurre cuando reina
Dios, en lugar de otro poder cualquiera. En términos históricos, es decir, en cuanto realización
en el tiempo, significa que la paz, la justicia y el amor reinan entre los seres humanos y en la
naturaleza. El reino de Jesús, reino de justicia y servicio, busca crecer en medio de las personas
y del mundo. Jesús no huyó del mundo ni invita a nadie a huir de él. “Mi reino no es de este
mundo”, esta palabra de Jesús no debe llevarnos a despreocuparnos y evadirnos, cayendo en
una espiritualización de la evangelización, pues estamos llamados a servir en la expansión de
un Reino que no se identifica con los poderes de este mundo pero que se hace visible, tangible
en él. A eso se dedicó Jesús: testimonio y servicio. La misión no es un ejercicio de poder, el poder
crea dominación, uniformidad, produce despersonalización y sumisión. La fuerza del testimonio
y el servicio no domina, ni se impone, ni castiga, ni condena, ni excomulga, sino que acompaña y
enamora, crea libertad y unidad en la diversidad e igualdad, auténtica comunión. Claro, presentado
así, podría surgir quien señalara que es necesario no perder de vista que la misión también tiene
un contenido que debe ser presentado, y que quien pretende seguir a Jesús y llamarse cristiano
debe aceptar. Y es así, la misión no se agota en un accionar humanitario que busca resolver las
problemáticas de la convivencia social y las decisiones de orden.
El Reino de Dios es también Reino de Verdad, En Jesús se nos presenta la verdad de Dios y la
verdad del hombre, la misión al servicio del Reino no renuncia a esta verdad, mucho menos la
negocia, el testimonio misionero, incluye el testimonio de la Verdad, Cristo (Jn 14,6). La auténtica
libertad se nos da en esta verdad (Jn 8, 31 – 38). Sin embargo, será siempre necesario, alejarnos
de la tentación del legalismo, entendiéndolo como el afán de proponer el camino de fe, como
el mero cumplimiento de leyes y normas. Jesús no desautoriza la normativa moral de la fe, la
novedad en Jesús surge en la primacía del mandamiento del amor que plenifica la ley, superando la
comprensión de esta, como una mera secuencia de prohibiciones e indicaciones para convertirse
en la propuesta exigente y liberadora de vivir en fidelidad a Dios y en comunión con los hermanos.
En Jesús, esto no es solo un discurso, es su forma de vida, y nuestro seguimiento misionero pasa
por asumir la misma forma.
Manifestación del Reino: transformación social

Un rasgo propio del Reino de Dios que anuncia Jesús es su realización actual y permanente: no
anuncia una utopía sino una realidad que Él hace presente (Mt 11, 3-5) (Lc 17, 21). “Dios ha entrado
dentro de la historia humana…que ha cambiado de color y perspectiva…el mundo no se ha
acabado, sino que el viejo mundo, se ha transformado en nuevo”. Jesús se revela Él mismo como
“el mismo Dios bajo condición humana: el esperado de las naciones, el salvador del mundo.” Es
el puente entre Dios y la persona humana, participando de forma extraordinaria de una manera
de ser Dios que comparte con nosotros su decisión de ser hombre. Cuando Jesús anuncia la
inauguración de ese mundo nuevo lo hace siempre en términos de alegría y esperanza. “Es
tiempo de alegría y no de ayunos” (Lc. 2,29) Por eso Jesús se identifica con el Mesías prometido
en la historia de su pueblo: su misión es inaugurar el cumplimiento de la promesa de Dios para
con las personas y el mundo, y mostrar, con su humanidad, la dirección que dibuja el camino
hacia la felicidad plena. Siempre que Jesús nos habla del Reino, nos implica como actores
imprescindibles de su realización, porque Dios espera el asentimiento de nuestra libertad y nos
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DE LA MISIÓN CAM6
invita a sentirnos afortunados por ello: participar en la expansión del Reino de Dios, es nuestra
manera de acercarnos a Él y alcanzar la dignidad con la que hemos sido creados. Jesús anuncia
y convoca a la vez: cada anuncio es una llamada para cambiar; nos llama a la conversión como
liberación de esclavitudes y ataduras que nos paralizan (Mc, 1,15).
Una adecuada comprensión de la persona

Hasta aquí hemos insistido en la dimensión histórica del Reino de Dios, y es imposible que lo
hiciéramos de otra manera, sin embargo, el mismo Reino de Dios es mucho más que la sola
respuesta a cualquier situación de injusticia y desorden en la convivencia. El Reino de Dios
es “salvación”, así advertimos que, a fin de evitar un cierto pragmatismo social o cultural, o
someternos a una interpretación ideológica, tenemos la obligación de detenernos en la reflexión
sobre la dimensión trascendente del Reino de Dios, la salvación nos proyecta a Dios, a la Vida
Eterna, las respuestas y compromisos cristianos en el tiempo, coherentemente con el Evangelio,
superan la sola proyección histórica para alcanzar la plenitud de vida para siempre. Para abarcar
esta dimensión nos serviremos de algunas consideraciones sobre la comprensión del misterio
de la persona humana. Es decir, un breve desarrollo antropológico que incluya la trascendencia
de la que somos capaces y nos evite la tentación del inmediatismo. Simplemente enumeramos
algunos principios muy básicos.
1. Dios se revela. Nuestra comprensión de la persona humana tiene como punto de partida la
revelación de Dios uno y trino revelado en Cristo. Es decir que si deseamos conocer al ser
humano debemos recurrir a la revelación. Descubrimos quienes somos, a la luz de Jesucristo
revelador de Dios. El Concilio Vaticano II, señala que Cristo, en la revelación del Padre y de
su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le da a conocer su altísima
vocación. (cf. GS 22). En cuanto destinatario de la revelación, el ser humano es objeto de
esta. En cuanto destinatario del amor del Padre, el hombre llega a saber hasta las últimas
consecuencias quien es él mismo. En este sentido, la antropología teológica, siempre en
diálogo con la filosofía y las ciencias que aportan sus conocimientos, contempla todo eso
desde una mirada condicionante: la relación del hombre con Dios, porque consideramos que
ésta es la dimensión más profunda de nuestro ser y nos permite reconocernos como el objeto
privilegiado del amor de Dios y la única creatura de la tierra que Dios ha querido por sí misma
(GS 24), y es llamada a la comunión de vida con el mismo Dios Trinidad.
2. Lo propio de esta comprensión del ser humano, que se nos da a conocer en Jesús, es esa
relación de amor y paternidad que Dios pretende establecer con todos los humanos en Jesús,
su Hijo. Somos llamados por gracia a ser hijos, a participar en el Espíritu Santo en la relación
propia solo de Jesús, el Hijo.
3. Esta llamada y este don, presuponen nuestra libertad. Nuestra existencia nos es dada por Dios,
que nos crea para podernos llamar a la gracia de la comunión con Él. Tenemos consistencia
propia, no sin relación al Creador de quien todo nos es dado, esta consistencia propia es
necesaria para que pueda darse la llamada, que va dirigida a cada uno.
4. Estamos marcados por la experiencia del pecado. Creados por amor, no siempre respondemos
con amor, en diversa medida somos capaces de responder a Dios no solo desde la indiferencia,
sino también desde el rechazo explícito a Dios. Esta es una dimensión negativa, pues, no
debería ser, porque es destructiva del hombre mismo, sin embargo, hace parte de la existencia.
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CAM6 DE LA MISIÓN
Y no podemos obviarla, especialmente porque, en el Nuevo Testamento se nos enseña que el

amor de Dios, manifestado en Cristo, se hace perdón y misericordia, aceptación del pecador
y justificación.
5. Con su muerte y resurrección, Cristo ha vencido el pecado y la muerte. Y nuestra inserción en
Él por el bautismo es un acontecimiento decisivo en cada uno de nosotros. Por Él existimos
en la fe, la esperanza y la caridad.
6. Nuestra misma condición de creaturas comprende la vocación social, somos en relación,
capaces de solidaridad.
7. Todo el mundo que nos rodea, en el cual nos movemos y existimos, es también obra de Dios.
8. Nuestra vocación definitiva es el estado de plenitud por gracia de Dios.
9. Somos Cuerpo. Frecuentemente se escucha decir “tengo mi cuerpo”, en realidad no se trata
de tener un cuerpo como posesión sino de reconocernos cuerpo, y de hecho somos cuerpo
en cuanto que somos en el mundo; el mundo no es para nosotros una mera circunstancia
de lugar, sino un elemento constitutivo; somos en el tiempo, precisamente por ser cuerpo
estamos inmersos en la dimensión temporal de duración continua y sucesiva, esto nos lleva
a pensar en nuestra condición itinerante y peregrina en la que nos corresponde aprender,
corregir, convertirnos y arrepentirnos; somos mortales, la muerte nos desmundaniza y nos
destemporaliza, nos sustrae del ámbito temporal que nos constituye. En este sentido la
muerte indica un final para las dimensiones constitutivas de cuerpo, mundo y tiempo, lo
que nos hace pensar que debemos tomarla muy en serio; somos sexuados, es claro en la
concepción del ser humano ofrecida en los relatos de la creación, que, nos realizamos en
la polaridad complementaria del varón y de la mujer. Esta diferenciación sexual, implicada
en la corporeidad, confiere al ser humano una doble tonalidad afectiva, un doble modo de
instalación humana y de relación social correlativamente diferentes, porque en la sexualidad
del hombre se proyecta su manera de ser en el mundo; somos expresión comunicativa, por
el cuerpo nos decimos a nosotros mismos, el cuerpo es mediación de todo encuentro,
especialmente lo es el rostro, que según alguien ha dicho es el lugar en donde, por excelencia,
la naturaleza se hace porosa a la persona; somos históricos y creativos, la historicidad, como
estructura trascendental del hombre, lo abre a un compromiso dentro de la historia en la que
debe proyectar su existencia, personal y comunitariamente.
10. Somos alma. Con este concepto antropológico se expresa la singularidad del ser humano y su
apertura constitutiva a Dios, detrás está la categoría bíblica de imagen de Dios. En virtud de
nuestra naturaleza creada estamos en condición de encontrar a Dios.
La persona, es ese don y misterio que es cada uno para sí mismo y para los demás.
El Reino de Dios para Jesús es la manera en que Dios manifiesta su actuación en medio de la
historia. De esta forma, el Reino de Dios es un mensaje de fortaleza en el presente y de esperanza
en el futuro para los pobres, los hambrientos, los afligidos: para todos los desgraciados. El Reino
de Dios se traduce en actitudes de acogida con los pecadores, de respeto y reivindicación de las
mujeres estigmatizadas, en sanación de los enfermos, en liberación de los “espíritus impuros”.
Una manifestación histórica del Reino del Padre es la fraternidad entre los seres humanos.
Aceptar la salvación en Dios Padre sitúa la vida humana bajo el paradigma real de la misericordia,
que no es un sentimiento sino una actitud fundamental, la misericordia “se hace” en el día a día.
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DE LA MISIÓN CAM6
Otra consecuencia del anuncio del reino es la capacidad de ser inclusivos. Esto deriva de la
práctica del mismo Jesús que no busca la renovación de Israel por un reforzamiento de las leyes
de pureza, sino anunciando la cercanía de un Dios misericordioso. ¿Qué nos ayudaría a llegar a
esta convicción? ¿Cómo comunicar que el Reino de Dios está entre nosotros y comienza aquí y
ahora? El Reino de Dios está en el corazón humano. ¿Qué nos ayudaría a descubrirlo?
Opción preferencial por los pobres como categoría teológica

En nuestro último apartado deseamos detenernos en un tema siempre controversial, porque
asumimos, nos interpela y nos incomoda. En la misma experiencia comunitaria concreta
encontramos diferentes miradas y comprensiones. Al inicio de este capítulo hemos notado que
los interlocutores del anuncio, y podemos decir, de la vida de Jesús, son los pobres, es por esto
que nos sentimos en la obligación de detenernos en la reflexión sobre este aspecto.
En el Documento de Puebla podemos leer:
“La inmensa mayoría de nuestros hermanos siguen viviendo en situación de pobreza y aun de
miseria, que se ha agravado... (DP 1135); carecen de los más elementales bienes materiales
en contraste con la acumulación de riquezas en manos de una minoría... Los pobres, no sólo
carecen de bienes materiales, sino también en el plano de la dignidad humana carecen de una
plena participación social y política”. (Ref. DP 297) “El compromiso evangélico de la Iglesia, como
ha dicho el Papa, debe ser como el de Cristo, un compromiso con los más necesitados... Por esta
sola razón, los pobres merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral
o personal en que se encuentren” (DP 1141).
La opción por los pobres viene exigida por la situación de injusticia institucionalizada en que se
vive, según expresión de los Obispos de Puebla. Ya antes, en la Conferencia en Medellín, se había
hablado de “violencia institucionalizada” (DM 16), y el Papa Juan Pablo II en su homilía en el
Santuario de Zapopán en México (1979) se refirió a la “estructura de pecado”.
La opción preferencial se dirige al pobre en cuanto pobre, porque como dice Juan Pablo II, los
pobres son los predilectos de Dios, que envió a su Hijo pobre y constituyó su Iglesia teniendo a
la vista a la humanidad pobre y necesitada. La opción preferencial por el pobre es una actitud
obligada de cada cristiano y también del conjunto de la Iglesia.
La pura racionalidad de una ética pide hoy optar por los oprimidos aun sin referencia explícita
al Evangelio. Es incorrecto pensar que la opción por los oprimidos sólo puede fundarse en el
Evangelio, lo que ha dado lugar a que muchos pierdan la fe. Más aún, la concretización de la
opción por los pobres en un momento histórico determinado requiere, para hacerse operativa,
de las ciencias sociales y de las situaciones que se dan en cada uno de ellos. Esto conlleva el que
haya que iluminar la opción por los oprimidos con la luz y la fuerza del Evangelio,
Los Obispos continúan describiendo los rostros concretos en que se expresa “la situación de
extrema pobreza generalizada” (DP 31), de la siguiente manera: niños golpeados por la pobreza
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CAM6 DE LA MISIÓN
antes de nacer, jóvenes frustrados en zonas rurales y suburbanas, indígenas marginados y que
viven en situaciones inhumanas, campesinos sin tierra y sometidos a la explotación, obreros mal
retribuidos y privados de sus derechos, marginados y hacinados urbanos frente a la ostentación
de la riqueza, ancianos marginados y abandonados... (DP 32-39). Estos rostros concretos
expresan “la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos”, lo cual
es juzgado como “el más devastador y humillante flagelo” (DP 29). Pobreza no es mera carencia,
no es mera dificultad de dominar la vida, sino dificultad de vivir causada por otros e ignominia
añadida introducida por otros. Pobreza entonces es pecado, “clama al cielo” (DM, I Justicia), “es
contrario al plan del Creador y al honor que se merece”, (DP 28).
De igual forma, asienta la creciente diferencia entre ricos y pobres: “La verdad es que va
aumentando más y más la distancia entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen
mucho” (DP 2). Pobreza es entonces no sólo carencia de vida, no sólo injusta carencia de vida
causada por los opresores, sino que es también la negación formal y más radical de la fraternidad,
del ideal del reino de Dios. Como las raíces de la opresión son estructurales, esta pobreza, histórica
y dialéctica, se hace masiva y duradera; no es casual y exige cambios profundos de las estructuras
(DP 30). La pobreza es entonces no sólo carencia de vida, no sólo injusta carencia de vida causada
por los opresores, sino que es también la negación formal y más radical de la fraternidad. De
seguro que en nuestras experiencias de Misión nos encontraremos con los pobres. Por ende, es
importante que tomemos conciencia del porqué de la situación de los pobres a nivel mundial
y allí a donde iremos de Misión. Nos encontraremos con personas y comunidades pobres. Son
nuestros hermanos empobrecidos.
La opción preferencial por los pobres continúa estando presente en la reflexión latinoamericana
y caribeña, y la encontramos en el Documento de Aparecida en el numeral 391, ss.
III. CIERRE
Gustavo Gutiérrez (2007) nos indica cómo la vida del pobre es una situación de hambre y de
explotación, de insuficiente atención a la salud y falta de vivienda digna, de acceso difícil a la
educación escolar, de bajos salarios y desempleo, de lucha por sus derechos y represión. Pero no
es eso todo, según su autor ser pobre es también una manera de sentir, de conocer, de razonar,
de hacer amigos, de amar, de creer, de sufrir, de festejar, de orar. ¿Por qué optar por los pobres?
¿Cuál ha de ser nuestra actitud? ¿Cómo dialogar con ellos sobre los derechos humanos y
los derechos de la creación? ¿Qué nos ayudaría profundizar en nuestra preparación? ¿Cómo
abrirnos a aprender de ellos, que pequeños podemos dar para despertar su conciencia, valorar
sus esfuerzos de organización y compromiso para reclamar sus derechos, valorar su cultura?
Ellos son nuestros hermanos.
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FICHA DE TRABAJO 3 Instrumento
de Trabajo
DE LA MISIÓN CAM6
FICHA DE TRABAJO nos regaló para este Sexto Congreso Americano

EL REINO COMO HORIZONTE DE este encuentro. En los fragmentos resaltados
LA MISIÓN podemos realizar un breve momento de silencio
para profundizar en la oración. Durante o luego
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL de culminada la oración, pueden compartir
CAM6
• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: Oh Padre misericordioso,
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en anunciada en estas tierras de América
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta por tantos misioneros, con palabras y con
los confines de la tierra.» Hechos 1,8 obras;
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de
los confines de la tierra bautizados
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, para dar un nuevo impulso a nuestra acción
testigos de Cristo misionera
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor proclamando, como ellos, la alegría del
la misión ad gentes de la Iglesia, Evangelio.
caminando juntos a la escucha del Espíritu,
para ser testigos de la fe en Jesucristo en la Oh Dios,
realidad de nuestros pueblos hasta los que derramas tu Espíritu Santo para
confines de la tierra. RENOVAR LA FAZ DE LA TIERRA,
• Himno: Testigos de Cristo Vivo LASTIMADA POR LA INJUSTICIA Y EL
Cantemos juntos el coro… SUFRIMIENTO;
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan! danos fortaleza para caminar, como pueblo de
América, con la fuerza del Espíritu. Dios,
América, testigos de Cristo Vivo. en sinodalidad y escucha mutua,
hacia el próximo Congreso Misionero
II. OBJETIVO PARA ESTE TERCER Americano,
ENCUENTRO DE TRABAJO mundo.
Objetivo específico: Reflexionar acerca del
Reino de Dios como horizonte de la Misión, Oh Dios y Padre nuestro,
considerando que este es el mensaje principal que escogiste a María como modelo de
de la Persona de Jesús, a fin de que nuestra evangelización
acción misionera sea un seguimiento hacia Él, para ofrecer a Cristo a toda la humanidad;
especialmente entre los más pobres. haz que, imitando su ejemplo de entrega
y sostenidos por su cuidado maternal y
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO providente,
MISIONERO Amén.
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Instrumento
CAM6 DE LA MISIÓN
IV. TEXTO ILUMINADOR para ser testigo de la verdad”. Una verdad que
Lc 4,14-21 supera los legalismos, las falsedades el odio,
la violencia, la exclusión y toda clase de males
Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su que enajenan al ser humano de aquello que
fama corrió por toda aquella región. Enseñaba en no le permite vivir su más profunda realidad:
las sinagogas de los judíos y todos lo alababan. “hecho a su imagen y semejanza” (Gn 1, 26). Un
reino que busca liberar a las gentes de cuanto
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el las deshumaniza y las hace sufrir que responde
sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. a lo que más desean: vivir con dignidad...
Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron Siempre que Jesús nos habla del Reino, nos
el libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro implica como actores imprescindibles de su
y encontró el pasaje donde estaba escrito: realización y nos invita a sentirnos afortunados
por ello.
El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha
ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, Un Reino que reconoce en el centro a la persona
para anunciar la libertad a los cautivos, y a los humana en el que se siembra una semilla y llega
ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a hacerse tan grande que miles de pájaros vienen
a los oprimidos y proclamar el año de gracia del a cobijarse en sus ramas (Mt 13,31-32). Quien
Señor. Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió riega esta semilla es el Espíritu que derrama
al ayudante y se sentó, mientras todos los amor sobre la tierra de nuestro corazón. Un
presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó Reino en que Dios manifiesta su actuación
a decirles: «Hoy les llegan noticias de cómo se en medio de la historia. Un mensaje que da
cumplen estas palabras proféticas». fortaleza en el presente y esperanza para el
futuro sobre todo en los pobres, hambrientos,
afligidos: para todos los desgraciados. Donde
V. SÍNTESIS BREVE DEL MARCO se hace presente la opción preferencial por
TEOLÓGICO los pobres. Pobreza las más de las veces
Lo que es decisivo en el cristianismo es la ocasionada por otros; pecado, que “clama al
persona de Jesucristo. Para Jesús el Reino de cielo” (Medellín, justicia 1), “contrario al plan
Dios, es aquello que ocurre cuando reina Dios, del Creador y al honor que se merece”, (Puebla
en lugar de otro poder cualquiera. Significa 28)
que la paz, la justicia y el amor reinan entre
los seres humanos y en la naturaleza. Un De seguro que en nuestras experiencias de
reino de justicia y servicio que debe crecer enMisión nos encontraremos con los pobres. Por
medio de las personas y del mundo. La Misión ende, es importante que tomemos conciencia
comienza con esa mirada contemplativa que del porqué de la situación de los pobres a nivel
permite descubrir los signos del Reinar de Diosmundial y allí a donde iremos de Misión. Nos
presentes en el Mundo y aquello que se opone encontraremos con personas y comunidades
a este reinar. pobres. Son nuestros hermanos empobrecidos.
¿Cuál ha de ser nuestra actitud? Ellos son
Cuando Jesús indica que su reino no es de este nuestros hermanos.
mundo no lo hace para alejarnos de él sino
para descubrir que la lógica de su actuar es
diferente. Su lógica es la verdad, “he venido
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DE LA MISIÓN CAM6

1. ¿Qué lugar ocupa el tema del Reino de Dios en nuestra reflexión y acción misionera?
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2. ¿Son los pobres objeto de nuestra reflexión y acción? ¿Qué elementos reflejan esa
opción o no opción en nuestra comunidad o grupo apostólico?
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3. ¿Qué procesos de discernimiento se realizan en nuestro espacio de reflexión y acción
misionera en la que se haga presente el dinamismo del espíritu que unge y envía?
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1. ¿Qué desafíos se presentan con el tema del Reino de Dios y la opción por los pobres en
el ámbito de nuestras comunidades y de cara a la missio ad gentes?
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2. ¿Qué propuestas de reflexión y acción misionera consideramos oportunas para dar un

nuevo impulso a la misión ad gentes en nuestra Iglesia?
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DE LA MISIÓN CAM6

Bodas de Caná
«Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado
el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» (Jn.2.1-3).
El ministerio de Jesús comienza en una fiesta en la que falta el vino. El mismo Jesús compara el
Reino con un banquete de Bodas. La acción de María permite que la fiesta continúe. Pidamos a
María que interceda para que todos los hombres y mujeres pueden participar del banquete del
Reino de Dios.
Ave María
Dios te salve, María,

llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
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TEMA 4
TESTIGOS DE
CRISTO EN UN
CONTEXTO DE
DIFERENCIAS
de Trabajo
TESTIGOS DE CRISTO EN UN CONTEXTO Rumbo al
DE DIFERENCIAS CAM6
TEMA 4
TESTIGOS DE CRISTO EN UN CONTEXTO DE DIFERENCIAS
I. INICIO
En este tema deseamos proponer algunos contenidos que permitan profundizar y meditar
sobre lo que significa la invitación que se nos hace en el CAM6 a ser testigos de la persona de
Jesús en medio de un mundo caracterizado por la diversidad cultural, social, religiosa,
económica y política.
En esta experiencia del CAM6, deseamos impulsar con nuevo ardor la misión ad
gentes de la Iglesia, caminando juntos a la escucha del Espíritu, para ser testigos
de la fe en Jesucristo en la realidad de nuestros pueblos hasta los confines de la tierra.
I. DESARROLLO
Los Testigos de Cristo
Juan Bautista fue el primer testigo citado por Cristo. Él fue el precursor que había preparado el
camino para la venida del Señor en cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento (Is.
40:3-5) (Mal 3:1). Al mismo Juan Bautista se refirió Jesús cuando dijo que era el portero que
debía abrir la puerta al verdadero Pastor de las ovejas (Jn. 10:1-3). Podemos reconocer que
Juan Bautista es acogido por la misión de Dios expresada en acontecimientos y vocaciones
que forman parte del camino histórico del pueblo de Dios. En Jesús, la revelación y la misión
alcanzan su momento culminante.
Los discípulos al haber convivido tan de cerca con Jesús, y al reencontrarse con Él después
de la Resurrección, reciben de su parte el envío para ofrecer su testimonio. María Magdalena
es enviada a “ir hacia los hermanos” para anunciarles la Resurrección. Las mujeres a quienes
Jesús se les manifiesta resucitado van a comunicar a los apóstoles que lo han visto. En diversas
ocasiones Jesús Resucitado se hace presente en medio de sus discípulos: en el camino de
Emaús (Lc 24,13ss), cuando están reunidos en el cenáculo (Jn 20,19ss), junto al lago (Jn 21,1ss).
A partir de estos encuentros en la palabra de Jesús, los discípulos son ahora, acogidos por la
misma misión.
Serán los Apóstoles quienes tendrán que proclamar el Evangelio a todo el mundo, bautizar y
enseñar. Reciben, por consiguiente, el encargo de evangelizar. Así, la Iglesia toda, nacida de la
Pascua de Cristo es encausada en la misión. En el Evangelio de Lucas, encontramos en el relato
de la Ascención, a Jesús que los envía a predicar “en su nombre la conversión y el perdón de los
pecados” (Lc. 24, 47). En el testimonio de Mateo, precisamente antes de la Ascención, Jesús les
asegura a los apóstoles su permanencia junto a ellos hasta el fin del mundo (Mt. 28, 30).
También a nosotros, bautizados, nos llega esta invitación del Señor de proclamar el Evangelio
con la palabra y el testimonio de vida a través de los siglos. La Iglesia, de la cual formamos
parte por el bautismo, ofrece el testimonio de Jesús, incluso hasta dar la vida por Él.
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Instrumento
Rumbo al TESTIGOS DE CRISTO EN UN CONTEXTO
CAM6 DE DIFERENCIAS
enfrentamos a un fenómeno complejo en

Los testigos, hombres y mujeres, sí mismo que involucra diferentes factores.
experimentan la transformación de su propia No prentendemos aquí desarrollar un
vida por obra del Espíritu, son receptivos en análisis profundo de la realidad intercultural,
cuanto dispuestos y abiertos a la gracia, y reconociendo la necesidad de un constante
movidos por la misma gracia donan su propia ejercicio de observación y reflexión.
vida. Llamados a ser testigos de Jesús, Buena
Noticia para la humanidad, nos ejercitamos Nos parece oportuno recordar la constante
en el constante conocimiento del testimonio exhortación del Papa Francisco quien nos
a partir de las escrituras y la vida de las invita a estudiar “los signos de los tiempos” en
comunidades. En este sentido, conocemos la perspectiva del discernimiento evangélico.
abundantes experiencias misioneras en Esto es, la disposición a examinar la realidad
nuestro continente, donde el testimonio y la que nos rodea a la luz de los principios y el
entrega de la vida nos animan a profundizar en modo de vida que formula el Evangelio y el
el conocimiento y la gratitud por las mismas. Espíritu que lo anima (cf. FRANCISCO, Carta
En ellos, aprendemos que la coherencia entre Apostólica Misericordia et misera, 20 de
el contenido del anuncio y la forma de vida es noviembre de 2016).
la mejor expresión misionera.
La realidad de nuestro Continente
En el proceso que hemos vivido hacia el Nuestro continente americano es un
CAM610 hemos contado con el testimonio verdadero mosaico geográfico, cultural,
vivo de misioneros y misioneras en distintas social, político y económico. La variedad de
regiones del mundo que nos brindaron claves situaciones manifiesta una clara riqueza de
para entender la misión hoy en el mundo recursos no siempre distribuidos justamente.
entero. Es de desear que esta reflexión nos Al igual que en otros continentes, es
anime a buscar y conocer el testimonio de los fácilmente constatable el progresivo
mártires en cada continente. fenómeno de la urbanización que provoca una
verdadera transformación cultural y social que
Contexto de diferencias: pluriculturalidad desafía a los modelos de evangelización. En
e interculturalidad cuanto a la interrelacionalidad de personas,
La pluralidad de formas y experiencias grupos étnicos, organizaciones y estados,
culturales que conviven en la compleja trama es identificable la pluralidad que no siempre
de vida de los pueblos nos ofrece la necesidad manifiesta experiencias favorables a la
de plantearnos la pregunta sobre el cómo de dignidad de las personas: la fragmentación
la misión. El escenario intercultural favorece social, los escándalos de diferentes índoles,
el intercambio de diferentes cosmovisiones y debilitamiento de las instituciones, aumento
el desarrollo de procesos que pueden derribar de la violencia, el narcotráfico y el crimen
las barreras de comunicación, disminuir las organizado, son algunas de las experiencias
brechas sociales y económicas o de otra más fuertes. Se destaca el significativo cambio
índole. En este punto asumimos que nos en la integración de las familias, así como
el creciente fenómeno de la migración y la
10 En los Pre-Simposios y en las dos partes (virtual y presencial) acentuación de la pobreza.
del Simposio Internacional de Misionología (2022 y 2023) se
ha procurado con los testimonios vivientes de distintas expe-
riencias misioneras.
Esta mirada somera y panorámica de América
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de Trabajo
DE DIFERENCIAS CAM6
nos refleja tendencias regionales (desigualdad, Iglesia una mayor urgencia, para que todos los
violencia, impunidad, empoderamiento hombres, unidos hoy más íntimamente por
ciudadano, alternancia política, indignación y toda clase de relaciones sociales, técnicas y
organización social) pero al mismo tiempo nos culturales, consigan también la plena unidad
muestra las diferencias muy marcadas entre en Cristo».12
países, y entre regiones dentro de los mismos
países. Nuestra pertenencia a la misión nos invita
a recorrer el camino, como pueblo de Dios,
Fenómeno de la globalización abiertos al encuentro y la cooperación
La realidad y toma de conciencia de que fraterna con todos aquellos, que creyentes
somos parte de un solo planeta es cada o no, se comprometen en la transformación
vez más fuerte y evidente. El fenómeno de de toda la realidad, avanzando hacia una vida
la globalización es aquel «entramado de plena para todos.
relaciones a nivel planetario», que es «señal
de su profunda aspiración a la unidad»11. Es II. CIERRE
que estamos en un mundo globalizado. Esto
nos podría plantear algunas interrogantes Después de haber considerado la fuerza del
sobre cómo nos estamos interrelacionando testimonio, la realidad de la pluriculturalidad
a nivel económico, social y político, entre e interculturalidad, y la observación somera
otros. Las situaciones que pueden acontecer de la realidad continental y global, nos
en un lado del mundo, en una región quizás atrevemos a enfocarnos en lo que puede ser
desconocida, hoy en día, nos toca, nos afecta, una posible respuesta.
nos interpela en el otro lado del mundo.
Evolución en la comprensión y praxis
Algunos acontecimientos como la pandemia misionera: aportes de los institutos
(por el COVID-19) o la guerra de Ucrania, o misioneros
fenómenos como migraciones en diversos En el proceso hacia el VI Congreso
continentes, la búsqueda para reducir las Americano Misionero13, los Institutos
desigualdades entre países, crecimiento de de Formación Misionológica brindaron
la conciencia de la situación de la pobreza, aportes valiosos del camino a proseguir
repercusiones ante el cambio climático, nos en esta conciencia misionera de la Iglesia.
marcan y afectan fuertemente. Recogemos algunas de sus inquietudes y
retos: formar profesionalmente agentes de
Nuestra vocación al servicio del bien común pastoral, compartir proyectos y experiencias
y nuestra fidelidad a la misión nos conduce a misioneras locales que puedan ayudar a
asumir una responsable actitud “en salida”, nivel internacional, proyectos concretos que
sirviendo a aquellas causas comunes a toda surjan de los Congresos, mayor utilización del
la familia humana: «…la Iglesia es en Cristo mundo virtual para la evangelización, entre
como un sacramento o signo e instrumento otros retos.
de la íntima unión con Dios y de la unidad
de todo el género humano… Las condiciones
de estos tiempos añaden a este deber de la 12 LG 1
11 Benedicto XVI. Discurso Inaugural de Su Santidad en Apareci- 13 Simposio Internacional de Miosonología (primera parte cele-
da. 13 de mayo de 2007. brada virtualmente en noviembre 2022)
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Instrumento
CAM6 DE DIFERENCIAS
Además, recomendaban el ampliar la visión y, en consecuencia, en su testimonio están

y la toma de conciencia de la identidad llamados a vivir unas vidas marcadas por
misionera, integrar en la reflexión el aporte de el amor y a amar a sus prójimos como a sí
las disciplinas del saber, crear comunicación mismos (cf. Mateo 22,34-40; Juan 14,15).
que trascienda las fronteras, promover la 2. Imitar a Jesucristo. En todos los
solidaridad internacional y unir esfuerzos, aspectos de la vida, y especialmente en su
recursos y voluntades para enriquecer la testimonio, los cristianos están llamados
vida eclesial. Como desafíos y propuestas se a seguir el ejemplo y las enseñanzas de
destacan: Jesucristo, compartiendo su amor, dando
gloria y honor a Dios Padre en el poder del
• Ir al encuentro y acoger la realidad de la Espíritu Santo (cf. Jn 20,21-23).
Iglesia de América del Norte; 3. Virtudes cristianas. Los cristianos están
• Preparar misioneramente y llamados a comportarse con integridad,
misionológicamente un número caridad, compasión y humildad, y a vencer
significativo de agentes que puedan toda arrogancia, condescendencia y
impactar la pastoral en el Continente; desprecio (cf. Gálatas 5,22).
• Abrir más y mejores canales de 4. Actos de servicio y de justicia. Los
comunicación para conocer la realidad de cristianos están llamados a practicar la
las Iglesias hermanas; y justicia y a amar con ternura (cf. Miqueas
• Establecer planes concretos y reales de 6,8). Están también llamados a servir a
formación, que incluyan experiencias los demás y, actuando así, a reconocer a
misioneras. Cristo en el más pequeño de sus hermanas
y hermanos (cf. Mateo 25,45). Actos de
Testigos de Cristo en el diálogo servicio como proporcionar educación,
interreligioso cuidados sanitarios, atención primaria,
Consideramos oportuno en este tema y actos de justicia y de defensa pública,
recordar los principios que esbozaba son una parte integral del testimonio del
el Pontificio Consejo para el Diálogo Evangelio. Aprovecharse de situaciones de
Interreligioso14 y que pueden servir de guía en pobreza y de necesidad no tiene cabida en
la conciencia misionera: la tarea de extender del cristianismo. Los
cristianos deben denunciar y abstenerse
«En su compromiso por cumplir el mandato de recurrir a cualquier tipo de señuelo,
de Cristo de un modo apropiado, los cristianos incluyendo incentivos y recompensas
están llamados a adherirse a los siguientes financieras, en sus actos de servicio.
principios, especialmente dentro de contextos 5. Discernimiento en los ministerios de
interreligiosos. la sanación. Como parte integral de su
testimonio del Evangelio, los cristianos
1. Actuar en el amor de Dios. Los cristianos ejercen ministerios de curación. Están
creen que Dios es la fuente de todo amor llamados a ejercer el discernimiento
cuando realizan estos ministerios, en el
14 Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. El testimo- respeto absoluto de la dignidad humana y
nio cristiano en un mundo multi-religioso: recomendaciones asegurándose de que la vulnerabilidad de
de conducta (2011). En: https://www.vatican.va/roman_cu- las personas y su necesidad de curación no
ria/pontifical_councils/interelg/documents/rc_pc_interelg_
doc_20111110_testimonianza-cristiana_sp.html .
sean explotadas.
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DE DIFERENCIAS CAM6
6. Rechazo de la violencia. Los cristianos Los cristianos deben expresarse con

están llamados en su testimonio a sinceridad y respeto, deben escuchar para
rechazar toda forma de violencia, también poder conocer y comprender las creencias
psicológica o social, incluyendo el abuso y las prácticas de los otros; se les anima
de poder. También rechazan la violencia, a reconocer y apreciar lo que en ellas hay
la discriminación injusta o la represión por de verdadero y bueno. Todo comentario
parte de cualquier autoridad religiosa o o actitud crítica debería producirse en un
seglar, incluida la violación o la destrucción espíritu de respeto mutuo, cuidando de
de lugares de culto y de símbolos o textos no levantar falso testimonio sobre otras
sagrados. religiones.
7. Libertad de religión y de credo. La 11. Asegurando el discernimiento personal.
libertad religiosa que incluye el derecho Los cristianos deben reconocer que
a profesar, practicar, propagar y cambiar cambiar la propia religión es un paso
públicamente de religión se deriva de la decisivo que debe ir acompañado del
dignidad misma de la persona humana, tiempo suficiente para la reflexión y la
fundada en la creación de todos los seres preparación adecuadas, a través de un
humanos a imagen y semejanza de Dios recorrido que garantice la plena libertad
(cf. Génesis 1,26). Por tanto, todos los personal.
seres humanos son iguales en derechos y 12. Construyendo relaciones interreligiosas.
responsabilidades. Allí donde una religión Los cristianos deben seguir construyendo
se instrumentaliza por fines políticos o relaciones de respeto y confianza con las
donde tiene lugar la persecución religiosa, personas de diferentes religiones para
los cristianos están llamados a implicarse facilitar un entendimiento mutuo más
en un testimonio profético denunciando profundo, la reconciliación y la cooperación
tales cosas. para el bien común.»
8. Solidaridad y respeto mutuo.
Los cristianos están llamados a Concluimos nuestro tema con el siguiente
comprometerse a trabajar con todas reto: ¿Cómo conocer la diversidad cultural,
las personas en el respeto mutuo, social, religiosa, económica y política en
promoviendo conjuntamente la justicia, nuestra propia tierra y la influencia mundial
la paz y el bien común. La cooperación en nuestro país y en los países donde vamos
interreligiosa es una dimensión esencial de como discípulos misioneros testigos de
este compromiso. Cristo?
9. Respeto a todas las personas. Los
cristianos reconocen que el Evangelio
interpela y al mismo tiempo enriquece
las culturas. Incluso cuando el Evangelio
cuestiona ciertos aspectos de las culturas,
los cristianos están llamados a respetar a
todas las personas. Los cristianos también
están llamados a discernir los elementos
de su propia cultura que son cuestionados
por el Evangelio.
10. Renunciando a los falsos testimonios.
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CAM6 DE DIFERENCIAS
FICHA DE TRABAJO MISIONERO

TESTIGOS DE CRISTO EN UN Nos unimos a la oración que el Papa Francisco
nos regaló para este Sexto Congreso Americano
CONTEXTO DE DIFERENCIAS Misionero destacando lo que nos implica en
este encuentro. En los fragmentos resaltados
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL podemos realizar un breve momento de silencio
para profundizar en la oración. Durante o luego
CAM6 de culminada la oración, pueden compartir
• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: alguna resonancia que haya tocado su corazón.
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Oh Padre misericordioso,
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
los confines de la tierra.» Hechos 1,8 anunciada en estas tierras de América
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta por tantos misioneros, con palabras y con
los confines de la tierra obras;
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de
testigos de Cristo bautizados
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor para dar un nuevo impulso a nuestra acción
la misión ad gentes de la Iglesia, misionera
caminando juntos a la escucha del Espíritu, proclamando, como ellos, la alegría del
para ser testigos de la fe en Jesucristo en la Evangelio.
realidad de nuestros pueblos hasta los
confines de la tierra. Oh Dios,
• Himno: Testigos de Cristo Vivo que derramas tu Espíritu Santo para renovar la
Cantemos juntos el coro… faz de la tierra,
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan! lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
América, con la fuerza del Espíritu. DANOS FORTALEZA PARA CAMINAR,
América, testigos de Cristo Vivo. COMO PUEBLO DE DIOS,
EN SINODALIDAD Y ESCUCHA MUTUA,
II. OBJETIVO PARA ESTE CUARTO hacia el próximo Congreso Misionero
ENCUENTRO DE TRABAJO Americano,
Objetivo específico: Reflexionar acerca TESTIMONIANDO JUNTOS EL AMOR QUE
de la invitación que se nos hace en el Sexto VENCE AL MUNDO.
Congreso Americano Misionero a ser testigos
de la persona de Jesús en medio de un mundo Oh Dios y Padre nuestro,
caracterizado por la diversidad cultural, social, que escogiste a María como modelo de
religiosa, económica y política. evangelización
Este encuentro nos plantea la necesaria haz que, imitando su ejemplo de entrega
reflexión sobre el modo de realizar la acción y sostenidos por su cuidado maternal y
misionera. providente,
seamos siempre tus discípulos misioneros
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO Amén.
CONGRESO AMERICANO
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de Trabajo
DE DIFERENCIAS CAM6

1 Jn. ,1- 1-3
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que
contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, pues la Vida se manifestó, y
nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia
el Padre y que se nos manifestó - lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos, para que también
ustedes estén en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su
Hijo Jesucristo”.

La misión pertenece a la naturaleza misma de la Iglesia. Anunciar la Palabra de Dios y dar
testimonio al mundo es esencial para cada cristiano. A través de las escrituras descubrimos el
testimonio sobre Cristo. Este testimonio será lo que Jesús invitará a sus discípulos a compartir a
todos los confines de la tierra. En este contexto Jesús se presenta como el Testigo del Padre. Se
presenta como Misericordioso, Justo y Enviado.
Se ha mencionado anteriormente que los “confines de la tierra” se pueden entender desde el

contexto de los horizontes, fronteras y periferias. El ser testigo también implica el dialogo con
otros desde las religiones y culturas. En algunos contextos, vivir y anunciar el Evangelio es difícil,
impedido o incluso prohibido. Sin embargo, los cristianos han recibido de Cristo el mandato de
seguir dando fielmente testimonio de Él en solidaridad los unos con los otros. El misionero es
responsable de dar testimonio de Cristo y de ahí el Espíritu Santo lo envía a anunciarlo. Es por
esto por lo que el misionero debe reconocer que el Espíritu sopla donde quiere como lo descubre
san Pablo en medio del Areópago (Hechos 17, 16-34).
La invitación de ser testigo de Cristo implica también tener la capacidad de ver, leer e interpretar
los “signos de los tiempos”. La propuesta del Papa Francisco es el discernimiento evangélico.
En el numeral 154 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium dice sobre la predicación: “La
preparación de la predicación se convierte en un ejercicio de discernimiento evangélico, donde se
intenta reconocer —a la luz del Espíritu— «una llamada que Dios hace oír en una situación histórica
determinada; en ella y por medio de ella Dios llama al creyente». Esta invitación a reconocer la
voz de Dios en medio de las diferencias nos reta a no caer en la exclusión o hasta la exclusividad
sino a poder entrar en un diálogo que permite responder con un corazón misericordioso y justo
a la realidad del mundo de hoy.
Nuestro continente americano es un verdadero mosaico geográfico, cultural, social, político

y económico. La variedad de situaciones manifiesta una clara riqueza de recursos no siempre
distribuidos justamente. Al igual que en otros continentes, es fácilmente constatable el
progresivo fenómeno de la urbanización que provoca una verdadera transformación cultural y
social que desafía a los modelos de evangelización.
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CAM6 DE DIFERENCIAS
Ser testigo de Cristo implica actuar en el amor de Dios, imitando a Jesucristo desde las virtudes,
desde la caridad y la justicia. Es vivir el discernimiento desde la sanación de las heridas causadas
por la división, la violencia. Ser testigo es promover la libertad de religión y trabajar por toda
persona desde la solidaridad y el respeto para así construir relaciones que hagan presente el
Reino de Dios.

1. ¿Qué entiendes por “ser testigos” en la realidad del mundo de hoy?
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2. ¿A quién y en dónde estamos dando testimonio del Evangelio? ¿Será necesario ampliar
nuestros horizontes, fronteras y periferias?
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3. ¿Cómo hemos vivido la misión desde el diálogo interreligioso? ¿Qué retos y oportunidades
nos hemos encontrado?
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1. ¿Cuáles son los desafíos que se presentan para ser testigos de Cristo en medio del
contexto diferenciado o diverso?
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2. ¿Cuáles son las reflexiones o acciones concretas sugeridas a raíz de la reflexión

conducente de este Sexto Congreso Americano Misionero?
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Jesús da testimonio de amor, fidelidad y obediencia al Padre, así como María y Juan se mantienen
en esa misma línea testimonial ante el hijo que da la vida por la salvación del mundo. El contexto
de acción testimonial se realiza ante un mundo que ha rechazado la diferencia y que es hostil ante
lo diverso. Invocamos a María para que como ella podamos mantenernos fieles en el testimonio.
Fragmento de la oración del Papa Francisco en Evangelii gaudium #288
María: Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Amén.
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TEMA 5
DISCÍPULOS
MISIONEROS:
INICIADOS Y
ENVIADOS
Instrumento
Rumbo al DISCÍPULOS MISIONEROS:
CAM6 INICIADOS Y ENVIADOS
TEMA 5
DISCÍPULOS MISIONEROS: INICIADOS Y ENVIADOS
I. INICIO
En este tema deseamos proponer unos contenidos que permitan profundizar sobre la identidad
discipular y misionera de toda la Iglesia.
El Resucitado, en sus apariciones a los discípulos después de Pascua, les dio un único mandato:
“Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28, 19-20). Esa es la
versión de Mateo. Otros evangelistas señalan la misma tarea, pero destacan otros aspectos.
Mateo habla de “hacer discípulos” en la forma imperativa. En el texto griego más cercano al
original, este es el único verbo que aparece en este modo. Los otros tres verbos – ir, bautizar,
enseñar – son participios que acompañan al orden principal “hacer discípulos” y que describen
el modo en que se ha de llevar a cabo la misión: caminando, bautizando, enseñando. Pero el
corazón de la misión, su meta, es hacer discípulos de todas las naciones.
II. DESARROLLO
La misión no es proselitismo
Suena como un programa proselitista, pero en realidad no lo es. Para entender el mandato
misionero de Mateo, es necesario situarlo en el contexto de su Evangelio y de lo que quiere decir
con “discípulo de Jesús”. El Papa Benedicto XVI, en Aparecida (2007), afirmó que la Iglesia no crece
por proselitismo, sino por atracción. El Papa Francisco reforzó afirmando que “la comunidad de
los discípulos de Jesús nace apostólica, nace misionera, no proselitista. El Espíritu Santo la da en
salida para que no permanezca encerrada en sí misma, para que sea una extrovertida, una testigo
contagiosa de Jesús” (Audiencia general, 11/02/2023).
De hecho, si cruzamos el texto de Mt 28,19-20 con la dificultad de la primera comunidad

para acoger entre sus miembros a los no judíos, testimoniada por Lucas en los Hechos de los
Apóstoles y por Pablo en sus cartas, nos damos cuenta de que este envío misionero no puede
ser interpretado desde la perspectiva de la conquista, sino desde la perspectiva de la apertura y
la acogida de todas las personas de todas las razas, culturas y etnias en la comunidad cristiana:
nadie puede ser excluido.
Mateo busca animar a su comunidad a salir de la autocomplacencia, a no tener miedo de los

demás, a no encerrarse en sí mismos y a no tener prejuicios contra la diversidad. Los discípulos
no estaban preparados para esta tarea: para ellos las promesas mesiánicas estaban reservadas
solo para el pueblo de Israel (Hch 1,6). Poco a poco, siguiendo al Espíritu que abría caminos, sus
mentes y sus corazones, tuvieron que aprender que el Reino de Dios anunciado por Jesús estaba
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Instrumento
DISCÍPULOS MISIONEROS: Rumbo al
INICIADOS Y ENVIADOS CAM6
destinado a todos los pueblos y que la llamada a ser sus discípulos se dirigía a todos los hombres.
Todo comienza con el encuentro con Jesús

¿En qué consiste “ser discípulo” de Jesús? Para responder a esta pregunta es necesario remontar
el Evangelio, especialmente desde la catequesis bautismal del Discurso de la Montaña (Mt 5-7),
donde se describe con precisión la propuesta de Jesús y su importancia para toda la humanidad.
Todo comienza con el encuentro con Jesús que habla a nuestro corazón (DAp 154), que “nos
da un nuevo horizonte para la vida y, por tanto, una orientación decisiva” (DAp 243). Esta fue
la dinámica que encontramos ya en el relato de los primeros discípulos (cf. Jn 1,35-49). Este
encuentro se realiza concretamente a través de una persona, de un amigo, de un catequista, de
un misionero, a través de una comunidad cristiana viva que reza, celebra, testimonia, evangeliza
(DAp 256), a través del contacto con los pobres, los afligidos, los enfermos, los marginados (DAp
257), meditando la Sagrada Escritura, participando en la liturgia, acercándose a los sacramentos,
y de mil otras maneras que el Espíritu nos proporciona cautivándonos para que prestemos
atención para detener nuestra mirada, para encantarnos con algo profundo y estremecedor que
puede transformar nuestras vidas.
Seguir a Jesús es un proceso y se lleva a cabo en la misión

Les sucedió a los primeros discípulos en el mar de Galilea: eran pescadores que echaban sus
redes en el mar. Jesús pasó y dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente
dejaron sus redes, su barca y su padre, y lo siguieron (Mt 4,19-22).
El relato continúa: “Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la
Buena Noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente” (Mt 4,23) y los
discípulos lo seguían. No había seminario, ni noviciado, ni casa de formación. La misión de Jesús
es la escuela misma del discipulado. Por eso hablamos de discípulos misioneros, porque los
seguidores de Jesús aprenden “misionando”, acompañando y colaborando con Jesús en su misión
de anunciar el Reino de Dios.
Jesús propone el proyecto de un hombre nuevo al grupo que lo sigue en el camino. También para
el evangelista Lucas, este viaje histórico de Jesús de Galilea a Jerusalén se convierte en un camino
ideal, el “camino de los discípulos” que siguen fielmente a su Maestro. El grupo de discípulos
continuará este camino desde Jerusalén hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8).
La misión se presenta ante todo como un camino concreto de aprendizaje “para asumir el estilo
de vida de Jesús, sus motivaciones, para dirigir su destino y asumir su misión de hacer nuevas
todas las cosas” (DAp 131). En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco
afirma: “La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión esencialmente
se configura como comunión misionera” (EG 23).
Aprender a ser libres y pobres

A veces, sin embargo, el encuentro con Jesús no produce gran cosa. Es lo que le sucedió al joven
rico (Mc 10,17-22). Fue un encuentro intenso, profundo, donde Jesús miró al joven con amor (Mc
10,21) y le encomendó una misión: “Ve, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, y luego ven
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y sígueme”. Nótese bien: el “ve” precede al “ven”, el seguimiento viene después de la misión.
Nuestro joven, sin embargo, se fue triste, porque tenía muchas posesiones que lo ataban y le
impedían estar libre y disponible. Se encerró en sí mismo y no se abrió al riesgo de seguir a Jesús.
Para que esto suceda, el primer requisito es aprender a hacerse pobre: “Bienaventurados los pobres
de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,3), dice la primera bienaventuranza.
Dichoso el que voluntariamente se hace pobre para enriquecer a los demás, podríamos decir en
otras palabras. Es esta pobreza básica la que hace que el discípulo esté disponible para el Reino
con plena confianza y valentía. El discípulo es, por tanto, una persona libre, fiel y generosa en su
servicio a la comunidad y a los necesitados. Jesús no condena las riquezas per se: condena a los
ricos que acumulan riquezas solo para sí mismos (Mt 19,24; 6,19), así como condena la idolatría
del dinero (Mt 6,24). Ahora, si tienes, tienes que compartir, tienes que ofrecer un servicio, tienes
que dar tu vida y tus bienes.
En este sentido, hacerse pobre es el primer requisito para seguir a Jesús, que “de rico se hizo
pobre” (2Cor 8,9). Este es el paso fundamental de la iniciación cristiana que concierne al secreto
más profundo de la vida y al significado más refinado de la palabra “misión”, como lo describe el
Documento de Aparecida:
La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los

que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la
misión de comunicar vida a los demás. El Evangelio nos ayuda a descubrir que un cuidado
enfermizo de la propia vida atenta contra la calidad humana y cristiana de esa misma vida.
Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: “Quien aprecie su
vida terrena, la perderá” (Jn 12,25). Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que
la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en
definitiva la misión (DAp 360).
Este propósito no solo se aplica a los individuos. También se aplica a las comunidades y también
a la Iglesia como institución. El Concilio Vaticano II declaró que “la Iglesia, movida por el Espíritu
Santo, debe seguir el mismo camino de Cristo: el camino de la pobreza, de la obediencia, del servicio
y de la autoinmolación hasta la muerte” (AG 5).
Asumir la cruz
La pobreza de la que nos habla el Evangelio tiene un sentido de abnegación interior y exterior.
Significa hacerse efectivamente pobre, comprometerse en una vida sobria y austera, compartir
la vida de los más necesitados (GE 70), tocar con la mano la miseria humana, la carne sufriente
de los demás (EG 270), aprender a mirar la realidad desde adentro hacia afuera, desde el punto
de vista de las víctimas y de los crucificados de la historia, luchando por un mundo mejor para
todos. Vivir intensamente la vida cotidiana de la gente sencilla: “A la luz del Evangelio reconocemos
su inmensa dignidad y su valor sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos”
(DAp 398).
Pero también hay una pobreza interior que hay que aprender y que se manifiesta en la ternura y
en la mansedumbre: “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra” (Mt 5,4). Donde
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reina el orgullo y la vanidad, donde cada uno se cree con derecho a elevarse por encima de los
demás, donde hay odio y arrogancia por doquier, Jesús propone a sus discípulos adoptar otro
estilo (GE 71): despojarse del propio ego, del propio orgullo, y dar cabida a la humildad, que no
significa renunciar a la indignación, al coraje y a la profecía, sino alimentar siempre una actitud
positiva de acogida, de diálogo y de comprensión. Los mansos, dice el Evangelio, verán cumplidas
las promesas de Dios y “poseerán la tierra”. Y esto es lo que tratamos de vivir como discípulos de
Jesús, e invitamos a los demás a hacer lo mismo.
Las Escrituras no hacen apología de los pobres y la pobreza. Condenan resueltamente toda
situación de necesidad, injusticia y opresión. Jesús no enseña a soportar el mal, sino a luchar
para vencerlo. Para vencer el mal, es necesario enfrentarlo y no huir de él. El mundo ignora el
sufrimiento, escapa de situaciones dolorosas, esconde, cubre, disimula. Sin embargo, ¡la cruz
nunca puede faltar! (GE 75). “Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados”, dice la
tercera bienaventuranza. Los que se compadecen de la angustia de los demás, los que “lloran con
los que lloran” (Rom 12,15), los que tocan las heridas de los hermanos, los que “se dejan traspasar
por la aflicción y lloran en el corazón, pueden llegar a lo más profundo de la vida y ser verdaderamente
felices” (GE 76).
Enfrentando persecuciones
De esta manera, Jesús forma a sus discípulos para que participen en la vida divina, para que
participen en la misión de Dios. Las Bienaventuranzas siguen proclamando felices a los que tienen
hambre y sed de justicia, a los misericordiosos, a los puros de corazón –porque es del corazón de
donde proceden nuestras rectas intenciones –, a los que promueven la paz y, finalmente, a los
perseguidos por causa de la justicia.
No hay seguimiento de Jesús sin persecución. El Señor instruyó mucho a sus discípulos sobre las
inevitables persecuciones que les esperaban (Mt 10,17-24): porque la Buena Nueva a los pobres,
que anuncia la liberación de los presos, la recuperación de la vista de los ciegos, la liberación de los
oprimidos y un año de gracia del Señor (Lc 4,18), era una mala noticia para los ricos y poderosos.
No esperes que quien proclamó “depusieron de sus tronos a los poderosos y levantaron a los
humildes” (Lc 1,52), que alguien pueda alegrarse por ello. Por el contrario, quienes están en el
poder harán todo lo posible para reprimir esta voz y esta acción que lucha por la construcción de
una sociedad más justa y solidaria. Nadie renuncia a sus privilegios. Por lo tanto, la persecución
siempre acompañará la misión de Jesús y sus discípulos. También se convierten en un criterio de
discernimiento para el camino: si solo estamos recibiendo aplausos, algo anda mal en la acción
evangelizadora; si no estamos molestando a la gente, significa que probablemente estamos
nivelando el Evangelio hacia abajo, adaptándolo a los gustos del mundo. ¡Las aclamaciones, las
alabanzas y los cumplidos son siempre una tentación en el camino discipular!
Jesús nos invita a no renunciar nunca a la profecía, a la búsqueda de la justicia y la esperanza

para los pobres, porque “si no hay esperanza para los pobres, no habrá esperanza para nadie” (PG
67; DAp 395). El Evangelio, el mensaje de Jesús, llama continuamente a cada sociedad, a cada
historia y a cada cultura, a una conversión desde dentro (EN 19), aunque siempre busque un
diálogo positivo, abierto y sin condenas.
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Llamados a brillar ponerlo en práctica, vivir sus palabras”

“Vosotros sois la luz del mundo y la sal de la (FRANCISCO, A las personas
tierra” (Mt 5,13-14), dice Jesús a sus discípulos. consagradas. Con ocasión del Año de
En realidad, la verdadera Luz es Él, solo estamos la Vida Consagrada, 2014, n. 2).
llamados a reflejar esa Luz, a recordar que
la Iglesia nunca puede brillar con luz propia. “Cuando la Palabra de Dios entra
Cuando la Iglesia pretende brillar con luz en la vida de las personas, se inician
propia, se vuelve mundana, pierde su referencia procesos de conversión personal,
y se vuelve autorreferencial. De hecho, la comunitaria y pastoral, que las llevan
Constitución dogmática sobre la Iglesia del a ser testigos valientes que anuncian
Concilio Vaticano II comienza exactamente así: lo que el Señor ha realizado en sus
“Siendo Cristo luz de las naciones ...” (LG 1). vidas (cf. Mc 5,19). Así como es propio
que el encuentro con Jesucristo vivo se
Sea como fuere, los discípulos de Jesús están convierta en una llamada a la misión,
llamados a resplandecer, “para que el pueblo, la vida transformada se convierte en
viendo vuestras buenas obras, glorifique al Padre mensaje” (CONFERENCIA NACIONAL
que está en los cielos” (Mt 5,16). Este brillo DE OBISPOS DE BRASIL, Discípulos
proviene de una conducta: el discipulado no y Siervos de la Palabra de Dios en la
es más que una propuesta de vida de quien no Misión de la Iglesia, 2012, n. 60).
dice “¡Señor, Señor!”, sino de quien practica la
voluntad del Padre (Mt 7,21). El discípulo de Cinco pasos
Jesús es fundamentalmente un practicante de Este aprendizaje avanza por cinco escalones
la Palabra. Es en esta Palabra donde la iniciación en la montaña de las Bienaventuranzas,
cristiana busca forjar una identidad particular produciendo una cadencia por el estribillo:
sobre la base de “un aprendizaje gradual en “han oído que se dijo a los antepasados ... pero
el conocimiento, el amor y el seguimiento de yo les digo”:
Cristo” (DAp 291). Por eso, “es necesario abrir
el corazón para hacer de la Palabra alimento 1. “No matarás”, pero también humillar y
que, entrando por la mente, toca el corazón, ofender al hermano es lo mismo que matar
alimenta el espíritu, transforma la vida y es (Mt 5,21-26): los discípulos están llamados
criterio de experiencia comunitaria y de acción a vivir una fraternidad radical hacia todos
misionera” (Directrices Generales para la Acción los hombres, en cuanto que todos somos
Evangelizadora de la Iglesia en Brasil 2019-2023, hijos e hijas del mismo Padre, íntima y
n. 148). consanguíneamente hermanos y hermanas
de la misma familia. Esta es la cosmovisión
Para que el discípulo brille verdaderamente con según el Evangelio.
la luz de Cristo, debe responderse a sí mismo: 2. “No cometerás adulterio”, pero tampoco
mirarás al otro o a la otra con una mirada
“Si, y cómo, nos dejamos interpelar de acoso (Mt 5,27-32; 6,22-23): desarrollar
por el Evangelio; si este es realmente una capacidad de relación humana que
el vademécum para la vida cotidiana garantice el respeto más absoluto por el
y para las opciones que estamos otro, en el dominio de los propios impulsos,
llamados a tomar. No basta leerlo, no en la responsabilidad por la fidelidad y en el
es suficiente meditarlo. Jesús nos pide celo por la dignidad de los demás.
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Instrumento
3. “No perjurarás...”: no jures nada (Mt 5,33-37). Comprométete a decir solo la verdad y nada
más, con una comunicación abierta, honesta y sincera, sin disimulos ni intrigas, para construir
relaciones de confianza, porque si hay necesidad de “jurar”, esto indica que hay desconfianza.
4. “Ojo por ojo...”: no respondas al mal de ninguna manera (Mt 5,38-42). El discípulo está
llamado a pasar de relaciones de reciprocidad (“ojo por ojo, diente por diente”) a relaciones de
gratuidad que no sean violentas, no vengativas, no interesadas. Este es uno de los requisitos
más característicos del discipulado misionero.
5. “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”: pero yo te digo: “amad a vuestros enemigos”
(Mt 5,43-48). Vivir la universalidad en el amor sin odio, sin prejuicios y sin límites lleva al
discípulo a ser como el Padre: “Porque si amas solo a los que te aman... ¿Qué haces que sea
extraordinario? Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt
5, 46-48).
Enviados a hacer discípulas las naciones

Con este último paso nos situamos en la cima del monte de Galilea, desde donde el Resucitado
envía a sus discípulos al encuentro de todos los pueblos (Mt 28,16). La vivencia de estos cinco
preceptos fundamentales – fraternidad, humanidad, verdad, gratuidad, universalidad – configura
al discípulo de Jesús, así como proyecta el camino de la vida plena para todos los pueblos: el
mandato de “hacer discípulos a todas las naciones” es, en efecto, una invitación a cada persona a
emprender junto con la Iglesia la ascensión al monte de las Bienaventuranzas.
Es un camino en el Espíritu que modela, eleva y abre relaciones basadas en la misericordia, la

ternura y el perdón; es una ascesis que hace profunda y plenamente humana la vida, esencia
del Reino de Dios; es también un umbral donde se juega la salvación o la condena del mundo, la
plenitud o el fracaso de la existencia de los individuos y de las sociedades (Mt 25,31-46).
“Jesucristo es la plenitud que eleva la condición humana a la condición divina para su gloria” (DAp
355), y también él “quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4).
III. CIERRE
Salir nunca fue fácil
Este es el proyecto de vida para el que los discípulos de Jesús fueron enviados al mundo. Sin
embargo, les tomó un tiempo entender y salir de su zona de confort. Como hemos dicho, el
discipulado misionero es un proceso de aprendizaje. Para la primera comunidad no fue diferente:
su viaje desde Jerusalén hasta los confines de la tierra fue vacilante, dramático y, al mismo tiempo,
fascinante. Tuvieron que aprender a enfrentarse a muchos retos, porque no estaban preparados
para esta tarea.
En primer lugar, aún no habían entendido la propuesta de Jesús cuando el Señor, en una de sus
apariciones después de la Pascua, les habló del Reino de Dios durante cuarenta días (Hch 1,3). En
aquella ocasión, le preguntaron: “¿Es ahora el tiempo en que restaurarás el reinado de Israel?”
(Hch 1,6). A su entender, el objetivo de la misión era la restauración política del Reino de Israel,
un pueblo reconstituido y renovado en su totalidad, donde no había lugar para los no judíos. El
libro de los Hechos de los Apóstoles muestra cómo tuvieron que abandonar esta perspectiva
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Instrumento
cuando el Espíritu los empujó fuera de Jerusalén los paganos (Mt 8,10; 15,21-28). Sin embargo, la
hacia los samaritanos, los temerosos de Dios, y vacilación de la comunidad apostólica a la hora
finalmente los paganos. de dirigirse a las naciones delataba el hecho de
que no estaba suficientemente preparada para
En la casa de Cornelio, un piadoso y temeroso esta tarea.
centurión romano pagano que fue agraciado
por una visión del Ángel del Señor (Hch 10,2-3), La misión como acción del Espíritu
Pedro finalmente tuvo que admitir que “Dios El evangelista Lucas atribuye este desarrollo
no hace acepción de personas” (Hch 10,34). misionero a la acción del Espíritu. Fue el Espíritu
Pero la mayor sorpresa fue cuando el Espíritu quien empujó literalmente a la comunidad
descendió de repente sobre el anfitrión y toda hacia fuera: no fue una iniciativa espontánea, ni
su familia, dejando atónitos a los judíos que nació de un plan de expansión o proselitismo,
acompañaban a Pedro, porque los paganos sino que surgió de una actitud de escucha,
eran tan merecedores de la gracia de Dios docilidad y percepción de la irrupción de Dios
como los judíos: “¿Podemos negar el agua del en medio de los demás, que generó apertura,
bautismo a estas personas que han recibido el reconocimiento y aceptación por parte de los
Espíritu Santo, de la misma manera que nosotros discípulos de Jesús.
lo hemos recibido?” (Hch 10,47).
La Iglesia nace aquí como algo distinto de
Cambio de mentalidad cualquier movimiento judío de la época. La
Este es el momento del gran viraje: comprender Iglesia nace históricamente como algo nuevo
que los “otros”– los pobres considerados y original cuando acoge a los demás y realiza
“pecadores”, los samaritanos considerados y asume la misión de anunciar el Evangelio
“impuros”, los temerosos de Dios considerados fuera de su entorno sociocultural. En efecto,
“impedidos”, los paganos considerados después de que algunos discípulos anunciaran
“idólatras” – también podían ser contemplados el Evangelio no sólo a los judíos, sino también
en las promesas de Dios a su pueblo, sin a los griegos, “la mano del Señor estaba con
convertirse al judaísmo. A nosotros hoy en día, ellos, de modo que un gran número creyó y
esto nos parece bastante natural. Pero para los se convirtió al Señor” (Hch 11,20-21). A partir
judíos del primer siglo – y los apóstoles eran de esta audacia, se formó en Antioquía una
todos judíos observantes – esto implicó un comunidad intercultural entre judíos y griegos.
cambio radical de mentalidad, que consistió en Fue allí donde los discípulos recibieron por
renunciar a las dimensiones más sagradas de primera vez el nombre de “cristianos” (Hch
su propia tradición. 11,26).
El Evangelio de Mateo se escribió después
Una misión a las naciones no fue emprendida de que hubieran tenido lugar todos estos
por Jesús en su ministerio antes de su pasión. acontecimientos. Su propósito era invitar a una
No dio ninguna indicación sobre cómo llevar comunidad que aún se resistía a la acción del
a cabo esta misión ad gentes. Ciertamente, Espíritu, a abrirse y salir en misión a todas las
sin embargo, formó a sus discípulos en una naciones: porque ésta es la marca característica
conciencia misionera basada en el anuncio del de la Iglesia, intercultural, abierta a todos, sin
Reino de Dios y en la compasión por todos los excluir a nadie.
pobres (Lc 4,26; 6,20), los pecadores (Jn 8,11),
los enfermos (Mt 11,5), las prostitutas (Lc 7,37),
los excluidos (Mc 1,41), los enemigos (Mt 5,44),
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Instrumento
FICHA DE TRABAJO Misionero destacando lo que nos implica en

este encuentro. En los fragmentos resaltados
DISCÍPULOS MISIONEROS: podemos realizar un breve momento de silencio
INICIADOS Y ENVIADOS para profundizar en la oración. Durante o luego
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL alguna resonancia que haya tocado su corazón.
CAM6 Oh Padre misericordioso,
• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que anunciada en estas tierras de América
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en por tantos misioneros, con palabras y con
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta obras;
los confines de la tierra.» Hechos 1,8 AYÚDANOS A REDESCUBRIR NUESTRA
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta VOCACIÓN DE BAUTIZADOS
los confines de la tierra PARA DAR UN NUEVO IMPULSO A
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, NUESTRA ACCIÓN MISIONERA
testigos de Cristo proclamando, como ellos, la alegría del
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor Evangelio.
la misión ad gentes de la Iglesia,
caminando juntos a la escucha del Espíritu, Oh Dios,
para ser testigos de la fe en Jesucristo en la que derramas tu Espíritu Santo para renovar la
realidad de nuestros pueblos hasta los faz de la tierra,
confines de la tierra. lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
• Himno: Testigos de Cristo Vivo danos fortaleza para caminar, como pueblo de
Cantemos juntos el coro… Dios,
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan! en sinodalidad y escucha mutua,
América, con la fuerza del Espíritu. hacia el próximo Congreso Misionero
América, testigos de Cristo Vivo. Americano,
II. OBJETIVO PARA ESTE QUINTO mundo.
ENCUENTRO DE TRABAJO Oh Dios y Padre nuestro,
Objetivo específico: Redescubrir el llamado que escogiste a María como modelo de
de cada bautizado a un encuentro personal evangelización
con Jesús, a ser discípulo, interpelado, iniciado para OFRECER A CRISTO A TODA LA
y enviado por Jesús a ser testigo de la Buena HUMANIDAD;
Nueva en su contexto específico. haz que, imitando su ejemplo de entrega
y sostenidos por su cuidado maternal y
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO providente,
MISIONERO Amén.
nos regaló para este Sexto Congreso Americano
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Instrumento

Les sucedió a los primeros discípulos en el mar de Galilea: eran pescadores que echaban sus redes
en el mar. Jesús pasó y dijo: Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Inmediatamente
dejaron sus redes, su barca y su padre, y lo siguieron (Mt 4, 19-22).
Mt 5, 1-16 - Iniciados y enviados: Las bienaventuranzas
Mt 28,19 -20 - Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo y ensenándoles a guardar todo lo que les he mandado.

En la base de todo llamado, de toda vocación hay una primera etapa de la cual no podemos
prescindir: El encuentro personal con Dios en la Persona de Jesús. Es precisamente a partir de
este encuentro donde se desencadena un proceso de conocimiento, formación y llamado al
seguimiento desde una misión específica en la vida de cada bautizado.
Ser discípulo de Jesús no consiste únicamente en decir: ¡Sí, aquí estoy! Es entrar en un proceso de
acompañamiento personal y comunitario que nos llevará a un cambio interior, a una conversión
y a vivir de manera determinada las bienaventuranzas, la libertad y la aceptación de la cruz. Un
proceso que no estará libre de persecución. No hay seguimiento de Jesús sin persecución. El
Señor instruyó mucho a sus discípulos sobre las inevitables persecuciones que les esperaban (Mt
10, 17-24) El sabía que la opción por los pequeños, los pobres y oprimidos, no sería bien recibida
por parte de los ricos, los grandes y poderosos.
El encuentro con Jesús

¿En qué consiste “ser discípulo” de Jesús? Para responder a esta pregunta es necesario remontar
el Evangelio, especialmente desde la catequesis bautismal del Discurso de la Montaña (Mt 5-7),
donde se describe con precisión la propuesta de Jesús y su importancia para toda la humanidad.
Todo comienza con el encuentro con Jesús que habla a nuestro corazón (DAp 154), que “nos
da un nuevo horizonte para la vida y, por tanto, una orientación decisiva” (DAp 243). Esta fue
la dinámica que encontramos ya en el relato de los primeros discípulos (cf. Jn 1,35-49). Este
encuentro se realiza concretamente a través de una persona, de un amigo, de un catequista, de
un misionero, a través de una comunidad cristiana viva que reza, celebra, testimonia, evangeliza
(DAp 256), a través del contacto con los pobres, los afligidos, los enfermos, los marginados (DAp
257), meditando la Sagrada Escritura, participando en la liturgia, acercándose a los sacramentos,
y de mil otras maneras que el Espíritu nos proporciona cautivándonos para que prestemos
atención. para detener nuestra mirada, para encantarnos con algo profundo y sobrecogedor que
puede transformar nuestras vidas.
Seguir a Jesús es un proceso y se lleva a cabo en la misión

Les sucedió a los primeros discípulos en el mar de Galilea: eran pescadores que echaban sus redes
en el mar. Jesús pasó y dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Ellos, inmediatamente
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Instrumento
dejaron sus redes, su barca y su padre, y lo siguieron (Mt 4,19-22). El relato continúa: “Jesús recorría
toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando todas
las enfermedades y dolencias de la gente” (Mt 4,23) y los discípulos lo seguían. No hay seminario,
ni noviciado, ni casa de formación. La misión de Jesús es la escuela misma del discipulado. Por
eso hablamos de discípulos misioneros, porque los seguidores de Jesús aprenden “misionando”,
acompañando y colaborando con Jesús en su misión de anunciar el Reino de Dios.
Aprender a ser libres y pobres

A veces, sin embargo, el encuentro con Jesús no produce gran cosa. Es lo que le sucedió al joven
rico (Mc 10,17-22). Fue un encuentro intenso, profundo, donde Jesús miró al joven con amor (Mc
10,21) y le encomendó una misión: “Ve, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, y luego ven y
sígueme”. Nótese bien: el “ve” precede al “ven”, el seguimiento viene después de la misión.
Nuestro joven, sin embargo, se fue triste, porque tenía muchas posesiones que lo ataban y le
impedían estar libre y disponible. Se encerró en sí mismo y no se abrió al riesgo de seguir a Jesús.
Para que esto suceda, el primer requisito es aprender a hacerse pobre: “Bienaventurados los pobres
de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,3), dice la primera bienaventuranza.
Dichoso el que voluntariamente se hace pobre para enriquecer a los demás, podríamos decir en
otras palabras. Es esta pobreza básica la que hace que el discípulo esté disponible para el Reino
con plena confianza y valentía. El discípulo es, por tanto, una persona libre, fiel y generosa en su
servicio a la comunidad y a los necesitados. Jesús no condena las riquezas per se: condena a los
ricos que acumulan riquezas solo para sí mismos (Mt 19,24; 6,19), así como condena la idolatría
del dinero (Mt 6,24). Ahora, si tienes, tienes que compartir, tienes que ofrecer un servicio, tienes
que dar tu vida y tus bienes.
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1. ¿Qué significa para mi el dejarme encontrar por Jesús, comprometerme y comenzar a
vivir su misión?
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2. A la luz del evangelio y de nuestra experiencia personal y comunitaria, ¿cómo se forman

nuevos discípulos?
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3. ¿A qué nos invita concretamente el Papa Francisco cuando nos habla de una Iglesia “en
salida” y de “periferias”?
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1. ¿Cuáles desafíos debemos superar para poder vivir una experiencia de iniciación cristiana
misionera?
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2. ¿Cuáles propuestas presentamos para vivir la misión ad gentes desde la identidad de

los discípulos-misioneros?
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La Visitación de María a su prima Santa Isabel (2º Misterio Gozoso)
María al sentirse interpelada por Dios, se deja transformar totalmente por la obra del Espíritu y
asume su vocación de Madre del Salvador. Algo tan grande que no lo guarda solo para ella, con
gozo, aunque con sacrificio y dificultad sale al encuentro del otro, sale al encuentro de su prima
Isabel, convirtiéndose así en la primera misionera que no solo lleva en su vientre al Hijo de Dios,
sino que entra en movimiento y sale al encuentro del otro.
Salmo desde el sí de María
María, Madre del sí,

tu ejemplo me admira.
Me admira porque arriesgaste tu vida;
me admira porque no miraste a tus intereses
sino a los del resto del mundo;
me admira y me das ejemplo de entrega a Dios.
Yo quisiera, Madre, tomar tu ejemplo,

y entregarme a la voluntad de Dios como tú.
Yo quisiera, Madre, seguir tus pasos,
y a través de ellos acercarme a tu Hijo.
Yo quisiera, Madre, tener tu generosidad y entrega
para no decir nunca «no» a Dios.
Yo quisiera, Madre tener tu amor
para ser siempre fiel a tu Hijo.
Madre del sí,
pide a tu Hijo por mí, para que me dé tu valentía.
Pide a tu Hijo por mí, para que me conceda
un corazón enamorado de él.
Pide a tu Hijo por mí, para que me dé
la gracia necesaria para entregarme y no fallarle nunca.
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TEMA 6
DE AMÉRICA
HACIA EL
MUNDO Y
DEL MUNDO
HACIA
AMÉRICA
Instrumento
Rumbo al DE AMÉRICA HACIA EL MUNDO Y DEL
CAM6 MUNDO HACIA AMÉRICA
TEMA 6
DE AMÉRICA AL MUNDO Y DEL MUNDO A AMÉRICA
I. INICIO
En este tema deseamos proponer unos contenidos que permitan profundizar sobre la dimensión
universal de la Iglesia misionera en términos de cooperación.
La misión corresponde a la identidad más profunda de la Iglesia, en cuanto está llamada a

participar en la vida divina de un Dios que es misión. En efecto, Dios es así: sale de sí mismo, su
amor no se contiene, su amor se desborda, sale al encuentro de todos para que todos puedan vivir
la vida en plenitud. La Iglesia coopera con la misión de Dios: “En cualquier forma de evangelización
el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza
de su Espíritu” (EG 12).
II. DESARROLLO
Hasta los confines de la tierra
De esta llamada, ¿cómo resuenan hoy en nosotros estas palabras de los Hechos de los Apóstoles:
“Vosotros seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y Samaria hasta los confines de la tierra”
(Hch 1,8)? El mundo globalizado contemporáneo parece haber borrado todas las fronteras al
interconectarnos a través de los mercados, las comunicaciones y las tecnologías: ¿dónde están
los confines de la tierra en el mundo actual? Retomamos algunos aspectos abordados en el
tema “Evangelizadores con espíritu hasta los confines del mundo”.
Las periferias
El Papa Francisco nos señala una pista cuando nos habla de las “periferias existenciales”: los
lugares de lucha por la vida, la exclusión, la marginación, la precariedad, la transgresión, la
informalidad, la violencia, como la Galilea donde vivió Jesús, y donde hoy viven las víctimas y
sobrevivientes de “un sistema social y económico que es injusto en su raíz” (EG 59).
La misión, ayer como hoy, necesita situarse proféticamente en estos contextos. Hablar de misión
es hablar también, y esencialmente, de territorios, de contextos, de lugares en los márgenes de
un sistema, donde la Iglesia experimenta un desplazamiento fundamental en su percepción del
mundo y un compromiso evangélico con un proyecto de mundo global más justo y solidario.
Las fronteras
Más allá de las periferias están las fronteras. Las fronteras ya no son márgenes, sino límites entre
un territorio y otro, umbrales entre dos identidades, dos pueblos, dos culturas. Aunque vivimos
en un mundo sin fronteras, para los pobres estas fronteras representan vallas infranqueables.
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Instrumento
DE AMÉRICA HACIA EL MUNDO Y DEL Rumbo al
MUNDO HACIA AMÉRICA CAM6
Las fronteras son reales y crueles para millones de migrantes y refugiados, pero también son
simbólicas e imaginarias para millones de otros excluidos: se erigen vallas (in)visibles para separar
clases sociales, segmentos ideológicos, grupos de interés, culturas, razas, géneros, generaciones
y todo tipo de fragmentación y diferencia.
Pero también es cierto que estas vallas verticales, una vez derribadas, pueden convertirse en
puentes: las fronteras se convierten así en un lugar de comunicación y reciprocidad, un pasaje
para ir y venir y construir nuevos vínculos y nuevas relaciones.
Los confines
Los confines mismos van más allá de las periferias y las fronteras: no están dentro de los
perímetros, ni en las líneas divisorias, sino más allá de los horizontes que conocemos. Los confines
nos impulsan a entrar como peregrinos en las casas de los demás.
Para los discípulos misioneros, “nada humano puede parecerles extraño” (DAp 380). Este
impulso nos impulsa a salir de nuestros mundos, no por un deseo de conquista, ni por un capricho
aventurero, sino por el más simple espíritu de servicio a la vida.
El Espíritu de Cristo hace nacer un “corazón sin fronteras, capaz de superar las distancias de
origen, nacionalidad, color o religión” (FT 3), capaz de abandonar “todo deseo de dominio sobre
los demás” (FT 4) y de soñar juntos “como una sola humanidad, como caminantes de la misma
carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de
su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, pero fratelli tutti” (FT 8).
La misión hoy
Nuestra tradición eclesial nos ofrece elementos muy ricos que nos ayudan a afrontar una misión
hasta los confines de la tierra en términos proféticos de inserción, anuncio, testimonio, opción
por los pobres, liberación, inculturación, diálogo, participación y servicio al Reino de la Vida. El
“cómo” vamos a los extremos, a las fronteras, a las periferias, concierne a la calidad evangélica de
nuestra misión, a su coherencia en términos de capacidades y competencias, y a las motivaciones
más profundas de nuestra fe.
Ad Gentes: ir a los pueblos

En primer lugar, hay que salir e ir: ¡ponerse en camino sin demora y sin vacilar (Mt 4,21-23)! No
hay encuentro con los pobres y con los demás si no hay acercamiento, si la Iglesia misionera no
corre el riesgo de “tomar la iniciativa sin miedo, de salir al encuentro” (EG 24). Este “salir hacia
los demás” (EG 46), este “ad” gentes, “no tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los
pobres y a los enfermos, a los que a menudo son despreciados y olvidados” (EG 48), es crucial para
que el Reino se realice en la transformación de una sociedad más humana.
La misión es esta: no podemos esperar a que la gente venga a nosotros, tenemos que salir a su
encuentro y anunciarles la Buena Nueva allí donde están. Este principio parece casi obvio. Sin
embargo, en la práctica, la Iglesia siempre ha tenido la tentación de esperar a que la gente acuda
a ella, enviando a sus delegados a convocar a estas personas, sin involucrarse en un movimiento
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Instrumento
de salida e insertarse en las situaciones que quería evangelizar.
Inter gentes: encuentro entre los pueblos

Después del acercamiento, el segundo reto es hacer que el encuentro se lleve a cabo: este
encuentro es siempre una gran experiencia de aprendizaje. La misión como aprendizaje nace de la
convicción de que el anuncio del Evangelio se realiza en reciprocidad con nuestros interlocutores,
porque la gracia de Dios actúa también en ellos. No sabemos todo sobre el misterio de Dios, y el
mensaje de Jesús es siempre algo que está por debajo de nuestra comprensión. El papel de cada
interlocutor en el contexto del diálogo misionero implica la circularidad de la comunicación,
la acogida, el discernimiento, el testimonio, la alabanza, donde todos los sujetos implicados
aprenden y se evangelizan a partir de las experiencias de vida de cada uno.
Nuestras iglesias necesitan ir a las fronteras de su conocimiento, de su comprensión, de sus

certezas, de su modo de ser, y buscar nuevas formas de evangelizarse a sí mismas y a los demás:
“Cada vez que nos encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para
descubrir algo nuevo de Dios” (EG 272).
El Documento “Diálogo y Anuncio” del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y la

Congregación para la Evangelización de los Pueblos (1991) afirma lo siguiente:
“La plenitud de la verdad recibida en Jesucristo no da a los cristianos individuales la

seguridad de que han asimilado plenamente esa verdad. En última instancia, la verdad
no es algo que poseemos, sino una persona por la cual debemos dejarnos poseer. Es, por
tanto, un proceso sin fin. Manteniendo intacta su identidad, los cristianos deben estar
dispuestos a aprender y recibir de los demás y a través de ellos los valores positivos de sus
tradiciones” (DA 49).
Cum gentibus: habitar con los pueblos

Después del acercamiento y el encuentro, la misión nos llama a habitar los confines. Habitar
significa más que quedarse: significa tejer lazos de pertenencia, sentipensar desde el terreno del
otro, corazonar con la realidad del otro, vivir intensamente la vida cotidiana del otro, prestar
algún tipo de servicio al otro. En otras palabras, dejar que los confines habiten en nosotros.
Habitar significa también sumergirnos, tocar con la mano el desencanto, las divisiones, los
conflictos y las laceraciones producidas por la diáspora fronteriza, enraizada en la historia, en el
cuerpo y en la vida cotidiana de las mujeres maltratadas, de los migrantes desposeídos, de los
trabajadores explotados, de los ancianos desasistidos, de los jóvenes desesperanzados, de las
familias sin hogar, de millones de personas agraviadas por razones de género, raza, etnia, clase
social que viven en la carne la violencia colonial.
Por eso, los confines, así como las fronteras y las periferias, no son un lugar fácil para vivir, porque
en estos extremos los enviados por Jesús están llamados penitencialmente a descalzarse y
desaparecer, viviendo y aprendiendo a acercarse a condiciones de olvido, injusticia e inhumanidad.
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Instrumento
Omnes gentes et omnes creaturae: todos los pueblos y todas las criaturas
Una misión hasta los confines de la tierra no puede ser promovida adecuadamente sin una
conexión con una mística universal, que suscite la compasión por la humanidad en su conjunto,
por todos los pueblos y todos los seres vivos:
“El mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones. (...) Esto no sólo
nos invita a admirar las múltiples conexiones que existen entre las criaturas, sino que
nos lleva a descubrir una clave de nuestra propia realización. Porque la persona humana
más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale
de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas.
Así asume en su propia existencia ese dinamismo trinitario que Dios ha impreso en ella
desde su creación. Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de
la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad” (LS 240).
No se trata de promover un falso universalismo abstracto, como presunto pretexto para

homogeneizar, nivelar y dominar (cf. FT 100). El fundamento de esta mística universal es
simplemente lo humano y lo cósmico: “darse cuenta de cuánto vale un ser humano, cuánto vale
una persona, siempre y en toda circunstancia” (FT 106), y alimentar “la conciencia de que cada
criatura refleja algo de Dios y tiene un mensaje que transmitirnos” (LS 221).
Toda misión encarnada en una realidad debe estar conectada pluriversalmente con las causas
mayores: el cuidado de la Madre Tierra, la solidaridad con otros pueblos y la integración con las
más diversas dimensiones de la vida. En este sentido, la misión busca siempre una inserción en lo
local en comunión con lo global (cf. FT 142), y una interconexión entre las dimensiones: personal,
relacional, social y cósmica (cf. LS 91, 117, 138, 240).
La Cooperación Misionera
La misión es una identidad y una acción eminentemente eclesial, nunca individual o voluntaria.
Se trata siempre de un envío comunitario y de una participación-comunión-articulación entre
diversas personas, entidades y organizaciones.
Hoy, la misión a todos los pueblos se presenta básicamente como “cooperación misionera”: una
misión pluriversal, sinodal e intereclesial en salida.
Cooperación con la misión de Dios

Dios es el primer misionero: quien renace en él se convierte en misionero. Todo bautizado, por
tanto, está llamado a entrar en esta “corriente de actividad sobrenatural” (CM 2): la misión inserta
todo nuestro ser en el misterio divino y el misterio divino, profundamente vivido, nos hace
verdaderamente misioneros.
Esto significa que el concepto de “missio Dei” quiere revelar a un Dios trinitario que está realmente
activo y efectivamente presente en la historia de la humanidad. La Iglesia no continúa la misión
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: la Iglesia coopera con la misión de Dios (cf. EG 12).
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San Pablo afirma que “somos colaboradores de Dios” (1Co 3,9), mientras que el último versículo del
Evangelio de Marcos dice: “Salieron y predicaron por todas partes, y el Señor cooperó confirmando
la Palabra con los signos que la acompañaban” (Mc 16,20). Hay una cooperación recíproca entre
Dios y nosotros, porque también Dios – decía Pablo VI – necesita misioneros, ya que evangelizar
es esencialmente contacto humano (cf. Audiencia general, 6 de agosto de 1969).
Cooperación entre las iglesias locales

La mayor novedad del Vaticano II fue la recuperación de la Iglesia local en su esencia fundamental
y en su protagonismo apostólico. En ella está “toda la Iglesia”, aunque no sea la Iglesia toda. La
Iglesia sólo existe concretamente a partir de las Iglesias locales (LG 23).
La llamada Iglesia universal no es una Iglesia por encima de las demás, ni una suma de Iglesias
locales, y menos aún la totalidad de la Iglesia, sino una comunión de Iglesias, unidas por el espíritu
de catolicidad y, por tanto, de cooperación entre ellas.
El Concilio también pone a las Iglesias locales como protagonistas de la misión, porque de hecho
la misión ad-gentes, aunque definida en su actividad característica de primer anuncio, es siempre
la tarea primaria de toda Iglesia, tanto en su contexto sociocultural (AG 20a) como fuera de
él, cooperando con otras Iglesias (cf. AG 20h; LG 23). Esto define a una Iglesia en permanente
estado de misión dentro y fuera de su territorio.
Cooperación entre interlocutores

En el pasado, las “misiones extranjeras” eran acciones planificadas por la Iglesia universal, desde
el exterior. Consistían en enviar misioneros “profesionales” de Europa a tierras paganas, con la
tarea de fundar iglesias con rostro y cultura europea.
En este sentido, la misión ad gentes fue de hecho el brazo espiritual del colonialismo. El Papa
Francisco insiste a menudo en superar la práctica misionera colonial. La misión no debe convertirse
en cómplice del robo de las almas de los pueblos (cf. FT 14). Además, la misión debe establecer
un diálogo con los “interlocutores” y no con los “destinatarios” del Evangelio.
Las líneas maestras para una auténtica misión cristiana son las siguientes: ser huéspedes
peregrinos en las casas de los otros, aprender de nuestros interlocutores, escuchar, pedir permiso,
reconocerlos como protagonistas de su camino de fe.
Cooperación sinodal
El tema de la sinodalidad – caminar juntos – está íntimamente ligado al del espíritu misionero.
Es crucial entender la misión como la base de la propuesta cristiana, donde lo esencial no es una
vida compartida entre nosotros, sino una misión asumida en común.
“Caminar juntos” es importante porque el mundo contemporáneo nos exige un testimonio de

comunión, fraternidad y diálogo, y también necesitamos asegurar una mayor eficacia en nuestras
acciones con una mayor coordinación y sinergia.
Pero no es sólo por eso: la misión está llamada en los tiempos actuales, no tanto a situarse en
el ámbito de la actividad y de las grandes obras, sino sobre todo en el ámbito de las relaciones,
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Instrumento
porque la tarea fundamental que tenemos que cumplir es abrir nuevos caminos de escucha y
cercanía, tejiendo lazos de confianza y amistad, en alianza con los diversos proyectos de vida de
los pueblos, para que todos tengan vida, y vida en abundancia.
La sinodalidad misionera es una invitación a caminar junto a todos los pueblos.
Cooperación universal
“El mundo espera de nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña un compromiso más significativo
con la misión universal en todos los Continentes. Para no caer en la trampa de encerrarnos en
nosotros mismos, debemos formarnos como discípulos misioneros sin fronteras” (DAp 376).
Cada iglesia americana debe encontrar su propio camino sin preocuparse demasiado por
compararse con otras iglesias que están más estructuradas y tienen más recursos. Sin
embargo, necesitamos encontrar estos caminos, necesitamos trabajar duro para que nuestras
comunidades cultiven profundamente ese espíritu católico que está convencido de que: “la
gracia de la renovación no puede crecer en las comunidades si cada una no expande el campo de su
caridad hasta los confines de la tierra y se preocupa tanto por los que vienen de lejos como por los
que son sus propios miembros” (AG 37).
Cooperación institucional
Ciertamente, pensar en la cooperación intereclesial a nivel mundial, mirando a las necesidades
de las Iglesias repartidas en los cinco continentes, es pensar en la necesidad de organismos de
coordinación y articulación como las Obras Misionales Pontificias. Estos organismos eclesiales
encargados de “dirigir y coordinar en todas partes las iniciativas y actividades de cooperación
misionera” (CM 3), insertos en el Pueblo de Dios, están llamados a animar a las comunidades
eclesiales hacia una corresponsabilidad con la misión universal de la Iglesia a través de la oración,
la comunión de los bienes y el envío de misioneros.
La misión en sus fronteras más desafiantes, donde la comunidad local está expuesta a muchas
dificultades, donde necesita ayudar en innumerables situaciones, donde tiene recursos mínimos
para su propia subsistencia, es siempre una carga que debe ser asumida con la comunidad más
amplia. La Iglesia, por tanto, que elige estar junto a los pobres y a los excluidos en las periferias y
en las existencias globales, necesita tener las condiciones mínimas necesarias para viabilizar su
presencia y sus servicios, garantizados por la cooperación misionera institucional.
La cooperación como proyecto de vida

Sin embargo, la contribución más significativa a esta dinámica eclesial es el envío y el compromiso
de misioneros de una Iglesia a otra. No hay nada más expresivo que el testimonio del don de la
vida.
En la tradición católica, la vida religiosa consagrada siempre ha brillado en la historia por su

dedicación misionera en las situaciones más difíciles, que exigían un alto grado de inserción e
inculturación.
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Instrumento
Hoy en día, no está excluido para todas las personas y todos los estados de vida participar en la
misión ad gentes y más allá de las fronteras, incluso por breves períodos, y así tener la oportunidad
de compartir la fe y el amor de Dios con otras personas de otros pueblos, participando en el
camino de otras Iglesias.
“Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de
ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema
de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel
sea sólo receptivo de sus acciones” (EG 120).
III. CIERRE
De América al mundo y del mundo a América
La Encíclica Redemptoris missio de Juan Pablo II insiste en la cooperación misionera como
participación intereclesial de todo el Pueblo de Dios en la misión universal de la Iglesia, derecho
y deber de todos los bautizados, promoviendo también una dinámica circular de reciprocidad,
para que la misión no sea una calle de sentido único entre un benefactor y un beneficiario:
“Cooperar en la misión no solo significa dar, sino también saber recibir. Todas las Iglesias
particulares, jóvenes y antiguas, están llamadas a dar y recibir de la misión universal, y
ninguna debe encerrarse en sí misma” (RMi 85).
Esta reciprocidad e intercambio son elementos típicos de la misión entendida como cooperación.
Pero esto significa mucho más: la misión se realiza sólo en un trabajo conjunto, eminentemente
eclesial y sinodal.
Nuestra América necesita misioneros de otros continentes, no sólo porque la misión ad gentes
y los confines de la tierra están en medio de nosotros, sino también porque la presencia de otros
nos enriquece mucho.
Nuestra América también necesita enviar sus misioneros a otros continentes, porque hay Iglesias
mucho más necesitadas que la nuestra y pueblos que merecen toda nuestra atención, nuestro
afecto y nuestra colaboración.
Esta circularidad permite que cada iglesia local no se encierre en sí misma, sino que colabore en
la realización de una comunión y sinodalidad universal efectiva, aprendiendo a trabajar juntas,
dándose a sí misma y recibiendo de los demás:
“Frente a la tentación de las comunidades de encerrarse en sí mismas – es una tentación

muy frecuente, demasiado frecuente de encerrarse en sí mismas –, preocupadas por sus
propios problemas, la tarea de las organizaciones misioneras es exhortar a la misión ad-
gentes, testimoniar proféticamente que la vida de la Iglesia y de las Iglesias es misión, y es
misión universal” (Francisco, Discurso del Santo Padre a los participantes en la Asamblea
General de las Obras Misionales Pontificias. Roma, 17 de mayo de 2013).
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Instrumento
FICHA DE TRABAJO
DE AMÉRICA HACIA EL MUNDO Y DEL MUNDO HACIA AMÉRICA
I. ELEMENTOS ORIENTADORES DEL CAM6

• Texto bíblico: Jesús dijo a sus discípulos: «Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá
sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de
la tierra.» (Hechos 1,8).
• Tema: Evangelizadores con Espíritu hasta los confines de la tierra
• Lema: América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo
• Objetivo: Impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes de la Iglesia, caminando
juntos a la escucha del Espíritu, para ser testigos de la fe en Jesucristo en la realidad
de nuestros pueblos hasta los confines de la tierra.
• Himno: Testigos de Cristo Vivo
Cantemos juntos el coro…
¡Mira cómo se aman! ¡Mira cómo caminan!
América, con la fuerza del Espíritu.
América, testigos de Cristo Vivo.
II. OBJETIVO PARA ESTE SEXTO ENCUENTRO DE TRABAJO

Objetivo específico: Profundizar sobre los nuevos paradigmas de la misión: ad gentes, inter
gentes, cum gentibus, omnes gentes et omnes creature, reconociendo al mismo tiempo que la
misión es una dinámica circular de reciprocidad.
III. ORACIÓN PARA EL SEXTO CONGRESO AMERICANO MISIONERO

Nos unimos a la oración que el Papa Francisco nos regaló para este Sexto Congreso Americano
Misionero destacando lo que nos implica en este encuentro. En los fragmentos resaltados
podemos realizar un breve momento de silencio para profundizar en la oración. Durante o luego
de culminada la oración, pueden compartir alguna resonancia que haya tocado su corazón.
Oh Padre misericordioso,
que revelaste en tu Hijo la «Buena Nueva»,
anunciada en estas tierras de América
por tantos misioneros, con palabras y con obras;
ayúdanos a redescubrir nuestra vocación de bautizados
para dar un nuevo impulso a nuestra acción misionera
proclamando, como ellos, la alegría del Evangelio.
Oh Dios,
que derramas tu Espíritu Santo para renovar la faz de la tierra,
lastimada por la injusticia y el sufrimiento;
danos fortaleza para caminar, como pueblo de Dios,
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Instrumento
hacia el próximo Congreso Misionero Americano,

testimoniando juntos el amor que vence al mundo.
Oh Dios y Padre nuestro,

que escogiste a María como modelo de evangelización
y sostenidos por su cuidado maternal y providente,
SEAMOS SIEMPRE TUS DISCÍPULOS MISIONEROS
HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA.
Amén.
«El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra» (1,8).
“Cooperar en la misión no solo significa dar, sino también saber recibir. Todas la Iglesias
particulares, jóvenes y antiguas, están llamadas a dar y recibir de la misión universal, y ninguna
debe encerrarse en sí misma” (RM 85).

“En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a
colaborar con Él, e impulsarnos con la fuerza del Espíritu” (EG12). Partiendo de esta primicia y
que la misión corresponde a la identidad más profunda de la Iglesia, en cuanto que está llamada
a participar en la vida divina de un Dios que es misión, es importante dejar resonar las palabras
de los Hechos de los Apóstoles : “Vosotros seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y
Samaria hasta los confines de la tierra”Hch1,8. En un mundo globalizado contemporáneo las
confines, las fronteras y las periferias, que aun existen para ciertos grupos marginalizados, se
debe reinterpretar estos términos. El Papa Francisco por ejemplo nos habla de la “periferias
existenciales”, esos lugares de lucha por la vida, la exclusión, la marginación, la precariedad, la
transgresión, la informalidad, la violencia, como la Galilea donde vivió Jesús, y donde hoy viven
las víctimas y sobrevivientes de “un sistema social y económico que es injusto en su raíz” (EG 59).
La misión, ayer como hoy, necesita situarse proféticamente en estos contextos, no esperando
como quizás a que la gente venga a nosotros, sino saliendo a su encuentro. Si buscamos un
poco en nuestra tradición eclesial podremos encontrar allí elementos muy ricos que nos ayudan
a afrontar ese llamado a ir hasta los confines de la tierra en términos proféticos de inserción,
anuncio, testimonio, opción por los pobres, liberación, inculturación, dialogo, participación y
servicio al Reino de la Vida.
Profundicemos un poco en los elementos que debe considerar la misión en la actualidad para
que responda a los desafíos de nuestro mundo:
Ad gentes: Ir a los pueblos
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Instrumento
En primer lugar hay que salir, ¡Ponerse en camino sin demora y sin vacilar! (Mt 4, 21-23) No puede
haber encuentro con los pobres y con los demás si no hay acercamiento, si la Iglesia misionera
no corre el riesgo de “ tomar la iniciativa sin miedo, de salir al encuentro” (EG 24).
Inter gentes: Encuentro entre los pueblos

Después del acercamiento, el reto es hacer que el encuentro se lleve a cabo, un encuentro es
siempre una gran experiencia de aprendizaje. La misión como aprendizaje nade de la convicción
de que el anuncio del Evangelio se realiza en reciprocidad con nuestros interlocutores, porque
la gracia de Dios actúa también ellos. No sabemos todo sobre el misterio de Dios y el mensaje
de Jesús es siempre algo que está por debajo de nuestra comprensión. “Cada vez que nos
encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo
de Dios” (EG 272).
Cum gentibus: Habitar con los pueblos
Después del acercamiento y el encuentro, la misión nos llama a habitar con los confines. Habitar
significa más que quedarse: tejer lazos de pertenencia, sentipensar desde el terreno del otro,
corazonar con la realidad del otro, vivir intensamente la vida cotidiana del otro. En pocas
palabras, deja que los confines habiten en nosotros.
Por eso, los confines, así como las periferias y las fronteras, no son un lugar fácil para vivir,
porque estos extremos los enviados por Jesús están llamados penitencialmente a descalzarse y
desaparecer, viviendo y aprendiendo a acercarse a condiciones de olvido, injusticia e inhumanidad.
Omnes gentes et Omnes creaturae: Todos los pueblos y todas las creaturas
Por último, una misión hasta los confines de la tierra no puede ser promovida adecuadamente
sin una conexión con una mística universal, que suscite la compasión por la humanidad en su
conjunto, por todos los pueblos y todos los seres vivos:
“El mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones. (…) Esto no sólo
nos invita a admirar las múltiples conexiones que existen entre las criaturas, sino que nos
lleva a descubrir una clave de nuestra propia realización. Porque la persona humana más
crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí
misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas… (LS
240).
Igualmente es importante resaltar que la misión es una identidad y una acción eminentemente
eclesial, nunca individual o voluntaria. Se trata siempre de un envío comunitario y de una
participación-comunión-articulación entre diversas personas, entidades y organizaciones, es
por eso que se presenta actualmente como una “cooperación misionera”, cooperación con la
misión de Dios, entre las iglesias locales, entre los interlocutores, cooperación sinodal, universal
e institucional. El Papa Francisco al respecto nos dice: “Frente a la tentación de las comunidades
de encerrarse en sí mismas, es una tentación muy frecuente, demasiado frecuente de encerrarse en
sí mismas, preocupadas por sus propios problemas, la tarea de las organizaciones misioneras es
exhortar a la misión ad gentes, testimoniar que la vida de la Iglesia y de las Iglesias es misión, y es
misión universal”.
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Instrumento

Exhortando a los discípulos a ser sus testigos, el Señor resucitado les anuncia a dónde son
enviados: “a Jerusalén, a toda Judea, a Samaría y hasta los confines de la tierra” nos dice el Papa
Francisco (cf. Hch 1,8).
Ad gentes: Ir a los pueblos

1. ¿Somos conscientes de la necesidad de la misión al interior y al exterior de nuestras
comunidades eclesiales?
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Inter gentes: Encuentro entre los pueblos

2. ¿Hemos tomado consciencia que la misión hoy no puede ser vista como un proceso de
“colonialismo” sino como una riqueza mutua que nos invita a dar y al mismo tiempo a
recibir del otro, con un carácter de reciprocidad?
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Instrumento
Cum gentibus: Habitar con los pueblos

Escuchando las noticias actuales, de guerras, inmigración, injusticia, explotación y pobreza.
3. ¿Somos conscientes de la importancia y la necesidad del anuncio de la Buena Nueva a
los pueblos y de poder “habitar” esos confines y periferias desde una inmersión total?
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1. ¿Qué desafíos encontramos para salir hacia el mundo a realizar la misión?

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2. ¿Qué propuestas podemos presentar para una animación y acción realmente ad gentes
en el mundo de hoy?
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Instrumento

El nacimiento de Jesús (3.er Misterio Gozoso)
El nacimiento de Jesús no solo representa una alegría para la familia de Nazaret, María y José,
sino que es al mismo tiempo una Buena Nueva para un pueblo oprimido, los pobres y excluidos,
que siglos atrás había sido anunciado por los profetas.
Oración a María, Reina de las Misiones
Oh, María, Reina de las Misiones,

ruega por nosotros y por todos los niños y niñas del mundo.
Ayúdanos a conocer y amar a Jesús,
Ayúdanos a seguirlo y a confiar siempre en Él.
Ayúdanos a estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas.
María, Reina de las Misiones,

te pedimos que tu Hijo Jesucristo nos guíe para ser verdaderos misioneros y misioneras,
rezando por, compartiendo con, y aprendiendo de nuestros hermanos y hermanas del mundo
entero.
Amén
Pág. 92

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Instrumento

SEXTO CONGRESO AMERICANO COORDINACIÓN GENERAL

Mons. Tomás G. González González

COMISIÓN DE TEOLOGÍA COMISIÓN DE SÍNTESIS

Rev. P. Jorge David Cardona Amaro

Sra. Lumir Figueroa Torres

Rev. P. Yoland Ouellet, OMI

Rev. P. Ricardo Elías Guillén Dávila

Rev. P. Rodrigo Hernán Zuluaga López

Presentación del Instrumento de Trabajo ................................................................... Pág. 3

Introducción al instrumento de trabajo del CAM6 Puerto Rico .............................. Pág. 9

Oración para el Sexto Congreso Americano Misionero .............................................. Pág. 11

Tema 3: El Reino de Dios como horizonte de la Misión ............................................... Pág. 40

Tema 4: Testigos de Cristo en un contexto de diferencias ........................................ Pág. 54

Tema 5: Discípulos Misioneros: Iniciados y Enviados ................................................. Pág. 65

PRESENTACIÓN DEL INSTRUMENTO DE

El presente documento que les ofrecemos

¡Ánimo! No estamos solos en este viaje.

¡Adelante, Iglesia misionera de América! ¡Adelante!

En comunión de vida y misión,

Mons. Rubén Antonio González Medina, CMF

Este Instrumentum laboris es fruto de

Soñamos con un «renovado ardor misionero» en nuestras Iglesias

Mensaje de presentación al Instrumentum Laboris

Rev. P. Jafet Peytrequín Ugalde

Presentamos este documento guía como fruto de un proceso de reflexión

Ha sido el resultado de los aportes presentados por facilitadores de

Desde Puerto Rico, deseamos animarlos a compartir sus experiencias

P. Baltazar Núñez Hernández

Que la paz del Señor esté con ustedes:

Les agradecemos por su presencia en este caminar y esperamos

Rev. P. Floyd Mercado Vidro

¡América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo!

ESQUEMA DEL INSTRUMENTO DE TRABAJO RUMBO AL CAM6 PUERTO RICO

MARCO TEOLÓGICO FICHAS DE TRABAJO

ORACIÓN PARA EL SEXTO

Oh Dios y Padre nuestro,

El envío del Hijo y del Espíritu por el Padre

Misión del Hijo

Misión del Espíritu Santo

Realizará interiormente la obra salvífica de Jesucristo

El Espíritu Santo impulsará a la Iglesia hacia su propia dilatación

En el día de Pentecostés, la Iglesia se manifiesta también públicamente delante de la multitud.

De la Missio Dei a la Missio ecclesiae: Continuidad de la misión del Hijo

Conversión pastoral y misionera de la Iglesia

Es un desplazamiento samaritano, un descentramiento eclesial como el samaritano que deja su

Iglesia, signo profético para la humanidad

Pueblo uno y único

Pueblo presente en todas las razas

Enriquece cada cultura

Llamada a congregar en la unidad

Cada una de las partes colabora con sus dones propios

Vínculo de comunión – compartir dones

Llamados a la unidad católica - paz universal

Somos signo creíble de salvación al:

misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia (cf. EG 15).

FICHA DE TRABAJO nos regaló para este Sexto Congreso Americano

IV. TEXTO ILUMINADOR :

V. SÍNTESIS BREVE DEL MARCO TEOLÓGICO