Resumen: Las Otras Islas-Antología

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“LAS OTRAS ISLAS”

Es una recopilación de obras notables por algún motivo en particular, de alguien


o algo en específico.En el contexto literario, una antología contendría una
ANTOLOGÍA
selección de textos de un autor.

“Palabras preliminares” -Edgardo Esteban


Edgardo Esteban, ex combatiente y periodista, nos recuerda en las Palabras Preliminares: “Lo que no nos puede
pasar como argentinos es olvidar. Una sociedad jamás será justa si no tiene memoria, y esa es una batalla que
exige una tarea cotidiana”

 La antología se escribe a treinta años de la Guerra de Malvinas.


 Considera que hay muchos protagonistas y personajes de Malvinas, que ayudan a reconstruir y
reflexionar.
 Para Esteban la causa Malvinas es un Justo reclamo de Soberanía
 La guerra de Malvinas fue una guerra absurda de la dictadura militar en decadencia.
 Es necesario recordar: el fervor patriótico del 2 de abril, la Plaza de Mayo cubierta de celeste y blanco.
Se aclamo a Galtieri “si quieren venir que vengan le presentaremos batalla”
 NO se acepta la derrota y su utilización política durante el gobierno de facto.
 El 14 de junio termina la guerra, incendian la Casa de Gobierno, echan a Galtieri, NO se vuelve a hablar
del tema.
 El periodo de abril a junio ha quedado grabado en la memoria de los soldados de dieciocho años. Los
hizo crecer de golpe y conocer la muerte. Los recuerdos y heridas siguen abiertas.
 Pensar la guerra es reconocer lo que vino después, estar escondidos por los superiores, la reinserción en
la sociedad.
 Se escondió el regreso, querían callarlos y generar el olvido.
 Expresar lo que sentíamos es una manera de curar heridas. El dolor, las cicatrices, las humillaciones, el
desengaño quedaron en cada uno hasta insoportable.
 La sociedad y las políticas gubernamentales fueron ajenas, distantes, parecían olvidar a los
excombatientes. Eran los Responsables del fracaso.
 El silencio los empujo al suicidio. Más de 500
 En 1999 regresa a Malvinas, encuentra las zapatillas flechas (calzado joven) que usaron durante la
guerra
 Recuerda que en el 70 se mató a los jóvenes por pensar distinto, en los 80 por mandarlos a una guerra y
en los 90 víctimas de la corrupción.
 Trasmitir a los jóvenes es una manera de resistir y ser sobrevivientes.

“La penitencia”- Marcelo Birmajer


Narrador: protagonista. Recuerda la historia que vivió su amigo Rafael cuando su hermano Lucas fue enviado a
Malvinas.
Rafael tenía 15 años, su familia era muy humilde, vivía en un departamento de dos ambientes. Su padre era
sereno, no dormía de día y se dormía en el trabajo, motivo por el que es despedido. La madre era cajera en un
supermercado, es la que sostiene a la familia. En abril de 1982, su hermano mayor, Lucas, fue enviado a
Malvinas a luchar en la guerra, se desconoce su paradero y las condiciones en que se encuentra.

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Desde la ausencia de su hijo, los padres de Rafael habían empezado a retarlo y golpearlo “por cualquier cosa”.
Lo único que parecía importarles era si llegaba alguna noticia de Lucas, pero de él no se sabía nada; los padres ni
siquiera hablaban y no soportaban que Rafael lo hiciera.
“Nuestros jóvenes llegaban a Malvinas como astronautas a la luna: sin máscara de oxígeno, ni traje para soportar
la falta de gravedad” La gente en los colectivos lloraba, mientras miraban pasar una marcha de personas que
recolectaba dinero para los jóvenes soldados argentinos.
Los padres de Rafael le habían prohibido abrir la puerta del cuarto. Pasaba las tardes enteras en silencio; se
distraía leyendo el diario “La Razón”, comenzaba por los chistes y finalmente miraba temblando las primeras
páginas dedicadas a la guerra.
Rafael estaba decidido. Quería viajar a las Malvinas para averiguar noticias de su hermano, sus padres se
enteraron y lo castigaron severamente, le prohíben hablar o golpear la puerta. Días después desobedeció la orden
de sus padres e ingreso al cuarto. Pero al entrar sus padres no estaban allí, era imposible. La cama estaba vacía y
desarreglada, el armario cerrado, el velador encendido, era un silencio fantasmagórico y sus padres no estaban.
Rafael abrió el diario que anunciaba que “la guerra había terminado”, sus padres aparecieron y la luz del velador
pareció iluminar toda la casa, no solo la habitación. En la página dos del diario había una foto en la que se veían
conscriptos, se veía a Lucas, vivo. Ese diario parecía la única carta y en la que Lucas parecía decirles que pronto
volvería a casa. Rafael piensa que su infierno ha terminado.
“El puente de arena” Liliana Bodoc
Narrador: omnisciente
El relato comienza haciendo una alusión a lo que es un cuento “retumbos y destellos de hechos ciertos.
Contamos lo que ocurrió. Otras veces, los cuentos son pedazos de sueños. Contamos para que ocurra.”
Un soldado es tomado prisionero, pertenecía al ejército derrotado, no tenía esperanza de ser rescatado y
recordaba muertos. El prisionero se encuentra preso a orillas del mar, él había vivido su vida entera cerca de la
arena. Caminó hacia el mar junto con un soldado que lo vigilaba, el soldado cantaba una canción que no entendía
pero no era de victoria. El prisionero se descalzó y corrió al mar con felicidad. Al salir se arrodilló y comenzó a
hacer un castillo. El soldado se acercó, observó la obra del prisionero y comenzó a hacer el suyo pero la marea se
llevaría todo. Los hombres se miraron en silencio. La marea arrasó sus obras y formó un puente de arena que
unió dos castillos y a dos hombres más allá de sus diferencias.
“Clase 63” Pablo De Santis
Narrador: protagonista
Esta historia recuerda la vida de un joven al que le había llegado un día sábado la carta para presentarse al
servicio militar. Dos meses antes de la guerra, en febrero de 1982.
Cuenta que ese día fue a la peluquería, de Alberto y Luigi como si en verdad nada sucediese. Tomó asiento para
cortarse el cabello, pero al pedir un corte fuera de lo común, el peluquero le pregunta por qué, y entonces él
contesta: “me llegó la carta del servicio militar. el lunes tengo que presentarme en el cuartel.”
Se creó un leve murmullo entre compasión y vago orgullo viril, para luego volver a la conversación, el tema de
siempre el futbol hasta que fue interrumpido por Luigi uno de los peluqueros, que era italiano y vivía en la
Argentina desde 1946, había llegado después de la guerra, para repetir lo que siempre decía: “ustedes no saben lo
que es el hambre. Ustedes no saben lo que es el frío. Ustedes no saben lo que es la guerra” Se produjo
nuevamente un silencio, hasta que finalmente Alberto nuevamente comienza a hablar de fútbol.

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El lunes siguiente se dirigió al cuartel, GADA 101, eran aproximadamente doscientos, la mayoría estaban
rapados, el resto pasaron por los peluqueros del ejército que eran unos soldados clase 62. Les entregan un
uniforme de combate color verde, un uniforme de fajina color marrón, un par de zapatillas flechas, un equipo de
vajilla de aluminio, les hacen elegir borceguíes, elige unos Nº 45 cuatro números más grande de los que él
calzaba. Los tratan de mala manera “¡Rápido señoritas!
Luego son trasladados a un campo en Ingeniero Maschwitz. Los separan en dos grupos, estos en pelotones de
ocho soldados cada uno. Arman las carpas de lona vieja. Entabló una amistad con Aguirre, un joven, vivía en
Flores, le gustaban los libros como a él, charlaban de libros. Aguirre le señala dos jóvenes que yacían en el suelo
boca arriba, manos y pies separados y atados con estacas.
Conoce, además, a Pedro Lanes, él había terminado la secundaria y pensaba estudiar Contador. Les dice que los
castigados eran de la Clase 62., que ellos eran reclutas y que serían soldado recién el 20 de Junio “Día de la
bandera”. Lanes les dice que el servicio militar “es parte de la vida y se pasa”. También les comenta que otros
tipos de castigos a los que no podrían escapar era cavar pozos en medio de la noche y recibir patadas.
Luego de unos días, Lanes comenta que se había anotado en un curso de cañones antiaéreos, quería conocer el
mar. Por su parte, Aguirre le dice que su padre le había aconsejado no ser voluntario de nada, no confiar en los
militares, que pasara inadvertido. Eran maltratados, insultados, pateados.
Durante un mes los habían hecho llevar el fusil desde el amanecer hasta la noche. Ese día, les cargaron veinte
balas a cada uno, marcharon una hora, con la rodilla, echados sobre el suelo. Al otro día, vuelven al campo de
tiro. Ese día, Oficiales y Suboficiales conversan desde temprano, nadie los había insultado y pateado. Habían
tomado Malvinas, les había dicho Lanes, se terminaría el entrenamiento, volverían al cuartel. Un oficial lo
confirmó. Había sensación de alegría y nervios. Silencio.
Lanes como tenía conocimiento en los cañones fue movilizado. El protagonista y Aguirre permanecieron en el
cuartel, donde se escuchaban rumores de desastres y de muertes, mientras que en los diarios y en la televisión
solo daban noticias de supuestos triunfos.
Poco tiempo después de la rendición dejaron marchar a casi todos los soldados. El protagonista de esta historia
vuelve a su vida de civil. Deja de cortarse el pelo, de afeitarse. Tiempo después, en primavera, se encuentra con
Aguirre en la calle, y esté le informa que Lanes había muerto en Puerto Argentino en un ataque inglés. Aguirre
dice que el le había dicho que no se ofreciera, que no confiara en ellos, se preguntaba ¿por qué aceptó? A lo que
se respondió: Lanes quería conocer el mar.
“Memorándum Almazán” Juan Forn
Narrador: Primera persona, protagonista recuerda lo acontecido en la Embajada de Chile y su encuentro posterior
con Aranguren.
La historia se desarrolla un año después de la Guerra de Malvinas en la Embajada de Argentina en Santiago de
Chile. y en un bar de Lima,(Perú).
Un día de primavera apareció un joven en la embajada dándole un papel a los guardias que decía: “soy
argentino/ ex combatiente en las islas/quiero ver al embajador/ no me voy a mover de acá/ hasta que no me
reciba /no quiero armar lío /solamente ofrecerle algo / pero a él en persona”. El chico no se movía de ahí,
ignoraba todo luego de unas horas, lo hicieron pasar y escribió en un papel: “¿me va a recibir el embajador? oigo
perfectamente, lo que no puedo es hablar.”
Se llamaba Almazán y necesitaba proponerle algo al embajador. El chico había perdido el habla producto de ser
un héroe de guerra, había estado en Malvinas. Estaba buscando trabajo y tenía la seguridad de que lo contratarían
en un estudio jurídico que había pedido un dactilógrafo con conocimiento de leyes en los clasificados del

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Mercurio. Sabía que con su vestimenta no tenía la menor oportunidad, por lo tanto necesitaba plata: “no estoy
mendigando nada / lo que me presten lo voy a devolver/ y dejo esto en garantía, escribió. “ y apoyó sobre el
escritorio un bruto puñal del ejército argentino, que sacó de adentro de su campera.
Aranguren decidió acompañar al chico al lugar donde le compró un traje, dos corbatas, dos camisas y un par de
zapatos. Una mañana el embajador convocó al narrador y a Aranguren a su despacho y les preguntó: “¿cómo es
posible que el chico siguiese con ese puestito de dactilógrafo siendo un verdadero héroe de guerra?”. Aranguren
dijo que no había vacantes en la embajada y además el chico parecía conforme con su trabajo, el embajador le
contestó: “nadie puede estar conforme con algo que estaba a todas luces por debajo de su categoría”, quiso saber
cuál era el procedimiento para inventar un cargo para el chico.
Un día el narrador le preguntó si alguna vez había hablado con alguien de lo que pasó allá. según él, no había
nada de qué hablar; pero después encontré un papel que me dejó sobre el escritorio al irse: “tenía tanto frío que
le metí /las manos en la herida y me/ embadurné la cara de sangre/ ¿alcanza con eso?/ ahora nada es igual/ los
días a veces son insoportables/ se extraña hasta la mierda/ que no hicieron cagar/ los putos ingleses.”
En dos semanas el chico vivía con la secretaria, Rita. Ella dijo que una noche lo escuchó susurrar algo dormido.
Llegó el cumpleaños de Rita, Aranguren estuvo ahí. El chico estaba en la cocina cuando Rita sin querer derramó
sobre él el aceite caliente, el joven gritó y con este grito quedó claro que no era mudo y también se dieron cuenta
de que era chileno. se pensó que podría ser un intruso del gobierno de Pinochet. Fueron todos engañados por este
chico que se hacía pasar por argentino y por ex combatiente de la Guerra de Malvinas, todo para conseguir
trabajo.
El embajador citó a una reunión al narrador y a Aranguren. Les dijo que no podía arriesgar las carreras de todos
por un error que, sin duda, había correspondido a Aranguren. no haría falta otra explicación que las proverbiales
“razones impostergables de salud” para justificar la renuncia. El embajador podía garantizar que el verdadero
desenlace del asunto no se conocería jamás fuera de la embajada. El falso desenlace del asunto era que el chico
volvió a la Argentina después de pagar su deuda y retirar el arma en una emotiva e íntima ceremonia.
El embajador la llamo a Rita esa mañana a su departamento y según le contó a teresa (la otra secretaria), la
indemnización ofrecida era excelente y de todas maneras ella pensaba irse de Santiago por un tiempo. El
reemplazo de Aranguren llegó un mes y medio después hasta ese momento el puesto estuvo a cargo del
narrador. En la tarde del cumpleaños de Rita, Aranguren llevó al chico al hospital y se quedó parte de la noche y
se contaron varias cosas.
Había vivido tres años en Mendoza, allá conoció al verdadero Almazán, que había estado en Malvinas y quedó
mudo un tiempo después de la guerre, se hicieron amigos, iban bastante seguido de campamento a la
cordillera. En uno de los viajes, Almazán le dijo que no pensaba volver, le regaló sus documentos y el puñal y
nunca más se volvieron a ver. Todo lo que hablaba de Malvinas lo inventó, Almazán jamás le habló del tema. El
chico pensó que trucando el documento con su foto sería más fácil conseguir trabajo, no tuvo en cuenta que
nadie toma así como así a un ex Malvinas, y volvió a Chile.
En el bar de Lima Aranguren y el narrador se despedían con un saludo frío y estéril. los dos sabían que no se
volverían a ver más.
“Las otras islas” Inés Garland
Narrador: protagonista, recuerda que cuando tenía 13 años se desarrolló la guerra
En la Isla del Delta la protagonista había conocido a Yagú , Tatú y Caroline. Caroline su padre eran ingleses que
se habían mudado a la isla. Se conocen allí y surge una amistad entre Yagú,Tatú y Caroline. Imaginaba que
podría surgir una relación de amor entre Yagú y Caroline, hecho que luego sucedió. Tatú y Yagú eran correntinos
y pasarían el verano en la isla para luego ir a hacer la "colimba".
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Tatú tenía una cara rara, ojos chiquitos y oscuros, nariz y boca muy juntas. Él le había enseñado a pescar.
Conocía el nombre de los peces y hasta podía reconocer el canto de los pájaros y de los animales. Los llamaba
"mis hermanitos". También, le enseñaba a tejer canastos de mimbre. Así fue como Tatú y Yagú pasaron el
verano.
En febrero fueron a Buenos Aires porque debían presentarse para hacer “la colimba”, en abril de ese año estalló
la guerra de Malvinas. Solamente los había vuelto a ver desde febrero, “rapados, feos”. Tatú había contado sobre
la colimba pero ella no se podía imaginar a Tatú y Yagú “yendo para acá y para allá con un rifle, obedeciendo
órdenes de alguien que les gritaba”. Tatú y Yagú habían ido a combatir.En abril estalló la guerra de Malvinas, en
Buenos Aires mucha gente se juntaba en Plaza de Mayo y en ella el "milico" máximo decía : " si quieren venir
que vengan, les presentaremos batalla". También relata como tejían cuadrados de lana para hacer mantas para
los soldados, que una noche fue a aquella isla en donde estaban una lancha de prefectura diciéndoles que
mantengan las luces apagadas por si los ingleses atacaban.
Caroline y la niña un día deciden hacer cartas para los soldados que luego enviarían dentro de las cajas de
cigarrillos, junto con los cuadrados de lana tejidos, y una carta especialmente para Yagu de Caroline diciendo
que se volvía a Inglaterra. El 14 de junio la guerra terminó, y Yagú tardó en regresar a la isla, ya que estaba en
Campo de mayo y había llamado avisando que en cualquier momento saldría. Tardo un mes pero llegó. Estaba
muy distinto (rengueaba), quien no volvió fue Tatú. Después de preguntar insistentemente a Yagú, al fin, este le
contó que Tatú había fallecido, ambos abrazaron y lloraron. En diciembre, antes de navidad, unos alemanes
compraron la casa de Caroline y su padre . era una familia recién llegada a la Argentina, con sus dos hijos y una
bebe.
Una tarde la autora se encontró uno de los hijos de la familia y le enseño a pescar , tal como Tatú había hecho
con ella.
“El alimento del futuro” Pablo Ramos
Narrador: Primera persona, protagonista.
A casi un mes de haber empezado la guerra de Malvinas, en la casa de Gabriel se celebró el Día del Trabajador,
sus padres pidieron por los trabajadores del mundo y por los chicos del barrio que habían ido a la guerra, uno
de ellos era el Gaby. Los chicos del barrio creían que la guerra era como las que se muestran en las películas y lo
comparaban con el mundial . Todos querían anotarse como voluntarios, “la guerra era para nosotros como en las
películas. y en las películas siempre ganaban los más débiles y los menos dotados. y para nosotros esa era otra
película.”
Ese mismo día, los chicos que hacia varios años que no se reunían decidieron encontrarse en la esquina de
Armando, algunos no fueron, por ejemplo Marisa, que se había ido a Bariloche. Se encontraron Gabriel, Rata y
Percha, luego llegó Alejandro, que era hermano de Gabriel, y más tarde el Chino que se tenía que ir rápido para
ensayar la prenda “yo sé” del programa Feliz Domingo y el tocaría con la guitarra “Zorba el griego”. todos se
reían de la canción menos Gabriel que entendía de que se trataba, el Chino se fue a su casa y ellos empezaron a
conversar sobre la guerra: “el Gaby tiene dos años más que yo y está en el General Belgrano”
A Gaby lo habían mandado a un buque- escuela. Decían que la guerra no iba a durar más de tres meses.
Discutían sobre varios temas: las reglas del conflicto bélico, luego de la bomba de Hiroshima y después
llegaron a la conclusión que los ingleses peleaban por las islas porque había plancton que era el alimento del
futuro ya que cuando la tierra se quede sin comida ellos iban a tener alimento para sobrevivir: “el mar de
Malvinas está lleno de plancton, el alimento del futuro.”
Al pensar en la guerra se dieron cuenta que ser voluntarios e ir a un combate no era lindo. Luego cada uno se
fue a su casa, pero Gabriel paso primero por la del Chino y lo escuchó tocar Zorba el griego. Cuando llego a su
hogar se encontró con la noticia que el buque General Belgrano donde iba Gaby lo habían bombardeado y todos
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los daban por muerto: “los ingleses habían disparado contra el General Belgrano, el buque en donde estaba el
Gaby, el buque que se suponía que no iba a entrar en la guerra.”
Pasaron algunos días hasta que llegó la noticia que se hallaba en la lista de sobrevivientes, el padre de Gabriel y
la madre de Gaby volaron en un avión hércules para rencontrarse con él: “…lo comparé con el dibujo de la
serpiente constrictora que se come un elefante entero y que yo había visto en el mejor de todos los libros del
mundo: el principito.”
El día de su arribo los vecinos se aglomeraron en su puerta y cuando este llegó, bajó de un auto militar, estaba
muy cambiado, parecía viejo, casi muerto. Citó de tres en tres a todos los chicos de la cuadra. Los primeros
fueron el Percha, el Chino y Gabriel. Al Chino le pidió que vaya con la guitarra. La madre les había preparado
tres tazas de chocolate, nadie las bebió. Gaby apareció pelado y vendado a medias. El Chino tocó “Zorba el
griego” y luego “Tristeza por un día”. Percha le preguntó a Gaby si comió el alimento del futuro, este se rió y
dijo que no tenía idea de lo que le estaba hablando y preguntó qué era eso, y le contaron que era plancton, que
por eso los ingleses quieren las islas, porque es lo que se va a comer cuando no haya más comida.
Gaby no podía comer una galletita, todo le sabía a pólvora, tierra y olía a quemado. Después de un rato los
amigos de Gaby se fueron. Gaby murió cinco años después. Gabriel siempre recuerda esa tarde donde Gaby les
dio una lección casi sin palabras lo cual hizo que jamás volvieran hablar de esa u otras guerras.
“Me van a tener que disculpar” Eduardo Sacheri
Narrador: protagonista ha visto los goles de Maradona y es un periodista.
El cuento intenta “agradecerle” a un jugador de futbol por salvar el orgullo argentino a través de esos dos goles
a Inglaterra que hizo en un partido de futbol del mundial de 1982, Maradona fue la estrella del partido, nos
devolvió el orgullo cuando más lo necesitábamos.
Luego de cuatro años de la Guerra de las Malvinas, el pueblo argentino estaba atravesando una crisis muy
grande y gran tristeza. El narrador busca incansablemente la manera de pagar o agradecer ese momento en que
sintió y vio que los ingleses eran humillados una y otra vez en cada rincón del mundo cada vez que los goles se
volvían a ver; consideraba que por ese motivo no podía medir esta persona con la misma vara que media al resto
de la gente Piensa que debía disculparse con nosotros y pensó que el único modo que tenía a su alcance para
agradecerle tal hazaña era “dejarlo en paz con sus cosas”.
“La Guerra de las Malvinas” Patricia Suárez
Narrador: primera persona
En la televisión dan la noticia de que la Argentina entró en guerra contra Inglaterra. Los ingleses tomaron la Islas
Malvinas, ellos las llaman falklands.
La narradora cuenta que su abuelo decía que la argentina nunca le iba a declarar la guerra a Inglaterra, el había
muerto hacia dos semanas, era el padre de su padre. Tenía un riñón malo y le hacían diálisis desde un tiempo
antes. La noche de su muerte ella había ido a un cumpleaños de quince. Su papá se había quedado en el hospital
y su mamá en la casa. A las dos de la mañana su abuelo murió, su papá estaba tan trastornado que no le avisó a
ninguna persona como hasta las cinco. Ella había vuelto a las tres y su madre la esperaba despierta, Había oído
la llave girar en la cerradura a eso de las dos, pensó que era ella, entonces ya no pudo volver a dormirse. pero no
era ella, sino era su abuelo que venía a despedirse. La madre creía que era médium y se comunica con los
espíritus. Su abuelo nunca tuvo llaves de la casa; la niña no creía que su abuelo recurriera justo a ese truco
después de muerto.
Su abuelo era un pobre infeliz que se reventó trabajando en el correo y en el telégrafo de noche para darles una
buena vida a su abuela y a su padre. Cuando estaba en la casa de la niña dice que nunca se le oía la voz. El día de
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su sepelio va a llorarlo su suegra y comenta que “el viejo sátrapa era un don juan, que se bajaba a todas las
cretinas telefonistas y en el hospital, a las enfermeras”. La abuela de la niña la hecha del entierro: parece que era
vox pópuli que su abuelo tenía amores con una renga pero ella no fue ni al velorio ni al entierro.
Su abuelo era un hombre bueno, aunque nunca les hizo regalos ni les dejaba tener mascotas. Soportó que su
abuela tuviera un cardenal y cuando murió, él había suspirado con alivio. Cuando íban a visitarlo, se encerraba
en la pieza. Los mandaba al cine luz y fuerza con la abuela. Era un hombre de pocas palabras y ante los
interrogantes de la niña le daba libros y él se encerraba en el altillo.
La niña relata que no se reía jamás y que entre sus buenas acciones estaba el de ser filatelista. Su padre codiciaba
sus álbumes imaginando que valían fortunas. El abuelo de la niña había logrado tenerlas robando las estampillas
del correo y haciendo desaparecer la correspondencia. Ella consideraba que eso era un delito federal; pero su
abuelo “se cagaba en la ley. Era un buen hombre, pero también era un tipo siniestro.” Su abuelo solo era
entendido por su abuela. El hombre había sido maltratado por su propia madre y por eso no la quería. La niña
cuenta que con su abuelo se aburría, dado que cuando la llevaba a la plaza por sus problemas de salud no podía
hacer fuerza y además él viejo no hablaba.
Cuando comenzaron los conflictos entre la Argentina e Inglaterra, la gente no lo creía. ella no entendía lo que
pasaba; en Argentina estaban los militares que no se iban y en Inglaterra estab Margaret Thacher, a quien le
hacían huelga los mineros que no se le importaba.
La niña con la noticia de la guerra no reaccionó; hacía dos semanas que había muerto su abuelo y no siento
nada, ningún dolor, no pudo revelar que la muerte de su abuelo le fue indiferente. En ese momento los ingleses
hunden el Belgrano. Los norteamericanos no se ponen de nuestro lado, sino del de los ingleses. El papa decía
que ir a la guerra estaba mal, . Lady Di hizo “mutis” sobre el asunto cada vez que la entrevistaban. Perdemos la
guerra; Inglaterra se queda con las islas; hay muchas bajas de nuestro lado. Cuántos dedos gangrenados por el
frío habrán sido cortados, cuántos pies congelados, mutilados. Su abuela no hace que ella se sienta mejor; quería
llorar por un soldado, pero no lloraba. Quería llorar por su abuelo, pero no lloró. Pensaba “que si será que no
siento nada o que en algún momento en estos doce años me sequé y me quedé sin lágrimas.”

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