Historia de La Virgen de Guadalupe

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HISTORIA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Según una antigua leyenda, la imagen fue realizada en un taller de escultura,


fundado en Palestina en el siglo I por san Lucas Evangelista, es una imagen tallada
en cedro y mide 59 centímetros y tiene estilo románico.

Siglos después, fue venerada en templos de Acaya y Bizancio. Posteriormente, el


papa Gregorio Magno le regaló esta escultura a san Leandro, arzobispo de
la Sevilla visigoda. El arzobispo colocó la imagen en una ermita a las afueras de la
localidad. Durante la invasión musulmana del 711, los cristianos de esa ciudad la
depositaron en una caja y la escondieron junto al río Guadalupe, en la zona de
la serranía de las Villuercas, al pie de la sierra de Altamira.

En el siglo XIII, se le apareció la Virgen a un vaquero de la provincia de


Cáceres llamado Gil Cordero junto al castillo de Alía y le dijo que existía una
escultura de ella junto al río Guadalupejo. Cuando Gil Cordero se encontraba cerca
de ese río se le perdió una vaca, después de buscarla, la encontró muerta. Fue a
desollarla para aprovechar su piel y antes, como era costumbre, le hizo una señal
en forma de cruz en el vientre. Entonces, la vaca resucitó y se levantó. El Cordero
se preguntó si ese sería el lugar indicado por la Virgen que se le apareció junto al
castillo de Alía. Excavó y a un metro de profundidad, encontró la caja con la Virgen
en su interior. Agolpó piedras e hizo una cabaña, donde depositó a la Virgen.
Posteriormente, fue a la iglesia de Cáceres, donde informó al clérigo de mayor
responsabilidad de su hallazgo y del deseo de la Virgen de recibir culto en ese lugar.
El clérigo no le creyó. Se fue a su casa y encontró a su hijo muerto y rezó para que
la Virgen lo devolviese a la vida y que de esta forma, todos creyeran en su historia
milagrosa. Cuando los clérigos se dispusieron a oficiar el entierro el hijo volvió a la
vida, se levantó y dijo que una mujer le había ayudado a levantarse. Entonces los
clérigos creyeron y fueron juntos, con gente de la ciudad, en peregrinación a aquel
sitio. Cuando descubrieron la cabaña, acordaron construir una ermita.
Según la leyenda, Alfonso XI se encontró por primera vez con esta ermita en 1330,
cuando se encontraba de cacería, se encomendó a la Virgen de Guadalupe en
la batalla del Salado de 1340, resultando victorioso. Por este hecho, decidió
reformar la iglesia, añadirle edificios adyacentes y hacer un albergue para los
peregrinos.

De la supuesta primitiva cabaña que le hizo Gil Cordero a la Virgen no queda nada,
aunque desde el siglo XV se expusieron en la entrada del templo trozos de mármol
blanco que eran parte del envase en el que fue encontrada la Virgen. La primera
referencia a esta Virgen es de 1326. Se trata de un documento episcopal firmado
por 2 patriarcas, 2 arzobispos y 15 obispos en el que se concede indulgencia
plenaria a los que visiten la iglesia de Santa María de Guadalupe.

En 1335 el rey Alfonso XI mencionó en una carta que la iglesia se encontraba en


ruinas. Por ello, entre 1335 y 1338 construyó una nueva iglesia, de mayor tamaño.
De la iglesia original se conservaron sus muros y pinturas murales, estaba situada
en el espacio que hoy ocupa la nave de Santa Paula. El 2 de junio de 1335 el
papa Benedicto XII, mediante la bula Dum ad personam (mediante a la persona),
nombró rector de la iglesia de Santa María de Guadalupe al cardenal Pedro Gómez
Barroso. En 1340 Alfonso XI reformó la iglesia y construyó otras dependencias
adyacentes.

Entre 1341 y 1389 el monasterio del lugar lo regía un priorato de clérigos que no
pertenecían a ninguna orden (clérigos seculares). Entre 1389 y 1441 este priorato
fue de monjes jerónimos. Los jerónimos permanecieron en el monasterio hasta la
desamortización de 1835. Posteriormente, todo el santuario pasó a ser una
parroquia secular de la archidiócesis de Toledo. En 1908 el monasterio pasó a ser
regentado por los franciscanos, transformándose en una parroquia regular.

Isabel la Católica visitó el monasterio de Guadalupe unas veinte veces. Según el


viajero alemán del siglo XV Hieronymus Münzer, este lugar era el "paraíso"
de Isabel, que sentía una gran devoción por la Virgen de Guadalupe. Isabel visitó
por primera vez el monasterio en 1464, diez años antes de ser coronada reina de
Castilla en 1474. Tras contraer matrimonio con Fernando, los Reyes
Católicos visitaron el monasterio en otras ocasiones. En 1486 Fernando el Católico
dictó en este monasterio la sentencia arbitral de Guadalupe, en la que solventaba
un problema de derechos feudales con el campesinado catalán.

El monasterio ayudó a la Reconquista de Granada con la donación de 300 marcos


de plata, 160 000 maravedises, 40 ducados, 1000 castellanos, ornamentos y
vinajeras de oro para el culto cristiano. Tras la Reconquista de Granada en enero
de 1492, el monasterio fue el lugar de encuentro entre Cristóbal Colón y los Reyes
Católicos. En él, Isabel y Fernando dictaron el día 20 de junio de 1492 en la sala
capitular dos cartas dirigidas a Juan de Peñalosa, su "contino" en Palos y Moguer,
solicitando la entrega de dos carabelas para iniciar su viaje hacia las Indias.

En 1492 Fernando concedió varios privilegios al monasterio y ofrendó a la Virgen


costosas lámparas, un crucifijo de cinco kilos labrado con el primer oro de las Indias,
una rica capa de brocado carmesí y dos coronas de oro (una para la Virgen y la otra
para el Niño) con muchas piedras preciosas, una valiosa casulla morada y un manto
verde que sirvió para hacer el terno del "Tanto Monta".

La Virgen es Patrona de Extremadura desde el 12 de octubre de 1906, cuando se


produce una gran Peregrinación de Extremadura a Guadalupe, hecho que lleva al
Papa Pío X, en marzo de 1907, a solemnizarla como Patrona de Extremadura, cuya
festividad litúrgica es el 8 de septiembre y la celebración de la Comunidad Autónoma
es el 8 de septiembre, siendo así una de las siete patronas de las comunidades
autónomas de España.

El 12 de octubre de 1928 la Virgen de Guadalupe fue coronada canónicamente


como Hispaniarum Regina, "Reina de la Hispanidad" (Reina de las Españas), por
el Cardenal Primado de España, Pedro Segura, legado especial de S.S. Pío XI, en
presencia del rey Alfonso XIII.

El 4 de noviembre de 1493 Cristóbal Colón, durante su segundo viaje, desembarcó


en una isla del Caribe que llamó Santa María de Guadalupe y permaneció en ella
hasta el 10 de noviembre. En la actualidad, esta es la mayor de las islas de un
pequeño archipiélago llamado Guadalupe.

La imagen de la Virgen María llegó al territorio que posteriormente sería


denominado Nueva España de la mano de los conquistadores encabezados por
Hernán Cortés, quien tras obtener su primera victoria en estas tierras consagró su
primer asentamiento a Nuestra Señora con la fundación de la villa de Santa María
de la Victoria, en el hoy estado de Tabasco, en marzo de 1519. Desde ese momento
hasta alcanzar Tenochtitlán, los españoles se acompañaron de la imagen de la
Virgen María, quien tomó un papel importante en la conquista, al ser una de las
imágenes presentadas ante los caciques indígenas para ser adorada y obedecida.
Esta incorporación obligada del símbolo de María fue asimilada con el paso del
tiempo por la sociedad novohispana de diversas maneras. Numerosos sitios
llevaron el nombre de una advocación de la Virgen María, mientras que su imagen
fue difundida de manera masiva a través de múltiples representaciones escultóricas
y pictóricas.
Antonio Valeriano, que dice que el origen del culto se debe a que en 1531 la Virgen
se apareció a un nativo llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin.38 La imagen de la
Virgen de Guadalupe venerada en México no sería una réplica, sino una imagen
similar de la virgen María sobre una tela, que de acuerdo con la obra Nican Mopohua
quedó impresa en la tilma de Juan Diego al abrir su manto ante el obispo Juan de
Zumárraga. No se trata de una virgen negra, sino mestiza, de pelo liso y vestimenta
similar a la de otras representaciones de la Inmaculada Concepción.

Una de las cosas que más distinguen a los mexicanos en el mundo es su devoción
por la Virgen de Guadalupe. Cada año, el 12 de diciembre, se reúnen cerca de
10 millones de peregrinos para celebrar la aparición de la Virgen María en
México.

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