Prestige

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Información presentada en la sesión de mayo de 2023 del Comité Ejecutivo del Fondo de 1992

Fondos internacionales de 'Facilitar la indemnización de www.iopcfunds.org


indemnización de daños daños debidos a la E:[email protected]
debidos contaminación por T: 44 (0)20 7592 7100
contaminación por hidrocarburos
hidrocarburos (FIDAC) F: 44 (0)20 7592 7111
resultante de derrames de
hidrocarburos persistentes
procedentes de buques tanque.'

Prestige
Fecha del siniestro 13-11-2002
Lugar del siniestro España
Causa del siniestro Rotura y hundimiento
Cantidad de hidrocarburos derramados (aproximada) Aproximadamente 63 200 toneladas de fueloil pesado
Zona afectada España, Francia y Portugal
Estado de abanderamiento del buque Bahamas
Arqueo bruto 42 820
London Steamship Owners' Mutual Insurance Association Ltd
Aseguradora P&I
(London P&I Club)
Límite del CRC EUR 22 777 986
STOPIA/TOPIA applicable No
Límite del CRC y del Fondo EUR 171 520 703
EUR 147,9 millones pagados por el Fondo de 1992 y EUR 22,8
Indemnización pagada
millones pagados por el London P&I Club
Último año en que apareció en el Informe anual/sobre
2022
siniestros

Siniestro
El 13 de noviembre de 2002 el buque tanque Prestige
(arqueo bruto de 42 820), matriculado en las Bahamas, que
transportaba 76 972 toneladas de fueloil pesado, empezó
a escorarse y a derramar hidrocarburos a unos 30
kilómetros del Cabo Finisterre, en Galicia (España). El 19
de noviembre de ese año, cuando estaba siendo
remolcado para alejarlo de la costa, el buque se partió en
dos y se hundió a unos 260 kilómetros al oeste de Vigo
(España). La sección de proa se hundió a una profundidad
de 3 500 metros y la sección de popa a 3 830 metros. Se
calcula que debido a la rotura y el hundimiento se
derramaron unas 63 200 toneladas de carga. Durante las
semanas siguientes la fuga de hidrocarburos del pecio
continuó a un ritmo decreciente. Posteriormente se calculó
que quedaban en el pecio aproximadamente 13 700
toneladas de carga.

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Impacto
Debido a la naturaleza altamente persistente de la carga del Prestige, los hidrocarburos derramados flotaron a la
deriva debido a los vientos y las corrientes durante un periodo prolongado de tiempo y cubrieron grandes
distancias. Los hidrocarburos contaminaron considerablemente la costa occidental de Galicia y con el tiempo se
desplazaron hasta el golfo de Vizcaya, afectando a la costa norte de España y a Francia. Se detectaron rastros de
hidrocarburos en el Reino Unido (en las islas del Canal, en la isla de Wight y en Kent).

Operaciones de lucha contra el derrame


En España se efectuaron operaciones de limpieza a gran escala en el mar y en tierra. En Francia también se
efectuaron importantes operaciones de limpieza. Se emprendieron operaciones de limpieza en el mar frente a la
costa de Portugal.

Entre mayo y septiembre de 2004 se extrajeron unas 13 000 toneladas de carga de la proa del pecio. Quedaron
aproximadamente 700 toneladas en la sección de popa.

En previsión de un gran número de reclamaciones, y tras consultar con las autoridades españolas y francesas, el
London P&I Club (el asegurador del propietario del buque) y el Fondo de 1992 establecieron oficinas de tramitación
de reclamaciones en La Coruña (España) y Burdeos (Francia). Esta última se trasladó posteriormente a la oficina
de tramitación de reclamaciones sita en Lorient que se había establecido para el siniestro del Erika.

Aplicabilidad de los Convenios


En el momento del siniestro España, Francia y Portugal eran Parte en el Convenio de Responsabilidad Civil de 1992
(CRC) y en el Convenio del Fondo de 1992. El Prestige tenía un seguro de responsabilidad por contaminación
debida a hidrocarburos con el London P&I Club.

La cuantía de limitación aplicable al Prestige conforme al CRC de 1992 es de aproximadamente 18,9 millones de
DEG o EUR 22 777 986*. En mayo de 2003 el propietario del buque depositó esa cuantía en el Juzgado de Primera
Instancia e Instrucción de Corcubión (España) a fin de constituir el fondo de limitación requerido en el CRC de
1992.

La cuantía máxima de indemnización en virtud del CRC de 1992 y el Convenio del Fondo de 1992 es de 135
millones de DEG, que equivale a EUR 171 520 703**.

*
En virtud del artículo V del CRC de 1992, las cantidades de derechos especiales de giro para el límite de
responsabilidad del propietario del buque deberán convertirse en la moneda nacional utilizando como base el valor
que tenga esa moneda en relación con el derecho especial de giro en la fecha de constitución del fondo. El 28 de
mayo de 2003 el propietario del buque depositó en el juzgado la cuantía en euros equivalente a 18,9 millones de
DEG, que en ese momento era de EUR 22 777 986.

**
Con arreglo al artículo 4.4 e) del Convenio del Fondo de 1992, y de conformidad con la práctica establecida, el
Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 decidió, en su vigésima sesión, celebrada en febrero de 2003, que la
conversión de 135 millones de DEG en euros debería realizarse utilizando como base el valor que tuviera esa
moneda en relación con el derecho especial de giro en la fecha en que se adoptó el Acta de las decisiones
correspondiente a esa sesión del Comité Ejecutivo, es decir, el 7 de febrero de 2003. El tipo de cambio al 7 de
febrero de 2003 era de EUR 1 = 0,78707700 DEG.

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Nivel de pagos
A diferencia de la política adoptada por los aseguradores en casos anteriores de los FIDAC, el London P&I Club
decidió no efectuar pagos individuales de indemnización hasta la cuantía de limitación del propietario del buque.
Se tomó esta posición a raíz del asesoramiento jurídico recibido, según el cual, si el club efectuase pagos a los
reclamantes siguiendo la práctica establecida, era probable que los tribunales españoles no tuviesen en cuenta
tales pagos cuando el propietario del buque estableciese el fondo de limitación y, como consecuencia, el club
podría terminar pagando dos veces la cuantía de limitación.

En mayo de 2003, el Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 decidió que los pagos del Fondo de 1992 deberían
limitarse, por el momento, al 15 % de la pérdida o del daño sufrido realmente por los reclamantes respectivos
según las evaluaciones de los expertos contratados por el Fondo de 1992 y el London P&I Club. La decisión fue
adoptada teniendo en cuenta las cifras facilitadas por las delegaciones de los tres Estados afectados (España,
Francia y Portugal) y la valoración de los expertos del Fondo de 1992 y el club, que indicaba que la cuantía total de
los daños podría llegar a EUR 1 000 millones. El Comité Ejecutivo decidió también que, en vista de las
circunstancias particulares del caso del Prestige, el Fondo de 1992 debería efectuar pagos a los reclamantes,
aunque el London P&I Club no les pagase indemnización directamente a ellos.

En octubre de 2005, el Comité Ejecutivo examinó una propuesta del Director de incrementar el nivel de pagos.
Dicha propuesta estaba basada en un reparto provisional entre los tres Estados afectados de la cuantía máxima
pagadera por el Fondo de 1992, calculada en función de la cuantía total de las reclamaciones admisibles
determinada por las evaluaciones llevadas a cabo hasta ese momento. El incremento propuesto estaba sujeto
también a la provisión de ciertos compromisos y garantías por parte de los Estados español, francés y portugués.

Basándose en las cifras presentadas por los Gobiernos de los tres Estados afectados por el siniestro, que en ese
momento indicaban que la cuantía total de las reclamaciones podría llegar a EUR 1 050 millones, se consideró
probable que el nivel de pagos tuviera que mantenerse al 15 % durante varios años a menos que se adoptase un
nuevo planteamiento. El Director propuso, por consiguiente, que para determinar el nivel de pagos, en vez de seguir
la práctica habitual de basarse en la cuantía total de las reclamaciones ya presentadas y las posibles
reclamaciones futuras, se hiciera una estimación de la cuantía final de las reclamaciones admisibles contra el
Fondo de 1992, establecida ya sea como resultado de acuerdos con los reclamantes o bien por sentencias
definitivas de los tribunales competentes.

Sobre la base de un análisis de opiniones de los expertos comunes contratados por el Fondo de 1992 y el London
P&I Club, el Director consideró poco probable que las reclamaciones admisibles finales excedieran las siguientes
sumas:

Estado Estimación de las reclamaciones admisibles finales (€) (cifras redondeadas)


España 500 millones
Francia 70 millones
Portugal 3 millones
Total 573 millones

El Director consideró, por consiguiente, que el nivel de pagos podría incrementarse al 30 %<[1]> si el Fondo de 1992
recibía los compromisos y garantías apropiados de los tres Estados interesados para garantizar que el Fondo de
1992 estaba protegido contra una situación de exceso de pago y que se respetaba el principio de igualdad de trato
de los damnificados. El Comité Ejecutivo se mostró de acuerdo con la propuesta del Director.

En diciembre de 2005, el Gobierno portugués informó al Fondo de 1992 de que no facilitaría ninguna garantía
bancaria y, en consecuencia, solicitaría únicamente el pago del 15 % de la cuantía evaluada de su reclamación.

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En enero de 2006, el Gobierno francés contrajo el compromiso requerido de “ser el último de la cola” con respecto
a su propia reclamación hasta que todos los demás reclamantes en Francia hubieran recibido indemnización.

En marzo de 2006, el Gobierno español dio la garantía bancaria y contrajo el compromiso requerido para
indemnizar a todos los reclamantes en España, de manera que ese mes el Fondo de 1992 efectuó un pago de EUR
56 365 000 al Gobierno español. Tal y como solicitara el Gobierno español, el Fondo de 1992 retuvo EUR 1 millón
para efectuar pagos al nivel del 30 % de las cuantías evaluadas respecto de las distintas reclamaciones de
particulares que se habían presentado en la oficina de reclamaciones de La Coruña (España). Estos pagos se
efectuarían en nombre del Gobierno español en cumplimiento de su compromiso, y toda suma restante después
de pagar a todos los reclamantes en la oficina de reclamaciones se devolvería al Gobierno español. En el caso de
que el millón de euros fuera insuficiente para pagar a todos los reclamantes que presentaron reclamaciones en la
oficina de La Coruña, el Gobierno español se comprometió a pagar a dichos reclamantes hasta el 30 % de la
cuantía evaluada por el London P&I Club y el Fondo de 1992.

Como se habían reunido las condiciones estipuladas por el Comité Ejecutivo del Fondo de 1992, el Director
incrementó el nivel de pagos al 30 % de la cuantía evaluada por daños en España y Francia, con efecto a partir del
5 de abril de 2006.

<
[1]> EUR 171,5 millones/EUR 573 millones = 29,9 %.

Investigación sobre las causas del siniestro


La Autoridad Marítima de las Bahamas (la autoridad del Estado de abanderamiento del Prestige) llevó a cabo una
investigación sobre la causa del siniestro. El informe de la investigación se publicó en noviembre de 2004<[1]3>.

El Ministerio de Fomento español también llevó a cabo una investigación sobre la causa del siniestro a través de la
Comisión Permanente de Investigación de Siniestros Marítimos , que tiene el cometido de determinar las causas
técnicas de los accidentes marítimos.

El Ministerio de Transporte y del Mar francés (Secrétariat d’État aux Transports et à la Mer) llevó a cabo una
investigación preliminar sobre la causa del siniestro a través de la Inspección General de Asuntos Marítimos,
Oficina de Investigaciones, División de Siniestros Marítimos (Inspection générale des services des affaires
maritimes, Bureau Enquêtes Accidents/Mer (BEAmer)).

Poco después del siniestro, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Corcubión (España) inició una
investigación sobre la causa del mismo para determinar si existía responsabilidad penal en relación con el
siniestro (véase la sección “Procedimientos penales”).

Un juez de instrucción de Brest (Francia) ya había comenzado una investigación penal sobre la causa del siniestro.
Posteriormente, el juez llegó a un acuerdo con el Juzgado de Corcubión por el cual el expediente penal fue
transferido de Brest a Corcubión.

<3>
En el Informe anual 2005 de los FIDAC, páginas 116 a 121, figura un resumen de los resultados de las
investigaciones sobre la causa del siniestro llevadas a cabo por la Autoridad Marítima de las Bahamas, el
Ministerio de Fomento español y el Ministerio de Transporte y del Mar francés.

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Reclamaciones de indemnización
España

Perspectiva general

La oficina de tramitación de reclamaciones de La Coruña recibió 845 reclamaciones por un total de EUR 1 037
millones. Estas incluyeron 15 reclamaciones del Gobierno español por un total de EUR 984,8 millones. Las
reclamaciones, sin incluir las del Gobierno español, fueron evaluadas en EUR 3,9 millones. Se efectuaron pagos
provisionales por un total de EUR 565 310 con respecto a 176 de las reclamaciones evaluadas, la mayor parte al 30
% de la cuantía evaluada. Al calcular los pagos provisionales se dedujeron los pagos de indemnización efectuados
por el Gobierno español a los reclamantes. Algunas reclamaciones se rechazaron o no se pudieron evaluar debido
a que la documentación presentada había sido insuficiente y a que no se había respondido a las solicitudes
reiteradas del Fondo de 1992.

Los expertos contratados por el Fondo de 1992 y el Club evaluaron también las demandas judiciales (véase la
sección “Procedimientos penales”) presentadas por reclamantes particulares en España. Se efectuaron pagos
provisionales por un total de EUR 101 625 al 30 % de la cuantía evaluada, teniendo en cuenta la ayuda recibida, con
respecto a las demandas judiciales que no se habían presentado en la oficina de tramitación de reclamaciones.

Reclamaciones presentadas por el Gobierno español

El Gobierno español presentó un total de 15 reclamaciones por una cuantía de EUR 984,8 millones en la oficina de
tramitación de reclamaciones. Dichas reclamaciones se refieren a los costes respecto de las operaciones de
limpieza en el mar y en tierra, la extracción de los hidrocarburos del pecio, los pagos de indemnización efectuados
en relación con el derrame de conformidad con la legislación nacional (reales decretos leyes)< las exenciones
fiscales de las empresas afectadas por el derrame, los costes de administración, los costes relativos a campañas
publicitarias, los gastos acarreados por las autoridades locales y pagados por el Estado, los gastos acarreados
por 67 ayuntamientos que habían sido pagados por el Estado, los gastos acarreados por las regiones de , Asturias,
Cantabria y el País Vasco, y los costes relativos al tratamiento de los residuos oleosos.

Extracción de los hidrocarburos del pecio

La reclamación por la extracción de los hidrocarburos del pecio, originalmente de EUR 109,2 millones, se redujo a
EUR 24,2 millones, ya que se tuvieron en cuenta los fondos obtenidos de otra fuente.

En su sesión de febrero de 2006, el Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 decidió que algunos de los costes
contraídos en 2003 antes de la extracción de los hidrocarburos del pecio, incluidos el sellado de fugas de
hidrocarburos del pecio y diversas y estudios necesarios para evaluar el riesgo de contaminación planteado, eran
admisibles en principio, pero que la reclamación por costes contraídos en 2004 en relación con la extracción de los
hidrocarburos del pecio era inadmisible. Conforme a la decisión del Comité Ejecutivo, la reclamación se evaluó en
EUR 9,5 millones<[2]>.

Pagos al Gobierno español

La primera reclamación recibida del Gobierno español en octubre de 2003 por EUR 383,7 millones fue evaluada
provisionalmente en diciembre de 2003 en EUR 107 millones. El Fondo de 1992 efectuó un pago de EUR
16 050 000 al Gobierno español, correspondiente al 15 % de la evaluación provisional. El Fondo de 1992 también
hizo una evaluación general del total de los daños admisibles en España y en ese momento concluyó que los
daños admisibles serían de al menos EUR 303 millones. Sobre esa base, y tal como lo autorizó la Asamblea del
Fondo de 1992 en su sesión de octubre de 2003, el Director efectuó un pago adicional de EUR 41 505 000
correspondiente a la diferencia entre el 15 % de EUR 383,7 <[3]> (esto es, EUR 57 555 000) y el 15 % de la cuantía

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preliminar evaluada de la reclamación del Estado (esto es, EUR 16 050 000). Dicho pago se efectuó contra la
entrega por parte del Gobierno español de una garantía bancaria emitida por el Instituto de Crédito Oficial, un
banco español de gran solvencia en el mercado financiero, que cubría la diferencia mencionada anteriormente
(esto es, EUR 41 505 000), y el compromiso del Gobierno español de reembolsar toda cuantía del pago que
decidiera el Comité Ejecutivo o la Asamblea. En marzo de 2006, el Fondo de 1992 efectuó un pago adicional de
EUR 56 365 000 al Gobierno español.

Evaluación de las reclamaciones presentadas por el Gobierno español

Las reclamaciones del Gobierno español, por un total de EUR 984,8 millones, se habían evaluado en EUR 300,5
millones.

La diferencia entre las cuantías reclamadas y las evaluadas, en lo que se refiere a las reclamaciones presentadas
por el Gobierno español, se explica principalmente por las siguientes razones:

Costes de las operaciones de limpieza: al aplicar los criterios técnicos de carácter razonable del Fondo se
halló una desproporción entre la lucha contra el derrame emprendida por el Gobierno español y la
contaminación, o amenaza de contaminación, en lo que se refiere a los recursos humanos y materiales
empleados y a la duración de las operaciones.
Reclamación subrogada por los pagos de indemnización efectuados en el sector de la pesca en relación
con el derrame sobre la base de la legislación nacional, incluidas las exenciones fiscales de las empresas
afectadas por el derrame: algunos de estos pagos y exenciones fiscales tenían el carácter de ayuda y se
abonaron a los habitantes de los lugares afectados sin tener en cuenta los daños o pérdidas sufridos por
los beneficiarios de los pagos. La evaluación de estas reclamaciones realizada por el Fondo se basó en una
estimación de las pérdidas realmente sufridas por el sector de la pesca.
Impuesto sobre el valor añadido (IVA): la cuantía reclamada por el Gobierno español incluía el IVA. Dado
que el Gobierno recupera los pagos del IVA, se dedujeron los importes correspondientes<8>.
Extracción de los hidrocarburos del pecio: como se ha observado anteriormente, la cuantía evaluada se
limitaba a algunos de los costes contraídos en 2003, antes de la extracción de los hidrocarburos del pecio,
en relación con la operación de sellado de las fugas de hidrocarburos del pecio y varias inspecciones y
estudios pertinentes para la evaluación del riesgo de contaminación planteado.

Francia

Perspectiva general

La oficina de tramitación de reclamaciones de Francia recibió 482 reclamaciones por un total de EUR 109,7
millones. Entre estas, figuran las reclamaciones del Gobierno francés por un total de EUR 67,5 millones. Las
reclamaciones presentadas en la oficina de tramitación de reclamaciones se evaluaron en EUR 61,2 millones y se
efectuaron pagos provisionales por un total de EUR 5,8 millones al 30 % de las cuantías evaluadas. Algunas
reclamaciones se rechazaron o no se pudieron evaluar debido a que la documentación presentada era insuficiente
y a que no se respondió a las reiteradas solicitudes del Fondo de 1992.

Reclamaciones presentadas por el Gobierno francés

El Gobierno francés presentó reclamaciones por una cuantía de EUR 67,5 millones en relación con los costes de
limpieza y medidas preventivas. Se celebraron varias reuniones entre la Secretaría, sus expertos y el Gobierno
francés para examinar la evaluación de las reclamaciones gubernamentales. El Fondo de 1992, con ayuda de sus
expertos, evaluó la reclamación en EUR 42,2 millones. El Gobierno francés no estuvo de acuerdo con esa
evaluación y decidió proseguir con su reclamación en contra el Fondo de 1992 y otras partes.

Uno de los motivos era que, al calcular la evaluación, se había deducido el IVA. En las sesiones de los órganos
rectores de octubre de 2013, el Director presentó un documento sobre la inclusión del IVA en las reclamaciones de

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indemnización y el Gobierno francés presentó un documento que contenía un dictamen jurídico sobre esa
cuestión. Se decidió que la recuperabilidad del IVA por los Gobiernos centrales que presentaban una reclamación
ante los FIDAC debería estudiarse más a fondo y se sostuvieron debates durante las sesiones de octubre de 2014
y 2015 de los órganos rectores. Las Actas de las decisiones de cada sesión pertinente en las que se detallan los
debates sobre el IVA están disponibles en la sección de Servicios de documentos del sitio web de los FIDAC
(véanse los documentos IOPC/OCT13/11/1, IOPC/OCT14/11/1 e IOPC/OCT15/11/1).

No se ha efectuado pago alguno al Gobierno francés puesto que es “el último de la cola”.

Portugal

El Gobierno portugués presentó una reclamación de EUR 4,3 millones en relación con los costes de limpieza y
medidas preventivas. La reclamación fue evaluada finalmente en EUR 2,2 millones y el Fondo de 1992 efectuó un
pago de EUR 328 488, correspondiente al 15 % de la evaluación definitiva.

<1> Los pormenores sobre el plan de indemnización establecido por el Gobierno español se pueden consultar
en el Informe anual 2006 de los FIDAC, páginas 109 a 111.

<2> Los pormenores sobre la evaluación de la reclamación por los costes de extracción de los hidrocarburos
del pecio se pueden consultar en el Informe anual 2006 de los FIDAC, páginas 111 a 114.

<3> Los pormenores sobre los pagos al Gobierno español se pueden consultar en el Informe anual 2006 de
los FIDAC, páginas 103 y 104.

<4> Los criterios de amisibilidad en relación con la inclusión del IVA en la reclamación ha cambiado.
Consulte la última versión del Manual de reclamaciones del Fondo de 1992 para más información.

Actualizado el: 30.06.2023


Procedimientos penales
En julio de 2010, tras la finalización de una investigación sobre la causa del siniestro, el Juzgado de Corcubión
decidió que cuatro personas deberían comparecer en juicio por responsabilidad penal y civil a raíz del derrame de
hidrocarburos del Prestige, a saber, el capitán, el primer oficial y el jefe de máquinas del Prestige, y el funcionario
que había intervenido en la decisión de no permitir que el buque entrase en un lugar de refugio en España. En su
decisión, el juzgado manifestó que el London P&I Club y el Fondo de 1992 eran directamente responsables, con
carácter solidario y mancomunado, por los daños que se derivaron del siniestro. Asimismo, el juzgado decidió que
la responsabilidad civil subsidiaria recaía sobre el propietario del buque, la empresa gestora del buque y el
Gobierno español.

Los procedimientos se trasladaron a la Audiencia Provincial de La Coruña para celebrar el juicio penal. La
audiencia se inició el 16 de octubre de 2012 y continuó hasta julio de 2013. Dado que no se pudo localizar al primer
oficial del Prestige, los procedimientos continuaron solo contra el capitán y el jefe de máquinas del Prestige, y el
funcionario.

RECLAMACIONES CIVILES EN LOS PROCEDIMIENTOS PENALES

Según el Derecho español, pueden presentarse reclamaciones civiles en los procedimientos penales, ya que el
juzgado del orden penal decidirá no solamente sobre la responsabilidad penal sino también sobre la
responsabilidad civil derivada de la acción penal. El juzgado del orden penal actúa como un tribunal de limitación
que concede indemnización por las pérdidas sufridas como consecuencia del derrame.

En mayo de 2003, el propietario del buque depositó en el Juzgado de Corcubión la cuantía de limitación estimada
aplicable al Prestige en virtud del CRC de 1992, de unos 18,9 millones de DEG o EUR 22 777 986, con objeto de
constituir el fondo de limitación exigido en virtud de dicho Convenio.

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Desde el principio de los procedimientos, el Fondo de 1992 se ha constituido como parte con responsabilidad civil
objetiva en virtud del Convenio del Fondo de 1992.

Se presentaron unas 2 531 reclamaciones en los procedimientos judiciales ante el Juzgado de Corcubión. Este
juzgado designó a varios peritos judiciales para que examinaran las reclamaciones. En enero de 2010, los peritos
designados por el juzgado presentaron su informe de evaluación. Los expertos contratados por el Fondo de 1992
examinaron el informe y concluyeron que, en general, los peritos judiciales habían notado la falta de
documentación de apoyo en la mayoría de las reclamaciones. En la mayoría de los casos, los peritos judiciales no
habían examinado en sus evaluaciones la relación de causalidad entre el daño y la contaminación.

La cuantía total reclamada en los procedimientos penales entablados en España era de EUR 2 317 millones,
incluidos unos EUR 1 214 millones reclamados por daños puramente medioambientales, principalmente por el
Gobierno español, y unos EUR 2,37 millones reclamados por daños morales por un número de particulares. Sin
embargo, el fiscal español argumentó que el daño total en España como resultado del siniestro asciende a EUR
4 328 millones y en Francia a EUR 108,7 millones, en virtud de un estudio teórico sobre las consecuencias
económicas del siniestro del Prestige, que incluía la reclamación del Gobierno español.

En sus intervenciones, algunos reclamantes han argumentado que, como sus reclamaciones no eran contra el
Fondo de 1992 sino contra quienquiera que resultase responsable en lo penal, en estos procedimientos no
deberían aplicarse los criterios de admisibilidad establecidos en los Convenios de Responsabilidad Civil y del
Fondo. Se argumentó además que el propietario del buque no debería tener derecho a limitar su responsabilidad.

El Fondo de 1992 ha defendido en sus intervenciones la aplicación de los Convenios en los procedimientos
judiciales.

Sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña

La Audiencia Provincial de La Coruña dictó sentencia el 13 de noviembre de 2013. En ella, la Audiencia determinó
que el capitán y el jefe de máquinas del Prestige, y el funcionario que había intervenido en la decisión de no
permitir que el buque entrase en un lugar de refugio en España no eran responsables en lo penal por daños al
medio ambiente. El capitán fue condenado por no acatar las órdenes de las autoridades españolas durante la
crisis y fue sentenciado a nueve meses de prisión. No obstante, no tuvo que pasar un periodo adicional en prisión
puesto que ya había cumplido un periodo de privación de libertad.

Con respecto a los daños resultantes del siniestro, la Audiencia Provincial solo puede declarar la responsabilidad
civil cuando ha habido una infracción penal. En la sentencia se declaró que la única infracción penal había sido el
delito de desobediencia del capitán. Sin embargo, como esa no era la causa de los daños, la Audiencia Provincial
no pudo decidir sobre la responsabilidad civil derivada de los daños.

En lo referente a la cuestión del fondo de limitación constituido por el London P&I Club por un total aproximado de
EUR 22 777 986, la Audiencia decidió que el fondo estaba a disposición del Club para que este decidiera sobre su
distribución, a reserva de cualquier recurso de las partes afectadas.

Diecinueve partes presentaron recursos contra la sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña ante el
Tribunal Supremo.

Habida cuenta de que el London P&I Club no había participado en la audiencia y había sido mencionado en varias
apelaciones presentadas, el Tribunal Supremo dispuso que se notificara al Club la sentencia de la Audiencia
Provincial de La Coruña.

El Fondo de 1992 ha presentado alegatos en respuesta a los argumentos contra la decisión sobre la
responsabilidad civil presentados por las partes que recurrieron. En sus alegatos, el Fondo de 1992 defendió la
aplicación de los Convenios y reiteró las evaluaciones que el Fondo había realizado de los daños reclamados por

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las diferentes partes.

Sentencia del Tribunal Supremo

En enero de 2016 el Tribunal Supremo español dictó su sentencia tras considerar los recursos presentados contra
la sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña. La sentencia del Tribunal Supremo anuló la sentencia de la
Audiencia Provincial de La Coruña.

Responsabilidad penal

En la sentencia se confirmó la absolución del jefe de máquinas del Prestige y del funcionario que había intervenido
en la decisión de no permitir que el buque entrase en un lugar de refugio en España. No obstante, el Tribunal
declaró al capitán culpable de un delito contra el medio ambiente.

El Tribunal consideró que el capitán, en calidad de persona encargada de la seguridad de la navegación del buque,
lo que incluye la prevención de contaminación, era responsable de la idoneidad de los equipos del buque, de la
realización de las reparaciones esenciales para la seguridad de la navegación y especialmente responsable del
control del peso de la carga. El Tribunal determinó que el capitán había incumplido su deber de cuidado y había
actuado de modo imprudente

Se dictó una sentencia de dos años de prisión para el capitán.

Responsabilidad civil

En virtud del derecho penal español, toda persona responsable penalmente lo es también civilmente por los daños
causados por el acto penal.

Responsabilidad civil del capitán

En relación con la responsabilidad civil derivada del acto penal, el Tribunal determinó que el capitán era
responsable de daños que se cuantificarían en procedimientos subsiguientes. El Tribunal determinó que esta
responsabilidad civil se debería determinar de acuerdo con el derecho civil. Debido a que se trata de
responsabilidad civil derivada de un derrame de un buque que transportaba hidrocarburos, el Tribunal consideró
que la indemnización estaba regulada por los Convenios de Responsabilidad Civil y del Fondo de 1992.

Aunque reconoció el encauzamiento de la responsabilidad en virtud del CRC de 1992, el Tribunal consideró que el
capitán no podía beneficiarse de la protección establecida en el artículo III.4 del CRC de 1992 porque el daño había
sido originado por la temeridad del capitán y a sabiendas de que tal daño podía producirse. Esto, argumentó el
Tribunal, justificaba la decisión de asignar responsabilidad civil al capitán.

Responsabilidad civil del propietario del buque

En la sentencia, el Tribunal sostuvo que el propietario del buque tenía responsabilidad civil subsidiaria. El Tribunal
consideró que el propietario del buque era responsable de la falta de mantenimiento adecuado del buque y que la
fractura del buque fue debida a un fallo estructural conocido por el propietario del buque.

Asimismo, en la sentencia se afirmó que las mismas consideraciones aplicables al capitán se aplicaban al
propietario del buque. El Tribunal, por lo tanto, consideró que el propietario del buque había actuado
temerariamente y a sabiendas de que probablemente se originarían esos daños y que, por lo tanto, en aplicación
del artículo V.2 del CRC de 1992, el propietario del buque no tendría derecho a la limitación de responsabilidad
establecida en el Convenio.

Responsabilidad civil del asegurador

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En la sentencia también se determinó que el asegurador, el London P&I Club, tenía responsabilidad civil directa
hasta el límite de USD 1 000 millones de su póliza de seguro. El Tribunal aplicó la legislación nacional (derecho
penal, derecho de seguros y derecho de transporte marítimo) para decidir que el asegurador debería pagar
indemnización hasta el monto de la póliza de seguro.

Responsabilidad del Fondo de 1992

En la sentencia se reconoció que el Fondo de 1992 tenía responsabilidad objetiva, limitada de acuerdo con el
Convenio del Fondo de 1992.

Daños

En la sentencia se estableció que la cuantificación de los daños se haría en una etapa posterior en otros
procedimientos judiciales de la Audiencia Provincial de La Coruña y debería basarse en las pruebas presentadas
por todas las partes, incluidos los informes periciales.

Daños morales

En la sentencia, el Tribunal reconoció la posibilidad de que existieran daños morales, que incluían no solamente el
sentimiento de temor, ira y frustración que podría haber afectado a muchos ciudadanos españoles y franceses,
sino también la huella indeleble de la percepción referida a que catástrofes como la del Prestige podrían afectar en
cualquier momento a esos ciudadanos. El Tribunal decidió que en aquellos casos en que se habían reclamado
daños morales, el importe concedido no podría exceder el 30 % del importe acreditado de daños materiales.

Recurso del capitán

El capitán presentó una moción para la desestimación de la sentencia del Tribunal Supremo, argumentando
principalmente que dicha sentencia vulneraba sus derechos fundamentales de defensa, su derecho a un juicio con
todas las garantías y su derecho a legalidad. El Tribunal Supremo rechazó la moción del capitán. El capitán
presentó un recurso de amparo al Tribunal Constitucional pero este tribunal no ha admitido el recurso.

Procedimientos para la cuantificación de las pérdidas

Tras la sentencia del Tribunal Supremo español, el caso fue remitido a la Audiencia Provincial de La Coruña para
iniciar los procedimientos de cuantificación de las pérdidas.

El Fondo de 1992, con la ayuda de sus expertos, examinó la información que los reclamantes habían presentado a
la y respondió a sus alegatos.

El asegurador del propietario del buque, el London P&I Club, también participó en el procedimiento de
cuantificación. El asegurador compareció en el procedimiento de cuantificación, sin perjuicio de su derecho a
valerse de todos los medios disponibles para su defensa en el foro apropiado, y declaró que esa comparecencia
no significaba que aceptase la sentencia del Tribunal Supremo. El asegurador insistió en que no reconocía una
responsabilidad por encima del límite del CRC, pero que en el caso de que no se aceptase ese límite, su
responsabilidad no podría exceder del límite de USD 1 000 millones de su póliza de seguro.

Auto de la Audiencia Provincial de La Coruña sobre la cuantía de indemnización

En noviembre de 2017, la Audiencia Provincial de La Coruña dictó un auto en el que se concedían indemnizaciones
por un total de EUR 1 654 355 475<1>, importe que comprende:

EUR 1 573 622 828 al Estado español, que incluyen daños medioambientales y morales;
EUR 61 258 854 al Estado francés, que coinciden con lo reclamado tras deducirse el importe

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correspondiente al IVA; y
EUR 19 473 793 al resto de los reclamantes, entre los que se encuentran tanto particulares como entes
regionales y locales.

En el auto se dispuso que la suma de EUR 22 777 986 depositada por el London P&I Club de distribuirse entre los
reclamantes a prorrata de las cantidades fijadas en la resolución.

En el auto se estableció que la responsabilidad del Fondo de 1992 era objetiva y limitada de acuerdo con el
Convenio del Fondo de 1992; que el monto disponible procedente del Fondo había de distribuirse a prorrata entre
todas las víctimas del derrame, y que la responsabilidad del Fondo tenía que fijarse según el reglamento que rige el
funcionamiento del Fondo.

En lo tocante a los daños medioambientales, en el auto se reconoció también que, en virtud de los Convenios de
Responsabilidad Civil y del Fondo de 1992, las indemnizaciones por deterioro del medio ambiente, aparte de la
pérdida resultante de dicho deterioro, se limitan al coste de las medidas de restauración razonables. Sin embargo,
el texto de la parte dispositiva del auto era ambiguo con respecto a la parte que debía pagar los daños
medioambientales.

Varias partes, entre ellas el Fondo de 1992, solicitaron a la Audiencia Provincial que efectuase algunas
aclaraciones y correcciones del auto respecto de la cuantificación. En respuesta a tales peticiones, la Audiencia
Provincial enmendó su auto en enero de 2018, manteniendo la cuantía concedida a los Estados español y francés,
pero reduciendo el monto concedido al resto de los reclamantes. Como resultado de esa enmienda, las
indemnizaciones concedidas se redujeron a EUR 1 650 046 893<2>.

Recurso ante el Tribunal Supremo

Varias partes, entre ellas el Fondo de 1992, presentaron recursos ante el Tribunal Supremo.

El Fondo de 1992 recurrió el auto de cuantificación por, entre otras razones, una contravención de lo dispuesto en
los Convenios, una evaluación arbitraria de las pruebas y una contradicción interna entre los razonamientos y las
conclusiones con respecto a los daños. En sus alegatos, el Fondo de 1992 solicitó al Tribunal que declarase, en
particular, que:

la responsabilidad del Fondo de 1992 no incluye daños puramente medioambientales y morales, ya que los
daños de este tipo están fuera del ámbito de aplicación del Convenio del Fondo de 1992;
a los efectos de la distribución de la cuantía de indemnización disponible en virtud de los Convenios,
deberían tenerse en cuenta las pérdidas reconocidas según los Convenios a todas las víctimas, se hayan
personado o no en los procedimientos, y que se respete el nivel de pagos que fije finalmente el Comité
Ejecutivo del Fondo de 1992 al menos con respecto a los pagos que haya de efectuar el Fondo de 1992; y
las pérdidas materiales concedidas deberían ser de EUR 300 471 622 al Estado español y de EUR 42 174
451 al Estado francés.

Sentencia del Tribunal Supremo sobre la cuantía de indemnización

En diciembre de 2018 el Tribunal Supremo español dictó su sentencia sobre la cuantificación de las pérdidas. Tras
varias solicitudes de correcciones y aclaraciones, la sentencia fue rectificada en enero y en marzo de 2019. La
cuantía total adjudicada, después de las rectificaciones, fue de EUR 1 439,08 millones (EUR 884,98 millones por
daños debidos a contaminación más EUR 554,10 millones por daños puramente medioambientales y daños
morales), como se indica a continuación:

La cuantía adjudicada al Estado español es de EUR 1 357,14 millones (EUR 803,04 millones por daños
debidos a contaminación más EUR 554,10 millones por daños puramente medioambientales y daños
morales).

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La cuantía adjudicada al Estado francés es la cuantía total reclamada, es decir, EUR 67,5 millones.
El Tribunal Supremo decidió incluir el IVA en las indemnizaciones adjudicadas a los Estados español y
francés.
La cuantía adjudicada a los reclamantes individuales en España y Francia es de EUR 14,44 millones.

Además, la sentencia adjudicó intereses que el tribunal competente para la ejecución de la sentencia se encargará
de cuantificar.

La sentencia aclaró que no podía obtenerse del Fondo de 1992 resarcimiento de los daños puramente
medioambientales y los daños morales.

La sentencia confirmó el dictamen anterior de que el London P&I Club era responsable de todos los daños
ocasionados por el siniestro, incluidos los daños puramente medioambientales y los daños morales, hasta el límite
de USD 1 000 millones de su póliza de seguro.

Ejecución de la sentencia

El tribunal competente para la ejecución de la sentencia dictó una providencia en la que se solicitaba al Fondo de
1992 que pagase el límite de su responsabilidad una vez deducidas las cuantías ya abonadas, esto es, EUR 28
millones.

No obstante, de conformidad con el Convenio del Fondo de 1992, el Fondo de 1992 tiene la obligación de dar el
mismo trato a todos los reclamantes y, por consiguiente, es necesario mantener disponible una cuantía para pagar
indemnizaciones a aquellos reclamantes de cuyas reclamaciones no se ha ocupado la sentencia del Tribunal
Supremo.

En su sesión de abril de 2019, el Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 autorizó al Director a pagar al tribunal
español EUR 28 millones, menos:

1. EUR 800 000 que deberían permanecer disponibles para hacer frente a cualquier pago que pudieran
determinar las sentencias de los tribunales franceses; y
2. EUR 4 800 que también deberían permanecer disponibles para pagar al Gobierno portugués, a fin de
garantizar que se respete el principio de igualdad de trato entre los reclamantes.

El nivel de pagos final no se confirmará hasta que hayan concluido los procedimientos judiciales entablados en
Francia y se haya tenido en cuenta la distribución dispuesta por el tribunal. En ese momento el Comité Ejecutivo
tendrá que decidir cómo distribuye en Francia el saldo de EUR 800 000 que no se habrá utilizado para pagar
indemnizaciones, y si en efecto se adeudan EUR 4 800 al Gobierno portugués.

En abril de 2019, el Fondo de 1992 consignó en el tribunal alrededor de EUR 27,2 millones. Además, el Fondo de
1992 proporcionó al tribunal una lista de las cuantías adeudadas a los reclamantes en los procedimientos
judiciales en España prorrateadas al 12,65 % (en el caso de las cuantías pagaderas en virtud del Convenio del
Fondo de 1992) y al 2,57 % (en el caso de la indemnización disponible en virtud del CRC de 1992).

Distribución de los pagos por la Audiencia Provincial

En noviembre de 2019, la Audiencia Provincial de La Coruña dictó una orden sobre la distribución de la cuantía
consignada en la Audiencia Provincial por el Fondo de 1992 y de la cuantía correspondiente al fondo de limitación.
La distribución de las cuantías ordenada por la Audiencia Provincial se corresponde en gran medida con las listas
proporcionadas por el Fondo de 1992 sobre cómo se debería distribuir entre todos los reclamantes en los
procedimientos judiciales en España la indemnización disponible en virtud de los Convenios de Responsabilidad
Civil y del Fondo de 1992.

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La Audiencia Provincial de La Coruña efectuó pagos por un total de EUR 51 700 000 a los reclamantes en los
procedimientos judiciales en España. El Estado español, que había llevado a cabo operaciones de limpieza y
adelantado pagos de indemnización a víctimas en España, recibió EUR 40 700 000 de la Audiencia Provincial. El
Estado francés, que había llevado a cabo operaciones de limpieza en la costa de Francia después del derrame,
recibió EUR 9 300 000. Otros demandantes en España y en Francia recibieron en total EUR 1 700 000.

<1> En la parte dispositiva del auto se consignaba la cifra de EUR 1 652 564 284, según se indicaba en
documentos anteriores. Ahora bien, al considerar el auto en su conjunto y teniendo en cuenta sus incoherencias y
errores de cálculo, puede constatarse que el monto total concedido es en realidad EUR 1 654 355 475.

<2> En la parte dispositiva del auto de rectificación se consignaba la cifra de EUR 1 648 255 701, según se
indicaba en documentos anteriores. Ahora bien, al considerar el auto en su conjunto, el monto concedido es en
realidad EUR 1 650 046 893.

Actualizado el: 30.06.2023


Procedimientos civiles
Francia

Doscientos treinta y dos reclamantes, entre ellos el Gobierno francés, entablaron acciones judiciales contra el
propietario del buque, el London P&I Club y el Fondo de 1992 en 16 tribunales de Francia solicitando
indemnizaciones por un total aproximado de EUR 111 millones, incluidos EUR 67,7 millones reclamados por el
Gobierno.

Al mes de noviembre de 2023 había 42 acciones judiciales pendientes de resolución ante los tribunales franceses.
Esa cifra no incluye la acción que el Gobierno francés incoó para proteger sus derechos, puesto que su
reclamación ha sido plenamente satisfecha por el Tribunal Supremo español y ha retirado la acción contra el
Fondo de 1992 en Francia.

Sobre las 42 acciones judiciales pendientes de resolución en Francia, debería señalarse lo siguiente:

Veintitrés acciones, por un total de EUR 5,2 millones, son de reclamantes que también incoaron acciones en
los procedimientos judiciales en España y con respecto a las cuales hay una sentencia firme en España.
Cabe esperar que esas acciones sean retiradas en la medida en que los daños que comprenden las
reclamaciones se solapen con aquellos incluidos en la sentencia del Tribunal Supremo español.
Quedan otras 19 acciones pendientes ante los tribunales franceses, por un total de EUR 1,2 millones.

Hay otras 38 acciones incoadas por reclamantes en Francia por un total de EUR 824 700, si bien el Fondo de 1992
alcanzó acuerdos con esos reclamantes para el pago de EUR 123 906 al 30 % de las pérdidas establecidas, con la
garantía de que la reclamación del Gobierno francés sería “la última de la cola”.

Los tribunales franceses han dictado sentencias en las que adjudican alrededor de EUR 1,18 millones a
reclamantes en Francia. El Fondo de 1992 ha pagado esas reclamaciones al 30 %.

Actualizado el: 10.01.2024


Recursos
Acción judicial interpuesta por España contra la American Bureau of Shipping (ABS) en los Estados Unidos de
América

El Gobierno español entabló una acción judicial contra la ABS ante el Tribunal Federal de Primera Instancia de
Nueva York (Estados Unidos), por la que solicitaba una indemnización por todos los daños causados por el
siniestro, que en principio se estimó que excederían los USD 700 millones y posteriormente se estimó que
superarían los USD 1 000 millones. El Gobierno español sostuvo que la ABS había sido negligente en la inspección

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del Prestige, que no había detectado corrosión, deformación permanente, materiales defectuosos ni fatiga en el
buque y que había cometido una negligencia al conceder la clasificación.

La ABS refutó tal alegación del Gobierno español y entabló a su vez una acción judicial contra este, aduciendo que,
si España había sufrido daños, estos habían sido debidos en su totalidad o en parte a su propia negligencia. La
ABS interpuso una contrademanda por la que solicitó que se ordenase a España indemnizar a la ABS por cualquier
cuantía que esta estuviese obligada a pagar en virtud de toda sentencia en su contra en relación con el siniestro
del Prestige.

La contrademanda de la ABS fue desestimada sobre la base de la Ley de inmunidades soberanas extranjeras
(FSIA). El Tribunal de Distrito dictaminó que la contrademanda de la ABS no surgía de la misma transacción que la
demanda del Gobierno español y, por tanto, no estaba comprendida en la excepción de la FSIA que autoriza
contrademandas contra una entidad soberana extranjera si surgen de la misma transacción que la demanda
original de la entidad soberana.

Primera sentencia del Tribunal de Distrito de Nueva York

En enero de 2008, el Tribunal de Distrito aceptó el argumento de la ABS de que esta estaba comprendida en la
categoría de “cualquier otra persona que preste servicios para el buque” conforme al artículo III.4 b) del CRC de
1992. El tribunal dictaminó asimismo que, conforme al artículo IX.1 del CRC de 1992, el Gobierno español
solamente podría promover contra la ABS en sus propios tribunales y, por consiguiente, aceptó la moción de la
ABS de fallo sumarial, desestimando la demanda del Gobierno.

El Gobierno español recurrió la sentencia. La ABS recurrió también la decisión del tribunal de desestimar sus
contrademandas por falta de jurisdicción.

Decisión del Tribunal de Apelación del segundo circuito

El Tribunal de Apelación dictó su decisión en junio de 2009, en la que revocó tanto la desestimación de la causa
del Gobierno español como la desestimación de las contrademandas de la ABS, que según había sostenido el
Tribunal de Distrito no estaban comprendidas en una excepción de la FSIA.

Con respecto a la reclamación del Gobierno español, el Tribunal de Apelación dictaminó que el CRC de 1992 no
podía privar a un tribunal federal de los Estados Unidos de América de jurisdicción sobre la cuestión. Sin embargo,
al enviar la causa al Tribunal de Distrito, el Tribunal de Apelación declaró que el Tribunal de Distrito aún podría
ejercer su discreción de declinar la competencia basándose en la doctrina del forum non conveniens o en los
principios de cortesía internacional.

La causa fue enviada al Tribunal de Distrito para que se siguiera examinando.

Segunda sentencia del Tribunal de Distrito de Nueva York

El Tribunal de Distrito dictó su segunda sentencia en agosto de 2010, en la que se aceptó la moción de la ABS de
fallo sumarial y se desestimaron de nuevo las reclamaciones del Gobierno español contra la ABS.

El tribunal dictaminó que no estaba dispuesto a aceptar la regla propuesta por el Gobierno español de que “una
sociedad de clasificación tiene el deber de abstenerse de comportamientos temerarios ante todos los Estados
ribereños que podrían previsiblemente sufrir daños debidos a fallos de los buques clasificados”, declarando que
ello equivaldría a “una expansión injustificada del alcance actual de la responsabilidad extracontractual”. El tribunal
también sostuvo que una expansión de esa naturaleza sería incompatible con el deber indelegable del propietario
del buque de proporcionar un buque apto para la navegación.

España recurrió la sentencia del Tribunal de Distrito.

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Sentencia del Tribunal de Apelación del segundo circuito

En agosto de 2012, el Tribunal de Apelación del segundo circuito dictó su sentencia, en la que desestimaba la
reclamación presentada por el Gobierno español. En su sentencia, el tribunal declaró que el Gobierno español no
había presentado pruebas suficientes que permitieran establecer que la ABS hubiera actuado de forma temeraria.
A falta de tales pruebas de comportamiento temerario, el tribunal evitó dictaminar si la ABS tenía la obligación ante
los Estados ribereños de evitar un comportamiento temerario.

Al tomar su decisión, el Tribunal de Apelación tomó nota de los hechos que se exponen a continuación:

Además de sus funciones en calidad de sociedad de clasificación sin ánimo de lucro, la ABS tenía una filial
con ánimo de lucro que efectuaba análisis informáticos de buques (el programa SafeHull) para evaluar y
predecir zonas susceptibles de sufrir fallos estructurales. Los propietarios de dos buques gemelos del
Prestige disponían de los análisis de esos buques llevados a cabo por SafeHull, pero los propietarios del
Prestige (los “buques gemelos” son los construidos según el mismo diseño, aunque entre ellos puede haber
pequeñas diferencias. Los resultados de los análisis informáticos de los buques gemelos no se
compartieron con los propietarios del Prestige ni con los inspectores de la ABS que examinaron el Prestige.
Tras el siniestro del Erika, la ABS propuso promulgar, en colaboración con otras sociedades de clasificación,
cambios en las reglas de clasificación, que habrían incluido la utilización del análisis informático de
SafeHull. Las propuestas nunca se implementaron. Además, la ABS declaró a la sazón que había
emprendido una inspección de todos los buques que había clasificado y que tenían más de 20 años. Sin
embargo, las pruebas mostraron que nunca se había llevado a cabo un examen significativo.
En diciembre de 2000, el Castor, un buque tanque de pequeñas dimensiones clasificado por la ABS, sufrió
graves daños estructurales. A raíz de ello, en octubre de 2001 la ABS declaró que era necesario introducir
ciertos cambios en las reglas de clasificación, en particular por lo que se refería a los tanques de lastre de
los buques tanque más viejos. Sin embargo, en el momento del último reconocimiento anual del Prestige, en
mayo de 2002, no se había implementado ningún cambio en las reglas.
Finalmente, el último reconocimiento especial del Prestige tuvo lugar en China en abril y mayo de 2001, y su
último reconocimiento anual se llevó a cabo en los Emiratos Árabes Unidos en mayo de 2002. En ambos
casos el buque mantuvo su clasificación. España afirmó que, en agosto de 2002, el capitán del Prestige
había enviado un fax a la ABS en el que le notificaba la existencia de problemas estructurales y mecánicos
graves, hecho que fue refutado por la España nunca pudo demostrar que la ABS hubiera recibido ese fax.

Con respecto a la cuestión de la legislación aplicable, el tribunal examinó los factores tradicionales para la
elección de legislación que se tienen en cuenta en la legislación marítima y concluyó que el lugar de la supuesta
negligencia/temeridad de la ABS (la sede de la ABS en los Estados Unidos) era el factor más importante, y que ello
justificaba la aplicación por parte del Tribunal de Distrito de la legislación marítima de los Estados Unidos.

El Tribunal de Apelación no abordó la cuestión jurídica de si la ABS tenía la obligación ante los Estados ribereños
de evitar un comportamiento temerario, sino que sostuvo que España no había demostrado que la ABS hubiera
actuado de forma temeraria. El enfoque del Tribunal de Apelación ha dejado abierta la posibilidad de que esa
cuestión jurídica se decida en otra causa.

Si el Tribunal de Apelación hubiera ratificado el fallo del Tribunal de Distrito de que no había obligación alguna, ni
siquiera con respecto a un comportamiento temerario, ello habría podido excluir la posibilidad de que un tercero
recupere esa cuestión en el futuro en una causa con pruebas sólidas del comportamiento temerario de una
sociedad de clasificación. La posición adoptada por el Tribunal de Distrito de que la ABS no tenía la obligación
ante España de evitar un comportamiento temerario es un fallo exclusivamente para esta causa y es solo
convincente, pero no vinculante, como precedente.

España no recurrió la sentencia, que por lo tanto es definitiva.

Acción judicial interpuesta por el Gobierno francés contra la ABS

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En abril de 2010, el Gobierno francés entabló una acción judicial en el Tribunal de Primera Instancia de Burdeos
contra tres compañías del grupo de la sociedad de clasificación del Prestige, es decir, la ABS, alegando que las
faltas cometidas por la ABS en el marco de su actividad de clasificación de buques habían contribuido al
acaecimiento del siniestro. Los demandados se opusieron a dicha acción invocando la defensa de la inmunidad
soberana, alegando que su actividad de clasificación estaba íntimamente vinculada a la actividad de certificación
que depende de la soberanía de los Estados, concretamente de las Bahamas (el Estado de abanderamiento del
Prestige). El juez remitió el caso al tribunal para una decisión preliminar sobre la cuestión de si la ABS tenía
derecho a la inmunidad soberana frente a procedimientos judiciales. En una sentencia dictada en marzo de 2014,
el tribunal decidió que la ABS tenía derecho a invocar la inmunidad soberana como lo tendrían las Bahamas,
puesto que estaba desempeñando las funciones que el Gobierno de las Bahamas le había delegado. El Gobierno
francés apeló contra la sentencia.

En marzo de 2017, el Tribunal de Apelación de Burdeos anuló la sentencia del Tribunal de Primera Instancia, al
decidir que la ABS no podía beneficiarse de la inmunidad soberana. En su decisión, el tribunal consideró que
Francia no alegaba faltas cometidas por la ABS en su actividad de certificación reglamentaria en nombre del
Estado de las Bahamas, sino la supuesta negligencia de la ABS en el cumplimiento de sus obligaciones durante las
visitas técnicas e inspecciones periódicas realizadas en el contexto de su actividad de clasificación, que estaban
relacionadas con un acuerdo privado entre la ABS y el propietario del Prestige.

El Tribunal de Apelación ordenó que el asunto se remitiera al Tribunal de Primera Instancia para la continuación de
los procedimientos en los que se examinarían las objeciones procesales pendientes y los fundamentos de las
reclamaciones. En junio de 2017 la ABS interpuso un recurso contra la decisión del Tribunal de Apelación. Por
consiguiente, los procedimientos ante el Tribunal de Primera Instancia se suspendieron hasta que el Tribunal de
Casación se pronunciara.

Sentencia del Tribunal de Casación

El Tribunal de Casación dictó su sentencia en abril de 2019. El tribunal consideró que las labores de certificación y
clasificación pertenecían a regímenes jurídicos diferentes y eran independientes. En opinión del tribunal,
únicamente la labor de certificación autorizaba a una entidad de derecho privado a valerse de la inmunidad
soberana del Estado de abanderamiento, siempre que este la hubiera autorizado especialmente a expedir la
certificación reglamentaria, en nombre de ese Estado, al propietario del buque.

El Tribunal de Casación recordó que el Tribunal de Apelación de Burdeos, en su sentencia, había sostenido que en
este caso la responsabilidad de las organizaciones de la ABS, que son entidades de derecho privado, no se
planteaba por su labor de certificación en nombre del Estado de las Bahamas, sino por su labor de clasificación.
Esto era debido a las infracciones cometidas en el cumplimiento de las obligaciones de realizar visitas e
inspecciones periódicas que se les exigía en el acuerdo que la ABS había firmado con el propietario del Prestige. El
Tribunal de Casación, por tanto, confirmó la sentencia anterior y dictaminó que la ABS no podía valerse de la
defensa de la inmunidad soberana en este caso.

Tras la decisión del tribunal, el caso ha vuelto al Tribunal de Primera Instancia de Burdeos para que este examine
los fundamentos de la reclamación de Francia contra la ABS.

Acción judicial interpuesta por el Fondo de 1992 contra la ABS

Consideraciones previas

En octubre de 2004, el Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 decidió que el Fondo de 1992 no debería interponer un
recurso contra la ABS en Estados Unidos. Se encargó al Director que siguiera el litigio en curso en Estados Unidos,
que supervisara las investigaciones sobre la causa del siniestro y que adoptara las medidas necesarias para
proteger los intereses del Fondo de 1992 en cualquier jurisdicción pertinente.

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En lo que se refiere a un posible recurso en España, el Director recibió asesoramiento del abogado español del
Fondo de 1992 en el sentido de que una acción judicial contra la ABS en España encontraría dificultades de
procedimiento. En España se entablaron procesos penales contra cuatro partes, a saber, el capitán, el primer
oficial y el jefe de máquinas del Prestige, y el funcionario que intervino en la decisión de no permitir que el buque
entrase en un lugar de refugio en España. La ABS no era parte demandada en dichos procedimientos. En el
Derecho español, cuando se ha incoado una acción penal, no se puede una acción de indemnización basada en los
mismos hechos o en hechos sustancialmente idénticos a los que constituyen la base de la acción penal, ya sea
contra los demandados en los procedimientos penales o contra otras partes, mientras no se haya dictado una
sentencia definitiva en la causa penal. Por consejo del abogado español del Fondo, el Director recomendó que, por
el momento, no se interpusiera una acción judicial contra la ABS en España.

Acción judicial interpuesta por el Fondo de 1992 contra la ABS en Francia

En su sesión de octubre de 2012, el Comité Ejecutivo tomó nota de la sentencia dictada por el Tribunal tomó nota
de la sentencia dictada por el Tribunal de Casación de Francia en el contexto del siniestro del Erika. En su
sentencia, el Tribunal de Casación había declarado que, en relación con la sociedad de clasificación (el Registro
Italiano Navale, o RINA) , el Tribunal de Apelación se había equivocado al decidir que una sociedad de clasificación
no podía beneficiarse de las disposiciones de encauzamiento que figuran en el artículo III.4 del CRC de 1992. No
obstante, se tomó nota además de que el Tribunal de Casación había decidido que los daños eran el resultado de
la actitud temeraria del RINA y que, por lo tanto, este último no podía contar con la protección concedida por el
CRC de 1992.

Se tomó nota también de que el Tribunal de Casación no había abordado la cuestión de si la sociedad de
clasificación habría tenido derecho a invocar la inmunidad soberana, ya que se consideraba que el RINA había
renunciado a tal inmunidad al haber tomado parte en los procedimientos penales preliminares.

El Director señaló que anteriormente el abogado francés del Fondo de 1992 le había advertido que, en una posible
acción contra la ABS en Francia en el contexto del siniestro del Prestige, el Tribunal aplicaría muy probablemente
la legislación francesa. Se tomó nota además de que la sentencia del Tribunal de Casación en el siniestro del Erika,
que declaraba al RINA responsable de la contaminación derivada de dicho siniestro, podía constituir un precedente
que sería seguido por un tribunal francés en una acción contra la ABS en relación con el siniestro del Prestige.

Tras la decisión del Comité Ejecutivo del Fondo de 1992 en su sesión de octubre de 2012, el Fondo de 1992
interpuso un recurso contra la ABS en el Tribunal de Primera Instancia de Burdeos, como medida provisional a fin
de evitar que caducara la acción con arreglo a la legislación francesa.

La ABS presentó argumentos de defensa alegando que tenía derecho a invocar la inmunidad soberana, al igual que
lo tendrían las Bahamas (el Estado de abanderamiento del Prestige).

Los procedimientos en el Tribunal de Primera Instancia de Burdeos se suspendieron a la espera de la resolución de


los procedimientos judiciales en España, pero han sido restablecidos.

En enero de 2020 se celebró una audiencia para la gestión procesal, en la cual tanto la ABS como el Fondo de 1992
alegaron que el problema de la inmunidad soberana debería ser abordado con carácter prioritario por el juez que
examinase las cuestiones de fondo, junto con el resto de alegatos sobre la admisibilidad presentados por la ABS.

La ABS ha presentado los siguientes alegatos en contra de la admisibilidad de la acción del Fondo de 1992 contra
ella:

soberana: la ABS pretende impugnar la cuestión de la inmunidad soberana hasta la instancia del Tribunal de
Casación, esperando que este tribunal pueda revocar su sentencia de abril de 2019 en el caso del Estado
francés contra la ABS.
Doctrina de la res judicata (cosa juzgada): la ABS argumenta que, dado que los tribunales de los Estados

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Unidos ya la han eximido de toda responsabilidad en el caso del Prestige, la sentencia dictada por el tribunal
de Estados Unidos en el caso del Estado español contra la ABS tiene el valor de cosa juzgada ante cualquier
otro tribunal. En particular, la ABS ha argumentado que, puesto que el Fondo de 1992 está subrogado en los
derechos del Estado español, el cual era parte en los procedimientos en Estados Unidos, la sentencia
dictada en Estados Unidos es vinculante para el Fondo de 1992.
Encauzamiento: en el caso del siniestro del Erika, el Tribunal de Casación opinó que el RINA, la sociedad de
clasificación que certificó el Erika, estaba sujeto al artículo III.4 del CRC de 1992 en calidad de persona que
presta servicios para el buque (si bien esa protección fue denegada, pues el tribunal decidió que los daños
habían sido consecuencia de la temeridad del RINA). La ABS argumenta que, sobre la base de esa decisión,
estaría protegida por el artículo III.4 del CRC de 1992 y que, por consiguiente, la acción del Fondo contra la
ABS no sería admisible.
Caducidad: la ABS defiende que la acción del Fondo de 1992 ha caducado con arreglo a los Convenios de
Responsabilidad Civil y del Fondo, de conformidad con el artículo VIII del CRC de 1992.

El Fondo de 1992 argumenta lo siguiente:

Inmunidad soberana: la ABS no puede valerse de la inmunidad soberana porque la ABS no es una
emanación del Estado de las Bahamas ni contribuye al ejercicio de la soberanía de ese Estado. Además, el
Fondo de 1992 ha argumentado que la solución adoptada por el Tribunal de Casación en su dictamen de
abril de 2019, en la acción interpuesta por Francia contra la ABS, debería aplicarse a la acción del Fondo de
1992. En su sentencia, el Tribunal de Casación reflejó el principio de que, incluso si una sociedad de
clasificación lleva a cabo actividades de certificación y clasificación de manera simultánea, esas
actividades son disociables y la sociedad de clasificación solo tiene derecho a valerse de la inmunidad
soberana en el marco de su actividad de certificación reglamentaria, pero no por su actividad de
clasificación. La acción del Fondo de 1992 se refiere a irregularidades cometidas por la ABS en su actividad
de clasificación.
Autoridad de cosa juzgada de la decisión de un tribunal extranjero: sobre este punto, el Fondo de 1992 ha
tenido que aceptar que tendría que renunciar a su reclamación por las cuantías abonadas en concepto de
indemnización en España, puesto que la decisión del Tribunal de Apelación estadounidense en la acción
interpuesta por España contra la ABS, que desestima la reclamación de España, tenía la autoridad de cosa
juzgada. El Fondo de 1992, no obstante, mantiene la reclamación en subrogación de los derechos de los
reclamantes franceses y el Estado portugués, por una cuantía de EUR 14 365 907,98.
Encauzamiento: las sociedades de clasificación no pueden valerse del encauzamiento de la
responsabilidad, por los siguientes motivos:
La sociedad de clasificación no es un empleado o un agente del propietario del buque, ni un tripulante
(véase el apartado a) del artículo III 4. del CRC de 1992). Con arreglo a las condiciones del acuerdo de
clasificación de buques, la ABS es un contratista independiente y no puede actuar como empleado o agente
de ninguna otra parte.
La sociedad de clasificación no es un práctico ni ninguna otra persona que preste servicios para el buque
(véase el apartado b) del artículo III 4. del CRC de 1992), puesto que no participa en las operaciones
náuticas del buque, y las inspecciones que debe llevar a cabo en él no son servicios proporcionados al
buque sino únicamente a su propietario, a petición de este o de los aseguradores del buque.
Caducidad: dado que el CRC de 1992 no se aplica a acciones por ilícito civil interpuestas contra terceras
partes tales como la ABS, dichas acciones no se rigen por el CRC de 1992. La acción del Fondo de 1992
contra la ABS, por tanto, se regiría por la legislación francesa, que dispone un periodo de limitación de diez
años. Este periodo comenzó a contar el 13 de noviembre de 2002, fecha en que se hundió el Prestige.
Puesto que el Fondo de 1992 interpuso su acción el 30 de octubre de 2012, esta no ha caducado.
En cuanto a los fundamentos de la acción, el Fondo de 1992 argumenta que la responsabilidad de las
sociedades de clasificación sigue la regla según la cual una parte que ejecuta mal un contrato será
responsable por ilícito civil frente a quienes sufran un perjuicio causado por esa mala ejecución. En el caso
del Prestige, el incumplimiento contractual de la ABS se basa en su incumplimiento de las disposiciones
establecidas en su reglamento de clasificación. Por añadidura, en el contexto de los procedimientos
penales en España, el tribunal español se basó en el testimonio de varios peritos para concluir que la ABS

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había mostrado una negligencia e imprudencia graves.

Si el tribunal considera admisible la acción del Fondo de 1992 contra la ABS, el Fondo tendrá que demostrar que la
ABS actuó con negligencia al llevar a cabo su labor respecto de la clasificación del buque.

El abogado del Fondo de 1992 está trabajando con los abogados contratados por el Gobierno francés para
examinar cómo proceder con sus respectivas acciones contra la ABS.

<1> “Buques gemelos” son los construidos según el mismo diseño, aunque entre ellos puede haber
pequeñas diferencias.

Actualizado el: 30.06.2023


Consideraciones
La sentencia dictada por el Tribunal Supremo español no tiene repercusiones financieras para el Fondo de 1992.
Aunque los daños ocasionados por el siniestro exceden con mucho la cuantía disponible para indemnización en
virtud de los Convenios internacionales, la sentencia del Tribunal Supremo reconoció que la responsabilidad del
Fondo de 1992 está limitada a EUR 148,7 millones. La sentencia no tiene repercusiones financieras para los
contribuyentes, puesto que el Fondo de 1992 ya había recaudado todas las contribuciones pagaderas en relación
con este siniestro.

Sin embargo, el Director considera que la sentencia del Tribunal Supremo sienta un precedente peligroso para
otros siniestros en el futuro.

Aplicación de los criterios para la admisibilidad de las reclamaciones

Al reflejar la experiencia acumulada durante muchos años, los órganos rectores del Fondo de 1992 han adoptado
criterios detallados para la evaluación de las pérdidas de todas las clases de reclamaciones, criterios que figuran
en el Manual de reclamaciones. Si bien la posible recuperación de cualquier pérdida es una cuestión que en última
instancia decidirán los tribunales de los Estados Miembros, en la práctica, esos tribunales se guían por los criterios
del Manual de reclamaciones y se basan en ellos. El Tribunal Supremo no tuvo en cuenta los criterios adoptados
por los Estados Miembros y no hizo una evaluación apropiada en cuanto a su aplicabilidad a las reclamaciones. En
opinión del Director, esa decisión y ese enfoque sientan un precedente peligroso que otros tribunales podrían
seguir en futuros casos y que pone en peligro la aplicación uniforme de los Convenios internacionales en todos los
Estados Miembros.

Si pasamos ese argumento a cifras, las pérdidas que sufrió el Estado español habían sido evaluadas por el Fondo
de 1992 en EUR 300 millones. El Tribunal Supremo ha adjudicado EUR 803 millones. En el caso de Francia, la
evaluación del Fondo de 1992 de la reclamación del Gobierno francés ascendía a EUR 42,2 millones, mientras que
el Tribunal Supremo ha adjudicado EUR 67,5 millones.

Daños puramente medioambientales y daños morales

La sentencia del Tribunal Supremo adjudicó EUR 554,10 millones en concepto de daños puramente
medioambientales y daños morales, sobre la base del 30 % de las pérdidas adjudicadas. La sentencia confirmó
que el Fondo de 1992 no es responsable por esos dos tipos de daños, dado que no están contemplados en el
artículo I.6 del CRC de 1992. El Director juzga satisfactorio que el Tribunal haya aplicado los Convenios en este
punto. Sin embargo, lo anterior no es de aplicación al capitán, al propietario del buque ni al London P&I Club y, por
consiguiente, esas partes serían responsables por los daños puramente medioambientales y los daños morales.

Resulta difícil entender los fundamentos de la sentencia en este punto, ya que la responsabilidad del Fondo de
1992 y las del propietario del buque y el club se derivan del mismo artículo I.6 del CRC de 1992. Parece que en este
punto el Tribunal Supremo ha aplicado al propietario del buque y al club la legislación nacional (derecho penal,
derecho de seguros y derecho de transporte marítimo) y, al Fondo, los Convenios internacionales.

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En los Convenios internacionales se establece claramente que la indemnización por deterioro del medioambiente
estará limitada al costo de las medidas razonables de restauración efectivamente tomadas o que vayan a
tomarse. Además, la Asamblea, en una resolución de 1980, decidió que la indemnización no podía pagarse sobre
la base de modelos teóricos.

Aplicar en parte los Convenios internacionales y en parte la legislación nacional es una manera de eludir los
Convenios y de nuevo sienta un precedente peligroso para el futuro.

Ejecución de la sentencia

De conformidad con la sentencia del Tribunal Supremo español, y según lo autorizó el Comité Ejecutivo, el Fondo
de 1992 ha consignado en el tribunal la cuantía disponible en virtud del Convenio del Fondo de 1992, menos las
cuantías ya abonadas por el Fondo de 1992 y dejando aparte una pequeña suma para hacer frente a posibles
responsabilidades en Francia y Portugal. La cuantía pagada al tribunal es de EUR 27,2 millones, de los cuales el
Fondo de 1992 retiene EUR 804 800.

Además del pago, el Fondo proporcionó al tribunal una lista de las cuantías adeudadas a los reclamantes en los
procedimientos judiciales en España prorrateadas al 12,65 % (en el caso de las cuantías pagaderas en virtud del
Convenio del Fondo de 1992) y al 2,57 % (en el caso de la indemnización disponible en virtud del CRC de 1992, es
decir, la cuantía de EUR 22,8 millones consignada en el tribunal por el London P&I Club). Corresponde al tribunal,
no obstante, distribuir la indemnización entre los reclamantes. La Audiencia Provincial dictó una orden con una
lista de distribución que se corresponde en gran medida con lo sugerido por el Fondo.

Al Director le complace observar que la Audiencia Provincial de La Coruña ha distribuido la cuantía depositada
ante ella por el Fondo de 1992 y la cuantía correspondiente al fondo de limitación, con excepción de una pequeña
parte.

Si bien el auto de la Audiencia Provincial de La Coruña impone responsabilidad al London P&I Club hasta el límite
de USD 1 000 millones de su póliza de seguro, no queda claro si tal responsabilidad sería exigible al club con
respecto a toda cuantía que supere el límite previsto en el CRC de 1992.

Recurso interpuesto por el Fondo de 1992 contra la ABS

El Tribunal de Casación de Francia, en el contexto de la acción incoada por el Gobierno francés contra la ABS,
dictaminó que la ABS no puede ampararse en la defensa de la inmunidad soberana. Los procedimientos
continuarán ahora para examinar los fundamentos de la reclamación del Gobierno francés contra la ABS.

En la acción del Fondo de 1992 contra la ABS en Francia, la ABS ha anunciado su intención de volver a presentar
sus alegatos sobre la inmunidad soberana hasta la instancia del Tribunal de Casación, esperando obtener, en esa
instancia, una sentencia que contradiga la dictada por ese tribunal en abril de 2019. Este será un proceso largo en
el cual es posible que el Fondo tenga que presentar escritos que contradigan los alegatos de la ABS.

El Fondo de 1992 está trabajando con el Gobierno francés para examinar cómo proceder con sus respectivas
acciones contra la ABS.

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