Teleología Y Casualidad

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Diánoia, vol. 30, no.

30, 1984

TELEOLOGIA Y CAUSALIDAD

MARGARITA PONCE

INSflTUTO DE INVESflGAClONES FILOs6FlCAS


UNIVERSIDAD NAClONAL AUT6NOMA DE MEXIOO

O. Introducci6n. Hay una relaci6n estrecha entre los problemas de la


teleologia y la causa lid ad como 10 muestra, por ejemplo, la complemen-
tariedad de la explicaci6n teleo16gica y de la causal: ambas conforman
el proceso explicativo, que consiste primeramente en inquirir sobre las
causas de un hecho 0 de un fen6meno cuya actualidad 0 cuyo acontecer
nos sorprende, y luego, una vez encontradas, comprenderlas precisamente
como responsables de tal hecho 0 de tal fenomeno.' Se complementan
asi la explicaci6n causal, que destaca algunas de las condiciones ante-
cedentes -,-llamadas "entidades funcionales" dentro de este contexto.-
de aquello que deseamos explicar, y la teleologica, que destaca las con-
secuencias -a su vez llamadas "fines".
La relaci6n entre teleologia y causalidad se pone de manifiesto cuan-
do se ahonda en las similitudes y en las diferencias que presentan ambos
tip os de explicaci6n: surgen problemas como el planteado por la "Te-
sis de la singularidad" ["The Uniqueness Claim"] -formulada por W.
Wimsatt en su manuscrito "Functional Organization and the Logic of
Functional Analysis"-, la cual expresa la intuici6n de que puede espe-
cificarse solamente una funci6n genuina respecto de algun fin deter-
minado. Ahora bien, esta intuici6n reviste especial importancia en
biologia, donde es uno de los supuestos indispensables para definir y
redefinir (segun las exigencias de su evoluci6n) los sistemas vivientes
(Clr. Wimsatt, Ibid.). Se manifiesta comunmente en la tendencia a usar
el articulo definido la en enunciados funcionales: se dice, v. gr., "la
funci6n de la c1orofila en las plantas es permitirles realizar la foto-
sintesis", y no "una de las funciones de ... " 2 Y las posibles ventajas

1 Esta tesis de la complementariedad de las expIicaciones teleo16gicasy las causales


es central en mi tratamiento de la teleologia, expuesto en La explicacion teleologica,
IIF - UNAM (en prensa).
2 De manera mas formal, suele expresarse 0 bien afirmando que la relaci6n 'desem-
pefia una funci6n en' es asimetrica e irreflexiva, 0 bien tratando las [erarquias fun.
cionales como estructuras de arbol (por ejemplo Wimsatt en el manuscrito men-
cionado).
[155 ]
156 MARGARITA PONCE

tanto pragmaticas como formales de tratar las funciones bajo el supuesto


de que la Tesis de la singularidad es verdadera, parecen esfumarse por
la aparente existencia de circuitos funcionales cerrados," ya que podrian
especificarse entonces varias funciones; el tratamiento formal aludido
conservarfa unicamente un valor heuristico, pues no serla fiel a los he-
chos. Y si consideramos ahora que el estado que llamamos "fin" --en
el ejemplo de la nota 3, 'la circulaci6n de la sangre'- es siempre una
consecuencia causal del fen6meno explicado teleol6gicamente, resulta
que el contexto adecuado para tratar estos problemas de la teleologia
es el de la causalidad, afirmaci6n que justificare en 10 que sigue, exa-
minando luego los aspectos relativos a la noci6n ortodoxa de causa, y
al status ontol6gico de causas y efectos.

1. Teleologic y causalidad. La afirmaci6n de que algunos problemas de


la teleologia deben tratarse desde la perspectiva del de la causalidad se
funda en el hecho -reconocido ampliamente tanto por cientificos como
por fil6so'fos- de que los fines son consecuencias causales de las enti-
dades funcionales.' Efectivamente, biologos, fisicos y sociologos utilizan
los enunciados de funci6n en sentido causal, como podemos corroborarlo
en los textos siguientes -0 en cualquier otra muestra de literatura
cientffica:

1) Las mitocondrias son organelos citoplasmicos que permiten res-


pirar aer6bicamente a las celulas (Jenkins 1975, p. 121).

2) Debido a su masa tan pequefia [los e1ectrones] poseen gran


movilidad; se encuentran libres en algunas condiciones espe-
ciales y, por ello mismo, son capaces de ir de un cuerpo a otro,
produciendo fen6menos como la conductividad electrica, la
ionizaci6n, etc. (Mosqueira 1966, p. 121).5

,3 Un caso de circuito funcional cerrado seria el siguiente: "una funcion del cora-
zon es conrribuir a la circulacion de la sangre. Una funcion de la circulaci6n de la
sangre es contribuir al intercambio de substancias nutritivas y de desecho hacia, y
de, todas las partes del organismo. Una funci6n de esto es contribuir a la fuerza
estructural de la caja toracica. La fuerza estructural de la caja toracica protege los
6rganos internos (incluyendo el corazon) de golpes externos que podrian daiiarlos y
evitar que realizaran su funci6n. -En consecuencia, una funcion de la circulacion .
de la sangre es ... Ifavorecer la circulacion de la sangre!" (Wimsatt 1972, p. 43).
4 Es importante recordar aquf que en el contexto de mi tratamiento de la teleo-
logta, "fin" no debe tomarse en sentido psicol6gico, como meta de la accion inten-
cional, sino en los mas amplios (especi£icados en varias ocasiones, v. gr., en cap. 2,
pp. 51·2 0 en cap. 4, pp. 133·3, 142, de la obra mencionada en la nota I) del estado
a cuyo logro 0 mantenimiento contribuyen las adaptaciones bio16gicas 0, simple-
mente, de las consecuencias a cuya luz comprendemos el fenomeno que los produce.
5 Considero que los anunciados (I) y (2) son funcionales porque en ellos ciertas
TELEOLOG1A Y CAUSALIDAD 157

3) El latido del corazon en los vertebrados tiene la funci6n de


hacer que la sangre circule por el organismo, proveyendolos
asl de alimento, y recogiendo los productos de desecho [de las
celulas] (Hempel 1959, p. 305).

Asi, Hempel y tambien otros autores como Nagel, Lehman y Wimsatt


reconocen y aprueban este uso causal de los enunciados funcionales en
Ia ciencia. El primero de ellos sostiene, por ejemplo, que una entidad
funcional, consistente en rasgos Ienotipicos persistentes de alguna rna-
nera (como el latir del corazon 0 ciertos patrones de conducta),

tiene ejectos que satisfacen alguna "necesidad" 0 "exigencia fun-


cional" [el enfasis es mio] (Hempel 1965, p. 306).

de los sistemas en los cuales se dan. Nagel,

en la hipotesis de que una explicaci6n teleol6gica siempre puede


traducirse a una no teleol6gica equivalente (Nagel 1961, p. 421),

afirma que la diferencia entre ellas

es entonces comparable a la diferencia entre decir que Y es un


efecto de X, y decir que X es una causa 0 condici6n de Y (Ibid.,
p. 405).

Lehman, quien reconoce las dificultades inherentes a Ia noci6n de


causa y quisiera eliminarla del concepto de funci6n, hace notar, sin
embargo, que

reemplazar el concepto de causa con otro mas claro, digamos con


el de condici6n suficiente, serfa cometer una injusticia con el uso
hecho por el bi6logo de los enunciados funciona1es (1965, pp. 15-6).

Y, por su parte, Wimsatt sefiala que los usos mas interesantes de "fun-
cion", a saber, aquellos en que este termino designa funciones de pers-
pectiva, evaluativas 0 teleologicas, nos remiten al concepto de causa
porque, segun dichos sentidos,

entidades (las mitocondrias y los electrones respectivamente) se comprenden conec-


tandolas COI1 sus consecuencias y no con sus condiciones antecedentes, y, aunque no
es usual en ciencias distintas de la biologia 0 de las ciencias sociales, equivaldrlan a:
(I') 'la funci6n de las mitocondrias es permitir que las celulas respiren aer6bicamente'
y (2') 'Ia funci6n de la masa tan pequefia de los electrones es permitir que se en-
cuentren libres en algunas condiciones especiales, capacitandolos para ... • -supo-
niendo que [uncion no es un concepto evaluativo (Cfr., Ponce, Ibid., cap. 4).
158 MARGARITA PONCE

las funciones son consecuencias causales de la entidad funcional


que satisface varias condiciones adicionales. Aun cuando dichas
condiciones adicionales puedan conferir un status especial a las
condiciones causales elegidas, no por ella est as 'funciones dejan de
ser consecuencias causales (Wimsatt Ibid., p. 10).

Asi, despues de considerar los textos anteriores, podemos afirmar jus-


tificadamente que el contexto adecuado para discutir la Tesis de la
singularidad y la posible existencia de circuitos funcionales cerrados es
el causal. No hay manera de tratar el problema de la teleologia sin
tratar por 10 menos los aspectos del de la causalidad mencionados antes
(en p. 2 supra).

2. La nocion ortodoxa de causa. Segun la concepcion ortodoxa 0 es-


tricta de las causas -que, como veremos a continuacion, resulta de-
masiado estrecha para el tratamiento fructifero de la causalidad en la
filosofia y en la ciencia-, estas, para poderse calificar como tales, deben
ser externas al sistema en el cual actuan y de indole dinamica 0 pr~
ductiva. Por ello, desde esta perspectiva tan exigente de la causalidad,
que ataiie al ambito de operacion de las causas y al tipo de entida-
des que deben ser referidas por los terminos singulares 0 por las des-
cripciones definidas configurantes de los enunciados causales, no serfa
posible sostener que los fines (tal como los hemos entendido) sean con-
secuencias causales de alguna entidad funcional. Y, por tanto, el contexto
de la causalidad no serta el mas adecuado para tratar el problema de
Ia teleologia.
Sin embargo, en un tratado de fisiologia leemos 10 siguiente:

4) La importancia [de los genes] estriba en su capacidad para con-


trolar la formacion de otras substancias dentro de la celula. Lo
hacen mediante el denominado codigo genetico. . .. [tres pala-
bras del codigo, GCG, ucu Y GAA] son la causa de la colocacion
de tres aminoacidos, alanina, serina y dcido gluidmico, en una
molecula de proteina (Guyton 1971, P: 31).

y en un analisis de las explicaciones funcionales se afirma que

5) ... el color negro [del 98 '% de los organismos pertenecientes a


la especie Biston betularia] cumple la Iuncion de camuflar a las
palomillas cuando descansan en los arboles ennegrecidos [por
el smog], para que los pajaros que se alimentan de ellas no las
descubran tan facilmente (Williams 1976, p. 40).
TELEOLOGtA Y CAUSALIDAD 159

En (4) el autor asigna un claro papel causal a ciertas partes del 00-
digo genetico -a varios ordenamientos especiales de las bases que cons-
tituyen las moleculas de DNA de los genes.- respecto de la conformacion
y desarrollo del sistema en que se encuentran (una celula]. En (5), si
aceptamos que "cumplir la Iuncion de ... " implica "causar (parcial 0
totalmente) x", la autora asigna un papel causal a cierta coloracion
espedfica exhibida por un grupo de organismos. Pues bien, estos dos
usos de la palabra "causa" serian inadecuados para quienes exigen que
toda causa} para serlo, debe operar por "compulsion externa" (Bunge
1959, pp. 24-5) y, ademas, ser productiva en si misma. Dentro de esta
rigida concepcion de la causalidad, cosas tales como genotipos, orgarie-
los, subsistemas, etc., no pueden calificarse de "causas" debido a que
forman parte de sistemas mas inclusivos, y las causas deben ser agentes
extrinsecos. Y tampoco cosas como la temperatura, la masa, 0 en gene-
ral las cualidades y las disposiciones podrian ser causas, ya que no
poseen, en si mismas, virtudes productivas (Bunge 1959, pp. 21-2).
La primera objecion que puede hacerse a la exigencia de que las
causas deban ser factores extrinsecos a los sistemas dentro de los cuales
operan, es que va contra los usos cientificos -como se ve en los ejem-
plos (1), (2) y (4)-'y filos6£ico -como es claro en los textos de Nagel,
Wimsatt, Hempel y Williams, cit ados respectivamente en las paginas 4-6
supra- de "causa" y "Iuncion". Y estos usos no son arbitrarios en
manera alguna, sino que se apoyan en pruebas empiricas: indudable-
mente los genotipos son causa (parcial) del estado y caracteristicas pecu--
liares de los organismos en que se encuentran: y en ciertas circunstan-
cias una determinada coloracion de la piel (el' color negro en el caso
de las palomillas Biston betularia) determina si los organismos que la
manifiestan sobreviven 0 desaparecen. En consonancia con 10 anterior,
y sin examinar aqui las dificultades que conlleva e1 problema de iden-
tificar la causa de un suceso, podemos aplicar el criterio general empl-
rico para demostrar que algUn hecho 0 algun suceso, c, pueden Ilamarse
legitimamente "causas" debido a que modifican 0 producen otros, e.
Este criteria es operacional y consiste, por una parte (la parte de la
necesidad), en suprimir 0 modificar la presunta causa. Si consecuente-
mente eI efecto no se da, 0 se da de manera distinta, podemos considerar
a c causa de e -10 cual sucede en los ejemplos (4) y (5) que versan
sobre modificaciones causadas por algo que forma parte de un sistema
mas inclusivo, y por una cualidad de la piel de ciertos organismos, res-
pectivamente, Y, por otra parte (la de la suficiencia), en introducir
dicha causa c; si como consecuencia de ello, e se da, tambien podemos
considerar a c causa de e.6
6 Aunque prima facie parece mucho pedir que, con el fin de considerar un hecho
160 MARGARIT A PONCE

. Otra objecion al requisite de que la causa deba ser un factor extrin-


seco consiste en la dificultad para encontrar un criterio general que
determine en que sistema no esta incluida. De modo trivial, podemos
decir que todas las Ilamadas "causas" pertenecen al sistema en el cual
operan, pues todas forman parte del macrosistema que es el universo.
Ademas, intuitivamente es aceptable que si un suceso S, causa otro su-
ceso S2' ambos sucesos puedan formar parte de otro mas inclusivo S:
por ejemplo, si consideramos que Sl es la acci6n de la energia solar y
S2 la supervivencia de las plantas verdes en la tierra, efectivamente Sl
es un factor extrinseco al sistema en que opera (la vida de las plantas
verdes en la tierra). Pero si cambiamos nuestro punto de vista y consi-
deramos elsisterna mas inclusivo formado por el sistema solar, S, tanto
s, como 52 resultan dos de sus componentes, y la operacion 51 modifica
de alguna manera la configuraci6n de S, 10 cual seria un caso similar
al de la acci6n del genotipo respecto de la celula y el organismo.
Por todo ello pienso que, en vez de exigir que las causas operen "por
compulsion externa", debemos contentarnos con una exigencia mas mo-
derada, que bien puede ser la aristotelica de que nada sea su propia
causa (Arist6teles Phys. 195a 5-10). Asf quedaria a salvo cierta extern a-
lidad de la causa respecto de su efecto y, a la vez, desapareceria la in-
consistencia entre este requisito y el uso comun de "causa". El problema
de que, segUn la estricta ortodoxia de la causalidad, los terminos que se
re'fieren a cosas que no poseen virtudes productivas en si mismas no
deben figural' en enunciados causales, es un problema complejo cuyas
rafces se hallan, en parte, en la eoolucion historica del concepto de
causa y, en parte tambien, en que tales cosas, en apariencia no-produc-
tivas, estan descritas inadecuadamente.
Conviene recordar brevemente que, de Ia filosoffa clasica griega a
Galileo, prevalecio la doctrina aristotelica sobre la causalidad. De acuer-
do con ella, toda determinaci6n era determinaci6n causal, pues la pa-
labra "causa" designaba tanto un agente dinamico y productivo que
modi fica 0 cambia a otra entidad ("causa e£iciente"), como factores es-
tructurales, composicionales 0 materiales; y, desde luego, designaba tam-
bien el fin 0 "aquello con rniras a 10 cual" una cosa se hace (Arist6teles,
Ibid., 194b 20-35, 195a 5). A partir de Galileo, el sentido de "causa"
queda restringido al de "causa eficiente", es decir, se refiere ya s6lo a
entidades dinamicas que poseen virtu des generativas y productivas. En
consecuencia, actualmente consideramos que no toda determinaci6n es
o un suceso c, causas de otros, e, que los primeros deban ser tanto necesarios como
suficientes para sus respectivos efectos, esto no resulta desmesurado si recordamos que
la distinci6n necesidadjsuficiencia tiene importancia s610 en el plano de la explica-
d6n, y que tiene que ver con la manera como se describan causa y efecto (Cfr.,
pp. 17-8, infra).
TELEOLOGtA Y CAUSALIDAD 161

determinacion causal. Sin embargo, esta creencia al parecer universal,


cobija en la practica muy diversas actitudes y opiniones sobre 10 que
es una causa; desde la posicion de Bunge que, segun vim os, presupone
la externalidad absoluta de la causa, ademas de su dinamismo y pro-
ductividad, hasta las de los otros autores que hemos mencionado y que
son mas flexibles. Esta disparidad de opiniones apunta hacia un aspecto
sutil del problema: que todavia no acabamos de asimilar bien el con-
cepto moderno de causa. De alguna manera, las otras causas aristote-
licas asoman en la literatura cientffica y filos6fica. Sin dud a existe cierta
nostalgia por los sentidos de "causa" que quedaron eliminados en la
Edad Moderna. Dicha nostalgia se manifiesta, por un lado, en el reno-
vado in teres por el tema de la teleologia y, por otro, en el uso intuitivo
del termino que se sigue aplicando a disposiciones, cualidades y factores
estructurales. Parece haber una tendencia a reinsertar de algun modo
estas olvidadas causas aristotelicas en nuestra noci6n de causa, y esta
tendencia ha promovido (explicita 0 implicitamente) la busqueda de
nociones mas comprehensivas que den cuenta de 1a producci6n de un
resultado particular. Surge asi, por ejemplo, la noci6n de "complejo
causal", la cual permite afirmar que un suceso determinado resulta
tanto de factores causales como de otro tipo de determinantes (Bunge
Ibid., pp. 59-61). Es conveniente, pues, que entre las dificultades que
entrafia el anal isis de la teleologia dentro de un contexto causal, se
tenga en cuenta aquella que represent a esta evolucion, inacabada aun,
del concepto de causa.
Por mi parte, pienso que una posible soluci6n a la dificultad de que
pueden figurar en enunciados causales, disposiciones, estructuras pecu-
liares, cualidades, etc. -las cuales aparentemente no poseen virtudes
productivas--, consiste en describirlas adecuadamente, de manera que
se presenten como entidades dinamicas y, por ende, con capacidad de
provocar cambios y modificaciones en otras cosas. Es decir, debemos
describirlas de manera que cumplan con el dogma central de la onto-
logia de 1a causaci6n, a saber, que las entidades denominadas "causa"
y "efecto" sean sucesos. -Lo cual, de paso, apoyarfa mi tesis de que e1
en'foque correcto en la determinacion de la causa es el epistemol6gico,
el de la descripci6n. Asl, la formulaci6n correcta de (5) en contextos
causales seria:

5') ... la ocurrencia del color negro [en el 98 % de los organis-


mos pertenecientes a la especie Biston betularia] cumple la
funci6n de. .. etcetera.

Muy probab1emente los cientificos se refieren tarnbien a sucesos de


162 MARGARITA PONCE

este tipo cuando hablan de cosas funcionales como un color, una forma
determinada, etc., que, vale reiterar, no podemos eliminar a priori de
la categoria de las causas.

3. La ontologia de la causalidad. Las cuestiones tratadas hasta ahora,


siendo necesarias para mostrar que finesy funciones deben tratarse
dentro de un contexto causal, quedan sin embargo en la periferia del
genuino problema de la ontologia de las causas, :Este consiste en de-
terminar .que clase de enridades son aquellas entre las cuales puede
establecerse una relaci6n de causa a efecto y, aunque sea superficial-
mente, hay que asomarnos a el, ya que no se Ie puede disociar por
completo del de los aspectos pragmaticos de la causalidad, desde cuya
perspectiva tendria sentido decir, por ejemplo, "no hay circuitos fun-
cionales (causales) cerrados".
Aun antes de que Davidson analizara la forma 16gica de los enun-
ciados causales singulares como una simple relaci6n diadica del tipo C
(e, e'), y recalcara la importancia de distinguir las cuestiones de aquello
que es una causa y la de los rasgos elegidos para describirla y, por
tanto, entre

la cuestion de si un enunciado dice con verdad que un suceso


caus6 otro, y la cuestion ulterior de si los sucesos estan caracteri-
zados de tal manera que pod amos deducir, 0 inferir de alguna
otra manera, de leyes u otro tipo de enunciados causales, que Ia
relaci6n era causal (Davidson 1967, p. 88),

se aceptaba que Ia ontologia mas adecuada de Ia causalidad debia ser


una ontologia de sucesos particulares. Sin embargo, esta cuestion, apa-
rentemente resuelta, presenta varias- dificultades: 1) en primer lugar, las
opiniones estan divididas no en cuanto a Ia aceptaci6n de sucesos par-
ticulares, sino en cuanto a si 10 que llamamos "causa" puede ser exclu-
sivamente .un suceso particular. Vim os ya que la literatura cientifica
refleja 10 que varios fi16sofos aceptan: que tambien sucesos genericos,
hechos y esrados de cosas pueden entrar en una relaci6n causal; 2) 0
bien, a veces los autores que aceptan con exclusividad una ontologia
de sucesos para la causalidad, caracterizan estos de manera que den-
tro de su concepto caben otras muchas cosas. Y, 3) aun dentro de una
aparente ontologia de sucesos, 10 que finalmente esta en juego son nues-
tras creencias sobre el tipo de entidades que consideramos tienen pri-
mada desde un punto de vista onto16gico: los objetos 0 el cambio;
Heraclito 0 Parmenides, que siguen oponiendose a traves de las distintas
maneras de entender los sucesos. Otro interes que tienen estas cuestio-
TELEOLOGiA Y CAUSALIDAD 163

nes es que ilustran uno de los problemas mas elusivos y complicados


de la teleologia y de la causalidad, el de la tenue frontera entre 10
onto16gico y 10 epistemo16gico; el de la confusion entre estos planos,
que segun advierte Davidson en el parrafo citado, debe evitarse, dis-
tinguiendo entre examinar el significado de los enunciados causales
singulares, y nuestra comprensi6n de la relaci6n causal. Pero tanto
nuestro aparato conceptual y lingiiistico como nuestra tendencia a bus-
car explicaciones nos conducen con frecuencia a mezclar los dos planos,
Entre los autores que aceptan una ontologia no s6lo de sucesos, sino
rambien de hechos, estan Peacocke (1980, p. 60), Lewis y Mackie. Lewis,
en "Causation" (1973), se limita al analisis de la causalidad entre suce-
sos, entre cosas como "relampagos, batallas, conversaciones, impactos,
paseos, muertes, touchdowns, caidas, besos", etc. (Lewis Ibid., p. 182).
Y, aladvertir que se Iimitaraa tales cosas, admite tacitamente que la
causaci6n puede darse tambien entre otras entidades, de las cuales no
se ocupa. Mackie, en The Cement of the Universe (1974), hace una
distinci6n importante: cuando nos preocupa mayormente la explica-
cion, entonces consider amos que tanto causas como efectos son hechos,
y no sucesos particulares (Ibid., p. 260). Por ejemplo, dice, el hecho
de que Edipo se haya casado con su madre explica la tragedia subsi-
guiente de un modo en que no 10 hace la descripci6n en terminos de
su matrimonio con Yocasta. Y, en consecuencia, distingue entre dos
tipos de causas, una en el plano onto16gico, que son los sucesos y que
denomina "causa productora", y otra en el plano epistemo16gico que lla-
ma "causa explicadora", Esta ultima debe aludir a todos los rasgos que
intervienen causalmente, 0 que son "causalmente importantes", en la
ocurrencia de algun acontecimiento. Introduce asi dos nociones muy uti-
les tanto para el analisis de la causalidad como para el de la teleologia.
Mackie, ademas, caracteriza las causas como condiciones IN US, y en
esta caracterizacion entremezcla -eayendo el mismo en la confusion
sefialada por Davidson respecto del ambito donde tiene importancia la
distinci6n necesidad lsuiiciencia-:-: los planos onto16gico y epistemol6-
gico deIa causalidad. Segun Mackie, el analisis de los enunciados cau-
sales revela la existencia de condicionales contrafacticos, mismos que
se justifican en la inducci6n y en las regularidades correspondientes
(Ibid., pp. 59-60). Y partiendo de la tesis de que un efecto puede resul-
tar de diversas causas (tesis que no comparto pues creo que cuando esto
sucede se debe a que tenemos una descripcion incompleta del e£ecto),
introduce en el analisis de ell as las nociones de condici6n necesatia y
condici6n sujiciente -desde el punto de vista no de sucesos particu-
lares, sino de clases de sucesos. Transcribo este analisis, ya que es clasico
en el tema: suponiendo que el universo es ordenado, podemos tener
164 MARGARITA PONCE

un par de proposiciones universales (aproximadamente) reciprocas


. [a saber,] 'P se sigue de todo (ABC 0 DHG .0 JKL) [cada mayus-
cula representa un tipo de suceso 0 de situaci6n; 'P' representa
el efecto que ocurre siempre que se da alguna conjunci6n de fac-
tores -por ejemplo, A, B y C, conjunci6n que se representa como
'ABC'- (y 10 mismo represen~an 'DGH' 0 'JKL'), pero no cuando
estan presentes s610 algunos de esos Iactores] y 'todo Pesta pre-
cedido por (ABC 0 DGH 0 JKL) ...

Entonces, ... la f6rmula compleja '(ABC 0 DGH 0 JKL)' repre-


senta una condici6n que es tanto necesaria como suficiente para
que P ocurra: cada conjunci6n, tal como 'ABC', represent a una
condicion que es suficiente, pero no necesaria para la ocurrencia
de P. Ademas, ABC constituye una condici6n suficiente minima:
ninguno de sus conjuntos es redundante, es decir, ninguna parte
. de ella, como por ejemplo AB, es ella misma suficiente para P ..
Pero cada factor aislado, por ejemplo A, no es ni una condici6n
necesaria ni una suficiente para P. Y sin embargo se relaciona
claramente con P de una manera importance: es una parte insu-
ficiente mas no-redundante de una condici6n innecesaria pero suji-
ciente (Mackie, tu«, pp. 61-2).

Este tipo de condici6n seria una condici6n INUS.


La prueba de que Mackie entremezcla los planos ontologico y epis-
temol6gico de las causas, es su creencia de que un result ado puede
producirse a partir de diversas causas. Esta afirmaci6n es incorrecta
tratandose de sucesos particulares, pues cada suceso incluye una gran
complejidad de factores que, en las circunstancias en que acaecen, los
hacen suficientes y necesarios para la ocurrencia de otro suceso (e£ecto)
particular. La afirmaci6n cobra, en apariencia, mayor plausibilidad en
un plano mas abstracto, el de la explicaci6n, en el cual las descripcio-
nes adecuadas, y en 10 posible com pl etas, son tan importantes. Sin em-
bargo, sostener que la causa puede ser descrita s610 como condici6n
suficiente para su efecto, indica que no se toma en cuenta el caracter
complementario de las descripciones en terminos de necesidad-suficien-
cia. Tal como Davidson 10 sefiala (Cfr., p. 23 infra) si decimos que
cierto tipo de suceso representa una condici6n suficiente pero innece-
saria para la producci6n de otro, nos hace falta una mejor descripci6n
del efecto. Bi por 10 contrario, consideramos que la causa es una con-
dici6n necesaria pero insuficiente del efecto, 10 que seguramente nos
hace falta es una descripci6n mas completa de la causa (Davidson,
1967, p. 89).
Kim, por su parte, tambien hace notar que el tratamiento de las
causas en terminos de condiciones es quiza mas adecuado cuando se
TELEOLOGfA Y CAUSALIDAD 165

trata de nuestra comprensi6n de la causalidad y no de su ontologia. Dice


ademas que en el anal isis de Mackie subyace una confusion entre los
sucesos y sus descripciones, confusion que se debe al uso que com un-
mente se hace de oraciones completas y de frases nominales para desig-
nar sucesos (Kim, 1971, P: 56) -un ejemplo de oracion completa seria
"comenzo un incendio en una casa", y uno de frase nominal "el hun-
dimiento del Titanic".
Estas expresiones, dice Kim, deben considerarse "terminos singulares
que se refieren a sucesos particulares" y por tanto deben complemen-
tarse con "especificaciones cronologicas explicitas" (Kim, Ibid.,_ p. 60).7
Kim sostiene asimismo que la ontologia adecuada de la causalidad
es la de sucesos, aunque caracteriza estos de manera que su nocion in-
cluya aquello que entendemos por estados. Advierte que los sucesos no
son entidades lingiiisticas, sino que puede hablarse de ellos, referirse a
ellos y describirlos. Tampoco sedan proposiciones (es decir, entidades
abstractas), sino entidades concretas limitadas espacio-temporalmente
(Kim 1969, p. 198). Hasta aqui to do parece ir bien, mas afiade luego
que 10 anterior tambien es verdadero de categorias parecidas como "es-
tados, condiciones, procesos, y quizas tambien hechos" (Ibid., P: 198);
entidades todas ellas que, salvo en el caso de los procesos (0 secuencias
de sucesos), nos parecen intuitivamente menos fuertes que los sucesos
particulares, desde un punto de vista ontol6gico. As!, cuando aplica su
nocion de suceso a la causalidad, adolece del mismo defecto que critica
a Mackie, pues entremezcIa los planos ontol6gico y epistemologico a
traves de su preocupacion por combinar el analisis en terminos de
necesidad y suficiencia de este autor, con un analisis mas plausible del
sentido de los juicios causales singulares (Kim, 1971, p. 59). Desea en-
contrar entidades que "posean tanto un elemento de generalidad como
un elemento de particularidad", e impulsado por este deseo, caracteriza
los sucesos como

la realizaci6n de propiedades en regiones espacio-temporales par-


ticulares 0 en objetos (si aceptamos algun tipo de ontologia de
substancias). .. [estas entidades] Henan el expediente; ellas son
generales en cuanto implican propiedades, y particulares en cuanto
implican regiones particulares de espacio y tiempo, u objetos. En

7 No profundizare en este problema semantico; sin embargo, recordemos que


Davidson en "The Individuation of Events", afirma a su vez que tambien Kim
confunde los pIanos onto16gico y epistemo16gico, pues cae en el error de confundir
hechos y sucesos. La tesis de Davidson es que las oraciones completas relativas a
sucesos (por ejemplo "Cesar murio"), estan existencialmente cuantificadas y son ge-
nerales, por 10 cual no hay tal termino singular que pueda referirse a un suceso.
No aSI en e] caw de las frases nominales, que 51 se refieren a sucesos.
166 MARGARITA PONCE

consecuencia, consideramos que un suceso es la ejemplificaci6n de


una propiedad empirica por cierto objeto en tiempo dado (0 alter-
nativamente, en una regi6n espacio-temporal: pero adoptaremos
el primer enfoque);

finalmente, insiste en que

tal como se usa el termino 'suceso' debe entenderse en sentido


amplio, y referirse tanto a estados como a sucesos -en el sentido
estricto de que implica cambios (Ibid., pp. 59-60).

Kim argumenta que esta tesis es connatural al lenguaje ordinario,


pues las entidades que normalmente llamamos "sucesos" se designan
mediante el uso de frases del tipo de "la muerte de Socrates", 0 de "el
hundimiento del Titanic". Y, efectivamente, el uso normal de estas fra-
ses en contextos causales y funcionales, por 10 menos en la Iiteratura
cientifica, parece apoyar la tesis de Kim sobre la necesidad de carac-
terizar los sucesos de manera que, aun en la ontologia de las causas, se
manifieste un elemento de generalidad. Sin embargo, no podemos igno-
rar que el uso de "causa" 0 "entidad funcional" para designar hechos
revel a que la ciencia no esta mayormente interesada en sucesos parti-
culares, sino en tipos de sucesos, y las expresiones que en una lectura
superficial aparentan ser enunciados singulares, causales 0 funcionales,
por ejemplo,

6) La funcion de la clorofila en las plantas es perrmtir que estas


realicen la fotosintesis (Nagel 1961, p. 403)

son en realidad explicaciones abreviadas como la siguiente:

6') Cuando las plantas se hallan en un medio provisto de agua,


bioxido de carbono y Iuz solar, producen almid6n; si las plan-
tas no poseen clorofila, aun cuando tengan agua, bi6xido de
carbono y luz solar, no producen almid6n; por tanto, las plan-
tas contienen clorofila (Nagel iu«, p. 403).8

8 En el texto, citado en (6'), faltarfa la premisa "las plantas producen almid6n".


Pero dejando de lado estas minucias, para Nagel (6) "explica la presencia de la
clorofila (cierta substancia A) en las plantas (en todo miembro S de una clase de
sistemas, que posee, cada uno, cierta organizaci6n C de partes componentes y de pro-
cesos). (6) explica esto declarando que, cuando se provee a una planta de agua,
bi6xido de carbono y luz solar (cuando S se halla en cierto medio E, 'interno' y
'externo'), produce almid6n (cierto proceso P que tiene como resultado un producto
definido, tiene lugar) 5610si la planta contiene clorofila. EI enunciado generalmente
conlleva, de manera tacita, la suposici6n de que sin almid6n la planta no puede
continuar sus actividades caracterfsticas, tales como crecer y reproducirse (no puede
TELEOLOG1A Y CAUSALIDAD 167

7) La carencia de un sistema precoz de alarma cause el desastre.

Si bien (segun se desprende del analisis de Davidson aludido ante-


riormente) una ontologia de sucesos particulares es la mas adecuada
para la causalidad, no podemos ignorar que tanto la caracterizacion
que Kim hace de los sucesos, como aquella que Mackie hace de las
causas, y el uso comun de enunciados como (6) y (7) para designar cau-
sas, efectos, funciones 0 fines, surgen de nuestra tendencia a buscar
explicaciones y a manejar generalidades. Y esta tendencia, 10 mismo
que nuestras teorias e intereses, hacen dificil evitar confusiones como
la tratada aqui. Ademas, los aspectos onto16gico y epistemo16gico de la
causalidad (y por ende de la teleologia) se relacionan via la verdad
de los enunciados causales singulares, verdad que, en ultimo termino, se
funda en nuestra creencia de que existe una ley (conocida 0 descono-
cida) de la cual ese enunciado es un caso. Una razon mas de la difi-
cultad de separar estos campos es que los problemas de la determinacion
de la causa y de la especificacion de cadenas causales se plantean, y
quizas tambien se resuelven, dentro de una perspectiva epistemo16gica,
a cuya luz las afirmaciones de Mackie y de Kim que hemos visto cobran
nuevo valor y utilidad.
Otro tratamiento clasico en el genero es la propuesta de Davidson
sobre el criterio de identidad de dos sucesos. Sostiene que la manera
correcta de plantear el problema es en un nivel lingiiistico, donde po-
demos preguntarnos cuando son verdaderas ciertas oraciones de la forma
"a '= b", en las cuales suponemos que terminos singulares que designan
sucesos ocupan el lugar de "a" y "b" (Davidson 1969, p. 216). Como
parte de sus objeciones a Kim, Davidson dice que oraciones como
"Bruto mato a Cesar" no se refieren a sucesos, porque segun sefiale
antes, se 'hall an existencialmente cuantificadas y son generales respecto
de los sucesos (Davidson Ibid., P: 221). Y en cuanto a las causas, afir-
rna que

de hecho, los sucesos no son necesarios 0 suficientes como causas,


sino los sucesos como descritos de un modo 0 de otro. Es verdad
que no podemos inferir, del hecho de que el fosforo habia sido
frotado y de leyes causales plausibles, que el fosforo se encendio:
nos va mejor si comenzamos con el hecho de que un fosforo seco
fue frotado en presencia de oxigeno suficiente. Nose sigue que

mantenerse a si misma en cierto estado G); ... (Nagel 1961, p. 403). En esta ada-
'racion de Nagel, ni la entidad funcional (la presencia de la clorojilai, ni el fin
(cierto estado G) aparecen como sucesos particulares.
168 MARGARITA PONCE

algo mas que el frotamiento particular de este Iosforo, que acaecio


se requiera para causal' su "encenderse" (Davidson Ibid., P: 224).

Davidson ilustra asi la difusa frontera entre los aspectos ontol6gico


y epistemologico de la causalidad. Y en cuanto al criterio de identidad
de los sucesos, dice que

los sucesos son identicos sii tienen exactamente las mismas causas
y efectos (Ibid., p. 231).

Debido a la ambiguedad de "causa", este criterio propuesto por Da-


vidson, en abstracto, parece correcto y plausible, pero en la practica
ofrece muchas dificultades porque, en la identificacion de causas y
cadenas causales, el sujeto juega un papel determinante, con su carga
de teorias, intereses y limitaciones.
Ahora bien, volviendo a la cuestion clasica que subyace en todas estas
discusiones, es decir, a la de que clase de entidades tienen primacia
ontologica, si los objetos 0 los sucesos (entendidos en sentido estricto),
la posicion de Kim es interesante pues se situa dentro de una ontologia
substancialista que parecia superada en Ia ciencia actual. Su caracteri-
zacion de sucesos permite concluir que los objetos tienen primacia. Y
as1, la relacion causal se estableceria, en ultimo termino, entre objetos,
que son las entidades en las cuales puede ejemplificarse una propiedad.
El antecedente de Kim en la antigiiedad es Aristoteles, aunque la
interpretacion de sus textos en este sentido es delicada. Por eIlo, re-
currire aqui a la autoridad de Ross.
Aristoteles, en el Iibro VII de la Metajisica afirma que

la substancia es principio y causa (Met., 1041a 8-10). Es aquello


que buscamos cuando preguntamos "por que una cosa se puede
predicar de otra... Por ejemplo, ~por que truena? Esto equivale
a '~por que se produce un sonido en las nubes?' ... Evidentemente
buscamos la causa. Y esta (hablando en abstracto) es la esencia,
que en algunos casos es el fin, por ejemplo en el caso de una casa
o de una cama, y en algunos casos es el primer motor; porque
este tarnbien es una causa. Pero mientras que la causa eficiente se
busca en los casas de la genesis y la destruccion, la causa final
se busca tambien en el caso de ser (Ibid., 20-35).

Ross interpreta el texto anterior reiterando que, en abstracto, la subs-


tancia es causa y fuente original, pero en concreto, las causas son 0 el
fin °la causa eficiente (Ross, "Introduction", en Met., pp. cxi-cxii).
Podria argiiirse que Aristoteles, al hacer una diferencia entre la causa
TELEOLOG1A Y CAUSALIDAD 169

en abstracto y la causa en concreto, tambien da prioridad a los sucesos,


por 10 menos en 10 concerniente a la causalidad. Sin embargo, Ross
es formal y dice que, segun el Estagirita, "la presencia de la esencia de
la cosa concreta" es "la causa directa de su ser" iIbid., p. cxi), y pode-
mos conduir que, sin esa causa original, ningun otro tipo de causa po-
dria ejercer su influjo sobre la causa en cuestion.? Ahora result a daro
que Kim se situa en la linea aristotelica,
Dentro de la misma linea, Bunge denomina "entidad" 0 "cosa fisica"
a los sistemas concretos (que pueden ser, por ejemplo, una onda de
luz 0 una comunidad humana), es decir, a todos los existentes. Y sos-
tiene que

Los acaecimientos 0 los procesos son 10 que ocurre a, en y entre


sistemas concretos,

afiadiendo expresamente, contra la interpretacion actual de la fisica, que

la doctrina metafisica segun la cual las cosas no son mas que con-
juntos de acaecimientos, no tiene raiz cientifica (Bunge 1969,
p. 720).

Lo interesante de estas afirmaciones es revelar que Bunge adopta, asi-


mismo, la posicion que da prioridad a los objetos, aunque, es justo
reconocer, para ella expresion "sistemas concretes" se aplicaria tanto
a un campo magnetico como a una particula.
La ciencia, hoy en dia (segun escuchamos en una conferencia de Jor-
ge Bosch, sobre desarrollos recientes de la Fisica), parece respaldar la
tesis de que los sucesos son las entidades primarias 0 los componentes
basicos de nuestro universo. En consecuencia con esto, la teoria del "Big
Bang" postula un suceso en el origen del cosmos; y la realidad fisica
estarfa constituida por combinaciones de sucesos elementales, como, por
ejemplo, el choque de dos electrones. Sin embargo, debemos reconocer
. que esta idea es completamente antiintuitiva, pues no imaginamos el
movimiento 0 el cambio aislados, sino que creemos mas bien que algo
es 10 que cambia, se mueve, choca, etc. Asf, resulta curioso que siendo
indudablemente la posicion que da primada a los sucesos, la que mejor
concuerda con la ontologia exigida por el analisis davidsoniano de la
forma logica de enunciados causales singulares, Davidson mismo adopte
-como es su costumbre.-; una actitud neutral y afirme que
9 La interpretacion de Arist6teles que hace Wieland coincide en la tesis de que
segun el Estagirita, las causas y los efectos son propiamente los objetos, y solo de
manera secundaria podria decirse que los procesos "causan" 0 "sean causados".
(Cfr. Wieland 1962, p. 150.)
170 MARGARITA PONCE

la mayoria de los sucesos se entienden como cambios en un objeto


o substancia mas 0 menos permanente. Y hasta. .. parece plausible
que el concepto de un suceso depende, en todos los casos, de la
idea de un cambio en una substancia, a pesar del hecho de que
en el caso de algunos sucesos no es Iacil decir cual es la substancia
que sufre el cambio (Davidson 1969, p. 226).

Funda luego su tesis neutralist a sobre las nociones de substancia y


suceso en la noci6n de dependencia conceptual:

una oraci6n como "John asest6 el golpe" trata de dos particulares,


John y el golpe. La distinci6n entre terminos singulares y predi-
cados no queda abolida. Mas bien, el asestar se predica tanto de
John como del golpe. Esta simetria en el tratamiento de las subs-
tancias y sus cam bios refleja, creo, una simetria subyacente de
dependencia conceptual. Las substancias deb en su importancia
especial en la empresa de la identificaci6n, al hecho de que ellas
subsisten a traves del tiempo. Pero la idea de subsistencia es inse-
parable de la idea del subsistir bajo ciertos tip os de cambio -de
posicion, tamafio, forma, color, etc. Como podriamos esperar, los
sucesos desempefian con frecuencia un papel esencial en identificar
una substancia. En consecuencia, si seguimos la pista del autor
de Waverly 0 del padre de Annette, 10 hacemos por medio de
identificar un suceso, 0 escribiro engendrar. Ni la categoria
de subs tan cia, ni la categoria de cambio pueden concebirse sepa-
radamente una de la otra (Ibid., P: 227).

Lo cierto es que hay dificultad en decidirse por una u otra de las


tesis anteriores. Por una parte, el sentido comun y nuestra intuici6n nos
indinan hacia la tesis substancialista, POl' otra, la ciencia, con sus desa-
rrollos mas actuales, parece apoyar la tesis de la primada de los suce-
sos. Y, finalmente, cierta antipatia por las respuestas neutralist as nos
llevan a desconfiar de las afirmaciones de Davidson. Sin embargo, bien
puede ser que Davidson tenga raz6n y que los conceptos substancia-su-
ceso sean correlativos. Es decir, que su naturaleza sea relacional y nos
sirvan para estructurar ciertos elementos, componentes de 10 que de no-
minamos "realidad", cuya naturaleza desconocemos. En su status onto-
l6gico, substancia y suceso serian similares a causa y ejecto, que tambien
tienen una naturaleza relacional, y que nos servirian, asimismo, para
estructurar las modificaciones que percibimos en 10 que nos rodea.
En resumen, podemos conduir que dentro del problema de la causa-
lidad, y a partir del intento por descubrir entre que tipo de entidades
puede establecerse una relacion causal, se perfiIan nitidamente -aun-
que su analisis esta lejos de ser nftido-> dos pl~nos: el onto16gico y el
TELEOLOGiA Y CAUSALIDAD 171

epistemol6gico; el de la "causa productora" y el de la "causa explica-


dora" (en palabras de Mackie). Desde la perspectiva del primero de esos
pIanos, las causas pueden ser unicamente sucesos particulares: desde la
del segundo, pueden contarse como causas los sucesos genericos, los
hechos y los estados de cosas -pues de todos ellos se pide generalmente
una explicaci6n. Este ultimo representa el ambito donde el sujeto; can
sus intereses y modos de describir los sucesos,desempefia un papel deci-
sivo en la configuraci6n de las causas. Queda claro tambien que hoy
en dia la palabra "causa" designa, 0 bien 1) el agente productivo y
dinamico que efectua algun cambio en otra cosa, es decir, un suceso
particular acotado espacio-temporalmente; 0 bien designa, 2) aquello
que produce el efecto tal como estd descrito; aquello que explica la
peculiaridad del efecto que nos interesa, 10 cual, precisamente, nos im-
porta para la explicaci6n.

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