Kant 22.23
Kant 22.23
Kant 22.23
1. Para Kant (1724-1804), la filosofía debe comenzar por una crítica de la validez, los límites y las
posibilidades de la razón que responda a estas preguntas: 1. ¿Qué puedo conocer?, 2. ¿Qué debo
hacer?, 3. ¿Qué me cabe esperar?, y 4. ¿Qué es el hombre?
2. Es la propia razón la que tiene que hacer esta crítica de sí misma, como si ella fuera al mismo
tiempo el juez y el acusado en un tribunal que juzga los errores que puede cometer en su intento
de encontrar la verdad1.
3. La “Crítica de la razón pura” (1781) es una investigación de la primera cuestión, y en ella de-
muestra que todo conocimiento es una síntesis entre la materia de las sensaciones y la forma del
sujeto de ordenarlas y pensarlas.
4. La forma de percibir las sensaciones se caracteriza por el espacio y el tiempo, que no son propie -
dad de la cosa en sí misma, sino formas a priori de nuestra receptividad o sensibilidad.
5. Este apriorismo del espacio y el tiempo permiten explicar además el carácter universal de los jui-
cios matemáticos 5+7=12 o la h2=c2+c2, a los que Kant denomina juicios sintéticos a priori.
6. La forma de entender esas sensaciones se caracteriza a su vez por doce categorías o conceptos
puros que tampoco son propiedad de la cosa en sí misma, sino modos a priori de entender esas
sensaciones, y entre los que destacan los conceptos de causa y sustancia.
7. Este apriorismo de la causa y la sustancia permiten explicar también el carácter universal de los
juicios de la física del tipo “todas las cosas tienen una causa”, a los que Kant también considera
juicios sintéticos a priori.
9. Para Kant pues el hombre no conoce la realidad en sí misma, sino sólo la realidad como su men -
te o razón la percibe y ordena. Por eso se le llama a este sistema idealismo trascendental, porque
lo que llamamos el mundo es en cierto modo sólo un producto de nuestra propia mente.
10. Otra forma de llamar a la filosofía kantiana es filosofía del límite, porque no podemos acceder a
la realidad en sí, sino sólo a la apariencia que tiene para nosotros.
11. La realidad en sí misma o cosa en sí es como una x desconocida, una incógnita que no podemos
despejar, algo que sólo es pensable que exista pero de la que no conocemos nada ni nunca podre-
mos hacerlo.
12. Es precisamente este límite de la razón el que no van a aceptar algunos filósofos postkantianos
de la edad contemporánea, que van a pretender decir lo que es la cosa en sí, con posturas tan
opuestas como Hegel con su Espíritu Absoluto o Schopenhauer con su Voluntad.
2. El problema de la ética.
1. La Crítica de la razón práctica (1788) responde a la pregunta “¿Qué debo hacer?” con el recono -
cimiento del deber como el fundamento de la moral humana.
1Uno de esos errores es el que ha cometido el empirista Hume, al afirmar que en el futuro no tienen por qué ocurrir los mismos he-
chos que en el pasado (escepticismo),
Otro de esos errores el que comete el racionalista Spinoza, al afirmar que el hombre está determinado en todos sus actos y carece de
libertad de elección (dogmatismo)
2. Para Kant el deber es un hecho -o como dice en alemán Faktum- que no hay que demostrar, por -
que todo el mundo lo encuentra directamente en su conciencia.
3. Este deber le viene dictado al hombre por su propia razón, no por ninguna autoridad política o
religiosa, por lo que se trata de una moral autónoma o autolegisladora.
5. Es un deber además que no incluye ninguno contenido concreto, sino la forma general de la ac -
ción, y que se puede enunciar de tres maneras:
6. a) Obra de tal manera que puedas querer que tu máxima de conducta se convierta en una ley uni-
versal.
7. b) Obra de tal manera que trates a toda persona no como un medio sino como un fin en sí mismo.
8. c) Obra de tal manera que tu voluntad pueda considerarse como la legisladora de toda la humani-
dad.
9. Ahora bien, el hombre no sólo se encuentra en su conciencia con el hecho del deber, sino que
también con pasiones como el miedo, el placer, el dolor, la ambición, etcétera.
10. Precisamente es este conflicto entre la conciencia del deber y las pasiones lo que constituye su
moralidad, a diferencia de lo que le pasa a los animales, que carecen de conciencia, o lo que le
pasaría a un ser cuya voluntad no estuviese condicionada por las pasiones e inclinaciones de su
sensibilidad, sino solo por la ley moral, y que por lo tanto no tuviese que elegir entre el deber y
la pasión.
11. El hombre en cambio es libre de seguir la una o la otra de las motivaciones, y por ello la libertad
es el presupuesto de la moralidad.
12. Pero no basta que el hombre elija el deber por miedo al castigo, sino que debe elegirlo por respe-
to al mismo.
13. Kant considera sin embargo que la experiencia y la historia nos muestran que muchas veces las
personas que han obrado de un modo más respetuosos con la ley moral, son las que peor lo han
pasado, por lo que la ley moral sería absurda si no hubiese otra vida en la que las personas que
hacen el bien reciban alguna recompensa.
14. Por ello Kant considera razonable los postulados de la inmortalidad del alma y la existencia de
un Dios que haga justicia en otro mundo.
3. El problema de Dios.
1. El problema de Dios en Kant recibe como hemos visto dos tratamientos diferentes en la Crítica
de la razón pura y en la Crítica de la razón práctica.
2. En la primera lo considera como una idea generada por la propia razón humana en su dinámica
de ampliación continua de conocimiento.
3. La Idea de Dios carecería sin embargo de valor teórico, como le sucede también a la Idea de
Mundo o la Idea de Alma, pues al carecer de datos empíricos sobre ellos no son objetos sobre los
que podamos pensar.
4. En la segunda sin embargo Kant considera a Dios como un postulado de la razón práctica, del
mismo modo que la inmortalidad del alma.
5. Sólo en el caso de que haya Dios y éste haga justicia tiene sentido la existencia del deber y de la
ley moral por cumplir la cual sufren tantas penalidades las persona que la respetan.
2. En cuanto parte del mundo de la necesidad está determinado por las leyes de la naturaleza y pue-
de ser objeto de estudio como cualquier otra cosa natural.
3. En cuanto parte del mundo de la libertad o del espíritu no puede ser objeto de estudio ni sus ac-
ciones determinables por ninguna ley.
4. Tal dualidad la expresa Kant de modo poético con la expresión “El cielo estrellado sobre mí y la
ley moral dentro de mí”.
5. El primero le hacía sentirse insignificante ante la grandeza del espacio, pero el segundo le hacía
creerse superior a la naturaleza.
5. El problema de la política.
1. Para Kant el Estado tiene como fin garantizar el respeto a los derechos humanos de las personas.
En ese sentido considera que siempre será necesario su existencia, pues no todo el mundo hace
uso de su libertad de forma moral.
2. No obstante, pensaba que era posible llegar a una paz perpetua entre los hombres a medida que
estos fueran saliendo de la ignorancia y aprendiendo a respetar la dignidad de las personas.
3. Incluso veía posible una sociedad mundial de naciones libres que se relacionasen entre sí confor-
me a la razón y sin usar la violencia.
4. Al proceso por el cual el hombre iba liberándose de su dependencia y cobrando mayor autono-
mía moral lo denominaba Ilustración (Aufklärung)