Desarrollo Lingüístico

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MINISTERIO DE EDUCACIÓN

DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR


INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR N° 10

Educación Temprana
Desarrollo del Lenguaje

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MINISTERIO DE EDUCACIÓN
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR
INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR N° 10

PROF. DE EDUC. ESPECIAL CON O. EN CIEGOS Y DISMINUIDOS VISUALES

Espacio Curricular: Educación Temprana


Profesora:
Alumnos:
• Alarcón, Paola
• García, Melina Anahí
• Maime, César Ricardo
• Ortega, Camila
• Romero, Camila Lorena
Curso: 1er año
Año Lectivo: 2.022
Tema: Desarrollo del lenguaje
El lenguaje, una habilidad
El lenguaje es una cualidad que nos diferencia de las demás especies, es uno de los
mejores vehículos de comunicación, facilitador de las primeras interacciones sociales y
favorece el aprendizaje.
La maduración es un requisito fundamental para la aparición del lenguaje y del habla,
antes del que el niño comience a manipular los primeros símbolos y luego a emitir las
primeras palabras es fundamental la maduración de ciertas zonas del cerebro pero
también debe existir un ambiente que estimula la emisión primero de balbuceo y luego de
palabras. El hecho es que si no hay otro a quien el niño no pueda dirigir sus palabras, otro
que retroactivamente le haga saber al niño que sus palabras y sonidos tienen efecto sobre
todo a nivel afectivo pero, existen unos periodos clave y una serie de etapas para el
desarrollo del lenguaje:

– Durante los primeros tres años de vida es cuando aparece el período más intenso en la
adquisición de las habilidades del habla y el lenguaje.
– El cerebro estará predispuesto al aprendizaje de forma intensa hasta alrededor de los 7
años.
Algo preocupante ocurre cuando es ignorado el llanto de un bebé de cinco a ocho meses.

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Si esto sucede alguna que otra de vez, de manera puntual, a una hora en la que es
imposible atenderlo, esa llamada no oída no tiene importancia y hasta ayuda al niño a
desarrollar una percepción temporal sobre sus peticiones.
Pero, si en la escuela infantil y en otros escenarios en el que los adultos estén dedicados
a otras cosas, el niño con demasiada frecuencia no es atendido, el llanto se podrá hacer
menos exigente y el niño empezará a esperar cada vez menos del adulto, lo que
acarreará dos problemas: la quiebra del sentido de autoestima, y su llanto débil, corto y
frágil indicará el descubrimiento de que es poco importante.
Además, perderá el sentido de que “las personas se comunican” y, sin comprender la
ausencia de respuesta a sus tentativas, descubrirá el fracaso en el esfuerzo para
comunicarse.
La persistencia de agresiones como ésas va acallando el llanto, dejando la mirada cada
vez más opaca, las expresiones faciales cada vez más inexpresivas. Se transforma
tristemente en “un bebé buenecito”, consciente de su inutilidad.

HITOS EN EL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN, EL LENGUAJE Y LA


AUDICIÓN

ETAPA PRELINGÜÍSTICA (DE 0 A 12 MESES)

De 0 a 5 meses:
– Emite ruidos con su garganta.
– Crea sonidos relacionados con el placer y el dolor (risas, llantos o quejas).
– Aparecen los gorjeos y gritos.
– Hace pequeños ruidos cuando se le habla.
– Sensibilidad ante el ruido.
– Se calma al oír la voz de sus padres.
– Atención visual.

De 6 a 12 meses:
– Comprende la palabra “no”.
– Conoce y responde a su nombre.
– Se divierte con los juguetes que emiten sonidos y disfruta con las canciones.
– Emite balbuceos.
– Aparecen las protoconversaciones:
. Protoimperativas: el niño quiere algo y se dirige con gestos o con la mirada hacia su
objetivo.
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. Protodeclarativas: el niño transmite un sentimiento.


– Surge el laleo que son sonidos vocálicos y consonánticos (“mamama”, “papapa”,
“bababa”).
– Intenta comunicarse con gestos.
– Llora al separarse de sus padres.
– Trata de repetir algunos sonidos.

ETAPA LINGÜÍSTICA (A PARTIR DE 12 MESES)


PERIODO PALABRA- FRASE (DE 12 MESES A 2 AÑOS)

De 12 a 18 meses:
– Pronuncia las primeras palabras, con significado (“mamá” ,“papá” o “agua”).
– Responde a preguntas sencillas mediante lenguaje no verbal (¿Dónde está?, ante
objetos o imágenes).
– Más capacidad comprensiva que expresiva.
– Llora ante la separación de sus padres, su llanto dura mucho tiempo.
– La pronunciación puede ser poco clara. (aba, cheche o tete).
– Utiliza una o dos palabras para indicar una persona o un objeto.
– Aparecen las holofrases.
– Su vocabulario será de 4 a 6 palabras.
– Intenta imitar palabras sencillas.
De 18 meses a 24 meses:
– Pronuncia sin errores todas las vocales y los fonemas más sencillos.
– Comienza a usar otros sonidos de la lengua.
– Distingue el femenino y el masculino.
– Utiliza la tercera persona para referirse a sí mismos.
– Es capaz de pedir los alimentos por su nombre.
– Emite onomatopeyas (animales, transportes, etc).
– Al final de la etapa el vocabulario será de unas 50 palabras, aún puede cometer errores
en la producción.

PERIODO DE LAS PRIMERAS FRASES (DE 2 A 6 AÑOS)

De 2 a 3 años:
– Aparece el lenguaje telegráfico (coche mío o más leche).
– Puede agrupar objetos por familias.
– Conoce conceptos como “dentro de”, “grande”, “guapa”,etc.
– Sabe pronombres como “yo”, “tu” y “ella”.
– Aparece el juego simbólico.
– Hace inflexiones en su voz para hacer preguntas ¿mi pelota?.
– Aparece el ¿Por qué? Y ¿para qué?.
– Comienza a usar el plural.
– Se produce la explosión del lenguaje. El vocabulario se amplía de 250 a 900 palabras.
– Mezcla la realidad y la ficción.

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– Hace enunciados de 3 palabras.


– Su habla se vuelve más precisa.

De 3 a 4 años:
– Sale del egocentrismo y entra en la etapa del lenguaje social.
– Mantiene la interacción con otras personas.
– Usa los sonidos del habla correctamente.
– Es capaz de describir objetos comunes.
– Se divierte con el lenguaje y disfruta con los absurdos.
– Expresa ideas y sentimientos.
– Usa verbos en gerundio.
– Repite enunciados largos.
– Domina la gramática.
– Comienza a responder a preguntas sencillas que se refieren a algo que no está
presente.

Es muy importante tener en cuenta que, no todos los niños desarrollan las habilidades del
habla y el lenguaje de la misma manera, sin embargo, todos los niños siguen éstas etapas
para dominar las habilidades del lenguaje, además, el desarrollo del lenguaje está
directamente relacionado con los siguientes factores:

– Biológico: Son las propias características fisiológicas del niño.


– Familiar, afectico, emocional, sociocultural y estimulación por parte de su entorno, y esto
es que, el desarrollo del lenguaje va unido a la incorporación continua de sonidos
producidos por las personas con las que interactúa, la interiorización de estos sonidos y la
asociación de signos y símbolos. Hay que tener en cuenta que, los niños que se sienten
emocionalmente seguros y que son lingüísticamente bien estimulados, consiguen hablar
antes.

Debemos ser prudentes, efectivamente cada niño adquiere el lenguaje de una manera
diferente, siempre dentro de un espectro temporal que tenemos que tener en cuenta.

La famosa frase del “ya hablará”, durante un tiempo ha sido la que ha propiciado que,
menores con trastornos en el desarrollo del lenguaje u otros déficits, acudieran a nuestras
consultas de manera tardía, pudiendo haber llevado a cabo una intervención temprana
que favoreciera el desarrollo global del niño.

OTROS FACTORES QUE PUEDEN PRODUCIR EL RETRASO DEL LENGUAJE

Estos retrasos pueden ser generados por una multiplicidad de factores de los que, aparte
de la predisposición hereditaria, se describirán otros como:

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• Déficit auditivo y visual:

Hemos descrito ya anteriormente que el oído intacto es una de las condiciones


importantes para aprender a hablar, dado que esta adquisición en sus inicios se basa
fundamentalmente en el circuito "audición-fonación". De allí que cuando esta capacidad
auditiva está ligeramente disminuida suelen producirse retrasos en el desarrollo del habla.
Aparte del oído, el niño también necesita ver bien para aprender el lenguaje de quienes le
rodean. Aquí la imitación, o aprendizaje por observación, contribuye en gran medida a
dicha adquisición. Los niños suelen observar e imitar los movimientos que produce la
boca de sus padres al hablarles.
No es ninguna casualidad, por ejemplo, que entre las primeras palabras del niño se
encuentren las expresiones /papá/ y /mamá/, pues la /p/ (pe) y la /m/ (eme), son sonidos
labiales, precisamente los más fáciles de observar e imitar. Sin embargo, el niño no
solamente imita los movimientos del habla, sino también la mímica y los gestos que
acompañan y forman parte de la expresión del lenguaje, desempeñando la vista un papel
importante como parte del proceso total de esta adquisición.
Tal hecho no es posible en los niños ciegos, ya que éstos carecen de esta posibilidad, no
siendo extraño que el 35 al 41 por ciento de ellos tengan perturbaciones y serias
dificultades en la adquisición del lenguaje verbal.
• En el desarrollo intelectual:
El pensamiento y el lenguaje constituyen una unidad. Por eso, si la capacidad mental de
un niño está disminuida, repercutirá forzosamente en su lenguaje. Empero, no se puede
afirmar tajantemente que cuanto menor es la inteligencia tanto mayor será el retraso en la
evolución del lenguaje.
Hay casos de niños con un nivel de inteligencia ostensiblemente disminuida, pero pese a
ello aprenden a hablar bastante bien. En cambio, hay otros con déficit intelectual muy
ligero y suelen presentar perturbaciones muy considerables del habla.
Para saber si un niño es retrasado mental, es necesario que el psicólogo lo examine con
tests de tipo no verbal, determinando su cociente intelectual y, de ser de un nivel inferior,
es probable que ésta sea la causa del retraso del habla.
Así pues, cuando el retraso obedece a un déficit mental, la activación del desarrollo del
lenguaje no es más que parte de un programa integral de estimulación o habilitación, en el
que se toma en cuenta una serie de aspectos del comportamiento integral del niño, así
como el soporte familiar, donde los padres desempeñan un papel importante y
trascendental.
• Retrasos en la evolución corporal:
El desarrollo del habla no se puede separar de la evolución corporal. Si el desarrollo
corporal va retrasado, por ejemplo a causa de un nacimiento prematuro, con poco peso y
con graves perturbaciones nutritivas, no se debe esperar que la evolución del habla
transcurra normalmente.

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En estos niños se observa a menudo lo que se denomina "intervalos mudos", que


consisten en un período de tiempo durante el cual el niño "entiende" lo que se le habla,
pero él no "sabe o no puede" hablar.
Por tanto, los problemas de la evolución corporal son un factor causal del retraso en el
desarrollo del habla.
Abordaje Pedagógico
“Un maestro debe poner mucha atención a aquellos niños que presentan defectos
del habla, mostrándose afectuosos, comprensivos y tolerantes con ellos, creando
así un ambiente adecuado para su integración social y rendimiento escolar.”
Pablo Félix Castañeda
El defecto del habla en un niño que ingresa a la escuela supone un handicap para su
integración y adaptación social, así como para conseguir el rendimiento escolar en
proporción a la capacidad que tiene. Además, el niño en dicho medio puede sentirse
marginado por sus compañeros, incluso humillado y frustrado, generándole sentimientos
de inferioridad y minusvalía con respecto a sí mismo.
Pautas generales para que la maestra o maestro pueda enfrentar y ayudar al niño
con dificultades o trastornos del habla:
• La (el) maestra(o) tiene que intervenir en forma oportuna y conveniente para
neutralizar las condiciones negativas del ambiente escolar.
Por otro lado, en la escuela la maestra o maestro, que es la figura importante,
debe tener siempre presente, para las distintas actividades, las desventajas del
niño con respecto a los demás y debe considerarse la enorme significación que
tienen estas actividades en la vida afectiva del niño y la influencia que ejerce el
medio sobre dicho aspecto, debiéndose promover experiencias gratificantes para
esta clase de niños en una forma sutil y adecuada, para que así puedan vivenciar
la satisfacción del éxito o el triunfo.
La maestra (maestro) debe explicar a los niños en qué situación van a realizar las
diferentes actividades que se propongan los niños con alguna discapacidad, es
muy probable que ellos sepan actuar de un modo correcto para que el niño con
discapacidad no se sienta inferior a sus compañeros. Similarmente se deben
propiciar en forma creativa e imaginativa actividades con el niño con defecto del
habla, haciendo que no se sienta inferior “en todo” frente a los otros y,
consiguientemente, sentir la satisfacción de ser importante en algún aspecto.
• Es preciso establecer una relación de proximidad y amistad con la familia y los
compañeros del niño, entrando en los sentimientos afectivos y comprensivos de
ellos.
• La maestra debe tratar de no corregir al niño cuando habla mal, mucho menos
delante de los demás, sino que debe propiciar un momento y lugar apropiado para
la corrección.
• Si el niño preguntara sobre su problema, no le deberá ocultar el tipo de defecto
que tiene, pero cuidando de no despertar el sentimiento de inferioridad. Esto
requiere tacto y paciencia por parte de la maestra o maestro.
• Cuando el niño habla se le debe escuchar con paciencia, sin hacer observaciones
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sobre su forma de hablar, tratando más bien de comprender lo que quiere decir. Si
preguntara por su dificultad, le dirá que eso es muy frecuente en los niños y que
incluso hay otros muy inteligentes y capaces que tienen también esa dificultad.
Explicar al niño que la forma de hablar nada tiene que ver con la inteligencia y
otras cualidades. Lo que importa es que un niño sea bueno y que cumpla con sus
tareas o deberes. Eso es lo que hace que todos quieran a un niño.
Es bueno que enfatice que nadie es perfecto en este mundo, todos tenemos
defectos: la misma maestra puede señalar un defecto en sí misma, como el hecho
de usar anteojos, pero al lado de esos defectos hay otras virtudes o cualidades
que son las que cuentan y permiten que una persona llegue a conseguir todo lo
que honrada y sanamente se propone en la vida.
• Cuando el niño reacciona en forma crítica y catastrófica como consecuencia de la
burla de los compañeros sobre su defecto, la maestra deberá enfrentarlo tomando
medidas como las que se señalan a continuación:
-Oponerse a la conducta reactiva y negativa del niño llamando la atención del
mismo sobre las actividades positivas que es capaz de realizar y en las que él es
mejor que sus compañeros.
Cabe señalar que estas situaciones, algunas veces, son difíciles de enfrentar para
la maestra, ya que el niño reacciona ofuscándose ante las humillaciones o burlas
de los demás, disminuyendo la confianza en sí mismo y en sus posibilidades de
superación. Esto suele ocurrir cuando la maestra no asume una actitud
neutralizadora adecuada del ambiente y una comprensión prudente y, sobre todo,
cuando no induce a hacer reflexionar, en alguna medida, sobre otras cualidades
destacables que tiene el niño en comparación a sus compañeros de salón.
-En ausencia del niño, la maestra deberá hablar con sus compañeros de clase,
con el propósito de que comprendan el problema que tiene el niño. Aquí debe
enfatizar sobre la noción de que todos tenemos defectos e, incluso, hacer que
cada niño razone y exponga cuál es su defecto, comenzando por la maestra
misma y explicar que a nadie le gusta que alguien se burle de un defecto que uno
tiene y del cual no es culpable.
-Si los que se burlaron son niños de otra aula, esta conversación será abordada
sobre la misma base comprendida en el acápite anterior, bien por la misma
maestra o por la maestra de la sección, a petición de la primera.
Puede resultar también adecuado, como una medida preventiva, limitar dentro de
lo posible las relaciones del niño con defecto del habla al mismo grupo con el que
está estudiando. Esto no resultará difícil como parece, si la maestra pone atención
a las actividades de sus alumnos durante el recreo, donde es generalmente
cuando surgen estos problemas. Una llamada de atención oportuna puede actuar
como una medida excelente de prevención para evitar problemas posteriores.
• Las evaluaciones y calificaciones del niño con defecto del habla deben ser hechas
sin necesidad de exponerlo a dar lecciones orales al frente. Sin embargo, si bien la
participación oral del niño ante una audiencia no es deseable, no debe tratar de
suprimirse totalmente. La maestra debe saber, por ejemplo, que el niño tartamudo
puede cantar y eventualmente recitar sin ningún tipo de tartamudeo. En
consecuencia, la maestra puede solicitar algunas veces la participación oral del
niño, pero sus calificaciones se basarán principalmente en tareas realizadas en
pizarrón, delante de sus compañeros o en base a pruebas escritas. Deberá cuidar
también de no llamar la atención de los demás sobre la forma de calificar al niño,
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para que esta situación sea aceptada como natural por todos los demás y por el
mismo niño.
No obstante, si la maestra sabe que la tartamudez o defecto del habla tiene
períodos en que el niño habla bien, puede aprovechar esos períodos para
examinarlo oralmente, cuidando que la experiencia sea enteramente positiva. Por
ejemplo, la maestra, una vez que se ha asegurado de que el niño ha comprendido
bien la explicación dada previamente, puede hacerle repetir delante de sus
compañeros de clase la lección referida. Esto favorecerá a que el niño vaya
adquiriendo mayor autoconfianza y, también, corregir y mejorar su lenguaje verbal.
• La actitud que la maestra debe asumir ante el niño con defecto del habla debe
estar revestida de todas las características de neutralidad y equidistancia que
exige una buena relación y manejo de esta clase de niños. En efecto, todos y cada
uno de los niños del aula deben sentirse, por turno, “preferidos”. Pero esa
preferencia nunca debe ser notoria para los demás, aunque es un hecho normal
que la afectividad de una maestra o maestro, así como de una madre o un padre,
se incline hacia uno de sus alumnos o hacia uno de sus hijos. Como puede
comprenderse, esto es un hecho que se da, pero otra cosa es demostrarlo
ostensiblemente, generando desorganización y caos en el aula o en el hogar, con
la reacción intempestiva de aquellos que se consideran “desplazados”.
Por esta razón, en el ánimo del niño con trastornos de lenguaje, debe quedar bien
claro que su maestra lo quiere, lo comprende, lo apoya, pero también lo trata con
la misma vara que a los demás y que le exige el cumplimiento de sus obligaciones.
Los maestros generalmente suelen insistir y enfatizar sobre sus “correcciones”.
Esto, sin duda, lo hacen con buena intención y, sobre todo, con el fin de mejorar
con rapidez los errores ortográficos y demás fallas del alumno. Pero, frente al niño
con defecto del habla, el maestro debe ser más prudente, limitando sus
observaciones, en un inicio, a las estrictamente necesarias e indispensables De
esa forma no desequilibrará el orden en el aula llamando la atención de los demás
sobre el defecto del niño. Esto favorecerá a que la maestra pueda ir corrigiendo
sutil y progresivamente el defecto del mismo y facilitando, además, que éste se
vaya adaptando al comportamiento de sus compañeros y al de su maestra, sin
tener de entrada una sensación de rechazo y fracaso.
• La maestra deberá estar alerta para evitar que el niño utilice su defecto como
pretexto para no estudiar o no rendir suficientemente en la escuela. Ante el menor
indicio de que esto esté ocurriendo, la maestra debe conversar detenidamente con
el niño, fuera de la hora de clase, para hacerle comprender con afecto, pero con
exigencia, que no estará dispuesta a aceptar este tipo de excusas. Debe ser
franca, clara y afectuosa a la vez. Es conveniente que la maestra puntualice las
capacidades del niño, demostrándole que el defecto que tiene no guarda relación
con su mal rendimiento. Que él pue- de dar mucho más y que la tartamudez o
defecto de su lenguaje no tiene que ver con sus faltas en el estudio.
Una vez aclarado el asunto con el niño, la maestra debe ser firme en sus actitudes
con él y sus compañeros, manifestándoles a la vez comprensión, afecto y
consideración.
• Realizar observaciones de valor relevante sobre el comportamiento del niño, pero
siempre y cuando la maestra tenga interés por ayudarlo. Estas observaciones son
de gran interés para que el especialista se informe y encauce de manera eficaz el
tratamiento del niño, motivo por el que la maestra debe estar dispuesta a dar toda
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la información de sus observaciones del niño en el ambiente escolar.


• El control adecuado de las relaciones en el salón de clase tiene una gran
importancia, no sólo para el niño con defecto del habla, sino también para los
compañeros. El correcto manejo de la maestra puede evitar situaciones de tensión
entre los niños, donde no falta que unos sean más nerviosos que otros. Así la
maestra debe adecuar la conducta del niño a las pautas de conducta que tiene el
conjunto de niños del salón de clase.
• Pautas a seguir en el aula con un niño con discapacidad visual:
a. Contar con un diagnóstico para identificar qué tipo de discapacidad visual
tiene para lograr un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje. Ya que hay
diferentes tipos como ser: leve, moderado, grave y ceguera.
b. Estimulación auditiva: para todos, pero especialmente para los estudiantes
con discapacidad visual, es importante desarrollar una buena capacidad
auditiva, ya que es útil para recoger información (aprender a estudiar con
grabaciones sin perder la atención; aprender a identificar, discriminar y
localizar los sonidos para detectar obstáculos; como sistema de
orientación; para reconocer las voces de las personas, etc.).
c. Estimulación sensorial: potenciación de todos los sentidos para conseguir
un mayor desenvolvimiento.
d. Verbalizar todas las acciones que como docentes desempeñemos,
anunciando qué cosas escribimos en el pizarrón, dictando consignas o
permitiéndole a un compañero de banco que lo haga, describiendo láminas
u objetos que utilicemos como apoyo didáctico, relatando situaciones que
se suceden a diario y que son plenamente visuales, como gestos de pedido
de silencio, actitudes del grupo, etc.
e. El desarrollo de la lectura auditiva (lectura en voz alta grupal o a través de
recursos tecnológicos) promueve la atención y la memoria. Asimismo,
debemos incentivar el enriquecimiento del vocabulario y la participación
oral en conversaciones con pares y adultos. Es muy importante trabajar la
comprensión de textos y la posterior puesta en común (intercambio con
pares).
f. Utilizar las adecuaciones de material con que contemos (mapas y gráficos
en relieve, objetos tridimensionales, textos grabados en diferentes forma -
tos). No olvidemos que todos los recursos específicos son provechosos
para la totalidad del alumnado. Estos materiales serán provistos por la
Escuela Especial, adaptados por el maestro integrador, los equipos de
atención y estimulación, prestados por entidades como bibliotecas para
ciegos o audiotecas, así como generados por nuestra propia creatividad.
g. Estrategias a incorporar: Lectoescritura braille y uso de recursos
matemáticos como cubaritmo, caja de geometría, ábaco, calculadora
parlante, etc. Informática adaptada y Destrezas táctiles.
h. Tener una buena organización en el aula y en el centro. Si el entorno
permanece, en la medida de lo posible, estable será más fácil para el
alumno orientarse y desplazarse por sí solo.
i. Enseñarle a ser autónomo. No solo a la hora de moverse por el centro,
también en su cuidado personal o el uso del material escolar.
j. Desarrollar su capacidad visual. Si el niño posee restos visuales, por
mínimos que sean, el educador debe aprovecharlos. La percepción visual
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también se puede aprender.


Además, en el aula ordinaria se debe cuidar la luz y la presentación de los
materiales. Por ejemplo, ampliando las imágenes en las pizarras
electrónicas o permitiendo al alumno que use el ordenador.
k. Estimular el resto de sentidos. Es fundamental la estimulación del resto de
sentidos del alumno, especialmente el táctil, para que pueda absorber toda
la información que le rodea. Es importante disponer de material
para trabajar el tacto —por ejemplo, de fichas en relieve—: un paso previo
para el aprendizaje del sistema de lectoescritura con braille.
l. Fomentar el juego simbólico. Los niños ciegos muestran mayores
dificultades y retraso a la hora de desarrollar la capacidad de representar
los objetos en su mente. Desde la escuela y en el seno de la familia es
prioritario que se ayude a trabajar la imaginación. En este sentido, es
recomendable ofrecer al niño juguetes que representen objetos reales e ir
introduciendo algunos más abstractos. Los juegos de rol con el educador
también le ayudarán a construir situaciones y diálogos ficticios.
m. Potenciar el trabajo en grupo. Además de facilitar la inclusión del alumno
en el aula, el trabajo cooperativo con sus iguales mejorará sus
competencias sociales y sus habilidades comunicativas. El niño aprenderá
a identificar las emociones de los otros por vía auditiva y a normalizar el
contacto físico con sus compañeros.

Estas condiciones propiciadas por la (el) maestra(o), le permitirán ir descubriendo y


señalando los aspectos positivos del niño afectado, así como de sus demás compa-
ñeros, creando de ese modo un aliciente de emulación en los compañeros del aula. Esto
al mismo tiempo permitirá al niño compensar cualquier sensación de fracaso con
experiencias positivas. Estas son las pautas que los maestros deben tener en cuenta con
los niños con trastornos o defectos del habla, contribuyendo desde su posición y
responsabilidad como educador(a) del niño, al tratamiento y mejoramiento de su defecto.
También es conveniente que sepan que su comprensión, apoyo y afecto constituye un
soporte importante para esa clase de niños, igual que la prudente y oportuna intervención
neutralizadora sobre los efectos negativos del ambiente escolar, que es indispensable
para ayudar al niño en su adaptación y ajuste personal al medio, evitándole las
consecuencias negativas en el desarrollo futuro de su personalidad.

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