Versiculos para 6 Meses

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ASPIRANTE: OCTAVIO MORALES BERMUDEZ

EVIDENCIA: DIARIO DEVOCIONAL DE 6 MESES

JULIO
Salmos 23:1 (1 de julio): "El Señor es mi pastor, nada me falta." En Dios
encontramos plenitud. Él nos guía, provee y cuida con amor constante.
Salmos 27:1 (2 de julio): "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El
Señor es la fortaleza de mi vida, ¿quién me amedrentará?". En la presencia de
Dios, encontramos seguridad y valentía para enfrentar cualquier desafío.
Salmos 46:1 (3 de julio): "Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está
presente en nuestras dificultades." En tiempos de dificultad, encontramos consuelo
y fortaleza en Dios, nuestro refugio seguro.
Salmos 34:8 (4 de julio): "Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que
en Él se refugian." Experimentamos la bondad de Dios cuando confiamos en Él.
En su amor hallamos verdadera felicidad.
Salmos 119:105 (5 de julio): "Tu palabra es lámpara a mis pies y luz en mi
sendero." La Palabra de Dios ilumina nuestro camino, guiándonos con sabiduría
en cada paso que damos.
Salmos 139:14 (6 de julio): "Te alabo porque soy una creación admirable. ¡Tus
obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!" Somos creaciones únicas y
asombrosas de Dios. Cada detalle de nuestra existencia refleja su maravillosa
obra.
Salmos 19:14 (7 de julio): "Que las palabras de mi boca y la meditación de mi
corazón sean de tu agrado, Señor, roca mía y redentor mío." Que nuestras
palabras y pensamientos reflejen la adoración y la búsqueda constante de agradar
a Dios.
Salmos 103:2 (8 de julio): "Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de
sus beneficios." Recordemos y agradezcamos constantemente los innumerables
beneficios que recibimos de la mano de Dios.
Salmos 37:4 (9 de julio): "Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu
corazón." Cuando encontramos placer en Dios, nuestros deseos se alinean con
Su voluntad, llevándonos a una vida plena.
Salmos 51:10 (10 de julio): "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un
espíritu recto dentro de mí." Busquemos la renovación interior, permitiendo que
Dios transforme nuestros corazones hacia la santidad.
Salmos 40:8 (11 de julio): "Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está
en mi corazón." La verdadera alegría se encuentra al seguir la voluntad de Dios,
guardando Su Palabra en nuestros corazones.
Salmos 46:10 (12 de julio): "Quédense quietos y sepan que yo soy Dios; seré
exaltado entre las naciones, seré exaltado en la tierra." En medio de la agitación,
confiemos en Dios, reconociendo Su soberanía sobre todas las cosas.

Salmos 119:11 (13 de julio): "En mi corazón he atesorado tus dichos para no pecar
contra ti." Almacenemos la Palabra de Dios en nuestro corazón como escudo
contra la tentación y el pecado.
Salmos 16:8 (14 de julio): "Siempre tengo presente al Señor; con Él a mi derecha,
nada me hará caer." Mantengamos la conciencia constante de la presencia de
Dios, nuestra roca y seguridad en todo momento.
Salmos 34:17 (15 de julio): "Claman los justos, y el Señor oye; los libra de todas
sus angustias." En nuestras aflicciones, confiemos en que Dios escucha nuestras
oraciones y nos libra de todo sufrimiento.
Salmos 119:165 (16 de julio): "Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay
tropiezo para ellos." En la obediencia a la Palabra de Dios encontramos paz y
seguridad, evitando caer en las trampas de la vida.
Salmos 103:3 (17 de julio): "Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que
sana todas tus dolencias." Experimentamos la gracia y la sanidad divina cuando
nos acercamos a Dios con humildad y arrepentimiento.
Salmos 119:133 (18 de julio): "Dirige mis pasos conforme a tu palabra; que
ninguna iniquidad domine sobre mí." Oremos para que Dios guíe cada uno de
nuestros pasos, permitiendo que Su Palabra nos libre de toda maldad.
Salmos 19:14 (19 de julio): "Que las palabras de mi boca y la meditación de mi
corazón sean de tu agrado, Señor, roca mía y redentor mío." Que nuestras
palabras y pensamientos reflejen la adoración y la búsqueda constante de agradar
a Dios.
Salmos 37:7 (20 de julio): "Guarda silencio ante el Señor, y espera en Él con
paciencia; no te exaltes por el éxito de otros, por los que maquinan planes
malvados." En tiempos de espera y desafíos, confiemos en la soberanía de Dios y
evitemos la envidia.
Salmos 139:23-24 (21 de julio): "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos inquietos. Ve si hay en mí algún camino
malo, y guíame por el camino eterno." Abrámonos a la corrección divina,
permitiendo que Dios examine nuestros corazones y nos guíe hacia la verdad
eterna.
Salmos 119:18 (22 de julio): "Abre mis ojos para que vea las maravillas de tu ley."
Oremos por la iluminación espiritual para comprender y apreciar la belleza de la
Palabra de Dios.
Salmos 51:17 (23 de julio): "El sacrificio que acepta Dios es un espíritu
quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido."
Dios valora la sinceridad y la humildad. Ofrezcamos a Él nuestros corazones
quebrantados y arrepentidos.

Salmos 25:4-5 (24 de julio): "Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus
sendas. Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti espero todo el día." Busquemos la dirección de Dios, confiando en Su verdad
y poniendo nuestra esperanza en Él cada día.
Salmos 119:105 (25 de julio): "Tu palabra es lámpara a mis pies y luz en mi
sendero." La Palabra de Dios ilumina nuestro camino, guiándonos con sabiduría
en cada paso que damos.
Salmos 16:11 (26 de julio): "Me darás a conocer la senda de la vida; en tu
presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre." En la
presencia de Dios encontramos gozo eterno y deleites que perduran para siempre.
Salmos 119:9 (27 de julio): "¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu
palabra." La obediencia a la Palabra de Dios es la clave para mantener nuestro
camino limpio y recto ante Sus ojos.
Salmos 34:15 (28 de julio): "Aparta de mal y haz el bien; busca la paz y síguela."
Practiquemos activamente la bondad y busquemos la paz, siendo instrumentos de
cambio en el mundo.
Salmos 121:1-2 (29 de julio): "Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi
socorro? Mi socorro viene del Señor, creador del cielo y de la tierra." En medio de
los desafíos, recordemos que nuestra ayuda proviene de Dios, el Creador del cielo
y de la tierra.
Salmos 19:1 (30 de julio): "Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento
anuncia la obra de sus manos." Contemplando la creación, recordemos la
grandeza de nuestro Creador y Su amor por cada uno de nosotros.
Salmos 145:18 (31 de julio): "Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a
todos los que le invocan de verdad." Experimentemos la cercanía de Dios
mediante la oración sincera, reconociendo Su disposición de escucharnos y
guiarnos.
AGOSTO
Proverbios 3:5-6 (1 de agosto): "Confía en el Señor de todo corazón y no te
apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él
enderezará tus veredas." La confianza plena en Dios, por encima de nuestra
comprensión, nos guía hacia caminos de rectitud y propósito divino.
Proverbios 16:3 (2 de agosto): "Encomienda a Jehová tus obras, y tus
pensamientos serán afirmados." Al confiar nuestras acciones a Dios, nuestras
decisiones y pensamientos se establecen en la sabiduría divina.
Proverbios 15:1 (3 de agosto): "La respuesta amable calma el enojo, pero la
palabra hiriente excita la ira." La bondad en nuestras palabras tiene el poder de
apaciguar situaciones tensas y cultivar paz en nuestras relaciones.
Proverbios 4:23 (4 de agosto): "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida." Proteger nuestro corazón es esencial, ya que de él
fluye la esencia de nuestra vida y acciones.
Proverbios 22:6 (5 de agosto): "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere
viejo no se apartará de él." La enseñanza y orientación temprana tienen un
impacto duradero en la vida de una persona.
Proverbios 11:25 (6 de agosto): "El alma generosa será prosperada; y el que sacie
a otros, él también será saciado." La generosidad trae bendiciones tanto para
quien da como para quien recibe, creando un ciclo de abundancia.
Proverbios 14:30 (7 de agosto): "La paz en el corazón da vida al cuerpo, pero la
envidia corroe los huesos." La paz interior es un tesoro que nutre nuestro
bienestar físico y emocional, mientras que la envidia causa daño.
Proverbios 16:9 (8 de agosto): "El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus
pasos los dirige el Señor." Aunque planeemos, es Dios quien guía nuestros pasos.
Someter nuestros planes a Su voluntad nos lleva por caminos de propósito divino.
Proverbios 18:21 (9 de agosto): "La lengua tiene poder sobre la vida y sobre la
muerte; quienes la usan habilidosamente, serán recompensados." Nuestras
palabras tienen un impacto duradero. Usémoslas con sabiduría para construir y
bendecir.
Proverbios 17:17 (10 de agosto): "En todo tiempo ama el amigo, y es como un
hermano en tiempo de angustia." La amistad genuina es un regalo valioso que
brinda apoyo incondicional en los momentos difíciles.
Proverbios 13:20 (11 de agosto): "El que anda con sabios, sabio será; pero el que
se junta con necios será quebrantado." Nuestra compañía influye en nuestra
sabiduría y carácter. Busquemos la amistad de aquellos que nos guíen hacia la
verdad.

Proverbios 3:9-10 (12 de agosto): "Honra al Señor con tus bienes y con las
primicias de todos tus frutos; así tus graneros se llenarán con abundancia, y tus
lagares rebosarán de mosto." La generosidad y la honra hacia Dios en nuestras
posesiones resultan en bendiciones abundantes.
Proverbios 10:12 (13 de agosto): "El odio despierta rencillas, pero el amor cubre
todas las faltas." El amor tiene el poder de sanar y superar las divisiones, mientras
que el odio solo siembra discordia.
Proverbios 24:3-4 (14 de agosto): "Con sabiduría se edificará la casa, y con
prudencia se afirmará. Con conocimiento se llenarán las cámaras de todos los
bienes preciosos y agradables." La sabiduría y la prudencia son fundamentales
para construir una vida plena y llena de bendiciones.
Proverbios 16:32 (15 de agosto): "Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y
el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad." La paciencia y el
autocontrol son señales de verdadera fortaleza. Controlar nuestras emociones
tiene un impacto poderoso.
Proverbios 27:17 (16 de agosto): "El hierro con hierro se aguza, y el hombre aguza
el rostro de su amigo." Las relaciones saludables y edificantes son un proceso
mutuo de crecimiento y afilamiento.
Proverbios 30:5 (17 de agosto): "Toda palabra de Dios es pura; Él es escudo para
los que en Él confían." La Palabra de Dios es inmaculada y confiar en ella nos
proporciona protección y seguridad.
Proverbios 3:27 (18 de agosto): "No niegues el bien a quien lo necesita, cuando
puedas hacerlo." La oportunidad de hacer el bien es un regalo divino. No dejemos
pasar la oportunidad de ser una bendición para otros.
Proverbios 29:11 (19 de agosto): "El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el
sabio, al fin, la restringe." La sabiduría se muestra en el control de nuestras
emociones. La ira descontrolada solo trae caos.
Proverbios 22:4 (20 de agosto): "El resultado de la humildad y del temor del Señor
es riqueza, honra y vida." La humildad y el temor reverente a Dios son
fundamentales para una vida plena y llena de bendiciones.
Proverbios 18:24 (21 de agosto): "Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos
más fieles que un hermano." La verdadera amistad es un tesoro que supera
incluso los lazos familiares, marcada por la lealtad y la confianza.
Proverbios 14:21 (22 de agosto): "El que menosprecia a su prójimo peca, pero el
que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado." La compasión hacia los
demás nos lleva a la bienaventuranza. No subestimemos el poder de la bondad.
Proverbios 12:18 (23 de agosto): "Hay quienes hablan como con espada
punzante, pero la lengua de los sabios sana." Nuestras palabras pueden herir o
sanar. Busquemos siempre la sabiduría para hablar con amor y compasión.

Proverbios 21:21 (24 de agosto): "El que sigue la justicia y la misericordia hallará
vida, justicia y honra." La búsqueda constante de la justicia y la misericordia
conduce a una vida plena y honorable.
Proverbios 27:19 (25 de agosto): "Como en el agua se refleja el rostro, así en el
corazón se refleja la persona." Nuestra verdadera naturaleza se manifiesta en
nuestras acciones y actitudes, como el reflejo en el agua.
Proverbios 16:18 (26 de agosto): "Antes del quebrantamiento es la soberbia y
antes de la caída la altivez de espíritu." La arrogancia y la altivez son preludios de
la caída. La humildad es la senda a la verdadera grandeza.
Proverbios 3:27-28 (27 de agosto): "No te niegues a hacer el bien a quien lo
merece, cuando puedas hacerlo. Si tienes algo con qué ayudar a tu prójimo, no le
digas: 'Vete, y vuelve otro día; mañana te daré', cuando ya tienes contigo lo que
necesita." La oportunidad de hacer el bien es un regalo divino. No dejemos pasar
la oportunidad de ser una bendición para otros.
Proverbios 17:22 (28 de agosto): "El corazón alegre constituye buen remedio; pero
el espíritu triste seca los huesos." La alegría es una medicina que rejuvenece el
espíritu y fortalece la salud emocional.
Proverbios 19:17 (29 de agosto): "Al que se compadece del pobre, presta al
Señor, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar." La compasión hacia los
necesitados es una acción que Dios honra y recompensa abundantemente.
Proverbios 4:7 (30 de agosto): "La sabiduría es la principal cosa, adquiere
sabiduría; y con todos tus bienes adquiere inteligencia.” La sabiduría es un tesoro
invaluable que debemos buscar y valorar por encima de todas las posesiones.
Proverbios 30:8-9 (31 de agosto): "Vanidad y mentira aparta de mí, y no me des
pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario." La oración por contentamiento
y necesidades básicas refleja la confianza en la provisión divina y la humildad en
nuestras peticiones.
SEPTIEMBRE
Eclesiastés 3:1 (1 de septiembre): "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se
quiere debajo del cielo tiene su hora." La vida tiene su propio ritmo.
Aprendamos a confiar en el tiempo de Dios y a apreciar cada temporada.
Eclesiastés 4:9-10 (2 de septiembre): "Mejores son dos que uno; porque tienen
mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante." La
importancia de la compañía y el apoyo mutuo. Juntos somos más fuertes.
Eclesiastés 7:9 (3 de septiembre): "No te apresures en tu espíritu a enojarte,
porque el enojo reposa en el seno de los necios." La paciencia y la moderación
en las emociones son señales de sabiduría.
Eclesiastés 11:4 (4 de septiembre): "El que al viento observa, no sembrará; y el
que mira a las nubes, no segará." La indecisión y la procrastinación pueden
impedir el progreso. Actuemos con sabiduría y diligencia.
Eclesiastés 3:11 (5 de septiembre): "Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha
puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender
la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin." Dios ha diseñado
cada cosa en su tiempo perfecto. Confiamos en Su plan divino, incluso cuando
no entendemos completamente.
Eclesiastés 5:10 (6 de septiembre): "El que ama el dinero, no se saciará de
dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto." búsqueda constante de
riquezas no trae satisfacción duradera. Enfoquémonos en lo que realmente
importa.
Eclesiastés 9:10 (7 de septiembre): "Todo lo que te viniere a la mano para
hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Señor no hay obra, ni razón, ni
ciencia, ni sabiduría." Realicemos nuestras tareas con diligencia, confiando en
la provisión y la guía de Dios.
Eclesiastés 12:1 (8 de septiembre): "Acuérdate de tu Creador en los días de tu
juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales
digas: No tengo en ellos contentamiento." La importancia de buscar y recordar
a Dios en nuestra juventud, estableciendo una base sólida para toda la vida.
Eclesiastés 7:14 (9 de septiembre): "En el día del bien goza del bien; y en el
día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de
que el hombre nada halle después de él." Aprendamos tanto de los días
buenos como de los difíciles, reconociendo la soberanía de Dios en todas las
circunstancias.
Eclesiastés 5:2 (10 de septiembre): "No te des prisa con tu boca, ni tu corazón
se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en los cielos,
y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras." La reverencia en la
presencia de Dios se manifiesta en la moderación y la reflexión en nuestras
palabras.

Eclesiastés 3:12-13 (11 de septiembre): "Sé que nada hay mejor para ellos que
alegrarse y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo
hombre coma y beba, y goce el bien de toda su fatiga." Encontramos
satisfacción en la alegría, el bien y el disfrute de las bendiciones cotidianas que
Dios nos concede.
Eclesiastés 5:20 (12 de septiembre): "Pues no se acordará mucho de los días
de su vida; porque Dios le llenará de alegría el corazón." La verdadera alegría
viene de Dios y llena nuestro corazón de contentamiento duradero.
Eclesiastés 9:11 (13 de septiembre): "Vi además debajo del sol que las
carreras no las gana el ligero, ni la guerra las gana el valiente, ni tampoco el
sabio tiene alimento, ni el entendido riquezas, ni tiene gracia el perito; sino que
el tiempo y la ocasión acontecen a todos." La vida está llena de
imprevisibilidades. Aprendamos a confiar en Dios, quien controla el tiempo y
las circunstancias.
Eclesiastés 7:20 (14 de septiembre): "Porque no hay hombre justo en la tierra,
que haga el bien y nunca peque." Todos somos propensos al error. La
humildad y el arrepentimiento son claves en nuestra relación con Dios.
Eclesiastés 11:6 (15 de septiembre): "Siembra tu semilla por la mañana, y a la
tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es mejor, si esto o
aquello, o si ambas cosas son igualmente buenas." Tomemos decisiones
sabias y actuemos con diligencia, reconociendo que el resultado final está en
manos de Dios.
Eclesiastés 12:13 (16 de septiembre): "El fin de todo el discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.":
El temor reverente a Dios y la obediencia a Sus mandamientos son la esencia
y el propósito de la vida humana.
Eclesiastés 1:14 (17 de septiembre): "He visto todas las obras que se hacen
debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu." Las obras
humanas sin la perspectiva divina son vanas y pueden llevar a la
insatisfacción.
Eclesiastés 3:22 (18 de septiembre): "Así que yo he visto que no hay nada
mejor para el hombre que alegrarse en sus obras, porque ésa es su
recompensa; porque ¿quién lo llevará a mirar lo que será después de él?" La
alegría en nuestras labores es una recompensa en sí misma, ya que el futuro
está en manos de Dios.
Eclesiastés 5:15 (19 de septiembre): "Como salió del vientre de su madre,
desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para
llevar en su mano." Reflexionemos sobre la fugacidad de la vida y la
temporalidad de las posesiones terrenales.
Eclesiastés 4:12 (20 de septiembre): "Y si alguno prevaleciere contra uno, dos
le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto." La importancia de
la unidad y el apoyo mutuo en tiempos difíciles.

Eclesiastés 7:16 (21 de septiembre): "No te hagas demasiado justo, ni seas


sabio en demasía; ¿por qué habrás de destruirte?" La humildad es clave. No
nos consideremos superiores, ya que todos somos humanos y propensos a
fallar.
Eclesiastés 5:12 (22 de septiembre): "El sueño del trabajador es dulce, coma
mucho o poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia." La satisfacción
proviene del trabajo diligente y la contentación en lugar de la acumulación de
riquezas.
Eclesiastés 2:24 (23 de septiembre): "No hay cosa mejor para el hombre, que
comer y beber, y que su alma se goce en su trabajo. También he visto que esto
es de la mano de Dios." Disfrutar de las bendiciones cotidianas es un regalo de
Dios que debemos apreciar.
Eclesiastés 3:13 (24 de septiembre): "y también que es don de Dios que todo
hombre coma y beba, y goce el bien de toda su fatiga." La capacidad de
disfrutar las bendiciones de la vida es un don de Dios que debemos reconocer
y agradecer.
Eclesiastés 9:18 (25 de septiembre): "Mejor es la sabiduría que las armas de
guerra; pero un solo pecador destruye mucha bondad." La sabiduría y la
rectitud son más poderosas que las fuerzas físicas, pero la maldad puede
eclipsar incluso las mayores virtudes.
Eclesiastés 3:14 (26 de septiembre): "Yo he entendido que todo lo que Dios
hace, será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo
hace Dios, para que delante de él teman los hombres." Las obras de Dios son
eternas y perfectas. Reconozcamos Su soberanía y permitamos que el temor
reverente guíe nuestras vidas.
Eclesiastés 7:8 (27 de septiembre): "Mejor es el fin del negocio que su
principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu." La paciencia y
la humildad son virtudes que traen recompensas duraderas. Apreciemos más
el proceso que el resultado inmediato.
Eclesiastés 9:7 (28 de septiembre): "Ve, come tu pan con gozo, y bebe tu vino
con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios." La vida es un
regalo de Dios. Aprovechemos cada momento con gratitud y alegría, haciendo
obras que le sean agradables.
Eclesiastés 7:10 (29 de septiembre): "No digas: '¿Cómo es que los días
pasados fueron mejores que estos?' Porque no con sabiduría inquirirás esto."
No vivamos aferrados al pasado. La sabiduría nos enseña a apreciar y
aprender del presente, confiando en que Dios guía cada temporada de nuestra
vida.
Eclesiastés 12:14 (30 de septiembre): "Porque Dios traerá toda obra a juicio,
juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala."Vivamos con
conciencia de que nuestras acciones están sujetas al juicio de Dios.
Busquemos agradarle en todo lo que hacemos.

OCTUBRE
Cantares 2:16 (1 de octubre): "Mi amado es mío y yo suya; él apacienta entre
lirios." La relación íntima con Dios nos brinda seguridad y paz, como un pastor
cuida de sus lirios preciosos.
Cantares 4:7 (2 de octubre): "Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay
mancha." Dios ve nuestra belleza completa, sin mancha ni imperfección.
Descansemos en Su amor y aceptación.
Cantares 1:15 (3 de octubre): "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí
eres hermosa; tus ojos son como palomas." Dios encuentra belleza en nosotros, y
Sus ojos reflejan ternura y gracia, como los ojos de las palomas.
Cantares 2:10 (4 de octubre): "Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga
mía, hermosa mía, y ven." Dios nos llama a levantarnos y acercarnos a Él. Su voz
nos invita a una relación más profunda.
Cantares 3:4 (5 de octubre): "Le tuve y no lo soltaré, hasta que lo haya introducido
en la casa de mi madre, y en la cámara de la que me concibió." Sigamos
aferrándonos a Dios, sin soltarlo, llevándolo a las áreas más íntimas de nuestras
vidas.
Cantares 4:9 (6 de octubre): "Has herido mi corazón, hermana mía, esposa mía;
has herido mi corazón con una de tus miradas, con una de las gargantillas de tu
cuello." La mirada de Dios y el adorno de Su amor pueden transformar y cautivar
nuestros corazones.
Cantares 8:6 (7 de octubre): "Ponme como un sello sobre tu corazón, como una
marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor." Que el amor de
Dios sea una marca indeleble en nuestro corazón y en nuestras acciones,
resistente como la muerte.
Cantares 1:2 (8 de octubre): "¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque
mejores son tus amores que el vino." Anhelamos la cercanía de Dios, buscando
experimentar Su amor que supera cualquier placer terrenal.
Cantares 2:14 (9 de octubre): "Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña,
en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto. "Busquemos la presencia de
Dios en los lugares secretos, anhelando ver Su rostro y escuchar Su dulce voz.
Cantares 5:16 (10 de octubre): "Su boca es dulcísima, y él es todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh hijas de Jerusalén." Dios es la fuente de todo
lo deseable y dulce. En Él encontramos la plenitud de nuestro anhelo.
Cantares 2:11 (11 de octubre): "Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha
mudado, la lluvia se fue, se ha ido."Después de la temporada difícil, la primavera
llega. Confíemos en que Dios trae renovación y cambio a nuestras vidas.
Cantares 4:16 (12 de octubre): "Levántate, Aquilón, y ven, Austro; soplad en mi
jardín, y esparzan sus aromas. Venga mi amado a su jardín, y coma de su dulce
fruta." Que los vientos del norte y del sur traigan la fragancia de la presencia de
Dios a nuestras vidas, invitándolo a disfrutar de nuestra adoración.
Cantares 6:3 (13 de octubre): "Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él
apacienta entre los lirios." En la comunión con Dios, experimentamos Su provisión
y cuidado, como un pastor en medio de los lirios.
Cantares 7:10 (14 de octubre): "Yo soy de mi amado, y hacia mí tiende su deseo."
Reconozcamos que somos objeto del deseo de Dios. Permitámosle entrar en las
áreas más íntimas de nuestras vidas.
Cantares 1:4 (15 de octubre): "Llévame tú; corr[er]emos en pos de ti. El rey me ha
metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de
tus amores más que del vino. Con razón te aman." Corramos en pos de Dios,
permitiendo que nos lleve a lugares más profundos de comunión. Recordemos
siempre Su amor que supera cualquier placer terrenal.
Cantares 8:7 (16 de octubre): "Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo
ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
de cierto lo menospreciarían." El amor de Dios es inextinguible e invaluables.
Ninguna prueba o dificultad puede apagar su llama.
Cantares 2:3 (17 de octubre): "Como manzano entre los árboles del bosque, así
es mi amado entre los jóvenes; bajo la sombra de uno grande me he deseado, y
me he sentado, y su fruto es dulce a mi paladar." Dios, como un manzano
fructífero, nos ofrece sombra, descanso y dulzura en medio de la vida.
Cantares 5:10 (18 de octubre): "Mi amado es blanco y rubio, distinguido entre diez
mil." La pureza y la distinción de Dios lo hacen sobresalir entre multitudes.
Adoremos al Dios único y distinguido.
Cantares 1:3 (19 de octubre): "Agradables son tus amores más que el vino." La
satisfacción en la presencia de Dios supera cualquier placer terrenal. Su amor es
el más dulce y satisfactorio.
Cantares 8:4 (20 de octubre): "Os conjuro, oh hijas de Jerusalén, que no
despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera." Permitamos que el amor de
Dios crezca y florezca en su tiempo perfecto. No apresuremos Su obra en
nuestras vidas.
Cantares 4:15 (21 de octubre): "Fuente de jardines, pozo de aguas vivas, y
corrientes de Líbano." Dios es la fuente de vida que fluye abundantemente.
Bebamos de Sus aguas vivas y experimentemos renovación y frescura.
Cantares 5:2 (22 de octubre): "Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi
amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía."
Estemos atentos a la voz de Dios que nos llama. Aunque descansemos, que
nuestro corazón esté despierto para responder a Su llamado.
Cantares 2:12 (23 de octubre): "Florecen las flores en la tierra, el tiempo de la
canción ha venido, y en nuestro país se oye la voz de la tórtola." En cada estación
de la vida, hay una canción divina. Escuchemos la melodía que Dios está tocando
en nuestros días.
Cantares 7:12 (24 de octubre): "Vamos, oh amado mío, salgamos al campo,
moremos en las aldeas. Aceptemos la invitación de Dios a aventurarnos con Él. En
la comunión con Dios, encontramos lugares de descanso y paz.
Cantares 6:9 (25 de octubre): "¿Cómo es tu amado mejor que otro amado, oh la
más hermosa de entre las mujeres? ¿Cómo es tu amado mejor que otro amado,
que así nos conjuras?" Reconozcamos la excelencia de nuestro amado Dios. Su
bondad y amor superan cualquier otro.
Cantares 8:13 (26 de octubre): "Oh tú, que habitas en los huertos, los compañeros
atienden para oír tu voz; dame a oírla." Anhelemos escuchar la voz de Dios,
sabiendo que aquellos que buscan Su presencia son bendecidos con el don de oír
Su voz.
Cantares 4:8 (27 de octubre): "Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa, ven
conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de
Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los
leopardos." Dios nos invita a experimentar la plenitud de Su presencia desde las
alturas hasta los lugares más desafiantes. Acompañémoslo en cada parte de
nuestro viaje.
Cantares 8:14 (28 de octubre): "Llévame tú en pos; correremos tras de ti. El rey
me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; nos
acordaremos de tus amores más que del vino. Con razón te aman." Corramos en
pos de Dios, anhelando experimentar Su gozo y alegría en Su presencia.
Cantares 1:16 (29 de octubre): "He aquí tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres
hermosa; tus ojos son como palomas." A los ojos de Dios, somos hermosos y
valiosos. Miremos a través de Su perspectiva amorosa.
Cantares 5:1 (30 de octubre): "He venido a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he
recogido mi mirra y mi bálsamo; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche
he bebido. Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados." En la comunión
con Dios, encontramos provisión abundante. Invitemos a otros a disfrutar de la
plenitud de Su amor.
Cantares 8:6-7 (31 de octubre): "Ponme como un sello sobre tu corazón, como
una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como
el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no
podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes
de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían." Que el amor de Dios sea
el sello indeleble en nuestras vidas, más fuerte que la muerte y resistente a
cualquier prueba.

NOVIEMBRE
Isaías 41:10 (1 de noviembre): "No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justicia." En medio de los temores y desafíos,
recordemos que Dios está con nosotros, fortaleciéndonos y sosteniéndonos
con Su mano justa.
Isaías 40:31 (2 de noviembre): "Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán." La espera en Dios renueva nuestras fuerzas y
nos capacita para enfrentar cualquier situación con resistencia y vigor.
Isaías 43:2 (3 de noviembre): "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo;
y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás,
ni la llama arderá en ti." En medio de las pruebas, Dios promete su protección.
Confiamos en que Él nos lleva a través de las dificultades.
Isaías 26:3 (4 de noviembre): "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado." La confianza constante
en Dios nos concede paz inquebrantable. Mantengamos nuestros
pensamientos en Él.
Isaías 30:21 (5 de noviembre): "Y tus oídos oirán a tus espaldas palabra que
diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni
tampoco torzáis a la mano izquierda." La guía de Dios nos señala el camino
correcto. Escuchemos Su voz y sigamos el sendero que Él ha preparado para
nosotros.
Isaías 55:8-9 (6 de noviembre): "Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más
altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."
Reconozcamos la soberanía de Dios, cuyos planes y pensamientos superan
infinitamente los nuestros.
Isaías 41:13 (7 de noviembre): "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te
sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo." La mano de
Dios nos sostiene y nos anima a no temer, confiando en Su ayuda constante.
Isaías 12:2 (8 de noviembre): "He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y
no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido
salvación para mí." Dios es nuestra salvación y nuestra fuente de fortaleza y
gozo. En Él encontramos seguridad y motivación para no temer.
Isaías 43:18-19 (9 de noviembre): "No os acordéis de las cosas pasadas, ni
traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva;
pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y
ríos en la soledad." Dios está obrando constantemente, haciendo cosas
nuevas en nuestras vidas. No nos aferramos al pasado, sino que confiamos en
Su continua obra.

Isaías 54:17 (10 de noviembre): "Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y


condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la heredad
de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová." La
protección divina es nuestra herencia. Ningún arma o acusación prevalecerá
contra aquellos que son hijos de Dios.
Isaías 41:14 (11 de noviembre): "No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los
pocos de Israel. Yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu
Redentor." Dios se presenta como nuestro socorro y Redentor. Aunque nos
sintamos débiles, en Él encontramos fuerza y redención.
Isaías 48:17 (12 de noviembre): "Así dijo Jehová, Redentor tuyo, el Santo de
Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te
encamina por el camino que debes seguir." Dios, nuestro Redentor, nos guía y
enseña sabiamente. Sigamos Su dirección confiando en Su camino para
nuestras vidas.
Isaías 43:1 (13 de noviembre): "Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh
Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse
nombre, mío eres tú." Nuestra identidad está en Dios, quien nos redimió y nos
llama por nombre. En Él encontramos seguridad y propósito.
Isaías 32:17 (14 de noviembre): "Y el efecto de la justicia será paz; y la labor
de la justicia, reposo y seguridad para siempre." La justicia de Dios produce
paz y seguridad duraderas. Busquemos vivir vidas justas según Su voluntad.
Isaías 26:4 (15 de noviembre): "Confiad en Jehová perpetuamente, porque en
Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos." La confianza continua en Dios
nos proporciona fortaleza eterna. Coloquemos nuestra confianza en el Señor,
quien es inmutable.
Isaías 30:15 (16 de noviembre): "Porque así dijo Jehová, el Señor, el Santo de
Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será
vuestra fortaleza. Y no quisisteis." La salvación y la fortaleza se encuentran en
el descanso y la confianza en Dios. Aprendamos a descansar en Su gracia.
Isaías 41:9 (17 de noviembre): "A quien tomé de los extremos de la tierra, y
llamé de sus rincones, y te dije: Tú eres mi siervo; te escogí, y no te deseché."
Dios nos escogió y nos llamó a ser Su siervo. Reconozcamos nuestra posición
en Él y vivamos de acuerdo con Su propósito.
Isaías 46:4 (18 de noviembre): "Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas
os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré." La fidelidad de
Dios perdura a lo largo del tiempo. Confiamos en que Él nos sostendrá en
todas las etapas de la vida.
Isaías 55:1 (19 de noviembre): "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los
que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin
dinero y sin precio." La invitación divina es para todos. Nos acercamos a Dios
para recibir Su gracia y provisión sin ningún mérito propio.
Isaías 49:15 (20 de noviembre): "¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de ti." La fidelidad de Dios supera incluso el amor materno. Nunca nos
olvida; Su amor es constante.
Isaías 33:6 (21 de noviembre): "Y habrá estabilidad en tus tiempos, abundancia
de salvación, de sabiduría y de ciencia; el temor de Jehová será tu tesoro."
verdadera estabilidad y riqueza se encuentran en el temor reverente de Dios.
Busquemos Su sabiduría y ciencia en todo momento.
Isaías 40:8 (22 de noviembre): "Secase la hierba, marchítase la flor; más la
palabra del Dios nuestro permanece para siempre." La Palabra de Dios es
eterna y constante. En medio de la impermanencia del mundo, confiamos en la
firmeza de Su Palabra.
Isaías 43:25 (23 de noviembre): "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por
amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados." El perdón divino es
completo y motivado por el amor de Dios. Aceptemos Su gracia y vivamos en
libertad.
Isaías 40:11 (24 de noviembre): "Como pastor apacentará su rebaño; en su
brazo llevará los corderos, y en su seno llevará las que maman." Dios, nuestro
Pastor, nos cuida con ternura y nos lleva con amor. En Su brazo encontramos
seguridad y consuelo.
Isaías 45:22 (25 de noviembre): "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos
de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más." La salvación se encuentra
mirando a Dios. Volvamos nuestros ojos hacia Él y experimentemos Su gracia
redentora.
Isaías 44:22 (26 de noviembre): "Yo he disipado como una densa nube tus
rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí." La
redención de Dios disipa nuestras rebeliones y pecados. Volvámonos a Él en
arrepentimiento y experimentemos Su amor restaurador.
Isaías 46:9 (27 de noviembre): "Acordaos de las cosas pasadas desde los
tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay
semejante a mí." La grandeza de Dios trasciende el tiempo y la comparación.
Recordemos Su soberanía y singularidad en todo momento.
Isaías 30:21 (28 de noviembre): "Y tus oídos oirán a tus espaldas palabra que
diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni
tampoco torzáis a la mano izquierda." La guía de Dios nos muestra el camino
correcto. Estemos atentos a Su voz y sigamos Su dirección sin desviarnos.
Isaías 55:6 (29 de noviembre): "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cercano." La búsqueda de Dios debe ser una
prioridad. Aprovechemos el tiempo presente para buscar Su presencia y
llamado en nuestras vidas.
Isaías 53:5 (30 de noviembre): "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados." El sacrificio de Jesús en la cruz es la base de nuestra curación
espiritual. Agradezcamos la obra redentora de Cristo en nuestras vidas.
DICIEMBRE
Jeremías 29:11 (1 de diciembre): "Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis." Los planes de Dios para nosotros son de paz y
prosperidad. Confiemos en que Su propósito es bueno y nos lleva a un futuro
esperanzador.
Jeremías 33:3 (2 de diciembre): "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces." La oración nos conecta con el
conocimiento y la sabiduría de Dios. Busquemos Su dirección, sabiendo que Él
nos revelará cosas asombrosas.
Jeremías 1:5 (3 de diciembre): "Antes que te formase en el vientre, te conocí, y
antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones." Dios nos
conoce desde antes de nuestro nacimiento y nos ha designado con un
propósito especial. Vivamos conscientes de nuestra llamada divina.
Jeremías 17:7 (4 de diciembre): "Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya
confianza es Jehová." La verdadera bendición proviene de confiar plenamente
en Dios. Coloquemos nuestra confianza en Él, reconociendo Su soberanía.
Jeremías 29:13 (5 de diciembre): "Y me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón." La búsqueda sincera de Dios con todo
nuestro corazón resulta en encuentros significativos con Él. Dediquemos
tiempo y esfuerzo en buscar Su presencia.
Jeremías 32:17 (6 de diciembre): "¡Ah, Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el
cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que
sea difícil para ti." Recordemos la omnipotencia de Dios en todo momento.
Ninguna situación es demasiado difícil para Él resolver.
Jeremías 29:12 (7 de diciembre): "Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis
a mí, y yo os oiré." La oración es un medio efectivo para conectarnos con Dios.
Aprovechemos el privilegio de acercarnos a Él en cualquier momento.
Jeremías 18:6 (8 de diciembre): "Como el barro en la mano del alfarero, así
sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel." Somos moldados por las manos
de Dios. Permitamos que Él forme y transforme nuestras vidas según Su plan
divino.
Jeremías 33:6 (9 de diciembre): "He aquí que yo les traeré sanidad y medicina;
y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad." La sanidad y la
paz provienen de Dios. Confiamos en Su capacidad para traer restauración y
bienestar a nuestras vidas.
Jeremías 23:24 (10 de diciembre): "¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la
tierra?" Dios es omnipresente. No hay lugar donde Él no esté presente.
Vivamos conscientes de Su presencia constante en nuestras vidas.

Jeremías 29:7 (11 de diciembre): "Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice
transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz."
Busquemos la paz y la prosperidad de donde estamos. A través de nuestras
oraciones y acciones, contribuyamos al bienestar de nuestra comunidad.
Jeremías 30:17 (12 de diciembre): "Porque yo haré venir sanidad para ti, y sanaré
tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion,
de la que nadie se acuerda." Dios es el Sanador de nuestras heridas. En Su
gracia, restaura lo que ha sido quebrantado y olvidado.
Jeremías 1:8 (13 de diciembre): "No temas delante de ellos, porque contigo estoy
para librarte, dice Jehová." La presencia de Dios elimina el miedo. Confiamos en
que Él nos libra de cualquier situación amenazante.
Jeremías 32:27 (14 de diciembre): "He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" La omnipotencia de Dios elimina
cualquier límite. No hay nada imposible para Él. Confiamos en Su poder soberano.
Jeremías 29:13 (15 de diciembre): "Y me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón." La búsqueda sincera de Dios resulta en un
encuentro significativo con Él. Dediquemos nuestro corazón a buscar Su presencia
cada día.
Jeremías 31:3 (16 de diciembre): "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho
tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi
misericordia." El amor de Dios es eterno y su misericordia es infinita.
Agradezcamos Su amor constante y continuo.
Jeremías 29:11 (17 de diciembre): "Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el
fin que esperáis." Los planes de Dios son de paz y prosperidad. Aprendamos a
confiar en que Su propósito es bueno y nos lleva a un futuro esperanzador.
Jeremías 17:14 (18 de diciembre): "Sáname, Jehová, y seré sano; sálvame, y seré
salvo; porque tú eres mi alabanza." Dios es nuestro sanador y salvador.
Encontremos nuestra alabanza en Él, reconociendo Su poder restaurador.
Jeremías 29:12 (19 de diciembre): "Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a
mí, y yo os oiré." La oración es un medio efectivo para conectarnos con Dios.
Aprovechemos el privilegio de acercarnos a Él en cualquier momento.
Jeremías 32:27 (20 de diciembre): "He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" La omnipotencia de Dios elimina
cualquier límite. No hay nada imposible para Él. Confiamos en Su poder soberano.
Jeremías 17:8 (21 de diciembre): "Porque será como el árbol plantado junto a las
aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor,
sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de
dar fruto." La confianza en Dios nos hace fuertes y fructíferos. Como árboles
plantados junto a las aguas, prosperamos y damos fruto en todas las estaciones.
Jeremías 29:13 (22 de diciembre): "Y me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón." La búsqueda sincera de Dios resulta en un
encuentro significativo con Él. Dediquemos nuestro corazón a buscar Su
presencia cada día.
Jeremías 32:17 (23 de diciembre): "¡Ah, Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el
cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que
sea difícil para ti." Recordemos la omnipotencia de Dios en todo momento.
Ninguna situación es demasiado difícil para Él resolver.
Jeremías 33:6 (24 de diciembre): "He aquí que yo les traeré sanidad y
medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad." La
sanidad y la paz provienen de Dios. Confiamos en Su capacidad para traer
restauración y bienestar a nuestras vidas.
Jeremías 31:3 (25 de diciembre): "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho
tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi
misericordia." En este día de celebración, recordemos el regalo del amor
eterno de Dios y Su misericordia que se renueva cada día.
Jeremías 29:11 (26 de diciembre): "Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis." Los planes de Dios son de paz y prosperidad.
Aprendamos a confiar en que Su propósito es bueno y nos lleva a un futuro
esperanzador.
Jeremías 1:8 (27 de diciembre): "No temas delante de ellos, porque contigo
estoy para librarte, dice Jehová." La presencia de Dios elimina el miedo.
Confiamos en que Él nos libra de cualquier situación amenazante.
Jeremías 33:3 (28 de diciembre): "Clama a mí, y yo te responderé, y te
enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." La oración nos conecta
con el conocimiento y la sabiduría de Dios. Busquemos Su dirección, sabiendo
que Él nos revelará cosas asombrosas.
Jeremías 32:27 (29 de diciembre): "He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" La omnipotencia de Dios elimina
cualquier límite. No hay nada imposible para Él. Confiamos en Su poder
soberano.
Jeremías 32:27 (30 de diciembre): "He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" Al cerrar el año, recordemos que
nuestro Dios es omnipotente. No hay desafío demasiado grande para Él.
Confiemos en Su poder y soberanía para el próximo año.
Jeremías 29:11 (31 de diciembre): "Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis." Al llegar al último día del año, recordemos que los
planes de Dios para nosotros son de paz y esperanza. Confiamos en Su
fidelidad y nos entregamos a Su dirección en el nuevo año que comienza.

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