Ecoronilla, 03 GyPP Bruno Sovilla TERMINADO
Ecoronilla, 03 GyPP Bruno Sovilla TERMINADO
Ecoronilla, 03 GyPP Bruno Sovilla TERMINADO
Abstract: The objective of this work is to argue that the decentralization of health services for
the uninsured population in Mexico has not yielded the expected results. By analyzing the
evolution of some indicators constructed from inegi and Ministry of Health databases, we
conclude that the current government’s effort to recentralize health services to the uninsured
population in Insabi is justified. However, the contradiction between the declared objectives
and the financial effort made is evident, which makes a fiscal reform unavoidable. In the last
doi: http://dx.doi.org/10.29265/gypp.v31i2.1257
GESTIÓN Y POLÍTICA PÚBLICA VOLUMEN XXXI, NÚM. 2, SEGUNDO SEMESTRE DE 2022 PP. 63-94 63
Bruno Sovilla y Ángel Manuel Díaz Sánchez
part, we show the feasibility of this reform in the current economic context and outline its
main characteristics, which will be specified in a future paper.
Keywords: health, popular insurance, decentralization, fiscal reform, corruption.
INTRODUCCIÓN
1
El sp daba cobertura sanitaria en primero y segundo nivel de atención a la población abierta (que no
tenía otro tipo de seguro) para las enfermedades definidas en un cause (Catalogo Universal de Servicios de
Salud) y a través de un Fondo de Protección para Gastos Catastróficos a otras intervenciones en el tercer nivel
de atención. Además, incluía un paquete de intervención para niños de 0 a 5 años, denominado Seguro
Médico Siglo XXI.
2
La suma de las personas aseguradas supera la población total, porque hay quien está adscrito a más de
una institución de salud.
3
En este cálculo se consideran los recursos administrados por la Comisión Nacional de Protección Social
en Salud (cnpss), las aportaciones estatales, así como los alineados de otras fuentes de financiamiento, para la
atención de los afiliados al snpss.
4
Ocho por ciento del fondo del sp era utilizado para los gastos catastróficos, que correspondían al tercer
nivel de atención de salud.
destinan a la salud pública y otros gastos estatales—, mientras que las aportacio-
nes provenientes del ramo 12, en su componente de servicios personales pasaron
de 65.6 por ciento en 2008 a 82 por ciento en 2015 para soportar la cuota social
(cs), principal aporte del gobierno federal al programa —el sobrante del presu-
puesto de este segundo ramo se ocupa para apoyar los gastos propios de la secre-
taría federal de la salud— (cálculos con datos de la Secretaría de Salud, 2021).
En resumen, en el caso de la salud —como también en la educación— el fi-
nanciamiento del gasto se mantenía centralizado, pero el ejercicio se realizaba en
las secretarías estatales, a través de los repss.
A principio de 2020 el gobierno de la 4T ha decidido recentralizar la función
de atención a la salud y el manejo del recurso, y con esta finalidad constituyó
el Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar), un organismo que depende de
la Secretaría de Salud, cuya misión es dar acceso gratuito a toda la población
abierta a los servicios de salud de primero y segundo nivel y, a través del Fondo
de Salud para el Bienestar, un fideicomiso del mismo Insabi, también al tercer
nivel.
Al inicio de este trabajo mostramos la descentralización fiscal que se trató de
introducir en México a finales del siglo pasado. Sucesivamente, aclaramos el
origen del sistema público de salud en México, la descentralización de la atención
a la población abierta y la creación del sp, y precisamos los mecanismos de fi-
nanciamiento y rendición de cuentas de las transferencias de recursos a los go-
biernos estatales, que no han dado los resultados esperados. Nuestra hipótesis
es que la recentralización del servicio de salud es un paso necesario para lograr
su añorada universalidad y contrastar los numerosos desvíos y despilfarros de
recursos que había con el sp. Sin embargo, para elevar la cobertura y la calidad
de la atención a la salud hacia los niveles de los países más desarrollados5 hay
que aumentar considerablemente el gasto público en salud, al menos igualándo
lo al promedio de los países latinoamericanos, o sea aproximadamente el doble
del gasto actual. Eso implica una reforma fiscal que eleve la recaudación tribu-
taria no petrolera al nivel de estos países, que analizaremos brevemente en la
última parte.
5
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado recientemente (2021) que: “En tres años la
atención médica y los medicamentos van a ser gratuitos y va a ser como un sistema nórdico, igual que Suecia
o Canadá. No puedo hacerlo de la noche a la mañana porque va a implicar mejorar las 20 mil clínicas rurales
y todo el tiradero de hospitales”. https://www.milenio.com/politica/amlo-reitera-compromiso-anos-siste-
ma-salud-nordico
6
Los tres estados con menor ingreso per cápita en 2019 son Chiapas, Oaxaca y Guerrero (estados más
pobres) y los tres con mayor ingreso per cápita son Coahuila, Baja California Sur y Nuevo León (en este
cálculo hemos excluido la Ciudad de México, el centro político-administrativo del país, y los estados petro
leros de Tabasco y Campeche, cuyo producto interno bruto (pib) crece por efecto de la producción petrolera
en sus territorios que viene incluida en el producto interno bruto estatal (pibe), elevando artificialmente los
ingresos percibidos por sus habitantes).
GRÁFICA 1. Transferencias federales per cápita y pib per cápita en estados pobres
y ricos
16 000 450 000
250 000
8 000
PIB
200 000
6 000
150 000
4 000
100 000
2 000 50 000
0 0
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Transferencias federales per cápita (pesos 2018) PIB per cápita (pesos 2013) estados pobres
estados pobres (Chiapas, Guerrero y Oaxaca)
Transferencias federales per cápita (pesos 2018) PIB per cápita (pesos 2013) estados ricos
estados ricos (Coahuila, Nuevo León y BCS)
Fuente: Elaboración propia con base en datos de inegi (2021a, 2021b) y shcp (2021).
GRÁFICA 2. Fone per cápita (pesos 2018) en estados pobres y ricos, y resultados
de la prueba pisa
5000 440
4000 420
400
3000
Fone
Promedio PISA
380
2000
360
1000
340
0 320
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Fuente: Elaboración propia con base en datos de inegi (2021b), shcp (2021) e inee (2021).
GRÁFICA 3. Distribución del fais per cápita (pesos 2018) en estados pobres y ricos
y porcentaje de pobreza
2500 80
70
2000
60
Porcentaje de pobreza
1500 50
FAIS
40
1000 30
20
500
10
0 0
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
FAIS per cápita (pesos 2018) estados pobres Porcentaje de población en situación
(Chiapas, Guerrero y Oaxaca) de pobreza-estados pobres
FAIS per cápita (pesos 2018) estados ricos Porcentaje de población en situación
(Coahuila, Nuevo León y BCS) de pobreza-estados ricos
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la shcp (2021), inegi (2021b) y Coneval (2021).
Como vemos, esta transferencia no ha logrado su objetivo: con un Fone per cá-
pita que en el periodo crece 57 por ciento en los estados pobres, la brecha que los
separa de los ricos en la prueba pisa ha aumentado de 11.1 por ciento a casi 15
por ciento en una década (2003-2012).7
La gráfica 3 muestra la evolución del fais per cápita entre las dos regiones y
se compara con la línea de la pobreza, que indica el porcentaje de familias pobres
en los estados del sur y del norte. El fais es parte de los recursos utilizados para
abatir la pobreza: en promedio, en los tres estados pobres es diez veces mayor que
en los tres más ricos y se ha cuadruplicado en veinte años, mientras que en los
7
La prueba pisa se realiza en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Econó-
micos (ocde) cada tres años, pero en México los últimos resultados por entidad son los de 2012. Las prue-
bas de 2015 y 2018 solo se aplicaron a nivel nacional. Cabe precisar que es bastante criticable utilizar la
prueba pisa como indicador de la calidad del sistema educativo, sobre todo porque su estructura busca indi-
viduar habilidades cognitivas que no se desarrollan tanto en las instituciones educativas, sino en el entorno
social en el cual se vive. Sin embargo, se aplica con más rigor que otras pruebas, como la Evaluación Nacio-
nal de Logros Académicos en Centros Escolares (enlace), que da una información muy distorsionada de la
realidad educativa.
que estos recursos sean invertidos para impulsar el desarrollo económico en las
entidades sureñas, todo lo contrario. Los numerosos episodios de corrupción en
los gobiernos estatales8 confirman la apropiación de una parte de estos recursos
por grupos pertenecientes a élites locales.
Una posible solución a esta situación contradictoria sería completar el camino
hacia el federalismo fiscal, eliminando el sistema de transferencias y dejando la
recaudación de impuestos de base amplia en el estado donde esta ocurre. Por
ejemplo, en 2018 —el último año para el cual existen datos—, en Chiapas los
impuestos recaudados por el Servicio de Administración Tributaria (sat) fueron
de unos 11 mil millones de pesos y el gasto del Fone fue 50 por ciento más (ine-
gi, 2019). Eso significa que, dada la gran desigualdad territorial, un federalismo
fiscal completo que obligara a los estados a contar con su propia recaudación
dejaría a los estados pobres sin recursos siquiera para pagar las nóminas magisteria-
les o las del personal de salud, sancionando así una división territorial definitiva.
La otra vía es aceptar la imposibilidad de descentralizar las finanzas públicas
en un país en desarrollo con enormes desigualdades territoriales como México y
recentralizar funciones públicas y recursos. La reciente reforma del sector salud,
que elimina el sp e introduce el Insabi, va en esta última dirección.
8
Según la revista Forbes entre las diez personas más corruptas en México en 2013, había cinco goberna-
dores o exgobernadores); sucesivamente en el gobierno de Peña Nieto, otros cinco fueron asegurados a la
justicia. En 2017, 16 exgobernadores estaban siendo investigados por corrupción.
9
Fue el resultado de la fusión de la Secretaría de Asistencia Pública (sap), fundada en 1937 y el Depar-
tamento de Salubridad Pública (dsp), este último creado después de la Constitución de 1917 para diseñar
la legislación sanitaria del país e implantar medidas contra enfermedades contagiosas, entre otras (Gómez y
Frenk, 2019).
Las primeras fueron la descentralización de los servicios de salud que, por razones econó-
micas, se llevó a cabo solo en 14 entidades federativas; la sectorización institucional; la
modernización de la ss; la coordinación intersectorial, y la participación comunitaria. Las
estrategias de nivel micro fueron: la investigación en salud, el desarrollo de recursos huma-
nos para la salud, la información en salud, el financiamiento y los insumos para el sistema
nacional de salud (Soberón, 2001: 419-420).
entre otros) y una cuota importante del Fassa (fassa/p) como parte de la asf
(Aguilera y Barraza, 2011). La aportación solidaria estatal (ase) debía ser entrega-
da de los gobiernos estatales al spss y equivalía a 0.5 veces la cuota social. La con-
tribución de las entidades federativas se desprendía en parte de sus participaciones
federales (ramo 28) y de los ingresos propios.
Por último, la cuota familiar (cf) es la contribución que los beneficiarios reali-
zaban cada año al sistema, dependiendo de sus condiciones socioeconómicas.
Como veremos, los criterios inerciales utilizados para asignar los recursos del
Fassa, las diferencias en la infraestructura médica-hospitalaria de los 32 ses y en
las condiciones socioeconómicas de los estados, y los numerosos desvíos y des-
pilfarros de recursos que había con el sp, limitaron los resultados de la descentra-
lización en México.
2004 5.3 53.1 94.6 2.7 (3.7 1.3 (1.9 2.6 33.1
millones) millones)
2018 53.5 41.4 84.2 2 (2.7 0.7 (0.9 2.8 45.8
millones) millones)
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2021) y Frenk et al. (2020) (número de
hogares con gastos catastróficos y empobrecedores).
10
La Secretaría de Salud lo nombra gasto estatal (esfuerzo fiscal) porque en 2014 se reformó la Ley Gene-
ral de Salud, que establece que los estados no podrán registrar los recursos federales (ramo 12 y 33) como in-
gresos propios. Cabe aclarar que en este gasto viene incluida la ase del Seguro Popular.
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2021) e inegi (2021b).
11
México está dividido en 32 entidades federativas, pero en este estudio hemos excluido a la Ciudad de
México. La entidad concentra la mayor cantidad de hospitales de tercer nivel; por ende, tiene el mayor gasto
público en salud.
GRÁFICA 5. Gasto estatal per cápita en salud por entidad federativa (pesos 2018)
y grado de marginación
2700 3.0
2400 2.5
2.0
Índice de marginación
2100
1800 1.5
1.0
1500
0.5
1200 0.0
900 -0.5
600 -1.0
300 -1.5
0 -2.0
Chihuahua
Yucatán
Quintana Roo
Tamaulipas
Sonora
Tabasco
Guanajuato
Jalisco
Querétaro
Aguascalientes
Veracruz
Baja California Sur
Nayarit
México
Nuevo León
Sinaloa
Campeche
Zacatecas
Baja California
Durango
Puebla
Coahuila
Colima
Morelos
Tlaxcala
Hidalgo
Michoacán
Oaxaca
Guerrero
Chiapas
San Luis Potosí
Gasto Gasto estatal PC (2018) (ordenado de mayor Índice de
estatal PC (2006) a menor por ser el último año de referencia) marginación (2015)
Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Salud (2021), inegi (2021b) y Conapo (2021).
GRÁFICA 6. Gasto público en salud per cápita por entidad federativa (pesos 2018)
y recursos humanos del sector
8000 7
7000 6
6000
5
Personal médico
5000
4
4000
3
3000
2
2000
1000 1
0 0
Chihuahua
Yucatán
Colima
Quintana Roo
Campeche
Tamaulipas
Coahuila
Tabasco
Aguascalientes
Durango
Sonora
Nayarit
Zacatecas
Baja California Sur
Querétaro
Guanajuato
México
Sinaloa
Oaxaca
Jalisco
Veracruz
Hidalgo
Tlaxcala
Nuevo León
Guerrero
Baja California
Morelos
Michoacán
Puebla
Chiapas
San Luis Potosí
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2021), inegi (2021b) y Conapo (2021).
La gráfica 6 muestra claramente que hay una relación estrecha entre la asig-
nación de recursos sanitarios y el personal médico, por lo que esta última variable
es la principal determinante del porcentaje de gasto en salud entre las entidades
federativas. Este resultado es consistente con la investigación de Flamand y More
no (2014), quienes analizan un periodo corto del gasto público en salud para la
población no asegurada (2000-2009).
En resumen, el sp no logró eliminar la asignación desigual del gasto público
en salud entre las entidades federativas; aunque la implementación del spss in-
trodujo criterios de distribución más justos, contrarios a los del fondo de apor-
taciones para los servicios de salud. No obstante, la baja contribución de los
estados en materia sanitaria y las diferencias en los recursos y servicios sanitarios
(médicos, enfermeras/os, camas censables, consultorios, etc.) de los 32 ses limi-
taron los resultados del programa (Flamand y Moreno, 2014).
Estos resultados obligan a modificar los criterios de asignación del Fassa y
del ramo 12; es decir, reformar la ley de coordinación fiscal. También es impor-
tante, aceptar la imposibilidad de descentralizar los servicios de salud en un país
con enormes desigualdades territoriales como México —la prueba de ello es el
alto grado de marginación que prevalece en los estados del sur-sureste del país,
pese a las mayores transferencias recibidas a través del ramo 33 en los últimos
años—, y recentralizar funciones públicas y recursos. La reciente reforma del
sector salud, que elimina el sp e introduce el Insabi, va en esta última dirección.
Superior de la Federación (asf) son una fuente importante para evaluar el desem-
peño de los programas de salud en México. La asf es un órgano autónomo en-
cargado de fiscalizar el ejercicio del gasto público federal en México.
Los informes de las auditorías del Fassa y del sp de 2009 a 2019 ofrecen
evidencias suficientes de los problemas recurrentes que trajo la implementación
de estos programas de forma descentralizada. En este periodo, el órgano fisca-
lizador realizó observaciones por irregularidades en el manejo de los recursos
de estos dos fondos por más de 146 167.70 millones de pesos (mdp) (asf, 2020).
Estos recursos equivalen a poco menos de la mitad del gasto público en salud
que se destinó a la población sin seguridad social en México en el año 2018 y
que ascendió a 298 522.22 mdp (Secretaría de Salud, 2021). En el transcurso
de las auditorías, apenas se recuperó 10.1 por ciento del monto observado.
Entre los principales problemas destacan: la falta de documentación justifica-
tiva o comprobatoria del gasto utilizado, los desvíos de recursos a cuentas estata-
les y otros fondos o programas, recursos ejercidos en conceptos que no cumplen
con los objetivos específicos (compensaciones y bonos al personal de los ses,
subsidio del impuesto sobre la renta y vales de despensas por motivo de fin de
año, cubiertos con recursos del Fassa), personal no localizado en su lugar de traba-
jo, pagos superiores en sueldos, prestaciones o estímulos que no fueron autori
zados, adquisición de medicamentos y servicios no incluidos o superiores al
Catálogo Universal de Servicios de Salud (Causes).
En la auditoría de la cuenta pública 2019, el órgano fiscalizador detectó irre-
gularidades en el Fassa por 9 536.6 mdp en todo el país, los estados con mayor
monto fueron la Ciudad de México con 4 594.2 mdp, Oaxaca (1 488.4 mdp) y
Chiapas con 1 258.3 mdp. El monto de las tres entidades en conjunto representa
77 por ciento del total observado. Además, la asf señaló anomalías en el progra-
ma sp que se transfiere a los gobiernos estatales por 8 499.6 mdp. El principal
problema fue la falta de documentación justificativa o comprobatoria del gasto
por 6 394.2 mdp en la ss y en los estados de Chiapas, Ciudad de México, Gua-
najuato, Michoacán, Nuevo León, Sonora, entre otros.
El Fassa y el sp están estrechamente relacionados para atender a la población
no asegurada, es decir, la población más vulnerable, por lo que una de las reco-
mendaciones de la asf era integrar en una sola cuenta estos dos fondos para
garantizar mayor transparencia y rendición de cuentas, al considerar que tienen
el mismo objetivo. Las observaciones de la asf obligan a valorar si la descentra-
lización es la mejor alternativa para garantizar la prestación de servicios de salud
a las personas que carecen de seguridad social en México.
En 2010, la asf alertó sobre el despilfarro de recursos del Fassa por parte de los
gobiernos estatales en compras de vales de despensa para los trabajadores del sec
tor por motivo de fin de año por 38 mdp. Por su parte, el sp no estuvo exento de
indicaciones, ya que el órgano fiscalizador advirtió, en el mismo año, sobre la
compra de medicamentos en exceso al porcentaje autorizado, equivalente a 130
mdp. Además de pagar elevados salarios al personal de los repss y a personas no
contempladas en su estructura. Como repercusión, en 2011 la asf expuso el de
sabasto y caducidad de medicamentos, por la inexistencia de un programa anual
de adquisiciones de insumos en los estados.
Finalmente, en 2009, los dos fondos federales presentaron las mismas ano-
malías en su administración. En ese año, el órgano fiscalizador detectó que los
recursos del Fassa se utilizaron para asignar bonos a mandos medios y superiores
de los ses por 198.3 mdp en Baja California, Chiapas, Chihuahua, Durango,
Guanajuato, Guerrero, Nuevo León, Puebla, Tlaxcala, entre otros. Además, de
subsidiar el isr y dar incentivos de fin de año a los trabajadores en los estados de
Guerrero, Morelos, Quintana Roo, Tamaulipas y Tlaxcala, equivalentes a 33.4
mdp (asf, 2009).
Todo esto evidencia que México no está preparado para la descentralización
de los servicios de salud. Por lo que es necesario recentralizar el gasto público
sanitario.
Esta tesis la respalda la propia asf (2018) poniendo como ejemplo el proceso
de centralización del Fone, lo cual mejoró el manejo de los recursos de la nómi-
na magisterial y demás irregularidades, lo que optimizó la gestión de estos recur-
sos públicos.
35
30
25
20
15
10
0
2008 2010 2012 2014 2016 2018 2020
Fone Fassa SP
12
Esta Ley fue promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto el 27 de abril de 2016 y su objetivo es
establecer los criterios generales de responsabilidad hacendaria y financiera que rigen a las entidades y los
municipios, así como a sus respectivos entes públicos, para un manejo sostenible de sus finanzas públicas.
CUADRO 2. Gasto total y público en salud e ingresos tributarios, porcentaje del pib
(2019)
Países Gasto total Gasto público Ingresos Impuesto sobre Impuesto
en salud en salud tributarios la renta (isr) sobre la
propiedad
Dinamarca 10.0 8.4 46.3 30.0 1.9
Suecia 10.9 9.3 42.9 15.1 0.9
Canadá 10.8 7.6 33.5 16.4 3.9
México 5.5 2.8 16.5 7.0 0.3
América Latina y el Caribe 8.0 4.1 22.9 6.2 0.9
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la ocde (2021a, 2021b) y el Banco Mundial (2021).
CONCLUSIONES
Los cambios introducidos en el sistema público de salud con la recentralización
de la administración de los recursos públicos en una nueva institución de la Se-
cretaría de Salud, el Insabi, constituyen la reforma más importante en el primer
periodo del nuevo gobierno de la 4T.
Esta reforma ha neutralizado más de dos décadas de políticas descentralizado-
ras, que en 2004 tuvieron su auge con el sp. Como hemos visto en este trabajo, el
sp se insertó en un proceso de descentralización que empezó en la década de 1980,
cuyo objetivo era contribuir a la modernización del país, mejorando la eficiencia
de la pública administración. Sin embargo, con la descentralización, la corrupción
en el ejercicio de los recursos públicos se extendió a nivel estatal, como se ha evi-
denciado en los informes de la asf y en las numerosas iniciativas judiciales hacia
gobernadores y exgobernadores. Eso explica la poca efectividad del sp en reducir
los gastos de bolsillo de la población abierta, que supuestamente tenía que haber
sido beneficiada.
La concentración de los recursos para la salud en los ses, tampoco ha permi-
tido pasar de un uso inercial a otro que diera prioridad a las condiciones de ne-
cesidad de cada estado y favoreciera a los más pobres con mayor concentración
de población abierta.
Por lo tanto, consideramos oportuna la eliminación del sp y la recentralización
de los recursos que financian el sistema de salud en el Insabi, pero señalamos la
necesidad de acompañarla con un incremento del gasto público en salud, para
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