Centros de Produccion y Consumo

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Centros de producción, empresas transnacionales y consumo en el marco de la interdependencia global antes de 2020
Las grandes empresas transnacionales desarrollan una diversidad de actividades de carácter económico, cuyos productos se colocan en
el mercado global, de acuerdo con la oferta y demanda, donde los países y sus empresas subsidiarias asumen diferentes tareas que, le
son definidas por las ciudades globales para la producción, distribución y comercialización de los productos: materia prima,
manufacturas o servicios.
En los últimos decenios se produjo una asociación estrecha entre el crecimiento del comercio internacional, la expansión de las
empresas transnacionales y el surgimiento de los sistemas internacionales de producción integrada (SIPI). Sin embargo, se ha visto
afectado por la pandemia, la guerra militar en Ucrania y disputas geoeconómicas entre Estados Unidos y China.
Cuatro factores han sido determinantes en crecimiento del comercio internacional antes de la pandemia de 2020: los dos primeros son:
la reducción de los costos de transporte y de las barreras al comercio; el tercer factor, es la expansión de la demanda de marcas
diferentes de los mismos productos entre países con niveles de ingresos similares; y el cuarto, la ruptura de las cadenas de producción
(cadenas de valor) que, genera flujos de comercio de productos intermedios que cruzan varias veces las fronteras nacionales en el
proceso de fabricación de un mismo producto. Destaca, en particular, el incremento del comercio de productos intermedios y de
servicios, como parte de una profundización de la división internacional del trabajo entre países industrializados y en desarrollo. Sin
embargo, esta dinámica económica ahora se reconfigura en torno a la aparición de distintos polos de desarrollo, enfrentados por el
dominio en el mundo: países del G-20 vs países del BRICS.
El proceso de transformación estructural, del que fue objeto la economía internacional antes del 2020, guardó correspondencia, por un
lado, con la extensión de la lógica empresarial e industrial a todos los sectores de la economía y, por otro, con la evolución de la
especialización del trabajo al interior de la empresa y las estrategias de crecimiento, adoptadas a lo largo del tiempo.
En el ámbito de la empresa: la progresiva autonomía de las partes integrantes del proceso de trabajo, a partir de una determinada escala
de producción, aunado a las condiciones de competencia en los mercados y los costos de la verticalización del proceso productivo en la
propia empresa, se sumaron a cambios del lado de la demanda, para favorecer el crecimiento relativo de proveedores independientes de
bienes y servicios intermedios. El movimiento hacia la globalización de algunas industrias, y la creación de “plantas globales”, había
intentado reproducir, en la geografía mundial, los procesos de especialización y contratación externa de una empresa que ocurren en el
mercado local.
Cabe advertir que la fragmentación del proceso productivo es una modalidad de internacionalización que, depende de las
características del producto y de su mercado. En realidad, las primeras definiciones de empresas globales se refirieron a aquellas en las
que, la producción del bien se daba de forma simultánea y similar en varias regiones del mundo. Las industrias globales, ahora
limitadas a zonas de influencia en determinado polo de desarrollo, como la de productos alimenticios, artículos para la higiene personal
y limpieza, por ejemplo, se caracterizaron por la homogeneidad de sus productos, que se fabrican con procesos análogos en plantas
ubicadas en distintas regiones. Estas tendencias se han visto acentuadas por la creciente homogeneización de las preferencias de los
consumidores, de las tecnologías y de los productos que se transaban en los mercados mundiales.
Además, existe interacción entre las estrategias de crecimiento de las empresas transnacionales, los patrones de producción y
competencia en sectores específicos que, a su vez, se suman a los factores de localización, para determinar las características de los
flujos de comercio en productos, partes y componentes.
En los sectores de uso más intensivo de la ciencia (por ejemplo, la industria farmacéutica), el comercio tiende a ser intrafirma, es decir,
de la integración internacional de la producción, como resultado de las decisiones de las empresas transnacionales acerca de la
localización de sus actividades productivas en regiones del globo, bajo su esfera de influencia; mientras que en las industrias de uso
intensivo de la escala y la tecnología más madura (automotriz y electrónica de consumo, entre otras) predominan las operaciones de
ensamble y el comercio intrarregional. Asimismo, los productos de uso intensivo de recursos naturales se caracterizan por bajos
niveles de comercio intrafirma, y la integración internacional tiende a ser horizontal, es decir, mediante el comercio de productos
homogéneos. En la industria de las prendas de vestir, los flujos de comercio pueden ser tanto de productos ensamblados en
determinadas partes del mundo (especialización vertical), como de productos acabados (especialización horizontal). Ambos tipos de
especialización generan flujos de comercio de naturaleza intraindustrial, que pueden o no ser intrafirma.
Es importante insistir en que, la movilidad que ofrecen los avances tecnológicos transforma a las filiales de las empresas
transnacionales que, anteriormente operaban geográficamente dispersas, pero con producción autocontenida, en redes de producción y
distribución integradas en el ámbito regional y en el ámbito del polo de desarrollo, bajo su influencia. En estas redes, las empresas
pueden adquirir localmente los insumos que necesitan y producir para el mercado local o regional, o bien pueden integrar actividades
económicas dispersas en distintas regiones. En tal sentido, la regionalización de la economía mundial es, paradójicamente, un corolario
de lo que fue la globalización, y que ahora se reestructura en función de polos económicos de desarrollo, según los intereses de las
potencias dominantes.
En el comercio basado en la segmentación de la cadena de valor, los países se especializan de acuerdo con sus ventajas absolutas en
actividades productivas. Por lo tanto, los países que tienen gran disponibilidad de mano de obra poco calificada, no se especializan
necesariamente en industrias o ramas industriales de uso intensivo de trabajo, sino en aquellas actividades que utilizan más
intensivamente dicho factor y que, además, por razones de escala de producción o de distribución, están bajo la coordinación de
empresas transnacionales.
Por consiguiente, una etapa de la manufactura de un bien, como por ejemplo la costura de una prenda de vestir, que anteriormente se
ejecutaba como parte de la línea de montaje de la planta, se convierte en una actividad manufacturera que tiene lugar en plantas
situadas en países con abundancia de mano de obra no calificada.
Las transformaciones de los patrones de comercio internacional han estado íntimamente ligadas a la reestructuración de las empresas
transnacionales y al auge de la inversión extranjera directa (IED). Los vínculos entre inversión directa y libre comercio se han visto
facilitados, también, por el cambio en los marcos normativos del comercio y la inversión, así como por otros factores derivados de la
revolución tecnológica y de gestión en curso. La reducción del costo de manejo de la información, de las comunicaciones y el
transporte, y la utilización de sofisticadas técnicas de producción, sincronizada con la demanda han hecho rentables los esfuerzos de
producción, comercialización, investigación y desarrollo de alcance mundial.
Estos cambios otorgaron considerable importancia a las economías de escala y de ámbito y, por ende, al predominio de empresas de
gran tamaño. A la vez, las economías de aglomeración se han traducido en una cierta concentración de las empresas en áreas que
facilitan su acceso a determinados mercados internacionales y a los factores de producción, y que cuentan con capacidad de
innovación, proveedores e instituciones apropiadas.
Por otra parte, antes de 2020 la creciente competencia que afrontaban las empresas, los adelantos tecnológicos que permitían establecer
enlaces en tiempo real a gran distancia y la liberalización de las políticas de comercio exterior habían impulsado una mayor dispersión
geográfica de todas las funciones empresariales, incluso de algunas tan esenciales como: el diseño, la investigación y desarrollo, y la
gestión financiera. Algunas expresiones importantes de este fenómeno fueron la instalación de subsidiarias, para atender mercados
regionales (por ejemplo, en Singapur para el mercado asiático), y la división internacional entre varias regiones (como ocurría en el
sector del automóvil) y varios continentes (como en el caso de los semiconductores).
En estos sistemas complejos, las funciones reasignadas abarcan una amplia gama de actividades; las tareas más sencillas, como el
montaje y el ensamble, se asignan a áreas menos industrializadas, mientras las funciones que exigen conocimientos especializados y de
tecnología se trasladan a áreas industrialmente más avanzadas.
En cuanto al desarrollo de las estrategias empresariales, las fusiones y adquisiciones transfronterizas fueron uno de los signos más
visibles de la globalización antes de la pandemia, sobre todo cuando involucraban a grandes empresas, y suponían cuantiosos recursos
financieros y amplias reestructuraciones organizativas. Estas operaciones, que se intensificaron en la segunda mitad de los años
noventa, permiten a las empresas adquirir rápidamente una cartera de activos localizados, que fueron esenciales para fortalecer su
posición competitiva en la economía local, regional o mundial. La supervivencia de la empresa es, en muchos casos, el principal
incentivo estratégico de estas operaciones, especialmente porque las más renuentes, pueden correr un serio peligro de ser absorbidas, o
de que las empresas rivales se fusionen y las dejen en situación de desventaja competitiva. Hay una intensa y dinámica interacción
entre los cambios del entorno económico mundial y los factores que inducen a las empresas a realizar fusiones y adquisiciones
transfronterizas.
En el caso de Costa Rica, se exportan productos agrícolas y algunas manufacturas, el turismo se ha convertido en el servicio más
dinámico, y se posee un enorme reservorio de profesionales jóvenes y de mano de obra no calificada, que son de interés para distintas
empresas trasnacionales. Por ejemplo, Intel ocupa mano de obra calificada y barata para los puestos operativos o de manufactura, en
comparación con la que trabaja en las ciudades globales. Esto abarata sus costos de producción y el precio de sus mercancías. En el
caso de las zonas francas grandes empresas utilizan la mano de obra no calificada para procesos productivos que no son tan complejos,
pero que abaratan los costos de producción.

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