Cuidar de NO OLVIDARSE DE DIOS
Cuidar de NO OLVIDARSE DE DIOS
Cuidar de NO OLVIDARSE DE DIOS
Una gran realidad es que como seres humanos al fin, todos nosotros
tenemos luchas internas, y estas luchas internas, con frecuencia
causan que nos apartemos de la voluntad de Dios. Digo esto porque
todos nosotros peleamos continuamente con nuestras emociones,
sentimientos, impulsos, deseos, y ambiciones.
Con esto no estoy diciendo que todos estos sentimientos o deseos son
malos, pero si existen muchos de ellos que son inspirados, o
maquinados por el mal. Y es por esa razón que con frecuencia
muchos de nosotros nos encontramos peleando en contra de lo que
bien sabemos que desagrada a Dios, y que en ocasiones nos
sorprendemos a nosotros mismos de haber hecho. Ahora
preguntémonos: ¿existe una razón por la que queriendo hacer lo
bueno en ocasiones no lo hagamos?
La realidad de todo es que no existe solo una razón, sino que existe
un sin número de razones por la que en ocasiones queriendo hacer lo
bueno no lo hacemos; en otras palabras le faltamos a Dios.
¿Se pueden imaginar lo que sería vagar por un desierto por cuarenta
años? Dile a la persona que tienes a tu lado: les tomo cuarenta años.
Estamos hablando de una jornada de aproximadamente unas 200
millas de distancia, pero a ellos les tomo cuarenta años. ¿Por qué
suponen que sucedió esto?
Moisés les dijo esto porque la gran realidad es que excepto dos
hombres, la mayoría de ellos no se acordaban de las señales (la
plagas de Egipto, columna de nube y columna de fuego, cruzar el Mar
Rojo, las leyes entregadas por Dios en el Monte de Sinaí), que Dios
les había dado porque o eran muy jóvenes cuando sucedieron; o, no
las habían presenciado porque no habían nacido aún [3].
Pero más importante aun: ¿cuántos podemos decir que hoy nos
sentimos de la misma manera que nos sentimos en ese entonces?
¿Cuántos podemos decir que el primer amor que sentimos por Dios y
Su obra en ese día continua ardiendo hoy con la misma intensidad?
Y una vez que permitimos que nuestro amor por Dios se enfrié,
entonces no le será muy difícil al enemigo convencernos de que lo que
tenemos y hemos logrado, lo hemos logrado debido a nuestra fuerza y
voluntad.
Y es por eso mismo que las palabras de Moisés aquí nos advierten:
“…no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que
habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se
te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se
enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó
de tierra de Egipto, de casa de servidumbre…” Dile a la persona que
tienes a tu lado: no te acomodes.
Cuando se nos olvida de dónde y cómo Dios nos rescato del estado
en que nos encontrábamos, entonces se nos hace fácil hacer excusas,
se nos hace fácil dar explicaciones que no tienen sentido; se nos hace
fácil darle a Dios el segundo lugar en nuestra vida.
Cuando se nos olvida de dónde y cómo Dios nos rescato del estado
en que nos encontrábamos, entonces se nos hace fácil olvidar que Él
fue quien nos ha puesto donde estamos.
Cuando se nos olvida de dónde y cómo Dios nos rescato del estado
en que nos encontrábamos, entonces se nos hace fácil olvidar que Él
fue quien nos ha dado todo lo que tenemos.
Digo esto porque todo creyente cae bajo este mismo pacto que Dios
hizo con el pueblo de ese entonces. Esto es algo que queda
extremadamente claro en Gálatas 3:29 cuando leemos: “…Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa…”
Para concluir.
No podemos permitir ser personas olvidadizas; no nos podemos
olvidar de lo mucho que Dios ha hecho por nosotros. ¿Qué son las
cosas más grandes que Dios ha hecho por nosotros?