1954 - Blázquez

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Dioses y caballos en el mundo ibérico.

Por J. M.a BLAZQUEZ MARTINEZ.

En 1942, Augusto Fernández de Aviles publicó un documenta*


do estudio sobre los relieves hispánicos con representaciones ecues-*
tres. (1).
En el trabajo estudia los ejemplares existentes en la Península.
Aunque no da reproducciones de todos, conoce casi todas las pie-
zas. Recientemente' ha completado; su primer trabajo con la publi-
cación do otros dos ejemplares: uno procedente de Sagunto y otro
de Balones.
Del "domador" de caballos se conservan ocho ejemplares, in-
cluyendo el de Ciudadelia (Museo de Braga), que clasificaremos,
siguiendo al Dr. A. Fernández de Avies, en dos grupos: TJ<po estan-
te y tipo sedente.

REPRESENTACIONES DEL "DOMADOR" DE CABALLOS


A) Tipo estante. Relieves de Sagunto (Museo de Valencia y Museo
de Sagunto), Mogón (Museo de Jaén), Balones (Museo de Al-
coy y Ohiidadela (Museo de Braga).
Uno de los dos relieves de Sagunto, hoy en el Museo de Valen-
cia, es conocido desde hace casi dos siglos. Le cita, ya en 1790, Lu-
miares, y con posterioridad a él Ceán, Hübner y Chabret En 1911,
E. Albertini le incluye entre las esculturas antiguas del Conventus

(1) FERNANDEZ DE AVILES en A. E. Arq. 48, 1942, 199-215.


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Tarraeonensis, (2) llamándole simplemente "divinidad de los anti-


guos españoles"; Hübner le calificó "Anaitis lentre leones" y Cha-
bret de "Deidad ibérica entre dos, al parecer osos". P. París se
pregunta si sería una potnia theron. (3). El material empleado es
mármol gris Jocal, de dimensiones 52 x 54 x 20 cm. La forma1 de
la pieza es un arco de medio punto, que representa a modo de
marco un resalte ¡de la piedra, saleado en algunos puntos. Las dos
esquinas casi han desaparecido. La superficie se encuentra bastan-
te picada. La tosquedad del grupo es grande; no se observan mati-
ces muy concretos de modelado en las tres figuras, pero no duda-
mas de que lia central represente un hombre desnudo, que se halla
de pie y con las manos acaricia las bocas de dos caballos. Los dos
oídos están bien ¡señalados, pero más parecen dos medias circunfe-
rencias con un agujero en medio; ptras dos oquedades señalan los
ojos y una línea horizontal la boca. Los-caballos están de perfil,
afrontados y rampantes. La tosquedad! de -Ja ejecución es grande
y denuncia un cincel torpe en eüí arte de la escultura. (Fig. 1.)
El .segundo relieve que ha dado Sagunto se encuentra en la
actualidad en el Museo de Sagunto. Apareció entre 1929-1934, en la
calie de Trasagrario. La forma ele la piedra es rectangular y ha
sufrido aun corte en lia parte superior, en ¡el sentido horizontal. Al
igual que en la composición anterior, la escena se encuentra en-
cuadrada en un marco de piedra. El grupo representa un tema si-
milar al primero: un hombre, de pie, desnudo, toca Sas bocas de
dos caballos, encabritados y afrontados, de perfil. Los caballos se
hallan en una posición excesivamente erecta. La superficie deí
cuadrado está lamida, pero seguramente presentaba un modela-
do ¡más [detallado qua el anterior. La piedra es igualmente mármol
gris locai, cuyas dimensiones son 45 x 42 x 18 cm. (4). (Fig.; 2.)
En las orillas del Guadalquivir, en el puehlieeito de Mogón
(Jaén), se ha recogido otra lastra, que el campesino descubridor
empotró en la fachada de su casa y hoy se halla en el Museo Pro-
vincial de Bellas Artes de Jaén. El tema es idéntico a los anterio-
res.) La forma del bloque, piedra caliza, no es perfectamente ni
semicircular, ni cuadrada, sino encuadrada con una tendencia pi-
ramidal. Las dimensiones son más pequeñas que en las otras pie-
zas, 68 x 70 cm. La escena representada se halla excavada en una
especie de hornacina. El modelado de las tres figuras, a pesar del

(2) ALBERTINI en Annuari I. E. Catalans. Fig. 47, 389.


(3) PARIS, Promenades archéologiques en Espagne. Paris, 1921, II, 141-142.
(4) BELTRAN, Guías Artísticas de España. Valencia, Barcelona, 1945, 168.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 195

deterioro, es mucho Trias perfecto y Za ejecución del conjunto más


cuidadosa, hecho que permite apreciar vestigios de riendas o boca-
dos en los dos ¡caballos que son de mayor tamaño. (Fig. i3.)
La figura central no es un hombre desnudo, sino vestido con
corta túnica, ¡sujeta con einturón con ancha jplaca, cual figura en
algunas íex-votos de bronce dei santuario, también jianés, de Santa
Elena. (5).
El ejemplar de Balones (Albicante), a unos 15 kilómetros de Al-
coy, hoy en el Museo de esta última localidad, se encuentra suman
mente deteriorado. Falta aproximadamente el tercio inferior. Fué
descubierto en la necrópolis ibérica de\ Pichocol, hacia 1940 y pu-
blicado por C. Visedo. (6). Es el relieve de dimensiones más pe-
queñas que se conoce y el de calidad artística más ínfima. JSTo sólo
no conserva la tercera ,parte inferior, sino que presenta en e\ lado
derecho un gran corte que se remonta a Ja parte superior, que ha
hecho que el cabalici de este lado se haya perdido. La forma del
relieve completo debía ser semejante al ejemplar de Sagunto, hoy
en el Museo de Valencia. La cdmpasición estaba igualmente re-
hundida en una especie de nicho, como se ofrece esta particulari-
dad en las siete piezas que aquí se estudian. El marco de piedra,
salvo un trozo corto en leí lado derecho, se ha perdido. La figura
central es un hombre desnudo. La ejecución es «rudimentaria, más
parece un monigote que una deidad a la que adorase. Se halla Ja-
deada hacia su izquierda. Los brazos están en una actitud gemela
a la de los .relieves anteriores, con el antebraza y brazo en ángulo.
La mano no toca la boca del caballo, sino que se eleva sobre' ella.
El caballo que se conserva es desproporcionada, de patas delante-
ras excesivamente flacas y desiguales y en una actitud ;de ellas
irreal. La cabeza es extremadamente pequeña, sin embargo se ob-
serva que el relieve pertenece al mismo círculo cultural (que los
anteriores. Estas cuatro piezas jdstán muy próximas entre jsf en lí-
neas generales. Las cuatro pretientan las manos de los caballos
apoyadas sobre las caderas lúe ,1a divinidad. Los dos relieves de Sa-
gunto proceden, según insinúa el Prof. Dr. A. García y Bellido,
del mismo taller. (Fig. 4.)
Del ejemplar de Ciudadela (Portugal;), tan sólo sé que represen-
ta un personaje masculino, delante de un caballo; como carezca de

(5) ALVAREZ-OSSORIO, Catálogo de los earvotos úe Bronces ibéricos. Madrid,


1941. Láms. XXXVIII, XLIII, XLV, XLVH; LX; CXVII; CXIX; CXXX.
,(6) VISEDO en Museos Provinciales, VI, 1945, 175, y en CASE II, Albacete, 274;
BENOIT en CASE, VI. 1950, 217 ss.
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datos y de reproducción, me abstengo de estudiarlo. El Sr. F. B&-


noit, que creyó primeramente que esta pieza se relacionaba con las
representaciones de Epona, (7) en iej Congreso Internacional de Pre-
historia y Protohistoria, recientemente reunido en Madrid, defen-
dió que el ejemplar representaba un Heroon egipcio.
REPRESENTACIONES DEL "DOMADOR"
B) Tipo sedente. El relieve de Vülaricos (Museo Arqueológico de
Barcelona). El de Ntra. Sra. del Llano de la Consolación (Museo
Anqruieológico die Murcia); el de Vülaricos (propiedad pwrr
tioularji
Según iel ¡Dr. A. Fernández de Aviles, estas tres piezas serían
las últimas derivaciones del tema. El citado autor opina que su pro-
cedencia, la Vieja Baria, indicaría una época tardía. Acertadamente
sostiene que las diferencias con el grupo anterior no afectan al tipo,
ni al lespíritu de la obra y que el parentesco entra estos dos grupos
es indudable e igual la escena de do¡ma, variando sólo la nueva
composición >e)n la figura majsculina central, sentada en silla de ti-
jera y con la particularidad notable de ser bifronte en dos ejem-
plares.
El Museo Arqueológico de Barcelona guarda uno de los relieves
de Vülaricos (Almería). Representa un personaje masculino, según
el Prof. Jacobsthal. da cara bifronte, sentado en una silla de tijera,
entre dos caballos rampantes de perfil, cuyas patas traseras se ape*
yan en el suelo desde las cascos al saliente dei corvejón, pasando la
coila bajo ellas y las manos en la cintura de la deidad, que tiene la
pierna derecha 'más levantada que la izquierda. (Fig. 5.)
El ¡grupo se encuentra dentro de una caja, casi rectangular, de
estrechos bordes y bastante profunda. El relieve es totalmente plano
y de poca altura. Las tres figuras adquieren mayor realismo por
los detalles que el artista ha puesto: 'dedos de las manos, cabellos,
ojos, boca, nariz, crin, cascos, que en los restantes relieves tal vez
existían, pero por el deterioro de la superficie se han perdido. El
personje, desnudo y ¡sin huellas de einturón, toca la boca de los ca-
ballos; éstos (están ensillados, al parecer, y en el cuello ambos pre*-
sentan huellas de las riendas. La silla parece verdadera montura,
como la de Liria y las que presentan algunos ex-votos, (8) y no
una ¡sencilla gualdrapa, como la de los caballas del Cigarralejo y

(7) BENOIT, Les myWiea de L'outretombv, 40.


!
(8) ALVAREZ-OSSORIO, op. cit. CXXXIV.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 197

la del carro votivo de Mérida. (9). (El caballo de ]a izquierda! lleva


pretal, domo es .frecuente en los exvotos y en el Cigarralejo.
La piedra empleada es caliza y \as dimensiones 31 x 38 x 17 cen-
tímetros. La pieza fué adquirida por el Sr. E. Gandía, en Villaricos,
en 1912/13. En 1929, los Srs. Boch y Serra la publicaron, califican-*
dola tìe dudosa. (10). Su autenticidad nos parece segura.
La segunda pieza de Villaricos (Fig. 6) fué descubierta en 1879,
en una ¡finca del abuelo de su actual dueño, la Sra. viuda de Pe-
ñuela, y se encuentra desde entonces empotrada en una pared de
su -'casa, en Cuevas de Almanzora; de ella existe vaciado en el
Museo Arqueológico de Barcelona. Está mal conservada y es tam-
bién de (inferior arte. Como señala el Dr. Fernández de Aviles y
usando de sus mismas palabras: "los hermosos caballo del monu-
mento anterior, que tantas analogías guardan con los mejores ex-
votos de Despeñaperros, aparecen más que erguidos colgados, a
causa de su torpe dibujo". Efectivamente, están mal encajados y
son desproporcionadas. Las cabezas son pequeñas, con relación al
cuerpo. En el personaje, que no dudamos sea varón, se aprecia el
cinturón; tiene unas acusadas facciones ornitomorfas, rasgos bien
conocidos de la cerámica pintada ibérica. Se observa clarísimamen^
te que la divinidad tiene las palmas de /las manos abiertas y con
ellas coge, en actitud cariñosa, las bocas de los caballos. La deidad,
como en el relieve anterior, está sentada en una_ silla de tijeras, con
las piernas abiertas. La silla está levantada sobre un poyo que tiene
a los lados dos repisas para colocar los piles, sobre los que los caba,
líos apoyan los cascos de las árlanos. Estos dos salientes colatera-
les son un tonpe recueirdo del escabel, en que apoyan sus pies las di-
vinidades griegas frecuentemente. El personaje es bifronte, con las
dos narices y los dos mentones picudos; unas torpes oquedades se-
ñalan los ojos; la boca no está marcada. La forma de la lastra, pie-
dra caliza, es casi cuadrangular, cuyas dimensiones son 41 x 49 cen-
tímetros, sin haberse podido hasta ,3a fecha conocer el grosor, por
e\ motivo de encontrarse embutida en la pared. El ejemplar ofrece
características muy semejantes al anterior; la escena está igual-»
mente encuadrada en un marco; las figuras no están tan resaltadas.
En el Museo Arqueológico Nacional existe una figurita dei bronce,
procedente de la colección Vives y de origen desconocido, que re-
presenta un hambre desnudo, sentado sobrie un taburete, las ma-

ta) CUADRADO, Excavaciones en el Santuario ibérico del Cigarralejo, 110 ss.;


GARCIA y BELLIDO, Ars. Hispaniae, figs. 330-331.
(10) BOSCH-SERRA, ien IV Congreso Intern, de Arq. Barcelona 1929, 27.
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nos y las piernas están colocadas en distinta postura que en los


relieves. Creamos que no tiene que ver nada con los relieves. (11),
En ¡el Museo Arqueológico de Valencia existe, inédita, una pla-
quita qute representa un personaje con los brazas levantados, sen-
tado en una silla de tijera y con .las piernas en la misma postura
que los relieves de Villaricos; tal vez es una representación, sin
caballos, de Ja ¡divinidad que estudianios.
El relieve de Ntrai. Sra. del Llano de la Consolación (Fig.. 7),
fué dado como posible representación de Epona, en 1942, por el
Doctor A. Fernández de Avisés; el citado autor duda, con el Profe-
sor Dr. A. García y Bellido y el Sr. E. Thevenot, del sexo de la
figura central. El Sr. F. Benoit 1© cree masculino, opinión a la qua
se une el autor de este trabajo. El Dr. A. Fernández de Aviles ex-
puso, en 1950, las razones que le movieron a incluirlo entre los
relieves seguros de Epona. El estar el numen .sentado o flanqueado
por dos parejas diei animales, permite una mayor relación con los
relieves de la diosa celta. En 1953 se afirma igualmente en su opi-
nión de representar la ¡pieza a Epona. (12). Lia lastra, (holy en el
Museo Arqueológico de Murcia, fué dada a conocer por e\ Sr. Gon-
zález Simancas, de quien procede iel dato de origen "de un terre-*
no vecino del Llano de la Consolación". (13). La calificó de relieve
de Epona. El ejemplar está labrado en grueso bloque de arenisca,
cuyas dimensiones son 72 x 60 cm,. Ea de forma cuadrangular, sin
marco en el lado inferior. El grupo lo forman la deidad desnuda,
sentada sobre una silla que no parece ser de tijeras, entre dos pa-
rejas de caballos, Ambas parejas están afrontadas y superpuestas
en dos líneas, que según el Dr. A. Fernández de Aviles "pretende
acusar ingenuamente los ¡dos pianos de la perspectiva". Los anima-
les tienen la parte anterior deí cuerpo más elevada que la posterior.
La deidad toca con las manos las bocas de la pareja ^anterior. El
grupo parece siluetado y las cinco figuras no están muy resaltadas.
El pecho, abombado, recuerda algo el modelado de este sector ftel
cuerpo del relieve existente en Cuevas de Almanzora. Las piernas
las tiene más caídas de éste. Por los caracteres artísticos, forma del
bloque, presencia de marco, desnudismo de la figura central, postu-
ra de las piernas y el hecho !de estar las figuras ten resalte, no úur
damos en emparentar este ejdmplar con los restantes del "doma-
dor" de caballos.

(11) ALVAREZ-OSSORIO. op. cit. CXXIII.


(12) FERNANDEZ DE AVILES en APL, IV, 1953. Lám. II, 5, 199.
(13) GONZALEZ en Culiura Española XV, 602,
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 199

El Dr. E. Thevenot duda de la autenticidad de esta pieza, dato


suministrado por el conservador del Museo. No hay pruebas sufi-
cientes para ello, ya que el testimonio de su procedencia, suminis-
trado por el Sr. González Simancas, es seguro.
El señor F. Benoit le cree de alta época y anterior a los relie-
ves danubianos y galos. (14).
A. Fernández de Aviles, en su primer estudio, encontraba re-
presentaciones de dos tipos: dos piezas que se referían a Epona
i La de Braga y la de Ntra. Sra. del Llano de la Consolación);
otras dos (Sagunto y Mogón) aluden a seres ecuestres, y un tercer
grupo (el de Villaricos)) parece derivar del anterior. La aparición
da otras dos piezas no varía las conclusiones provisionales a ,que
llegó en su primer trabajo. El título puesto a él es suficiente para
conocer la tesis de su autor: Relieves hispanorromanos, con repre-
sentaciones ecuestres. Esta opinión, la de ser los relieves de época
romana, la anunció el autor al comienzo de su artículo y le sostie-
ne abiertamente al final de él.
Los dos primeros relieves que estudia el de Braga (dado por
Hereon, egipcio, recientemente por F. Benoit) y el de Ntra. Seño-
ra de, la Consolación, los considera antecedentes oportunos para
llegar a los ejemplares españoles que "corresponden a un mo-
mento de la evolución cultural indígena, desarrollado bajo la in-
fluencia histórica, ya que no artística, del pueblo romano". Al fi-
nal del trabajo recapitula "esta circunstancia la pervivencia en la
provincia española ;de los cultos prterromanos, hasta el triunfo del
critianisnio), junto con la fecha avanzada que hemos visto asignar
a ía serie general de las representaciones de Epona, mueven a si-
tuar en plena época romana a los dos ejemplares peninsulares
identificados como tales, pero además a todo el grupo de "domado-
res" vinculados cíe alguna 'manera con ellos, que experimentan así
el consiguiente rejuvenecimiento, dentro del amplio marco crono-
lógico 'impuesto ppr la longevidad de las estaciones de que proce-
den, ¡sin que la categoría artística de cada ejemplar refleje necesa-
riamente diferencias de tiempo, sino de técnica, como en todo arte
provincial".
El arutoír considera más recientes los tipos más complicados, o
sea los de Villaricos, que cree coetáneos, para fechar los cuales
juzga ¡del mayor interés los datos del hallazgo del ejemplar conser-

(14) BENOIT, Mythes, 42,


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vado ten /Cuevas de Almanzora, que constituye el ultimo eslabón de


una evolución iniciada en Braga y Murcia.
A esta tesis, defendida por el Dr. A. Fernández de Aviles con
una gran probidad científica, se han unido diversos investigadores
españoles y extranjeros. El Prof. Dr. A. García y Bellido, en su
libro sobre las Esculturas Romanas de España y Portugal, 'mete
entre las piezas romanas tres de los ejemplares del "domador":
el de Villaricos, 'hoy en ¡el Museo Arqueológico de Barcelona, el
del Llano 'de la Consolación y el de Mogón. (15), El profesor espa-
ñol-, siguiendo al Dr. Fernández ¡de Aviles, no creí© que deba consi-
derarse las piezas propiamente edmo representaciones de Epona, por
su carácter masculino. Había que pensar en una adaptación
mareulina de Epoma.
El £3r. E. Cuadrado Díaz, en su \ihro sobre el ¡cigarralejo, com-
para la postura de un équido encontrado por él con la adoptada por
los caballos en ¡el reîieve de Villaricos, hoy en el Museo Arqueólo*
gico de Barcelona. Se une a la tesis del Dr. A. Fernández de Avi-
les, de ver ciertas coincidencias entre los relieves de Epona y los
del "domador" de caballos. (16).
F. Benoit alude frecuentemente en una publicación suya a Ips
relieves españoles, de los que publica tres: uno de Villaricos, el
existente en Cuevas, el de Mogón y el de Llano de la Consola*
ción. (17).
El sabio francés enuncia por segunda vez ciertas tesis que ree*
tifiean la teoría del Dr. A. Fernández de Aviles y que están muy
próximas, sustancialmente, a las que se defienden en este trabajo.
La tesis áe\ Sr. Benoit, sobre los "domadores" de caballos, ex-
puestas brevemente, son las siguientes: sólo los dos relieves de
Braga y Ciudadeía se emparentan con las representaciones de
Epona; a los restantes hay que buscarles un influjo helénico, a
través de Italia. (18).
En cuanto a la datacióm, serían, por o menos alguno, del co*
mienzo de la etapa republicana. (19)«
Rechaza la opinión, en razón del orientalismo que presentan,
de ser los relieves ¡productos de un arte provincial influenciado "por:

(15) GARCIA y BELLIDO, Esculturas Romanas de España y Portugal. Lámi-


nas 399-401, 399-400.
(16) CUADRADO, op. cit. 94.
(17) BENOIT, Mythes, iigs. 13-15.
(18) BENOIT, Mythes, 40, 43, 48.
'(19) BENOIT, Mythes, 42. 49.
Dioses y Caballos. Lám. I.

Fig. 1. — Procedencia: Sagunto. Museo de Valencia. Mide


25 x 54 X 20 cms. (Según Magnen).

Fig. 2.—Procedencia: Sagunto. Museo de Sagunto. Mide


45 x 42 X 18 cms. (Según Magnen),
I,dm. II. Dioses y Caballos.

tif-. '"lift*. jj;mm;f'"*':

Fig. 3. - r Precedencia: Mcgón (Jaén). Museo Provincial


de Bollas Artes. Mide 68 x 70 cms. (Según Magnen).

Fig. 4. — Procodencia: Balcnes (Alicante). Museo de Alccy. (Según Magnen).


Dioses y Caballos. Ijam. III.

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Fig. 5. — Relieve de Vülaricos (Almería). Museo Arqueclógico de Barcelona.


Mide 33 x 38 X 17 cms.
Lám. IV. Dioses y Caballos.

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Fig. 6. — Relieve de Villaricos. Hoy en Cuevas de Almanzcra (vaciado en el Museo


Arqueológico de Barcelona). Mide 41 x 49 cms.
Dioses y Caballos. uám. y.

Fig. 7.—Procedencia: Llano de la Consolación. Museo Arqueológico de Murcia.


Dimensiones: 72 x 60 cms. (Según Magnen).
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Fig. 9. — Placas de bronce, del Santuario de
Fig. 8 — Kylix precedents de Esparta. Siglo VI a. C. Artemis Orthia, Esparta. Posiblemente hay O
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(Según Lane). una substitución do la diosa por su ave favo- C
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rita. Siglo VII a. C. (Según Dawking). <—••

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Pig. 11. — Potnios hippon cretense. Siglo VI a. C. Fig. 10. — Placa de bronce procedente de Lato, Creta.
(Según Ohi enbascbj-Ri enter). Primer cuarto del siglo VII a. C. (Según Kunze). <
Lâm* Vi IL Dioses y Caballos.

Rg. 12. — Potnios hippon (British Museum). Hacia 520 a. C. (Según CVA, III, Ha.)

Fig, 13. ^Potnios hippon (British Museum). Hacia 510 a. C. (Según CVA, IH, Ha.)
Dioses y Caballos. Lám. IX.

Fig. 14 — Potnios nippon. Museo Scheurbeer. La Haya. Hacia 520 a. C.


(Según CVA, III, E. et. F.)
Lain. X. Dioses y Caballos.

Fig. 15. — Fíbula beocia. Sdglo VIH a C. (Según Gharbonneaux).

Fig. 16. — Bronce de estilo ionizante, procedente de Belmente (Piceno).


Ancona. Museo Nacional. (Foto Soprint. Antichita).
Dioses y Caballos. Lám. XL

Fig. 27. — Placa prerrcmana de plata, con cabeza bifronte. Tesoro de


Pozoblanao HCórdoba). Museo de Córdoba.

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Fig. 17. — Potnios nippon, procedente de Pesaro. (Según R. Maclven).


Lóro. XII. Dioses y Caballos.

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Fig. 18. — Des asas procedentes de Foligno. Antiquarium Berlín.


(Foto Staatl. Mus. Berlín).
Dioses y Caballos. Lem. XIII.

Fig. 19. — Potnios hippon, etrusco. Museo de Villa lulia, Roma.


(Foto Deutsch. Archaol. Inst. Rom.)

Fig. 20. — Fotnios hippon, etrusco. Museo de Villa lulia, Roma.


(Foto Dsutsch. Archaol. Inst. Rom.)
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Fig. 22. — Pctnis hippon. Precede del Hera-
Fig. 21. — Potnios theron. British Museum. rion de Samos. (Según Gebauer).
Dioses y Caballos. Lám. XV.

Fig. 23.—Potnia hippcn ibérica. Siglos V-IV a. C. Elche. Colección particular


(dibujo de J. Montoya sobre reproducción de R. Fclques).

Fig. 24. — Potnia hippon procedente del templo B de Prinias (Pelcponeso).


Fines del s. VII a. C. (Según Pernier).
Lám. XVI. Dioses y Caballos.

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DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 201

el arte celta, trasportado a España por soldados de países celtas,


venidos en la época imperial. (20).
Invierte la teoría del Dr. ¡Avisés; para éste las relieves presupo-
nen a Epona; para el francés los (ejemplares españoles serían e\
precedente de alguna representación de1 la diosa celta. (21). En
1953 sostiene nuevamente Jas tesis emitidas antes en dos distintas
ocasiones, (22) sobre el tema, cronológicamente son del final de la
época republicana romana, pertenecen al círculo de la potnia
nippon; los llama "dompteur de chevaux". (23).
En 1950, el Dr. A. Fernández de Aviles participa ten el I Con-
greso Internacional de Estudios Ligures, con una comunicación én
que presenta dos nuevas piezas de "Domadores" hispánicos. El tra~
bajo constituye un ejemplo a imitar por todos, de la suma prudén
eia con que hay que tratar estos temas tan resbaladizos. (24).
Todas las frases están calibradas y aunque corto /el estudio es
apretado de contenido. Enumera ya tres ideas, que creo total/mente
revolucionarias, con respecto a las opiniones sostenidas en su pri-
mer trabajo y que señalan una evolución en el pensamiento de má
amigo.
Sostiene en la última mota que un relieve (el de Villaricos, hoy
en Museo de Barcelona), al parecer es prerromano. Unas líneas
anteriores lanza una teoría >tte que tal vez iel círculo die Epona sea
diverso del de el "domador" de caballos.
Al) comienzo cita el círculo de la potnia nippon, aunque cree que
no se emiparentjan con él las piezas hispánicas. El título puesto a
su comunicación es altamente significativo, los relieves no* son
hispano-r órnanos, como es su primer trabajo, sino simplemente
indígenas e hispanos. Sostiene, sin embargo, que los dos nuevos re-
lieves no cambian las conclusiones provisionales a que llegó en 1942.
En '1953 se publica un libro en Francia, sobre Epona, en que se
inserta un inventario de todos los monumentos de la diosa celta, ca-
talogados por E. Thevenot. El libro, aparte del mérito grande de
este Corpus, útilísimo, presenta 66 magníficas láminas de los ejem-
plares ,más importantes. De las piezas hispánicas presenta las siete
estudiadas aquí. Es significativo que ocupen las tres últimas lamí-

(20) VISEDO, CASE II, 282.


(21) BENOIT, Myt/hes,, 44.
(22) BENOIT, CASE, VI. 217 ss.
(23) BENOIT ,an APL, IV, 211-218.
(24) FERNANDEZ DE AVILES en Actes du 1er Congrès Int. d'Et, Lig. Bordi-
ghera, 126-131.
ZephyrvsV-I3
202 J. M. a BLAZQUEZ

ñas; están cataíogadas entre los monumentos dudosos de representar


a Epona. En la brevísima reseña que de cada pieza hace E. Theve-
not, no se atreve a calificarlos de repreestaciones de Epona y dice
que prefiere continuar designándolas simplemente comió los colegas
españoles: "domadores" de' caballos. (25),
Sostiene que numerosas decenas de años separan los ¡relieves de
Villaricos de las Eponas galo-romanas. Del relieve de Ciudadela, que
representa un personaje Imasoulino, de pie, delante de un caballo,
tan sólo señala que F. Benojit le coloca <entre ¿tais (piezas de Epona,
sin considerar eli sexo como elemento determinante de identifica-
ción. (26).
Salva de un relieve, el! procedente de la necrópolis ibérica de
Pichocol, cuyo yacimiento^ parece quei se halla bastante revuelto,
de los restantes tan sólo conocemos el lugar de aparición, sin poder
precisar el .material acompañante, que tal vez señalase una época
concreta. U!n data muy significativo se puede señalacn, que los siete
ejemplares proceden de la zona más abierta a las influencias de
los pueblos colonizadores, griegos y púnicos. La única alternativa
posible es estudiar las piezas, apoyándose (solamente en los caracte-
res ;die las mismas.
El Mundo celta y romano, en mi opinión, no suministran datos,
ni iconográficos ni religiosas, por los que se resuelvan las ¡proble-
mas planteados por los ejemplares ibéricos. Una conclusión parece
segura, que lois siete relieves pertenecen al mdsmo ciclo artístico y
religioso. Salvo el ejemplar ¡de Ntra. Sra. del Llano de la conso-
lación, que por presentar la figura central sentada y acompañada
de varios caballos, no rampantes, permite establecer ligera campa-
ración, con monumentos de la diosa celta, (27) de los que el ejem-
plar ibérico se separa por diferencias bastante profundas: carencia
de vestido, postura de lais piernas y manos y los dos planos super-
puestos de los animales; |ois otros ¡seis relieves no (admiten ¡compa-
ración. La carencia de influjo artístico romano en las piezate ibéri-
cas, reconocidas abiertamente por el Dr. Fernández de Aviles, 'en su
primer trabajo, es ;un punto clave para el estudio de las ejempla-
res hispánicos. E. Thevenot enumera, ciento noventa y ocho repre-
sentaciones de Epona, de las que en dieciocho ¡a la diosa acompa-
ñan dos o más caballos; ni un solo monumento de astas presenta

(25) MAGNEN, Epona. París, 1953, Pl. 64-66, 62-63.


(26) MAGNEN, op. cit. 62-63.
(27) Relieve de Limbach, Kôngen, ¡Kapersburg, Saint-Leu, Elonge, Plovdiv, Ap-
taat, etc.; MAGNEN, op. cit. PI. 42-47, 60-6
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 203

caballos rampantes, ni a la diosa sentada en la actitud de los re~


lieves ¡ibéricos y la técnica de fe, piedra es totalmente distinta. Da
Ids caballeros danubianos se conocen imás de quinientos ejemplares,
catalogados por Tutor (28) y por Kazarox (29), cuya fecha de apa-
rición oscila entre finales del sigto II y comienzo del III. Tampoco
hasta el presente se conocen piezas que se asemejen a las ibéricas.
Generalmente se trata de un jinete o dos, acompañados de una
diosa, que marchan galopando con túnica al viento. Con las repre-
sentaciones de los Dióscuros acontece exactamente lo mismo. (30).
Si se colocan en el período remano los ejemplares hispanos del
"domador" de caballos, había que admitir ia siguiente inconse-
cuencia: que los artistas ibéricos tomaron del mundo romano o
celta ¡una divinidad protectora de caballos, introdujeron en ella pro-
fundos cambios, si esta divinidad era Epona, y no se dejaron in-
fluenciar absolutamente en nada por el arte de estos puebjos. Los
siete relieves proceden de 'una zona de la península tan profunda-
mente romanizada desde el primer momento, que ni una sola lapi-
da, con nombre de 'divinidades indígenas, ha llegado a nosotros.
(31). Es una prueba grande de la intensa romanización que sufrió
el Levante. Es inadmisible que siendo de época romana no acusa-
sen los ejemplares una marcada influencia del arte de este pueblo.
Encierra una gravedad ej pensamiento de Toynbee, que los pue-
blos amatan primeramente a los estratos culturales 'más superficiar
les de otros pueblos; la religión, según el profesor londinense, ocu-
pa una de las capas más profundas en Jai vidja de los pueblos. Apli-
cado al tema que nos ocupa, es insostenible que el pueblo ibérico
tomase un concepto 'religioso del ¡mundo romano o delta, sin dejar-
se influenciar para nada por el elemento artístico en que venía en-
vuelto este concepto.
Epona es una diosa virgen que, salvo en casos excepcionales, en
frase jde René Magnen, no está desnuda, ni tiene .compañero; sin
embargo, los investigadores franceses y belgas tienden ;¡en lía aotua-»
lidad a acentuar elj parentesco entre la diosa virgen celta y algunos
dioses masculinos. Según R. Magnen, el monumento de Saulón pue-
de confirmar la hipótesis de eventuales relaciones entre Epona; y el
dios-jinete. Lambrechts señala el carácter común muy acentuado

(28) TUTOR, Efnemesis Dacarromanas VII, 1937, 238-289; IDEM Efhemesìs na-
carromana VIII, 1938. 445-449; CRUGER en Triéner Leüschrigt, 15-17, 1940, 1941-42,
1-27 y 1-66.
(29) KAZAROW, en Dísertationes Panoniae, II. XIV, I-I1.
(30) CHAPOUTIER, Les Dioscura au services d'une Beesse, París, 1931.
(31) A. TOVAR, Estudios sobre lenguas indígenas prerromanas,, Buenos Aires, 1949.
204 J. M.» BLAZQUEZ

de estas idos divinidades. (32). E., Thevenot llega a parecidas con-


clusiones al estudiar las representaciones de Epona entre los
Eduos. (33). Incluso R. Magnen llega a firmar que la Epona de
Saulon-le-Chapelle aporta un nuevo y poderoso argumento ja la
hipótesis de una encarnación femenina del dios-jinete. (34). F. Be-
noit considera el sexo ccfmo -elemento determinante ¡de |a identifia
catción (opinión a la que se opone tel Dr. Aviles) y sostiene que el
palso tìte'ì dios a diosa, e inversamente, es un fenómeno de adapta-
ción a las creencias indígenas, que no toca en nada al carácter
específico del ideograma. Para e]¡ sabio francés, el tipo de Epona
sería reemplazado por el "domador'* de caballos, ¡incluso fce pregun-
ta si no sería el sexo dé Epona convencional y habla de la mas-
culinizaeión de Epona en el relieve de'Ciudadela. (35).
E\ ¡hecho de que una divinidad femenina presente idénticos atri-
butos e idénticas funciones a otra ¡masculina iy tel hecho de que en
algunos monumentos, esporádicos, se encuentren ambas asociadas,
n/o( tes prueba suficiente para pensar en una encarnación femenina
del dios masculino. De todos modos, teiempre quedaría por estudiar
las relaciones entre las divinidades protectoras de caballos del
mundo griego y del romano. Benoit considera a éstas como una
mera continuación de aquéllas, teoría que yo no considero muy
probable.
La Península Ibérica, por otra parte, nunca fué devota de Epona;
en el catálogo de E. Thevetot (figura ..con dos monumentos seguros:
inscripción de la antigua. \Segontia y el relieve de Braga (Portugal);
(36) tan sólo el Africa del 'Norte, con un ejemplar, ..queda inferior;
Bélgica y Germania, presentan 141 testimonios; 53 la Gallia Cél-*
tica, Aquitania, 18; 16 'el vallé ¡del Danubio y Países Bálticos, has-
ta la ¡misma Bretaña, cuya romanización es mucho (mends fuerte
que la de la Península, presenta tres ejemplares más que: esta.
Por otra parte, Epona tiene una fecha de aparición roaiy tardía;
los caballeros danubianos son posteriores aún. Para la diosa celta,
según B . Magnen., se puede asignar finales del siglo I o comienzos
del II (37); según F. Benoit, las representaciones a "Fécuvère" no
pueden ser anteriores al final,del siglo II io comienzos deli III, y ¡las
que están acompañadas de caballos son de estilo superior a aque-

(32) LAMBRECHT, Latcmus IT, 1949, 170 ss.


(33) THEVENOT en AC, 1949. 385-401.
(34) MAGNEN, op. cit. 25.
(35) BENOIT, Mythes, 64-66.
(36) FERNANDEZ DE AVILES, A. E. Arq. 48, 1942, 203-204,
1(37) MAGNEN, op. cit. 25.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 205

Has de 'Técuyére". El ejemplar más antiguo 'del caballero ,a 'Tan-


guipede" sobre columna se fecha en el 170. (38). Para Epona ver
la bibliografía eri Magnen. (39).
F. Benoit ha señalado por tres veces el mundo helénico como
lugar de inspiración de las composiciones ibéricas, opinión a la que
creo viraba de una manera muy tímida en su segundo artículo
A. Fernández de Aviles.
El tema del pntnios hippon entre caballos rampantes es fre-
cuente en el mundio griego, del que en Chipre también se conocen
paralelos. Composiciones similares a los relieves de Sagunto, Mo-
gón y Balones, son ¡numerosas en el ¡sigio VI, a. C ; Lane, a! ¡quien
cita ¡Nilsson, al enumerar el Kylix Ijaconio l,que reproducidnos (Figu-
ra 8), fundamentalmente muy próximos la, las piezas ibéricias, aun-
que, de arte muy superior, 'Considera el ¡grupo tópico (del siglo VI
"a Composition of a Kind common in the (sixth Century"", |40).
Los ejemplares aducidos por pi ¡sabio inglés ¡están sacados del
Beloponesoi, donde; por et a época está uno de los centros (más im-
portantes de Grecia: El santuario :de Artemis Orthia de Esparta,
divinidad vinculada estrechamente con los caballos. Una placa de
este templo (Fig. 9"). anterior en unos años al 600 a. c., ¡representa
dos ¡caballas rampantes, con ¡cabezada y con bridas; la diosa, que
aparece en .otras piezas del mismo santuario acompañada de caban
líos, ha sido ¡sustituida por su animal favorito, un cisne que ,se en-
cuentra en tannano ¡reducido contre los dos équidos. (41). Argos y
el templo B de Primas, han sumlinistrado piezas de la Potnia, hippon
entre -caballos erguidos, que se pueden comparar la la repprésenta.-!
da 'sobre un vaso ilicitano. Lato, en Creta (Fig. 10), ha dado tres
bronces bastante completos y fragmentos ¡de otros siete, pertene-
ciente al primer cuarto del siglo VII, a. C , que se encuentra en la
misma dirección artística y ¡religiosa ;de las cuatro piezas ibéricas.
En los ejieimíplares cretenses el potnios hippon, al revés del dios en
el kylix laoonio, es alado; los brazos caídos los recoge detrás de lae
caderas, en una postura no frecuente en ésta clase ide represen-
taciones.
Los caballos erguidos apoyan sus [manos en los brazos de la di-

(38) BENOIT, Mythes, 77-7&


(39) Op. cit., 37-38.
|40) LANE, B. S. A. X X X I V , PI. XLI, c. 168; NILSSON, The Minoan.—Myce-
n-ean Religion \arvd its Survival in Greek Religion,, Lundi, 1951. 515.
(41) DAW K I N G , The Sanctuary of Arthenis Ortñia of Sparta, London, 1929.
PL CXII.
206 J. M. i BLAZQUEZ

vini dad. Estos bronces presentan la coincidencia, con los relieves


hispánicos, de tener la composición encuadcada en un marco: y en
estar las figuras en relieve. (42).
Sin duda han sido estas piezas cretenses las que han movido a
Fernand Benoit a ver una influencia cretense, venida a través de
la Magna Grecia, o de Etruria, en las piezas ibéricas. (43). El pro-
totipo pudo venir de Creta o de cualquier lugar del Mediterráneo
helénico, ya que el tema del potnios hippon es frecuente en todo él.
En Chipre ((Fig. 11) ha aparecido un bloque de piedra con un
potnids entre rampantes caballos. En este ejemplar las alas las lle-
van los animales. La piedra ,se fecha en el siglo VI. ,.(44). La; pre-
sencia o carencia de alas no implica, según Nilsson, diferencias
sustanciales. (45). El Prof, de Lund cita la teoría de Redt para (ex-
plicar esta variante, para quien las alas son debidas a influjo
oriental venido de Jonia, ya que en Asia Menor y en la región
Norte del Mar Negro, dependiente artísticamente de Jonia, tan sólo
se encuentran ejemplares alados; en cambio, en Grecia son fre-
cuentes los ápteros, que se remontan a prototipos minoicds. A partir
de finales del siglo W, a. C , en la cerámica, los potnios hippon
frecuentemente no llevan alas, tanto ellos como los caballos, que
continúan siendo rampantes (Fig, 12-14); con posterioridad a esta
fecha creo quia dìatan los cuatro potnios cíe Sagunto, Mogón y Ba j
Iones. (46). Todos los ejemplares que ,se citan están catalogados re-
cientemente como representaciones de potnios hippon por Jalou-
ris. (47).
La postura de los brazos ,con el brazo pegado al cuerpo y el
antebrazo levantado, como se observa en cuatro de los relieves
ibéricos, igualmente es una (actitud frecuente en el mundo griego,
que se remonta a los tiempos de la oerámica geométrica y que se
encuentra ya en representaciones ;de la potnia hippon, sobre fíbu-
las beocias del siglo VIII, a. C. (Fig. 15). (48). Sin duda la postu-

(42) DEMARGUE en BCH, 53, 1929, fig. 34, PI. X X X , 1 y 3, 422-427; KUNZE,
Kretische Er oncer eliei s, Sttutgart, 1.931, 203, Bel. 2; LEVI, ASAtene. 13-14. 1930-31.
Fig. 33, 104, ss.
d'43) BENOIT, Mythes, 48.
(44) OHNEFABSCH-RICHTER. Kvpros, Berlin, 1893. Taf. CC.
(45) NILSSON, op. cit. 507.
(46) BEAZLEY, Atiic Red figure Vase Painters. Oxford, 1942, 59,1; 61,28; 61,41;
.9,15; 112,951; CVA. I l l (British Museum) He. PI. 54, 4b; CVA. I l l (British Museum)
Ha. Pi. 54,36; CVA. I l i (Mrsee Scheurleer) ; E. y F. 3; LANGI.OTZ, Gri&scMsche
Vaseria Münchcn, 1931, Taf. 6.
¡(47) Museum Helveticum, 1950, 89-96.
(48) CHARBOUNEAUX on Préhistoire I, fig. 3, 198; fig. 12, 212; fig. 16, 227.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 207

id de £os birazas y el hecho detestar los caballos rampantes en las


piezas ibéricas, ha movido a F. Benoit' a reconocer en ¡ellas un te-
ma arcaico, incluso en la propia Grecia. (49). La misma potnia
tawrón de Colofón, en que los toros no están erguidos sabre sus
patas posteriores, ¡sino que ¡tocan con las cuartos traseros las cade-
ras de la diosa, adopta esta actitud en las brazas, (50) ,que es la
misma dei una potnia anerófom y de otra que suguramente estjá
pariendo. (51).
El tema die la potnia th&mn, con animales rampantes, leones,
pervive en las terracotas de los templos etrusdos hasta la primera
mitad del siglo I, a. C , idei que ise conoce ¡un ejemplar en Itálica
y otro en Qarante (Gallias). ( 52 )., Es un tipo >de representaciones,
de sexo masculino, particularmente frecuente en joyas de los siglos
VII-VI, a O, cuyos prototipos se encuentran en Asia. (53).
El potniús nippon en Etruria no tiene los caballos rampantes,
ni los brazos en la actitud de los relieves ibéricas, ,sino que toca
con gesto de protección las cabezas de ellos. Le acompañan otros
animales: leones, serpientes, aves. Ss curioso (que en algunos ejem-
plares (los del Museo Villa Julia) el penacho del dios desnudo 6s
un prótomp ida un tercer -caballo; ¡tal vez no sea muy seguro, cdmo
insinúa F. Benoit, que las piezas hispánicas acusen influencias
vriegas a través de la Magna Grecia o de Etrunia. En Siracusa,
cotilo en Capua, la potnia nippon ¡es del tipo de las ,de Esparta y
Arcadia, a caballo. Sin embargo, Etruria no desconoce en ©i perío-
do arcaico el tema de los caballos, leones, cabras, etc., rampantes;
estela tie Saletta y de Malvasia, en el Museo jd¡e Bolonia, de fina-
les del siglo VII, ai C. De este tiempo data un pointas themn pro-
cedente die /Cumas, entre leones rampantes y con los ¡brazos el dios
en la postura de las piezas de los cuatro relieves hispánicos.
Esta doble reppreisentación itálica, ya que las asas del vaso de
bronce son gemelas y ambas representan la ¡misma divinidad en

(49) BENOIT, Mythes, 43,77.


(50) PICARD, Mélanges Holleaux, Paris, 1913; fig. 1, 176 ss.
(51) GEBAUER, Jarbuch, 1933, Abb. 16,265; LEVI, ASA X - X I I , 1931, fig. 431,
330; RUMPF, Molerei und Zeichnung, München, 1953. Taf. 4,5.
(52).BLAZQUEZ, AEArq. 88, 1953, 263-268.
(53) ANDREN, Architectural Terracottas from etrusco-ítaMc Temples, Leipzig,
1939, Pl. 53, 169-70; 102, 366; 116, 410; 117, 414; 118, 419-420; 123, 4~2-433; 135, 476-
477; 136, 482; 159, 541-543; GARCIA Y BELLIDO, Ars Hispaniae. fig. 139, 257; KUN-
ZE, op. cit. 563. PARETI, La tomba Regolini Galassi, Città del Vaticano, 1947.
Tav. VI, 3-4; I X , X V I I I , 168; POULSEN, Der Orient und die FrühgriecMtsehe Kunst,
Berlin, 1912. Abb. 5,179, FREIHERRM, Der Teli Halaf, Leipzig, 1931, Taf. 21,b; Taf.
24,b; BOSSERT, AH Krela. 503; BOSSERT, Altsyrien 663.
2U8 J. M.? BLAZQUEZ

idéntica actitud; es muy parecida, salvo la posición de los brazos


a una pintura sofoíre un vaso de cerámica, existente en el British
Museum, que igualmente1 representa, un potnios theron. (Fig. 21.)
En cambio, las representaciones del potnios nippon en Etruria,
del período jónico, se asemejan al ejemplar de Ntra. Sra. del Lla-
no de la Consolación, en presentar los caballos apoyados en el
suelo sobre sus cuatro patas y en tener a los animales sobre
dos ¡hileras superpuestas. En la pieza jiienerise no se ha ¡intentada
una composición de perspectiva, seguramente, sino que se ha sus-
tituido la hilera superior de ¡animales, que en Etruria son leones,
por una pareja de caballos.
Los caballas del relieve de Villaricos, hoy en el Museo Arqueo-
lógico de Barcelona, han adoptado una postura rara, sentados so-
bre sus cuartos traseros. Esta actitud de los animales es'segura-
mente la que ¡se intenta representar en el grupo de Samos (Fig. 22),
con ¡la diferencia del relieve ibérico, de no estar los caballos afron-
tados, sino de lado, con ¡respecto al potnios nippon que se viste
con túnica corta, sujeta con cinturón, como en la pieza de Mogón.
Si so conocen, piezas de potnios entre gríiíos, sentados y con las
patas ¡delanteras apoyadas en la cintura ¡de la deidad, cuyos pro-
totipos iconográficos se encuentran en Asia. (54). Esta pieza última,
procelctota. de Tell Ahmar, lleva los grifos sentados exactamente
como líos caballos del Museo Arqueológico dé Barcelona, (55).
Paralelos próximos a los relieves de Villaricos no se conocen,
como ha confirmado en esta opinión al Dr. 'Fernández de Aviles,
el Prof. Jacobsthal, ya que hasta el presente no han aparecido
potnios hippon sentados. La postura de las piernas tal vez sea
una manera ¡de indicar que la divinidad es protectora de caballos,
ya que l&s, la misma con que montan los hombres. La silla de tije-
ra no proporciona ninguna pista, ya que se conoce en Etruria,
Grecia, Egipto;, Asia. En España aparece también en una urna fu-
neraria, la de Galera, de mediados del siglo IV, a. C. El hecho de
ser estos dos relieves del SE y el encontrarse la divinidad sentada
con las piernas en idéntica postura, son indicios para admitir al-
guna interdependencia de las piezaís.
La bifrontalidad del dios tampoco tiene antecedentes en las di-
vinidades «mediterráneas protectoras de caballas; no íasí el rostra

(54) D A W K I N G , op. di. PL CV, 213; MATZ, Geschichte der Griechischen


Kunst. Frankfurt, 1950, Taf. 261, b , THUREAU-DAUGIN en Stria X, 1929, Pi.
XXXV, 4.
(55) GEBAUER, JdhrbucH. 1939. Abb. 18, 265-266.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 209

de perfil. El docto profesar de la Universidad de Oxford antes ci-


tado, oon su gran erudición, apunta interesantes interpretaciones
griegas y romanas de divinidades célticas: Dioscouroi-estatuas do-
bles, Geryones-dios tricéfalo. (56).
Existe un tipo de monedas coin cabezas bifrontes en Italia, que
aparece ya en el siglo VI, a. C, en Volterra, que tal vez inspirase
la frontalidad del potnios nippon ibérica, pues las piezas hispáni-
cas y las monedas itálicas presentan la misma manera de estar Jas
cabezas soldadas y el (mismo modo de tratar el cabello. Estas mo-
nedas son particular mente abundantes en el siglo III a. C, fe-
cha que puede convenir al relieve de Barcelona, por el tipo de
montura que lleva un caballo. (57). La bifrontalidad ea un tema
que conoce tanto el arte fenicio como el griego, el siciliota y el
etrusco. (58). Por Livio sabemos que las relaciones entre el Levan-
te ibérico e Italia, eran íntimas; no es de extrañar una influencia
de ésta sobre aquél. Divinidades bifrontes ,se han letnoointrado en la
costa mediterránea de Asia; probablemente se da con ellas el mis-
mo fenómeno qjue con el grupo de felino atacando a diversos anima-
les, con el tema de la pqtnia theron y con distintos elementos ar-
tísticos y religiosos, primero ¡aparece en Asia, con posterioridad se
van corriendo por todo ;ef Mediterráneo. En Etruria y en Iberia
se conservan muchas veces huellas de gran arcaismo. (59).
El potnios theron siempre ha tenido una gran libertad en sus
representaciones (lo© ejemplares etruscos llevan de perfil sólo
la mitad del cuerpo). En Grecia, esporádicamente, algunas repre-
sentaciones religiosas tienen a los dioses con miembros den
bles, tal ívez paria indicar una mayor protección de la divinidad.
Una figura alada, procedente del Heraion de Argos, siglo VI, a. C,
tiene en Jas manos un segundo par de manos adicionales. (60). En
esta misma dirección, cuyo profundo sentido se nds escapa, esta-
rían tal vez en ¡lois relieves de Villaricos.
La presencia de la isilla de .montar en el relieve del íMuseo Ar-
queológico de Barcelona es oui indicio, como insinúa el Dr. Fer-

:(5S) Para las divinidades griegas v romanas tricéfalas ver KIRFEL, Die Driekop-
jige Gottheit, Bonn, 1948, 99-147.
(57) DUCATTI, L'Italia antica, fig. 262,265; fig. 250,252. GIESECKE, Italia Nu-
mismática, Leipzig, 1928, Taf. 18,1; 19,11; 20,21; 21,17; 22,8; 23,15; HILL, Historical
Roman Coins, London, 1909, Plat. 1,1; V,8; VI, 10-11; IX, 16.
(58) GIGLIOLI, Arte Etrusco. Tav. CCLXXXI, 5; POULSEN, op. cit. Abb. 4,
26-27, 103; RICHTER, Ánchale Greek Art., New York, 1949, figs. 282-283
(59) FRIÍEHERRN, op. cit. Taf. ,71,1.
(60) WALDSTEIN, The Argive ' Heraeum, II, Plat. XLIX, 1,49.
210 J. M.? BLAZQUEZ

nández de Aviles, para atribuir una época más avanzada a esta


pieza. La silla de montar, sencilla, igual al epiphion de los griegos,
está atestiguada con precisión en España a comienzos del siglo IV,
a. c., >an cuya fecha existía el santuario ibérico del Cigarralejo.
Este tipo de silla, el de Villaricos, que es verdadera montura, se-
guramente sería algo posterior, aparece en Liria (61) y en época
romana (jinete de Patencia), y en atalajes de carros, etc. (62).
Las conclusiones provisionales que como hipótesis de trabajo
se puede llegar, son las siguientes:
Los siete relieves ibéricos representan un potnios hippon (un
Master oí Animals en frase de Nüssoíi), divinidad de la que en Es*
paña, de sexo femenino, se conoce una representación sobre un
vaso de Elche y que es conocido en todo el Mediterráneo. ,(63). Las
representaciones de Sagunto, Mogón y Balones, no plantean pro-
blemas por encontrarse vecinas a (ejemplares helenos.
Las fechas topes de los siete relieves ibéricos oscilarían entre
finales del siglo VI, a. C , fecha en que desaparecen las alas en las
representaciones de /esta divinidad y la época romana, sin llegar a
ella. El ejemplar de Villaricos sería tal vez del siglo III, a. C.
Una fecha muy próxima a la romanización, salvo en este ejem-
plar, no es muy segura, pues siendo, conio parece claro, que el te-
ma se recibió del mundo mediterráneo, el "Master of Animals"
desaparece pronto de él; según la tesis de Chittenden, Hermes fué
el sucesor suyo. (64). El tema debió venir a España cuando toda-
vía Herines no tenía este carácter.
No hay motivos para admitir prioridad de un grupo sobre otro;
En Etruria, los potnios hippon más complicados son los de la etapa
jonia. Tal vez los «los grupos son coetáneos.
La zona de aparición, el Levante, ¡es ya un indicio para pensar
en influencias Mediterráneas.
El Prof. Dr. Alvarez de Miranda, que ha tenido la amabilidad
de discutir conmigo los problemas planteados por estos relieves, se
inclina igualmente por un origen mediterráneo para las piezas
ibéricas.

(62) GARCIA Y BELLIDO, Esculturas romanas de España y Portugal, Lám. 333.


(61) GARCIA Y BELLIDO, Ars. Hispcîiiae, figs. 330-331.
(63) CHITTENDEN, Hesperia XVI. 1947, 89, ss. NILSSON, M-M Rei. 315.
(64) CHITTENDEN, op. cit. NILSSON, Griech Reí. I, 475 ss.
DIOSES Y CABALLOS IBÉRICOS 211

Le dioso alada de Elche (Fig. 23), entre caballos rampantes ala-


dos, confirma plenamente las conclusiones que como hipótesis
de trabajo proponemos. Esta figura ha sido recientemente estudia-
da ;por Benoit, (65) que señala acertadamente el mundo griego
como lugar de inspiración de esta representación. El Sr. Cuadrado
Díaz presentó una comunicación al Congreso Internacional de
Prehistoria y Protohistoria, sobre este mismo tema. El sabio ¡gala
no ha señalado, sin embargo, que en el Feloponeso, el templo B, de
Primias, de finales del siglo VII, a. C , (66) ha suministrado un
paralelo muy próximo. (Fig. 24.) La presencia de las alas en la
diosa ilicitana y en los caballos y el estar estos animales ¡rampan*
tes, descarta toda posibilidad de pensar en influjos de divinidades
protectoras de caballos del mundo celta, romano o púnico. (67).
La diosa andrófora de Elche (Fig. 25), recientemente dada a
conocer por su descubridor, Sr. Ramos Folqués, (68) es urna copia
de la tìiosa Andrófora de Arcades (Creta), (69) que es una diosa
de la fecundidad..
Estas 'dos representaciones ilicenses, que no son seguramente
anteriores al 400 pero tampoco posteriores al siglo II a. C, acu-
san, al igual que los domadores de caballos, un retraso de unos
siglos, con respecto al prototipo, no se emparenta con otras repre*
sentaciones de la potnia hippon o de Atenea, que más o menos
son coetáneas. (70). Es un fenómeno perfectamente conocida en
todo el Mediterráneo, en la Península Ibérica y en Etruria, pon
respecto a Grecia, y en ésta con respecto al Próximo Oriente. En
las regimes Occidentales de Asia, la tierra clásica de las divinida-
des protectoras y domadoras de animales, es precisamente donde
hay que buscar, para en el Mediterráneo, el tema de las divinida-
des protectoras de caballos. El poema de Gilgaimes presenta a
Istar como señora de los caballos y en todo el1 Próximo Oriente

,(65) BENOIT, APL. IV, fig. 4, 211-218.


(66) PERNIER,, ASAtene, 1914, 67 ss. figs. 36-33.
(67) CHARLES PICARD, Les Religions de U Afrique Antique, Paris, 1954, 52-55.
(68) RAMOS FOLQUES, Memoria de los museos arqueológicos provinciales, 1953,
fjg. 97, n.« 6, 119.
(69) MATZ, op. oit. Abb., 256-166.
(70) ROBINSON, Excavations at blynthus. Batilmore, 1933; V, 120, 267; 122,
269: RICHTER, Sculpture and scwlptomin Greek Art. Sig. 431, 141; FURTWAEN-
GLER-REICHOLD, Vassenmalerei. Taf. 162,3.
212 J. M.? BLAZQUEZ

se conocen dïvMdladœ unidas a los caballos. (71). Los artistas


hititas representaron a divinidades con caballos rampantes, con la
sóla diferencia, con respecto a las representaciones mediterráneías,
que los caballos apoyan sus manos en los hombros de los dioses. (72).

ill) MEYER, Reich und Kultur der Cheüter, Berlín, 1914. 54, Abb. 44;
GRESSMAMN, Altorientaliche Bildersum Alten Testament, Berlín, Leipzig, 1927, 82,
Abb. 274; GODARD, Les Bronces du Luristan, París, 1931, 45; MUINS, Small
Bronces from Northed Asia, Antiquaries Journal, 1930; 1 ss. PI. 3, 20; PERROT
CHPIECH, Histoire de l'art. I, 642, fiig. 313.
(72) ROSTOVTZEF, -Siria XII, 1931, 49 ss.

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