Subsidio Conmemorativo Al Día de La Mujer 2024

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Contenido

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................. 2
GUIA PARA ELABORAR UN CONVERSATORIO ............................................................................................. 3
CONVERSATORIO: ............................................................................................................................................. 5
“Voces Inspiradoras: Dignificando el Papel de la Mujer en la Iglesia y la Sociedad” .................. 5
FRASES ALUSIVAS AL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER ......................................................................... 6
CONVERSACIÓN ESPIRITUAL POR EL DÍA DE LA MUJER ............................................................................ 8
HORA SANTA..................................................................................................................................................... 13
INTRODUCCIÓN

Desde la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, en


conmemoración del Día Internacional de la Mujer celebrado el 8 de marzo,
mejoramos y ampliamos este mensaje para poner a disposición un subsidio con
diversas actividades que pueden ser de gran ayuda en tu grupo juvenil, parroquia o
Diócesis, movimientos, colegios o congregaciones religiosas.

Celebrar a la mujer en la Iglesia es reconocer y dignificar su contribución, su valor


intrínseco y su papel en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en línea
con los valores del Evangelio.

"La mujer tiene una especial sensibilidad por las 'cosas de Dios', especialmente para
ayudarnos a comprender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene para
nosotros".

Papa Francisco
GUIA PARA ELABORAR UN CONVERSATORIO

¿Qué es un conversatorio?
Un conversatorio es un momento en el que un grupo de personas se reúne para discutir
y conversar sobre un tema específico. A diferencia de un debate, donde hay
posiciones enfrentadas, en un conversatorio se busca más bien el intercambio de
ideas, la reflexión y la construcción colectiva de conocimiento. Los conversatorios
pueden tener diferentes formatos, como mesas redondas, paneles de discusión o
entrevistas públicas, y pueden abordar una amplia variedad de temas.

¿Por qué es importante realizar un conversatorio?


Organizar conversatorios nos brinda la oportunidad de adentrarnos en temas de
relevancia, ya sea en el ámbito eclesial o social. Esta modalidad nos permite aprender
de manera didáctica, al compartir y explorar las experiencias de otras personas.
Además, fomenta una escucha activa entre los participantes y los ponentes, creando
un espacio de diálogo continuo que trasciende la simple exposición.
Desde nuestro ámbito eclesial, el diálogo abierto y respetuoso es fundamental. El
Concilio Vaticano II, en su documento Gaudium et Spes, subraya la importancia de
que la Iglesia esté en constante diálogo con el mundo contemporáneo. El Papa
Francisco también ha enfatizado la necesidad de un diálogo abierto y franco dentro
de la Iglesia, donde se puedan abordar los desafíos y preguntas del mundo actual.
En este sentido, los conversatorios nos ofrecen un espacio propicio para este tipo de
diálogo. Permiten como adolescentes y jóvenes sumergirnos en temas relevantes,
discutiendo no solo desde la perspectiva doctrinal, sino también desde la realidad
concreta de las personas. Es una oportunidad para escuchar diferentes puntos de
vista, enriquecerse mutuamente y buscar juntos caminos de respuesta a los desafíos
actuales.
¿Cómo puedo realizar un conversatorio?
Para organizar un conversatorio, puedes seguir los siguientes pasos:

1. Define el objetivo: Decide el propósito del conversatorio. ¿Qué temas se van a


discutir? ¿Cuál es el objetivo final?
2. Selecciona a los participantes: Elige a personas expertas o con experiencia
relevante en los temas a tratar. Asegúrate de que haya diversidad de opiniones
y perspectivas.
3. Elige el formato: Puedes optar por un formato de mesa redonda, entrevista, o
panel, dependiendo de tus objetivos y del estilo que quieras darle al evento.
4. Fija la fecha y hora: Elige una fecha y hora que sea conveniente para los
participantes y que tenga sentido para tu audiencia.
5. Prepara la logística: Define el lugar (físico o virtual), los medios técnicos
necesarios, la duración del evento, etc.
6. Promociona el evento: Utiliza diferentes medios para dar a conocer el
conversatorio (redes sociales, correos electrónicos, carteles, etc.)
7. Prepara el contenido: Diseña preguntas o temas a discutir. Puedes preparar
preguntas específicas para cada participante o dejar espacio para que la
conversación fluya de forma natural.
8. Facilita la conversación: Durante el evento, tu papel es moderar la discusión,
asegurándote de que todos tengan oportunidad de hablar y de que se
respeten los tiempos.
9. Fomenta la participación del público: Abre espacios para preguntas y
comentarios de la audiencia, ya sea durante el evento o al final.
10. Evalúa el evento: Al finalizar, recoge retroalimentación de los participantes y del
público para identificar áreas de mejora y aprender de la experiencia.

*Recuerda que, en caso de tener invitados menores de edad, es importante obtener


la autorización de sus tutores legales para su participación en el evento.

Con estos pasos, estás listo para organizar un conversatorio en tu parroquia, decanato,
diócesis o provincia. ¡Anímate a ser promotor del diálogo en la sociedad y contribuir
a la construcción de un mundo más justo y fraterno!
CONVERSATORIO:

“Voces Inspiradoras: Dignificando el Papel de la Mujer en la


Iglesia y la Sociedad”

Desde la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes en


conmemoración del día internacional de la mujer proponemos realizar el siguiente
conversatorio con el fin de “Ser promotores de la dignificación del valor de la mujer
desde la adolescencia, juventud y adultes en el mundo actual”.
El tema pretende abordar desde diferentes perspectivas, las cuales se enlistan a
continuación en modo de pregunta:
- ¿Qué significa para ti que se dignifique el papel de la mujer en la sociedad y en la
iglesia y por qué es importante?
- ¿Puedes compartir una experiencia en la que hayas sentido que tu papel como
mujer fue tomado en cuenta y te hayas sentido agradecida con ello?

- Si pudieras cambiar una sola cosa para dignificar el papel de la mujer en la sociedad,
¿qué cambiarías y por qué?
- ¿Cuál crees que es el mayor obstáculo para la dignificación del papel de la mujer
en la sociedad actualmente?
- Según tu opinión: Como Iglesia ¿Qué podemos hacer para dignificar lo que las
mujeres hacen en nuestra iglesia y sociedad?
- ¿Crees que la dignificación del papel de la mujer en la sociedad debe partir de
cambios individuales o estructurales?

- ¿Qué consejo le darías a una joven que está luchando por ver su valor y dignidad en
un mundo que a menudo la subestima?

- ¿Qué mujeres en la historia o en tu vida personal te han inspirado en la lucha por la


dignificación del papel de la mujer?
- ¿Cuál es tu compromiso personal para contribuir a la dignificación del papel de la
mujer en la sociedad?
- ¿Qué aspectos del ejemplo de la Virgen María crees que podríamos destacar más
en nuestra sociedad actual para impulsar la dignificación del papel de la mujer?
FRASES ALUSIVAS AL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

¿Estás buscando inspiración para publicar una frase conmemorativa del Día de la
Mujer, pero no se te ocurre ninguna? ¡Aquí te presentamos algunas frases y citas
bíblicas que resaltan la importancia de la mujer en la sociedad y en la iglesia!
¡Celebremos juntos su invaluable papel en nuestras vidas!

“Una mujer de carácter… es mucho más preciosa que una perla” (Proverbios 31,10)

“Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas” (Mateo 15,28)

“Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor” (Lucas 1,45)

“La mujer tiene una especial sensibilidad por las ‘cosas de Dios’, en especial para
ayudarnos a comprender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene para
nosotros”. (Papa Francisco)

“Me gusta pensar que Dios creó a la mujer para que todos nosotros tuviéramos una
madre”. (Papa Francisco)

“Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de
tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena
verdad de las relaciones humanas”. (Juan Pablo II)

“La mujer se encuentra en el corazón mismo de este acontecimiento salvífico” (Juan


pablo II MULIERIS DIGNITATEM, 15 de agosto de 1988)

“El amor de la mujer es una imagen del amor de Dios” (Mensaje de la Madre Teresa
a la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer. Pekín, 4 de septiembre de 1995)
“En contraste con este cuadro presentado por la media de las mujeres de hoy, se
encuentran en todo estado, sea en la vida familiar, sea en la profesional, sea en lo
oculto del claustro, verdaderas heroínas que saben desarrollar un trabajo prodigioso”
(PEZZELLA ANNA MARIA, L´antropologia filosofica di Edith Stein, indagine
fenomenologica della persona umana, Città Nuova Editrice, Roma 2003)

“La fuerza de la mujer es su vida afectiva” (Santa Teres Benedicta de la Cruz)


CONVERSACIÓN ESPIRITUAL POR EL DÍA DE LA MUJER
Método conversación espiritual o método sinodal

Este método de oración impulsado mucho por el sínodo de la sinodalidad, nos


ayudara a reflexionar sobre el Papel de la Mujer en nuestra Iglesia y nuestro tiempo.
Sino has tenido la oportunidad de participar en una oración con este método aquí te
presentamos el paso a paso a realizar.
Antes de iniciar el ejercicio de manera comunitaria damos un tiempo personal, para
reflexionar esta pregunta:
1 ¿Cuáles son las actitudes deseadas para la conversación espiritual?
• Escuchar activa y atentamente.

• Escuchar a los demás sin juzgarlos.


• Prestar atención no sólo a las palabras, sino también al tono y los sentimientos del
que habla. Evitar la tentación de utilizar el tiempo para preparar lo que vas a decir en
lugar de escuchar.
• Expresar tus experiencias, pensamientos y sentimientos con la mayor claridad
posible.
• Escuchar activamente, teniendo en cuenta tus propios pensamientos y sentimientos
mientras hablas.
• Controlar las posibles tendencias a centrarte en tí al hablar.

Pasos básicos para llevar a cabo una conversación espiritual:

1. Preparación: Antes de acudir a la reunión del grupo, los participantes llevan a cabo
un tiempo de oración y reflexión personal sobre el tema en cuestión. Se proporciona
información de fondo, algunos puntos y preguntas para la oración. Al final, hacen un
balance de sus frutos y deciden qué van a compartir con el grupo.
2. Reunión: Lo ideal es que cada grupo esté formado por unas 6-8 personas. Se
nombra un facilitador para la reunión del grupo y éste da la bienvenida a todos los
participantes. Se dice una oración de apertura y cada persona puede compartir una
o dos palabras que describan su estado interior en ese momento. El facilitador
también puede recapitular brevemente la secuencia de pasos como se indica a
continuación. Por lo general, también se solicitan voluntarios para tomar notas y
controlar el tiempo.
3. Después de la oración se hace la siguiente lectura:

LA MAYOR ES LA CARIDAD
La dignidad de la mujer y el orden del amor

29. El texto anteriormente citado de la Carta a los Efesios (5, 21-33), donde la relación
entre Cristo y la Iglesia es presentada como el vínculo entre el Esposo y la Esposa, se
refiere también a la institución del matrimonio según las palabras del Libro del Génesis
(cf. 2, 24). El mismo texto une la verdad sobre el matrimonio, como sacramento
primordial, con la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios
(cf. Gén 1, 27; 5, 1). Con la significativa comparación contenida en la Carta a los
Efesios adquiere plena claridad lo que determina la dignidad de la mujer tanto a los
ojos de Dios —Creador y Redentor— como a los ojos del hombre, varón y mujer. Sobre
el fundamento del designio eterno de Dios, la mujer es aquella en quien el orden del
amor en el mundo creado de las personas halla un terreno para su primera raíz. El
orden del amor pertenece a la vida íntima de Dios mismo, a la vida trinitaria. En la vida
íntima de Dios, el Espíritu Santo es la hipóstasis personal del amor. Mediante el Espíritu,
Don increado, el amor se convierte en un don para las personas creadas. El amor, que
viene de Dios, se comunica a las criaturas: «El amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rom 5, 5).
La llamada a la existencia de la mujer al lado del hombre —«una ayuda adecuada»
(Gén 2, 18)— en la «unidad de los dos» ofrece en el mundo visible de las criaturas
condiciones particulares para que «el amor de Dios se derrame en los corazones» de
los seres creados a su imagen. Si el autor de la Carta a los Efesios llama a Cristo Esposo
y a la Iglesia Esposa, confirma indirectamente mediante esta analogía la verdad sobre
la mujer como esposa. El Esposo es el que ama. La Esposa es amada; es la que recibe
el amor, para amar a su vez.
El texto del Génesis —leído a la luz del símbolo esponsal de la Carta a los Efesios— nos
permite intuir una verdad que parece decidir de modo esencial la cuestión de la
dignidad de la mujer y, a continuación, la de su vocación: la dignidad de la mujer es
medida en razón del amor, que es esencialmente orden de justicia y caridad[58].
Sólo la persona puede amar y sólo la persona puede ser amada. Esta es ante todo
una afirmación de naturaleza ontológica, de la que surge una afirmación de
naturaleza ética. El amor es una exigencia ontológica y ética de la persona. La
persona debe ser amada ya que sólo el amor corresponde a lo que es la persona. Así
se explica el mandamiento del amor, conocido ya en el Antiguo Testamento (cf. Dt 6,
5; Lev 19, 18) y puesto por Cristo en el centro mismo del «ethos» evangélico (cf. Mt 22,
36-40; Mc 12, 28-34). De este modo se explica también aquel primado del amor
expresado por las palabras de Pablo en la Carta a los Corintios: «La mayor es la
caridad» (cf. 1 Cor 13, 13).
Si no recurrimos a este orden y a este primado no se puede dar una respuesta
completa y adecuada a la cuestión sobre la dignidad de la mujer y su vocación.
Cuando afirmamos que la mujer es la que recibe amor para amar a su vez, no
expresamos sólo o sobre todo la específica relación esponsal del matrimonio.
Expresamos algo más universal, basado sobre el hecho mismo de ser mujer en el
conjunto de las relaciones interpersonales, que de modo diverso estructuran la
convivencia y la colaboración entre las personas, hombres y mujeres. En este contexto
amplio y diversificado la mujer representa un valor particular como persona humana
y, al mismo tiempo, como aquella persona concreta, por el hecho de su femineidad.
Esto se refiere a todas y cada una de las mujeres, independientemente del contexto
cultural en el que vive cada una y de sus características espirituales, psíquicas y
corporales, como, por ejemplo, la edad, la instrucción, la salud, el trabajo, la
condición de casada o soltera.

El texto de la Carta a los Efesios que analizamos nos permite pensar en una especie
de «profetismo» particular de la mujer en su femineidad. La analogía del Esposo y de
la Esposa habla del amor con el que todo hombre es amado por Dios en Cristo, es
decir, todo hombre y toda mujer. Sin embargo, en el contexto de la analogía bíblica
y en base a la lógica interior del texto, es precisamente la mujer la que manifiesta a
todos esta verdad: ser esposa. Esta característica «profética» de la mujer en su
femineidad halla su más alta expresión en la Virgen Madre de Dios. Respecto a ella se
pone de relieve, de modo pleno y directo, el íntimo unirse del orden del amor —que
entra en el ámbito del mundo de las personas humanas a través de una Mujer— con
el Espíritu Santo. María escucha en la Anunciación: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti»
(Lc 1, 35).

Conciencia de una misión


30. La dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su
femineidad y también con el amor que, a su vez, ella da. Así se confirma la verdad
sobre la persona y sobre el amor. Sobre la verdad de la persona se debe recurrir una
vez más al Concilio Vaticano II: «El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha
amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega
sincera de sí mismo a los demás»[59]. Esto se refiere a todo hombre, como persona
creada a imagen de Dios, ya sea hombre o mujer. La afirmación de naturaleza
ontológica contenida aquí indica también la dimensión ética de la vocación de la
persona. La mujer no puede encontrarse a sí misma si no es dando amor a los demás.
Desde el «principio» la mujer, al igual que el hombre, ha sido creada y «puesta» por
Dios precisamente en este orden del amor. El pecado de los orígenes no ha anulado
este orden, no lo ha cancelado de modo irreversible; lo prueban las palabras bíblicas
del Protoevangelio (cf. Gén 3, 15). En la presente reflexión hemos señalado el puesto
singular de la «mujer» en este texto clave de la Revelación. Es preciso manifestar
también cómo la misma mujer, que llega a ser «paradigma» bíblico, se halla asimismo
en la perspectiva escatológica del mundo y del hombre expresada por el
Apocalipsis.[60] Es «una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona
de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). Se podría decir: una mujer a la medida
del cosmos, a la medida de toda la obra de la creación. Al mismo tiempo sufre «con
los dolores del parto y con el tormento de dar a luz» (Ap 12, 2), como Eva «madre de
todos los vivientes» (Gén 3, 20). Sufre también porque «delante de la mujer que está
para dar a luz» (cf. Ap 12, 4) se pone «el gran dragón, la serpiente antigua» (Ap 12, 9),
conocida ya por el Protoevangelio: el Maligno, «padre de la mentira» y del pecado
(cf. Jn 8, 44). Pues la «serpiente antigua» quiere devorar «al niño». Si vemos en este
texto el reflejo del evangelio de la infancia (cf. Mt 2, 13. 16) podemos pensar que en
el paradigma bíblico de la «mujer» se encuadra, desde el inicio hasta el final de la
historia, la lucha contra el mal y contra el Maligno. Es también la lucha a favor del
hombre, de su verdadero bien, de su salvación. ¿No quiere decir la Biblia que
precisamente en la «mujer», Eva-María, la historia constata una dramática lucha por
cada hombre, ¿la lucha por su fundamental «sí» o «no» a Dios y a su designio eterno
sobre el hombre?...
Posterior a la lectura dejamos tres minutos de reflexión personal. Puedes ayudarte
subrayar el texto, o hacer anotaciones.

4. La primera ronda: Cada persona se turna para compartir lo que ha sucedido


durante el tiempo de oración personal y comparte los frutos de su oración. Todos
tienen el mismo tiempo para hablar (por ejemplo, 2 minutos). El objetivo es escucharse
unos a otros en lugar de limitarse a pensar en lo que uno quiere decir. Se invita a los
participantes a abrir sus corazones y mentes para escuchar a quien está hablando, y
estar atentos a cómo se mueve el Espíritu Santo. Entre cada persona, el grupo puede
hacer una breve pausa para asimilar lo que se ha dicho. Durante esta ronda no hay
discusiones ni interacciones entre los participantes, excepto para pedir aclaraciones
sobre una palabra o frase si es necesario.
5. Silencio: Se guarda un tiempo de silencio, durante el cual los participantes atienden
a cómo se han sentido durante la primera ronda, qué les ha impactado al escucharla
y cuáles han sido los puntos notables de consuelo o desolación, si los hay. Dos minutos.
6. La segunda ronda: Los participantes comparten lo que ha surgido en su interior
durante el tiempo de silencio. Nadie está obligado a hablar, y pueden compartir
espontáneamente sin ningún orden en particular. No es un momento para discutir o
refutar lo que otro dice, ni para sacar a relucir lo que los participantes olvidaron
mencionar en la primera ronda. Es una oportunidad para responder a preguntas
como:

¿Cómo me ha afectado lo que he escuchado?


¿Hay un hilo conductor en lo que se ha compartido? ¿Falta algo que esperaba que
se dijera?

¿Me ha conmovido especialmente alguna de las intervenciones?


¿He recibido alguna visión o revelación en particular? ¿De qué se trata?

¿Dónde he experimentado una sensación de armonía con los demás al compartir con
ellos?

Esta segunda ronda permite al grupo darse cuenta de lo que les une. Comienzan a
manifestarse los signos de la acción del Espíritu Santo en el grupo, y se convierte en
una experiencia de discernimiento compartido. Tiempo sugerido por persona 2
minutos.
7. Silencio: Se guarda otro tiempo de silencio para que los participantes observen
cómo se han sentido durante la segunda ronda y, qué puntos clave parecen estar
surgiendo en el grupo. Dos minutos.
8. La tercera ronda: Los participantes comparten lo que ha surgido del tiempo de
silencio anterior. También pueden tomar nota de las formas en que el Espíritu Santo
puede estar movilizando al grupo. Una oración de agradecimiento puede concluir la
conversación. 2 minutos por persona.
9. Revisión e informe: Por último, el grupo puede repasar y reflexionar brevemente
sobre el desarrollo de la conversación y decidir cuáles son los puntos principales de la
misma. Es importante que se definan al menos tres conclusiones por equipo.
10. Se hace una oración de acción de gracias.
HORA SANTA
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
VIERNES 08 DE MARZO

PRIMER MOMENTO
Monitor: Dispongamos el corazón para adorar y alabar al Señor en su entrega
amorosa, en la forma del pan consagrado. Pidamos con especial devoción bendiga
abundantemente a la Mujer, a quien Dios ha tenido a bien conceder innumerables
regalos y virtudes.
(Exposición del Santísimo Sacramento)

TÚ ERES DIOS
Federico Carranza Jr.

Qué hermoso es estar aquí


Disfrutar de tu presencia
Cuando mi corazón te anhela
Mi alma te necesita.

Tú eres Dios (Tú eres Dios),


Tú eres Dios (Tú eres Dios),
Tú eres Dios (Tú eres Dios),
Tú eres Dios.

Monitor: al prepararnos durante el tiempo de Cuaresma para conmemorar la pasión,


muerte y resurrección del Señor, meditemos durante un momento de santo silencio los
favores que de Él hemos recibido, aprovechando este tiempo de conversión y
penitencia para expresar nuestra gratitud benevolente por los regalos de la creación,
la vida, la familia y aquel ser del que brota y emana la vida: la mujer.
(Momento de santo silencio)
Monitor: ayúdanos, Señor, a ser firmes en la Fe. Ayúdanos a creer que en Ti podemos
alcanzar la dicha de ser partícipes de tus promesas. Ayúdanos a creer fervientemente
y ser testigos de tus bienaventuranzas.
(Momento de santo silencio)
Monitor: concédenos, Señor, la gracia de seguirte con valentía y entusiasmo, como
aquellas mujeres que sanaste, que acompañaste y escuchaste, pero sobre todo
como aquellas que te acompañaban en tu peregrinar, anunciando el Evangelio de
tu Reino. Concédenos ser oyentes de tus verdades, con la misma Fe y disposición.

(Momento de santo silencio)


Monitor: fortalezcamos el corazón en la bondad y la ternura, para llegar a hacerlo
puro y humilde; un corazón que pueda caminar en la verdad y enseñar el amor.
Fortalezcamos el corazón para que sea capaz de amar y ser amado, y a su vez, ser
imagen viva de Ti.

(Momento de santo silencio)


Monitor: a imagen de María, aprendamos a decir “sí” a la voluntad de Dios, así como
aquel corazón dispuesto y valiente. Que sepamos cuidar de los demás, ser agradables
a los ojos de Dios y nunca darnos por vencidos. Aprendamos a perseverar en la virtud
y en la santidad, siempre de la mano de Jesús. Aprendamos así, a ser colaboradores
incansables de la obra de salvación.
CONTIGO, MARÍA
Athenas Venica

Quiero caminar contigo, María,


Pues tú eres mi Madre, eres mi guía
Tú eres para mí el más grande ejemplo
De santidad, de humildad.

Quiero caminar contigo, María,


No solo un momento todos los días
Necesito tu amor de madre
Tu intercesión ante el Señor.

Guía mis pasos, llévame al cielo,


Bajo tu manto no tengo miedo
Llena de gracia, Ave María
Hoy yo te ofrezco toda mi vida.
SEGUNDO MOMENTO
En este momento los invitamos a reflexionar la siguiente cita bíblica del libro de Rut,
que habla de la relación con su suegra Noemí, específicamente estos dos versículos
nos muestran la generosidad y valentía de Rut, una mujer común, que al mismo tiempo
nos invita a las mujeres en la actualidad a expandir nuestra feminidad sin perder la
ternura.
Lectura del libro de Rut 1, 16 -17.

Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde
tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi
Dios.

Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada. Que Yahveh me dé este mal y añada
este otro todavía si no es tan sólo la muerte lo que nos ha de separar.» - Palabra de
Dios-
(Momento de santo silencio)
Breve reflexión:

Monitor: En la mayoría de las culturas el papel social atribuido a las mujeres se limita a
la vida doméstica y al cuidado de la familia; normalmente las mujeres se identifican
con características como la fragilidad, la dependencia, el sentimiento, la pasividad o
la sumisión.
Ruth no asume el rol femenino tradicional, sino que encarna una espiritualidad
femenina alternativa: confianza en sí misma, adaptación a situaciones difíciles,
independencia, decisión, lo cual no contradice la capacidad de abrir su corazón a
Noemí.
La acción solidaria y la entrega al prójimo en su conducta diaria conduce a Rut a una
experiencia espiritual particular que lucha por construir nuevas relaciones humanas.

Monitor: Les pedimos que desde ahí donde cada uno de ustedes se encuentra
respondan en silencio las siguientes preguntas:
Desde mi feminidad ¿me he encargado de vivir una espiritualidad solidaria con mis
personas más cercanas?
Si soy hombre, ¿He sido capaz de aportar masculinidad sin machismo a mis personas
más cercanas?
(Momento de santo silencio)
(Para este momento tener preparadas tres flores y un florero)
Monitor: Mientras escuchamos el canto “Ella es” – Hna. Inés de Jesús, le pedimos a la
Virgen María la fuerza y valentía necesarias para ser mujeres virtuosas en medio de
una sociedad en la que tanta falta hacemos.
Dejamos a los pies de Jesús las tres rosas como símbolo de entrega y reconstrucción
de nuestra feminidad.
(Se van pasando una por una, niña, joven, adulta)
Canto: Ella es
Hna. Inés de Jesús
Era como la mañana
Y con ella amanecía
Ese sol que al mirarla
En sus brazos se dormía

Ella es, ella es, ella es María


Ella es, ella es, ella es María...

Luego de sufrir la muerte


De ese hijo que ella amaba
Llevó en silencio al mundo
La verdad de sus palabras

Ella es, ella es, ella es María


Ella es, ella es, ella es María...

TERCER MOMENTO
A continuación, escucharemos un texto de la Carta Apostólica sobre La Dignidad y la
Vocación de la Mujer del Sumo Pontífice San Juan Pablo II.

30. La dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su
femineidad y también con el amor que, a su vez, ella da. Así se confirma la verdad
sobre la persona y sobre el amor. Sobre la verdad de la persona se debe
recurrir una vez más al Concilio Vaticano II: «El hombre, única criatura terrestre
a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si
no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás» [59]. Esto se refiere a todo
hombre, como persona creada a imagen de Dios, ya sea hombre o mujer. La
afirmación de naturaleza ontológica contenida aquí indica también la dimensión
ética de la vocación de la persona. La mujer no puede encontrarse a sí misma si no
es dando amor a los demás.

(Momento de santo silencio)


MADRE, ERES TERNURA
Tradicional

Madre, eres ternura, eres una flor,


Blanca y preciosa, llena de amor.

Si, Señora ven a mí, ven, ven a mí,


Cúbreme con tu manto, lleno de amor (2).

Presentemos a Dios nuestra oración ante la situación de la mujer y pidamos su


compañía para cada una de ellas, diciendo: Que tu Gracia Señor las acompañe
siempre.

✓ Por la Iglesia, para que reconozca y fomente el imprescindible papel de las


mujeres en las comunidades cristianas y en la misión de evangelizar en los
diversos ambientes para construir la igualdad, la fraternidad, estableciendo
relaciones de justicia en casa, en la familia, en el trabajo, en las relaciones
sociales y en nuestra Iglesia. Oremos.
✓ Por los gobiernos de las naciones, para que elaboren leyes justas que impidan
la discriminación de la mujer, y favorezcan su promoción y participación plena
en la vida social. Oremos.

✓ Por las mujeres que, con su constancia, su trabajo, su ternura, su solidaridad, se


implican en asociaciones de vecinos, coordinadoras, movimientos, empresas y
con su testimonio nos ayudan a vivir en la esperanza de que “OTRO MUNDO ES
POSIBLE”. Oremos.
✓ Por tantas mujeres que no son valoradas suficientemente al decidir cuidar del
hogar familiar asumiendo en nuestras familias los trabajos menos considerados:
el cuidado de la casa, la atención a los hijos, a los mayores y a los enfermos.
Oremos.
✓ Por tantas mujeres que se sienten hundidas y sin estima personal por el acoso en
el trabajo y el maltrato dentro de su propio hogar. Oremos.
✓ Por tantas mujeres y niñas que siguen sufriendo el verse tratadas como objeto
de venta y de pornografía. Oremos.

✓ Por nosotros, para que seamos lo suficientemente audaces y valientes en


nuestra acción pública de defensa de los derechos de las mujeres, conforme a
su dignidad de hijas de Dios. Oremos.

Ayúdanos a ser, señor, activos y cariñosos, verdaderos y compasivos, audaces y


pacíficos para seguir recreando tu reino de justicia y misericordia. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.

SÓLO DIOS
Marcela De La Garza

Sólo Dios (sólo Dios)


Sólo Dios (sólo Dios)
En tus atrios, Señor, quiero estar,
Tú mi tesoro y porción, mi delicia, Señor,
Mi fortaleza, mi vida, mi Dios y mi todo.

Alma mía, no busques nada más


Para ti basta, Dios y sólo Dios.

Al final de la adoración, el ministro o sacerdote se acerca al altar; hace genuflexión, se arrodilla,


mientras tanto, arrodillado, el ministro inciensa el Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la
custodia.

Monitor: Les diste pan del cielo.


Todos: Que contiene en sí todo deleite.

Luego se pone en pie y dice:


OREMOS: Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tú
Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
BENDICIÓN EUCARÍSTICA
Una vez que ha dicho la oración, el Obispo o sacerdote toma el paño de hombros,
hace genuflexión, toma la custodia, y sin decir nada, traza con el Sacramento la señal
de la cruz sobre el pueblo. (A continuación, se pueden decir las alabanzas de
desagravio)

ALABANZAS DE DESAGRAVIO
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
LA RESERVA
Concluida la bendición, el mismo Obispo o sacerdote que impartió la bendición u otro
sacerdote o diácono, reserva el Sacramento en el tabernáculo, y hace genuflexión,
en tanto que el pueblo con algún cantico. Finalmente, el ministro se retira.

BENDITO, BENDITO
Tradicional

Bendito, bendito, bendito sea Dios,


Los ángeles cantan y alaban a Dios (2).

Yo creo, Jesús mío, que estás en el altar,


Oculto en la hostia te vengo a adorar (2).

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