Gyosei 012
Gyosei 012
Gyosei 012
Este poema me trae a la mente “la pregunta” que nos rondó la mente ante la llegada de Arin a
nuestra vida… ¿cómo ser un bueno padre/madre? ¿qué podemos hacer para que estas pequeñas ramitas de
nuestro hogar desarrollen todo su potencial y lleguen a ser personas felices?
Existen varias corrientes psicopedagógicas y escuelas aplicadas, que te dicen qué hacer y qué no hacer,
cuándo y cómo, quién y dónde… por no hablar de los consejos de familiares y amigos siempre disponibles,
pero… al final… hasta el emperador Meiji daba con la clave del tema en cuestión: “un hogar lleno de armonía”.
Es cierto que nuestro papel es fundamental para su desarrollo, ya que somos los que más vamos a
influenciar en su personalidad. No en la del adulto consciente, sino en la del niño interior inconsciente. Todo
trauma, carencia, exigencia, coacción etc… que generemos, improntará sus sistemas de defensa y patrones
limitantes. Pero por eso mismo, también tenemos la posibilidad de ayudarle a crear un inconsciente abonado y
fértil, para que de él pueda desarrollarse todo su potencial.
¿Qué podemos hacer con estos pequeños brotes? Nada… nada, y todo; pero no en ellos, sino en
nosotros mismos. Aprenden más de lo que hacemos y la intención que subyace a ello, que de lo que les decimos
con palabras. Así que no queda otra que limpiar nuestro karma y mantenernos a su lado para cuando nos
necesiten, simplemente estar ahí.
En lo relativo, precisamente para que aprendan a moverse en esa tesitura, tenemos que aportar orden y
amor. Límites y libertad.
Aprender cuáles son los límites de seguridad, pero no solo para evitar que cruce una carretera a
destiempo, sino que entienda cómo funciona su interior, y qué le va a llevar a proveer de felicidad a los demás y
así mismo.
Libertad, para explorarse a sí mismo, a descubrir y potenciar sus virtudes o dones que por configuración
le han tocado, a entender que esto es un mundo lleno de posibilidades, y que si somos dueños de nuestros
pensamientos y actos, nos habremos librado del mayor NO que podamos imaginar.
En definitiva, y volviendo al poema, cómo mantener nuestro ambiente armónico es un pilar fundamental,
y no solo por ellos, sino también para nosotros. Al fin y al cabo, todo lo que hacemos en este camino no es sino
adecuar el ambiente, el interno y el externo: la comida, el ejercicio, la respiración, las emociones, los
pensamientos, la energía…. realizamos prácticas de todo tipo pero, ¿para qué?. Todo esto no es más que un
acomodar nuestra estructura y sus múltiples andamiajes, para que podamos al fin sintonizar la armonía del
universo con la nuestra propia, hasta que lleguemos a emanar en la misma onda, y que las interferencias de los
vientos se conviertan en un antiguo sueño olvidado.