Iggers - La Ciencia Histórica en El Siglo XX
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LA CIENCIA HISTÓ-
RICA EN EL SIGLO XX
Las tendencias actuales
Una visión panorámica y crítica
del debate internacional
Georg G. Iggers
Presentación, adaptación y revisión cientí-
fica de Fernando Sánchez Marcos
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Primera parte
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humana (15).
Para el historicismo clásico son de máxima importancia tanto
esta insistencia en la independencia del pensamiento histórico como
la confianza en que el mundo histórico tenga un sentido, por lo que la
historia contendría la clave de acceso más importante a la cultura eu-
ropea. Si bien la discusión teórica no tiene lugar hasta mucho más
tarde, este historicismo constituye la base de la concepción de la cien-
cia y de la práctica científica de la ciencia histórica que nace en la
universidad alemana a comienzos del siglo XIX.
Leopold von Ranke es considerado el prototipo y represen-
tante más significativo del historicismo clásico. Mediante la conside-
ración del marco social, cultural y político en el que se originaron las
concepciones de Ranke, quiero investigar en qué consistían los fun-
damentos de esa concepción y práctica de investigación, fundamentos
de los que Ranke y sus sucesores sólo tenían una conciencia muy li-
mitada.
La concepción científica de Ranke se caracteriza por la ten-
sión que existe entre la exigencia explícita de una investigación obje-
tiva que rechaza rigurosamente todo juicio de valor y especulación
metafísica, y los supuestos filosóficos y políticos fundamentales, im-
plícitos, que en realidad determinan esa investigación. Para Ranke, la
investigación científica se hallaba muy estrechamente vinculada al
método crítico. Una condición previa para cualquier investigación era
la sólida formación en los métodos de la crítica filológica. Para el his-
toriador como científico, "la rigurosa exposición del hecho [...] era el
primer precepto"(16). Una historiografía así no puede confiar en la
credibilidad de otras narraciones, tal como había sido habitual hasta
entonces; antes bien, sus afirmaciones deben basarse en un análisis
crítico de testimonios oculares o documentos de la época fiables. Una
formación escrupulosa en el examen crítico de las fuentes —lo cual
exige un sólido conocimiento no sólo de las lenguas en cuestión, sino
también de las ciencias auxiliares de la historia— era una condición
previa para ocuparse científicamente de la historia. Insistiendo en el
método, Ranke se entendía a sí mismo como científico en el más es-
tricto sentido de la palabra. Pero este modo de ver las cosas excluía,
a la vez, un positivísimo factual que no fuera más allá de los hechos
en sí, pues para Ranke el hecho era algo sumamente complicado, ya
que, a su entender, poseía, como expresión de la vida humana, natu-
raleza, espiritual, por lo que sólo podía ser comprendido dentro de un
conjunto de significados. Por ello, la "misión" de la historia se orienta
no sólo "hacia la recopilación y articulación de los hechos", sino tam-
bién "hacia la comprensión de los mismos"(17).
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interior.
Lamprecht era, sin lugar a dudas, cualquier cosa menos un
revolucionario. No estaba, en modo alguno, en contra del orden mo-
nárquico establecido ni de los objetivos de política mundial del Impe-
rio Alemán. Antes bien pretendía, como muchos de sus contemporá-
neos, reforzar y modernizar el Imperio tomo potencia mundial me-
diante la integración en él de los alienados obreros. Aun así, en su
Deutsche Geschichte ["Historia alemana"] se podía observar una
aproximación a una concepción materialista, en algún aspecto incluso
marxista (42), que cuestionaba el papel central del estado y, por con-
siguiente, el orden político y social que reinaba en el Imperio Alemán.
Este rechazo casi unánime hacia Lamprecht y la historiografía
social y cultural en general tenía que ver, entre otras cosas, con la
constitución e institucionalización de la disciplina "historia" en Ale-
mania, cuyos representantes, al reclutar entre los jóvenes las nuevas
generaciones de profesores de enseñanza media y universitaria, insis-
tían en gran medida en la conformidad política e ideológica (43). Por
consiguiente se produjo un ataque masivo de los historiadores esta-
blecidos contra Lamprecht. El resultado no sólo fue que Lamprecht
quedara aislado como historiador, sino también que en la disciplina
"historia" los enfoques socio-históricos quedaran obstaculizados e
impedidos por mucho tiempo, a diferencia de disciplinas históricas
vecinas, como la economía nacional o la sociología. A lo sumo en la
historia regional, la cual no cuestionaba tan directamente el orden po-
lítico nacional, pudo haber un desarrollo fructífero de los enfoques
histórico-sociales y culturales.
El marco político totalmente diferente en Francia y en Amé-
rica explica, hasta cierto punto, la mayor receptividad en estos países
hacia los esfuerzos por establecer una relación más estrecha entre la
historiografía y las ciencias sociales. Mientras en Alemania la historia
social se veía obligada a pasar a la defensiva, en Francia fue la socio-
logía la que conducía el combate contra la investigación histórica uni-
versitaria tradicional. En su Cours de science sociale ["Curso de cien-
cia social"], Émile Durkheim negó en 1888 a la historia el rango de
ciencia, precisamente porque se ocupaba de lo especial y, por ello, no
podía llegar a las afirmaciones generales, empíricamente comproba-
bles, que constituían el núcleo de un modo de pensar científico. A lo
sumo, la historia podría ser una ciencia auxiliar que proporcionara
información a la sociología. Como opinaba el economista François
Simiand, fuertemente influenciado por Durkheim, la unión de historia
y ciencias sociales era posible a lo sumo en la historia económica (44).
Esta subordinación de la historia a la sociología fue aceptada por muy
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