Las Pulquerias de Cuautitlan
Las Pulquerias de Cuautitlan
Las Pulquerias de Cuautitlan
Para que sepan las nuevas generaciones y los que aún no nacían. La intención es dar
con la crónica a lo eran sus famosas y concurridas pulquerías en otros tiempos. No deja de
provocar un sentimiento y nostalgia de lo que en este Pueblo fue muy tradicional.
El pulque es una bebida que nuestros ancestros ingerían en sus festividades y por su
calidad, con justicia se le llamo en una época “bebida nacional” conocida desde la época
de la antigua Anáhuac, preferida por los gobernantes y por el pueblo, siendo todavía hasta
hoy bebida pero por muy lugares vendida, casi está por terminar una tradición desde el
imperio Tenochca o Mexica, comúnmente conocida como Imperio Azteca.
Desde el punto de vista alimenticio, el pulque está considerado un magnifico
nutriente debido a la gran cantidad de sustancias como; hidrato de carbono en forma de
azucares, proteínas, vegetales, vitamina B, C y alcohol en baja graduación, por lo tanto se
considera bebida de moderación.
La evolución, la publicidad comercial de otras bebidas, ha hecho desde algunas
décadas que el pulque tenga un decrecimiento. Si en los tres niveles de los gobiernos
hubieran tenido en sus programas la conservación de la bebida tradicional de nuestras
tradiciones y culturas, el o la protección del pulque a hoy en día fuera parte de nuestra
alimentación saludable. Pero la mala información y descredito que se dio, en detrimento
de esta bebida de una gran historia, ha hecho que casi se esté extinguiendo, incluyéndose
Cuautitlán, pues es raro ver un lugar a hoy día que diga “pulquería” algún negocio o muy
discretamente como sucede algún cartón está escrito rudimentariamente “se vende pulque”.
Las nuevas generaciones ya tienen otros gustos por la forma actual y de la evolución
en la educación y la cultural, que no se inculco como alimento complementario, el pulque
y de muchos otros factores.
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Algunos nombres de las pulquerías que todavía se alcanzaron a ver por los que en
los finales de los años 40 y principio de los cincuenta conocimos hasta su desaparición a
finales del siglo XX, tales como:
“El As de Oros”, que se ubicaba enfrente al Jardín Municipal, su dueño fue un señor
que se le decía Chucho, a lo que es ahora el Banco de Comercio, que también estaba junto
a “La Rosa de Oro” de don Pedro Ferruco.
“El Águila de Oro” de don Carmelo, que frecuentaba un boxeador que fue campeón
nacional gallo “El Toluco López”.
“La Reina del Norte” que fue primero del suegro de don Carmelo. Estaba en la
esquina del Mercado Municipal, lado sur, contra esquina de la primaria Alfredo del Mazo.
A donde es la puerta principal de esta escuela en otros años ahí existía otra pulquería de
Don Joaquín, se desconoce el nombre de la pulquería.
“El Zapote” que estaba en la esquina donde ahora es una peletería, frente al Parque
de la Cruz.
“El Bombardeo”, que en un tiempo estuvo por muchos años en la Calzada de
Guadalupe (antes Calzada Emiliano Zapata), donde ahora esta aproximadamente la
Cantina El farol. El jacarero de esta pulquería era un personaje llamado Agapito Báez alias
el Zapata, quien a un cliente por negarse a pagar una cuenta alterada de un vaso de pulque,
se hicieron de golpes y después el zapata saca de entre la cintura una charrasca (arma
blanca), y mata al cliente de esa cuchillada. Era un llamado pregonero comprador de fierro
viejo y su carrito de carga.
“El Toro”, tal vez la pulquería más famosa que también contaba con departamento
o cubículo para mujeres, fueron varios los dueños o administradores y por mucho tiempo
estuvo en la Esquina de la Calle Ignacio Zaragoza y Jardín Principal Municipal, ahora
existe una panadería.
Otra pulquería de gran tradición fue “El Amor chiquito”, que uno de sus últimos
administradores fue el Sr. Aureliano Téllez (que tiene aproximadamente dos semanas de
haber fallecido a la edad de 105 años, finales de julio del 2019. Se encontraba localizada
sobre la Av. 20 de noviembre y esquina con la calle del Barrio El Nopalito, a hoy es una
mueblería.
“La Playa” del Sr. Pablito Mafra.
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