U1 - GCappellan de Miguel - Los Momentos de La OP

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bibligrafa. 247 Nota biarffce de autores. 263 Iadice gener! . : eine 267 Introduccién LOS «MOMENTOS» DE LA OPINION PUBLICA COpinidn publica es un concepro de plena actulidad y, al mismo tiempo, plenamente historic, sugico en im periodo concteto y conformado de {ivarsostnodosa f largo del iewpo. Por eso exalquier estudio que pretend Ihacer cOmipretvible a leco: actual Ia nacuraleza de fa opinién pitbliea gh toa su complelidad debe —necesariamente-~ analizaea teniendo en het lingiones wHsoria ys reer ; Tn tealidad, 7 pese a aterés que en torno ala opinion pabtica exis: se aciiainiente eaedifereates Ambitos, académicos y sociales, Yo ciesto es ue cxcecamos dean estndio monogedtco que fa aborde en um sentido Ivlioy tamoylesie! punto de vista de los diferentes elementos que la Fregran, conto desde vna perspectva espacio-temporallarga—no centea ddaexclusivamente en wn momento y un lugar eoneretos—. Desde que, en elaio 1990, Muir Alonso y otros autores ~algunos de los cuales partic pan enel presente trabajo publicaran con sobresaliente éxito editorial un linc de caraterfstiea semehntes alas descritas, no a habido un esto sobre la opinisn publica entengua espaniola que haya lenado to que era bo s6lo una evidente laguna bbliografica, sino también una demanda de cstadiantes investgadores y pablico en general Pues bien, a cubrir ese espacio, desde mevos presupuestos se dest na fundamentalmente et ho que ahora presentamos a lector. En él se corr la historia de la opinion pabliea desde su primera fonmutacién en Términos miodernos, a tinaks del siglo Xvi, hasta el pyesente, donde la fencontramnos convert en an fensmeno inseparable de la sociedad me- Sisticay plobalizada plenarnene dibujala ya al iniciarse el siglo x31. A fo largo dat libro se abordan los diferentes aspectos que conforman la polig- dca realidad de Ia opinion poblica: culturales, politicos, insitucionales, psiv-socales, socioldgicos, omunicativas. Tae ello consecuentemente, [a obra reine a espeialisas de las dife- rentessreas de conocimientoy campos centfcos como la historiogafia, a Sociologia, la owota, la eota politica ols ciencias de a comunicacsn en 9 Jo qucintencionacamente se ha diseAado como un tabajo colectivo y mul- Uidieiplinar. dems, es preciso sedalar que, sunqye se presta una expecial anna nto esa el cent de lachran se olds dito tertitorial misamplio que hiciendo referencia a plies europeos los que la Estria dela pin publica parce erechamette iad couo Ingle, Francia o Alemania, ene también un espacio rexervado ala inportante x. -leneia norteamericana (de enorane iflujo To largo de rod siglo Se rs me geen pea eee ed cobra porque —consciente y voluntariamente— no hemos querido que lo Sea. En primer lugar, nose rata de uno de los miliples estudids existences gue entienden la opinion publica como lo que una sociedad, 0 wna pare ‘e ella, piensa sobre un hecho concreto en uh punto cronolégico conereto (Gor ejemplo el estudio de un hecho hisrieo conereto, pongansos el de- sastre del 98, y lo que sobre él esribieron los pesiddicos los intelectuaes de Ia €poca)” Fao seria perder de Vista clemson tan relevantes com que «sla opinién publica, como se conforma, através de qué vas seeps, a ‘qué se refire, cémo se utiliza, por guiénes Y para qué ea-eada memes Ge. Tampoco el trabajo se cide a estiatarclconcepro de opinion palica en Jinautorconcret (ea Fume, Rowsseau, Hegel o Habecias, pot ejemplo). En segundo hugat, hemos pretendid hiuir de cualquier reduccionio a la hora de estudiar este tan peciliae convo complejo fendunena, No ic. ‘mos limizado el estudio a una de las meliples dimensiones dels ps on Piiblica, I sociol6gica, por ejemplo, Sin ignorse que dure likene pre fel siglo Xx la opinidn pablien se ha identifica, pura y splemette 8 los resultados de las encuestas de opinion (Blondiaux, 1998), o que para muchas personas !a opinién piblica se reduce ala opinién publicada, 0 radiada 6 tlevisada, hemos intentado ie mucho nds alld paca ocupartios de muchas otras reaidadesencerradas en el concepto de opinion pb En tercer liga, yen consonancia con lo anterior, hemos pari de la idea de que la opinign pdblica es un concep polisinco,Y, adem, de que Jos diterentessigniticatios que lo largo del ema se han ido coniiendo 4 la opinién pablica s6lo se pueden entender en su evolicim bistrica y en diferentes contexcos culate, sociales polkicos, Ast, los diferentes capt- tals que conforman la obra ponen dg manifesto todas ls posbles formas ‘de acercarse y entender la opinion pica Pero de sa plaraidad de signi® «ados, connotaciones y matics que el concepto fue adguiriendo con el paso deltiempo —cuyo conjunto hentosicentaco cartografia deforma exhats- fiva aga no se afiema que algun —o cualquiera de lls tenga ningsina preemsinencia, ninguna veracdad o legiimided exclusiva, En otts palabras, no hemos adoptado una perspectiva normative al estilo de Haberinas para conetair que el eoncepto de opinion piblca propuest por los liberales det Siglo xrx sea —ni debs ser—~el modelo ideal que debe rextaurarse hoy Proci= Samet el postlac ce la historic de la opinion publica nos leva ex plicar su naturaletaen cada periodo sin pensar que uno de ellos sea el mejor el que deba rgir en nuestra concepeién actual del fenémeno, Al cantratio. 10 CComprender que la opiniSn piblca, lejos de una realidad perenne ina {Gbley unvocs, ey ha sido algo mutable y quieoco nos leva ixeme Giablemente a chair cualquier intencion de imponer una definicidn de la nna Or esd en nines ude neato ane despendan ‘Biteas y propuesta al preserte estado de la opinién pablica (o al menos GHformacion y materiales para que cualquier lector, dems de conover qué f&, ses capay de pensar cme podria —e incluso deberia, para él-~ sr) ‘Un ejemplo puede catfca este punto, Para el principal tebrico de ls opinién pablica en la Espofa del primer liberalism, Alberto List, quien no Shhe no apna, , lo ue elo mismo, en su eoncepio de la opin pica babe que ésa se forme a parti df juci del valgo ignorante porgue no Jpuede haber otro sueto de la opis que las cases ilusttadas, los sabios Babee oninar son dos partes iseparables de una misma realidad. Pues cw, fare ios autores de las modemas encuestas de opialbn, que us ind:viduo [fclare no saber nada dela cust sobre la que sel interroga no impide a pind sca tnilaencnet Las «msm contest tamen ae etapa lobe el sondeo fox asia se Albert Lista Sea adhes gue la opin de un individ asad ens casa o px 10 oa por lag gues -onula po telefono sobre bali even tes detitres vera ce in ncn formare pare se a opnisa pan Cosa gue ser slaps fos soetblogowenadaiosobsesionas galls dfpon Y eoqueente ambos momentos hstrico> gra “Float meer enagento « cpnion plea ex eoraimentedsanco —y Bee apa lGo tbe sh ceo pam emplear el tring =opign Cie comme sere para odoel into, hbterasiguado fo msm, anal aia se fhriean a cos gue oparcidas Y €5 sua so nage coo il que et bee hace patente (puesta ‘anise co octane oon beep ov, 8 Deis lov artmnc sel, ef content se esta obra recor Ios cats panes tnmentonyuegroso mo ive a opin pica desde ‘Rfeaclnitc hapa Ts actuate, Momentos que podemos ntsc con Fee ids Kacey st ben en reaad cada wo de ellos sig rer asnquccon una rproea mene ncaa def sient fomcnrs tambien que se eoresponden on cambios sistas en a mente tee ques cct seta y que opin opinion pi rane rancid los atepouramoscalifeat de premodern — do sslaconcapetn moral dena apeiin que ain no stele parecer 20 Junads den partnne lexa: pals Se rata dena pinion qe stele rarest pects dea conti ben pli bien pia, d= fos nviduon afb que owas persona ceratas gan. Ee concept Pre trader dela opmion sien 1 express lo ino que tos teratines camo enc y dene gue ve co a reputation a hones ond TI tla dlusclo ai que con ont fcenenin coro prec see Cednet om plete eh wat en sent moder el coneepo opinion fics empleaen nus Discos indstinatent os eno ae, roc Opjtion feridas pope oatocados ama mista realidad, publica voce fama (1971, cap. 4). en ctaauier caso, lo qe aparece con toda Se Tide ya en este aor esque la Hea de lo que dain lama una opinione universale, en ese sentido de tribunal moral por medio del cual la comunidad tpruchs 6 sepracha lx conduc de low indvideoy,adguire ay fares tart de a eetige receisconenca a ls expestn te popul va dt {Miaguiavdle eset qu sls voce us pOpolo t quali di dos, “Yno debe exter que cn un tepo donde a organizacion pottica de la scidad se corrsponde con lo que solemos denomingr monargula sbsolta(o Antiguo égimen,entxminshistic juntos) sea la vor de Dios nq presi eres attoidad adel puso. Tampoco la erin Dolce agi eacomrabs soe elementos Jagmadover Qe! momatet the los derivados del religion Dor exo resulta can imposible apelida 2a opinién spébiies on un perfodo hstérico donde ni habla wn esera pablice nna parte dl puro elevada aan rng =culto lero pusieraconcepaanrse com piblico, YW la monarqula fo era de oxigen vino, po ans rz, odo aus seri en quel sored spor Iapraci de Dios pores resulta gtalment nipstble engpnigar ates deinles del siglo xvtt ota cosa ques opinin en f€@ycRb Mal he semtscuye en a eafernpivada de ls tnnviduos Sela precio espera la legada de los imporsanel leat oxen cuba y fvoico ret la Husitaiony en e poles las enol Clones liberals, para que la opin pblca se aden elgg ss prides momentos La feclidad que para el canto ied tse period hitrico ques dealin en cl casio fl Bet argh yal pus de manic en su dia Koscleck (1972, Aetna fia UT catbio ex todos Jos drdenes del vidg en aquclos aos, que cl padre a Ja Begriffegeschichte lo bautizd como Sattelzei no wn momento es Ite) los de soo yx cn ata cn ron, peo lo relevant es ets este perf de catbiosadgurieron tin significado completamente nuevo, smoderno™ = blica em ete segundo monte, As ates inetso de qe ly opti se adjetive definitivamente ya como pablica, ono de los ahanderadas del pen: Samiento aradoy el egeacés David Hine en sus Ess, Morel, Pola thd Literary (1742) incluye un ensayo, el quinte, «On tbe First Fengples ‘of Governtaent, ee ie yaaign un sigolScada plenameste polticn iz opin, ¥ po Slo eso sito que leg s altar que squenesgobesan sto Benen nada que a apoye salvo I opiGne, les dea que concoye Come see ges fant knee tpinidr. Pero lncluss en eta ponera eoncepcin ya poramene poldca del concept hahsla que recordar wo ati, esque Home dice ue ex 2 w rmgouccion rns libres y populares. Este reconacimiento de que la opinisn es una tea ceque ademas se contrapone jstaente ala violencia, muy dt {hr polfica «clos pocose que tienen las riendas del gobietto se asimilard posteriormente de maners neguivoea aun pode obit conte a Piprescntaivo. De forma que en el sigo Xx la moderna opinién publica ‘ehitqucoueuuye uno de fos clmenresdefinitoris de ls ecbiernes ‘presentativon, también denominados diectamente gobicrnos de opini6n. Str rasgo que va caracteriaar este momento politico de la opinign pi bhiea durante el cual se varuodelando ef concepto al gusto del liberalism Imperance es la definiciGn de tin nuevo sujeto. También en este sentido leambio sobrevino gradualmente. Lo primero que hicieron los eruditos Eobresalientes en el perfodo de las Laces fue despojara a vox del pueblo Stan divinidad. En el case espafiol cl cambio se percibe nftidamente ex Ih obra de Feijoo. En su Tectrocrftico saiversal dedicé todo el primer dis {itsa precisamente 2 dejar claro que el sujeto de esa vox Populi no era STpueblo encendido en semido moderno, pasitivo, sino en otto is bien {efpective que lo invoca como veleo—y Yulgoighorante—. ¥ ese wulg0, Hégjeamente, no poctn set el sujeto de una vor, de wna opinion verdadera, sino too jconmaio, exes y oso fale por tno, Ast comenzs a ee Desire base, al vic sueto de fa opinion para susttuitlo rae ctphpo rere digo pico. por a nacién. De hecho, fe habitual falar de ane option publica que en paises como la Espaia del xx supo- nia no todoel pueblo sina una parte de él. Se trataba, pues, de un sujeto omscenententedeliritado por esa parce det pueblo que por eapacidad, Sntlog ial cugliGmica, lca los periddicos, eseribfa, se reunta en cafés y {cris jidalinente, expresaba su opin politica mediante un sufragio, Temitario, redueldo a es pequefa parte de la pablacién —may pequetia fn términos cuantitativos, por cierto. Y es que, como se encargaré de Chservar e conde Koederes en uno de los pioneros textos sobre a steoria {cla opinion publicn (1787), la cuestidn de ba opinign publica se reduce fados aspectos esencales: cultura yriqueza de los indvidues. Tue en este sentido pelitico, donde la opini6n pica desempetiaba ‘uo papel central en el gobierno representaivo del perfodo liberal, coma Se entendio y us el concepto durante toda la primera ital del siglo XIX tw nuestro pais. Una expeesion, opiniin pibica, que adquic6 tal impor fancia en ef discurso politico de Ia épocs que podemos encontratlo por quieren la prense, los ciarios de sesiones de las Cores, tos flletos de pricticamente todos Tos autores, fueran ésts de I idedlogia que fueran, [os iberaies babian desenbierto wna rneva fuerza legitimadora del poder politic, seularizada, perc que invocaban con la misia frecuencia y reve- Tencia qe al anterior principio eeligioso de la providencia diving “Tal fre la sacralidad qae agin la opinion publica que, no en vano autores como Alberto Lists, retoniando una vieja expresién italiana apli- ada sélo a la opinidn, la coranaron como eteina del miunlo», Por esa tnisma ran no tardariantamipoco en aparecer autores que cuestionaraa 3 tan poderosa e incuestionabie auroridad, Pensadores tan destacados como John Smart Mill, y precisamente al anaiizar el gobictno represemtaivo, denuneiaron que la idea de unanimidad que yacta en el coraz6n mismo de ia nocidn de opinign piblica esta astxiando al individuo y sus opi niones. Por eso insist en sit obra clésea On Liberty en la necesidad de establecer slimicese 2 «a interferencia legitima de la opinién colectiva con la independencia individual» (1859, 14), Esa resistencia a aceptar la existencia de un piblico homogénco, un ser coletivo que sientey piensa al unisono, socavard fa aucoridad de una opinién pablica que seré objeto de un analisis mas derenido y profundo en adelante. De hecho, serd hacia los afios setenta del siglo x1 enando algunos autores en Europa comiencen una redefiniién de la opinién piblicaen un sentido cientfico (entendido este calfcativo en un sentido muy amplio, aque enseguida matizaré). Frpezaria de exe modo un teveer momento de i opinion pabica enya vigeneia se adentran en toda la primeta mitad del igo xx. ¥, de hecho, autores pioneros en esta nueva mutacin del concep: to, como et italiano Gabba se quejaha en una conferenciafunslaeonal ron nuuneiada en Florencia en 1876 se que hasta la fel todos Jos autores $2 hhabiaplimitado a invoca la autoridad dela opinion pablicasin detenerse a analizar de dénde procede, en qué consiste, mo actBt en It sociedad, aademés de owas cuestiones que inplicaba tan importante fendmeno. Con ros autores como —de forms cas simulinea = Haag eb Alemania o luego Bryce en Estados Unidos o los iustituetonists espatior ‘eg (Aocdate, Foca ee) oe nila in estudio acadéeMegA aD GAD piblica que resaltard en la aparicidn de mitiples abajos monografcos, asi como en un debate de émbito internacional sobee el que se produjeron Inumerosos escstos menoges tambien, Este momento cientifico de la opiniGn pablica que conducies logica- ‘mente aun canocimiento mucho mejor de sa naturaleza hay que enmar carlo en cl surgimiento y desareolio de las ciencis sociales en las déeadas finales del siglo ix y af menos en las dos primeras del XX. Se trata de un cenfoque cientfca de carkcter cualitativo, centrado en conocer en toda si extension la opinién piblica y que para ello se adentra en nuevos tereenos como la psiqie social, No debe olvidarse que, aunque de momento seaa Sobre todo jristas quienes teortaan de esta mieva forma sobre la opunion pblica, cl denominador comin sera que ven en la sociedad el nuevo fujeto de la opiniGn. Una sociedad que adquiere ala luz de la sociologia {il caracser propia com entidad viva que hay que analzar. Se eata de at prod en el que se erea sel hombre sociale convirtiendo «lo social» en la sordenacién colectiva dominante» (Manheim, 1936). También debeasos contextualizar todo este momento en el nacimiento dela sociedad de masas con todas sus implicaciones. En el arden politico, ‘ge el viejo discfio del liberalismo para un gobierno representative donde fos partidos eompetian por un pblico exiguo, con ya arcanas fSrmmulas de propaganda y movilizacion social, debers adaprarsea la nueva politica de 4 snasss, Una politica donde inluse Jos periédicos, uiizados come principal feano de expresién y gula dela opiniGn, se estaban transformando en ver ‘aderas empresas mercantile: —no de partido, ono sso exo com tiradas {gue los nuevas medios téenicos babian permitide incrementar de mane Cxponencial, Como exponercialmente habia aumentado para prineipios Selsilo x el pablico lerado, lector —o en términos ya de mercado, scon sumidor~—, De esa realidad daha claro testimoni {us Araquistin cua do alirmaba que: «Convertido un periddico en industria, el espirits de Los ‘gue io componen se reduce a uateria elaborable a capricho del empresario, saopinion publica se transforma en un mercado que bay que conguistar> [Espuria, 24 de febrero ce 1916, 57), Yen esa reformulacidn del gobierno, slemocracia sea liberal, sea social— de nuevo el papel cocar excindiéndose entee la nasa neuteas, caya repuesentaiv al pablico, sujeto dle la opinibn, se va a te feci6n o inacci6n pudiera resulta clave en ese contexto—. Tema ese il tho de epecial preucupacion pars sociclogosy politics, que relexionaré sobte lgppiaign publica bajo este nuevo prisma en el que masas y elites, Thultiuides ¢ int cecatles conformaban elementos ceotrales. IL tra tronsforimocidn de Ls realidad ene que ver con una bciedadl de macispie serd aunbién la del mercado y constmo ce mai {gue anteé que en ninginogrositio se hace presente en Estados Unidos, uy ‘Aansngipa ll privcipios del siglo Xx. Una teaidad que obligaré a Ber otro pup de gurees al memento ciensttico dela opiain pablica en un Heorido mae aociologico y cuantitativo, pasando ded ansia por saber qué, cémo y por qué opera la opiion publica, saber en qué medida lo hace; esto es, por evantficar el plicoy sus opiniones. De nuevo, los cambios tna tenicasaplicias, gue convisteron rapidamente las antiguas y poco Solistcadas eencuestas ce poa- qe habla empezado a realizar la prensa “bajo el modo de simples cvestionarios sobre cualquier tema, en muchas casiones hanales~-enrefinados medios de sonden para auscltat la opi- ign publica, devendrlan en uoa absorcin de Is idea misma de opinion pilblca por la de encuestas de opinign, Idea que adguiré fuerza con el Exito cosechado por Gallup para predecis, en un ideal prospective que limenta a todas las cienciag la opinién politica de los votantes/pblico ortenmeriao en elecones presidencies de ose. Con ello fparecta ante los os de la sociedad un santo Grial, una fGrmula para ie opinién, y por ende el couportamiento, cle esas mags para asi tomar decsiones 0 lanzar mensajes acordes con lo esperado que seguro bacian a ‘cualquiera ganarse la auhelada adhesion de las masss. Descle exe morento el proceso de decision making no pod de un moda independiente o al margen dela opinion measyrment, Med {da de la opinion que no dejarfa de intentar perfeccionarse hasta conocer con precisiin decimal la opixién —y von ello la condacta previsible— de Tos indviios aisladamente considerados, y luego summados y promediados funcionar como simples factores de una contabildad matemética. Ello acababa, inevi- tablemente, sniquilando cualquier concepcida holisticau organcista de una sociedad que originalmente habia dado ranén de ser ala sociologia misma. sca segunda fare del momento cientiico, que desembocars ef una sunéntica «sondeocraciae, vaa dominar buena parte del siglo XX, y aunque no desaparecer —mas bien sigue desarrollindose con creciente vigor en la satualidad—, pronto deberdalrontar un nuevo reto, que volveré a modificar Inesencia dela opinion pablica: la apariién de los medios de comunicacion cdemasas, Unos mass media que desde losatios ochenta y noventa del pasaio siglo adguieren una dimensién global y on papel central en la sociedad, siendo el agente més expaz de llevar al piblico y formatear sus opiniones Fs el momento mediatico de la opini6t, an perioda en el que et piblco puede equipararse al sespectador jo» de Sartor (1998) y que sigue Inidiéndose, ahora en términos de los indices de audiencia que tanto obse- rninnto 2 rinuto meteed a los eosidianos estadios generals de medios. Ei ‘esc sentida, parece apropiado el califcativo de svideocracia» que ha pro puesto algin autor actual para definir el nuevo marco socidpolica que sirve de excenarioal presente momeato de la apinin pubic hrs 2004), Momento, por otto lado, que eon la elercad ce fos cats tecpolégicosse esta viendo hoy superado por los nievos marcos de conwunieaciOn derikaot fe Ineernct, de manera que poderosafemac con un stor actual que ya he tos paside Dele Teledemacraca ala Ciberdemacraci (ReyMotao, 2007). in escenario que exige, como se propone en el Capitulo que cian este libro, definir muy bien los nuevos roles éticos de as mediosy, dea de ellos del periodismo profesional. Yes que en esa lesa persceweisn del individuo espectador 1a opinis pblica se ha asfixiado, cuando no suplantado, por los propios medios que son quienes en realidad, como un gran fobby mezclado con otros grtpos de poder conto el econdmico y «l polo, acaban mareando la agenda de la opiniGn piblica, Una cues {a6 esta dina que, ala estela de fa teorfa de agenda setting de Maxwell MacComts, no por casualidad ha llamado poderosaimente la atencidn de los mis recientes estudios sobre Ia opinidn pabliea (en el caso espafol cal destacar los debidos a Fermin Bowza y Esteban Lépe2-Escobar). Cu Flosamente es el piblico quien ao parece ya capar. le marcar su propia agenda, de ceniea los tema ee interés pen ls opin hasta el punto ee ‘qe podtrfanvosafitmar hoy —sin exagerar lo mis miinimo— que no existe Ia opinién pabiies. Ya formulae serseantejuicio no hiicemos nada neva er absoluto. Sin embargo, puede servirnos com test final para comprobar {que significico tan cistinto puede tener esa misma afirmacién en diferentes ‘omstextos 6 momentos de la opinin piblica spline Gabbs eos as seen siglo x alto Lippman en los afios vente det siglo Xx airman que l opinidn publica no existe, porque én realidad no existe el pico es un fantasina-~, hy gue entendrlo enteo del concep polftico de sopinidn publics. $i entendemos, como 6 inraaouccion cllos, 9 aceptamos su definiién de apinién pablica como Ta que se forma Sl ptbtico sobre ls cuestiones de interés general y sobre las que es eapaz de titi, ras un proceso de libre deliberacion y discusién, un juicio racional, ‘enronves, obviamente, uo eastia una opinién pablicaefectiva porque ala fnayor parte de ese piblico se le escapaba la posbilidad y el conocitniento thecesano para expresar tna opinién de esa nacuraleza. or eso una de fas pases fundamentales cobre Is que debia reposar el modelo ideal de opinion prblica del liberalism era wa cudadaria educada,culta: Ciaro que todos {sos presuptestos del models elitista liberal quedarfan al menos socavados ‘anda en es ensito entre ds silos el irracionalismo, exaltadlo por Niet- She ola pasidn y los sentinnientos se consideren earactrfticas veles de Ths personas (y de la masa). Meas que ademrés ya no podria seguir operando cen un mundo espacialmente diseecionado entre el medio rural, donde fos individuos viven al margen del mundanal ruido (y dela opinién pablica), Yel medio ubano, en cuyo dia a dia as opiniones van y vienen sin cesar isos dos mundos bien desertos en el plano lterario par Unamany ya no podran seguir siendo dos costs distintasen adelante (Suérex Contina, 2006). Ciftndo Habermas a files de los afios cincuenta reaeciona contra el aio dori Gn pibieacientfco-cuansctarivo dominantey pide une vuela A concepra -lésicow de opinion plies al de los iberales ya referido, esté Fone deo cso carbs experimentadosen a nein mista Ae opinion puliea, I existencia de varios y contrapuestos modelos de ‘opinidn pba. Rats él en realidad lo que habla deseparecido mo erat te el piblieo'cotio Ip esiera publica el marco donde formarse la apinida Ihajaesos pardnsetrcs le discursividad),racionalidd, interés genera, ete trees a denuneia habcrmtsiana, con tanto eco ef las décadas finales del Siglo 4%, sivié para ahiondar en el sentido politico de la opiniGn péblica, buscando nuevas fGrmulas para que existiera un verdadero piblico, una cindadania activa y participstiva, que Hallaca las vies de-expresar su vor. ‘Una voz qtie Noeile-Neunian, ota de las tericas mis influyentes de las «thins décadas,consderabassienciads por una esptal en aque el individu ti era capar de, o no se atevia 0 no le conven, salts de las aecioaes que clresto de la sociedad reputaba normiales. Aungue ella leg6 a su teoria de ta eapital del silencio desde los estadios demoscopicos centrados en el com portamento de los cudadanos durante la campatas electorates, en el fondo Sr trsicrenmaha aquel sentido pre-moderno de ls opinion pica donde tf yugo moral de la comunidad determinaba en cierta medida fa conducta de losindividuos. Asi, el eomacdo efecto del carro vencedor» (Bandwagon affect) capae de areasear alas mayorias por fa senda de l opinion plies sdominante sera el resultado de esa fueraa que operaba en la sociedad desde anciguo (Noelle-Neuman, 1995), En términos actuales diriamos que los individuos ejercemas una autocensura indicds por ia ferza de la opinisn pitblica que nos lleva a no salirnes del diseurso polfticamente correcto, sca por un céleulo utlitaisa de los riesgos que ello comporta, sea porque tesulte més précico peemanecerresguarlados de la opinion eh el silencio. sonzni® EAreciate oF MIGUEL Dexde oita perspectiva, vando el sociogo francés Pierre Boardies formlé ns conseide denuncia Lopinion pblque nexisre pas (1972), esraba operand desde el oo gran paradigara concepwual de la opinién piblic: el identified con los sondeos cienificos. De manera que para Erlas defciencias en los métodes empleados para tealizar las encuestas Son motivo suficente para considerar que lo que se vende como opinion piblicn la vociedad malo es porque no responde « una correcta —cien- {ica ausculracin de la misma (2000). Lo eval no ha sido dbice para tie se siguera lncidiendo en est linea de invesigacién que denota una wiceln de qu la ciencia y sus a¥ances son la via para el mejor con: niento de fa opsnidn pablic, Una prolongacion dela vieja idea de que in opinidn pablica es objeto de estudio cientfic, de que ha encontrado ttuevesexpresiones recientes en los estos ya no de cienticos sociales sino de sienticos putos en esa dreccidn Es cl caso de los esudios ela iborados desde la fisiea como el de Mark Buchanan, que llega a hablar de ala fsica de la opinidns, en la que compara el efecto del imén sere ls partielas de hiereo con el de la opiaié sobee el comporamniente de tos individuas (The Social Atom, 2007}, o del reciente acuieulo de Klimek, Lambioite y Thurner (2008) en el que a partir de un emtgdalo fiea-es, tadistico» esudian el proceso de formaciony la dinduica de l opin publica en ciertas sciedades actoaes Finalmente, cuando airmarnos qe hoy en realidad’ yD SEUNE OB nin pablica lo que queremos expresar es que ciriosagate, evan do ks ‘medios hay para una libre expresi6n, para una informacin adeeuatlasobre das diferentes cuestiones de interés pblico, etc, se produce algo similar 2 lo que Maximo Chiais denonina «un ettangulamiento de la realidad a través de los medio» (2008), En no aiindo en el que ks publicidad y el tnirketing nos hombardean de un mado infernal con simbalosy esldpanes due sorteand la exzén Hegan hasta el teritorio del inconsciente con sus tmensajes para dirgi las conducts. Fn una sciedad en la qu los medion, ademds de informar, se han converido en armas en manos de grupas de inuereses institaciones, en aucénticas armas de edsinformacion de las asass, En exe contexto la otitualizncién colectiva del cansenso» no ja dle ser una especie de ges adormecedor que impile ln afloracin de una Yerdadera opiniGe plblica. Y en ese sentido se eleva hoy Voces erties desde diferentes inatancias que caraterizan al actual sistema politico de fas democracies occidentales como ~peeudordemocraciay Ast acaba de brig en Francia un interesante debote,académica y meditico, sobre lo (que los politdlogos denominan wenoeracia de opinidn». Las cara visles de la polémica son e historiador Jacques Julliard (autor de La Reine dit ‘monde, 2008) yun conocido escritor¢introdctor dela mediologia, Regis Debray, cayos debates en cl Institut Perre-Mendes-France ban llegada hasta is paginas de Le Monde (31 de marzo de 2008). Pra poder entrar en un andlsis uftamoamente eulifcado sobre todas estas realidad, cxeo ‘que resulta imprescindibie un estudio sobre la historia y el presente de la 18 ‘opinion pablica como el que agi ofrecemos a lector. Por la ampli trinformacidn que contiene y por la variedad de enfoques que presenta, ‘ya sestinado a un piiblico general que pods enconerar en cada unto de sus ‘apienos andisis mas derallados sobre tacos los aspectos enunciados «lo largo de esta introducci6a” Gonzato Capets an pe Micu Roma, Hotel Cecil, junio 2008 Hontooe ose 2b0H) hala et a epic ene ett omplatay eu pose. A odes ple

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