Crecimiento Espiritual

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Crecimiento Espiritual

PARTE 1

“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con


inteligencia”.
Jeremías 3:15 (RVR)

Lo que este versículo nos está diciendo es que Dios, en su Sabiduría, instituyo
posiciones para nuestro beneficio y edificación, de modo que lo busquemos a Él
en lugar de inclinarnos por aquello que perciben nuestros sentidos. Lo que
hacemos y decimos debe ser siempre con la intención de reflejar al Cristo que ha
sido formado en nuestro interior, como resultado de haber nacido de nuevo y
renovar la mente.

Así que el propósito de un pastor debe ser el de transmitirnos el conocimiento de


lo que Dios le ha revelado; pero además a través de su ejemplo, animarnos en la
aplicación de dicho conocimiento.

¿Qué tanto está viviendo de lo que ha aprendido a la luz de la Palabra? Porque si


la respuesta es nada, entonces sólo tiene información almacenada en su cerebro
que no le servirá para nada. El oír y el hacer son parte fundamental en este
proceso de crecimiento espiritual (Santiago 1:22).

Es por eso que ver a Jesús en las Escrituras es la mejor forma de comprender por
qué es tan importante avanzar en el conocimiento y la aplicación de la Palabra.
Jesucristo es el máximo ejemplo a seguir. Durante su corto pero transcendental
paso por la tierra, se interesó porque, quienes los seguían fueran instruidos con el
propósito de edificar a otros en el conocimiento de la Palabra (Efesios 4:11; 1
Corintios 12:28) predicar las Buenas Nuevas a quienes estaban en tinieblas
(Mateo 18:11) y finalmente, los capacitó con el poder del Espíritu Santo (Juan
15:27; Hechos 1:8)

No somos diferentes de los Apóstoles, hemos recibido todo lo que necesitamos


para tener éxito en ese proceso de crecimiento y madurez, empezando por la
Palabra de Dios para conocerlo a Él y su plan para nuestra vida (Lucas 24:27), el
Espíritu Santo, como nuestra conciencia que nos guía en todo momento (Juan
14:17) y las oficinas ministeriales mencionadas en Efesios 4:11 para nuestra sana
edificación.

Lo que quiero decir con los puntos mencionados anteriormente es que los
Pastores y demás posiciones en los ministerios, son fundamentales para nuestro
crecimiento espiritual. La integridad en los pulpitos por parte de los que están en
autoridad, el estudio disciplinado de la Palabra y la comunión con el Espíritu Santo
son imprescindibles en la vida del creyente, porque, aunque nuestro verdadero
“Yo” es perfecto por cuanto somos espíritu y, por tanto, hijos de Dios; nuestro
cuerpo y mente no lo son y necesitan ser ejercitados en la Verdad de la Escrituras.
El siguiente versículo nos muestra cuál es el deseo del corazón de Dios sobre
nuestro ser en toda su plenitud.

“Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve
todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de
nuestro Señor Jesucristo”.
1 Tesalonicenses 5:23 (RVR)

Mucho que decir sobre este versículo, pero quiero resaltar sólo algunas palabras
que considero son muy importantes para efectos de entender aún más qué somos
y dimensionar la importancia de seguir avanzando en este maravilloso proceso de
crecimiento espiritual.

La primera palabra que quiero explicarles es “santifique” del griego (hágios) que
quiere decir “diferente del mundo” luego tenemos la palabra “completo” viene del
griego (holetelés) que quiere decir “continuidad, totalidad u objetivo final” y la
palabra “conserve” deriva de la palabra (holokléros) que según la concordancia
Strong quiere decir: “preservar, capas, sin mancha”.

Lo que la Escritura nos está diciendo es que tenemos una naturaleza semejante al
creador, diferentes del mundo, en continuo crecimiento para discernir la voluntad
de Dios en todos los niveles (espíritu, alma y cuerpo) y cuya cobertura espiritual
nos reviste de todo lo necesario para evitar contaminarnos con el mundo y cumplir
con el propósito por el cual fuimos redimidos.

Somos tres partes: Espíritu, Alma y Cuerpo. En esencia somos espíritu, tenemos
un alma y vivimos en un cuerpo. Con el espíritu nos comunicamos con el mundo
espiritual. (La voz del Espíritu es la conciencia)
Con el alma (sentimientos, emociones, personalidad y voluntad) es que entramos
en contacto con el mundo intelectual así (el alma está ligada a la mente).
Con el cuerpo nos comunicamos con el mundo físico.

Es interesante ver que en las otras referencias de las epístolas de Pablo sólo
menciona dos de las tres partes (Romanos 8:11; Hebreos 4:12) pero en este
versículo el Apóstol Pablo menciona las tres partes diferenciando uno del otro y
aclarando que todo nuestro ser está santificado. Sin embargo, está claro que el
cuerpo y el alma no tendrán el mismo grado de santificación que nuestro Espíritu,
sino hasta que Jesús regrese por nosotros.

Uno de los aspectos, entre muchos otros, que influye de manera negativa en
nuestro proceso de crecer espiritualmente tiene que ver con las personas con que
nos relacionamos. La siguiente Escritura nos da luz al respecto.

“Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata,


sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros
para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será
instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda
buena obra”. 2 Timoteo 2:20-21 (RVR)

En esta Escritura el Apóstol Pablo compara utensilios con nosotros los cristianos.
Aquí la Palabra es clara, depende de nosotros el caminar en santidad, a eso se
refiere el Apóstol Pablo cuando usa la palabra “limpia”. En mis años de
experiencia como Pastor me he dado cuenta que los creyentes en su gran
generalidad, piensan que la responsabilidad de mantenerse en el camino de la
santidad recae sobre los Pastores, pero esto no es lo que dice la Escritura.

La determinación de ser mejores conforme a la Palabra, hace parte del


crecimiento que se necesita para que seamos útiles al Señor independientemente
de la posición que ocupemos ya sea a nivel profesional o ministerial.

En un próximo artículo profundizaremos un poco más sobre este punto, con la


intención de que nos quede muy claro y podamos avanzar en lo que queda por
delante.
PARTE 2

Ahora, cuando el Apóstol Pablo dice: “si alguno se limpia de estas cosas” no
sugiere apartar a la gente de nosotros, sino más bien nosotros de ellos para
limpiarnos de todo aquello que nos cree fricción y que frene nuestro caminar en
Cristo. Si queremos madurar en nuestro caminar en Cristo debemos esforzarnos
por enfocarnos sólo en lo que es para la sana edificación, de esta manera
podremos impactar positivamente a quienes nos rodean.

Por otro lado, en 2 de Timoteo 2:20 la Palabra nos habla “en una casa grande”
dando a entender que estas personas nos pueden frenar en nuestro caminar,
porque sus intereses y los nuestros son diferentes, por lo tanto, aunque hagamos
parte del Cuerpo de Cristo, Dios sabe quién puede servir a su propósito y quién
no.

También tenemos la palabra “dispuesto”, que en el Griego “HETOIMAZÓ”, quiere


decir, hacer los ajustes necesarios en nuestra vida o los preparativos necesarios;
listos para lo que se requiera conforma a la voluntad de Dios.

Y finalmente y no por eso menos importante, en el versículo 21 encontramos la


palabra “útil”, del Griego “EUCHRESTOS”, que quiere decir “fácil de usar,
adecuado para el uso, el hacer uso, el ser útil”, esta separación a las cosas de
Dios nos capacita y pone en posición de ser usados.

Sin embargo, el estar en posición de servir, implica tener que esforzarse por
mantener el enfoque en lo que es realmente importante porque en el proceso
tendremos obstáculos y uno de estos es, uno mismo. En últimas, es una cuestión
de elección, o usted se mantiene firme en lo que Dios ha puesto en su corazón o
se deja llevar por lo que el mundo le muestra. El Apóstol Pablo lo describe de la
siguiente manera:

“Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús.


Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones
civiles”. 2 Timoteo 2:3-4 (RVR)

El Apóstol Pablo menciona también los sufrimientos como consecuencia de


apartarse del mundo para las cosas de Dios. Así que los sufrimientos de los que
habla el Apóstol Pablo aquí no son físicos, recuerden que Jesús tomó todas estas
cosas y las llevó a la cruz.

El creyente en su intención por crecer espiritualmente muy seguramente cometerá


errores, lo importante es no seguir lo que el mundo nos ofrece sino aferrarnos a la
Palabra para levantarnos y continuar. Por eso nos da el ejemplo del soldado,
porque un soldado no se debe enredar en las cosas de los civiles. Su atención y
dedicación está en seguir las órdenes de sus superiores.
De la misma forma nosotros no nos tenemos que enredar en las cosas de esta
vida, más bien concentrarnos en crecer en el conocimiento de la Palabra. Por eso
en los versículos siguientes (2 Timoteo 2:5) el Apóstol Pablo usa el ejemplo del
atleta, el cual, si desea llegar a la meta, tendrá que poner de todo su empeño
haciendo uso de la destreza adquirida por tantos años de esfuerzo y constancia.

Así que, por lo general invertimos mucho más tiempo en progresar en el mundo
físico a través de estudios de todo tipo, lo cual no está mal, lo malo es lo poco que
invertimos en el crecimiento espiritual que es primordial para nosotros como
creyentes.

Por último, el Apóstol Pedro hace la siguiente afirmación para enseñarnos que
usted y yo como creyentes no podemos esperar ver sanidad, por ejemplo, en
nuestra vida, sino entendemos lo que Cristo hizo en la cruz por y para nosotros, o
ver prosperidad sino entendemos el principio de la siembra y la cosecha para
poder aplicarlo; sino que debemos inclinar nuestro corazón a las cosas de Dios y
desear con expectativa todos los días una porción de su Palabra, el Apóstol Pedro
nos ilustra en una imagen maravillosa cómo debemos hacerlo.

“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para


que por ella crezcáis para salvación,” 1 Pedro 2:2 (RVR)

Aquí, la palabra “adulterada” del Griego “ADOLOS” se refiere a algo “inocente,


genuino, no falsificado” lo opuesto entonces es algo falso, provisto de engaño y
que por lo tanto, puede desviarnos del camino correcto. Por lo tanto, es nuestra
responsabilidad saber de qué nos estamos alimentando. ¿De algo que nos llena,
pero no alimenta? ¿o de la Palabra de verdad que llena y capacita para crecer en
espíritu y en verdad? Haga del crecimiento espiritual una meta diaria en su vida
para que su estadía aquí en la tierra y su caminar en Cristo valga la pena.

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