Cosmovisión Medieval - Introducción
Cosmovisión Medieval - Introducción
Cosmovisión Medieval - Introducción
PLAN
M1N1sTEP¿10 DE CULTURA Y
EDUCACIQN DE LA NACIÓN
BJ&RíHìLCH¶A›
EDITORIAL HERDER
1995
Versión castellana de JUAN ANDRÉS IGLESIAS, de la obra de
GIQVANNI REALE y DARIO ANTISERI, Il pensiero occídentale dalla origini ad oggi,
tomo I, Editrice La Scuola, Brescia 61.985
Ilustraciones: Alinari, Arborio Mella, Barazzotto, Farabola, Ricciarini, Riva, Stradella Costa, Titus.
Tomsich
Reimpresión 1995
329
El mensaje bíblico
6 Josué
7 Jueces
8 Rut
(Estos cuatro libros 9 Samuel, libro I
también reciben el títu- 10 Samuel, libro II
lo conjunto de Reyes I, 11 Reyes, libro l
II, Ill y IV) 12 Reyes, libro Il
13 Crónicas (Paralipómenos), libro I
14 Crónicas (Paralipómenos), libro II
(Estos libros también son 15 Esdras
llamados Esdras I y ll) 16 Nehemías
17 Tobías
18 Judit
19 Ester
20 Macabeos, libro I
21 Macabeos, libro II
Libros sapienciales o
poéticos: 22 Job
23 Salmos
24 Proverbios
25 Eclesiasrés
26 Cantar de los Cantares
27 Sabiduría
28 Eclesiástico
Libro profético de
Juan: 27. Apocalipsis
331
El mensaje bíblico
Hemos visto que las dos partes de la Biblia se llaman Antiguo y Nuevo
Testamento. ¿Qué significa «Testamento››? Este término traduce el griego
diatheke e indica el pacto o la alianza que Dios ofreció a Israel. En este
pacto (el ofrecimiento de un pacto y de lo que éste supone), la iniciativa es
unilateral, es decir, depende por completo de Dios, que fue quien lo
ofreció. Y Dios lo ofreció por pura benevolencia, esto es, como un don
gratuito.
He aquí algunos textos especialmente significativos. En Génesis 9,
después del diluvio, Dios dice a Noé y a sus hijos: «He aquí que yo
establezco mi alianza con vosotros, y con vuestra futura descendencia, y
con toda alma viviente que os acompaña... Establezco mi alianza con
vosotros, y no volverá nunca más a ser aniquilada toda carne por las aguas
del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.›› En Exodo 24,
leemos el texto más significativo que hace referencia al antiguo testamen-
to, es decir, a la alianza del Sinaí entre Dios e Israel, que iba a durar hasta
la venida de Cristo: «Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las
palabras de Yahvéh y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió a una
voz: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvéh.” Entonces escribió Moisés
todas las palabras de Yahvéh; y, levantándose de mañana, alzó al pie del
monte un altar y doce estelas por las doce tribus de Israel. Luego mandó a
algunos jóvenes, de los hijos de Israel, que ofreciesen holocaustos e inmo-
laran novillos como sacrificios de comunión para Yahvéh. Tomó Moisés la
mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la derramó sobre el
altar. Tomó después el libro de la alianza y lo leyó ante el pueblo, que
respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvéh.”
Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: “Esta es
332
Inspiración divina
Pero presentándose Cristo como sumo sacerdote de los bienes futuros. a través de una
tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo,
penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de
novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna. Pues si la sangre de
machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados,
en orden a la purificación de la carne, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra concien-
cia para rendir culto a Dios vivo! Por eso es mediador de una nueva alianza, para que,
interviniendo su muerte para redención de las transgresiones de la primera alianza, los que
han sido llamados reciban la herencia eterna prometida. Pues donde hay testamento se
requiere que conste la muerte del testador, ya que el testamento es válido en caso de
defunción, no teniendo valor en vida del testador. Así tampoco la primera alianza se inaugu-
ró sin sangre. Pues Moisés, después de haber leído a todo el pueblo todos los preceptos
según la ley, tomó la sangre de los novillos y machos cabríos con agua, lana escarlata e
hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo diciendo: Esta es la sangre de la alianza que
Dios ha ordenado para vosotros. Igualmente roció con sangre la tienda y todos los objetos
del culto; pues según la ley, casi todas las cosas han de ser purificadas con sangre, y sin
efusión de sangre no hay remisión.
334
El monoteísmo
2.2. El monoteísmo
335
El mensaje bíblico
2.3. El creacionismo
336
El antropocentrismo
2.4. El antropocentrismo
338
La Providencia
339
El mensaje bíblico
340
El Espíritu
cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está nruerto, queda
exento del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,
sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la
muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para
siempre; mas su vida, es un vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como muer-
tos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo
mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias. Ni ofrezcáis vuestros miembros como
armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios
como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio
de Dios. Pues el pecado no dominará ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley sino bajo
la gracia.
Pues el mensaje de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se
salvan --para nosotros--- es fuerza de Dios. Porque dice la escritura: «Destruiré la sabiduría
de los sabios, y reprobaré la prudencia de los prudentes.›› ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el
docto? ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mun-
do? De hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina
sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación. Así,
mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un
Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles: mas para los llama-
dos, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la
necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más
fuerte que la fuerza de los hombres. ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No
hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido
Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil
del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios:
lo que no es, para reducir a la nada lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la
presencia de Dios. De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros
sabiduría, justicia, santificación y redención, a fin de que, como dice la escritura: «El que se
gloríe, gloriese en el Señor.›› Yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fue con el prestigio de
la palabra o de la sabiduría a anunciaros el testimonio de Dios, pues no me precié de saber
entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me presenté ante vosotros débil, tímido
y tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos
de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder para que vuestra
fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos
de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los príncipes de
este mundo, próximo a desaparecer; sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misterio-
sa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida
de todos los 'príncipes de este mundo, pues de haberla conocido no hubieran crucificado al
Señor de la Gloria. Más bien. como dice la escritura, anunciamos «lo que ni el ojo vio, ni el
oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman. Porque a
nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu», y el Espíritu todo lo sondea, hasta las
profundidades de Dios. En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu
del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el
Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también
hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu,
expresando realidades espirituales en términos espirituales. El hombre naturalmente no
capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para él. Y no las puede entender, pues sólo
el Espíritu puede juzgarlas. En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo; y a él nadie puede
juzgarle. Porque ¿quién conoció el pensamiento del Señor para instruirle? Pero nosotros
poseemos el pensamiento de Cristo.
342
La gracia
Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarmos unos a
otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En
esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha
dado de su Espíritu»
La Primera carta de Pablo a los Corintios contiene la más cumplida
alabanza del agape, del nuevo amor cristiano:
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como
bronce que suena 0 címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos
los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas,
si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a
las llamas. si no tengo amor, nada me aprovecha. El amor es paciente, es servicial; el amor
no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no es egoísta; no se irrita; no
toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa.
Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca. Desaparecerán las
profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque imperfecta es nuestra cien-
cia e imperfecta nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto.
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al
hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, confusamente.
Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces cono-
ceré como soy conocido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad. estas tres. Pero la
mayor de todas ellas es la caridad. '
Comparando a Pablo con Platón, Wilamowitz ha escrito: «Uno no
sabía nada acerca del eros, y el otro no sabía nada acerca del agape; por
eso habrían podido aprender el uno del otro, pero de la forma en que eran
ambos, no lo habrían conseguido.›› Sin embargo, el pensamiento cristiano
posterior se ha basado precisamente en esta tarea. El agape cristiano
puede existir sin el eros griego, pero el eros griego no puede vivir sin el
agape cristiano.
344
La revolución cristiana
345
El mensaje bíblico
346
Nuevo sentido de la historia
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El mensaje bíblico
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