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Aristóteles nació en 383 a.C., en Estagira, Macedonia, polis que había sido colonizada
por los griegos. En 367 a.C. viajó a Atenas y estudió con Platón hasta la muerte de
éste. Diógenes Laercio cuenta que Platón lo llamaba "la inteligencia" (noûs). Discrepó
en gran medida con las ideas filosóficas de su maestro. Organizó y amplió el
pensamiento filosófico heredado.
Filipo de Macedonia lo convocó como maestro de su hijo Alejandro Magno, a quien
educó hasta el 336 a.C., año en que Alejandro sucedió a su padre. Luego, regresó a
Atenas donde fundó una escuela que recibió el nombre de "Perípatos" que quiere
decir "paseo" porque Aristóteles tenía la costumbre de enseñar paseando por los
jardines. También recibió el nombre de
"Liceo" debido a que sus edificios eran vecinos a un pequeño templo dedicado a
Apolo Licio.
Con la muerte de Alejandro Magno en 323 a.C., se produjo en Atenas una reacción
antimacedónica por lo que Aristóteles fue acusado de impiedad, es decir, de
desconocer el poder superior de los dioses, y debió abandonar la polis. Murió en 322
a.C.
Obras
Generalmente, las obras de Aristóteles o "corpus aristotélico" se reúnen en los
siguientes grupos.
o Obras lógicas que reciben el nombre de Organon (que significa instrumento o
herra-mienta) y comprenden varios libros: Sobre las categorías, Sobre la
interpretación, Primeros analíticos, Segundos analíticos, Tópicos y
Refutaciones sofísticas; y los tratados la Poética y la Retórica.
o Obras de filosofía natural como la Física, el Tratado sobre el cielo, Sobre la
generación y la corrupción y el tratado sobre meteorología; los tratados de
psicología, de los cuales el más importante es Sobre el alma; y un conjunto de
escritos menores denominados Parva Naturalia.
| Escritos metafísicos que comprenden un conjunto de catorce libros y que recibieron
el nombre de Metafísica.
o Obras sobre ética y política, de las cuales, las dos más importantes son la
Ética Nicomá-quea y la Política.
o Tratados de ciencias naturales que compilan informaciones e investigaciones
sobre tipos de animales y vegetales, cuestiones de naturaleza fisiológica,
etcétera. Entre otros, figuran
o Historia de los animales, Sobre las partes de los animales, Sobre el
movimiento de los animales y Sobre la generación de los animales.
o Algunos fragmentos y títulos de obras perdidas de Aristóteles, en su mayor
parte, diálogos destinados a divulgar su obra.
La ciencia de las causas primeras y la sustancia
Aristóteles definió la filosofía como la ciencia de las primeras causas o de los
primeros principios de todo lo que hay, de la realidad. Para eso, en la Metafísica,
revisa las ideas desarrolladas hasta ese momento sobre este enfoque. Señala que los
milesios, entre fines del siglo VII a.C. y principios del VI a.C., son los primeros en
filosofar, cuando buscan el origen o arkhé de las cosas en los elementos naturales.
Luego llega a su maestro, Platón.
Pero, al examinar el concepto de éidos, Aristóteles critica la separación que Platón
establece entre una cosa y la idea que le corresponde, entre el mundo sensible y el
mundo de las ideas, o entre una cosa y su sustancia (ousía) o entidad, como él la
llama. Para Aristôteles, una cosa no puede estar separada de su sustancia o entidad
porque si está separada, no puede ser conocida ni explicada.
El extranjero
*Hoy ha muero mad. O quizá aye:. No lo se: Recib un telegrama del ailo: Fallció su
madre.
Enticro mañana. Sentidas condolencias. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido
ayer.
Elail d ancanos erd en Marerngo, s ochenra kilomeros de Argel Tomart clautobis aLay
dos y logaré por la carde. De esa manera podré velaria, y regresaré mafana por la
noche. Pedi parcia satificho. Llegué a decie: No es culpa mía. No me respondió.
Pensé entonces que no debía haberte dicho esto. Al fin y al cabo, no tenía por qué
excusarme. Más bien le correspondia luco. Por ahora, es un poco como si mamá no
estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y
todo habrá adquirido aspecto más oficial.
Tomé el aurobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste
como de cos cumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: Madre
hay una sola. Cuando parti, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco
aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle
prestados una corbata negra y un brazal. El perdió a su tío hace unos meses.
Corri para alcanzar el autobús. Me sentí adormecido sin duda por la prisa y la carrera,
añadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberación del camino y del
cielo. Dormí casi todo el trayecto. Y cuando desperté, estaba apoyado contra un
militar que me sonrió y me preguntó si venía de lejos. Dije 'sí para no tener que hablar
más.
El asilo está a dos kilómetros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mamá en
seguida.
Pero el portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba
ocupado, esperé un poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en
seguida vi al director. Me recibió en su despacho. Era un viejecito condecorado con la
Legión de Honor. Me miró con sus ojos claros. Después me estrechó la mano y la
retuvo tanto tiempo que yo no sabía cómo retirarla.
Consultó un legajo y me dijo: La señora de Mersault entró aquí hace tres años. Usted
era su único sostén'. Creí que me reprochaba alguna cosa y empecé a darle
explicaciones. Pero me interrumpió: No tiene usted por qué justificarse, hijo mío. He
leído el legajo de su madre.
Usted no podía subvenir a sus necesidades. Ella necesitaba una enfermera. Su salario
es modes-to. Y, al fin de cuentas, era más feliz aquí. Dije: 'Sí, señor director'. Él
agregó: 'Sabe usted, agui tenía amigos, personas de su edad. Podía compartir
recuerdos de otros tiempos. Usted es jorn y ella debía de aburrirse con usted'.
Era verdad. Cuando mamá estaba en casa pasaba el tiempo en silencio, siguiéndome
coi i mirada. Durante los primeros días que estuvo en el asilo lloraba a menudo. Pero
era por fuerza de la costumbre. Al cabo de unos meses habría llorado si se la hubiera
retirado del asia.
Siempre por la fuerza de la costumbre. Un poco por eso en el último año casi no fui a
verla también porque me quitaba el domingo, sin contar el esfuerzo de ir hasta el
autobús, comar los billetes y hacer dos horas de camino.
El director me habló aún. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: Supongo que
usted quiere ver a su madre, Me levanté sin decir nada, y salió delante de mí. En la
escalera me explicó: 'Ia hermos llevado a nuestro pequeño depósito. Para no
impresionar a los otros. Cada vez que un pensionisa muere, los otros se sienten
nerviosos durante dos o tres días. Y dificulta el servicio'. Acravesamos
un patio en donde había muchos ancianos, charlando en pequeños grupos. Callaban
cuando pasábamos. Y reanudaban las conversaciones detrás de nosotros. Hubierase
dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeño edificio el director
me abandonó: 'Le dejo a usted, señor Mersaule. Estoy a su disposición en mi
despacho. En principio, el entierro está fijado para las diez de la mañana. Hemos
pensado que así podría usted velar a la difunta. Una última palabra:
según parece, su madre expresó a menudo a sus compañeros el deseo de ser
enterrada religiosa-mente. He tomado a mi cargo hacer lo necesario. Pero quería
informar a usted'. Le di las gracias.
Mamá, sin ser atea, jamás había pensado en la religión mientras vivió.
Entré. Era una sala muy clara, blanqueada a la cal, con techo de vidrio. Estaba
amueblada con sillas y caballetes en forma de X. En el centro de la sala, dos
caballetes sostenían un féretro cerrado con la tapa. Sólo se veían los tornillos
relucientes, hundidos apenas, destacándose sobre las tapas pintadas de nogalina.
Junto al féretro estaba una enfermera árabe, con blusa blanca y un pañuelo de color
vivo en la cabeza.
En ese momento el portero entró por detrás de mí. Debió de haber corrido.
Tartamudeó un poco: La hemos tapado, pero voy a destornillar el cajón para que
usted pueda verla'. Se aproximaba al féretro cuando lo paré. Me dijo: "¿No quiere
usted?' Respondi: No'. Se detuvo, y yo estaba molesto porque sentía que no debí
haber dicho esto. Al cabo de un instante me miró y me preguntó: '¿Por qué?', pero sin
reproche, como si estuviera informándose. Dije: No se."
James Joyce (1882-1941). Novelista y poeta irlandés, autor de Ulises, Dublineses y
Retrato de un artista adolescente, entre otras obras.
1. ¿Por qué creen ustedes que Mersault tiene esas actitudes ante la muerte de
su madre?
2. ¿Qué tipos de relaciones establece Mersault con los demás según la
caracterización de Martin Buber?
3. Según el argumento de la novela, ¿cómo pueden relacionase el personaje de
Mersault con el hombre normalizado de Michael Foucaulty con el concepto de
banalidad del mal de Hannah Arendt?
4. A partir de lo estudiado en este capítulo, ¿qué les parece que diría
5. Herbert Marcuse de las actitudes de Mersault?
22. En su relato Los muertos, James Joyce describe una velada familiar en Navidad.
El protagonista, Gabriel Conroy, se siente feliz de estar con los suyos a pesar de
cierto ambiente de hipocresía y de rencores nunca olvidados entre sus seres
queridos. Sin embargo, al final de la cena, encuentra a Greta, su mujer, llorando
después de escuchar una canción. Greta le dice que la canción le ha hecho recordar
un amor de su juventud: un empleado de la compañía de gas, Michael Furey, que
murió a los veinte años porque se resfrió después de haberse quedado bajo la lluvia
para mirar a Greta por la ventana. Gabriel se pone triste y reflexiona considerando
que ante esta historia de amor, su matrimonio de muchos años con Greta no vale
nada, y que su relación con ella siempre estuvo muerta, mientras que Michael Furey
con sus bellos ojos negros permaneció vivo en el corazón de la mujer.
a. ¿Cómo caracterizarían la relación entre Greta y Gabriel según Martin
Buber?
1. ¿Y la que hubo entre Greta y Michael?
2. ¿Cómo son generalmente las reuniones familiares? ¿Cómo sesienten ustedes
en ellas?
RECOMENDACIONES
PELÍCULAS
• Hamlet (varias versiones)
Tiempos modernos (1936)
de Charles Chaplin
• Las horas (2002)
dirigida por Stephen Daldry.
¿Qué es un hombre?
AUTOR: Martin Buber
LIB
La muerte y la muerte de Quincas
Berro Dagua y El capitán de ultramar
AUTOR: Jorge Amado
El hombre rebelde
AUTOR: Albert Camus l Así hablaba Zarathustra
AUTOR: Friedrich Nietzsche
• Verano del '42
AUTOR: Herman Raucher
I Sobre la aventura
AUTOR: Georg Simmel
La piel de zapa
AUTOR: Honoré de Balzac