La Fe y El Carácter

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2

LA FE Y EL CARÁCTER

La palabra fe en la biblia tiene diversos usos según el contexto en que se utilice. Puede ser la fe de
muchos, haciendo mención a una creencia en común, como también la fe que se comparte,
haciendo el énfasis en una doctrina en particular. Es también utilizado como la fe necesaria para
salvación, como la fe para sanidad. Si embargo, a pesar de que puede utilizarse con distinto fin, es
esta fe la que puede moldear el carácter del ser humano, y nada más que esta.

La palabra que se traduce del griego como fe, y es objeto de este escrito, es pistis. Resulta que se
utilizaba cuando se trataba de llegar a un acuerdo entre dos partes. Era necesario que pistis,
estuviera de por medio para que se hiciera un trato. Casi siempre correspondía a una de las partes el
manifestar esta fe, dado que otro era el que presentaba la propuesta. Por lo tanto, muchas veces
quizás pueda traducirse como confianza. Lo más sorprendente de esta palabra que procura expresar
un concepto que se interioriza en el ser humano, es que va más allá de la misma palabra, por lo que
intentaré ampliar lo que se encuentra detrás.

Cuando una persona pone su fe o su confianza en algún proyecto propuesto o también en alguna
cosa que quiere hacer, primeramente, analiza las posibilidades y los beneficios. Posteriormente, si
entiende cabalmente la propuesta, pone su confianza, estira su mano y como en todo proyecto,
procura cumplir con su parte del trato.

Así la fe es imposible que sea ciega, sino que hay razones que la respaldan. Porque no se trata de
una fe mística, sino una comprensión de los asuntos que se presentan, y donde es debido hacer algo
al respecto.

Dentro de toda esta idea de la fe bíblica para vivir la vida cristiana, es importante hacer énfasis en
que el poseedor de todos los conceptos a comprender para tener la fuerza de poner la confianza en
Dios es Dios mismo. Así es que se puede entender mejor que Jesús es el autor de la fe, de nuestra fe.
Porque Dios nos ha dado toda la luz necesaria para que pongamos nuestra confianza en Jesucristo.
Está en el ser humano el entendimiento de la ofensa hacia Dios, de la culpa, y la necesidad de ser
redimidos, solamente que cegados por el engaño del pecado es imprescindible la iluminación del
Espíritu que trae convicción de éstos por medio del mensaje glorioso del evangelio del Señor
Jesucristo. Que las personas no pongan su confianza en Jesús, el mismo lo dijo, pero es un tema para
tratar en otro momento, aunque dice que amaron más las tinieblas que la luz.

La palabra pistis entonces también está arraigada al momento en que confesamos los pecados, que
no se trata simplemente de verbalizar las cosas que hemos hecho mal, sino estar de acuerdo con
Dios que es así en su totalidad.

Hasta aquí, con este conocimiento acerca de la fe, entonces avanzar para entender por qué es la fe
la que moldea el carácter del ser humano, y obviamente en el creyente, le permite ir creciendo cada
vez más para ser hecho más y más a imagen de aquél que lo creó y para lo que fue predestinado.

Todos los pensamientos en forma de argumentos a los que nos aferramos se convierten en
convicciones, es decir que son argumentos en los que confiamos. Si estamos de acuerdo con ellos lo
que sucederá es que los utilicemos para responder ante las situaciones de la vida. Así, por ejemplo,
si una persona tiene la idea que si alguien le hace mal le devolverá mal porque se lo merece, según
una argumentación de justicia, la persona inevitablemente responderá con mal a aquél que lo
agreda. Es sencillo de comprender, pero nunca lo hemos visto como una cuestión de fe al no analizar
esta palabra. Al escudriñar de esta forma la palabra fe, se puede comparar la situación exacta en la
que no tuvimos fe, porque no es cuestión de sucesos externos, sino de respuestas externas por
argumentos internos. Dicho en otras palabras, si estamos verdaderamente de acuerdo con Dios en
todas las cosas, nuestras respuestas en toda circunstancia serían semejantes a las respuestas de
Cristo Jesús. De esta forma podemos examinar mejor nuestras vidas y en humildad buscar tener una
relación más estrecha con Dios. En la ofensa a Dios, porque aún luchamos para ser santos, con fe,
confesándonos, estando de acuerdo con Dios. En la respuesta ante el mundo, con fe, sabiendo que
los deseos de la carne, de los ojos y de la vanagloria de la vida no están de acuerdo con el Padre.
Ante la tentación, también con fe, estando seguros en que podemos acercarnos “confiadamente”
ante el trono de la gracia.

Por todas estas cosas, y aferrados a las promesas de Dios, el carácter del creyente es moldeado a la
imagen de Cristo en gozo, paz, fe, humildad, bondad, templanza, benignidad y amor.

Es el consejo de Dios para mí y para ti que cambiemos nuestra forma de pensar para que cambie
nuestra manera de vivir. Para esto es necesario dejar que las palabras, y los argumentos de la vida
que Dios nos ha transmitido en las escrituras rompan con las ideas a las que nosotros nos hemos
aferrado en convicción. Dios nos haga humildes, así como nos ha dado todo para confiar en él, para
que podamos desechar nuestros pensamientos y confiar plenamente en lo que nos ha transmitido.

También podría gustarte