Esta Hormona

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Esta hormona (figura) forma parte de la secreción endocrina del páncreas y está

implicada en la regulación del metabolismo, actuando sobre los niveles y


utilización de la glucosa plasmática (balance de la glucosa plasmática (figura)).

ESTRUCTURA QUÍMICA (figura)

Hormona peptídica que se sintetiza en las células beta de los islotes de


Langherhans del páncreas endocrino (figura).

La insulina fue aislada en 1921 por Banting (Premio Nobel en 1923) y Best
(1b) (2b)
(Banting & Best 1921 ) (Best & Scott, 1923 ) y posteriormente identificada su
estructura química por Sanger (Premio Nobel en 1958) [1] (Sanger,
1945 (5b), 1949 (6b), 1952 (7b))
(Strettona, 2002 (8b)). En 1969 Dorothy Crowfoot Hodgkin
determinó la estructura cristalográfica (terciaria) de la insulina (Hodgkin, 1969 (9b)) y
en 1977 Rosalyn Sussman Yalow recibió el premio nobel por el desarrollo del
radioinmunoensayo de la insulina.

Es un polipéptido constituido por dos cadenas, la cadena A que contiene 21 aa y


un puente disulfuro interno, y la cadena B con 30 aa. Ambas cadenas están unidas
por dos puentes disulfuros. La secuencia de aa no varía mucho entre las especies,
siendo los aa de la posición 8, 9 y 10 de la cadena A y el 30 de la cadena B los
que más variaciones interespecíficas presentan. A pesar de estas variaciones, la
actividad biológica no se ve muy afectada pues ésta depende de los tres
puentes disulfuros, los aa N-terminal y C-terminal de la cadena A y
los aa hidrofóbicos de la cadena B.

No obstante, estas pequeñas diferencias interespecíficas hay que tenerlas en


cuenta cuando se realiza un tratamiento prolongado con insulina de otra especie,
pues en estas circunstancias se crean anticuerpos y el organismo se vuelve
resistente a la insulina inyectada.

Las moléculas de insulina forman espontáneamente dímeros, los cuales, en


presencia de Zinc, se reúnen formando cristales hexaméricos de insulina, forma
en la que suelen almacenarse en las células B.
BIOSÍNTESIS (figura)

La biosíntesis de esta hormona se realiza a partir de la transcripción de un

gen localizado en el brazo corto del cromosoma 11 en el hombre (Bell et al.,


(3)
1980 ), que posee dos intrones y tres exones. El polipéptido resultante,
la preproinsulina tiene un pm de 11 kd contiene un péptido señal, la cadena A, la
B y un péptido denominado C el cual es fundamental para la formación de los
puentes disulfuros. En el aparato de Golgi el péptido señal es clivado, dando lugar
a la proinsulina (pm= 9 kd). Y en los gránulos recubiertos de membrana que se
forman rápidamente se produce el paso de proinsulina a insulina, la cual aparece
en los gránulos no recubiertos o gránulos B.

Los gránulos B tienen una compleja fisiología, por cuanto que


la clivación enzimática de la proinsulina requiere un ambiente ácido. En la
membrana de estos gránulos aparecen proteíncinasa C, clatrina [2] , bombas de
protones y translocasas iónicas. El ATP procedente de las mitocondrias celulares
activa a las bombas de protones con lo que se consigue elevar la
concentración intragranular de protones. Ésta acidez activa a las
enzimas proteolíticas que se han formado junto con la aparición de la clatrina. La
actividad de estas enzimas se hace máxima cuando desaparece la clatrina. Estas
enzimas son las endopeptidasas I y II, la carboxipeptidasa y
la catepsina B. El producto es almacenado como hormona activa, junto con el
péptido C de 31 aa. Este péptido es el que presenta más
variaciones interespecíficas y por tanto es el que tiene más poder antigénico.

La formación de cristales hexaméricos de insulina en presencia de zinc, supone un


estado de almacenamiento más maduro y tardío.

En estos gránulos aparecen también otros péptidos, al parecer con carácter


regulador, como son la pancreastatina, la betagranina y
la amilina. La betagranina es una proteína de 21 KD que se encuentra en los
islotes, células adrenales, intestino, etc., es homóloga a la cromogranina A de las
células cromafines.
La pancreastatina (aislada en 1986 por Mutt y col.) es un péptido de 49 aa y peso
molecular de 5,1 KD. Tiene una homología de un 56% con la cromogranina A y
destaca en su estructura la secuencia Glu-Glu-Glu-Glu (34-38) que aparece en
la gastrina, y el resto C-terminal (Arg-Gly-NH 2 ) común con la vasopresina.

Ambas proceden de la proteólisis de la cromogranina A (448 aa) y sus acciones


fisiológicas no son conocidas. La pancreastatina inhibe el pico de secreción
primaria de la insulina y tiene efectos glucogenolíticos en el hepatocito.

La amilina es un péptido de 37 aa que tiene tendencia a polimerizarse en los


islotes y provocar fibrosis en personas con diabetes tipo 2. Su acción parece
disminuir la ingesta de alimentos y el vaciado gástrico, limitando así
la hiperglucemia pospandrial.

SECRECIÓN (figura)

La secreción basal de insulina depende del nivel de glucosa en plasma, no


obstante en condiciones normales esta secreción puede cifrarse en 0,5
a 1 µU/hora [3] . El nivel medio de insulina se cifra en 10 µU/ml, nivel que baja en un
10% en condiciones de ayunas o durante el ejercicio prolongado, y que puede
subir a 100 µU/ml después de una comida normal. No obstante, estos valores son
medidos en la circulación periférica; en la portal donde se vierte todo el contenido
hormonal debe ser mucho mayor, ya que el hígado tiene la capacidad de
metabolizar el 50% de insulina que recibe, gracias a la existencia de una enzima
la glutatión-insulina transhidrogenasa (GIT), la cual reduce los
puentes disulfuros de la insulina separando las dos cadenas que son
metabolizadas. La secreción de insulina sube dentro de los 30 a 60 minutos
después de una comida, aunque este incremento está sujeto a un ritmo circadiano
de forma que, ante el suministro de aportes idénticos de calorías y nutrientes en
distintos momentos del nictámero, el mayor pico de secreción se obtiene por la
mañana temprano. Algo importante a tener en cuenta es que la secreción de
insulina es oscilatoria, con un periodo de 3 a 6 minutos de máximos y mínimos que
al parecer son importantes para evitar la regulación a la baja de los receptores de
insulina por parte de las células diana y favorecer la extracción hepática de la
hormona (Hellman et al., 2007 (10)).
La vida media de la insulina en circulación es de aproximadamente 5 minutos y
junto a esta hormona aparecen en plasma otros péptidos con actividad insulínica.
Así cuando se administran anticuerpos a la insulina, sólo el 7% de la actividad
insulínica plasmática es suprimida, el resto se conoce como la fracción de
actividad insulínica no suprimible (AINS), esta fracción está compuesta en un
5% por las somatomedinas hepáticas y el resto por una proteína de alto peso
molecular conocida como proteína con acción insulínica
no suprimible (PAINS).

Las células B secretan también proinsulina en una proporción que supone el 20%
del total del título inmunoradiactivo basal de insulina. El péptido C también se
secreta junto con la insulina y aunque éste no tiene acción biológica reconocida,
si tiene valor clínico por cuanto es utilizado para cuantificar la secreción de
insulina, ya que su concentración en plasma es equimolar con la de insulina y su
degradación es más lenta.

MECANISMO DE ACCIÓN (figura)

La acción insulínica en sus tejidos diana se realiza por interacción con receptores
específicos de membrana. Esta fijación es saturable, de muy alta afinidad y
especificidad. El receptor es una proteína de peso molecular = 340 KD, compuesta
por cuatro subunidades unidas entre sí por puentes disulfuro, dos cadenas alfa
idénticas de 135 KD y dos cadenas ß de 90 KD, todas ellas glicosadas [4] .
Las subunidades alfa son los ligandos de insulina. Esta unión muestra
"cooperatividad negativa" de forma que la unión de la insulina a una de
las subunidades disminuye la afinidad de la otra. Las alfa son las responsables de
inhibir tónicamente la actividad tirosin-cinasa en la subunidad ß mientras no se
una a la insulina. La subunidad ß penetra la membrana y tiene una región
citoplásmica con actividad tirosín-cinasa activa por autofosforilación tras la
unión [5] . Activa, actúa sobre proteínas específicas del citoplasma (las IRS:
proteínas sustratos del receptor de insulina) las cuales pueden actuar como
segundos mensajeros, al interactuar con dominios específicos (SH2) de otras
proteínas citoplasmáticas. Éstas son:

- fosfatidilinositol 3-cinasa (PI3-k)

- GRB-2 (proteína adaptadora)

- fosfotirosina fosfatasa (SHPTP2)


- otras (¿?)

La PI 3-K, media los efectos metabólicos de la insulina, incluyendo el


transporte de glucosa, su metabolización a glucógeno, aumento de
transportadores (FAT/CD36 y FATP) para los AGL de cadena larga en adipocitos y
su metabolización.

La GRB-2 actúa como proteína adaptadora pues no tiene actividad enzimática


intrínseca, pero une la IRS-1 con la vía metabólica de la Ras. Acción que también
hace de forma independiente a la IRS-1 como consecuencia de la interacción H-
R. La GRB-2 activa el complejo GTPasa (denominado SOS/ras) que mediante
fosforilaciones en serina-treonina estimula a la MAPK (proteína cinasa mitógeno-
activada) que es considerada como un factor de transcripción.

La fosfotirosina fosfatasa SHPTP2, una vez activada por la fosforilización de la


IRS-1 , mediante mecanismos todavía no bien conocidos, inactiva al receptor de
insulina, el cual es reciclado hacia la membrana.

Otras acciones suponen fosforilaciones y desfosforilaciones (como ocurre con la


activación de la piruvato deshidrogenasa que requiere una desfosforilación),
además de la activación del sistema del fosfoinositol y diacilglicerol con el
incremento del calcio iónico intracelular correspondiente (tejido adiposo). En tejido
adiposo e hígado la insulina disminuye los niveles de AMPc por activación de
la fosfodiesterasa.

Una característica de estos receptores es la regionalización, mostrando "parches"


donde se concentran. Por otra parte esta regionalización es necesaria para la
sensibilización de estos receptores a la insulina (Vida media del receptor-insulina:
aproximadamente 7 horas). El complejo receptor-insulina es internalizado y
desactivado por la SHPTP 2 y normalmente vuelto a la membrana para una nueva
activación (reciclado). La insulina es degradada por dos enzimas: la IDE (enzima
de degradación de insulina) y la GIT (glutatión-insulina transhidrogenasa).

Por último indicar que como ocurre en la mayoría de las hormonas


sus receptores están sujetos a regulación por los niveles de hormona en sangre,
de forma que altos niveles mantenidos suponen disminución de receptores y
viceversa. Por otra parte, hormonas como la adrenalina y el cortisol disminuyen el
número de receptores a la insulina en sus tejidos diana.
ACCIONES (figura)

Actúa en tres niveles, en la membrana (mecanismos de transporte), enzimas


citoplasmáticas, y transcripción genética en el núcleo, con efectos rápidos, medios
y a largo plazo.

Exceptuando el cerebro, las gónadas, hematíes, túbulos renales, mucosa


gastrointestinal y músculo esquelético en movimiento, el resto de los tejidos son
sensibles a la acción insulínica, aunque el efecto más potente se observe en el
hígado, músculo esquelético en reposo y tejido adiposo, por ser éstos los tejidos
destino del almacenamiento de glucosa, aminoácidos y ácidos grasos libres. Por
su acción metabólica esta hormona puede considerarse la hormona anabolizante
por excelencia y como indica P. Meyer: "« señala al organismo la llegada
masiva de sustratos energéticos y desencadena en los tejidos más
importantes para el metabolismo intermediario, los procesos bioquímicos
necesarios para la captación de sustratos, la síntesis de polímeros y su
almacenamiento.»". En esta acción favorece el almacenamiento del exceso de
energía y suprime la movilización del sustrato endógeno; por otro lado, prepara al
organismo ante posibles situaciones de escasez energética.

Acciones en el metabolismo de los carbohidratos:

La acción sobre el transporte de la glucosa por parte de las células sensibles a la


insulina, se hace mediante transportadores denominados GLUT, de los cuales hay
cinco tipos (GLUT1-GLUT6) de estructura similar pero con diferentes Km y los
tejidos pueden expresar diferentes combinaciones de los mismos. De ellos el más
importante es el GLUT4 por su capacidad de respuesta a la insulina y porque es el
único que se almacena en el citoplasma y ante la insulina es enviado a la
membrana. Estos transportadores están acoplados funcionalmente a una
hexoquinasa que fosforila rápidamente la glucosa a glucosa 6 fosfato (G6P).

Reduce los niveles de glucosa en sangre por el estímulo a la captación de


glucosa que provoca en sus tejidos diana, excepto en el hígado donde además
inhibe su producción y liberación. En los tejidos extra hepáticos favorece el
transporte de glucosa y reduce el nivel de AGL en sangre por disminución de su
liberación. Esta disminución de AGL favorece la captación de glucosa (efecto
Randle), ya que los AGL en plasma tienden a inhibir la captación de glucosa.

En el hígado La entrada de glucosa se realiza por inducción de la


glucocinasa. Activa la glucogenosíntesis (+ glucogenosintetasa) e inhibe la
glucogenólisis (- glucógeno fosforilasa). Estimula la glucólisis e inhibe la
glucogénesis. Activa de forma prioritaria a la piruvato deshidrogenasa lo cual
favorece el desvío de piruvato a acetil-CoA que puede ser convertido en ácidos
grasos o ser oxidada en el ciclo de Krebs. En definitiva inhibe la liberación
hepática de glucosa.

En músculo esquelético y cardíaco en reposo, deriva la glucosa hacia la


formación de glucógeno y parte de la glucosa es hidrolizada a piruvato el cual se
utiliza como fuente para la síntesis de aminoácidos y proteínas.

Acciones en el metabolismo de los lípidos: Suprime de forma muy eficiente la


liberación de AGL al plasma (lo que facilita la captación de glucosa). Por esta
acción, que es más rápida que su acción sobre la glucosa, controla de forma muy
efectiva los niveles de glucosa, ya que cuando los AGL disminuyen aumenta la
captación de glucosa y cuando aumentan disminuye la captación de glucosa
(Efecto Randle). El efecto de la insulina es frenar continuamente la liberación de
AGL. La enzima dependiente es la lipasa, la cual está bajo el efecto tónico de
las catecolaminas. La insulina impide el paso de lipasa b a lipasa a y de esta
forma impide la lipólisis. En esta acción está implicado el AMPc, además
de otras mensajeros.

La insulina estimula la biosíntesis de ácidos grasos y triglicéridos tanto en el


hígado como en el tejido adiposo y favorece además la captación y depósito de
triglicéridos de lipoproteínas de baja densidad.

Acciones en el metabolismo de las proteínas: Ejerce un efecto primario sobre


el transporte de aa en la membrana, estimulando así mismo la biosíntesis de
proteínas por su acción estimuladora de la síntesis de RNA y DNA. Por esta
acción es fundamental para el crecimiento y actúa sinergicamente con la GH.

Acciones sobre el transporte de iones: Un efecto inmediato de la insulina es


la hiperpolarización de la membrana, reflejo del movimiento de iones. Favorece el
movimiento de potasio hacia el interior celular por una acción directa
sobre la ATPasa de Na+ /K+.
Aumenta el nivel de calcio iónico intracelular, el cual unido a la calmodulina tiene
efectos funcionales importantes. También estimula la entrada de magnesio y
fosfato, necesarios para la síntesis de glucógeno y proteínas.

Al nivel cerebral aumenta el aprendizaje y la memoria (sobre todo la memoria


verbal) (Benedict et al., 2004 (4b)).

En resumen las acciones son:

HÍGADO:

- Ninguna acción en el transporte, aunque sí en la glucocinasa que fosforila a la


glucosa en glucosa 6P.

- Activación de la glucogenosíntesis

- Inhibición de la glucogenólisis

- Activación de la glucólisis

- Inhibición de la glucogénesis

- Activación de la formación de AGL, GP y TG

- Activación de la captación de aa y síntesis de proteínas.

MÚSCULO ESQUELÉTICO:

- Activación del transporte de glucosa (GLUT-4) y aa

- Activación de la glucogenogénesis

- Inhibición de la glucogenólisis

- Activación de la formación de aa y proteínas

- Activación de la glucólisis

- Inhibición de la liberación de aa
T. ADIPOSO:

- Activación del transporte de glucosa (GLUT-4)

- Activación del transporte de AGL de cadena larga por aumento de


transportadores (FAT/CD36 y FATP)

- Activación de la glucólisis

- Activación de la síntesis de AGL, GP y TG

- Inhibición de la lipasa hormonosensible

OTRAS:

Hiperpolarización por incremento de la entrada de potasio. E incremento de los


niveles de calcio intracelular.

Estimula directamente la reabsorción tubulo-distal del sodio, disminuyendo la


excreción de sodio, potasio y agua.

Al nivel del sistema nervioso central, parece tener un papel en la


región ventromedial del hipotálamo posiblemente en el "centro de la saciedad",
inhibiendo la liberación de neuropéptido Y. La insulina y la leptina disminuyen el
apetito.

Inhibe la síntesis y secreción del glucagón.

En dosis altas puede tener efecto sobre el crecimiento al estimular los receptores
de la IGF 1 y 2.
REGULACIÓN (figura)

Son diversos los mecanismos reguladores que afectan a la síntesis y secreción de


insulina, por lo que vamos a estudiarlos de forma clasificada según tipos de
reguladores.

Estímulos metabólicos: Son los principales y fundamentalmente la glucosa la


cual actúa como estímulo directo sobre las células B del páncreas. La reacción de
las células B a los niveles plasmáticos de glucosa es rapidísima. A valores de
glucosa por debajo de 60 mg/dl la respuesta de insulina tiene un valor basal
estable, pero a partir de este valor la respuesta de insulina crece de forma
sigmoidea alcanzándose el 100% a valores de glucosa de 300 mg/dl. Cuando la
glucosa sube su nivel, rápidamente se produce un pico de secreción de insulina
seguido de una caída (debido a la liberación de la insulina almacenada) y
posteriormente, si sigue alta la glucosa, un nuevo pico mantenido de insulina
debido a un estímulo directo de la síntesis y secreción de insulina (secreción
bifásica de insulina).

La glucosa es transportada por un transportador GLUT2 que mantiene la


concentración intracelular de glucosa en la célula B igual que en el plasma.
La glucocinasa es la enzima encargada de controlar su tasa de utilización.
La metabolización de la glucosa y la producción consecuente de ATP y NADPH
son los responsables del cierre del canal de K + y la despolarización de la
membrana que lleva a la apertura de los canales de calcio voltaje-dependientes, la
entrada de calcio y el disparo de los eventos intracelulares dependientes, con
síntesis de insulina, almacenamiento y secreción.

Los aminoácidos y sobre todo la arginina, alanina y glicina ejercen un efecto


estimulador directo sobre la síntesis y secreción de insulina. Posiblemente a través
de su metabolización y participación de algunos de sus metabolitos en dicho
proceso sintético.

Los cetoácidos como el acetoacetato y el ß-hidroxibutirato, así como los ácidos


grasos libres (como el palmítico) parecen tener un efecto estimulador directo pero
débil de la síntesis y liberación de insulina.

Los otros moduladores de la síntesis y secreción de insulina intervienen utilizando


otros segundos mensajeros intracelulares como la vía de la PLP-C (fosfolipasa-C)
y el AMPc.
Regulación nerviosa: La estimulación parasimpática vía vagal determina un
estímulo en la síntesis y secreción, mientras que la estimulación simpática ejerce
un efecto inhibidor sobre la acción estimulante de la glucosa, mediado por
receptores alfa-2, pero no afecta al estímulo de los aa y lípidos. Aunque la
activación con ß-agonistas determina un estímulo, no obstante este tipo de
receptor parece estar en menor concentración. En condiciones normales existe un
tono simpático inhibidor.

Durante el ejercicio el simpático inhibe, mediante receptores alfa-2, la secreción


de insulina. Los requerimientos iniciales de glucosa durante el ejercicio activan los
mecanismos metabólicos que ponen glucosa en sangre (inhibición alfa-2 de la
secreción de insulina, activación alfa-2 de la secreción de glucagón y estimulación
beta-2 de las catecolaminas.

Por otro lado la estimulación ventromedial hipotalámica (región glucosensora)


determina, vía simpático, una inhibición. Y posiblemente los estados emocionales
influyan en la secreción de insulina. El ritmo circadiano que muestra esta hormona
con un pico secretor por la mañana temprano es posiblemente expresión del
control nervioso de esta glándula.

Regulación hormonal: Las hormonas gastrointestinales secretina, gastrina y


CCC tienen un efecto estimulador aunque a sus concentraciones fisiológicas
parece que no ejercen un efecto importante. Sin embargo el GIP (péptido inhibidor
gástrico) y el GLP1 (péptido similar al glucagón 1) secretados por las neuronas
entéricas, a sus concentraciones fisiológicas ejercen un potente efecto estimulador
de la insulina, aunque su efecto requiere la presencia de glucosa. Además estos
péptidos se liberan por estímulo de la glucosa, aminoácidos y ácidos grasos en el
intestino delgado. Por este mecanismo se prepara el organismo para recibir una
oleada de metabolitos que se derivan hacia los lugares de almacenamiento
(hígado, músculo y tejido adiposo). Explica además el hecho de que la glucosa
administrada por vía oral determina una mayor respuesta insulínica que si se
administra por vía intravenosa. El péptido relacionado con el Gen
de la Calcitonina (PRGC) y la galanina, entre otros, ejercen un efecto inhibidor.

La hormona del crecimiento, la lipotropina, los estrógenos, las hormonas tiroideas


y el glucagón tienen un efecto estimulador, mientras que el cortisol, la adrenalina
la propia insulina, las prostaglandinas ejercen un efecto inhibidor y la leptina.

ALTERACIONES (figura)

La hipersecreción de insulina se produce normalmente por un adenoma en las


células B o por sobredosis de insulina exógena. La administración de insulina en
sujetos con deficiencias endocrinas en aquellos ejes que contrarrestan la acción
insulínica también evidencias síntomas análogos a la hipersecreción.

Las consecuencias fisiológicas de los niveles altos de insulina en sangre se


manifiestan en una hipoglucemia mantenida que favorece la liberación de
hormonas de acción contraria (glucagón, adrenalina, cortisol, etc.). Si la
hipoglucemia es extrema se producen alteraciones de la conducta, pérdida de la
conciencia, convulsiones y daño cerebral permanente con entrada en coma. Por el
alto consumo de hidratos de carbono y la elevación de la lipogénesis, se produce
una elevación del peso en aquellos casos donde la hipersecreción no sea muy
severa.

Las deficiencias en la secreción de insulina dan lugar a una enfermedad


denominada diabetes mellitus de la que se conocen dos tipos: Tipo I:
diabetes mellitus de comienzo juvenil, caracteriza por una ausencia total de
insulina en plasma; y la Tipo II : diabetes mellitus de comienzo adulto,
caracterizada por un nivel normal o elevado de insulina en sangre, pero una
insensibilidad parcial o total de los tejidos diana.

Los síntomas de estos pacientes se expresan en la figura y son:

Poliuria : por un exceso en el umbral renal para la glucosa, con grandes pérdidas
de glucosa, agua y electrólitos. El exceso de AGL en plasma
provoca cetonemia , y dado que el umbral renal para los cuerpos cetónicos es
muy bajo, se produce cetonuria , que favorece la pérdida de agua y electrólitos.
Consecuencia de estos fenómenos
son: hipovolemia, hipocaliemia, hiponatremia e hipotensión , manifiesto
síntoma de deshidratación , pobre perfusión tisular, anoxia tisular y consecuente
producción de láctico, pérdida final de la función renal, anuria y finalmente coma
diabético. La deshidratación severa produce anorexia, náuseas, vómitos,
disminución de los mecanismos compensadores del equilibrio hidrosalino, lo que
agrava aún más el cuadro de deshidratación que lleva al coma.

Polidipsia : provocada por la pérdida de agua y electrólitos.

Polifagia : producida por la pérdida renal de glucosa, lo que lleva a


un desbalance energético, causa del incremento del apetito. Cuando sobrevienen
las náuseas y los vómitos, el balance calórico es negativo y hay pérdida de peso.

Acidosis: metabólica generada por el exceso circulatorio de cuerpos cetónicos y


beta-hidroxibutírico, procedentes de la metabolización hepática de los ácidos
grasos libres liberados en exceso a la sangre por activación de la
lipasa hormonosensible del tejido adiposo. El glucagón potencia aún más estos
efectos. Estos cetoácidos circulantes son neutralizados por el carbónico circulante
con el incremento del CO2 que estimula la ventilación pulmonar, hiperventilación.
El plasma muestra apariencia lechosa y el nivel de triglicéridos es alto debido a la
acumulación de proteínas de muy baja densidad
y quilomicrones, hiperlipidemia . Debido al alto metabolismo graso del hígado,
por la alta captación de ácidos grasos libres provocada por acción del glucagón,
se produce síntesis de triglicéridos que son secretados en forma de lipoproteínas
de muy baja densidad, mecanismo que evita la acumulación de grasa en el
hígado, sin embargo, el exceso graso además de incrementar
la lipidemia plasmática a la larga determina la aparición del denominado hígado
graso. Por otro lado, este exceso de grasas determina también un estímulo para la
gluconeogénesis hepática, lo que lleva a un incremento mayor de la glucemia.

Estos son los efectos más importantes consecuentes a la hiposecreción de


insulina, no obstante a largo plazo y si esta hiposecreción no es muy severa
aparecen otros fenómenos dependientes como son daños en el riñón, piel, ojos y
sistema nervioso, todos ellos relacionados con alteraciones en las proteínas
posiblemente por glucosilación de éstas, que determinan un deterioro que puede
llevar a la discapacidad o muerte del paciente.

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